
La vida después de la popularidad.
Blair Rain era la chica más popular de todo Midwood High.
Hermosa, rubia, era capitana del equipo de porristas, con dinero, dos amigas como chicles gemelos, el puesto asegurado como reina del baile de invierno y al chico más dulce, guapo y atlético de la escuela como novio... todo era perfecto.
Pero llegó una nerd, sin vida social, sin oportunidades... robó a su chico, robó su trono, robó a sus amigas y las convirtió en algo irreconocible para ella, y para colmo su Co-capitana robó su puesto como capitana del equipo de animación, volviendo a Blair insignificante... incluso para ella misma.
Había sido un robo a mano armada y la pobre Blair no había si quiera podido denunciar el crimen.
¿Habrá vida después de la popularidad?
Blair va a debatirse entre recuperar el trono que le ha sido arrebatado o descubrir la respuesta a esa pregunta con ayuda de sus dos nuevas y peculiares amigas y el chico de sonrisa imborrable que siempre quiere darle un aventón.
Esta es la historia de lo que pasa con la rubia malvada luego de que la nerd se queda con el chico guapo.
Portada por: @hatersgxnnahate
BookTrailer por: @JustAWildHeart.
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Prólogo: La popularidad no lo es todo.
Blair recargó la suela de sus tacones altos contra la puerta del baño, el espacio era tan pequeño y ella tan alta que podía flexionar sus piernas y abrazarlas con solo sentarse sobre la tapa y recostar su espalda sobre en el tanque.
Era patético. Ella era patética. Era el primer día, pero se sentía como el fin del mundo. Ahora todos amaban a Lucy. Todos querían estar con ella. ¿Pero qué pasaba con la pobre Blair? Estaba sola, tan sola que podía escucharse a ella misma pensar, y eso le desagradaba.
Normalmente ella daba las órdenes, su naturaleza era mandona, ahora, ¿A quién iban las ordenes? No había nadie a quien dárselas, a menos que llevara a su jardinero al instituto, y eso solo si le daba dinero para mantenerlo feliz. Estaba vacía. Su vida siempre se había basado en la popularidad. Ella había sido popular desde su nacimiento. En el retén era la bebita más bonita y querida, en el kindergarten los niños se formaban para prestarle sus crayones, en la primaria era la princesa de las flores y la virgen María en cada pesebre y en la secundaria, bueno, había sido la chica más caliente, la reina del baile, la más deseada e imitada... hasta que la profecía de La Nerd se cumplió y todo se vino abajo.
Entonces, se encontraba allí, llorando sobre la leche derramada. Su vida no era nada. Ella no era nada. Era exactamente lo que había criticado toda su existencia: Una perdedora.
Oyó la puerta rechinar al abrirse y luego el sonido de unos zapatos de goma estrellarse contra el piso parcialmente pulido, con una leve diferencia al caminar, como si la persona estuviera cojeando.
A Blair ya
no le importaba quien estuviera escuchándola sollozar. Ella ahora era tan invisible como una vez lo fue Lucy Stevens. Y ella lo tenía bien merecido. Ahora estaba probando una cucharada de su propia medicina. Y vaya que había personas que estaban agradecidas con ello.
Oyó a la persona carraspear. Como si fuera a decir algo pero no supiera cómo empezar. Entonces ella paró de llorar.
-Um... ¿Rain? -Una voz femenina, algo aguda pronunció su apellido.
- ¿Quién la busca? -Habló con dificultad. Su garganta dolía de tanto lloriquear.
-Ah, soy Hannah Green... el profesor de Hudson me envió por ti. Está... bueno, preocupado. Pensamos que te estabas suicidando. -Blair puso sus ojos azules en blanco y bajó sus pies, haciendo sonar la suela de sus tacones rojos contra la cerámica del baño. Extendió su mano y soltó el seguro abriendo la puerta.
-No me estoy suicidando. -Ella aun permanecía recostada contra el tanque del escusado.
-Oh. -Una chica pelirroja, que escondía su largo y despeinado cabello bajo un gorro que decía "Bad Hair day" y un jersey negro se volteó a verla. Una expresión de burla se extendió por su cara de tez pálida y pecas esparcidas por esta, desde la nariz hasta los pómulos.
-Me alegro de que te parezca gracioso. -La rubia sonrió amargamente brindándole una mirada vacía.
-No es eso. -Se encogió de hombros tranquilamente y metió sus manos en sus bolsillos-
No lo sé... es...
-Ya dilo. Por favor. -Ella cerró sus ojos con fuerza e intentó no pensar en las palabras. Pero ahora estaban escritas en su frente y todo el que la viera pensaría "Pobre chica" - Doy pena. -Culminó para sí misma con hilo de voz ronco que no era reconocible ni para la propia Blair.
-Oye... no. Es raro verte así. -Se acercó- Siempre estabas feliz, como si tuvieras el mundo a tus pies. -Explicó la pelirroja.
El mundo a mis pies.
Algún día Blair lo había pensado; que tenía el mundo a los pies. Todos la querían, era hermosa, tenía un novio caliente y una bonita casa para las fiestas, era todo lo que se necesitaba en el instituto para cumplir esas palabras, desde luego que en su vida había problemas, pero el manto de la popularidad la cubría y era casi imposible darse cuenta. La popularidad es efímera. Eso nunca lo había pensado.
- ¿Estás bien? -Preguntó Hannah en vista de que Blair no parecía reaccionar.
Parecía un muerto viviente, su maquillaje estaba corrido, tenía unas ojeras espantosas, su cabello era una maraña dorada y retorcida y Hannah todavía no lograba entender cómo era posible tener ese busto tan perfecto. Por supuesto, no estaba dentro del contexto, pero Hannah se lo preguntaba a diario, porque ella no tenía nada de busto y acababa de cumplir los diecisiete. Aunque preguntarle en ese momento si sus pechos eran reales o no sería un poco insensible y desconsiderado.
Incluso tratándose
de Blair Rain.
-No. -Contestó luego de minutos de silencio de suspenso- Mí vida está arruinada. -Se encogió de hombros.
-Ya, pero tenemos que volver y...
- ¿Sabes?, yo pensé que al volver todo sería como antes -Continuó Blair dejando a Hannah sin otra opción que cerrar la boca para escuchar su lamentable historia-, yo pensé que todos olvidarían que no fui reina del baile, que ya no soy capitana del equipo de porristas, que ya no soy novia de Greg... ¡Ahora todos me odian! -Gritó estallando en llanto. Más lágrimas negras se deslizaron por sus mejillas haciéndola lucir como un mapache al que lanzaron a la piscina luego de haberlo golpeado con un ladrillo en la cabeza para derribarlo. Era simplemente deprimente. Verla así, por más satisfactorio que resultara, le causaba lastima y se sentía culpable al respecto.
-Pues... si te hace sentir mejor, todos te odiábamos antes, en secreto, solo por respeto a las etiquetas sociales. Ya sabes, eras como la Reina de los corazones, pero de Midwood. Así que, básicamente, te están haciendo favor al ser honestos contigo. -Hannah se acariciaba el brazo nerviosamente, esta conversación era más incómoda que cuando habló por primera vez con su madre de sexo.
Blair detuvo de llanto y la miró clavando sus enrojecidos ojos azules en ella.
- ¡Eso no me hace sentir mejor! -Zapateó con fuerza el piso y su voz aguda y chillona resonó por todo el baño. Hannah pensó por un momento que los vidrios se romperían.
-Oye, lo siento. No quería herir tus sentimientos, pero debes entender, hasta ahora no sabía que tenías. -Confesó la pelirroja
y eso hirió más a la pobre Blair que chilló y entró en crisis una vez más.
Y es que no era para menos. Toda su vida había vivido una mentira, una gran y cruel mentira.
No es que ella no sospechara que algunos la odiaban, a lo mejor se dio cuenta de cómo uno que otro la miró mal al pasar por su lado cuando bajaba las escaleras, como si quisiera empujarla, quizá había notado como su compañero de laboratorio pasaba sus ojos de la mezcla de amoniaco a su cara como si quisiera tirársela encima, tal vez, solo tal vez se había percatado de cómo sus contrincantes en Voleibol lanzaban con tal fuerza la pelota que le rosaba el cabello, tan cerca de su cabeza como para dejarla inconsciente. Incluso el mismo Greg Fisher la había mirado con malos ojos más de una vez.
Pero ella no había conjeturado que la odiaban... solo lo había tomado como un "eres tan perfecta que te tengo envidia" y eso era halagador. Se sentía bien recibiendo esas miradas. Pero la envidia es odio, después de todo ¿no?
Entonces ella odiaba a Lucy Stevens.
-Yo desearía morir. -Gimoteó desesperadamente con la cabeza apoyada en las palmas de sus manos.
-Blair, morir no es la solución. ¡La popularidad no lo es todo! -Ahí estaba esa frase de nuevo. Blair se había abierto completamente durante las vacaciones con un costoso terapeuta que su padre había pagado y las única palabras de apoyo que él le había brindado eran: La popularidad no lo es todo. ¿Ese maldito terapeuta y la pelirroja desgarbada sabían exactamente con quien estaban hablando?
Ser popular lo era todo en la vida de Blair
Rain. Era su naturaleza, era la enseñanza de sus padres. Su hermana había sido popular, su madre lo había sido, su abuela también, incluso su bisabuela estaba orgullosa de haber sido la capitana del equipo de porristas durante toda su estancia en el mismo instituto al que ella asistía.
¡Estaba en su sangre!
Querer ser otra persona jamás había estado en su lista de deseos. Ella ni siquiera tenía una lista de deseos. Todos sus anhelos y añoranzas estaban cumplidos, pero se habían esfumado más rápido de lo que ella había tardado en realizarlos.
-Lo es para mí. -Lloriqueó subiendo sus pies sobre la tapa una vez más y abrazando sus rodillas para poner su cara contra sus piernas y mojar sus costosos jeans de diseñador con sus lágrimas manchadas de delineador negro, rímel y sombra para los ojos. Serían un desastre, que Lorena, el ama de llaves, lavaría luego al llegar a casa.
-Mira, yo he vivido toda mi vida en las sombras. Te aseguro que no es tan malo como suena. -Su inflexión era condescendiente. Blair levantó su rostro y miró a Hannah con la expresión triste de un payaso.
- ¿Es en serio? -Preguntó casi esperanzada.
-Sí. Por supuesto que lo es. -Hannah con las manos en su cadera sonrió tratando de ofrecerle apoyo a la pobre y patética rubia sentada sobre el retrete. Se sentía como la buena samaritana, salvando a un pobre hambriento de las garras de la desnutrición.
- ¿Hay vida luego de la popularidad? -Preguntó Blair mirando la lívida cara pecosa de Hannah con ojos inquisitivos.
-Oh sí. Y es bastante asombrosa. Te lo aseguro. -Las palabras sonaban sinceras ¿entonces por qué no las creía?
¿Sería porque toda su vida había evitado ser del montón?
Pero probarlo no le haría daño a nadie. Solo a ella.
¡Como si tuvieras opción!
Le gritó su subconsciente.
Le dio una mirada más a la pelirroja y sonrió. O hizo una mueca. No podía juzgarse, ella estaba haciendo un gran esfuerzo.
Cerró los ojos con fuerza hasta que vio un montón de bolitas de colores titilando.
-Me... -Empezó pero no logró terminar- Oh Dios, no puedo creer lo estoy a punto de decir. -Sacudió su cabeza como si así se fueran a arreglar las cosas- ¿Me enseñarías... la vida después de la popularidad?
Había formulado la pregunta, Hannah sonrió en respuesta.
Oh vaya, en que lío estaba metida... la pobre Hannah.
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1. Es solo una mesa.
Blair caminó entre el montón de personas que se aglomeraba en la cafetería. La bandeja azul que sostenía en sus manos solo contenía una ensalada César, que tal vez supiera bien y una botella de agua.
Blair Rain siempre, siempre con todas sus letras, iba a estar a dieta, no es que ella fuera anoréxica, tenía suerte con su metabolismo, sin embargo comer sano era una prioridad que ella misma se había impuesto, con todos los entrenamientos para equipo de animación su cuerpo debía estar en forma. Ahora que ya no tenía las prácticas para ejercitarse iba a tener que volver a gimnasia, eso de por sí sería una pesadilla, no iba a gimnasia desde el primer año, pero era eso o volver a hacer las pruebas en una semana para entrar al equipo y rogar que volvieran a aceptarla... eso no pasaría. Blair Rain no rogaba.
Un chico la empujó y todo el contenido de la bandeja fue a parar al piso, la ensalada César se esparció, junto con otros alimentos que ya estaba allí, ni pensar en volver a recogerla y hacer la fila para conseguir otra era menos una opción que la primera, porque ya no tenía el privilegio de que la dejaran adelantarse para tener un asiento junto a ella o siquiera en su mesa. Cuando intentó recoger la botella de agua otro chico la pateó lejos de su alcance. Una chica de suéter rosado codeó su espalda lo que la hizo erguirse al instante con un dolor punzante, Blair se quejó ruidosamente, como un chihuahua herido, pero apenas recibió un golpe del cabello de alguien, que le dio en la cara con la coleta de caballo; Blair estornudó, agudo, el shampoo de herbal essences siempre había causado
esa reacción en ella.
Esto era un completo desastre. Era como si nadie notara que le hacían daño. Tanto físico como emocional.
Deprimida, devastada e ignorada ella levantó la cabeza para volver afuera y encerrarse en el baño de nuevo. Pero entonces a lo lejos vio una mano de largos y pálidos dedos que se agitaba en su dirección desde una mesa al fondo.
- ¡Eh, Blair! -Era la pelirroja desgarbada quien la llamaba agitando su brazo efusivamente. Blair frunció el ceño.
Había olvidado que justo en el primer período le había pedido que le enseñara la manera de vivir de los no-populares. Era oscuro, eso sí que era tocar fondo ¿Pero qué podía hacer? La única otra opción que ella veía era el suicidio y Blair se amaba demasiado como para suicidarse.
-Oh, Dios. -Masculló para sí misma. Miró a ambos lados, todos la ignoraban ¿Qué más daba?
Suspiró profundo y se dirigió hacía la mesa haciendo resonar sus tacones de diez centímetros, rojos de textura aterciopelada. Sus jeans negros aun seguían manchados, había arreglado su cabello en una coleta alta y su maquillaje había sido retocado perfectamente de nuevo, su blusa roja traslucida estaba impecable aun. Y el movimiento de caderas no le faltaba. Si había algo que nadie nunca podría robarle injustamente era su caminar de modelo de pasarela. Eso siempre sería suyo y estaba aliviada de que así fuera.
Llegó a la mesa y se quedó paraba ahí, admirándola con recelo. Esto era lo que le esperaba si quería probar la vida no-popular. Una mesa, como todas las demás, sólo que vacía y un poco -mucho-
más al fondo de lo que ella acostumbraba.
- ¿Qué esperas? -Hannah sonrió completamente ajena al debate mental de Blair.
No hay vuelta atrás si pones tu bonito trasero en esa silla.
-Bien. -Suspiró para sí misma. Esto se estaba convirtiendo en una verdadera pesadilla. Llorar en el baño no era tan humillante comparado con este verdadero sacrificio.
-Jesús. -Resopló Hannah, levantando su flequillo levemente con su aliento- Bueno, esta es una fase. -Se levantó y rodeó la mesa con su leve cojera al caminar, haciéndola lucir como un pingüino pelirrojo y escuálido para Blair- Supongo -Se paró frente a Blair con las manos en las caderas mirándola con una expresión comprensiva-, que durante las vacaciones has pasado por la primera fase: la negación. -Afirmó Hannah muy segura.
-Estaba muy confiada de mí misma, no voy a negarlo. -Se encogió de hombros.
-Bien, y en el baño has experimentado un ligero impulso de curiosidad. -Blair se mordió el labio pintado de rojo con fuerza- Y ahora estás en la duda/negación. ¿Lo hago o no? ¿Cierto? -Movió sus cejas de arriba abajo. Blair hizo una extraña mueca de inconformidad.
- ¿Cuál es tu punto? -Preguntó.
-Quiero familiarizarme con tu comportamiento, si voy a ayudarte a sobrevivir aquí. -Se encogió de hombros- Solo da unos pasitos, estarás bien.
Blair suspiró profundo.
Sabía que no sufriría daños, solo su reputación, su autoestima, su alma y corazón. Era una estúpida mesa de plástico rojo, rayada hasta las patas con declaraciones
de amor, pero Blair actuaba como si se tratase de su ejecución.
-Esta es la mesa del fondo. -Se dijo Blair en voz alta- esto... es lo que eres ahora, Blair.
Movió un pie y luego, lentamente movió el otro. Pero ese fue su límite, no podía volver a moverse.
-Bueno, te daré un pequeño empujón.
Hannah se movió cojeando detrás de Blair y posicionó ambas palmas de sus manos contra la espalda de Blair para luego presionar contra ella obligándola a seguir caminando.
Sin embargo, Blair era tal vez, muy alta para que la pobre y escuálida Hannah pudiera moverla. Pero no se daría por vencida. Pegó su hombro a la espalda de la rubia y la empujó con todas su fuerzas.
- ¡Vamos, Blair! -La alentó con los ojos cerrados y apretando los dientes.
- ¡No! -Gritó en negación- No me sentaré allí...
Blair aplicaba toda su fuerza contra Hannah, apretaba sus puños tanto como sus ojos.
Hannah miró a su alrededor, toda la cafetería se había quedado inmóvil mientras admiraban el acto de forcejeo que había entre ambas.
-Estamos haciendo el ridículo. -Susurró la pelirroja a espaldas de Blair.
- ¿Crees que no lo sé? ¡Deja de empujarme! Volveré al baño.
-No, tú siéntate, ¡Ahora!
El grito demandante enfureció a Blair. ¡Ella daba las órdenes! En cualquier relación en la que estuviera involucrada Blair Rain, a excepción de la relación padre e hija que tenía con Oliver Rain, ella era la mandamás.
Claro, era entonces un poco tarde. Ahora mandaba Lucy, pero
si tenía la oportunidad de convertir a alguien en su esclavo, no la dejaría pasar.
- ¡Tú no me dices que hacer! -Gritó de vuelta oyéndose colérica.
-Es por tu bien.
Hannah despegó su mejilla que había estado tocando la espalda de Blair y parte de su nariz que había estado inhalando su perfume caro de Carolina Herrera y asió sus manos a los antebrazos lívidos pero firmes gracias a los Pilates de Blair y la empujó con más fuerza soltando un gruñido.
- ¿Quieres sobrevivir o te arrepentirás de lo que has dicho?
Arrepentirse.
Rendirse.
Desaliñada.
Mal gusto.
Gorda.
Despeinada.
Cocinar.
Esas eran palabras que no estaban en el diccionario de Blair Raven Rain. Extraña y fabulosa aliteración.
Blair aflojó un poco su resistencia, permitiéndole a Hannah arrastrarla hasta la silla con sus tacones rechinando por el piso pulido. Colocó las manos en sus hombros y tiró de ella hasta que su trasero tocó la silla.
Hannah sonrió, hiperventilada.
Blair se cruzó de brazos y formó cara de berrinche.
La multitud expectante permaneció en silencio por dos minutos enteros. Luego Lucy Stevens y Greg Fisher entraron a la sala tomados de la mano y fue como si el incidente de la mesa y la rubia ex popular no hubiera pasado.
Hannah tomó una buena bocanada de aire y sonrió.
- ¿Y bien?
Caminó cojeando hasta su asiento al otro lado de la mesa, en frente de Blair
- ¿Cómo te encuentras? -Interrogó.
-Oh, de maravilla. -Replicó intentando ser sarcástica, pero con un dejo de cansancio y tristeza.
Blair mantenía su cara hacia el otro lado evitando mirarla.
-Oye, sé que esto es difícil... sobre todo para alguien como tú... -Puntualizó mientras que con su tenedor picaba algunos guisantes.
Blair le dirigió una mirada ligeramente asqueada y luego volvió a su pose indiferente. Nadie estaba pendiente de ella de cualquier manera ¿entonces para qué preocuparse? Era una mesa, pero seguía sintiéndose como estar en el fondo de un pozo profundo.
- ¡Green!
Un grito algo tosco de una voz femenina hizo a Blair dar un respingo. Cuando se dio cuenta tenía su lado a una chica alta y rubia que la miraba desde arriba y agitaba su mano en dirección a ella. Sus cejas algo pobladas y mirada penetrante azul grisácea la hizo encogerse intimidada. La recordaba de los pasillos, tal vez por lo alta que era.
-Hola, soy Becky Hoftader . -Extendió su mano hacia Blair- Para que se entienda de una vez, yo nunca te odié. -Sonrió ampliamente tratando de brindarle seguridad.
Blair forzó una sonrisa, que al final se vio como una realmente trabajada mueca. Tomó la mano de Becky y la sacudió fugaz y volvió a su pose inicial.
-Vaya, le está costando. -Susurró Becky antes de tomar asiento a su lado en la mesa.
-Al final has ganado.
Habló Hannah.
-Te dije.
Repuso Becky.
- ¿Quién iba a creerlo?
- ¿Quién iba a creer que tú la ayudarías?
- ¿Hablan de mí? -Interrumpió Blair.
-La mayoría del tiempo. -Contestó Becky con una expresión sincera- Me hiciste ganar un almuerzo de la mamá de Hannah, -Con su puño golpeó levemente el brazo de Blair- gracias. -Chasqueó su lengua y le guiñó el ojo.
- ¿Disculpa? -Inquirió Blair ajena a ese agradecimiento mientras acariciaba el brazo que Becky había golpeado.
-Disculpada. -Repuso Hannah atragantándose de pollo a la naranja.
-Apostamos: Un almuerzo gratis a que desaparecías del mapa. -Explicó Becky- He puesto mi confianza en ti y no me has defraudado.
La actitud algo marimacha de Becky ponía a Blair demasiado nerviosa para contestar.
-Claro... -Asintió apretando los labios- ¿Y a qué grupo pertenecen? -Interrogó tratando de desviar el tema.
- ¿A qué te refieres? -Inquirió Hannah.
-Bueno... ¿Son freakys, nerds, skaters, góticos, suicidas...? no diré populares, puesto que es más que obvio que no lo son.
Empezaba a sonar como la Blair a la que todos conocían y detestaban.
-Somos los invisibles. -Contestó Becky.
-Nunca había oído de ese grupo. -Blair frunció el ceño.
-Entonces cumplimos bien con nuestra función. -Replicó Hannah.
-No somos cerebritos, no somos depresivos, no somos dramáticos o interesantes... digamos que somos los espectadores en el Circo de la segundaria Midwood.
Puntualizó Becky mientras ponía sus manos en posición de agarre cuando Hannah le lanzó una bolsa que contenía su prometido almuerzo. La cachó en el aire sin problema.
-Oh, genial.
Claramente fuera de lugar.
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2. Dilemas: ¿Ir contigo o caminar?
Blair estaba sentada en el banco afuera de la escuela, donde los perdedores que aun no tenían auto esperaban a que sus madres fueran por ellos: o sea, todos los de primer año y parte de los de segundo.
Antes de que el mundo se viniera sobre sus hombros y la aplastara cual mosca, ella solía ser llevada a casa por Greg o alguna de sus amigas aduladoras. Ya ni siquiera recordaba sus nombres. De todas maneras, jamás pudo diferenciarlas. Todas eran chicas, y todas eran menos bonitas que ella, según su perspectiva.
En la mañana el chofer que llevaba a su hermanito a la primaria la había llevado a ella también, pero se confió demasiado y le pidió que no pasara por ella a la salida. Mala elección, porque ninguno de sus nuevos "amigos", si es que así podía llamárseles se había ofrecido a llevarla. Blair comenzaba a acostumbrarse al rechazo y eso la deprimía. Ahora yacía en el banco, esperando que su madre le contestara el WhatsApp.
-Molly, hora de irnos. -La última pequeña chica de primer año que quedaba a su lado se levantó. El chico que la había llamado tomó su mochila rosa y la colgó en su hombro libre.
La rubia le dirigió una mirada rápida. Blair lo reconoció rápidamente. Era ese chico de su clase de álgebra del año pasado, que siempre estaba sonriendo como si él también tuviera el mundo a sus pies. Una que otra vez ella había levantado su vista hacia la hoja del examen de él, sentado a su lado y había copiado sus respuestas. Era lo que Blair hacía para aprobar cada examen cuando no estudiaba.
Y eso era básicamente todo el tiempo. Y creía haberlo visto por su vecindario algunas veces.
Él chico la miró y esbozó una sonrisa sincera. Se ajustó ambos bolsos y se giró para pararse frente a Blair. Ella levantó la vista, entornando los ojos porque la luz del sol la estaba cegando. Había pasado mucho tiempo mirando al pavimento.
El transmitía una buena vibra y por sobre todas las cosas comodidad. Su cabello estaba despeinado atrás de su cabeza, con mechones café sobresaliendo, pero adelante su flequillo estaba peinado, cayendo sobre su frente, como si pasara sus manos por esa zona seguido, lo cual era bastante probable. Blair pensó que tenía cara de chico bueno, de empollón más bien. Ella sabía que no pertenecía a ningún equipo de deportes porque era lo que ella llamaría "flaco nerd, larguirucho" no tanto como Hannah, pero esa camisa a botones, holgada, con la camiseta abajo, negra demasiado ajustada, lo hacía verse más delgado de lo que realmente era.
Él levantó sus pobladas cejas en confusión cuando la pequeña castaña de ojos similares a los suyos jaló su manga, en dirección a una camioneta Jeep Wrangler verde musgo, algo vieja, estacionada en el hombrillo.
-Espera Molly. -Él hizo un gesto con la mano. Se giró de nuevo y metió sus manos en ambos bolsillos- ¿Rain? ¿Tienes alguien que te lleve? -Preguntó amablemente. Su voz era tan suave y juguetona como la de un niño.
Blair se obligó a sonreír sin ganas.
-Estoy bien. -Dijo, y eso sonó más a una mentira que cualquier otra cosa que hubiera dicho antes.
-No te pregunté eso, Rain. Te pregunté
si tienes alguien que te lleve a casa. Puedes venir con nosotros si estás sola. -Blair lo miró mal, pero él no dejó de sonreír.
-En realidad no, pero ni en un millón de años iría a casa contigo. -Ella agitó su coleta rubia, volteando su cara hacia el otro lado.
-Bueno, lo intentamos, vamos Eugene. -Molly tiró del brazo del chico, pero él no se movió, con un movimiento se zafó sin borrar la brillante sonrisa de su cara, la cual mantenía por razones que Blair desconocía, porque hacía un día terrible para ella y sonreír no estaba su lista, probablemente para él había sido un día lleno de buenas situaciones, comparado con él infierno de ella.
-Vamos, ¿En serio vas a quedarte aquí? Vivimos al otro lado de la calle.
Blair volvió a mirarlo. Ella lo había visto por su vecindario, pero no había esperado haberlo tenido frente a sus narices todo el tiempo. Pensó que ella era realmente descuidada al no haberse dado cuenta de eso. ¿Pero por qué importaba de todas maneras? Jamás le interesó mucho la gente de su vecindario. En realidad, jamás le interesó mucho la gente en general.
-No, insisto. Estoy bien.
-No voy a aceptar un no por respuesta, Blair Rain. -El chico se movió en su dirección y se inclinó. Descaradamente tomó la mano de Blair y la obligó a levantarse. Ella jadeó, horrorizada, pero él solo le sonrió más ampliamente (si es que fuera posible) -Ya no eres la reina de esta escuela, no tienes poder sobre mí. Vamos. -Podría ser tan flacucho como
se viese, pero definitivamente era lo suficientemente fuerte como para arrastrar a Blair hacia la camioneta.
-Oye... yo... -Tomó su bolso sin aviso. Su ridículamente caro bolso y lo puso en el asiento trasero. Molly ya iba allí, tan sonriente como Eugene. Apilaron sus bolsos a un lado y luego cerró la puerta- Bien.
Blair estaba sorprendida, él era tal vez más atrevido que ella. Tal vez hubiera sido porque no comió ese día, pero ya no le importaba ni quien la llevara a casa.
-No es el auto de Greg, pero puede llevarte a casa y eso es lo que importa ¿No? -Él no la dejó contestar, aunque ella no planea hacerlo.
Eugene abrió la puerta para ella y se quedó parado esperando a que entrara. Blair estaba en shock. Nadie había hecho eso por ella antes, lo veía como algo pasado de siglo, pero el simple hecho de que alguien se hubiera preocupado por eso, la hacía sentir especial. No especial como cuando todo el mundo hablaba de ella, sino especial como... particularmente especial.
-Um, gracias. -Musitó y entró en la camioneta, dificultándose subir, era muy alta, incluso para ella. Eugene rió por lo bajo y se acercó, metió sus manos debajo de sus codos para impulsarla hacia arriba, a pesar del esfuerzo él no gruñó por su peso. Blair se quedó muda por un momento y luego acomodó el trasero en el asiento, tratando de olvidar que eso había pasado.
Él dio la vuelta y abordó el otro lado de un salto. Superaba a Blair por una cabeza, y Blair era realmente alta. Cuando encendió la camioneta, Blair dio un respingo, se oía de mil demonios y aturdía
su cerebro, parecía más un tractor que una camioneta. Blair se abrazó a sí misma, asustada por donde fue a parar. Eugene entornó sus ojos hacia ella, aun sonriente, -el chico no parecía descansar esas mejillas. Posó una mano sobre el hombro de Blair y esta brincó en el asiento como un resorte. Eugene rió, le hacía algo de gracia tener a la ex reina de la escuela temblando en su camioneta. Pensándolo mejor, él no era ese tipo de chico que hubiera soñado con eso, pero simplemente no sabía cómo ser descortés o grosero, para él, era imprescindible ofrecer ayuda a quien la necesitase, sin importar quien fuera, como se viera o a que estatus social perteneciera. Y Blair Rain no iba a ser la primera excepción.
- ¿Estás bien? -Le preguntó. Blair asintió, haciendo una mueca extraña, que no encajaba para nada en su cara.
-Estoy bien, solo... llévame a casa y aléjate de mí por siempre. -Blair cortó el aire con una mano, haciendo énfasis en su punto.
-No es una posibilidad. -Contestó él y colocó una mano sobre el volante y otra sobre la palanca- Dime ¿Tienes alguien te lleve por el resto del año? Me estoy ofreciendo aquí, Rain. -Arrancó la camioneta, mientras Blair aun temblaba.
-Me las arreglaré. -Ella se encogió de hombros.
-No estoy dudando de que puedas, pero estaría bien que aceptaras. Como te darás cuenta, nadie quiere... -Él se quedó en silencio por un momento, borrando su sonrisa de su cara y pasando a una mueca de duda, tratando de escoger un término que no sonase como si se lo estuviese echando en cara- relacionarse contigo. -Eugene cerró
los ojos y los apretó fuerte, no había hecho la mejor elección, ahora estaba avergonzado y lo menos que quería era lastimar a Blair.
-Lo sé. -Contestó secamente Blair.
-No es lo que quise decir. -Se retractó él.
-No será lo que has querido decir, pero entonces has dado en el clavo. Nadie quiere estar conmigo, se les nota a todos a la legua. -Los ojos de Blair empezaban a ser pinchados por las lágrimas, pero ya había tenido suficiente de eso.
-Te ha pegado duro ¿No es así?
-Eso se queda corto. Más bien diría que me ha machacado contra el pavimento una máquina moledora. -Eugene se rió de ella sin disimulo- No estoy de broma, niño. -Añadió una Blair ligeramente cabreada, y lo miró por el rabillo del ojo.
-Mi nombre es Eugene. -Le corrigió él- Eugene Pointer, hemos sido vecinos desde que teníamos nueve Blair y desde ese tiempo también hemos ido al mismo instituto. -Informó él, a sabiendas de que a ella no le interesaba, de que nunca le interesó y tal vez nuca le interesaría, pero aun así lo hizo porque a él sí le interesaba que ella conociera su nombre.
-Ya lo sabía. -Murmuró Blair, una mentira por supuesto.
-No es así. -Contestó él muy seguro.
-Sí lo es. -Insistió ella apretando sus dientes.
- ¡No lo es!
- ¡Que sí!
- ¡Que no!
- ¡Que sí!
- ¡Vainilla!
- ¿Qué? -Blair entornó sus ojos hacia él, frunciendo el ceño, lo miró como se mira a los locos.
-Lo siento, pensé que era una clase de juego. -Se disculpó él, pero eso no sonaba a una disculpa; no con su sonrisa pululando en su cara con una expresión juguetona- Pensé que dirías chocolate y luego yo diría frío y tú dirías caliente, luego yo diría arriba y tú abajo... como un juego de antónimos ¿Si lo coges? Me gustan de esa clase ¿A ti no? -Él la miró expectante. Ella fruncía el ceño y su boca estaba ligeramente abierta.
-No. -Le soltó bruscamente.
Eugene chasqueó su lengua y giró el volante por completo para doblar en la esquina.
-Son entretenidos y ejercitan la mente. Como pensar rápido ¿Me entiendes? -Le explicó él, ajeno a que ella no quería saber realmente- También hay uno que juego con papá cuando vamos de pesca, el de decir una palabra al azar y que el otro diga lo primero que se le viene a la mente. Eso más como un juego de psicología, pero es divertido.
Él parecía ser condenadamente bueno haciendo conversación, incluso cuando nadie más que él hablaba, y cuando todo el mundo -incluso su hermana Molly medio dormida en la parte de atrás- lo estaba ignorando. Blair lo escuchaba, y estaba analizando lo que decía con su cabeza recargada en el vidrio de la camioneta, dando la impresión de que en realidad lo estaba ignorando. Pero tal vez él no lo notó, porque seguía hablando.
- ¿Qué te parecen los dilemas, Rain? -Preguntó- Es así: ¿Qué preferirías? ¿Lanzarte de un avión al gran vacío solo con un paracaídas defectuoso o quedarte en el avión, que no tiene
piloto y tú no tienes ni idea de cómo se maneja y probablemente explote o se estrelle?
Blair lo miró de nuevo, como buscando en su cara algún indicio de retraso mental, pero él parecía muy cuerdo, él lucía un poco como la versión adolescente de Mathew Goode y Blair al igual que su madre compartían una admiración por Mathew Goode. Pero quien no podría hacerlo de cualquier manera. Eugene era como un Mathew Goode más escuálido y despeinado.
-Dime ¿Qué prefieres? -Insistió. Para mala suerte de Blair aun quedaban unas calles para llegar a su casa, no podría evitar responder hasta que llegaran.
-Ninguna, es ridículo ponerte a elegir entre dos cosas tan terribles. -Blair hizo una mueca.
-Así no funciona, Rain. Es una o es la otra, no hay un punto medio o una salida, por eso se llama dilema ¿Comprendes? -Le explicó él con una sonrisa indulgente.
-No, no lo comprendo. -Negó ella cruzando sus brazos debajo de sus pechos.
-Vale, ya lo comprenderás, tenemos mucho tiempo para practicar, todos los días camino al instituto y de vuelta a casa. -Dijo él. Ella gruñó.
-No estoy aceptando tu invitación de mierda para ser mi chofer ¿Si lo comprendes, niño? -Eugene rió, ni por un momento estuvo cabreado por su tono de voz y la manera tan grosera en que lo trató. Él era consciente de que Blair no podía ser de otra manera.
-No seré tu chofer, solo tu amigo el que te lleva, amigablemente. -Puntualizó él.
-No, tendré que conseguir otro chofer, pero no me llevarás.
- ¿Por qué pagar a alguien
para que te lleve si yo puedo hacerlo gratis?
-Porque no me agradas tú ¿De acuerdo?
- ¿Como conductor? Sigo todas las leyes de tránsito, si es lo que te preocupa.
-No es eso.
-Entonces no veo por qué no.
Eugene se encogió de hombros y sonrió. Blair lo miró alzando una ceja, él había ganado la discusión. Ella ni siquiera estaba considerándolo, porque no había manera en el mundo de que alguien la viera salir del estacionamiento y entrar en él en esa camioneta que sonaba como tornillos en una licuadora. Menos con el granjero que la conducía. Prefería caminar, ya tenía suficiente humillación en su vida para un solo día.
-No, Eugene. -Dijo Blair, su tono no estaba disponible a discusión.
Él aparcó de su lado de la calle, rápidamente se bajó sin tratar de convencerla y dio la vuelta alrededor de la camioneta. Lo hizo de nuevo, él abrió su puerta y se acercó para ayudarla a bajar, Blair lo dejó, puesto que no quería caer al piso y conseguir un esguince si intentaba saltar de esa cosa. Eugene puso sus manos delicadamente en su cintura y la alzó hacia arriba, Blair se sostuvo de sus hombros e hizo presión en ellos. Cuando sus tacones tocaron el piso, Eugene se alejó de ella dando un paso atrás sin dejar de sonreír por un minuto. Abrió la puerta trasera y sacó el bolso de Blair, se lo entregó luego, extendiéndolo hacia ella mientras los sostenía con ambas manos.
-Gracias. -Murmuró Blair. Se colgó el bolso en el hombro y trató de, si quiera, darle una mueca de agradecimiento que se viera convincente.
-No fue nada. -Contestó él.
Blair
dudó un momento antes de decirlo, pero no es como si su madre no le hubiera enseñado modales. -En realidad no, porque se había alejado antes de que ella pudiera averiguar para qué se usaba el por favor y el gracias; lo había hecho Lorena, pero daba igual, su padre le había pagado a esa señora por cuidarla diecisiete años, sería un montón de dinero echado al traste si su padre se enterase. Y si Lorena se enterase, la reprendería y Blair la dejaría, porque la quería, tal vez más que a sus ausentes padres.
Entonces se aclaró la garganta y habló-: Y muchas gracias, por lo de traerme. -Habló tan bajo que a Eugene se le hizo gracioso.
-Cuando quieras. Podría hacerlo todos los días, solo me agradecerías con tu sonrisa. -Blair levantó sus ojos, lo miró como buscando algo que le confirmase su locura en sus ojos, como si se tratase de un extraterrestre. Ella sabía que no era así, pero estaba abrumada y eso nunca le había pasado.
Suspiró y se arregló el flequillo que le caía sobre la frente con los dedos, esparciéndolo hacia los lados solo un poco.
-No, le diré al chofer de mi hermano. -Respondió.
Empezó a caminar hacia el otro lado de la calle, con toda la dignidad y elegancia que Blair Rain podría llevar consigo.
- ¡Espera! -Gritó Eugene. Blair se giró instantáneamente, ahora estaba parada en medio de la calle. Él le sonrió, de nuevo, tan blanca era su sonrisa, que con el sol brillaba aun más- No me dijiste que preferías.
A ella le pareció increíble que él hubiera insistido en eso, pero supuso que esa era su personalidad y que estaba totalmente loco. Por alguna razón, no quería tratarlo mal después de que fuera el único valiente en ofrecerse a llevarla a casa.
Dudó por un instante y luego contestó-: Saltar al vacío con un paracaídas defectuoso. -Dijo y se giró para seguir caminando.
- ¿Por qué? -Oyó a Eugene preguntar alzando su voz.
Blair tomó una respiración profunda antes de girarse de nuevo, esta vez sobre la acera.
-No lo sé, porque... a todo el mundo le gustaría volar ¿cierto? Incluso si te conduce hasta la muerte. Esa sería mi opción. -Vociferó y corrió dentro de su casa antes de que a él se le ocurriera decir otra cosa.
Eugene solo la miró irse con las manos en sus bolsillos y susurró- Es mi opción también.
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3. ¿Familia es sinónimo de apoyo?
Blair entró en casa, Lorena la estaba esperando, con el semblante serio; estaba sentada en el sillón de orejeras viejo que había sido del abuelo de Blair, Lorena tenía diecisiete cuando su madre la llevó a trabajar para los Rain, y ahí se quedó. Cuidó del padre de Blair como si fuera su propia madre, lo apoyó cuando se divorció por primera vez, lo apoyó cuando volvió a casarse, prácticamente era la persona que le daba vida a esa casa, había cuidado de la media hermana mayor de Blair y ahora estaba a cargo de ella y de Roscoe mientras su padre intentaba hacer más dinero y su madre iba de compras a diestra y siniestra.
Lorena se levantó del sillón y caminó hasta Blair con las manos detrás de la espalda. Blair suspiró y bajó los pequeños escalones de la sala, resonando sus tacones por el piso recién pulido de Lorena. La rubia se desplomó en el sillón con una cara de muerto viviente sin esperar el regaño de la señora morena que la miraba desde arriba, clavando su mirada color miel en la chica.
-Puede que a tus padres les dé igual donde te encuentres y lo que estés haciendo, pero a mí no. -Le recordó- ¿Dónde estabas? Ni siquiera mandaste el mensajillo de los mil demonios para avisar que ibas a llegar tarde. Es apenas el primer día Blair.
Y así era como funcionaba. Cada vez que Blair tenía planes luego de la escuela, mandaba secretamente un mensaje a su nana, para que supiera en donde estaba. No quería que nadie se enterase de que
a ella la gobernaba alguien más, por eso era secretamente. Cuando hacía fiestas en casa, Lorena se iba a pasar la noche en casa de una de sus hermanas, casi siempre volvía a la mañana siguiente lista para ver un desastre en el hogar, pero Blair era su favorita, así que lo asumía. Sin embargo, Blair últimamente se había salido de control, como todas las personas en el ámbito de la popularidad. Había perdido un poco de confianza en ella, pero Blair hacía de las suyas igualmente.
-Estaba en el jodido instituto, como una pringada, esperando que mamá fuera por mí. -Le contestó. Lorena frunció el ceño.
-Guarda ese lenguaje para tus amigos. -La acusó con un dedo.
- ¿Qué amigos? -Preguntó tristemente irónica- Todo está acabado, Lo. -Se cubrió los ojos con las manos- ¡Todos me odian! Sospecho que mi madre también lo hace, porque jamás contestó mis mensajes y tuve que volver a casa con el lunático que vive en frente y su hermana en esa camioneta que se cae a pedazos. -Se acurrucó en una esquina del sofá, sollozando.
- ¿Hablas del nieto de Genevieve? Pero si es un muchacho muy bueno, Eugene es...
- ¡No te molestes Lo! Sé como es, es un rayito insoportable de sol, lo sé, me molesta hasta el tuétano ¿Pero qué hacer? -Tomó la cara manta que su padre había obtenido en Dubái y se arropó con ella, dejando los zapatos en la alfombra- Al menos me trajo a casa.
-Condenadamente dramática, como tu padre. -Murmuró Lorena y se sentó en el sofá junto a Blair quien había vuelto a lloriquear como niña- ¿Aun estás triste por lo de Greg? -Le preguntó.
Blair se secó las lágrimas con el dorso de la mano.
-Ajá. -Contestó.
No era por Greg, era por todo lo demás. Lucy podía quedarse con Greg y a ella no le importaría en lo más mínimo, porque realmente nunca lo amó, el problema era que Greg representaba al resto de la comunidad de estudiantes. Si Greg la quería, los demás también lo hacían, porque eran como ovejas siguiendo al rebaño. Y Greg era el pastor. Ella había sido la reina, pero realmente nunca lo fue, solo estaba allí porque había tenido suerte. Pero decir ajá era más fácil.
-Cariño, lo siento mucho.
Todos habían dicho que lo sentían; su padre, su madre, Lorena, el psicólogo, Lucy cuando le quitó a su novio, Greg cuando decidió quedarse con Lucy. Blair comenzaba a sospechar que ninguno lo había dicho con sinceridad.
-Lo, solo quiero estar sola. -Murmuró casi inaudible.
- ¿No tienes planes con tus amigos? ¿Qué pasa con Hilary y Macy? Ya no se les ve por aquí ¿Qué pasó con ellas?
Era lo mismo que Blair se preguntaba. Se habían conocido desde la primaria y ahora, solo porque Lucy les había hecho ver que valían más de lo que Blair las hacía pensar, ellas se habían alejado, alegando que Blair había sido una mala amiga para ellas todos esos años. Tal vez la popularidad se le había subido un poco a la cabeza, tal vez las había alejado y se lo merecía, pero si en realidad Macy y Hilary hubieran sido objetivas delante del asunto habrían aceptado la disculpa desesperadamente sincera que Blair les había dado. Pero simplemente la ignoraron. Ya no sabía qué hacer, sino hundirse
en su pena y llorar.
-Son pasado. No les verás el pelo por aquí, estoy segura. -Murmuró.
Lloró como si alguien hubiese muerto. Lo hizo por tres horas, hasta que Roscoe bajó las escaleras y se puso delante de ella.
- ¿Qué es lo que te pasa, bruja? -Le preguntó con un tono obstinado. Para ser un niño de doce años era bastante prepotente y dominante. Era justo como Oliver Rain, un líder nato, con carácter e inteligencia, además de ser un experto en estrategias gracia a los videojuegos.
-Muero lentamente ¿Tienes problema? -Masculló. Roscoe se sorprendió de que no le contestara con otro insulto.
-Estás sobre mi PSP [1]. -Le dijo frunciendo el ceño- ¿Por qué lloras Blair? -Le preguntó, está vez más sensible hacia su hermana. Ella no esperaba esa reacción, sin embargo no se inmutó. Se levantó un poco y buscó el aparato debajo de su cuerpo. Lo encontró debajo de uno de los cojines, lo sacó y se lo dio a Roscoe.
-Lloro porque todos me odian. -Le contestó y se dio la vuelta, dándole la espalda a su hermano.
-No creo que seas tan importante como para que todos te odien. -Se burló Roscoe cruelmente.
-Lo que digas. -Blair resopló y se cubrió la cabeza con la manta. Roscoe encendió la consola y se sentó en el sillón en el que había estado Lorena, con sus codos apoyados en las rodillas.
-Oye... -La llamó. Ella no respondía a sus insultos y por experiencia él ya sabía que eso era algo muy malo. No había estado de esa manera desde que su padre no había cumplido con la promesa
de asistir a su cumpleaños número dieciséis. Le había pegado duro, y Roscoe había estado ahí para corroborarlo- ¿Esto es por Greg? Te dije que dejaras de llorar, te ves como mapache haciéndolo.
Sin embargo, consolar no era el fuerte de Roscoe. Su hermana no le contestó y volvió a sollozar. Roscoe se pasó una mano por su cabello color azabache y lo alborotó mientras ponía en blanco sus ojos azules, similares a los de Blair. Apagó el aparato en sus manos y suspiró.
-Tú no lo entiendes, seguro que tú eres popular, disfrútalo mientras estás en la primaria, lo que viene se pone difícil. -Le advirtió ella con su voz aguda resonando en los oídos de su hermano. Él siempre había dicho que era insoportable.
- ¿Quién te dijo que yo era popular, Blair? Eso es lo que pasa con mamá y contigo, están obsesionadas con que las amen y veneren. No se dan cuenta de no son el centro del universo. No entienden que en nuestra familia, no todos somos unos ganadores. -Blair bajó su manta y se volvió para a ver a su hermano, que miraba la pantalla de su videojuego apagado con una mueca de rabia en su rostro. Apretaba los dientes y entornaba los ojos como solía hacerlo su padre cuando no soportaba una conversación, cuando hablaba por teléfono con alguien a quien iba a despedir o cuando alguien colmaba su paciencia y él no podía despedirlo.
- ¿También eres un marginado? -Le preguntó.
- ¿También eres una loca obsesa de la atención de los demás, para convertirte en el centro de los chismes y la envidia, impulsada por
la ambición de poder y con una estúpida idea en la cabeza de perfección y belleza, como mamá? -Blair se apoyó en su codo para mirar a su hermano.
- ¿Qué es lo que te molesta de todo esto? -Le preguntó entornando los ojos hacia él.
- ¿Qué es lo que te molesta de no ser popular? -Interrogó Roscoe con ironía.
- ¿Por qué sigues contestándome con una pregunta? -Blair no conocía lo suficiente a su hermano como para saber qué era lo que estaba mal con él. Jamás le había prestado tanta atención. Sin embargo, Roscoe sabía cómo recolectar información de una persona, sentado, en las sombras, mirando en silencio todos esos años, él conocía a su hermana tanto como lo haría Lorena.
-No tengo ganas de pelear, seguro tú tampoco. -Se encogió de hombros- Mira, sé que esto realmente te importa, pero si sigues llorando, solo conseguirás secarte.
-No lo entiendes, mis amigos, mi novio... todos se han ido. -Roscoe rodó los ojos, alentar a la gente no era algo que considerar útil. Pero al fin y al cabo era su hermana, le molestase cuanto le molestase él seguía siendo parte de la familia Rain.
-Blair, basta de drama, tendrías que tener claro que jamás tuviste amigos. -Ella no lo entendió y cuando pedirle explicaciones, Roscoe se marchó escaleras arriba y sin mirarla siquiera.
Ella aun estaba en la depresión. Sospechaba que no se movería de esa fase por un tiempo. Pero uno no solo se queda esperando que la ayuda caiga del cielo ¿Verdad? Si se ponía a pensar eso era lo
que había causado que llegara a ese estado, se concentró todo el curso pasado en hacerla vida imposible a Lucy Stevens y posteriormente a Greg también. Perder el tiempo en tratar de recuperar a su novio la llevó a faltar a las prácticas y pronto Gabriella Cooper la remplazó como capitana.
A la mierda todo. Se dijo, si no podía ser popular, pues bien, sería del montón. Tratar de superarlo era lo único que quedaba, tenía a esas extrañas personas que jamás había notado pero que ahora le tendían una mano para ayudarla y no hacerla ver tan insignificante. Pero tenía que evitar a toda costa a Eugene Pointer, porque era raro, demasiado sonriente y entusiasta para su propio bien. Que estuviera tan feliz siempre la deprimía a ella.
Unas horas después de meditarlo y decidir que intentaría recrear su vida, se dio cuenta de que era tarde, las nueve. Su padre regresaba esa noche de un viaje realmente largo, su madre, posiblemente hubiera salido de la ciudad para entonces, considerando que jamás respondió sus mensajes, últimamente hacía eso. Llamaba a Lorena para que avisara a sus hijos que se había ido a Las Vegas o a otro lugar muy lejos. Ya no entendía cual era su juego. Cuando Oliver regresaba, Sabrina se iba y así había estado por un par de meses. Blair tuvo que hacer memoria para darse cuenta de eso.
A las diez Oliver Rain entró por la puerta principal, soltando un suspiro de cansancio y alivio. Blair se sentó en el sofá, aun estaba envuelta en la manta, abrazó sus rodillas sonrió al
verlo entrar. Oliver se quedó parado frente a ella y sonrió con el nudo de la corbata desanudada a medio camino. Gracias a Dios ya no quedaba rastro de las lágrimas en la cara de Blair, ella detestaba que su padre la viera llorando.
-Hola papi. -Pronunció sonriente.
-Hola rubia, ¿Qué tal? -Oliver solía llamarla rubia, Blair era rubia porque su abuela había sido rubia, o eso era lo que decía su padre, porque en realidad su madre era castaña y su padre pelinegro, como Roscoe. Oliver terminó de quitarse la corbata y se dejó caer al lado de su hija, estaba realmente cansado- ¿Dónde está tu madre? -Preguntó. Blair pensó que él ya sabía la respuesta.
-No aquí, escuché a Lorena hablar con ella. Está fuera de la ciudad.
Su padre resopló.
-Claro, creo que me dijo algo de eso. -Mintió, porque no sabía que decirle a su hija.
- ¿Qué te dijo? -Debió haberlo pensado mejor.
-Que iba a estar fuera de la ciudad. -Optó por decir lo que era más fácil.
- ¿Qué está haciendo? -Insistió Blair.
-Yo... no lo sé, cariño. -Se encogió de hombros- Ya volverá y podremos preguntarle. -Trató de sonreírle, pero Blair no se lo tragó ni por un segundo.
-Ya te habrás ido para entonces. -Suspiró y se deslizó un poco hacia abajo, estirando sus pies sobre la mesa de café.
Oliver calló, porque era lo único que podía hacer. Su hija tenía razón y no podía negarlo. Besó su mejilla y volvió a levantarse del sofá. Tomó la corbata y la puso sobre su hombro izquierdo. Blair hubiera querido halarlo y obligarlo a quedarse con ella, pero él no necesitaba más molestias. Estaba cansado.
-Iré a dormir. -Le dijo. Blair asintió.
Oliver caminó hasta las escaleras pero se detuvo antes a hacerle una pregunta- ¿Tú y Greg arreglaron las cosas? -Blair negó a su pesar, y se abstuvo de volver a lloriquear fuertemente. Oliver asintió y siguió caminando escaleras arriba- Gracias a Dios. -Murmuró antes de llegar a la puerta de su habitación. Greg y él no habían tenido la mejor trayectoria.
En cuanto a Blair, se dijo a sí misma que nadie arruinaría su vida de nuevo.
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[1]: PlayStation portable.
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4. La princesa está triste, pero es libre.
Blair estaba sentada cerca de la ventana, en los primeros puestos de la clase de inglés de la señorita Warwick. Era extraño sentarse a la vista del profesor, se sentía más vulnerable que nunca. Pero no habían guardado su puesto usual en la parte de atrás. Y ella estaba tremendamente enojada por ello, sin embargo no había a quien reclamarle.
La señorita Warwick se movió frente a la clase, sin mirarlos, ella estaba concentrada en el libro que tenía en sus manos. Suspiró una vez más y levantó sus ojos cafés hacia la clase, la clase esperó que dijera algo, pero solo sonrió de manera indulgente. De todas las profesoras, la señorita Warwick era la más joven, tal vez estaba en los treinta o bien podía tener veinte y tantos y aparentar más. Siempre mantenía su nariz metida en un libro antes de comenzar cada clase y cada palabra que decía era pronunciada con dulzura. Era difícil sentirse intimidado por alguien como ella, pero el puesto en frente de la clase te deja expuesto y sensible a hasta el más pequeño acercamiento. Por simple que fuera la pregunta, el miedo a no saber la respuesta estaba ahí, golpeando los nervios.
-Comencemos. -Dijo y dejó el libro sobre su escritorio- Tengo una actividad especial para ustedes, y como sé que les encanta charlar, será en parejas, adelante. -Hizo un gesto con la mano y se movió de vuelta al escritorio.
El desorden dio lugar en el salón de clase. Se gritaron nombres aquí y allá, pero ninguno fue el de Blair. Ella vio a todo el mundo reunirse con sus parejas, pero nadie se acercó si quiera. Esto
es lo que se siente estar sola. Pensó. Todos juntaron sus asientos, rieron, charlaron y Blair aun seguía cerca de la ventana, mirando hacia afuera porque sabía que nadie la escogería. Hannah no estaba en esa clase, Becky tampoco, no había nadie en quien ella confiara lo suficiente como para pedirle ser su pareja.
La señorita Warwick notó la soledad de Blair y se acercó a ella sigilosamente. Se apoyó del escritorio con sus brazos cruzados, frente a la rubia solitaria.
-Señorita Rain, necesita una pareja. -Le dijo. Blair giró su cara para mirarla y se acomodó el flequillo con los dedos.
- ¿Es estrictamente necesario? -Realmente no era problema de ella, era el problema de los demás, entonces no sabía ni por qué se preocupaba.
-Sí, es necesario, es una dinámica de grupo. Ya sabes, trabajo en equipo. Puedes conseguir a alguien, vamos. -Le animó la señorita Warwick, aun así Blair no pretendía moverse de su asiento para ir a rogarle a nadie.
- ¿Podría hacer una excepción por mí? -Preguntó suavemente.
-No lo creo, -La profesora sonrió condescendientemente- Aun falta alguien por llegar, envié a Eugene Pointer por unas copias, te aseguro que no se negará.
En cuanto oyó ese nombre sus ojos se pusieron en blanco, como automáticamente. No podía evitar ser despectiva cuando se trataba de su raro vecino, de ese chico adicto a los juegos de palabras extraños y de sonrisa inquietantemente abrumadora. La señorita Warwick rió un poco y negó con la cabeza. Cuando la puerta se abrió Eugene entró mientras tiraba de su flequillo, alisándolo hacia el lado derecho
de su cara. Lucía como el día anterior; sonriente y muy alto.
Le sonrió directamente a él, luego caminó hasta donde estaba la profesora y le tendió el fajo de hojas que llevaba en sus manos. La señorita Warwcik las cogió y luego las puso detrás de ella en el escritorio.
-Eugene ¿Aceptarías ser la pareja de Blair en la actividad de hoy? -Interrogó. Blair no dijo nada, solo cruzó sus brazos y bajó su cabeza, refunfuñando como si su madre le estuviera pidiendo que compartiera un helado con su hermanito.
-Siempre. -Dijo él.
Y sonrió.
Siempre, siempre, siempre sonreía. Ese es su talento. Pensó Blair. Sonreír.
La profesora lo envió a su asiento, y él obedeció. Tomó un pupitre y lo colocó a un lado del de Blair. Ella seguía con su cabeza abajo. Entonces comenzó la repartición de diferentes poemas, cada hoja tenía un poema diferente. Era algo que ella tenía pensado hace mucho. Cuando se acercó a Blair, la profesora puso una mano sobre sus hombros y dejó la hoja frente a ella, sobre la mesa del pupitre.
«La princesa está triste»
Leyó Blair en el título.
-Especialmente para ti. -Dijo la señorita Warwick.
Blair miró la hoja mejor. El autor era Rubén Darío.
-Es un hermoso poema. -Dijo Eugene- Latinoamericano, y es muy bueno. -Le aseguró tomando la hoja.
La señorita Warwick se paró en medio de la clase y sonrió, todo el mundo le prestó
atención. Esa era su manera de decir; hey, miren aquí todos.
-Ya que todo el mundo tiene sus poemas, esto es lo que quiero que hagan. -Dijo- Van a leerlos, luego van a dejar que ese poema los consuma, no consuman ustedes el poema, no simplemente vayan a ojearlo y luego busquen en internet un buen análisis sobre este. No. -Ella negó con la cabeza- Van a dejar que toque su alma, porque sé que deben tener un alma.
Todo el mundo estalló en risas
-Luego quiero escuchar sus versiones de la historia. -Continuó- Es decir, su historia, lo que causó ese poema en ustedes. Y además de abrir el alma que sé que tienen... quiero que lo discutan con su compañero, quiero que se emocionen con ese poema como si fuese un chisme de pasillo, o una buena película, discútanlo, peleen por su significado. -Ella puso emoción en su propio asunto- Hagan que me emocione yo también ¿Vale? -Un monótono "Sí" se extendió por la sala. Y la profesora regresó a su puesto detrás del escritorio.
-Suena divertido. -Susurró Eugene. Blair lo miró y rodó sus ojos. Aun sonreía- ¿Quieres leerlo primero o quieres que lo lea para ti? -Le preguntó. No es que no le gustara leer, es que no estaba acostumbrada.
-Léelo. -Por lo menos se sentiría como si estuviese dando una orden.
Eugene comenzó a recitarlo para ambos, con el suficiente volumen para ser discreto.
»La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardias,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un
lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
-la princesa está pálida, la princesa está triste-,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
Cuando él terminó, Blair estaba a punto del llanto, porque el condenado drama no parecía tener fin alguno. La pobre princesa de ojos azules tal vez era ella. Era más que obvio por qué lo había hecho la señorita Warwick, tal vez intentaba decirle que no toda princesa está feliz de serlo, que era bueno ser libre. Pero no dejó que eso la preocupara realmente, no se preocupó en realidad, más bien ella sonrió. Por si fuera poco, Eugene lo había dicho como si no tuviera que leer el papel para recordar las palabras. Él ya lo había leído y era evidente.
-Es bonito. -Dijo Blair. Eso fue lo único que dijo, Eugene sonrió aun más amplio, como si eso fuera posible. Pero él se veía bien haciéndolo, no lucía como el guasón, lucía como un tipo
al que le gustaba mucho ese ejercicio de mover sus mejillas hacia arriba y mantenerla ahí para mantener su propio record.
- ¿Cómo te hace sentir? -Preguntó. Él daba la impresión de estar realmente interesado en su respuesta.
-Me hace sentir libre. -Dijo ella sin pensarlo. Eugene la miró a los ojos, pero Blair estaba mirando hacia otra parte.
-El azul representa libertad, tus ojos son azules. Yo diría que tienes libertad en tus ojos. -Por sorprendente que fuese, él no sonaba ridículo- También sueños. -Murmuró- Es significativo que te sientas así. Estás llena de este significado.
-Soy como la princesa. -Susurró Blair.
-No. -Contestó Eugene- La princesa está triste porque no puede ser libre, tú ya lo eres. Solo insistes en mantenerte triste, eso es masoquismo. -Espetó él, sonó tan amable y considerado que ella no lo tomó como algo malo.
- ¿A ti qué te parece? -Preguntó tratando de desviar el tema. Eugene se encogió de hombros.
-Me parece que el tema de la boca de fresa y los ojos azules te va muy bien a ti. -Sonrió para ella, de nuevo. Blair tuvo que reírse. Era imperativo que lo hiciera.
-El poema Eugene. -Puntualizó.
-Es un poema sobre ser libre, me hace sentir como si... en realidad tuviera que salvar a esa princesa. No con un beso, me refiero a... compartir mi libertad con ella.
Él miró la hoja de papel, Blair simplemente pensó que ella jamás podría ser tan profunda como él, que él tenía un verdadero significado y ella solo era una niña malcriada. La enfureció no ser importante. Sí, la princesa estaba triste, pero no era ella, ella estaba encerrada y Blair lo había estado pero ya no. Pero antes le había gustado estarlo.
Entonces fue cuando una bolita de papel voló a su cabello y ella recogió.
«Si quieres volver a ser la reina, reúnete conmigo en el almuerzo. -Kale.»
Ella miró hacia atrás y los ojos profundos y traviesos de Kale la estaban mirando, con una sonrisa sagaz debajo de ellos. Él tenía en mente algo, y ese algo tenía todo que ver con Blair. Pero Kale Parker nunca había sido buenas noticia, para nadie.
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5. La propuesta.
Blair corrió por el pasillo, antes que llegara a la puerta de la cafetería alguien tiró de su brazo y la introdujo en el baño de chicos. Ella pudo haber gritado, pero todo este tiempo tratando de no hablar, carraspeando y llorando habían irritado su voz un poco. Así que lo que se que intentó decir salió como un gruñido. El sujeto que la había arrastrado allí se rió de ella mientras la abrazaba por la espalda. Blair reconoció ese perfume intenso, estaba usando demasiado, y eso activaba las alergias de Blair. Estornudó, como siempre lo hacía cuando se acercaba a Kale Parker.
-Suéltame. -Gruñó Blair.
-Vale, por ahora. Necesito ver tu precioso rostro. -Blair logró librarse de sus brazos, pero en cuanto lo hizo Kale hizo que girara sobre sus pies y tomó su cara entre sus manos.
- ¿Qué es lo que quieres? -Preguntó ella tratando de alejarse. Sin embargo sus manos eran demasiado grandes y firmes para que ella pudiera zafarse tan fácilmente.
-Lo que he siempre he querido. -Él sonrió sagas y la soltó- Tengo algo que proponerte. -Dijo. Camino alrededor de Blair como un depredador.
- ¿Qué? -Ella se mantenía brazos cruzados, esperando para escapar en cualquier momento.
Kale Parker era un Running back un tanto prepotente y presuntuoso, que juraba que todo el mundo giraba a su alrededor, eso le recordaba a ella misma y le desagradaba en todos los aspectos. Todo lo contrario a Greg Fisher. Por lo tanto toda la vida habían estado en completo desacuerdo. Sin
embargo, había algo que tenía Greg que Kale definitivamente deseaba, y ese algo era precisamente Blair Rain. Estuvo acosándola por años, pero Blair simplemente lo alejaba, porque sin duda él era mucho peor que ella, él era un líder y darle la satisfacción de ser su líder también... eso simplemente no pasaría.
-Bueno, ahora que Lucy ha tomado el mando aquí, supongo que estás deprimida. -Blair levantó una ceja hacia él- Bueno, en realidad es obvio. -Admitió.
-Dime cuál es tu punto o me voy. -Amenazó ella. Su estómago comenzaba a rugir, y era día de pizza. El primer día de pizza en que ella no tenía una estricta dieta que seguir gracias a los entrenamientos.
-Mi punto es muy simple: vamos a empezar de cero. Y cuando digo vamos me refiero a tú y yo.
Kale volvió a acercarse a ella y tiró de su cintura para mantenerla cerca. Blair apoyó sus brazos en esos pilares que eran los hombros de Kale. Él era gigante, como un gran monumento de un Dios griego. Si tan solo ella pudiera pisotearlo y dominarlo como a Greg, estaría encantada con su presencia, pero había algo en él que la repelía, como si fuera desagradable, sin importar cuán guapo fuera
-Si somos una pareja, una pareja adorable y tierna, con un montón de cursilerías a nuestro alrededor ellos nos amarán. -Explicó Kale- Y volverás a reinar este lugar. En cuanto a mí, cumpliré mi promesa de salir de aquí como dueño de lo único que me importa tener: tú. -Blair lo miró frunciendo el ceño y con todas sus fuerzas lo alejó. Kale rió y dejó que ella se soltara.
-De
ninguna manera. -Negó Blair y volvió a cruzarse de brazos mientras se arreglaba la falda negra y se alisaba la blusa.
-No lo has pensado, mira todas las posibilidades Blair: podrías volver al equipo de animación.
-No puedes decir que será así.
Kale bufó y luego soltó una risa sonora y burlista.
-Puedo decir que será así. Las porristas me aman, ¿No te das cuenta? Si tienes un novio con un buen estatus, ellas estarán encantadas contigo. -Él llevaba razón. Pero a Blair se le hacía imposible pasar un minuto al lado de Kale sin querer vomitar o estornudar. Era como si tuviera una clase de imán repelente, que solo la hacía querer alejarse de él, la empujaba involuntariamente fuera de su campo.
-No. -Dijo Blair realmente decidida.
-Piénsatelo, cariño. -Kale se acercó de nuevo y dejó un beso en su mejilla, y antes de salir dijo- Verás como todo encaja al final.
Lejos de siquiera considerarlo, Blair gruñó. Y un minuto después estornudó. La loción de Kale era muy fuerte, definitivamente estaba usando demasiada.
Ella salió de allí y caminó hasta la cafetería, Hannah y Becky la estaban esperando y agitaron sus manos para que ella pudiera verlas desde la puerta. Había un cartel puesto sobre la barra de la comida que decía "Pizza agotada". Solo quedaba pastel de carne, y no había manera de que Blair comiera el pastel de carne de la cafetería. Esas cosas solo le quedaban bien a Lorena.
Así
que con la cabeza abajo se dirigió hacia el puesto que le habían guardado Hannah y Becky. Se sentó mirando hacia el centro de la mesa y se abrazó a sí misma y suspiró. Era tan aburrido estar allí, sin bromear, sin que le dieran cumplidos, sin nada de nada.
Becky golpeó su hombro.
- ¿Dónde estabas? -Preguntó mientras masticaba su pedazo de pizza que se veía muy tentador para Blair. No logró quitarle la vista por unos segundos.
-Mmh... en el baño. -Sacudió sus hombros con desinterés. Becky asintió.
Y entonces, Eugene, con su gran sonrisa se acercó a la mesa y puso un plato con dos jugosos pedazos de pizza en frente de Blair. Ella lo miró con el ceño fruncido. Luego miró el plato, luego volvió a mirarlo de nuevo. Era una pregunta tácita.
-Es para ti. -Él tomó asiento a su lado- Vi que... estabas ocupada, en el baño, ya sabes. -Se encogió de hombros. Ella había salido antes que él del salón de clase, así que podía suponer que la había visto cuando Kale la arrastró dentro del baño de chicos- Así que lo traje para ti, él día de pizza es fugaz. -Sonrió como siempre. Blair tenía demasiada hambre como para negarse a aceptarla o decir algo descortés.
Comió esa pizza como si fuera su última cena. Había olvidado como sabía. Jodidamente deliciosa. Como el cielo. Eugene no dejó de sonreír mientras estuvo a su lado y charlaba con Hannah y Becky sobre cosas que Blair ignoraba porque no podía escuchar nada cuando estaba en el cielo italiano de peperoni y extra queso.
-Vaya... -Le dijo Eugene cuando ella terminó- Si que tenías hambre.
-Inesperadamente ella sonrió para él. No creía haberlo hecho, más que un segundo. Pero esta sonrisa duró al menos cinco minutos. Y él estaba sorprendido, pero no dijo nada, no quiso arruinar el momento- Vaya, tengo que comprarte pizza si quiero verte así de nuevo. Anotado. -Susurró para sí mismo. Luego le tendió a ella una coca-cola light de dos que había traído junto con la pizza.
Fue como alimentar a un cachorrito hambriento. Muy lindo. Al final del almuerzo Blair tuvo que agradecerle mientras caminaban a clase. Él se desvió hacia la clase de matemáticas del viejo Garner. Hannah, Becky y Blair tenía clase de deportes. Era tan aterrador como sonaba.
Mientras estaban en los vestidores, Blair simplemente no podía creer lo humillante que se veía en ese pequeño short rojo y esa gran camiseta gris. Lo odiaba y no llevaba ni cinco minutos con él puesto. Ni siquiera había un espejo en donde mirarse, pero ella sentía como que se veía horrenda.
Hannah azotó su viejo casillero y Blair se encogió ante el ruido.
-Oye Blair ¿Quieres hacer algo después de clase? -Le preguntó Becky mientras recogía su largo cabello rubio cenizo en una cola de caballo. Ella tenía un chicle en su boca mientras hablaba. Ella siempre traía un chicle. Blair levantó su cabeza mientras bajaba su pierna de la banca.
- ¿Cómo qué? -Preguntó con curiosidad.
Hannah se encogió de hombros.
-Mi mamá hace buenos bocadillos, tal vez pasar el rato en mi casa y luego... no sé, ir al centro comercial.
No habían tenido gran charla los últimos días, pero Becky y Hannah realmente lo estaban intentando, intentaban hacerla sentir cómoda. ¿Pero cómo realmente se hacía sentir cómoda a una persona que se había esforzado toda su vida por intimidar tanto a los otros? Estaba resultando un tanto difícil. Y Blair, muy en el fondo, apreciaba todo ese esfuerzo. Y en ese momento, ella ya había mandado todo al diablo, así que no lo pensó dos veces y asintió.
-Sí, eso sería genial.
Ella sin duda habría preferido una fiesta o ir de compras a una gran boutique, pero era lo que podían ofrecerles y ella lo tomaría.
Becky miró a Hannah y esta le devolvió la mirada. Ninguna de las dos esperó que ella dijera que sí. Era más un acto de cortesía que habían estado practicando que una invitación. Becky se encogió de hombros y Hannah sonrió. Blair puso su otro pie sobre la banca para atar los cordones de su zapato izquierdo. Cuando terminó el sonido del silbato del entrenador Nichols resonó por todo el vestidor.
-Es la señal. -Advirtió Hannah.
-Para nosotras. -Se burló a su pesar Becky- Tú no haces ejercicio, así que no sé qué haces aquí. -Blair se levantó y miró a Hannah cojear hasta la puerta de los vestidores. No se había preguntado el por qué, pero Hannah cojeaba seguido, no se veía como algo temporal.
- ¡Claro que hago ejercicio! Tengo un plan especial, ejercito mi cerebro y eso debería contar. -Le dijo a Becky.
Becky rodó los ojos y dejó a Blair adelantarse.
-No cuenta, o
si no sería justo que para las porrista obtener créditos extras por ejercitar sus culos en la clase de matemáticas.
Blair se sintió ofendida al instante y frunció el ceño hacia Becky.
- ¡Oye! -Se quejó.
Becky tapó su boca y luego sonrió.
-Lo siento, no quise decir eso. -Se encogió de hombros. Pero no era un lo siento sincero, Blair ya conocía ese tipo de disculpa. No la culpaba por pensar eso. Ella era un desastre en matemáticas y si le dieran puntos extras por unas porras sería genial.
Ellas se dirigieron hacia el gimnasio, Blair esperaba que no fuera tan malo. Y definitivamente no lo fue, por lo menos no estaba esa presión que sentía sobre sus hombros porque todo el mundo lo hiciera perfecto, no había rutinas, solo calentamiento y par de órdenes vagas por seguir. Pero Kale había estado toda la clase sentado en la gradas, mirándola, como un recordatorio sobre su propuesta.
Blair aun se preguntaba que sería lo correcto.
*****
N/A: Como dije, haré esto seguido.
Bueno, quiero saber ¿Qué les está pareciendo? ¿Qué les parece Kale? ¿Eugene? ¿Hannah y Becky? ¡La misma Blair! Quisiera ver sus opiniones.
Estoy realmente emocionada con esta historia, así que ver sus comentarios me haría realmente muy feliz y aumentaría mi inspiración (Lo digo en serio, cero estrategia). Como ven, empezó lo interesante ¿Qué hará Blair ahora?
Ahora que empecé el último lapso, las cosas se ponen difíciles, pero voy a lograr escribir y publicar lo suficiente como para no perder el hilo del tiempo. Si hay algunos inconvenientes y no puedo publicar, les ruego me disculpen de una vez. Avisaré.
Bueno, espero que lo hayan disfrutado. Espero sus comentarios.
PD: ¿Cómo se imaginan a Kale? Me da curiosidad saberlo.
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6. Lo que hacemos para divertirnos
Blair se encontraba sentada en la pequeña cama de una plaza de Hannah. Con un pastelillo de chocolate en su mano derecha, su caro bolso sobre su regazo y las manos cruzadas sobre este. Estaba mirando la puerta de la habitación de Hannah. Donde estaban todos sus gorros colgados en un perchero. Hannah tenía varios, de todos los colores existentes y figuras extrañas. Había uno verde, en forma de cocodrilo, que Blair pensó que si te lo ponía seguro parecería que te está comiendo la cabeza.
Becky y Hannah discutían afuera. Ninguna de las dos tenía idea de que hacer.
-Bueno, ya está aquí ¿Ahora qué? -Preguntó Becky.
- ¿Y yo qué sé? Tú la invitaste. -Hannah respondió.
- ¿Qué crees que quiera hacer?
-Probablemente no estar aquí.
-Eso es ridículo ¿Entonces por qué dijo que sí? -Espetó Becky en voz baja.
-No lo sé, tal vez estaba confundida por toda esa rica pizza. -Susurró Hannah- Tengo entendido que ella no comía mucho de eso antes.
-Vamos adentro, antes de que salte por la ventana. -Aconsejó Becky. Estiró su mano y abrió la puerta. Blair estaba parada a unos pocos centímetros de la puerta. La miró con los ojos entornados.
-No saltaré por la ventana, ¿Por qué saltaría por la ventana? -Interrogó Blair.
-Yo... no lo sé, es que esto es nuevo para nosotras. Sabemos poco de ti. -Blair volvió a sentarse y le dio un mordisco al pastelillo sin pensarlo.
-Bueno, yo... -Se detuvo de pronto y abrió los ojos. Miró el pastelillo y masticó más rápido, le dio otra mordida voraz- Dios mío, está
delicioso ¿Qué es lo que tiene? -Le preguntó a Hannah.
-Azúcar. -Contestó con un poco de sarcasmo. Blair rió. Desde el almuerzo, reír era lo único que le provocaba hacer. Tal vez era el síndrome raro que tenía ese tonto chico sonriente. Sí, tal vez Eugene le había contagiado su felicidad. No es que fuera una cosa mala, pero tampoco era tan buena. Porque dentro de su cabeza titilaba la brillante sonrisa de comercial de Eugene y no se podía explicar por qué.
- ¿Y... qué hacen para divertirse? -Preguntó con la boca llena de pastelillo la rubia, sentada en la cama, mirando fijamente el pastelillo, buscándole la explicación a su exquisito sabor. Lorena solía hacer de esos antes, pero cuando Blair entró al equipo de animación y fue más importante mantener su peso en la línea indicada que comer lo que ella preparaba, dejó de hacerlos para ella.
-No mucho. Escuchamos música, vemos películas, hablamos de chicos, vamos al centro comercial y molestamos gente. -Becky se encogió de hombros. Blair las miró. Debe ser porque ella no había hecho nada de eso con Macy y Hilary, no hacían nada que no fuera ir de compras y hablar de las personas que les desagradaban en el instituto. Y lo que Becky y Hannah hacían parecía bastante divertido, así que terminó de comer su pastelillo y mandó todo su glamur al diablo.
-Bien, hagamos algo de eso. -Dijo.
- ¿Algo de eso? -Inquirió Hannah, sorprendida. Se balanceó sobre su pie bueno y se rascó la nuca- Bien ¿Qué quieres hacer primero?
-Lo
que sea. -Blair se levantó- ¿Por qué no vamos al centro comercial primero? Otro día venimos aquí y hacemos cosas... de amigas, o eso. Necesito ver cómo sin en público primero. -Se encogió de hombros. Blair tenía sus razones.
Hubo un silencio incómodo por unos segundos, pero Becky lo extinguió dando un paso al frente. Le dio un codazo a Hannah y sonrió.
- ¿Crees que tu madre nos preste el auto?
(...)
Fueron al Manhattan Mall, era el lugar preferido de Becky y Hannah. Blair se sentía algo segura con ellas, es decir, con Hilary y Macy siempre tenía que dirigir el grupo, indicarles a donde ir, que hacer, como caminar y hasta respirar, pero Hannah y Becky tenía su propio estilo. En vez de caminar detrás de ella, iba adelante, independientes y divertidas, Blair descubrió que era una combinación que le gustaba.
Compraron malteadas (hasta ahora, era el mayor nivel de azúcar en la sangre de Blair en años). Luego se sentaron en el borde de una fuente a ver pasar personas. Blair aun esperaba la acción.
- ¿Y qué es lo que hacen aquí? -Preguntó Blair mientras cruzaba su pierna derecha sobre la otra. Estaba usando una falda azul celeste y una blusa negra, con tacones altos blancos con una cinta negra que le rodeaba el tobillo. Ella se veía como una estrella de cine, siempre.
Becky paseó su vista por el lugar, tratando de encontrar a la victima perfecto. Entonces golpeó el hombro de Hannah levemente y apuntó a un chico de camisa azul que miraba la vitrina de una tienda
de zapatos junto a su novia. Se veía aburrido mientras la chica apuntaba aquí y allá, entre todos los zapatos. Blair recordó que eso hacía con Greg, ella notó que ese chico se veía como él cuando rodaba los ojos a lo que ella le decía.
-Mira esto, Blair. -Becky palmeó su espalda y le entregó su malteada antes de levantarse de la orilla de la fuente.
Ellas estaban la suficientemente cerca de la pareja para oírlos hablar. Ella estaba diciendo algo sobre la fiesta de una tal Tracy. E inesperadamente Becky se acercó corriendo a ellos. Antes de estar completamente cerca, se giró u sacó su lengua. Blair no se había dado cuenta de que Hannah sostenía su teléfono. Le tomó una foto a Becky antes de atacar.
- ¡¿Cómo pudiste, Joe?! -Becky le gritó, luciendo consternada y enojada. Como un golpe de mucha suerte, habían alcanzado a escuchar que ese chico se llamaba Joe- ¡Me estás engañando! ¡Lo sabía! -Gritó apuntando al chico, cuya cara estaba tan pálida como una hoja de papel.
- ¿Pero qué está haciendo? -Preguntó Blair. Hannah se echó a reír pero no contestó.
- ¡Me prometiste que no lo harías más! -Gritó otra vez Becky.
- ¡¿Qué?! ¡Joe, idiota! -Su novia lo golpeó en el pecho y luego salió corriendo. Joe se quedó parado ahí, mirándola irse. Becky permanecía a su lado, tratando fuertemente de no desternillarse de la risa. Hannah y Blair ya lo estaban haciendo a unos metros de ella.
Joe se giró y la miró, boquiabierto. Luego el sonrió. Se abalanzó sobre ella y la abrazó.
- ¡Gracias! -Le dijo. Becky lo empujó
lejos de ella- Había estado tratando de terminar con ella desde hace semanas. -Su sonrisa en su cara decía que estaba realmente aliviado y agradecido.
-Bueno, de nada. -Dijo Becky.
Él se metió las manos en los bolsillos.
-Bueno... ¿entonces quieres salir conmigo?
- ¡No te hagas el idiota y ve a hablar con ella! No puede quedarse así. -Becky se giró y caminó hasta donde se encontraban Blair y Hannah con cara de pocos amigos- Odio cuando no se comprometen, debería haberlos destruido, fue una pérdida de tiempo. -Se quejó y volvió tomar el vaso de malteada que sostenía Blair. Joe ya no estaba allí.
- ¿Suelen hacer esto seguido? -Preguntó Blair, aun intentaba dejar de reír, igual que Hannah.
-No. -Dijo Hannah- A veces fingimos peleas, hacemos bromas a los vendedores de perfumes o chicas de catorce años. Gente fácil. -Explicó. Blair pensó que era divertido en cierta forma. Una manera extraña de diversión, pero igual estaba abierta a la idea.
-Fue genial. ¿Lo harán otra vez? -Blair intentó no parecer tan emocionada. Becky rió.
-Vas tú Hannah. -Dijo Becky- Ve, los pubertos comiendo nachos de por allá. -Apuntó a grupo de chicos que no parecían mayores de catorce años, a unos metros de donde estaban. Hannah se levantó y le entregó su malteada a Becky.
- ¿Tienes algo en mente? -Le preguntó.
-Mira esto.
Hannah caminó hasta el lugar con su leve cojera, como siempre, y antes de llegar, Becky le tomó una foto con su celular.
- ¿Para qué hacen eso? -Le preguntó Blair.
-Para recordar a quien molestamos. -Becky se encogió de hombros.
Hannah fingió tropezarse, cayó hacia adelante, apoyando ambas manos sobre la mesa ocupada por los cinco chicos, y comenzó a toser sobre los nachos que estaban en el medio. Los chicos se miraban entre ellos. Hannah seguía tosiendo y entonces tomó a uno de ellos del cuello del suéter de Pull Bear verde y lo acercó a su cara. Tosió frente a él una vez más y luego lo alejó.
-Nunca -Tosió- tengan sexo -Tosió- con un tipo que conocieron en el metro. -Aconsejó y volvió se giró, caminando mientras cojeaba y fingía que su tos se iba desvaneciendo.
Blair no podía contener su risa. Sin duda era algo que no se atrevería a hacer, pero verlo era realmente divertido. Hannah tomó la malteada y le dio un sorbo, luego se sentó entre Becky y Blair.
-Esto es divertido. -Murmuró Blair.
- ¿Te diviertes? -Inquirió Hannah sonriente.
-Mucho. -Admitió Blair.
-Pues, esta es la vida después de la popularidad. -Le dijo.
(...)
Hannah y Becky llevaron a Blair hasta su casa en el volskwagen de la madre de Hannah. Blair jamás se había sentido tan feliz luego de pasar tiempo con sus amigas. No sabía realmente si podía considerarla su amiga, puesto que habían estado juntas como por tres o cuatro días, pero había algo que le decía que pronto se convertirían en personas
importantes. Y no es que le desagradara la idea, pero era raro para ella. No solía dejar que personas como esas trataran de cambiar su manera de ver el mundo. Sin embargo, el asunto de perderlo todo, requería positivismo. De donde fuera que la gente como Eugene lo sacara, Blair también lo estaba haciendo. Porque se sentía bien ser positivo.
- ¡Oye Blair! -Eugene gritó, agitando la mano desde su patio delantero cuando la vio a punto de subir los escalones que daban hacia la puerta. A Blair se le escapó una carcajada, porque él se veía tan gracioso con botas de trabajo. Estaba ayudando a su abuela en el jardín. La casa de Eugene era más pequeña que la de Blair, donde la de Blair era una mansión en pequeña escala, comparada con las otras viviendas de su padre alrededor del mundo, la de Eugene era la casa de una abuela, efectivamente, vivían en un suburbio de Brooklyn, muy cerca de Midwood ¿Y qué podías esperar?
Antes de que pudiera pensar en otra cosa, Eugene estaba cruzando la calle para hablar con ella. Blair se quedó ahí, porque no sabía qué hacer cuando él se acercaba sin avisar.
-Hola. -La saludó con su sonrisa tirando sus labios hacia arriba.
-Hola. -Respondió ella.
-Quiero preguntarte algo.
-Adelante.
-Vale... ¿Me dejarás ser tu chofer? Puedo usar corbata si es lo que quieres.
Blair no pudo evitar rodar sus ojos.
-Dudo que tengas una corbata. -Ella levantó una ceja.
- ¿A poco tan indigente me veo? -Él abrió los ojos con sorpresa. Blair tuvo que reírse. Imperativamente tuvo que hacerlo.
-Eugene...
-Ya dices mi nombre, eso es bueno. -Interrumpió él.
- ¿Podemos hablar de esto luego? -Preguntó ella mientras se pasaba un mechón de cabello detrás de la oreja.
-Claro, dame tu celular. -Él extendió la mano hacia ella. Blair frunció el ceño.
-Oye, debes practicar más si quieres llegar a ser un buen asaltante. -Eugene solo sonrió y negó con la cabeza, sacudiendo su flequillo.
-Solo quiero anotar mi número, para que hablemos luego.
Ella no sabía exactamente por qué, pero se lo dio.
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7. ¿Piña en una pizza?
Blair entró en casa con una sonrisa más grande de lo que sentía. El tiempo con sus nuevas amigas y la maravillosa actitud de Eugene habían logrado ponerla de buen humor. Se tiró en el sofá y suspiró, satisfecha con lo que estaba pasando. Repasó su celular con la mirada de nuevo, ahí estaba, el número de Eugene, estaba completamente despistada de por qué la emocionaba, incluso su hermano bajando las escaleras la miró de reojo con una mueca de extrañeza, pocas veces Blair se veía tan feliz, no por estos días al menos. Y de pronto titiló un nuevo mensaje. Era del mismo Eugene.
De: Eugene, 5:08 PM
«¿Podemos hablar ahora?»
- ¿Está loco? -Se preguntó en voz alta, riendo.
Para: Eugene, 5:10
«¿No tienes que ayudar a tu abuela a plantar flores?»
Tecleó de vuelta.
De: Eugene, 5:12 PM
«He terminado. ¿Podemos hablar ahora?»
Para: Eugene, 5:13
«Eres como un psicópata ¿Sabes? Creo que estoy empezando a tenerte miedo.»
De: Eugene, 5:16 PM
«Oh, deberías. Como niños en Halloween. ;)»
Para: Eugene, 5:18
«¿En serio? ¿Podrías comerte a mi hermano? :D»
De: Eugene, 5:21 PM
«Eso depende ¿Qué edad tiene?»
Para: Eugene, 5:23
«12. Cumple trece en un mes.»
De: Eugene, 5:24 PM
«Nah, que va. Ya no es un niño.»
Para: Eugene, 5:25
«A ver ¿Cuál es tu límite?»
De: Eugene, 5:26 PM
«Hasta los diez. ¿Por qué estamos hablando de esto?»
Para: Eugene, 5:28
«Tú lo mencionaste. ¿Qué es lo que quieres decirme?»
De: Eugene, 5:30 PM
«Sobre llevarte ¿Recuerdas?»
Para: Eugene, 5:31
«Sí... vale.»
De: Eugene, 5:32 PM
«¿Eso es un sí?»
Para: Eugene, 5:31
«Sí.»
Blair estaba sonriendo, y carcajeaba de vez en cuando. Lorena y Roscoe habían estado hablando de su extraño comportamiento en la cocina. En casa Eugene estaba sentado en las escaleras, concentrado en su teléfono celular. Su abuela lo estaba mirando desde la puerta de la cocina, mientras le sonreía a la pantalla. Había llamado a su hermana para que viniera a verlo también.
Blair se dio una larga ducha y cuando se dio cuenta, ya había oscurecido. Su madre, por lo que había escuchado, no llegaría hasta en una semana, su padre, por otro lado, había llegado inexplicablemente temprano ese día. Blari bajó las escaleras en su pijama de días de fríos. Que no era más que una vieja camiseta de su padre y pantalones de pijama holgados. Hace tiempo no los usaba, pero sin duda
la había extrañado. Con su cabello amarrado en una coleta, y al fin, sin una gota de maquillaje en su cara, saltó a los brazos de su padre cuando lo vio llegar.
- ¡Hola! -Lo abrazó con ternura.
-Hola, mi pequeña rubia ¿Cómo has estado? -Besó la frente de Blair cuando ella lo soltó. Roscoe estaba con los pies sobre la mesa de café, jugando con su Psp, ignorando cualquier actividad familiar realizándose en el área. Lorena hizo que bajara sus pies, empujándolo.
- ¿Qué haces aquí tan temprano? -Preguntó ella, echándole un vistazo al reloj del recibidor. Apenas eran las siete y media. Oliver esbozó una sonrisa de medio lado y se giró a ver a su hermano.
-Tengo noticias... -Miró a Blair de nuevo y la guió hacia el sofá- vamos a sentarnos.
Oliver le dirigió una mirada de alerta a Roscoe, entonces él guardó el aparato. El padre de los chicos se sentó en medio del sofá y cada uno de ellos a su lado. Los abrazó a ambos, Blair sonrió y le devolvió el abrazo, Roscoe hizo una mueca y actuó como si no tuviera nada más que hacer.
-Me tomé unas vacaciones. -Dijo.
A Blair casi se le cae la mandíbula. Su padre no había tenido vacaciones... desde nunca. O algo así. Ya no podía recordar el último tiempo de diversión que habían pasado juntos. Parecía como si no fuese pasado nunca. Así que ella volvió a abrazarlo mientras chillaba cuan genial era eso. Oliver la mantuvo en su regazo como cuando era pequeña.
-Vaya papá, eso es genial. -Murmuró Roscoe con una leve sonrisa.
- ¿Cuándo lo decidiste? -Preguntó Blair.
-Justo ayer. Me dije ¿Por qué no pasar más tiempo con mis hijos? Ya siento que no los conozco. -Se rió y los estrechó a ambos contra él otra vez.
-Supongo que llamarás a mamá y ella volverá ¿No? -Blair tuvo que hacer la pregunta antes de que explotara de la emoción.
-ah... -Oliver apretó sus labios y luego formó una cálida sonrisa para su hija- No, cariño. Ella... está algo ocupada. -Se encogió de hombros- No quiero molestarla en Las Vegas, ¿está bien para ustedes?
-Es incluso mejor para mí. -Musitó Roscoe, Blair trató de asfixiarlo con su mirada pero no funcionó. Nunca funcionaba. Oliver simplemente fingió no oírlo.
- ¿Quieren ordenar pizza? -Interrogó levantándose- Hace años que no como pizza, ya no sé si son como antes o son diferentes. -Divagó mientras metía sus manos en sus bolsillos. Sonrió para sus hijos. Blair estaba encantada con este giro de 180°. Su padre jamás se había visto tan bien y hasta parecía más joven.
Lorena apareció con el teléfono en su oreja, ella ya estaba ordenando esa pizza.
- ¿Cómo la quieren? -Preguntó.
-Que sea extra grande. -Ordenó Roscoe.
-Uh, Hawaiana. -Agregó Blair, en sus días de no entrenamiento antes de la gran derrota, había sido amante de la pizza hawaiana. Su padre frunció el ceño hacia ella con confusión.
- ¿Hawaiana? ¿Cómo
es? -Interrogó.
-Es como la pizza normal, pero con piña. -Intervino Lorena.
- ¿Piña? Eso suena asqueroso. -Oliver hizo una mueca de desagrado.
-No, es realmente rico. -Repuso Blair.
-Vamos rubia ¿A quién podría gustarle piña en una pizza? -Inquirió Oliver con una risa burlona.
-De hecho a mí me gusta. -Tímidamente Roscoe levantó la mano.
- ¿Lorena? -Oliver la miró en busca de apoyo.
-No sabrás si algo no te gusta hasta que lo pruebes. -Usó el mismo tono que siempre había usado con él de pequeño.
- ¿Es en serio? ¿Piña en una pizza? -Inquirió de nuevo, ciertamente aun no convencido. Todos asintieron.
Y como parecía ser una democracia, la pizza hawaiana venció al magnate estadounidense. Terminó probando la bendita pizza con piña. Y terminó gustándole. De hecho, pidió otras dos y ordenó a Lorena aprenderse la receta. Y Blair y su hermano se lo estaban pasando de maravilla con su padre en casa, casi habían olvidado las buenas historias que contaba y lo gracioso que podía ser. Se preguntó si ella habría heredado el sentido del humor de su padre también, le había contado que su abuela solía ser muy bromista igualmente. Aunque tal vez estaba maldecida con el mar humor de su madre.
Un texto llegó a su celular mientras estaba en el comedor con su familia.
De: Eugene, 8:00
«¿Mañana a las siete? ¿O tengo que acostumbrarme a llegar
tarde?»
Ese era un texto irónico.
Para: Eugene
«Eso es realmente malo, yo nunca...»
-Debe estar hablando con Eugene. -Oyó a Lorena decir y su cabeza se elevó y dio vueltas como un ventilador.
- ¿Qué?... Eugene ¿Qué? -Blair comenzó a reírse nerviosamente, mientras todas esas miradas la acosaban con caras que prometían burlas.
- ¿Quién es Eugene? -Indagó Oliver mordiendo una rebanada de la pizza.
- ¿Recuerdas a Frederick Pointer? -Lorena le preguntó.
- ¡Sí, claro! Recuerdo que fuimos mejores amigos, desde la primaria hasta el bachillerato. Viejos tiempos. -Su padre le dio una mirada melancólica al vacío. Blair levantó una ceja. No sabía cómo era posible eso, pero su padre y el de Eugene resulta que se conocían. No podía ser otra cosa más que raro.
-Bueno, desde que su esposa, Regina, murió, vive con su madre de nuevo. -Siguió explicando Lorena- Eugene es su hijo, él y Blair se llevan bien. -Lorena lo dijo de un manera extraña, como si estuviera dando a entender que se gustaban. Lo cual en el caso de Blair, simplemente no pasaría.
-Somos amigos. -Corrigió Blair. Tampoco habría admitido eso, pero las cosas cambian.
-Sí, todos lo son, hija. -Oliver asintió como si no se creyera una letra de sus palabras- No puedo creer que Regina haya muerto, de las cosas que me pierdo cuando estoy en el trabajo.
-De hecho, murió hace ocho años. -Lorena negó con la cabeza.
-Oh, vale... he estado en el trabajo más de lo que imagino.
Blair terminó el mensaje con una sonrisa.
Para: Eugene, 8:30
«Eso es realmente malo, yo nunca llego tarde... pero si puedes esperar unos minutos más que eso. Mi cabello lleva tiempo.»
De: Eugene, 8:32
«Sí, esperaré :D»
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8. Basquetbol y padres.
Era sábado y Blair se encontraba realmente aburrida en casa. Oliver estaba con Roscoe, enseñándolo a afeitarse. Cuando Blair trató de ver, Roscoe la corrió. Él no quería que lo viera en tan vergonzosa acción para él. Blair solo rio y salió de la habitación. Luego se comió las galletas que Lorena había preparado para su hermano; ya que él estaría ocupado convirtiéndose en un hombre, alguien tenía que comérselas. Lorena la reprendió a lo que ella solo rio de nuevo. Estaba realmente extraña estos días, como más feliz y de mejor humor. Uno pensaría que después de perder algo importante para ti y, para rematar, volver a la escuela, se estaría un poco triste todavía; eso era lo que esperaba Blair, sin embargo, los últimos días estaba radiante, y estar radiante le recordaba a Eugene.
Escuchó música un rato y vio una película. Normalmente, los sábados de su vieja vida los pasaba yendo de compras con Macy y Hilary. Ahora, eso sería totalmente innecesario, ya que su closet estaba repleto de ropa como para usar una prenda cada día del año.
Cuando abrió las puertas de su balcón para dejar entrar la luz del sol, se dio cuenta de que su vista daba exactamente a la cochera de la casa de Eugene y que él estaba allí, en pantalones de chándal y una camiseta gris, jugando basquetbol. Sobre la cochera había una canasta y ahí estaba él, jugando por su cuenta.
Una sonrisa involuntaria surcó la cara de Blair; ella ni siquiera se dio cuenta. Antes de siquiera pensarlo, ella se encontraba cruzando la calle para hablar con Eugene. No sabía si
eran los extremos del aburrimiento o cualquier otra cosa, pero realmente no intentaba averiguarlo.
―Hola. ―Eugene lanzó la pelota hacia el aro y cayó justo dentro antes de voltearse para verla.
―Hola. ―Él sonrió, brillante y alegre, con una pizca de sorpresa―. Hola, Blair ―repitió. Se acercó a ella, entornando los ojos y arrugando un poco la nariz porque el sol le daba de frente―. ¿Qué haces aquí?
Blair se encontró indefensa, no sabía qué decir porque, en realidad, no tenía la respuesta a su pregunta.
―Yo... estaba aburrida. ―Se encogió de hombros como si realmente no le importara. Eugene ladeó su sonrisa.
―¿De verdad? ―Puso sus manos en sus caderas y se acercó más―. ¿Y venir a hablarle al aburrido Eugene era más interesante? ―Levantó una ceja. Blair rio un poco y luego se acomodó el flequillo, planeando un chiste.
―Tienes razón, mejor me voy... ―Se giró para volver a su casa, pero Eugene la detuvo tomando su mano. Era la primera vez que la tocaba y ella no podía explicarse cómo podía sentir tanto calor en una sola zona del cuerpo.
―No, quédate. ―Ella vio la cara de Eugene un poco desubicada cuando miró abajo e hizo una mueca. Ella se preguntó si él lo había sentido también.
―No planeaba irme ―susurró gentilmente ella, con una sonrisa―. No sabía que jugabas basquetbol. ―Blair miró el balón detrás de Eugene y él sonrió. Miró la pelota y soltó su mano para ir a recogerla. Blair casi le reclama por soltarla, pero se le fue el aire en el último minuto.
―Me gusta. ―Eugene hizo girar el
balón en la punta de sus dedos.
―Es gracioso, pensé que no hacías ningún deporte ―dijo ella y lo rodeó, con sus brazos cruzados sobre su pecho. Blair estaba usando unos blue jeans, unas zapatillas, un cárdigan rosa y su cabello suelto. Para Eugene, era extraño verla vestida de esa manera, como si no hubiese pensado demasiado al ponérselo. Aun así, cualquiera podía pensar que había salido de la portada de Vogue.
―Oh, entonces sí me veo como vago ―murmuró Eugene y lanzó de nuevo la pelota hacia el aro, nuevamente encestó. No es como que él quisiera impresionarla, pero ella ciertamente lo estaba.
―No es eso..., es que... no lo sé. ―Sacudió su cabeza y se encogió de hombros.
―No eres muy elocuente, ¿verdad, Rain? ―Buscó el balón de nuevo y lo sostuvo frente a ella―. ¿Quieres jugar? ―Blair tomó el balón con ambas manos y le dio un par de rebotes. Se posicionó frente al aro y la lanzó, pero falló por mucho.
―No soy buena encestando ―afirmó como muestra de ello.
Eugene rio y tomó la pelota de nuevo, caminó hasta Blair y se colocó detrás de ella; sus brazos, que desde ese momento parecían más grandes y fuertes, rodearon a Blair, puso el balón en sus manos, poniendo las palmas sobre el dorso de ellas. Eugene tomó su brazo derecho y dirigió el codo hacia abajo, alineándolo con la canasta.
―El codo te da la dirección. ―Blair lo escuchó y sus palabras rozaron levemente su mejilla. Tuvo que apretar los labios para no suspirar. Asintió y entonces él prosiguió―. Mantenlo abajo para que puedas ver
el aro. ―Movió su codo un poco más abajo, permitiéndole a Blair visualizar mejor el blanco. Tomó su otra mano e hizo que la colocara sobre el costado del balón―. Eso es, ahora, tus pies; el derecho adelante y el izquierdo atrás. ―Blair se movió acorde a sus instrucciones.
Era como maravilloso el rastro de calor y cosquilleo que dejaba en cada zona que tocaba.
―Muy bien, linda. ―Era la primera vez que la llamaba así; a ella le gustó―. Ahora, dobla las rodillas y mantén la vista en el aro. Cuando la lances, no saltes, solo mantente sobre las puntas de los pies ―le indicó con indulgencia. Él se apartó un poco y Blair se sintió como desprotegida, sin embargo, hizo lo que él le dijo. Dobló sus rodillas y lanzó la pelota hacia el aro.
Era prácticamente la primera vez que encestaba en basquetbol. Se emocionó.
―¡Oh, por Dios! ¡Funcionó, encesté, encesté! ―Por instinto, cayó sobre Eugene, enredando sus brazos alrededor de su cuello. Él no se molestó realmente en detenerla. Es más, la abrazó más fuerte.
―¡Sí, lo lograste, cariño! ―Rio de manera divertida y la abrazó mientras ella no lo soltaba aún.
Blair no sabía qué estaba haciendo o por qué, pero se sentía bien. Oírla llamarla «cariño» era algo genial. Mejor que cuando Greg se lo decía. Es como si Eugene no se sintiera obligado a tratarla amablemente, es como si él lo escogiera porque le agrada o tal vez más. Blair deshizo ese pensamiento porque era algo tonto, no se veía a sí misma como una chica que a Eugene pudiera gustarle. Antes, definitivamente hubiese
pensado que él estaba enamorado de ella y hasta obsesionado, pero el ego en su cabeza se había desinflado un poco.
―¿Eugene? ―Blair no quería dejarlo ir, pero cuando alguien dijo su nombre detrás de ellos, ella tuvo que hacerlo.
El hombre parado detrás de ellos era más parecido a Eugene de lo que ella jamás hubiese esperado. Él tenía sus ojos, su cabello alborotado y su sonrisa. Todo lo que ella consideraba lindo en Eugene. No podía ser otra persona sino su padre.
―Hola, papá ―Eugene lo saludó―. Ella es Blair, ¿recuerdas? ―Ella escondió un mechón rebelde detrás de su oreja.
―Por supuesto. ―El hombre le sonrió. La miraba como si no pudiera creérselo―. Eres idéntica a la señora Jenna Rain; Dios mío, tu padre debe amarte con su vida. ―Sonrió tan resplandeciente como Eugene siempre lo hacía. Blair ya entendía de dónde venía su gran talento para la sonrisa.
―Papá, no la pongas incómoda ―le susurró Eugene, apretando los dientes. Tal vez él pensaba que haciendo eso, ella no lo oiría.
―Lo siento, lo siento ―se disculpó. Le tendió la mano luego; Blair se la estrechó―. Soy Frederick. Es un placer por fin conocer a la novia de Eugene.
Blair sintió cómo sus mejillas se enrojecían, era como el calentamiento global en su cara. Otra vez esa sonrisa escurridiza involuntaria la hizo perder el control de sus labios. Eugene rio y sacudió su cabeza en negación, tomando un paso adelante.
―No, papá, Blair no es mi novia. ―El padre de Eugene levantó una ceja. Tal vez Eugene pudiera hacerlo también, algún día tendría que averiguarlo.
―¿Y por qué no? Si es muy bonita. ―Blair no contuvo una risita tonta.
―¡Papá! ―reclamó Eugene.
―¿Ha estado intentando coquetear contigo? Él es muy malo en eso ―reveló Frederick, bastante divertido con el asunto.
―Es por cosas como estas que no te presento a mis amigos ―mencionó Eugene mientras lo empujaba de vuelta adentro de la casa.
―¿A poco tienes amigos? ―preguntó en tono burlón.
―¡Ya basta! Ve adentro, donde perteneces. ―El señor Pointer caminaba de espaldas hacia la puerta.
―Es adorable, ¿no, Blair? ¡Sal con mi hijo, por favor! ―Casi estaba dentro, Eugene casi lo lograba.
―¡Adentro! ―gritó, tratando de sonar tan desesperado.
―¡Saluda a tu padre por mí!
Eugene volvió rascándose la nuca, seriamente avergonzado. Y las pequeñas risas que Blair no lograba contener, no lo ayudaban a sentirse mejor.
―Lo siento mucho, no lo dejo salir mucho de casa ―se disculpó. Blair asintió.
―Mi padre no sabía acerca de la pizza hawaiana ―repuso ella―. No creo que sea diferente al mío.
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9. Un paseo
Eugene la había invitado a caminar por el vecindario. Jamás nadie la había invitado a caminar. Eso antes le hubiese parecido aburrido, pero con Eugene, sintió que pasar más tiempo con él sería como algo bueno, ella quería pasar tiempo con él. Quería tocarlo. Cuando lo abrazó antes de que su padre los interrumpiera ella sintió algo sobre su piel, como un cosquilleo que llegó dentro de ella y revolvió todo. No sabía lo que era, pero le gustaba.
-Dime algo sobre ti. -Pidió él mientras caminaban por la acerca.
-Algo sobre ti. -Bromeó ella.
- ¡Oye! -Él la apuntó con el dedo- No sabía que podías bromear. -Blair se echó a reír. Eugene la miró fascinado mientras ella reía sin poder evitarlo- Bien, eso es lindo, eso me gusta. -Susurró para sí mismo, pero ella lo escuchó y se sonrojó.
- ¿Qué quieres saber? -Le preguntó tratando de borrar el sentimiento de cosquillas en su interior. Era como un salpullido ¿tendría que decirle a Lorena que fuera a la farmacia por un medicamento? Oh, Dios, estaba en problemas.
-Veamos, ¿Qué quiero saber de la fabulosa y popular Blair Rain? -Eugene sonreía. Ella estaba comenzando a cogerle cariño a esa sonrisa. Que hermosa sonrisa- Dime qué clase de música te gusta. -Le dijo y metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones de chándal.
Blair se metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros también y alzó sus ojos azules al cielo, que era exactamente del mismo color, según los pensamientos de Eugene. Él pensó que cuando mordía
su labio inferior mientras pensaba con los ojos en las nubes ella era preciosa. Bueno, ella preciosa en general, él tal vez había tardado mucho en notarlo.
-Me gusta mucho Paramore, Avril Lavinge, Britney Spears, My chemical romance... -Ella empezó a reírse porque él lo estaba haciendo- ¡No lo sé! Me gustan muchas canciones de todos ellos; Demi Lovato. Estuve loca por los Jonas Brothers, también Katy Perry ¡Oh! me gustan algunas canciones de Justin Bieber.
- ¡Oh por Dios, una loca de Justin Bieber! -Gritó Eugene en la calle y varias personas voltearon a verlo. Blair estaba riendo con él, tan fuerte que las personas del vecindario comenzaron mirarlos extraño, porque estaban siendo extraños. Siguieron caminando dejando a los vecinos pensar lo que quisieran- No es cierto lo que dije, no te ves como una loca de Justin Bieber. -Le dijo Eugene. -Blair se encogió de hombros con gracia.
-Porque no lo soy, pero fui una loca de Los Jonas Brothers. -Aclaró ella.
-Bueno, todos lo fuimos. Recuerdo que estuve loco por Selena Gómez en un tiempo.
¿Solo le gustarán las morenas? Se preguntó Blair.
-Vale, entonces ¿Qué te gusta a ti? -Eugene sonrió.
-Mmh, me gusta la música simplemente, de todo tipo. -Se encogió de hombros con su sonrisa- ¿Qué te gusta hacer en verano? -Le preguntó.
-Bueno, papá tiene una casa de playa en Malibú, el año pasado fuimos ahí. -Contestó ella tomándose el brazo.
- ¿Y qué han hecho este verano? -Interrogó Eugene pateando una piedrecita
hacia la calle.
Blair dejó de sonreír y se abrazó a sí misma. Solo había llorado el último verano, yendo al psicólogo bueno para nada, viendo películas románticas, llamando a Greg para ver si podía convencerlo de volver con ella, incluso llamando a Macy y Hilary, maldiciendo a la co-capitana del equipo de animación y llorando más a lágrima viva como si se le fuese la vida en ello.
-Me quedé en casa, papá trabajó más, mamá fue de compras y mi hermano fue a un campamento. -Le sonrió porque no quería volver a hablar de lo que la había mantenido triste durante todo el verano- ¿Tú qué haces en verano?
-Oh, voy de pesca con papá, a veces visitamos a la familia de mi madre, trabajo medio tiempo en la floristería de la abuela, ya sabes, lo que hace un adolescente del montón. -Descubrió de era hermoso cuando ladeaba su boca y chasqueaba su lengua.
¡Oye Blair! ¿Eres tú tía? No te reconozco. Le gritó su subconsciente.
- ¿Insinúas que no soy del montón? -Blair llevó una mano a su pecho como un gesto falso de ofensa, muy gracioso. Ahí estaba de nuevo, ella bromeando.
La risa de Eugene la hizo dar un respingo de emoción, era cautivadora y suave, juguetona como la de un niño, contagiosa y... simplemente le gustaba. No había palabras suficientemente buenas para ello.
-No. -Negó Eugene- Tú jamás serás del montón, porque eres Blair Rain, tú eres maravillosa, desde donde lo mires. -Blair apretó los labios. Él seguía creyendo que ella era maravillosa
aun después de todo. ¿De dónde salió este chico y por qué precisamente yo me doy cuenta de él ahora? Se preguntó.
- ¿Eso podría considerarse como un halago? -Preguntó ella, con las manos débiles, porque le temblaban, por alguna extraña razón.
-Yo pensé que estaba claro.
Sonrisa. Sonrisa. Sonrisa. Hermosa sonrisa. La mejor sonrisa del mundo. El rey de las sonrisas. Sonríeme hasta la muerte. Señor sonrisas. Mátame con una sonrisa.
Ay Blair ¿Qué está pasando contigo amiga? Habló la voz de su subconsciente.
Eugene se dio cuenta de que le habían dado la vuelta a la manzana, y estaba realmente decepcionado, porque quería pasar más tiempo con ella. Bueno, siempre tenía el WhatsApp. Sin embargo ya no era suficiente. Pensó en invitarla a cenar pero no creyó que estuviese lista, además, poner a Blair en una mesa con su abuela, su padre y su hermana y con Jasper bajo la mesa realmente no era una buena idea. Se pasó la mano por el cabello, ya podía ver su casa y ellos se estaban acercando.
- ¿Quieres hacer algo mañana luego de clases? -Soltó de repente.
Y pensó: esto es tan ridículo ¿cómo va a querer ella, Blair Rain, salir conmigo? Ella es Blair Rain.
A Blair la tomó desprevenida y pensó; ¿Esto es en serio? ¡Sí, sí, sí! ¿Cómo es que quiere salir conmigo? Él es adorable y tierno, tan lindo ¿por qué yo?
-Sí. -Contestó
rápidamente.
-Genial. -Eso lo sorprendió, pero trató con todas sus fuerzas de mantener la calma- Podríamos ir a quemar algunos autos ¿Qué me dices? -Él trató de sonar como un gánster. Blair frunció el ceño con confusión de una manera divertida. Se encontraban ya frente a la casa de él- No es cierto, es por lo del chiste de asaltante que me diste el otro día. Ya, va en serio ¿Starbucks?
-Estaría genial. -Se pasó un mechón de pelo detrás de la oreja.
Ahí estaba el momento, no sabía cómo despedirse, quería abrazarlo, como antes, para comprobar que era él el causante de las emociones dentro de ella, pero no tenía el valor. Miró hacia su casa y luego volvió a verlo a él. Le sonrió de nuevo porque él ya lo estaba haciendo. Entonces él extendió su mano hacia ella. Blair se quedó mirándola, quería tomarla, pero aun así, quería más que eso. La estrechó. Cuando ella pensaba que no llegaría a nada más él tiró de su mano y la abrazó. Ahí estaba de nuevo, sentimientos raros dentro de ella y sobre su piel. Un extraño hormigueo que se expandía por las zonas que él tocaba.
-Fue bueno conocerte más. -susurró Eugene. Su voz cuando susurraba era profunda. Le encantaba su voz de susurro.
-Digo lo mismo. -Murmuró ella contra su camisa.
Ella olía a coco, su cabello estaba impregnado con una dulce y adictiva esencia de coco. Dios sabe que a Eugene lo volvía loco el olor a coco.
-Voy a soltarte ahora, Blair. -Automáticamente la reacción de Blair a esas palabras fue agarrarse a él ligeramente más fuerte.
- ¿Qué, por qué? -Preguntó sin darse cuenta que lo hacía.
-Porque estoy viendo a tu padre y a tu hermano vigilándonos desde la ventana de tu casa. -Informó- Creo que no están poniendo buena cara, no quiero meterte en problemas. -La soltó. De repente ella se sintió un poco mareada.
-No importa. -Blair se alejó- Estaré bien. ¿Nos vemos... el lunes?
Ella quería verlo el domingo, pero eso sería demasiado pedir. Él asintió.
-El domingo.
Y ella volvió a casa.
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10. Un buen sueño
Blair cruzó la calle hasta la camioneta Eugene. O más bien saltó como una pequeña niña feliz hasta ella. Eugene la estaba esperando a un lado de esta con una sonrisa y la puerta abierta para ella, estaba recostado de ella con un pie puesto contra la pared, flexionando la rodilla y con los brazos cruzados sobre el pecho. Ella fácilmente podía ver su sonrisa deslumbrante que hacía que su camioneta pareciera un carruaje. No estaba segura de por qué se sentía tan emocionada. Podía escuchar su corazón palpitando en sus oídos. En cuanto estuvo cerca de él, Blair lo abrazó como la última vez, incluso mejor.
-Buenos días, cariño. -Susurró él cerca de su oído- Estuve esperando verte toda la noche.
La piel de Blair se erizó y separó su mejilla de su pecho, donde podía oír su corazón, para mirarlo a los ojos. Ella quería que él hiciera algo. Ella quería que él se moviera hacia ella y la besara. Y fue como si estuviese leyendo su mente porque de pronto, sin romper la conexión de sus miradas, él comenzó a descender y ella sabía que iba a besarla.
Y justo en ese momento... Blair despertó.
Su pecho iba a mil por hora, sus ojos estaban abiertos de par en par, estaba hiperventilando y sudando y sus manos agarraban las sábanas fuertemente. No era posible ¿un sueño con Eugene? Eso era... bueno, no había palabras con que explicarlo. Le había gustado. Y sin duda le hubiese gustado muchísimo más si no se hubiese
acabado antes del beso.
Blair se agarró la cabeza con amabas manos y trató de calmarse, tenía los nervios de punta y por alguna razón había una sonrisa en su cara. Sentía la boca seca, como si se hubiese tragado un puñado de arena. Así que se levantó y caminó fuera de la habitación para ir por un vaso de agua, miró primero su reloj despertador. En la oscuridad podía ver las letras rojas marcando las tres de la mañana. Blair odiaba levantarse a las tres de la mañana, desde que vio El Exorcismo de Emily Rose sentía que era un mal augurio. Pero mucho no le hizo caso porque estaba deslumbrada por su sueño.
Tener a Eugene ¿Qué estaba mal con ella? ¿Por qué se ponía a soñar con un chico que no era un total bombón ni iba al gimnasio? Ese no era su estilo.
La verdad, si se ponía a pensarlo, Eugene sí era un bombón. Había pasado un día completo con él el domingo, él la había enseñado a encestar mejor, habían hablado y mientras él trataba de enseñarle como se colgaba de la canasta al encestar -cosa que a ella le gustó mucho- ella podía ver, gracias a su camiseta sin mangas, que él no era tan delgado como aparentaba. Sí, tenía brazos delgados, pero también músculos magros, quizá porque se cuelga mucho de la canasta.
Bien, a ella le gustaba mucho que él hiciera eso.
Cuando llegó abajo se sorprendió de encontrar a Lorena aun despierta leyendo un libro y tomando un té en la mesa de la cocina. Blair entró
sigilosamente y se dirigió directamente a la nevera, sin disimular su sonrisa, es que ni siquiera estaba enterada de que la tenía puesta en su cara. Y se preguntó por un momento si él también estaba pensando en ella.
-Sonreír mientras ves el interior del refrigerador, no suena algo que Blair Rain haría un lunes a las tres de la mañana. -La voz de Lorena la hizo saltar y cerrar su línea de pensamiento de Eugene. Había estado con la mirada perdida mirando el interior del refrigerador.
¿Cuán normal era eso?
-Lo siento, es que tuve un sueño muy bueno. -Confesó Blair y estiró su mano para alcanzar un vaso que Lorena siempre dejaba sobre el refrigerador. Se sirvió agua aun pensando, la tomó y aun no dejaba de pensar.
-Últimamente estás de tan buen humor. -Lorena volvió sus ojos hacia el libro y le dio un sorbo a su taza de té- No me sorprende que tenga que ver con Eugene Pointer ese sueño tuyo.
Blair se giró rápidamente.
- ¿Cómo lo has sabido? -Se le escapó, pero sacudió la cabeza rápidamente- Quiero decir ¿Qué, de qué hablas? Se te ha ido la olla, Lo. -Bufó, deseando que Lorena en realidad estuviera equivocada. La anciana sonrió con un atisbo de picardía y complicidad.
-Has soñado con él ¿No es cierto? Tú, pequeña. -Blair rodó los ojos, pero antes de que pudiera negarlo una risa se le escapó de los labios.
-Él es muy lindo conmigo, jamás me habían tratado como él lo hace... ¿Tú crees que yo pueda gustarle? -Le preguntó. Y a Lorena se le hizo tan lindo, como volver en el tiempo. Blair ya no era esa chica segura de sí misma en exceso, era de
nuevo esa niña tímida que Lo siempre había amado, y que había extrañado mucho. Una conversación con ella sin que no hablara de lo genial que eran sus amigos o algún chisme del instituto era una bendición para Lorena.
-Bueno, averígualo ¿No te invitó al Starbucks luego clases? Podrías preguntárselo. -Lorena habló como si eso fuera fácil. Blair quedó indignada.
- ¡No! ¿Cómo crees que va a reaccionar? Seguro pensará que soy como me pintan todos en el instituto; pretenciosa, presumida y egocéntrica. No, no, definitivamente no.
-Muy bien, reina del drama, no le preguntes, pero ve a dormir, que te hace falta. -Lorena la empujó fuera de la cocina mientras Blair seguía pensando en todas las probabilidades de decirle a Eugene que ella le gustaba.
Siguió pensando aun en la cama, y no volvió a dormir hasta que el despertador sonó.
Cuatro horas después ella se encontraba parada frente al espejo; llevaba un short de tiro alto, color negro y una blusa azul marino con estampado florar más unos Jimmy Choo azules como su blusa. Y se preguntarán ¿Quién lleva Jimmy Choo al instituto? Bueno, esa es Blair Rain. Se arregló el flequillo de la manera en que ella solía hacerlo y respiró profundamente. Bajó las escaleras y fue primero a la cocina para ver a su padre y a su hermano sentados en los taburetes de la pequeña isla de en medio. Lorena estaba sirviendo el desayuno, su padre leía el periódico, ahora que estaba de vacaciones no salía del pijama, su hermano comía cereal al lado de su padre. Ella pasó detrás
de ellos y le revolvió el cabello a Roscoe, a su padre le dio un beso ruidoso en la mejilla.
-Buenos días, rubia. -Dijo el hombre divertidamente- ¿Cómo pasaste la noche? -Preguntó. Blair tomó asiento en frente de ellos y tomó el vaso de jugo de naranja que Lorena había puesto frente a ella. Blair se sonrojó un poco y luego sonrió. Lorena le dio un guiño.
-La he pasado bien, gracias ¿Qué tal tú? -Preguntó.
-Muy bien, las vacaciones son buenas. -Oliver dobló el periódico y lo puso sobre su regazo para tomar su desayuno- Había estado pensando, que después de que regresen de clases podríamos ir a tomar un helado ¿Qué me dicen, chicos? -Su padre sonrió, Roscoe asintió.
-Suena genial para mí. -Dijo con la boca llena y Lorena lo reprendió lanzándole un paño de cocina a la cabeza.
- ¿Qué dices, rubia? -Su padre la miró.
-Yo... no puedo, papá. Lo siento. -Tomó más de su jugo.
- ¿Y por qué no? ¿Tienes planes con tus amigos o algo? -Blair se rió y movió su cabeza.
-Más o menos ¿Recuerdas a Eugene?
-El hijo de Frederick, lo recuerdo. El que te abrazaba el sábado, sí, sí. -Oliver lo dijo con un tono que la hizo reír.
-Tengo planes con él, iremos a tomar un café. -Blair se encogió de hombros y tomó otro sorbo de su jugo.
- ¿Un café? ¿Cambiarás helado por café? -Inquirió su padre incrédulo.
-El café es bueno. -Ella se encogió de hombros.
-Eugene de seguro también. -Canturreó Roscoe de manera burlona. Blair fulminó con la mirada. Le sacó la lengua juguetonamente y él
levantó una ceja.
-Quiero ir ¿Podemos en otra ocasión? -Oliver se encogió de hombros.
-Pues vale, vamos mañana, no hay problema. -Él volvió al periódico- Diviértete con Eugene.
Blair se levantó y rodeó la mesa para darle otro beso a su padre. Le dejó la mejilla cubierta de lápiz labial rojo. Entonces su celular sonó, era un mensaje de Eugene. Ella lo sacó de su bolsillo y lo miró.
"Ya estoy listo, esperaré aquí hasta que tú lo estés.
Ps: Buenos días, Blair."
Casi gruñó porque no lo había puesto cariño, pero se supone que eso solo había pasado una vez, dos, contando su sueño, pero realmente no podía contarlo, aunque le gustaría poder. Ella volvió a darle un beso en la mejilla a Oliver, le doy una también a Lorena y uno a Roscoe, quien quedó aturdido y extrañado. Salió por la puerta de la cocina gritando un adiós, en la sala, tomó su bolso del sofá, donde había permanecido desde el viernes y salió.
Eugene estaba parado frente a la puerta esperándola, no recostado de su camioneta, sino ahí, frente a ella. Desde allí podía ver a Molly, mirándolos ya en el asiento trasero. Sonrió al verla y le dio un corto saludo que ella devolvió.
-Buenos días, Eugene. -Ella levantó el teléfono- Respondo personalmente: ya estoy lista para irnos. -Sonrió y cerró la puerta detrás de ella. Eugene sonrió y como siempre las esquinas de sus ojos se arrugaron. Eso lo hacían parecer más lindo.
-Bien, nos vamos. -Él le tendió la mano. Ella lo miró, miró su mano y su corazón se aceleró ¿Él quería que le diera la mano? Oh Dios mío- Blair, tú bolso.
Oh, vale, era eso. Bueno, que decepción. Pensó ella.
-Oh, sí claro. -Le entregó su bolso- Lo siento, es que estoy aturdida, no he despertado completamente. -Se excusó ella mientras caminaban hacia la camioneta.
-Oh, dime que no te has levantado antes por mí. -Él se colocó el caro bolso de Blair en el hombro.
-No, yo... no dormí bien anoche, es todo.
-Oh ¿Qué iba mal? -Preguntó él pareciendo bastante interesado. Le dio a Molly el bolso de Blair y ella lo apiló junto a los otros en el asiento trasero.
-Nada, solo... un sueño. -Él abrió la puerta para ella y la ayudó a entrar en la camioneta. Cuando él cerró la puerta ella tomó su mano para que la viera. Él le sonrió- Después de clases ¿Verdad? -Estaba tan desesperado por confirmarlo.
-Por supuesto, cariño. Estoy ansioso.
Bueno, eso la puso en las nubes.
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11. Como actúa una perra.
Blair se mantuvo todo el camino pensando en cómo Eugene la había llamado cariño. De hecho, pensó en él durante todo el periodo de clases. Incluso cuando llegó el almuerzo y ella estaba hambrienta, ella no podía sacarlo de su cabeza. Y no paraba de preguntarse qué le pasaba. Jamás le había pasado eso con ninguno de sus pasados novios. Ni siquiera Greg, y eso que ella deseaba con locura tener a Greg, cuando al fin lo consiguió, a la semana se aburrió de él. Sin embargo, con Eugene, ella sentía que él nunca la dejaría aburrirse de él.
Cuando llegó a la cafetería ese día, estaba llena, como siempre los lunes; era día de tacos. Blair no era amante de la comida mexicana, pero se sentía con humor para probar un taco. Sin embargo, ella no veía a Eugene por ninguna parte. Hannah y Becky sí estaban allí, le hicieron señas con sus manos para indicarles que habían guardado su puesto. Blair se dirigió hasta allá, con una sonrisa inusual.
-Te compramos un taco. -Dijo Becky- Salimos antes, así que compramos uno para ti. Siéntate. -Becky señaló la silla, pero Blair no se sentó.
-Gracias chicas ¿Pero han visto a Eugene? -Preguntó.
Becky y Hannah se miraron entre ellas con una sonrisa de complicidad.
-Sí, se quedó hablando con la profesora de francés. -Dijo Hannah- Si no se apresura se acabarán los tacos. -Se encogió de hombros casualmente.
Blair comenzó a mover su pie con nerviosismo, chocando el tacón contra el piso.
-Sí, tienes razón... ¿Pueden cuidar mi comida? Iré a comprarle uno. Ya sabes, para pagarle su favor del
otro día ¡Gracias!
Antes de que las chicas pudieran decir que sí, Blair corrió a hacer la fila de la cafetería. Estaba impaciente, quería hacer algo lindo por él, comprarle un taco no le retribuiría ni la mitad de lo que él estaba haciendo por ella, pero por algo debía comenzar. Cuando llegó allá solo había dos tacos restantes en los platos que ponían sobre la barra, se veían deliciosos. Iba a tomar uno pero alguien la empujó y lo tomó por ella, adelantándose en la fila.
-Es mío, perra. -Susurró la chica con los dientes apretados. Ella la reconoció como una de sus antiguas colegas del equipo de animación: Stacy Applewhite. Blair no tenía tiempo para pelear, así que alargó su mano para tomar el otro. Entonces Stacy volvió a empujarla con su cadera para apartarla y tomó el restante. Lo puso al lado del otro sobre el plato en su bandeja y le sonrió cínicamente- Para mi novio. -Dijo.
Blair enrojeció de la ira, había aguantado suficiente, así que tomó dos latas de Coca-cola mientras veía a Stacy pagar. Se movió adelante y pagó ambas latas, luego siguió a Stacy a su mesa, agitando fuertemente una de las latas de Coca-cola. Si ella creía que podía llamarla perra y salirse con la suya, Blair le enseñaría cuan perra ella podía ser.
- ¡Oye, Stacy! -La llamó, y llegó a su lado cuando ella apenas ponía su trasero en la silla de la mesa, donde se encontraba todo el equipo de animación y algunos de los jugadores del equipo
de futbol- Quería darte esto, yo espero que consideres recomendarme para las siguientes elecciones del equipo de animación, quiero volver ¿sabes? -Tendió la lata de Coca-cola que había agitado frente a Stacy y esta sonrió, un tanto satisfecha por la clase de reverencia que estaba recibiendo. La tomó y la puso frente a ella, Blair dio un paso atrás.
-Bueno, supongo que podría recomendarte, pero tendrías que arrástrate... -Siseó con malicia y metió una uña debajo de la lata. En cuanto la abrió el líquido saltó directo a su cara, arruinando su perfecto maquillaje y poniéndola a chillar. Blair se aprovechó de su berrinche y tomó la bandeja con los tacos que milagrosamente no tenía ni una solo gota de Coca-cola.
Se giró para volver a su mesa, pero antes, le susurró-: Es mío, perra. -Y continuó su camino, batiendo su cabello como la diva que es.
Becky y Hannah la esperaban en su mesa, de pie, aplaudiendo su gran acto, literalmente estaba aplaudiéndole. Eran las únicas, en su vida anterior todo el mundo se hubiese reído, pero en esta vida, todos aguardaban en silencio hasta que el berrinche de Stacy acabase. Eugene estaba parado a un lado de la mesa, mirándolo impresionado.
Perfecto. Él estuvo ahí todo el tiempo, ahora seguro va a pensar que soy una completa perra y no va a volver a querer hablarme.
Aun con el inquietante pensamiento, ella caminó hasta él, las chicas se sentaron y ellos también. Ella empujó la bandeja con ambos tacos en ella hacia él.
-Son para ti. -Dijo Blair- Casi se terminaban, solo quería devolverte el favor. -Ella
sonrió y puso la lata de Coca-cola sobre la bandeja también. Eugene sonrió ampliamente y se acarició la barbilla.
-¿Has hecho eso para conseguirme estos tacos? -Preguntó sorprendido.
Blair hizo una mueca y Becky empujó la otra bandeja frente a ella.
-No exactamente. Stacy me llamó perra y se me adelantó en la fila. -Se encogió de hombros- Pensé que podía demostrarle que es lo que hace un perra de verdad.
Eugene movió su silla mucho más cerca de ella, manteniendo su gran sonrisa.
-Tú no eres una perra, Blair, tú eres valiente, que es diferente. Por cierto, eso fue genial. Y muchas gracias. -Él la tocó en el dorso de la mano, tan suave que sintió que podría derretirse en ese mismo lugar.
Stacy estaba furiosa con ella, pero no podía vengarse de Blair más de lo que ya lo había hecho. Es decir, Blair no tenía ahora nada de lo que sostenerse, según pensaba todo el mundo. Así que estaba lo suficientemente jodido como para que eso fuera bastante castigo. Cuando salieron de la cafetería, Blair y Eugene se separaron, aunque como siempre él la acompañó hasta su casillero. Hannah y Becky tenían clases con ella, historia, y camino al salón de clases, no pudieron evitar hablar del tema.
-Blair ¿Te gusta Eugene? -Preguntó rápidamente Hannah, con una sonrisa pícara tirando de sus labios. Blair sintió sus mejillas enrojecer y trató de no mirarla, porque sabía que podía ceder y abrirse ahí, contándole todo.
-No ¿Pero qué dices? Claro que no. -Negó, tan falsamente que ni ella pudo creérselo.
-Oh vamos, que te vimos suspirando por él cuando te dijo que eras valiente. -Porfió Becky- Admítelo, se te nota.
Blair se detuvo en medio del pasillo y suspiró profundamente. Estaban llegando tarde, pero no había nadie en los pasillos y ella quería decir la verdad. Suspiró más veces y miró a Becky y a Hannah, quienes aguardaban impacientes por la confesión.
-De acuerdo, sí me gusta, me gusta mucho. -Admitió.
Hannah y Becky comenzaron a reír como pequeñas niñas cuando el chico más lindo del kínder las saluda, al igual que Blair. Se empezaron a reír en medio del pasillo. A Blair le gustó la sensación de complicidad que eso le dio. Becky la golpeó en el brazo.
- ¡Lo sabía! Oí que ustedes van a hacer algo después de clases ¿A dónde te llevará? -Preguntó interesada mientras volvían a caminar.
-Nada especial, Starcbucks, pero es un comienzo ¿No?
Hannah asintió.
- ¿Sabes? Eso debe ser como una patada en el estómago para Lucy. Ella y Eugene eran amigos antes de que saliera con Greg, y él estaba enamorado de ella.
La que sintió una verdadera patada en el estómago fue Blair.
***
N/A: Bueno, un pequeño capítulo. No muy largo, pero imprescindible en la historia.
Quería agradecerles por todos los votos y comentarios, veo que les está gustando mucho la relación entre Blair y Eugene. Eso es genial, porque estos dos tienen historia por delante.
¡Espero que disfruten este! Subiré otro más tarde, o tal vez mañana. :D
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12. Starbucks y una pelea.
La pobre Blair pasó los siguientes periodos preguntándose si todo esto era por el karma, pensó en cada uno de las cosas malas que había hecho en su vida pasada como porrista superficial, se sintió devastada. Probablemente Eugene solo la quería como una amiga, probablemente solo estaba siendo descaradamente amable con ella porque le tenía lastima, probablemente todavía sintiera algo por Lucy. Oh, ella detestaba a Lucy más que nunca ahora. Sus entrañas se revolvieron y su cabeza se volvió un garabato cuando escuchó a Hannah decirle que Eugene estaba enamorado de Lucy. ¿Todos estaban enamorados de Lucy acaso? Sí, ella entendía que la había subestimado, que podía ser más que una buena estudiante, que tenía una linda sonrisa y carisma, ¿pero por qué Eugene? A ella de verdad le gustaba Eugene.
- ¿Lista para irnos? -Ella dio un respingo cuando Eugene la sorprendió por detrás. Estaba parada en donde los perdedores sin auto esperaban a sus madres.
Ella miró detrás de él, pero no vio a Molly. Ella pensó que vendría con ellos, pero no la veía por ninguna parte. Y no quería estar sola con Eugene, porque la ponía nerviosa y si Molly estaba probablemente se sintiera más segura.
- ¿No viene Molly? -Preguntó retorciendo sus dedos. Eugene le regaló su gran sonrisa y se metió las manos en los bolsillos de los vaqueros.
-No, se fue a casa de una amiga, pijamada de primaria, ya sabes. -Se encogió de hombros adorablemente.
-Oh, bien. -Blair asintió.
- ¿Me das tu bolso? -Él extendió la mano, Blair rápidamente se lo dio. La camioneta
estaba aparcada a unos metros, metió los bolsos por la ventana trasera y abrió la puerta para ella- ¿Cómo fue tu día hoy después de lo de la lata de soda? -La ayudó a subir como siempre y luego corrió hacia el otro lado para entrar él.
-Ah, todo estuvo bien. -Ella se encogió de hombros.
- ¿Estás bien? -Preguntó él antes de encender la camioneta.
-Lo estoy. -Asintió ella. Él no le creyó ni por un minuto, pero decidió no preguntarle, porque así como era perceptivo, entendía que ella tal vez no quisiera hablar de ellos.
Él condujo hacia el Starbucks que había a unas cuantas calles del instituto y se detuvo al frente, su camioneta hacía unos ruidos espantosos pero Blair mantuvo la cortesía y no se lo mencionó. Como siempre él la ayudó a bajar, abriendo la puerta para ella. Se preguntó si lo hacía por su seguridad, para no se rompiera la pierna al tratar de saltar, o porque simplemente era un caballero. Ella tenía la seguridad de que, de haber sido Greg, le hubiese dicho algo como "¿Y por qué usas tacones para el instituto entonces? Es ridículo".
Él incluso abrió la puerta del local para ella. Y pensó que él era una película romántica con modales incluidos andante.
- ¿Quieres sentarte cerca de la ventana? -Preguntó, apuntando hacia una mesa para dos cerca del gran ventanal del lugar.
-Está bien. -Murmuró Blair.
-Ve a sentarte, ordenaré por ti ¿qué quieres?
Ella ni siquiera podía pensar en lo que quería.
-Un cappuccino -soltó sin mucho ánimo-,
solo eso. -no dijo nada más y se dirigió a la mesa que él le había indicado.
Probablemente había sido grosera y él lo había notado, ¿pero qué podía hacer? Estaba cabreada. No por él, Eugene no era el problema, él no tenía la culpa de que ella se empeñe en tener los mismos gustos en chicos de Lucy. Era... buen, era ella. Todo era su culpa, porque al parecer el universo quería jugarle sucio, quería dejarla destrozada en pedazos y llorando de nuevo.
Ella prometido que eso no pasaría, que nadie arruinaría su vida de nuevo, así que decidió en ese momento que mantener su distancia con Eugene era lo mejor. No podía alearse de él, porque no quería, pero tampoco quería salir lastimada. ¿y si le preguntaba... no sería demasiado personal?
Pero ¿Cómo preguntárselo sin parecer sospechosa?
Antes de que pudiera averiguarlo, Eugene apareció con dos vasos de cappuccino en la mano y su sonrisa en la cara. Puso uno frente a ella y se sentó en la silla de en frente. Dio un trago y puso sus codos sobre la pequeña mesa entre ellos- ¿Puedo preguntarte algo que me tiene pensando hace días? -Interrogó.
-Seguro. -Otro encogimiento de hombros sin mucho ánimo.
- ¿Por qué no le pides a tu padre que te compre un auto?
-Porque no sé conducir. -Eugene se echó a reír como si fuera muy gracioso.
-Vamos ¿en serio? Tienes diecisiete. -Blair ladeó su boca.
-Es que yo... yo no puedo. -Ella no quería hablar del problema que no le permitía conducir, no de nuevo.
- ¿Por
qué no? -Eugene frunció el ceño con confusión. A Blair se le secó la boca, se mordió el labio y tragó fuerte tratando de no perder el hilo de la conversación.
-Yo tuve una mala experiencia, fue hace mucho tiempo pero... me da miedo conducir. -Lo soltó rápido y bajo, esperando que él no lo oyera, no quería oírlo burlarse de ella. No Eugene, porque ella estaba empezando a acostumbrarse a él y cuando se acostumbraba a alguien, esperaba que fuera honesto y comprensivo, aunque ella no tuviese mucho de eso.
-Oh... -sus labios ligeramente abiertos y el ceño fruncido, esa era imagen que a ella ciertamente le gustó- No debí haberme reído, lo siento. -Se disculpó y sonaba sincero. Le sorprendió un poco, no solía obtener ese tipo de reacciones de la gente ante su problema- Si algún día decides que quieres intentarlo, yo podría enseñarte.
Él le guiñó un ojo, Blair se sonrojó y trató de ocultarlo, mirando hacia otra parte mientras tomaba su café y murmurando un "gracias", algo cortante. ¿Por qué se sentía tan diferente a cuando Greg le decía cosas como esas? Probablemente porque cuando él las decía sonaba tan sincero. Ella no tenía idea de cómo alguien podía ser tan sincero.
-Oye chico, olvidaste tu cambio. -Una chica alta, de cabello corto y negro azabache se acercó y dejó dos dólares sobre la mesa. Él como era de esperarse le sonrió.
-Muchas gracias, cariño. -Eugene tomó los dólares y los metió en el bolsillo de su camisa a cuadros. Blair frunció el ceño hacia él y la chica se retiró para volver a su trabajo.
- ¿Llamas a todas cariño?
-Preguntó sin poder evitarlo, con una voz tan cortante que podías pensar que ella te estaba amenazando. Eugene simplemente sonrió ampliamente, él no tenía idea de por qué le gustaba la manera en que ella se comportaba cuando había algo que no le gustaba.
-No, no realmente. -Se encogió de hombros.
- ¿Y eso que quiere decir? -Inquirió.
-Le doy a la gente gestos así porque probablemente lo necesitan. -Él apuntó hacia la chica que limpiaba las mesas, la misma que había devuelto su cambio- Ella estaba discutiendo con su novio por teléfono cuando yo estaba pagando, no soy mucho de escuchar a escondidas, pero ella estaba a punto del llanto. Pensé que necesitaba el halago. -Le dio un sorbo a su café.
Blar se sintió como una tonta por dudar de él ¿cómo había podido hacerlo? Él era tan amable con todos, ella consideraba a Eugene como alguien inocente, como alguien que posiblemente veía el mundo a través de un arcoíris, mientras que ella se había quedado atrapada en la tormenta. Sin embargo, el tornado siempre puede llevarte por el camino amarillo.
- ¿Por qué la pregunta? -Interrogó Eugene de repente, sacándola de su ensimismamiento.
-Yo... no lo sé. -Tomó otro nervioso sorbo de cappuccino- Solo era un pregunta.
-Claro... hablando de preguntas. -Él sacó su celular del bolsillo trasero de sus vaqueros- Quiero preguntarte algo. -Estaba buscando algo al parecer- Hay una fiesta este viernes y estoy invitado, bueno,
todo el mundo lo está; en casa de Fiona Summer, quería saber si quieres acompañarme. -Guardó su teléfono de nuevo- Nunca voy a estas cosas, pero creo que a ti te gustan, así... pensé que podía invitarte... para divertirnos, tus amigas están invitadas también.
Eso la había tomado por sorpresa, ella no había recibido ninguna invitación. Antes, hubiera sido la primera en enterarse, o la de la idea tal vez. Ahora, se tenía que enterar por personas a quienes les llegó la invitación por casualidad. Perfecto.
Aun así, estaba emocionada porque Eugene estaba invitándola, ella quería ir, con él. Sobre todo porque iba él. ¿Hace cuanto hacia que no iba a una fiesta solo por un chico lindo? Desde los trece, parece.
-Me gustaría... pero no estoy invitada. -Aun así, ella todavía tenía dignidad.
-Yo te estoy invitando, a menos que haya un cartel que diga "Prohibida la entrada de Blair Rain", puedes venir conmigo. -A ella no le sorprendería que eso ocurriese.
-Seguro, no veo por qué no. -Él asintió, moviendo los pies debajo de la mesa.
-Genial. -Murmuró con emoción.
Cuando se acabó el cappuccino para escudarse, tuvieron que volver a casa, Eugene salió primero porque Blair se excusó para ir al baño. Pero ella no fue al baño. Primero sacó cuarenta dólares del bolsillo de sus shorts y cuando la chica del cabello corto de acercó para limpiar la mesa que habían estado ocupando, encontró el dinero sobre esta. Ella intentó devolvérselos a Blair pero no lo aceptó.
-Comprate algo de helado y olvida a ese idiota. -Aconsejó
Blair- He pasado por eso, no hay mejor terapia. -Aseguró y luego salió del lugar.
Pensó que si Eugene podía hacer algo bueno, ella también podía y lo tomaría como parte de su reformación.
En el camino a casa Eugene no paraba de hablar del verano en que se hizo una cicatriz en el codo y como su primo lo empujó del árbol. No estaba segura de si era su primo Billy o el que se parece a Billy y se llama Connor. El punto es que lamentó haberle preguntado por la cicatriz cuando la notó. Él era un gran hablador. Pero era lindo cuando hablaba de algo con tanto ánimo. Le recordaba a su abuelo cuando le contaba acerca de cómo casi se pierde el examen final de la escuela de leyes por una apendicitis. Solo era eso, una cicatriz de apendicitis, pero su abuelo siempre lo había hecho sonar como una aventura de Indiana Jones, al igual que Eugene lo hacía.
- ¿Ese no es tu hermano? -Le preguntó Eugene, apuntando hacia el parabrisas. Estaban parados en una señal de alto que se encontraba frente a un patio de juegos. Ella siguió la mano de Eugene hasta que pudo ver a Roscoe, recibiendo una paliza por unos chicos más grandes.
- ¡Roscoe! -Automáticamente ella salió de la camioneta, saltando desde el asiento, sin importar quebrarse un pie al saltar.
Eran cinco de ellos contra Roscoe. Los muchachos lo sostenían de la chaqueta mientras uno pegaba en su estómago. Tenía la cara amoratada y a Blair se le encogió el corazón. Ni siquiera notó que Eugene había estacionado la camioneta y venía corriendo detrás
de ella, correr en tacones era mucho más fácil que caminar para ella, si se ponía a pensarlo.
- ¡Déjenlo, idiotas! -Ella corrió hacia él, el que había estado sosteniéndolo lo soltó y lo dejó caer al piso. Se le llenaron las manos de tierra, parecía tan indefenso. Los chicos habían terminado riendo- ¿Estás bien, Roscoe? -Le preguntó mientras le ayudaba a levantarse.
-Que tierno, el tonto tiene quien lo defienda. -Murmuró el niño de cabello rubio muy corto que había estado golpeándolo en el estómago- Miren quien es, Blair Rain. -Ella nos e preocupó por cómo o por qué ese niño sabía su nombre, lo único que en realidad era el labio roto de su hermanito, los moretones en su cara y que probablemente tuviera una herida interna.
-Cállate, Jackson. -Siseó Roscoe, limpiándose la sangre del labio con rabia.
-Mi hermana ha hablado sobre tu hermana, Roscoe. -Los demás a su alrededor rieron- Ella dice que tu hermana es una completa perra.
Blair levantó la cabeza, pero antes de que pudiera responderle Roscoe se había abalanzado sobre él gritando-: ¡No vuelvas a llamarla así! -Si antes no había sido valiente, ahora estaba hecho un demonio. El chico ni siquiera lo vio venir. Roscoe simplemente se echó sobre él y comenzó a golpearle la cara con sus pequeños y lívidos puños, que podían lastimar, por lo visto, porque también le habían roto un labio a Jackson.
- ¡Roscoe, basta! -Gritó Blair, mientras lo demás alentaban la pelea y animaban a Jackson a levantarse.
Entonces Eugene apareció, tomó a Roscoe de la cintura y trató de levantarlo con todas sus fuerzas, al final él cedió. Dejó que Eugene lo alejara de Jackson, quien yacía en el piso, completamente aturdido. Los chicos a su alrededor lo ayudaban a levantarse. Roscoe tenía las manos llenas de sangre ahora. Blair las tomó y le apartó el cabello de la cara.
-Vamos a casa.
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13. Eres mi hermana.
Blair ayudó a Roscoe a montarse en la parte trasera de la camioneta de Eugene y él cerró la puerta. Blair se quedó con él ahí, limpiándole la sangre del labio. Roscoe no quería hablar. Le levantó la camisa para mirar cuánto daño le habían hecho. Estaba lleno de moretones, que lucían mucho peor gracias a su traslucida piel. Su corazón estaba latiendo muy fuerte y tenía los labios apretados, a pesar de lo lastimado que estaba no se quejaba.
-Dios mío, Lorena va a enloquecer cuando te vea. -Murmuró Blair quitándole los mechones de la frente- ¿Por qué te estaban golpeando, Roscoe? -Le preguntó y puso cada una de sus manos a cada lado de las mejillas de su hermano para girar su cara hacia ella.
-No es tu asunto, Blair. -Contestó bruscamente y así como habló, también sacudió su cabeza para librarse de su agarre.
- ¡Y una mierda, Roscoe! -Le gritó- ¡Es mi maldito asunto porque eres mi hermano! ¿Qué está pasando?
Pero Roscoe decidió callar, se cruzó de brazos recostando su espalda del asiento. Blair se alejó un poco de él y miró a través del retrovisor la mirada confortante de Eugene. Sus ojos eran tan bonitos que ella podría verlos todo el día. Se removió en su asiento, inquieta. Cuando llegaron a su calle Eugene abrió la puerta para ellos, Roscoe tomó su mochila y se la colocó en el hombro, bajando tan rápidamente como le fue posible. Él era un guerrero, puesto que no se quejó ni un momento por el dolor. Eugene lo detuvo antes de que pudiera entrar a casa.
-Oye, oye amigo. -Puso ambas
manos en sus hombros y se inclinó- Fue muy valiente lo que hiciste. La próxima vez puedes defender a tu hermana con palabras y evitarte el color morado en tu piel, aunque soy pacifista, debo admitir que también lo hubiera hecho por mi hermana, así que esto lo vale. -Él le dio unas suaves palmadas y Roscoe sonrió por un momento, antes de cruzar la calle para volver a casa.
Eugene miró a Blair y la ayudó a bajar de la camioneta, sus tacones resonaron en el pavimento y sus piernas temblaron un poco, pero Eugene la sostuvo- Eres una chica muy elegante Blair, haces que caer de mi vieja y sucia camioneta tenga clase. -Comentó. Blair se rió.
- ¿Eso se considera como un cumplido? -Levantó una ceja mientras conseguía su bolso apilado junto al de Eugene.
-Lo es. -Él asintió.
-Lamento el drama, con mi hermano y la pelea. -Se disculpó mientras colgaba su bolso en su hombro.
-Está bien, me tranquiliza saber que estuvimos ahí para detener todo. -Eugene se rascó la nuca- Blair, lo que la gente dice nunca tiene que influir en lo tú piensas de ti misma, lo sabes ¿no? -Blair asintió.
-Nunca me ha afectado lo que la gente diga de mí, ellos no saben cómo me siento y no tienen derecho a juzgar, así que no los tomo en cuenta, Eugene.
Él sonrió para ella, una sonrisa genuina de Eugene y cerró la puerta de la camioneta. Se acercó a ella y puso sus labios en la mejilla de Blair por unos segundos, tan inesperado fue que ella casi retrocede por la pequeña reacción eléctrica
que causó- Eres muy valiente, Rain, admiro eso en ti.
-Ah... gracias. -Ella trató una vez más de esconder su sonrojo- Nos vemos mañana, Eugene. -susurró antes de correr a través de la calle para llegar la puerta de su casa y estar a salvo de sus sentimientos. Lo gracioso era que las cosas que estaba empezando a sentir por Eugene no solo la abrumaban cuando él estaba presente. No sabía si era algo bueno o algo terrible. Probablemente era ambas en diferentes aspectos.
Cuando entró, Roscoe estaba tirado en el sofá, tenía un filete sobre el ojo derecho, algo que parecía un ungüento marrón en el labio partido y más filetes sobre el estómago. Lorena tenía su cabeza sobre el regazo mientras le susurraba cosas amables, la mujer trabajaba rápido. Blair entró y dejó su bolso al pie de la puerta, luego se acercó para mirar a su hermano. Lorena le dio una mirada de preocupación a ella.
-Lo, él... yo no sé... -Trató de explicar el estado de su hermano, pero no sabía que había pasado exactamente.
-Pasa todo el tiempo, -Lorena se encogió de hombros- no encuentro una manera de evitar que se meta en problemas.
- ¿Cómo que pasa todo el tiempo? -Preguntó Blair estupefacta.
-Bueno... Roscoe suele tener este tipo de problemas con los chicos mayores. -Él mantenía los ojos cerrados y su respiración pacífica- Tal vez no lo sabías porque, como tus padres, no solías pasar mucho tiempo aquí antes.
Blair estaba horrorizada, no podía concebir que alguien le hiciese eso a su hermano a menudo
¿cuándo había comenzado? ¿Cuándo se iba a detener? Ella sabía cómo esto podría acabar con la voluntad de su hermanito y temía por su salud, tanto física como mental. Estaba tan preocupada como se había sentido nunca.
- ¡Eso es terrible, Lorena! -Explotó Blair- ¿Cómo puedes dejar que idiotas como esos te golpeen, Roscoe? -Roscoe se levantó y dejó caer los filetes, Lorena los recogió y los puso sobre el plato que estaba sobre la mesa de café. Solo conservó el filete en su ojo morado.
-Bueno, no son muy diferentes a los amigos de tu ex que siempre venían a casa. -Se encogió de hombros y caminó para subir las escaleras- Creo que me acostumbré a rodearme de personas como esas. -Continuó de camino arriba.
Blair trató de buscar algún argumento para pelear, pero en realidad no podía. Ella bien sabía que los amigos de Greg siempre habían sido así, ella los invitaba a casa y a menudo humillaban personas, ella no tenía nada más o menos que esos chicos. Ahora veía una explicación en todo esto, tal vez por eso no había visto a Eugene tan seguido como hasta ese momento, porque tal vez sus antiguas amistadas lo ahuyentaban.
- ¿Esto pasa tan seguido? -Le preguntó Blair a Lorena mientras la ayudaba a llevar los filetes a la cocina.
-No todos los días, pero él constantemente está teniendo peleas. -Lorena abrió el refrigerador y fue echando los filetes uno por uno dentro de este- Viene a casa con esos moretones y se me parte el alma en mil pedazos, pero él dice que todo está bien, que puede con esto...
ya no sé qué hacer para hacerle ver que no está bien. -Lorena se veía tan consternada y preocupada como Blair se sentía.
- ¿Dónde está papá? -Preguntó, ya que no lo había visto bajar cuando llegaron.
-Visitando a la tía Margot, se enteró de que está vacaciones y lo obligó a visitarla. Volverá más tarde.
-Oh, bien.
Blair necesitaba un tiempo a solas con su hermano. Así que envió a Lo a tomar una siesta y preparó un té de manzanilla para Roscoe, con todos esos golpes tal vez necesitaría que su cuerpo se calentase de alguna forma. Cuando subió, la puerta de su habitación estaba abierta. Blair la empujó con el pie lentamente y miró alrededor. Estaba un poco diferente a como lucía la última vez que ella había estado allí. Es decir, lucía más oscura, el azul de las paredes seguía ahí, pero las cortinas estaban cerradas, dándole un aspecto sombrío. Ya no estaba decorada con figuras de los Power Rangers, ni su cama era un auto rojo de carreras. Ahora las paredes estaban limpias, seguían gustándole los autos, porque tenía su colección de Hot Wheels sobre una de las repisas junto a la puerta del baño, su cama ahora era normal, grande, pero normal y él estaba echando boca abajo sobre ella.
-Roscoe, te hice un té... am, Lore dijo que te haría sentir mejor. -Mintió, solo un poco para que él no creyera que estaba siendo amable porque sentía lastima. Ella sabía cómo se sentía y no quería que se sintiera así, pero tampoco quería que sintiera como que a ella no le importaba.
Caminó hasta la cama, Roscoe seguía sobre su estómago.
-Mmh... déjala ahí. -Dijo,
pero no se movió.
-Vamos, Roscoe, sé que no te la vas a tomar si la dejo ahí. -Insistió Blair.
-Solo déjala ahí. -Volvió a decir sin moverse, su voz sonaba amortiguada porque su cara estaba pegada contra el colchón.
-No, vamos, date la vuelta y toma el té. -Apremió ella. Sin embargo Roscoe no se movió.
Suspiró y luego hablo- Blair, no puedo moverme, tal vez si me das la vuelta...
- ¡Oh, claro!
Blair dejó la taza de té sobre la mesa de noche a un lado de la cama y puso sus manos en cada costado de su hermano, sujetándole los brazos, aplicó la fuerza para darle vuelta sobre su estómago, a pesar de que su espalda rebotó contra el colchón cuando ella logró voltearlo completamente él no se quejó por el dolor que seguramente estaba sintiendo. Él era un chico fuerte después de todo. Blair acomodó varias almohadas para mantenerlo erguido y se sentó a su lado, cogiendo la taza para entregársela.
-Está un poco caliente todavía ¿necesitas que la sople? -Preguntó dejándolo con las manos extendidas.
-No, está bien, puedo hacerlo solo. -Él le pidió con las manos que le diera la taza.
-Pero podrías quemarte. -Le informó ella retirando la taza.
-No me trates como un bebé, puedo hacerlo solo ¿sí?
-Está bien.
Frunciendo el ceño y haciendo un puchero Blair le entregó la taza a Roscoe, sin embargo ella no se fue, estuvo quitándole el cabello de la cara mientras el soplaba la taza y tomaba pequeños sorbos. Estaba tan morado, ella deseaba que su padre
no lo viera así cuando volviera a casa de visitar a la tía Margot, porque pondría el grito en el cielo. Se preguntó cuantas veces había estado así y ella no lo había notado.
- ¿Por qué lo hiciste, Roscoe? -Le preguntó de repente.
- ¿Hacer qué? -Murmuró él, escondiéndose detrás de la taza de té.
-Defenderme. -Aclaró ella.
Roscoe se aclaró la garganta.
-Bueno... eres mi hermana, no quiero que ningún idiota diga cosas de ti que no son ciertas. -Sacudió sus hombros como esperando que sus palabras fueran tomadas a la ligera, como si él le dijera eso todos los días. Blair pasó un brazo por sus hombros y estampó un beso contra su sien.
-Te quiero ¿sabes? -Murmuró ella.
-Yo también, pero no se lo digas a nadie.
Ella rió y trató de abrazarlo sin hacerle daño. Tomó la taza vacía de sus manos y la dejó sobre la mesa de noche- Necesitas conseguir un nuevo corte de cabello. -Le sugirió, de nuevo tratando de mover los mechones oscuros de cabello de su frente. Roscoe era un niño muy guapo, con el cabello negro, los ojos azules como los de su padre y la piel tan blanca que parecía papel.
-Es lo que Lorena siempre dice. -Suspiró y recargó más su espalda.
- ¿Estarás bien? -Interrogó tratando de ver los moretones que le habían dejado en el estómago.
-Sí, quiero dormir por ahora. -Ella asintió y sacó las almohadas de detrás de su espalda que lo mantenían sentado, para acomodarlo mejor.
-Si necesitas algo, puedes llamarme. -Ofreció ella. Él asintió y ella acomodó las demás sábanas a su alrededor.
-Oye, a papá y a mí nos agrada Eugene, creo que deberías darle una oportunidad, es un buen tipo.
Bueno, si Roscoe lo decía, entonces él era el mejor tipo del mundo, porque Roscoe no decía eso de cualquiera. Y Blair lo sabía muy bien.
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Aviso rápido :D
¡Hola! Ross aquí. (Perdón si pensaron que esto era un capítulo :c)
Bueno, por lo visto quieren maratón. Así que me dije: Pues vale, estoy de vacaciones, estoy sola en casa y tengo chocolate. ¡Hagámoslo! Lo máximo que puedo hacer en un día son tres capítulos. Pero bueno, estoy terminando uno ahora, si lo termino temprano y estando lúcida lo publicaré más tarde.
Sin embargo, si el sueño me gana (o mi madre me envía a la cama), lo publicaré todo mañana. Pero veremos cómo resulta esto de ir escribiendo por la noche y publicando. En lo personal, va a ser muy divertido para mí porque estoy ansiosa por escribir más de esta historia.
Eso era todo.
Oh, también voy a estar dedicando este maratón, supongo que escogeré a quien más haya visto en los comentarios para dedicarles los capítulos. No lo sé. Veremos cómo resulta.
Los quiero y gracias por todos los votos y comentarios :D son las mejores.
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14. Ya no quiero mi vieja vida.
Blair estuvo ayudando a su hermano a recuperarse toda la semana, para cuando su padre los llevó a comer helado casi no se notaba que había sido brutalmente golpeado por una pandilla de salvajes, porque ella le puso maquillaje sobre los moretones, aunque él había puesto resistencia, terminó ayudando mucho. Empezaron a llevarse mejor esa semana, tanto que Roscoe ayudaba a Blair a hacer la tarea. Porque sabía más de matemáticas que ella.
Con Eugene las cosas iban más que bien, aun se preguntaba si él seguía enamorado de Lucy, pero él no daba señales de que así fuera, por lo que ella se resignó a pensar que ya lo había olvidado, porque ahora ella era quien pasaba más tiempo con Eugene que nadie. Iban al Starcucks después de clases y aun las demás veces llevaron a Molly jamás tuvieron problemas de privacidad, de hecho, ella se sentía mucho más segura cuando estaba Molly que estando sola con Eugene. Porque sabía que podía mirarla y ella llenaría el espacio vacío con alguna broma. En realidad le agradaba Molly.
El viernes llegó casi instantáneamente, Blair ya tenía preparado que iba a usar en la fiesta. Había pasado toda la noche del jueves tratando de decidir si quería usar el vestido rojo de tubo o el dorado suelto. Terminó eligiendo uno azul marino con un cinturón delgado negro y sus adorados Jimmy Choo's. Porque a pesar de tener un armario repleto de la mejor y más grande colección de zapatos de tacón alto de toda la secundaria Midwood, ella tenía un par de zapatos favoritos. Mirar dentro del armario de Blair haría a Sarah Jessica Parker llorar de alegría y orgullo.
Ella estaba prácticamente
bailando en una sola pierna cuando bajó las escaleras la mañana del viernes, luciendo como una linda flor primaveral, casi nunca llevaba vestidos al instituto pero sintió que era un día especial, así que el vestido rosa floreado en su armario fue su primera elección en la mañana, aunque estaba haciendo frío y tuvo que usar una cazadora de cuero sobre este. Cuando salió de casa Eugene la estaba esperando como siempre, tomó su bolso y lo metió a la camioneta. Desde el miércoles sonaba peor que la primera vez que se montó en ella, pero supuso que Eugene tenía todo eso contralado, además, a ella no le molestaba eso si podía ver la sonrisa de Eugene en la mañana.
Cuando él la ayudó a bajar de la camioneta Molly la esperaba para entregarle su bolso. Blair le sonrió cálidamente. Era gracioso. Ella le sonreí a esa gente; Molly, Eugene, Hannah y Becky como nunca les había sonreído a sus viejos amigos: sinceramente.
-Gracias, Molly. -Le dijo Blair.
-De nada. -Murmuró ella.
Pensó que Molly era tímida, sin embargo, era tan guapa como su hermano. Porque Eugene era más que lindo, Blair había descubierto que él era guapo; era guapo cuando movía su cabello para sacarlo de su cara, era guapo cuando corría alrededor de su licuadora con ruedas después de ayudarla a subir, era guapo cuando sonreía y las esquinas de sus ojos se arrugaban. Básicamente, él era guapo todo el tiempo. Y su hermana era pequeña, tenía los ojos del mismo color que los de Eugene, una nariz pequeña y adorable y el cabello
más largo, castaño sedoso que Blair jamás había visto. Siempre usaba vestidos y botas y ese era un look que a ella particularmente le agradaba. Quedaba muy bien con su manera adorable de que ser.
- ¿Puedo preguntarte algo? -Molly caminaba detrás de ella y Blair bajó el paso mientras llegaban a la entrada. Eugene se había adelantado para hablar con un chico, que al parecer era su amigo, porque lo había visto hablando con él otras veces.
-Oh, seguro. -Blair se encogió de hombros.
- ¿Dónde conseguiste tu vestido? Es en realidad muy hermoso. -Blair le sonrió sorprendida, hacia mucho que no recibía un halago que sonara tan sincero.
-Bueno, fue un regalo de mi tía Margot, realmente no sé donde lo consiguió. -Se encogió de hombros- Pero, sé de una boutique en el centro comercial que vende vestidos como estos, me gusta el estilo vintage. Si quieres podríamos decirle a tu hermano que nos lleve y buscar uno lindo para ti ¿No suena bien? -Hacía mucho que Blair no iba de compras, por lo que ella se emocionó también.
- ¡Suena genial!... pero no creo tener dinero suficiente, tendría que trabajar doble turno con mi abuela para conseguir el dinero. -Ella se metió las manos en los bolsillos del jersey.
- ¿Quién dijo que tú ibas a pagar?
-Oh... Blair, no puedo aceptar.
- ¿Sabes? Tú y tu hermano son tan orgullosos. El otro día él no me dejó pagar mi propio café ¿qué pasa con ustedes? Tienen que recibir algo a cambio
de vez en cuando. -Le dijo Blair cuando se detuvieron en el que ella sabía que era el casillero de Molly- No voy a aceptar un no por respuesta, vendrás conmigo de compras... tal vez invite a Hannah y a Becky ¿No te molesta? -Preguntó ella cuando la idea la golpeó.
- ¿Cómo podría molestarme? -Oh, Molly se veía tan adorable como su hermano cuando sonreía. Bueno, las esquinas de sus ojos no se arrugaban porque ella era más joven.
-Bien, tal vez la semana que viene podamos ir.
-Gracias Blair, había escuchado cosas de ti, pero tú eres realmente genial como dice Eugene. -Molly puso su bolso en el suelo entre sus pierna y abrió su casillero empezando a sacar sus cosas para ponerlas dentro.
A Blair se le dibujó una sonrisa tonta en la cara cuando escuchó lo que había dicho.
- ¿Tu hermano cree que soy genial? -Le preguntó ella, tan asombrada como se escuchaba. Molly se rió y la miró.
-Sí, él siempre lo dice. Creo que él está realmente encantado contigo, habla de ti cuando está arreglando el jardín con la abuela.
-Oh ¿De verdad? -Molly asintió.
-Por supuesto, yo no te mentiría y lo sabes Blair.
Ella asintió y se sintió tan feliz que casi flotó hasta su clase, la cual, por suerte, tenía junto a Eugene. Blair odiaba algebra, sin embargo, después de que Eugene se volvieron amigos todo era mucho más fácil, él podía ayudarla cada vez que ella tuviera una duda, puesto que estaba en el asiento contiguo, ella podía inclinar su cabeza hacia atrás para preguntar algo y él sonreiría y le
diría la respuesta a su problema. Así, sus clases eran menos monótonas que nunca, y le estaba yendo mucho mejor, hasta el profesor se dio cuenta de ello, por eso permite las charlas entre ellos, porque sabe que Eugene le hace bien a Blair.
Y Blair también lo sabe.
Cuando estaba acercándose a la puerta y brazo fue puesto abruptamente en su camino, haciéndola chocar contra la persona que lo había puesto allí- Preciosa ¿Cómo estás? -Kale estaba parado frente a ella, sonriendo cínicamente. Por desgracia él también tenía la misma clase a primera hora. Blair comenzaba a odiarlo más de lo que alguna vez lo hizo.
- ¿Qué quieres Kale? -Siseó.
-Nada, solo darle los buenos días a mi chica. -Él se acercó tanto que la loción demasiado fuerte de Kale le llenó las fosas nasales y la hizo estornudar justo en su cara- Maldita sea, Blair.
-Parece que soy alérgica a ti. -Ella se rió y trató de pasar debajo de su brazo pero él lo bajó, negándole de nuevo el paso- Déjame pasar. -Gruñó ella, tan peligrosa como Blair Rain podría ser. Eso podría asustar a las perras, pero para Kale, era simplemente un acto de ternura.
-Tú crees que ese chico, Pointer, va a ayudarte a superar lo que has perdido ¿verdad, gatita? -Kale ronroneó.
-No sé de lo que estás hablando. -Los ojos Blair se entornaron. Kale soltó una risa sin gracia y sus fríos ojos azules centellaron.
-Yo sé más de lo piensas, Blair. Sé lo que piensas, que es diferente. -Murmuró- ¿Por qué conformarte con lo poco que puedes rescatar si yo puedo devolverte absolutamente todo lo que has perdido incluyendo mejoras? -Él encajó sus dedos en la parte inferior de su barbilla para que lo viera a los ojos. Blair sacudió bruscamente la cabeza para que la soltara.
Ella miró a Eugene, sonriéndole a medias desde su asiento, levantó la mano un poco y la agitó, como diciendo "Aquí estoy, esperando por ti". Ella bajó su mirada cuando la subió fue para mirar a Kale, quien mantenía una expresión de suficiencia en su cara.
-Ya no quiero mi vieja vida de vuelta, esta me gusta mejor.
Y siguiendo sus propias órdenes apartó a Kale del camino para ir a sentarse en el puesto que Eugene había guardado para ella.
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15. Eres hermosa.
Toda la clase él estuvo distante, con la cabeza pegada a su libro, por lo que ella no se movió. Por suerte solo era una clase y luego el profesor entregaría los exámenes de la clase pasada. Solo era un examen de diagnostico, pero iba a determinar si necesitarían que acudir a tutoría. Cuando el profesor Thompson pasó por cada asiento entregando los exámenes se detuvo en el de Blair y le dio una media sonrisa.
-Has mejorado mucho, Rain. -Dejó la hoja sobre el escritorio y ella vio garabateada en la esquina una "C+". Esa era una buena nota para ella- Sin embargo, veo que trabajas muy bien con Eugene, él podría ayudarte a que mejores en algebra ¿Eugene, estás de acuerdo en ayudar a Blair? -El profesor levantó la mirada hacia él. Blair volteó para verlo con una sonrisa pegada a su rostro.
Eugene sonrió como siempre lo hacía y dijo-: Siempre.
Él no decía sí, ni no, ni "está bien" ni "claro". Él decía "siempre". Ella amaba como se la palabra "siempre" se oía en sus labios. Así que sonrió para él como una pequeñuela y él le devolvió el gesto. Durante lo que restó de la clase estuvo muy callado y cuando llegó el almuerzo, ambos salieron al mismo tiempo y nadie tuvo que comprar la comida de nadie más.
Había sándwich italiano de queso en el menú. Ella amaba esos sándwiches, así cuando recibió el suyo lo primero que hizo fue darle una mordida voraz. Ella notó que estaba ganando peso, sus pómulos
estaban más llenos, no llegaba a ser mucho, pero era hora de ponerse en forma de nuevo. Con salir a correr en las tardes sería suficiente, a ella le gustaba eso y tal vez lo necesitaba para pensar.
-Oye Blair ¿Vas esta noche a la fiesta? -Le preguntó Becky a través de la mesa.
Blair levantó la vista y asintió emocionada y con la boca llena.
-Nosotras podemos pasar por ti, si quieres. -Ofreció Hannah con una mirada furtiva a Eugene quien levantó la mirada rápidamente hacia ella, luego miró a Blair, quien estaba atragantada con el sándwich e instintivamente también había volteado a verlo.
-Um, yo iba a llevarla, de hecho. -Eugene se encogió de hombros.
- ¡Oh! Comprendo, los veremos allá entonces. -Dijo Hannah y miró a Blair, Becky le dio una patada por debajo de la mesa a Blair quien chilló botando el pan de su boca.
- ¡Ay! -Eugene la miró- Me... me golpeé con el tubo. Estúpido tubo. -Murmuró mirando a Becky.
-No culpes al tubo, el tubo no tiene la culpa. -Reclamó Becky.
-El tubo casi me rompe el pie. -Replicó Blair.
-El tubo cree que eres dramática. -Respondió Becky.
-El tubo no sabe lo que dice, el tubo ha sido brusco. -Insistió Blair.
Becky, Hannah y Blair se quedaron intercambiando miradas un buen tiempo y luego rompieron en risas estrepitosas. Eugene frunció el ceño con confusión mientras tomaba de su lata Coca-cola y las miraba
mientras se retorcían de la risa.
- ¿Sí sabes que los tubos no hablan, no sienten y no piensan? -Preguntó Eugene.
-No lo entenderías. -Recalcaron las tres al unísono y de nuevo estallaron en risas.
-Raras, las chicas son raras. -Masculló para sí mismo.
Blair apenas habló de camino a casa, estaba tan feliz que no podía encontrar palabras que decirle a Eugene. Ella nunca había sido del tipo de chica insegura, ella quería saber si ella le gustaba a Eugene, si o no, algo contundente. Así que había decidido contarle lo que estaba sucediendo con ella estos días, no todo, solo hasta el punto en que él entendiera que ella se estaba volviendo loca por él. Quería también preguntarle qué había pasado entre Lucy y él y si seguía enamorado de ella, pero eso venía en segundo plano. Lo más importante era impresionarlo.
Ella entró en casa corriendo y le dio un beso a su padre que se encontraba en el sofá leyendo un libro, le dio otro a Roscoe que estaba junto a él jugando con su PSP y otro a Lorena que se encontraba al pie de la escalera. Subió corriendo las escaleras y se encerró en su cuarto. Eran las tres de la tarde, pero siempre que se arreglaba para una fiesta procuraba hacerlo temprano, a ella le gustaba darse a desear pero tampoco le gustaba ser de las que tenían al chico esperando por ellas la mitad de la noche. Y Blair sabía que ella tenía un record en cambio de ropa, ella podía perfectamente cambiar
todo su look entre el primer piso y la planta baja de un ascensor. Había hecho el intento.
Así que se metió a la bañera y se dio un largo baño de espuma. Necesitaba relajarse después de todo, estaba un poco tensa por todo lo acontecido en la semana. Cuando salió eran casi las cinco, un poco más y hubiera terminado como una pasa. Estuvo una hora más bailando con música de Avril Lavinge, luego procedió a ocuparse de su maquillaje y como ya tenía su atuendo, a las seis estaba lista. Como le gustaba darse a desear y Eugene había dicho que estaría en su puerta a las siete se quedó tratando de pasar el nivel de 60 Candy Crush y borrando viejos contactos de WhatsApp. Se había perdido en viejas conversaciones con Macy y Hilary, nada comparado con las conversaciones con Becky y Hannah, ellas eran graciosas y ocurrentes y la hacían reír, no la envidiaban ni deseaban nada de lo que ella tenía, eso hacía que Blair se encariñara muy rápido con ellas.
- ¡Blair, Eugene está aquí! -Oyó la voz de Roscoe a través de su puerta.
-Dile que espere, estaré lista en un momento. -Respondió ella, dándose un repaso en el espejo.
-Todos sabemos que ya estás lista. -Bufó Roscoe.
-Tú dile que espere. -Repuso.
- ¿Cuál es el punto de hacerlo esperar? -Porfió Roscoe aun pegado de la puerta.
-Roscoe, sé lo que hago.
-Vale.
Roscoe al fin dejó la puerta y ella pudo dar vueltas en su habitación tranquila. Se planteó de nuevo todo lo que iba a preguntarle a Eugene. Todo lo que le diría. Vaya, no era fácil. ¿Por qué ahora que le gustaba
un chico de lo más normal y no nada llamativo se le hacía tan difícil?
Porque él tiene el cerebro en la cabeza y no en los pantalones. Respondió su subconsciente. Ella tuvo que darle la razón.
Bien, si ella no podía usar su atractivo para conquistarlo, eso era lo mejor que tenía. Más su historia acerca de cómo noqueó a una mujer por el último par de botas Gucci en una tienda. No creía que eso a Eugene lo interesase.
-Bien, Blair, tú puedes hacer esto. -Se dijo a sí misma cogiendo el pequeño bolso que combina a la perfección con su vestido y colgándose la delgada cadena en el hombro.
Abrió la puerta y salió meneando su cadera como era su hábito natural, bajó las escaleras lo más rápido que puso, pero antes de llegar al final de éstas pudo oír como Eugene y su padre, estaban charlando en la sala de estar acerca de pesca. Su padre se oía feliz, no como cuando ella traía a casa a Greg y su padre por casualidad llegaba o estaba en casa luego de un viaje, Greg estaba como enfurruñado y su padre mucho más, a ellos no les importaba llevarse muy bien entre sí, fue odio a primera visto. Pero con Eugene se oía como si en realidad estuviera hablando con un amigo.
-A Blair no le gusta pescar, es muy torpe en eso. -Decía su padre, ella se golpeó la frente.
-Bueno, supongo que ya lo sabía, creo que Blair es demasiado elegante para que la veas en el lago. -Dijo Eugene. Pero no como si Blair fuera frívola, sino como si estuviera hablando de la Reina de Inglaterra.
-Eso es cierto, mi madre también odiaba el lago y el olor a pescado la
enfermaba. Justo como a Blair, creo que ella tiene mucho de Blair. -Oliver sonó nostálgico- Por cierto ¿Cómo está tu padre?
- ¡Oh! Él está genial. Habla a menudo de usted, le digo que tendría que visitarlo, pero siempre pone escusas, dice que tal vez usted está ocupado con el trabajo y eso.
-Bueno, estoy de vacaciones ahora, supongo que debería llamarlo y proponer un viaje de pesca ¿no crees?
-Creo que a él le gustaría, siempre lo describe como un grandioso amigo.
Ella pudo escuchar la sonrisa de su padre desde las escaleras. Entonces cuando el silencio se formó Blair terminó de bajar. Eugene estaba muy guapo, y ella lo pudo notar, traía una cazadora de cuero, una camisa de botones sin abrochar debajo y una camiseta blanca más abajo, también llevaba unos Wranglers azules y degastados que le quedaban geniales.
-Hola. -Blair se sonrojó cuando él pasó sus ojos sobre ella, con cuidado y sorpresa. Su mirada no era lasciva, sino sorpresiva.
-Eres hermosa, Blair.
Él no dijo "estás hermosa", sino "eres hermosa" y dijo su nombre. Descubrió que amaba cuando decía su nombre.
-Lo es ¿No es así? ¡Y yo la hice! -Bromeó su padre. Blair estaba consciente de que era un mal chiste.
-Hizo usted un buen trabajo señor. -Bromeó Eugene de vuelta y Oliver rió, dándole una palmada en la espalda.
-Me agrada tu nuevo novio, Blair. -Le dijo.
Blair volvió a sonrojarse, hasta la punta de los pies. Eugene la miró.
-No papá, él no es mi novio. -Le corrigió caminando hacia
donde Eugene se encontraba.
- ¿Y por qué no? Yo voto porque salgan ¿Qué me dicen?
-Basta papá. -murmuró ella.
Tomó el brazo de Eugene para sacarlo de la casa.
-Es una buena idea ¡Diviértanse! -Gritó antes de que Blair cerrara la puerta en su cara.
Cuando estuvieron a salvo a fuera él la dirigió a la camioneta y la ayudó a subir, ella aun estaba seriamente avergonzada. Arregló la delgada diadema que marcaba la línea entre su flequillo y sus mechones largos en el espejo retrovisor mientras él rodeaba la camioneta. Él entró de un salto y sonrió para ella.
-Lamento lo de mi padre. -Se disculpó. Él le dio una de sus sonrisas de Eugene.
-Está bien, él mío es igual y lo sabes. Me cayó bien. -Se encogió de hombros.
Eugene encendió la camioneta, pero sonaba incluso peor que antes, así que no pudieron entablar mucha conversación en el camino. No la necesitaban, porque cuando él le sonreía de pronto se sentía mejor. Y no es que estuviera muy preocupada por la fiesta, pero en cuanto puso un pie ahí supo que era menos que bienvenida. Ella ya había estado en casa Fiona, sabía que era una casa grande, con piscina y un patio genial, había organizado fiestas ahí. Pero esta vez no había sido tan bien recibida como las últimas veces. Todo el mundo la miró como si fuera una de las siete plagas, incluso cuando llegó al lugar en donde estaban Becky y Hannah, todo el mundo susurraba a sus espaldas y ella se sentía terrible.
-Tranquila, Fiona dijo que cualquiera que quisiera venir en el instituto estaba invitado. -Le avisó
Becky llegando a su lado con un vaso de cerveza.
Ella se veía genial. Con un estilo rockero con los ojos ahumados con sombras y delineador, shorts negros y un top crop negro también con flores estampadas en la parte superior, también traía un chaleco de mezclilla y unas botas. Y su cabello lucía increíble. Parecía una estrella de rock. A Blair le encantó. Hannah lucía un poco más retro, traía un sombrero plano negro y su flequillo cayendo sobre su frente junto con unos lentes oscuros que le recordaron a los de un Hippie, con su falta larga y su blus holgada de manga larga ella estaba igualmente genial que Becky. Cada una tenía estilo y era totalmente increíble.
-Vamos a aliviar un poco el ambiente, ven aquí Blair, tómate una foto con nosotros. -La animó Becky, acercándola al sofá. La hizo sentarse en medio de ellas y extendió el brazo con su celular en la mano para tomar la foto- Hagan una cara rara, no me gustan las fotos normales. -Advirtió Becky. Blair pensó rápido e hizo un guiño hacia la cámara con su boca ligeramente abierta- ¡Muy bien! -Dijo Becky- Salió genial. -Entonces configuró la cámara para tomar otra.
-Todas un abrazo, vamos. -Blair las atrajo, con sus brazos sobre los hombros de cada una.
-Auch, estás pisando mi cabello. -Se quejó Hannah sosteniendo su sombrero con la mano pero riendo al mismo tiempo.
-Lo siento tanto. -Se disculpó Blair y rió también.
- ¡Ahí va! -Anunció Becky. El flash las cegó. Becky miró la foto luego y sonrió satisfecha- Es un desastre y salimos perfectas.
Todas rieron- ¡Va a mi Instagram! -Anunció Hannah y volvieron a reír.
- ¡Ven a tomarte una foto con Blair, Eugene! -Lo llamó Becky, se levantó para tomarlo de la mano y sacarlo de la esquina desde donde las había estado viendo. Hannah se levantó también y él cayó al lado de Blair con una sonrisa tímida- Ahora, más juntos. -Los animó Becky moviendo su mano. Blair se movió un poco más cerca de él.
- ¿Así está bien? -Él pasó un brazo detrás de ella y lo apoyó en su costado izquierdo.
-Perfecto. -Dijo Becky- Ahora bésala. -Apremió.
- ¿Qué? -Dijeron ambos al unísono.
-No sean tontos, en la mejilla. -Explicó Becky- Blair, hazlo tú.
Blair miró a Eugene y sonrió, él se rió y su sonrisa de Eugene quedó en su rostro. Ella puso su mano al otro lado de su cara y posó sus labios en la que tenía en frente. En ese momento ella estaba sonriendo y él también, ahí fue cuando Becky tomó la foto. Blair deseaba guardar esa foto el resto de sus días para enseñársela a sus hijos y a sus nietos.
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16. Algo mejor que una fiesta.
La fiesta estaba resultando bien, ella y Eugene estaba sentados en el sofá hablando y era mucho mejor que estar en la pista bailando o en cualquier otro lugar bebiendo. Por supuesto, ella tenía un vaso con cerveza, también Eugene pero no se sentía como que iba a terminar vomitando esta noche. Ella se levantó un momento para ir al baño, estaba saltando en una sola pierna cuando encontró la puerta del baño, estaba ocupado así que tuve que esperar junto a la puerta. Cuando la persona dentro se dignó a salir, quedó frente a frente con ella, los ojos verdes oscuros de Greg la miraron como si estuvieran viendo un fantasma, a ella se le secó la boca, no pensó que él estuviera ahí. No deseaba ver a su ex, menos cuando verlo solo le traía malos recuerdos.
- ¿Qué estás haciendo aquí? -Le preguntó, tan despectivo como solo él podía ser.
-Vine a una fiesta, como todos. -Ella se encogió de hombros y sonrió, Greg apretó los puños y sin decir nada la tomó del brazo. La estaba dirigiendo fuera del lugar y ella estaba tratando de luchar contra él- ¿Qué estás haciendo, Greg? -Le preguntó tratando de soltarse.
-Tienes que irte, sé lo que estás tratando de hacer. Blair, no voy a volver contigo, jamás, ¿lo entiendes? -Blair estaba pasmada ¿es posible que él siguiera creyendo que ella venía por él? Joder ¿qué fue lo que le vio Lucy al tipo? Es decir, ella había estado con él porque era guapo y popular, pero ella pensó que Lucy tenía dos dedos de frente que esas cosas no le importaban.
-Joder,
Greg suéltame. No he venido aquí por ti. Me invitaron ¿sí? -Ella ya estaba en la puerta de entrada y deseaba que Eugene viniera a rescatarla, porque quería que acabara con Greg al mejor estilo de Eugene: con su sonrisa.
-Eso fue lo que dijiste la última vez que intentaste arruinar un evento para nosotros. -Espetó él. Sí, eso era lo que había dicho. Pero lo superó, no más actitud de perra. No ahora que no la necesitaba.
-Entiéndelo, no voy a molestarte, he venido con...
- ¡Ya basta, Blair! No más mentiras ¿No estás cansada de ser de esta manera? -Le preguntó como si él tuviera derecho a estar molesto.
-Sí, por eso he venido aquí con... -Él no la dejó terminar y la llevó a la acera de la casa. Ella pudo divisar a Eugene mirándola desde la puerta detrás de ellos. Ella agitó la mano en el aire para que supiera que lo necesitaba y él corrió hacia ella. Se veía confundido. No molesto, solo confundido.
-Ah, disculpa, amigo ¡espera! ¿A dónde la llevas? -Dijo Eugene corriendo detrás de él, cuando lo alcanzó Greg se giró para mirarlo, con ojos sombríos.
-No es tu jodido problema, Pointer, y no le digas a Lucy que me viste con Blair. -Gruñó, cuando estaba a punto de sacar a Blair del camino de entrada ella se soltó y corrió detrás de Eugene.
-Me temo que sí es mi problema, porque ella es mi cita esta noche. -Dijo totalmente seguro de sí mismo y se giró a verla- ¿Estás bien, cariño? -Blair lo miró, con los ojos bien abiertos
y sonrió mientras asentía.
Maldita sea, ¡Su cita! ¡Soy su cita! Gritó dentro de ella.
Greg se echó a reír como si no se lo creyera, a Blair no le importaba porque Eugene había dicho que ella era su cita, así que nada más importaba realmente. Ella estaba tan feliz. Y Eugene le sonreía a medias, tal vez porque estaba un poco cabreado por Greg. Lo curioso es que ella nunca lo había visto cabreado, sería realmente interesante ver a Eugene cabreado alguna vez.
- ¿Greg? -Y Lucy hizo aparición.
Caminó hacia donde estaba Greg luciendo tan bonita y delicada como una jodida princesa. Blair se aferró al brazo de Eugene y él puso una mano sobre la suya, para darle seguridad. Greg tomó a Lucy de la cintura y sonrió como si nada estuviese pasando.
- ¿Qué hace ella aquí? -Preguntó Lucy frunciendo el ceño cuando vio a Blair detrás de Eugene- ¿Qué estás haciendo con ella, Eugene? -Ella lo miró como si estuviese mirando a un extraterrestre.
-Es su cita ¿puedes creerlo? -Greg se rió de nuevo. Lucy frunció el ceño, ahora más que confundida, enojada- Ya se iban, no tienes que preocuparte, amor. -Greg los miró, los estaba echando. Eugene captó el mensaje rápidamente.
-Sí, tienes razón. -Espetó Eugene- Ya nos íbamos, tenemos... mejores sitios a los que ir. -Eugene miró a Blair quien le dio una mirada apenada mientras se abrazaba a sí misma, puesto que el viento frío le rozaba los hombros y había olvidado su chaqueta. Por su culpa lo estaban sacando de la fiesta y Blair se odiaba a sí misma por eso- Creo que tienes frío. -Susurró mientras procedía
a sacar su cazadora de cuero, él la extendió sobre los hombros de Blair y la dejó sobre ella. Se sentía tan cálido allí dentro, jamás nadie había hecho eso por ella, estaba tan feliz aunque los estuvieran echando- Vamos. -Él tomó su mano para dirigirse a la camioneta que estaba aparcado justo en frente.
- ¡Espera Eugene! -Lucy lo llamó. Eugene se dio la vuelta, soltando levemente la mano de Blair- Pensé que éramos amigos. -Dijo ella, como si se sintiera traicionada.
-Y lo somos, pero también soy amigo de Blair ahora. -Él se encogió de hombros.
- ¿Después de todo lo que me hizo, aun la defiendes? -Inquirió ella. Blair comenzaba a cabrearse con esa niñata. Luego decían que ella era la dramática.
Eugene apretó la mandíbula y la miró fríamente.
-Tal vez tú lo merecías, tú le robaste a su novio. -Eugene volvió con Blair, puso un brazo alrededor de ella y la puerta de la camioneta para ayudarla a montarse.
Él rodeó la camioneta y la abordó, pero ya no estaba sonriendo, parecía disgustado de alguna manera. Tanto como él podría estarlo. Encendía la licuadora con ruedas y la condujo lejos de la fiesta, Blair se sentía ahora un poco mal por ponerlo en esta situación, pero no podía evitar estar feliz porque él había dicho que ella era su cita. Eso pondría feliz a cualquiera. No podía decirle cuando lo sentía y cuanto le agradecía por todo porque la camioneta hacía un ruido espantoso, pero lo haría en cuanto llegaran a casa.
A medio camino la camioneta se apagó, dejó de funcionar- No, no, no puede ser.
-Repetía Eugene, sacudió el volante e intentó volver a encenderla, pero no funcionó. Estaba muerta y aparcada en el hombrillo- Lo siento, lo siento tanto Blair, he arruinado esta noche para ti, como lo siento. -Se disculpó con la frente pegada del volante, él sonaba tan apenado y mortificado que a Blair se le hizo totalmente adorable.
-No te disculpes, cariño. Por lo menos estoy contigo. -Le dijo ella. Eugene levantó su brazo y la miró con una sonrisa, ella sonrió para él también- ¿Caminamos? -Preguntó. Él asintió y bajó para ayudarla a bajar. Ella esperó y saltó de la camioneta con las manos en sus hombros como siempre. Aun estaba usando su chaqueta y eso era tan hermoso que no podía respirar. Eugene olía como olería un chico que trabaja en el jardín con su abuela y que va de pesca con su padre; a pino fresco. A Blair le encantó.
- ¿Qué harás con la licuadora con ruedas? -Le preguntó mientras caminaban hacia la cera. Eugene se echó a reír.
-Vaya, que graciosa. -Murmuró- Llamaré a un amigo de papá para que la recoja mañana, si no está arreglada para el lunes, te llevaré al instituto en el Ford fiesta de la abuela. -Le prometió él.
-Vale. -Ella se montó sobre un pequeño muro que rodeada el jardín de una de las casa y caminó sobre él sin ningún problema. Apenas quedaba unos centímetros más alta que Eugene.
-En realidad eres buena usando tacones ¿no? ¿Cómo es que puedes hacer eso sin caerte? -Preguntó con las manos en los bolsillos mirando detenidamente sus pies. Blair rió.
-No lo sé, es cuestión
de equilibrio. -Ella bajó cuando el muro se acabó.
-Eres un cisne, Blair. -Le dijo. Ella se sonrojó.
- ¿Gracias? -Se ajustó la chaqueta y él le guiñó un ojo.
Blair caminó junto a él silencio y ya estaban llegando a casa, así que era ahora o nunca. Tenía que preguntarlo, quería preguntarle si él sentía algo por ella, ¿pero cómo podía? No podía llegar a eso tan rápido, así que decidió dar el primer paso por donde pareció más fácil.
- ¿Tú aun...? -Se detuvo, joder él estaba mirando ¿cómo podía hacerlo si él la mirada de esa manera?
- ¿Yo aun qué, Blair? -Inquirió él.
- ¿Tu aun... sientes algo por Lucy? -Preguntó al fin. Eugene quedó impresionado. Se detuvo, dejó de caminar y la miró.
- ¿Cómo sabías eso? -Preguntó.
-Todos lo sabían, al parecer. -Ella se encogió de hombros, él bajó la cabeza y pateó una piedra fuera de la acera.
-Yo... no lo sé. -Murmuró y siguió caminando, ella lo siguió- Es confuso ahora.
- ¿Por qué? -Preguntó ella, realmente interesada.
-Es que ahora... no dejo de pensar en otra persona, me he olvidado de Lucy casi por completo. -Explicó, ella tuvo esperanzas por un momento.
Caminó más cerca de él, quien mantenía la cabeza gacha y los hombros abajo, tan lindo y adorable como siempre. Blair empezaba a quererlo y si no era ella esa persona le iba a doler, pero lo entendería, lo entendería perfectamente.
- ¿Y quién es esa persona? -Interrogó Blair. Eugene levantó la cabeza y la sacudió, riendo como si se hubiese vuelto loco. Él pasó sus manos por su cara y dejó caminar.
-Vas a pensar que estoy loco. -Dijo, y volvió a cubrir su rostro.
-Lo dudo. -Ella rió. Adorable, por favor di mi nombre. Pensó.
-Blair, no es fácil... Dios. -Murmuró y bajó sus manos- Eres tú, yo... sé que soy un tonto y que probablemente lo he arruinado todo, porque es obvio, yo soy tu maldito amigo, yo siempre soy el amigo. -Él sonaba frustrado y ella estaba tan emocionada por demostrarle que ella no quería ni en un millón de años que él fuera solo su amigo.
-No arruinaste nada. -Ella sonrió.
-Sí, seguro que estás acostumbrada a que la gente te diga cosas como estas. Ahora fingiremos que nada pasó. -Él trató de seguir caminando pero Blair tomó su mano, él giró ella enrolló sus brazos en su cuello. Él se sorprendió pero no dijo nada. Porque no podía.
-No creas que puedes venir y decirme que te gusto y luego no darme un beso. -Susurró ella. Eugene vaciló tres y cuatro veces antes de poner sus manos en su cintura.
-Pero...
-Shh, solo sonríe Eugene.
Él sonrió, como cuando las esquinas de sus ojos se arrugaban, ella no pudo contenerlo y se puso de puntillas. Lo besó, y fue el mejor beso de su maldita y glamorosa vida. Como si flotara en una nube, como si las cosas alrededor no existieran. Sus labios eran tan suaves, él era tan suave, ¡Su cabello! su cabello era tan suave.
Ella se sentía suave y dulce, como algodón de azúcar.
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17. Buenas noches, muy buenas.
Era algo de nunca acabar, cuando él trataba de alejarse ella lo besaba de vuelta y cuando ella lo intentaba era él que ponía mano en la parte posterior de su cabeza para atraerla hacia él. Era un beso interminable, algo hermoso, que Blair pensó que podía durar para siempre si ellos solo encontraban una manera. Cualquiera que los viera en ese momento diría que estaban realmente locos el uno por el otro. Todo alrededor de ella daba vueltas, era como estar besándolo sobre un carrusel.
-Dios, espera. -Murmuró él y se alejó un poco. La miró a los ojos, como para comprobar que era ella a quien había estado besando como si la vida se le fuera en ello- ¿Esto está pasando? -Preguntó contra sus labios, su aliento formó una pequeña nube vaho que golpeó levemente la boca de ella. Eugene sabía a mentas de chocolate.
-Yo espero que sí. -Ella asintió. El la besó de nuevo, esta vez solo un segundo.
- ¿Por qué? ¿Cómo es que te gusto? -Interrogó tan cerca de ella que bajo sus palmas Blair podía oír su corazón latiendo fuerte. Blair sonrió y colocó su mano en la mejilla de él.
-No sé qué pasa conmigo, lo único que sé es que... tú eres tan... perfecto. -Suspiró.
- ¿Perfecto? Si soy un tonto Blair. -Ella negó con la cabeza- Yo siempre soy el amigo incomparable, el amigo que siempre está ahí cuando lo necesitas ¿cómo es que ahora estoy besando a la mejor besadora del mundo? -Ella rió y apoyó la cabeza contra su pecho. Él pasó la mano por su cabello.
- ¿A cuántas chicas a besado antes, Eugene? -le preguntó ella aun riendo.
-A dos, porque la del kínder no creo que cuente ¿verdad? -Blair no podía dejar de reír en su pecho- Blair, ¿qué vamos a hacer ahora? -La mano derecha de Eugene estaba sobre su pelo y la otra de mantenía en la espalda de Blair.
-Podemos seguir caminando o seguir besándonos, pero justo ahora realmente quiero ir al baño. -Esta vez fue él quien rió, pero ella hablaba en serio. Así que él la tomó de la mano y la condujo hacia una calle que estaba muy cerca de casa, pero se salía levemente del camino.
-Hay una gasolinera cerca, ¿o prefieres esperar a llegar a casa? -Preguntó él mientras la conducía rápidamente.
- ¿Está más cerca que nuestra calle?
-De hecho sí.
-Está bien.
Eugene la llevó a la gasolinera y ella estuvo feliz de ver un baño decente y limpio. Bendecía a la persona que limpiaba baños, porque en realidad estaba muriendo cuando llegó allá. Eugene la esperó afuera y dijo que compararía algo, también haría una llamada al amigo de su padre para recogiera la camioneta. Estando en Nueva York alguien podría desmantelarla antes de que amaneciera. Aunque fuera una simple licuadora con ruedas.
Cuando ella salió él estaba pagando en la caja registradora; había comprado dos Snickers y un paquete de gummy worms para Molly. Él le dio un Snicker a Blair y tomó el otro para él y ambos salieron
de la gasolinera. Mientras caminaban y comían Snickers él la tomó de la mano, ella estaba tan feliz. Jamás se había sentido tan feliz en toda su vida. Era como probar algo nuevo, no se había esperado sentirse de esa manera. La forma que él la besó, fue casi como si ella estuviese besando a un ángel y no a un chico. Él también era muy bueno besando, era gentil, era suave, era apasionado. Tenía que contárselo a alguien, no podía simplemente llevarse el secreto a la tumba.
-Muy bien ¿Ahora qué? -Preguntó Eugene cuando casi estaban llegando a casa, la sacó de sus pensamientos.
- ¿Ahora qué de qué? -Interrogó demasiado despistada. Él sonrió para ella y soltó una leve carcajada.
-Ahora qué de esto ¿Qué pasa con nosotros ahora? -Él se veía también feliz, pero de una manera especial, no como su usual felicidad.
-Bueno... supongo que podríamos ver cómo funciona esto, ya sabes, tú y yo, juntos. -Ella se movió en zigzag mientras no soltaba su mano. Eugene pensó que la manera en que ella apartaba su mirada y ladeaba su boca era tan sexy. Bueno, toda ella era sexy. A él a menudo le gustaban chicas que eran lindas, lindas como adorable, pero Blair tenía lo mejor de dos mundos, ella podía ser adorable sin dejar de ser caliente.
Joder, él tenía a una chica caliente ahora, eso no era algo que se veía todos los días.
-Me gusta la parte de juntos. -Murmuró él y la miró. Cuando él ponía su sonrisa de chico pícara
ella no podía evitar sonrojarse.
Una vez que se encontraban en su calle ella se detuvo y giró para mirarlo. Ahí estaba. Ya lo había besado, ya le había preguntado cada cosa que quería preguntarle. Ella lo miraba como si fuera suyo. Oh Dios sabe que ella quería tanto ponerle un lazo empacarlo y llevarlo a casa. Si pudieran comprarse chicos como esos en las tiendas... bueno, ella solo podía conseguirlo cruzando la calle y se preguntó cómo era que no lo había visto antes. Él estaba completamente sonrojado y se sentía como si lo estuviera. Él quería besarla de nuevo, pero tenía miedo de hacerlo, apenas lo había logrado y no quería ahuyentarla.
-Esta fue la mejor cita de mi vida. -Dijo Blair. Y ella lo decía en serio. No se comparaba con nada que hubiera hecho con Greg o con otro antes.
- ¿De verdad? ¿Aunque nos sacaran de la fiesta y mi licuadora con ruedas se averiara y nos dejara varados y tuvieras que ir al baño en una gasolinera? -Ella se rió. Él podía hacerla reír mejor que nadie y era una de las cosas que le encantaba.
-Bueno, lo primero fue más mi culpa que la tuya, lo de la licuadora con ruedas... eso era predecible y pues ¡Tengo un Snicker y besé a un chico guapo! He arrasado esta noche. -Eugene no se rió como ella esperaba, simplemente se sonrojó y se pasó una mano por la nuca.
- ¿Tú crees que soy guapo? -Ella levantó una ceja y soltó una carcajada.
Se acercó a él hasta que la punta de su nariz rozó con la de él, tomó una bocanada de aire y su mano estaba
en su la nuca de Eugene- Blair Rain nunca ha besado a un chico que no considere guapo. -Y volvió a besarlo. Él descubrió que podía quedarse ahí besándola toda la noche y no le importaría. De hecho, deseaba llevarla a un lugar privado y seguir con eso hasta que no pudiera respirar y volvieran a comenzar, pero no creía que pudiera conseguir un lugar privado sin pasar por la vista de su abuela a esa hora.
-Vale, te creo. -Él asintió cuando ella soltó su boca. Recargó su frente de la de Blair y la miró a los ojos. Esos ojos, podía ver el mar y el cielo juntándose en ellos. Ella era celestial.
- ¿Te veo mañana, tal vez? -Le preguntó, esperando que la respuesta fuera un sí.
-Siempre. -A él le gustaba mucho decirlo y a ella oírlo.
-Buenas noches, Eugene. -Ella lo besó y se quitó la chaqueta para entregársela.
-Buenas noches cariño.
Cuando corrió dentro de casa no podía estar más feliz. Entró bailando con música inexistente, y se chocó con Lorena que estaba como siempre cuando llegaba a casa de una fiesta: en pijamas y con un libro en mano. Ella le dio un beso en la mejilla y se puso a bailar de nuevo como si estuviera completamente loca. Lorena la miró, anticipando ya lo que había pasado.
-Lo besaste ¿no es así? -Preguntó levantando una ceja mientras se sentaba en el sillón de orejeras del abuelo.
-Síp, fue maravilloso. No lo sabes, él es... Dios, es tan diferente
a cualquier chico con que estuve antes. -Ella se detuvo un momento y cayó en el sofá, aun soñando despierta.
-Bueno, es porque este tiene modales y es un poco más listo. -Y ella tenía toda la razón- No puedes dejar ir a este chico, si lo pierdes tu padre va a llorar, estoy segura.
- ¿Crees que él pueda agradarle a mamá? es decir, se llevaba muy bien Greg y estuvo muy disgustada cuando terminamos, pero creo que si a mí me pudo gustar Eugene a ella también ¿no?
Lorena la miró y dejó escapar un suspiro de desánimo.
-Mejor de tu madre ya no hablemos, es que me tiene muy enojada. No ha llamado y tu padre está cada vez más deprimido.
Blair sintió un poco de pena, ella sabía que su padre era un hombre de corazón blando. Duro para los negocios, pero tenía buenas intenciones con todo el mundo. Sobre todo con su madre, él adoraba a su madre, sin embargo, en los últimos meses ella había estado tan alejada que ni siquiera su padre sabía lo que estaba ocurriendo.
-Sí, mejor no. -Blair se levantó y trató de no pensar en eso para poder articular su sonrisa- Voy a llamar a mis amigas, tengo que discutir esto con alguien más.
- ¿No que no tenías amigas ahora? -Pregunto Lorena mientras la veía correr escaleras arriba.
-Hannah y Becky son diferentes, tienes que conocerlas, te van a caer muy bien.
-Anda, esta es otra Blair Rain ¿Pero qué te hizo ese muchacho?
-No lo sé, pero me encanta.
N/A: Bueno, hasta aquí este maratón. :D
Publicaré de nuevo el martes o por ahí, porque como verán tengo otras historias que debo seguir.
Espero que les haya gustando todo, ¡Ustedes son las mejores! Gracias por votar y comentar de esa manera. Son grandiosas. Por cierto, quisiera saber algo. El otro día pregunté cómo veían ustedes a Kale y muchas me dieron su punto de vista.
Ahora quiero preguntar ¿Cómo ven a Eugene? Es decir, lo he descrito varias veces, pero quiero saber como lo ven ustedes en sus mentes. Si ven, en el Cast, lo interpreta Freddy Highmore. Porque para mí tiene como su altura, sus ojos y su cabello, pero ya saben, en chico en nuestras cabezas siempre es diferente. Así que quiero saberlo.
También Greg ¿Qué piensan de él hasta ahora? Sé que algunas lo odian. ;D Ya me lo dirán.
De nuevo, gracias por todo, son geniales. Las quiero, besos.
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18. Sí quiero.
- ¡No me jodas, no me jodas! ¿Lo besaste? -Blair podía oír a Becky gritando detrás del sonido de la voz de Hannah. Ellas ya estaban de camino a casa en el auto de la mamá de Hannah y Becky iba al volante.
- ¡Sí, fue grandioso! -Alegó ella, mientras se acurrucaba en su cama, debajo de las sábanas de su mullida cama tamaño rey. Ya tenía puesta su pijama y tenía una taza de chocolate con malvaviscos que le había preparado Lorena. Estaba chispeando por dentro.
-Debió serlo, te oyes como si hubieras conseguido algo bueno. -Comentó Hannah con un tono pícaro- Cuéntanos ¿Cómo besa el pequeño Eugene? -Le preguntó.
-Bueno, él...
- ¡No, espera! No nos cuentes, mañana lo harás, quiero ver tu cara cuando lo hagas. Pasaremos por ti a las diez, iremos al centro comercial y luego a mi casa, ¡Tenemos que hacer esto! -Dijo Hannah. Blair rió. Luego recordó que posiblemente mañana tenía que ver a Eugene, eso no quería perdérselo.
-Creo que mañana tengo que verlo, ¿No podemos hacerlo el domingo? -Preguntó rascándose la nuca.
-No, el domingo tengo cita con el dentista. Por favor, ven con nosotras, cuéntanos todo, luego lo verás. -Suplicó Hannah. -Ella se rió y asintió como si ellas pudieran verla.
-De acuerdo, a las diez entonces. -Hannah chilló de alegría.
-A las diez paso por ti bebé, ponte algo sexy.
-Cuenta con ello.
-Adiós. -Dijo Hannah y en el fondo
escuchó el eco que hacía la voz de Becky al repetir la palabra.
-Adiós, las veo mañana.
Blair colgó el teléfono y se terminó su chocolate con malvaviscos. Luego se tiró de espaldas entre las sábanas y suspiró. Todo estaba yendo increíble, no podía creer cuantas cosas buenas le estaban pasando. ¿El karma se habría terminado? ¿Si quiera existía eso? Bueno, realmente no importaba, porque se iba a sostener tanto de esto como para no dejarlo ir nunca. Y se quedó dormida tratando de recordar la suavidad de los besos de Eugene sobre sus labios. Ese chico sabía cómo besar, por lo menos sabía cómo besarla a ella.
Cuando despertó al día siguiente ya eran las ocho. Bajó a desayunar en pijamas, se encontró con que su padre no estaba ahí, pero Roscoe sí, junto a Lorena; había solo cereal de desayuno y zumo de naranja como siempre. Ella sonrió y se sentó al lado de Roscoe en la barra.
- ¿Qué tal todo anoche con Eugene? -Le preguntó Roscoe levantando una ceja hacia ella. Ella suspiró y metió la cuchara en el bold con cereal frente a ella.
-Todo maravilloso. -Soltó.
-Eso suena como que lo besaste. -Comentó Roscoe.
- ¿Es tan obvio? -Se preguntó en voz alta.
- ¿Lo hiciste o no?
-Pues sí.
-Entonces lo es, yo solo estaba especulando.
Blair se rió y le pasó la mano por el cabello para alborotarlo-. Necesitas un corte. -Le repitió.
Terminó su desayuno y corrió arriba a cambiarse; se puso sus vaqueros negros y ajustados,
con botas altas y una blusa larga que tenía la inscripción de "Bad Girl". Ella quería ver a Eugene para avisarle que no estaría en casa. Y cuando abrió la ventana se dio cuenta de que él estaba ayudando a su abuela en el jardín. Sonrió y bajó en tiempo record las escaleras para reunirse con él.
Él la miró mientras cruzaba la calle y tenía esta estúpida sonrisa en su cara, que no podía quitar, porque verla le causaba sonreír sin razón aparente. Él la saludó con la mano; llevaba guantes de trabajo, embarrados por la tierra del jardín, unos jeans desgastados y sucios también y una camiseta roja ajustada que se ceñía a sus músculos magros. Blair se preguntaba si tendría un Six Pack debajo de la camisa. Por lo que su atuendo la dejaba vislumbrar, él también hacía ejercicio de vez en cuando, quería verlo colgarse de la canasta de nuevo.
-Hola. -Ella sonrió y él se mordió el labio. Muy adorable, así, él era la palabra adorable encarnada.
-Hola cariño. -Él quería acercase y besarla, pero su abuela tenía un ojo sobre ellos y si se acercaba y ponía las manos sobre su ropa, probablemente ella le gritara por arruinar su atuendo.
-Oye, quería verte esta tarde y tal vez hablar... pero Hannah y Becky me han invitado a dar un paseo, no pueden mañana porque Hannah tiene que ir al dentista... ¿Podemos, ya sabes, vernos mañana? -Preguntó ella mientras retorcía sus dedos. ¿Por qué siempre sentía cosquillas y la boca seca cuando hablaba con Eugene?
-Oh, bueno yo a iba a decirte lo mismo, mi abuela quiere que la
ayude en el jardín y a llevar unos cuantos pedidos hoy, también tengo que ir por la camioneta al taller... así que supongo que está bien.
-Bien, supongo que ya me voy... -Ella miró detrás de Eugene. La señora con el delantal y los guates y botas los estaba mirando. Ella levantó una mano y la saludó- ¡Hola señora Pointer! -La señora le devolvió el saludo.
- ¡Hola querida! -La señora tenía una voz dulce, y Blair sabía que era tan dulce y buena como sus nietos.
-Ahora esperará que nos demos un beso, porque ve demasiadas telenovelas y tal vez le conté... acerca de, ya sabes, anoche. -Dijo Eugene.
Blair sonrió y se sonrojó. Joder, cuanto quería besarlo.
-Bien... no quiero decepcionar a tu abuela.
-Oh, no tienes que hacer eso, Blair...
-Pero yo quiero, ven aquí, pero abre los brazos.
Él lo hizo y se acercó a ella, Blair se metió en el espacio que dejaban sus brazos y puso cada una de sus manos a cada lado de su cara soltando una risa traviesa; Eugene olía a jabón, a mentas con chocolate y a tierra, también estaba un poco sudado, pero por alguna razón, eso solo parecía sexy. Lo besó, lo besó como cuando se despidió de él, e hizo que durara mucho, porque no quería separase de él. Cuando ella lo soltó él la besó en la frente. Luego Eugene se alejó sonriente.
-Mi abuela piensa que eres mi novia. -Dijo él y bajó la cabeza.
- ¿Y no lo soy? -Le preguntó mientras se arreglaba el flequillo. Eugene se encogió de hombros.
-Solo si tú
quieres, no es como que después de unos besos estés obligada a serlo... yo lo entiendo de todas maneras. -Ella oyó la bocina del auto de la mamá de Hannah detrás de ella. Sonrió y se giró para verlas. Becky agitó su mano y Hannah le giñó un ojo. Ella rió.
-Me tengo que ir, pero hablaremos del asunto de ser tu novia luego. -Ella lo besó en la mejilla- Sí quiero. -Murmuró y luego lo dejó sonriendo como tonto mientras corría hacia el auto.
Becky bajó y echó el asiento hacia atrás para ella pudiera entrar en la parte trasera. La bocina sonó y Eugene se despidió de ellas agitando su mano en el aire. Se giró para mirar a su abuela quien le sonreía igual de emocionada. Eugene se encogió de hombros.
- ¿Qué? -Le preguntó.
-Nada, nada... -Su abuela negó y entró en la casa sabiendo que su nieto estaba enamorado.
En el auto, Blair estaba totalmente en las nubes, mientras Becky y Hannah compartía miradas de complicidad- ¿Qué tal con Eugene? ¿Ya es oficial o qué? -Le preguntó Becky.
-Bueno, le dije que sí quería ser su novia. -Habló como una niña de séptimo grado- Joder, no sé donde tengo la cabeza cuando estoy con él.
-Ah, el amor. -Suspiró Hannah- Oye, oímos que te sacaron que la fiesta. Siempre supe que esa Lucy era una perra.
-Nunca me cayó bien. -Becky se encogió de hombros- Como manifestación de nuestro disgusto, nos fuimos temprano a casa. -Blair sonrió.
- ¿De verdad? -Preguntó incrédula.
-Por supuesto, nadie saca a nuestra amiga de una fiesta y pretende que nos quedemos también. -Contestó Hannah- Además, ella tiene que superarlo, ya no estás interesada en arruinarla. Creo que se obsesionó contigo. Llegó adentro peleando con Greg, diciéndole que ya no te soportaba y que ahora querías robarle su mejor amigo. Vaya reina del drama. -Bufó la pelirroja.
Blair se quedó sin palabras. Ella n quería robar a su amigo, ella no se había enterado de que eran amigos ¿Por qué todo esto tenía que pasarle a ella? Suspiró y dejó que su espalda rebotara en el asiento. No quería competir con Lucy de nuevo, eso se había acabado. Ella quería a Eugene y no iba a alejarse de él, pero tampoco iba a pelear con Lucy por la atención de Eugene.
-Tranquila, Blair. Ella abandonó a Eugene, le dio una disculpa de "No eres tú, soy yo, estoy confundida porque eres mi mejor amigo y estoy enamorada del jugador de futbol americano de toda la vida". -Becky se mofó tratando de imitar la voz inocente de Lucy.
- ¿Por qué alguien preferiría a Greg sobre Eugene? Greg es un tonto, Eugene es tan... bueno, él es increíble ¿Por qué alguien lo querría como amigo? -Blair se lo había estado preguntando, aun no entraba en su cabeza como era posible.
-Porque así son las chicas buenas, Blair. -Le explicó Becky- Les gusta la rudeza, les gustan los músculos, les gusta el sexo pero no lo admiten, les gusta sentirse pequeñas delante de un chico muy grande. Y a los chicos les gusta eso, una pequeña chica tímida e inocente, que bese bien, que sea buena en la cama y que diga sí a todo lo que les propongan. -Becky sonaba como si tuviera un diploma en relaciones entre nerds y mariscales de campo.
-Vaya... eso explica mucho.
-No estoy diciendo que Lucy sea de esa manera, pero es lo más probable. -Becky giró su cabeza para verla- Pero no te preocupes, tú tienes a Eugene, eso es algo bueno, chicos como él casi nadie tiene el placer de encontrarlos. Suelen estar solteros hasta los veinticinco, así que por favor no lo sueltes. -Ella volvió los ojos hacia el camino y Blair sonrió para sí misma.
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19. Más drama familiar.
Blair, Hannah y Becky se encontraban en el lugar de las malteadas. Blair descubrió que le encantaban esas malteadas, eran cremosas y más sabrosas que cualquier otra insípida malteada con bajas calorías que hubiese tomado antes. Esta vez invitaba Blair, porque la última vez lo había hecho Becky y ella quería que fuera un acuerdo mutuo: yo te doy, tú me das. Ella quería que sus amigas la vieran como un igual, no como la persona que debía pagar cada salida por ser la de los padres con sueldo más alto. Y se sentía jodidamente bien tener amigas reales.
-Hola, bonita rubia. -En la fila para pagar las malteadas había un chico que no paraba de verla; alto, moreno, cabello rebelde y demasiado mayor para coquetear con ella. A Blair le tocó su turno y él se planto a su lado.
-Hola, señor. -Insinuó ella, con un tono despectivo pero con una sonrisa. El hombre rió secamente. Blair le dio el dinero a Hannah para que se hiciera cargo.
-Eres graciosa ¿Qué tal si discutimos eso en una cena? -Él era directo y Blair prácticamente se rió en su cara, pero él continuó hablado- ¿Sabes? Tengo una camioneta y una casa en la playa... -Empezó a enumerar sus bienes y a Blair comenzaba a colmársele la paciencia. Le dio una mirada suplicando a Becky para que la ayudara.
Cuando Hannah entregó las malteadas, Becky tomó la suya y la de Blair y dio un paso adelante- Mira, Ricky Ricón, deja de coquetear con mi chica. -Le dijo, tan seriamente que hasta Blair
se lo creyó, pero ella sabía que era una buena jugada.
- ¿Qué?
-Así es amigo, somos lesbianas y esta rubia bonita con lindos pechos -la apuntó-, es mía ¡Así que fuera, vete samuro!
Tan rápido como se había acercado, se alejó con su grupo de amigos, que lo abuchearon. Blair quería reírse, pero eso las delataría, así que solo se mordió el labio hasta que la risa puso ser contenida.
-Ten tu malteada, cariño. -Becky le dio el envase.
-Muchas gracias, cielo. -Respondió y lo tomó.
Blair les contó todo el asunto, desde el encuentro con Greg y Lucy hasta el beso, la despedida y todo lo demás. Ellas escucharon atentamente sin perder detalles y gritaron como locas cuando ella terminó. Blair se puso a pensar que si ella se lo hubiese dicho a Hilary y a Macy solo hubiese conseguido envidia disfrazada de comentarios hostiles hacia Eugene.
Fueron a la tienda favorita de Blair, para matar el tiempo, porque Eugene aun no terminaba de ayudar a su abuela en la floristería y aun tenía que ir por su camioneta, Blair ya lo extrañaba. Se divertía con las chicas, pero extrañaba mucho a Eugene. No podía entender cómo podía extrañar a un chico que había conocido hace tan poco tiempo. Ella fue novia de Greg por dos años y a veces llegaba a casa esperando librarse de él, lo hacía esperar en la sala cuando se cambiaba porque en el fondo no quería salir con él, ella luchaba por su atención, en cambio, cuando estaba con Eugene todo su atención
era de ella, él la escuchaba y se interesaba por lo que sentía. Eugene era lo que Blair siempre quiso sin saber que lo quería. Mejor aún, era lo que ella necesitaba.
Hicieron una parada para comer, tomaron un almuerzo rápido en Subway. Luego entraron en otra tienda, Becky comenzó a probarse lentes de sola mientras Blair y Hannah la miraban.
-Gracias por esto, Hannah. -Le dijo Blair.
- ¿Por qué, Blair? -Las escasas cejas de Hannah se fruncieron.
-Por todo esto, la amistad, la complicidad, fingir ser lesbianas, las malteadas, el molestar gente... todo esto de verdad es muy divertido, es mucho más divertido que hacer cualquier otra cosa que haya hecho antes. -Blair le sonrió y le empujó el hombro con el suyo.
-Bueno, no tienes que agradecer nada, tú de verdad eres genial... antes yo creía que eras solo una chica rica y consentida, pero Becky tenía razón; tú no eras lo que parecías.
- ¡Vengan aquí, perras! Quiero saber que tal me veo.
Blair y Hannah se acercaron, la miraron y rieron. Hannah se probó unos cuantos. Becky decidió llevar unos lindos y pequeños lentes al estilo John Lennon. Blair les prometió que les enseñaría su colección de lentes de sol y las dejaría quedarse con algunos. Ella ni siquiera los usaba, y tenía unos perfectos parecidos a los que había usado en la fiesta.
-Mira, esa mujer le está comiendo el cuello a ese hombre. -Le dijo Hannah a Becky, Blair no podía verlos porque estaban detrás del espejo en donde ella se estaba mirando.
- ¡Que descarados!
Comen delante de los pobres... además, no parecen de la misma edad, ¡Que fuerte! -Dijo Becky- Ven a ver Blair.
Ella se movió a un lado de Becky y Hannah para ver a la pareja. Ella vi efectivamente a una pareja, el chico era joven, de piel aceitunada y remarcablemente guapo, con labios rellenos y ojos grises. Pero ver a la mujer fue lo que la dejó fría. El cabello castaño cayendo a un lado de su cara, la baja estatura, los ojos verdes y bonitos y esa linda boquita, como la solía llamar su padre... esa mujer era su madre, ¡Y no estaba besando a su padre!
- ¿Mamá? -Dijo ella en voz alta. Su voz tan quebrada como Blair se sentía. Su alma cayó al piso como una copa de cristal y se quebró en mil pedazos. Su corazón dio un vuelco completo en una curva mortal. ¿Esto era por lo que había estado tan distante? Así que esto era.
La mujer volteó a mirarla cuando se separó del hombre, su cara se llenó de color y luego palideció. Blair estaba dejando escapar todas las lágrimas que había estado conteniendo con el asunto de la fiesta, pero las dejó caer por una razón completamente diferente.
-Blair, cariño... yo puedo explicarlo. -Sabrina Rain caminó hasta ella para tratar de explicarle lo que estaba pasando.
- ¿Explicar? ¡¿Explicar qué?! - Blair lograba hablar a través del dolor de su garganta, la rabia le recorría el cuerpo y podía notársele en la cara- ¿Qué has estado engañando a mi padre? ¿Qué nos has estado mintiendo? Estábamos extrañándote, papá ha
estado extrañándote y tú estás con ese imbécil. -Ella no estaba siendo grosera porque quería serlo, era lo que le inspiraba la situación.
- ¡Blair cálmate! -Le pidió- Te juro que yo no quería...
- ¿Qué no querías? Mamá, has roto nuestra familia... -Blair ya no podía hablar, el dolor en su garganta se volvió más fuerte, pero aun así el dolor en su corazón era mucho más fuerte.
Blair corrió, corrió fuera de la tienda haciendo caso omiso de los gritos de su madre. No sabía dónde ir, no sabía qué hacer, solo quería llorar, porque era lo único que podía hacer. Becky y Hannah habían salido corriendo detrás de ella. Lograron encontrarla y la llevaron fuera del centro comercial sin decir nada. La metieron al auto, Hannah se quedó en el asiento trasero con ella y le acarició el cabello mientras ella sollozaba.
-Estoy bien. -Murmuró ella cuando llegaron al camino de entrada de su casa.
-No, no lo estás. Te llevaremos adentro. -Le dijo Necky ayudándola a salir del asiento trasero.
-No...
-Sí, no te dejaremos sola, vamos.
Becky y Hannah la acompañaron adentro, cuando Blair vio a Lo, se echó a sus brazos a llorar. Logró explicarle lo que había visto y lo que había sentido al verlo. Lorena le acarició el cabello mientras Becky y Hannah trataban de animarla.
Blair amaba a su familia, incluso sabiendo que nunca estaban juntos, aun así la amaba. Cada pedazo de ella. Ver a su madre en esa escena tan comprometedora con otro hombre que no era su padre la hizo
querer sacarla de su familia y no volverla a ver jamás. La hizo querer llorar hasta quedarse seca y querer ir a abrazar a su padre y a su hermano, e incluso a Lorena, porque se veía tan triste como ella.
Blair se retiró a su habitación. No quiso ir a hablar con su padre, aunque ella necesitaba hacerlo, necesitaba decirle pero no quería que su padre sufriera al enterarse de manera tan brusca, así que decidió esperar a que las cosas dentro de ella estuvieran más calmadas. No sabía cuando ocurriría eso, tampoco encontraba las palabras decírselo a su padre ¿Qué le diría a Roscoe? Pobre de su Roscoe... pobre de ella que tuvo que presenciarlo.
Devastada, estaba devastada. Incluso más devastada que cuando perdió su popularidad. Que Dios la ayudase. Ella extrañaba tanto a Eugene.
Y como si fuera un ángel caído del cielo, alguien tocó a su puerta- ¡Vete, Lo! No quiero hablar con nadie, por favor.
Ella escuchó la puerta rechinar al abrirse y se volteó para volver a decirle a Lo que se fuera, pero ella se consiguió con un chico recostado de su umbral.
- ¿Ni siquiera conmigo? -Preguntó él, con la cabeza gacha y una mano se paseaba por su nuca- Tu nana me dejó pasar, me explicó lo que pasó.
Ella se levantó de la cama y corrió hasta él ¿Quién podía hacerla sentir mejor que él? Su Eugene. Sí, porque en ese momento era de ella. De ella y de nadie más. No quería pensar en Lucy, no quería pensar en Greg, no quería pensar en nadie que no fuera su Eugene. Él le besó la frente y de repente sintió un poco más de alivio, como si cuerpo se refrescara y se liberara de repente. Ella
cerró la puerta detrás de él y volvió a abrazarlo.
-Lo siento, creo que manché tu camisa con mi maquillaje. No debería usar tanto. -Ella intentó limpiar la mancha de su pecho, pero hizo un desastre. Le dio una mueca de disculpa.
-Odiaba esta camisa de todas maneras. -Bromeó él y ella intentó sonreír, pero no lo consiguió.
-Me veo horrible. -Ella se cubrió la cara con las manos, sabiendo que se veía como un mapache mojado, como siempre decía Roscoe. Pero Eugene le quitó las manos de la cara y le sonrió.
-Estás preciosa, Blair tú siempre te ves preciosa. Podría verte cubierta de barro y seguirías estando preciosa. -Le susurró y encajó sus dedos debajo de su barbilla- Tu nana me explicó, Blair, yo lo siento mucho. -Ella trató de no sollozar- Está bien si quieres llorar.
-Estoy muy triste. -Ella volvió a abrazarlo y él la sostuvo contra su pecho. Cuanto quería él borrar todo ese dolor y hacerla sentirse mejor. No sabía que con solo estar ahí ella ya se sentía mejor.
Blair se sentó en su cama y Eugene se sentó en el piso a contemplarla, con las piernas flexionadas y los codos sobre las rodillas. Le sonreía, mientras ella se secaba las lágrimas. El que Eugene estuviera allí la hacía sentirse especial y cuidada.
-Hannah y Becky se estaban yendo cuando entré. -Dijo él.
-Ellas estaban conmigo, me siento tan avergonzada. -Eugene tomó su mano y le besó los nudillos lentamente.
-No lo estés. -Susurró- Creo que ellas entenderán, todos tenemos problemas familiares, cariño. -Le explicó y esta vez besó la palma de su mano. Ella sentía escalofríos cuando él hacia eso.
-Lamento todo este drama, Eugene. -Él le sonrió ampliamente y se levantó del piso para ponerse a su lado. Le besó la mejilla y la hizo sonreír.
-No me importa, el drama no me importa. -El se encogió de hombros.
-Me voy a dar una ducha ¿Puedes esperar? Por favor, no te vayas. -Le pidió. Él se sonrojó y soltó una pequeña carcajada.
- ¿Quieres que espere afuera? -Blair rió y lo besó rapidamente, está vez en los labios.
-Espérame aquí, me cambiaré en el baño ¿sí?
Él asintió, Blair se levantó para entrar al baño y le sonrió antes de entrar. No era difícil sonreír cuando Eugene estaba cerca, pero su corazón aun dolía, no literalmente, pero otra traición la hacía querer arrancárselo
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20 No puedes ser real.
Blair hizo todo lo más rápido que pudo, a ella le gustaba cantar en la ducha, pero estaba él afuera y no quería que la escuchara, así que simplemente se limitó a tararear una canción de Katy Perry. Ella tenía un armario en su gran baño. Siempre pensó que era un baño muy grande para ella sola, pero así eran todos los baños de la casa. Por suerte, mantenía un pijama y unas botas Ugg's allí. Se puso la camiseta con la imagen de Mickey Mouse de manga tres cuartos y los pantalones rojos a cuadros con las botas de color beige.
Aun se sentía muy mal por el asunto de sus padres, pero mientras estaba allí dentro se puso a pensar en que debía ser fuerte. Al menos uno de ellos, por el momento, debía ser fuerte.
Cuando salió Eugene estaba sentado, con la espalda recostada de la cabecera de la cama, parecía muy distraído, cuando la vio salir con el cabello mojado y el pijama él sonrió, como una sonrisa auténtica de Eugene.
-Hola. -Murmuró él.
-Hola. -Susurró ella, sonriéndole- ¿Estás aburrido? -Preguntó mientras se acercaba. Tomó un cepillo de su tocador antes y se sentó en frente de él a peinar su cabello.
-No, no lo estoy... esto es lo más emocionante que he hecho en todo él día. -Afirmó Eugene con aire de seguridad.
Blair frunció el ceño.
-Solo estás sentado ahí, Eugene. -Le informó ella, en caso de que él no lo supiera.
-Estoy mirándote, estoy pensando en ti... -Él se encogió de hombros sin borrar su bonita sonrisa- por alguna razón, mi corazón se acelera cuando lo hago.
Los labios de Blair se curvaron
instintivamente. Había recibido cumplidos a lo largo de su vida, pero nunca recibió uno que tuviera tanto significado para ella como el de Eugene.
-Eres como Superman ¿Sabes? -Murmuró ella, tratando ocultar su sonrojo mientras peinaba su cabello- Siempre vienes cuando te necesito.
-Siempre estaré aquí cuando me necesites. Siempre, Blair.
Esa palabra era tan hermosa viniendo de sus labios, jamás pensó que una palabra podría causarle tantos sentimientos. Eugene dejó de mirarla a los ojos y se acomodó en la cama. Él se movía como si estuviese saltando en ella para probarla. Blair se rió y lo miró entornando los ojos.
- ¿Qué pasa? -Le preguntó.
-Es la cama más cómoda en la que he estado. -Le confesó él- Debe ser una tortura salir de aquí todas las mañanas.
-Algunas veces lo es. -Asintió ella. Él dejó de moverse y miró alrededor.
La habitación de Blair tenía ventanales grandes, pero ella solo abría la ventana del medio. Tenía un tocador de madera blanca frente a la cama, su espejo tenía enroscadas alrededor del marco luces de navidad y la mesa el mejor maquillaje que el dinero pudiera comprar. Su armario era una puerta justo al lado de su cama y el baño estaba justo al lado del tocador. Las paredes estaban pintadas de un rosa pálido y muy bonito, con imágenes de flores esparcidas. Tenía una lámpara en el techo de forma cilíndrica que tenía la figura de una flor en el costado y su cama era alta, tenía sábanas de
satén negras debajo y una colcha rosa pálido y era mullida, esponjosa, era como sentarse sobre un malvavisco gigante, según los pensamientos de Eugene.
-Cuando eras niña debiste disfrutar saltando sobre ella. -Blair se echó a reír.
Era cierto, ella había disfrutando mucho saltar sobre ella cuando era niña. Lorena siempre la sorprendía y la mandaba a dormir, como castigo, no conseguía galletas de merienda al día siguiente. Se acordaba que se enojaba con Roscoe porque él conseguía el doble. Pero renunciar a saltar en la cama todas las noche, aunque fuera atrapada de vez en cuando, nunca pensó hacerlo hasta que cumplió diez.
Pero ella notaba que Eugene se había quedado mirando el colchón, como si él estuviera pensando en hacerlo. Blair quería concederle eso, porque ella también quería hacerlo. Entonces se puso de rodillas en la cama y le tomó las manos a Eugene.
-Quítate los zapatos. -Dijo.
Eugene la miró frunciendo el ceño.
- ¿Qué?
-Vamos, quítatelos, te voy a enseñar.
- ¿El qué?
-Quítatelos Eugene. -Blair se puso de pie en la cama, mientras Eugene se quitaba los zapatos.
Él le dio la mano cuando terminó y ella tiró de él hacia arriba. Eugene comprendió que quería hacer y le sonrió. Ella no le soltó y comenzó a saltar apoyándose de Eugene. Él la miró fascinado mientras ella subía y bajaba.
- ¡Vamos! -Lo animó ella.
Eugene esperó que ella bajara, así él podía subir. Y comenzaron a saltar en la cama, como dos niños de cinco años. A Blair le vinieron a la mente recuerdos
felices, por un momento se olvidó completamente de lo que estaba ocurriendo con su familia, se olvidó de los problemas. Eugene y ella estaban riendo, ella podía decir que escuchar su risa era todo lo que la ponía de buen humor; pero no era solo su risa, era todo en él.
¿Cómo es que alguien puede hacerte sentir que la vida es maravillosa en los momentos en que no confías ni en ti misma? Ella le había permitido consolarla, le había permitido entrar en su fortaleza. Greg nunca estuvo en su habitación, ella estuvo en la de él, varias veces y era algo de lo que se arrepentía, pero jamás estuvo ahí en su cama y jamás, ni en un millón de años, la había hecho sentir como lo hacía Eugene y él no estaba tocándola para conseguir algo.
Cuando Blair subía, Eugene bajaba y así se mantuvo el asunto hasta que Blair dio un paso en falso cayendo sobre Eugene. La espalda su Eugene rebotó contra la cama y ella contra su pecho. La rodilla izquierda de Blair quedó entre las de Eugene y sus manos estaban apoyadas a cada lado de su cuerpo, él aun reía y ella se mantenía suspendida sobre él. Las manos de Eugene estaban asidas a la cintura de Blair con firmeza. Y él la sentía tan delicada, como si fuera a romperse en sus manos en cualquier momento.
Él estaba seguro de que nadie en el instituto podía ver a Blair de la manera en que él lo hacía. Y estaba satisfecho con mantener ese secreto para él.
-Sé que no es el mejor momento,
con todo lo que está pasando... ¿Pero podríamos hablar de lo que pasa entre nosotros? -Preguntó Eugene, cautelosamente.
Blair le sonrió y se levantó para sentarse sobre sus tobillos, así Eugene podía ponerse de nuevo contra la cabecera de la cama.
- ¿Qué quieres discutir acerca de eso? -Preguntó ella con una linda sonrisa.
-Quiero saber... es decir... he estado preguntandome que sientes exactamente por mí. -Él no la miraba a los ojos.
Blair sacudió sus hombros y ladeó su boca-. Yo estoy realmente atraída por ti, yo no quiero que seas mi amigo solamente Eugene, eso sería un total desperdicio... yo quiero ser tu novia, si estás de acuerdo. -Explicó ella con cierta timidez.
-Blair, quiero que seas mi novia. -Asintió Eugene- Quiero que lo seas... sabes, siempre me pareció que eras hermosa, pero todo el mundo cree que eres hermosa. Querer tenerte es un cliché de los hombres...
-Sí, pero ellos no pueden tenerme, ellos solo pueden soñar con eso. -Ella se acercó y puso cada una de sus piernas a cada lado de las rodillas de Eugene- Yo soy real para ti, tú puedes tenerme... pero yo tengo que tenerte también, no quiero que rompas mi corazón.
Solo decir eso, solo imaginárselo y su corazón ya estaba agrietado.
- ¿Por qué dices eso? Yo jamás rompería tu corazón. -Él alargó una mano y pasó sus dedos por su mejilla, acariciándola de la manera en que ella se le erizó cada vello del cuerpo.
-No lo harías intencionalmente, pero tienes que entender que siempre quiero las cosas a mi manera y mi manera es la de una completa
perra... si te alejas, me va a doler, porque me estoy acostumbrando a ti muy rápido.
La verdad era que ella estaba completamente acostumbrada a Eugene, pero no quería que él pensara que a ella le gustaban las cosas demasiado rápido. Con Eugene, el tiempo se estaba volviendo veloz y ella solo quería detenerlo un poco para disfrutar de él.
-Escucha, tienes que dejar de pensar que eres una perra.
-Es verdad, lo he sido por mucho tiempo y siempre lo seré. Viste lo que le hice en la cafetería a Stacy, sabes lo que hice para mantener separados a Lucy y a Greg... no puedo ser como tú, no puedo ver la vida como tú la ves.
Eugene le acarició el cabello, esto era como una advertencia, de que tal vez las cosas entre ellos no iban a funcionar tan bien como esperaban, porque eran diferentes, eran personas que vivían en diferentes dimensiones. Mientras él vivía en su mundo, donde cada persona o situación tenía un lado bueno, Blair estaba llena de desgracia... y tenía miedo de arrastrarlo a él con ella.
-Blair, si algo que me gusta de ti es lo descarada que eres, lo atrevida, lo valiente... no importa lo que hayas hecho con las demás personas, a mí solo mi importa este lado de ti, como eres conmigo, aunque la chica mala también me es muy atractiva. -Él la hizo sonreír, le besó la frente y luego los nudillos uno por uno.
-Tú me haces mejor persona Eugene.
-Tú me causas muchas sensaciones, Blair. -Eugene la miraba a los ojos.
Maldito fuera si él supiera lo que ese acto ocasionaba en ella. Se sentía
como un volcán a punto de estallar, de una buena manera.
-Tú también a mí.
Se sonrieron mutuamente y esta vez fue Eugene quien la besó. Él mantenía ambas manos enterradas dentro de su cabello y sus labios se movían pacíficamente. No tenían ninguna prisa. Eugene sonreía cuando la besaba, ella podía sentir su sonrisa cuando su boca arremetía contra la suya. Eugene quería cada vez más pero él era un chico bueno, él sabía cómo controlar sus propios instintos. Dejó de besarla y sonrió.
-Debo irme, mi abuela me espera para la cena. -Avisó, su voz estaba más gruesa de lo que él hubiera querido, pero Blair pareció no notarlo.
- ¿Ahora? -Preguntó ella y puso sus brazos alrededor de su cuello. A él se le hacía tan difícil decirle que no.
-Sí, se va a poner como loca si me pierdo la cena. -Aseguró él.
-Bien, pero algún día tienes que venir a cenar aquí, Lorena cocina realmente bien. -Blair se levantó de su regazo y la ayudó tendiéndole la mano.
Eugene se puso los zapatos y Blair lo tomó de la mano para acompañarlo hasta abajo. Lorena estaba sentada en el sillón de orejeras del abuelo, ese era su lugar favorito. Cuando los vio le sonrió, sobretodo porque iban de la mano, le guiñó un ojo a Blair y ella se sonrojó, tanto que Eugene se dio cuenta. Ella salió al pórtico con él.
-Entonces, ¿Qué vas a hacer ahora? -Preguntó Eugene, un tanto serio, ella sabía que se refería al asunto de sus padres.
Afuera casi anochecía.
-Le diré a papá, lo que vi, lo que está pasando. No quiero que siga viviendo en una mentira. -Ella se miró las manos con tristeza. Eugene le levantó el mentón con las manos.
-Todo va a estar bien. -Le prometió.
-Mi familia está rota. -Murmuró ella, demasiado triste para mirarlo a los ojos, por eso los apartó.
-Mírame Blair. -Ordenó él, en tono muy serio y ella obedeció- Siempre vas a tener a tu hermano, siempre vas a tener a tu padre, siempre vas a tener a Lorena e incluso a tu madre. Ellos no van a dejar de quererte, nunca. Porque de eso se trata la familia, no es el número de integrantes, no es la distancia que pones entre ellos, es el amor... si el amor puede resistir todas las grietas, si ellos siguen amándote, entonces tu familia siempre estará completa. Tú nunca estarás sola... porque también me tienes a mí. Recuerda eso, cariño.
-Tú no puedes ser real, desvanécete ahora, sé que eres un sueño.
-Lamento decepcionarte, pero no lo soy, nena.
Si no lo estuviera tocando, si no lo hubiera besado, si él no estuviera ahí parado frente a ella, Blair juraría que no era real.
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21. Papá ebrio
Blair volvió dentro y subió las escaleras con lentitud. Estaba aterrada de conocer la reacción de su padre ante la verdad. No lo había visto en todo el día, no había ido a desayunar, no había ido a visitar a la tía Margot como había dicho que haría el día anterior. Cuando Blair entró en su habitación se dio cuenta de que su padre no estaba bien.
Oliver se encontraba sobre su gran cama, con las piernas cruzadas y una botella de Jack Daniel's a su lado, su habitación era un desastre, había ropa tirada por todas partes, principalmente la ropa su madre, sus vestidos. Él ni siquiera notó cuando Blair entró despacio y con el corazón latiendo muy fuerte. Estaba mascullando palabras con rabia mientras empinaba la botella de whiskey en su boca y pasaba las páginas de lo que parecía un documento.
-¿Papi, qué pasó aquí? -Preguntó Blair, aterrada.
En su vida, jamás había visto a su padre de esa manera; estaba destrozada y borracho, en un pijama arrugado, con el cabello alborotado. Casi parecía un adolescente en exámenes finales.
Oliver levantó la cabeza para verla, parecía aturdido, perdido.
-Blair... ¿Qué estás haciendo aquí? -su voz no daba cabida a una duda de que estaba completamente ebrio.
Él intentó pararse de la cama, puso los pies en el suelo pero cuando intentó caminar casi resbala, tenía que apoyarse de la cama para poder mantenerse en pie.
-¿Has estado bebiendo? -le preguntó ella acercándose.
-No, no... un poco. -meneaba su cabeza, como si no pudiera mantenerla erguida.
-¿Un poco? Papá, estás ebrio.
Blair
lo ayudó a sentarse en el borde de la cama.
-¿Por qué estás así, que te pasó? -Volvió a preguntar.
-Cariño... yo no puedo... es tu madre. Algo ocurre, quisiera decírtelo antes de tener que decírselo a Roscoe.
Oliver suspiró profundo, olía tanto a alcohol que Blair tuvo que alejarse un poco. Ella tenía la esperanza de que lo que fuera a decir no tuviera que ver nada con el terrible engaño de su madre. Solo esperaba eso, pero el asunto era que todo parecía ir por ese camino.
Él estiró la mano y tomó los papeles que había estado ojeando, se los enseñó a Blair tomándolos con rabia.
-Es una demanda de divorcio, rubia -dijo y sonó como si algo se hubiese quebrado dentro de él-. Ella quiere dejarme... ¿Tú lo entiendes, verdad?
Su padre la miró esperando que ella dijera que sí, que lo entendía. Las lágrimas golpearon en el borde de sus ojos y ella pasó su dedo borrando el picor que producían, respiró y asintió. Ella se sentó a su lado y lo abrazó, el cuerpo de su padre estaba tan frío, él se veía tan perdido.
-Yo no sé que hice mal, sé que trabajo mucho, pero es para mantenerla feliz... yo pensé que estábamos bien.
Quebrado. Así se encontraba.
-No hiciste nada mal, tú eres un hombre muy bueno, papá. No merecías esto.
-¿Por qué me está pasando de nuevo, entonces?
-Ser bueno también tiene sus desventajas, pero no por eso dejarás de serlo.
Blair tomó su cara entre sus manos y lo hizo verla a
los ojos. Estaba tan dolido, tan lastimado y Blair podía percibirlo. Decidió que ella trataría por un instante mientras su padre la necesitaba, ser como Eugene. Trataría de darle a su padre confianza, cariño y apoyo, como Eugene había hecho con ella.
-Escúchame, no estás solo. Roscoe, Lo y yo siempre estaremos aquí, nos quedaremos contigo.
Blair besó su frente y lo abrazó. Ella sabía que probablemente su padre se estaba sintiendo como ella cuando Greg la abandonó, o mucho peor. Ella reconocía que sentirse de esa manera era como naufragar. O como perder todo en un gran incendio, sin chances de salvar nada. Así se sentía, como si estuvieras dentro de la nada... o la nada dentro de ti. Y te aferras a ese sentimiento, pero como la habían ayudado a ella, sabía que podía ayudar a su padre.
-No pensemos en eso, ¿Sí? -Blair le acarició el cabello- ¿Vas a firmarlo? -preguntó cautelosamente.
-Duele un poco hacerlo. -Oliver meneó la cabeza- Estás borrosa. -se rió un poco y se frotó los ojos con las manos.
-Estás borracho, papá. -susurró ella con ternura y él volvió a reír.
-¿Sabes que es lo peor, Blair? -le preguntó de repente- que me deja por un hombre más joven, un maldito modelo italiano. -Oliver rió sin ganas.
Blair contuvo la respiración y apretó los labios. Bueno, por lo menos él lo sabía.
-Ella asegura estar enamorada -negó con la cabeza-. ¡Y pensar que me hizo prometer que yo jamás
le haría eso a ella!
Él se parecía tanto a Roscoe, pero un poco más dulce, o tal vez era el alcohol, e igual que su hijo, el padre también necesitaba un corte. Ella le quitó el cabello de la frente y volvió a besarla.
-Tienes que darte un baño, ponerte algo limpio e ir a comer, ¿Sí? Le diré a Lorena que te prepare algo -Blair lo ayudó a ponerse de pie-. Luego dormirás y mañana iremos por un helado o algo que te haga feliz ¿de acuerdo?
-Suenas como Lo cuando yo diecisiete tenía -comentó él y se cayó de espaldas en la cama-. Ven, recuéstate un minuto, necesito respirar -Blair se recostó en la cama junto a él a ver el techo-. ¿Por qué la gente nos lastima Blair? -le preguntó-. Greg te lastimó a ti, ahora me lastima tu madre... ¿Roscoe está lastimado?
Aunque estuviera ebrio, se estaba comportando como un niño. Blair se rió y se limpió un poco las lágrimas que se habían resbalado por sus mejillas.
-No... bueno, no de esa manera. La verdad es que no lo sé, pero Roscoe tiene sus problemas.
-Lo sé, Lo me ha dicho que lo golpean en la escuela. Me dijo que lo cambiara, pero él no quiere.
-Él es fuerte, es muy bueno aguantando el dolor.
-¿Crees que podrá con esto?
-Sí. Él podrá. Tú también, yo también, solo si hacemos esto juntos.
-Sí... juntos -Oliver susurró-. ¿Cómo te fue con Eugene? -preguntó de repente.
Blair se sonrojó
y comenzó a reír como una niña que había hecho una travesura. Oliver levantó la cabeza y la miró con una sonrisa perezosa.
-¿Seguiste mi consejo?
-Tal vez lo hice... tal vez ahora es mi novio.
-¡Sí, que buena noticia! No más idiotas jugadores de futbol, es genial. -volvió a dejar caer su cabeza en la cama.
Blair se rió y le golpeó el hombro con el puño. Extrañaba a su padre, aunque estuviera en casa. Le gustaba verlo feliz, aun si lo había visto mal en el pasado y no se hubiera preocupado por ello, ahora comprendía que la felicidad de su padre era importante para ella, porque su familia había recuperado su puesto número uno en las prioridades de Blair. Debía cuidar de su hermano, para que no lo molieran a golpes, tenía que cuidar a su padre para que no terminara en reuniones de alcohólicos anónimos, tenía que ayudar a Lo a enfrentar todo esto, tenía que hablar con su madre y preguntarle qué rayos estaba pasando dentro de su cabeza.
-Chicos. -Lorena apareció por la puerta con una expresión de disgusto- Es hora, la escoria está aquí.
-Sigue siendo la madre de mis hijos, Lo. -le recordó Oliver tratando de levantarse.
Blair frunció el ceño y se levantó también. No pensó que su madre aparecería. Bueno, se los debía de todas manera, pero verla no era algo que la alegrara.
-Mira como te ha dejado, no puedo creer que sigas defendiéndola.
-No puedo ser su enemigo.
Blair lo ayudaba a levantarse.
-Lo, papá está indispuesto, yo bajaré a hablar con ella mientras lo ayudas a alistarse.
-¿Estás segura? -preguntó él. Ella asintió.
-Sí, solo quiero... aclarar algo. -se encogió de hombros.
-Recuerda, ella es tu madre, siempre lo va a ser. Y ella te quiere mucho, Blair.
Su padre estaba borracho y herido, pero seguía teniendo sentido común.
Blair asintió y salió de la habitación, lista para pedir algunas explicaciones.
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22. Adiós mamá
Blair bajó las escaleras con lentitud, pensando en algo para decirle a su madre sin tener que gritar, pero era casi imposible. Joder, Dios sabía que no había nadie que mereciera menos esto que su padre. Tal vez sus empleados pensaran lo contrario, porque él era un hombre duro y frío para los negocios y hasta un ogro, sin embargo él completamente diferente con sus hijos y con su esposa.
Cuando Stella Marshall lo dejó la primera vez, él se vio muy mal por lo que le había contado Lorena a Blair. Oliver se había casado a temprana edad, solo tenía veinte cuando se casó con Stella y ella tenía diecinueve, de esa unión nació la primera hija de Oliver, Mackenzie, de hecho, su aparición fue lo que lo llevó a casarse tan rápido. Pero no duró demasiado, dos años después de que Mackenzie naciera, Oliver y Stella se divorciaron, porque ella "necesitaba encontrar un final feliz para su historia" y aparentemente no lo quería junto a él. Stella se mudó a Vancouver y se casó con otro hombre y cinco años luego, Oliver conoció a Sabrina, se casaron, tuvieron a Blair y luego a Roscoe, Mackenzie fue a un internado por unos años y luego volvió para vivir con ellos hasta que salió de la escuela. Blair pensó mucho en llamarla y llorar en el teléfono pidiéndole alguna cura para la tristeza que sentía.
Pero justo en ese momento debía enfrentarse a su madre.
-Blair... -murmuró Sabrina cuando la vio bajar el último escalón.
Ella abrió los brazos y se acercó a Blair, pero ella
puso su mano frente a su madre para que retrocediera.
-No, no podemos pasar a eso directamente -Blair se cruzó de brazos-. Papá está ebrio y herido y todo es tu culpa -acusó ella y caminó alrededor de su madre.
Su voz estaba luchando por no quebrarse.
-Yo no quería que esto pasara.
-Papá te ama -le dijo bruscamente-. ¿Cómo es que querías que esto no pasara? ¿por qué romperle el corazón de esta manera?
-Tu padre es un buen hombre, pero yo...
-¡Sí! ¡Él es un buen hombre! ¿Por qué le haces esto entonces?
Blair ya estaba dejando caer las lágrimas, porque no había más nada que ella pudiera hacer. No es cierto que solo los chicos pueden romper tu corazón, la familia también puede hacerlo.
-Blair... no lo elijo yo, solo pasó.
-¿Cómo? ¿Por qué te vas con ese hombre?
Ella se paró delante de su madre, mirándola desde arriba. Blair era incluso más alta que su madre, por unos pocos centímetros. Blair tenía la misma estatura de Greg y le molestaba como el infierno salir con chicos que parecían más bajos, tal vez por eso a Greg no le gustaba que usara tacones, porque a él también le molestaba un poco, pero Eugene tenía el tamaño perfecto para ella si se ponía a pensarlo.
Y de nuevo, estaba divagando para poder mantenerse.
-Yo lo amo... cariño, él es todo lo que deseé.
-¿Por qué, porque es guapo? -Blair preguntó un poco sarcástica-. Pues
deja que te diga que chicos como esos ahora prefieren a niñas bonitas e inocentes... él va a terminar abandonante, y te vas a arrepentir.
-No lo sabes, Blair.
-Tienes razón, no lo sé. Pero espero que pase, así verás lo que se siente.
Eso era cruel, y su madre entornó los ojos hacia ella, viéndose dolida. En ese momento a Blair le importaba muy poco, ella no quería ser suave, ella quería ser ruda y mostrarle que le había afectado, pero que no era una niña y mucho menos era tonta.
-Sabrina.
Oliver pronunció su nombre mientras bajaba las escaleras detrás de Blair, él lucía un poco mejor, aun estaba como aturdido, pero parecía haber recobrado un poco de lucidez. Su cabello estaba mojado, estaba usando jeans negros y una camisa azul, Lorena venía detrás de él con cara de pocos amigos. Rodó los ojos en cuanto vio a Sabrina. Si antes no se habían llevado bien y siempre estaban en guerra, ahora no podrían estar en la misma habitación sin sacarse los ojos.
Él traía los papeles en la mano, los papeles del divorcio.
-Tengo esto para ti -Oliver llegó al lado de Blair tambaleándose un poco y lanzó los papeles en sus manos-. Eres libre de mí... ¿Cómo la llamaste? -hizo una pose pensativa-. ¡Ah sí! Mi aburrida y constantemente ausente presencia -seguía un poco ebrio.
Blair pasó un brazo detrás de su espalda y él le rodeó los ojos hombros con el suyo.
-Gracias -masculló Sabrina. Miró el papel y lo revisó antes de volver a mirarlos-. También tengo
algo que decirle a ti y a tu hermano, Blair.
-¿Qué? -preguntó ella-. Roscoe no lo sabe aun, puedes decírmelo a mí.
-Bueno... Leonardo y yo vamos a mudarnos a California, quisiera saber si les gustaría venir conmigo.
¿California, vivir con ella? Joder, Blair no había rechazado una idea tan rápido como rechazó esa. Negó instantáneamente y con una cara que reflejaba el horror que le había causado si quiera pensárselo ¿Dejar a su padre en momentos tan críticos como esos? Ni soñarlo... ¿alejarse de Eugene y de sus nuevas amigas? Ni en un millón de años.
-¡No! -gritó-. No nos mudaremos contigo -dijo ella y se abrazó rápidamente a su padre, como si solo él pudiera protegerla de su madre.
-Bueno... -Sabrina levantó sus manos en signo de redención- está bien, cariño... pero debo preguntárselo a tu hermano, él todavía...
-Ni siquiera te molestes, madre.
La voz de Roscoe interrumpió a Sabrina y bajó las escaleras como el hombre rico que interrumpe la conversación de la sirvienta y su esposa en el típico culebrón mexicano que solía mirar Lorena a la hora del almuerzo.
-Ros...
-No quiero mudarme contigo, me quedaré con papá y con Blair -aclaró y se metió en el espacio entre Blair y su padre-. No puedo irme ahora, estoy en pleno desarrollo y Blair y yo comenzamos a llevarnos bien. Además, sé todo lo que está pasando, no me sorprenda, pero no por eso estoy feliz.
-¡Sí! Exactamente eso -Oliver le revolvió el cabello.
-Supongo...
que es hora de irme -murmuró Sabrina.
-Es una buena idea, yo te abro la puerta
Lorena se movió hasta la puerta de entrada y con una sonrisa cínica le abrió la puerta a Sabrina para que se fuera. Ella se quedó ahí parada mirándolos, esto tampoco la hacía demasiado feliz, pero lo estaba haciendo, ella así lo había querido.
-Los quiero -susurró.
-Nosotros también -dijo Roscoe-, pero esto que has hecho... va a llevar mucho tiempo redimirte, mamá.
-Lo sé... pero, supongo que así es la vida.
-Así es como quieres que sea tu vida, Sabrina. No estoy esperando que cambies de opinión, pero algún día te darás cuenta
Sabrina suspiró y extendió su mano hacia Oliver.
-Adiós, Oli -sonrió. Una sonrisa forzada y triste, pero estaba bien para la clase de despedida.
-Adiós, Sab -él estrechó su mano.
-Enviaré a alguien por mis cosas luego -comentó.
-No, yo enviaré a alguien para que te las lleve -discrepó Oliver. Ella asintió.
Blair la abrazó y también a Roscoe. Porque al final del día, ella seguiría siendo su madre, no podían olvidar eso, tampoco podían odiar ese hecho. Ella estaba equivocada, o tal vez no, tal vez esto era lo que ella había estado buscando, tal vez así debía ser su vida. Algún día la verdad saldría a la luz, pero nadie iba a juzgar a nadie, y menos Blair. Ella era menos que nadie para juzgar.
Su madre salió por la puerta y subió a su auto, pronto desapareció de sus vidas, sin saber cuándo iba a volver. Oliver suspiró y se abrazó a sus hijos.
-Así es como es ahora: Oliver Rain y los pequeños Rain -les besó a cado uno la frente-. Ah, y Lorena -él le guiñó un ojo.
-Deberíamos llamar a Mac, es la única que falta -Lorena se unió al abrazo.
-Sí, la extraño -murmuró Blair.
-Yo también, ella contaba buenas historias -dijo Roscoe.
-Es verdad -estuvo de acuerdo Oliver-. La llamaremos luego ¿Quién quiere helado? ¡Lo, saca el helado!
Todos se dirigieron a la cocina.
-¿Helado para la cena? -preguntó Lorena con un tono de desaprobación.
-Mi esposa acaba de dejarme, creo que puedo permitírmelo -miró a los chicos alzando una ceja-. Creo que podemos -se corrigió.
-Está bien, helado para la cena. Pero si les duele el estómago luego, no vengan llorando hacia mí -condicionó la mujer.
-Sabes que lo haremos -bufó Oliver.
-No me retes, Oliver.
-Ya conseguí mi helado, no lo haré.
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23. Una película de Audrey Hepburn.
El domingo Blair lo estaba pasando en cama, eran las tres de la tarde y ella seguía ahí. Aun se encontraba un poco triste, quería llamar a Eugene o Becky y Hannah y pedirles que vinieran y la abrazaran, pero pensó que ellos seguro no querían meterse a fondo en sus problemas familiares, que ya habían tenido suficiente con el drama que los había hecho pasar la última vez, dijeran lo que dijeran.
Mackenzie la llamó, Lorena le pasó el teléfono y estaba feliz de oír una voz familiar-. ¡Hola Blair!
-Hola Mac -susurró Blair. Estaba metida en la cama, con las almohadas a cada uno de sus lados, manteniéndola caliente y protegida-. ¿Cómo estás?
-La pregunta es: ¿Cómo estás tú, Blair? Lorena me contó, no puedo creer que Sabrina le haya hecho eso a papá -Mac se oía realmente apenada-. ¿Cómo está él y Roscoe? Oh Dios, el pobre Roscoe.
-Todos estamos bien, un poco tristes, pero bien.
-Me alegro mucho.
Mackenzie era divertida y sarcástica, Blair amaba eso de ella. Había sido popular como Blair, cuando Blair entró a la secundaria ella ya se había ido a la universidad y la extrañaban a menudo. Mac siempre estaba trabajando en diferentes cosas, por lo que sabía Blair ahora estaba trabajando como recepcionista, realmente no había ido por un gran camino que asegurara el éxito, pero ella se las arreglaba.
-¿Qué estás haciendo ahora? -le preguntó Blair.
-Amm... realmente no estoy haciendo nada -oyó un suspiro-. Estoy en bancarrota, mi novio me dejó, no puedo pagar el
alquiler y los extraño mucho, chicos.
-Vuelve a casa -sugirió Blair-. Por un tiempo, papá te ayudará.
-No lo sé, no quiero que él me veo con decepción, no quiero traerle más problemas.
-No serás para nada un problema, Mac, para empezar ¿Desde cuándo los has sido? ¡Así es! Nunca y acerca de papá, creo que estaría realmente agradecido de tener al clan Rain completo en estos momentos, y él siempre estará muy orgulloso de ti, hagas lo que hagas.
-¡Oh el clan Rain! Recuerdo eso; para el cumpleaños número cinco de Roscoe, cuando fuimos a acampar.
-Lo sé, deberíamos hacerlo de nuevo.
-Estaría genial... ¿sabes qué? Empacaré mis maletas y volveré a casa, justo ahora.
-¡Bien!
Blair se emocionó y brincó fuera de la cama. Las cosas no estaban resultando tan mal hasta ahora. Su hermana volví, había tenido helado para la cena, Eugene era su novio. Era un buen comienzo. Ahora podía decir que en cada situación mala había pequeñas situaciones buenas.
-Hablemos de otra cosa, antes de que me ponga a empacar.
-Claro ¿De qué? -Blair se acomodó de nuevo en el borde de la cama.
-Lo me ha dicho que tienes un nuevo novio, que es el vecino, el nieto de Genevieve. Ese niño pálido y alegre que vive en frente.
-¿Todo el mundo sabía sobre él?
-Al parecer, pero estoy muy feliz por ti, cariño, Lo dice que estás completamente flechada y por lo que nota, él también, pero quiero saberlo ¿cómo
son las cosas con él?
Blair se echó de espaldas a la cama y suspiró, ¿cómo ponerlo en palabras? No sabía ni siquiera por dónde empezar. Primero debería decirle que no soportaba su felicidad los primeros días, pero que luego esa felicidad y su manera optimista de ser la atraparon, como a todos, pero en una cierta manera especial-. Si supieras como me siento, Mac -suspiró-. Esto es algo que no me había pasado nunca antes, es algo que no puedo explicar, Eugene es... no lo sé, él es la persona más increíblemente feliz que alguna vez he conocido, y cuando estoy con él me siento feliz también, protegida, cuidada, veo el mundo de una manera totalmente diferente-Blair cerró los ojos mientras lo imaginaba a él en su mente-. Su sonrisa es hermosa, juega muy bien basquetbol, se cuelga de la canasta como esos jugadores de la NBA, me compra el almuerzo si sale primero, me presta su chaqueta cuando tengo frío, me lleva a la escuela y me trae a casa, me defiende de mis enemigos, huele a mentas de chocolate y sus besos saben igual; oh él besa muy bien. Él es como Superman, está ahí cuando lo necesito. Siempre. Me ayuda con algebra también y es tan adorable, es muy guapo, me gusta mucho.
-Blair, eso suena como que te has leído un libro Chick Lit y ahora estás soñando con el hombre perfecto ¿Te has inventado un novio imaginario?
Su hermana se rió y Blair se unió a ella. Si ella hubiese escuchado a Mac diciéndole eso sobre un chico, probablemente hubiese pensado lo mismo, así que no la culpada.
-No, él es muy real... él más real que nada que haya
tenido.
-Bueno, no dejes ir a ese hombre, hermana -aconsejó Mackenzie-. ¿No tendrá un hermano mayor? -preguntó sonando interesada. Blair soltó una carcajada.
-Solo tiene una hermana menor, y no sé si el señor Pointer está soltero en estos momentos -bromeó Blair.
-JA JA ¡Muy graciosa!... -ella bufó-. Hace mucho tiempo que no lo veo, ¿Cómo se ve ahora, está guapo?
-¡Mac!
-Lo siento... estoy un tanto desesperada -Mac suspiró y Blair escuchó un ruido, como el de una maleta abriéndose cuando la tiras en la cama-. Supongo que saldré mañana, jamás había tomado una decisión tan apresurada... pero bien, quiero ver a papá, a Lo, a Roscoe, te quiero ver a ti y conocer a tu perfecto novio de ensueño.
-Te espero.
-Adiós, cariño.
-Adiós Mac.
Blair cortó la llamada y suspiró. Se quedó mirando el techo y pensando en la cantidad de cosas que volvería a hacer con su hermana cuando ella volviera. Se quedó pensando que su madre no había conocido a Eugene. Bueno, había tiempo para eso, si ella se mantenía a su lado por más tiempo, tal vez lograba verlo a él en la cena de navidad, hablando con Roscoe y con su padre y compartiendo su sonrisa con todos. Vaya, jamás le hizo tan feliz soñar con cosas como ellas.
-Ah... hola.
-¡Oh por Dios!
Blair fue interrumpida en sus pensamientos. Se incorporó en cuanto fue sorprendida aun más. Eugene estaba parado en la puerta de su cuarto, estaba abierta
y él estaba recostado en el umbral, rascándose la nuca y mirando a Blair con un poco de timidez. Las mejillas las tenía sonrojadas y se balanceaba como para disipar el momento incómodo.
-¿Cuánto tiempo estuviste ahí? -Blair sonó más fría de lo que hubiese querido.
-Oh... te has enojado -afirmó Eugene y se ruborizó más-. Yo... lo siento, lo siento mucho, no era mi intención, no soy un metiche... créeme, es solo que... Lorena me dejó subir y pensé que podía hacerlo, pensé que no estabas haciendo nada y te escuché hablando y... escuché sin querer, te lo prometo, es decir... perdóname.
Blair se había levantado y había caminado a su lado. Él se veía tan apenado y mortificado que a Blair le dio risa. Sonrió y puso una mano en su pecho-. Está bien, Eugene. ¿Qué escuchaste?
-Yo... -Eugene se puso aun más colorado.
Él no podía decirlo y a Blair le pareció tan tierno-. ¿Me escuchaste hablando sobre ti? -preguntó de nuevo.
-Tal vez... -murmuró él-. Tal vez esté... un poco sorprendido.
-¿Por qué? -Blair frunció el ceño.
-Porque... nadie había dicho cosas como esas sobre mí antes... ¿cómo es que tú las dices?
Blair fue la que se sonrojó esta vez. Pasó sus brazos desde su pecho hasta rodear su cuello. Eugene se puso nervioso. Nunca había tenido una novia, que pudiera considerarse novia, y ahora llegaba Blair; ella era una persona fascinante, como intensa
y elegante. Eugene tenía miedo de ser muy poco para ella, pero todo lo que la había escuchando decir le proponían una nueva perspectiva de ellos dos juntos. Así que se deshizo de su timidez y la tomó de la cintura lentamente, acercando su boca y besándola como había querido hacer desde que había dejado su casa el día anterior. Blair pensó que se iban a morir incinerados. Lo que Eugene producía en ella era algo que no podía controlar a veces.
Ella plantó pequeños besos en su labio inferior y luego se separó para verlo sonreír como solo él podía hacerlo.
-Hola -susurró ella.
-Hola -dijo él-. Quería verte hoy, preguntarte cómo estás, tal vez hacerte sentir mejor con algunas películas.
-Estoy bien, no quiero hablar de ello ¿sabes?... -suspiró y sonrió-. ¿Qué tienes en mente?
Eugene salió de la habitación dejando a Blair confundida, pero en dos segundos estuvo de vuelta. Él traía una bolsa de Cheetos y otra de Doritos, las dos extra grande. Blair quedó impresionada.
-Puedes escoger la película que quieras -dijo él.
Blair tomó todas las cosas y las fue a dejar sobre su cama. Llamó a Eugene para que se acercara, él sonrió y ella se acercó. Blair le hizo un espacio en la cama -que por cierto estaba desecha, pero a Eugene no le importó-, él brincó sobre esta y fue a buscar la laptop que estaba debajo de su cama.
-Tengo una perfecta -dijo ella.
Puso la laptop frente a ellos e hizo a Eugene acomodarse con un brazo alrededor de ella. A él ciertamente le pareció bien-. A ver ¿Qué tienes en mente?
Blair encendió la laptop y se puso a buscar entre sus descargas. Tenía esa película en todos los dispositivos posibles, era su película favorita de todos los tiempos.
-¿No te molesta ver una de romance? -preguntó Blair frunciendo un poco las cejas.
-No, vivo con mi abuela y con mi hermana, mi padre y yo no tenemos opción -él se rió y ella hizo lo mismo-. ¿Qué veremos?
-Bueno... es mi película favorita, es algo vieja, pero es genial... es decir, a mí me gusta mucho, desde que era niña. Siempre me va a gustar.
-Suena interesante.
-Es Breakfast at Tiffany's -reveló Blair-. Me gusta el libro, me gusta la película y me gusta Audrey Hepburn.
-La tercera mayor leyenda del cine estadounidense, muy bien. Tienes buen gusto, Rain.
Blair soltó una risa graciosa mientras lo miraba por sobre el hombros-. Acabas de citar a Wikipedia.
-Lo sé... esperaba que no lo notaras.
Blair se encogió de hombros-. No soy tan tonta como piensas.
-Jamás pensé que fueras tonta -él le acarició la barbilla estirando su mano-. Pon la película y ven a abrazarme, que hace frío aquí -Eugene se cruzó de brazos-. Nada mejor que Audrey Hepburn para alegrar el día.
Eugene se estremeció un poco y Blair hizo lo que le pidió. Cuando la película comenzó en su laptop, ellos se metieron bajo las sabanas y Blair lo abrazó, pasando sus brazos alrededor de su torso. Podía escuchar su respiración, su corazón. Jamás pensó que escuchar esas cosas le pareciera tan bonito en una persona. Era hasta interesante contar cuantos segundos había entre cada respiración y cada latido. Había visto esa película un millón de veces, pero de esa manera, le gustaba más.
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24. ¿Soy sexy?
Blair se quedó muy quieta, no sabía si Eugene estaba dormido. Ella comprendía que la película realmente no llegaba ser interesante para los chicos. Una vez invitó a Greg a verla, él se quedó dormido en los primeros veinte minutos. Y Blair estaba muy decepcionada, pero luego él se levantó y tuvieron sexo. Se sintió más usada que nunca en su vida. Sin embargo, ella esperaba un poco más de Eugene. Como despertarlo y ver su linda sonrisa.
-Ella es impresionante ¿no le crees? -Blair dio un salto cuando lo escuchó hablar. Levantó su cabeza para mirarlo a los ojos-. ¿Qué pasa, cariño? -preguntó.
-¡No estás dormido! -gritó ella y soltó una carcajada de alegría.
-¿Debería? -inquirió él aun confundido.
-¡No! Eso es lo mejor.
Blair hizo un lado la computadora con cuidado y se subió al regazo de Eugene. Él amaba cuando ella hacia eso, era caliente. Ninguna chica se había sentado en su regazo antes de Blair. Eugene se sentía tan extraño con una chica en su regazo, pero tan bien igualmente. Las chicas siempre lo tachaban como su mejor amigo, con el que compartían cada secreto, el que les prestaba su hombro para llorar, el que les decía palabras bonitas para calmarlas y les secaba las lágrimas. Había hecho mucho por Lucy y por otras chicas antes, pero Blair era diferente. Ella lo miraba como nadie lo había mirado nunca.
Él le hizo el flequillo a un lado y Blair le sonrió-. ¿Qué te pareció la película?
-Es maravillosa, divertida, muy buena. Me encantó -Eugene le pasó el pulgar por el labio inferior-.
Me recuerdas un poco a Holly; elegancia, inteligencia y belleza.
Blair se puso del color de los tomates. ¡Que la golpearan! Esa era la cosa más linda y romántica que alguien le había dicho.
-¿De verdad crees eso? -sus brazos se aferraron a su cuello.
-Lo creo -asintió él-. Deberíamos hacer esto siempre, ver películas aquí acurrucados... en serio me gusta.
-A mí también.
Blair se acercó más a él y lo miró a los ojos. Eugene estaba pasando sus dedos despreocupadamente por el borde de su camiseta. Le sonreía y Blair se sentía tan cálida por dentro. Era como si su interior hubiese pasado por un invierno realmente largo y ahora con la llegada de Eugene todo se estuviese derritiendo. Ella le pasó las manos por el cuello y delineó las curvaturas con ambos pulgares al mismo tiempo. Ella estaba mirando su piel atentamente, recorriendo cada centímetro de esta sin perder detalle. Pasó sus dedos sobre sus mejillas, recorrió su frente, sus labios; ahí se detuvo más tiempo y sonrió mientras los admiraba. Se mordió el inferior suyo y lo volvió a mirar a los ojos.
-Lo siento si te he puesto incómodo, me gusta mucho tocarte -murmuró.
No sonó como una disculpa, sonó tan intenso que Eugene no lo vio como eso. Él se sonrojó y se sentía tan expuesto, porque no podía cubrir su cara para que lo viera sin que ella probablemente pensara que era un tonto.
-Está bien... ¿Sonaría como un pervertido si te dijera que a mí también me gusta tocarte? -ella se echó a reír y luego negó.
-No -le echó el cabello hacia atrás y luego tomó
las manos de Eugene para que las pusiera sobre su cintura-. Mucho mejor.
-¿Puedo decirte otra cosa?
-Claro.
-Creo que eres muy sexy -dijo rápidamente-. Creo que eres realmente sexy, yo... Dios, eres muy sexy.
Ese comentario solo podía hacerle gracia y hacerla ruborizarse un poco. Eugene creía que ella era sexy. Bueno, eso era definitivamente una buena noticia-. Tú también eres sexy -dijo Blair con una pequeña sonrisa.
Pero Eugene se rió como si fuese realmente ridículo que ella pensase eso-. No digas eso, Blair.
-¿Por qué no? -preguntó ella mirándolo de nuevo atentamente.
-No soy sexy.
Blair se echó a reír, porque Eugene parecía una chica insegura. Así que ella, como buena novia que quería ser, iba a demostrárselo. Le dio una media sonrisa y bajó sus manos desde su cuello hasta el final de su camiseta de botones.
-¿Me permites verificarlo? -interrogó con una mirada traviesa.
Eugene se sonrojó de nuevo, tragó grueso, pero asintió dándoles permiso. Blair empezó a desabotonarle la camisa, desde el cuello hasta el último botón. Tenía un poco de vello en el pecho. Blair pensó que era muy lindo y también caliente. Tenía un lunar junto debajo de las costillas. Ella recorrió su torso con las manos y con los ojos mientras se mordía el labio inferior de nuevo. Él era mucho más fuerte debajo de su ropa de lo que aparentaba. Sí, tenía brazos delgados, pero músculos en ellos. Blair los apretó,
sintiéndolos, mirando las venas moverse debajo de su piel.
-Sexy -susurró Blair.
Eugene soltó una pequeña carcajada ronca.
Blair continuó con su recorrido, ahora en pecho. Puso las manos sobre sus pectorales. Sonrió satisfecha. Eran duros y la piel de Eugene se erizó debajo de su toque.
-Ahora contemos -hizo una línea imaginaria con sus dedos hacia abajo, deslizándolos lentamente hasta llegar a su abdomen- uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis -Blair lo miró levantando una ceja-. Eso es a lo que yo llamo un six pack.
-Dios... -murmuró Eugene y ella continuó acariciándolo.
Delineó el contorno de cada uno de los pequeños cuadros de su abdomen. Eugene no quería decirle cuanto lo estaba torturando con solo hacer eso, con ese inocente toque. Él solo sabía que quería hacer lo mismo con ella. Y no era ni el momento ni el lugar adecuado.
-Blair, alguien puede entrar y vernos así -murmuró Eugene-. ¿Qué pensarán?
-Que somos adolescentes con las hormonas alborotadas -respondió ella de manera divertida-. Eugene, esto es divertido -le dijo, como si no quisiera que la diversión de la que hablaba se acabase.
Dios sabía que Eugene no quería eso tampoco.
-Esto es peligroso -corrigió él.
-¿Por qué? -Blair hizo un puchero.
-Es demasiado provocativo -confesó.
-¿Lo es?
-Sí.
-Te gusto, te parezco sexy y te provoco ¿no?
-Sí.
-Genial.
Blair se bajó de su regazo. Eugene había comenzado a sudar y su respiración estaba un poco agitada.
¿Pero qué pasaba con él? La primera vez que una chica de monta en su regazo y él... bueno, si lo pensaba, ¿Quién no se hubiese sentido de esa manera con alguien como Blair?
-¿Fue demasiado? -preguntó ella, pareciendo apenada.
Él la miró y sonrió ampliamente-. Fue realmente sexy -él se abotonó a camisa.
-Debería ser parte de nuestra nueva rutina los domingos, ¿no lo crees?
Ella volvió a su lugar, a un lado de Eugene. Estaba dando pequeños saltitos, como niña pequeña. Eugene aun se sentía sonrojado y muy caliente, a pesar que hace unos momentos tenía frío-. Estoy de acuerdo -dijo, sin querer parecer un pervertido.
-Junto con saltar en la cama -agregó Blair.
A Eugene se le aceleró más el corazón-. Es una buena idea también -Jesús ¿Pero qué tenía en la cabeza?
-Y comer más de esto -Blair tomó el paquete de cheetos vacío, rebuscó en el pero obviamente no encontró nada. Tomó el de Doritos entonces, logró conseguir unas migajas. Ella era tan linda cuando comía, según los pensamientos de Eugene.
-¿Qué quieres hacer ahora? -le preguntó Eugene.
Blair soltó la bolsa de Doritos y se acercó a él, puso de boca en su oído y susurró-: Lo que quiero hacer no lo podemos hacer porque sería muy provocativo ¿no?
-E-exacto -tartamudeó Eugene.
Ella se alejó soltando una pequeña risita.
-Bien, entonces vayamos a comer algo abajo.
-¿Todavía tienes hambre? -le preguntó.
-Sí, estoy hambrienta. Creo que hay helado, ¿quieres? -ella lo miró y luego saltó de la cama, tendiéndole el brazo.
-Por su puesto ¿Quién diría no al helado?
-Anoche tuve helado para la cena -presumió ella mientras salían de su habitación- ¡Fue fantástico!
-No lo dudo.
Eugene y ella bajaron las escaleras cogidos de la mano. Eugene la apretaba fuerte, joder, lo que había pasado arriba había sido completamente caliente y él por muy poco pierde el control. Que Dios lo ayudase ¿Cómo era posible que con Blair hubiese llegado a casi perder los estribos? Con ninguna de sus amigas que solo eran eso le había pasado. Ni siquiera con Lucy. O él estaba mal, o él estaba jodidamente bien. Como así se sentía, se encogió de hombros y se dijo ¡A la mierda, ella es mi novia!
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25. Solos en casa.
Blair tenía la crema batida en la mano izquierda y el jarabe de chocolate en la mano derecha. Eugene tenía los M&M's y el helado. Estaban disfrutando al máximo del domingo en casa, como Blair nunca había disfrutado. Ella estaba sentada sobre la barra, y Eugene estaba sentado en un taburete. Blair presionó la crema batida y amontonó una buena cantidad en el envase del helado, le echó jarabe y Eugene volcó los M&M's dentro también, Blair revolvió todo con una cuchara y le sonrió a Eugene.
-Entraremos en coma diabético si nos comemos esto -comentó Eugene.
-Vale la pena el riesgo -respondió Blair-. Abre la boca.
Ella dirigió la cuchara hacia la boca de Eugene para que probara la dulce y empalagosa mezcla. Eugene cerró los ojos y la saboreó por un momento-. Increíblemente sabroso.
Entonces él tomó la cuchara e hizo lo mismo que ella, la metió en el envase y le dio un poco de helado a Blair. Ella lo saboreó también y cerró los ojos cuando la mezcla fría pasó por su garganta. Era intensamente dulce y muy sabroso. Jamás había tomado tanta azúcar en una sola cucharada. Así se mantuvieron por un rato, ella le daba cucharadas a él y Eugene a ella. Es adorable, pensó Lorena cuando entró en la cocina acompañada de Roscoe. Quien pensó que era jodidamente cursi, pero se alegraba de ver a su hermana feliz.
-Hola chicos -saludó Lorena.
-Hola -dijo Blair sin mirarla mientras le quitaba restos del helado a la boca de Eugene.
-Hola -murmuró Eugene perdido en los ojos de Blair.
Eran demasiado bonitos para ser verdad.
A ella le parecían bonitos los labios de Eugene, estaban rosados y fríos por el helado, era como para calentarlos con los suyos.
-Roscoe y yo vamos de compras, él necesita un corte de cabello, zapatos nuevos y yo compraré víveres, Oliver está de nuevo en casa de la tía Margot, volverá en la noche ¿Puedo confiar en ustedes si los dejo solos aquí?
No en mí. Pensó Blair, pero dijo-: Por supuesto -y esbozó su más inocente sonrisa.
Eugene solo usó su encanto natural-. Seguro, adiós.
Ella salió por la puerta y Roscoe los miró entrecerrando los ojos. Le hizo la señal de "tengo mis ojos en ti" a Eugene y luego se fue detrás de Lorena. Eugene se rió y miró a Blair cuando la puerta se cerró. Blair se mordió el labio y sonrió para él. Le pasó los pulgares por el labio inferior. A ella le gustaba hacer eso, sus labios eran suaves, mucho tal vez, delgados y rosados. La atraían de solo verlos-. Bueno, ahora estamos solos.
-Sí, supongo -Eugene sonrió más de lo que quiso.
El envase de helado ya casi estaba vacío. A Blair se le ocurrió una idea.
-Oye ¿Quieres hacer algo loco? -le preguntó a Eugene y le tendió mano para que la ayudara a bajar de la barra.
-Seguro -él se encogió de hombros-. ¿Qué haremos?
-¡Nadar en la piscina! -exclamó Blair con emoción.
-¿Ahora? -preguntó Eugene incrédulo.
-Pues sí,
si lo premeditáramos no sería loco -Blair se echó a reír-. En realidad no es para nada loco, pero quiero hacerlo. Tengo un poco de calor. ¿No quieres?
Vaya, él también, pero no tenía nada que ver con el ambiente. Era ella. Dios, Eugene sabía que quería. Él sabía perfectamente que se moría por decirle que sí, pero la idea de Blair con poca ropa, agua y él demasiado cerca no lo iba ayudar con su autocontrol. Oh, si tan solo hubiera una manera de decirle que no a esa carita y una escusa justa y no vergonzosa. Tan solo así él podría mantenerse como un chico virgen decente.
-Sí -él asintió.
Ella dio salto de alegría y lo tomó de la mano. Ambos salieron por la puerta corrediza de vidrio de la cocina y se dirigieron al patio trasero donde tenían la gran piscina en donde Blair había aprendido a nadar con un instructor particular. Eugene se puso más nervioso, bueno, no lo había considerado demasiado bien.
-Espera... ¿No vas a ir por tu traje de baño? -le preguntó.
Ella lo miró y bufó-. ¿Para qué gastar tiempo en eso? -ella, sin previo aviso, se sacó la camisa del pijama y la aventó al suelo.
Eugene cerró los ojos rápidamente y se dio la vuelta-. Oh por Dios -susurró. La voz se le apagó. No había visto casi nada, pero eso le bastaba para no dormir por dos noches seguidas.
A Blair le causó tanta ternura, se rió porque él era adorable. Jamás había tenido un novio tan tierno y respetuoso como él. Su inocencia le encantaba, es como si Eugene tuviera miedo de verla, de disfrutar
del privilegio de ser su novio. Ella quería que él disfrutara y no que se sintiera como si no tuviera derecho a tocarla o a mirarla. Eugene era bueno y ella amaba eso de él, pero ella iba a enseñarle un poco de mala conducta y que divertido puede ser no seguir las reglas.
-Eugene, cariño, es lo mismo que verme en traje de baño -ella tomó su mano-. Voltea.
Él suspiró y lo hizo. Blair estaba usando un sujetador negro. Vaya, eso sí que se veía bien en ella. A Eugene se le secó la garganta, su respiración lo delató, trató de no ver sus pechos, pero no puso evitarlo por mucho tiempo. Pero subió la mirada rápidamente y la apartó de nuevo.
-¿Estás segura de esto?
-Por supuesto, solo nadaremos, no haremos nada malo ¿verdad? -ella le sonrió traviesamente.
-No -negó él, nervioso.
-Bueno, quítate la ropa -Instó Blair y se bajó los pantalones del pijama, los dejó alrededor de sus pies y luego dio un paso adelante fuera de ellos, pateándolos junto con su camiseta.
¡Lencería cara y combinada! Sí, ¿por qué no? Ella era Blair Rain. Y era increíblemente hermosa, con ropa o sin ella, con su pequeña cintura y su piel blanca, su cabello dorado a la luz del sol aun más brillante, sus ojos azules como el cielo, sus labios, Dios santo, esos labios eran ilegales, o deberían, y él los había besado ¿qué más podría besar ahora? Eugene se sintió como un pervertido por pensar cosas como esas. ¿Pero qué con lo que se había dicho hacia unos momentos? Al diablo todo, ella es su novia.
Eugene se desabotonó la camisa lentamente y la dejó a un lado de la de
Blair en el piso. Respiró profundamente y se tomó su tiempo para mover sus manos hacia la hebilla de su cinturón. Se quedó, su cerebro estaba maquinando demasiados escenarios, él no sabía cómo iba terminar todo esto.
-¿Necesitas ayuda con eso? -preguntó ella y se acercó.
La mente de Eugene reaccionó rápido. Negó y rápidamente se deshizo de la presión de su cinturón. Se bajó la cremallera y desabrochó en botón. Miró a Blair que esperaba paciente. Sus ojos tan bonitos lo miraron con indulgencia. Él estaba tardando demasiado y lo sabía, ella también, pero estaba siendo paciente porque entendía que podía ser difícil para él esta clase intimidad entre ellos. Eugene no se veía como un chico que hacía esto todos los días.
Y con otra chica, no le hubiese importado, pero con Blair era muy diferente. Tenía miedo de ahuyentarla.
Se bajó los pantalones rápido. Pero se olvidó de mirar hacia abajo, Blair quiso reírse, pero la ternura que le provocó no la dejó. Solo soltó un pequeño suspiro al ver sus bóxers de Batman. Eugene frunció el ceño y miró hacia abajo-. Maldita sea -volvió a subirse los pantalones rápidamente.
Blair se sorprendió y dio un pequeño salto y luego sonrió.
-¿Acabas de maldecir? -Eugene la miró, sonrojado.
-Sí, lo siento.
-Y te disculpas, por supuesto -Blair rió.
Por primera vez desde que lo conoció lo oyó maldecir y un segundo después se disculpó. Ella sentía tantas cosas por su Eugene. Su Eugene.
-Yo...
-Por favor, quítatelos -Blair
alejó las manos de Eugene del borde del pantalón-. Quiero nadar y no quiero hacerlo sin ti -ella hizo un pechero-. Además, son sexys, me gustan mucho.
Ella se mordió el labio, Eugene no podía con eso así que se volvió a bajar los pantalones. Ella dio otro salto de alegría. Blair se inclinó para recoger su ropa y ponerla un poco más alejada de la piscina. Eugene trató de mirar a otra parte.
Es tu novia amigo, ya no tienes que hacer eso. No más. Se dijo a sí mismo.
-Vamos -dijo ella antes de lanzarse al agua y salpicar a Eugene.
Se quedó parado ahí y ella dio una vuelta bajo el agua, luego sacó su cabeza y movió su mano para invitarlo a entrar. Eugene se encogió de hombros y se sentó en el borde de la piscina, luego saltó dentro. Blair soltó un carcajada y nadó hasta él.
-Que extremo eres Eugene -comentó divertida.
Eugene rió nerviosamente-. No tengo mucho de nadador -se encogió de hombros.
Blair rió y le tomó la mano, se acercó a él y lo besó. El agua estaba tibia, muy relajante. Como los besos de Blair. Cuando ella se alejó ella, él se sentía mejor y menos nervioso. Blair salpicó un poco de agua en su cara y él hizo lo mismo con ella. Blair le propuso hacer carreras para matar el tiempo y él aceptó. En casi todas Blair le ganó, ella lo dejó ganar en unas cuantas, solo para no abrumarlo. Estaba pasándola increíble, Eugene lo contó acerca de cuándo iba de pesca con su padre, las cosas que les gustaba hacer, y a Blair realmente le interesaba, todo lo que tenía que ver con Eugene le interesaba.
Cuando se cansó
de nadar, ella se sentó en las escaleras metálicas en el borde, Eugene apoyó sus manos en ambos barandales de la escalera y le sonrió a Blair. Con el cabello mojado y desordenado Eugene era precioso. Mucho más guapo que estando seco. Blair lo miró a los ojos y suspiró.
-¿Estás segura de que nadie vendrá y nos verá así? -él se movió más cerca-. Tengo miedo de que me echen de tu casa.
-Estamos solos -insistió Blair. Bajó un escalón más y quedó a la altura de Eugene-. ¿Cómo es que nadie se había enamorado de ti antes? -se preguntó Blair en voz baja, pero Eugene logró escucharla.
-Yo no lo sé -se encogió de hombros-. ¿Cómo es que nadie está locamente enamorado de esta Blair Rain?
-No lo sé.
Blair bajó las escaleras y acercó su cuerpo al de Eugene. Él no dijo nada, solo sonrió como siempre hacia y Blair puso sus piernas alrededor de la cadera de Eugene. Sus brazos estaban enredados en su cuello y ambos se mantenían sonriendo. Blair no se sentía mal, nada podía hacerla sentir mal en ese momento. Y Eugene no se sentía incómodo o sometido a algo antinatural, él se sentía cómodo, como nunca en su vida.
-Tal vez estábamos esperando esto -murmuró Blair. Le recorrió de nuevo los labios con sus dedos-. ¿Crees que nos pertenecemos el uno al otro? Ya sabes, como Paul y Holly, como Holly y el gato -Blair se rió.
Eugene rió con ella y le quitó el flequillo que se le pegaba a la piel de la frente.
-Yo te pertenezco si tú me perteneces -dijo él.
-Entonces es un acuerdo -ella asintió.
Y lo besó para sellar el trato. Blair se comenzó a reír en medio del beso y a Eugene le encantó esa parte. Se abrazó más a él y terminó dándole un beso en la frente. Ella le sonrió y quitó las gotas de agua de sus mejillas con los pulgares. Y lo volvió a besar, lo besó hasta que se cansó; un beso tras otro y tras otro. Eugene estaba consciente de que era el mejor momento de su vida. Esta chica lo traía del cuello, de la mejor manera posible. Y estuvo de acuerdo en dejar su alma en ese beso.
-Esto es muy divertido -Blair se rió chochando su nariz con la de Eugene.
-No lo dudo.
Blair abrió los ojos de par en par. Eso no había venido de la boca de Eugene. Sin darse cuenta habían llegado a la orilla derecha. No habían escuchado los pasos acercarse. Ellos voltearon lentamente y vieron a Oliver, Roscoe y a Lorena parados en en la orilla y mirando hacia ellos. Roscoe mantenía una expresión burlona en su cara, Lorena una mirada de ternura mezclada con preocupación y Oliver se veía como que estaba jodidamente enojado con las manos en su cintura y si las miradas mataran, Eugene se hubiese ahogado.
-Señor Rain, Lorena, Roscoe... ¿Qué tal? -murmuró nerviosamente Eugene y luego miró a Blair y le susurró-: Sabía que nos descubrirían.
Blair solo se echó a reír, Eugene estaba metido en problemas, ella estaba metida en problema. Y realmente no importaba.
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Nota especial.
Hola, hola, hola. Ross aquí.
(¿Dos capítulos en un solo día? Nadie es tan afortunado). Jajaja, como sea. Chicas, solo quiero darle las gracias a todas por los votas, comentarios y visitas ¡Y por todo! Vaya, me siento muy halagada, solo subo capítulo y ustedes ya están sobre él. Es realmente genial.
En respuesta muchas: Chicas, de verdad, no puedo conseguirles un Eugene. Está en mi cabeza, es único e inexistente aparte de todo. Lamento decepcionarlas, tampoco puedo conseguirles un Roscoe. De verdad, perdónenme. Si alguna vez se inventa un artefacto con el que podamos crear chicos a la perfección, como Eugene, yo les avisaré, así todos ganamos.
Creo que es todo, solo quería aclarar eso y decir gracias (por enésima vez).
Las quiero un montón, besos :D
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26. No tan castigados.
Sentados en el sofá, ambos cubiertos con una toalla y ya vestidos, Blair y Eugene estaban esperando por lo peor. Oliver estaba sentado en la mesa de café, con un vaso de Whiskey en las rocas, mirándolos como si estuviese maquinando algún castigo malévolo para ellos. Blair no se preocupaba, pero Eugene estaba demasiado nervioso. Se había ganado la confianza del padre de Blair la primera vez y la había perdido casi al instante.
-Entonces... -habló Oliver- nadando en la piscina en ropa interior -Blair quiso reírse, pero por su bien, no lo hizo-. Primero que nada, quisiera saber de quién fue la idea.
Oliver sabía muy bien que había sido idea de su hija, él la conocía, después de todo. Su constante ausencia no le había quitado todo el conocimiento acerca de Blair que ya tenía. Lo habían llamado del instituto varias veces los últimos dos años, quejándose de que Blair había hecho un desastre; un incendio en el laboratorio de química, una pelea de comida, una pelea masiva del equipo de animación, llamar perra a la directora, empujar a una chica de la banda por las escaleras, adulterar el ponche del baile de Sadie Hawkins y otro delitos que Oliver no quería recordar en ese momento.
-Fue mi idea, señor Rain -dijo Eugene-. Yo le propuse a Blair nadar en la piscina.
-Eugene -Blair puso una mano sobre su hombro-. Cariño, no tienes que culparte, papá sabe que fui yo.
Oliver dejó el vaso de Whiskey a su lado, sobre la mesa de café y se cruzó de brazos-. Es muy considerado de tu parte echarte la culpa, muchacho, pero esto tiene la firma de Blair por todas partes.
Con el corazón sobre la I y todo.
Eugene se rió junto a Blair, pero Oliver se mantuvo firme.
-Por eso ella está castigada -sentenció-. Supongo que eso también es malo para ti.
Eugene la miró como pidiendo disculpas, ella se encogió de hombros. Ella sabía cómo tratar con su padre, solo jugaría sus cartas muy bien con él luego de Eugene se fuera a casa. Lorena entró a la sala y los miró, luego miró a Oliver y le hizo una seña-. El padre de Eugene está aquí.
Frederick Pointer entró en la sala detrás de Lorena, luciendo un poco tímido, con las manos en los bolsillos. Blair se preguntó si Eugene conservaría su lindura y ternura como su padre cuando llegara a su edad. Ella esperaba que sí. Sonrió internamente. Su padre se levantó y caminó hasta él- ¡Freddy! -exclamó y abrió los brazos.
-¡Oli! -el padre de Eugene lo abrazó. Fue un abrazo de grandes amigos que no se habían visto en mucho tiempo.
Blair y Eugene se sonrieron mutuamente. Tal vez el reencuentro suavizaría un poco las cosas-. Hace mucho tiempo que no te veía -dijo Frederick palmeándole la espalda cuando se alejó.
-Y yo a ti, es un poco tonto ya que somos vecinos -Oliver se rió.
-Lo sé, deberíamos recuperar tiempo perdido, eso solo que no sabía si en realidad estarías desocupado para eso.
-¿Estás bromeando? Estoy de vacaciones y no quiero pasar otra tarde con mi tía Margot. ¡Lo que sea! Yo me apunto.
Frederick se echó a reír como en los viejos tiempos.
-Tu tía
Margot, la recuerdo, nos hacía beber el té con ella. Que tiempos.
-Era buen té.
-Sí, era buen té, deberíamos hacerlo todo de nuevo -Frederick sonrió, tan lindo como Eugene-. Oye, solo pasé a buscar a Eugene, lo estábamos esperando para la cena.
Frederick echó un vistazo alrededor. La casa no había cambiado mucho desde la última vez que había estado ahí, para despedir a Oliver cuando se fue a la universidad. Él había pasado tardes muy divertidas con su mejor amigo de toda la vida, ya no era lo mismo, pero de que lo extrañaba no había duda. Sus ojos al fin llegaron hasta su hijo sentado en el sofá con una toalla alrededor de él junto a su novia en las mismas condiciones. Frunció el ceño y se acercó.
-¿Por qué estás... mojado? ¿Qué les pasó, se cayeron en la piscina? -preguntó y le pasó la mano por el cabello a Eugene.
Blair lo miró e hizo un mohín de disculpa-. Ojalá hubiese sido eso -murmuró ella.
-Sí, ojalá -agregó Oliver-. Los encontré en la piscina, en ropa interior, besándose.
Frederick volteó a ver a Eugene, con una mirada de impresión y desaprobación. No podía creerlo ¿su hijo santo había hecho eso? Bueno, no estaba demasiado enojado, pero estaba notablemente sorprendido-. Eugene... ¿Es en serio?
-Lo siento mucho -murmuró Eugene.
-¡No se enoje con él, señor Pointer! Fue mi culpa -Blair saltó en su defensa y sujetó su mano-. Yo tuve la idea y Eugene solo me siguió el
juego... Dios, lo siento tanto.
Ya era demasiado extraño, sabía que a Eugene no se le hubiese podido ocurrir eso, era su hijo, pero debía reconocer que él no era alguien demasiado ocurrente cuando de travesuras se trata. Sin embargo, meterse con la hija de Oliver Rain. Había llegado lejos, aunque no pudiese demostrarlo, estaba un poco orgulloso de él. Frederick solo asintió y miró de nuevo a Oliver, que mantenía hora su ceño fruncido igualmente.
-No volverá a pasar, yo... hablaré con Eugene, vamos -le hizo una seña a su hijo con la cabeza, algo que Eugene interpretó como "levántate, nos vamos a casa... que vergüenza" , él obedeció y se levantó dejando la toalla en el sofá- De verdad lo siento, esto... Eugene no es así, pero supongo que... -Frederick se rió nerviosamente- ya sabes, adolescentes.
-Oh sí, lo entiendo -Oliver se metió las manos en los bolsillos-. Yo lo siento de hecho, Blair... suele tener ideas muy malas para divertirse, pero ella es buena chica, estoy seguro de Eugene va a nivelarla... espero que sí, espero realmente que sí -él habló con voz esperanzada y suspiro que indicaba que era un deseo desesperado.
-Está bien, Eugene es muy aburrido de todas maneras, le faltaba algo de diversión -se encogió de hombros, pero luego consideró lo que había dicho-. No esta clase de diversión, claro -aclaró-. Estoy seguro de que ellos encontrarán una manera más... convencional, no sé, Scrabbel, Twistter, salto en bungee o algo así.
-¿Recuerdas cuando tú y yo saltamos en bungee? -le preguntó
Oliver ligeramente emocionado.
-¡Julio 13 del 87! ¿Cómo olvidarlo? La mejor experiencia de mi vida -Exclamó Frederick-. ¿Recuerdas cuando nos robamos el carrito de golf en el club al que iba tu padre?
-Y saltamos por una rampa para evadir a los guardias de seguridad. Mi padre estaba tan enojado -Oliver se echó a reír.
-Extraño tanto castigarlos por todo eso -intervino Lorena.
Los tres rieron. Eugene miró a Blair quien se levantó y lo abrazó, estaba un poco mojado aun, pero ella también, así que no le molestó. Le sonrió y le pasó una mano por el cabello. Sus padres aun recordaban sus hazañas de adolescentes juntos. Blair no sabía que su padre había hecho todas esas cosas con el padre de Eugene, ella había descubierto que de adolescente había sido un poco rebelde, pero él era más que un poco rebelde. Sonaba como que había podido tener su propia pandilla.
-Bien, ya nos vamos -Eugene miró a su padre quien le apuntó a la puerta-. Tal vez hablemos mañana, tengo unos cuantos días libres y podríamos hacer algo, tal vez robar otro carrito de golf -bromeó Frederick.
-Tengo una membrecía en ese club ahora, supongo que si me lo cargan a la cuenta ya no es tan divertido.
Fredrick rió-. Hay otros clubes.
-Cuenta con ello entonces -le estrechó la mano y luego lo abrasó amistosamente.
Lorena los acompañó hasta la puerta y se despidieron de ella. Ambos caminaron en silencio el uno al lado del otro hasta que cruzaron la calle y llegaron a su acerca. Eugene mantenía su cabeza abajo
y su padre los brazos cruzados. Antes de que llegaran a la puerta de la casa, Frederick lo detuvo-. Espera hijo, no creas que no hablaremos de esto -Eugene se detuvo y lo miró-. ¿Nadar medio desnudo con la hija de Oliver Rain? ¿Qué está mal contigo?
Él sonrió como siempre-. No me arrepiento de nada.
-Seguro que no, la chica es preciosa, bastardo suertudo -Frederick lo golpeó en el hombro-. Pero estás categóricamente castigado, Flipper.
-Pensé que al cumplir los dieciocho eso de los castigos acabaría -se quejó Eugene.
-Aun no puedes beber legalmente y mientras vivas bajo mi techo, podrás estar castigado hasta los cincuenta -parecía tan raro eso viniendo de Frederick, nunca había tenido que decirlo. Él no sonaba enojado, solo firme y algo divertido.
-No es tu techo, es de la abuela -contradijo Eugene.
-Buena idea, comentémosle esto a la abuela, a ver qué piensa.
-No estoy de ánimo para la iglesia -sopesó Eugene.
-Pues yo tampoco, venga, adentro. Castigado sin remedio.
-No sé tú, pero me gusta estar castigado.
-Veamos si piensas lo mismo cuando no puedas ver a tu preciosa Blair.
Eugene se rió, Blair tenía razón ¿Qué importaba? él lo disfrutó y no podía negarlo. Que lo castigase mil años, nada podría mantenerlo alejado de ella.
De vuelta en casa de Blair, su padre le relataba lo mal que había estado meterse en la piscina con su novio en ropa interior. Pero Blair no lo escuchaba. Ella solo podía pensar en ese beso, ese maravilloso último beso.
Eugene le pertenecía, ella tenía pruebas; su corazón palpitando tan fuerte por ella, por su beso. Suspiró al recordarlo. Oliver se dio cuenta de que no lo estaba escuchando y entonces desistió. Su pequeña estaba enamorada, como nunca en su vida y del hijo de su mejor amigo. ¿Ese no es el sueño de las madres más que todo?
Oliver se terminó su vaso de whiskey cuando la puerta sonó. Lorena atendió y Blair oyó unas risas en la puerta. Las reconocía ¡Becky y Hannah! ¿Qué estaban haciendo ahí? Se alegró de verlas y sonrió hacia ellas cuando aparecieron en la sala. Pero su alegría se cortó cuando vieron al serio padre de Blair cruzado de brazos y sentado en el sillón de orejeras como el padrino.
-¡Hola chicas! -exclamó ella emocionada.
-¡Hola Blair! -ellas respondieron, más tímidas de lo usual. Becky empujó a Hannah para que hablara-. Que... nosotras queríamos verte, saber cómo estás. Ya sabes, por lo de ayer... pensamos que aceptarías una ¿pijamada improvisada? ¡Pero no importa! Nos conformamos solo con saber, estamos aquí... para saber.
Becky asintió. Blair se emocionó, aun sabiendo que estaba castigada, pero luego miró a su padre jugando su mirada preferida. Él la miró a ella y suspiró en derrota. Cuando ella ponía esa cara no podía decir que no-. Bien, bienvenidas chicas. La mansión Rain toda para ustedes. Lorena estará en la cocina, preparando lo que ustedes quieran, hagan todo el ruido que gusten, es bastante grande la casa como para que la disfruten y se pierdan en ella. Pero no vayan a la piscina, porque alguien la ha estado disfrutando de más.
-¡Gracias papi! -Blair saltó de su asiento y aterrizó sobre su padre con un beso ruidoso en su mejilla.
-¡Gracias señor Rain! -Becky saltó al frente y extendió su mano hacia el padre de Blair-. Soy Becky, ella es Hannah, somos las nuevas y mejoradas versiones de Hilary y Macy.
-Somos una edición limitada de amigas, yo soy una versión compacta, ya sabe, de bolsillo -agregó Hannah y también le estrechó la mano.
Oliver rió-. Que graciosas, ellas me agradan -asintió luego-. Diviértanse.
Blair las condujo escaleras arriba hacia su habitación y en el camino Becky le preguntó-: ¿Por qué dijo todo eso?
-Oh bueno es que estaba castigada, pero no tan castigada.
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27. Una pijamada genial y una llamada especial.
Ordenaron pizza, hicieron más de la mezcla azucarada que Blair y Eugene habían inventado, vieron Breakfast at Tiffany's, también The Notebook y 500 days of Summer, y lloraron como locas. También se aventuraron a ver Friday the 13th, A Nightmare on Elm Street y Freddy vs Jason. Y aun no querían dormirse. Blair se estaba divirtiendo como nunca. Normalmente sus pijamadas solían ser aburridas para ellas, con sus súbditas leyendo consejos falsos de revistas, rumores tanto de pasillo como de prensa amarillista. Aunque lo había hecho la mitad de su vida, Blair se dio cuenta en ese momento de que ella había pensado que le gustaba todo de su vieja vida porque era lo único que le habían ofrecido y todo el mundo lo categorizaba como genial y maravilloso. Hasta el punto en que ella misma se lo creyó.
Se sentía genial ver la realidad.
-Blair -Roscoe llamó a la puerta.
-¡Pasa! -gritó ella. Becky y Hannah estaban acurrucadas en la cama de Blair junto a ella.
Roscoe apareció por la puerta en su pijama de Star War-. ¡Oh por Dios! -exclamó Becky y se levantó-. ¿Quién es este lindo chico? -Becky le apretó las mejillas.
-Es mi hermano Roscoe -informó Blair.
-Únete a la fiesta, guapo -animó Hannah.
Becky le dirigió a la cama, Roscoe por alguna razón estaba sonriendo. Podía ser un chico duro, pero le gustaba esto.
-¿Cuántos años tienes, lindo? -Le preguntó Becky. Roscoe se sentó delante de ella mientras le peinaba el cabello.
-Ah... tengo doce.
-Cumple trece en un mes -intervino
Blair.
-¡Pero qué lindo eres! -Hannah también le apretó las mejillas hasta dejarlas rojas.
-Bueno... muchas gracias -murmuró Roscoe.
-¿Qué venías a decirme, Roscoe? -preguntó Blair.
-Oh... sí -dijo un poco distraído porque Becky le estaba acariciando las orejas-, Lorena quiere que apaguen la luz, dice que es hora de dormir.
-Vale -dijo Blair y se rió, porque Roscoe parecía realmente feliz-, ya puedes irte.
-Mmh, no gracias, estoy bien.
Blair se echó a reír mientras Becky y Hannah llenaban a Roscoe de mimos. Ella estaba segura que él la pasaba mejor que nunca. La sonrisa en su cara lo delataba. Ella misma lo llenaría de mimos también si Becky y Hannah no lo acapararan tanto.
-Ya se tiene que ir, déjenlo chicas.
Becky y Hannah hicieron pucheros, pero dejaron ir a Roscoe. La cama de Blair era lo suficientemente grande como para hacer espacio para las tres. Hannah se acomodó en el medio, Becky en la izquierda y Blair a la derecha. Aun con la luz apagada había cosas que quería discutir. Los temas de conversación no acababan, cambiaban de tema sin siquiera notarlo y Blair se puso a pensar que era lo que las hacía tan especiales. Normalmente no hubiese pensado que tenía tantas cosas en común con chicas como Hannah y Becky, pero al final del día, ellas eran chicas, todas las chicas tienen algo en común aunque no lo quieran, es su manera de pensar las hace diferente. Y Blair amaba la manera de pensar de sus nuevas amigas.
-Entonces, el tema de tus padres...
¿todo tranquilo? -le preguntó Becky a Blair cautelosamente.
-Sí, eso supongo. Mamá se fue a California, papá dijo que pasaría más tiempo con nosotros, mi hermana viene a quedarse una temporada, ellos ya están divorciados. Ah y papá va a retomar sus días de amistad con el padre de Eugene, así que creo que todo está mejor de lo que imaginaba.
-Suena bien -agregó Hannah-. No nos has dicho por qué te castigó tu padre -Hannah habló con cierto tono de curiosidad.
Blair se retorció en la oscuridad, soltando una risita traviesa, mientras recordaba lo que había hecho.
-Uh, eso promete -dijo Becky.
-La verdad es que yo... y Eugene...
-¡Eugene! Vaya, va en serio... -habló Becky de nuevo.
-Él y yo... bueno, papá nos encontró medio desnudos, besándonos en la piscina -confesó Blair e inmediatamente se cubrió hasta la cabeza con la sábana.
-¡Oh por Dios!
-¡No lo creo!
Se volvieron realmente ruidosas, entre risas y pequeños grititos de emoción, atacaron a Blair con almohadas y preguntas, pero tuvo que detenerlas por su bien-. Shh, Lorena monitorea afuera, la mujer es como un ninja. Créanme, no la quieren aquí a esta hora. Vamos, vuelvan a sus lugares.
-Bien -bufó Hannah.
-¿Y cómo fue? -preguntó Becky mientras se volvían a acomodar.
-Mmh... maravilloso, sexy... mojado -Blair soltó otra risita traviesa.
-Quisiera
tener un novio -dijo Hannah. Blair no podía verla, pero sabía que había hecho un puchero.
-Yo igual -se quejó Becky.
-Estoy segura de que podemos conseguir a alguien, el instituto está lleno de chicos. Será fácil -Blair se puso a pensar-. ¿Les gustan los de la banda? Hay muchos de esos solteros.
-Ya salí con uno de la banda -dijo Hannah-, no gracias.
-Yo salí con el tonto prepotente presidente del consejo estudiantil -comentó Becky con un tono de disgusto-, idiota.
-De acuerdo, así que nada de músicos fracasados o cerebritos políticos. Lo entiendo -asintió Blair-. Será difícil.
-¿Puedes conseguirme a alguien como tu hermanito? -le preguntó Hannah arrimándose hacia ella un poco más.
-Oh claro. Es su clase hay muchos como él -bromeó Blair y recibió un manotazo de Hannah, al que respondió con una risa-. Voy a conseguirles a alguien, claro si es que quedan tipos que no me odien.
El celular de Blair comenzó a sonar. Ella se levantó para revisar la pantalla y el nombre de Eugene brillaba en las letras blancas de su Iphone. Ella se emocionó y sintió como una explosión de ella. ¡La estaba llamando! Rápidamente corrió hacia su balcón y cerró la puerta detrás de ella para responder la llamada. Cuando escuchó la suave voz de Eugene, su corazón comenzó a latir más rápido.
-Hola -murmuró él-, ¿Te desperté, cariño? -preguntó tan atento y cálido que a Blair se le derritió el corazón.
Ella se recostó contra el barandal y suspiró.
Hacía frío esa noche, pero la voz de Eugene la mantenía caliente.
-Hola, no, no. Hannah y Becky aparecieron de improvisto, hicimos una pijamada y aun estoy despierta. Aun así estoy castigada.
-Lo lamento, si te hace sentir mejor, también lo estoy. Castigado, me refiero.
Por alguna razón Blair sonrió tontamente. Miró hacia la casa de Eugene y lo vio. Ella podía verlo desde el balcón de su habitación. La luz de la suya estaba encendida y él caminaba de aquí para allá con una mano en su nuca, sosteniendo el teléfono en su oreja y sin camisa. Blair suspiró, algo dentro de ella se volvió loco.
-¿Por qué estás tan nervioso cuando me hablas?
Ella lo vio detenerse y mover la cabeza. Estaba lo suficientemente cerca como para verlo sonreír.
-¿Cómo lo sabes? -su voz sonaba divertida.
-Te estoy viendo. Mira por tu ventana.
Blair lo miró darse la vuelta y abrir la ventana. Su sonrisa se ensanchó cuando la miró con el celular en la oreja y mirándolo a él ¿cuán romántico era eso? Él logró escuchar su risa por la línea y se unió a ella. Su cabello despeinado, sin camisa y con jeans era el mejor look para Eugene. Blair deseó por un momento que no hubieran sido interrumpidos por su padre en la piscina. Ella quería conocer cada parte de Eugene y quererlas tanto como a su sonrisa.
-Te ves preciosa desde aquí -comentó Eugene.
Blair se echó a reír y caminó hacia el otro lado de su balcón.
-Tú te ves sexy -dijo ella. Tal vez él haya pensado
que lo dijo como una broma, pero ella iba realmente en serio-, quisiera que estuvieras aquí -murmuró y lanzó un suspiro al aire.
-¿Qué haría yo en una pijamada de chicas? -preguntó Eugene.
-No con ellas, si te invitara a una pijamada solo seríamos tú y yo. Sigo siendo demasiado egoísta como para compartirte y las cosas que haríamos serían muchas -confesó Blair.
A Eugene casi se le cae el celular, pero logró calmarse. Si ella seguía haciendo eso, él tal vez podría acostumbrarse... ¿a quién engañaba? A él le gustara que ella hablara de esa manera e insinuara cosas. Era un chico, la idea de su novia y él en circunstancias prometedoras se le hacía excitante. No iba a prohibirse eso ¿por qué lo haría? Si era prácticamente lo mejor que le haya pasado nunca.
-Me gustaría... -se le secó la garganta antes de que pudiera terminar.
-¿Sí? -preguntó Blair pasando sus manos por la baranda.
-Me gustaría... ya sabes, poner esa idea en práctica algún día.
Blair se sonrojó completamente. A ella le encantaba la inocencia de Eugene, pero cuando él decía algo como eso no podía evitar que le encantara el chico atrevido.
-Puede que nos castiguen de nuevo -advirtió ella.
-No estoy realmente preocupado por eso -confesó Eugene.
-Mmh... ni yo.
Ambos sonrieron y Blair lo miró. Él sonreía hacia ella y la estaba mirando tan intensamente
que Blair podía percibirlo aun estando al otro lado de la calle. Eugene se dio cuenta de que esa chica había superado a cualquier otra con la que hubiese compartido antes. Jamás había tenido momentos como ese, ni siquiera con Lucy. Él se dio por vencido con ella antes de que llegara Blair, pero la rubia había arreglado su corazón y mientras más la conocía más se metía bajo su piel. Él se sentía con Blair como una nueva persona, si era feliz antes ahora tenía que inventar una palabra nueva para ir más allá de eso.
-Debería colgar ahora -susurró él.
-No quiero que lo hagas -respondió Blair aferrándose a la baranda.
-Yo tampoco quiero hacerlo -volvió a susurrar Eugene.
Quería saltar de la ventana, cruzar la calle corriendo, trepar en su balcón y besarla, besarla como la había besado en la piscina. Era más que atracción física. Él quería estar con ella porque veía en Blair algo que no quería ver en nadie más.
-¿Quieres hacer algo mañana después de la escuela? -preguntó Eugene.
-¿Cómo qué? -interrogó Blair caminando de vuelta hacia el otro lado.
-No lo sé ¿Quieres conocer mi sótano? Mi abuela no estará, Molly tiene práctica de violín, papá va a salir por lo que escuché... así que... tengo un par de películas y helado ¿qué dices?
A Blair se le fue el aire en el último minuto pero logró articular. ¿De nuevo solos? ¡Por Dios, sí!
-Sí -nadie había dado una respuesta tan rápido-, me encantaría.
-Bien, solo seremos tú yo y Jasper.
Blair frunció el ceño ¿Quién?
-¿Quién es Jasper?
-Oh, no lo has visto. Es mi hurón. Jamás lo saco de casa, como a papá.
-¡Un hurón! Oh, qué bien. Si fuera un perro tendría que rechazarte, soy alérgica a los perros.
-Uh ¿Y todo bien con los hurones?
-Creo que sí, nunca he visto uno en la vida real.
-Pues lo verás mañana -Eugene suspiró-, tengo que irme. Adiós, cariño. Te extrañaré.
¿Qué era ese sonido? Tal vez era su corazón llorando de alegría.
-Yo también te extrañaré... adiós, Eugene.
Y él colgó la llamada. ¿Podría durar para toda la vida? No, no podía. Pero era el aquí y el ahora y mañana es un nuevo día. Las chicas adentro estaban dormidas, Blair suspiró una vez más y miró el cielo. Eugene había sido enviado de allá arriba y ella lo sabía. Murmuró un "gracias" y volvió adentro.
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28 Situación del "Oh por Dios".
N/A: Este es un pequeño cap de agradecimiento. :D
Ustedes son las mejores ¿Ya vieron que los votos de la novela llegaron a rojito fuerte? ¡COLOR ROJITO FUERTE! Más de 5.000 votos. No saben cuan feliz estoy. De verdad. Las quiero mucho, muchísimas gracias por esto y por todo.
Disfruten el cap. :D
****
A la mañana siguiente Blair despertó con la cabeza de Hannah en el regazo y la larga pierna derecha de Becky sobre las suyas. Era un desastre, y probablemente el sueño mojado de cualquier adolescente con una erección en la mañana. Blair logró salir del aprieto y despertó a las chicas. Estaba tarde, solo faltaban quince minutos para la siete. Miró por su balcón, Ryan, el chofer de Roscoe ya tenía el auto estacionado afuera, pero no veía la camioneta de Eugene, lo que significaba que todavía permanecía en el garaje.
Ella saltó al baño directamente, se dio una corta ducha, secó su cabello y se lo ató en una cola alta. Becky gritó desde afuera. Se oía como que Hannah y ella se estaban estirando-. ¡Oye Blair! Creo que tendrás que prestarnos algo de ropa.
Blair sacó la cabeza por la puerta.
-¿No trajeron ropa?
-No, eso es lo que pijamada improvisada significa. No pensarlo -dijo Hannah.
-Lo pensamos en último minuto, cuando tocamos la puerta, fue una discusión de cinco segundos y parecía divertido. Además, ¿viste nuestros bolsos? Apenas caben los celulares ahí -agregó Becky.
Blair ladeó la boca con
una sonrisa, vaya que ella si tenía ropa para ellas. ¡Y vaya que quería ponérselas! ¿Es posible que pudieran hacer esto seguido? Porque a Blair le estaba encantando la idea que vestirlas. Es decir a ella le gustaba su estilo, y por eso quería ver que harían con su colección de ropa infinita. Así que caminó en su albornoz hacia su armario. Miró a sus amigas por sobre su hombro y sonrió, luego abrió las puertas de su inmaculado closet.
Fue como la puerta del paraíso para Hannah y Becky. Estaban deslumbradas. Se mostraron sorprendidas ante la hilera de ropa, la ropa más hermosa nunca vista y atrás, los estantes llenos de zapatos. Becky y Hannah estaban rogando que fueran de la misma talla.
-Ay. Santa. Madre. De. Dios -Becky se abanicó con una mano-. Hannah, cariño, por favor agárrame que me voy a desmayar.
-¿Tú nada más? yo estoy a punto de llorar.
Blair se paró en la puerta y sonrió.
-Solo escojan lo que quieran, ¿sí? -ella estiró la mano, cogiendo un conjunto; una falda larga blanca y un crop top vino-tinto con flores estampadas. Algo que iría perfecto con Jimmy Choo's combinados-. Hannah, escoge lo de la sección de la derecha, sí, a partir de ahí, es que ahí está mi ropa de cuando tenía quince, es más probable que esas te queden, Becky, tú puedes ir por aquí -Blair apuntó al otro lado-. Es mi ropa más actual. Espero que los zapatos les sirvan, porque deben combinar ¡Ahora apresúrense! Mi novio me espera.
Blair jamás se sintió tan feliz al
decir eso. Dejó a las chicas cambiarse y ella también lo hizo. Blair lucía elegante, como siempre, decidió soltar su cabello y peinarlo, colocando una diadema blanca entre su cabello, casi nunca lo usaba suelto, pero le gustaba como se veía. Y definitivamente amó lo que las chicas hicieron con su ropa.
Hannah salió luciendo un mono amarillo, estampado con flores blancas, su cabello recogido en una improvisada trenza que rodeaba su cabeza y por suerte, había traído sus lentes oscuros al estilo John Lennon. Con sandalias planas, ella lucía como para una portada de Teen Vogue.
Becky por otro lado, lucía más ruda, pero siempre lucía así. Traía una falda negra y ajustada, unos botines negros altos, una camiseta con el logo del Hard Rock con mangas largas y una chaqueta texana sin mangas, su cabello lucía genial estando desordenado. Blair apuntó hacia el maravilloso maquillaje sobre su tocador y las chicas volvieron a alucinar. La habitación de Blair era la tierra prometida.
Cuando al fin estuvieron listas, no las dejó si quiera probar el desayuno, solo comieron una rápida tostada y un sorbo de jugo de naranja. Le dieron un beso cada una en la mejilla a Roscoe y salieron como alma que lleva el diablo por la puerta. Efectivamente, como Blair esperaba tan desesperadamente, Eugene se encontraba recostado de su camioneta, esperándola, con su sonrisa de Eugene plantada en los labios, solo para ella, con Molly ya en el asiento trasero. Ella sonrió y dio un pequeño salto.
Se echó a correr hasta que llegó a sus brazos, enredando los suyas en el cuello de él, ella
lo besó, tan rápidamente que a Eugene lo tomó por sorpresa y no le permitió decir lo que quería decir. De igual manera, él le contestó el beso, incluso más ansioso que ella. Cuando Blair se separó con una risita tímida Eugene la miró a los ojos y dijo-: No le he dicho a Molly que tú y yo...
-¡OH POR DIOS! -Eugene escuchó a Molly chillar detrás de él. En un minuto estaba detrás de ella-. ¡Oh por Dios! -repitió y luego acusó a Eugene con un dedo-. ¡Sabía que te gustaba, sabía que la querías! -luego se cubrió la boca con las manos-. Es... ¡no lo creo! ¿Por qué nadie me dijo esto? ¡Estoy en shock!
-Así que quedamos nosotras -Comentó Hannah-. Hola, Eugene, novio de Blair.
-¿Qué tal? ¿Nos llevas?-Saludó Hannah, no tan discretamente le dio un golpe a Blair con su codo.
-Hola chicas, es bueno verlas. Por supuesto que sí -habló Eugene, completamente sonrojado-. Hola -le dijo a Blair. Ella sonrió y se acercó de nuevo.
-Hola -murmuró hipnotizada.
-¡Hola! -chilló Molly.
Blair rió.
-Hola -contestó.
Molly volvió al asiento trasero, Hannah y Becky entraron ahí también, pero Blair se quedó ahí parada, sonriéndole a Eugene, como él lo hacía. Cuando iba a besarlo de nuevo, Hannah habló-. Vamos a llegar tarde, tendrán tiempo para eso luego.
-Si, claro, vamos.
Eugene ayudó a Blair a subir a la camioneta, como siempre y luego corrió alrededor para subir él. El camino fue muy silencioso. Algo incómodo. Las miradas desde el asiento
trasero recaían en Blair y Eugene y eso era un poco vergonzoso, pero no por eso dejaron de darse pequeñas vistazos furtivos. La tensión estaba en el aire, pero ellos no dejaban de pensar en el asunto de la piscina y lo genial que había sido. Sobre todo cuanto querían volver a repetirlo.
-Gracias por traernos, Eugene -Becky le estrechó la mano.
-De nada, chicas -él le dio un vistazo a Blair y le guiñó el ojo.
-Tengo clase de español, me voy. Adiós chicos -dijo Hannah y se alejó.
-Yo tengo Ciencias -dijo Becky y se fue corriendo detrás de Hannah.
Molly hace tiempo había corrido dentro, tenía un proyecto que presentar. Solo eran Eugene y ella, el timbre acababa de sonar y todos corrían hacia adentro. Blair se balanceó sobre sus pies e hizo un mohín luego, Eugene guardaba sus manos en sus bolsillos, caminó alrededor de Blair, sin mirarla a ella.
-Bueno... yo tengo química y... -antes de que pudiera decir otra cosa, Eugene estaba cargándola hacia un lado de la puerta.
-Eugene -murmuró Blair entre risa, sus pies no tocaban el suelo. Eugene en serio estaba cargándola.
La llevó hacia la pared donde la gente iba a besarse, Blair pensó que era adorable. Cuando él la soltó, ella caminó lejos, pero lento, arrastrando sus dedos por los ladrillos rojos de la pared, Eugene la seguía, mirándola atentamente. Cuando llegó al final, donde no había más pared que recorrer, Eugene atrapó su mano y tiró de ella, hasta que la tuvo a su alcance. La besó, manteniéndola
contra la pared. Se estaba perdiendo una clase, si los veían, probablemente se meterían en problemas de nuevo, no estaba bien ¿pero qué importa? ¿no es lo que los adolescentes hacen? Se divierten.
Eugene jamás se había sentido tan perdido, loco, atontado y maravilloso, todo al mismo tiempo.
-Tenemos que ir a clase, -murmuró Blair.
¿En serio ella estaba diciendo eso?
-Lo sé -Eugene volvió a besarla-, no quiero hacerlo -hizo una mueca y Blair soltó una carcajada-. Estás preciosa hoy, Blair.
-¿Lo estoy? -ella bajó su cabeza y miró su atuendo-. Gracias -murmuró.
Él enredó uno de sus cabellos en su dedo y luego lo soltó-. Me gusta tu cabello suelto.
-A mí también me gusta dejarlo así -ella colocó sus manos en los hombros de Eugene.
Él mantenía un brazo sobre su cabeza, apoyado en la pared y el otro, detrás de su espalda, manteniéndola cerca de su cuerpo. Dios, Blair se estaba volviendo loca por esa sonrisa. Más cuando tenía un trasfondo travieso y prometedor.
-Lamento... haberte acorralado así, es solo que... desde anoche quiero besarte. No solo un poco, mucho, tal vez demasiado -confesó Eugene.
Blair sonrió y chocó su nariz contra la de Eugene, él le devolvió el gesto.
-Tendrás mucho tiempo para besarme esta tarde en tu sótano -le dijo Blair.
Oh, pensar en eso lo hacía delirar. Solos de nuevo, joder, lo quería tanto.
-Sí... -murmuró Eugene- ¿Vamos a clase ahora? -él soltó su cintura, quitó su brazo y tomó su mano.
Blair y él caminaron de nuevo hacia la entrada, algunas personas estaban reunidas ahí y los miraron salir de los matorrales. Eugene se sonrojó y apretó la mano de Blair, ella les dio una sonrisa, como las que Eugene da a extraños y lo condujo dentro del edificio. Todos empezaron a susurrar sobre ellos. Blair no estaba muy feliz acerca de eso, pero se encogió de hombros, como Eugene lo hizo. Los rumores no podían ser solo rumores si eran ciertos. No faltaban algunos que estaban tan sorprendidos que sus barullos se escuchaban por todo el pasillo.
-Somos la situación del "Oh por Dios" -dijo él.
-Que digan lo que quieran -Blair le dijo a Eugene.
-Más vale que agreguen que te ves preciosa hoy.
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29. Celos.
A Blair le estaba yendo mejor en las clases, tanto en química, como física, matemáticas, algebra, literatura, español, Eugene la estaba ayudando en cada cosa que podía, incluso no estando en todas sus clases, él le pasaba mensajes de texto con pequeñas prácticas de una manera en que ella entendiera. En el almuerzo le explicó de nuevo la clase química que no había entendido, cuando él lo hacía, todo se veía muy fácil. Y por suerte para un montón de personas, incluyéndolos a ellos dos, la profesora de sociales estaba de parto ese día, dejando en libertad a toda la clase, para vagar sin rumbo en los pasillos por dos horas hasta la última clase.
-Deberías anotarte para las pruebas de basquetbol -le sugirió Blair a Eugene, parándose al lado del tablero de inscripciones.
-¿Crees que soy lo suficientemente bueno? -le preguntó él, mirando fijamente el papel con cuatro nombres ya anotados.
-Lo eres. Eres muy bueno, yo creo que deberías hacerlo -ella tomó el lápiz que colgaba del pizarrón, sostenido por una cuerda delgada y se lo entregó a Eugene-. Vamos, anótate.
Eugene la miró por un segundo y luego su vista volvió al papel. Él quería hacerlo, lo había pensado un millón de veces, pero necesitaba un empujón. Blair le tomó la mano y la llevó sobre una línea desocupada en el papel. Eugene vaciló, pero ella lo miró a los ojos, emocionada y entonces él se dijo que le gustaría ver esa cara entre la multitud mientras jugaba su deporte favorito. Movió la mano sobre el
papel, anotó su nombre y luego le sonrió a Blair, mostrándole sus hoyuelos. Oh, las arrugas en las esquinas de sus ojos, los hoyuelos, sus labios ¿Es posible que las sonrisas de Eugene pudieran ser vendidas? Porque si fuera posible, él sería millonario.
Blair lo besó, profundamente en el pasillo vacío, quedando atrapada entre su cuerpo y la pared. Últimamente ellos no podían estar separados, cada pequeño toque llegaba a algo más y los dos se sumergían en ellos, juntos. Estaban atraídos el uno por el otro como nunca lo estuvieron por nadie; amor adolescente le dicen algunos, es tan apasionado como inocente, puede acabarse pero nunca olvidarse.
Tuvieron que separarse, porque un poco más hubiese sido peligroso. Él volvió a poner su brazo apoyado en la pared, sobre la cabeza de Blair, inclinando hacia adelante. La miró y se relamió los labios, su mano izquierda paseaba por la cadera de Blair y ambos trataban de volver a respirar normalmente.
-Voy a ir a todos tus juegos -ella colgó sus brazos alrededor de su cuello-, me voy a poner mi uniforme de porrista y haré porras para ti ¿qué me dices?
Eugene se echó a reír. Demonios, sí.
-Me encanta la idea, pero todavía no he hecho las pruebas -le recordó.
-Serás aceptado, como que me llamo Blair Raven Rain -aseguró ella.
-Lindo, te queda muy bien -Eugene rió y la volvió a besar.
-Mmmh -Blair puso sus manos en su pecho para separarse-, voy un momento al baño, ya regreso ¿sí? -ella puso un pequeño beso en sus labios y corrió, hacia la puerta del baño, que estaba
justo en frente de ellos.
Caminó frente al espejo, su cabello estaba alborotado, su falda estaba un poco fuera de lugar, tal vez porque a él le gustaba mover su mano por su cadera cuando la besaba. Sus labios iba a delatarla su alguien la veía, lo había besado tanto que ahora estaban sensibles y de un rosado más fuerte que el natural. Se arregló el cabello y la falda y se puso más lápiz labial, sabía que Eugene lo quitaría pronto, pero algo le decía que a él le gustaba el sabor a frese de su labial.
Cuando salió Eugene estaba recostado de la pared, tranquilamente esperándola. Ella extendió su mano y él la tomó. Estaba dirigiéndose al comedor, solo para sentarse en las mesas y besarse un poco más, pero en el camino, una mano fría y grande se apoderó de la muñeca libre de Blair. Kale estaba allí parado, a un lado de la puerta, parecía como si los hubiese estado esperando. Ella frunció el ceño y alejó su mano bruscamente. Eugene le frunció el ceño, confundido.
-¿Me la permites un momento? -Kale puso un brazo sobre los hombros de Blair, empujándola hacia adelante, alejándola de Eugene.
-Yo... sí, seguro -murmuró Eugene y se metió las manos en los bolsillos.
Él no era chico de pelea, pero Kale obviamente lo era. No quería meterse en un problema, aunque le molestara como el infierno que Blair estuviera hablando con él.
-¿Qué quieres? -preguntó Blair, no molestándose en ocultar su desagrado hacia Kale.
Él cruzó sus brazos sobre su ancho pecho y la miró desde arriba, esbozando una sonrisa detestable.
-Dime algo, Blair, ¿Todas
las buenas notas que ahora obtienes merecen la pena de salir con ese idiota? -Kale pasó de una sonrisita de suficiencia a una expresión oscura y amenazadora mientras hablaba.
-No sé de qué estás hablando -negó Blair.
-¿Me vas a decir que no tienes un interés particular para salir con Eugene Pointer? -él levantó una ceja.
-Sí que tengo un interés, él es un chico genial, es perfecto ¿Por qué tendría que tener otro interés?
-Porque tú eres Blair Rain, utilizas a las personas, no puedes pasar de ser una completa perra a ser una chica buena en unos días. Bebé, tú no tienes corazón.
-Eso no es cierto... he cambiado, ya no soy esa chica.
-Oh claro que no, no eres la chica que le hizo la vida imposible a una pobre nerd por un chico que no quería de todas maneras, que ridiculizó a todo el club de debates, que se acostó con Sean Garrick cuando salía con su hermano, que hizo que despidieran al pobre profesor de educación vial, acusándolo de ser un pedófilo ¿quieres que siga? Porque tengo para un buen rato.
-Es suficiente.
-Eugene solo es un chico que piensa en tu cuerpo como lo hacen los demás, no tiene nada diferente, Blair.
Las lágrimas quería saltar de sus ojos, ella quería rodar por el piso, para apagar las llamas dentro de ella. Estaba tan triste y quería golpear a Kale. Él puso dos dedos debajo de su barbilla y la levantó. No era lo mismo cuando lo hacía él, solo Eugene
podía hacerla sentir especial haciendo eso. La nariz empezó a picarle, Kale no había cambiado su loción.
-Siempre te he deseado, Blair. Olvida a ese idiota, tú y yo somos iguales, yo puedo entenderte.
No, él no podía entenderla. Él quería hacer daño junto a ella y Blair estaba cansada de hacer daño, porque solo hace falta que te hagan daño para no volver a querer hacerle daño a nadie nunca. Ella se sentía tan incomprendida en ese momento, Kale no podía ofrecerle lo que ella necesitaba. Miró a Eugene, pasándose una mano por el cabello, tratando desviar su mirada de la escena. Aunque Blair hubiese hecho cosas tan malas en el pasado, aunque no hubiese tenido piedad, ella quería a Eugene, ella lo necesitaba para sentirse mejor persona, él la hacía mejor persona.
-Suéltame -Blair se sacudió las mano de Kale hacia un lado- Y nunca más vuelvas a tocarme o te juro que conseguiré una orden de restricción -le prometió.
Blair agitó su cabello y con su caminar de diva natural se dirigió hasta su novio. Eugene se giró hacia ella y actuó como si no tuviera más nada que hacer-. ¿Todo bien?
-No realmente -ella se encogió de hombros.
Eugene desvió su mirada hacia el piso, Blair no lo había visto actuar tan evasivamente nunca.
-¿Qué pasa? -interrogó ella.
-Nada. ¿Qué quería? -Él se metió las manos en los bolsillos.
-Solo decir tonterías -Blair se acercó más-. Eugene... ¿estás...? -le causaba un poco de gracias y mucha ternura decirlo.
-¿Estoy qué? -habló bruscamente, sin ser grosero, Blair se exaltó.
-¿Celoso? -terminó ella, rápidamente.
Eugene alejó la mirada y negó, no dijo nada, simplemente sacudió la cabeza.
-Eugene -Blair la llamó- ¿Estás celoso? La verdad, Eugene.
Él resopló y bajó la cabeza.
-No me gusta que hable contigo -Blair buscó sus ojos, los cuales miraban fijamente el piso. Ella soltó una pequeña risa, Eugene era como un pequeño enfurruñado cuando estaba celoso-. No te burles, es en serio.
-Sé que lo es -ella levantó su cabeza con sus manos a cada lado de su barbilla-, a mí tampoco me gusta hablar con él, es un idiota.
-Es raro, yo... -Eugene suspiró- quería... ya sabes, golpearlo por llevarte lejos de mí. Es decir ¿Quién cree que es? Eres mi novia ¿Verdad?
-Así es -Blair asintió con una sonrisa-. Bueno, ahora sabes cómo me siento cuando Lucy está cerca de ti.
-Supongo, nunca había querido tanto golpear a alguien -Eugene sacudió sus hombros otra vez-. Es nuevo para mí ¿debo acostumbrarme?
-Deberías golpearlos mentalmente, con una sonrisa. Así les dolería no tener una como la tuya.
Eugene se rió en voz baja.
-¿Me das un beso? -murmuró.
-No tienes que pedirlos, Eugene. Solo tómalos y ya, eso es lo que una novia hace por ti.
-Entendido.
N/A: Este es un pequeño capítulo para que disfruten esta noche (muy tarde).
Mañana habrá maratón :D ¡YAY! De tres capítulos, creo, ya veremos si salen más.
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30. Friends y Jasper.
Cuando Blair entró en casa de Eugene suspiró sintiéndose aliviada. Hacía un poco de frío afuera y ella no llevaba chaqueta. Adentro estaba cálido, por la calefacción. Miró alrededor; la casa de Eugene era totalmente acogedora. Con una decoración de azul y blanco, los muebles parecía muy cómodos, con fotografías familiares por todas partes, jarrones con flores en cada mesa, muy iluminada, con lámparas de pantalla y una chimenea. Blair, extrañamente se sintió como en casa.
-Bienvenida a la casa de mi abuela -anunció Eugene abriendo los brazos-, ¿Quieres algo de beber? Es el protocolo para los invitados -le sonrió.
Blair rió y negó.
-Estoy bien.
-De acuerdo, ven conmigo.
Él tomó su mano y la llevó justo detrás de las escaleras, donde había una puerta blanca, Eugene la abrió y la llevó escaleras abajo. El sótano realmente no parecía un sótano, era más como un pequeño departamento debajo de la casa; había gran sillón en forma de "L", que se veía realmente cómodo, un gran televisor con altavoces a los lados, una consola de videojuegos en el piso con dos controles a distancia, tenía una pequeña nevera en lo que parecía un pequeño bar. Era totalmente genial.
-Vaya... -murmuró Blair.
-Paso mucho tiempo aquí, hay una habitación aquí abajo que no es de nadie, hay un baño y está el televisor. Papá es arquitecto y tiene un amigo que es un decorador de interiores genial, así que le dio un uso al viejo sótano.
-Es increíble. Me encantaría pasar mucho tiempo aquí también -Blair caminó alrededor, mirándolo todo, dejó su
bolso en el sofá y se acercó a ver las foto familiares en la pared, detrás del televisor.
-Eres bienvenido a hacerlo cuando quieras -susurró Eugene, pero Blair estaba ocupada mirando las fotos y no a oírlo.
Habían tres fotos en la pared. En la del medio estaban todos en el sofá de la sala; la señora Pointer, Frederick, Molly y Eugene. En la de la izquierda solo estaban Molly y Eugene en la de la derecha había una mujer, de cabello castaño muy largo, de ojos azules, sentada en una mesa al aire libre, con un bebé en los brazos y un niño de unos cuatro años junto a ella. Estaba usando un vestido blanco precioso y un sombrero de verano, tenía una bonita sonrisa y hoyuelos, como los de Eugene. Blair sonrió al ver la foto, probablemente era quien ella pensaba.
-¿Es tu mamá? -le preguntó sin apartar su mirada de la fotografía. Eugene vino detrás de ella, con las manos en los bolsillos.
-Sí -murmuró él-, fue cuando Molly nació.
-Era muy hermosa y Dios, es idéntica a Molly.
-Sí ¿verdad? era preciosa.
-Y parece que tenía un estilo genial -acotó ella.
-Sí, a ella le encantaba la moda, los vestidos, siempre se veía como de portada de revista. Era... fantástica -Eugene sonaba tan nostálgico, Blair no pensó que sufría, pero sin duda la extrañaba.
-¿Qué... qué pasó? -preguntó Blair, su voz se volvió diminuta cuando hizo la pregunta.
-Un conductor ebrio, ya sabes -Eugene se encogió de hombros-, venía en dirección contraria
y simplemente se llevó su auto por delante, yo estaba en el asiento trasero.
A Blair el corazón le dio un vuelco de angustia. Su pobre Eugene, quería abrazarlo en ese momento.
-Es... horrible, lo siento mucho.
Ella pasó sus brazos debajo de los de él y lo abrazó, estrechándolo contra ella, restregando su mejilla en su pecho y oliendo su perfume natural de mentas con chocolate y jabón. Eugene la abrazó también, llevando sus brazos alrededor de sus hombros. Él la hacía sentir mejor, como nunca se había sentido respecto al asunto de la muerte de su madre.
-Está bien, pasó hace nueve años -murmuró-. Ven.
Eugene la llevó al sofá y se sentó junto a ella. Encendió el televisor y entró a Netflix. Él miró a Blair y le dio una media sonrisa a Blair. Ella se quitó los tacones y los dejó a un lado del sofá, subió sus piernas y se sentó sobre ellas. Eugene también se quitó los zapatos y se acercó más a Blair, pasando su brazo sobre sus hombros. Ella se acurrucó allí, sonrió para él traviesamente.
-¿Qué veremos? -preguntó Blair.
-¿Qué quieres ver? -Eugene respondió mirándola.
-Mmh, no lo sé, lo que quieras.
-Bueno, olvida las películas ¿Quieres ver un maratón de Friends? -preguntó él, ella levantó la mirada emocionada.
-¡Sí, por favor!
Eugene procedió a poner el programa y Blair se acurrucó más hacia él. Ella la única que estaba realmente concentrada, porque Eugene se estaba volviendo loco. El olor
coco de Blair se le metía en la nariz, pero no lo suficiente, eso lo hacía querer pegar su nariz de ella, sentir el olor. Su cabeza sobre su hombro, tan cerca que si volteaba la cara podría besarla, la izquierda mano de Blair estaba sobre el muslo de Eugene, y su otra mano acariciaba las puntas de los dedos de la mano de Eugene que tenía a un costado.
Blair se echaba a reír y él la seguía, pero realmente no estaba prestando atención a la pantalla. Cuando Blair pasó sus piernas a su regazo se sintió más tenso aun. Él quería ponerla de nuevo en su regazo, no podía pensar en otra cosa y se sentía culpable, pero también se sentía muy caliente. Así que él pasó su brazo detrás de su espalda y la subió a su regazo. A ella de repente la golpeó una idea.
-¿Dónde está Jasper? -preguntó mirando alrededor.
A Eugene le tomó un minuto reaccionar.
-Oh... él está en mi habitación -él se relamió los labios- ¿Quieres ir a verlo?
-¡Sí! Quiero conocer tu habitación -ella se levantó dando un salto y le tendió la mano, Eugene la tomó y se levantó.
La condujo escaleras arriba, yendo muy despacio. Vaya, Blair en su habitación. Se estaba esforzando por recordar si algo estaba fuera de lugar, pensó que su abuela había ordenado después de que se fuera. Eso esperaba. Cuando llegó a su puerta, la abrió y asomó la cabeza, todo parecía ir en orden. Así que la abrió completamente. Jasper se encontraba echando sobre la cama de Eugene. Blair miró alrededor; la habitación era más que pequeña que la de ella,
pero ella pensó que mientras más juntos mejor, su cama estaba en una esquina, muy bien arreglada, con sábanas azules, una estantería al lado de la puerta del armario, un escritorio en la otra esquina y una laptop sobre este. Él tenía varios posters y afiches; de los Rolling Stones, de Kiss, de AC/DC y otras bandas, que Blair había escuchado, pero realmente no había dado importancia.
-Hola amiguito -Eugene se sentó en la cama, Jasper vino hacia él arrastrándose rápidamente por la cama-, quiero que conozcas a alguien.
Él lo levantó y se lo enseñó a Blair; tenía orejas pequeñas, una nariz diminuta, el pelaje de su largo cuello era blanco y el lomo, pero el de sus patas y su cola era marrón, igual que alrededor de sus ojos y su nariz, casi parecía una máscara. Era adorable.
-Hola Jasper, soy Blair -Blair extendió su mano por su cabeza, las puntas de sus dedos acariciaron a Jasper quien se movía inquieto en las manos de Eugene. Jasper logró alcanzar uno de los dedos de Blair en su boca y le dio un apretoncito juguetón- Uh, hace cosquillas -Blair se rió.
-Está jugando, le agradas. Para él es como una prueba, para ver si eres amable -ella le acarició debajo de la barbilla-, lo voy a poner en su jaula, ahora que estás aquí y no traes zapatos puede que quiera morderte los dedos de los pies.
-¿Desde cuándo tienes a Jasper? -preguntó Blair mientras lo veía caminar hacia la jaula en un rincón.
-Dos años más o menos, fue un regalo de cumpleaños de mi primo Louis -se encogió de hombros-. Yo quería un perro, pero Jasper fue lo mejor que pudo conseguir. Menos mal ¿no crees?
-Definitivamente, no es que no me gusten los perros, es que... no me gusta que me haga estornudar. Me recuerdan a Kale -ella hizo una mueca de disgusto. Eugene frunció el ceño.
-¿Los perros te recuerdan a Kale Parker?
-Sí, es que él usa esta insoportable loción, que causa la misma reacción en mí que cuando me acerco a los perros.
Eugene se rió en voz alta junto con Blair.
-Eso dice mucho -bromeó él.
Blair volvió a mirar alrededor, se le hacía tan emocionante estar en la habitación de Eugene. Luego miró a Eugene y le sonrió.
-¿Cuántas chicas han estado en tu habitación?
-Mmh... -Eugene alzó su mirada, pensativo- contigo, ya son tres.
-¿Ah sí? -Blair no pudo utilizar un tono más despectivo cuando lo dijo.
-Sí, Molly, mi abuela y tú -se encogió de hombros. Ella lo golpeó en el pecho ligeramente.
Entonces se acercó más y chocó su nariz contra la de él. Sonrió con un atisbo de picardía y entrelazó su mano derecha con la de Eugene.
-¿Alguna vez te has besado con una chica en tu habitación? -interrogó, demasiado cerca para la seguridad del autocontrol de Eugene.
-No -murmuró él.
-Al fin puedo ser la primera en algo -dijo Blair y lo besó.
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31. Problemas abajo.
Eugene trataba de mantener su mente controlada, igual que sus manos, pero era casi imposible. Blair estaba en su cama con él y su boca no se separa de la suya. La mano de Eugene permanecía en su cadera derecha, aferrada allí, queriendo moverse, queriendo ir más a arriba, deseando explorar un terreno peligroso, al que Eugene nunca había tenido el placer de ir. Blair estaba deseando que él lo hiciera, ella quería ver a Eugene descontrolarse, pero no lo estaba consiguiendo. Y realmente, era más una buena noticia que nada que él no estuviese tratando de meterse en sus bragas... pero joder, ella quería que lo hiciera, aunque sea un poco.
Y como realmente no estaba funcionando tener sus manos acariciando su pecho, ella simplemente paró. Se separó de Eugene, como verdaderamente mucho esfuerzo y suspiró. No estaba enojada, nada más... decepcionada.
-¿Quieres hacer algo más? -preguntó tratando de recuperar su aliente.
-No -soltó Eugene, con la cabeza llena de nubes.
Ella abrió los ojos mucho y se sostuvo sobre sus codos ¿si le estaba gustando por qué no hacía algo más?... ella olvidó considerar que tal vez Eugene simplemente se estuviera reprimiendo para no ser irrespetuoso, pero a veces, las hormonas en el cuerpo adolescente hacen que las chicas quieran un poco de acción, hacen que la necesiten, Blair no quería que él reprimiera sus instintos tampoco.
Pero Eugene negó con la cabeza, aclarándose un poco.
-Yo... lo siento ¿Tú quieres hacer algo más?
Blair volvió a recostarse en la cama y miró a Eugene, él estaba sonrojado
y parecía aturdido, pero una sonrisa autentica se dibujaba en su cara.
-¿Tienes miedo de tocarme, Eugene? -le preguntó, subiendo sus manos hasta su rostro. Eugene dejó de sonreír y bajó un poco la cabeza.
-No.... Es solo que... ya sabes, yo nunca he... -la voz de Eugene se cortó, la vergüenza no lo dejaba hablar.
-¿Nunca has...? -Blair sonrió por un momento, si era lo que ella pensaba, Eugene la impresionaría mucho. Él no encontraba las palabras para revelárselo, era difícil-. ¿Eres... vir...?
-Sí, no lo digas. Sí lo soy -ella no pudo evitar soltar una pequeña risa-. Te lo dije, todo esto es nuevo para mí.
-Oh, vale... -Blair asintió-. ¿Y no quieres dejar de serlo? -preguntó ella, levantando una ceja.
Eugene se puso colorado. ¿Por qué tenía que decir cosas como esa?
-Vaya que sí quiero, tengo dieciocho, debería haber dejado de serlo hace tiempo ¿No crees? -Él se recostó sobre su espalda y Blair puso su mejilla contra su pecho.
-Bueno, yo no lo soy desde los quince, la primera vez... no la recuerdo, estaba ebria. Supongo que cuando te vuelves más maduro es más fácil pensar en cómo quieres que pase, cuando eres inteligente... me arrepiento cada segundo, pero no puedo hacer nada para arreglarlo.
Eugene suspiró y bajó un poco, quedando cara a cara con Blair, brindándole una sonrisa. Si tan solo él pudiera arreglarlo para ella. Era lo que ambos deseaban. Él tomó su mano y la entrelazó
con la suya y la llevó a su pecho.
-Te prometo que haré lo posible porque te olvides de eso ¿sí? -Eugene besó los nudillos de Blair.
-Tú me haces olvidar todo Eugene.
-Supongo que es algo bueno -él se encogió de hombros-. Quiero continuar con esto, lo que estábamos haciendo. Realmente me gusta.
Blair se echó a reír y entonces fue ella la que se colocó sobre él. Su cabello cayendo de un lado, sus piernas a cada lado del cuerpo de Eugene, ella estaba mordiendo su labio, lo examinó completamente y lo besó, pero no en la boca. Blair comenzó en la piel que se asomaba entre su camisa, besó la línea del cuello de su camisa, subió un poco más hasta su cuello, su piel olía a jabón, así era como le gustaba, sin molestas lociones que le causaban estornudos.
Eugene estaba delirando por otro lado. Los labios de Blair estaban dejando llamas de fuego por donde pasaban. Él se sentía malditamente nervioso. Y había un problema mayor, su amigo no quería ayudar realmente. No entendía que pasaba. Así que subió las manos por su falda. Él no tocó nada importante, simplemente fue más arriba. El top de Blair le daba la libertad de mover sus manos debajo. Y ella llegó hasta su boca, sus manos empezaron a deshacerse de la camiseta de Eugene, tiró de ella hacia arriba, para sacarla y Eugene la ayudó con ello, incorporándose lentamente.
Ni siquiera tenía que preguntarle si estaba bien lo que hacía. Eugene le estaba diciendo que sí cuando puso sus manos más debajo de su espalda. Oh, Blair sintió una explosión dentro de ella. Era
como si un millón de mariposas estuvieran golpeando en su estómago, tratando de ser liberadas. Algo que nunca había sentido antes cuando besaba a un chico de esa manera. Con Eugene era diferente, ella sentía que él le pertenecía, que luego de que las cosas pasaran él no actuaría como si no importara.
-Espera -Eugene se levantó, dejando a Blair en la cama, caliente y confundida-. No está funcionando -él suspiró y su cara se tornó roja.
-¿Qué pasa, Eugene?
-No estoy... -resopló-. Joder, esto es más difícil que decirte que soy virgen.
Blair se rió. Ella tenía alguna idea de cuál era el problema. Y Eugene diciendo palabrotas; un poco sexy se le preguntaban.
-¿Qué ocurre ahora? -preguntó de una manera comprensiva.
-Nada... es solo que, no estoy... correctamente animado ¿qué pasa conmigo? -Eugene se rascó la cabeza torpemente y se sentó en la silla de su escritorio-. ¿Por qué todo esto está pasándome a mí? Justo hoy, contigo.
-Eugene, cálmate -ella se levantó de la cama y caminó hasta estar frente a él-. A muchos chicos les pasa... no serás el primero ni él último. Solo estás nervioso.
-Juro que esto jamás me había pasado.
Blair rió un poco más alto.
-Seguro que no -ella se sentó en su regazo y besó su mejilla-. No tienes por qué estar avergonzado.
-No lo entiendo, estoy a punto de dejar de ser un maldito chico virgen de dieciocho y la única cosa que me puede ayudar es la que no quiere... ¿qué he hecho, Blair? -él recargó la cabeza del pecho de Blair. Era increíble, tenía sus pechos prácticamente en la cara y... nada ¿eso es normal? Porque se había pasado mucho tiempo tratando de bajar su emoción por Blair ¿cómo es que ahora no funcionaba? Estaba enojado.
-No hiciste nada cariño, es solo que...
-Que soy un idiota.
-Para nada, eres el mejor chico que he conocido, estoy segura de que puedo esperar -ella acarició su mejilla-. Eugene, esperaría mucho por ti.
-Y lo aprecio, pero yo no quiero esperar mucho si no te molesta -al fin Eugene parecía un adolescente normal. A Blair le gustaba tanto como el chico educado y adorable que era como un niño.
-Oye, no tengo problema -ella lo besó.
-¡Eugene!
Él se levantó de repente, su padre estaba en casa ¿En serio? No pasaría por eso de nuevo, tenía que hacer algo. Blair lo miró aterrorizado, si el padre de Eugene se enteraba que ella había ido a su casa sin la supervisión de un adulto, probablemente la encerrase para siempre en una torre y se tragaría la llave.
-El closet -Eugene la empujó hasta que ella estuvo dentro.
Él buscó su camisa y se la colocó y se miró al espejo tratando de no parecer culpable, pero vaya que lo parecía y se sentía feliz con ello.
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32. Enamorado.
Blair permanecía recostada contra la puerta del closet. Le parecía un poco emocionante estar escondida para evitar ser atrapada. Podía escuchar a Eugene caminando de un lado a otro detrás de la puerta. Blair se abrazó a sí misma y sonrió, le gustaba pasar por esto, era divertido.
-¡Eugene! -volvió a gritar Frederick y una puerta de se abrió.
Eugene se encontraba sentado en el borde de su cama, tratando de buscar algo, para cuando su padre le preguntase que hacía. Lo único que se le ocurrió fue tomar un cuaderno del buró cerca de su cama, abrirlo y ponerlo a su lado. Frederick lo miró y sonrió, dio unos pasos dentro y tomó la silla de su escritorio para sentarse.
-¿Qué estabas haciendo? -le preguntó.
-Estudiando -Eugene se encogió de hombros-. ¿Hace cuanto llegaste? -interrogó poniendo su cuaderno a un lado.
-Un par de minutos ¿cómo vas con el castigo? Sé que puede ser duro no ver a Blair.
Eugene se recostó de la cabecera de su cama y suspiró-. No voy a mentirte, es realmente duro. La extraño mucho -confesó él.
-Esa chica te trae del cuello ¿no es cierto? -habló Frederick con cierta sonrisa-. Sé que ella es preciosa, pero tiene que tener algo más ¿qué es?
Eugene sonrió y Blair pudo percibir que él lo hacía, aun estando dentro del closet. Eugene se encogió de hombros y miró hacia el techo.
-No tengo idea. No es como nadie que haya conocido y sin duda, ella es mucho mejor de lo que yo pensaba.
-Su padre me dijo que era algo problemática anteriormente.
-Lo era, creo que ella sigue siendo un pequeño problema después de
todo, pero me gusta. Me gusta ella, su personalidad, lo que piensa, lo que dice, me gusta que ella piense como yo y a la vez no. No puedo entender por qué no quiero estar lejos de ella. Cada vez que estamos juntos... no podemos parar.
Frederick lo miró con una sonrisa y soltó una carcajada. Su hijo estaba pasando por esa fase que él bien conocía, que él conocía profundamente de hecho. Se cruzó de brazos y lo miró, sonriente, como cuando sabía exactamente lo que estaba pasando, como si supiera todo sobre él.
-Estás enamorado -le dijo-. Es lo mejor que hay ¿sabes? Te sientes genial, nada puede hacerte sentir mal cuando estás enamorado. ¿Sabes si tú Blair siente lo mismo?
Eugene miró la puerta de closet. Dentro Blair estaba mordiéndose los labios para evitar gritar que sí, que ella estaba sintiendo lo mismo, pero eso sería totalmente peligroso. Aunque su corazón estaba intentando salirse de su pecho y ella no podía contenerlo, se resignó a esperar que el señor Pointer saliera. Ella esperaría solo que Eugene abriera la puerta para saltar sobre él y decirle que sí sentía lo mismo. Pero en ese momento, ella solo esperaba ansiosa por su respuesta.
-Yo... no lo sé, creo que tendré que preguntárselo -Eugene se encogió de hombros-. Voy... a tomar una siesta ¿sí?
Frederick asintió y se levantó de la silla.
-Sí, yo también. Estoy agotado -él se detuvo antes de salir-. Esta noche puedes ir a ver a tu Blair, pero cuidado donde pones tus manos, jovencito. Sé que es preciosa, pero también es hija de mi amigo.
-Seré
cuidadoso.
Cuidadoso, pero no tonto. Y virgen tampoco.
-Bien, adiós.
Frederick cerró la puerta y Eugene esperó a escuchar la suya cerrarse para ir por Blair. Cuando abrió la puerta de closet Blair estaba contra esta e iba a azotar el piso, pero Eugene logró atraparla antes de que lo hiciera. Él le sonrió cálidamente y apretó su cintura, poniéndola de pie. Blair le sonrió igualmente y lo besó en la mejilla-. Mi héroe -susurró. Por primera vez, se sintió como un verdadero ganador cuando escuchó esas palabras.
-Voy a ir por tus zapatos al sótano, quédate aquí ¿sí? Buscaré una manera de sacarte sin que el viejo se dé cuenta -bromeó Eugene. Ella asintió.
Mientras Eugene salía por sus zapatos Blair recorrió la habitación. En la esquina donde estaba su escritorio había una cartelera con sus fotos. Como esa de corcho donde la gente ponía fotos con sus amigos y familia. Blair jamás había tenido una de esas, y pensó en ese momento que debía conseguir una, porque ahora que tenía amigos que realmente significaban algo para ella, era necesario guardar los recuerdos, solo por si los volvía a perder. Quería muchas fotos con Eugene y con Becky y Hannah, unas con Roscoe tal vez. Algún día tenía que darle uso a su vieja cámara.
-Aquí están -murmuró Eugene. Ella se giró y asintió-. ¿Qué haces?
-Veo tus fotos -Blair volvió a mirarlas-. Quiero una de estas cosas para poner fotos -le dijo. Eugene dejó
sus zapatos sobre la cama y se acercó detrás de ella.
-Estoy seguro de que podemos hacer algo al respecto -él puso sus manos su cintura.
-Y quiero muchas fotos contigo -Blair se cruzó de brazos.
-Hecho -murmuró poniendo su barbilla sobre el hombro de Blair.
Blair tomó una foto, en donde Eugene abrazaba a Lucy y ella tenía sus labios en su mejilla. Era solo una foto, que ella ni siquiera sabía cuando habían tomado, pero los celos se encendieron dentro, quería volverla trizas, quería quemarla y botar las cenizas a la basura, pero eso sería muy obvio.
-¿Ella significa mucho para ti? -preguntó Blair, con la voz apagada.
Deseaba que él dijera que no, aunque probablemente no lo hiciera.
-Fue mi amiga por mucho tiempo -Eugene suspiró-. Supongo que es una parte importante de mi pasado.
-¿Ya no es tu amiga? -se mordió el labio después de hacer la pregunta.
-Ella cree que la traicioné, ya sabes, por lo que sucede entre nosotros -el agarre de Eugene se hizo más fuerte en su cintura y Blair echó la cabeza hacia atrás.
-Aunque Lucy no me agrada, lamento oír eso -dijo Blair.
-No lo lamentes, es su asunto que no me crea cuando le digo que no eres como ella piensa.
-Le hice mucho daño, ¿cómo no iba a pensar eso?
Blair se daba cuenta de que desde donde vieras la historia, alguna de las dos iba a ser la culpable. Y era como una venganza de parte de Blair verlo desde el lado de Lucy; Lucy se llevó a Greg y ahora Blair se llevaba a Eugene. Tal vez estaba siendo egoísta, pero no quería, aun así, ver a Eugene cerca de Lucy, porque su corazón había sido lastimado por mucho, y si Eugene se apartaba de su lado, le dolería más que el rechazo de todo el instituto. Porque los demás dejaron de importarle en unos días, sin embargo, no se sentía como que Eugene iba a dejar de importarle tan pronto.
-Blair, no importa cuánto daño te haya hecho una persona, siempre es bueno escuchar su lado de la historia y ponerse en su lugar para entender por qué han hecho lo que han hecho. Que ella no quiera escuchar razones, es un poco inmaduro si me preguntar.
-Yo tampoco quise escuchar su lado la historia.
-Y ahora estás defendiéndola, creo que has madurado un poco, Blair Rain.
Blair soltó una carcajada, y se dio la vuelta. Eugene la llevó a la cama y Blair se sentó en el borde. Ella alargó su mano para tomar sus zapatos, pero Eugene la alcanzó antes de que ella lo hiciera. Se arrodilló frente a ella y le colocó uno de sus zapatos ¿los chicos hacían eso de verdad? solo lo había visto en La Cenicienta. Él le colocó ambos zapatos y luego la ayudó a ponerse de pie.
-Vamos.
Cuando salieron de la habitación lo hicieron en silencio, Eugene tuvo que cargarla para bajar las escaleras, porque rechinaban y su padre tal vez se daría cuenta de que había otra persona en la casa además de Eugene. Blair pudo respirar tranquila cuando cruzaron la puerta principal.
-Esto fue divertido, Eugene -dijo ella.
-Vaya que lo fue -él le mostró sus hoyuelos.
-¿Me acompañas a casa?
-¿No estás castigada?
-Sí... pero no pueden prohibirme verte, formaré un berrinche si es necesario.
-Me gustaría verte haciendo un berrinche.
-Te haré uno alguna vez.
-Y te daré lo que pidas.
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33. Mac.
-¡Blair!
Cuando Eugene y Blair entraron por la puerta, alguien saltó sobre la rubia, regalándole un abrazo cálido y emocionado. Blair le devolvió el abrazo a su hermana con la misma emoción. La hermana de Blair era rubia, igual que ella y se parecía más a su madre que Oliver. Era hermosa, sin duda, su cabello lacio llegaba hasta su cintura, tenía los mismos ojos de Blair, que prácticamente compartían todos los Rain, tenía ojos pequeños, delgados labios, pero una sonrisa hermosa. Blair no pensó que Mackenzie fuera a llegar al siguiente día de su llamada, pensó que lo consideraría, pero al parecer no lo hizo. Y ella estaba feliz por eso.
Mientras terminaban con su abrazo, Eugene esperaba detrás de ella pacientemente. La había visto un par de veces antes, pero no demasiado. Mackenzie había sido como Blair en sus días de instituto, él no sabía exactamente como había sido su reinado, pero por los rumores que habían llegado a él, ciertamente lo había manejado mejor que Blair. Mackenzie era dulce, glamorosa y genial.
-¿Cuándo llegaste? No lo puedo creer, pensé que no vendrías -Blair puso sus manos en los bronceados hombros de su hermana.
-Lo sé, pero en serio quería venir, te lo dije, llegué hace una hora -Mac sonrió.
Ella miró sobre el hombro de Blair. Eugene permanecía todavía en la puerta, con las manos en los bolsillos, esperando a ser notado. Él sabía lo que Blair le había dicho a su hermana acerca de
él, por la misma razón quería causar una buena primera impresión.
-¿Y quién eres tú? -Mac caminó hacia él con las manos en sus caderas.
-Soy Eugene, Eugene Pointer, el vecino y...
-Y mi novio -Acotó Blair, que bien se sentía decirlo.
-Oh, pero si eres el chico perfecto, gusto en conocerte, soy Mackenzie Rain, pero llámame Mac.
-El gusto es mío, Mac. -Mac sonrió con ternura.
-Eres adorable, quiero apretarte las mejillas.
Blair le puso una mano en el hombro.
-Lo siento, eso solo puedo hacerlo yo -le advirtió, pudo pensar que una broma, pero ella iba condenadamente en serio.
-¡Oh! Bien... entonces, pasa Eugene. Quiero que me cuenten todo acerca de cómo se conocieron.
Mac los condujo hasta el sofá y los hizo sentarse. Blair se sentó bastante cerca de Eugene, justo como a él le gustaba. Oh, solo tener su piel en contacto con la de ella lo hacía querer llevarla de vuelta a su habitación e invitarla a quedarse ahí para siempre con él. Haciendo lo que lo hizo perder la dignidad hace unos segundos. Pero tuvo que reprimir todo eso de nuevo.
-¿Cómo comenzó todo? -interrogó Mac con cierto interés.
-Él me ofreció un aventón -dijo Blair-. Y fue muy insistente con ello.
-Solo fui amable.
-Encantador -corrigió Blair-. Amable, encantador, un montón de cosas. Y me parecía insoportable al principio... pero no pudo serlo por mucho tiempo.
-¿Te parecí insoportable? -Eugene la miró
con asombro.
Ella se encogió de hombros.
-Que estuvieras tan feliz siempre me enojaba un poco.
-¿Aun te enoja?
Eugene era tan inocente a veces. Ella rió graciosamente y le apartó el flequillo de la cara, llevando sus dedos debajo de su barbilla.
-No, ahora me hace igual de feliz. Creo que eso era lo que estaba buscando desde un principio.
Blair colocó su mejilla sobre el hombro de Eugene y se aferró a su brazo. Mac comenzó a abanicarse la cara con una mano. Era demasiado tierno y cursi para ser verdad. Pero seguía siendo una chica y le gustaba. Ella soltó un pequeño chillido interrumpiendo el momento. Blair y Eugene la miraron, se había olvidado por un momento de que estaba allí-. Oh por Dios -murmuró-. Es lo más lindo que he presenciado en mi vida, yo... ¿Por qué no pueden pasarme cosas como estas? Estoy tan celosa.
-Tranquila, cariño -Eugene estiró una mano y la puso sobre su rodilla y sonrió cálidamente para ella. Para Blair estaba bien, porque sabía que estaba en modo de consuelo y su hermana realmente parecía necesitarlo-. Algunas personas tardan en encontrar a alguien, no puedes forzar eso ¿sabes? Pero eres una chica muy linda, estoy seguro de que si no es el correcto, habrá un montón para equivocarte, pero no puedes equivocarte para siempre, algún día tienes que acertar.
Mac miró a Blair, casi con sus lágrimas a punto de salir.
-¿Quién eres tú y donde encuentro a los de tu tipo?
-Tengo varios primos su tú...
-¡Nombres, ya!
-No
se los des, ella tiene que encontrarlos -susurró Blair en la oreja de Eugene, pero Mac alcanzó a escucharla y la acusó con un dedo.
-¡No se vale, Blair!
Estaban a punto de empezar una disputa cuando Lorena entró en la sala. Miró a Eugene, luego a Blair y le envió una mirada de sorpresa. Blair se encogió de hombros-. Estoy haciendo la cena -anunció Lorena-. ¿Quieres quedarte a cenar Eugene?
-Oh... -él miró a Blair-. Seguro, llamaré a mi padre para avisarle, discúlpenme -él se levantó del sofá y fue a hablar cerca de la puerta de entrada. Lorena le guiñó un ojo a Blair y regresó a la cocina.
Mac saltó a un lado de Blair y tomó su mano, apretándola fuertemente-. Dime que tiene algún defecto, dímelo.
Blair se echó a reír.
-No sé si realmente es un defecto, pero sigue siendo virgen.
-¡Oh por Dios! -Mac se tapó la boca con una mano-. ¿En serio? Pero si yo hubiese saltado sobre él con un par de palabras bonitas.
-S, lo sé. Es lo que yo me digo también... a pesar de ser inexperto me vuelve loca cuando me toca.
Mac sonrió pícaramente y le golpeó el brazo a Blair. Las dos se echaron a reír en voz baja-. Tiene un encanto natural... supongo que ustedes han estado trabajando en el asunto.
-Un poco... pero, él tuvo un problema -Blair hizo un mohín-. Te lo cuento luego.
-Iré a buscar a papá y a Roscoe -dijo Mac, levantándose para correr escaleras arriba.
Blair también se levantó y fue sigilosamente a buscar a Eugene. Él se encontraba terminando la llamada. Le sonrió y guardó su celular en el bolsillo trasero de su pantalón. Blair caminó hasta él-. ¿Está todo bien?
-Perfecto, el viejo dijo que sí -bromeó Eugene. Blair rió.
-Bien.
-Quiero pedirte algo -dijo él.
Blair asintió.
-Claro ¿Qué pasa?
-¿Quieres cenar conmigo el viernes? Ya que nuestra primera cita terminó en una pelea y en la segunda nos echaron, pensé que podría hacer algo viene esta.
-Pero a mí me gustaron mucho.
-¿Entonces no quieres cenar conmigo? -Eugene frunció el entrecejo con preocupación.
Blair sonrió enternecida.
-Sí, sí quiero. ¿Dónde iremos?
-Un restaurante nuevo en la Quinta Avenida, mi abuela hizo los arreglos florales para la inauguración y le dieron una cena de cortesía cuando quisiese. Ella me la concedió, pensé que sería bueno llevarte. Es muy hermoso.
-Definitivamente sí.
-¡Genial -Eugene celebró como si se tratase de su primera cita y no de la tercera.
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34. Buenas acciones.
Oliver estaba a la cabeza de la mesa, Lorena sirvió la comida y se sentó al lado de Mac en el lado derecho de la mesa, Roscoe estaba a la cabeza también, del otro lado. Eugene se sentó junto a Blair y ella tomó su mano debajo de la mesa y la apretó. Eugene se sonrojó, porque el padre de Blair lo estaba mirando, pero no como si fuera a matarlo, lo estaba mirando como si estuviese agradecido por estar allí. Y así era. Oliver percibía que su pequeña había cambiado y eso le gustaba. No es que no le gustara la vieja Blair, pero siempre pensó que ella necesitaba un pequeño empujón para hacer las cosas mejor, ella lo estaba logrando, porque tanto Eugene como Becky y Hannah influían en sus nuevos cambios.
-¿Lasaña? -Mac arqueó una ceja-. ¿Qué hicimos para merecer este trato tan especial?
-Solo estar aquí, -Lorena se encogió de hombros- los extrañaba a todos juntos de nuevo.
-¡El clan Rain! -Oliver levantó su vaso con jugo.
-¡Clan Rain! -repitieron todos imitando el gesto.
-Oh, y Eugene -Oliver levantó el vaso hacia él.
-Eugene -repitieron los demás.
Eugene no puedo contener la risa y nadie en la mesa tampoco. Eugene la estaba pasando muy bien y se debió imaginar que en su casa todos debían estar discutiendo lo extraño que estaba él ahora que estaba con Blair y lo bien que se le veía. Eugene solía ser un rayito constante de sol, siempre fue así, pero con Blair él emanaba un brillo extraño, era más feliz de lo humanamente posible. Tenía
una razón para sonreír, tenía una chica en quien pensar, una chica para él que sabía que no pensaba en nadie más.
La cena pasó entre las broma de Mac y Oliver. Ambos eran un poco bromistas y les encantaba insinuar cosas acerca de Blair y Eugene. Roscoe siempre los miraba con cautela, una vez más le hizo la seña con sus dedos cuando Eugene se levantó de la mesa para ayudar a Lo con los platos luego de insistir y Blair también ayudó porque no quería separarse de él.
-¿Alguna vez la habías visto así? -le preguntó Oliver a Mac una vez que se quedaron solos.
-Jamás -Mac negó con la cabeza-. Estoy comenzando a creer que le lavó el cerebro.
Oliver se encogió de hombros.
-Así es como funciona hija.
-Yo quiero que me laven el cerebro -Suspiró Mac.
Eugene y Blair salieron al pórtico, escapando de todos para estar solos una vez más. Ella sujetaba su mano muy fuerte. Eugene acercó su nariz hacia el cabello de Blair y aspiró el olor a coco que desprendía este. Podría olerlo todo el día.
-¿Qué quieres hacer mañana? -le preguntó Blair. Eugene bajó su cabeza y la miró a los ojos.
-No lo sé ¿Tú quieres hacer algo?
-Estar contigo. Ahora pasar el tiempo yo sola es un poco aburrido.
-Lo entiendo -Eugene sonrió ampliamente-. Me pasa lo mismo.
Blair se sentó en las escalinatas del pórtico y Eugene cayó junto a ella. Blair tomó su brazo y lo hizo rodear su cuello-.
Espera -murmuró él. Subió un escalón más y rodeó a Blair con sus piernas. Su espalda golpeó con su rodilla y Blair rió. Él puso abrazarla mejor y era perfecto, porque entonces podía enterrar su nariz en su cabello y aspirar el dulce aroma a coco de este-. Creo que sé a dónde llevarte.
-¿A dónde? -preguntó ella con interés.
-Mañana luego de la escuela iremos a donde voy con mis amigos a divertirme. Te los presentaré y puedes traer a Hannah y a Becky e incluso a Mac, porque hay alguien a quien quiero que conozca, se me acaba de ocurrir. También creo que Roscoe disfrutaría de ello, así no es prácticamente una cita.
-¿Y qué haremos?
Eugene la miró y esbozó una sonrisa sagaz.
-Paintball -respondió.
-¡Oh por Dios! Definitivamente sí, quiero intentarlo.
-Bien, quiero llevarte, vas a conocer a mis amigos.
-¿Crees que les agradaré?
-Tengo miedo de que les agrades demasiado -Eugene rodó los ojos, pero su sonrisa no desistió en su cara.
Blair acarició la línea de su mandíbula con la punta de su nariz y Eugene cerró los ojos, disfrutando del eléctrico toque entre su piel y la de su chica.
-Eres el único que quiero, Eugene -ella dejó una suave beso donde había estado acariciándolo-. Trataré de convencer a Mac de acompañarnos, no creo que Roscoe se niegue y Hannah y Becky ya están apuntadas sin saber que lo están -bromeó ella.
-Muy bien. Roscoe tiene doce ¿verdad?
-Sí.
-Se ve más grande, estoy seguro que pasará por un chico de catorce.
-¿Hay reglas de edad?
-Sí, y él está justo
en la línea. Pero será seguro, no será un juego por competencia y aparte, él es muy inteligente.
-Sí que lo es -ella estuvo de acuerdo-. Aunque él no habla mucho, solía hacerlo antes pero ya no -se encogió de hombros y subió su mirada hacia Eugene.
-Le está cambiando la voz, es por eso. Cuando pasa, los chicos tratan de no decir mucho por todos los agudos. Es vergonzoso, pero al final tu voz de niño desaparece -Eugene soltó una carcajada-. No le digas nada al respecto, solo obsérvalo en silencio y te darás cuenta y si pasa mucho tiempo en el baño ¡No lo molestes! -le advirtió.
Blair no pudo contener la risa, apoyó su frente del cuello de Eugene mientras se destornillaba de la risa. A Eugene le encantaba cuando ella se reía de verdad, porque adorable y nunca se lo esperaba de ella.
-¿Todo eso te pasó a ti? -le preguntó cuando pudo contener la risa.
-A mí y a todos los hombres, así es como funciona ¿sabías? -ella asintió.
-Es adorable -susurró Blair.
-Vergonzoso -la corrigió Eugene.
Blair se volvió a reír.
***
Cuando despertó la mañana siguiente Blair sintió tremendas ganas de hacer algo bueno por alguien. Se dio una buena ducha y se vistió con jeans negros y una blusa ajustada color blanco y sus botas de tacón alto favoritas, un hermoso collar de perlas adornaba su cuello y su cabello suelto estaba perfectamente cepillado. Bajó a desayunar y se encontró con Ryan tomando un café en la cocina, seguramente esperando por Roscoe, a Lo sirviéndole huevos con tocino a Roscoe, a Mac comiendo solo cereal mientras leía
una revista y a su padre leyendo el periódico.
-¡Buenos días! -anunció Blair entrando a la cocina- ¿Cómo está todo el mundo? Espero que muy bien, porque es un día excelente.
-¿Qué le pasa a la señorita Blair? -murmuró Ryan en el oído de Lorena.
-El amor -contestó Lo con un suspiro.
-Un desayuno completo, por favor -solicitó ella sentándose a la mesa.
Lorena se lo sirvió y ella lo devoró en un instante. Miró la hora en su reloj y sonrió, Eugene estaba esperando por ella afuera, le contó a Mac y a Roscoe sobre los planes de Eugene para la tarde. Roscoe saltó y dijo que sí inmediatamente, Mac tardó más en aceptar, pero al final lo hizo.
Y el día continuó increíblemente genial para ella. Decidió que como parte de su renovada personalidad y manera de pensar, haría algo bueno; se apuntó para ayudar al comité del baile de invierno. Esta vez iba a hacer las cosas bien. Eugene la recompensó con unos cuantos besos por haberse apuntado y ella supo que lo había valido. Las pruebas para basquetbol eran el lunes y Blair le había prometido a Eugene que estaría en las gradas viéndolo para darle suerte.
Pero decidió hacer otro acto caridad cuenta estaba en el baño. Ella se encontraba en una cabina cuando entraron dos chicas, hablando de un chico obviamente. Blair no quería escuchar, lo hizo de todos modos. Al parecer a la chica llamada Maddie le gustaba este chico llamado Drake y quería impresionarlo de alguna manera, pues iban a encontrarse luego de clases, como una primera cita, pero su amiga,
Jade, estaba diciendo que tenía que hacer algo diferente con su cabello o tal vez con sus labios y sacó un lápiz labial de color rojo. Fue cuando Blair decidió atacar.
-¡Baja esa arma carmín, amiga! -apuntó a la chica que sostenía el lápiz en alto.
Las chicas voltearon sus cuellos hacia Blair y abrieron los ojos ampliamente con sorpresa. Blair se pudo dar cuenta de que Jade era una pequeña chica pálida de ojos azules y cabello castaño y la chica de la cita, Maddie, era una alta morena de ojos verdes, vestida como una amante del rock.
-Jamás -Blair comenzó a caminar hacia ella-, jamás usen lápiz labial rojo en la primera cita ¡Jamás! -recalcó ella en voz alta.
-¿Po... por qué no? -murmuró Maddie.
-Porque parecería desesperado, además, no vas con lo que estás usando -Blair le quitó de la mano el lápiz labial a Jade y le puso la tapa y se los mostró-. Quinta cita, y si no llega a haber una, pueden usarlo para que vea de lo que se pierde, pero no en exceso, solo un pequeño vistazo en el momento oportuno. Normalmente, es para chicas atrevidas, es el color de la pasión y el amor; no puede ser usado para cualquier cosa ¿entendido?
-Sí -murmuraron ambas, aun paralizadas por la sorpresa.
Blair le devolvió el lápiz labial a Jade y ella lo guardó.
-¿Quieres impresionarlo en la primera cita? Bien, hagámoslo -Blair juntó sus manos y las frotó.
Miró a Maddie atentamente, examinándola para saber que sería lo que le iría mejor. Entonces sacó su bolso de su hombro y rebuscó dentro de él hasta encontrar su bolsa de maquillaje, ella ayudaría a estas pobres adolescentes a estar bien con ellas.
Maddie se encogió de hombros y dejó que Blair la ayudaba, porque en realidad, sí estaba desesperada. Blair le pidió que le contara sobre Drake mientras hacia su magia con ella. Si había algo que Blair sabía era como lucir bien y ahora le parecía útil al ver la expresión en la cara de Maddie al mirarse al espejo luego de que terminara con ella.
Sus ojos perfectamente delineados, con el preciso pulso que Blair poseía, sus labios con un brillo rosado haciéndolos parecer jugosos, mejillas sonrojadas, un poco de sombra en sus parpados y Blair tuvo que hacer algo con sus cejas, porque eran un desastre.
-¡Vaya! -exclamó Jade-. Mira lo que hizo contigo, es increíble.
-Lo es. Por primera vez, puedo decir, que estoy guapa.
-Oh, por favor, tú eres muy guapa -espetó Blair-. Pero no hagas esto porque quieres que él piense que eres caliente, porque eso lo hará pensar que no vales la pena, no trates de ser caliente apropósito, no mientras lo conoces. Si es la primera cita, deberías mostrarle quien eres, como serán las cosas contigo. Si le gustan, bien, sino que se joda ¿entendido?
-Entendido -dijo Maddie-. Gracias Blair.
-De nada -Blair guardó su maquillaje y colgó su bolso del hombro y miró a las chicas. Suspiró porque por primera vez había hecho algo lindo por la gente a quien había tratado mal. Sonrió ampliamente y le dijo-: Ve por él, nena.
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35. Hey there, Delilah.
Blair saltó detrás de Becky y Hannah mientras ellas esperaban a Eugene en el estacionamiento. Blair les había hablado de la invitación de Eugene en el almuerzo y ellas aceptaron rápidamente. Era algo nuevo para ellas, pero la idea de dispararle a los chicos y huir para esconderse era algo tentador.
-¡Hola! -las saludó.
-Ya estás aquí -dijo Hannah- ¿Lista para la acción?
-Sí -Blair se acomodó el flequillo-. ¿Segura que vas a poder hacerlo con el problema de tu pie? -le preguntó a Hannah.
-Estaré bien, Blair -prometió Hannah.
Blair hizo una mueca.
-¿Algún día me vas a contar que te pasó? -preguntó ella.
Hannah la miró y luego miró a Becky. El asunto de su cojera era algo muy privado, que solo Becky sabía aparte de su madre. Pero de igual manera, le sonrió a Blair y le puso una mano sobre el hombro. Si se preguntaba a sí misma si no quería a Blair como si la hubiese conocido hace mucho, ella diría que así era. Ella conocía los problemas familiares de Blair y la conocía como tal vez nadie en el instituto la habría conocido nunca ¿por qué no iba a dejarle conocer sobre ella?
-Un día que vengas a quedarte a casa, te lo voy a contar -le prometió.
-Hecho -Blair asintió.
Becky puso sus brazos alrededor de los hombros de amabas y sonrió ampliamente. Pronto escucharon la bocina de Eugene sonar, y él sonrió desde la ventana. Se bajó antes de que Blair pudiera abrir la puerta. Eugene abrió la puerta trasera para Becky y Hannah, cuando ellas entraron,
él lo hizo para Blair también, no sin antes dejar un beso ruidoso y en su mejilla. Él la ayudó a subir como siempre y luego rodeó la camioneta para saltar en el asiento del piloto y conducir la camioneta fuera del estacionamiento.
-¿Todas están listas? -preguntó Eugene.
-Lo estamos, ¿Dónde está Molly? -interrogó Blair.
-Papá vino por ella, tiene clase piano.
-¿Cómo cuántos instrumentos toca tu hermana? -Blair entornó los ojos con una expresión divertida.
-Tres, el violín, el piano y la guitarra -respondió Eugene.
-¿Tú tocas alguno? -preguntó de nuevo Blair, muy curiosa.
Eugene la miró de reojo y sonrió acentuando sus hoyuelos.
-El piano, la guitarra, el violín y la armónica -Contestó Eugene-. Oh y un poco la batería también -agregó.
Blair levantó una ceja sorprendida. ¿Quién lo diría? Su novio era todo un músico. Es su mente estaba buscando la manera de persuadirlo para que tocara algo para ella alguna vez. Eugene, como siempre, parecía saber lo que ella quería, así que pasó su brazo alrededor de los hombros de Blair, estirándolo y la hizo inclinarse-. Tal vez toque algo para ti algún día.
-Promételo -Blair se mordió el labio y sonrió. Él asintió.
-Lo prometo, cariño -él besó su nariz.
-Ojos en el camino, Eugene -lo reprendió Hannah.
-Ustedes no pueden estar separados ni por un minuto ¿verdad? -dijo Becky con un gracioso tono de reproche.
-No -respondieron Blair y Eugene, casualmente al mismo tiempo. Se dieron una mirada de cómplices
y rieron.
Cuando llegaron a su calle Mac y Roscoe los estaban esperando en la acera de casa. Mac llevaba jeans negros y una camiseta de la New York University y unas botas y Roscoe unos pantalones cortos con una camiseta negra ajustada; los hermanos de Blair, tanto como ella y su padre tenían un excelente sentido de la moda. Incluso Lo se veía de portada cuando iba a la iglesia. Eugene aparcó frente a ellos y se bajó, Blair también lo hizo.
-¿Listos todos? -preguntó ella.
-¡Listos! -Dijo Roscoe, serio pero con la emoción latente.
-Ya qué -Mac se encogió de hombros-. No estoy muy segura de esto, no me gusta ensuciarme ¿saben? -Mac levantó sus manos.
-A mí tampoco -Blair hizo una mueca-. Pero será divertido, vamos, irás al frente conmigo.
Roscoe se metió en el asiento trasero con la chicas, quienes al verla lo llenaron de besos, abrazos y amapuches que aunque Roscoe dijera que no, le gustaban en cierta manera. Eugene esbozó una pequeña sonrisa y le guiñó el ojo. Mac se metió en el asiento del copiloto con Blair y susurró-. Esto es tan inseguro -Eugene logró escucharla y se rió.
-Tranquilas, estamos a diez minutos, nadie va a multarnos.
-Es bueno saberlo -asintió ella.
Eugene comenzó a conducir y encendió la radio. Una canción que Blair había escuchando antes y amaba con todo su corazón comenzó a sonar y ella lanzó su mano hacia el botón del sonido para subirle el volumen. Le sonrió a Mac porque ella conocía la canción y Roscoe se les unió en
la sonrisa. Era una canción que los tres compartían porque habían oído a su padre cantarla y ellos la habían cantado junto a él hacía mucho tiempo.
Hey there, Delilah empezó a sonar por los altavoces.
-Hey there Delilah, what's it like in new York city. I'm a thousand miles away but girl tonight you look so pretty -Comenzó a cantar Blair-. Yes you do.Time square can't shine as bright as you. I swear it's true.
-Hey there Delilah, don't you worry about the distance. I'm right there if you get lonely, give this song another listen -la siguió Mac-. Close your eyes. Listen to my voice it's my disguise. I'm by your side
-Oh it's what you do to me... oh it's what you do to me... oh it's what you do to me...oh it's what you do to me... What you do to me -Continuó Eugene, tomando la mano de Blair, dándole miradas furtivas, pero sin apartar sus ojos del camino del todo.
Blair sonrió y luego atrás, Roscoe, Becky y Hannah siguieron con los siguientes versos de la canción-: Hey there Delilah, I know times are getting hard but just believe me girl someday I'll pay the bills with this guitar... we'll have it good... we'll have the life we knew we would... my word is good.
-Hey there Delilah I've got so much left to say If every simple song I wrote to you would take your breath away... I'd write it all -Blair besó los nudillos de Eugene cuando terminó su verso.
-Even more in love with me you'd fall... We'd have it all -Cantó Eugene y repitió el gesto anterior de Blair.
Y el coro lo cantaron todos juntos.
El viaje fue realmente entretenido con ellos cantando la canción fuerte y claro. Todo terminó en risas cuando bajaron de la camioneta, como siempre Eugene los ayudó a saltar de ahí. El campo de Paintball era algo en plan fortaleza, como tiene que lucir, por supuesto. Se veía divertido según los pensamientos de Blair. Eugene tomó la mano de Blair y la entrelazó con la suya mientras caminaban a la entrada.
-Me gusta mucho esa canción -reveló ella en un susurro cerca de oído-. Tal vez podrías tocarla para mí algún día -mencionó con una sonrisa.
-Está bien -Eugene asintió-. ¿Piano o guitarra?
-Piano -dijo ella.
-Bien, pero sería algo como Hey there, Blair.
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36. Un buen juego.
Eugene los condujo dentro del lugar, había una especie de recepción en la parte delantera del campo. Había dos chicos vestidos con el uniforme y con pistolas cargadas apoyados en el mostrador en donde había una chica detrás de él. Las caretas estaban sobre la mesa. Blair, Hannah, Becky, Mac y Roscoe caminaron detrás de Eugene hacia ellos.
-¡Chicos! -Eugene levantó su mano, con su linda sonrisa ensanchándose-. Ya estoy aquí.
-¡Miren eso! Eugene trajo chicas, es el primero en dos años -habló un castaño pálido de pelo rizado y ojos azules-. Ya te extrañábamos por aquí.
-¿Qué tal, colega? -un chico asiático, alto y delgado levantó su mano. Eugene la chocó en el aire.
Blair tomó el brazo de Eugene y él volteó a mirarla. Sonrió para ella, y Blair se sintió mucho más cómoda.
-Chicos, quiero presentarles a Blair Rain -Eugene pasó su brazo detrás de ella y empujó su espalda para ponerla frente a ellos-. Es la chica que me ha tenido tan ocupado estas semanas, ya lo saben, es mi novia.
Blair extendió su mano hacia ellos.
-Un placer conocerla, señorita Rain, mi nombre es Lee Doge -el chico asiático besó su mano-, debe ser usted una persona realmente tolerante si sale con Eugene Pointer -comentó levantando una ceja.
-Es como crío -el otro chico le tendió la mano-. Soy Wesley Bridges.
-Es realmente un placer conocerlos a ambos -dijo Blair.
-Ellas son Becky, Hannah, amigas mías y de Blair
-Eugene las presentó, apuntándolas- Y ellos son Mac y Roscoe, hermanos de Blair.
-Vaya, has traído todo un equipo -habló Lee moviendo su mano para articular un saludo hacia todos.
-Sí, tengo reservación -Eugene se encogió de hombros-. ¿Dónde está Logan? -Eugene buscó alrededor con sus ojos.
-Él y Gina están preparándose aun -avisó Lee.
Eugene le sonrió a Blair y procedió a hablar con la chica detrás del mostrador para cobrar su reservación. Mientras Mac se aferró al brazo de Blair y ella le ofreció una sonrisa tranquilizadora. Roscoe se veía emocionado, aunque él era muy bueno ocultándolo, esta vez la sonrisa en su cara lo delataba. Blair notó que su nuevo corte la dejaba ver que la cara de su hermana había cambiado, la comparó con su imagen de él de los once años y se dio cuenta que Eugene probablemente tenía razón.
-¡Eugene! -Alguien gritó detrás de ellos.
Voltearon inmediatamente. De zona clasificada como "vestidores" salieron dos personas. Un chico alto, con el cabello entre castaño y rubio cayéndole un poco sobre la frente esbozó una sonrisa mientras levantaba la mano. Lo seguía una chica, de baja estatura, con el cabello largo atado en una coleta y una cara que la hacía lucir como un ángel.
-¿Qué pasó, hermano? -el chico desconocido chocó sus manos con Eugene-. Hace tiempo no venías por aquí ¿Qué es lo que te tenía tan ocupado?
-Ella -Eugene apuntó a Blair con
la cabeza, luego le puso la mano en la espalda para acercarla-. Ella es mi novia, Blair Rain. Te hablé sobre ella. Blair, él es Logan Pointer, él es el dueño del lugar y también es mi primo.
-La famosa Blair Rain -Logan extendió su mano hacia ella y Blair la estrechó-. Vaya, ansiaba conocerte. Llamé a Eugene para hacer planes el otro día y estuvo hablándome de ti por dos horas.
-Solo es una exageración -Bufó Eugene.
-Es completamente cierto ¿Quieres que le muestre el registro de llamadas? ¡Dos horas con veintisiete minutos! Suerte para ti que tengo un plan telefónico bastante generoso.
Blair se echó a reír y le apretó la mejilla a Eugene.
Eugene terminó de hacer las presentaciones; la chica detrás de Logan era Gina Pointer, también prima de Eugene y hermana menor de Logan. Fue cuando le guiñó el ojo a Blair que Eugene tomó la mano de Mac para hacer la última presentación. Ella lo miró frunciendo el ceño y Eugene solo le ofreció una sonrisa tranquilizadora, lo mismo ocurrió cuando Mac miró a Blair.
-Logan, ellas es Mackenzie Rain. Hermana mayor de Blair, encantadora, divertida y cómo puedes ver, muy hermosa.
Logan sonrió mostrando los hoyuelos que al parecer Eugene había heredado del lado de su madre.
-Sí, puedo verlo. Estoy totalmente encantado de conocerla, señorita Rain -él tomó la mano que le ofrecía Mac y la besó gentilmente.
Mac soltó un suspiro.
-Lo mismo digo -Mac
se mordió el labio.
-Bienvenidos a mi campo, espero que lo disfruten y... -Logan miró a Mac- por favor, chicos, traten a las señoritas con cuidado.
Mac consiguió la mano de Blair y la apretó muy fuerte. Blair le sonrió. Gina condujo a las chicas al vestidor de chicas para cambiarse (Blair notó que el traje le quedaba grande, pero ella siempre lucía fabulosa y eso no lo podía negar) y luego las llevó al campo y les dio marcadoras cargadas y un corto entrenamiento de cómo usarlas. Al parecer todos los Pointer eran tan amables como Eugene. Cuando Logan, Eugene, Wesley, Lee y Roscoe entraron al campo también ellas ya estaban más que listas para atacar. Eran cinco contra cinco, perfecto. Así que Gina y Logan explicaron las reglas del juego. Simplemente había que eliminar a cuantos miembros del equipo contrario les fuera posible, los últimos en quedar en el campo ganaban.
Lee fue el primero en salir. Fue interceptado por Mac cuando trataba de escapar de Hannah. Le siguió Gina, a quien Roscoe eliminó saliendo a hurtadillas. Hannah fue disparada por Wesley, quien luego de sacarla del juego le pidió perdón y mientras lo hacía fue interceptado por Becky. Mac eliminó a Logan, ella pensó que solo lo había hecho porque él la había dejado ganar, pero estaba equivocada, la verdad es que Logan no lo había visto venir. Blair eliminó a Roscoe después de que él hubiera eliminado a Mac. Becky fue difícil de atrapar, pero Eugene logró eliminarla a ella también.
Al final, solo quedaban Blair y Eugene. Ella no había salido de su escondite más que para eliminar a Roscoe, sin embargo, sabía que Eugene estaba afuera buscándola y eso la emocionó. Salió detrás de una de las grandes paredes de heno que había en el campo. Eugene la esperaba afuera e incluso a través de la careta ella podía percibir que él estaba sonriendo.
-Parece que solo somos tú y yo, cariño -habló él en voz alta-. ¿Me dispararías a mí, Blair? -preguntó.
Blair esbozó una sonrisa y colocó su marcadora en posición de ataque.
-¿Tú lo harías, hoyuelitos? -interrogó ladeando su cabeza.
-¿Así vas a llamarme ahora? -Blair pudo percibir que él había tratado de levantar una ceja. Él siempre trataba, pero no podía, él no podía levantar las cejas como lo hacía ella.
-Podría ser -ella balanceó la cabeza.
Eugene se movió, caminando cautelosamente alrededor. Él también estaba apuntándola con su marcadora. Blair realmente quería ganar, aunque ella quería a Eugene, no iba a dejarlo salirse con la suya tan fácilmente. Ella se enderezó un poco y ajustó su agarre en el gatillo.
-Eugene -lo llamó.
-¿Sí, cariño?
-Yo también estoy enamorada de ti.
Eugene se congeló, bajó la marcadora y Blair percibió como él bajaba su guardia para sonreír.
-Lo siento mucho -le dijo.
-¿Por qué? -preguntó él.
Y entonces ella le disparó. Una bala de pintura azul se estrechó contra su pecho. Una especie de timbre sonó. El juego había acabado y Blair y su equipo eran las ganadoras. Aun derrotado, Eugene se sentía como si él hubiese ganado.
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37. La biblioteca y Troy Bolton.
Una vez en los vestidores, Eugene estaba ya vestido y completamente solo. Había perdido de la más maravillosa manera. Y lo mejor de todos es que los demás jugadores habían escuchado cuando ella se lo había dicho. Debería estar avergonzado, pero no era para nada como se sentía. Él se sentía realmente bien. Su Blair, como la llamaría su padre, estaba enamorada de él, como él de ella.
Unos dedos se estrellaron contra uno de los casilleros junto a la puerta y frente a la banca donde él estaba sentado. Eugene levantó los ojos y la vio, su sonrisa se formó lentamente. Eugene se levantó y caminó hasta ella arrastrando los pies. Blair estaba sonrojada mientras sus dientes acribillaban su labio inferior para detener una sonrisa que sin importar los esfuerzos se abrió paso en su cara.
Eugene se paró frente a ella y sonrió. Tenía el pelo desordenado y eso a Blair le parecía muy sexy.
-Lamento haberte disparado -murmuró ella apenada.
Eugene se encogió de hombros y colocó el brazo contra el casillero.
-Está bien -se relamió los labios-. Eres buena, creo que debería traerte seguido.
Blair se enrolló un mechón del cabello en su largo dedo índice y lo miró de arriba abajo. Eugene realmente la incitaba a saltar sobre él y besarlo y... hacer un montón de cosas con él cuando traía el cabello desordenado.
-Me gustaría venir de nuevo -ella asintió con una sonrisa.
Eugene tamborileó los dedos sobre el metal de los casilleros y se quedó mirándola a los ojos. Por un largo momento. Blair podía
decir que él estaba tratando de decirle algo.
-¿No hablaremos de lo que me has dicho en el campo? -preguntó.
Blair se puso más colorada aun, pero dio un paso adelante.
-¿Y qué fue lo que dije en el campo? -preguntó con una sonrisa inocentemente traviesa.
Eugene hizo una mueca y alejó sus ojos hacia otra parte.
-Si te digo la verdad, no lo escuché muy bien ¿Podrías repetírmelo, por favor?
Blair soltó una pequeña carcajada y apretó los labios antes de soltar las palabras-: Estoy enamorada de ti, Eugene.
Él asintió con su sonrisa auténtica, la que solo Eugene podía ofrecerle.
-Sí, es lo que pensé.
Eugene lanzó su brazo alrededor de la cintura de Blair y la empujó contra él. Blair apenas pudo soltar una pequeña risa pícara antes de que él empezara a besarla como si no pudiese tener suficiente de ella. La mano izquierda de Blair se introdujo entre el suave cabello castaño de Eugene, explorándolo, acariciando su cuero cabelludo suavemente con sus uñas. Las manos de Eugene se aferraban a ella sin querer hacerle daño, pero deseando que fueran lo suficientemente fuertes para nunca dejarla ir.
Eugene la estrelló contra los casilleros, delicadamente. Su boa se había vuelto más rápida y experta desde que habían comenzado a salir. Eugene estaba impresionándola cuando dejó de besarla por un momento. Su respiración se agitaba y ella podía sentir los latidos acelerados de su corazón bajo la palma de su mano derecha. Y ella pensó que probablemente él de ella estaría latiendo igual de
rápido.
-Quiero estar a solas contigo, pero no en este lugar -murmuró Eugene, mientras colocaba su frente contra la de ella.
Blair se relamió los labios.
-Empiezas a ser sincero con tus sentimientos de chico -ella le tomó el cuello de la camisa con las manos-. Me gusta.
-También estoy enamorado de ti.
Ella asintió.
-Sí, lo sé -Blair volvió a reír-. Tenemos que irnos.
-No... -Eugene posó su boca en la mejilla de Blair- quiero quedarme aquí, contigo, afuera hay mucha gente.
Él la envolvió en sus brazos y luego escondió su cara en el hueco de su cuello. A Blair la piel se le erizó. Si ella pudiera lograr que él la besara ahí estaría completa. Blair le acarició el cabello una vez más. Entonces Logan asomó la cabeza por la puerta de la habitación.
-Oigan enamorados, todos iremos a comer hamburguesas, ¡Apresúrense! -Movió su mano haciendo un ademán.
-¡Muérete Logan! -gritó Eugene-. Déjanos en paz.
-¡Mueve el culo Eugene! -gritó Logan de vuelta-. Tendrás tiempo para besarla luego, ya sabemos que se aman -Logan hizo una mueca de burla-. Vamos, en serio, tengo hambre y la preciosa Mackenzie también.
-Mejor vamos -dijo Blair tomando la mano de Eugene y conduciéndolo a la puerta-. Cuando Mac tiene hambre puede ser una ogra.
Mac y Logan apartaron una mesa para ellos solos y aunque Eugene y Blair pudieron hacer lo mismo decidieron quedarse mirando en la mesa que compartían con los demás, como ellos reían y coqueteaban mutuamente. Wesley y Hannah terminaron llevándose muy bien y al final
del día intercambiaron números de teléfono y aunque Blair esperaba lo mismo de Lee y Becky, resultó que Lee tenía una novia esperándolo para salir en casa. Roscoe se divirtió como nunca y Logan le otorgó una membrecía del club de Paintball para que volviera cuando él quisiese. Definitivamente él iba a hacerlo.
Cuando volvieron a casa Blair estaba agotada, pero no por eso dejó de despedirse de Eugene como si no hubiese si él estuviese subiendo a un tren para irse a la guerra y ella no tendría la certeza de que fuera a verlo mañana. Blair incluso se imaginó la escena. Ella tenía un gusta particular por las despedidas a lo Casa Blanca; dramáticas y apasionadas.
Aunque él viviera al otro lado de la calle.
-¿Qué haremos ahora Blair? -preguntó Eugene.
Ella mantenía sus brazos alrededor de su cuello, estaba parada en el último escalón del pórtico de la mansión, para mantenerse a la altura de Eugene. Él la envolvía de nuevo.
-No lo sé -ella se encogió de hombros-. Mmh... yo sugeriría que me siguieras besando, ¡Pero se me acaba de ocurrir una idea!
-Cuéntame -pidió Eugene.
Blair no dijo nada, solo tomó su mano y subió los demás escalones para entrar a la casa mientras arrastraba a Eugene detrás de ella. Él vio a Mac sentada en la sala de estar hablando con Lorena y les ofreció un saludo corto ondeando su mano antes de ser llevado por el pasillo que iba más allá de las escaleras. Blair iba muy rápido mientras reía y Eugene no sabía a dónde lo llevaba. La casa de Blair era lo
suficientemente grande para perderse en ella y Eugene sabía eso, aquí y allá en el pasillo con paredes tapizadas había puerta que no sabía a dónde dirigían pero se imaginó algo así como las puertas el castillo de la pecera de Cosmo y Wanda. Y se rió por haber pensado eso.
Blair se detuvo frente a una puerta grande, de madera al final del largo pasillo, tenía grandes remaches de cobre y un águila esculpida justo en medio. Blair le sonrió y luego puso su mano en la gran manilla, la giró y empujó. La puerta hizo un gran estruendo cuando la abrió. Como la puerta de la casa de una película de terror.
-Es la biblioteca de mi abuela -Blair haló la mano de Eugene para entrar a la habitación-. Según mi abuelo ella solía pasar mucho tiempo aquí, leía, tomaba el té y hasta dormía la siesta aquí. Supongo que este era como su lugar.
Eugene vio alrededor mientras Blair cerraba la puerta.
Era una habitación grande, incluso tenía una chimenea, con muy grandes ventanales donde podía ver algo como una sala de estar detrás de las estantería repletas de libros por doquiera, incluso tenía algo como un segundo piso de las estanterías y para llegar ahí había una escaleras, que Eugene solo había visto en las películas, estaba iluminada por lámparas en las paredes y el ambiente olía a libros viejos y cera para muebles. Y había un piano. Entonces él supo porque lo había traído allí. Sonrió cuando ella le tomó la mano.
-Es mucho mejor que mi sótano -le dijo en un susurro.
-Solo es más grande.
-Y más genial.
Había algo acerca de la habitación que los hacía susurrar.
-Mi abuela tocaba el piano -ella lo condujo hasta él y se sentó en el banco, invitando a Eugene a hacer lo mismo-. Ella y mi abuelo tienen una historia genial. Se conocieron en un recital de piano. Mi abuelo era el chico que bajaba el telón y ella era la estrella del espectáculo. Mi abuelo decía que en cuanto la escuchó tocar le pareció un ángel, le pareció que ella era... la chica con la quería estar y entonces la siguió. Ella siempre estaba en la biblioteca y él siempre estaba ahí por ella. Así que cuando se casaron, él se encargó de cumplir su sueño de tener su propia biblioteca.
A Eugene le pareció que todo este tiempo Blair había estado escondiendo a una chica tan profunda y tan hermosa que casi era un crimen. Y que solo él llegara a conocerla hasta ahora lo hacía sentir como el mejor hombre del mundo.
Eugene levantó la mirada hacia un cuadro justo sobre la chimenea. Cuando lo miró pudo haber pensado que era Blair quien estaba perfectamente dibujada, con una sonrisa en sus labios carmín, con un sobrero cubriéndole la cara hasta la ceja derecha, lo que le dejaba ver sus ojos azules, con un hermoso vestido.
-¿Es ella? -preguntó Eugene.
Blair subió la mirada.
-Sí, es ella.
-Es igual a ti -Eugene no podía apartar su mirada-. Es decir, Molly se parece a mamá, pero tú
y tu abuela fácilmente pudiera ser gemelas.
-Lo sé -ella se encogió de hombros-. Supongo que fui afortunada. Mac se parece más a su madre y Roscoe se parece a papá, pero yo, soy igual a la abuela. Lo malo es que... ella murió tan joven. Papá tenía... la edad que tú tenías cuando perdiste a tu madre también. Que coincidencia ¿no?
Eugene asintió y volvió su mirada a Blair.
-Sí, tenemos eso en común -hizo una mueca-. Aunque no es una muy buena idea para un tema de conversación ¿Te imaginas? "¡Hey suegro! Oí que perdió a su madre a los nueve años, pues yo también, bienvenido al club ¡Hablemos de eso!"... terminaríamos llorando los dos y sería un desastre.
Blair se echó a reír cubriéndose la boca.
-El punto es... -ella trató de recuperar el aliento- que t traje aquí para que me toques Hey there, Delilah.
-Hey there, Blair -la corrigió él.
-Hey there, Blair, entonces -ella asintió.
Eugene probó el piano y cuando estuvo listo, él le dijo-: Le haré unas modificaciones a la canción.
«Hey there Blair, what's it like in New York city
I'm just across the street, but girl tonight you look so pretty
Yes you do... time square can't shine as bright as you... I swear it's true
Hey there, Blair, Don't you worry about this night
I'm right there if you get lonely, Give this song another listen, close your eyes
Listen to my voice it's my disguise. I'm always by your side
Oh it's what you
do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
What you do to me
Hey there, Blair, I know times are getting hard
But just believe me girl
Someday I will have a good car. We'll have it good
You'll have the ride that I know you like, my word is good
Hey there Blair, I've got so much left to say
If every simple song I sing to you, would take your breath away, I'd sing it all
Even more in love with me you'd fall, We'd have it all
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Eight hours seem pretty much
But they've got planes and trains and cars, I'd walk to you in my dreams if I had no other way
Our friends would all make fun of us, and we'll just laugh along because we know that none of them have felt this way
Blair I can promise you, that by the time we get through, the world will never ever be the same
And you're to blame
Hey there, Blair, You be good and don't you miss me
Eight more hours and you'll be done with dreaming, and I'll be making breakfast, like I do
You know it's all because of you, We can do whatever we want to
Hey there Blair here's to you, This one is for you
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
What you do to me»
-¿Ya la habías practicado? -preguntó Blair con la mejilla pegada de su hombro.
-La había practicado en mi mente de camino aquí -él se encogió de hombros.
-Juegas basquetbol y cantas. ¿Quién eres? ¿Troy Bolton?
-¿Quién eres tú?
-Sharpay, probablemente.
Ella rió y él también.
-Cántala otra vez -pidió Blair.
-Sí señora -él obedeció.
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38. Deseos y secretos.
Eugene caminaba por la habitación, mirando los títulos de los libros en las estanterías. Blair había hecho té y había comenzado a llover afuera. Eran las seis de la tarde, aun no había oscurecido, solo había enorme nube gris en el cielo que descargaba su exceso de agua sobre la ciudad. Blair se mantenía sentada en el sofá mullido de la pequeña sala detrás de las estanterías mirando la lluvia caer. Las gotas que se deslizaban en el cristal eran tan hermosas que Blair estaba orgullosa de llevar el apellido Rain.
-¿Y qué es lo que quieres tú? -preguntó Eugene, haciéndola girar su cara repentinamente.
-¿De qué hablas? -murmuró Blair.
Eugene sonrió, caminó hasta el sofá y se sentó a su lado. Ella abrazaba sus piernas contra su pecho y Eugene colocó sus codos sobre sus piernas inclinándose hacia adelante.
-Tu abuelo hizo esta biblioteca para tu abuela -Eugene se encogió de hombros-. Quisiera saber qué es lo que tú quieres para cuando tengas una casa, ya sabes, algo es especial... tu lugar.
Blair sonrió ¿En realidad estaba diciéndolo eso? Eso significaba que él quería saberlo, porque estaba interesado en su futuro. Y si bien Blair no se veía cerca de caminar por el altar, ella también veía que Eugene estaba en sus planes futuros. Ella veía a Eugene conduciendo la licuadora con ruedas para ir a la universidad por ella, lo veía ayudándola a estudiar, lo veía en sus fotos de graduación,
lo veía cargando las cajas para su nuevo apartamento, incluso lo veía durmiendo con ella en la misma cama y sobretodo lo veía sonriéndole a todos los vecinos y ofreciéndose para cambiar sus focos quemados.
Y le encantaba.
Blair suspiró y sonrió.
-Solo dame un gran closet -hizo el con sus manos incluso.
Eugene rió se irguió.
-Sé lo suficiente de Sex and the city para darme que cuenta de que fue una cita de la película.
-Y realmente me encanta que lo sepas.
Ella atrapó su mejilla con sus dedos.
-¿Solo un closet? -preguntó.
-Me gustaría -ella se encogió de hombros-. Lo digo en serio, quiero mucha ropa, vintage, retro, moderna, vestidos gala, ropa para todas las estaciones... aunque en realidad ya tengo todo eso -Blair miró al suelo-. Sí, tengo demasiadas de esas cosas... no sé que más quiero, jamás lo había pensado -se mordió el labio inferior tratando de pensar en que quería-. ¿Qué más queremos, Eugene?
Blair levantó la cabeza y cuando hizo la pregunta.
-Mmh...
Eugene frunció los labios, puso su talón derecho sobre su rodilla izquierda y colocó su brazo sobre el respaldo del sofá, rosando levemente la piel de los hombros de Blair. Su mirada estaba al frente, pensativa mientras los relámpagos hacían que la alfombra se manchara con sus sombras.
-Podríamos tener una sala de proyección, algo como un cine privado y un gran jardín, con muchas flores y árboles y ¿Qué te parece una sala de juegos? Con Xbox y Playstations, golfito bajo techo,
una mesa de Hockey de aire, una mesa soccer, ¡Un súper sótano! ...eso tenemos que pensárnoslo, que vamos a poner ahí, es importante ¡Podría ser genial para empezar una banda o tener una colección vinos! No lo sé, lo que te parezca más conveniente.
Blair sabía que estaba bromeando, pero al mismo tiempo le encantaba que Eugene hablara a largo plazo. Como si ellos fueran a estar juntos siempre. Blair sentía que quería hacer toda la cosa del compromiso con él. Solo con él. Con nadie más se sentiría tan cómoda. Eugene era su mejor amigo y el hombre que tenía su corazón. Como él no podría haber nadie más. Eugene hacía magia, Eugene emanaba luz, Eugene la atraía como a una polilla.
-Por ahora... -ella tomó su mano- estamos bien con esto, nosotros. Es suficiente.
-Vaya... -murmuró Eugene con asombro.
-¿Qué? -Blair frunció el ceño.
-Yo estaba pensando lo mismo -él le besó los nudillos-. Estaba pensando que aunque sería jodidamente genial tener todo eso, pero aun así si no lo tuviéramos... estar contigo sería suficiente.
Blair sostuvo su mano contra su pecho, pasó sus piernas sobre él y se deslizó luego en su regazo. Le había sorprendido que él usara la palabra "jodidamente" y al mismo tiempo le gusta. Cuando él decía palabrotas, era porque estaba emocionado, porque se dejaba llevar.
-Dime algo que nunca le hayas dicho a nadie, Eugene -ella acomodó el cuello de su camisa.
Eugene llevaba una camisa a cuadros de diferentes tonos de azul y como siempre debajo llevaba una
camiseta, jeans desgastados y si usara botas en vez de Chuck Taylors ella podría enviarlo a trabajar a la granja. O al jardín de su abuela.
-¿Eso por qué? -preguntó él acariciándole el cabello.
-Quiero saber si soy lo suficientemente especial para ti como para contarme algo que nadie más sepa.
Era un trato justo. Y Eugene no se sentía presionado por eso, porque sentía que él podía contarle cualquier cosa.
-Bien... -suspiró- a veces... cuando estoy confundido, triste, cuando no sé qué hacer o cuando simplemente lo necesito... le hablo a mi madre -Eugene cerró los ojos echó la cabeza hacia atrás-. No es como si esperara que ella me escuchase, como si estuviera esperando una respuesta divina de su parte... es solo que me gusta creer que ella mira hacia abajo y sonríe, como cuando era un niño. Y me dice "Todo va a estar bien, Eugene".
Blair sentía como su corazón se derretía dentro de ella. Los ojos le picaban, porque quería llorar. Por un momento se imaginó al niño de la fotografía, arrodillado a los pies de su cama, hablándole a su madre y que en sus tiernos pensamientos él creía que ella estaba escuchándolo.
-Es tonto pero... -él sacudió su cabeza- yo la necesito y es una manera de tenerla siempre conmigo.
-No es tonto -Blair movió su cabeza-, es todo menos tonto -le besó la barbilla y luego frotó su nariz a lo largo de esta-. Creo que, de alguna manera, ella debe escucharte. No puedo decirte que existe el cielo o el infierno, no sé en lo que crees... pero si existen, ella está
definitivamente allá arriba. O en la dirección que quede.
-Soy católico, Blair -murmuró Eugene-. Bueno, así me crió mi abuela.
-Mi madre decidió criarnos sin ninguna religión -ella se encogió de hombros-. Pero papá iba a catecismo todos los domingos y Lo, ella es una católica devota. Solo que yo no sé lo suficiente de eso.
-Supongo que está bien -Eugene abrió los ojos y le sonrió-. ¿Puedes tú decirme algo que nunca le hayas dicho a nadie?
Blair alzó su mirada al techo y ladeó su boca, como en ese gesto pensativo que Eugene tanto le gustaba. ¿Qué podría decirle ella? No había tantas cosas sobre sí misma, y todas las habían se las había contado, porque Eugene en sí estaba mirando una parte de ella que estaba escondida de todo el mundo y él lo sabía.
Blair se quitó el cabello de la cara, y echó un suspiro al aire.
-Tengo miedo de conducir -soltó y meneó la cabeza de un lado a otro.
-Pero eso ya me lo habías dicho -Eugene ladeó su cabeza.
-Sí, y eres el único que lo sabe.
-No me has dicho por qué.
-Es algo estúpido.
-Si no es estúpido que yo hable con mi madre muerta, no tiene que ser estúpido el por qué tienes miedo de conducir.
Blair nunca se lo había contado a nadie. Su familia lo sabía, porque tuvieron que hacerlo en el momento que sucedió, pero nadie más lo sabía. Ella era tan misteriosa acerca de ese asunto como lo
era Hannah con el por qué de su cojera. Entonces se le ocurrió de repente que ella y Hannah podrían intercambiar secretos y así no se sentiría tan presionada a contárselo.
-Mi antiguo chofer no era un gran conductor, no sé ni siquiera como consiguió el empleo. Me dejaba ir en el asiento del pasajero, sin cinturón de seguridad y él mandaba mensajes mientras manejaba.
-Oh...
-Un auto lo chocó, porque se saltó una luz roja, él murió, a mí me salvó bolsa de aire. Solo recuerdo haberme despertado cubierta de... su sangre. Fue horrible... yo, tengo miedo a conducir desde entonces.
-No es para nada estúpido -Eugene acarició su cabello-. Yo también estuve en accidente de auto y vi morir a mi madre, fui muchos meses al psicólogo... cariño, no creo que eso sea estúpido, creo que es algo normal cuando alguien vive una tragedia. Los traumas, lo queramos o no, son parte de quienes somos.
-¿Por qué hay tantas tragedias, Eugene?
-Porque si no hubiera tragedias, no podríamos conocer los milagros.
Blair se refugió en su pecho, pensando es sus palabras y pensando acerca del universo mientras él le acariciaba el cabello. Eugene era su milagro entre tanta tragedia, entre tanto drama, Eugene era su pequeña luz de alegría. Como ella lo había pensado antes, él era mágico y la hacía ella pensar que tenía un hechizo en su cabeza. Y le gustaba.
-Quisiera que te quedaras a pasar la noche aquí conmigo -ella frotó sus labios fríos contra la camisa de Eugene-. No quiero que te vayas, no ahora, ni nunca.
-Pero tengo que ir a
cenar.
-Lo sé, yo también tengo que ir a cenar.
Y en ese momento el celular de Blair interrumpió el momento. Blair lo tomó de su bolsillo y lo contestó. Era Mac.
-¿En qué parte de la casa estás? ¡Te has perdido! Lo no ha dado contigo ¿Qué están haciendo tú y Eugene?
-Estamos en la biblioteca de la abuela, lo traje para que tocara el piano para mí.
-Sí, hace un rato largo que lo llevaste allá ¿Qué está tocando ahora, eh?
-No seas pervertida. Estamos hablando.
-Blair, tú no eres del tipo de hablar.
-Pues con Eugene sí que lo soy.
-¿Vas a venir a cenar o no? Lo está que enloquece.
-Quiero quedarme aquí... ¿Qué hay de cenar?
-Pollo con patatas.
-Suena delicioso, Mac. Pero quiero estar con Eugene.
-Y yo quiero estar con Logan ¡La vida no es perfecta Blair!
-Lo sé -Blair levantó su barbilla y miró a Eugene, quien le sonreía-. Estaremos ahí en un minuto.
-Vale ¿Quiere quedarse a cenar de nuevo? Lo estará encantada.
Blair bajó su celular y le sonrió-. ¿Te quedas a cenar?
-Le diré a papá -Eugene se levantó y sacó su celular de su bolsillo.
-Se quedará.
-Vale, ahora vengan y más vale que me cuentes que has estado haciendo con él luego.
Mac susurraba, Blair sospechaba que estaba cerca de Lorena. Eugene ya estaba avisándole a su padre que iba a quedarse a cenar con los Rain.
Blair miró a Eugene y sonrió más amplio.
-Si tuviese algo que contar ya te lo hubiese presumido.
Blair colgó el teléfono y le tendió la mano a Eugene, quien la ayudó a levantarse del asiento. Ella se balanceó y él la rodeó con sus brazos por su espalda. Pasó todo su cabello al lado izquierdo de su cuello y besó el lugar que había despejado justo debajo de su oreja. Blair cerró los ojos disfrutando del tacto de sus labios.
-Hay otra cosa -murmuró.
-¿Sí? -interrogó ella mientras se dirigían a la puerta.
-Yo te dejaba copiarme algebra el año pasado.
Blair se detuvo, se giró a verlo poniendo una mano en su pecho, con una expresión divertida.
-¿Por qué? -preguntó entornando sus ojos.
Eugene se encogió de hombros.
-Eres Blair Rain.
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39. ¿Lucy?
Blair pintaba sus uñas de color rosa, sentada entre las piernas de Eugene mientras él pasaba las canciones de su Ipod y también trataba de arruinarle el trabajo a Blair juguetonamente quien alejaba sus manos de él. Estaban sentados en las escalinatas del pórtico de la casa de Eugene. Era viernes por la tarde y solo mataban el tiempo hasta el sábado.
Eugene tenía una pierna sosteniendo la espalda de Blair y la otra sobre las piernas de ella, estiradas a lo largo del escalón. Blair trataba de pintar la uña de su dedo corazón de la mano derecha y era muy difícil para ella si Eugene estaba acariciándole debajo de la oreja con sus dedos, como a un cachorro cuando hace algo bueno. Blair trataba de que no le molestara, porque sabía que él lo estaba haciendo apropósito, pero no podía evitar estremecerse y sus manos temblaban.
-Eugene, ya basta -le pidió ella inclinándose para tratar de alejar su mano-. Sé lo que estás haciendo.
-No puedes leer mi mente -le dijo él burlonamente sin parar de hacerle cosquillas.
La miraba fijamente, como si quisiera intimidarla con eso también.
-Oye, me estás distrayendo, sé que quieres arruinar mi trabajo -ella volteó a mirarlo, fulminándolo con la mirada. Eugene movió su pierna contra la mano de Blair causando que ella la alejase para proteger su mano recién pintada-. Como me tenga que despintar las uñas y volver a empezar, te juro que vas a ir a cenar tú solo mañana -amenazó ella. No tenía ni pinta der ser verdad, pero Eugene le concedió el beneficio de la duda.
-Muy bien
Él
alejó su pierna, pero deslizó el dedo que tenía debajo de su oreja, por su piel hasta su barbilla, luego regresó, pasando por su garganta, hasta su hombro izquierdo, ahí hizo un círculo alrededor de su clavícula y continuó bajando hasta el dorso de su mano. Blair respiró profundo mientras él la tocaba. Lo maldecía por hacerle esto, por ponerla de esa manera. Ella apenas podía respirar, era algo precioso de sentir, la volvía loca. Eugene estaba comenzando a entender el poder que él ejercía sobre ella. Así que le sonrió para terminar de acabar con su tortura. Y entonces fue cuando él puso sus labios sobre en el punto en donde habían estado sus dedos antes. Blair dio un respingo pero él no se apartó.
-Eugene, por favor -pidió Blair y soltó un resoplido y luego una risa nerviosa cuando inesperadamente Eugene paseó la punta de su lengua desde su cuello hasta un punto debajo de su barbilla-. Oh, Dios... Eugene ¿Qué haces?
-Lo siento -Eugene se alejó pero no por eso dejó de sonreír-. No fue agradable, lo siento.
-No... -Blair lo miró-. Fue... sexy. ¿Qué he hecho con el tímido Eugene?
-No sé, pero este Eugene puede hacerlo cuando quieras -Blair le dio un beso en la barbilla.
Ella siguió pintándose las uñas mientras Eugene la veía. Él buscó más canciones en su Ipod y cuando ella terminó le puso uno de sus audífonos.
-Escucha esta -dijo él.
Puso a sonar You're Beautiful de James Blunt. Ella sonrió y lo miró.
-My life is brilliant, my love is pure, i saw an angel, of that
i'm sure... -cantó ella-. Me encanta esa canción le dijo.
-But I won't lose and sleep all night, 'Cause I've got a plan... -continuó él-. A mí también.
La voz de Eugene era perfecta para Blair. Se podría pasar la vida enrolladla en su brazos, escuchando a cantarle sus canciones favoritas al oído. Era ideal, era una de esas pequeñas cosas que jamás pensó que lograría tener, que consideraba cursi, pero que le encantaba un montón y si se lo preguntaran, jamás podría negarlo. Blair era feliz.
-Eres hermosa... -dijo Eugene- Lucy.
Blair abrió los ojos de par en par y se alejó de Eugene lo más rápido que pudo.
-¿Cómo me has llamado? -Gritó levantándose, su voz casi quebrándose.
-No... -Eugene sacudió la cabeza y también se levantó, estaba mirando más allá de ella-. Lucy está aquí -él apuntó detrás de Blair y ella no tuvo otro remedio que volverse.
Lucy estaba parada en la acera, con sus brazos alrededor de sí misma, parecía perdida y Blair pudo percibir que había estado llorando. El cabello le caí sobre la cara y sus lentes estaban empañados. Lucy era de baja estatura, tanto que Blair se sentía como Pie Grande a su lado, tenía un lindo cabello castaño lacio y ojos azules, piel pálida y estaba usando en ese momento un suéter azul y jeans y se veía como si necesitase un abrazo.
Blair retrocedió, chochando con el pecho de Eugene y apretó los puños. Lucy agitó su mano en un saludo, pero no se movió.
-¿Qué está haciendo aquí, Eugene? -le preguntó
Blair, enojada.
-No lo sé -se encogió de hombros y miró a Blair, como pidiéndole permiso para ir a hablar con Lucy.
Blair vaciló, no quería que Eugene se acercara a Lucy, probablemente ella quería un amigo, quería que la salvara de algo... quería que le diera lo que le dio a Blair y la idea de que darle el gusto de probar el calor del cuerpo de Eugene cuando da abrazos, sus besos en los nudillos para confortarla, las frases que no dicen más que la verdad, su manera tan especial de decir siempre, esa idea simplemente la ponía de mal humor y la hacía querer llorar. Pero aun así asintió.
-Ve con ella -murmuró.
Eugene caminó hasta donde Lucy se encontraba. Inmediatamente ella se abalanzó a sus brazos y Eugene la recibió apretándola contra su pecho. Fue mucho más doloroso de ver de lo que Blair esperaba. Ella cayó sentada en los escalones del pórtico mientras su corazón se astillaba. Eugene no tenía ni idea de lo que eso lo hacía sentir. Los vio hablar, él le dijo algo, ella asintió y Eugene caminó devuelta con Blair.
-Oye, cariño -Eugene se agachó para verla a los ojos.
-¿Se irá? -preguntó Blair, cruzada de brazos.
-Bueno, necesito llevarla. Está pasando por un día duro y la llevaré a Crown Heights, a la casa de su hermano ¿sí? -Eugene le quitó el cabello de la cara a Blair y acarició su mejilla-. ¿Eso está bien para ti?
-No lo está para mí, pero si la princesa no puede tomar un taxi, no creo que haya más opciones ¿no? -Blair se encogió de hombros secamente-. Solo... no tardes,
por favor.
-Seré rápido, tranquila -él inclinó hacia adelante para besarla y Blair se aferró a eso.
Sujetó su camisa fuertemente y lo atrajo hacia a ella profundizando el beso. Un beso que no tenía nada que ver con la ternura y la paciencia. Era un beso para marcar territorio, un beso intenso, apasionado... un beso que puso a Eugene por las nubes. Ella se sujetó con fuerza a esa manera de manipular, pero cuando abrió los ojos supo que estaba mal someterlo de esa manera para que se quedara su lado, entonces se alejó de él. Ella no sería la misma de antes solo porque Lucy estaba allí. Tenía que recordar quien en era ahora y por qué había cambiado antes.
Eugene abrió los ojos lentamente y pasó su pulgar por los labios de Blair.
-Te veo luego ¿Sí, cariño? -preguntó con una sonrisa y tomó el Ipod de donde lo había dejado para metérselo en el bolsillo de la chaqueta.
-Sí -ella asintió cortamente.
Se puso de pie y caminó hacia Lucy de nuevo, tomó su mano y la llevó hasta la camioneta. Blair y él habían dado un paseo más temprano y él tenía las llaves en el bolsillo. Blair pensó que si tan solo ella pudiera ser la misma de antes por un minuto, le hubiera destruido la vida a Lucy en ese momento, pero ella era otra y tenía que serle fiel a su nueva vida, porque de otra manera no funcionaría.
Blair se quedó ahí sentada esperando por Eugene, hasta las seis de la tarde. Cuando él dijo que sería rápido, no pensó que su definición de rápido fuera un lapso de tres horas. Estaba molesta, estaba indignada y se sentía
dolida y usada. Cuando la señora Pointer y Molly se dieron cuenta del tiempo que había pasado ella sentada allí, salieron en su rescate.
-Querida -la llamó la abuela de Eugene-. ¿Pero qué estás haciendo todavía aquí? ¿En dónde está Eugene? -preguntó sentándose a su lado.
La señora Pointer tenía más o menos la misma edad de Lorena. Aunque Lorena venía insistiendo hacía cinco cumpleaños que todavía tenía cincuenta y seis. La señora Pointer tenía el cabello muy bien arreglado, corto, con un flequillo cayéndole sobre la cara, y en serio podrías creerle que tenía cincuenta y seis, aun si no los tuviera.
-Estoy esperándolo -dijo Blair con la mandíbula apretada-. Dijo que sería rápido, pero han pasado tres horas. Fue a llevar a Lucy Stevens a casa de su hermano -le explicó.
Molly se sentó a su lado.
-¿Lucy de nuevo? ¡Es una bruja! Solo está usándolo de nuevo, la odio -Molly se cruzó de brazos.
-¡Molly! No debemos hablar mal de las personas, recuérdalo -la reprendió su abuela.
-¡Pero es verdad, abuela! Ella solo busca a Eugene cuando está terriblemente mal o en problemas, porque sabe que él no se negará a ayudarla con lo que sea. A veces quiero golpearlo por ser tan ingenuo.
Yo también, pensó Blair.
-Bueno, pero es su amiga -Genevieve se encogió de hombros-. Eugene es así, sabes, siempre brindando ayuda.
-Sí, no sé si es un defecto o una virtud -murmuró Blair.
-Es ambas -la mujer le pasó la mano por la espalda para reconfortarla-. Eugene es fácil de engañar, pero tiene un corazón muy grande. Y su gran defecto es que no puede decir que no. A nadie.
-Aun así, yo lo quiero -dijo Blair frotándose las manos-, aunque me deje esperando como tonta por tres horas.
Molly le puso una mano sobre el hombro.
-Él está loco por ti -Molly se acercó-, no hablaría tanto de ti si no lo hiciera.
Eso la hizo sonreír, pero aun así Eugene no estaba allí.
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Nota súper especial
¡Habrá un maratón!
Bueno, será de cuatro capítulos, largos y cortos, lo que salga de mi corazón (?). Los iré publicando conforme escriba y créanme, habrá MUCHAS emociones mezcladas en ese maratón. No han visto nada.
Solo quería preguntarles ¿quieren que les dedique capítulos? Porque si me lo dicen y lo anoto, será más fácil y no se me va a olvidar, pero para hacer esto más interesante, (y más fácil, de hecho) les voy a dedicar capítulos a los cuatro mejores comentarios. No sé, pongan algo divertido, algo sobre la novela, díganme algo lindo, mezclen todo eso. No lo sé.
Seguro seré ignorada, pero no importa. Es divertido, así que vamos, espero ver aunque sea algunos comentarios :D
¡Las quiero! Bye.
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40. Lo siento.
-¡Y entonces se fue! Me dejó ahí sentada esperando por tres horas -habló Blair indignada, caminando de un lado a otro mientras Becky, Hannah y Mac escuchaban su historia-. ¡Tres horas! -enfatizó y se desplomó en un sillón blanco y mullido de la habitación de Mac.
-No voy a perdonarlo por esto -dijo Hannah meneando la cabeza-. ¿Y aun no está aquí? ¡Por Dios! Son las ocho de la noche. Si esto es a lo que se refiere con ser rápido, no sé que será para él ir lento.
-Mañana va ir a cenar con su abuela, porque yo no voy a ninguna parte -dijo ella enfurruñada.
-Apoyo eso, hermana -Mac levantó la mano-. Si Logan me hiciera eso, probablemente no viviría para contarlo.
Blair rodó los ojos con diversión. Mac había estado probando la magia Pointer toda la semana. Ella y Logan iban a cenar cada noche, él la llevaba de paseo, la traía a casa y Mac se guardaba los detalles; cada vez que le preguntaban, ella solo se reía como una tonta. Blair estaba feliz por ella, pero en ese momento, solo quería gritarle a Eugene.
-Jamás pensé que un chico tuviera el poder de lastimarme tanto -Blair subió sus pies al sillón y los abrazó-. Y él ni siquiera se esforzó. Solo la abrazó, solo la consoló... pero todo eso era mío, saben. Él hacía todo eso por mí y aunque yo sabía que él haría eso por cualquiera, no pude evitar sentirme traicionada.
-Es algo normal, Blair -Becky se levantó y fue a sentarse en el brazo del sillón, para acariciar el cabello de Blair-. Las chicas somos así, cuando algo es nuestro, es nuestro y punto -Becky
le besó la frente y a Blair le recordó a cuando Eugene lo hacía-. Aun estoy esperando que Kale Parker se dé cuenta de que soy realmente buena en otras cosas aparte de aritmética.
Blair frunció el ceño y miró hacia a arriba.
-¿Kale? -inquirió-. ¿Te gusta Kale?
-Me fascina -Becky habló con un tono travieso-. Somos compañeros de banco en aritmética con Muller. Él es delicioso y aun no se da cuenta de que yo también lo soy, pero solo es cuestión de tiempo.
Blair se echó a reír. Hannah rodó los ojos y negó con la cabeza.
-Becky ha estado loca por Kale desde el año pasado, y no va a parar hasta que lo tenga bajo sus sábanas -explicó la pelirroja.
-¿Qué? ¡Por Dios, Becky! Es Kale Parker. Es pretencioso, molesto, estúpido... la lista es interminable -Blair estaba impresionada y también no podía contener la risa.
-Bueno, tampoco es quiera casarme con él -dijo Becky acariciándole el cabello-. Ya sabes, no es el tipo de chico con el que saldría. Él es más para... jugar -se encogió de hombros con un sonrisa.
Mac levantó una ceja, Hannah hizo una mueca y Blair simplemente estaba boquiabierta. Bueno, si Becky lograba lo que quería con Kale, probablemente él se olvidase de ella. Becky era una chica muy atractiva y tenía esos ojos azules que reflejaban confianza, una chica que podría conseguir a quien quisiese. Si ella quería a Kale, seguramente en algún punto fuera a tenerlo. Aunque él así no lo
quisiese.
-Bueno... -Blair hizo una mueca torciendo sus labios- si eso es lo que tú quieres, no veo por qué no.
-La semana que viene tenemos que practicar aritmética juntos y yo sé perfectamente que voy a conseguir lo que quiero -Becky habló con mucha seguridad.
Blair recordó un poco a su vieja yo. Y le causó un poco de gracia, aun así, Becky no era como la vieja superficial Blair, era simplemente muy segura y perseverante. A Blair le gustaba eso, porque se contagiaba de esa energía a veces. Sin embargo, en ese momento Blair parecía un flor marchita y estaba bastante consciente de que era patético.
Mac se levantó de repente y caminó hacia la ventana. Apartó la cortina y echó un vistazo afuera, se volteó a mirar a Blair y sonrió.
-El chico Madre Teresa ha vuelto -dijo y volvió a la cama-. Está viniendo aquí ahora, ¿vas a hablar con él? Lorena no sabe nada, probablemente lo deje subir y lo mande a tu habitación.
Blair se levantó y dio unas cuantas vueltas vacilantes sujetándose las manos. Suspiro y asintió.
-Tengo que hablar con él -sacudió sus hombros-. Necesito hacerlo, es decir... él es Eugene. Sé que él no me haría esto apropósito, así que tengo que escuchar lo que tiene que decir.
Todas asintieron en acuerdo y Blair caminó hasta la puerta.
-Estaré en mi habitación.
Ella salió con lentitud al pasillo, pero una vez afuera corrió despavorida hasta su habitación
y se refugió ahí dejando la puerta entreabierta. Ella estaba usando shorts grises, calcetines rosados, el cabello en una cola de caballo y una camiseta que llevaba la inscripción de: Don't look at my boobs (touch them) que le había dado Mac como una broma en navidad, porque sabía que ella usaba sujetador con relleno.
De repente pudo oír las voces de Mac, Becky y Hannah en el pasillo, estaban hablando con él y aunque no sabía que decían, sabía que lo estaban intimidando. El miedo la recorrió, no sabía exactamente por qué, entonces saltó sobre su cama y la deshizo, metiéndose rápidamente sobre sus nuevas sábanas color naranja que era más suave y olían mejor que las anteriores. Blair se cubrió la cabeza cuando escuchó unos nudillos estrellarse contra su puerta.
-¡Pasa! -gritó bruscamente, su voz estaba siendo amortiguada por las sábanas.
Ella escuchó su puerta abrirse y unos pasos acercándose. Suspiró profundamente.
-¿Cariño? -dijo él.
Ella enfureció.
-¡No te atrevas a... cariñearme, Eugene! -Lo acusó con un dedo saliendo de debajo de su escondite, se puso de rodillas en la cama, enfrentándolo-. ¡Te fuiste por tres horas y yo me quedé sentada en tu pórtico esperando como tonta! Espero que la hayas salvado de caer en un acantilado, ¡Porque te juro que si ella te puso las manos encima, mis manos van a caer encima de ti también pero no en una suave caricia, Eugene!
Eugene abrió los ojos impresionado, ¡Estaba siendo la chica mala y atrevida de nuevo! Eugene se emocionó, no dijo nada simplemente
levantó sus manos en un gesto de redención y sonrió. Como él siempre lo hacía, simplemente sonrió. Blair odiaba pelear con una persona que se rehusaba a contraatacar y Eugene era precisamente así.
-Cariño... es decir, Blair -Eugene tomó sus manos con cautela-. Ella estaba teniendo un día difícil, solo la llevé a casa de su hermano, él me invitó a cenar, charlamos un rato porque necesitaba un amigo. Ella y Greg acaban de terminar... solo estaba buscando un amigo, eso fue lo que hice. Volví a ser su amigo.
Eugene pudo pensar que ella lo había entendido y que todo estaba bien, pero se dio cuenta de que no era así cuando ella estampó su mano contra su pecho como una reprimenda.
-¿Y no pudiste llamarme y decírmelo? -ella lo golpeó de nuevo, esta vez usando sus dos manos-. ¡Insensible, idiota, te odio!
-¿Me odias? -Eugene sonrió tratando de parar su inofensivos golpes contra su pecho que no cesaban-. ¿De verdad? -Eugene carcajeó mientras ella lo hacía cada vez más rápido.
-¡Sí! Por dejarme ahí sentada, por decir "Eres hermosa" y luego decir el nombre de ella, por ser su maldito amigo y por ser tan bueno y por hacerme débil al sonreír, te odio, Eugene...
Eugene detuvo el último golpe de Blair con su mano y tiró de ella, luego tomó la otra e hizo lo mismo. Llevó sus manos a sus hombros y entonces tomó la cintura de Blair, abrazándola. La levantó ligeramente de la cama y Blair no tuvo otro remedio que abrazar las caderas de Eugene con sus piernas. Tragó grueso porque ella no lo había esperado.
-Oye, me gusta cuando estás enojada conmigo
-dijo él con una sonrisa-, dices mi nombre con tanta emoción y aunque sé que me reprendes y me dices que me odias... sé que no es cierto, porque dices mi nombre como si no quisieras que me fuera.
Blair se mordió el labio y alejó su mirada de él.
-Porque no quiero que te vayas -murmuró.
-Lo sé... -él bajó la cabeza-. Lo siento, necesitaba ayudarla. No te enojes conmigo, por favor.
Blair volvió a mirarlo, no podía estar enojada con él, no con esos ojos tan hermosos mirándola, no con esos labios que ella ya había probado provocándola, no cuando él la sujeta así. Lo besó, porque tuvo que hacerlo en ese momento. Ella metió sus manos en su cabello y lo atrajo, como lo había hecho esa misma tarde, pero esta vez no se trataba de marcar territorio, esta vez se trataba de de ellos dos. Eugene cayó sobre ella, sobre el colchón sintiéndose débil y muy emocionado. De repente tenía calor, de repente quería aventar su camisa y quitársela a ella también, pero las manos de Blair sujetaban sus brazos. Él se separó, no podía hacerlo sabiendo que había tanta gente en la casa, no importaba si era la mismísima casa blanca, él no podía hacerlo y Blair tampoco.
Trató de recomponerse, suspiró profundo y miró a Blair. Su pecho subía y bajaba, se rió un poco al notar la inscripción de su camiseta.
-¿Cenarás conmigo mañana? -con cuidado, colocó sus manos en las piernas de Blair que seguían enredadas alrededor de él.
-No debería -suspiró Blair.
-Vamos -él se inclinó y puso sus manos a cada lado de su cabeza-. Puedes usar esa camiseta.
-Está bien -ella sacudió su cabeza-. Sí, está bien, solo... -subió sus brazos y los puso alrededor de su cuello- no vuelvas a irte tanto tiempo.
-No lo haré, lo prometo.
N/A: Bueno, ¡Estoy alucinando!
No puedo, es decir, ¡SON DEMASIADOS! Necesito que se calmen, jajaja. Bueno, hay demasiados comentarios geniales para cuatro capítulos, pero anoté varios nombres y a medida que vaya publicando después de esto, iré dedicando.
Oh, y si quieres que les dedique su capítulo favorito de los que ya están publicados y no tienen dedicación, también es válido. Piénsenlo.
Bueno, mañana debo viaja, probablemente llegue a publicar dos capítulos hoy (este y otro), o simplemente deje el segundo a medias, no lo sé, veré cuando aguanta sin dormir, jajaja. Pero en cuanto vuelva continuaré, se los prometo (fue algo imprevisto lo del viaje :/)
Las quiero :D
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41. Ordenar sentimientos.
-¡¿Y lo perdonaste después de eso?! -preguntó Mac indignada mientras veía a Blair maquillarse para la cena.
-Síp -contestó Blair como si no fuese la gran cosa.
Becky tomó un almohadón de la cama de Blair y se colocó en la línea de tiro detrás de Blair, lanzó aquel almohadón con tanta fuerza que hizo a Blair soltar su lápiz labial antes de arruinar su boca perfectamente delineada con color carmín. Blair se volteó, mirándola mientras entornaba los ojos y meneaba la cabeza, aun así, sonrió de forma divertida.
-¿Por qué has hecho eso? -preguntó soltando una carcajada.
-Porque esperaba de la gran Blair Rain, reina de las perras, algo más que un perdón vulnerable -Becky ajustó sus manos en su cadera y caminó como un militar hasta la silla de Blair. Ella se giró y miró los ojos intimidantes de Becky por el espejo-. Esperaba que lo insultaras, esperaba que lo golpearas, esperaba por lo menos una bien merecida patada en las bolas.
-Lo insulté, lo golpeé... -Blair tomó el lápiz labial que había dejado caer y volvió a repasar sus labios- pero no pude enojarme mucho con él, no puedo, soy débil en cuanto a esa sonrisa ¿tan patético es?
-¡Sí! -contestaron Becky, Hannah y Mac al mismo tiempo.
Blair suspiró derrotada y se colocó de pie.
-¿Cómo me veo? -preguntó abriendo los brazos y dando una vuelta sobre sus pies.
Se había puesto un hermoso vestido negro strapples, con pequeños adornos plateados en el torso, su suave cabello dorado caía en hondas sobre sus hombros y en el lado derecho de su cabeza
había un broche plateado, su par de zapatos Louboutin's favoritos, en perfecta combinación con su vestido estaban embutados gloriosamente en sus pies, su sonrisa de rojo carmín era la perfecta huella de una diosa y por último, las perlas en su cuello acentuaban el color de sus ojos.
-Yo te llevaría a cenar, te compraría un auto, una casa y tendría cuatro niños gloriosamente rubios contigo -habló Hannah recorriendo a Blair con la mirada.
Blair se echó a reír y se giró para tomar su pequeño clutch, donde guardaba su teléfono, sus llaves y algo de dinero y tarjetas de crédito por si la cita salía mal. Y conociendo su trayectoria de citas con Eugene, probablemente algo no fuera a resultar de acuerdo al plan. Se colgó la delgada cadena del hombro y miró a sus amigas, todas sentadas en la cama mirándola.
-No te ves tan emocionada -argumentó Hannah.
-Es porque no lo estoy -se encogió de hombros-. El asunto de Lucy es... confuso. Yo... no lo sé, tengo que hablar con él, seriamente, tengo que preguntarle... que siente por Lucy exactamente.
-¿Y estás segura de que quieres escuchar la respuesta?
-Sí, definitivamente -Blair asintió, cuando lo único que quería era correr e irse muy lejos.
Alguien tocó la puerta y un segundo después Roscoe entró con las manos sobre los ojos y ya metido en sus pijamas de Star Wars, que incluían calcetines de Yoda.
-¿Están vestidas? -preguntó.
Una risa se extendió por el aire.
-Sí -respondió Hannah y se estiró para tomar una de sus manos y colocarlo sobre su regazo-. ¿Qué pasó,
Luke Skywalker? -le preguntó poniendo un dedo sobre su nariz.
-Eugene ya está abajo -Roscoe dirigió su mirada a Blair-. Vaya... te ves hermosa, Blair -le sonrió de oreja a oreja. Hace mucho que Blair no recibía un comentario lindo de Roscoe respecto a cómo se veía, eso la enterneció. Ella fue hasta él y le dejó un beso marcado justo en la frente.
-Gracias.
Logrando articular su mejor sonrisa de campeonato, Blair se despidió y caminó hasta la puerta de la habitación y de ahí directo a bajar las escaleras para encontrarse con Eugene. La noche anterior ella no había querido hablar más, así que le dijo que se sentía un poco cansada y que debía hacer tarea (lo cual era un poco cierto). Blair en realidad hizo su tarea de matemáticas y química, porque necesitaba distraerse un poco de todos esos escenarios alternativos en su cabeza acerca de Eugene y Lucy.
Los había imaginado solo hablando, los había imaginado cenando y despidiéndose, era lo que Eugene le había dicho que habían hecho, pero luego estaban todas esas otras opciones; Lucy con sus labios sobre los de Eugene, Eugene y Lucy solos en una habitación ¡Eugene y Lucy tomando un baño de espuma juntos! Blair sabía que casi todo lo que su mente imaginaba era casi imposible, pero aun así, ella debía recordar que antes de ella la chica que había ocupado los pensamientos de Eugene había sido Lucy, y la verdadera pregunta era ¿En serio Eugene la había superado del todo?... cabía la posibilidad
de que Blair hubiera sido solo una ilusión para él, algo que funcionó como reemplazo.
Y a Blair le aterraba que fuera así.
-¡Oh querida! -Lo se puso las manos sobre la boca cuando la vio bajar el último escalón-. Te ves preciosa -Lorena se abanicó las lágrimas.
-Lo, no es para tanto... -Blair se encogió de hombros- siempre visto así.
-No siempre -Lorena levantó una ceja.
Blair carcajeó y sacudió su cabeza.
Eugene se encontraba en el pasillo de la puerta de entrada, dando vueltas de un lado a otro. Lorena casi arrastró a Blair hacia él. Cuando Eugene la vio su mandíbula casi cayó al piso... porque no es que no la hubiese visto otras veces vestir de manera sexy, ¡La había visto en ropa interior!... pero algo había en la manera en que se veía esa noche, era diferente.
Eugene parpadeó varias para despertar.
Blair se dio su tiempo para revisar su atuendo; estaba usando un traje negro, con corbata y una camisa blanca debajo, su cabello ligeramente desordenado, al estilo Eugene y una sonrisa. La mejor prenda de Eugene siempre su sonrisa, no podía llegar a su nivel más alto de lindura si no sonreía.
-Hola -Eugene suspiró y levantó una mano, enfocando el atuendo de Blair-. Te ves... más allá de preciosa, más allá de hermosa. Eres... Dios mío, no hay palabras.
Blair se encogió de hombros.
-Supongo que sin palabras es suficiente -se mordió el labio pintado de rojo y lo soltó lentamente.
Eugene de pronto sintió la falta de oxígeno en sus pulmones y le tendió la
mano.
-¿Vamos? -ella asintió y le entregó su mano.
Eugene había conseguido que su padre le prestara su auto para llevar a Blair a cenar. Era un realmente lindo Camaro rojo del 87, restaurado por uno de los amigos de su padre. Era clásico y contrastaba perfectamente con el estilo de Blair. Él la ayudó a entrar y se subió casi de un brinco al asiento del piloto. Estaba emocionado, e igualmente se sentía un poco mal... lo que le había hecho el día anterior no era algo que él haría normalmente, pero si un amigo lo necesitaba, él acudía. Era su naturaleza, su forma de ser, su manera de vida... y no es que a él le haya parecido que estaba bien dejar a Blair, porque en cuanto se alejó y la imagen de ella sentado en su pórtico desapareció de su retrovisor, se sintió inmediatamente muy mal... incluso sujetando la mano de Lucy muy fuerte... ese simple contacto se sintió directamente como un engaño.
Eugene aun debía ordenar sus sentimientos o algo malo iba a pasar.
-¿Y a dónde vamos a ir? -preguntó Blair de pronto interrumpiendo a Eugene dentro de sus pensamientos.
-Sutton's, en la Quinta Avenida -le sonrió ampliamente.
-¿De verdad? -Blair levantó ambas cejas en asombro-. Pero... es muy, muy difícil conseguir reservación, lo acaban de inaugurar y es... realmente caro -avisó ella con cautela.
Eugene sonrió, soltando una carcajada.
-Te lo dije, mi abuela consiguió una reservación gratis, estará todo pagado -Eugene movió la cabeza mientras le daba golpecitos al volante con sus dedos-, el sobrino del dueño es amigo de mi hermana, él le consiguió la oportunidad a mi abuela de hacer los arreglos florales para la inauguración y le cedieron una cena gratis... pero mi abuela lo arregló y ahora es de nosotros -Eugene le guiñó un ojo.
-Vaya... -ella soltó un silbido.
-Así es... tengo contactos -bromeó él.
Ella rió y lo golpeó en el hombro levemente.
-¿Qué es lo próximo? ¿Una reservación gratis en el Hilton?
-Bueno... -Eugene se pasó la mano por el cabello y resopló antes de hacer otro chiste-: solo si aceptan los cupones de mi abuela.
N/A: ¡Hola, hola!
¡Volví! Y si soy sincera, pensé que nunca lo haría. Porque estuve ¡CUATRO HORAS! Atascada en la vía de Cata (las de Aragua sabrán ;)) por un maldito árbol derribado en la vía. Un señor árbol, se podrán imaginar. El punto es... perdón por tardar. Mañana me levanto temprano (a eso de las diez de la mañana) y escribiré más capítulos I PROMISE!
¿Qué más quería decir?... joder, no lo recuerdo :c
Ya me acordaré y lo pondré en otra notita en el siguiente capítulo.
¡Las quiero!
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42. No puedo hacerlo.
El lugar era realmente hermoso; con luces iluminando por doquier, velas en las mesas, una hermosa pista de baile, una banda de músicos tocando una melodía romántica, personas en finos trajes flotando alrededor, riendo y disfrutando de la comida. Eugene supo, en cuanto entró allí con Blair que ese era el tipo de vida al que ella pertenecía, pero no era exactamente en donde Eugene encajaba. Se dio cuenta entonces de que ambos eran de mundos muy diferentes, pero si estaba dispuestos a pararse en medio la brecha no había nada de que tener miedo.
Blair estaba totalmente deslumbrada; en cuanto cruzó la puerta de doble hoja las miradas se posaron en ella, justo como siempre le había gustado. Ella sonrió como en los viejos tiempo y tomó la mano de Eugene que caminaba detrás de ella.
-Probablemente me veo como muñeco de pastel -Eugene resopló arreglándose el cabello con las manos.
Blair sonrió y lo detuvo, le arregló el cabello hacia atrás y apretó sus mejillas. Eugene sonrió.
-Te ves genial -ella lo besó en la mejilla dejándole una marca notoria-. Un beso en tu mejilla y un traje es todo lo que se necesita para ser un galán.
Eugene asintió y volvió a tomarla de la mano mientras se acercaban al podio de las reservaciones. Eugene puso su magnífica sonrisa de chico americano para empezar la noche con su encanto.
-Buenas noches, mesa para dos -pidió.
Blair colocó su barbilla sobre el hombro de Eugene mientras lo veía hablar con la chica en la puerta de entrada. Ella les sonrió y ladeó su cabeza
en un gesto enternecido. Debió haber percibido la vibra de jóvenes enamorados.
-¿Tienen reservación? -preguntó amablemente.
-Síp; a nombre de Eugene Pointer, por favor.
La chica echó un vistazo al libro de reservaciones frente a ella y sonrió cuando sus ojos se posaron sobre el nombre de Eugene.
-Muy bien, señor Pointer y señorita, parece que todos los servicios son grátis esta noche, vaya suerte la de ambos -la chica hizo un gesto con su mano, llamando a un mesero que se encontraba cerca. En cuanto se acercó ella dijo-: acompaño a los chicos a su mesa, consígueles una muy buena.
El mesero asintió y les sonrió.
-Señores -hizo un ademán para que ambos le siguieran.
Eugene y Blair caminaron entre las mesas, detrás del hombre de camisa blanca y corbata de moño negra. Él los condujo hacia una mesa en el fondo, iluminada por velas, con dos sillas y una rosa en medio, un lugar bastante íntima para ellos.
-¿Está bien para ustedes? -preguntó el hombre.
Eugene miró a Blair y ella asintió.
-Sí, muchas gracias -él sonrió y procedió a ayudar a Blair a sentarse.
-Muy bien -dijo el hombre una vez que estuvieron sentados-. ¿Quieren mirar el menú o prefieren confiar en la recomendación su servidor? -sonrió de manera sabia.
Eugene movió su cabeza hacia Blair y ella se encogió de hombros soltando una pequeña risa.
-Vamos a poner nuestra confianza en usted ¿Qué nos recomienda? -preguntó Eugene alzando
una ceja.
El mesero sonrió de nuevo.
-Bien... para los jóvenes enamorados, yo sugiero una botella vino de nuestra mejor reserva y la comida italiana es algo que no puede faltar en una cena romántica; ¿Les parecería un plato de (si puedo presumir) la gloriosa pasta a la boloñesa que preparan nuestros increíbles chefs, receta especial del señor Sutton, al más puro estilo de La dama y el vagabundo? -Eugene se echó a reír junto a Blair. En su opinión, ero era bastante adecuado para ellos.
-¿Tú qué dices, cariño? -le preguntó Eugene.
-Estoy de acuerdo -ella asintió.
-Muy bien -el mesero de acomodó el moño e hizo un gesto, inclinándose servicialmente-. No duden en llamarme si necesitan algo más.
-Muchas gracias -dijo Eugene, el mesero los dejó solos en un segundo-. ¿Te está gustando esto? -le preguntó a ella.
-Es maravilloso, me encanta -ella tomó su mano sobre la mesa.
No estaban demasiados separados, la mesa tenía el tamaño perfecto para que ella tuviese que estirar tanto su brazo y para que él pudiese besarle los nudillos. Eugene le dio una sonrisa perezosa y trató de mirarla a los ojos, pero Blair mantenía su visto en la rosa en medio de la mesa. Se puso a pensar de pronto que Blair parecía distante, como si no quisiese decir demasiado, como si estuviese ocultando algo.
Eugene recordó entones el tono dolido de Lucy al decirle que él estaba totalmente equivocado con Blair y su advertencia de que solo lo estaba usando porque quería volver con Greg, ella le había
dicho que quería a su amigo de vuelta, el que hablaba con ella todos los días, el que se sentaba con ella en el almuerzo y la hacía reír, se sintió un culpable por dejar a Lucy sola cuando ella le había pedido que se quedara, como en los viejos tiempo... pero él tenía que volver con Blair, porque algo lo estaba empujando a subirse a camioneta e ir por ella. La razón por la que no la llamó es porque se hubiese sentido tan sucio al hacerlo, no podía decirle que había sostenido a Lucy en sus brazos y ella había estado en su regazo... no por teléfono al menos.
El corazón le dolió cuando ella levantó la mirada y le regaló una dulce sonrisa.
-El lunes son las pruebas de basquetbol ¿estás emocionado?
Eugene apretó los labios y luego abrió la boca soltando un resoplido.
-Estoy más bien nervioso -él rió tímidamente-, no lo sé, hay chicos muy buenos.
-Tú también eres muy bueno -ella le tomó ambas manos-. Eres realmente bueno, esto te gusta, podrías ser profesional si quisieras.
Eugene se echó a reír graciosamente y sacudió su cabeza, moviendo su flequillo rebelde.
-Me gusta el basquetbol, pero no tanto para eso, sin embargo, estar en el equipo me da créditos extra y puede que gane nuevos amigos -el balanceó la cabeza-. Quiero ser arquitecto, como papá. Es decir, he estudiado el asunto, su influencia tiene me ha inspirado, podría trabajar con él y me gusta mucho.
-Eso suena fantástico -Blair apretó sus manos emoción-. ¿Y... a que universidad irás?
-Bueno... envié solicitudes a la universidad de Columbia, a la NYU, a Brown y a Stanford...
-Eugene se encogió de hombros-. Sé que no debería disparar tan alto, pero...
Ella tomó volvió a apretar su mano.
-Todo irá bien -le prometió-. Cualquiera tendría suerte de tenerte -Blair estaba forzando su sonrisa.
La idea de Eugene alejándose de ella para ir a estudiar a Brown o a Stanford le ponía los pelos de punta y la hacía querer llorar, pero se mantuvo firme.
-Si te acepta más de una... ¿a cuál quieres ir realmente?
Eugene sonrió.
-Columbia o NYU... no quiero alejarme de mi familia... o de ti -él volvió a besarle los nudillos y Blair sonrió cerrando los ojos.
A veces le dolía tanto quererlo que se cuestionaba todos los momentos felices ¿cuál sería realmente la ilusión? ¿El dolor o la felicidad?
El mesero se aclaró la garganta al llegar con los platillos. Eugene soltó las manos de Blair y sonrió hacia él. El hombro dejó sus respectivos platos frente a ellos-. Señor... damita -repitió el gesto servicial de nuevo y chasqueó los dedos. Rápidamente otro chico se acercó por detrás y le trajo dos copas y una botella de vino-. Vin rouge, Château Beaucastel... especialmente para ustedes, mis queridos amigos.
El hombre dejó las copas sobre la mesa y abrió la botella fácilmente. Sirvió el vino en ambas copas y dejó la botella sobre la mesa.
-Disfruten la comida, la noche es de ustedes y si gustan, la banda está dispuesta a recomendaciones, si quieren bailar alguna pieza en especial, no duden en avisarme y yo les haré saber -guiñó y ojo y tan rápido como había llegado se marchó con
mucha más gracia de la que le es permitida a cualquiera.
Blair suspiró mirando el plato humeante rebosante de pasta a la boloñesa. Para ser un restaurant de esos finos y elegantes, las porciones realmente eran para llenar el estómago y no solo una probada. Blair sonrió y se mordió el labio.
-Dios, estoy famélica, esto es genial... -murmuró Blair.
-Buen provecho, cariño -susurró él antes de inclinarse para besarla rápidamente en los labios.
-Para ti también -respondió Blair girando su cara rápidamente.
Ella suspiró esperando que él no se hubiese dado cuenta de eso. Él simplemente se giró para ver su plato y le sonrió. Claro que se había dado cuenta de que casi arrancó sus labios de los suyos, pero no dijo nada porque sabía exactamente por qué lo hacía.
Habían comido en silencio, tanto silencio que Blair había encontrado interesante la conversación de dos elegantes señoras en una mesa cercana. No sabía que decir... otro día habría tenido mil temas de conversación con Eugene, pero luego de lo que había pasado el día anterior sentía que si hablaba con él por mucho tiempo se iba a echar a llorar.
Cuando terminaron la cena Eugene le ofreció a Blair tomar la idea del mesero y sugerir una pieza a la banda para bailar, pero Blair negó con la cabeza y se excusó diciéndole que se sentía enferma y que quería volver a casa. Realmente se sentía enferma, no podía estar con él, teniendo la sospecha de que él estaba pensando en Lucy. Eugene tuvo que correr detrás de ella cuando salió del restaurant
con la cabeza abajo. La calle estaba llena de luces, gente y auto por doquier.
-¡Oye cariño! -Eugene la llamó mientras ella caminaba rápidamente al auto aparcado frente al lugar-. Blair, espera... -él tomó su mano y la sujetó-. ¿Qué pasa, qué tienes?
-Quiero hacerte una pregunta -ella se detuvo de repente, enfrentándolo.
Eugene parpadeó varias veces.
-Sí... sí, claro -contestó y Blair se acercó más.
-Cuando dijiste que yo te gustaba, también dijiste que te había hecho olvidar a Lucy casi por completo. Dime algo, Eugene ¿Ya la olvidaste por completo? -preguntó entornando sus ojos.
El viento frío de la noche le volaba el cabello de la cara. Eugene tragó el nudo de su garganta y miró a otra parte.
-Pensaba que así era... -murmuró Eugene- pero ayer... me di cuenta de que la extraño un poco.
Blair asintió y apretó los labios.
-Aun la quieres -afirmó.
-No lo sé -él negó con la cabeza-. Blair...
Ella levantó su mano en el aire para hacerlo callar.
-Eugene... ya te lo he dicho, siempre quiero las cosas a mi manera y si no puedo ser la única chica en tu mente entonces es mejor que esto... se termine.
Le dolió tanto a Eugene escucharlo como a Blair decirlo.
-¡Pero lo eres!
-¿Y cuántas veces has pensado en ella esta noche?
Eugene la miró, con los ojos bien abiertos y la boca cerrada... él no podía responderle eso, pero al no hacerlo,
ella lo tomó como un afirmamiento de lo que había estado temiendo. Ella caminó lentamente lejos de él, Eugene pensó que ella esperaría que le abriera el auto, pero ella se dirigió hacia la siguiente calle para tomar un taxi. Eugene se quedó parado ahí por un minuto, asombrado por su propia estupidez... cuando se dio cuenta de que ella se alejaba, corrió detrás de ella.
-¿A dónde vas? -preguntó a sus espaldas.
-A tomar un taxi para ir a casa -respondió sin detenerse.
-¿Pero por qué? Sé que estás enojada y tienes toda la razón de estarlo, soy un tonto, pero por favor, déjame llevarte.
Ella hizo caso omiso de sus palabras y cuando llegó a la otra acerca extendió su mano para detener al primer taxi que se acercó. El hombre detuvo el auto y ella abrió la puerta. Antes de entrar ella se giró para verlo.
-No puedo irme contigo, porque sé que si entro a ese auto te voy a perdonar en cualquier momento... -ella negó con su cabeza- y la verdad es que no quiero hacerlo, no quiero ser esa chica. No quiero ser la chica que se sienta por tres horas a tu puerta, a esperar que termines de consolar a tu amiga de la que estás enamorado, no quiero ser la chica que te haga olvidar a otra, porque no quiero ser un simple reemplazo... no quiero compartirte con ella, no quiero que seas su amigo. Y eso tal vez sea demasiado para ti.
-No...
-Lo siento, Eugene... me voy.
Ella entró al taxi y cerró la puerta. Eugene se recargó de la puerta.
-No te vayas, por favor -le pidió.
-Por favor, arranque, lo más rápido que pueda.
-Blair... -el taxista pisó el acelerador y rápidamente ella se marchó-. ¡Blair, no!
Eugene pateó un bote basura tan fuerte que todo el mundo en la calle se giró a verlo.
-¡Maldita sea, Eugene, eres un jodido idiota! Joder, joder, joder...
Y cuando Eugene al fin explotó, ella no había estado ahí para verlo.
Él miró hacia arriba, al cielo nublado de Nueva York y sintió las primeras gotas de la lluvia en su cara. Rió de repente, porque era irónico. Era una llovizna irónica. Él abrió los brazos e interrogó-: ¿Y ahora qué hago?
N/A: Bueno, bueno... ¿cómo se sienten ahora?
Sí, eso fue duro... pero oye, era necesario. Como sea, espero que les haya gustado, son libres de insultar y maldecir. Desahóguense, adelante, serán comprendidas.
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43. Olvidar
Blair quería llorar, quería llorar fuertemente, quería un poco de tiempo para pensar, así que le pidió al taxista que diera varias vueltas por la ciudad. Jamás había estado tan triste. No estaba enojada, como cuando Greg la había dejado, solo estaba horriblemente triste. Patéticamente triste. Se abanicaba la cara para evitar soltar lágrimas mientras repetía el mismo mantra una y otra vez «No llores que se te corre el maquillaje, las perras no lloran, Blair».
Pero cuando al fin llegó a casa, luego de pagar la tarifa del taxi, que le costó todo el efectivo de su bolso. Ella bajó con los tacones en la mano y caminó por el camino de grava hasta la puerta de entrada, subió las escalinatas y abrió la puerta. Ni siquiera se molestó en mirar hacia la casa de Eugene, sabía que el probablemente ya estaba en cama.
Y así era, manejó despavorido hasta casa, entró como alma que lleva el diablo y ni siquiera escuchó a Molly, a su abuela o a su padre. De hecho, cerró la puerta con tanta fuerza que el estruendo se escuchó en toda la casa. No quería hablar con nadie, no quería ver a nadie. Solo quería hablar con Blair y probablemente ella no le volviera a dirigir la palabra. Se sentía estúpido, estaba enojado consigo mismo y se había mantenido mirando por la ventana, esperando que Blair volviera, sabía que ella no estaba en casa porque había llamado a Mac para preguntarle y cuando ella preguntó qué pasaba, él había colgado el teléfono. Al darse cuenta de que no volvía, incluso cuando ella se fue antes que él, empezó a llamarla, pero Blair jamás le contestó. Le dejó tres mensajes.
«Blair,
no estás en casa... ¿dónde estás? Sé que estás enojada, pero quiero saber que estás bien. Por favor...»
«Blair, soy un idiota... lo lamento. Si estás escuchando esto, quiero que recuerdes que aun puedes contar conmigo para lo que sea... sigo estando enamorado de ti. Vuelve a casa»
«Blair.... Todo lo que he dicho es cierto. Te voy a extrañar mucho, cariño. Vuelve a casa»
Al oír los mensajes Blair no pudo más. Cayó en el suelo junto al sofá y empezó a sollozar. Jamás le dolió algo tanto en su vida. Ya no habría caricias de Eugene, ya podía volver a besarlo, ya no podía volver a sentir sus labios sobre sus nudillos y tampoco volvería a ver esa sonrisa con hoyuelos y arrugas en las esquinas de sus ojos, al menos causada por ella... toda era tan triste... había dolido el rechazo del instituto, eso magulló su orgullo, pero dejar a Eugene... eso había roto su corazón. Y había sido necesario, ella no podía estar con alguien que tuviera a otra persona en su mente que no fuera ella.
-¿Blair? -Roscoe entró a la sala con un vaso de leche en la mano, entornando los ojos. Encendió la luz y la vio.
Estaba sentada en el piso, con las piernas abrazadas y su cabello se había arruinado, igual que su maquillaje.
-¿Qué pasó, mapache? -preguntó él acercándose a ella y sentándose a su lado.
-Terminé con Eugene -murmuró colocando su cabeza en el hombro de su hermano.
-¿Tú terminaste con él? -inquirió Roscoe.
-Sí...
-¿Y por qué lloras?
-Porque no quería hacerlo.
-¿Y por qué lo has hecho?
-Era lo mejor para ambos -Roscoe pasó
su brazo alrededor de sus hombros-, a él le sigue gustando Lucy, sigue enamorado de ella.
-¿Y de ti no está enamorado? -preguntó.
-No lo sé... -Blair se encogió de hombros-. No sé si debería creerle.
-Ay Blair -Murmuró Roscoe quitándole el pelo de la cara con su mano-. Hermana, no me gusta que te veas como mapache. Lo odio por hacerte esto, tú no lo mereces... ¿y esa Lucy no es la que te quitó a Greg? ¿Cuál es su problema? ¿No está contenta con él? ¿Qué quiere ahora? ¿Quitarte también a Becky y Hannah? ¡No los dejes hacerte esto, Blair! ¡Tú eres fuerte, tú no tienes que llorar por eso! ¿Sí? -Roscoe le acarició la mejilla-. Él se va a dar cuenta muy pronto de que perdió a una chica invaluable, de que no va a haber otras como tú y que si las hubieran, no iban a llegarte ni a los talones... porque tú eres una Rain y realmente eres genial.
-Amo que seas tan inteligente -ella le besó la mejilla.
Roscoe sonrió y le tendió el vaso de leche tibia.
-¿Quieres?
-¿Un vaso de leche? -Blair se rió.
-Es mi versión de la bandera blanca -ella lo tomó y bebió un gran trago.
Tenía la garganta seca después de tanto llorar.
Roscoe la llevó arriba y en cuanto Becky y Hannah la vieron (que por supuesto se habían quedado a pasar la noche para saber detalles cuando ella llegara de su cita), corrieron hasta ella preguntando qué había pasado. Blair levantó su mano y simplemente entró a su baño para quitarse la ropa y el maquillaje. Roscoe les explicó lo que Blair
había dicho y ellas entendieron pronto que ella no quería hablar.
Cuando Blair salió del baño, con trenzas en su cabeza, su cara limpia y gris de Hello Kitty, Mac, Hannah y Becky se unieron a ella en un gran abrazo. Ella fue directo a la cama y como pudieron, todas de abrazaron a ella. Las cuatro cabían perfectamente en su enorme cama. Por lo menos Blair no había perdido a Hannah, su primera salvación y a Becky, la primera chica que puso su confianza en ella, su hermana había vuelto y ahora también tenía a Roscoe de su lado.
Sí, Eugene se había ido, pero no era el fin del mundo, los chicos nunca son el fin del mundo.
Si una pérdida la había ayudado a darse cuenta de que había algo mejor que la popularidad, esta le ayudaría a ver que había algo mejor que los chicos. Y Blair no estaba tan triste después de haberlo meditado.
Por eso, cuando se levantó al día siguiente, sonrió y se vistió con su vestido más bonito; un hermoso vestido azul cielo, con un cinturón muy delgado de color negro y sus Jimmy Choo's azules, sus zapatos favoritos. Se amarró el pelo en una cola de caballo firme, se puso maquillaje y levantó a las chicas que aun yacían en su cama, dormidas. Una vez más volvía a ser ese sueño húmedo de adolescente con erección matutina; la cabeza de Hannah estaba sobre el estómago de Mac, Mac estaba enganchada al cuello de Becky, mejilla contra mejilla y Becky tenía las piernas enredadas con las de Hannah.
-¡Arriba todas! -gritó Blair poniendo el sonido de la alarma a todo volumen en su estéreo-. Vamos, vamos, es hora de levantarse.
Mac se levantó poniéndose recta, dejando a Becky caer
en el piso. Hannah levantó la cabeza, girándola de un lado a otro, buscando la procedencia del sonido. Cuando las tres estuvieron correctamente sentadas sobre la cama, Blair apagó el estéreo.
-¿Qué te pasa? -preguntó Mac abriendo por fin los ojos-. Wow, ya estás vestida... ¿a dónde vas?
-Bueno, pensé que podríamos ir al centro comercial, de compras ¡Y tal vez podríamos mostrarte lo que Becky y Hannah hacen para divertirse! Es genial... así que levántense. Hay mucho que hacer hoy, también quiero ir a comer sushi y... y... ¡A patinar! -Blair se rió estruendosamente-. Quiero olvidar lo que pasó anoche... ¿vale? No quiero hablar de ello... solo quiero salir de aquí, olvidarme de él existió alguna vez y comenzar mi colección de foto para mi pared que no lo incluya a él... ¿Pueden ayudarme?
Mac la miró y sonrió de oreja a oreja. Miró a Becky y luego a Hannah.
-¡A vestirse, señoritas, hay un domingo de chicas que planear! -gritó Mac.
-¡Sin chicos perdedores! -habló Hannah parándose sobre la cama.
-¡Y con muchas malteadas! -concluyó Becky.
Blair sonrió, pero no podía evitar preguntarse como se estaría sintiendo Eugene en ese momento.
N/A: ¡Hola de nuevo!
Bueno, este pequeño capítulo para cerrar la noche. Espero que les guste. No lloren, por favor, muchas me dijeron que lloraron. Tranquilas... shh, shh... todo va a estar bien (#NadaConfirmado).
Y bien ¿Cuántas se dieron cuenta de que mandé a Blair y a Eugene al restaurant de Harry, mi novela Birdie y Harry, eh? Las que se dieron cuenta del cruce ponga esto en un comentario #YoSíMeDiCuenta #YoAmoAHarryYaBirdie, #HarryEsElMejorCocinero #Agradable. Ok, basta de Hashtags.
Recuerden, en el universo de mis historias, todo se relaciona. :D Pueden esperar detalles como esos de mí, jajaja.
¡Las quiero! Me despido.
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44. Recuerda, Jeffrey.
Eugene se despertó porque Jasper se metió en el hueco de su cuello y le estaba haciendo cosquillas. Él jamás se había despertado de mal humor en su vida, nunca, pero justamente ese día de levantó con el ceño fruncido, ni siquiera se molestó en saludar a su abuela con un beso como siempre cuando entró a la cocina, no le revolvió el cabello a Molly y no chocó los puño con su papá. Simplemente tomó una taza, se sirvió café y tomó una tostada.
Cuando estaba a punto de volver a subir las escaleras, su abuela lo detuvo.
-¿Qué pasó anoche, querido? -le preguntó dulcemente.
Eugene se encogió de hombros dándole una mirada amarga.
-Lo jodí todo, se acabó... fui el que terminó de arruinar todo para ella. Solo quiero estar solo, no necesito hablar ¿de acuerdo?
Eugene volvió a su habitación, se vistió, puso a Jasper en su jaula y tomó su café. Salió de la casa y justo cuando él caminaba hacia su camioneta, Blair estaba bajando las escalinatas de su pórtico. Él se detuvo a mirarla. Estaba tan hermosa y él no podía tenerla en ese momento, no podía correr y besarla... quería hablar con ella, pero estaba tan avergonzado. Aun no sabía cuál era su problema realmente y no quería que ella lo volviera a rechazar.
Cuando Blair levantó la mirada, él estaba ahí, parado junto a su camioneta, mirándola. Becky salió detrás de ella, junto con Hannah y Mac. Hannah le lanzó las llaves del auto a Becky y ella corrió
hacia el auto aparcado frente a la casa. Hannah deletreó la palabra idiota y Eugene lo capturó rápidamente. Mac fue indiferente con él y Becky fue la que le sacó el dedo del medio antes de abrir la puerta. Eugene bajó la cabeza y la sacudió. A Blair ciertamente se le encogió el corazón... pero ella no iba a dejarse llevar por eso, ella había llorado demasiado la noche anterior, no volvería a hacerlo de nuevo... cuando Eugene volvió a subir la cabeza para mirar ella cambió su inexpresivo semblante por uno serio y decidido; caminó con los hombros erguidos y la frente en alto hasta el Volkswagen y lo abordó. La última vez que lo miró, le dio una de esas miradas frías, que eran como una flecha para su corazón.
Entonces subió a su camioneta, completamente avergonzado ¿qué había esperado realmente? Luego de lo que había dicho ¿en realidad tenía la esperanza de que ella lo perdonara?... él sabía que la había perdido, pero aunque no la pudiese recuperar, lo que sentía por ella seguía siendo real y no era del todo su culpa que sus sentimientos estuviesen mezclados. Sí, aun quería a Lucy, pero no sabía exactamente de qué manera.
Blair se recargó del brazo de Mac y puso la cabeza sobre su hombro. Solo se preguntaba cómo serían las cosas cuando volvieran el lunes al instituto. No sería fácil tratar de fingir que nada pasó entre ellos cuando los pasillos le recordaban a tantas escenas de ellos, hablando, estudiando antes de una prueba, riendo, besándose. Era lo que más dolía.
Pero borró todo eso de su mente,
aun era domingo y mientras estuviera fuera trataría de pasarla bien.
Mac alucinó con las malteadas, tanto que se compró otro y pagó la segunda ronda. Luego de una larga sesión de compras, que incluían atuendos para el invierno, abrigos y demás y hasta un traje de baño muy lindo para Hannah. Como siembre, se sentaron en el borde de la fuente central, ya listas para ir por su presa del momento. Esta vez Blair iba a atacar. Las últimas veces se había quedado sentada en la banca, pero había decidido que era momento de que pusiera en práctica lo que había aprendido de Becky y Hannah. Así que ese día sus ojos cayeron sobre un chico de su edad, de camiseta roja, con anteojos, delgado y de baja estatura, era tan bajo como Hannah, que paseaba con su familia por el centro comercial. Su madre, tres hermanitos y su padre.
Se paró a su lado y Becky tomó la foto con el chico de espaldas. Blair despejó su mente de todo drama por un momento y se concentró en su jugada.
-¡Hola! -gritó de repente.
Abriendo sus brazos ella lo abrazó. Estaba usando su gran actitud atrevida, él chico se quedó petrificado.
-Jeffrey... -preguntó la madre del chico abriendo los ojos hacia él.
Fue un punto extra para ella.
-¡Hace tanto que no te veía Jeffrey! -ella rió tontamente, como esa risa que usaba antes para conquistar a un chico-. ¿No te acuerdas de mí? ¡Soy... Sophie! ¿Eh?
-Yo no...
-¡Oh, vamos! -ella lo golpeó ligeramente en el pecho-. ¡La chica de la fiesta del año pasado en Long Island!... ya sabes, bailamos, un poco de hierba, ¡Desordenamos la
cama del padre del anfitrión! ¡Yo era la chica vestida de enfermera! ¿Eh? ¡Ahora si te acuerdas!
La madre del chico jadeó horrorizada, el padre miró al chico boquiabierto, los tres chicos menores susurraban entre ellos.
-¿Ya te acuerdas?
-¡No, Jesucristo, no! -Jeffrey se giró a ver a su madre-. ¡Mamá, te juro que no la conozco!
Blair se echó a reír.
-Bueno... tal vez esperaba eso, ¡estabas tan borracho!
-¿Fue en la fiesta de tu amigo Jessie, el de Long Island? -preguntó su madre poniéndose una mano en el pecho.
-¡Sí! ¡Oh, por Dios! ¿Recuerdas cuan molesto estaba Jessie porque vomitaste en su lámpara? ¡Fue épico!
-¡Jeffrey! -chilló la madre del chico.
-¡Nooo! -Jeffrey movió las manos en el aire de manera desesperada enfrentando a su madre. Luego de giró a Blair-. ¡Nooo!... ¡Eso jamás pasó! ¡JAMÁS!, porque créeme que lo recordaría si hubiese pasado. Yo no te conozco. ¿!Por qué me haces esto?!
Blair se encogió de hombros y miró a otra parte con una pequeña sonrisa, poniendo sus brazos detrás de su espalda.
-Porque ya no tengo novio -ella hizo un puchero.
Becky apareció detrás de los padres de Jeffrey, poniendo sus manos sobre los hombros de estos. Hannah agrupó a los hermanitos y Becky gritó-. ¡Foto familiar, digan malteadas, que son muy sabrosas! -movió la cabeza como una seña y Blair acomodó a Jeffrey, tan blanco como un fantasma en frente de su familia-. ¡Apunta Mac! ¡Malteada!
-¿Nadie parpadeó, salimos guapos todos? ¡Muy bien! ¡Corran
que el guardia nos está mirando!
-Adiós, Jeffrey ¡Llámame! -dijo Blair antes de salir corriendo junto a sus amigas lejos de la vista del guardia de uniforme gris que había puesto un ojo sobre ellas.
-¡Pero no tengo tu número! -gritó Jeffrey derrotado.
-¡Jeffrey! -chilló su mano golpeándolo con su bolso.
Jeffrey estaba en problemas.
-¡Corre Mac! -Becky apresuró a Mac hacia la salida.
-¡El ejercicio no es lo mío, déjame!
Se apresuraron a llegar al estacionamiento y Blair no paraba de reír por su atrevimiento. Se sentía un poco mejor y las chicas se unieron a su risa. Ella se apoyó contra el auto y suspiró, tratando de recobrar el aliento que le había quitado el correr fuera del lugar. A Becky a Hannah ya las habían advertido una vez sobre molestar gente el centro comercial, así que se habían andado con cuidado últimamente.
-Eso fue tan de primaria -Mac se rió, estaba hiperventilando también-. ¡Fue genial!
-¡Tú eres una campeona, Blair! -Becky alzó su mano en el aire y la chocó contra la palma de su amiga-. Sacaste a ese chico de sus casillas, ¡Fue genialmente ingenioso! Cariño, estoy orgullosa de ti.
-Gracias -susurró ella.
-¿Qué tal te sientes ahora? -preguntó Hannah mientras Becky sacaba las llaves del auto del bolsillo de su chaqueta.
-Estoy bien -Blair se encogió de hombros.
-¿Quieres ir ya a casa?
-Sí... -ella les dio una media sonrisa-. Sé que dije que haríamos más cosas, pero quiero dormir un poco, además, Lorena me horneará galletas y me sentiré
mucho mejor que ahora.
-Vale -Becky entró al auto seguida de las demás-. Si necesitas a alguien para ir golpear a Eugene, no dudes en llamarnos.
Blair se imaginó por un momento a Becky golpeando a Eugene. Ella sabía que Becky poseía una gran fuerza y era más rápida que él ciertamente. Con lo indefenso que era Eugene, seguro ella podría derribarlo, dejarlo un ojo morado y sacarle un diente si se lo propusiera. Blair sabía que sí podía.
-No quiero que lo golpeen -murmuró.
-¿Podemos ignorarlo a toda costa? -preguntó Hannah.
-Sí, eso sí -Blair volvió a encogerse de hombros.
Eso era lo que ella haría.
Eugene por su parte había dado vueltas por la ciudad en su camioneta, con el ceño fruncido todo el tiempo. Había estado tratando de pensar en cómo se sentía, en que debía hacer, pero lo único que llegaba a su mente era la mirada de Blair cuando lo había dejado. Sus ojos tristes y decepcionados. Él había arruinado otra relación para ella y él jamás iba a perdonarse por eso. Él quería hablar con ella, él tenía que hacerlo. Por eso, cuando llegó a su calle, estacionó la camioneta y fue a sentarse a esperar que Blair volviera. Sabía que no estaba en casa porque el auto de Hannah no estaba aparcado afuera. Así que la esperó mucho tiempo sentado en las escaleras. Se dio cuenta entonces de que no había sido nada agradable dejarla esperando todo ese tiempo.
Lucy lo había llamado un montón de veces y le había pedido que fueran a hacer algo divertido, pero cuando al fin Eugene contestó una de sus llamadas le dijo que quería salir por el momento, de
la manera más amable posible, pero no podía dejar de ser despectivo con nadie. Y Lucy casi se creía que era otro Eugene el que había contestado el teléfono.
Cuando Becky aparcó el auto, Eugene levantó la cabeza. Al bajarse Blair notó que él estaba sentado en su pórtico y se paralizó. Tragó fuertemente y caminó hacia adelante. Las chicas caminaron detrás de ella como una muestra de su apoyo. Parecía que venía a destruirlo con palabras crueles. Pero no Blair, ella parecía seria, pero compasiva, con su hermoso caminar de diva pero apretando los labios como si estuviera reteniendo decir algo.
-Hola -Eugene se levantó y ajustó sus pantalones-. Hola Blair -suspiró.
-Hola... -murmuró ella-. ¿Qué pasa? -preguntó bruscamente dándose cuenta de que no podía permitirse caer por esa mirada de arrepentimiento en su rostro.
-Yo... quería hablar contigo -dijo él-. ¿Puedo?
-Ya estás hablando -soltó Becky-. ¿Qué quieres decir? -interrogó.
-Vamos adentro -Mac la tomó por los hombros arrastrándola.
-¡Como la hagas llorar de nuevo te juro que te voy a atropellar con tu propia camioneta, Pointer! ¡Es una promesa! -Le gritó Becky antes de que se cerrara la puerta y los dejaran solos afuera.
Eugene cerró sus ojos, apretándolos antes de hablar.
-¿Lloraste? -preguntó.
-Me he vuelto débil desde que he estado juntándome contigo -ella bufó-. Vaya mierda.
No sabía exactamente por qué, pero le dolieron esas palabras.
-Lo siento.
-¿Por qué te disculpas? ¿Por qué aun estás enamorado de Lucy o porque habérmelo dicho?
Él sacudió su cabeza y abrió los ojos de nuevo para mirarla. Wow, si él no iba a volver a tenerla, mirarla era difícil.
-No estoy... enamorado de Lucy, estoy enamorado de ti.
-¿Entonces por qué has dicho que la extrañas?
-Porque es así... la extraño, supongo que... ¡No lo sé! Tal vez solo estar con ella me recordó lo que sentía antes.
-No te entiendo, Eugene.
-Yo tampoco.
Él se pasó las manos por el cabello y lo revolvió un poco, pareciendo desesperado. Bajó las manos por su nuca y se apretó el cuello.
-¿Qué te ha dicho sobre mí? -preguntó Blair de repente.
-¿Eh? -inquirió Eugene mirándola de nuevo.
-Lucy ¿qué te ha dicho ella de mí?
-¿Por qué lo preguntas?
Blair rodó los ojos.
-Es obvio que ella no está de acuerdo con lo de nosotros, debió haberte dicho algo, porque es tu amiga y se supone que quiere lo mejor para ti y no confía en mí -ella dejó caer sus brazos pesadamente a sus costados- ¿Qué te ha dicho sobre mí?
-Ella... ha dicho que solo me estás utilizando para llegar de alguna manera a Greg... que tú no eres quien dices ser.
Blair negó con su cabeza, mostrándose cansada.
-Supuse que sería algo como eso -ella bufó de nuevo-. ¿Y tú le has creído?
-Ni por un momento, cariño -él se acercó y estiró su brazo para tomar su mano, pero rápidamente Blair retrocedió.
-No me digas cariño, no vuelvas a hacerlo, por favor -pidió ella.
-Pero...
-Te perdono, Eugene, pero tienes que arreglar lo que sientes ahora ¿sí? Yo no voy a pelear con Lucy de nuevo, no voy a hacer esto. No me interesa realmente lo que ella piense, pero sé que en algún momento va a volver con Greg... y tendrás que decidir antes de que eso pase, porque de otra manera eso me llevará a creer que solo lo haces porque ella ya no está disponible.
-Jamás te haría eso, Blair.
-Sé que no lo harías intencionalmente. Pero debes separar lo que sientes por mí, de tus sentimientos por ella. Si no soy la única chica en tu mente... va a doler mucho, pero Becky y Hannah van a llevarme al instituto el resto del año.
Él asintió y volvió a mirar al piso. Blair pasó de él y entró en casa de la manera más evasiva posible. Eugene no sabía si sentirse bien porque se le había concedido otra oportunidad o enojado, por ser tan tonto y no empezar a aprovecharla en ese mismo instante.
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Nota de la autora.
¡Hola chicas!
Bueno, como he subido mucho esta semana, la próxima no voy a subir hasta el fin de semana, porque tengo otras novelas que atender, ya saben, es bueno tomarme un descanso de Blair y Eugene y todo el drama de estos dos personajes. Han sido fantásticas chicas, gracias por leer y por todos sus lindos mensajes, disculpen si a veces no contesto, es que hay días en que no tengo mucho tiempo disponible, solo alcanzo a subir y luego estoy fuera. Pero créanme que los leo, cada uno de ellos y me encantan.
Pero eso ustedes lo saben.
Quería contarles algo; recibí hace poco un mensaje privado de alguien muy sarcástico... y sí, voy a admitir que me afectó un poco, porque realmente no fue una crítica constructiva, fue algo que más o menos quiso dar a entender mi falta de originalidad al crear esta historia. No voy a negar eso, es un cliché, o más bien, la vuelta a un cliché que no es nada diferente, tiene errores, mi manera de narrar no es la mejor o nada parecido.
¿Pero saben una cosa? A mí me gusta escribir sobre porristas rubias y ricas, chicos musculosos y vacíos, nerds, chicos románticos y amistades tontas ¡Y toda esa mierda cliché!
¿Por qué? ¡Yo no lo sé!
Algunos les gusta la salsa de tomate, a otros la mayonesa.
¿Y deben recriminárselos? No lo creo.
Mi intención, no es insultar a la literatura, a mí me gusta escribir y hacer reír, si lo logré contigo, pues soy feliz... si no lo hice, realmente no importará para mí, solo sigue tu camino, amigo.
Y sí, es solo la opinión de alguien. No hay porque tomarlo a mal, lo que realmente es molesto, es que no habla de una forma clara. Tiene que utilizar el sarcasmo para expresarse y a menos que sea utilizado en broma, a mí el sarcasmo me desagrada. Tampoco es capaz de compartir su opinión sincera con el público, para acordar quien está de acuerdo y quién no.
Solo tengo algo que decir: Una novela de porristas más o menos, no te quitará el talento, o te lo aumentará. Tampoco lograrás librar al mundo de ellas y no por eso la literatura hoy en día es insultada... cada quien tiene un concepto diferente sobre ella.
Lidia con ello.
Solo quería contestar esto generalmente porque no tenía ganas de enfrentarme a más sarcasmo, además, no quería solo ignorarlo... porque no podía. Soy un humano, después de todo.
Lamento si las he fastidiado, que tengan buena noche.
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45. Mantener distancia.
Blair se sacudió. Había estado todo el día tratando de concentrarse en las clases porque no quería pensar en Eugene. Y era difícil si se ponía a pesar que él andaba por allí sin quitarle la mirada de encima. Blair podía verlo, mirándola en cada receso. Era más alto que la multitud en el pasillo, así que ella podía verlo mirarla mientras buscaba sus libros en el casillero, mientras caminaba a su próxima clase o mientras hablaba con Becky o Hannah. Y era irritante, porque Lucy estaba junto a él todo momento, al parecer habían retomado su amistad de todo. Y Blair estaba fingiendo que no le importaba.
Supuso entonces que Eugene había hecho su elección.
Lo extrañaba, era cierto, pero eso no la detuvo cuando fue a pedirle un cambio de asiento al profesor Thompson.
-Profesor Thompson -Blair puso las manos sobre el escritorio, inclinándose para que solo él pudiera oírla.
-¿Rain? -el hombre bajó el bolígrafo.
-¿Podría pedirle un favor?
Blair era consciente de que Eugene la estaba mirando desde su asiento. Era una desgracia para ella, ahora que no estaban juntos, verle dos veces por semana en algebra ¡Y solo era el primer día! No estaba funcionando para ellos. Eugene iba a estar ahí el resto de años escolar, tarde o temprano tenía que aceptarlo... pero mejor tarde.
-Supongo -el hombre de la barba canosa se encogió de hombros.
-¿Podría cambiar de asiento? -preguntó ella.
El profesor frunció el ceño.
-¿Por qué? Pensé que
usted y el señor Pointer... -ella lo detuvo, poniendo una mano frente a él.
-Hagamos como que el señor Pointer no existe -ella sonrió amargamente-. ¿Puedo o no?
El hombre levantó una ceja y se apoyó sobre los codos.
-¿Problemas?
Blair suspiró.
-¿Quiere me siente a contarle? -preguntó en un gesto sarcástico.
-Oh no, -él meneó su cabeza- puedes dejarle eso a Warwick, a ella le va más el rollo de psicología para estudiantes.
-¿Puedo cambiar de asiento?
-Seguirá en esta sala y va a seguir mirándote, Rain -le dijo él-. Puedo verlo desde aquí, en cuanto entró te puso la mirada encima como si supiera que no puede volver a hablar contigo y lo lamentara mucho. Solo míralo ¿Crees que se va a dar por vencido?
-No quiero pensar en eso, señor Thompson -ella meneó la cabeza-. Si él me quiere, le pedirá que lo cambie también, si no lo hace... yo no lo voy a voltear a mirar.
El hombre suspiró y miró a detrás de Blair.
-Vicky, cambia de puesto con Blair -le pidió a una chica pelirroja que se levantó al instante, cogiendo sus cuadernos torpemente.
Blair le ofreció una sonrisa de agradecimiento.
-¿Crees que necesitas un tutor todavía? -interrogó antes de que Blair fuera a su nuevo asiento asignada.
-No, creo que puedo arreglármelas ahora.
Ella se giró muy decidida, fue por sus cosas y volvió a su nuevo asiento. No necesitaba copiarle a nadie, no necesitaba la ayuda de Eugene, había estudiado, en verdad estudiado para lo que viniera y quería lograrlo por sí sola.
La nueva Blair Rain ya no era tan nueva, el instituto se había acostumbrado a verla como una chica más. Una igual. Y ella estaba totalmente feliz con ello... bueno, aun le molestaba la injusticia en la fila de la cafetería, pero eso seguiría igual sin importar que.
De hecho, el almuerzo no fue más fácil. Blair entró a la cafetería como en un día normal. Había hamburguesas en el menú y había llegado temprano, así que se consiguió una grande y fresca. Estaba usando un vestido naranja claro con tacones altos de color blanco, así que parecía una flor al desfilar entre las mesas. No importaba cuan elegante quisiera parecer, ella se comería esa hamburguesa... pero ahí estaba Eugene, en la misma mesa que Lucy, mirándola desde lejos.
Haciendo mucho más incómodo el momento.
-¿Por qué no simplemente la deja y viene para acá? -Escupió Becky con asco-. Es tan bueno que no se lo cree nadie ¿Por qué tiene que ser tan amable? ¿Es que no le dan ganas de gritar y maldecir?
-Es educado -dijo Blair en defensa de Eugene.
-La gente no tiene que ser educada todo el tiempo. Tienen que saber cuándo serlo. No puedes ir por la vida con una corona de flores dando amor y paz para todo el mundo, porque todos sentimos rabia y las iras acumuladas terminan matando a la gente. -razonó Becky.
-Hakunna Matata, Becky -le respondió Hannah.
Blair se echó a reír.
Le gustaba ver que tenía a Becky y a Hannah para confortarla cuando todo salía mal.
-Hablando de
relajarse -Becky le dio vueltas a la pajilla en el envase de su jugo- ¡Eh, Kale! ¿Cómo estás? -preguntó batiendo sus pestañas.
Kale justamente pasaba cerca de la mesa donde se encontraban, con su actitud de arrogancia estándar para todo el instituto. Aunque su expresión cambió a una cansada cuando se giró a ver a Becky.
-Hoftader -pronunció.
-Parker -dijo ella.
Blair estaba sorprendida de que no la había mirado ni un minuto.
-¿Quieres sentarte? -preguntó regalándole una sonrisa astuta.
Kale miró hacia los lados y se metió las manos en los bolsillos.
-Al diablo -dijo y se sentó junto a Becky-, quiero dejar en claro que no porque esté sentado aquí significa que vamos a salir -le recalcó el levantando un dedo.
-¡Oh por Dios! -Becky se rió como si él hubiese dicho un chiste-. ¿Salir? ¿Quién te crees que soy? -le golpeó el brazo-... Kale, pensé que eras más divertido que eso.
Kale infló el pecho y luego botó el aire, irguiéndose para mirar a Becky a los ojos.
-Definitivamente, no sé qué contestar a eso.
¿Ha dejado a Kale Parker sin palabras? ¡Becky es grandiosa!... según los pensamientos de Blair.
-No lo hagas -ella se encogió de hombros-. Conmigo las palabras siempre sobran, ya lo sabes -Becky le guiñó un ojo.
Kale bajó la voz y se acercó a ella.
-Dijiste que los mensajes se quedarían entre nosotros -murmuró él.
-Y están entre nosotros -Becky rió-, pero siendo honesta, yo
quiero sacar todo lo que esté entre nosotros, acercarnos más... ¿no lo crees?
-Por Dios, Rebecca -Kale suspiró.
-¡La ha llamado Rebecca! -Hannah gritó en el oído de Blair, abriendo los ojos de manera asombrada-. Nadie la llama Rebecca, ella lo va a matar -Hannah se aferró al brazo de Blair, quien estaba interesada en mirar la escena. Nadie podía con Becky.
Pero en vez de hacer algo que se esperara de Becky, ella simplemente le puso una mano en el hombro y arrastró la punta de su dedo hacia abajo hasta su clavícula.
-No suena tan mal -susurró. De repente ella se acercó y lo olfateó-. ¿Estás usando la loción que te regalé? -Becky lo miró con los ojos bien abiertos.
-Bueno... sí, no quería desperdiciarla. Me gustó -Kale se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa.
-¿Es en serio? -le preguntó Hannah a Blair en un susurro.
-A mí me parece bastante serio -le respondió Blair de vuelta-. ¿Tú crees que...?
-Oh, conociendo a Rebecca, seguro que sí -le aseguró Hannah con un tono socarrón, esperando que Becky no la hubiese escuchado.
(...)
Blair sabía que después de clases serían las prácticas del equipo de basquetbol. Ella quería realmente saber cómo le había ido, por eso le pidió a Becky que la esperara. La madre de Hannah había ido por ella, así que no se quedó. El padre de Becky era cirujano y su madre obstetra. Ambos tenía los días realmente ocupados y Becky y su hermano mayor estaban solos todo el día, así que no tenía ninguna prisa por llegar
a casa.
-Creo que ya han terminado -dijo ella metiéndose las manos en los bolsillos de la chaqueta texana que llevaba-. ¿Quieres que le pregunte?
-No, sé cuando está realmente feliz por algo, si tiene su sonrisa de Eugene probablemente lo ha hecho bien. Solo quédate conmigo, hablando casualmente hasta que salga.
-Tú lo quieres ¿verdad?
-Define "querer".
-Tú... lo amas.
Blair se cruzó de brazos y se recargó de los casilleros al final del pasillo largando un suspiro al aire.
-No... -murmuró- ¿Por qué lo amaría? Somos adolescentes, no puedo amarlo... no es así como funciona.
-Blair ¿Sabe realmente alguien como eso funciona?
Blair decidió callar y esperar. No quería responderse esa pregunta, no quería lidiar con ello en ese momento.
Entonces Eugene apareció por la puerta del gimnasio. No portando su sonrisa de Eugene, las esquinas de sus ojos no estaban arrugadas, no podía ver sus hoyuelos ni tampoco sus pómulos alzados. Era una sonrisita solamente y se la ofrecía a Lucy, quien venía debajo de su brazo sonriéndole y abrazándole el torso.
-¡Lo has hecho genial! -Lucy le estrujó la mejilla contra la camisa-, te van a aceptar, estoy segura, Eugene.
Eugene la abrazó, soltó una pequeña carcajada sin gracia y bajó su cabeza, con sus brazos alrededor de Lucy y Blair pudo percibir cuando él le olió el cabello. Ella lo había visto, lo había visto poner su nariz sobre su pelo y aspirar. Bien... eso era todo lo que necesitaba.
Asintió y tiró de Becky para cruzar al otro pasillo, Eugene ni siquiera se había dado cuenta de que ella se encontraba allí. Blair se fue, porque no quería seguir viendo algo que la destrozaba tanto.
Pero Eugene se estremeció, sabiendo que Lucy no era Blair y que nunca lo sería. Se alejó de ella derrotado, porque en serio la extrañaba y era incapaz de pensar en otra cosa... Lucy no olía a coco, olía bien, pero no a coco y aunque oliese a coco, no sería lo mismo jamás.
-Estaba allí -le dijo Lucy.
-¿Quién? -él se giró a verla frunciendo el ceño.
-Blair Rain -dijo ella cruzándose de brazos.
Eugene gruñó.
-¡No, joder, no! -corrió para ver el pasillo adyacente, pero estaba vacío, no había nadie-. ¿Por qué soy tan idiota?
-Tranquilo, no te sulfures -Lucy se rió-. Eugene ¿En serio estás enamorado?
-Te lo he dicho ¡Claro que lo estoy! -Eugene se pasó la mano por el pelo-. No puedo comer, no puedo dormir, no puedo pensar... ¿qué se supone que haga, Lucy? La quiero... ¡Pero no quiere creerme!
-¿Quién lo diría? -Lucy negó con la cabeza, con una sonrisa-. Bueno... yo no sé, no confío mucho en ella, pero por lo que sé ha cambiado mucho... supongo que podría haber esperanza.
-Lucy, yo no confiaba en Greg, pero tú lo sigues queriendo y sabes que es un buen tipo ¿Por qué Blair no sería una buena chica? -Eugene hizo una mueca-. La Blair Rain que yo conozco no es la chica que te ha hecho daño, esta versión de ella solo está oculta... Blair tiene más problemas de los que crees, es como todo el mundo. Y a pesar de lo que digas, no es una perra, es valiente... y deberías creerme, porque sabes que nunca mentiría.
-Pero ella sí.
-A mí no -Eugene se alejó, caminando por el pasillo-. Ella nunca me mentiría a mí.
N/A: ¡Hola! ¿Qué tal todo? ¡He vuelto!
Bueno... ya saben el protocolo, yo publico capítulo, ustedes votan y comentan y la paz mundial se hace. De acuerdo... no.
Había extrañado escribir para LVDDLP. No fue mucho tiempo, pero bueno, igual lo he extrañado. Y por supuesto, las extrañé a ustedes reventándome el celular con notificaciones. He considerado quitar la aplicación, pero nunca lo hago.
¡Oh! Se me olvidaba decirles (aunque ya lo hice, pero una vez más no está mal): ¡Tengo un blog! www.rossnaranjo.weebly.com
Lo sé, ustedes pensarás ¿Y qué hace esta con un blog? La burla. Pero nada, a mí me dio por esto y se lo aguantan... con amor.
¡Dedicación especial para... las que me revientan el celular en WhatsApp! Las quiero mucho, tienen un montón de tuercas flojas, pero son buena gente. ;)
¡Los quiero a todos! :D Paz mundial.
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46. Orgullo como manera de vida.
Blair estaba discutiendo con Grant Maxwell acerca de su informe de biología. Ella quería tener participación en el asunto, pero su compañero era un perfeccionista y debido a la mala reputación de Blair con las tareas él había decido que lo haría todo por su cuenta. Sin embargo, ella no iba a detenerse hasta que él aceptara darle algo que hacer.
Habían pasado varias semanas desde que ella y Eugene no hablaban. Ella lo evitaba a toda costa, tanto a él como a Lucy. Había estado tratando de sacar sus notas a flote y estaba teniendo un éxito considerable. Varios de sus profesores la habían felicitado asombrados por su capacidad de concentración. Y es que si puede aprenderse un rutina de baile en una sola tarde también podría memorizar hechos en historia, versos en literatura, ecuaciones en matemáticas y de que podía escalar la cuerda del gimnasio, eso era seguro.
-Vale, vale -Blair lo acorraló en su casillero-, no voy a tocar las estadísticas, no haré nada con tus estadísticas... pero por favor, ¿al menos puedo investigar? -le preguntó apoyando una mano en uno de sus hombros.
-No lo entiendo, el año pasado hubieras estado feliz de no participar y que pusiera tu nombre de todas maneras -Grant cerró el casillero.
-Estamos hablando del año pasado, Grant -ella sacudió su cabello detrás de su hombro con su mano-. Este año Blair Rain está siendo una mejor persona -colocó las manos en su cadera y suspiró como si estuviera a punto de salir volando como
la Mujer Maravilla-. Hago mis tareas, soy voluntaria para ayudar con el baile de invierno, doné un montón de ropa, que debo decir que es fabulosa, a los niños pobres... estoy renovándome.
-Pero no has perdido tu orgullo, ¿verdad?
-Bueno, ¿Y con quién te crees que hablas, Grant? Soy Blair Rain, -ella sonrió-. Ser orgullosa es una manera de vida... antes no tenía razones para estar orgullosa de mí misma, ahora las tengo y me gusta tenerlas, todo tiene mucho más sentido.
-Ajá... Eso es muy lindo, pero ¿En realidad puedo confiar en ti para hacer esto? Porque necesito sacarme un sobresaliente si quiero ir a Harvard -él la apuntó con un dedo, sus ojos marrones escudriñando los suyos como si lo utilizara en plan detector de mentiras-. Harvard -repitió.
Blair suspiró e irguió los hombros mientras cruzaba sus brazos debajo de su pecho.
-Grant... es una promesa -dijo ella bastante segura-. Irás a Harvard -ella asintió.
-Pues vale -él levantó su celular-. Te llamaré luego para determinar un punto de encuentro.
-¿Por qué no simplemente dices donde vamos a estudiar?
-Porque es lo divertido de haber estudiado el diccionario completo -Grant abrió los brazos de forma demostrativa-: ¡Tienes miles de palabras para usar, así que tienes que aprovechar y variar un poco!
Blair asintió de nuevo, tranquilamente y Grant se despidió con una palmada en el hombro. Ella lo vio alejarse mientras se repetía mentalmente: palabra del día: determinar. Lo repitió varias veces
y luego fue en busca de Becky. Le había dicho que se quedaría con Kale en el salón de biología ayudándolo un poco con algo que no entendía. Hannah se había reportado enferma esos días y Blair y Becky habían decidido ir a verla para llevarle algunos pañuelos, la tarea y para cuidarla un poco.
Blair abrió la puerta del salón de biología y encontró a Becky sobre uno de los grandes mesones a lo largo de la habitación, abrazando las caderas de Kale con sus piernas, sus manos bien asidas a su cuello, empujando su cara contra la de él mientras Kale la sostenía entre sus brazos, moviendo su cabeza y su boca. Y no parecía que Becky lo estaba sometiendo, él parecía bastante comprometido con el asunto.
-Con que estudiando biología ¿no? -Blair alzó una ceja y se apoyó del umbral.
Kale se separó de Becky, pero ella no lo dejó alejarse demasiado, poniendo sus brazos alrededor de su cuello para mantenerlo cerca. Blair sonrió para ellos. Ninguno de los dos estaba sonrojado, pero Kale parecía más incómodo que Becky.
-Bueno... -ella saltó de la mesa- hablábamos de la anatomía del cuerpo humano y una cosa llevó a la otra -ella se encogió de hombros y volvió a mirar a Kale-. Te veo mañana.
Kale soltó el aire y se revolvió el cabello.
-¿Qué haces esta noche? -preguntó en un susurró.
-Mañana, Kale -respondió Becky.
-Pero...
-He dicho mañana -puntualizó ella viéndose más seria de lo normal-.
Fue divertido -luego sonrió y se deshizo de los brazos de Kale a su alrededor. Cogió su bolso de la mesa, se lo colgó en el hombro y por último se despidió de él con un amistoso golpe en el brazo- Vamos, Blair.
Blair le hizo una mueca a Kale antes de que Becky la arrastrara fuera del aula, por el pasillo. Blair le dio un golpe con el codo en el brazo a Becky y ella la empujó de vuelta.
-¿En serio no quieres nada... serio con Kale? -le preguntó Blair.
-Por Dios, no -ella negó con la cabeza-. ¿Cómo podría tener algo serio con él? Es imposible.
-Oh, pero sí es posible pasar la noche con él.
-De eso se trata -ella se encogió de hombros-. Él es guapo, pero no es material de novio. Además... ¿no me dijiste que te perseguía anteriormente?
-Sí y me lo has sacado de encima -Blair la animó-. Mantenlo ocupado.
-Se va a enamorar de mí -dijo Becky, como si no fuera la gran cosa-. Se va a enamorar de mí y va a arruinar mi perfecto plan de acostarme con él y luego olvidar que pasó -sacudió la cabeza-. Es que los chicos son tontos, siempre quieren lo que no pueden tener... o lo que se les dice que no pueden tener. Uno se pone un letrero en la frente de "No quiero ser tu novia, no insistas" y ellos van e insisten "nena, sé que me quieres" -Becky bufó tratando de imitar a Kale-. ¡Sí, pero no de esa manera, no todas queremos el maldito cuento de hadas!
-¿Y él te ha dicho...?
-Me ha dicho que se está volviendo diferente -Becky se cruzó de brazos y gruñó-. No quiero que sea diferente.
-Bueno, no puedes culparlo porque
le gustas en serio -sugirió Blair-. Es un chico después de todo... a veces no tienen que querer a ciertas personas y aun así las quieren.
-Nosotras también nos equivocamos así -Becky se metió las manos en los bolsillos-. ¿No has hablado con él?
-No -Blair se cruzó de brazos-. Sabes, es mejor... él ha hecho su elección -Blair miraba su celular mientras ordenaba un taxi-. Y yo necesito olvidarme de él...
En cuanto las palabras dejaron su boca, Blair se estrelló contra un pecho, sudado y acelerado. La persona la sujetó de los hombros para que no se cayera de sus tacones altos. Blair se tambaleó y cuando miró hacia arriba sintió como sus mejillas se coloreaban de la ira.
-Hola Blair -murmuró Greg-. Lo siento, no te vi.
-Sí, yo tampoco -dijo ella. Greg la dejó en su lugar
-¿Vas alguna parte? -preguntó él.
-No es que sea de tu incumbencia -Blair se arregló la ropa lo mejor que pudo.
-Sí, claro... lo siento -él se encogió de hombros-. Sabes... me he dado cuenta de que en realidad has cambiado.
-Bueno... sí, todos tenemos derecho a cambiar ¿no? -Blair le dio una señal a Becky para que se adelantara.
Becky asintió y se fue por el pasillo.
-Tienes razón -Greg la miró serio-. ¿Tú y Eugene... han vuelto, están separados o...?
-No estamos juntos ahora -Blair hizo una mueca-. ¿Y tú y Lucy?
-Estamos igual -Greg se apoyó contra los casilleros-. Blair, quisiera preguntarte algo... ¿Yo fui tan mal novio cuando estabas conmigo?
Blair se quedó de piedras... si ella fuera a
vieja Blair le hubiera dicho que sí y luego le hubiese dado una patada en la entrepierna con la punta de su tacón... pero realmente no era lo que quería hacer, porque decirle que sí no hubiera sido cierto. Greg no había sido un mal novio... simplemente no fue una buena relación, ellos no congeniaban, eran totalmente incompatibles. Lo único que tenían en común había sido la popularidad y todos sabemos que eso no le hace verdaderos amigos a nadie.
-Pues... he visto como eres con Lucy -ella suspiró-. Eres definitivamente mejor de lo que fuiste conmigo. La defendiste de todo lo que le hice, la protegiste... eso es ser un buen novio, Greg. O es lo que yo supongo.
-Es que Lucy... dice que no confío en ella -se encogió de hombros-. Y no puedo evitarlo, está con Pointer ahora y luego está Hommer, rondando siempre, tratando de atacar ¿qué se supone que haga, sentarme a esperar que alguno de los dos se la lleve?
-¿Y por qué no vas por ella ahora?
-¿Eh?
-¿Le has preguntado qué es lo quiere?... si ella te dijo que no quiere volver a verte, probablemente ella quiera volver a verte muy pronto, Greg. -Le dijo Blair-. Escucha... Eugene y yo sabíamos que nos pertenecíamos el uno al otro porque así lo acordamos. Él era mío y yo era suya mientras estuviésemos juntos... pero supongo que no puedes forzar a alguien a sentir algo que no puede sentir o... a olvidarse de alguien. Tienes que ir por ella y preguntarle si te pertenece... en tanto ella esté de acuerdo, es tuya.
-Estás
hablando como tu hermano.
Blair frunció el ceño.
-¿Hablaste con mi hermano alguna vez?
-Sí, es bastante intimidante -Greg sacudió la cabeza-. Entonces... ¿Ir por ella?
-Ve por ella.
-Así puedes quedarte con Eugene.
-No... el orgullo es una manera de vida, Greg -le dijo, recordando lo que le había dicho a Grant hacia solo unos momentos.
N/A: ¡Holaaaa! (Lo pondré ahora en negrita porque se ve más kúl).
Bueno, bueno, bueno... al fin he vuelto de Calabozo y me he puesto a escribir, voy a estar publicando mucho estas semanas porque este es mi último mes de vacaciones, entonces debo aprovechar. Una vez que empiece el liceo, la cosa se va a poner difícil... pero si escribo lo suficientemente rápido y no se me ocurre alargarlo más de lo que planeo, creo que ya estará terminada la novela para cuando entre.
Eeeeeen fin.
¿Qué les ha parecido el capítulo? Díganme algo ¿Creen que se van a quedar juntos Blair y Eugene o creen que van a mandar el amor a la mierda? Ustedes díganme, ¿les parece que va por buen camino? ¿LOGRARÁ BLAIR ALGÚN DÍA QUITARLE LA VIRGINIDAD A SAN EUGENIO DE LOS POINTER Y EL SAGRADO CORAZÓN?
LPM, hasta yo me lo pregunto.
¿Por qué creen que Eugene no ha ido desesperadamente en busca de Blair? Tiene que haber una razón ¿no? Quiero leer sus teorías.
¿Qué les está pareciendo la idea de Kale y Becky juntos? ¿Creen que encajan, se ven lindos, funcionará eso?
No olviden visitar mi Blog: www.rossnaranjo.weebly.com. Para hacer de este mundo un mundo lleno de Eugene's y Roscoe's.
Podemos hacer un preguntas y respuestas. Ustedes me hacen preguntas en los comentarios, cualquier detalle trivial que quieran saber y lo contestaré en la siguiente entrada del blog. Ya saben, como de donde saqué los nombres, personalidades, de que color son los bóxers de Eugene, etc, etc...
Bueno ¡Paz mundial, amo del bueno y Eugene's para todo el mundo! Besos.
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47. Una charla.
Eugene estaba mirando el cielo, se encontraba en su patio trasero, echado en el pasto, con Jasper acurrucado a su lado, moviéndose inquieto entre su cuerpo y el brazo de Eugene. Había estado practicando basquetbol como loco, porque era lo único que despejaba su mente. Si tan solo fuera así de fácil hacer que Blair volviera con él... pero ella estaba enojada, lo evitaba. Eugene no podía caminar cerca de ella porque al instante ella se movía lejos. Había cambiado de puesto en todas las clases, ni siquiera lo miraba en el almuerzo... y lo peor era que ella parecía estar feliz, sonriente y brillante, pero ese era su estilo, Blair no podía ser de otra manera sino despampanante... al menos para él, siempre sería la chica que hacía que bajar de su licuadora con ruedas tuviera estilo y elegancia.
Aunque él seguía estando perdido sin ella, Blair se veía bien sola... él sabía que no lo necesitaba y le dolía mucho, pero entendía que ella era una chica fuerte y valiente, que se había superado a sí misma y no quería interrumpirla del camino que ella estaba tomando.
-Eugene -él no se molestó en levantarse, sabía que era Lucy-. Eugene... ¿Estás bien? -interrogó ella sentándose a su lado.
-No -murmuró-. Extraño a Blair... tal vez tarde un poco más en superarlo de lo que creí.
-Jesucristo, Eugene... la amas.
-Un poco.
-No, tú la amas en serio -ella le golpeó el brazo-. ¿Por qué estás aquí? Eugene... joder, tienes que ir con ella. Y jamás pensé
que diría esto, menos a ti pero... ¡Tienes que ir a buscar a Blair Rain y decirle que la amas!
-Está mejor sin mí -Eugene se levantó y se sentó, buscando su celular en su bolsillo-. Además... no es como si no hubiese intentado acercarme, ella simplemente me evita.
-Bueno pero...
-Me voy -él se levantó, se volvió a guardar el celular en el bolsillo de la camisa y tomó a Jasper del suelo-. Adiós Lucy.
-¿Pero a dónde vas?
-Wesley tiene cerveza y ninguna supervisión adulta en su casa, iré a tomar unas cuantas.
-Pero tú no bebes.
-Ahora sí.
Lucy se quedó tirada en el pasto, con las rodillas flexionadas mirando como Eugene se alejaba. Ya no era el Eugene feliz que había conocido desde los doce. Era otro tipo, malhumorado y oscuro que siempre cargaba las manos en los bolsillos y no había sonrisa en su cara... ya no sonreía como antes. Ella sabía de sobra que Eugene realmente nunca tuvo una razón para sonreír como siempre lo hacía, pero entonces ahora sí que tenía una para no hacerlo.
Y ella sabía también que había tenido un poco de culpa, así que hizo lo menos que podía hacer para tratar de ayudarlo: fue a tocar la puerta de Blair Rain.
Lorena abrió la puerta, frunció el ceño ligeramente y luego le dio una sonrisa de cortesía.
-¿Puedo ayudarla en algo, señorita?
-Estoy buscando a Blair.
-¿Y quién la busca?
-Lucy... Stevens.
-Lucy... -Lorena entrecerró los ojos y cerró un poco
la puerta-. ¿Se puede saber qué es lo que quiere la señorita Stevens discutir con mi Blair? -preguntó.
-Mmmh... es sobre Eugene.
-Blair no quiere saber nada sobre él.
-Lo sé, por eso vengo. Necesito hablar con ella... -Lucy suspiró-. Por favor, déjeme pasar. Será rápido.
Lorena la apuntó con un dedo, el cual sacudió como advirtiéndole algo, entonces abrió la puerta y la dejó entrar. Lucy pudo respirar tranquila. La mujer latina que tenían por ama de llaves, para ella, era aterradora, con un toque tierno y maternal. Ella miró alrededor. Solo había estado en la casa Rain para una fiesta y había sido la primera vez que besó a Greg. Ella negó con la cabeza avergonzándose de sí misma y miró a Lorena.
-Está arriba, la última puerta a la derecha, si le digo que baje porque quieres verla se tira por el balcón.
Lucy quiso reír, pero lo reprimió, porque Lorena se veía bastante seria. Ella asintió y procedió a subir las escaleras, con cuidado y lentitud. Cuando estaba a punto de llegar a la puerta, alguien la sorprendió saliendo de una puerta adyacente a la indicada por Lorena. Era un niño, muy guapo, con el cabello negro y los ojos azules y piel blanca, casi pálida.
Roscoe miró a Lucy con el ceño fruncido mientras se acercaba lentamente.
-Hola -ella agitó su mano-. Soy Lucy.
-Sé exactamente quién eres -respondió, tan amenazante como una cobra-. Lucia Gail Stevens, diecisiete años, residencia en Williamsburg, padre fallecido, madre trabajadora social, hermano mayor mecánico y hermana menor de siete años estudiante de la primaria
Midwood. Trabajas medio tiempo en un Starbucks los miércoles y lo último pero no menos importante: eres la chica que le roba los novios a mi hermana.
Lucy estaba totalmente paralizada. El niño no se veía de más de catorce años, ¡Pero tenía toda su información personal! No sabía que decir excepto balbucear palabras inaudibles. Sacudió la cabeza y tragó el nudo en su garganta.
-¿De dónde...?
-Tengo contactos.
-Pues vale... -ella asintió- solo quiero hablar con Blair, ¿no tendré problema por ello?
-Estás bajo tu propio riesgo, nena -Roscoe volvió a su habitación.
Lucy asintió y se movió hacia la puerta de Blair, no sin antes revisar a su alrededor, buscando cámaras escondidas, pero no logró dar con ninguna. Ella tocó la puerta y esperó. Blair estaba adentro, escuchando música mientras trabajaba en el informe de biología por ella misma, sabía que de todas maneras, Grant iba a hacerlo por su cuenta también, así que ella quería estar un paso adelante.
-Hola Blair -Lucy le sonrió cuando Blair abrió la puerta.
-Oh por Dios.
Blair trató de cerrarla rápidamente, pidiéndole a Dios que solo fuera un sueño, pero Lucy se resistió, poniendo un pie dentro, el cual se lastimó cuando Blair intentó cerrar la puerta de un golpe, pero siguió empujando con todas su fuerzas. No se daría por vencida hasta hablar con ella.
-Necesito... decirte... algo -explicó Lucy mientras empujaba.
-¡Vete! No quiero oír como alardeas de tener a Eugene.
-¡No quiero alardear!
-¿Entonces qué quieres?
-¡Es Eugene, le pasa algo!
Inmediatamente Blair dejó de empujar y Lucy cayó al piso, a los pies de Blair, soltando un último grito. Su cara quedó aplastada contra la alfombra mientras que Blair no podía aguantar la angustia.
-¿Le pasó algo malo? ¿Está bien? ¡Habla, Lucy, por Dios!
Lucy levantó la cabeza y escupió la pelusa de la alfombra de Blair.
-No le ha pasado nada malo, solo... necesito hablar de su estado de ánimo.
Blair gruñó, la había asustado sin motivo. Aun así le ofreció una mano y la ayudó a levantarse. Blair se cruzó de brazos y dando vueltas por su habitación mientras Lucy se sacudía las pelusas de la ropa.
-Te escucho -dijo Blair dándole la espalda.
-Te necesita, Blair.
-Oh por Dios, Lucy ¿De verdad no te has dado cuenta de que está enamorado de ti?
-Él ya me lo había dicho, hace mucho... pero ya no me mira como antes lo hacía, ¡Eugene es malditamente tuyo, Blair! -le repitió ella y tuvo el valor de acercarse-. Si está tan enamorado de mí ¿Por qué vive recordándome cuanto te extraña cada vez que estamos juntos?... no hay una sola cosa que hagamos sin que salga tu nombre. No puede olvidarte y no quiere hacerlo.
-Pues él te olió el cabello
-Pues él habría deseado estar oliendo el tuyo
-Está todo el tiempo contigo.
-Porque te alejas cada vez que se te acerca... -Lucy suspiró-. Escucha, mañana es su primer juego oficial como miembro del equipo de basquetbol... lo aceptaron ¿podrías ir? Él dijo que se lo habías prometido y creo que le hará muy feliz verte ahí.
-¿Por qué haces esto, Lucy? -preguntó ella cerrando los ojos.
-Porque quiero que Eugene sea feliz -ella se encogió de hombros-. Incluso si es con la reina malvada de mi cuento.
-En mi cuento, esa eres tú.
Lucy sonrió y rodó los ojos.
-Como sea... -Blair también se rió por la ironía de la situación-. ¿Vendrás?
-Lo tengo que pensar.
-Bueno... -Lucy la miró- yo no pensé que tu realmente lo quisieras.
-Por supuesto que lo quiero -Blair pateó la alfombra, buscando una escusa para mirarse los pies-. Lo extraño tanto... ¿Tú no extrañas a Greg?
Lucy suspiró y meneó su cabeza.
-Lo extraño muchísimo -suspiró-. Mi madre me dijo que estuvo en casa, pero yo ya estaba en camino a ver Eugene... también estoy muy enojada.
-Yo también estoy enojada.
-¡Es que no entiende por qué no viene si lo necesito! No decía en serio lo de no volverlo a ver -Lucy se quejó acomodándose el cabello detrás de la oreja.
-Sí... lo entiendo -ella se cruzó de brazo-. Si no te molesta, necesito seguir estudiando ¿vale?
-Claro... ya me voy -Lucy salió al pasillo y Blair caminó detrás de ella, hasta la puerta-. Oye ¿Tu hermano es inofensivo? -preguntó en voz baja.
-La mayoría del tiempo, pero cuídate de todas maneras.
N/A: Lo sé, lo sé 2:00 AM y yo todavía publicando.
¡Pero tenía que hacerlo para compensar! Mañana será día de Birdie & Harry, por lo tanto, aquí tienen :D
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48. No deberías decir eso.
N/A: Ok, ok... sé que se preguntan ¿Esta loca no ha dicho que mañana era que publicaba? (Bueno, técnicamente ya es mañana, son las tres... welll).
¡Pero he escrito algo de último minuto porque estaba inspirada y tenía que publicarlo en cuanto terminara! Disfruten el cap, espero que les guste
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Estaba totalmente ebrio. Siete cervezas habían funcionado para ponerlo viendo elefantes rosados... Eugene no podía mantenerse estable. Logan estaba sobrio, porque era el único responsable en el grupo. Anteriormente había sido Eugene el encargado de dejar a cada quien en su casa, pero en vista de que había empinado el codo demasiado, Logan tuvo que renunciar a su tercera cerveza. Cuando lo dejaron en la puerta de casa a media noche él estaba pensando tanto en Blair que se quedó mirando hacia su casa, sentando en el pórtico... pensó, pensó y pensó... en sus gestos, en su risa, en sus ideas, en la manera en movía su cabello, como arreglaba su flequillo... las veces que él la había besado... lo idiota que estaba haciendo.
No quería darle espacio, no quería dejarla sola. ¡Al diablo todo, él le pertenecía! Y sería suyo aunque ella no lo quisiera.
Se levantó, decido y tambaleándose. Cruzó la calle y como pudo llegó hasta la enredadera debajo del balcón de Blair. Ni siquiera lo pensó, simplemente puso su pie en uno de los espacios entre el tejido de la enredadera y se aferró realmente fuerte con sus
manos a ella. El armamento de madera que la sostenía parecía ser lo suficientemente confiable para que Eugene pudiera subir sin caerse. Él escaló, lo mejor que pudo. Ahora que estaba oficialmente en el equipo de basquetbol, practicaba todos los días y las sentadillas, abdominales, flexiones y trotar por diez minutos le estaban haciendo efecto.
Cuando por fin llegó arriba, suspiró aliviado y pasó un pie sobre la baranda, cuando intentó pasar el otro cayó de espaldas en el piso, lo azotó tan fuerte que Blair adentro se levantó exaltada. Eugene se quejó, con voz grave y con la cabeza aturdida.
-La puta madre -murmuró.
Luego abrió los ojos bruscamente, mirando el cielo estrellado y jadeando asombrado.
-¡He dicho la puta madre! -Eugene volvió a cerrar los ojos- ¡Y lo he vuelto a decir!... ¡Perdóname mamá! oh por Dios, que horrible persona soy, perdóname, no lo voy a volver a decir -apretó sus parpados y empezó a murmurar-. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre...
-¿Eugene?
Él levantó la cabeza y se encontró con una Blair despeinada, con un pijama rosa y un Jimmy Shoo en la mano, lista para atacar. Ella abrió sus ojos, que fueron como un faro para el cerebro perdido de Eugene. Él se levantó rápidamente, como pudo, mientras se tambaleaba y se sostuvo de la baranda.
-Blair, cariño, oh Dios... -él corrió hacia ella tropezando y la envolvió con sus brazos, apretándola contra su pecho. El zapato cayó al piso-. Te he extrañado tanto, mi amor... no vuelvas
a fingir que no me conoces, porque me duele mucho. No vuelvas a evitarme, no te olvides de mí, porque yo no puedo olvidarme de ti -él le besó la frente y se apartó para mirarla a los ojos, aun sosteniéndola en sus brazos. Blair sabía de sobre que estaba borracho, podía olerlo en él-. Te pertenezco.
-Eugene...
-Cuando nos casemos, yo quiero llevar tu apellido. Quiero ser Eugene Rain ¿puedo?
-Eugene...
-¡Oh! -él miró hacia arriba y sonrió soltando una risa torpe cuando sintió las gotas de la lluvia sobre su cara-. ¡Mira, llueve! ¡Blair, está lloviendo!
-Lo noté -ella suspiró, tratando de soltarse, pero él la sostenía demasiado fuerte.
-¡Canta conmigo!
¿Qué?
-I'm singing in the rain... just singin in the rain -él tomó su cintura y la apretó, tomó su mano y la sacudió para bailar con ella-. What a glorious feeling, i'm happy again... ¡I'm laughing at clouds! So dark up above... the sun's in my heart and a i'm ready for love.
«Let the stormy clouds chase... everyone from the place
Come on with the Rain, I've have a smile on my face
I'll walk down the lane
With a happy refrain
Just singing, singing in the rain...
... Dancing in the rain... ¡I'm Happy again!»
Blair estaba en shock, no sabía cómo sentirse. Así que bailó con él bajo la
lluvia, escuchándolo cantar Singing In The Rain. Él la sostenía muy cerca y la tormenta se hizo más fuerte y las gotas de lluvia los empaparon por completo. Hacía frío, pero estaban tan cerca el uno del otro que apenas lo notaron. Cuando la canción terminó, Eugene se reía y miraba los labios de Blair. Ella retrocedió, dispuesta a mantener su guardia arriba y él avanzó hacia ella... Blair retrocedió, entrando en su habitación, mojando la alfombra.
-¿Ahora qué?... -preguntó ella con el nerviosismo latente- ¿Cantaremos You're the one that I want y bailaremos como John Travolta y Olivia Newton-John?
-No.
-¿La novicia rebelde... Sixteen Goin On Seventeen? -preguntó aun retrocediendo.
-Sabes mucho de musicales, Blair.
-Me gustan los musicales... pero las versiones televisivas viejas, las de ahora son un asco.
-A mí me gustó Hairspray, la película.
-Los perdoné solo porque salía Zac Efron.
Ella chocó contra la puerta de su habitación. Eugene se paró frente a ella, muy cerca y le acarició el rostro con sus manos. Estaban mojados de pies a cabeza. Blair tragó el nudo en su garganta y apoyó la cabeza de la puerta, tratando de recuperar el aliento que le había robado el baile de Eugene. Él se acercó más, tomó sus manos y besó sus nudillos. Blair había extrañado como loca ese gesto.
-Perdóname -él parecía muy aturdido, pero aun así podía hablar-. No quiero respetar tu espacio, no quiero aceptar que estás mejor sin mí... no quiero esto... tú y yo separados. No funciona
Blair... y no, no estoy enamorado de Lucy, solo fue algo que creí sentir ¡Soy un idiota!... porque estoy tan enamorado de ti que solo puedo pensar en eso... corrígeme si estoy equivocado, pero creo que tú me sigues queriendo.
-Estamos en un helicóptero que no tiene piloto y con un solo paracaídas defectuoso -ella sonrió amargamente-. Yo soy el paracaídas.
-Y yo tengo muchas ganas de volar, incluso si me estrello contra el piso.
-Estás borracho.
-No necesito estar sobrio para saber que te amo.
Blair abrió los ojos, de par en par... lo miró, él la miraba fijamente con sus ojos verde azulado brillando en la oscuridad, con el pecho subiendo y bajando y el pelo pegado a la frente por el agua. Tuvo que parpadear para darse cuenta de que era real.
-¿Me amas?
-Te amo.
-No puedes... -ella lo alejó con la y caminó lejos de él-. No puedes amarme, Eugene. Somos adolescentes ¡Los adolescentes no se dicen que se aman!
-No, probablemente lo sienten, pero no lo dicen porque piensan que los adolescentes no deberían decir que aman a alguien, porque somos jóvenes, porque no entendemos que es el amor, porque no sabemos qué es lo que queremos... ¿Y te digo un secreto, mi amor? -Eugene pasó sus manos alrededor de Blair- Ellos solo quieren controlarnos. Yo decido llamar a este sentimiento amor y yo decido que te amo, yo decido que quiero estar contigo y yo decido saltar al vacío con un paracaídas defectuoso y si eso significa amarte.
-Oh, Eugene...
Blair giró, lo abrazó, envolviendo
sus manos alrededor de su cuello y buscando a tientas sus labios en la oscuridad de su habitación. Lo besó... con tanto desespero y ansiedad que él tuvo que sostenerla para que ella no cayera. La había extrañado. El movimiento de sus labios sobre los suyos era algo que no sabía que se podía extrañar tanto... pero lo había hecho y la besó igualmente desesperado que ella.
Y él quería más, no quería separarse, no quería irse... quería quedarse ahí siempre.
Pero Blair se separó de él, sabía a alcohol y eso le recordó que estaba ebrio. Ella sabía que lo que él quería, porque jadeó reprobando el abandono de sus labios cuando ella se alejó. Aun así, ella negó con la cabeza sonriendo.
-Si quieres llegar a algo más que esto, necesitas estar consciente, porque quiero que lo recuerdes todo.
Eugene bajó la cabeza, la volvió a subir y luego la sacudió, salpicándole agua. Blair se rió y le puso las manos en los hombros. Le estaba quitando la chaqueta.
-Pero... has dicho que no -dijo él.
-Tienes que dormir y no te dejaré volver por el balcón. Lorena es una pantera nocturna, por lo que no te puedo sacar sin que se dé cuenta... así que tendrás que quedarte aquí. Necesitas dormir, tienes un gran juego mañana.
-¿Dormir aquí... contigo?
-Sí, conmigo.
Ella lo ayudó con su chaqueta y con los pantalones, él pudo con su camiseta. Ella cambió su pijama y puso a secar su ropa en el baño. No podía llegar al cuarto de lavado sin que Lorena la interceptara para preguntarle de quien era la ropa. Cuando volvió del baño el estaba ya bajo las sábanas, ella recogió su zapato mojado por la lluvia y lo dejó en su lugar. Hacia un tremendo frío. Blair cerró las puertas del balcón y volvió a la cama. Se metió bajo las sábanas junto a él y le acarició al cabello. él abrió los ojos de repente y la miró.
-¿Y me amas?
-Sí -ella asintió-. ¿Quién no podría amarte, Eugene?
-Dilo.
-Te amo.
-¿No tienes miedo de amarme?
-Tengo miedo de que vuelvas a romperme el corazón... pero no importa, porque eso es parte de amar ¿no? Ser lastimado es parte de amar, es así como te enteras de que de verdad estás amando -ella retuvo sus lágrimas.
-Ve aquí -él tiró de ella y la estrechó contra su pecho, besándole la frente-. Yo te amo, princesa de ojos azules y boca de fresa. Te pertenezco y me perteneces, mi libertad es tuya... y si te rompo el corazón, golpéame hasta que se me acomode el cerebro.
-Borracho.
-Preciosa.
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49. A la mierda el basquetbol.
N/A ¡HELLOOOOO!
He vuelto con un nuevo capítulo, espero que les guste y que comenten mucho porque este capítulo es muy especial. Y quería avisarles que ya estamos un poco cerca del final, no sé cuantos capítulos quedarán, no me preguntes, escribo sobre la marcha, so... ¡Disfruten este porque sé que les gustará!
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Blair se despertó porque algo le estaba haciendo cosquillas en el estómago. Abrió los ojos de golpe cuando algo apretó la piel alrededor de su ombligo. Suspiró y entonces miró hacia un lado. Eugene no estaba allí, pero había un bulto debajo del edredón que la cubría. Ella sonrió y levantó la sábana para inspeccionar. Eugene la miró con una sonrisa. Tenía la barbilla apoyada sobre su vientre y una sonrisa en su cara. Él era el que le había estado haciendo cosquillas y las la había mordido también... no podría estar más feliz esa mañana.
-Buenos días, cariño -murmuró él.
Tenía el pelo desordenado, con mechones sobresaliendo por la parte de atrás de su cabeza, recién levantado. A Blair le fascinó, se veía sexy y adorable.
-Buenos días, Eugene -su voz grave la hizo soltar un suspiro para acomodarla-. ¿Qué haces ahí abajo? -preguntó.
-No lo sé -él se encogió de hombros-. Me sentía un poco solo y pensé que las cosquillas serían una manera sutil de despertarte.
Ella sonrió.
-¿Hace cuanto estás despierto? -preguntó Blair.
-Una media hora -él suspiró-.
Me dio tiempo de recordar lo que sucedió anoche y... me tomé la libertad de usar un cepillo de dientes nuevo que había en tu baño, te juro que voy a pagártelo, espero no haber sido abusivo.
-Eugene, hablamos de eso una vez -ella tiró de su mano para que él subiera. Se colocó sobre ella, escondiendo su cara en la curva de su cuello-. Mi habitación, tu habitación... mi baño, tu baño... mi cama, tu cama.
-¿Hemos vuelto? -murmuró él-. ¿Eres mi novia de nuevo?
-Sí -ella asintió-... pero, el asunto de Lucy...
-No volveré a verla si es lo que quieres.
-Es tu amiga -Blair suspiró-. Puedes verla, pero no quiero que te recuerde que la amabas.
-Yo no amaba a Lucy, Blair -Eugene levantó su cabeza y miró a Blair a los ojos-. No la amaba, ella me gustaba pero ahora la miro y... entiendo por qué yo no le gustaba a ella. No puede gustarte de verdad alguien más cuando estás totalmente enamorado.
Blair suspiró y se removió debajo de Eugene.
-Dijiste que me amabas -murmuró ella-. Dijiste que me perteneces... ¿todo era cierto?
Eugene asintió lentamente.
-Te amo y te pertenezco -él se acomodó sobre ella-. Tú también dijiste eso.
-Y es cierto -Blair sonrió-. Me voy a levantar, arriba.
Eugene hizo un puchero y a Blair se le hizo adorable, pero igual él siguió sus órdenes. Cuando ella se levantó él quedó de espaldas en la cama. Blair se dio cuenta entonces de algo que no había notado en la noche. Él estaba usando bóxers de Superman. Al parecer Eugene tenía una gran colección de bóxers de Superhéroes,
lo que a Blair le parecía Súper-sexy. Ella caminó hasta su baño y entró ahí. Revisó la ropa de Eugene que había puesto en su bañera, todavía estaba húmeda. Se lavó los dientes y se miró en el espejo. Se veía bien, según sus pensamientos... más feliz, más brillante.
Volvió afuera y saltó sobre la cama a un lado de su novio.
-¿Dónde cree tu abuela que estás? -interrogó ella.
-Bueno... cuando desperté eran las cinco, ella no se levanta hasta las seis los sábados, así que llamé a Molly, por suerte mi teléfono sobrevivió a la lluvia en mi pantalón -dijo él metiéndolos a ambos bajo la sábana-. Le dije que me cubriera, que le dijera a la abuela que me había quedado con Logan, ella estaría segura, porque siempre le aviso a Molly cuando me voy a quedar con Logan. También lo llamé a él, solo por si acaso.
-¿A qué hora es tu juego hoy? -preguntó.
-Seis PM -murmuró él acurrucándose contra ella-. ¿Quién te ha dicho sobre el juego?
-Lucy... ella vino acá a decirme que volviera contigo, porque me extrañabas -Blair giró su cuerpo, poniéndose sobre su costado para mirar a Eugene a los ojos-. Fue... considerado de su parte.
-Ya... ¿y le ibas a hacer caso?
-Pues, planeaba ir a tu juego.
-¿Vestida de porrista?
-¿Quieres eso?
-Sí.
-Pues vale -ella se rió-. Todavía tenemos tiempo ¿qué quieres hacer?
Eugene sonrió, de nuevo ella pudo ver sus pómulos alzados, las esquinas de sus ojos arrugadas y sus hoyuelos. Estaba loca por él. Ella deslizó su mano por el cuello de Eugene y lo empujó hasta
que no quedó espacio entre ellos. Besó sus labios sin descanso, tratando de recuperar todos los días que no lo había hecho. Ella lo hizo rodar sobre su espalda, para subir sobre él, colocando sus manos a cada lado de sus mejillas. Las manos de Eugene acariciaron los costados de Blair... él tuvo que erguirse, porque se estaba volviendo intenso. Blair quedó sobre su regazo, con las manos en el cuello de Eugene y las piernas abrazando su cadera. Eugene la miró por un minuto y luego suspiró.
-Nos pueden oír.
-Es muy temprano, Eugene, Lore duerme hasta tarde los sábados y su habitación está abajo, no nos oirá, mi padre ha tomado una pastilla para el insomnio y no despertará en mucho tiempo, Mac duerme como un tronco y Roscoe tiene la TV encendida con el volumen muy alto y es de sueño pesado... nadie oirá, nadie entrará, la puerta está cerrada con seguro -ella le besó el cuello-. Además, no soy gritona.
Eugene tragó tan audiblemente que Blair pudo escucharlo.
-¿Nervioso? -murmuró ella.
-Un poco -dijo él.
-¿Correctamente animado? -interrogó pasando sus manos por sus pectorales.
Eugene se sonrojó completamente.
-Creo que sabes eso -murmuró él.
Ella asintió con una sonrisa traviesa y llevó sus manos hasta la camiseta de su pijama, la levantó lentamente, algo que hizo a Eugene contener la respiración. Cuando Blair terminó de quitarla y la echó a un lado, él estaba totalmente sonrojado por haber mantenido la respiración. Parpadeó varias veces, tratando
de ser un chico maduro, pero no podía hacer nada más. Estaba demasiado concentrado en el calor que provocaba Blair.
-Eugene... -murmuró ella pero él no la dejó terminar la frase.
La besó tan desesperadamente como lo había hecho la noche anterior. Blair se sentía feliz y mientras él la besaba no dejaba de sonreír. Eugene la ayudó con sus pantalones y entonces ella terminó debajo de él. Él había tomado el mando a pesar de que había pensado que cuando el momento llegase no iba a tener ni idea de que hacer... pero su instinto se la había dicho y era mucho más fuerte que los nervios. Sus labios descendieron por su cuello y recorrieron todo el camino hasta su estómago, volviéndole a hacer cosquillas en el ombligo. Blair se rió y lo golpeó levemente el hombro. Él levantó su vista, sonriéndole y volvió de nuevo a sus labios.
Su respiración se aceleró más cuando Blair levantó un poco su cuerpo para que él pudiera desabrochar su sujetador rosado de estampado de flores, el cual había conseguido realmente sexy. Volvió a tragar el nudo de nervios de su garganta y deslizó sus dedos por la espalda de Blair, ella esperaba impaciente mientras se mordía el labio. Eugene llegó al endemoniado nudo de pequeños ganchos y tiró de ellos en todas direcciones tratando de soltar, estaba totalmente frustrado y frunciendo el ceño, estaba demorando demasiado y lo sabía, pero ese sujetador no era más inteligente que él. Le ganaría de una manera u otra, así tuviese que quemarlo luego.
-¿Necesitas ayuda? -preguntó ella.
-No, yo puedo hacerlo.
Se
veía decidido, agitado y serio. Blair soltó una risita ante esa imagen.
Ella se dio la vuelta para que él pudiera tener un mejor acceso al broche. Alargó su mano hacia la mesa de noche al lado de su cama y abrió el segundo cajón. Hacia unos cuantos meses que ella no se acostaba con nadie, pero tenía una caja de condones en su segundo cajón, donde sabía que Lo no la iba a encontrar. Sacó un pequeño paquete y se lo mostró a Eugene.
-Gracias a Dios -murmuró.
-Sí... ¿seguro que...?
-Sé cómo hacerlo -él asintió-. Y esto también.
Ella dio la vuelta de nuevo y se sentó. Le dio un beso en los labios, corto y suave.
-Tranquilo -empujó su nariz con la de él-. Lo haces muy bien ¿vale?
-Gracias -murmuró él-. Gracias por ser tú, Blair... gracias por dejarme estar contigo.
-Gracias a ti, Eugene -ella le besó el cuello-. Por todo lo que has hecho, me sobran las razones para agradecerte.
Ella lo volvió a besar dejándose caer de espaldas de nuevo en la cama.
Cuando por fin él pudo echar su sujetador a un lado ella recompensó con otro beso largo. El calor entre los dos podía sentirse en el ambiente y Eugene simplemente no podía creérselo. Lo había imaginado otras veces pero no podía comprarse con la realidad. Blair era más allá de hermosa y ese era el gran hecho que él no podía creerse. Su estómago estaba revoloteando una increíble sensación de nervios y de otra cosa que reconoció como el deseo hacia ella. Blair por otro lado se sentía realmente especial...
cuidada y amada... Eugene se comportaba como un verdadero caballero, con los movimientos justos, tanto atrevidos como educados... estaba haciendo del momento algo perfecto.
Ella podía guiarlo, de la manera más sutil cuando él no sabía qué hacer, pero más que todo fue el instinto lo que actuó y el instinto sabía mucho más que dos cabeza racionales... aun así, la racionalidad pudo actuar a la hora de la protección... pero seguía siendo todo muy real y perfecto, hasta ese momento él pensó que la combinación de esos dos términos no existía.
Eugene Pointer pudo decirle adiós al chico virgen de dieciocho años en poco tiempo.
Se sintió como un verdadero ganador, la adrenalina corría por su cuerpo, estaba sudando, tenía la certeza de que Blair se sentía igual de conmocionada. El miraba justo a los ojos mientras se movía. Sus labios ligeramente abiertos, su respiración rápida, agitada... ella tenía una mano sujetando su cabello y la otra en su espalda, sus piernas alrededor de él y echaba su cabeza hacia atrás, arqueando su cuerpo... y para él era perfecto, absolutamente todo. Dijo su nombre más de una vez y jamás le había gustado la forma en que sonaba, pero cuando ella lo decía de esa manera era más que hermoso.
Él se puso imaginar que esa clase de sentimiento podría compararse a cualquier droga. Él quería gritar su triunfo, pero sabía que si lo había probablemente alguien vendría con un bate de beisbol a apalearlo. Probablemente el señor Rain, lo mataría por acostarse con su hija en su propia casa. Pero incluso si lo llevaban a la cárcel... a él realmente no le importaba nada, no se arrepentía.
Cayó al lado de Blair, agotadísimo. Quién diría que el sexo pudiera agotar tanto a un chico... bueno, a un chico virgen sí se lo creía. Tomó una gran bocanada de aire y se giró sobre su espalda. Blair mantenía sus ojos cerrados, una sonrisa en su cara y lo brazos abiertos, uno de ellos sobre Eugene.
Él se pasó la mano por el cabello, alborotándolo intranquilamente.
-Maldita sea... ¡Eso ha sido la más jodidamente asombroso que he hecho en toda mi vida! A la mierda el basquetbol ¡Quiero tener sexo para siempre! -dejó caer su cabeza en la almohada y resopló apretando la mano de Blair.
Ella se giró y lo abrazo-. Bienvenido al equipo.
_____________________________________
N/A 2: AHORA SÍ.
Díganme que les ha parecido ¡San Eugenio de los Pointer y el sagrada corazón fue exiliado de la iglesia! Jesucristo, señor. Alabado se Alá.
Quiero que me comenten sus sentimientos ¿Quieren llorar? HAGANLO ¿Quieren saltar? HAGANLO (en tanto sus madres no se enojen y les tiren una chancla, está bien). Ya les he dicho lo del otro día, la cosa de Blog, el preguntas y respuestas, pregunten lo que quieran.
Sobre Blair, sobre Eugene, sobre la vecina de al lado, sobre el perro de la vecina, sobre Lucy y Greg, sobre Kale, sobre Becky, sobre Hannah (lo de la cojera no porque eso será dicho en capítulos siguientes), sobre el pequeño Roscoe, Molly, los padres de Blair ¡Quien sea, Dios mío, QUIEN SEA!
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50. Como NO salir a hurtadillas.
Eugene deslizó su dedo por el costado de Blair, delineando su figura desde su hombro hasta su cadera y luego de vuelta. No se podía creer lo que había pasado hacia un rato, estaba más que nunca y ella estaba abrazada él, permitiéndole tocarla, besarla e incluso olerla. Cuanto había extrañado ese olor, ella y coco, el mejor perfume que podría usar Blair. Él besó su hombro y entrelazó los dedos de sus manos con la suya. Blair dio la vuelta y cayó justo debajo de él, mirándolo a los ojos.
-Tienes un lunar cerca del ombligo -murmuró él presionando la punta de sus dedo índice justo encima del susodicho-. Tiene forma de corazón, mira... -él le dio la vuelta a la pequeña mancha marrón, delineando los bordes-. Es hermoso.
-Creo que mi abuela lo tenía -murmuró Blair-. Me gusta, ahora me gusta más.
-Es solo tuyo -dijo él pasando sus manos por su cintura-. Y mío también.
Ella se rió pero Eugene sofocó su risa con un beso inesperado. De igual manera ella alcanzó a reírse durante el beso. Habían estado ahí recostados desde hacía un media hora luego de volverlo a intentar. Él había estado paseando sus manos por su cuerpo y Blair había estado disfrutándolo. Eugene le besó la curva del cuello y se acurrucó ahí, pellizcándole la piel con los labios.
-¿Qué preferirías? ¿Vivir para siempre con la persona que más odias o no volver a ver a la persona que más amas? -le preguntó Blair a Eugene mientras miraba el techo y él le mordía suavemente
el cuello.
-Mmh... -gruñó y se separó un momento para pensarlo-. Vivir con la persona que más odio.
-¿Por qué? -interrogó ella.
-Porque yo no odio a nadie, Blair y aun si lo hiciera, todo el mundo tiene un lado bueno -suspiró él-. Todo el mundo, Blair.
-Gracias por ver mi lado bueno, Eugene -murmuró ella-. ¿Quieres venir a vivir conmigo ahora? Porque después de hoy, no quiero volver a separarme de ti.
Eugene rió contra su cuello y le acarició el brazo. La mordió suavemente una vez más, haciéndola suspirar.
-Yo tampoco quiero separarme de ti, pero si me vengo a vivir aquí Lorena sospechará y no puedo mantener la mentira de que estoy en casa de Logan por mucho tiempo -Eugene levantó la cabeza para verla-. Te queda el cabello despeinado... bueno, pero a ti todo te queda.
-¿Estoy despeinada? -Blair abrió los ojos.
-Tengo entendido que la gente suele despeinarse luego del sexo -Eugene se rió-. ¿Pretendías no despeinarte con el golpe que te diste contra la cabecera?
-Eso fue tu culpa.
-Es que la segunda vez estaba muy agitado, lo siento -murmuró él realmente apenado-. No lo volveré a hacer.
-Quiero que lo hagas -Blair se rió-. Esos golpes valen la pena.
Él le sonrió y la volvió a besar.
-Solo espero que tu hermano no lo haya escuchado -suspiró él-. ¿Crees que lo haya hecho?
-Roscoe duerme hasta tarde, muy tarde -ella
se rió-. No lo escuchó.
-Bien...
Blair sabía que Roscoe estaba despierto para ese entonces, eran los ocho ya y Roscoe siempre estaba despierto temprano los sábados, probablemente el sonido de su televisor y el grosor de las paredes no haya sido suficiente para aislar el sonido y posiblemente Roscoe lo hubiese escuchado todo... pero Blair no quería decirle eso a Eugene, no quería mortificarlo... Dios sabe que Blair solo quería estuviera cómodo, aunque ella no lo estuviera.
-Ahora levántate, buscaré una forma de sacarte de aquí -ella se incorporó-. Lo debe estar haciendo el desayuno y mientras ella está en la cocina, creo que podré sacarte.
-¿Qué hay de tu padre? -interrogó él.
-No está despierto.
-Blair ¿Estás segura? No quiero que tu padre me odie.
Blair sonrió y le pasó los dedos sobre la mejilla para reconfortarlo-. Mi padre casi llora cuando se enteró de que terminamos, estoy segura que una reconciliación lo pondrá a saltar, tranquilo, no hay manera de que te odie.
-No sé, es que yo no perdonaría que un tipo se acostase con mi hija en propia casa -él se encogió de hombros-. Y sabes que soy pacifista, pero eso me sacaría de mis casillas.
Blair se rió porque se había imaginado a Eugene persiguiendo a un adolescente por la calle mientras ella y su hija esperaban en la acerca. Era divertido pensar a largo plazo y definitivamente quería ver si eso podría pasar.
-Bien, pero ahora es el chico que se acuesta con la hija. Así que tienes que salir vivo de aquí ¿vale?
-Vale.
Blair se levantó y corrió a su baño, dejando
a Eugene solo bajo las sábanas. Se colocó su pijama de la noche anterior que ya estaba seca y se arregló el cabello. Era verdad que estaba despeinada, pero en el buen sentido. Había sido Eugene quien la había despeinado y había valido la pena completamente, como los golpes contra la cabecera de la cama. Ella tomó la ropa seca de Eugene y salió. Él estaba parado a un lado de la cama, solo usando sus bóxers de Superman.
-¿Qué harás cuando me vaya? -preguntó él mientras Blair le pasaba sus pantalones.
-Me daré una ducha, me podré un bonito vestido e iré a visitar a Hannah.
-¿Sigue enferma? -preguntó él.
-Un poco, tengo que ver a alguien y contarle que volvimos.
-¿Por qué no le cuentas a Mac?
-Porque dormirá hasta tarde hoy y si la despierto de nuevo, me va a comer viva -Blair rodó los ojos mirándolo ponerse la camiseta-. Además, creo que saldrá con Logan esta noche, necesita su sueño de belleza.
-Por eso estaba tan feliz el bastardo -murmuró Eugene-. No puede ser, lo acabo de llamar bastardo ¿Qué es lo que el sexo me hizo? -se dijo a sí mismo-. Soy un indecente, Blair -la miró horrorizado consigo mismo.
-Estás chiflado, Eugene -se puso de puntillas y le besó la nariz-. Ponte los zapatos.
-Mira, aun traigo puestos los calcetines -dijo él asombrándose-. No me había dado cuenta.
-Yo también los traigo -ella se miró los pies-. Es sexy.
-Los míos son de Ironman ¿Los tuyos? -interrogó Eugene-. ¿De qué son?
-Ah... -ella levantó una-. ¡Betty
Boop! -ella levantó su pie para que él pudiera ver la cara del dibujo animado.
-Genial, dame uno -pidió él mientras se quitaba el izquierdo-. Vamos -él rió.
-Está bien -ella se quitó uno y se lo entregó, Eugene le dio el suyo-. ¿Me lo pongo?
-Sí. -él asintió mientras brincaba en un solo pie, poniéndose el calcetín que Blair le había dado-. Me queda, ¡Qué bien! -Eugene puso su pie al fin en el piso y lo miró, Blair se puso el de él en su pie izquierdo-. Esto me dará suerte en el partido de hoy.
-¿En serio? -preguntó ella mirándolo con incredulidad.
-¡Claro! -él sonrió-. ¿Me lo puedo quedar?
-Sí, ¿Me puedo quedar con el tuyo?
-Por supuesto -él sonrió-. No se lo daría a nadie más, Blair. Son de mi colección de Marvel... y yo amo mi colección de Marvel.
-Bueno... pues cuida a Betty Boop, porque me gusta Betty Boop -ella se encogió de hombros.
Ella no tenía nada romántico que decir, él lo había dicho todo. Y así iba a ser siempre... él siendo romántico sin querer.
-Vamos... -ella lo tomó de la mano y lo llevó a la salida de su cuarto.
Primero Blair sacó la cabeza, miró a ambos lados y se aseguró de que el pasillo estaba vacío. Tiró de la mano de Eugene para sacarlo al pasillo. Entonces recordó que Lo podría estar en la sala, así que le indicó a Eugene que esperara un momento mientras iba a verificar. Corrió por el pasillo hasta las escaleras,
echó un vistazo y luego volvió... pero entonces volvió a mirar. Vio al chofer de Roscoe abajo, revisando su celular, vestido informalmente, con una gorra y una chaqueta. Ella abrió los ojos y se quedó mirándolo ¡Era sábado! ¿Qué hacía él ahí?
-¿Ryan? -llamó ella.
-Oh ¡Buenos días, señorita Blair! -él la saludó-. ¿Cómo está?
-Bien... ¿qué... qué haces aquí tan temprano en un sábado? -preguntó ella desde arriba-. Espero que venga por su paga... -murmuró.
Pero ella sabía que no era así, sabía que su padre depositaba la paga de sus empleados en sus cuentas del banco.
-Vine por Roscoe, tiene una nueva amiga e irá a estudiar a su casa hoy -se encogió de hombros-. Creo que le gusta.
-Ah, vale... bueno, ¡buen día, Ryan!
Blair corrió de vuelta por el pasillo. Antes de llegar escuchó a Eugene quejándose, como si no quisiera alzar demasiado la voz... y escuchó a Roscoe y a algo que rociaba. Eugene no estaba en el pasillo... y la puerta de Roscoe estaba abierta. ¡Roscoe lo estaba atacando!
Ella corrió despavorida dentro de su habitación y entonces los vio: Roscoe tenía a Eugene acorralado, mientras lo rociaba con su gran pistola de agua Ner mientras el trataba de detener el chorro de agua que iba directo a su cara con las manos.
-¡Te dije que no quería volver a verte cerca de mi hermana! -le gritó Roscoe.
-¡Esto no es agua! -se quejó Eugene.
-¡Roscoe! -Blair gritó y corrió hacia él para
quitarle la pistola-. ¿Qué estás haciendo? ¡Joder, suelta eso!
-¡Los he oído! -gritó-. Son asquerosos ustedes dos -los apuntó con un dedo haciendo una mueca de asco y al fin bajando la pistola-. ¡Deberían avergonzarse, son repugnantes!
-¿Esto es leche cortada? -preguntó Eugene horrorizado tirando de su camisa para olerla.
-¿Lo es, Eugene?... ¿Estás seguro? -inquirió Roscoe con una mirada letal.
-Roscoe ¿Por qué has hecho eso? -Blair se arrodilló frente a él y lo tomó por los hombros-. ¿Amenazaste a Eugene?
-¡Lo hice! Te lastimó y no quería que lo perdonaras ¡Pero lo has hecho! ¿Por qué, Blair?
-Porque lo amo -ella le quitó el cabello de la cara-. Amo a Eugene.
-Y yo la amo a ella, no importa con cuantas sustancias repugnantes se te ocurra rociarme -dijo Eugene-. Blair... ¿podía hablar con él un momento... a solas?
-Claro... -ella se levantó-. Dame eso -tomó la pistola Nerf.
-Pero podría necesitarla.
-No volverás a rociar a mi novio con esto, Roscoe -puntualizó ella-. Dámelo.
Resignado, Roscoe le entregó la pistola a su hermana. Ella se retiró dándole una última mirada a Eugene dejándolo solo con Roscoe. Eugene lo miró y le sonrió a medias. La verdad, no le importaba que lo hubiese rociado con leche cortada, Blair era su hermana, él entendía ese impulso por proteger a su hermana, él mismo lo tenía y se estuviese en esa misma situación con Molly, él hubiese hecho
algo peor y lo sabía.
-Escucha, sé que la lastimé, pero debes entenderlo; no quise hacerlo -Eugene tomó una gran bocanada de aire y luego la soltó-. No quiero que me veas como una amenaza, porque Blair y yo queremos algo a largo plazo... Roscoe, no voy a lastimar a tu hermana de nuevo ¿vale? Lo prometo.
-Más te vale, porque hay peores cosas que leche cortada, Eugene -dijo él sin dejar de parecer amenazante-. No quieres enterarte de quien soy, amigo. Dejo que esos chicos me golpeen en la escuela porque solo quiero una razón para vengarme y contigo ya tengo una, no me des otra porque la usaré muy bien.
-No apoyo la venganza, pero no voy a discutir contigo.
-Sí, mejor no lo hagas.
-Vamos.
Él le puso una mano en la espalda a Roscoe para conducirlo afuera. A Roscoe no le quedó otra opción que aceptarlo. Ellos bajaron las escaleras junto con Blair y ella le devolvió la pistola a Roscoe, Roscoe ya buscaría algo que inventarle a Ryan, pero entonces Oliver entró en la sala con una medialuna en la mano y el periódico bajo el brazo.
-¡Eugene! -exclamó tratando de ocultar su emoción-. ¿Qué... qué haces aquí tan temprano... qué es ese olor?
-Ah... -Eugene no sabía que decir.
-Bueno, él... -Blair balbuceó.
-Vino a hablar con Blair, pero lo intercepté y lo rocié con leche cortada -excusó Roscoe-. Mi culpa -se encogió de hombros con una cara angelical fingida, pero que funcionaba muy bien.
-¡Roscoe! -Oliver negó con la cabeza reprobatoriamente-. ¡En esta familia no se rocía a los novios de Blair con leche cortada!
-Pero tú dijiste...
-¡Eso solo aplicaba con Greg! -lo interrumpió Oliver-. Greg malo, Eugene bueno... ¿Lo recuerdas? Hablamos de eso.
-Sí, vale, vale, Greg malo, Eugene bueno, lo sé, lo sé -Roscoe fue a guardar su pistola en el armario bajo la escalera.
-¿Ya están arreglados... o no van a volver nunca? -preguntó Oliver con una mirada de preocupación-. ¿Lo has pensado bien, rubia? Mira que Eugene es un gran muchacho, tiene un futuro brillante, es guapo, es inteligente, respetuoso ¡Lo tiene todo! Si tú no te sales con él ¡Yo lo haré!
-¡Papá! -Blair lo detuvo-. Hemos vuelto.
Oliver sonrió, Eugene se paró detrás de Blair esbozando su sonrisa de Eugene y Roscoe tiró de la mano de Ryan para dirigirlo hacia la puerta.
-¡Eh, antes de que me emocione...! -llamó Oliver a Roscoe, deteniéndolo justo en la puerta-. ¿A dónde vas tan temprano, hijo?
-A casa de Shelsy -murmuró él-. ¡Te hablé de ella, papá! No me hagas repetirlo -siseó con los dientes apretado.
-¿Sus padres estarán en casa?
-¡Papá!
-Ya... -Oliver le sonrió-. Que te diviertas con Shelsy.
-Gracias -resopló él-. Me voy, vamos Ryan.
Oliver volteó a ver a Eugene y a Blair en cuanto Ryan y Roscoe salieron por la puerta-. Está enamorado -aseguró él-. ¡Y yo estoy muy feliz porque volvieron! -Oliver abrió sus brazos y los abrazó ignorando el olor a leche cortada de Eugene. Los unió a ambos en un gran abrazo-. Pensé que no volverían, había perdido las esperanzas. No vuelvan a hacerme esto, chicos.
-Seguro que no, papá -Blair le dio unas palmadas en el hombro-. Seguro que no.
N/A: ¡Hola! He vuelto ¿Ya me extrañaban?
Bien, como sea, ¡Hoy hay una nueva noticia! Como quiero hacer algo especial para el final de LVDDLP he propuesto algo genial en el grupo de WhatsApp, pero claro, como hay muchas chicas que no están allí, tengo que decirlo aquí también.
La cosa es que si quieren y pueden enviarme algo referido a esta novela o otra de mi autoría que les gusta se los agradecería mucho. Pueden ser videos (tal vez actuando una escena o algo, que sé yo), audios (puede ser citando su frase favorita), dibujos, portadas, imágenes del cast, cartas, carteles, fotos con sus frases preferidas ¡Lo que ustedes quieran, lo que se les ocurra!
(lo sé, Ross es una genio... okno.)
Lo que quieran enviar, envíenlo a mi correo: rossdnaranjo@gmail.com.
Todo es para una sorpresa, que espero que les guste ;)
Iré a dormir, disfruten el cap.
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51. Visitas y más charlas
N/A: ¡Hola, hola, hola! *mueve el bote como el rey Julian* ¡Cada vez estamos más cerca del final!
Si alguien se pregunta si hay fecha de cierre para el asunto de la sorpresa que ya mencioné (en caso de que no sepas, lee la nota del capítulo anterior), estará abierto hasta el 15 de Octubre. So... ¡Tienen tiempo!
Bien, solo espero que les guste este capítulo, sé que es cortito, pero algo es mejor que nada y ya saben cómo es esto. En fin... promete con mi corazón que el próximo será largo ¿Okay?
ILSM Girls
PD: debería encontrar un nombre de fandom para las fans de la novela ¿Qué les parece mis Señoritas Sonrisas (y señoritos para @Untalusuario que siempre me dice que considere a los chicos ¡Ah! Y para Drew).
¡Yay! Besos.
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Cuando Eugene entró en su casa trató de ser silencioso. Sabía que Molly probablemente estaría practicando violín en su habitación, que su padre estaría trabajando en su estudio y que su abuela estaría haciendo limpieza en la cocina o en otra parte de la casa. Así que se escabulló sigilosamente, pero antes de que llegase a su habitación Frederick lo interceptó en el pasillo.
-Buenos días, hijo -dijo saliendo de la habitación adyacente a la de Eugene, sorprendiéndolo tanto que Eugene puso una mano en su pecho-. ¿Qué tal está yendo el día y la ruptura?
Eugene
movió su pie nervioso y se cruzó de brazos.
-Va bien -se encogió de hombros y esquivó a su padre, metiéndose en su habitación.
Pero Frederick lo siguió y cerró la puerta detrás de él.
-¿Muchas cervezas? -interrogó su padre sentándose en la silla de su escritorio.
-Sí... -Eugene se aclaró la voz abriendo su armario-. Sí, demasiadas tal vez.
-¿No tienes jaqueca? -Frederick se encogió de hombros-. Tu madre y yo rompimos una vez en la segundaria, ¡Fue horroroso para mí! Los peores tres días de mi vida -su padre sus piró echando su cabeza hacia atrás.
Eugene sonrió amargamente mirando el interior de su armario, buscando algo que no estaba allí.
-¿Y cómo has sobrevivido sin ella todo este tiempo? -murmuró él.
-Los tengo a ustedes -respondió Frederick seguro de sí mismo-. Molly y tú son lo que me queda de tu madre.
-Eso es lindo, papá -dijo Eugene estrellando su frente con la puerta de armario.
-¿Sabes qué más es lindo? -dijo el hombre, animado de repente-, un chico subiendo por una enredadera para llegar al balcón de su chica y recuperarla. ¡Como en el cuento! ¿Romeo y Julieta... Rapunzel?
-¡Papá! -reclamó Eugene girándose para verlo con ceño fruncido-. ¿Cómo es que lo sabes?
-Oí cuando Logan te dejó, esperé que entraras y como no lo hiciste miré por la ventana, te vi escalando y luego bailando con Blair en su balcón ¡Vaya que estabas borracho! -Frederick se rió realmente divertido con la situación mientras Eugene se sentaba en la cama con una expresión
seria-. Asumo que debido a que no regresaste anoche y a que sigues vivo, has vuelto con ella ¿No?
-Sí -murmuró él-. Hemos vuelto.
-Bien... -Su padre asintió- ¿Y qué hicieron durante la noche? -interrogó con una mirada pícara.
-Dormir -puntualizó Eugene.
-¡Vamos, Eugene! -Frederick le dio un puñetazo en el hombro-. Soy tu padre, puedes contarme lo que sea.
-Solo dormimos anoche, papá -dijo él muy serio y luego suspiró-, pasó esta mañana ¿de acuerdo?
Frederick calló por un minuto y sonrió como el gato de Cheshire luego. Entrecerró los ojos y luego soltó una carcajada de alegría.
-¡Mi muchacho ya es un hombre! -Frederick le palmeó la espalda y lo abrazó luego, estrechándolo contra él-. Crecen tan rápido -dijo él-. Parece que fue ayer cuando le decías a tu madre que querías bañarte usando un traje de baño.
-¡Papá, por Dios! -Eugene lo alejó frunciendo el ceño-. Eres increíble, de verdad. Quisiera ver qué cara pones si Molly estuviera en mi lugar.
-¡Eso es diferente! -él lo apuntó con un dedo-. Tu hermana tiene catorce, además... soy un hombre de mente abierta y relajado, cuando ella tenga edad suficiente y no viva en esta casa, que haga lo que quiera.
-Molly yo hemos discutido en que geriátrico te vamos a meter cuando te vuelvas viejo y senil -le dijo Eugene-. Cada vez va teniendo menos estrellas, así que no te ayudas a ti mismo, padre -bromeó
él con una sonrisa de burla en su cara.
-Como sea... -su padre hizo un gesto despreocupado-. Ahora, a lo importante ¿protección?
-Sí -Eugene asintió rodando los ojos-. No soy tonto.
¡Y menos virgen!
-Vale, ¿la trataste bien? -preguntó Frederick.
-¡Por supuesto! -gritó Eugene abriendo mucho los ojos-. ¿Qué clase de hombre crees que soy? Por amor al cielo, papá.
-Oye, tranquilo, solo corroboraba -el hombre movió sus manos en su defensa-. Sé que te he criado bien, es algo de lo que puedo estar realmente orgulloso. Aunque debo admitir que Regina hizo la parte más importante -Frederick se levantó-. Espera que le cuente a tu abuela que ya no eres virgen -su padre se rió de él.
Eugene puso una cara de espanto y trató de atraparlo, pero Frederick salió de la habitación antes de que él siquiera pudiese decir algo al respecto. Negó con la cabeza y sonrió a su pesar. Él amaba a su padre, pero a veces lo sacaba de quicio. Era el tipo de padre bromista y burlón que también podía ser un genial mejor amigo. Él suspiró y cayó sobre su cama mirando el techo de su habitación, cerró los ojos y cuando lo hizo la puerta de su habitación se abrió de nuevo. Él levantó la cabeza abriendo los ojos de nuevo. Era Molly y parecía enojada. Últimamente ella y su abuela habían estado muy distantes; no respondían cuando él preguntaba algo, no lo miraban, ni siquiera respiraban en su dirección... y Eugene sabía que era porque estaban del lado de Blair. Lo habían castigado con la
ley del hielo.
Molly traía consigo un almohadón y en cuanto él se incorporó ella vino a golpearlo con él almohadón, justo en la cara.
-¿Has vuelvo con Blair? ¡Dime que sí! -pidió ella y volvió a golpearlo-. Si no lo has hecho ¡eres un idiota! Ella iba a llevarme de compras y no lo hizo por tu culpa -le reclamó su hermana.
Eugene detuvo el siguiente almohadazo con las manos y escupió una pelusa que había obtenido de almohada.
-¡Por Dios, Molly! -dijo él riéndose-. Sí, volvimos, ya puedes ir de compras con mi novia.
Molly le dio otro golpe con su arma.
-¡Hey! ¿Eso por qué? -se quejó Eugene.
-Por ser un idiota -le volvió a dar otro-. Ay, míreme, soy Eugene y no le digo que no a nadie. Buh -Molly lo volvió a golpear-. Por eso es que nunca habías tenido novia, eres tan tonto.
-Ven aquí.
Eugene tomó su brazo y tiró de ella sobre su regazo apretándola fuerte contra él y estrujándola. Le besó la mejilla y restregó su nariz contra la misma. Su hermanita siempre olía a fresas, era una chica muy linda y se parecía mucho a su madre. Eugene y su padre siempre se sentían cerca de su madre teniendo a Molly, aunque ella no era parecida carácter a Regina Pointer. Molly era orgullosa y cabeza dura, como Frederick, el que comportaba como su madre era Eugene, siempre siendo amable y siempre sonriendo, viéndole el lado positivo a todo.
-¿Estabas anoche con ella? -preguntó Molly más calmada.
-Sí -aseguró él.
-¿No te golpeó?
Eugene se rió.
-Bueno, me apuntó con un zapato, pero no hizo
el movimiento.
-Yo lo hubiera hecho.
-Estoy seguro de que sí -él sonrió a su pesar-. Me alegra tanto haberle dado ese aventón -murmuró él.
-A mí también me alegra -su hermana le sonrió-. Me voy -ella se levantó del regazo de Eugene-. Espero que no vuelvas a "estar confundido" porque te voy a golpear más fuerte -le advirtió ella antes de salir por la puerta dando un portazo.
Blair, por otro lado, le había pedido a su padre un aventón a casa de Hannah. En el camino escucharon canciones de los setenta y las cantaron juntos, como cuando ella era pequeña y él llevaba a todo el clan Rain por helados. Su padre la dejó en casa de Hannah, ella se alisó el vestido antes de tocar el timbre. Era su costumbre hacer eso.
Hannah le abrió la puerta y la dejó pasar regalándole una sonrisa. Blair entró y la abrazó apretándola. No la había visto en dos días, por su enfermedad, pero parecía estar mejor. Blair la siguió hasta su habitación, ella podía escuchar el televisor del hermano de Hannah, que era ciertamente de la edad de Roscoe, desde el pasillo. Hannah cerró la puerta detrás de ella y se sentó en su cama, palmeando un espacio junto a ella.
-Cuéntale a la tía Hannah que te ha traído aquí un sábado a tan temprana hora para los seres humanos -dijo Hannah pasándola un brazo sobre los hombros a Blair-. La tía Hannah te escucha, querida.
-Bueno, hice algo... y creo que me vas a gritar -Blair hizo una mueca frunciendo sus labios.
-¿Te acostaste con un chico que conociste en el metro? -Hannah frunció sus cejas e hizo
un puchero-. Cariño, sabes que no es bueno.
-No... no con uno que conocí en el metro -Blair balanceó su cabeza-. Él no toma el metro, tiene una licuadora con ruedas.
-¡Cállate! -Hannah se tapó los oídos y jaló el gorro verde que estaba usando hasta tapar sus ojos-. ¿Te acostaste con Eugene?
-Grítalo un poco más alto, creo que mi madre en California no te escuchó -espetó sarcásticamente Blair-. Sí, me acosté con él... es que subió por mi balcón, borracho, cantó Singing In The Rain, bailamos bajo la lluvia torrencial, me dijo que me amaba... ¡No pude resistirlo! Lo quiero demasiado.
-La tía Hannah te entiende, la carne es débil -Hannah negó con la cabeza-. Pero... ¿estaba borracho cuando pasó?
-No, fue esta mañana... fue lo mejor de la vida, no se sintió como solo sexo, ¿sabes? Hay algo más, y sé que es, pero no quiero decirlo por ahora -Blair recostó su espalda de la cabecera de Hannah-. Le dije que lo amo.
-¿Y cuándo es la boda? -preguntó Hannah en tono burlista.
Blair la empujó riéndose.
-¿Qué hay con Lucy?
Blair rodó los ojos y resopló mirando hacia otra parte.
-No quiero ni recordar su nombre -bufó-. No sé qué hará Eugene con ella, ciertamente no es mi problema. Solo espero que se mantenga a una distancia razonable de nuestros asuntos.
-Eso es maduro -Hannah le alborotó el flequillo-. ¿No estás feliz de que no te dejar llorando en los baños?
-Muy feliz -Blair asintió.
Hannah apretó los labios y movió su pierna contra ella, jugando con sus dedos y acomodándose el gorro. Abrazó sus piernas y suspiró. Blair era su amiga... una de las mejores que hubiese podido desear, ella lo sabía y estaba feliz de haber hecho su elección.
-Me caí del caballo -dijo Hannah de repente.
Blair volteó a verla con el ceño fruncido.
-¿Qué?
-Es la causa de la cojera, me caí del caballo y me fracturé la cadera -Hannah se encogió de hombros-. Tenía trece, había practicado equitación desde pequeña.
-Oh... -Blair parpadeó varias veces- ¿Y no puedes volver a hacerlo?
Hannah negó.
-No profesionalmente o para competencias, además... tengo muchísimo miedo de subirme a un caballo de nuevo -suspiró-. No le cuento mucho a la gente sobre esto, pero ahora eres mi amiga y creo que mereces saberlo.
-Hannah... tengo miedo de conducir -soltó Blair de pronto-. Un accidente. Mi chofer murió, yo iba en el asiento del copiloto, sangre, gritos, hospitales... desde entonces tengo miedo de conducir.
-Vaya...
-Sí.
-Bueno... -Hannah suspiró-. Ya superaste el miedo a no ser popular, creo que unas clases de manejo no te harían mal.
-Solo si tú te subes al caballo.
-Hecho.
-Ahora vamos en busca de Becky -Hannah se levantó de un tirón y le tendió la mano a Blair-. No me ha llamado ¿Qué estará haciendo?
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52. Acuerdos.
Hannah abrió la puerta de la casa de Becky como si fuera su propia. Blair ya había estado ahí un par de veces. Era una casa grande y moderna, a Blair le gustaba. Tenía una decoración chic, los muebles y las paredes tenían una escala de colores entre negro y blanco, puertas de vidrio e inclusive un tragaluz. Los padres de Becky casi nunca estaban en casa por su trabajo en el hospital, el hermano mayor de Becky nunca estaba los fines de semana y Becky siempre estaba en casa de Hannah esos días, pero sorprendentemente no la había llamado para decir que no se presentaría y eso no había pasado desde el verano cuando sus padres se tomaron unas vacaciones.
La casa estaba en silencio. Hannah de detuvo en medio de la sala y frunció el ceño.
-Parece que no hay nadie -comentó Blair-. ¿Nos vamos?
-No -Hannah negó con la cabeza-. Vamos a revisar arriba, tal vez murió y hay que sacarla de la bañera o algo.
-Tienes razón -Blair se adelantó a subir por las escaleras-. Y hay que buscar algo bonito para ponerle, no podemos dejar que la lleven a la morgue sin ropa. Tiene que morir con glamur.
Hannah se rió y la siguió escaleras arriba. Revisaron el baño y todas las habitaciones antes de llegar a la de Becky. Blair abrió la puerta de la habitación y asomó su cabeza. Hannah la empujó dentro sin pensarlo... Becky estaba allí, pero no estaba sola. Y al principio Blair creyó que la había atrapado infraganti con Kale. Sí, Kale estaba allí, pero no estaba haciendo algo indecoroso... Kale estaba
dormido y vestido con pantalones de chándal y un suéter gris, tenía su cabeza puesta sobre el regazo de Becky mientras ella acariciaba su cabello. Kale se veía enfermo, como si hubiese tenido fiebre o algo; sus mejillas estaban sonrojadas y las bolsas debajo de sus ojos eran grandes.
-¿Pero qué es esto? -Hannah trató de no ser ruidosa-. ¿El día internacional del sexo?... ¡¿Por qué nadie creó un evento de Facebook?! ¡Hubiera llamado a Weasley! -se quejó ella quitándose el gorro con frustración. Becky le indicó silencio colocando sus dedos y trató de quitar la cabeza de Kale de su regazo.
-¡Afuera! -exigió en un susurro-. Ahora... -cuando logró intercambiar sus piernas por una almohada y ella las empujó fuera de la habitación. Cerró la puerta y se cruzó de brazos-. ¿Qué hacen aquí?
-Vinimos a traer la leche, guapa. Los precios subieron -bromeó Hannah antes de estamparle un golpe en el brazo a Becky-. ¿Tú qué crees? ¡Vinimos por ti! No me llamaste ayer en toda la tarde, ni siquiera un mensaje enviaste, esta mañana no te apareciste en mi casa ¡Mi madre se preocupó! -Hannah se volvió a colocar su gorro-. ¡Y Blair volvió con Eugene! Tuvieron un polvo matutino hoy.
-Dos -corrigió Blair.
-¡Dos polvos matutinos...! Espera ¿en serio? -Hannah le frunció el ceño y abrió la boca con asombro. Blair asintió-. ¡Vaya tigre está hecho el chico!
-¿Te atreviste a volver con él? -Becky la acusó con un dedo-. Te voy a matar.
-Subió por el balcón, en plan Romeo y Julieta -Hannah rodó los ojos-. ¡Le dijo que la amaba! Es
un maldito cuento de hadas ¡Siéntete feliz por ella!
-Estoy feliz -Becky sonrió-. Vamos, que lo esperaba de todas maneras.
-Claro, ahora queremos la explicación -Blair se cruzó de brazos y levantó la barbilla-. Habla -pidió.
Becky se miró los dedos y suspiró. Era la primera vez que la veía triste, estaba triste.
-Kale pasó la noche aquí, pero no porque tuvimos sexo -Becky retorció sus dedos-. Su madre está enferma y él no puede lidiar con ello solo. Está devastado y... no tiene a nadie en quien confíe lo suficiente para contárselo, su padre está tramitando el divorcio, sus hermanas están en un internado y ni siquiera hablemos de las personas que dicen ser sus amigos... Por eso vino aquí ayer, sabía que podía contármelo.
-Oh... -Hannah parpadeó varias veces-. ¿Qué tiene su madre?
-Es... un secreto ¿vale? Le prometí que no se lo diría a nadie -Becky se encogió de hombros-. Es una enfermedad mental, está internada, pero es todo lo que diré.
-Está bien -Blair asintió-. ¿Y cómo está él?
-Está mejor... -Becky suspiró-. Lloró mucho anoche... puede que yo no quiera nada con él pero ahora es mi amigo y no me gusta verlo así. No me gustaría ver a nadie así.
-Becky -Hannah resopló-, si estás haciendo esto por él es porque...
-Te gusta -culminó Blair-. Admítelo, te gusta, ¡Quieres que sea tu novio! ¡Dilo!
-No quiero que
sea mi maldito novio -Becky negó con la cabeza-... siempre me ha gustado, pero de una manera puramente sexual.
-Ajá, sí tú... -Hannah se rió-. Oye, Kale no es tan malo como se ve... y tú no has tenido novio en mucho tiempo. ¡Vamos! Será divertido ¡Cita en parejas! Tú con Kale, yo con Weasley, Blair y Eugene.
-Suenas asquerosamente cursi.
-Y te gusta la idea, no mientas -Blair sonrió.
-¿Rebecca? -la voz de Kale interrumpió su charla-. ¡Rebecca!
-Ya se despertó -masculló Becky-. Ya vuelvo...
Ella entró en la habitación de nuevo, dejando la puerta abierta. Le sonrió a Kale quien se frotaba los ojos y se incorporaba. Cruzó sus piernas y le dio una sonrisa cansada a Becky. Ella se sentó a su lado, pasó la mano por su cabello, peinándolo hacia atrás.
-¿Cómo te sientes? -le preguntó Becky.
-Hambriento -él se rió y miró hacia la puerta. Hannah y Blair se encontraban mirando atentamente la escena-. Hola Blair, Hannah -levantó una mano hacia ellas-. ¿Qué hacen aquí?
-Estamos de visita, tú tranquilo -Hannah se metió las manos en los bolsillos-. De hecho, prepararemos el desayuno para ustedes. Me siento generosa hoy, ¿qué quieren? ¿Tocino, huevos, panqueques, cereal, todo lo anterior?
-Comeré lo que sea, tengo mucha hambre -él le sonrió-. ¿Te quedas aquí, por favor? -le pidió a Becky en un susurro. Ella asintió.
-Vamos, Blair -Hannah tiró de ella. Blair
pensó que se retirarían, pero en vez de eso, Hannah se pegó a la pared para escuchar lo que decían, mirándolos a través del espejo de la habitación de Becky-. Esto no pasa todos los días. O nos quedamos aquí o nos lo perdemos -le dijo a Blair en voz baja.
-Estoy de acuerdo -Blair la empujó más cerca para ver mejor.
-Oye que... puedo irme luego del desayuno -Kale se encogió de hombros-. Creo que ya te he molestado lo suficiente.
-¿Desde cuándo te disculpas por molestarme? -Becky se rió empujándolo con su cadera.
-No me disculpo, me gusta molestarte, pero no creo que me guste tanto como te gusta a ti molestarme a mí -Kale levantó una ceja-. Necesito una ducha también -se alborotó el cabello con las manos.
-Sí... -ella meneó su cabeza-. Es divertido... y no quiero que te vayas, es mejor que estés aquí que solo en tu casa.
-Tengo que ir a verla. Hoy es día de visitas.
-¿Y quieres ir?
-Sí... -él apretó los labios- pero no solo, quiero que me acompañes. Odio verla así, lo odio, Rebecca y siento que tal vez no pueda con ello. Necesito que alguien me empuje y tú eres buena empujando.
-Está bien -Becky asintió-. Oye quiero dejar claro una cosa: NO somos pareja. NO salimos. CERO romanticismos ¿De acuerdo? Tú y yo, esto -ella hizo un gesto moviendo su dedo entre los dos- es una amistas con beneficios, podemos dormir juntos y podemos tener sexo, abrazarnos, besarnos y todo lo que quieras en términos sexuales pero en ningún momento le dirás a nadie que soy tu
novia y NO habrá citas.
-Estoy de acuerdo con todo lo primero ¿Pero qué hay de malo con las citas? -Kale sonrió-. Siempre se puede tener sexo después de una cita.
-Es que no necesitamos citas.
-Pero es un placer que podemos darnos.
-No me gustan las citas.
-Nunca has salido conmigo.
-Kale, te dijo que no.
-¿Siempre tenemos que hacer lo que tú digas? -preguntó él frunciendo el ceño.
-¡Sí! -ella asintió-. O hacemos lo que yo digo o ahí está la puerta, puedo conseguir a otro como tú en un minuto. Ni dudes de que lo haga.
-Rebecca... -Kale negó con la cabeza- no dudo de que puedas conseguir otro juguete sexual, pero un amigo como yo jamás vas a conseguir.
-Puede ser, pero no eres un gran amigo.
-Soy muy versátil, puedo ser un juguete sexual, un amigo, un deportista, un asistente, un novio, un folla-amigo. Lo que quieras, pero no garantizo buena calidad en algo que no implique deportes o sexo, no tengo mucha práctica, la verdad -él se echó a reír-. Y tú solo eres una cosa para mí y es: imposible.
-Y así se va a quedar.
-Oye, si no definimos esto ahora nos vamos a enredar y todo va a salir mal -le advirtió él-. Yo... estoy dispuesto a dejar que me digas que hacer, incluso me alejé de Blair ¡Y ni siquiera me importa un comino Blair! Es tan tonto... porque tú, joder, tú eres una chica difícil.
-La historia de mi vida.
-¿No quieres una relación? Pues bien, no le pongamos nombre... pero quiero ir en una cita contigo. Si las citas no funcionan... lo dejaremos así ¿vale? Solo sexo,
que es asombroso contigo, debo recalcar.
-¿Qué te parece si nos vamos? -le dijo Blair a Hannah arrastrándolo lejos-. Hoy sí parece el día internacional del sexo.
-¡Alabado sea Johnny Sins! -Hannah se rió mientras bajaban las escaleras.
-¿Y qué dices? -le preguntó Kale a Becky-. Tú y yo, el cine ¿vale?
-Me gusta el cine -ella le sonrió pícaramente-. Me encanta el cine.
-Rebecca, no todo es sexo en esta vida.
-Pues entonces no voy -ella se cruzó de brazos. Kale sonrió y se resignó.
-Está bien.
Abajo Hannah empezaba a preparar la masa para panqueques mientras Blair se limaba las uñas y la miraba. Hannah le frunció el ceño y se colocó una mano en la cadera, mirando a la rubia con los ojos entornados de una manera acusatoria.
-¿No me piensas ayudar? -Blair levantó la mirada y le sonrió.
-No sé cocinar, lo siento -sacudió sus hombros hacia arriba-. Tendrás que arreglártelas sola.
-Mira que todavía te queda un poco de Reina de la escuela -Hannah negó con la cabeza reprobando su actitud-. Sabía que no todo era color de rosa.
-Oye, cuando se trata de la cocina, no puedo hacer nada sin causar un incendio -hizo un puchero-. Una vez traté de cocinar macarrones y se quemaron. No tengo la mejor suerte con los condimentos. Con suerte puedo usar el microondas.
-Pues es mejor que aprendas, Lo no te va a durar toda la vida.
-Nada que ver, Lo es inmortal -Blair ondeó su mano en el aire desechando la idea-. Bueno, eso es lo que Lo dice.
-Como
sea... -Hannah le daba vueltas con una cuchara de madera a la mezcla-. ¿Ya tienes un boleto para el juego de hoy?
-¡Oh joder! -dejó caer la lima de uñas en la mesa-. ¡Olvidé que tenía que comprar un boleto! Usualmente entraba gratis, por ser del equipo de porristas y más por ser la capitana.
-Pues devuelve tu trasero a la realidad, cariño. Necesitas un boleto y ya están agotados. Y ni pienses que te daré el mío -Hannah se giró, puso el recipiente sobre el mesón y abrió la nevera para buscar los huevos-. Si quieres conseguir reventa, necesitas hablar con El Revendedor Ricky Thorne, ya sabes quién es.
-¡Uhg! Bien... -ella resopló-. ¿Crees que mi traje de porrista todavía me quede? He ganado peso.
-Y aun así te vez delgada -Hannah se encogió de hombros-, pero tal vez deberías probártelo.
-Sí... -Blair parpadeó-. No tengo pompones, los eché a la basura el día que me echaron a mí -se recordó ella.
-Puedo conseguirte pompones.
-¿Sí?
-Síp, pero hazme un favor -la pelirroja la apuntó con el cucharón lleno de masa- dale a esas porristas una buena patada en el culo meneando tus pompones en sus caras ¿vales? No aceptaré menos -Hannah sonaba seria.
Blair asintió porque ciertamente era buena idea.
-Llamaré a Lo, para decirle que saque el traje -Blair sacó su celular de su bolso y marcó el número de casa, después de tres tonos Lo le respondió-. ¡Lorena, saca el traje de porrista de mi armario y alístalo, nena! Blair Rain ha vuelto a la contienda.
N/A: ¡SHALOM!
Sí, sé que no es tan largo como dije que sería. De aquí creo que quedan como dos capítulos y luego el epílogo (que yo no suelo hacer epílogos, pero si tiene el prólogo, el epílogo me pareció necesario). Los siguientes caps serán realmente graciosos ¿Y quieren a Blair enfrentándose a Lucy? Quédense luego de los comerciales.
También quería aclarar que la versión maracucha de esta novela SÍ la he autorizado yo, la chica no se ha robado la idea y no se está burlando como tal. ¿Por qué? Pues porque me pareció gracioso. O sea ¿Por qué no reírse un poco? Yo la leeré, no sé ustedes ¿quién no ama a los maracuchos? (¿Yo sola? Ok).
Bieeeeeen. Creo que es todo. Los amo.
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53. Chantajes y apuestas.
Lorena tuvo el traje listo para la tarde. Blair volvió a su rutina de preparación, el traje le quedaba, sorprendentemente, un poco más ajustado, pero se seguía viendo bien en ella. Se ató una cola de caballo alta, ajustándola con un lazo azul en combinación con los demás colores en el uniforme que contaba de azul, amarillo y blanco. La falda la quedaba corta, pero siempre había sabido lucir una falda corta sin parecer vulgar. Los zapatos deportivos bien atados, sus ojos cubiertos con sombras a juego, los pompones en sus manos y su caminar de diva.
Bajó las escaleras de casa como toda una princesa, con la frente en alto y una sonrisa brillante. Hannah y Lo la esperaban abajo. Había llamado a Eugene mientras se arreglaba, le había dicho que la veía en el instituto, él tenía que llegar temprano para el entrenamiento previo y ella le había prometido que pasaría por los vestidores para darle un beso de buena suerte, o tal vez dos.
Hannah le entregó los pompones, haciéndola prometer que no preguntaría de donde los había sacado, Blair asintió estando de acuerdo en que no quería saber. Oliver entró por la puerta principal, dándole vueltas a la llave en sus manos. Se había comprado un nuevo auto, un Audi, solo porque sí. Le había ofrecido uno a Blair, esperando que ella dijera que sí, pero como siempre cuando él le quería comprar un auto, ella había negado.
-¿Has vuelto al equipo de animación? -le preguntó Oliver, ofreciéndole la mano para ayudarla a bajar los dos últimos escalones-. Te ves preciosa.
-No, no he vuelto, solo me lo he
puesto hoy porque voy a animar a Eugene, y ¡Sí, lo sé! -ella dio un vuelta sobre sí misma prácticamente saltando.
Hannah miró su reloj.
-Faltan cinco para las cinco -anunció-. Abrirán a las cinco y media y necesitamos encontrar a Ricky El Revendedor.
-Vale, ¿No tienes su número?
-Becky lo tiene, pero está con Kale, tiene el celular apagado y volverá en una hora. No sé cómo no se me ocurrió pedírselo antes -Hannah resopló echando su mechón a un lado-. Tal vez si llegamos temprano y encontramos a Ricky podría revendernos un boleto -ella tecleó en su teléfono rápidamente-. Aun así querrá sacarnos los riñones a cambio... es un usurero.
-Tal vez necesitamos negociar -aconsejó Blair.
-Eso no me va, negociando soy muy mala. Podría dejarme en la calle si quisiera -contestó Hannah.
-Yo sé de alguien que sabe negociar -murmuró Blair cuando justo Roscoe entraba por la puerta principal acompañado de alguien más.
-¡Whoa! -la chica pequeña de ojos cafés y sonrisa grande que venía a su lado miraba la casa como si nunca hubiera visto algo más maravilloso-. Roscoe ¡Vives en un palacio!
-No es exactamente un palacio... -él se rió nerviosamente-. Es grande, am... tal vez demasiado.
-¡Lo tú debes disfrutar corriendo por los pasillos! -ella dio un salto y luego le propinó un golpe amistoso en el brazo a Roscoe-. Amigo, vivir en una casa así sería mi sueño ¡Sobre todo
porque ni siquiera me encontraría a mis hermanos!
-Es muy útil en ese sentido, tiene sus ventajas -admitió Roscoe metiéndose las manos en los bolsillos.
-Pero trata de limpiar una casa como esta, así de grande, es una hazaña total -intervino Lo riéndose-. Tú debes ser Shelsy, ¿no?
-La misma -ella alzó su mano y la saludó, chocando cinco, la chica tenía el cabello largo, hasta la cintura y grandes ojos cafés-. Tú eres Lorena, la nana de Roscoe -afirmó ella.
-No es mi nana -aclaró Roscoe- Es... de acuerdo, es mi nana. Pero no porque necesite una nana, es que... ella es la nana oficial de los Rain, es una decisión en la que no tuve participación.
-Especialmente porque no habías nacido -apuntó Blair, acercándose a ellos-. Soy Blair, la hermana mayor de Roscoe ¿Tú eres su novia?
Roscoe abrió los ojos y negó con la cabeza, levantando sus brazos sobre su cabeza y dejándolos caer contra sus costados exageradamente.
-¿Novio? no, no, no -ella levantó un dedo-. Él y yo somos amigos. Dedo admitir que es un dios de los videojuegos y que su nivel intelectual es considerablemente alto, justo como me gusta, pero mi nivel de apreciación por él no pasa de allí. Además, mi padre no me deja tener novios.
-¿Cómo te sientes al respecto, Roscoe? -le preguntó Blair.
-Totalmente satisfecho -respondió sin inmutarse-. ¿Qué quieres? -preguntó cruzándose de brazos.
-¿Por
qué asumes que quiero algo? -interrogó Blair agitando su coleta-. No he dicho nada.
-Te conozco más de lo que crees ¿Qué quieres, Blair?
Había ocasiones en que Roscoe le daba miedo, pero en ese momento solo podía agradecerle por ser tan perceptivo.
-Muy bien, tú ganas -ella se cruzó de brazos-. Necesito que utilices tus conocimientos siniestros para sobornar, chantajear o en el mejor de los casos solo negociar con alguien.
-Me gusta cómo suena ¿Tú qué dices Shelsy? -Roscoe miró a su amiga.
-¡Me apunto! -exclamó con emoción.
Para cuando llegaron al instituto Kale y Becky los estaban esperando. En cuanto Blair Rain entró por la puerta de doble hoja del pasillo principal todo el mundo puso sus ojos en ella. Había estudiantes esperando en los pasillos para entrar al gimnasio. Cuando entró, todo el mundo se sorprendió, se murmuraron mil cosas a su paso y ella solo esperaba que alguien hubiese notado cuan caliente lucía y lo hubiese comentado, así se sentiría mucho mejor. Al final del pasillo, justo cerca de las puertas se encontraba Ricky el revendedor, abriendo su chaqueta para enseñarles a unos chicos tres boletas para entrar al juego.
-Uno por veinte dólares ¿quién lo toma? ¡Vamos chicos! ¿Se perderán el primer juego? -animaba el chico de cabello largo y pantalones ajustados- ¿No? Bien, ustedes se lo pierden -acusó con una sonrisa mientras los chicos se alejaban.
Blair se paró frente a él, una mano en la cadera y una sonrisa. Kale, Becky, Hannah, Shelsy y Roscoe vinieron detrás de ella.
-¿Veinte
dólares por un boleto que cuesta tres dólares? No lo creo -negó élla-. Hola Ricky.
-Blair Rain... -Ricky silbó mirándola desde su escote hasta su falda-. Vaya, te ves preciosa, nena ¿vienes por tu dignidad? Me temo que es la única cosa que no vendo, muñeca.
-Vengo por un boleto -espetó ella-. Y tendrás que bajar el precio un poco, nene. O no habrá trato.
-Eres la interesada, Blair. O pagas lo requerido o te quedas sin nada.
Roscoe se abrió paso entre su hermana y Kale, cruzando sus brazos sobre su pecho y mirándolo intensamente. Shelsy vino detrás de él, igualando la pose de Roscoe con una sonrisa diabólica dibujándose en sus labios.
-Muy bien, Richard Torn, hagamos negocios -dijo el pequeño.
Roscoe había tenido suficiente tiempo mientras Ryan los llevaba al instituto para usar la magia de facebook y recolectar un poco de información acerca de Richard "Ricky" Torn, mejor conocido como "El Revendedor" debido a su tendencia de revender cosas clandestinamente, desde boletos para cualquier evento hasta incluso ropa para cuando te dejan en las duchas a la merced del frío por causa de una broma. La misma Hannah se había conseguido unos fantásticos shorts y una blusa el día de las bromas, cuando Becky la dejó desnuda en las duchas.
-¿Y quién se supone que eres tú? -preguntó el chico arreglándose la chaqueta-. Eres un niño.
-Buena observación -Roscoe asintió-. Yo quiero un boleto para mi hermana y tú
seguramente no quieres que tu madre se entere de que has estado vendiendo cosas clandestinamente en la escuela. Seguro sería una gran decepción.
-¡Já! Niño, mi madre es la reina de las ventas clandestinas -se burló él.
-Todos sabemos que tu madre es abogada, Ricky, no mientas -agregó Shelsy-. Abogada de renombre, ¿quisieras que tu pobre madre, que trabaja tan duro, se enterara de ello? Vamos, eres un buen hijo ¿no?
-¿De verdad piensan que eso me asusta?
-Claro que no, pero mira quien está allá -Roscoe apuntó a la directora, la mujer canosa que venía en dirección a ellos, saludando a todos los chicos en el pasillo-. Apuesto a que tienes una falta más y llamarán a tu madre. Qué pena, Richard, pensé que eras más cuidadoso que eso.
-Yo me voy...
Ricky se rió, pero Kale bloqueó su camino, poniendo su cuerpo contra los casilleros. Ricky era demasiado escuálido para quitarlo, así que lo intentó por el otro lado, pero entonces Becky y Hannah lo bloqueaban y si intentaba escapar por el frente, tenía a Roscoe, Shelsy y a Blair tapando la salida. Entonces el pobre Revendedor estaba atrapado totalmente.
-¿Qué sucede aquí...? -preguntó la directora acercándose al ver la cara de espanto y desesperación de Ricky-. Blair, Kale, Hannah, Becky, Ricky... niños -dijos sus nombres como esperando una explicación.
-¡Señora directora, Ricky fue tan amable de conseguirnos boletos para ver a los chicos jugar hoy! -Shelsy saltó-. Nos compró tres boletos, uno para mí, otro para mi amigo y uno para Blair
¿No es genial?
La directora sonrió hacia Ricky.
-De verdad es un gesto amable, Ricky -ella se rió-. Muy considerado de tu parte.
-¿Usted cree? -Ricky se rió. Con todo el dolor de su alma se sacó los boletos de la chaqueta, los tres boletos que tenía y se los entregó en la mano a Roscoe-. Tengan chicos, yo iré por allá... a llorar un poco.
Ricky se retiró, Blair consiguió su boleto y dos extra para Roscoe y su increíble amiga. Se dirigieron inmediatamente al gimnasio, pero antes ella tomó un atajo hacia el vestidor de los chicos. Echó un vistazo por la puerta entreabierta y miró a Eugene sonreír ampliamente, estaba riendo con sus amigos, sentado en una banca mientras se ajustaba las medias, sabía que debajo tenía sus medias de Betty Boop porque él se lo había dicho. Blair silbó, tratando de llamar la atención de su chico. Eugene frunció el ceño, girando la cabeza para buscar la fuente del sonido.
-¡Eugene! -vociferó tratando de ser cuidadosa.
Esta vez él logró captar que venía de la puerta. La vio y le sonrió, se levantó y caminó hasta ella, saliendo de los vestidores. La abrazó en cuando estuvo cerca.
-Te ves maravillosa -le susurró él-. ¿Conseguiste boleto?
-Ajá -ella asintió, mordiéndose el labio-. Roscoe y su amiga me ayudaron... te queda bien el uniforme -ella lo examinó, pasando sus manos por sus abdominales.
-¿Sí? -él se miró los pantalones-. Me queda un poco grande, pero debo decir ¡Amo, realmente amo a las porristas!
-¿En serio? -Blair levantó una ceja.
-En serio -él
le mostró sus hoyuelos-. Tal vez... ya sabes, podrías quedarte con el uniforme hasta...em ¿esta noche? -él se encogió de hombros-. Sería un buen consuelo si perdemos el juego y un buen premio si ganamos.
-Ah, vale ¿quieres que agite mis pompones para ti? -ella se rió como una pequeñuela-. Lo haré con gusto.
-Por supuesto que quiero.
Él la levantó del piso y la besó, ella ancló sus brazos a sus hombros, ajustándose y flexionando las rodillas. Aun faltaba enfrentarse al equipo completo de porristas, quienes, ella esperaba, que tuvieran una buena dosis de insultos para ella cuando entrase, de otra manera, iba a decepcionarla mucho, pero mientras ella tuviera a Eugene, cualquier batalla superficial estaba ganada al final del día.
-¡Ahí están! -el entrenador Hollister apareció en el pasillo, vistiendo un traje, junto al profesor Thompson de algebra y la profesora Warwick de literatura-. ¿Se los dije o no se los dije? ¡Nos debes a Warwick y a mí veinte dólares, Thompson, sí señor! -celebró el entrenador extendiendo su mano hacia el hombre de barba que se metió la mano en el bolsillo para buscar la suma requerida.
-¿Entrenador? -inquirió Eugene, bajando a Blair, pero manteniéndola cerca-. ¿Apostaron?
-¡Por supuesto! Han sido mi mejor apuesto hasta ahora -él se rió recibiendo el billete de la mano de Thompson-. Siempre lo hacemos, apostamos por las parejas.
-Yo puse mis esperanzas en ustedes y no nos fallaron, chicos -agregó Warwick-. Dame cinco, Hollister.
-¡Eso es!
Ambos chocaron palmas.
-He oídos eso antes -murmuró Blair-. Me gusta cómo suena -ella recargó su cabeza en el pecho de Eugene.
-Yo supuse que, después de lo enojada que estaba Blair, no volverían -se encogió de hombros-. Debí tenerles fe.
-El amor siempre triunfa, Thompson -la profesora Warwick le golpeó el hombro-. Lo sabes.
El entrenador envió a Eugene dentro de los vestidores de nuevo y Blair corrió a la entrada del gimnasio. Ya Becky, Kale, Hannah, Roscoe y Shelsy estaban dentro. Ella se ajustó la cola de caballo, agarró bien sus pompones y se dijo a sí misma-: Hora del show.
N/A: ¡Bonjour! (o como sea).
Bueno, este es el penúltimo capítulo. O eso creo, no lo sé aun (sorprendente ¿no?). Bueee no tengo mucho que decir.
Dedicación para Shelsy, de quien robé (tomé prestado, con permiso) el nombre para la amiga de Roscoe, de quien sabrán más en la secuela.
¡Así es, secuela! Lo sabrán cuando termine LVDDLP ¿vale? Pero es un hecho, está pasando y ¡Estará concentrada en Roscoe! ¡Yayyyy!
=================
Aviso especial :)
¡Holaaa! Lo sé, me estoy tardando y las he emocionado porque pensaron que era un capítulo, bueno, perdón :C
Bueno, solo voy a decir que trataré de escribir el final entre hoy y mañana. Ya saben, queda un capítulo y el epílogo. Luego, pueden hacer todo lo que quieran; llorar, saltar, gritar, ¡Lo que sea! Luego de publicar el final, publicaré la sinopsis, como hice con EODLBS.
Como sea, quiero agradecerles ¡Porque de verdad yo no pensé que llegaría a tener tanto éxito! Ustedes son increíbles, me ayudaron a llegar hasta el final y es... simplemente genial. Pero al final solo importa que ustedes hayan disfrutado de esta novela tanto como yo, tiene unos errores que aun debo arreglar, necesito editarlo yo antes de que alguien más la edite. Planeo enviarla a la Editorial Rossetti, ya he trabajado con ellos y sin duda quiero volverlo a hacer.
Ahora contestaré tres preguntas frecuentes que me han estado enviando al privado de wattpad.
1. ¿Planeas inscribir la historia en los Premios Watty?
No. ¿Por qué?: no me gustan los concursos. Estoy segura que los Watty son geniales, pero a no me gustan los concursos, punto y fin.
2. ¿Molly y Roscoe pueden salir? (ya había contestado esto, pero por lo visto, tengo volverlo a hacer ¡Porque es la maldita pregunta más frecuente! XD)
No ¿Por qué?: primero: Molly y Roscoe (según mi punto de vista) no son compatibles. Segundo: Molly es dos años mayor que Roscoe y aunque no importa demasiado, no me parece conveniente. Tercero: es demasiada coincidencia. Blair y Eugene, Logan y Mac, ¿Roscoe y Molly? ¡No, demasiadas coincidencias para el bien de la humanidad! Jajaja. Sé que es mi decisión y que solo yo puedo decidir si me parece bien, entonces esa es mi respuesta para ustedes.
Sí, verán a Molly en la secuela, pero no será un interés amoroso de Roscoe.
3. ¿Lo publicarás físico? :D (con una carita soñadora full)
No. ¿Por qué? Porque no.
Bueno, eso es todo. Ódienme, ámenme ¡Sean felices!
Las quiero ¡Muchísimas gracias por todo!
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54. El gran finale.
N/A: ¡Bieeeeen!
He aquí el capítulo final... no, no ¿qué? ¡Ven aquí, deja de llorar y ven a leerlo cobarde! ¡GUARDA ESAS LÁGRIMAS PARA TU ALMOHADA ¿ENTIENDES?! (Mi hermana ve Dance Moms).
Well, ya se acabó, habrá epílogo, el cual será corto y lo publicaré en cuanto escriba y no sé cuando lo haré. Tal vez sea de una hoja o de dos, aun no lo sé, pero no se extenderá mucho. Inmediatamente después, publicaré la sinopsis.
Quiero aclarar, lo haré ahora y luego después, que tardaré un poco en subir la secuela ¿por qué?: porque estoy empezando clases ¡4to año bebé! Tengo muchas horas libres, pero mucho más trabajo y no soy la típica buena estudiante ¿de acuerdo? Soy como Blair, debo concentrarme mucho (y me es difícil hacer eso, ahí no soy como ella).
Igualmente esto no significa que dejaré las historias sin seguir mucho tiempo, siempre encuentro un lugar para escribir, es como comer para mí, siento un vacío si no lo hago. Lo que digo es que será una espera más o menos larga para subir la secuela (como de un mes), porque quiero tener al menos cinco caps listos antes publicar la historia ¿vale? ¿lo entienden? Pues muy bien ¡Tú, el del fondo! ¿No entendiste? ¡PUES VE A CASA, NO TENGO TIEMPO PARA PERDEDORES! (no me dejen ver más Dance Moms).
¡Listoo! Lean, comenten... díganme, ¿lo odiaron? Viviré con ello, no se repriman.
:D
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Blair le entregó su boleto a la chica que los estaba recibiendo en la puerta del gimnasio, la cual la miró como si hubiese visto a un fantasma. Blair entró por la puerta de doble hoja del gimnasio caminando con la frente en alto. Había mucho movimiento adentro, todo el mundo estaba emocionado, esperando que los chicos salieran. El en el ala derecha del lugar, en las gradas, se encontraban los espectadores de la escuela visitante, en el ala izquierda, los de Midwood.
Ella entró, con pompones en mano y sonriente. Y todo el mundo volteó a verla. Los que no se dieron cuenta, fueron avisados por sus amigos, los que no habían entrado, entraron rápidamente detrás de ella para verlo. Era material de pelea, así que por nada del mundo se perderían en momento. Blair lo localizó a sus amigos sentados en el ala izquierda y la mala suerte había actuado: era justo detrás de la ubicación de las porristas.
Gabriella Cooper, la capitana, la miró entornando sus ojos hacia ella, todo el equipo de animación la miró como si se tratara del acto de magia más desconcertante que jamás hubiesen presenciado; mandíbulas abajo, ojos bien abiertos y jadeos de sorpresa. Negó con la cabeza al verla venir en dirección a ellas, pensó por un momento que Blair vendría a hablarle, pero cuando pasó de ellas y se colocó en la otra esquina, Gabriela frunció el ceño. Blair miró detrás de ella. Becky levantó los pulgares, Hannah le sonrió, Roscoe y Shelsy la saludaron. El padre de Eugene y Molly estaban ahí
también, alzaron sus manos, saludándola y ella les devolvió el saludo. Y Lucy y Greg también estaban allí, Lucy le sonrió y Blair asintió, como diciendo "¿Ves? Sí vine".
-Creo que no tienes permitido usar ese uniforme, Rain -habló Gabriella, acercándose, con los brazos cruzados-. ¿Qué estás haciendo aquí, vestida así?
Blair esbozó una sonrisa, subiendo más su comisura izquierda que la derecha.
-Me temo que estás equivocada, cariño. Mi nana confeccionó este uniforme, por lo tanto, es mío, ¿lo entiendes? -ella sacudió su cabello y acomodó los pompones en sus manos-. Respecto a por qué estoy aquí, yo diría que no tendría que interesarte, pero como lo sabrás de todos modos ¿qué más me da? -sacudió sus hombros-. He venido a animar a mi novio, Eugene, es su primer juego. Supongo que no te molestará que robe un poco de pista ¿no?
-De hecho, me molesta -Gabriella apretó los dientes.
-Uh, lo siento, me moveré un poco para que puedas mover tu gran trasero sin problemas -Blair se apartó, echando un vistazo a la falda de Gabriella-. ¿Está más grande? ¡Dios mío! Pensé que no era posible... -se rió cubriendo su boca con una mano-. Déjame adivinar ¿cirugía? ¿Cómo tu nariz?
-Joder, sí que sigues siendo una perra -resopló la morena, cerrando los ojos con frustración.
-Guardo un poco para cuando lo necesito -Blair movió sus pompones-. Todavía estoy
en forma.
-El hecho es, Blair, que ese uniforme tiene el logo de nuestras porristas y...
-El reglamento dice, y lo cito: una vez que una porrista se retira o es eliminada del equipo, conserva el uniforme y es libre de usarlo, únicamente si lo ha comprado o confeccionado por su cuenta. Según lo que he aprendido en economía, son derechos del consumidor, también -Blair asintió, poniendo sus manos detrás de su espalda-. Querida, deberías saberlo, eres la capitana.
-¡Está bien! -Gabriella abrió los brazos y se río-. Mueve tu anoréxico trasero para tu estúpido novio, a ninguna de nosotras nos importa, pero una cosa es cierto, querida -ella levantó un dedo-. Siempre vas a ser insignificante para esta escuela.
-Estamos en último año, la escuela no es para siempre y ya deberías saberlo -se encogió de hombros-. Mi familia me quiere, mis amigas y un chico maravilloso también, no veo por qué debería querer ser significante para alguien más.
Gabriella apretó los puños y se retiró, agitando su cola de cabello con furia. Blair parpadeó y trató de relajarse... los chicos estaban a punto de entrar. El entrenador salió primero y un minuto después los chicos entraron. Todo el mundo empezó a aplaudir, vitorear y animar. Eugene iba justo al lado del capitán del equipo. Blair sabía que era uno de los mejores. Era el Alero.
Blair agitó sus pompones con emoción y levantó una pierna, en una patada alta. Eugene la miró y le sonrió, ella saltaba sobre sus pies. Los jugadores se reunieron en sus lugares, con sus entrenadores
respectivos. Minutos después empezó el partido.
Los primeros diez minutos fueron bien, lograron empatar, los siguientes diez minutos estuvieron mejor. Midwood logró tomar la delantera, mientras que el equipo contrario, iba perdiendo. Eugene estaba en llamas, estaba jugando de maravilla. El entrenador del equipo contrario estaba casi arrancándose los pocos cabellos en su cabeza y el entrenador Hollister parecía muy feliz, con veinte dólares extra en su bolsillo y sus chicos anotando como las águilas que eran, esa sonrisa en su cara era obvia. Blair levantaba sus pompones para Eugene, movía sus brazos y hacía patadas altas, ella no tenía que decir nada, él sabía que esos movimientos eran solo para él.
En el receso del segundo tiempo el capitán del equipo se acercó a él.
-¿La porrista sola a la otra esquina es tu novia, amigo? ¿Blair Rain?-le preguntó Brandon.
Eugene no pudo detener una sonrisa en su cara.
-Sí, es mi novia.
-Está loca... -se rió-. Es muy valiente al pararse ahí ella sola... está distrayendo a Gabriella. Solo mírala -el chico se rió, mirando en dirección a Gabriella Cooper, quien apretaba sus puños y no seguía la coreografía... y Blair solo estaba tomando agua-. Me gustaría a mí que mi novia hiciera eso, pero nada... chicas tímidas, ya sabes.
-¿Blair Rain, tímida? eso nunca se vio -el Playmaker, Anderson, intervino-. Tu novia está buenísima, Eugene.
-Lo sé, lo sé muy bien -asintió él.
-Y yo que
pensé que era tonto el chico -se burló Anderson-. ¡A jugar, vamos!
En los primeros diez minutos del segundo tiempo Eugene logró anotar. Blair se emocionó tanto que gritó su nombre, dio un salto sobre sus pies, levantando los pompones. La entrenadora de las porristas la estaba mirando, admiraba su valentía al pararse ahí por su cuenta. La verdad es que para la entrenadora Jensen, Blair siempre había sido su chica favorita, pero al todas las chicas haber votado por su eliminación, no puso poner peros.
La entrenadora llamó a su equipo, reunió a las chicas y habló con ellas, envió a Bianca a buscar a Blair, quien permanecía muy quieta, mirando jugar a los chicos. Eugene tenía el balón, lo lanzó directo hacia Brandon anotó.
Ella saltó de nuevo.
-Blair -Bianca se paró a su lado-. La entrenadora Jensen quiere hablar contigo -ella miró a Bianca, parpadeando confundida.
-¿De qué?
-Bueno... quiere proponerte volver al equipo de animación -Bianca se encogió de hombros, regalándole una sonrisa-. Todas votaríamos de nuevo por ti, a veces te extrañamos Blair... Gabriella no es tan buena capitana como prometía ser, sus rutinas son... no son como las tuyas.
Blair le sonrió, pero luego miró a Gabriella. Esa rivalidad de nuevo, no la quería, simplemente no... pero iba estar ahí, todo el tiempo... a Blair le gustaba dar volteretas, agitar pompones y hacer piruetas y hacer rutinas, le encantaba. Quería volver a hacerlo.
Entonces caminó hacia la entrenadora. Le sonrió y estuvo dispuesta a ser de nuevo parte del equipo. También le serviría como
distracción cuando Eugene estuviese en los entrenamientos. Hizo negocios con la entrenadora; ella iba a encargarse de las rutinas y Gabriella seguiría siendo la capitana, por lo que trabajarían juntas. Gabriella declinó en cuanto lo escuchó, pero no le quedó de otra más que aceptarlo. A Blair no le importaba, decidió que emplearía su estrategia Eugene: le sonreiría hasta hacerla sentir mal.
Las águilas de Midwood ganaron. El tiro ganador no fue de Eugene, fue de Anderson, pero Blair besó a Eugene como si él hubiese sido el único ganador. Se encontraban frente a la puerta de los vestidores, ella no lo soltaba y entre cada beso suspiraba y le decía lo bien que había estado. Se había colgado de la canasta una vez y eso la había dejado sin aire.
-¡Eugene! -Lucy apareció por el pasillo, Greg venía detrás de ella, se quedó lejos, guardando su distancia. Blair se vio obligada a dejar ir los labios de su chico-. ¡Oye, estuviste genial! -se rió-. Hola, Blair -levantó la mano, pero volvió sus ojos a Eugene.
Se acercó abriendo sus brazos para darle un abrazo y Blair levantó la mano.
-¡Un momento! -la detuvo-. Antes de eso, pongamos límites -Lucy se quedó muy quieta, Eugene sonrió, queriendo enterarse de lo que su loca Blair tenía en mente-. Esta área de acá -ella señaló el pecho de Eugene, colocando sus manos abiertas y rectas para enfocarlo- está restringida, solo porque el pecho de Greg es demasiado duro, no significa que puedes usar a mi almohada-chico para tu beneficio. Vas a tener que conseguirte tu propio almohada-chico.
Eugene se rió, Greg también lo hizo.
Lucy abrió mucho los ojos y luchó porque una sonrisa no se le escapara. La vieja Blair había vuelto... un poco al menos.
-Ahora, el área de la cabeza: labios, solo míos, entiéndelo, vive con ello. Mejillas... sí, esas también son mías. Frente, a menos que él vaya a darte un cabezazo, no veo por qué tengas que tocarlo ahí. Cabello: lo consigo un poco tonto ¿para qué le tocarías es el cabello? volvemos a lo del cabezazo, como única excepción -Blair sonrió- De la cintura para abajo, no creo que lo necesites, esa parte es más que mía, así que mantén tu distancia. El cuello: ¿Vas a estrangular a mi chico? No lo creo, así que no.
Lucy miró a Eugene con una expresión de sorpresa y él se encogió de hombros, sonriendo tontamente.
-Hombros, brazos y manos: Eugene siempre ofrece un hombro para llorar, está bien eso te lo concedo -se encogió de hombros-. Brazos: no me preocupan los brazos, así que está bien. Manos: supongo que si será un apretón amistoso, podría soportarlo.
-¿Terminaste? -preguntó Greg cruzado de brazos.
-Cállate, apuesto a que has hecho tu propia lista de lugares donde no quieres que toquen a Lucy -espetó ella-. Me da gusto que hayan vuelto, eso ayuda -cambió su expresión a una complacida.
-Blair, no planeo robarte a Eugene... quisiera abrazarlo ¿es mucho pedir? -intervino Lucy-. ¿Por favor?
-De acuerdo, abrázalo -Blair se alejó un poco.
Lucy sonrió y procedió
a abrazarlo. Fue abrazo corto, a Blair no le molestó, porque entonces estaba segura de que no ocasionaba nada en él. Cuando Eugene volvió a mirarla, ella le sonrió. Lucy se acercó, suspirando, quitando su cabello castaño de su cara.
-Sabes, es genial que se haya acabado la guerra entre nosotras -le dijo.
-No planeo ser tu amiga, Lucy -le advirtió la rubia.
-¡Ni yo! Por Dios... -se rió, desechando la idea mientras negaba con la cabeza-. Pero... gracias por hacer a Eugene feliz.
-Oye, gracias por haberme robado a mi novio -ella miró a Greg-. Gracias por haberme engañado, cariño -le guiñó un ojo.
Greg se rió.
-¿De nada...? -él giró-. Te espero en el auto, Lucy.
Lucy asintió. Se dio la vuelta para ver de nuevo a Blair.
-No era cierto lo de las áreas de Eugene restringidas ¿verdad? -interrogó ella.
-No, solo estaba bromeando -Blair esbozó una sonrisa traviesa-. ¿No es cierto, Roscoe?
-Sí, seguro...
Lucy dio un salto, encontrándose a Roscoe a su lado, con las manos en la espalda, ofreciéndole una sonrisa parecida a la de Blair. Ella se puso una mano en el pecho.
-... los Rain bromeamos bastante -continuó.
-Y los Wilson también -Lucy dio otro salto, encontrándose a Shelsy a su lado, batiendo las pestañas y pareciendo angelical-. Soy una Wilson.
-¿Ah sí? Demonios, hay más niños intimidantes -susurró Lucy.
-Somos más de los que crees -agregó Molly apareciendo detrás de ella.
-Genial ¿No hay más? -Lucy miró
a los lados-. Entonces me voy, ¡Adiós Eugene, felicidades!
Lucy se alejó por el pasillo escapando de los Rain, de Los Pointer y de Shelsy Wilson.
Eugene propuso comer pizza en el sótano de su casa, invitó a todos los que fueron a su juego, pero a su padre lo envió a comer en la cocina, ya había hecho demasiados chistes acerca de él, así que lo castigó enviándolo a comer pizza con la abuela. Mac y Logan habían regresado de su cita, estaban al tanto de todo el juego, de que habían ganado y posteriormente de que Blair y Eugene habían vuelto. Mac no tuvo que decirle nada a Roscoe, con una mirada él había entendido que debía mantener su pistola de agua cargada en caso de una emergencia.
-¿Saben? yo quiero hacer un brindis -Blair levantó su pedazo de pizza. Estaba sentada en el piso del sótano, contra el sofá, con el brazo de Eugene alrededor de los hombros-. Por los amigos, por los chicos que usan su sonrisa para todo, por los hermanos, los padres y por... la vida porque, es básicamente eso ¿no? Solo la vida.
Todos levantaron sus pedazos de pizza.
-¡Por la gente del centro comercial! -exclamó Becky-. Y por mí, porque soy maravillosa.
Todos se rieron. Kale le dio un empujón con el hombro-. Sí, por Rebecca -estuvo de acuerdo.
-¡Por las pistolas Nerf e Internet! -añadió Roscoe.
-¡Que viva! -Shelsy sacudió su puño en el aire.
-Por... la gente que te oye llorando en el baño... -habló Hannah.
Blair aplaudió y todo el mundo volvió a reír.
-¡Joder, por el traje de porrista de Blair! -exclamó Eugene-. Y que Dios me perdone -negó con la cabeza mirando el techo.
Eso volvió a dar lugar a las risas. Cada uno dio un mordisco a su trozo de pizza y fue como sellar un trato. El brindis con pizza era el mejor de todos, era el brindis estándar de los adolescentes, el más real y el más divertido. Blair le rozó el cuello a Eugene con la nariz, aprovechando que nadie le estaba haciendo caso. Él sonrió y bajó su mirada hacia ella.
-Entonces ¿la vida después de la popularidad qué te ha parecido? -le preguntó él en voz baja.
-Antes me preguntaba si había vida después de la popularidad, pero ahora... me di cuenta de que no es así ¿sabes? No hay antes, ni después... solo momentos, amigos, familia, amor, tú y tu sonrisa y esas cosas que me hacen sentir más viva... -se encogió de hombros- quiero que me enseñes a conducir, tú me enseñaste a amar, me enseñaste a sonreír cuando todo va mal, me enseñaste que está bien no ser importante para un montón de personas que no conoces... y quiero que me enseñes muchas cosas más.
-¿Sabes qué me enseñaste tú?
-¿Qué?
-A ser valiente -Eugene le besó la sien-. Y es por eso que estamos aquí hoy, por ti.
Blair sonrió ampliamente, mirando a Eugene a los ojos.
-¿Qué preferirías? ¿Saltarías de un avión al gran vacío solo con un paracaídas defectuoso o quedarte en el avión, que no tiene piloto y tú no tienes ni idea de cómo se maneja y probablemente explote o se estrelle? -le preguntó ella.
-¿Estás tú en ese avión?
-En forma de paracaídas roto.
-Saltar, definitivamente saltaría.
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Epílogo: no es un adiós.
N/A: Lo sé, cortísimo, pero creo que les va a gustar. ;)
¡LVDDLP OFICIALMENTE TERMINADA! subiré la sinopsis ahora y luego pondré esta historia como "completada" *se limpia una lágrima*
LOS AMO, SON MARAVILLOSOS, WATTPAD.
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-Lo estás haciendo muy bien.
Blair mantenía sus manos sobre el volante de la licuadora con ruedas de Eugene. Tenía toda su concentración en el camino, en sus pies, en sus manos, la palanca y los espejos. Eugene estaba sentado en el asiento del copiloto, con sus manos asidas al cinturón de seguridad. Ella había chocado su camioneta contra un árbol, pero había valido la pena, cuando lo hizo, no entró en pánico.
La primera vez que tocó el volante, lloró... luego de unos minutos había tragado el nudo en su garganta y armado de valentía para aceptar las lecciones de Eugene. Él estaba fascinado con la facilidad y la rapidez con la que había aprendido Blair, ya casi no se le apagaba, estaba orgulloso de su chica.
Hannah se había subido al caballo unos días antes.
Ella estacionó la camioneta frente a su casa. Se quedó muy quieta sonriendo, cerró los ojos y sintió los dedos de Eugene aferrarse a su mano. Ella lo miró, abriendo los ojos. Esta vez fue ella quien le besó los nudillos. Era su última lección y Blair se sentía triste. Se habían pasado todo el resto del año y buena parte del verano
juntos; saliendo con amigos, noches románticas, citas desastrosas, citas maravillosas, clases de manejo, basquetbol, porrismo, en el sótano de Eugene, en la biblioteca de la abuela... ¡se habían aprovechado al máximo el uno al otro! Y entonces... era hora de decir adiós.
-¿Cuándo vas a irte a Stanford? -le preguntó ella.
-En dos días -murmuró.
Blair no podía evitarlo, quería llorar. Recargó la cabeza del volante y lo miró.
-¿Me llamarás?
-Todos los días.
-¿Me extrañarás?
-Más que a nada que haya extrañado antes.
Eugene no estaba sonriendo. No quería hacerlo, no tenía por qué... iba a separarse de su Blair. Y aunque era por su bien, le dolía realmente hacerlo. Lo habían hablado y habían reparado en que era mejor tomarse un tiempo. Ambos sabían que las relaciones a distancia eran dolorosas, que a pesar de cuanto se amaran iban a haber problemas y que... para evitar esos problemas que podría acabar con la relación de los dos, era mejor simplemente poner un alto, al menos hasta que él volviera. Ser amigos, ambos se habían dicho que sería fácil, aunque sabían que no lo era para nada.
-Sabes que puedes salir con otras chicas, puedes hacer lo que tú quieras ¿vale? -ella trató de sonreírle.
-Quiero ser tu novio, eso es lo que quiero.
-No va a funcionar ¿lo entiendes? -ella se encogió de hombros-. Tú tienes que estudiar y yo me voy a quedar a aquí.
-¿Y qué vas a hacer? Aun no me lo has dicho.
-Porque no lo sé -Blair apretó los
labios-. Papá preguntó si quería ir a la universidad o quería trabajar, ¡Y no sé que quiero hacer!
-Entonces ven conmigo -Eugene le quitó el cinturón de seguridad y logró que ella se deslizara sobre su regazo-. Ven conmigo, Blair.
-¿Qué? -Blair se rió, secándose las lágrimas-. Eugene, te has vuelto loco.
-Estoy demente, tienes razón -él le besó el hombro-, pero vamos, hazle caso a tu loco, Blair.
-Eugene...
-Por favor...
-¿Y dónde se supone que vas a meterme? -le preguntó ella-. ¿En el armario de tu dormitorio?
-En mi cama, tal vez -Eugene se rió, Blair lo golpeó el hombro-. Podríamos... no sé, rentar un apartamento cerca del campus, no es obligatorio que viva en la residencia. Tú puedes estudiar, hacer lo que quieras.
-Pero...
-Por favor -Eugene recargó su cabeza de su hombro-. Por favor...
-Escucha... -Blair suspiró-. Se lo plantearé a mi padre, ya cumplí dieciocho pero... quiero saber que piensa él, necesito analizarlo necesito consejos. Quisiera... vivir contigo, pero primero debo decidir qué voy a hacer, que quiero estudiar ¡Quiero ir a la universidad! Pero no sé a cual o como... necesito saberlo y si pudieras esperar unos meses...
-Unos meses está bien -Eugene asintió-. Meses es mejor que años, Blair.
-¿Entonces...?
-No quiero irme sin ti, pero lo haré ¿vale? -respiró profundo-. Tengo suficiente dinero como para rentar un apartamento pequeño y mi padre ya lo arregló con uno de sus amigos de Palo Alto para darme un trabajo.
-No quiero que me mantengas. -ella lo miró frunciendo el ceño-. Conseguiré un trabajo también.
-Lo que quieras...
-No digas eso -Blair le tiró el cabello sobre la frente y luego lo besó-. Siempre juntos ¿verdad?
-Siempre, Blair -Eugene se rió contra su hombro-. Voy a tener que cocinar yo ¿No es cierto?
-Me temo que sí.
Eugene se volvió a reír y le besó hasta que ella comprendió que no fue un adiós, que no sería jamás un adiós con Eugene... que ella y él eran un tema serio, que siempre lo tendría aunque no estuviera allí y que se habían pertenecido desde el primer momento en sus ojos se cruzaron.
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Secuela: Escapando de la popularidad.
Roscoe Rain tiene todo para ser popular: un físico envidiable, un buen auto, dinero, un puesto asegurado en el equipo de futbol, una fila de candidatas al puesto de novia, buenos contactos, un montón de chicos queriendo ser sus amigos y un gran intelecto que lo llevaría a ser presidente de la clase.
El único problema es que Roscoe no quiere ser de ese mundo, no está interesado en lo absoluto por conseguir algo de atención... él es un chico que ha crecido con la idea de que la popularidad es algo que está sobrevaluado. Su estilo es cínico y sarcástico y no tiene ganas de ser carismático.
Él tiene los mejores amigos que una persona podría pedir y está completamente enamorado de una chica que lo ve como un hermano... y piensa que le va bien, realmente no le importa estar en el perfil bajo.
Pero entonces Melanie Duncan decide que quiere un nuevo novio y se ha encaprichado con el soltero favorito de turno: Roscoe. Necesita volverlo exitoso porque todo el mundo sabe cuán ambiciosa es la chica, no va a descansar hasta tenerlo en el puesto de más alto de candidatos para el presidente del consejo escolar, rey del baile y quaterback de las Águilas de Midwood.
Mientras que Melanie planea sus estrategias de conquista, Roscoe tratará de mantenerse con los pies en la tierra y escapando de la popularidad.
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N/A: Ya lo he dicho todo.
Comenten su opinión, mis nenes, hagan a mami feliz.
¡ROSS FUERA, AMOR Y PAZ!
Blair Rain era la chica más popular de todo Midwood High.
Hermosa, rubia, era capitana del equipo de porristas, con dinero, dos amigas como chicles gemelos, el puesto asegurado como reina del baile de invierno y al chico más dulce, guapo y atlético de la escuela como novio... todo era perfecto.
Pero llegó una nerd, sin vida social, sin oportunidades... robó a su chico, robó su trono, robó a sus amigas y las convirtió en algo irreconocible para ella, y para colmo su Co-capitana robó su puesto como capitana del equipo de animación, volviendo a Blair insignificante... incluso para ella misma.
Había sido un robo a mano armada y la pobre Blair no había si quiera podido denunciar el crimen.
¿Habrá vida después de la popularidad?
Blair va a debatirse entre recuperar el trono que le ha sido arrebatado o descubrir la respuesta a esa pregunta con ayuda de sus dos nuevas y peculiares amigas y el chico de sonrisa imborrable que siempre quiere darle un aventón.
Esta es la historia de lo que pasa con la rubia malvada luego de que la nerd se queda con el chico guapo.
Portada por: @hatersgxnnahate
BookTrailer por: @JustAWildHeart.
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Prólogo: La popularidad no lo es todo.
Blair recargó la suela de sus tacones altos contra la puerta del baño, el espacio era tan pequeño y ella tan alta que podía flexionar sus piernas y abrazarlas con solo sentarse sobre la tapa y recostar su espalda sobre en el tanque.
Era patético. Ella era patética. Era el primer día, pero se sentía como el fin del mundo. Ahora todos amaban a Lucy. Todos querían estar con ella. ¿Pero qué pasaba con la pobre Blair? Estaba sola, tan sola que podía escucharse a ella misma pensar, y eso le desagradaba.
Normalmente ella daba las órdenes, su naturaleza era mandona, ahora, ¿A quién iban las ordenes? No había nadie a quien dárselas, a menos que llevara a su jardinero al instituto, y eso solo si le daba dinero para mantenerlo feliz. Estaba vacía. Su vida siempre se había basado en la popularidad. Ella había sido popular desde su nacimiento. En el retén era la bebita más bonita y querida, en el kindergarten los niños se formaban para prestarle sus crayones, en la primaria era la princesa de las flores y la virgen María en cada pesebre y en la secundaria, bueno, había sido la chica más caliente, la reina del baile, la más deseada e imitada... hasta que la profecía de La Nerd se cumplió y todo se vino abajo.
Entonces, se encontraba allí, llorando sobre la leche derramada. Su vida no era nada. Ella no era nada. Era exactamente lo que había criticado toda su existencia: Una perdedora.
Oyó la puerta rechinar al abrirse y luego el sonido de unos zapatos de goma estrellarse contra el piso parcialmente pulido, con una leve diferencia al caminar, como si la persona estuviera cojeando.
A Blair ya
no le importaba quien estuviera escuchándola sollozar. Ella ahora era tan invisible como una vez lo fue Lucy Stevens. Y ella lo tenía bien merecido. Ahora estaba probando una cucharada de su propia medicina. Y vaya que había personas que estaban agradecidas con ello.
Oyó a la persona carraspear. Como si fuera a decir algo pero no supiera cómo empezar. Entonces ella paró de llorar.
-Um... ¿Rain? -Una voz femenina, algo aguda pronunció su apellido.
- ¿Quién la busca? -Habló con dificultad. Su garganta dolía de tanto lloriquear.
-Ah, soy Hannah Green... el profesor de Hudson me envió por ti. Está... bueno, preocupado. Pensamos que te estabas suicidando. -Blair puso sus ojos azules en blanco y bajó sus pies, haciendo sonar la suela de sus tacones rojos contra la cerámica del baño. Extendió su mano y soltó el seguro abriendo la puerta.
-No me estoy suicidando. -Ella aun permanecía recostada contra el tanque del escusado.
-Oh. -Una chica pelirroja, que escondía su largo y despeinado cabello bajo un gorro que decía "Bad Hair day" y un jersey negro se volteó a verla. Una expresión de burla se extendió por su cara de tez pálida y pecas esparcidas por esta, desde la nariz hasta los pómulos.
-Me alegro de que te parezca gracioso. -La rubia sonrió amargamente brindándole una mirada vacía.
-No es eso. -Se encogió de hombros tranquilamente y metió sus manos en sus bolsillos-
No lo sé... es...
-Ya dilo. Por favor. -Ella cerró sus ojos con fuerza e intentó no pensar en las palabras. Pero ahora estaban escritas en su frente y todo el que la viera pensaría "Pobre chica" - Doy pena. -Culminó para sí misma con hilo de voz ronco que no era reconocible ni para la propia Blair.
-Oye... no. Es raro verte así. -Se acercó- Siempre estabas feliz, como si tuvieras el mundo a tus pies. -Explicó la pelirroja.
El mundo a mis pies.
Algún día Blair lo había pensado; que tenía el mundo a los pies. Todos la querían, era hermosa, tenía un novio caliente y una bonita casa para las fiestas, era todo lo que se necesitaba en el instituto para cumplir esas palabras, desde luego que en su vida había problemas, pero el manto de la popularidad la cubría y era casi imposible darse cuenta. La popularidad es efímera. Eso nunca lo había pensado.
- ¿Estás bien? -Preguntó Hannah en vista de que Blair no parecía reaccionar.
Parecía un muerto viviente, su maquillaje estaba corrido, tenía unas ojeras espantosas, su cabello era una maraña dorada y retorcida y Hannah todavía no lograba entender cómo era posible tener ese busto tan perfecto. Por supuesto, no estaba dentro del contexto, pero Hannah se lo preguntaba a diario, porque ella no tenía nada de busto y acababa de cumplir los diecisiete. Aunque preguntarle en ese momento si sus pechos eran reales o no sería un poco insensible y desconsiderado.
Incluso tratándose
de Blair Rain.
-No. -Contestó luego de minutos de silencio de suspenso- Mí vida está arruinada. -Se encogió de hombros.
-Ya, pero tenemos que volver y...
- ¿Sabes?, yo pensé que al volver todo sería como antes -Continuó Blair dejando a Hannah sin otra opción que cerrar la boca para escuchar su lamentable historia-, yo pensé que todos olvidarían que no fui reina del baile, que ya no soy capitana del equipo de porristas, que ya no soy novia de Greg... ¡Ahora todos me odian! -Gritó estallando en llanto. Más lágrimas negras se deslizaron por sus mejillas haciéndola lucir como un mapache al que lanzaron a la piscina luego de haberlo golpeado con un ladrillo en la cabeza para derribarlo. Era simplemente deprimente. Verla así, por más satisfactorio que resultara, le causaba lastima y se sentía culpable al respecto.
-Pues... si te hace sentir mejor, todos te odiábamos antes, en secreto, solo por respeto a las etiquetas sociales. Ya sabes, eras como la Reina de los corazones, pero de Midwood. Así que, básicamente, te están haciendo favor al ser honestos contigo. -Hannah se acariciaba el brazo nerviosamente, esta conversación era más incómoda que cuando habló por primera vez con su madre de sexo.
Blair detuvo de llanto y la miró clavando sus enrojecidos ojos azules en ella.
- ¡Eso no me hace sentir mejor! -Zapateó con fuerza el piso y su voz aguda y chillona resonó por todo el baño. Hannah pensó por un momento que los vidrios se romperían.
-Oye, lo siento. No quería herir tus sentimientos, pero debes entender, hasta ahora no sabía que tenías. -Confesó la pelirroja
y eso hirió más a la pobre Blair que chilló y entró en crisis una vez más.
Y es que no era para menos. Toda su vida había vivido una mentira, una gran y cruel mentira.
No es que ella no sospechara que algunos la odiaban, a lo mejor se dio cuenta de cómo uno que otro la miró mal al pasar por su lado cuando bajaba las escaleras, como si quisiera empujarla, quizá había notado como su compañero de laboratorio pasaba sus ojos de la mezcla de amoniaco a su cara como si quisiera tirársela encima, tal vez, solo tal vez se había percatado de cómo sus contrincantes en Voleibol lanzaban con tal fuerza la pelota que le rosaba el cabello, tan cerca de su cabeza como para dejarla inconsciente. Incluso el mismo Greg Fisher la había mirado con malos ojos más de una vez.
Pero ella no había conjeturado que la odiaban... solo lo había tomado como un "eres tan perfecta que te tengo envidia" y eso era halagador. Se sentía bien recibiendo esas miradas. Pero la envidia es odio, después de todo ¿no?
Entonces ella odiaba a Lucy Stevens.
-Yo desearía morir. -Gimoteó desesperadamente con la cabeza apoyada en las palmas de sus manos.
-Blair, morir no es la solución. ¡La popularidad no lo es todo! -Ahí estaba esa frase de nuevo. Blair se había abierto completamente durante las vacaciones con un costoso terapeuta que su padre había pagado y las única palabras de apoyo que él le había brindado eran: La popularidad no lo es todo. ¿Ese maldito terapeuta y la pelirroja desgarbada sabían exactamente con quien estaban hablando?
Ser popular lo era todo en la vida de Blair
Rain. Era su naturaleza, era la enseñanza de sus padres. Su hermana había sido popular, su madre lo había sido, su abuela también, incluso su bisabuela estaba orgullosa de haber sido la capitana del equipo de porristas durante toda su estancia en el mismo instituto al que ella asistía.
¡Estaba en su sangre!
Querer ser otra persona jamás había estado en su lista de deseos. Ella ni siquiera tenía una lista de deseos. Todos sus anhelos y añoranzas estaban cumplidos, pero se habían esfumado más rápido de lo que ella había tardado en realizarlos.
-Lo es para mí. -Lloriqueó subiendo sus pies sobre la tapa una vez más y abrazando sus rodillas para poner su cara contra sus piernas y mojar sus costosos jeans de diseñador con sus lágrimas manchadas de delineador negro, rímel y sombra para los ojos. Serían un desastre, que Lorena, el ama de llaves, lavaría luego al llegar a casa.
-Mira, yo he vivido toda mi vida en las sombras. Te aseguro que no es tan malo como suena. -Su inflexión era condescendiente. Blair levantó su rostro y miró a Hannah con la expresión triste de un payaso.
- ¿Es en serio? -Preguntó casi esperanzada.
-Sí. Por supuesto que lo es. -Hannah con las manos en su cadera sonrió tratando de ofrecerle apoyo a la pobre y patética rubia sentada sobre el retrete. Se sentía como la buena samaritana, salvando a un pobre hambriento de las garras de la desnutrición.
- ¿Hay vida luego de la popularidad? -Preguntó Blair mirando la lívida cara pecosa de Hannah con ojos inquisitivos.
-Oh sí. Y es bastante asombrosa. Te lo aseguro. -Las palabras sonaban sinceras ¿entonces por qué no las creía?
¿Sería porque toda su vida había evitado ser del montón?
Pero probarlo no le haría daño a nadie. Solo a ella.
¡Como si tuvieras opción!
Le gritó su subconsciente.
Le dio una mirada más a la pelirroja y sonrió. O hizo una mueca. No podía juzgarse, ella estaba haciendo un gran esfuerzo.
Cerró los ojos con fuerza hasta que vio un montón de bolitas de colores titilando.
-Me... -Empezó pero no logró terminar- Oh Dios, no puedo creer lo estoy a punto de decir. -Sacudió su cabeza como si así se fueran a arreglar las cosas- ¿Me enseñarías... la vida después de la popularidad?
Había formulado la pregunta, Hannah sonrió en respuesta.
Oh vaya, en que lío estaba metida... la pobre Hannah.
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1. Es solo una mesa.
Blair caminó entre el montón de personas que se aglomeraba en la cafetería. La bandeja azul que sostenía en sus manos solo contenía una ensalada César, que tal vez supiera bien y una botella de agua.
Blair Rain siempre, siempre con todas sus letras, iba a estar a dieta, no es que ella fuera anoréxica, tenía suerte con su metabolismo, sin embargo comer sano era una prioridad que ella misma se había impuesto, con todos los entrenamientos para equipo de animación su cuerpo debía estar en forma. Ahora que ya no tenía las prácticas para ejercitarse iba a tener que volver a gimnasia, eso de por sí sería una pesadilla, no iba a gimnasia desde el primer año, pero era eso o volver a hacer las pruebas en una semana para entrar al equipo y rogar que volvieran a aceptarla... eso no pasaría. Blair Rain no rogaba.
Un chico la empujó y todo el contenido de la bandeja fue a parar al piso, la ensalada César se esparció, junto con otros alimentos que ya estaba allí, ni pensar en volver a recogerla y hacer la fila para conseguir otra era menos una opción que la primera, porque ya no tenía el privilegio de que la dejaran adelantarse para tener un asiento junto a ella o siquiera en su mesa. Cuando intentó recoger la botella de agua otro chico la pateó lejos de su alcance. Una chica de suéter rosado codeó su espalda lo que la hizo erguirse al instante con un dolor punzante, Blair se quejó ruidosamente, como un chihuahua herido, pero apenas recibió un golpe del cabello de alguien, que le dio en la cara con la coleta de caballo; Blair estornudó, agudo, el shampoo de herbal essences siempre había causado
esa reacción en ella.
Esto era un completo desastre. Era como si nadie notara que le hacían daño. Tanto físico como emocional.
Deprimida, devastada e ignorada ella levantó la cabeza para volver afuera y encerrarse en el baño de nuevo. Pero entonces a lo lejos vio una mano de largos y pálidos dedos que se agitaba en su dirección desde una mesa al fondo.
- ¡Eh, Blair! -Era la pelirroja desgarbada quien la llamaba agitando su brazo efusivamente. Blair frunció el ceño.
Había olvidado que justo en el primer período le había pedido que le enseñara la manera de vivir de los no-populares. Era oscuro, eso sí que era tocar fondo ¿Pero qué podía hacer? La única otra opción que ella veía era el suicidio y Blair se amaba demasiado como para suicidarse.
-Oh, Dios. -Masculló para sí misma. Miró a ambos lados, todos la ignoraban ¿Qué más daba?
Suspiró profundo y se dirigió hacía la mesa haciendo resonar sus tacones de diez centímetros, rojos de textura aterciopelada. Sus jeans negros aun seguían manchados, había arreglado su cabello en una coleta alta y su maquillaje había sido retocado perfectamente de nuevo, su blusa roja traslucida estaba impecable aun. Y el movimiento de caderas no le faltaba. Si había algo que nadie nunca podría robarle injustamente era su caminar de modelo de pasarela. Eso siempre sería suyo y estaba aliviada de que así fuera.
Llegó a la mesa y se quedó paraba ahí, admirándola con recelo. Esto era lo que le esperaba si quería probar la vida no-popular. Una mesa, como todas las demás, sólo que vacía y un poco -mucho-
más al fondo de lo que ella acostumbraba.
- ¿Qué esperas? -Hannah sonrió completamente ajena al debate mental de Blair.
No hay vuelta atrás si pones tu bonito trasero en esa silla.
-Bien. -Suspiró para sí misma. Esto se estaba convirtiendo en una verdadera pesadilla. Llorar en el baño no era tan humillante comparado con este verdadero sacrificio.
-Jesús. -Resopló Hannah, levantando su flequillo levemente con su aliento- Bueno, esta es una fase. -Se levantó y rodeó la mesa con su leve cojera al caminar, haciéndola lucir como un pingüino pelirrojo y escuálido para Blair- Supongo -Se paró frente a Blair con las manos en las caderas mirándola con una expresión comprensiva-, que durante las vacaciones has pasado por la primera fase: la negación. -Afirmó Hannah muy segura.
-Estaba muy confiada de mí misma, no voy a negarlo. -Se encogió de hombros.
-Bien, y en el baño has experimentado un ligero impulso de curiosidad. -Blair se mordió el labio pintado de rojo con fuerza- Y ahora estás en la duda/negación. ¿Lo hago o no? ¿Cierto? -Movió sus cejas de arriba abajo. Blair hizo una extraña mueca de inconformidad.
- ¿Cuál es tu punto? -Preguntó.
-Quiero familiarizarme con tu comportamiento, si voy a ayudarte a sobrevivir aquí. -Se encogió de hombros- Solo da unos pasitos, estarás bien.
Blair suspiró profundo.
Sabía que no sufriría daños, solo su reputación, su autoestima, su alma y corazón. Era una estúpida mesa de plástico rojo, rayada hasta las patas con declaraciones
de amor, pero Blair actuaba como si se tratase de su ejecución.
-Esta es la mesa del fondo. -Se dijo Blair en voz alta- esto... es lo que eres ahora, Blair.
Movió un pie y luego, lentamente movió el otro. Pero ese fue su límite, no podía volver a moverse.
-Bueno, te daré un pequeño empujón.
Hannah se movió cojeando detrás de Blair y posicionó ambas palmas de sus manos contra la espalda de Blair para luego presionar contra ella obligándola a seguir caminando.
Sin embargo, Blair era tal vez, muy alta para que la pobre y escuálida Hannah pudiera moverla. Pero no se daría por vencida. Pegó su hombro a la espalda de la rubia y la empujó con todas su fuerzas.
- ¡Vamos, Blair! -La alentó con los ojos cerrados y apretando los dientes.
- ¡No! -Gritó en negación- No me sentaré allí...
Blair aplicaba toda su fuerza contra Hannah, apretaba sus puños tanto como sus ojos.
Hannah miró a su alrededor, toda la cafetería se había quedado inmóvil mientras admiraban el acto de forcejeo que había entre ambas.
-Estamos haciendo el ridículo. -Susurró la pelirroja a espaldas de Blair.
- ¿Crees que no lo sé? ¡Deja de empujarme! Volveré al baño.
-No, tú siéntate, ¡Ahora!
El grito demandante enfureció a Blair. ¡Ella daba las órdenes! En cualquier relación en la que estuviera involucrada Blair Rain, a excepción de la relación padre e hija que tenía con Oliver Rain, ella era la mandamás.
Claro, era entonces un poco tarde. Ahora mandaba Lucy, pero
si tenía la oportunidad de convertir a alguien en su esclavo, no la dejaría pasar.
- ¡Tú no me dices que hacer! -Gritó de vuelta oyéndose colérica.
-Es por tu bien.
Hannah despegó su mejilla que había estado tocando la espalda de Blair y parte de su nariz que había estado inhalando su perfume caro de Carolina Herrera y asió sus manos a los antebrazos lívidos pero firmes gracias a los Pilates de Blair y la empujó con más fuerza soltando un gruñido.
- ¿Quieres sobrevivir o te arrepentirás de lo que has dicho?
Arrepentirse.
Rendirse.
Desaliñada.
Mal gusto.
Gorda.
Despeinada.
Cocinar.
Esas eran palabras que no estaban en el diccionario de Blair Raven Rain. Extraña y fabulosa aliteración.
Blair aflojó un poco su resistencia, permitiéndole a Hannah arrastrarla hasta la silla con sus tacones rechinando por el piso pulido. Colocó las manos en sus hombros y tiró de ella hasta que su trasero tocó la silla.
Hannah sonrió, hiperventilada.
Blair se cruzó de brazos y formó cara de berrinche.
La multitud expectante permaneció en silencio por dos minutos enteros. Luego Lucy Stevens y Greg Fisher entraron a la sala tomados de la mano y fue como si el incidente de la mesa y la rubia ex popular no hubiera pasado.
Hannah tomó una buena bocanada de aire y sonrió.
- ¿Y bien?
Caminó cojeando hasta su asiento al otro lado de la mesa, en frente de Blair
- ¿Cómo te encuentras? -Interrogó.
-Oh, de maravilla. -Replicó intentando ser sarcástica, pero con un dejo de cansancio y tristeza.
Blair mantenía su cara hacia el otro lado evitando mirarla.
-Oye, sé que esto es difícil... sobre todo para alguien como tú... -Puntualizó mientras que con su tenedor picaba algunos guisantes.
Blair le dirigió una mirada ligeramente asqueada y luego volvió a su pose indiferente. Nadie estaba pendiente de ella de cualquier manera ¿entonces para qué preocuparse? Era una mesa, pero seguía sintiéndose como estar en el fondo de un pozo profundo.
- ¡Green!
Un grito algo tosco de una voz femenina hizo a Blair dar un respingo. Cuando se dio cuenta tenía su lado a una chica alta y rubia que la miraba desde arriba y agitaba su mano en dirección a ella. Sus cejas algo pobladas y mirada penetrante azul grisácea la hizo encogerse intimidada. La recordaba de los pasillos, tal vez por lo alta que era.
-Hola, soy Becky Hoftader . -Extendió su mano hacia Blair- Para que se entienda de una vez, yo nunca te odié. -Sonrió ampliamente tratando de brindarle seguridad.
Blair forzó una sonrisa, que al final se vio como una realmente trabajada mueca. Tomó la mano de Becky y la sacudió fugaz y volvió a su pose inicial.
-Vaya, le está costando. -Susurró Becky antes de tomar asiento a su lado en la mesa.
-Al final has ganado.
Habló Hannah.
-Te dije.
Repuso Becky.
- ¿Quién iba a creerlo?
- ¿Quién iba a creer que tú la ayudarías?
- ¿Hablan de mí? -Interrumpió Blair.
-La mayoría del tiempo. -Contestó Becky con una expresión sincera- Me hiciste ganar un almuerzo de la mamá de Hannah, -Con su puño golpeó levemente el brazo de Blair- gracias. -Chasqueó su lengua y le guiñó el ojo.
- ¿Disculpa? -Inquirió Blair ajena a ese agradecimiento mientras acariciaba el brazo que Becky había golpeado.
-Disculpada. -Repuso Hannah atragantándose de pollo a la naranja.
-Apostamos: Un almuerzo gratis a que desaparecías del mapa. -Explicó Becky- He puesto mi confianza en ti y no me has defraudado.
La actitud algo marimacha de Becky ponía a Blair demasiado nerviosa para contestar.
-Claro... -Asintió apretando los labios- ¿Y a qué grupo pertenecen? -Interrogó tratando de desviar el tema.
- ¿A qué te refieres? -Inquirió Hannah.
-Bueno... ¿Son freakys, nerds, skaters, góticos, suicidas...? no diré populares, puesto que es más que obvio que no lo son.
Empezaba a sonar como la Blair a la que todos conocían y detestaban.
-Somos los invisibles. -Contestó Becky.
-Nunca había oído de ese grupo. -Blair frunció el ceño.
-Entonces cumplimos bien con nuestra función. -Replicó Hannah.
-No somos cerebritos, no somos depresivos, no somos dramáticos o interesantes... digamos que somos los espectadores en el Circo de la segundaria Midwood.
Puntualizó Becky mientras ponía sus manos en posición de agarre cuando Hannah le lanzó una bolsa que contenía su prometido almuerzo. La cachó en el aire sin problema.
-Oh, genial.
Claramente fuera de lugar.
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2. Dilemas: ¿Ir contigo o caminar?
Blair estaba sentada en el banco afuera de la escuela, donde los perdedores que aun no tenían auto esperaban a que sus madres fueran por ellos: o sea, todos los de primer año y parte de los de segundo.
Antes de que el mundo se viniera sobre sus hombros y la aplastara cual mosca, ella solía ser llevada a casa por Greg o alguna de sus amigas aduladoras. Ya ni siquiera recordaba sus nombres. De todas maneras, jamás pudo diferenciarlas. Todas eran chicas, y todas eran menos bonitas que ella, según su perspectiva.
En la mañana el chofer que llevaba a su hermanito a la primaria la había llevado a ella también, pero se confió demasiado y le pidió que no pasara por ella a la salida. Mala elección, porque ninguno de sus nuevos "amigos", si es que así podía llamárseles se había ofrecido a llevarla. Blair comenzaba a acostumbrarse al rechazo y eso la deprimía. Ahora yacía en el banco, esperando que su madre le contestara el WhatsApp.
-Molly, hora de irnos. -La última pequeña chica de primer año que quedaba a su lado se levantó. El chico que la había llamado tomó su mochila rosa y la colgó en su hombro libre.
La rubia le dirigió una mirada rápida. Blair lo reconoció rápidamente. Era ese chico de su clase de álgebra del año pasado, que siempre estaba sonriendo como si él también tuviera el mundo a sus pies. Una que otra vez ella había levantado su vista hacia la hoja del examen de él, sentado a su lado y había copiado sus respuestas. Era lo que Blair hacía para aprobar cada examen cuando no estudiaba.
Y eso era básicamente todo el tiempo. Y creía haberlo visto por su vecindario algunas veces.
Él chico la miró y esbozó una sonrisa sincera. Se ajustó ambos bolsos y se giró para pararse frente a Blair. Ella levantó la vista, entornando los ojos porque la luz del sol la estaba cegando. Había pasado mucho tiempo mirando al pavimento.
El transmitía una buena vibra y por sobre todas las cosas comodidad. Su cabello estaba despeinado atrás de su cabeza, con mechones café sobresaliendo, pero adelante su flequillo estaba peinado, cayendo sobre su frente, como si pasara sus manos por esa zona seguido, lo cual era bastante probable. Blair pensó que tenía cara de chico bueno, de empollón más bien. Ella sabía que no pertenecía a ningún equipo de deportes porque era lo que ella llamaría "flaco nerd, larguirucho" no tanto como Hannah, pero esa camisa a botones, holgada, con la camiseta abajo, negra demasiado ajustada, lo hacía verse más delgado de lo que realmente era.
Él levantó sus pobladas cejas en confusión cuando la pequeña castaña de ojos similares a los suyos jaló su manga, en dirección a una camioneta Jeep Wrangler verde musgo, algo vieja, estacionada en el hombrillo.
-Espera Molly. -Él hizo un gesto con la mano. Se giró de nuevo y metió sus manos en ambos bolsillos- ¿Rain? ¿Tienes alguien que te lleve? -Preguntó amablemente. Su voz era tan suave y juguetona como la de un niño.
Blair se obligó a sonreír sin ganas.
-Estoy bien. -Dijo, y eso sonó más a una mentira que cualquier otra cosa que hubiera dicho antes.
-No te pregunté eso, Rain. Te pregunté
si tienes alguien que te lleve a casa. Puedes venir con nosotros si estás sola. -Blair lo miró mal, pero él no dejó de sonreír.
-En realidad no, pero ni en un millón de años iría a casa contigo. -Ella agitó su coleta rubia, volteando su cara hacia el otro lado.
-Bueno, lo intentamos, vamos Eugene. -Molly tiró del brazo del chico, pero él no se movió, con un movimiento se zafó sin borrar la brillante sonrisa de su cara, la cual mantenía por razones que Blair desconocía, porque hacía un día terrible para ella y sonreír no estaba su lista, probablemente para él había sido un día lleno de buenas situaciones, comparado con él infierno de ella.
-Vamos, ¿En serio vas a quedarte aquí? Vivimos al otro lado de la calle.
Blair volvió a mirarlo. Ella lo había visto por su vecindario, pero no había esperado haberlo tenido frente a sus narices todo el tiempo. Pensó que ella era realmente descuidada al no haberse dado cuenta de eso. ¿Pero por qué importaba de todas maneras? Jamás le interesó mucho la gente de su vecindario. En realidad, jamás le interesó mucho la gente en general.
-No, insisto. Estoy bien.
-No voy a aceptar un no por respuesta, Blair Rain. -El chico se movió en su dirección y se inclinó. Descaradamente tomó la mano de Blair y la obligó a levantarse. Ella jadeó, horrorizada, pero él solo le sonrió más ampliamente (si es que fuera posible) -Ya no eres la reina de esta escuela, no tienes poder sobre mí. Vamos. -Podría ser tan flacucho como
se viese, pero definitivamente era lo suficientemente fuerte como para arrastrar a Blair hacia la camioneta.
-Oye... yo... -Tomó su bolso sin aviso. Su ridículamente caro bolso y lo puso en el asiento trasero. Molly ya iba allí, tan sonriente como Eugene. Apilaron sus bolsos a un lado y luego cerró la puerta- Bien.
Blair estaba sorprendida, él era tal vez más atrevido que ella. Tal vez hubiera sido porque no comió ese día, pero ya no le importaba ni quien la llevara a casa.
-No es el auto de Greg, pero puede llevarte a casa y eso es lo que importa ¿No? -Él no la dejó contestar, aunque ella no planea hacerlo.
Eugene abrió la puerta para ella y se quedó parado esperando a que entrara. Blair estaba en shock. Nadie había hecho eso por ella antes, lo veía como algo pasado de siglo, pero el simple hecho de que alguien se hubiera preocupado por eso, la hacía sentir especial. No especial como cuando todo el mundo hablaba de ella, sino especial como... particularmente especial.
-Um, gracias. -Musitó y entró en la camioneta, dificultándose subir, era muy alta, incluso para ella. Eugene rió por lo bajo y se acercó, metió sus manos debajo de sus codos para impulsarla hacia arriba, a pesar del esfuerzo él no gruñó por su peso. Blair se quedó muda por un momento y luego acomodó el trasero en el asiento, tratando de olvidar que eso había pasado.
Él dio la vuelta y abordó el otro lado de un salto. Superaba a Blair por una cabeza, y Blair era realmente alta. Cuando encendió la camioneta, Blair dio un respingo, se oía de mil demonios y aturdía
su cerebro, parecía más un tractor que una camioneta. Blair se abrazó a sí misma, asustada por donde fue a parar. Eugene entornó sus ojos hacia ella, aun sonriente, -el chico no parecía descansar esas mejillas. Posó una mano sobre el hombro de Blair y esta brincó en el asiento como un resorte. Eugene rió, le hacía algo de gracia tener a la ex reina de la escuela temblando en su camioneta. Pensándolo mejor, él no era ese tipo de chico que hubiera soñado con eso, pero simplemente no sabía cómo ser descortés o grosero, para él, era imprescindible ofrecer ayuda a quien la necesitase, sin importar quien fuera, como se viera o a que estatus social perteneciera. Y Blair Rain no iba a ser la primera excepción.
- ¿Estás bien? -Le preguntó. Blair asintió, haciendo una mueca extraña, que no encajaba para nada en su cara.
-Estoy bien, solo... llévame a casa y aléjate de mí por siempre. -Blair cortó el aire con una mano, haciendo énfasis en su punto.
-No es una posibilidad. -Contestó él y colocó una mano sobre el volante y otra sobre la palanca- Dime ¿Tienes alguien te lleve por el resto del año? Me estoy ofreciendo aquí, Rain. -Arrancó la camioneta, mientras Blair aun temblaba.
-Me las arreglaré. -Ella se encogió de hombros.
-No estoy dudando de que puedas, pero estaría bien que aceptaras. Como te darás cuenta, nadie quiere... -Él se quedó en silencio por un momento, borrando su sonrisa de su cara y pasando a una mueca de duda, tratando de escoger un término que no sonase como si se lo estuviese echando en cara- relacionarse contigo. -Eugene cerró
los ojos y los apretó fuerte, no había hecho la mejor elección, ahora estaba avergonzado y lo menos que quería era lastimar a Blair.
-Lo sé. -Contestó secamente Blair.
-No es lo que quise decir. -Se retractó él.
-No será lo que has querido decir, pero entonces has dado en el clavo. Nadie quiere estar conmigo, se les nota a todos a la legua. -Los ojos de Blair empezaban a ser pinchados por las lágrimas, pero ya había tenido suficiente de eso.
-Te ha pegado duro ¿No es así?
-Eso se queda corto. Más bien diría que me ha machacado contra el pavimento una máquina moledora. -Eugene se rió de ella sin disimulo- No estoy de broma, niño. -Añadió una Blair ligeramente cabreada, y lo miró por el rabillo del ojo.
-Mi nombre es Eugene. -Le corrigió él- Eugene Pointer, hemos sido vecinos desde que teníamos nueve Blair y desde ese tiempo también hemos ido al mismo instituto. -Informó él, a sabiendas de que a ella no le interesaba, de que nunca le interesó y tal vez nuca le interesaría, pero aun así lo hizo porque a él sí le interesaba que ella conociera su nombre.
-Ya lo sabía. -Murmuró Blair, una mentira por supuesto.
-No es así. -Contestó él muy seguro.
-Sí lo es. -Insistió ella apretando sus dientes.
- ¡No lo es!
- ¡Que sí!
- ¡Que no!
- ¡Que sí!
- ¡Vainilla!
- ¿Qué? -Blair entornó sus ojos hacia él, frunciendo el ceño, lo miró como se mira a los locos.
-Lo siento, pensé que era una clase de juego. -Se disculpó él, pero eso no sonaba a una disculpa; no con su sonrisa pululando en su cara con una expresión juguetona- Pensé que dirías chocolate y luego yo diría frío y tú dirías caliente, luego yo diría arriba y tú abajo... como un juego de antónimos ¿Si lo coges? Me gustan de esa clase ¿A ti no? -Él la miró expectante. Ella fruncía el ceño y su boca estaba ligeramente abierta.
-No. -Le soltó bruscamente.
Eugene chasqueó su lengua y giró el volante por completo para doblar en la esquina.
-Son entretenidos y ejercitan la mente. Como pensar rápido ¿Me entiendes? -Le explicó él, ajeno a que ella no quería saber realmente- También hay uno que juego con papá cuando vamos de pesca, el de decir una palabra al azar y que el otro diga lo primero que se le viene a la mente. Eso más como un juego de psicología, pero es divertido.
Él parecía ser condenadamente bueno haciendo conversación, incluso cuando nadie más que él hablaba, y cuando todo el mundo -incluso su hermana Molly medio dormida en la parte de atrás- lo estaba ignorando. Blair lo escuchaba, y estaba analizando lo que decía con su cabeza recargada en el vidrio de la camioneta, dando la impresión de que en realidad lo estaba ignorando. Pero tal vez él no lo notó, porque seguía hablando.
- ¿Qué te parecen los dilemas, Rain? -Preguntó- Es así: ¿Qué preferirías? ¿Lanzarte de un avión al gran vacío solo con un paracaídas defectuoso o quedarte en el avión, que no tiene
piloto y tú no tienes ni idea de cómo se maneja y probablemente explote o se estrelle?
Blair lo miró de nuevo, como buscando en su cara algún indicio de retraso mental, pero él parecía muy cuerdo, él lucía un poco como la versión adolescente de Mathew Goode y Blair al igual que su madre compartían una admiración por Mathew Goode. Pero quien no podría hacerlo de cualquier manera. Eugene era como un Mathew Goode más escuálido y despeinado.
-Dime ¿Qué prefieres? -Insistió. Para mala suerte de Blair aun quedaban unas calles para llegar a su casa, no podría evitar responder hasta que llegaran.
-Ninguna, es ridículo ponerte a elegir entre dos cosas tan terribles. -Blair hizo una mueca.
-Así no funciona, Rain. Es una o es la otra, no hay un punto medio o una salida, por eso se llama dilema ¿Comprendes? -Le explicó él con una sonrisa indulgente.
-No, no lo comprendo. -Negó ella cruzando sus brazos debajo de sus pechos.
-Vale, ya lo comprenderás, tenemos mucho tiempo para practicar, todos los días camino al instituto y de vuelta a casa. -Dijo él. Ella gruñó.
-No estoy aceptando tu invitación de mierda para ser mi chofer ¿Si lo comprendes, niño? -Eugene rió, ni por un momento estuvo cabreado por su tono de voz y la manera tan grosera en que lo trató. Él era consciente de que Blair no podía ser de otra manera.
-No seré tu chofer, solo tu amigo el que te lleva, amigablemente. -Puntualizó él.
-No, tendré que conseguir otro chofer, pero no me llevarás.
- ¿Por qué pagar a alguien
para que te lleve si yo puedo hacerlo gratis?
-Porque no me agradas tú ¿De acuerdo?
- ¿Como conductor? Sigo todas las leyes de tránsito, si es lo que te preocupa.
-No es eso.
-Entonces no veo por qué no.
Eugene se encogió de hombros y sonrió. Blair lo miró alzando una ceja, él había ganado la discusión. Ella ni siquiera estaba considerándolo, porque no había manera en el mundo de que alguien la viera salir del estacionamiento y entrar en él en esa camioneta que sonaba como tornillos en una licuadora. Menos con el granjero que la conducía. Prefería caminar, ya tenía suficiente humillación en su vida para un solo día.
-No, Eugene. -Dijo Blair, su tono no estaba disponible a discusión.
Él aparcó de su lado de la calle, rápidamente se bajó sin tratar de convencerla y dio la vuelta alrededor de la camioneta. Lo hizo de nuevo, él abrió su puerta y se acercó para ayudarla a bajar, Blair lo dejó, puesto que no quería caer al piso y conseguir un esguince si intentaba saltar de esa cosa. Eugene puso sus manos delicadamente en su cintura y la alzó hacia arriba, Blair se sostuvo de sus hombros e hizo presión en ellos. Cuando sus tacones tocaron el piso, Eugene se alejó de ella dando un paso atrás sin dejar de sonreír por un minuto. Abrió la puerta trasera y sacó el bolso de Blair, se lo entregó luego, extendiéndolo hacia ella mientras los sostenía con ambas manos.
-Gracias. -Murmuró Blair. Se colgó el bolso en el hombro y trató de, si quiera, darle una mueca de agradecimiento que se viera convincente.
-No fue nada. -Contestó él.
Blair
dudó un momento antes de decirlo, pero no es como si su madre no le hubiera enseñado modales. -En realidad no, porque se había alejado antes de que ella pudiera averiguar para qué se usaba el por favor y el gracias; lo había hecho Lorena, pero daba igual, su padre le había pagado a esa señora por cuidarla diecisiete años, sería un montón de dinero echado al traste si su padre se enterase. Y si Lorena se enterase, la reprendería y Blair la dejaría, porque la quería, tal vez más que a sus ausentes padres.
Entonces se aclaró la garganta y habló-: Y muchas gracias, por lo de traerme. -Habló tan bajo que a Eugene se le hizo gracioso.
-Cuando quieras. Podría hacerlo todos los días, solo me agradecerías con tu sonrisa. -Blair levantó sus ojos, lo miró como buscando algo que le confirmase su locura en sus ojos, como si se tratase de un extraterrestre. Ella sabía que no era así, pero estaba abrumada y eso nunca le había pasado.
Suspiró y se arregló el flequillo que le caía sobre la frente con los dedos, esparciéndolo hacia los lados solo un poco.
-No, le diré al chofer de mi hermano. -Respondió.
Empezó a caminar hacia el otro lado de la calle, con toda la dignidad y elegancia que Blair Rain podría llevar consigo.
- ¡Espera! -Gritó Eugene. Blair se giró instantáneamente, ahora estaba parada en medio de la calle. Él le sonrió, de nuevo, tan blanca era su sonrisa, que con el sol brillaba aun más- No me dijiste que preferías.
A ella le pareció increíble que él hubiera insistido en eso, pero supuso que esa era su personalidad y que estaba totalmente loco. Por alguna razón, no quería tratarlo mal después de que fuera el único valiente en ofrecerse a llevarla a casa.
Dudó por un instante y luego contestó-: Saltar al vacío con un paracaídas defectuoso. -Dijo y se giró para seguir caminando.
- ¿Por qué? -Oyó a Eugene preguntar alzando su voz.
Blair tomó una respiración profunda antes de girarse de nuevo, esta vez sobre la acera.
-No lo sé, porque... a todo el mundo le gustaría volar ¿cierto? Incluso si te conduce hasta la muerte. Esa sería mi opción. -Vociferó y corrió dentro de su casa antes de que a él se le ocurriera decir otra cosa.
Eugene solo la miró irse con las manos en sus bolsillos y susurró- Es mi opción también.
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3. ¿Familia es sinónimo de apoyo?
Blair entró en casa, Lorena la estaba esperando, con el semblante serio; estaba sentada en el sillón de orejeras viejo que había sido del abuelo de Blair, Lorena tenía diecisiete cuando su madre la llevó a trabajar para los Rain, y ahí se quedó. Cuidó del padre de Blair como si fuera su propia madre, lo apoyó cuando se divorció por primera vez, lo apoyó cuando volvió a casarse, prácticamente era la persona que le daba vida a esa casa, había cuidado de la media hermana mayor de Blair y ahora estaba a cargo de ella y de Roscoe mientras su padre intentaba hacer más dinero y su madre iba de compras a diestra y siniestra.
Lorena se levantó del sillón y caminó hasta Blair con las manos detrás de la espalda. Blair suspiró y bajó los pequeños escalones de la sala, resonando sus tacones por el piso recién pulido de Lorena. La rubia se desplomó en el sillón con una cara de muerto viviente sin esperar el regaño de la señora morena que la miraba desde arriba, clavando su mirada color miel en la chica.
-Puede que a tus padres les dé igual donde te encuentres y lo que estés haciendo, pero a mí no. -Le recordó- ¿Dónde estabas? Ni siquiera mandaste el mensajillo de los mil demonios para avisar que ibas a llegar tarde. Es apenas el primer día Blair.
Y así era como funcionaba. Cada vez que Blair tenía planes luego de la escuela, mandaba secretamente un mensaje a su nana, para que supiera en donde estaba. No quería que nadie se enterase de que
a ella la gobernaba alguien más, por eso era secretamente. Cuando hacía fiestas en casa, Lorena se iba a pasar la noche en casa de una de sus hermanas, casi siempre volvía a la mañana siguiente lista para ver un desastre en el hogar, pero Blair era su favorita, así que lo asumía. Sin embargo, Blair últimamente se había salido de control, como todas las personas en el ámbito de la popularidad. Había perdido un poco de confianza en ella, pero Blair hacía de las suyas igualmente.
-Estaba en el jodido instituto, como una pringada, esperando que mamá fuera por mí. -Le contestó. Lorena frunció el ceño.
-Guarda ese lenguaje para tus amigos. -La acusó con un dedo.
- ¿Qué amigos? -Preguntó tristemente irónica- Todo está acabado, Lo. -Se cubrió los ojos con las manos- ¡Todos me odian! Sospecho que mi madre también lo hace, porque jamás contestó mis mensajes y tuve que volver a casa con el lunático que vive en frente y su hermana en esa camioneta que se cae a pedazos. -Se acurrucó en una esquina del sofá, sollozando.
- ¿Hablas del nieto de Genevieve? Pero si es un muchacho muy bueno, Eugene es...
- ¡No te molestes Lo! Sé como es, es un rayito insoportable de sol, lo sé, me molesta hasta el tuétano ¿Pero qué hacer? -Tomó la cara manta que su padre había obtenido en Dubái y se arropó con ella, dejando los zapatos en la alfombra- Al menos me trajo a casa.
-Condenadamente dramática, como tu padre. -Murmuró Lorena y se sentó en el sofá junto a Blair quien había vuelto a lloriquear como niña- ¿Aun estás triste por lo de Greg? -Le preguntó.
Blair se secó las lágrimas con el dorso de la mano.
-Ajá. -Contestó.
No era por Greg, era por todo lo demás. Lucy podía quedarse con Greg y a ella no le importaría en lo más mínimo, porque realmente nunca lo amó, el problema era que Greg representaba al resto de la comunidad de estudiantes. Si Greg la quería, los demás también lo hacían, porque eran como ovejas siguiendo al rebaño. Y Greg era el pastor. Ella había sido la reina, pero realmente nunca lo fue, solo estaba allí porque había tenido suerte. Pero decir ajá era más fácil.
-Cariño, lo siento mucho.
Todos habían dicho que lo sentían; su padre, su madre, Lorena, el psicólogo, Lucy cuando le quitó a su novio, Greg cuando decidió quedarse con Lucy. Blair comenzaba a sospechar que ninguno lo había dicho con sinceridad.
-Lo, solo quiero estar sola. -Murmuró casi inaudible.
- ¿No tienes planes con tus amigos? ¿Qué pasa con Hilary y Macy? Ya no se les ve por aquí ¿Qué pasó con ellas?
Era lo mismo que Blair se preguntaba. Se habían conocido desde la primaria y ahora, solo porque Lucy les había hecho ver que valían más de lo que Blair las hacía pensar, ellas se habían alejado, alegando que Blair había sido una mala amiga para ellas todos esos años. Tal vez la popularidad se le había subido un poco a la cabeza, tal vez las había alejado y se lo merecía, pero si en realidad Macy y Hilary hubieran sido objetivas delante del asunto habrían aceptado la disculpa desesperadamente sincera que Blair les había dado. Pero simplemente la ignoraron. Ya no sabía qué hacer, sino hundirse
en su pena y llorar.
-Son pasado. No les verás el pelo por aquí, estoy segura. -Murmuró.
Lloró como si alguien hubiese muerto. Lo hizo por tres horas, hasta que Roscoe bajó las escaleras y se puso delante de ella.
- ¿Qué es lo que te pasa, bruja? -Le preguntó con un tono obstinado. Para ser un niño de doce años era bastante prepotente y dominante. Era justo como Oliver Rain, un líder nato, con carácter e inteligencia, además de ser un experto en estrategias gracia a los videojuegos.
-Muero lentamente ¿Tienes problema? -Masculló. Roscoe se sorprendió de que no le contestara con otro insulto.
-Estás sobre mi PSP [1]. -Le dijo frunciendo el ceño- ¿Por qué lloras Blair? -Le preguntó, está vez más sensible hacia su hermana. Ella no esperaba esa reacción, sin embargo no se inmutó. Se levantó un poco y buscó el aparato debajo de su cuerpo. Lo encontró debajo de uno de los cojines, lo sacó y se lo dio a Roscoe.
-Lloro porque todos me odian. -Le contestó y se dio la vuelta, dándole la espalda a su hermano.
-No creo que seas tan importante como para que todos te odien. -Se burló Roscoe cruelmente.
-Lo que digas. -Blair resopló y se cubrió la cabeza con la manta. Roscoe encendió la consola y se sentó en el sillón en el que había estado Lorena, con sus codos apoyados en las rodillas.
-Oye... -La llamó. Ella no respondía a sus insultos y por experiencia él ya sabía que eso era algo muy malo. No había estado de esa manera desde que su padre no había cumplido con la promesa
de asistir a su cumpleaños número dieciséis. Le había pegado duro, y Roscoe había estado ahí para corroborarlo- ¿Esto es por Greg? Te dije que dejaras de llorar, te ves como mapache haciéndolo.
Sin embargo, consolar no era el fuerte de Roscoe. Su hermana no le contestó y volvió a sollozar. Roscoe se pasó una mano por su cabello color azabache y lo alborotó mientras ponía en blanco sus ojos azules, similares a los de Blair. Apagó el aparato en sus manos y suspiró.
-Tú no lo entiendes, seguro que tú eres popular, disfrútalo mientras estás en la primaria, lo que viene se pone difícil. -Le advirtió ella con su voz aguda resonando en los oídos de su hermano. Él siempre había dicho que era insoportable.
- ¿Quién te dijo que yo era popular, Blair? Eso es lo que pasa con mamá y contigo, están obsesionadas con que las amen y veneren. No se dan cuenta de no son el centro del universo. No entienden que en nuestra familia, no todos somos unos ganadores. -Blair bajó su manta y se volvió para a ver a su hermano, que miraba la pantalla de su videojuego apagado con una mueca de rabia en su rostro. Apretaba los dientes y entornaba los ojos como solía hacerlo su padre cuando no soportaba una conversación, cuando hablaba por teléfono con alguien a quien iba a despedir o cuando alguien colmaba su paciencia y él no podía despedirlo.
- ¿También eres un marginado? -Le preguntó.
- ¿También eres una loca obsesa de la atención de los demás, para convertirte en el centro de los chismes y la envidia, impulsada por
la ambición de poder y con una estúpida idea en la cabeza de perfección y belleza, como mamá? -Blair se apoyó en su codo para mirar a su hermano.
- ¿Qué es lo que te molesta de todo esto? -Le preguntó entornando los ojos hacia él.
- ¿Qué es lo que te molesta de no ser popular? -Interrogó Roscoe con ironía.
- ¿Por qué sigues contestándome con una pregunta? -Blair no conocía lo suficiente a su hermano como para saber qué era lo que estaba mal con él. Jamás le había prestado tanta atención. Sin embargo, Roscoe sabía cómo recolectar información de una persona, sentado, en las sombras, mirando en silencio todos esos años, él conocía a su hermana tanto como lo haría Lorena.
-No tengo ganas de pelear, seguro tú tampoco. -Se encogió de hombros- Mira, sé que esto realmente te importa, pero si sigues llorando, solo conseguirás secarte.
-No lo entiendes, mis amigos, mi novio... todos se han ido. -Roscoe rodó los ojos, alentar a la gente no era algo que considerar útil. Pero al fin y al cabo era su hermana, le molestase cuanto le molestase él seguía siendo parte de la familia Rain.
-Blair, basta de drama, tendrías que tener claro que jamás tuviste amigos. -Ella no lo entendió y cuando pedirle explicaciones, Roscoe se marchó escaleras arriba y sin mirarla siquiera.
Ella aun estaba en la depresión. Sospechaba que no se movería de esa fase por un tiempo. Pero uno no solo se queda esperando que la ayuda caiga del cielo ¿Verdad? Si se ponía a pensar eso era lo
que había causado que llegara a ese estado, se concentró todo el curso pasado en hacerla vida imposible a Lucy Stevens y posteriormente a Greg también. Perder el tiempo en tratar de recuperar a su novio la llevó a faltar a las prácticas y pronto Gabriella Cooper la remplazó como capitana.
A la mierda todo. Se dijo, si no podía ser popular, pues bien, sería del montón. Tratar de superarlo era lo único que quedaba, tenía a esas extrañas personas que jamás había notado pero que ahora le tendían una mano para ayudarla y no hacerla ver tan insignificante. Pero tenía que evitar a toda costa a Eugene Pointer, porque era raro, demasiado sonriente y entusiasta para su propio bien. Que estuviera tan feliz siempre la deprimía a ella.
Unas horas después de meditarlo y decidir que intentaría recrear su vida, se dio cuenta de que era tarde, las nueve. Su padre regresaba esa noche de un viaje realmente largo, su madre, posiblemente hubiera salido de la ciudad para entonces, considerando que jamás respondió sus mensajes, últimamente hacía eso. Llamaba a Lorena para que avisara a sus hijos que se había ido a Las Vegas o a otro lugar muy lejos. Ya no entendía cual era su juego. Cuando Oliver regresaba, Sabrina se iba y así había estado por un par de meses. Blair tuvo que hacer memoria para darse cuenta de eso.
A las diez Oliver Rain entró por la puerta principal, soltando un suspiro de cansancio y alivio. Blair se sentó en el sofá, aun estaba envuelta en la manta, abrazó sus rodillas sonrió al
verlo entrar. Oliver se quedó parado frente a ella y sonrió con el nudo de la corbata desanudada a medio camino. Gracias a Dios ya no quedaba rastro de las lágrimas en la cara de Blair, ella detestaba que su padre la viera llorando.
-Hola papi. -Pronunció sonriente.
-Hola rubia, ¿Qué tal? -Oliver solía llamarla rubia, Blair era rubia porque su abuela había sido rubia, o eso era lo que decía su padre, porque en realidad su madre era castaña y su padre pelinegro, como Roscoe. Oliver terminó de quitarse la corbata y se dejó caer al lado de su hija, estaba realmente cansado- ¿Dónde está tu madre? -Preguntó. Blair pensó que él ya sabía la respuesta.
-No aquí, escuché a Lorena hablar con ella. Está fuera de la ciudad.
Su padre resopló.
-Claro, creo que me dijo algo de eso. -Mintió, porque no sabía que decirle a su hija.
- ¿Qué te dijo? -Debió haberlo pensado mejor.
-Que iba a estar fuera de la ciudad. -Optó por decir lo que era más fácil.
- ¿Qué está haciendo? -Insistió Blair.
-Yo... no lo sé, cariño. -Se encogió de hombros- Ya volverá y podremos preguntarle. -Trató de sonreírle, pero Blair no se lo tragó ni por un segundo.
-Ya te habrás ido para entonces. -Suspiró y se deslizó un poco hacia abajo, estirando sus pies sobre la mesa de café.
Oliver calló, porque era lo único que podía hacer. Su hija tenía razón y no podía negarlo. Besó su mejilla y volvió a levantarse del sofá. Tomó la corbata y la puso sobre su hombro izquierdo. Blair hubiera querido halarlo y obligarlo a quedarse con ella, pero él no necesitaba más molestias. Estaba cansado.
-Iré a dormir. -Le dijo. Blair asintió.
Oliver caminó hasta las escaleras pero se detuvo antes a hacerle una pregunta- ¿Tú y Greg arreglaron las cosas? -Blair negó a su pesar, y se abstuvo de volver a lloriquear fuertemente. Oliver asintió y siguió caminando escaleras arriba- Gracias a Dios. -Murmuró antes de llegar a la puerta de su habitación. Greg y él no habían tenido la mejor trayectoria.
En cuanto a Blair, se dijo a sí misma que nadie arruinaría su vida de nuevo.
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[1]: PlayStation portable.
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4. La princesa está triste, pero es libre.
Blair estaba sentada cerca de la ventana, en los primeros puestos de la clase de inglés de la señorita Warwick. Era extraño sentarse a la vista del profesor, se sentía más vulnerable que nunca. Pero no habían guardado su puesto usual en la parte de atrás. Y ella estaba tremendamente enojada por ello, sin embargo no había a quien reclamarle.
La señorita Warwick se movió frente a la clase, sin mirarlos, ella estaba concentrada en el libro que tenía en sus manos. Suspiró una vez más y levantó sus ojos cafés hacia la clase, la clase esperó que dijera algo, pero solo sonrió de manera indulgente. De todas las profesoras, la señorita Warwick era la más joven, tal vez estaba en los treinta o bien podía tener veinte y tantos y aparentar más. Siempre mantenía su nariz metida en un libro antes de comenzar cada clase y cada palabra que decía era pronunciada con dulzura. Era difícil sentirse intimidado por alguien como ella, pero el puesto en frente de la clase te deja expuesto y sensible a hasta el más pequeño acercamiento. Por simple que fuera la pregunta, el miedo a no saber la respuesta estaba ahí, golpeando los nervios.
-Comencemos. -Dijo y dejó el libro sobre su escritorio- Tengo una actividad especial para ustedes, y como sé que les encanta charlar, será en parejas, adelante. -Hizo un gesto con la mano y se movió de vuelta al escritorio.
El desorden dio lugar en el salón de clase. Se gritaron nombres aquí y allá, pero ninguno fue el de Blair. Ella vio a todo el mundo reunirse con sus parejas, pero nadie se acercó si quiera. Esto
es lo que se siente estar sola. Pensó. Todos juntaron sus asientos, rieron, charlaron y Blair aun seguía cerca de la ventana, mirando hacia afuera porque sabía que nadie la escogería. Hannah no estaba en esa clase, Becky tampoco, no había nadie en quien ella confiara lo suficiente como para pedirle ser su pareja.
La señorita Warwick notó la soledad de Blair y se acercó a ella sigilosamente. Se apoyó del escritorio con sus brazos cruzados, frente a la rubia solitaria.
-Señorita Rain, necesita una pareja. -Le dijo. Blair giró su cara para mirarla y se acomodó el flequillo con los dedos.
- ¿Es estrictamente necesario? -Realmente no era problema de ella, era el problema de los demás, entonces no sabía ni por qué se preocupaba.
-Sí, es necesario, es una dinámica de grupo. Ya sabes, trabajo en equipo. Puedes conseguir a alguien, vamos. -Le animó la señorita Warwick, aun así Blair no pretendía moverse de su asiento para ir a rogarle a nadie.
- ¿Podría hacer una excepción por mí? -Preguntó suavemente.
-No lo creo, -La profesora sonrió condescendientemente- Aun falta alguien por llegar, envié a Eugene Pointer por unas copias, te aseguro que no se negará.
En cuanto oyó ese nombre sus ojos se pusieron en blanco, como automáticamente. No podía evitar ser despectiva cuando se trataba de su raro vecino, de ese chico adicto a los juegos de palabras extraños y de sonrisa inquietantemente abrumadora. La señorita Warwick rió un poco y negó con la cabeza. Cuando la puerta se abrió Eugene entró mientras tiraba de su flequillo, alisándolo hacia el lado derecho
de su cara. Lucía como el día anterior; sonriente y muy alto.
Le sonrió directamente a él, luego caminó hasta donde estaba la profesora y le tendió el fajo de hojas que llevaba en sus manos. La señorita Warwcik las cogió y luego las puso detrás de ella en el escritorio.
-Eugene ¿Aceptarías ser la pareja de Blair en la actividad de hoy? -Interrogó. Blair no dijo nada, solo cruzó sus brazos y bajó su cabeza, refunfuñando como si su madre le estuviera pidiendo que compartiera un helado con su hermanito.
-Siempre. -Dijo él.
Y sonrió.
Siempre, siempre, siempre sonreía. Ese es su talento. Pensó Blair. Sonreír.
La profesora lo envió a su asiento, y él obedeció. Tomó un pupitre y lo colocó a un lado del de Blair. Ella seguía con su cabeza abajo. Entonces comenzó la repartición de diferentes poemas, cada hoja tenía un poema diferente. Era algo que ella tenía pensado hace mucho. Cuando se acercó a Blair, la profesora puso una mano sobre sus hombros y dejó la hoja frente a ella, sobre la mesa del pupitre.
«La princesa está triste»
Leyó Blair en el título.
-Especialmente para ti. -Dijo la señorita Warwick.
Blair miró la hoja mejor. El autor era Rubén Darío.
-Es un hermoso poema. -Dijo Eugene- Latinoamericano, y es muy bueno. -Le aseguró tomando la hoja.
La señorita Warwick se paró en medio de la clase y sonrió, todo el mundo le prestó
atención. Esa era su manera de decir; hey, miren aquí todos.
-Ya que todo el mundo tiene sus poemas, esto es lo que quiero que hagan. -Dijo- Van a leerlos, luego van a dejar que ese poema los consuma, no consuman ustedes el poema, no simplemente vayan a ojearlo y luego busquen en internet un buen análisis sobre este. No. -Ella negó con la cabeza- Van a dejar que toque su alma, porque sé que deben tener un alma.
Todo el mundo estalló en risas
-Luego quiero escuchar sus versiones de la historia. -Continuó- Es decir, su historia, lo que causó ese poema en ustedes. Y además de abrir el alma que sé que tienen... quiero que lo discutan con su compañero, quiero que se emocionen con ese poema como si fuese un chisme de pasillo, o una buena película, discútanlo, peleen por su significado. -Ella puso emoción en su propio asunto- Hagan que me emocione yo también ¿Vale? -Un monótono "Sí" se extendió por la sala. Y la profesora regresó a su puesto detrás del escritorio.
-Suena divertido. -Susurró Eugene. Blair lo miró y rodó sus ojos. Aun sonreía- ¿Quieres leerlo primero o quieres que lo lea para ti? -Le preguntó. No es que no le gustara leer, es que no estaba acostumbrada.
-Léelo. -Por lo menos se sentiría como si estuviese dando una orden.
Eugene comenzó a recitarlo para ambos, con el suficiente volumen para ser discreto.
»La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardias,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un
lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
-la princesa está pálida, la princesa está triste-,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
Cuando él terminó, Blair estaba a punto del llanto, porque el condenado drama no parecía tener fin alguno. La pobre princesa de ojos azules tal vez era ella. Era más que obvio por qué lo había hecho la señorita Warwick, tal vez intentaba decirle que no toda princesa está feliz de serlo, que era bueno ser libre. Pero no dejó que eso la preocupara realmente, no se preocupó en realidad, más bien ella sonrió. Por si fuera poco, Eugene lo había dicho como si no tuviera que leer el papel para recordar las palabras. Él ya lo había leído y era evidente.
-Es bonito. -Dijo Blair. Eso fue lo único que dijo, Eugene sonrió aun más amplio, como si eso fuera posible. Pero él se veía bien haciéndolo, no lucía como el guasón, lucía como un tipo
al que le gustaba mucho ese ejercicio de mover sus mejillas hacia arriba y mantenerla ahí para mantener su propio record.
- ¿Cómo te hace sentir? -Preguntó. Él daba la impresión de estar realmente interesado en su respuesta.
-Me hace sentir libre. -Dijo ella sin pensarlo. Eugene la miró a los ojos, pero Blair estaba mirando hacia otra parte.
-El azul representa libertad, tus ojos son azules. Yo diría que tienes libertad en tus ojos. -Por sorprendente que fuese, él no sonaba ridículo- También sueños. -Murmuró- Es significativo que te sientas así. Estás llena de este significado.
-Soy como la princesa. -Susurró Blair.
-No. -Contestó Eugene- La princesa está triste porque no puede ser libre, tú ya lo eres. Solo insistes en mantenerte triste, eso es masoquismo. -Espetó él, sonó tan amable y considerado que ella no lo tomó como algo malo.
- ¿A ti qué te parece? -Preguntó tratando de desviar el tema. Eugene se encogió de hombros.
-Me parece que el tema de la boca de fresa y los ojos azules te va muy bien a ti. -Sonrió para ella, de nuevo. Blair tuvo que reírse. Era imperativo que lo hiciera.
-El poema Eugene. -Puntualizó.
-Es un poema sobre ser libre, me hace sentir como si... en realidad tuviera que salvar a esa princesa. No con un beso, me refiero a... compartir mi libertad con ella.
Él miró la hoja de papel, Blair simplemente pensó que ella jamás podría ser tan profunda como él, que él tenía un verdadero significado y ella solo era una niña malcriada. La enfureció no ser importante. Sí, la princesa estaba triste, pero no era ella, ella estaba encerrada y Blair lo había estado pero ya no. Pero antes le había gustado estarlo.
Entonces fue cuando una bolita de papel voló a su cabello y ella recogió.
«Si quieres volver a ser la reina, reúnete conmigo en el almuerzo. -Kale.»
Ella miró hacia atrás y los ojos profundos y traviesos de Kale la estaban mirando, con una sonrisa sagaz debajo de ellos. Él tenía en mente algo, y ese algo tenía todo que ver con Blair. Pero Kale Parker nunca había sido buenas noticia, para nadie.
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5. La propuesta.
Blair corrió por el pasillo, antes que llegara a la puerta de la cafetería alguien tiró de su brazo y la introdujo en el baño de chicos. Ella pudo haber gritado, pero todo este tiempo tratando de no hablar, carraspeando y llorando habían irritado su voz un poco. Así que lo que se que intentó decir salió como un gruñido. El sujeto que la había arrastrado allí se rió de ella mientras la abrazaba por la espalda. Blair reconoció ese perfume intenso, estaba usando demasiado, y eso activaba las alergias de Blair. Estornudó, como siempre lo hacía cuando se acercaba a Kale Parker.
-Suéltame. -Gruñó Blair.
-Vale, por ahora. Necesito ver tu precioso rostro. -Blair logró librarse de sus brazos, pero en cuanto lo hizo Kale hizo que girara sobre sus pies y tomó su cara entre sus manos.
- ¿Qué es lo que quieres? -Preguntó ella tratando de alejarse. Sin embargo sus manos eran demasiado grandes y firmes para que ella pudiera zafarse tan fácilmente.
-Lo que he siempre he querido. -Él sonrió sagas y la soltó- Tengo algo que proponerte. -Dijo. Camino alrededor de Blair como un depredador.
- ¿Qué? -Ella se mantenía brazos cruzados, esperando para escapar en cualquier momento.
Kale Parker era un Running back un tanto prepotente y presuntuoso, que juraba que todo el mundo giraba a su alrededor, eso le recordaba a ella misma y le desagradaba en todos los aspectos. Todo lo contrario a Greg Fisher. Por lo tanto toda la vida habían estado en completo desacuerdo. Sin
embargo, había algo que tenía Greg que Kale definitivamente deseaba, y ese algo era precisamente Blair Rain. Estuvo acosándola por años, pero Blair simplemente lo alejaba, porque sin duda él era mucho peor que ella, él era un líder y darle la satisfacción de ser su líder también... eso simplemente no pasaría.
-Bueno, ahora que Lucy ha tomado el mando aquí, supongo que estás deprimida. -Blair levantó una ceja hacia él- Bueno, en realidad es obvio. -Admitió.
-Dime cuál es tu punto o me voy. -Amenazó ella. Su estómago comenzaba a rugir, y era día de pizza. El primer día de pizza en que ella no tenía una estricta dieta que seguir gracias a los entrenamientos.
-Mi punto es muy simple: vamos a empezar de cero. Y cuando digo vamos me refiero a tú y yo.
Kale volvió a acercarse a ella y tiró de su cintura para mantenerla cerca. Blair apoyó sus brazos en esos pilares que eran los hombros de Kale. Él era gigante, como un gran monumento de un Dios griego. Si tan solo ella pudiera pisotearlo y dominarlo como a Greg, estaría encantada con su presencia, pero había algo en él que la repelía, como si fuera desagradable, sin importar cuán guapo fuera
-Si somos una pareja, una pareja adorable y tierna, con un montón de cursilerías a nuestro alrededor ellos nos amarán. -Explicó Kale- Y volverás a reinar este lugar. En cuanto a mí, cumpliré mi promesa de salir de aquí como dueño de lo único que me importa tener: tú. -Blair lo miró frunciendo el ceño y con todas sus fuerzas lo alejó. Kale rió y dejó que ella se soltara.
-De
ninguna manera. -Negó Blair y volvió a cruzarse de brazos mientras se arreglaba la falda negra y se alisaba la blusa.
-No lo has pensado, mira todas las posibilidades Blair: podrías volver al equipo de animación.
-No puedes decir que será así.
Kale bufó y luego soltó una risa sonora y burlista.
-Puedo decir que será así. Las porristas me aman, ¿No te das cuenta? Si tienes un novio con un buen estatus, ellas estarán encantadas contigo. -Él llevaba razón. Pero a Blair se le hacía imposible pasar un minuto al lado de Kale sin querer vomitar o estornudar. Era como si tuviera una clase de imán repelente, que solo la hacía querer alejarse de él, la empujaba involuntariamente fuera de su campo.
-No. -Dijo Blair realmente decidida.
-Piénsatelo, cariño. -Kale se acercó de nuevo y dejó un beso en su mejilla, y antes de salir dijo- Verás como todo encaja al final.
Lejos de siquiera considerarlo, Blair gruñó. Y un minuto después estornudó. La loción de Kale era muy fuerte, definitivamente estaba usando demasiada.
Ella salió de allí y caminó hasta la cafetería, Hannah y Becky la estaban esperando y agitaron sus manos para que ella pudiera verlas desde la puerta. Había un cartel puesto sobre la barra de la comida que decía "Pizza agotada". Solo quedaba pastel de carne, y no había manera de que Blair comiera el pastel de carne de la cafetería. Esas cosas solo le quedaban bien a Lorena.
Así
que con la cabeza abajo se dirigió hacia el puesto que le habían guardado Hannah y Becky. Se sentó mirando hacia el centro de la mesa y se abrazó a sí misma y suspiró. Era tan aburrido estar allí, sin bromear, sin que le dieran cumplidos, sin nada de nada.
Becky golpeó su hombro.
- ¿Dónde estabas? -Preguntó mientras masticaba su pedazo de pizza que se veía muy tentador para Blair. No logró quitarle la vista por unos segundos.
-Mmh... en el baño. -Sacudió sus hombros con desinterés. Becky asintió.
Y entonces, Eugene, con su gran sonrisa se acercó a la mesa y puso un plato con dos jugosos pedazos de pizza en frente de Blair. Ella lo miró con el ceño fruncido. Luego miró el plato, luego volvió a mirarlo de nuevo. Era una pregunta tácita.
-Es para ti. -Él tomó asiento a su lado- Vi que... estabas ocupada, en el baño, ya sabes. -Se encogió de hombros. Ella había salido antes que él del salón de clase, así que podía suponer que la había visto cuando Kale la arrastró dentro del baño de chicos- Así que lo traje para ti, él día de pizza es fugaz. -Sonrió como siempre. Blair tenía demasiada hambre como para negarse a aceptarla o decir algo descortés.
Comió esa pizza como si fuera su última cena. Había olvidado como sabía. Jodidamente deliciosa. Como el cielo. Eugene no dejó de sonreír mientras estuvo a su lado y charlaba con Hannah y Becky sobre cosas que Blair ignoraba porque no podía escuchar nada cuando estaba en el cielo italiano de peperoni y extra queso.
-Vaya... -Le dijo Eugene cuando ella terminó- Si que tenías hambre.
-Inesperadamente ella sonrió para él. No creía haberlo hecho, más que un segundo. Pero esta sonrisa duró al menos cinco minutos. Y él estaba sorprendido, pero no dijo nada, no quiso arruinar el momento- Vaya, tengo que comprarte pizza si quiero verte así de nuevo. Anotado. -Susurró para sí mismo. Luego le tendió a ella una coca-cola light de dos que había traído junto con la pizza.
Fue como alimentar a un cachorrito hambriento. Muy lindo. Al final del almuerzo Blair tuvo que agradecerle mientras caminaban a clase. Él se desvió hacia la clase de matemáticas del viejo Garner. Hannah, Becky y Blair tenía clase de deportes. Era tan aterrador como sonaba.
Mientras estaban en los vestidores, Blair simplemente no podía creer lo humillante que se veía en ese pequeño short rojo y esa gran camiseta gris. Lo odiaba y no llevaba ni cinco minutos con él puesto. Ni siquiera había un espejo en donde mirarse, pero ella sentía como que se veía horrenda.
Hannah azotó su viejo casillero y Blair se encogió ante el ruido.
-Oye Blair ¿Quieres hacer algo después de clase? -Le preguntó Becky mientras recogía su largo cabello rubio cenizo en una cola de caballo. Ella tenía un chicle en su boca mientras hablaba. Ella siempre traía un chicle. Blair levantó su cabeza mientras bajaba su pierna de la banca.
- ¿Cómo qué? -Preguntó con curiosidad.
Hannah se encogió de hombros.
-Mi mamá hace buenos bocadillos, tal vez pasar el rato en mi casa y luego... no sé, ir al centro comercial.
No habían tenido gran charla los últimos días, pero Becky y Hannah realmente lo estaban intentando, intentaban hacerla sentir cómoda. ¿Pero cómo realmente se hacía sentir cómoda a una persona que se había esforzado toda su vida por intimidar tanto a los otros? Estaba resultando un tanto difícil. Y Blair, muy en el fondo, apreciaba todo ese esfuerzo. Y en ese momento, ella ya había mandado todo al diablo, así que no lo pensó dos veces y asintió.
-Sí, eso sería genial.
Ella sin duda habría preferido una fiesta o ir de compras a una gran boutique, pero era lo que podían ofrecerles y ella lo tomaría.
Becky miró a Hannah y esta le devolvió la mirada. Ninguna de las dos esperó que ella dijera que sí. Era más un acto de cortesía que habían estado practicando que una invitación. Becky se encogió de hombros y Hannah sonrió. Blair puso su otro pie sobre la banca para atar los cordones de su zapato izquierdo. Cuando terminó el sonido del silbato del entrenador Nichols resonó por todo el vestidor.
-Es la señal. -Advirtió Hannah.
-Para nosotras. -Se burló a su pesar Becky- Tú no haces ejercicio, así que no sé qué haces aquí. -Blair se levantó y miró a Hannah cojear hasta la puerta de los vestidores. No se había preguntado el por qué, pero Hannah cojeaba seguido, no se veía como algo temporal.
- ¡Claro que hago ejercicio! Tengo un plan especial, ejercito mi cerebro y eso debería contar. -Le dijo a Becky.
Becky rodó los ojos y dejó a Blair adelantarse.
-No cuenta, o
si no sería justo que para las porrista obtener créditos extras por ejercitar sus culos en la clase de matemáticas.
Blair se sintió ofendida al instante y frunció el ceño hacia Becky.
- ¡Oye! -Se quejó.
Becky tapó su boca y luego sonrió.
-Lo siento, no quise decir eso. -Se encogió de hombros. Pero no era un lo siento sincero, Blair ya conocía ese tipo de disculpa. No la culpaba por pensar eso. Ella era un desastre en matemáticas y si le dieran puntos extras por unas porras sería genial.
Ellas se dirigieron hacia el gimnasio, Blair esperaba que no fuera tan malo. Y definitivamente no lo fue, por lo menos no estaba esa presión que sentía sobre sus hombros porque todo el mundo lo hiciera perfecto, no había rutinas, solo calentamiento y par de órdenes vagas por seguir. Pero Kale había estado toda la clase sentado en la gradas, mirándola, como un recordatorio sobre su propuesta.
Blair aun se preguntaba que sería lo correcto.
*****
N/A: Como dije, haré esto seguido.
Bueno, quiero saber ¿Qué les está pareciendo? ¿Qué les parece Kale? ¿Eugene? ¿Hannah y Becky? ¡La misma Blair! Quisiera ver sus opiniones.
Estoy realmente emocionada con esta historia, así que ver sus comentarios me haría realmente muy feliz y aumentaría mi inspiración (Lo digo en serio, cero estrategia). Como ven, empezó lo interesante ¿Qué hará Blair ahora?
Ahora que empecé el último lapso, las cosas se ponen difíciles, pero voy a lograr escribir y publicar lo suficiente como para no perder el hilo del tiempo. Si hay algunos inconvenientes y no puedo publicar, les ruego me disculpen de una vez. Avisaré.
Bueno, espero que lo hayan disfrutado. Espero sus comentarios.
PD: ¿Cómo se imaginan a Kale? Me da curiosidad saberlo.
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6. Lo que hacemos para divertirnos
Blair se encontraba sentada en la pequeña cama de una plaza de Hannah. Con un pastelillo de chocolate en su mano derecha, su caro bolso sobre su regazo y las manos cruzadas sobre este. Estaba mirando la puerta de la habitación de Hannah. Donde estaban todos sus gorros colgados en un perchero. Hannah tenía varios, de todos los colores existentes y figuras extrañas. Había uno verde, en forma de cocodrilo, que Blair pensó que si te lo ponía seguro parecería que te está comiendo la cabeza.
Becky y Hannah discutían afuera. Ninguna de las dos tenía idea de que hacer.
-Bueno, ya está aquí ¿Ahora qué? -Preguntó Becky.
- ¿Y yo qué sé? Tú la invitaste. -Hannah respondió.
- ¿Qué crees que quiera hacer?
-Probablemente no estar aquí.
-Eso es ridículo ¿Entonces por qué dijo que sí? -Espetó Becky en voz baja.
-No lo sé, tal vez estaba confundida por toda esa rica pizza. -Susurró Hannah- Tengo entendido que ella no comía mucho de eso antes.
-Vamos adentro, antes de que salte por la ventana. -Aconsejó Becky. Estiró su mano y abrió la puerta. Blair estaba parada a unos pocos centímetros de la puerta. La miró con los ojos entornados.
-No saltaré por la ventana, ¿Por qué saltaría por la ventana? -Interrogó Blair.
-Yo... no lo sé, es que esto es nuevo para nosotras. Sabemos poco de ti. -Blair volvió a sentarse y le dio un mordisco al pastelillo sin pensarlo.
-Bueno, yo... -Se detuvo de pronto y abrió los ojos. Miró el pastelillo y masticó más rápido, le dio otra mordida voraz- Dios mío, está
delicioso ¿Qué es lo que tiene? -Le preguntó a Hannah.
-Azúcar. -Contestó con un poco de sarcasmo. Blair rió. Desde el almuerzo, reír era lo único que le provocaba hacer. Tal vez era el síndrome raro que tenía ese tonto chico sonriente. Sí, tal vez Eugene le había contagiado su felicidad. No es que fuera una cosa mala, pero tampoco era tan buena. Porque dentro de su cabeza titilaba la brillante sonrisa de comercial de Eugene y no se podía explicar por qué.
- ¿Y... qué hacen para divertirse? -Preguntó con la boca llena de pastelillo la rubia, sentada en la cama, mirando fijamente el pastelillo, buscándole la explicación a su exquisito sabor. Lorena solía hacer de esos antes, pero cuando Blair entró al equipo de animación y fue más importante mantener su peso en la línea indicada que comer lo que ella preparaba, dejó de hacerlos para ella.
-No mucho. Escuchamos música, vemos películas, hablamos de chicos, vamos al centro comercial y molestamos gente. -Becky se encogió de hombros. Blair las miró. Debe ser porque ella no había hecho nada de eso con Macy y Hilary, no hacían nada que no fuera ir de compras y hablar de las personas que les desagradaban en el instituto. Y lo que Becky y Hannah hacían parecía bastante divertido, así que terminó de comer su pastelillo y mandó todo su glamur al diablo.
-Bien, hagamos algo de eso. -Dijo.
- ¿Algo de eso? -Inquirió Hannah, sorprendida. Se balanceó sobre su pie bueno y se rascó la nuca- Bien ¿Qué quieres hacer primero?
-Lo
que sea. -Blair se levantó- ¿Por qué no vamos al centro comercial primero? Otro día venimos aquí y hacemos cosas... de amigas, o eso. Necesito ver cómo sin en público primero. -Se encogió de hombros. Blair tenía sus razones.
Hubo un silencio incómodo por unos segundos, pero Becky lo extinguió dando un paso al frente. Le dio un codazo a Hannah y sonrió.
- ¿Crees que tu madre nos preste el auto?
(...)
Fueron al Manhattan Mall, era el lugar preferido de Becky y Hannah. Blair se sentía algo segura con ellas, es decir, con Hilary y Macy siempre tenía que dirigir el grupo, indicarles a donde ir, que hacer, como caminar y hasta respirar, pero Hannah y Becky tenía su propio estilo. En vez de caminar detrás de ella, iba adelante, independientes y divertidas, Blair descubrió que era una combinación que le gustaba.
Compraron malteadas (hasta ahora, era el mayor nivel de azúcar en la sangre de Blair en años). Luego se sentaron en el borde de una fuente a ver pasar personas. Blair aun esperaba la acción.
- ¿Y qué es lo que hacen aquí? -Preguntó Blair mientras cruzaba su pierna derecha sobre la otra. Estaba usando una falda azul celeste y una blusa negra, con tacones altos blancos con una cinta negra que le rodeaba el tobillo. Ella se veía como una estrella de cine, siempre.
Becky paseó su vista por el lugar, tratando de encontrar a la victima perfecto. Entonces golpeó el hombro de Hannah levemente y apuntó a un chico de camisa azul que miraba la vitrina de una tienda
de zapatos junto a su novia. Se veía aburrido mientras la chica apuntaba aquí y allá, entre todos los zapatos. Blair recordó que eso hacía con Greg, ella notó que ese chico se veía como él cuando rodaba los ojos a lo que ella le decía.
-Mira esto, Blair. -Becky palmeó su espalda y le entregó su malteada antes de levantarse de la orilla de la fuente.
Ellas estaban la suficientemente cerca de la pareja para oírlos hablar. Ella estaba diciendo algo sobre la fiesta de una tal Tracy. E inesperadamente Becky se acercó corriendo a ellos. Antes de estar completamente cerca, se giró u sacó su lengua. Blair no se había dado cuenta de que Hannah sostenía su teléfono. Le tomó una foto a Becky antes de atacar.
- ¡¿Cómo pudiste, Joe?! -Becky le gritó, luciendo consternada y enojada. Como un golpe de mucha suerte, habían alcanzado a escuchar que ese chico se llamaba Joe- ¡Me estás engañando! ¡Lo sabía! -Gritó apuntando al chico, cuya cara estaba tan pálida como una hoja de papel.
- ¿Pero qué está haciendo? -Preguntó Blair. Hannah se echó a reír pero no contestó.
- ¡Me prometiste que no lo harías más! -Gritó otra vez Becky.
- ¡¿Qué?! ¡Joe, idiota! -Su novia lo golpeó en el pecho y luego salió corriendo. Joe se quedó parado ahí, mirándola irse. Becky permanecía a su lado, tratando fuertemente de no desternillarse de la risa. Hannah y Blair ya lo estaban haciendo a unos metros de ella.
Joe se giró y la miró, boquiabierto. Luego el sonrió. Se abalanzó sobre ella y la abrazó.
- ¡Gracias! -Le dijo. Becky lo empujó
lejos de ella- Había estado tratando de terminar con ella desde hace semanas. -Su sonrisa en su cara decía que estaba realmente aliviado y agradecido.
-Bueno, de nada. -Dijo Becky.
Él se metió las manos en los bolsillos.
-Bueno... ¿entonces quieres salir conmigo?
- ¡No te hagas el idiota y ve a hablar con ella! No puede quedarse así. -Becky se giró y caminó hasta donde se encontraban Blair y Hannah con cara de pocos amigos- Odio cuando no se comprometen, debería haberlos destruido, fue una pérdida de tiempo. -Se quejó y volvió tomar el vaso de malteada que sostenía Blair. Joe ya no estaba allí.
- ¿Suelen hacer esto seguido? -Preguntó Blair, aun intentaba dejar de reír, igual que Hannah.
-No. -Dijo Hannah- A veces fingimos peleas, hacemos bromas a los vendedores de perfumes o chicas de catorce años. Gente fácil. -Explicó. Blair pensó que era divertido en cierta forma. Una manera extraña de diversión, pero igual estaba abierta a la idea.
-Fue genial. ¿Lo harán otra vez? -Blair intentó no parecer tan emocionada. Becky rió.
-Vas tú Hannah. -Dijo Becky- Ve, los pubertos comiendo nachos de por allá. -Apuntó a grupo de chicos que no parecían mayores de catorce años, a unos metros de donde estaban. Hannah se levantó y le entregó su malteada a Becky.
- ¿Tienes algo en mente? -Le preguntó.
-Mira esto.
Hannah caminó hasta el lugar con su leve cojera, como siempre, y antes de llegar, Becky le tomó una foto con su celular.
- ¿Para qué hacen eso? -Le preguntó Blair.
-Para recordar a quien molestamos. -Becky se encogió de hombros.
Hannah fingió tropezarse, cayó hacia adelante, apoyando ambas manos sobre la mesa ocupada por los cinco chicos, y comenzó a toser sobre los nachos que estaban en el medio. Los chicos se miraban entre ellos. Hannah seguía tosiendo y entonces tomó a uno de ellos del cuello del suéter de Pull Bear verde y lo acercó a su cara. Tosió frente a él una vez más y luego lo alejó.
-Nunca -Tosió- tengan sexo -Tosió- con un tipo que conocieron en el metro. -Aconsejó y volvió se giró, caminando mientras cojeaba y fingía que su tos se iba desvaneciendo.
Blair no podía contener su risa. Sin duda era algo que no se atrevería a hacer, pero verlo era realmente divertido. Hannah tomó la malteada y le dio un sorbo, luego se sentó entre Becky y Blair.
-Esto es divertido. -Murmuró Blair.
- ¿Te diviertes? -Inquirió Hannah sonriente.
-Mucho. -Admitió Blair.
-Pues, esta es la vida después de la popularidad. -Le dijo.
(...)
Hannah y Becky llevaron a Blair hasta su casa en el volskwagen de la madre de Hannah. Blair jamás se había sentido tan feliz luego de pasar tiempo con sus amigas. No sabía realmente si podía considerarla su amiga, puesto que habían estado juntas como por tres o cuatro días, pero había algo que le decía que pronto se convertirían en personas
importantes. Y no es que le desagradara la idea, pero era raro para ella. No solía dejar que personas como esas trataran de cambiar su manera de ver el mundo. Sin embargo, el asunto de perderlo todo, requería positivismo. De donde fuera que la gente como Eugene lo sacara, Blair también lo estaba haciendo. Porque se sentía bien ser positivo.
- ¡Oye Blair! -Eugene gritó, agitando la mano desde su patio delantero cuando la vio a punto de subir los escalones que daban hacia la puerta. A Blair se le escapó una carcajada, porque él se veía tan gracioso con botas de trabajo. Estaba ayudando a su abuela en el jardín. La casa de Eugene era más pequeña que la de Blair, donde la de Blair era una mansión en pequeña escala, comparada con las otras viviendas de su padre alrededor del mundo, la de Eugene era la casa de una abuela, efectivamente, vivían en un suburbio de Brooklyn, muy cerca de Midwood ¿Y qué podías esperar?
Antes de que pudiera pensar en otra cosa, Eugene estaba cruzando la calle para hablar con ella. Blair se quedó ahí, porque no sabía qué hacer cuando él se acercaba sin avisar.
-Hola. -La saludó con su sonrisa tirando sus labios hacia arriba.
-Hola. -Respondió ella.
-Quiero preguntarte algo.
-Adelante.
-Vale... ¿Me dejarás ser tu chofer? Puedo usar corbata si es lo que quieres.
Blair no pudo evitar rodar sus ojos.
-Dudo que tengas una corbata. -Ella levantó una ceja.
- ¿A poco tan indigente me veo? -Él abrió los ojos con sorpresa. Blair tuvo que reírse. Imperativamente tuvo que hacerlo.
-Eugene...
-Ya dices mi nombre, eso es bueno. -Interrumpió él.
- ¿Podemos hablar de esto luego? -Preguntó ella mientras se pasaba un mechón de cabello detrás de la oreja.
-Claro, dame tu celular. -Él extendió la mano hacia ella. Blair frunció el ceño.
-Oye, debes practicar más si quieres llegar a ser un buen asaltante. -Eugene solo sonrió y negó con la cabeza, sacudiendo su flequillo.
-Solo quiero anotar mi número, para que hablemos luego.
Ella no sabía exactamente por qué, pero se lo dio.
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7. ¿Piña en una pizza?
Blair entró en casa con una sonrisa más grande de lo que sentía. El tiempo con sus nuevas amigas y la maravillosa actitud de Eugene habían logrado ponerla de buen humor. Se tiró en el sofá y suspiró, satisfecha con lo que estaba pasando. Repasó su celular con la mirada de nuevo, ahí estaba, el número de Eugene, estaba completamente despistada de por qué la emocionaba, incluso su hermano bajando las escaleras la miró de reojo con una mueca de extrañeza, pocas veces Blair se veía tan feliz, no por estos días al menos. Y de pronto titiló un nuevo mensaje. Era del mismo Eugene.
De: Eugene, 5:08 PM
«¿Podemos hablar ahora?»
- ¿Está loco? -Se preguntó en voz alta, riendo.
Para: Eugene, 5:10
«¿No tienes que ayudar a tu abuela a plantar flores?»
Tecleó de vuelta.
De: Eugene, 5:12 PM
«He terminado. ¿Podemos hablar ahora?»
Para: Eugene, 5:13
«Eres como un psicópata ¿Sabes? Creo que estoy empezando a tenerte miedo.»
De: Eugene, 5:16 PM
«Oh, deberías. Como niños en Halloween. ;)»
Para: Eugene, 5:18
«¿En serio? ¿Podrías comerte a mi hermano? :D»
De: Eugene, 5:21 PM
«Eso depende ¿Qué edad tiene?»
Para: Eugene, 5:23
«12. Cumple trece en un mes.»
De: Eugene, 5:24 PM
«Nah, que va. Ya no es un niño.»
Para: Eugene, 5:25
«A ver ¿Cuál es tu límite?»
De: Eugene, 5:26 PM
«Hasta los diez. ¿Por qué estamos hablando de esto?»
Para: Eugene, 5:28
«Tú lo mencionaste. ¿Qué es lo que quieres decirme?»
De: Eugene, 5:30 PM
«Sobre llevarte ¿Recuerdas?»
Para: Eugene, 5:31
«Sí... vale.»
De: Eugene, 5:32 PM
«¿Eso es un sí?»
Para: Eugene, 5:31
«Sí.»
Blair estaba sonriendo, y carcajeaba de vez en cuando. Lorena y Roscoe habían estado hablando de su extraño comportamiento en la cocina. En casa Eugene estaba sentado en las escaleras, concentrado en su teléfono celular. Su abuela lo estaba mirando desde la puerta de la cocina, mientras le sonreía a la pantalla. Había llamado a su hermana para que viniera a verlo también.
Blair se dio una larga ducha y cuando se dio cuenta, ya había oscurecido. Su madre, por lo que había escuchado, no llegaría hasta en una semana, su padre, por otro lado, había llegado inexplicablemente temprano ese día. Blari bajó las escaleras en su pijama de días de fríos. Que no era más que una vieja camiseta de su padre y pantalones de pijama holgados. Hace tiempo no los usaba, pero sin duda
la había extrañado. Con su cabello amarrado en una coleta, y al fin, sin una gota de maquillaje en su cara, saltó a los brazos de su padre cuando lo vio llegar.
- ¡Hola! -Lo abrazó con ternura.
-Hola, mi pequeña rubia ¿Cómo has estado? -Besó la frente de Blair cuando ella lo soltó. Roscoe estaba con los pies sobre la mesa de café, jugando con su Psp, ignorando cualquier actividad familiar realizándose en el área. Lorena hizo que bajara sus pies, empujándolo.
- ¿Qué haces aquí tan temprano? -Preguntó ella, echándole un vistazo al reloj del recibidor. Apenas eran las siete y media. Oliver esbozó una sonrisa de medio lado y se giró a ver a su hermano.
-Tengo noticias... -Miró a Blair de nuevo y la guió hacia el sofá- vamos a sentarnos.
Oliver le dirigió una mirada de alerta a Roscoe, entonces él guardó el aparato. El padre de los chicos se sentó en medio del sofá y cada uno de ellos a su lado. Los abrazó a ambos, Blair sonrió y le devolvió el abrazo, Roscoe hizo una mueca y actuó como si no tuviera nada más que hacer.
-Me tomé unas vacaciones. -Dijo.
A Blair casi se le cae la mandíbula. Su padre no había tenido vacaciones... desde nunca. O algo así. Ya no podía recordar el último tiempo de diversión que habían pasado juntos. Parecía como si no fuese pasado nunca. Así que ella volvió a abrazarlo mientras chillaba cuan genial era eso. Oliver la mantuvo en su regazo como cuando era pequeña.
-Vaya papá, eso es genial. -Murmuró Roscoe con una leve sonrisa.
- ¿Cuándo lo decidiste? -Preguntó Blair.
-Justo ayer. Me dije ¿Por qué no pasar más tiempo con mis hijos? Ya siento que no los conozco. -Se rió y los estrechó a ambos contra él otra vez.
-Supongo que llamarás a mamá y ella volverá ¿No? -Blair tuvo que hacer la pregunta antes de que explotara de la emoción.
-ah... -Oliver apretó sus labios y luego formó una cálida sonrisa para su hija- No, cariño. Ella... está algo ocupada. -Se encogió de hombros- No quiero molestarla en Las Vegas, ¿está bien para ustedes?
-Es incluso mejor para mí. -Musitó Roscoe, Blair trató de asfixiarlo con su mirada pero no funcionó. Nunca funcionaba. Oliver simplemente fingió no oírlo.
- ¿Quieren ordenar pizza? -Interrogó levantándose- Hace años que no como pizza, ya no sé si son como antes o son diferentes. -Divagó mientras metía sus manos en sus bolsillos. Sonrió para sus hijos. Blair estaba encantada con este giro de 180°. Su padre jamás se había visto tan bien y hasta parecía más joven.
Lorena apareció con el teléfono en su oreja, ella ya estaba ordenando esa pizza.
- ¿Cómo la quieren? -Preguntó.
-Que sea extra grande. -Ordenó Roscoe.
-Uh, Hawaiana. -Agregó Blair, en sus días de no entrenamiento antes de la gran derrota, había sido amante de la pizza hawaiana. Su padre frunció el ceño hacia ella con confusión.
- ¿Hawaiana? ¿Cómo
es? -Interrogó.
-Es como la pizza normal, pero con piña. -Intervino Lorena.
- ¿Piña? Eso suena asqueroso. -Oliver hizo una mueca de desagrado.
-No, es realmente rico. -Repuso Blair.
-Vamos rubia ¿A quién podría gustarle piña en una pizza? -Inquirió Oliver con una risa burlona.
-De hecho a mí me gusta. -Tímidamente Roscoe levantó la mano.
- ¿Lorena? -Oliver la miró en busca de apoyo.
-No sabrás si algo no te gusta hasta que lo pruebes. -Usó el mismo tono que siempre había usado con él de pequeño.
- ¿Es en serio? ¿Piña en una pizza? -Inquirió de nuevo, ciertamente aun no convencido. Todos asintieron.
Y como parecía ser una democracia, la pizza hawaiana venció al magnate estadounidense. Terminó probando la bendita pizza con piña. Y terminó gustándole. De hecho, pidió otras dos y ordenó a Lorena aprenderse la receta. Y Blair y su hermano se lo estaban pasando de maravilla con su padre en casa, casi habían olvidado las buenas historias que contaba y lo gracioso que podía ser. Se preguntó si ella habría heredado el sentido del humor de su padre también, le había contado que su abuela solía ser muy bromista igualmente. Aunque tal vez estaba maldecida con el mar humor de su madre.
Un texto llegó a su celular mientras estaba en el comedor con su familia.
De: Eugene, 8:00
«¿Mañana a las siete? ¿O tengo que acostumbrarme a llegar
tarde?»
Ese era un texto irónico.
Para: Eugene
«Eso es realmente malo, yo nunca...»
-Debe estar hablando con Eugene. -Oyó a Lorena decir y su cabeza se elevó y dio vueltas como un ventilador.
- ¿Qué?... Eugene ¿Qué? -Blair comenzó a reírse nerviosamente, mientras todas esas miradas la acosaban con caras que prometían burlas.
- ¿Quién es Eugene? -Indagó Oliver mordiendo una rebanada de la pizza.
- ¿Recuerdas a Frederick Pointer? -Lorena le preguntó.
- ¡Sí, claro! Recuerdo que fuimos mejores amigos, desde la primaria hasta el bachillerato. Viejos tiempos. -Su padre le dio una mirada melancólica al vacío. Blair levantó una ceja. No sabía cómo era posible eso, pero su padre y el de Eugene resulta que se conocían. No podía ser otra cosa más que raro.
-Bueno, desde que su esposa, Regina, murió, vive con su madre de nuevo. -Siguió explicando Lorena- Eugene es su hijo, él y Blair se llevan bien. -Lorena lo dijo de un manera extraña, como si estuviera dando a entender que se gustaban. Lo cual en el caso de Blair, simplemente no pasaría.
-Somos amigos. -Corrigió Blair. Tampoco habría admitido eso, pero las cosas cambian.
-Sí, todos lo son, hija. -Oliver asintió como si no se creyera una letra de sus palabras- No puedo creer que Regina haya muerto, de las cosas que me pierdo cuando estoy en el trabajo.
-De hecho, murió hace ocho años. -Lorena negó con la cabeza.
-Oh, vale... he estado en el trabajo más de lo que imagino.
Blair terminó el mensaje con una sonrisa.
Para: Eugene, 8:30
«Eso es realmente malo, yo nunca llego tarde... pero si puedes esperar unos minutos más que eso. Mi cabello lleva tiempo.»
De: Eugene, 8:32
«Sí, esperaré :D»
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8. Basquetbol y padres.
Era sábado y Blair se encontraba realmente aburrida en casa. Oliver estaba con Roscoe, enseñándolo a afeitarse. Cuando Blair trató de ver, Roscoe la corrió. Él no quería que lo viera en tan vergonzosa acción para él. Blair solo rio y salió de la habitación. Luego se comió las galletas que Lorena había preparado para su hermano; ya que él estaría ocupado convirtiéndose en un hombre, alguien tenía que comérselas. Lorena la reprendió a lo que ella solo rio de nuevo. Estaba realmente extraña estos días, como más feliz y de mejor humor. Uno pensaría que después de perder algo importante para ti y, para rematar, volver a la escuela, se estaría un poco triste todavía; eso era lo que esperaba Blair, sin embargo, los últimos días estaba radiante, y estar radiante le recordaba a Eugene.
Escuchó música un rato y vio una película. Normalmente, los sábados de su vieja vida los pasaba yendo de compras con Macy y Hilary. Ahora, eso sería totalmente innecesario, ya que su closet estaba repleto de ropa como para usar una prenda cada día del año.
Cuando abrió las puertas de su balcón para dejar entrar la luz del sol, se dio cuenta de que su vista daba exactamente a la cochera de la casa de Eugene y que él estaba allí, en pantalones de chándal y una camiseta gris, jugando basquetbol. Sobre la cochera había una canasta y ahí estaba él, jugando por su cuenta.
Una sonrisa involuntaria surcó la cara de Blair; ella ni siquiera se dio cuenta. Antes de siquiera pensarlo, ella se encontraba cruzando la calle para hablar con Eugene. No sabía si
eran los extremos del aburrimiento o cualquier otra cosa, pero realmente no intentaba averiguarlo.
―Hola. ―Eugene lanzó la pelota hacia el aro y cayó justo dentro antes de voltearse para verla.
―Hola. ―Él sonrió, brillante y alegre, con una pizca de sorpresa―. Hola, Blair ―repitió. Se acercó a ella, entornando los ojos y arrugando un poco la nariz porque el sol le daba de frente―. ¿Qué haces aquí?
Blair se encontró indefensa, no sabía qué decir porque, en realidad, no tenía la respuesta a su pregunta.
―Yo... estaba aburrida. ―Se encogió de hombros como si realmente no le importara. Eugene ladeó su sonrisa.
―¿De verdad? ―Puso sus manos en sus caderas y se acercó más―. ¿Y venir a hablarle al aburrido Eugene era más interesante? ―Levantó una ceja. Blair rio un poco y luego se acomodó el flequillo, planeando un chiste.
―Tienes razón, mejor me voy... ―Se giró para volver a su casa, pero Eugene la detuvo tomando su mano. Era la primera vez que la tocaba y ella no podía explicarse cómo podía sentir tanto calor en una sola zona del cuerpo.
―No, quédate. ―Ella vio la cara de Eugene un poco desubicada cuando miró abajo e hizo una mueca. Ella se preguntó si él lo había sentido también.
―No planeaba irme ―susurró gentilmente ella, con una sonrisa―. No sabía que jugabas basquetbol. ―Blair miró el balón detrás de Eugene y él sonrió. Miró la pelota y soltó su mano para ir a recogerla. Blair casi le reclama por soltarla, pero se le fue el aire en el último minuto.
―Me gusta. ―Eugene hizo girar el
balón en la punta de sus dedos.
―Es gracioso, pensé que no hacías ningún deporte ―dijo ella y lo rodeó, con sus brazos cruzados sobre su pecho. Blair estaba usando unos blue jeans, unas zapatillas, un cárdigan rosa y su cabello suelto. Para Eugene, era extraño verla vestida de esa manera, como si no hubiese pensado demasiado al ponérselo. Aun así, cualquiera podía pensar que había salido de la portada de Vogue.
―Oh, entonces sí me veo como vago ―murmuró Eugene y lanzó de nuevo la pelota hacia el aro, nuevamente encestó. No es como que él quisiera impresionarla, pero ella ciertamente lo estaba.
―No es eso..., es que... no lo sé. ―Sacudió su cabeza y se encogió de hombros.
―No eres muy elocuente, ¿verdad, Rain? ―Buscó el balón de nuevo y lo sostuvo frente a ella―. ¿Quieres jugar? ―Blair tomó el balón con ambas manos y le dio un par de rebotes. Se posicionó frente al aro y la lanzó, pero falló por mucho.
―No soy buena encestando ―afirmó como muestra de ello.
Eugene rio y tomó la pelota de nuevo, caminó hasta Blair y se colocó detrás de ella; sus brazos, que desde ese momento parecían más grandes y fuertes, rodearon a Blair, puso el balón en sus manos, poniendo las palmas sobre el dorso de ellas. Eugene tomó su brazo derecho y dirigió el codo hacia abajo, alineándolo con la canasta.
―El codo te da la dirección. ―Blair lo escuchó y sus palabras rozaron levemente su mejilla. Tuvo que apretar los labios para no suspirar. Asintió y entonces él prosiguió―. Mantenlo abajo para que puedas ver
el aro. ―Movió su codo un poco más abajo, permitiéndole a Blair visualizar mejor el blanco. Tomó su otra mano e hizo que la colocara sobre el costado del balón―. Eso es, ahora, tus pies; el derecho adelante y el izquierdo atrás. ―Blair se movió acorde a sus instrucciones.
Era como maravilloso el rastro de calor y cosquilleo que dejaba en cada zona que tocaba.
―Muy bien, linda. ―Era la primera vez que la llamaba así; a ella le gustó―. Ahora, dobla las rodillas y mantén la vista en el aro. Cuando la lances, no saltes, solo mantente sobre las puntas de los pies ―le indicó con indulgencia. Él se apartó un poco y Blair se sintió como desprotegida, sin embargo, hizo lo que él le dijo. Dobló sus rodillas y lanzó la pelota hacia el aro.
Era prácticamente la primera vez que encestaba en basquetbol. Se emocionó.
―¡Oh, por Dios! ¡Funcionó, encesté, encesté! ―Por instinto, cayó sobre Eugene, enredando sus brazos alrededor de su cuello. Él no se molestó realmente en detenerla. Es más, la abrazó más fuerte.
―¡Sí, lo lograste, cariño! ―Rio de manera divertida y la abrazó mientras ella no lo soltaba aún.
Blair no sabía qué estaba haciendo o por qué, pero se sentía bien. Oírla llamarla «cariño» era algo genial. Mejor que cuando Greg se lo decía. Es como si Eugene no se sintiera obligado a tratarla amablemente, es como si él lo escogiera porque le agrada o tal vez más. Blair deshizo ese pensamiento porque era algo tonto, no se veía a sí misma como una chica que a Eugene pudiera gustarle. Antes, definitivamente hubiese
pensado que él estaba enamorado de ella y hasta obsesionado, pero el ego en su cabeza se había desinflado un poco.
―¿Eugene? ―Blair no quería dejarlo ir, pero cuando alguien dijo su nombre detrás de ellos, ella tuvo que hacerlo.
El hombre parado detrás de ellos era más parecido a Eugene de lo que ella jamás hubiese esperado. Él tenía sus ojos, su cabello alborotado y su sonrisa. Todo lo que ella consideraba lindo en Eugene. No podía ser otra persona sino su padre.
―Hola, papá ―Eugene lo saludó―. Ella es Blair, ¿recuerdas? ―Ella escondió un mechón rebelde detrás de su oreja.
―Por supuesto. ―El hombre le sonrió. La miraba como si no pudiera creérselo―. Eres idéntica a la señora Jenna Rain; Dios mío, tu padre debe amarte con su vida. ―Sonrió tan resplandeciente como Eugene siempre lo hacía. Blair ya entendía de dónde venía su gran talento para la sonrisa.
―Papá, no la pongas incómoda ―le susurró Eugene, apretando los dientes. Tal vez él pensaba que haciendo eso, ella no lo oiría.
―Lo siento, lo siento ―se disculpó. Le tendió la mano luego; Blair se la estrechó―. Soy Frederick. Es un placer por fin conocer a la novia de Eugene.
Blair sintió cómo sus mejillas se enrojecían, era como el calentamiento global en su cara. Otra vez esa sonrisa escurridiza involuntaria la hizo perder el control de sus labios. Eugene rio y sacudió su cabeza en negación, tomando un paso adelante.
―No, papá, Blair no es mi novia. ―El padre de Eugene levantó una ceja. Tal vez Eugene pudiera hacerlo también, algún día tendría que averiguarlo.
―¿Y por qué no? Si es muy bonita. ―Blair no contuvo una risita tonta.
―¡Papá! ―reclamó Eugene.
―¿Ha estado intentando coquetear contigo? Él es muy malo en eso ―reveló Frederick, bastante divertido con el asunto.
―Es por cosas como estas que no te presento a mis amigos ―mencionó Eugene mientras lo empujaba de vuelta adentro de la casa.
―¿A poco tienes amigos? ―preguntó en tono burlón.
―¡Ya basta! Ve adentro, donde perteneces. ―El señor Pointer caminaba de espaldas hacia la puerta.
―Es adorable, ¿no, Blair? ¡Sal con mi hijo, por favor! ―Casi estaba dentro, Eugene casi lo lograba.
―¡Adentro! ―gritó, tratando de sonar tan desesperado.
―¡Saluda a tu padre por mí!
Eugene volvió rascándose la nuca, seriamente avergonzado. Y las pequeñas risas que Blair no lograba contener, no lo ayudaban a sentirse mejor.
―Lo siento mucho, no lo dejo salir mucho de casa ―se disculpó. Blair asintió.
―Mi padre no sabía acerca de la pizza hawaiana ―repuso ella―. No creo que sea diferente al mío.
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9. Un paseo
Eugene la había invitado a caminar por el vecindario. Jamás nadie la había invitado a caminar. Eso antes le hubiese parecido aburrido, pero con Eugene, sintió que pasar más tiempo con él sería como algo bueno, ella quería pasar tiempo con él. Quería tocarlo. Cuando lo abrazó antes de que su padre los interrumpiera ella sintió algo sobre su piel, como un cosquilleo que llegó dentro de ella y revolvió todo. No sabía lo que era, pero le gustaba.
-Dime algo sobre ti. -Pidió él mientras caminaban por la acerca.
-Algo sobre ti. -Bromeó ella.
- ¡Oye! -Él la apuntó con el dedo- No sabía que podías bromear. -Blair se echó a reír. Eugene la miró fascinado mientras ella reía sin poder evitarlo- Bien, eso es lindo, eso me gusta. -Susurró para sí mismo, pero ella lo escuchó y se sonrojó.
- ¿Qué quieres saber? -Le preguntó tratando de borrar el sentimiento de cosquillas en su interior. Era como un salpullido ¿tendría que decirle a Lorena que fuera a la farmacia por un medicamento? Oh, Dios, estaba en problemas.
-Veamos, ¿Qué quiero saber de la fabulosa y popular Blair Rain? -Eugene sonreía. Ella estaba comenzando a cogerle cariño a esa sonrisa. Que hermosa sonrisa- Dime qué clase de música te gusta. -Le dijo y metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones de chándal.
Blair se metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros también y alzó sus ojos azules al cielo, que era exactamente del mismo color, según los pensamientos de Eugene. Él pensó que cuando mordía
su labio inferior mientras pensaba con los ojos en las nubes ella era preciosa. Bueno, ella preciosa en general, él tal vez había tardado mucho en notarlo.
-Me gusta mucho Paramore, Avril Lavinge, Britney Spears, My chemical romance... -Ella empezó a reírse porque él lo estaba haciendo- ¡No lo sé! Me gustan muchas canciones de todos ellos; Demi Lovato. Estuve loca por los Jonas Brothers, también Katy Perry ¡Oh! me gustan algunas canciones de Justin Bieber.
- ¡Oh por Dios, una loca de Justin Bieber! -Gritó Eugene en la calle y varias personas voltearon a verlo. Blair estaba riendo con él, tan fuerte que las personas del vecindario comenzaron mirarlos extraño, porque estaban siendo extraños. Siguieron caminando dejando a los vecinos pensar lo que quisieran- No es cierto lo que dije, no te ves como una loca de Justin Bieber. -Le dijo Eugene. -Blair se encogió de hombros con gracia.
-Porque no lo soy, pero fui una loca de Los Jonas Brothers. -Aclaró ella.
-Bueno, todos lo fuimos. Recuerdo que estuve loco por Selena Gómez en un tiempo.
¿Solo le gustarán las morenas? Se preguntó Blair.
-Vale, entonces ¿Qué te gusta a ti? -Eugene sonrió.
-Mmh, me gusta la música simplemente, de todo tipo. -Se encogió de hombros con su sonrisa- ¿Qué te gusta hacer en verano? -Le preguntó.
-Bueno, papá tiene una casa de playa en Malibú, el año pasado fuimos ahí. -Contestó ella tomándose el brazo.
- ¿Y qué han hecho este verano? -Interrogó Eugene pateando una piedrecita
hacia la calle.
Blair dejó de sonreír y se abrazó a sí misma. Solo había llorado el último verano, yendo al psicólogo bueno para nada, viendo películas románticas, llamando a Greg para ver si podía convencerlo de volver con ella, incluso llamando a Macy y Hilary, maldiciendo a la co-capitana del equipo de animación y llorando más a lágrima viva como si se le fuese la vida en ello.
-Me quedé en casa, papá trabajó más, mamá fue de compras y mi hermano fue a un campamento. -Le sonrió porque no quería volver a hablar de lo que la había mantenido triste durante todo el verano- ¿Tú qué haces en verano?
-Oh, voy de pesca con papá, a veces visitamos a la familia de mi madre, trabajo medio tiempo en la floristería de la abuela, ya sabes, lo que hace un adolescente del montón. -Descubrió de era hermoso cuando ladeaba su boca y chasqueaba su lengua.
¡Oye Blair! ¿Eres tú tía? No te reconozco. Le gritó su subconsciente.
- ¿Insinúas que no soy del montón? -Blair llevó una mano a su pecho como un gesto falso de ofensa, muy gracioso. Ahí estaba de nuevo, ella bromeando.
La risa de Eugene la hizo dar un respingo de emoción, era cautivadora y suave, juguetona como la de un niño, contagiosa y... simplemente le gustaba. No había palabras suficientemente buenas para ello.
-No. -Negó Eugene- Tú jamás serás del montón, porque eres Blair Rain, tú eres maravillosa, desde donde lo mires. -Blair apretó los labios. Él seguía creyendo que ella era maravillosa
aun después de todo. ¿De dónde salió este chico y por qué precisamente yo me doy cuenta de él ahora? Se preguntó.
- ¿Eso podría considerarse como un halago? -Preguntó ella, con las manos débiles, porque le temblaban, por alguna extraña razón.
-Yo pensé que estaba claro.
Sonrisa. Sonrisa. Sonrisa. Hermosa sonrisa. La mejor sonrisa del mundo. El rey de las sonrisas. Sonríeme hasta la muerte. Señor sonrisas. Mátame con una sonrisa.
Ay Blair ¿Qué está pasando contigo amiga? Habló la voz de su subconsciente.
Eugene se dio cuenta de que le habían dado la vuelta a la manzana, y estaba realmente decepcionado, porque quería pasar más tiempo con ella. Bueno, siempre tenía el WhatsApp. Sin embargo ya no era suficiente. Pensó en invitarla a cenar pero no creyó que estuviese lista, además, poner a Blair en una mesa con su abuela, su padre y su hermana y con Jasper bajo la mesa realmente no era una buena idea. Se pasó la mano por el cabello, ya podía ver su casa y ellos se estaban acercando.
- ¿Quieres hacer algo mañana luego de clases? -Soltó de repente.
Y pensó: esto es tan ridículo ¿cómo va a querer ella, Blair Rain, salir conmigo? Ella es Blair Rain.
A Blair la tomó desprevenida y pensó; ¿Esto es en serio? ¡Sí, sí, sí! ¿Cómo es que quiere salir conmigo? Él es adorable y tierno, tan lindo ¿por qué yo?
-Sí. -Contestó
rápidamente.
-Genial. -Eso lo sorprendió, pero trató con todas sus fuerzas de mantener la calma- Podríamos ir a quemar algunos autos ¿Qué me dices? -Él trató de sonar como un gánster. Blair frunció el ceño con confusión de una manera divertida. Se encontraban ya frente a la casa de él- No es cierto, es por lo del chiste de asaltante que me diste el otro día. Ya, va en serio ¿Starbucks?
-Estaría genial. -Se pasó un mechón de pelo detrás de la oreja.
Ahí estaba el momento, no sabía cómo despedirse, quería abrazarlo, como antes, para comprobar que era él el causante de las emociones dentro de ella, pero no tenía el valor. Miró hacia su casa y luego volvió a verlo a él. Le sonrió de nuevo porque él ya lo estaba haciendo. Entonces él extendió su mano hacia ella. Blair se quedó mirándola, quería tomarla, pero aun así, quería más que eso. La estrechó. Cuando ella pensaba que no llegaría a nada más él tiró de su mano y la abrazó. Ahí estaba de nuevo, sentimientos raros dentro de ella y sobre su piel. Un extraño hormigueo que se expandía por las zonas que él tocaba.
-Fue bueno conocerte más. -susurró Eugene. Su voz cuando susurraba era profunda. Le encantaba su voz de susurro.
-Digo lo mismo. -Murmuró ella contra su camisa.
Ella olía a coco, su cabello estaba impregnado con una dulce y adictiva esencia de coco. Dios sabe que a Eugene lo volvía loco el olor a coco.
-Voy a soltarte ahora, Blair. -Automáticamente la reacción de Blair a esas palabras fue agarrarse a él ligeramente más fuerte.
- ¿Qué, por qué? -Preguntó sin darse cuenta que lo hacía.
-Porque estoy viendo a tu padre y a tu hermano vigilándonos desde la ventana de tu casa. -Informó- Creo que no están poniendo buena cara, no quiero meterte en problemas. -La soltó. De repente ella se sintió un poco mareada.
-No importa. -Blair se alejó- Estaré bien. ¿Nos vemos... el lunes?
Ella quería verlo el domingo, pero eso sería demasiado pedir. Él asintió.
-El domingo.
Y ella volvió a casa.
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10. Un buen sueño
Blair cruzó la calle hasta la camioneta Eugene. O más bien saltó como una pequeña niña feliz hasta ella. Eugene la estaba esperando a un lado de esta con una sonrisa y la puerta abierta para ella, estaba recostado de ella con un pie puesto contra la pared, flexionando la rodilla y con los brazos cruzados sobre el pecho. Ella fácilmente podía ver su sonrisa deslumbrante que hacía que su camioneta pareciera un carruaje. No estaba segura de por qué se sentía tan emocionada. Podía escuchar su corazón palpitando en sus oídos. En cuanto estuvo cerca de él, Blair lo abrazó como la última vez, incluso mejor.
-Buenos días, cariño. -Susurró él cerca de su oído- Estuve esperando verte toda la noche.
La piel de Blair se erizó y separó su mejilla de su pecho, donde podía oír su corazón, para mirarlo a los ojos. Ella quería que él hiciera algo. Ella quería que él se moviera hacia ella y la besara. Y fue como si estuviese leyendo su mente porque de pronto, sin romper la conexión de sus miradas, él comenzó a descender y ella sabía que iba a besarla.
Y justo en ese momento... Blair despertó.
Su pecho iba a mil por hora, sus ojos estaban abiertos de par en par, estaba hiperventilando y sudando y sus manos agarraban las sábanas fuertemente. No era posible ¿un sueño con Eugene? Eso era... bueno, no había palabras con que explicarlo. Le había gustado. Y sin duda le hubiese gustado muchísimo más si no se hubiese
acabado antes del beso.
Blair se agarró la cabeza con amabas manos y trató de calmarse, tenía los nervios de punta y por alguna razón había una sonrisa en su cara. Sentía la boca seca, como si se hubiese tragado un puñado de arena. Así que se levantó y caminó fuera de la habitación para ir por un vaso de agua, miró primero su reloj despertador. En la oscuridad podía ver las letras rojas marcando las tres de la mañana. Blair odiaba levantarse a las tres de la mañana, desde que vio El Exorcismo de Emily Rose sentía que era un mal augurio. Pero mucho no le hizo caso porque estaba deslumbrada por su sueño.
Tener a Eugene ¿Qué estaba mal con ella? ¿Por qué se ponía a soñar con un chico que no era un total bombón ni iba al gimnasio? Ese no era su estilo.
La verdad, si se ponía a pensarlo, Eugene sí era un bombón. Había pasado un día completo con él el domingo, él la había enseñado a encestar mejor, habían hablado y mientras él trataba de enseñarle como se colgaba de la canasta al encestar -cosa que a ella le gustó mucho- ella podía ver, gracias a su camiseta sin mangas, que él no era tan delgado como aparentaba. Sí, tenía brazos delgados, pero también músculos magros, quizá porque se cuelga mucho de la canasta.
Bien, a ella le gustaba mucho que él hiciera eso.
Cuando llegó abajo se sorprendió de encontrar a Lorena aun despierta leyendo un libro y tomando un té en la mesa de la cocina. Blair entró
sigilosamente y se dirigió directamente a la nevera, sin disimular su sonrisa, es que ni siquiera estaba enterada de que la tenía puesta en su cara. Y se preguntó por un momento si él también estaba pensando en ella.
-Sonreír mientras ves el interior del refrigerador, no suena algo que Blair Rain haría un lunes a las tres de la mañana. -La voz de Lorena la hizo saltar y cerrar su línea de pensamiento de Eugene. Había estado con la mirada perdida mirando el interior del refrigerador.
¿Cuán normal era eso?
-Lo siento, es que tuve un sueño muy bueno. -Confesó Blair y estiró su mano para alcanzar un vaso que Lorena siempre dejaba sobre el refrigerador. Se sirvió agua aun pensando, la tomó y aun no dejaba de pensar.
-Últimamente estás de tan buen humor. -Lorena volvió sus ojos hacia el libro y le dio un sorbo a su taza de té- No me sorprende que tenga que ver con Eugene Pointer ese sueño tuyo.
Blair se giró rápidamente.
- ¿Cómo lo has sabido? -Se le escapó, pero sacudió la cabeza rápidamente- Quiero decir ¿Qué, de qué hablas? Se te ha ido la olla, Lo. -Bufó, deseando que Lorena en realidad estuviera equivocada. La anciana sonrió con un atisbo de picardía y complicidad.
-Has soñado con él ¿No es cierto? Tú, pequeña. -Blair rodó los ojos, pero antes de que pudiera negarlo una risa se le escapó de los labios.
-Él es muy lindo conmigo, jamás me habían tratado como él lo hace... ¿Tú crees que yo pueda gustarle? -Le preguntó. Y a Lorena se le hizo tan lindo, como volver en el tiempo. Blair ya no era esa chica segura de sí misma en exceso, era de
nuevo esa niña tímida que Lo siempre había amado, y que había extrañado mucho. Una conversación con ella sin que no hablara de lo genial que eran sus amigos o algún chisme del instituto era una bendición para Lorena.
-Bueno, averígualo ¿No te invitó al Starbucks luego clases? Podrías preguntárselo. -Lorena habló como si eso fuera fácil. Blair quedó indignada.
- ¡No! ¿Cómo crees que va a reaccionar? Seguro pensará que soy como me pintan todos en el instituto; pretenciosa, presumida y egocéntrica. No, no, definitivamente no.
-Muy bien, reina del drama, no le preguntes, pero ve a dormir, que te hace falta. -Lorena la empujó fuera de la cocina mientras Blair seguía pensando en todas las probabilidades de decirle a Eugene que ella le gustaba.
Siguió pensando aun en la cama, y no volvió a dormir hasta que el despertador sonó.
Cuatro horas después ella se encontraba parada frente al espejo; llevaba un short de tiro alto, color negro y una blusa azul marino con estampado florar más unos Jimmy Choo azules como su blusa. Y se preguntarán ¿Quién lleva Jimmy Choo al instituto? Bueno, esa es Blair Rain. Se arregló el flequillo de la manera en que ella solía hacerlo y respiró profundamente. Bajó las escaleras y fue primero a la cocina para ver a su padre y a su hermano sentados en los taburetes de la pequeña isla de en medio. Lorena estaba sirviendo el desayuno, su padre leía el periódico, ahora que estaba de vacaciones no salía del pijama, su hermano comía cereal al lado de su padre. Ella pasó detrás
de ellos y le revolvió el cabello a Roscoe, a su padre le dio un beso ruidoso en la mejilla.
-Buenos días, rubia. -Dijo el hombre divertidamente- ¿Cómo pasaste la noche? -Preguntó. Blair tomó asiento en frente de ellos y tomó el vaso de jugo de naranja que Lorena había puesto frente a ella. Blair se sonrojó un poco y luego sonrió. Lorena le dio un guiño.
-La he pasado bien, gracias ¿Qué tal tú? -Preguntó.
-Muy bien, las vacaciones son buenas. -Oliver dobló el periódico y lo puso sobre su regazo para tomar su desayuno- Había estado pensando, que después de que regresen de clases podríamos ir a tomar un helado ¿Qué me dicen, chicos? -Su padre sonrió, Roscoe asintió.
-Suena genial para mí. -Dijo con la boca llena y Lorena lo reprendió lanzándole un paño de cocina a la cabeza.
- ¿Qué dices, rubia? -Su padre la miró.
-Yo... no puedo, papá. Lo siento. -Tomó más de su jugo.
- ¿Y por qué no? ¿Tienes planes con tus amigos o algo? -Blair se rió y movió su cabeza.
-Más o menos ¿Recuerdas a Eugene?
-El hijo de Frederick, lo recuerdo. El que te abrazaba el sábado, sí, sí. -Oliver lo dijo con un tono que la hizo reír.
-Tengo planes con él, iremos a tomar un café. -Blair se encogió de hombros y tomó otro sorbo de su jugo.
- ¿Un café? ¿Cambiarás helado por café? -Inquirió su padre incrédulo.
-El café es bueno. -Ella se encogió de hombros.
-Eugene de seguro también. -Canturreó Roscoe de manera burlona. Blair fulminó con la mirada. Le sacó la lengua juguetonamente y él
levantó una ceja.
-Quiero ir ¿Podemos en otra ocasión? -Oliver se encogió de hombros.
-Pues vale, vamos mañana, no hay problema. -Él volvió al periódico- Diviértete con Eugene.
Blair se levantó y rodeó la mesa para darle otro beso a su padre. Le dejó la mejilla cubierta de lápiz labial rojo. Entonces su celular sonó, era un mensaje de Eugene. Ella lo sacó de su bolsillo y lo miró.
"Ya estoy listo, esperaré aquí hasta que tú lo estés.
Ps: Buenos días, Blair."
Casi gruñó porque no lo había puesto cariño, pero se supone que eso solo había pasado una vez, dos, contando su sueño, pero realmente no podía contarlo, aunque le gustaría poder. Ella volvió a darle un beso en la mejilla a Oliver, le doy una también a Lorena y uno a Roscoe, quien quedó aturdido y extrañado. Salió por la puerta de la cocina gritando un adiós, en la sala, tomó su bolso del sofá, donde había permanecido desde el viernes y salió.
Eugene estaba parado frente a la puerta esperándola, no recostado de su camioneta, sino ahí, frente a ella. Desde allí podía ver a Molly, mirándolos ya en el asiento trasero. Sonrió al verla y le dio un corto saludo que ella devolvió.
-Buenos días, Eugene. -Ella levantó el teléfono- Respondo personalmente: ya estoy lista para irnos. -Sonrió y cerró la puerta detrás de ella. Eugene sonrió y como siempre las esquinas de sus ojos se arrugaron. Eso lo hacían parecer más lindo.
-Bien, nos vamos. -Él le tendió la mano. Ella lo miró, miró su mano y su corazón se aceleró ¿Él quería que le diera la mano? Oh Dios mío- Blair, tú bolso.
Oh, vale, era eso. Bueno, que decepción. Pensó ella.
-Oh, sí claro. -Le entregó su bolso- Lo siento, es que estoy aturdida, no he despertado completamente. -Se excusó ella mientras caminaban hacia la camioneta.
-Oh, dime que no te has levantado antes por mí. -Él se colocó el caro bolso de Blair en el hombro.
-No, yo... no dormí bien anoche, es todo.
-Oh ¿Qué iba mal? -Preguntó él pareciendo bastante interesado. Le dio a Molly el bolso de Blair y ella lo apiló junto a los otros en el asiento trasero.
-Nada, solo... un sueño. -Él abrió la puerta para ella y la ayudó a entrar en la camioneta. Cuando él cerró la puerta ella tomó su mano para que la viera. Él le sonrió- Después de clases ¿Verdad? -Estaba tan desesperado por confirmarlo.
-Por supuesto, cariño. Estoy ansioso.
Bueno, eso la puso en las nubes.
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11. Como actúa una perra.
Blair se mantuvo todo el camino pensando en cómo Eugene la había llamado cariño. De hecho, pensó en él durante todo el periodo de clases. Incluso cuando llegó el almuerzo y ella estaba hambrienta, ella no podía sacarlo de su cabeza. Y no paraba de preguntarse qué le pasaba. Jamás le había pasado eso con ninguno de sus pasados novios. Ni siquiera Greg, y eso que ella deseaba con locura tener a Greg, cuando al fin lo consiguió, a la semana se aburrió de él. Sin embargo, con Eugene, ella sentía que él nunca la dejaría aburrirse de él.
Cuando llegó a la cafetería ese día, estaba llena, como siempre los lunes; era día de tacos. Blair no era amante de la comida mexicana, pero se sentía con humor para probar un taco. Sin embargo, ella no veía a Eugene por ninguna parte. Hannah y Becky sí estaban allí, le hicieron señas con sus manos para indicarles que habían guardado su puesto. Blair se dirigió hasta allá, con una sonrisa inusual.
-Te compramos un taco. -Dijo Becky- Salimos antes, así que compramos uno para ti. Siéntate. -Becky señaló la silla, pero Blair no se sentó.
-Gracias chicas ¿Pero han visto a Eugene? -Preguntó.
Becky y Hannah se miraron entre ellas con una sonrisa de complicidad.
-Sí, se quedó hablando con la profesora de francés. -Dijo Hannah- Si no se apresura se acabarán los tacos. -Se encogió de hombros casualmente.
Blair comenzó a mover su pie con nerviosismo, chocando el tacón contra el piso.
-Sí, tienes razón... ¿Pueden cuidar mi comida? Iré a comprarle uno. Ya sabes, para pagarle su favor del
otro día ¡Gracias!
Antes de que las chicas pudieran decir que sí, Blair corrió a hacer la fila de la cafetería. Estaba impaciente, quería hacer algo lindo por él, comprarle un taco no le retribuiría ni la mitad de lo que él estaba haciendo por ella, pero por algo debía comenzar. Cuando llegó allá solo había dos tacos restantes en los platos que ponían sobre la barra, se veían deliciosos. Iba a tomar uno pero alguien la empujó y lo tomó por ella, adelantándose en la fila.
-Es mío, perra. -Susurró la chica con los dientes apretados. Ella la reconoció como una de sus antiguas colegas del equipo de animación: Stacy Applewhite. Blair no tenía tiempo para pelear, así que alargó su mano para tomar el otro. Entonces Stacy volvió a empujarla con su cadera para apartarla y tomó el restante. Lo puso al lado del otro sobre el plato en su bandeja y le sonrió cínicamente- Para mi novio. -Dijo.
Blair enrojeció de la ira, había aguantado suficiente, así que tomó dos latas de Coca-cola mientras veía a Stacy pagar. Se movió adelante y pagó ambas latas, luego siguió a Stacy a su mesa, agitando fuertemente una de las latas de Coca-cola. Si ella creía que podía llamarla perra y salirse con la suya, Blair le enseñaría cuan perra ella podía ser.
- ¡Oye, Stacy! -La llamó, y llegó a su lado cuando ella apenas ponía su trasero en la silla de la mesa, donde se encontraba todo el equipo de animación y algunos de los jugadores del equipo
de futbol- Quería darte esto, yo espero que consideres recomendarme para las siguientes elecciones del equipo de animación, quiero volver ¿sabes? -Tendió la lata de Coca-cola que había agitado frente a Stacy y esta sonrió, un tanto satisfecha por la clase de reverencia que estaba recibiendo. La tomó y la puso frente a ella, Blair dio un paso atrás.
-Bueno, supongo que podría recomendarte, pero tendrías que arrástrate... -Siseó con malicia y metió una uña debajo de la lata. En cuanto la abrió el líquido saltó directo a su cara, arruinando su perfecto maquillaje y poniéndola a chillar. Blair se aprovechó de su berrinche y tomó la bandeja con los tacos que milagrosamente no tenía ni una solo gota de Coca-cola.
Se giró para volver a su mesa, pero antes, le susurró-: Es mío, perra. -Y continuó su camino, batiendo su cabello como la diva que es.
Becky y Hannah la esperaban en su mesa, de pie, aplaudiendo su gran acto, literalmente estaba aplaudiéndole. Eran las únicas, en su vida anterior todo el mundo se hubiese reído, pero en esta vida, todos aguardaban en silencio hasta que el berrinche de Stacy acabase. Eugene estaba parado a un lado de la mesa, mirándolo impresionado.
Perfecto. Él estuvo ahí todo el tiempo, ahora seguro va a pensar que soy una completa perra y no va a volver a querer hablarme.
Aun con el inquietante pensamiento, ella caminó hasta él, las chicas se sentaron y ellos también. Ella empujó la bandeja con ambos tacos en ella hacia él.
-Son para ti. -Dijo Blair- Casi se terminaban, solo quería devolverte el favor. -Ella
sonrió y puso la lata de Coca-cola sobre la bandeja también. Eugene sonrió ampliamente y se acarició la barbilla.
-¿Has hecho eso para conseguirme estos tacos? -Preguntó sorprendido.
Blair hizo una mueca y Becky empujó la otra bandeja frente a ella.
-No exactamente. Stacy me llamó perra y se me adelantó en la fila. -Se encogió de hombros- Pensé que podía demostrarle que es lo que hace un perra de verdad.
Eugene movió su silla mucho más cerca de ella, manteniendo su gran sonrisa.
-Tú no eres una perra, Blair, tú eres valiente, que es diferente. Por cierto, eso fue genial. Y muchas gracias. -Él la tocó en el dorso de la mano, tan suave que sintió que podría derretirse en ese mismo lugar.
Stacy estaba furiosa con ella, pero no podía vengarse de Blair más de lo que ya lo había hecho. Es decir, Blair no tenía ahora nada de lo que sostenerse, según pensaba todo el mundo. Así que estaba lo suficientemente jodido como para que eso fuera bastante castigo. Cuando salieron de la cafetería, Blair y Eugene se separaron, aunque como siempre él la acompañó hasta su casillero. Hannah y Becky tenían clases con ella, historia, y camino al salón de clases, no pudieron evitar hablar del tema.
-Blair ¿Te gusta Eugene? -Preguntó rápidamente Hannah, con una sonrisa pícara tirando de sus labios. Blair sintió sus mejillas enrojecer y trató de no mirarla, porque sabía que podía ceder y abrirse ahí, contándole todo.
-No ¿Pero qué dices? Claro que no. -Negó, tan falsamente que ni ella pudo creérselo.
-Oh vamos, que te vimos suspirando por él cuando te dijo que eras valiente. -Porfió Becky- Admítelo, se te nota.
Blair se detuvo en medio del pasillo y suspiró profundamente. Estaban llegando tarde, pero no había nadie en los pasillos y ella quería decir la verdad. Suspiró más veces y miró a Becky y a Hannah, quienes aguardaban impacientes por la confesión.
-De acuerdo, sí me gusta, me gusta mucho. -Admitió.
Hannah y Becky comenzaron a reír como pequeñas niñas cuando el chico más lindo del kínder las saluda, al igual que Blair. Se empezaron a reír en medio del pasillo. A Blair le gustó la sensación de complicidad que eso le dio. Becky la golpeó en el brazo.
- ¡Lo sabía! Oí que ustedes van a hacer algo después de clases ¿A dónde te llevará? -Preguntó interesada mientras volvían a caminar.
-Nada especial, Starcbucks, pero es un comienzo ¿No?
Hannah asintió.
- ¿Sabes? Eso debe ser como una patada en el estómago para Lucy. Ella y Eugene eran amigos antes de que saliera con Greg, y él estaba enamorado de ella.
La que sintió una verdadera patada en el estómago fue Blair.
***
N/A: Bueno, un pequeño capítulo. No muy largo, pero imprescindible en la historia.
Quería agradecerles por todos los votos y comentarios, veo que les está gustando mucho la relación entre Blair y Eugene. Eso es genial, porque estos dos tienen historia por delante.
¡Espero que disfruten este! Subiré otro más tarde, o tal vez mañana. :D
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12. Starbucks y una pelea.
La pobre Blair pasó los siguientes periodos preguntándose si todo esto era por el karma, pensó en cada uno de las cosas malas que había hecho en su vida pasada como porrista superficial, se sintió devastada. Probablemente Eugene solo la quería como una amiga, probablemente solo estaba siendo descaradamente amable con ella porque le tenía lastima, probablemente todavía sintiera algo por Lucy. Oh, ella detestaba a Lucy más que nunca ahora. Sus entrañas se revolvieron y su cabeza se volvió un garabato cuando escuchó a Hannah decirle que Eugene estaba enamorado de Lucy. ¿Todos estaban enamorados de Lucy acaso? Sí, ella entendía que la había subestimado, que podía ser más que una buena estudiante, que tenía una linda sonrisa y carisma, ¿pero por qué Eugene? A ella de verdad le gustaba Eugene.
- ¿Lista para irnos? -Ella dio un respingo cuando Eugene la sorprendió por detrás. Estaba parada en donde los perdedores sin auto esperaban a sus madres.
Ella miró detrás de él, pero no vio a Molly. Ella pensó que vendría con ellos, pero no la veía por ninguna parte. Y no quería estar sola con Eugene, porque la ponía nerviosa y si Molly estaba probablemente se sintiera más segura.
- ¿No viene Molly? -Preguntó retorciendo sus dedos. Eugene le regaló su gran sonrisa y se metió las manos en los bolsillos de los vaqueros.
-No, se fue a casa de una amiga, pijamada de primaria, ya sabes. -Se encogió de hombros adorablemente.
-Oh, bien. -Blair asintió.
- ¿Me das tu bolso? -Él extendió la mano, Blair rápidamente se lo dio. La camioneta
estaba aparcada a unos metros, metió los bolsos por la ventana trasera y abrió la puerta para ella- ¿Cómo fue tu día hoy después de lo de la lata de soda? -La ayudó a subir como siempre y luego corrió hacia el otro lado para entrar él.
-Ah, todo estuvo bien. -Ella se encogió de hombros.
- ¿Estás bien? -Preguntó él antes de encender la camioneta.
-Lo estoy. -Asintió ella. Él no le creyó ni por un minuto, pero decidió no preguntarle, porque así como era perceptivo, entendía que ella tal vez no quisiera hablar de ellos.
Él condujo hacia el Starbucks que había a unas cuantas calles del instituto y se detuvo al frente, su camioneta hacía unos ruidos espantosos pero Blair mantuvo la cortesía y no se lo mencionó. Como siempre él la ayudó a bajar, abriendo la puerta para ella. Se preguntó si lo hacía por su seguridad, para no se rompiera la pierna al tratar de saltar, o porque simplemente era un caballero. Ella tenía la seguridad de que, de haber sido Greg, le hubiese dicho algo como "¿Y por qué usas tacones para el instituto entonces? Es ridículo".
Él incluso abrió la puerta del local para ella. Y pensó que él era una película romántica con modales incluidos andante.
- ¿Quieres sentarte cerca de la ventana? -Preguntó, apuntando hacia una mesa para dos cerca del gran ventanal del lugar.
-Está bien. -Murmuró Blair.
-Ve a sentarte, ordenaré por ti ¿qué quieres?
Ella ni siquiera podía pensar en lo que quería.
-Un cappuccino -soltó sin mucho ánimo-,
solo eso. -no dijo nada más y se dirigió a la mesa que él le había indicado.
Probablemente había sido grosera y él lo había notado, ¿pero qué podía hacer? Estaba cabreada. No por él, Eugene no era el problema, él no tenía la culpa de que ella se empeñe en tener los mismos gustos en chicos de Lucy. Era... buen, era ella. Todo era su culpa, porque al parecer el universo quería jugarle sucio, quería dejarla destrozada en pedazos y llorando de nuevo.
Ella prometido que eso no pasaría, que nadie arruinaría su vida de nuevo, así que decidió en ese momento que mantener su distancia con Eugene era lo mejor. No podía alearse de él, porque no quería, pero tampoco quería salir lastimada. ¿y si le preguntaba... no sería demasiado personal?
Pero ¿Cómo preguntárselo sin parecer sospechosa?
Antes de que pudiera averiguarlo, Eugene apareció con dos vasos de cappuccino en la mano y su sonrisa en la cara. Puso uno frente a ella y se sentó en la silla de en frente. Dio un trago y puso sus codos sobre la pequeña mesa entre ellos- ¿Puedo preguntarte algo que me tiene pensando hace días? -Interrogó.
-Seguro. -Otro encogimiento de hombros sin mucho ánimo.
- ¿Por qué no le pides a tu padre que te compre un auto?
-Porque no sé conducir. -Eugene se echó a reír como si fuera muy gracioso.
-Vamos ¿en serio? Tienes diecisiete. -Blair ladeó su boca.
-Es que yo... yo no puedo. -Ella no quería hablar del problema que no le permitía conducir, no de nuevo.
- ¿Por
qué no? -Eugene frunció el ceño con confusión. A Blair se le secó la boca, se mordió el labio y tragó fuerte tratando de no perder el hilo de la conversación.
-Yo tuve una mala experiencia, fue hace mucho tiempo pero... me da miedo conducir. -Lo soltó rápido y bajo, esperando que él no lo oyera, no quería oírlo burlarse de ella. No Eugene, porque ella estaba empezando a acostumbrarse a él y cuando se acostumbraba a alguien, esperaba que fuera honesto y comprensivo, aunque ella no tuviese mucho de eso.
-Oh... -sus labios ligeramente abiertos y el ceño fruncido, esa era imagen que a ella ciertamente le gustó- No debí haberme reído, lo siento. -Se disculpó y sonaba sincero. Le sorprendió un poco, no solía obtener ese tipo de reacciones de la gente ante su problema- Si algún día decides que quieres intentarlo, yo podría enseñarte.
Él le guiñó un ojo, Blair se sonrojó y trató de ocultarlo, mirando hacia otra parte mientras tomaba su café y murmurando un "gracias", algo cortante. ¿Por qué se sentía tan diferente a cuando Greg le decía cosas como esas? Probablemente porque cuando él las decía sonaba tan sincero. Ella no tenía idea de cómo alguien podía ser tan sincero.
-Oye chico, olvidaste tu cambio. -Una chica alta, de cabello corto y negro azabache se acercó y dejó dos dólares sobre la mesa. Él como era de esperarse le sonrió.
-Muchas gracias, cariño. -Eugene tomó los dólares y los metió en el bolsillo de su camisa a cuadros. Blair frunció el ceño hacia él y la chica se retiró para volver a su trabajo.
- ¿Llamas a todas cariño?
-Preguntó sin poder evitarlo, con una voz tan cortante que podías pensar que ella te estaba amenazando. Eugene simplemente sonrió ampliamente, él no tenía idea de por qué le gustaba la manera en que ella se comportaba cuando había algo que no le gustaba.
-No, no realmente. -Se encogió de hombros.
- ¿Y eso que quiere decir? -Inquirió.
-Le doy a la gente gestos así porque probablemente lo necesitan. -Él apuntó hacia la chica que limpiaba las mesas, la misma que había devuelto su cambio- Ella estaba discutiendo con su novio por teléfono cuando yo estaba pagando, no soy mucho de escuchar a escondidas, pero ella estaba a punto del llanto. Pensé que necesitaba el halago. -Le dio un sorbo a su café.
Blar se sintió como una tonta por dudar de él ¿cómo había podido hacerlo? Él era tan amable con todos, ella consideraba a Eugene como alguien inocente, como alguien que posiblemente veía el mundo a través de un arcoíris, mientras que ella se había quedado atrapada en la tormenta. Sin embargo, el tornado siempre puede llevarte por el camino amarillo.
- ¿Por qué la pregunta? -Interrogó Eugene de repente, sacándola de su ensimismamiento.
-Yo... no lo sé. -Tomó otro nervioso sorbo de cappuccino- Solo era un pregunta.
-Claro... hablando de preguntas. -Él sacó su celular del bolsillo trasero de sus vaqueros- Quiero preguntarte algo. -Estaba buscando algo al parecer- Hay una fiesta este viernes y estoy invitado, bueno,
todo el mundo lo está; en casa de Fiona Summer, quería saber si quieres acompañarme. -Guardó su teléfono de nuevo- Nunca voy a estas cosas, pero creo que a ti te gustan, así... pensé que podía invitarte... para divertirnos, tus amigas están invitadas también.
Eso la había tomado por sorpresa, ella no había recibido ninguna invitación. Antes, hubiera sido la primera en enterarse, o la de la idea tal vez. Ahora, se tenía que enterar por personas a quienes les llegó la invitación por casualidad. Perfecto.
Aun así, estaba emocionada porque Eugene estaba invitándola, ella quería ir, con él. Sobre todo porque iba él. ¿Hace cuanto hacia que no iba a una fiesta solo por un chico lindo? Desde los trece, parece.
-Me gustaría... pero no estoy invitada. -Aun así, ella todavía tenía dignidad.
-Yo te estoy invitando, a menos que haya un cartel que diga "Prohibida la entrada de Blair Rain", puedes venir conmigo. -A ella no le sorprendería que eso ocurriese.
-Seguro, no veo por qué no. -Él asintió, moviendo los pies debajo de la mesa.
-Genial. -Murmuró con emoción.
Cuando se acabó el cappuccino para escudarse, tuvieron que volver a casa, Eugene salió primero porque Blair se excusó para ir al baño. Pero ella no fue al baño. Primero sacó cuarenta dólares del bolsillo de sus shorts y cuando la chica del cabello corto de acercó para limpiar la mesa que habían estado ocupando, encontró el dinero sobre esta. Ella intentó devolvérselos a Blair pero no lo aceptó.
-Comprate algo de helado y olvida a ese idiota. -Aconsejó
Blair- He pasado por eso, no hay mejor terapia. -Aseguró y luego salió del lugar.
Pensó que si Eugene podía hacer algo bueno, ella también podía y lo tomaría como parte de su reformación.
En el camino a casa Eugene no paraba de hablar del verano en que se hizo una cicatriz en el codo y como su primo lo empujó del árbol. No estaba segura de si era su primo Billy o el que se parece a Billy y se llama Connor. El punto es que lamentó haberle preguntado por la cicatriz cuando la notó. Él era un gran hablador. Pero era lindo cuando hablaba de algo con tanto ánimo. Le recordaba a su abuelo cuando le contaba acerca de cómo casi se pierde el examen final de la escuela de leyes por una apendicitis. Solo era eso, una cicatriz de apendicitis, pero su abuelo siempre lo había hecho sonar como una aventura de Indiana Jones, al igual que Eugene lo hacía.
- ¿Ese no es tu hermano? -Le preguntó Eugene, apuntando hacia el parabrisas. Estaban parados en una señal de alto que se encontraba frente a un patio de juegos. Ella siguió la mano de Eugene hasta que pudo ver a Roscoe, recibiendo una paliza por unos chicos más grandes.
- ¡Roscoe! -Automáticamente ella salió de la camioneta, saltando desde el asiento, sin importar quebrarse un pie al saltar.
Eran cinco de ellos contra Roscoe. Los muchachos lo sostenían de la chaqueta mientras uno pegaba en su estómago. Tenía la cara amoratada y a Blair se le encogió el corazón. Ni siquiera notó que Eugene había estacionado la camioneta y venía corriendo detrás
de ella, correr en tacones era mucho más fácil que caminar para ella, si se ponía a pensarlo.
- ¡Déjenlo, idiotas! -Ella corrió hacia él, el que había estado sosteniéndolo lo soltó y lo dejó caer al piso. Se le llenaron las manos de tierra, parecía tan indefenso. Los chicos habían terminado riendo- ¿Estás bien, Roscoe? -Le preguntó mientras le ayudaba a levantarse.
-Que tierno, el tonto tiene quien lo defienda. -Murmuró el niño de cabello rubio muy corto que había estado golpeándolo en el estómago- Miren quien es, Blair Rain. -Ella nos e preocupó por cómo o por qué ese niño sabía su nombre, lo único que en realidad era el labio roto de su hermanito, los moretones en su cara y que probablemente tuviera una herida interna.
-Cállate, Jackson. -Siseó Roscoe, limpiándose la sangre del labio con rabia.
-Mi hermana ha hablado sobre tu hermana, Roscoe. -Los demás a su alrededor rieron- Ella dice que tu hermana es una completa perra.
Blair levantó la cabeza, pero antes de que pudiera responderle Roscoe se había abalanzado sobre él gritando-: ¡No vuelvas a llamarla así! -Si antes no había sido valiente, ahora estaba hecho un demonio. El chico ni siquiera lo vio venir. Roscoe simplemente se echó sobre él y comenzó a golpearle la cara con sus pequeños y lívidos puños, que podían lastimar, por lo visto, porque también le habían roto un labio a Jackson.
- ¡Roscoe, basta! -Gritó Blair, mientras lo demás alentaban la pelea y animaban a Jackson a levantarse.
Entonces Eugene apareció, tomó a Roscoe de la cintura y trató de levantarlo con todas sus fuerzas, al final él cedió. Dejó que Eugene lo alejara de Jackson, quien yacía en el piso, completamente aturdido. Los chicos a su alrededor lo ayudaban a levantarse. Roscoe tenía las manos llenas de sangre ahora. Blair las tomó y le apartó el cabello de la cara.
-Vamos a casa.
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13. Eres mi hermana.
Blair ayudó a Roscoe a montarse en la parte trasera de la camioneta de Eugene y él cerró la puerta. Blair se quedó con él ahí, limpiándole la sangre del labio. Roscoe no quería hablar. Le levantó la camisa para mirar cuánto daño le habían hecho. Estaba lleno de moretones, que lucían mucho peor gracias a su traslucida piel. Su corazón estaba latiendo muy fuerte y tenía los labios apretados, a pesar de lo lastimado que estaba no se quejaba.
-Dios mío, Lorena va a enloquecer cuando te vea. -Murmuró Blair quitándole los mechones de la frente- ¿Por qué te estaban golpeando, Roscoe? -Le preguntó y puso cada una de sus manos a cada lado de las mejillas de su hermano para girar su cara hacia ella.
-No es tu asunto, Blair. -Contestó bruscamente y así como habló, también sacudió su cabeza para librarse de su agarre.
- ¡Y una mierda, Roscoe! -Le gritó- ¡Es mi maldito asunto porque eres mi hermano! ¿Qué está pasando?
Pero Roscoe decidió callar, se cruzó de brazos recostando su espalda del asiento. Blair se alejó un poco de él y miró a través del retrovisor la mirada confortante de Eugene. Sus ojos eran tan bonitos que ella podría verlos todo el día. Se removió en su asiento, inquieta. Cuando llegaron a su calle Eugene abrió la puerta para ellos, Roscoe tomó su mochila y se la colocó en el hombro, bajando tan rápidamente como le fue posible. Él era un guerrero, puesto que no se quejó ni un momento por el dolor. Eugene lo detuvo antes de que pudiera entrar a casa.
-Oye, oye amigo. -Puso ambas
manos en sus hombros y se inclinó- Fue muy valiente lo que hiciste. La próxima vez puedes defender a tu hermana con palabras y evitarte el color morado en tu piel, aunque soy pacifista, debo admitir que también lo hubiera hecho por mi hermana, así que esto lo vale. -Él le dio unas suaves palmadas y Roscoe sonrió por un momento, antes de cruzar la calle para volver a casa.
Eugene miró a Blair y la ayudó a bajar de la camioneta, sus tacones resonaron en el pavimento y sus piernas temblaron un poco, pero Eugene la sostuvo- Eres una chica muy elegante Blair, haces que caer de mi vieja y sucia camioneta tenga clase. -Comentó. Blair se rió.
- ¿Eso se considera como un cumplido? -Levantó una ceja mientras conseguía su bolso apilado junto al de Eugene.
-Lo es. -Él asintió.
-Lamento el drama, con mi hermano y la pelea. -Se disculpó mientras colgaba su bolso en su hombro.
-Está bien, me tranquiliza saber que estuvimos ahí para detener todo. -Eugene se rascó la nuca- Blair, lo que la gente dice nunca tiene que influir en lo tú piensas de ti misma, lo sabes ¿no? -Blair asintió.
-Nunca me ha afectado lo que la gente diga de mí, ellos no saben cómo me siento y no tienen derecho a juzgar, así que no los tomo en cuenta, Eugene.
Él sonrió para ella, una sonrisa genuina de Eugene y cerró la puerta de la camioneta. Se acercó a ella y puso sus labios en la mejilla de Blair por unos segundos, tan inesperado fue que ella casi retrocede por la pequeña reacción eléctrica
que causó- Eres muy valiente, Rain, admiro eso en ti.
-Ah... gracias. -Ella trató una vez más de esconder su sonrojo- Nos vemos mañana, Eugene. -susurró antes de correr a través de la calle para llegar la puerta de su casa y estar a salvo de sus sentimientos. Lo gracioso era que las cosas que estaba empezando a sentir por Eugene no solo la abrumaban cuando él estaba presente. No sabía si era algo bueno o algo terrible. Probablemente era ambas en diferentes aspectos.
Cuando entró, Roscoe estaba tirado en el sofá, tenía un filete sobre el ojo derecho, algo que parecía un ungüento marrón en el labio partido y más filetes sobre el estómago. Lorena tenía su cabeza sobre el regazo mientras le susurraba cosas amables, la mujer trabajaba rápido. Blair entró y dejó su bolso al pie de la puerta, luego se acercó para mirar a su hermano. Lorena le dio una mirada de preocupación a ella.
-Lo, él... yo no sé... -Trató de explicar el estado de su hermano, pero no sabía que había pasado exactamente.
-Pasa todo el tiempo, -Lorena se encogió de hombros- no encuentro una manera de evitar que se meta en problemas.
- ¿Cómo que pasa todo el tiempo? -Preguntó Blair estupefacta.
-Bueno... Roscoe suele tener este tipo de problemas con los chicos mayores. -Él mantenía los ojos cerrados y su respiración pacífica- Tal vez no lo sabías porque, como tus padres, no solías pasar mucho tiempo aquí antes.
Blair estaba horrorizada, no podía concebir que alguien le hiciese eso a su hermano a menudo
¿cuándo había comenzado? ¿Cuándo se iba a detener? Ella sabía cómo esto podría acabar con la voluntad de su hermanito y temía por su salud, tanto física como mental. Estaba tan preocupada como se había sentido nunca.
- ¡Eso es terrible, Lorena! -Explotó Blair- ¿Cómo puedes dejar que idiotas como esos te golpeen, Roscoe? -Roscoe se levantó y dejó caer los filetes, Lorena los recogió y los puso sobre el plato que estaba sobre la mesa de café. Solo conservó el filete en su ojo morado.
-Bueno, no son muy diferentes a los amigos de tu ex que siempre venían a casa. -Se encogió de hombros y caminó para subir las escaleras- Creo que me acostumbré a rodearme de personas como esas. -Continuó de camino arriba.
Blair trató de buscar algún argumento para pelear, pero en realidad no podía. Ella bien sabía que los amigos de Greg siempre habían sido así, ella los invitaba a casa y a menudo humillaban personas, ella no tenía nada más o menos que esos chicos. Ahora veía una explicación en todo esto, tal vez por eso no había visto a Eugene tan seguido como hasta ese momento, porque tal vez sus antiguas amistadas lo ahuyentaban.
- ¿Esto pasa tan seguido? -Le preguntó Blair a Lorena mientras la ayudaba a llevar los filetes a la cocina.
-No todos los días, pero él constantemente está teniendo peleas. -Lorena abrió el refrigerador y fue echando los filetes uno por uno dentro de este- Viene a casa con esos moretones y se me parte el alma en mil pedazos, pero él dice que todo está bien, que puede con esto...
ya no sé qué hacer para hacerle ver que no está bien. -Lorena se veía tan consternada y preocupada como Blair se sentía.
- ¿Dónde está papá? -Preguntó, ya que no lo había visto bajar cuando llegaron.
-Visitando a la tía Margot, se enteró de que está vacaciones y lo obligó a visitarla. Volverá más tarde.
-Oh, bien.
Blair necesitaba un tiempo a solas con su hermano. Así que envió a Lo a tomar una siesta y preparó un té de manzanilla para Roscoe, con todos esos golpes tal vez necesitaría que su cuerpo se calentase de alguna forma. Cuando subió, la puerta de su habitación estaba abierta. Blair la empujó con el pie lentamente y miró alrededor. Estaba un poco diferente a como lucía la última vez que ella había estado allí. Es decir, lucía más oscura, el azul de las paredes seguía ahí, pero las cortinas estaban cerradas, dándole un aspecto sombrío. Ya no estaba decorada con figuras de los Power Rangers, ni su cama era un auto rojo de carreras. Ahora las paredes estaban limpias, seguían gustándole los autos, porque tenía su colección de Hot Wheels sobre una de las repisas junto a la puerta del baño, su cama ahora era normal, grande, pero normal y él estaba echando boca abajo sobre ella.
-Roscoe, te hice un té... am, Lore dijo que te haría sentir mejor. -Mintió, solo un poco para que él no creyera que estaba siendo amable porque sentía lastima. Ella sabía cómo se sentía y no quería que se sintiera así, pero tampoco quería que sintiera como que a ella no le importaba.
Caminó hasta la cama, Roscoe seguía sobre su estómago.
-Mmh... déjala ahí. -Dijo,
pero no se movió.
-Vamos, Roscoe, sé que no te la vas a tomar si la dejo ahí. -Insistió Blair.
-Solo déjala ahí. -Volvió a decir sin moverse, su voz sonaba amortiguada porque su cara estaba pegada contra el colchón.
-No, vamos, date la vuelta y toma el té. -Apremió ella. Sin embargo Roscoe no se movió.
Suspiró y luego hablo- Blair, no puedo moverme, tal vez si me das la vuelta...
- ¡Oh, claro!
Blair dejó la taza de té sobre la mesa de noche a un lado de la cama y puso sus manos en cada costado de su hermano, sujetándole los brazos, aplicó la fuerza para darle vuelta sobre su estómago, a pesar de que su espalda rebotó contra el colchón cuando ella logró voltearlo completamente él no se quejó por el dolor que seguramente estaba sintiendo. Él era un chico fuerte después de todo. Blair acomodó varias almohadas para mantenerlo erguido y se sentó a su lado, cogiendo la taza para entregársela.
-Está un poco caliente todavía ¿necesitas que la sople? -Preguntó dejándolo con las manos extendidas.
-No, está bien, puedo hacerlo solo. -Él le pidió con las manos que le diera la taza.
-Pero podrías quemarte. -Le informó ella retirando la taza.
-No me trates como un bebé, puedo hacerlo solo ¿sí?
-Está bien.
Frunciendo el ceño y haciendo un puchero Blair le entregó la taza a Roscoe, sin embargo ella no se fue, estuvo quitándole el cabello de la cara mientras el soplaba la taza y tomaba pequeños sorbos. Estaba tan morado, ella deseaba que su padre
no lo viera así cuando volviera a casa de visitar a la tía Margot, porque pondría el grito en el cielo. Se preguntó cuantas veces había estado así y ella no lo había notado.
- ¿Por qué lo hiciste, Roscoe? -Le preguntó de repente.
- ¿Hacer qué? -Murmuró él, escondiéndose detrás de la taza de té.
-Defenderme. -Aclaró ella.
Roscoe se aclaró la garganta.
-Bueno... eres mi hermana, no quiero que ningún idiota diga cosas de ti que no son ciertas. -Sacudió sus hombros como esperando que sus palabras fueran tomadas a la ligera, como si él le dijera eso todos los días. Blair pasó un brazo por sus hombros y estampó un beso contra su sien.
-Te quiero ¿sabes? -Murmuró ella.
-Yo también, pero no se lo digas a nadie.
Ella rió y trató de abrazarlo sin hacerle daño. Tomó la taza vacía de sus manos y la dejó sobre la mesa de noche- Necesitas conseguir un nuevo corte de cabello. -Le sugirió, de nuevo tratando de mover los mechones oscuros de cabello de su frente. Roscoe era un niño muy guapo, con el cabello negro, los ojos azules como los de su padre y la piel tan blanca que parecía papel.
-Es lo que Lorena siempre dice. -Suspiró y recargó más su espalda.
- ¿Estarás bien? -Interrogó tratando de ver los moretones que le habían dejado en el estómago.
-Sí, quiero dormir por ahora. -Ella asintió y sacó las almohadas de detrás de su espalda que lo mantenían sentado, para acomodarlo mejor.
-Si necesitas algo, puedes llamarme. -Ofreció ella. Él asintió y ella acomodó las demás sábanas a su alrededor.
-Oye, a papá y a mí nos agrada Eugene, creo que deberías darle una oportunidad, es un buen tipo.
Bueno, si Roscoe lo decía, entonces él era el mejor tipo del mundo, porque Roscoe no decía eso de cualquiera. Y Blair lo sabía muy bien.
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Aviso rápido :D
¡Hola! Ross aquí. (Perdón si pensaron que esto era un capítulo :c)
Bueno, por lo visto quieren maratón. Así que me dije: Pues vale, estoy de vacaciones, estoy sola en casa y tengo chocolate. ¡Hagámoslo! Lo máximo que puedo hacer en un día son tres capítulos. Pero bueno, estoy terminando uno ahora, si lo termino temprano y estando lúcida lo publicaré más tarde.
Sin embargo, si el sueño me gana (o mi madre me envía a la cama), lo publicaré todo mañana. Pero veremos cómo resulta esto de ir escribiendo por la noche y publicando. En lo personal, va a ser muy divertido para mí porque estoy ansiosa por escribir más de esta historia.
Eso era todo.
Oh, también voy a estar dedicando este maratón, supongo que escogeré a quien más haya visto en los comentarios para dedicarles los capítulos. No lo sé. Veremos cómo resulta.
Los quiero y gracias por todos los votos y comentarios :D son las mejores.
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14. Ya no quiero mi vieja vida.
Blair estuvo ayudando a su hermano a recuperarse toda la semana, para cuando su padre los llevó a comer helado casi no se notaba que había sido brutalmente golpeado por una pandilla de salvajes, porque ella le puso maquillaje sobre los moretones, aunque él había puesto resistencia, terminó ayudando mucho. Empezaron a llevarse mejor esa semana, tanto que Roscoe ayudaba a Blair a hacer la tarea. Porque sabía más de matemáticas que ella.
Con Eugene las cosas iban más que bien, aun se preguntaba si él seguía enamorado de Lucy, pero él no daba señales de que así fuera, por lo que ella se resignó a pensar que ya lo había olvidado, porque ahora ella era quien pasaba más tiempo con Eugene que nadie. Iban al Starcucks después de clases y aun las demás veces llevaron a Molly jamás tuvieron problemas de privacidad, de hecho, ella se sentía mucho más segura cuando estaba Molly que estando sola con Eugene. Porque sabía que podía mirarla y ella llenaría el espacio vacío con alguna broma. En realidad le agradaba Molly.
El viernes llegó casi instantáneamente, Blair ya tenía preparado que iba a usar en la fiesta. Había pasado toda la noche del jueves tratando de decidir si quería usar el vestido rojo de tubo o el dorado suelto. Terminó eligiendo uno azul marino con un cinturón delgado negro y sus adorados Jimmy Choo's. Porque a pesar de tener un armario repleto de la mejor y más grande colección de zapatos de tacón alto de toda la secundaria Midwood, ella tenía un par de zapatos favoritos. Mirar dentro del armario de Blair haría a Sarah Jessica Parker llorar de alegría y orgullo.
Ella estaba prácticamente
bailando en una sola pierna cuando bajó las escaleras la mañana del viernes, luciendo como una linda flor primaveral, casi nunca llevaba vestidos al instituto pero sintió que era un día especial, así que el vestido rosa floreado en su armario fue su primera elección en la mañana, aunque estaba haciendo frío y tuvo que usar una cazadora de cuero sobre este. Cuando salió de casa Eugene la estaba esperando como siempre, tomó su bolso y lo metió a la camioneta. Desde el miércoles sonaba peor que la primera vez que se montó en ella, pero supuso que Eugene tenía todo eso contralado, además, a ella no le molestaba eso si podía ver la sonrisa de Eugene en la mañana.
Cuando él la ayudó a bajar de la camioneta Molly la esperaba para entregarle su bolso. Blair le sonrió cálidamente. Era gracioso. Ella le sonreí a esa gente; Molly, Eugene, Hannah y Becky como nunca les había sonreído a sus viejos amigos: sinceramente.
-Gracias, Molly. -Le dijo Blair.
-De nada. -Murmuró ella.
Pensó que Molly era tímida, sin embargo, era tan guapa como su hermano. Porque Eugene era más que lindo, Blair había descubierto que él era guapo; era guapo cuando movía su cabello para sacarlo de su cara, era guapo cuando corría alrededor de su licuadora con ruedas después de ayudarla a subir, era guapo cuando sonreía y las esquinas de sus ojos se arrugaban. Básicamente, él era guapo todo el tiempo. Y su hermana era pequeña, tenía los ojos del mismo color que los de Eugene, una nariz pequeña y adorable y el cabello
más largo, castaño sedoso que Blair jamás había visto. Siempre usaba vestidos y botas y ese era un look que a ella particularmente le agradaba. Quedaba muy bien con su manera adorable de que ser.
- ¿Puedo preguntarte algo? -Molly caminaba detrás de ella y Blair bajó el paso mientras llegaban a la entrada. Eugene se había adelantado para hablar con un chico, que al parecer era su amigo, porque lo había visto hablando con él otras veces.
-Oh, seguro. -Blair se encogió de hombros.
- ¿Dónde conseguiste tu vestido? Es en realidad muy hermoso. -Blair le sonrió sorprendida, hacia mucho que no recibía un halago que sonara tan sincero.
-Bueno, fue un regalo de mi tía Margot, realmente no sé donde lo consiguió. -Se encogió de hombros- Pero, sé de una boutique en el centro comercial que vende vestidos como estos, me gusta el estilo vintage. Si quieres podríamos decirle a tu hermano que nos lleve y buscar uno lindo para ti ¿No suena bien? -Hacía mucho que Blair no iba de compras, por lo que ella se emocionó también.
- ¡Suena genial!... pero no creo tener dinero suficiente, tendría que trabajar doble turno con mi abuela para conseguir el dinero. -Ella se metió las manos en los bolsillos del jersey.
- ¿Quién dijo que tú ibas a pagar?
-Oh... Blair, no puedo aceptar.
- ¿Sabes? Tú y tu hermano son tan orgullosos. El otro día él no me dejó pagar mi propio café ¿qué pasa con ustedes? Tienen que recibir algo a cambio
de vez en cuando. -Le dijo Blair cuando se detuvieron en el que ella sabía que era el casillero de Molly- No voy a aceptar un no por respuesta, vendrás conmigo de compras... tal vez invite a Hannah y a Becky ¿No te molesta? -Preguntó ella cuando la idea la golpeó.
- ¿Cómo podría molestarme? -Oh, Molly se veía tan adorable como su hermano cuando sonreía. Bueno, las esquinas de sus ojos no se arrugaban porque ella era más joven.
-Bien, tal vez la semana que viene podamos ir.
-Gracias Blair, había escuchado cosas de ti, pero tú eres realmente genial como dice Eugene. -Molly puso su bolso en el suelo entre sus pierna y abrió su casillero empezando a sacar sus cosas para ponerlas dentro.
A Blair se le dibujó una sonrisa tonta en la cara cuando escuchó lo que había dicho.
- ¿Tu hermano cree que soy genial? -Le preguntó ella, tan asombrada como se escuchaba. Molly se rió y la miró.
-Sí, él siempre lo dice. Creo que él está realmente encantado contigo, habla de ti cuando está arreglando el jardín con la abuela.
-Oh ¿De verdad? -Molly asintió.
-Por supuesto, yo no te mentiría y lo sabes Blair.
Ella asintió y se sintió tan feliz que casi flotó hasta su clase, la cual, por suerte, tenía junto a Eugene. Blair odiaba algebra, sin embargo, después de que Eugene se volvieron amigos todo era mucho más fácil, él podía ayudarla cada vez que ella tuviera una duda, puesto que estaba en el asiento contiguo, ella podía inclinar su cabeza hacia atrás para preguntar algo y él sonreiría y le
diría la respuesta a su problema. Así, sus clases eran menos monótonas que nunca, y le estaba yendo mucho mejor, hasta el profesor se dio cuenta de ello, por eso permite las charlas entre ellos, porque sabe que Eugene le hace bien a Blair.
Y Blair también lo sabe.
Cuando estaba acercándose a la puerta y brazo fue puesto abruptamente en su camino, haciéndola chocar contra la persona que lo había puesto allí- Preciosa ¿Cómo estás? -Kale estaba parado frente a ella, sonriendo cínicamente. Por desgracia él también tenía la misma clase a primera hora. Blair comenzaba a odiarlo más de lo que alguna vez lo hizo.
- ¿Qué quieres Kale? -Siseó.
-Nada, solo darle los buenos días a mi chica. -Él se acercó tanto que la loción demasiado fuerte de Kale le llenó las fosas nasales y la hizo estornudar justo en su cara- Maldita sea, Blair.
-Parece que soy alérgica a ti. -Ella se rió y trató de pasar debajo de su brazo pero él lo bajó, negándole de nuevo el paso- Déjame pasar. -Gruñó ella, tan peligrosa como Blair Rain podría ser. Eso podría asustar a las perras, pero para Kale, era simplemente un acto de ternura.
-Tú crees que ese chico, Pointer, va a ayudarte a superar lo que has perdido ¿verdad, gatita? -Kale ronroneó.
-No sé de lo que estás hablando. -Los ojos Blair se entornaron. Kale soltó una risa sin gracia y sus fríos ojos azules centellaron.
-Yo sé más de lo piensas, Blair. Sé lo que piensas, que es diferente. -Murmuró- ¿Por qué conformarte con lo poco que puedes rescatar si yo puedo devolverte absolutamente todo lo que has perdido incluyendo mejoras? -Él encajó sus dedos en la parte inferior de su barbilla para que lo viera a los ojos. Blair sacudió bruscamente la cabeza para que la soltara.
Ella miró a Eugene, sonriéndole a medias desde su asiento, levantó la mano un poco y la agitó, como diciendo "Aquí estoy, esperando por ti". Ella bajó su mirada cuando la subió fue para mirar a Kale, quien mantenía una expresión de suficiencia en su cara.
-Ya no quiero mi vieja vida de vuelta, esta me gusta mejor.
Y siguiendo sus propias órdenes apartó a Kale del camino para ir a sentarse en el puesto que Eugene había guardado para ella.
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15. Eres hermosa.
Toda la clase él estuvo distante, con la cabeza pegada a su libro, por lo que ella no se movió. Por suerte solo era una clase y luego el profesor entregaría los exámenes de la clase pasada. Solo era un examen de diagnostico, pero iba a determinar si necesitarían que acudir a tutoría. Cuando el profesor Thompson pasó por cada asiento entregando los exámenes se detuvo en el de Blair y le dio una media sonrisa.
-Has mejorado mucho, Rain. -Dejó la hoja sobre el escritorio y ella vio garabateada en la esquina una "C+". Esa era una buena nota para ella- Sin embargo, veo que trabajas muy bien con Eugene, él podría ayudarte a que mejores en algebra ¿Eugene, estás de acuerdo en ayudar a Blair? -El profesor levantó la mirada hacia él. Blair volteó para verlo con una sonrisa pegada a su rostro.
Eugene sonrió como siempre lo hacía y dijo-: Siempre.
Él no decía sí, ni no, ni "está bien" ni "claro". Él decía "siempre". Ella amaba como se la palabra "siempre" se oía en sus labios. Así que sonrió para él como una pequeñuela y él le devolvió el gesto. Durante lo que restó de la clase estuvo muy callado y cuando llegó el almuerzo, ambos salieron al mismo tiempo y nadie tuvo que comprar la comida de nadie más.
Había sándwich italiano de queso en el menú. Ella amaba esos sándwiches, así cuando recibió el suyo lo primero que hizo fue darle una mordida voraz. Ella notó que estaba ganando peso, sus pómulos
estaban más llenos, no llegaba a ser mucho, pero era hora de ponerse en forma de nuevo. Con salir a correr en las tardes sería suficiente, a ella le gustaba eso y tal vez lo necesitaba para pensar.
-Oye Blair ¿Vas esta noche a la fiesta? -Le preguntó Becky a través de la mesa.
Blair levantó la vista y asintió emocionada y con la boca llena.
-Nosotras podemos pasar por ti, si quieres. -Ofreció Hannah con una mirada furtiva a Eugene quien levantó la mirada rápidamente hacia ella, luego miró a Blair, quien estaba atragantada con el sándwich e instintivamente también había volteado a verlo.
-Um, yo iba a llevarla, de hecho. -Eugene se encogió de hombros.
- ¡Oh! Comprendo, los veremos allá entonces. -Dijo Hannah y miró a Blair, Becky le dio una patada por debajo de la mesa a Blair quien chilló botando el pan de su boca.
- ¡Ay! -Eugene la miró- Me... me golpeé con el tubo. Estúpido tubo. -Murmuró mirando a Becky.
-No culpes al tubo, el tubo no tiene la culpa. -Reclamó Becky.
-El tubo casi me rompe el pie. -Replicó Blair.
-El tubo cree que eres dramática. -Respondió Becky.
-El tubo no sabe lo que dice, el tubo ha sido brusco. -Insistió Blair.
Becky, Hannah y Blair se quedaron intercambiando miradas un buen tiempo y luego rompieron en risas estrepitosas. Eugene frunció el ceño con confusión mientras tomaba de su lata Coca-cola y las miraba
mientras se retorcían de la risa.
- ¿Sí sabes que los tubos no hablan, no sienten y no piensan? -Preguntó Eugene.
-No lo entenderías. -Recalcaron las tres al unísono y de nuevo estallaron en risas.
-Raras, las chicas son raras. -Masculló para sí mismo.
Blair apenas habló de camino a casa, estaba tan feliz que no podía encontrar palabras que decirle a Eugene. Ella nunca había sido del tipo de chica insegura, ella quería saber si ella le gustaba a Eugene, si o no, algo contundente. Así que había decidido contarle lo que estaba sucediendo con ella estos días, no todo, solo hasta el punto en que él entendiera que ella se estaba volviendo loca por él. Quería también preguntarle qué había pasado entre Lucy y él y si seguía enamorado de ella, pero eso venía en segundo plano. Lo más importante era impresionarlo.
Ella entró en casa corriendo y le dio un beso a su padre que se encontraba en el sofá leyendo un libro, le dio otro a Roscoe que estaba junto a él jugando con su PSP y otro a Lorena que se encontraba al pie de la escalera. Subió corriendo las escaleras y se encerró en su cuarto. Eran las tres de la tarde, pero siempre que se arreglaba para una fiesta procuraba hacerlo temprano, a ella le gustaba darse a desear pero tampoco le gustaba ser de las que tenían al chico esperando por ellas la mitad de la noche. Y Blair sabía que ella tenía un record en cambio de ropa, ella podía perfectamente cambiar
todo su look entre el primer piso y la planta baja de un ascensor. Había hecho el intento.
Así que se metió a la bañera y se dio un largo baño de espuma. Necesitaba relajarse después de todo, estaba un poco tensa por todo lo acontecido en la semana. Cuando salió eran casi las cinco, un poco más y hubiera terminado como una pasa. Estuvo una hora más bailando con música de Avril Lavinge, luego procedió a ocuparse de su maquillaje y como ya tenía su atuendo, a las seis estaba lista. Como le gustaba darse a desear y Eugene había dicho que estaría en su puerta a las siete se quedó tratando de pasar el nivel de 60 Candy Crush y borrando viejos contactos de WhatsApp. Se había perdido en viejas conversaciones con Macy y Hilary, nada comparado con las conversaciones con Becky y Hannah, ellas eran graciosas y ocurrentes y la hacían reír, no la envidiaban ni deseaban nada de lo que ella tenía, eso hacía que Blair se encariñara muy rápido con ellas.
- ¡Blair, Eugene está aquí! -Oyó la voz de Roscoe a través de su puerta.
-Dile que espere, estaré lista en un momento. -Respondió ella, dándose un repaso en el espejo.
-Todos sabemos que ya estás lista. -Bufó Roscoe.
-Tú dile que espere. -Repuso.
- ¿Cuál es el punto de hacerlo esperar? -Porfió Roscoe aun pegado de la puerta.
-Roscoe, sé lo que hago.
-Vale.
Roscoe al fin dejó la puerta y ella pudo dar vueltas en su habitación tranquila. Se planteó de nuevo todo lo que iba a preguntarle a Eugene. Todo lo que le diría. Vaya, no era fácil. ¿Por qué ahora que le gustaba
un chico de lo más normal y no nada llamativo se le hacía tan difícil?
Porque él tiene el cerebro en la cabeza y no en los pantalones. Respondió su subconsciente. Ella tuvo que darle la razón.
Bien, si ella no podía usar su atractivo para conquistarlo, eso era lo mejor que tenía. Más su historia acerca de cómo noqueó a una mujer por el último par de botas Gucci en una tienda. No creía que eso a Eugene lo interesase.
-Bien, Blair, tú puedes hacer esto. -Se dijo a sí misma cogiendo el pequeño bolso que combina a la perfección con su vestido y colgándose la delgada cadena en el hombro.
Abrió la puerta y salió meneando su cadera como era su hábito natural, bajó las escaleras lo más rápido que puso, pero antes de llegar al final de éstas pudo oír como Eugene y su padre, estaban charlando en la sala de estar acerca de pesca. Su padre se oía feliz, no como cuando ella traía a casa a Greg y su padre por casualidad llegaba o estaba en casa luego de un viaje, Greg estaba como enfurruñado y su padre mucho más, a ellos no les importaba llevarse muy bien entre sí, fue odio a primera visto. Pero con Eugene se oía como si en realidad estuviera hablando con un amigo.
-A Blair no le gusta pescar, es muy torpe en eso. -Decía su padre, ella se golpeó la frente.
-Bueno, supongo que ya lo sabía, creo que Blair es demasiado elegante para que la veas en el lago. -Dijo Eugene. Pero no como si Blair fuera frívola, sino como si estuviera hablando de la Reina de Inglaterra.
-Eso es cierto, mi madre también odiaba el lago y el olor a pescado la
enfermaba. Justo como a Blair, creo que ella tiene mucho de Blair. -Oliver sonó nostálgico- Por cierto ¿Cómo está tu padre?
- ¡Oh! Él está genial. Habla a menudo de usted, le digo que tendría que visitarlo, pero siempre pone escusas, dice que tal vez usted está ocupado con el trabajo y eso.
-Bueno, estoy de vacaciones ahora, supongo que debería llamarlo y proponer un viaje de pesca ¿no crees?
-Creo que a él le gustaría, siempre lo describe como un grandioso amigo.
Ella pudo escuchar la sonrisa de su padre desde las escaleras. Entonces cuando el silencio se formó Blair terminó de bajar. Eugene estaba muy guapo, y ella lo pudo notar, traía una cazadora de cuero, una camisa de botones sin abrochar debajo y una camiseta blanca más abajo, también llevaba unos Wranglers azules y degastados que le quedaban geniales.
-Hola. -Blair se sonrojó cuando él pasó sus ojos sobre ella, con cuidado y sorpresa. Su mirada no era lasciva, sino sorpresiva.
-Eres hermosa, Blair.
Él no dijo "estás hermosa", sino "eres hermosa" y dijo su nombre. Descubrió que amaba cuando decía su nombre.
-Lo es ¿No es así? ¡Y yo la hice! -Bromeó su padre. Blair estaba consciente de que era un mal chiste.
-Hizo usted un buen trabajo señor. -Bromeó Eugene de vuelta y Oliver rió, dándole una palmada en la espalda.
-Me agrada tu nuevo novio, Blair. -Le dijo.
Blair volvió a sonrojarse, hasta la punta de los pies. Eugene la miró.
-No papá, él no es mi novio. -Le corrigió caminando hacia
donde Eugene se encontraba.
- ¿Y por qué no? Yo voto porque salgan ¿Qué me dicen?
-Basta papá. -murmuró ella.
Tomó el brazo de Eugene para sacarlo de la casa.
-Es una buena idea ¡Diviértanse! -Gritó antes de que Blair cerrara la puerta en su cara.
Cuando estuvieron a salvo a fuera él la dirigió a la camioneta y la ayudó a subir, ella aun estaba seriamente avergonzada. Arregló la delgada diadema que marcaba la línea entre su flequillo y sus mechones largos en el espejo retrovisor mientras él rodeaba la camioneta. Él entró de un salto y sonrió para ella.
-Lamento lo de mi padre. -Se disculpó. Él le dio una de sus sonrisas de Eugene.
-Está bien, él mío es igual y lo sabes. Me cayó bien. -Se encogió de hombros.
Eugene encendió la camioneta, pero sonaba incluso peor que antes, así que no pudieron entablar mucha conversación en el camino. No la necesitaban, porque cuando él le sonreía de pronto se sentía mejor. Y no es que estuviera muy preocupada por la fiesta, pero en cuanto puso un pie ahí supo que era menos que bienvenida. Ella ya había estado en casa Fiona, sabía que era una casa grande, con piscina y un patio genial, había organizado fiestas ahí. Pero esta vez no había sido tan bien recibida como las últimas veces. Todo el mundo la miró como si fuera una de las siete plagas, incluso cuando llegó al lugar en donde estaban Becky y Hannah, todo el mundo susurraba a sus espaldas y ella se sentía terrible.
-Tranquila, Fiona dijo que cualquiera que quisiera venir en el instituto estaba invitado. -Le avisó
Becky llegando a su lado con un vaso de cerveza.
Ella se veía genial. Con un estilo rockero con los ojos ahumados con sombras y delineador, shorts negros y un top crop negro también con flores estampadas en la parte superior, también traía un chaleco de mezclilla y unas botas. Y su cabello lucía increíble. Parecía una estrella de rock. A Blair le encantó. Hannah lucía un poco más retro, traía un sombrero plano negro y su flequillo cayendo sobre su frente junto con unos lentes oscuros que le recordaron a los de un Hippie, con su falta larga y su blus holgada de manga larga ella estaba igualmente genial que Becky. Cada una tenía estilo y era totalmente increíble.
-Vamos a aliviar un poco el ambiente, ven aquí Blair, tómate una foto con nosotros. -La animó Becky, acercándola al sofá. La hizo sentarse en medio de ellas y extendió el brazo con su celular en la mano para tomar la foto- Hagan una cara rara, no me gustan las fotos normales. -Advirtió Becky. Blair pensó rápido e hizo un guiño hacia la cámara con su boca ligeramente abierta- ¡Muy bien! -Dijo Becky- Salió genial. -Entonces configuró la cámara para tomar otra.
-Todas un abrazo, vamos. -Blair las atrajo, con sus brazos sobre los hombros de cada una.
-Auch, estás pisando mi cabello. -Se quejó Hannah sosteniendo su sombrero con la mano pero riendo al mismo tiempo.
-Lo siento tanto. -Se disculpó Blair y rió también.
- ¡Ahí va! -Anunció Becky. El flash las cegó. Becky miró la foto luego y sonrió satisfecha- Es un desastre y salimos perfectas.
Todas rieron- ¡Va a mi Instagram! -Anunció Hannah y volvieron a reír.
- ¡Ven a tomarte una foto con Blair, Eugene! -Lo llamó Becky, se levantó para tomarlo de la mano y sacarlo de la esquina desde donde las había estado viendo. Hannah se levantó también y él cayó al lado de Blair con una sonrisa tímida- Ahora, más juntos. -Los animó Becky moviendo su mano. Blair se movió un poco más cerca de él.
- ¿Así está bien? -Él pasó un brazo detrás de ella y lo apoyó en su costado izquierdo.
-Perfecto. -Dijo Becky- Ahora bésala. -Apremió.
- ¿Qué? -Dijeron ambos al unísono.
-No sean tontos, en la mejilla. -Explicó Becky- Blair, hazlo tú.
Blair miró a Eugene y sonrió, él se rió y su sonrisa de Eugene quedó en su rostro. Ella puso su mano al otro lado de su cara y posó sus labios en la que tenía en frente. En ese momento ella estaba sonriendo y él también, ahí fue cuando Becky tomó la foto. Blair deseaba guardar esa foto el resto de sus días para enseñársela a sus hijos y a sus nietos.
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16. Algo mejor que una fiesta.
La fiesta estaba resultando bien, ella y Eugene estaba sentados en el sofá hablando y era mucho mejor que estar en la pista bailando o en cualquier otro lugar bebiendo. Por supuesto, ella tenía un vaso con cerveza, también Eugene pero no se sentía como que iba a terminar vomitando esta noche. Ella se levantó un momento para ir al baño, estaba saltando en una sola pierna cuando encontró la puerta del baño, estaba ocupado así que tuve que esperar junto a la puerta. Cuando la persona dentro se dignó a salir, quedó frente a frente con ella, los ojos verdes oscuros de Greg la miraron como si estuvieran viendo un fantasma, a ella se le secó la boca, no pensó que él estuviera ahí. No deseaba ver a su ex, menos cuando verlo solo le traía malos recuerdos.
- ¿Qué estás haciendo aquí? -Le preguntó, tan despectivo como solo él podía ser.
-Vine a una fiesta, como todos. -Ella se encogió de hombros y sonrió, Greg apretó los puños y sin decir nada la tomó del brazo. La estaba dirigiendo fuera del lugar y ella estaba tratando de luchar contra él- ¿Qué estás haciendo, Greg? -Le preguntó tratando de soltarse.
-Tienes que irte, sé lo que estás tratando de hacer. Blair, no voy a volver contigo, jamás, ¿lo entiendes? -Blair estaba pasmada ¿es posible que él siguiera creyendo que ella venía por él? Joder ¿qué fue lo que le vio Lucy al tipo? Es decir, ella había estado con él porque era guapo y popular, pero ella pensó que Lucy tenía dos dedos de frente que esas cosas no le importaban.
-Joder,
Greg suéltame. No he venido aquí por ti. Me invitaron ¿sí? -Ella ya estaba en la puerta de entrada y deseaba que Eugene viniera a rescatarla, porque quería que acabara con Greg al mejor estilo de Eugene: con su sonrisa.
-Eso fue lo que dijiste la última vez que intentaste arruinar un evento para nosotros. -Espetó él. Sí, eso era lo que había dicho. Pero lo superó, no más actitud de perra. No ahora que no la necesitaba.
-Entiéndelo, no voy a molestarte, he venido con...
- ¡Ya basta, Blair! No más mentiras ¿No estás cansada de ser de esta manera? -Le preguntó como si él tuviera derecho a estar molesto.
-Sí, por eso he venido aquí con... -Él no la dejó terminar y la llevó a la acera de la casa. Ella pudo divisar a Eugene mirándola desde la puerta detrás de ellos. Ella agitó la mano en el aire para que supiera que lo necesitaba y él corrió hacia ella. Se veía confundido. No molesto, solo confundido.
-Ah, disculpa, amigo ¡espera! ¿A dónde la llevas? -Dijo Eugene corriendo detrás de él, cuando lo alcanzó Greg se giró para mirarlo, con ojos sombríos.
-No es tu jodido problema, Pointer, y no le digas a Lucy que me viste con Blair. -Gruñó, cuando estaba a punto de sacar a Blair del camino de entrada ella se soltó y corrió detrás de Eugene.
-Me temo que sí es mi problema, porque ella es mi cita esta noche. -Dijo totalmente seguro de sí mismo y se giró a verla- ¿Estás bien, cariño? -Blair lo miró, con los ojos bien abiertos
y sonrió mientras asentía.
Maldita sea, ¡Su cita! ¡Soy su cita! Gritó dentro de ella.
Greg se echó a reír como si no se lo creyera, a Blair no le importaba porque Eugene había dicho que ella era su cita, así que nada más importaba realmente. Ella estaba tan feliz. Y Eugene le sonreía a medias, tal vez porque estaba un poco cabreado por Greg. Lo curioso es que ella nunca lo había visto cabreado, sería realmente interesante ver a Eugene cabreado alguna vez.
- ¿Greg? -Y Lucy hizo aparición.
Caminó hacia donde estaba Greg luciendo tan bonita y delicada como una jodida princesa. Blair se aferró al brazo de Eugene y él puso una mano sobre la suya, para darle seguridad. Greg tomó a Lucy de la cintura y sonrió como si nada estuviese pasando.
- ¿Qué hace ella aquí? -Preguntó Lucy frunciendo el ceño cuando vio a Blair detrás de Eugene- ¿Qué estás haciendo con ella, Eugene? -Ella lo miró como si estuviese mirando a un extraterrestre.
-Es su cita ¿puedes creerlo? -Greg se rió de nuevo. Lucy frunció el ceño, ahora más que confundida, enojada- Ya se iban, no tienes que preocuparte, amor. -Greg los miró, los estaba echando. Eugene captó el mensaje rápidamente.
-Sí, tienes razón. -Espetó Eugene- Ya nos íbamos, tenemos... mejores sitios a los que ir. -Eugene miró a Blair quien le dio una mirada apenada mientras se abrazaba a sí misma, puesto que el viento frío le rozaba los hombros y había olvidado su chaqueta. Por su culpa lo estaban sacando de la fiesta y Blair se odiaba a sí misma por eso- Creo que tienes frío. -Susurró mientras procedía
a sacar su cazadora de cuero, él la extendió sobre los hombros de Blair y la dejó sobre ella. Se sentía tan cálido allí dentro, jamás nadie había hecho eso por ella, estaba tan feliz aunque los estuvieran echando- Vamos. -Él tomó su mano para dirigirse a la camioneta que estaba aparcado justo en frente.
- ¡Espera Eugene! -Lucy lo llamó. Eugene se dio la vuelta, soltando levemente la mano de Blair- Pensé que éramos amigos. -Dijo ella, como si se sintiera traicionada.
-Y lo somos, pero también soy amigo de Blair ahora. -Él se encogió de hombros.
- ¿Después de todo lo que me hizo, aun la defiendes? -Inquirió ella. Blair comenzaba a cabrearse con esa niñata. Luego decían que ella era la dramática.
Eugene apretó la mandíbula y la miró fríamente.
-Tal vez tú lo merecías, tú le robaste a su novio. -Eugene volvió con Blair, puso un brazo alrededor de ella y la puerta de la camioneta para ayudarla a montarse.
Él rodeó la camioneta y la abordó, pero ya no estaba sonriendo, parecía disgustado de alguna manera. Tanto como él podría estarlo. Encendía la licuadora con ruedas y la condujo lejos de la fiesta, Blair se sentía ahora un poco mal por ponerlo en esta situación, pero no podía evitar estar feliz porque él había dicho que ella era su cita. Eso pondría feliz a cualquiera. No podía decirle cuando lo sentía y cuanto le agradecía por todo porque la camioneta hacía un ruido espantoso, pero lo haría en cuanto llegaran a casa.
A medio camino la camioneta se apagó, dejó de funcionar- No, no, no puede ser.
-Repetía Eugene, sacudió el volante e intentó volver a encenderla, pero no funcionó. Estaba muerta y aparcada en el hombrillo- Lo siento, lo siento tanto Blair, he arruinado esta noche para ti, como lo siento. -Se disculpó con la frente pegada del volante, él sonaba tan apenado y mortificado que a Blair se le hizo totalmente adorable.
-No te disculpes, cariño. Por lo menos estoy contigo. -Le dijo ella. Eugene levantó su brazo y la miró con una sonrisa, ella sonrió para él también- ¿Caminamos? -Preguntó. Él asintió y bajó para ayudarla a bajar. Ella esperó y saltó de la camioneta con las manos en sus hombros como siempre. Aun estaba usando su chaqueta y eso era tan hermoso que no podía respirar. Eugene olía como olería un chico que trabaja en el jardín con su abuela y que va de pesca con su padre; a pino fresco. A Blair le encantó.
- ¿Qué harás con la licuadora con ruedas? -Le preguntó mientras caminaban hacia la cera. Eugene se echó a reír.
-Vaya, que graciosa. -Murmuró- Llamaré a un amigo de papá para que la recoja mañana, si no está arreglada para el lunes, te llevaré al instituto en el Ford fiesta de la abuela. -Le prometió él.
-Vale. -Ella se montó sobre un pequeño muro que rodeada el jardín de una de las casa y caminó sobre él sin ningún problema. Apenas quedaba unos centímetros más alta que Eugene.
-En realidad eres buena usando tacones ¿no? ¿Cómo es que puedes hacer eso sin caerte? -Preguntó con las manos en los bolsillos mirando detenidamente sus pies. Blair rió.
-No lo sé, es cuestión
de equilibrio. -Ella bajó cuando el muro se acabó.
-Eres un cisne, Blair. -Le dijo. Ella se sonrojó.
- ¿Gracias? -Se ajustó la chaqueta y él le guiñó un ojo.
Blair caminó junto a él silencio y ya estaban llegando a casa, así que era ahora o nunca. Tenía que preguntarlo, quería preguntarle si él sentía algo por ella, ¿pero cómo podía? No podía llegar a eso tan rápido, así que decidió dar el primer paso por donde pareció más fácil.
- ¿Tú aun...? -Se detuvo, joder él estaba mirando ¿cómo podía hacerlo si él la mirada de esa manera?
- ¿Yo aun qué, Blair? -Inquirió él.
- ¿Tu aun... sientes algo por Lucy? -Preguntó al fin. Eugene quedó impresionado. Se detuvo, dejó de caminar y la miró.
- ¿Cómo sabías eso? -Preguntó.
-Todos lo sabían, al parecer. -Ella se encogió de hombros, él bajó la cabeza y pateó una piedra fuera de la acera.
-Yo... no lo sé. -Murmuró y siguió caminando, ella lo siguió- Es confuso ahora.
- ¿Por qué? -Preguntó ella, realmente interesada.
-Es que ahora... no dejo de pensar en otra persona, me he olvidado de Lucy casi por completo. -Explicó, ella tuvo esperanzas por un momento.
Caminó más cerca de él, quien mantenía la cabeza gacha y los hombros abajo, tan lindo y adorable como siempre. Blair empezaba a quererlo y si no era ella esa persona le iba a doler, pero lo entendería, lo entendería perfectamente.
- ¿Y quién es esa persona? -Interrogó Blair. Eugene levantó la cabeza y la sacudió, riendo como si se hubiese vuelto loco. Él pasó sus manos por su cara y dejó caminar.
-Vas a pensar que estoy loco. -Dijo, y volvió a cubrir su rostro.
-Lo dudo. -Ella rió. Adorable, por favor di mi nombre. Pensó.
-Blair, no es fácil... Dios. -Murmuró y bajó sus manos- Eres tú, yo... sé que soy un tonto y que probablemente lo he arruinado todo, porque es obvio, yo soy tu maldito amigo, yo siempre soy el amigo. -Él sonaba frustrado y ella estaba tan emocionada por demostrarle que ella no quería ni en un millón de años que él fuera solo su amigo.
-No arruinaste nada. -Ella sonrió.
-Sí, seguro que estás acostumbrada a que la gente te diga cosas como estas. Ahora fingiremos que nada pasó. -Él trató de seguir caminando pero Blair tomó su mano, él giró ella enrolló sus brazos en su cuello. Él se sorprendió pero no dijo nada. Porque no podía.
-No creas que puedes venir y decirme que te gusto y luego no darme un beso. -Susurró ella. Eugene vaciló tres y cuatro veces antes de poner sus manos en su cintura.
-Pero...
-Shh, solo sonríe Eugene.
Él sonrió, como cuando las esquinas de sus ojos se arrugaban, ella no pudo contenerlo y se puso de puntillas. Lo besó, y fue el mejor beso de su maldita y glamorosa vida. Como si flotara en una nube, como si las cosas alrededor no existieran. Sus labios eran tan suaves, él era tan suave, ¡Su cabello! su cabello era tan suave.
Ella se sentía suave y dulce, como algodón de azúcar.
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17. Buenas noches, muy buenas.
Era algo de nunca acabar, cuando él trataba de alejarse ella lo besaba de vuelta y cuando ella lo intentaba era él que ponía mano en la parte posterior de su cabeza para atraerla hacia él. Era un beso interminable, algo hermoso, que Blair pensó que podía durar para siempre si ellos solo encontraban una manera. Cualquiera que los viera en ese momento diría que estaban realmente locos el uno por el otro. Todo alrededor de ella daba vueltas, era como estar besándolo sobre un carrusel.
-Dios, espera. -Murmuró él y se alejó un poco. La miró a los ojos, como para comprobar que era ella a quien había estado besando como si la vida se le fuera en ello- ¿Esto está pasando? -Preguntó contra sus labios, su aliento formó una pequeña nube vaho que golpeó levemente la boca de ella. Eugene sabía a mentas de chocolate.
-Yo espero que sí. -Ella asintió. El la besó de nuevo, esta vez solo un segundo.
- ¿Por qué? ¿Cómo es que te gusto? -Interrogó tan cerca de ella que bajo sus palmas Blair podía oír su corazón latiendo fuerte. Blair sonrió y colocó su mano en la mejilla de él.
-No sé qué pasa conmigo, lo único que sé es que... tú eres tan... perfecto. -Suspiró.
- ¿Perfecto? Si soy un tonto Blair. -Ella negó con la cabeza- Yo siempre soy el amigo incomparable, el amigo que siempre está ahí cuando lo necesitas ¿cómo es que ahora estoy besando a la mejor besadora del mundo? -Ella rió y apoyó la cabeza contra su pecho. Él pasó la mano por su cabello.
- ¿A cuántas chicas a besado antes, Eugene? -le preguntó ella aun riendo.
-A dos, porque la del kínder no creo que cuente ¿verdad? -Blair no podía dejar de reír en su pecho- Blair, ¿qué vamos a hacer ahora? -La mano derecha de Eugene estaba sobre su pelo y la otra de mantenía en la espalda de Blair.
-Podemos seguir caminando o seguir besándonos, pero justo ahora realmente quiero ir al baño. -Esta vez fue él quien rió, pero ella hablaba en serio. Así que él la tomó de la mano y la condujo hacia una calle que estaba muy cerca de casa, pero se salía levemente del camino.
-Hay una gasolinera cerca, ¿o prefieres esperar a llegar a casa? -Preguntó él mientras la conducía rápidamente.
- ¿Está más cerca que nuestra calle?
-De hecho sí.
-Está bien.
Eugene la llevó a la gasolinera y ella estuvo feliz de ver un baño decente y limpio. Bendecía a la persona que limpiaba baños, porque en realidad estaba muriendo cuando llegó allá. Eugene la esperó afuera y dijo que compararía algo, también haría una llamada al amigo de su padre para recogiera la camioneta. Estando en Nueva York alguien podría desmantelarla antes de que amaneciera. Aunque fuera una simple licuadora con ruedas.
Cuando ella salió él estaba pagando en la caja registradora; había comprado dos Snickers y un paquete de gummy worms para Molly. Él le dio un Snicker a Blair y tomó el otro para él y ambos salieron
de la gasolinera. Mientras caminaban y comían Snickers él la tomó de la mano, ella estaba tan feliz. Jamás se había sentido tan feliz en toda su vida. Era como probar algo nuevo, no se había esperado sentirse de esa manera. La forma que él la besó, fue casi como si ella estuviese besando a un ángel y no a un chico. Él también era muy bueno besando, era gentil, era suave, era apasionado. Tenía que contárselo a alguien, no podía simplemente llevarse el secreto a la tumba.
-Muy bien ¿Ahora qué? -Preguntó Eugene cuando casi estaban llegando a casa, la sacó de sus pensamientos.
- ¿Ahora qué de qué? -Interrogó demasiado despistada. Él sonrió para ella y soltó una leve carcajada.
-Ahora qué de esto ¿Qué pasa con nosotros ahora? -Él se veía también feliz, pero de una manera especial, no como su usual felicidad.
-Bueno... supongo que podríamos ver cómo funciona esto, ya sabes, tú y yo, juntos. -Ella se movió en zigzag mientras no soltaba su mano. Eugene pensó que la manera en que ella apartaba su mirada y ladeaba su boca era tan sexy. Bueno, toda ella era sexy. A él a menudo le gustaban chicas que eran lindas, lindas como adorable, pero Blair tenía lo mejor de dos mundos, ella podía ser adorable sin dejar de ser caliente.
Joder, él tenía a una chica caliente ahora, eso no era algo que se veía todos los días.
-Me gusta la parte de juntos. -Murmuró él y la miró. Cuando él ponía su sonrisa de chico pícara
ella no podía evitar sonrojarse.
Una vez que se encontraban en su calle ella se detuvo y giró para mirarlo. Ahí estaba. Ya lo había besado, ya le había preguntado cada cosa que quería preguntarle. Ella lo miraba como si fuera suyo. Oh Dios sabe que ella quería tanto ponerle un lazo empacarlo y llevarlo a casa. Si pudieran comprarse chicos como esos en las tiendas... bueno, ella solo podía conseguirlo cruzando la calle y se preguntó cómo era que no lo había visto antes. Él estaba completamente sonrojado y se sentía como si lo estuviera. Él quería besarla de nuevo, pero tenía miedo de hacerlo, apenas lo había logrado y no quería ahuyentarla.
-Esta fue la mejor cita de mi vida. -Dijo Blair. Y ella lo decía en serio. No se comparaba con nada que hubiera hecho con Greg o con otro antes.
- ¿De verdad? ¿Aunque nos sacaran de la fiesta y mi licuadora con ruedas se averiara y nos dejara varados y tuvieras que ir al baño en una gasolinera? -Ella se rió. Él podía hacerla reír mejor que nadie y era una de las cosas que le encantaba.
-Bueno, lo primero fue más mi culpa que la tuya, lo de la licuadora con ruedas... eso era predecible y pues ¡Tengo un Snicker y besé a un chico guapo! He arrasado esta noche. -Eugene no se rió como ella esperaba, simplemente se sonrojó y se pasó una mano por la nuca.
- ¿Tú crees que soy guapo? -Ella levantó una ceja y soltó una carcajada.
Se acercó a él hasta que la punta de su nariz rozó con la de él, tomó una bocanada de aire y su mano estaba
en su la nuca de Eugene- Blair Rain nunca ha besado a un chico que no considere guapo. -Y volvió a besarlo. Él descubrió que podía quedarse ahí besándola toda la noche y no le importaría. De hecho, deseaba llevarla a un lugar privado y seguir con eso hasta que no pudiera respirar y volvieran a comenzar, pero no creía que pudiera conseguir un lugar privado sin pasar por la vista de su abuela a esa hora.
-Vale, te creo. -Él asintió cuando ella soltó su boca. Recargó su frente de la de Blair y la miró a los ojos. Esos ojos, podía ver el mar y el cielo juntándose en ellos. Ella era celestial.
- ¿Te veo mañana, tal vez? -Le preguntó, esperando que la respuesta fuera un sí.
-Siempre. -A él le gustaba mucho decirlo y a ella oírlo.
-Buenas noches, Eugene. -Ella lo besó y se quitó la chaqueta para entregársela.
-Buenas noches cariño.
Cuando corrió dentro de casa no podía estar más feliz. Entró bailando con música inexistente, y se chocó con Lorena que estaba como siempre cuando llegaba a casa de una fiesta: en pijamas y con un libro en mano. Ella le dio un beso en la mejilla y se puso a bailar de nuevo como si estuviera completamente loca. Lorena la miró, anticipando ya lo que había pasado.
-Lo besaste ¿no es así? -Preguntó levantando una ceja mientras se sentaba en el sillón de orejeras del abuelo.
-Síp, fue maravilloso. No lo sabes, él es... Dios, es tan diferente
a cualquier chico con que estuve antes. -Ella se detuvo un momento y cayó en el sofá, aun soñando despierta.
-Bueno, es porque este tiene modales y es un poco más listo. -Y ella tenía toda la razón- No puedes dejar ir a este chico, si lo pierdes tu padre va a llorar, estoy segura.
- ¿Crees que él pueda agradarle a mamá? es decir, se llevaba muy bien Greg y estuvo muy disgustada cuando terminamos, pero creo que si a mí me pudo gustar Eugene a ella también ¿no?
Lorena la miró y dejó escapar un suspiro de desánimo.
-Mejor de tu madre ya no hablemos, es que me tiene muy enojada. No ha llamado y tu padre está cada vez más deprimido.
Blair sintió un poco de pena, ella sabía que su padre era un hombre de corazón blando. Duro para los negocios, pero tenía buenas intenciones con todo el mundo. Sobre todo con su madre, él adoraba a su madre, sin embargo, en los últimos meses ella había estado tan alejada que ni siquiera su padre sabía lo que estaba ocurriendo.
-Sí, mejor no. -Blair se levantó y trató de no pensar en eso para poder articular su sonrisa- Voy a llamar a mis amigas, tengo que discutir esto con alguien más.
- ¿No que no tenías amigas ahora? -Pregunto Lorena mientras la veía correr escaleras arriba.
-Hannah y Becky son diferentes, tienes que conocerlas, te van a caer muy bien.
-Anda, esta es otra Blair Rain ¿Pero qué te hizo ese muchacho?
-No lo sé, pero me encanta.
N/A: Bueno, hasta aquí este maratón. :D
Publicaré de nuevo el martes o por ahí, porque como verán tengo otras historias que debo seguir.
Espero que les haya gustando todo, ¡Ustedes son las mejores! Gracias por votar y comentar de esa manera. Son grandiosas. Por cierto, quisiera saber algo. El otro día pregunté cómo veían ustedes a Kale y muchas me dieron su punto de vista.
Ahora quiero preguntar ¿Cómo ven a Eugene? Es decir, lo he descrito varias veces, pero quiero saber como lo ven ustedes en sus mentes. Si ven, en el Cast, lo interpreta Freddy Highmore. Porque para mí tiene como su altura, sus ojos y su cabello, pero ya saben, en chico en nuestras cabezas siempre es diferente. Así que quiero saberlo.
También Greg ¿Qué piensan de él hasta ahora? Sé que algunas lo odian. ;D Ya me lo dirán.
De nuevo, gracias por todo, son geniales. Las quiero, besos.
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18. Sí quiero.
- ¡No me jodas, no me jodas! ¿Lo besaste? -Blair podía oír a Becky gritando detrás del sonido de la voz de Hannah. Ellas ya estaban de camino a casa en el auto de la mamá de Hannah y Becky iba al volante.
- ¡Sí, fue grandioso! -Alegó ella, mientras se acurrucaba en su cama, debajo de las sábanas de su mullida cama tamaño rey. Ya tenía puesta su pijama y tenía una taza de chocolate con malvaviscos que le había preparado Lorena. Estaba chispeando por dentro.
-Debió serlo, te oyes como si hubieras conseguido algo bueno. -Comentó Hannah con un tono pícaro- Cuéntanos ¿Cómo besa el pequeño Eugene? -Le preguntó.
-Bueno, él...
- ¡No, espera! No nos cuentes, mañana lo harás, quiero ver tu cara cuando lo hagas. Pasaremos por ti a las diez, iremos al centro comercial y luego a mi casa, ¡Tenemos que hacer esto! -Dijo Hannah. Blair rió. Luego recordó que posiblemente mañana tenía que ver a Eugene, eso no quería perdérselo.
-Creo que mañana tengo que verlo, ¿No podemos hacerlo el domingo? -Preguntó rascándose la nuca.
-No, el domingo tengo cita con el dentista. Por favor, ven con nosotras, cuéntanos todo, luego lo verás. -Suplicó Hannah. -Ella se rió y asintió como si ellas pudieran verla.
-De acuerdo, a las diez entonces. -Hannah chilló de alegría.
-A las diez paso por ti bebé, ponte algo sexy.
-Cuenta con ello.
-Adiós. -Dijo Hannah y en el fondo
escuchó el eco que hacía la voz de Becky al repetir la palabra.
-Adiós, las veo mañana.
Blair colgó el teléfono y se terminó su chocolate con malvaviscos. Luego se tiró de espaldas entre las sábanas y suspiró. Todo estaba yendo increíble, no podía creer cuantas cosas buenas le estaban pasando. ¿El karma se habría terminado? ¿Si quiera existía eso? Bueno, realmente no importaba, porque se iba a sostener tanto de esto como para no dejarlo ir nunca. Y se quedó dormida tratando de recordar la suavidad de los besos de Eugene sobre sus labios. Ese chico sabía cómo besar, por lo menos sabía cómo besarla a ella.
Cuando despertó al día siguiente ya eran las ocho. Bajó a desayunar en pijamas, se encontró con que su padre no estaba ahí, pero Roscoe sí, junto a Lorena; había solo cereal de desayuno y zumo de naranja como siempre. Ella sonrió y se sentó al lado de Roscoe en la barra.
- ¿Qué tal todo anoche con Eugene? -Le preguntó Roscoe levantando una ceja hacia ella. Ella suspiró y metió la cuchara en el bold con cereal frente a ella.
-Todo maravilloso. -Soltó.
-Eso suena como que lo besaste. -Comentó Roscoe.
- ¿Es tan obvio? -Se preguntó en voz alta.
- ¿Lo hiciste o no?
-Pues sí.
-Entonces lo es, yo solo estaba especulando.
Blair se rió y le pasó la mano por el cabello para alborotarlo-. Necesitas un corte. -Le repitió.
Terminó su desayuno y corrió arriba a cambiarse; se puso sus vaqueros negros y ajustados,
con botas altas y una blusa larga que tenía la inscripción de "Bad Girl". Ella quería ver a Eugene para avisarle que no estaría en casa. Y cuando abrió la ventana se dio cuenta de que él estaba ayudando a su abuela en el jardín. Sonrió y bajó en tiempo record las escaleras para reunirse con él.
Él la miró mientras cruzaba la calle y tenía esta estúpida sonrisa en su cara, que no podía quitar, porque verla le causaba sonreír sin razón aparente. Él la saludó con la mano; llevaba guantes de trabajo, embarrados por la tierra del jardín, unos jeans desgastados y sucios también y una camiseta roja ajustada que se ceñía a sus músculos magros. Blair se preguntaba si tendría un Six Pack debajo de la camisa. Por lo que su atuendo la dejaba vislumbrar, él también hacía ejercicio de vez en cuando, quería verlo colgarse de la canasta de nuevo.
-Hola. -Ella sonrió y él se mordió el labio. Muy adorable, así, él era la palabra adorable encarnada.
-Hola cariño. -Él quería acercase y besarla, pero su abuela tenía un ojo sobre ellos y si se acercaba y ponía las manos sobre su ropa, probablemente ella le gritara por arruinar su atuendo.
-Oye, quería verte esta tarde y tal vez hablar... pero Hannah y Becky me han invitado a dar un paseo, no pueden mañana porque Hannah tiene que ir al dentista... ¿Podemos, ya sabes, vernos mañana? -Preguntó ella mientras retorcía sus dedos. ¿Por qué siempre sentía cosquillas y la boca seca cuando hablaba con Eugene?
-Oh, bueno yo a iba a decirte lo mismo, mi abuela quiere que la
ayude en el jardín y a llevar unos cuantos pedidos hoy, también tengo que ir por la camioneta al taller... así que supongo que está bien.
-Bien, supongo que ya me voy... -Ella miró detrás de Eugene. La señora con el delantal y los guates y botas los estaba mirando. Ella levantó una mano y la saludó- ¡Hola señora Pointer! -La señora le devolvió el saludo.
- ¡Hola querida! -La señora tenía una voz dulce, y Blair sabía que era tan dulce y buena como sus nietos.
-Ahora esperará que nos demos un beso, porque ve demasiadas telenovelas y tal vez le conté... acerca de, ya sabes, anoche. -Dijo Eugene.
Blair sonrió y se sonrojó. Joder, cuanto quería besarlo.
-Bien... no quiero decepcionar a tu abuela.
-Oh, no tienes que hacer eso, Blair...
-Pero yo quiero, ven aquí, pero abre los brazos.
Él lo hizo y se acercó a ella, Blair se metió en el espacio que dejaban sus brazos y puso cada una de sus manos a cada lado de su cara soltando una risa traviesa; Eugene olía a jabón, a mentas con chocolate y a tierra, también estaba un poco sudado, pero por alguna razón, eso solo parecía sexy. Lo besó, lo besó como cuando se despidió de él, e hizo que durara mucho, porque no quería separase de él. Cuando ella lo soltó él la besó en la frente. Luego Eugene se alejó sonriente.
-Mi abuela piensa que eres mi novia. -Dijo él y bajó la cabeza.
- ¿Y no lo soy? -Le preguntó mientras se arreglaba el flequillo. Eugene se encogió de hombros.
-Solo si tú
quieres, no es como que después de unos besos estés obligada a serlo... yo lo entiendo de todas maneras. -Ella oyó la bocina del auto de la mamá de Hannah detrás de ella. Sonrió y se giró para verlas. Becky agitó su mano y Hannah le giñó un ojo. Ella rió.
-Me tengo que ir, pero hablaremos del asunto de ser tu novia luego. -Ella lo besó en la mejilla- Sí quiero. -Murmuró y luego lo dejó sonriendo como tonto mientras corría hacia el auto.
Becky bajó y echó el asiento hacia atrás para ella pudiera entrar en la parte trasera. La bocina sonó y Eugene se despidió de ellas agitando su mano en el aire. Se giró para mirar a su abuela quien le sonreía igual de emocionada. Eugene se encogió de hombros.
- ¿Qué? -Le preguntó.
-Nada, nada... -Su abuela negó y entró en la casa sabiendo que su nieto estaba enamorado.
En el auto, Blair estaba totalmente en las nubes, mientras Becky y Hannah compartía miradas de complicidad- ¿Qué tal con Eugene? ¿Ya es oficial o qué? -Le preguntó Becky.
-Bueno, le dije que sí quería ser su novia. -Habló como una niña de séptimo grado- Joder, no sé donde tengo la cabeza cuando estoy con él.
-Ah, el amor. -Suspiró Hannah- Oye, oímos que te sacaron que la fiesta. Siempre supe que esa Lucy era una perra.
-Nunca me cayó bien. -Becky se encogió de hombros- Como manifestación de nuestro disgusto, nos fuimos temprano a casa. -Blair sonrió.
- ¿De verdad? -Preguntó incrédula.
-Por supuesto, nadie saca a nuestra amiga de una fiesta y pretende que nos quedemos también. -Contestó Hannah- Además, ella tiene que superarlo, ya no estás interesada en arruinarla. Creo que se obsesionó contigo. Llegó adentro peleando con Greg, diciéndole que ya no te soportaba y que ahora querías robarle su mejor amigo. Vaya reina del drama. -Bufó la pelirroja.
Blair se quedó sin palabras. Ella n quería robar a su amigo, ella no se había enterado de que eran amigos ¿Por qué todo esto tenía que pasarle a ella? Suspiró y dejó que su espalda rebotara en el asiento. No quería competir con Lucy de nuevo, eso se había acabado. Ella quería a Eugene y no iba a alejarse de él, pero tampoco iba a pelear con Lucy por la atención de Eugene.
-Tranquila, Blair. Ella abandonó a Eugene, le dio una disculpa de "No eres tú, soy yo, estoy confundida porque eres mi mejor amigo y estoy enamorada del jugador de futbol americano de toda la vida". -Becky se mofó tratando de imitar la voz inocente de Lucy.
- ¿Por qué alguien preferiría a Greg sobre Eugene? Greg es un tonto, Eugene es tan... bueno, él es increíble ¿Por qué alguien lo querría como amigo? -Blair se lo había estado preguntando, aun no entraba en su cabeza como era posible.
-Porque así son las chicas buenas, Blair. -Le explicó Becky- Les gusta la rudeza, les gustan los músculos, les gusta el sexo pero no lo admiten, les gusta sentirse pequeñas delante de un chico muy grande. Y a los chicos les gusta eso, una pequeña chica tímida e inocente, que bese bien, que sea buena en la cama y que diga sí a todo lo que les propongan. -Becky sonaba como si tuviera un diploma en relaciones entre nerds y mariscales de campo.
-Vaya... eso explica mucho.
-No estoy diciendo que Lucy sea de esa manera, pero es lo más probable. -Becky giró su cabeza para verla- Pero no te preocupes, tú tienes a Eugene, eso es algo bueno, chicos como él casi nadie tiene el placer de encontrarlos. Suelen estar solteros hasta los veinticinco, así que por favor no lo sueltes. -Ella volvió los ojos hacia el camino y Blair sonrió para sí misma.
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19. Más drama familiar.
Blair, Hannah y Becky se encontraban en el lugar de las malteadas. Blair descubrió que le encantaban esas malteadas, eran cremosas y más sabrosas que cualquier otra insípida malteada con bajas calorías que hubiese tomado antes. Esta vez invitaba Blair, porque la última vez lo había hecho Becky y ella quería que fuera un acuerdo mutuo: yo te doy, tú me das. Ella quería que sus amigas la vieran como un igual, no como la persona que debía pagar cada salida por ser la de los padres con sueldo más alto. Y se sentía jodidamente bien tener amigas reales.
-Hola, bonita rubia. -En la fila para pagar las malteadas había un chico que no paraba de verla; alto, moreno, cabello rebelde y demasiado mayor para coquetear con ella. A Blair le tocó su turno y él se planto a su lado.
-Hola, señor. -Insinuó ella, con un tono despectivo pero con una sonrisa. El hombre rió secamente. Blair le dio el dinero a Hannah para que se hiciera cargo.
-Eres graciosa ¿Qué tal si discutimos eso en una cena? -Él era directo y Blair prácticamente se rió en su cara, pero él continuó hablado- ¿Sabes? Tengo una camioneta y una casa en la playa... -Empezó a enumerar sus bienes y a Blair comenzaba a colmársele la paciencia. Le dio una mirada suplicando a Becky para que la ayudara.
Cuando Hannah entregó las malteadas, Becky tomó la suya y la de Blair y dio un paso adelante- Mira, Ricky Ricón, deja de coquetear con mi chica. -Le dijo, tan seriamente que hasta Blair
se lo creyó, pero ella sabía que era una buena jugada.
- ¿Qué?
-Así es amigo, somos lesbianas y esta rubia bonita con lindos pechos -la apuntó-, es mía ¡Así que fuera, vete samuro!
Tan rápido como se había acercado, se alejó con su grupo de amigos, que lo abuchearon. Blair quería reírse, pero eso las delataría, así que solo se mordió el labio hasta que la risa puso ser contenida.
-Ten tu malteada, cariño. -Becky le dio el envase.
-Muchas gracias, cielo. -Respondió y lo tomó.
Blair les contó todo el asunto, desde el encuentro con Greg y Lucy hasta el beso, la despedida y todo lo demás. Ellas escucharon atentamente sin perder detalles y gritaron como locas cuando ella terminó. Blair se puso a pensar que si ella se lo hubiese dicho a Hilary y a Macy solo hubiese conseguido envidia disfrazada de comentarios hostiles hacia Eugene.
Fueron a la tienda favorita de Blair, para matar el tiempo, porque Eugene aun no terminaba de ayudar a su abuela en la floristería y aun tenía que ir por su camioneta, Blair ya lo extrañaba. Se divertía con las chicas, pero extrañaba mucho a Eugene. No podía entender cómo podía extrañar a un chico que había conocido hace tan poco tiempo. Ella fue novia de Greg por dos años y a veces llegaba a casa esperando librarse de él, lo hacía esperar en la sala cuando se cambiaba porque en el fondo no quería salir con él, ella luchaba por su atención, en cambio, cuando estaba con Eugene todo su atención
era de ella, él la escuchaba y se interesaba por lo que sentía. Eugene era lo que Blair siempre quiso sin saber que lo quería. Mejor aún, era lo que ella necesitaba.
Hicieron una parada para comer, tomaron un almuerzo rápido en Subway. Luego entraron en otra tienda, Becky comenzó a probarse lentes de sola mientras Blair y Hannah la miraban.
-Gracias por esto, Hannah. -Le dijo Blair.
- ¿Por qué, Blair? -Las escasas cejas de Hannah se fruncieron.
-Por todo esto, la amistad, la complicidad, fingir ser lesbianas, las malteadas, el molestar gente... todo esto de verdad es muy divertido, es mucho más divertido que hacer cualquier otra cosa que haya hecho antes. -Blair le sonrió y le empujó el hombro con el suyo.
-Bueno, no tienes que agradecer nada, tú de verdad eres genial... antes yo creía que eras solo una chica rica y consentida, pero Becky tenía razón; tú no eras lo que parecías.
- ¡Vengan aquí, perras! Quiero saber que tal me veo.
Blair y Hannah se acercaron, la miraron y rieron. Hannah se probó unos cuantos. Becky decidió llevar unos lindos y pequeños lentes al estilo John Lennon. Blair les prometió que les enseñaría su colección de lentes de sol y las dejaría quedarse con algunos. Ella ni siquiera los usaba, y tenía unos perfectos parecidos a los que había usado en la fiesta.
-Mira, esa mujer le está comiendo el cuello a ese hombre. -Le dijo Hannah a Becky, Blair no podía verlos porque estaban detrás del espejo en donde ella se estaba mirando.
- ¡Que descarados!
Comen delante de los pobres... además, no parecen de la misma edad, ¡Que fuerte! -Dijo Becky- Ven a ver Blair.
Ella se movió a un lado de Becky y Hannah para ver a la pareja. Ella vi efectivamente a una pareja, el chico era joven, de piel aceitunada y remarcablemente guapo, con labios rellenos y ojos grises. Pero ver a la mujer fue lo que la dejó fría. El cabello castaño cayendo a un lado de su cara, la baja estatura, los ojos verdes y bonitos y esa linda boquita, como la solía llamar su padre... esa mujer era su madre, ¡Y no estaba besando a su padre!
- ¿Mamá? -Dijo ella en voz alta. Su voz tan quebrada como Blair se sentía. Su alma cayó al piso como una copa de cristal y se quebró en mil pedazos. Su corazón dio un vuelco completo en una curva mortal. ¿Esto era por lo que había estado tan distante? Así que esto era.
La mujer volteó a mirarla cuando se separó del hombre, su cara se llenó de color y luego palideció. Blair estaba dejando escapar todas las lágrimas que había estado conteniendo con el asunto de la fiesta, pero las dejó caer por una razón completamente diferente.
-Blair, cariño... yo puedo explicarlo. -Sabrina Rain caminó hasta ella para tratar de explicarle lo que estaba pasando.
- ¿Explicar? ¡¿Explicar qué?! - Blair lograba hablar a través del dolor de su garganta, la rabia le recorría el cuerpo y podía notársele en la cara- ¿Qué has estado engañando a mi padre? ¿Qué nos has estado mintiendo? Estábamos extrañándote, papá ha
estado extrañándote y tú estás con ese imbécil. -Ella no estaba siendo grosera porque quería serlo, era lo que le inspiraba la situación.
- ¡Blair cálmate! -Le pidió- Te juro que yo no quería...
- ¿Qué no querías? Mamá, has roto nuestra familia... -Blair ya no podía hablar, el dolor en su garganta se volvió más fuerte, pero aun así el dolor en su corazón era mucho más fuerte.
Blair corrió, corrió fuera de la tienda haciendo caso omiso de los gritos de su madre. No sabía dónde ir, no sabía qué hacer, solo quería llorar, porque era lo único que podía hacer. Becky y Hannah habían salido corriendo detrás de ella. Lograron encontrarla y la llevaron fuera del centro comercial sin decir nada. La metieron al auto, Hannah se quedó en el asiento trasero con ella y le acarició el cabello mientras ella sollozaba.
-Estoy bien. -Murmuró ella cuando llegaron al camino de entrada de su casa.
-No, no lo estás. Te llevaremos adentro. -Le dijo Necky ayudándola a salir del asiento trasero.
-No...
-Sí, no te dejaremos sola, vamos.
Becky y Hannah la acompañaron adentro, cuando Blair vio a Lo, se echó a sus brazos a llorar. Logró explicarle lo que había visto y lo que había sentido al verlo. Lorena le acarició el cabello mientras Becky y Hannah trataban de animarla.
Blair amaba a su familia, incluso sabiendo que nunca estaban juntos, aun así la amaba. Cada pedazo de ella. Ver a su madre en esa escena tan comprometedora con otro hombre que no era su padre la hizo
querer sacarla de su familia y no volverla a ver jamás. La hizo querer llorar hasta quedarse seca y querer ir a abrazar a su padre y a su hermano, e incluso a Lorena, porque se veía tan triste como ella.
Blair se retiró a su habitación. No quiso ir a hablar con su padre, aunque ella necesitaba hacerlo, necesitaba decirle pero no quería que su padre sufriera al enterarse de manera tan brusca, así que decidió esperar a que las cosas dentro de ella estuvieran más calmadas. No sabía cuando ocurriría eso, tampoco encontraba las palabras decírselo a su padre ¿Qué le diría a Roscoe? Pobre de su Roscoe... pobre de ella que tuvo que presenciarlo.
Devastada, estaba devastada. Incluso más devastada que cuando perdió su popularidad. Que Dios la ayudase. Ella extrañaba tanto a Eugene.
Y como si fuera un ángel caído del cielo, alguien tocó a su puerta- ¡Vete, Lo! No quiero hablar con nadie, por favor.
Ella escuchó la puerta rechinar al abrirse y se volteó para volver a decirle a Lo que se fuera, pero ella se consiguió con un chico recostado de su umbral.
- ¿Ni siquiera conmigo? -Preguntó él, con la cabeza gacha y una mano se paseaba por su nuca- Tu nana me dejó pasar, me explicó lo que pasó.
Ella se levantó de la cama y corrió hasta él ¿Quién podía hacerla sentir mejor que él? Su Eugene. Sí, porque en ese momento era de ella. De ella y de nadie más. No quería pensar en Lucy, no quería pensar en Greg, no quería pensar en nadie que no fuera su Eugene. Él le besó la frente y de repente sintió un poco más de alivio, como si cuerpo se refrescara y se liberara de repente. Ella
cerró la puerta detrás de él y volvió a abrazarlo.
-Lo siento, creo que manché tu camisa con mi maquillaje. No debería usar tanto. -Ella intentó limpiar la mancha de su pecho, pero hizo un desastre. Le dio una mueca de disculpa.
-Odiaba esta camisa de todas maneras. -Bromeó él y ella intentó sonreír, pero no lo consiguió.
-Me veo horrible. -Ella se cubrió la cara con las manos, sabiendo que se veía como un mapache mojado, como siempre decía Roscoe. Pero Eugene le quitó las manos de la cara y le sonrió.
-Estás preciosa, Blair tú siempre te ves preciosa. Podría verte cubierta de barro y seguirías estando preciosa. -Le susurró y encajó sus dedos debajo de su barbilla- Tu nana me explicó, Blair, yo lo siento mucho. -Ella trató de no sollozar- Está bien si quieres llorar.
-Estoy muy triste. -Ella volvió a abrazarlo y él la sostuvo contra su pecho. Cuanto quería él borrar todo ese dolor y hacerla sentirse mejor. No sabía que con solo estar ahí ella ya se sentía mejor.
Blair se sentó en su cama y Eugene se sentó en el piso a contemplarla, con las piernas flexionadas y los codos sobre las rodillas. Le sonreía, mientras ella se secaba las lágrimas. El que Eugene estuviera allí la hacía sentirse especial y cuidada.
-Hannah y Becky se estaban yendo cuando entré. -Dijo él.
-Ellas estaban conmigo, me siento tan avergonzada. -Eugene tomó su mano y le besó los nudillos lentamente.
-No lo estés. -Susurró- Creo que ellas entenderán, todos tenemos problemas familiares, cariño. -Le explicó y esta vez besó la palma de su mano. Ella sentía escalofríos cuando él hacia eso.
-Lamento todo este drama, Eugene. -Él le sonrió ampliamente y se levantó del piso para ponerse a su lado. Le besó la mejilla y la hizo sonreír.
-No me importa, el drama no me importa. -El se encogió de hombros.
-Me voy a dar una ducha ¿Puedes esperar? Por favor, no te vayas. -Le pidió. Él se sonrojó y soltó una pequeña carcajada.
- ¿Quieres que espere afuera? -Blair rió y lo besó rapidamente, está vez en los labios.
-Espérame aquí, me cambiaré en el baño ¿sí?
Él asintió, Blair se levantó para entrar al baño y le sonrió antes de entrar. No era difícil sonreír cuando Eugene estaba cerca, pero su corazón aun dolía, no literalmente, pero otra traición la hacía querer arrancárselo
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20 No puedes ser real.
Blair hizo todo lo más rápido que pudo, a ella le gustaba cantar en la ducha, pero estaba él afuera y no quería que la escuchara, así que simplemente se limitó a tararear una canción de Katy Perry. Ella tenía un armario en su gran baño. Siempre pensó que era un baño muy grande para ella sola, pero así eran todos los baños de la casa. Por suerte, mantenía un pijama y unas botas Ugg's allí. Se puso la camiseta con la imagen de Mickey Mouse de manga tres cuartos y los pantalones rojos a cuadros con las botas de color beige.
Aun se sentía muy mal por el asunto de sus padres, pero mientras estaba allí dentro se puso a pensar en que debía ser fuerte. Al menos uno de ellos, por el momento, debía ser fuerte.
Cuando salió Eugene estaba sentado, con la espalda recostada de la cabecera de la cama, parecía muy distraído, cuando la vio salir con el cabello mojado y el pijama él sonrió, como una sonrisa auténtica de Eugene.
-Hola. -Murmuró él.
-Hola. -Susurró ella, sonriéndole- ¿Estás aburrido? -Preguntó mientras se acercaba. Tomó un cepillo de su tocador antes y se sentó en frente de él a peinar su cabello.
-No, no lo estoy... esto es lo más emocionante que he hecho en todo él día. -Afirmó Eugene con aire de seguridad.
Blair frunció el ceño.
-Solo estás sentado ahí, Eugene. -Le informó ella, en caso de que él no lo supiera.
-Estoy mirándote, estoy pensando en ti... -Él se encogió de hombros sin borrar su bonita sonrisa- por alguna razón, mi corazón se acelera cuando lo hago.
Los labios de Blair se curvaron
instintivamente. Había recibido cumplidos a lo largo de su vida, pero nunca recibió uno que tuviera tanto significado para ella como el de Eugene.
-Eres como Superman ¿Sabes? -Murmuró ella, tratando ocultar su sonrojo mientras peinaba su cabello- Siempre vienes cuando te necesito.
-Siempre estaré aquí cuando me necesites. Siempre, Blair.
Esa palabra era tan hermosa viniendo de sus labios, jamás pensó que una palabra podría causarle tantos sentimientos. Eugene dejó de mirarla a los ojos y se acomodó en la cama. Él se movía como si estuviese saltando en ella para probarla. Blair se rió y lo miró entornando los ojos.
- ¿Qué pasa? -Le preguntó.
-Es la cama más cómoda en la que he estado. -Le confesó él- Debe ser una tortura salir de aquí todas las mañanas.
-Algunas veces lo es. -Asintió ella. Él dejó de moverse y miró alrededor.
La habitación de Blair tenía ventanales grandes, pero ella solo abría la ventana del medio. Tenía un tocador de madera blanca frente a la cama, su espejo tenía enroscadas alrededor del marco luces de navidad y la mesa el mejor maquillaje que el dinero pudiera comprar. Su armario era una puerta justo al lado de su cama y el baño estaba justo al lado del tocador. Las paredes estaban pintadas de un rosa pálido y muy bonito, con imágenes de flores esparcidas. Tenía una lámpara en el techo de forma cilíndrica que tenía la figura de una flor en el costado y su cama era alta, tenía sábanas de
satén negras debajo y una colcha rosa pálido y era mullida, esponjosa, era como sentarse sobre un malvavisco gigante, según los pensamientos de Eugene.
-Cuando eras niña debiste disfrutar saltando sobre ella. -Blair se echó a reír.
Era cierto, ella había disfrutando mucho saltar sobre ella cuando era niña. Lorena siempre la sorprendía y la mandaba a dormir, como castigo, no conseguía galletas de merienda al día siguiente. Se acordaba que se enojaba con Roscoe porque él conseguía el doble. Pero renunciar a saltar en la cama todas las noche, aunque fuera atrapada de vez en cuando, nunca pensó hacerlo hasta que cumplió diez.
Pero ella notaba que Eugene se había quedado mirando el colchón, como si él estuviera pensando en hacerlo. Blair quería concederle eso, porque ella también quería hacerlo. Entonces se puso de rodillas en la cama y le tomó las manos a Eugene.
-Quítate los zapatos. -Dijo.
Eugene la miró frunciendo el ceño.
- ¿Qué?
-Vamos, quítatelos, te voy a enseñar.
- ¿El qué?
-Quítatelos Eugene. -Blair se puso de pie en la cama, mientras Eugene se quitaba los zapatos.
Él le dio la mano cuando terminó y ella tiró de él hacia arriba. Eugene comprendió que quería hacer y le sonrió. Ella no le soltó y comenzó a saltar apoyándose de Eugene. Él la miró fascinado mientras ella subía y bajaba.
- ¡Vamos! -Lo animó ella.
Eugene esperó que ella bajara, así él podía subir. Y comenzaron a saltar en la cama, como dos niños de cinco años. A Blair le vinieron a la mente recuerdos
felices, por un momento se olvidó completamente de lo que estaba ocurriendo con su familia, se olvidó de los problemas. Eugene y ella estaban riendo, ella podía decir que escuchar su risa era todo lo que la ponía de buen humor; pero no era solo su risa, era todo en él.
¿Cómo es que alguien puede hacerte sentir que la vida es maravillosa en los momentos en que no confías ni en ti misma? Ella le había permitido consolarla, le había permitido entrar en su fortaleza. Greg nunca estuvo en su habitación, ella estuvo en la de él, varias veces y era algo de lo que se arrepentía, pero jamás estuvo ahí en su cama y jamás, ni en un millón de años, la había hecho sentir como lo hacía Eugene y él no estaba tocándola para conseguir algo.
Cuando Blair subía, Eugene bajaba y así se mantuvo el asunto hasta que Blair dio un paso en falso cayendo sobre Eugene. La espalda su Eugene rebotó contra la cama y ella contra su pecho. La rodilla izquierda de Blair quedó entre las de Eugene y sus manos estaban apoyadas a cada lado de su cuerpo, él aun reía y ella se mantenía suspendida sobre él. Las manos de Eugene estaban asidas a la cintura de Blair con firmeza. Y él la sentía tan delicada, como si fuera a romperse en sus manos en cualquier momento.
Él estaba seguro de que nadie en el instituto podía ver a Blair de la manera en que él lo hacía. Y estaba satisfecho con mantener ese secreto para él.
-Sé que no es el mejor momento,
con todo lo que está pasando... ¿Pero podríamos hablar de lo que pasa entre nosotros? -Preguntó Eugene, cautelosamente.
Blair le sonrió y se levantó para sentarse sobre sus tobillos, así Eugene podía ponerse de nuevo contra la cabecera de la cama.
- ¿Qué quieres discutir acerca de eso? -Preguntó ella con una linda sonrisa.
-Quiero saber... es decir... he estado preguntandome que sientes exactamente por mí. -Él no la miraba a los ojos.
Blair sacudió sus hombros y ladeó su boca-. Yo estoy realmente atraída por ti, yo no quiero que seas mi amigo solamente Eugene, eso sería un total desperdicio... yo quiero ser tu novia, si estás de acuerdo. -Explicó ella con cierta timidez.
-Blair, quiero que seas mi novia. -Asintió Eugene- Quiero que lo seas... sabes, siempre me pareció que eras hermosa, pero todo el mundo cree que eres hermosa. Querer tenerte es un cliché de los hombres...
-Sí, pero ellos no pueden tenerme, ellos solo pueden soñar con eso. -Ella se acercó y puso cada una de sus piernas a cada lado de las rodillas de Eugene- Yo soy real para ti, tú puedes tenerme... pero yo tengo que tenerte también, no quiero que rompas mi corazón.
Solo decir eso, solo imaginárselo y su corazón ya estaba agrietado.
- ¿Por qué dices eso? Yo jamás rompería tu corazón. -Él alargó una mano y pasó sus dedos por su mejilla, acariciándola de la manera en que ella se le erizó cada vello del cuerpo.
-No lo harías intencionalmente, pero tienes que entender que siempre quiero las cosas a mi manera y mi manera es la de una completa
perra... si te alejas, me va a doler, porque me estoy acostumbrando a ti muy rápido.
La verdad era que ella estaba completamente acostumbrada a Eugene, pero no quería que él pensara que a ella le gustaban las cosas demasiado rápido. Con Eugene, el tiempo se estaba volviendo veloz y ella solo quería detenerlo un poco para disfrutar de él.
-Escucha, tienes que dejar de pensar que eres una perra.
-Es verdad, lo he sido por mucho tiempo y siempre lo seré. Viste lo que le hice en la cafetería a Stacy, sabes lo que hice para mantener separados a Lucy y a Greg... no puedo ser como tú, no puedo ver la vida como tú la ves.
Eugene le acarició el cabello, esto era como una advertencia, de que tal vez las cosas entre ellos no iban a funcionar tan bien como esperaban, porque eran diferentes, eran personas que vivían en diferentes dimensiones. Mientras él vivía en su mundo, donde cada persona o situación tenía un lado bueno, Blair estaba llena de desgracia... y tenía miedo de arrastrarlo a él con ella.
-Blair, si algo que me gusta de ti es lo descarada que eres, lo atrevida, lo valiente... no importa lo que hayas hecho con las demás personas, a mí solo mi importa este lado de ti, como eres conmigo, aunque la chica mala también me es muy atractiva. -Él la hizo sonreír, le besó la frente y luego los nudillos uno por uno.
-Tú me haces mejor persona Eugene.
-Tú me causas muchas sensaciones, Blair. -Eugene la miraba a los ojos.
Maldito fuera si él supiera lo que ese acto ocasionaba en ella. Se sentía
como un volcán a punto de estallar, de una buena manera.
-Tú también a mí.
Se sonrieron mutuamente y esta vez fue Eugene quien la besó. Él mantenía ambas manos enterradas dentro de su cabello y sus labios se movían pacíficamente. No tenían ninguna prisa. Eugene sonreía cuando la besaba, ella podía sentir su sonrisa cuando su boca arremetía contra la suya. Eugene quería cada vez más pero él era un chico bueno, él sabía cómo controlar sus propios instintos. Dejó de besarla y sonrió.
-Debo irme, mi abuela me espera para la cena. -Avisó, su voz estaba más gruesa de lo que él hubiera querido, pero Blair pareció no notarlo.
- ¿Ahora? -Preguntó ella y puso sus brazos alrededor de su cuello. A él se le hacía tan difícil decirle que no.
-Sí, se va a poner como loca si me pierdo la cena. -Aseguró él.
-Bien, pero algún día tienes que venir a cenar aquí, Lorena cocina realmente bien. -Blair se levantó de su regazo y la ayudó tendiéndole la mano.
Eugene se puso los zapatos y Blair lo tomó de la mano para acompañarlo hasta abajo. Lorena estaba sentada en el sillón de orejeras del abuelo, ese era su lugar favorito. Cuando los vio le sonrió, sobretodo porque iban de la mano, le guiñó un ojo a Blair y ella se sonrojó, tanto que Eugene se dio cuenta. Ella salió al pórtico con él.
-Entonces, ¿Qué vas a hacer ahora? -Preguntó Eugene, un tanto serio, ella sabía que se refería al asunto de sus padres.
Afuera casi anochecía.
-Le diré a papá, lo que vi, lo que está pasando. No quiero que siga viviendo en una mentira. -Ella se miró las manos con tristeza. Eugene le levantó el mentón con las manos.
-Todo va a estar bien. -Le prometió.
-Mi familia está rota. -Murmuró ella, demasiado triste para mirarlo a los ojos, por eso los apartó.
-Mírame Blair. -Ordenó él, en tono muy serio y ella obedeció- Siempre vas a tener a tu hermano, siempre vas a tener a tu padre, siempre vas a tener a Lorena e incluso a tu madre. Ellos no van a dejar de quererte, nunca. Porque de eso se trata la familia, no es el número de integrantes, no es la distancia que pones entre ellos, es el amor... si el amor puede resistir todas las grietas, si ellos siguen amándote, entonces tu familia siempre estará completa. Tú nunca estarás sola... porque también me tienes a mí. Recuerda eso, cariño.
-Tú no puedes ser real, desvanécete ahora, sé que eres un sueño.
-Lamento decepcionarte, pero no lo soy, nena.
Si no lo estuviera tocando, si no lo hubiera besado, si él no estuviera ahí parado frente a ella, Blair juraría que no era real.
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21. Papá ebrio
Blair volvió dentro y subió las escaleras con lentitud. Estaba aterrada de conocer la reacción de su padre ante la verdad. No lo había visto en todo el día, no había ido a desayunar, no había ido a visitar a la tía Margot como había dicho que haría el día anterior. Cuando Blair entró en su habitación se dio cuenta de que su padre no estaba bien.
Oliver se encontraba sobre su gran cama, con las piernas cruzadas y una botella de Jack Daniel's a su lado, su habitación era un desastre, había ropa tirada por todas partes, principalmente la ropa su madre, sus vestidos. Él ni siquiera notó cuando Blair entró despacio y con el corazón latiendo muy fuerte. Estaba mascullando palabras con rabia mientras empinaba la botella de whiskey en su boca y pasaba las páginas de lo que parecía un documento.
-¿Papi, qué pasó aquí? -Preguntó Blair, aterrada.
En su vida, jamás había visto a su padre de esa manera; estaba destrozada y borracho, en un pijama arrugado, con el cabello alborotado. Casi parecía un adolescente en exámenes finales.
Oliver levantó la cabeza para verla, parecía aturdido, perdido.
-Blair... ¿Qué estás haciendo aquí? -su voz no daba cabida a una duda de que estaba completamente ebrio.
Él intentó pararse de la cama, puso los pies en el suelo pero cuando intentó caminar casi resbala, tenía que apoyarse de la cama para poder mantenerse en pie.
-¿Has estado bebiendo? -le preguntó ella acercándose.
-No, no... un poco. -meneaba su cabeza, como si no pudiera mantenerla erguida.
-¿Un poco? Papá, estás ebrio.
Blair
lo ayudó a sentarse en el borde de la cama.
-¿Por qué estás así, que te pasó? -Volvió a preguntar.
-Cariño... yo no puedo... es tu madre. Algo ocurre, quisiera decírtelo antes de tener que decírselo a Roscoe.
Oliver suspiró profundo, olía tanto a alcohol que Blair tuvo que alejarse un poco. Ella tenía la esperanza de que lo que fuera a decir no tuviera que ver nada con el terrible engaño de su madre. Solo esperaba eso, pero el asunto era que todo parecía ir por ese camino.
Él estiró la mano y tomó los papeles que había estado ojeando, se los enseñó a Blair tomándolos con rabia.
-Es una demanda de divorcio, rubia -dijo y sonó como si algo se hubiese quebrado dentro de él-. Ella quiere dejarme... ¿Tú lo entiendes, verdad?
Su padre la miró esperando que ella dijera que sí, que lo entendía. Las lágrimas golpearon en el borde de sus ojos y ella pasó su dedo borrando el picor que producían, respiró y asintió. Ella se sentó a su lado y lo abrazó, el cuerpo de su padre estaba tan frío, él se veía tan perdido.
-Yo no sé que hice mal, sé que trabajo mucho, pero es para mantenerla feliz... yo pensé que estábamos bien.
Quebrado. Así se encontraba.
-No hiciste nada mal, tú eres un hombre muy bueno, papá. No merecías esto.
-¿Por qué me está pasando de nuevo, entonces?
-Ser bueno también tiene sus desventajas, pero no por eso dejarás de serlo.
Blair tomó su cara entre sus manos y lo hizo verla a
los ojos. Estaba tan dolido, tan lastimado y Blair podía percibirlo. Decidió que ella trataría por un instante mientras su padre la necesitaba, ser como Eugene. Trataría de darle a su padre confianza, cariño y apoyo, como Eugene había hecho con ella.
-Escúchame, no estás solo. Roscoe, Lo y yo siempre estaremos aquí, nos quedaremos contigo.
Blair besó su frente y lo abrazó. Ella sabía que probablemente su padre se estaba sintiendo como ella cuando Greg la abandonó, o mucho peor. Ella reconocía que sentirse de esa manera era como naufragar. O como perder todo en un gran incendio, sin chances de salvar nada. Así se sentía, como si estuvieras dentro de la nada... o la nada dentro de ti. Y te aferras a ese sentimiento, pero como la habían ayudado a ella, sabía que podía ayudar a su padre.
-No pensemos en eso, ¿Sí? -Blair le acarició el cabello- ¿Vas a firmarlo? -preguntó cautelosamente.
-Duele un poco hacerlo. -Oliver meneó la cabeza- Estás borrosa. -se rió un poco y se frotó los ojos con las manos.
-Estás borracho, papá. -susurró ella con ternura y él volvió a reír.
-¿Sabes que es lo peor, Blair? -le preguntó de repente- que me deja por un hombre más joven, un maldito modelo italiano. -Oliver rió sin ganas.
Blair contuvo la respiración y apretó los labios. Bueno, por lo menos él lo sabía.
-Ella asegura estar enamorada -negó con la cabeza-. ¡Y pensar que me hizo prometer que yo jamás
le haría eso a ella!
Él se parecía tanto a Roscoe, pero un poco más dulce, o tal vez era el alcohol, e igual que su hijo, el padre también necesitaba un corte. Ella le quitó el cabello de la frente y volvió a besarla.
-Tienes que darte un baño, ponerte algo limpio e ir a comer, ¿Sí? Le diré a Lorena que te prepare algo -Blair lo ayudó a ponerse de pie-. Luego dormirás y mañana iremos por un helado o algo que te haga feliz ¿de acuerdo?
-Suenas como Lo cuando yo diecisiete tenía -comentó él y se cayó de espaldas en la cama-. Ven, recuéstate un minuto, necesito respirar -Blair se recostó en la cama junto a él a ver el techo-. ¿Por qué la gente nos lastima Blair? -le preguntó-. Greg te lastimó a ti, ahora me lastima tu madre... ¿Roscoe está lastimado?
Aunque estuviera ebrio, se estaba comportando como un niño. Blair se rió y se limpió un poco las lágrimas que se habían resbalado por sus mejillas.
-No... bueno, no de esa manera. La verdad es que no lo sé, pero Roscoe tiene sus problemas.
-Lo sé, Lo me ha dicho que lo golpean en la escuela. Me dijo que lo cambiara, pero él no quiere.
-Él es fuerte, es muy bueno aguantando el dolor.
-¿Crees que podrá con esto?
-Sí. Él podrá. Tú también, yo también, solo si hacemos esto juntos.
-Sí... juntos -Oliver susurró-. ¿Cómo te fue con Eugene? -preguntó de repente.
Blair se sonrojó
y comenzó a reír como una niña que había hecho una travesura. Oliver levantó la cabeza y la miró con una sonrisa perezosa.
-¿Seguiste mi consejo?
-Tal vez lo hice... tal vez ahora es mi novio.
-¡Sí, que buena noticia! No más idiotas jugadores de futbol, es genial. -volvió a dejar caer su cabeza en la cama.
Blair se rió y le golpeó el hombro con el puño. Extrañaba a su padre, aunque estuviera en casa. Le gustaba verlo feliz, aun si lo había visto mal en el pasado y no se hubiera preocupado por ello, ahora comprendía que la felicidad de su padre era importante para ella, porque su familia había recuperado su puesto número uno en las prioridades de Blair. Debía cuidar de su hermano, para que no lo molieran a golpes, tenía que cuidar a su padre para que no terminara en reuniones de alcohólicos anónimos, tenía que ayudar a Lo a enfrentar todo esto, tenía que hablar con su madre y preguntarle qué rayos estaba pasando dentro de su cabeza.
-Chicos. -Lorena apareció por la puerta con una expresión de disgusto- Es hora, la escoria está aquí.
-Sigue siendo la madre de mis hijos, Lo. -le recordó Oliver tratando de levantarse.
Blair frunció el ceño y se levantó también. No pensó que su madre aparecería. Bueno, se los debía de todas manera, pero verla no era algo que la alegrara.
-Mira como te ha dejado, no puedo creer que sigas defendiéndola.
-No puedo ser su enemigo.
Blair lo ayudaba a levantarse.
-Lo, papá está indispuesto, yo bajaré a hablar con ella mientras lo ayudas a alistarse.
-¿Estás segura? -preguntó él. Ella asintió.
-Sí, solo quiero... aclarar algo. -se encogió de hombros.
-Recuerda, ella es tu madre, siempre lo va a ser. Y ella te quiere mucho, Blair.
Su padre estaba borracho y herido, pero seguía teniendo sentido común.
Blair asintió y salió de la habitación, lista para pedir algunas explicaciones.
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22. Adiós mamá
Blair bajó las escaleras con lentitud, pensando en algo para decirle a su madre sin tener que gritar, pero era casi imposible. Joder, Dios sabía que no había nadie que mereciera menos esto que su padre. Tal vez sus empleados pensaran lo contrario, porque él era un hombre duro y frío para los negocios y hasta un ogro, sin embargo él completamente diferente con sus hijos y con su esposa.
Cuando Stella Marshall lo dejó la primera vez, él se vio muy mal por lo que le había contado Lorena a Blair. Oliver se había casado a temprana edad, solo tenía veinte cuando se casó con Stella y ella tenía diecinueve, de esa unión nació la primera hija de Oliver, Mackenzie, de hecho, su aparición fue lo que lo llevó a casarse tan rápido. Pero no duró demasiado, dos años después de que Mackenzie naciera, Oliver y Stella se divorciaron, porque ella "necesitaba encontrar un final feliz para su historia" y aparentemente no lo quería junto a él. Stella se mudó a Vancouver y se casó con otro hombre y cinco años luego, Oliver conoció a Sabrina, se casaron, tuvieron a Blair y luego a Roscoe, Mackenzie fue a un internado por unos años y luego volvió para vivir con ellos hasta que salió de la escuela. Blair pensó mucho en llamarla y llorar en el teléfono pidiéndole alguna cura para la tristeza que sentía.
Pero justo en ese momento debía enfrentarse a su madre.
-Blair... -murmuró Sabrina cuando la vio bajar el último escalón.
Ella abrió los brazos y se acercó a Blair, pero ella
puso su mano frente a su madre para que retrocediera.
-No, no podemos pasar a eso directamente -Blair se cruzó de brazos-. Papá está ebrio y herido y todo es tu culpa -acusó ella y caminó alrededor de su madre.
Su voz estaba luchando por no quebrarse.
-Yo no quería que esto pasara.
-Papá te ama -le dijo bruscamente-. ¿Cómo es que querías que esto no pasara? ¿por qué romperle el corazón de esta manera?
-Tu padre es un buen hombre, pero yo...
-¡Sí! ¡Él es un buen hombre! ¿Por qué le haces esto entonces?
Blair ya estaba dejando caer las lágrimas, porque no había más nada que ella pudiera hacer. No es cierto que solo los chicos pueden romper tu corazón, la familia también puede hacerlo.
-Blair... no lo elijo yo, solo pasó.
-¿Cómo? ¿Por qué te vas con ese hombre?
Ella se paró delante de su madre, mirándola desde arriba. Blair era incluso más alta que su madre, por unos pocos centímetros. Blair tenía la misma estatura de Greg y le molestaba como el infierno salir con chicos que parecían más bajos, tal vez por eso a Greg no le gustaba que usara tacones, porque a él también le molestaba un poco, pero Eugene tenía el tamaño perfecto para ella si se ponía a pensarlo.
Y de nuevo, estaba divagando para poder mantenerse.
-Yo lo amo... cariño, él es todo lo que deseé.
-¿Por qué, porque es guapo? -Blair preguntó un poco sarcástica-. Pues
deja que te diga que chicos como esos ahora prefieren a niñas bonitas e inocentes... él va a terminar abandonante, y te vas a arrepentir.
-No lo sabes, Blair.
-Tienes razón, no lo sé. Pero espero que pase, así verás lo que se siente.
Eso era cruel, y su madre entornó los ojos hacia ella, viéndose dolida. En ese momento a Blair le importaba muy poco, ella no quería ser suave, ella quería ser ruda y mostrarle que le había afectado, pero que no era una niña y mucho menos era tonta.
-Sabrina.
Oliver pronunció su nombre mientras bajaba las escaleras detrás de Blair, él lucía un poco mejor, aun estaba como aturdido, pero parecía haber recobrado un poco de lucidez. Su cabello estaba mojado, estaba usando jeans negros y una camisa azul, Lorena venía detrás de él con cara de pocos amigos. Rodó los ojos en cuanto vio a Sabrina. Si antes no se habían llevado bien y siempre estaban en guerra, ahora no podrían estar en la misma habitación sin sacarse los ojos.
Él traía los papeles en la mano, los papeles del divorcio.
-Tengo esto para ti -Oliver llegó al lado de Blair tambaleándose un poco y lanzó los papeles en sus manos-. Eres libre de mí... ¿Cómo la llamaste? -hizo una pose pensativa-. ¡Ah sí! Mi aburrida y constantemente ausente presencia -seguía un poco ebrio.
Blair pasó un brazo detrás de su espalda y él le rodeó los ojos hombros con el suyo.
-Gracias -masculló Sabrina. Miró el papel y lo revisó antes de volver a mirarlos-. También tengo
algo que decirle a ti y a tu hermano, Blair.
-¿Qué? -preguntó ella-. Roscoe no lo sabe aun, puedes decírmelo a mí.
-Bueno... Leonardo y yo vamos a mudarnos a California, quisiera saber si les gustaría venir conmigo.
¿California, vivir con ella? Joder, Blair no había rechazado una idea tan rápido como rechazó esa. Negó instantáneamente y con una cara que reflejaba el horror que le había causado si quiera pensárselo ¿Dejar a su padre en momentos tan críticos como esos? Ni soñarlo... ¿alejarse de Eugene y de sus nuevas amigas? Ni en un millón de años.
-¡No! -gritó-. No nos mudaremos contigo -dijo ella y se abrazó rápidamente a su padre, como si solo él pudiera protegerla de su madre.
-Bueno... -Sabrina levantó sus manos en signo de redención- está bien, cariño... pero debo preguntárselo a tu hermano, él todavía...
-Ni siquiera te molestes, madre.
La voz de Roscoe interrumpió a Sabrina y bajó las escaleras como el hombre rico que interrumpe la conversación de la sirvienta y su esposa en el típico culebrón mexicano que solía mirar Lorena a la hora del almuerzo.
-Ros...
-No quiero mudarme contigo, me quedaré con papá y con Blair -aclaró y se metió en el espacio entre Blair y su padre-. No puedo irme ahora, estoy en pleno desarrollo y Blair y yo comenzamos a llevarnos bien. Además, sé todo lo que está pasando, no me sorprenda, pero no por eso estoy feliz.
-¡Sí! Exactamente eso -Oliver le revolvió el cabello.
-Supongo...
que es hora de irme -murmuró Sabrina.
-Es una buena idea, yo te abro la puerta
Lorena se movió hasta la puerta de entrada y con una sonrisa cínica le abrió la puerta a Sabrina para que se fuera. Ella se quedó ahí parada mirándolos, esto tampoco la hacía demasiado feliz, pero lo estaba haciendo, ella así lo había querido.
-Los quiero -susurró.
-Nosotros también -dijo Roscoe-, pero esto que has hecho... va a llevar mucho tiempo redimirte, mamá.
-Lo sé... pero, supongo que así es la vida.
-Así es como quieres que sea tu vida, Sabrina. No estoy esperando que cambies de opinión, pero algún día te darás cuenta
Sabrina suspiró y extendió su mano hacia Oliver.
-Adiós, Oli -sonrió. Una sonrisa forzada y triste, pero estaba bien para la clase de despedida.
-Adiós, Sab -él estrechó su mano.
-Enviaré a alguien por mis cosas luego -comentó.
-No, yo enviaré a alguien para que te las lleve -discrepó Oliver. Ella asintió.
Blair la abrazó y también a Roscoe. Porque al final del día, ella seguiría siendo su madre, no podían olvidar eso, tampoco podían odiar ese hecho. Ella estaba equivocada, o tal vez no, tal vez esto era lo que ella había estado buscando, tal vez así debía ser su vida. Algún día la verdad saldría a la luz, pero nadie iba a juzgar a nadie, y menos Blair. Ella era menos que nadie para juzgar.
Su madre salió por la puerta y subió a su auto, pronto desapareció de sus vidas, sin saber cuándo iba a volver. Oliver suspiró y se abrazó a sus hijos.
-Así es como es ahora: Oliver Rain y los pequeños Rain -les besó a cado uno la frente-. Ah, y Lorena -él le guiñó un ojo.
-Deberíamos llamar a Mac, es la única que falta -Lorena se unió al abrazo.
-Sí, la extraño -murmuró Blair.
-Yo también, ella contaba buenas historias -dijo Roscoe.
-Es verdad -estuvo de acuerdo Oliver-. La llamaremos luego ¿Quién quiere helado? ¡Lo, saca el helado!
Todos se dirigieron a la cocina.
-¿Helado para la cena? -preguntó Lorena con un tono de desaprobación.
-Mi esposa acaba de dejarme, creo que puedo permitírmelo -miró a los chicos alzando una ceja-. Creo que podemos -se corrigió.
-Está bien, helado para la cena. Pero si les duele el estómago luego, no vengan llorando hacia mí -condicionó la mujer.
-Sabes que lo haremos -bufó Oliver.
-No me retes, Oliver.
-Ya conseguí mi helado, no lo haré.
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23. Una película de Audrey Hepburn.
El domingo Blair lo estaba pasando en cama, eran las tres de la tarde y ella seguía ahí. Aun se encontraba un poco triste, quería llamar a Eugene o Becky y Hannah y pedirles que vinieran y la abrazaran, pero pensó que ellos seguro no querían meterse a fondo en sus problemas familiares, que ya habían tenido suficiente con el drama que los había hecho pasar la última vez, dijeran lo que dijeran.
Mackenzie la llamó, Lorena le pasó el teléfono y estaba feliz de oír una voz familiar-. ¡Hola Blair!
-Hola Mac -susurró Blair. Estaba metida en la cama, con las almohadas a cada uno de sus lados, manteniéndola caliente y protegida-. ¿Cómo estás?
-La pregunta es: ¿Cómo estás tú, Blair? Lorena me contó, no puedo creer que Sabrina le haya hecho eso a papá -Mac se oía realmente apenada-. ¿Cómo está él y Roscoe? Oh Dios, el pobre Roscoe.
-Todos estamos bien, un poco tristes, pero bien.
-Me alegro mucho.
Mackenzie era divertida y sarcástica, Blair amaba eso de ella. Había sido popular como Blair, cuando Blair entró a la secundaria ella ya se había ido a la universidad y la extrañaban a menudo. Mac siempre estaba trabajando en diferentes cosas, por lo que sabía Blair ahora estaba trabajando como recepcionista, realmente no había ido por un gran camino que asegurara el éxito, pero ella se las arreglaba.
-¿Qué estás haciendo ahora? -le preguntó Blair.
-Amm... realmente no estoy haciendo nada -oyó un suspiro-. Estoy en bancarrota, mi novio me dejó, no puedo pagar el
alquiler y los extraño mucho, chicos.
-Vuelve a casa -sugirió Blair-. Por un tiempo, papá te ayudará.
-No lo sé, no quiero que él me veo con decepción, no quiero traerle más problemas.
-No serás para nada un problema, Mac, para empezar ¿Desde cuándo los has sido? ¡Así es! Nunca y acerca de papá, creo que estaría realmente agradecido de tener al clan Rain completo en estos momentos, y él siempre estará muy orgulloso de ti, hagas lo que hagas.
-¡Oh el clan Rain! Recuerdo eso; para el cumpleaños número cinco de Roscoe, cuando fuimos a acampar.
-Lo sé, deberíamos hacerlo de nuevo.
-Estaría genial... ¿sabes qué? Empacaré mis maletas y volveré a casa, justo ahora.
-¡Bien!
Blair se emocionó y brincó fuera de la cama. Las cosas no estaban resultando tan mal hasta ahora. Su hermana volví, había tenido helado para la cena, Eugene era su novio. Era un buen comienzo. Ahora podía decir que en cada situación mala había pequeñas situaciones buenas.
-Hablemos de otra cosa, antes de que me ponga a empacar.
-Claro ¿De qué? -Blair se acomodó de nuevo en el borde de la cama.
-Lo me ha dicho que tienes un nuevo novio, que es el vecino, el nieto de Genevieve. Ese niño pálido y alegre que vive en frente.
-¿Todo el mundo sabía sobre él?
-Al parecer, pero estoy muy feliz por ti, cariño, Lo dice que estás completamente flechada y por lo que nota, él también, pero quiero saberlo ¿cómo
son las cosas con él?
Blair se echó de espaldas a la cama y suspiró, ¿cómo ponerlo en palabras? No sabía ni siquiera por dónde empezar. Primero debería decirle que no soportaba su felicidad los primeros días, pero que luego esa felicidad y su manera optimista de ser la atraparon, como a todos, pero en una cierta manera especial-. Si supieras como me siento, Mac -suspiró-. Esto es algo que no me había pasado nunca antes, es algo que no puedo explicar, Eugene es... no lo sé, él es la persona más increíblemente feliz que alguna vez he conocido, y cuando estoy con él me siento feliz también, protegida, cuidada, veo el mundo de una manera totalmente diferente-Blair cerró los ojos mientras lo imaginaba a él en su mente-. Su sonrisa es hermosa, juega muy bien basquetbol, se cuelga de la canasta como esos jugadores de la NBA, me compra el almuerzo si sale primero, me presta su chaqueta cuando tengo frío, me lleva a la escuela y me trae a casa, me defiende de mis enemigos, huele a mentas de chocolate y sus besos saben igual; oh él besa muy bien. Él es como Superman, está ahí cuando lo necesito. Siempre. Me ayuda con algebra también y es tan adorable, es muy guapo, me gusta mucho.
-Blair, eso suena como que te has leído un libro Chick Lit y ahora estás soñando con el hombre perfecto ¿Te has inventado un novio imaginario?
Su hermana se rió y Blair se unió a ella. Si ella hubiese escuchado a Mac diciéndole eso sobre un chico, probablemente hubiese pensado lo mismo, así que no la culpada.
-No, él es muy real... él más real que nada que haya
tenido.
-Bueno, no dejes ir a ese hombre, hermana -aconsejó Mackenzie-. ¿No tendrá un hermano mayor? -preguntó sonando interesada. Blair soltó una carcajada.
-Solo tiene una hermana menor, y no sé si el señor Pointer está soltero en estos momentos -bromeó Blair.
-JA JA ¡Muy graciosa!... -ella bufó-. Hace mucho tiempo que no lo veo, ¿Cómo se ve ahora, está guapo?
-¡Mac!
-Lo siento... estoy un tanto desesperada -Mac suspiró y Blair escuchó un ruido, como el de una maleta abriéndose cuando la tiras en la cama-. Supongo que saldré mañana, jamás había tomado una decisión tan apresurada... pero bien, quiero ver a papá, a Lo, a Roscoe, te quiero ver a ti y conocer a tu perfecto novio de ensueño.
-Te espero.
-Adiós, cariño.
-Adiós Mac.
Blair cortó la llamada y suspiró. Se quedó mirando el techo y pensando en la cantidad de cosas que volvería a hacer con su hermana cuando ella volviera. Se quedó pensando que su madre no había conocido a Eugene. Bueno, había tiempo para eso, si ella se mantenía a su lado por más tiempo, tal vez lograba verlo a él en la cena de navidad, hablando con Roscoe y con su padre y compartiendo su sonrisa con todos. Vaya, jamás le hizo tan feliz soñar con cosas como ellas.
-Ah... hola.
-¡Oh por Dios!
Blair fue interrumpida en sus pensamientos. Se incorporó en cuanto fue sorprendida aun más. Eugene estaba parado en la puerta de su cuarto, estaba abierta
y él estaba recostado en el umbral, rascándose la nuca y mirando a Blair con un poco de timidez. Las mejillas las tenía sonrojadas y se balanceaba como para disipar el momento incómodo.
-¿Cuánto tiempo estuviste ahí? -Blair sonó más fría de lo que hubiese querido.
-Oh... te has enojado -afirmó Eugene y se ruborizó más-. Yo... lo siento, lo siento mucho, no era mi intención, no soy un metiche... créeme, es solo que... Lorena me dejó subir y pensé que podía hacerlo, pensé que no estabas haciendo nada y te escuché hablando y... escuché sin querer, te lo prometo, es decir... perdóname.
Blair se había levantado y había caminado a su lado. Él se veía tan apenado y mortificado que a Blair le dio risa. Sonrió y puso una mano en su pecho-. Está bien, Eugene. ¿Qué escuchaste?
-Yo... -Eugene se puso aun más colorado.
Él no podía decirlo y a Blair le pareció tan tierno-. ¿Me escuchaste hablando sobre ti? -preguntó de nuevo.
-Tal vez... -murmuró él-. Tal vez esté... un poco sorprendido.
-¿Por qué? -Blair frunció el ceño.
-Porque... nadie había dicho cosas como esas sobre mí antes... ¿cómo es que tú las dices?
Blair fue la que se sonrojó esta vez. Pasó sus brazos desde su pecho hasta rodear su cuello. Eugene se puso nervioso. Nunca había tenido una novia, que pudiera considerarse novia, y ahora llegaba Blair; ella era una persona fascinante, como intensa
y elegante. Eugene tenía miedo de ser muy poco para ella, pero todo lo que la había escuchando decir le proponían una nueva perspectiva de ellos dos juntos. Así que se deshizo de su timidez y la tomó de la cintura lentamente, acercando su boca y besándola como había querido hacer desde que había dejado su casa el día anterior. Blair pensó que se iban a morir incinerados. Lo que Eugene producía en ella era algo que no podía controlar a veces.
Ella plantó pequeños besos en su labio inferior y luego se separó para verlo sonreír como solo él podía hacerlo.
-Hola -susurró ella.
-Hola -dijo él-. Quería verte hoy, preguntarte cómo estás, tal vez hacerte sentir mejor con algunas películas.
-Estoy bien, no quiero hablar de ello ¿sabes?... -suspiró y sonrió-. ¿Qué tienes en mente?
Eugene salió de la habitación dejando a Blair confundida, pero en dos segundos estuvo de vuelta. Él traía una bolsa de Cheetos y otra de Doritos, las dos extra grande. Blair quedó impresionada.
-Puedes escoger la película que quieras -dijo él.
Blair tomó todas las cosas y las fue a dejar sobre su cama. Llamó a Eugene para que se acercara, él sonrió y ella se acercó. Blair le hizo un espacio en la cama -que por cierto estaba desecha, pero a Eugene no le importó-, él brincó sobre esta y fue a buscar la laptop que estaba debajo de su cama.
-Tengo una perfecta -dijo ella.
Puso la laptop frente a ellos e hizo a Eugene acomodarse con un brazo alrededor de ella. A él ciertamente le pareció bien-. A ver ¿Qué tienes en mente?
Blair encendió la laptop y se puso a buscar entre sus descargas. Tenía esa película en todos los dispositivos posibles, era su película favorita de todos los tiempos.
-¿No te molesta ver una de romance? -preguntó Blair frunciendo un poco las cejas.
-No, vivo con mi abuela y con mi hermana, mi padre y yo no tenemos opción -él se rió y ella hizo lo mismo-. ¿Qué veremos?
-Bueno... es mi película favorita, es algo vieja, pero es genial... es decir, a mí me gusta mucho, desde que era niña. Siempre me va a gustar.
-Suena interesante.
-Es Breakfast at Tiffany's -reveló Blair-. Me gusta el libro, me gusta la película y me gusta Audrey Hepburn.
-La tercera mayor leyenda del cine estadounidense, muy bien. Tienes buen gusto, Rain.
Blair soltó una risa graciosa mientras lo miraba por sobre el hombros-. Acabas de citar a Wikipedia.
-Lo sé... esperaba que no lo notaras.
Blair se encogió de hombros-. No soy tan tonta como piensas.
-Jamás pensé que fueras tonta -él le acarició la barbilla estirando su mano-. Pon la película y ven a abrazarme, que hace frío aquí -Eugene se cruzó de brazos-. Nada mejor que Audrey Hepburn para alegrar el día.
Eugene se estremeció un poco y Blair hizo lo que le pidió. Cuando la película comenzó en su laptop, ellos se metieron bajo las sabanas y Blair lo abrazó, pasando sus brazos alrededor de su torso. Podía escuchar su respiración, su corazón. Jamás pensó que escuchar esas cosas le pareciera tan bonito en una persona. Era hasta interesante contar cuantos segundos había entre cada respiración y cada latido. Había visto esa película un millón de veces, pero de esa manera, le gustaba más.
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24. ¿Soy sexy?
Blair se quedó muy quieta, no sabía si Eugene estaba dormido. Ella comprendía que la película realmente no llegaba ser interesante para los chicos. Una vez invitó a Greg a verla, él se quedó dormido en los primeros veinte minutos. Y Blair estaba muy decepcionada, pero luego él se levantó y tuvieron sexo. Se sintió más usada que nunca en su vida. Sin embargo, ella esperaba un poco más de Eugene. Como despertarlo y ver su linda sonrisa.
-Ella es impresionante ¿no le crees? -Blair dio un salto cuando lo escuchó hablar. Levantó su cabeza para mirarlo a los ojos-. ¿Qué pasa, cariño? -preguntó.
-¡No estás dormido! -gritó ella y soltó una carcajada de alegría.
-¿Debería? -inquirió él aun confundido.
-¡No! Eso es lo mejor.
Blair hizo un lado la computadora con cuidado y se subió al regazo de Eugene. Él amaba cuando ella hacia eso, era caliente. Ninguna chica se había sentado en su regazo antes de Blair. Eugene se sentía tan extraño con una chica en su regazo, pero tan bien igualmente. Las chicas siempre lo tachaban como su mejor amigo, con el que compartían cada secreto, el que les prestaba su hombro para llorar, el que les decía palabras bonitas para calmarlas y les secaba las lágrimas. Había hecho mucho por Lucy y por otras chicas antes, pero Blair era diferente. Ella lo miraba como nadie lo había mirado nunca.
Él le hizo el flequillo a un lado y Blair le sonrió-. ¿Qué te pareció la película?
-Es maravillosa, divertida, muy buena. Me encantó -Eugene le pasó el pulgar por el labio inferior-.
Me recuerdas un poco a Holly; elegancia, inteligencia y belleza.
Blair se puso del color de los tomates. ¡Que la golpearan! Esa era la cosa más linda y romántica que alguien le había dicho.
-¿De verdad crees eso? -sus brazos se aferraron a su cuello.
-Lo creo -asintió él-. Deberíamos hacer esto siempre, ver películas aquí acurrucados... en serio me gusta.
-A mí también.
Blair se acercó más a él y lo miró a los ojos. Eugene estaba pasando sus dedos despreocupadamente por el borde de su camiseta. Le sonreía y Blair se sentía tan cálida por dentro. Era como si su interior hubiese pasado por un invierno realmente largo y ahora con la llegada de Eugene todo se estuviese derritiendo. Ella le pasó las manos por el cuello y delineó las curvaturas con ambos pulgares al mismo tiempo. Ella estaba mirando su piel atentamente, recorriendo cada centímetro de esta sin perder detalle. Pasó sus dedos sobre sus mejillas, recorrió su frente, sus labios; ahí se detuvo más tiempo y sonrió mientras los admiraba. Se mordió el inferior suyo y lo volvió a mirar a los ojos.
-Lo siento si te he puesto incómodo, me gusta mucho tocarte -murmuró.
No sonó como una disculpa, sonó tan intenso que Eugene no lo vio como eso. Él se sonrojó y se sentía tan expuesto, porque no podía cubrir su cara para que lo viera sin que ella probablemente pensara que era un tonto.
-Está bien... ¿Sonaría como un pervertido si te dijera que a mí también me gusta tocarte? -ella se echó a reír y luego negó.
-No -le echó el cabello hacia atrás y luego tomó
las manos de Eugene para que las pusiera sobre su cintura-. Mucho mejor.
-¿Puedo decirte otra cosa?
-Claro.
-Creo que eres muy sexy -dijo rápidamente-. Creo que eres realmente sexy, yo... Dios, eres muy sexy.
Ese comentario solo podía hacerle gracia y hacerla ruborizarse un poco. Eugene creía que ella era sexy. Bueno, eso era definitivamente una buena noticia-. Tú también eres sexy -dijo Blair con una pequeña sonrisa.
Pero Eugene se rió como si fuese realmente ridículo que ella pensase eso-. No digas eso, Blair.
-¿Por qué no? -preguntó ella mirándolo de nuevo atentamente.
-No soy sexy.
Blair se echó a reír, porque Eugene parecía una chica insegura. Así que ella, como buena novia que quería ser, iba a demostrárselo. Le dio una media sonrisa y bajó sus manos desde su cuello hasta el final de su camiseta de botones.
-¿Me permites verificarlo? -interrogó con una mirada traviesa.
Eugene se sonrojó de nuevo, tragó grueso, pero asintió dándoles permiso. Blair empezó a desabotonarle la camisa, desde el cuello hasta el último botón. Tenía un poco de vello en el pecho. Blair pensó que era muy lindo y también caliente. Tenía un lunar junto debajo de las costillas. Ella recorrió su torso con las manos y con los ojos mientras se mordía el labio inferior de nuevo. Él era mucho más fuerte debajo de su ropa de lo que aparentaba. Sí, tenía brazos delgados, pero músculos en ellos. Blair los apretó,
sintiéndolos, mirando las venas moverse debajo de su piel.
-Sexy -susurró Blair.
Eugene soltó una pequeña carcajada ronca.
Blair continuó con su recorrido, ahora en pecho. Puso las manos sobre sus pectorales. Sonrió satisfecha. Eran duros y la piel de Eugene se erizó debajo de su toque.
-Ahora contemos -hizo una línea imaginaria con sus dedos hacia abajo, deslizándolos lentamente hasta llegar a su abdomen- uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis -Blair lo miró levantando una ceja-. Eso es a lo que yo llamo un six pack.
-Dios... -murmuró Eugene y ella continuó acariciándolo.
Delineó el contorno de cada uno de los pequeños cuadros de su abdomen. Eugene no quería decirle cuanto lo estaba torturando con solo hacer eso, con ese inocente toque. Él solo sabía que quería hacer lo mismo con ella. Y no era ni el momento ni el lugar adecuado.
-Blair, alguien puede entrar y vernos así -murmuró Eugene-. ¿Qué pensarán?
-Que somos adolescentes con las hormonas alborotadas -respondió ella de manera divertida-. Eugene, esto es divertido -le dijo, como si no quisiera que la diversión de la que hablaba se acabase.
Dios sabía que Eugene no quería eso tampoco.
-Esto es peligroso -corrigió él.
-¿Por qué? -Blair hizo un puchero.
-Es demasiado provocativo -confesó.
-¿Lo es?
-Sí.
-Te gusto, te parezco sexy y te provoco ¿no?
-Sí.
-Genial.
Blair se bajó de su regazo. Eugene había comenzado a sudar y su respiración estaba un poco agitada.
¿Pero qué pasaba con él? La primera vez que una chica de monta en su regazo y él... bueno, si lo pensaba, ¿Quién no se hubiese sentido de esa manera con alguien como Blair?
-¿Fue demasiado? -preguntó ella, pareciendo apenada.
Él la miró y sonrió ampliamente-. Fue realmente sexy -él se abotonó a camisa.
-Debería ser parte de nuestra nueva rutina los domingos, ¿no lo crees?
Ella volvió a su lugar, a un lado de Eugene. Estaba dando pequeños saltitos, como niña pequeña. Eugene aun se sentía sonrojado y muy caliente, a pesar que hace unos momentos tenía frío-. Estoy de acuerdo -dijo, sin querer parecer un pervertido.
-Junto con saltar en la cama -agregó Blair.
A Eugene se le aceleró más el corazón-. Es una buena idea también -Jesús ¿Pero qué tenía en la cabeza?
-Y comer más de esto -Blair tomó el paquete de cheetos vacío, rebuscó en el pero obviamente no encontró nada. Tomó el de Doritos entonces, logró conseguir unas migajas. Ella era tan linda cuando comía, según los pensamientos de Eugene.
-¿Qué quieres hacer ahora? -le preguntó Eugene.
Blair soltó la bolsa de Doritos y se acercó a él, puso de boca en su oído y susurró-: Lo que quiero hacer no lo podemos hacer porque sería muy provocativo ¿no?
-E-exacto -tartamudeó Eugene.
Ella se alejó soltando una pequeña risita.
-Bien, entonces vayamos a comer algo abajo.
-¿Todavía tienes hambre? -le preguntó.
-Sí, estoy hambrienta. Creo que hay helado, ¿quieres? -ella lo miró y luego saltó de la cama, tendiéndole el brazo.
-Por su puesto ¿Quién diría no al helado?
-Anoche tuve helado para la cena -presumió ella mientras salían de su habitación- ¡Fue fantástico!
-No lo dudo.
Eugene y ella bajaron las escaleras cogidos de la mano. Eugene la apretaba fuerte, joder, lo que había pasado arriba había sido completamente caliente y él por muy poco pierde el control. Que Dios lo ayudase ¿Cómo era posible que con Blair hubiese llegado a casi perder los estribos? Con ninguna de sus amigas que solo eran eso le había pasado. Ni siquiera con Lucy. O él estaba mal, o él estaba jodidamente bien. Como así se sentía, se encogió de hombros y se dijo ¡A la mierda, ella es mi novia!
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25. Solos en casa.
Blair tenía la crema batida en la mano izquierda y el jarabe de chocolate en la mano derecha. Eugene tenía los M&M's y el helado. Estaban disfrutando al máximo del domingo en casa, como Blair nunca había disfrutado. Ella estaba sentada sobre la barra, y Eugene estaba sentado en un taburete. Blair presionó la crema batida y amontonó una buena cantidad en el envase del helado, le echó jarabe y Eugene volcó los M&M's dentro también, Blair revolvió todo con una cuchara y le sonrió a Eugene.
-Entraremos en coma diabético si nos comemos esto -comentó Eugene.
-Vale la pena el riesgo -respondió Blair-. Abre la boca.
Ella dirigió la cuchara hacia la boca de Eugene para que probara la dulce y empalagosa mezcla. Eugene cerró los ojos y la saboreó por un momento-. Increíblemente sabroso.
Entonces él tomó la cuchara e hizo lo mismo que ella, la metió en el envase y le dio un poco de helado a Blair. Ella lo saboreó también y cerró los ojos cuando la mezcla fría pasó por su garganta. Era intensamente dulce y muy sabroso. Jamás había tomado tanta azúcar en una sola cucharada. Así se mantuvieron por un rato, ella le daba cucharadas a él y Eugene a ella. Es adorable, pensó Lorena cuando entró en la cocina acompañada de Roscoe. Quien pensó que era jodidamente cursi, pero se alegraba de ver a su hermana feliz.
-Hola chicos -saludó Lorena.
-Hola -dijo Blair sin mirarla mientras le quitaba restos del helado a la boca de Eugene.
-Hola -murmuró Eugene perdido en los ojos de Blair.
Eran demasiado bonitos para ser verdad.
A ella le parecían bonitos los labios de Eugene, estaban rosados y fríos por el helado, era como para calentarlos con los suyos.
-Roscoe y yo vamos de compras, él necesita un corte de cabello, zapatos nuevos y yo compraré víveres, Oliver está de nuevo en casa de la tía Margot, volverá en la noche ¿Puedo confiar en ustedes si los dejo solos aquí?
No en mí. Pensó Blair, pero dijo-: Por supuesto -y esbozó su más inocente sonrisa.
Eugene solo usó su encanto natural-. Seguro, adiós.
Ella salió por la puerta y Roscoe los miró entrecerrando los ojos. Le hizo la señal de "tengo mis ojos en ti" a Eugene y luego se fue detrás de Lorena. Eugene se rió y miró a Blair cuando la puerta se cerró. Blair se mordió el labio y sonrió para él. Le pasó los pulgares por el labio inferior. A ella le gustaba hacer eso, sus labios eran suaves, mucho tal vez, delgados y rosados. La atraían de solo verlos-. Bueno, ahora estamos solos.
-Sí, supongo -Eugene sonrió más de lo que quiso.
El envase de helado ya casi estaba vacío. A Blair se le ocurrió una idea.
-Oye ¿Quieres hacer algo loco? -le preguntó a Eugene y le tendió mano para que la ayudara a bajar de la barra.
-Seguro -él se encogió de hombros-. ¿Qué haremos?
-¡Nadar en la piscina! -exclamó Blair con emoción.
-¿Ahora? -preguntó Eugene incrédulo.
-Pues sí,
si lo premeditáramos no sería loco -Blair se echó a reír-. En realidad no es para nada loco, pero quiero hacerlo. Tengo un poco de calor. ¿No quieres?
Vaya, él también, pero no tenía nada que ver con el ambiente. Era ella. Dios, Eugene sabía que quería. Él sabía perfectamente que se moría por decirle que sí, pero la idea de Blair con poca ropa, agua y él demasiado cerca no lo iba ayudar con su autocontrol. Oh, si tan solo hubiera una manera de decirle que no a esa carita y una escusa justa y no vergonzosa. Tan solo así él podría mantenerse como un chico virgen decente.
-Sí -él asintió.
Ella dio salto de alegría y lo tomó de la mano. Ambos salieron por la puerta corrediza de vidrio de la cocina y se dirigieron al patio trasero donde tenían la gran piscina en donde Blair había aprendido a nadar con un instructor particular. Eugene se puso más nervioso, bueno, no lo había considerado demasiado bien.
-Espera... ¿No vas a ir por tu traje de baño? -le preguntó.
Ella lo miró y bufó-. ¿Para qué gastar tiempo en eso? -ella, sin previo aviso, se sacó la camisa del pijama y la aventó al suelo.
Eugene cerró los ojos rápidamente y se dio la vuelta-. Oh por Dios -susurró. La voz se le apagó. No había visto casi nada, pero eso le bastaba para no dormir por dos noches seguidas.
A Blair le causó tanta ternura, se rió porque él era adorable. Jamás había tenido un novio tan tierno y respetuoso como él. Su inocencia le encantaba, es como si Eugene tuviera miedo de verla, de disfrutar
del privilegio de ser su novio. Ella quería que él disfrutara y no que se sintiera como si no tuviera derecho a tocarla o a mirarla. Eugene era bueno y ella amaba eso de él, pero ella iba a enseñarle un poco de mala conducta y que divertido puede ser no seguir las reglas.
-Eugene, cariño, es lo mismo que verme en traje de baño -ella tomó su mano-. Voltea.
Él suspiró y lo hizo. Blair estaba usando un sujetador negro. Vaya, eso sí que se veía bien en ella. A Eugene se le secó la garganta, su respiración lo delató, trató de no ver sus pechos, pero no puso evitarlo por mucho tiempo. Pero subió la mirada rápidamente y la apartó de nuevo.
-¿Estás segura de esto?
-Por supuesto, solo nadaremos, no haremos nada malo ¿verdad? -ella le sonrió traviesamente.
-No -negó él, nervioso.
-Bueno, quítate la ropa -Instó Blair y se bajó los pantalones del pijama, los dejó alrededor de sus pies y luego dio un paso adelante fuera de ellos, pateándolos junto con su camiseta.
¡Lencería cara y combinada! Sí, ¿por qué no? Ella era Blair Rain. Y era increíblemente hermosa, con ropa o sin ella, con su pequeña cintura y su piel blanca, su cabello dorado a la luz del sol aun más brillante, sus ojos azules como el cielo, sus labios, Dios santo, esos labios eran ilegales, o deberían, y él los había besado ¿qué más podría besar ahora? Eugene se sintió como un pervertido por pensar cosas como esas. ¿Pero qué con lo que se había dicho hacia unos momentos? Al diablo todo, ella es su novia.
Eugene se desabotonó la camisa lentamente y la dejó a un lado de la de
Blair en el piso. Respiró profundamente y se tomó su tiempo para mover sus manos hacia la hebilla de su cinturón. Se quedó, su cerebro estaba maquinando demasiados escenarios, él no sabía cómo iba terminar todo esto.
-¿Necesitas ayuda con eso? -preguntó ella y se acercó.
La mente de Eugene reaccionó rápido. Negó y rápidamente se deshizo de la presión de su cinturón. Se bajó la cremallera y desabrochó en botón. Miró a Blair que esperaba paciente. Sus ojos tan bonitos lo miraron con indulgencia. Él estaba tardando demasiado y lo sabía, ella también, pero estaba siendo paciente porque entendía que podía ser difícil para él esta clase intimidad entre ellos. Eugene no se veía como un chico que hacía esto todos los días.
Y con otra chica, no le hubiese importado, pero con Blair era muy diferente. Tenía miedo de ahuyentarla.
Se bajó los pantalones rápido. Pero se olvidó de mirar hacia abajo, Blair quiso reírse, pero la ternura que le provocó no la dejó. Solo soltó un pequeño suspiro al ver sus bóxers de Batman. Eugene frunció el ceño y miró hacia abajo-. Maldita sea -volvió a subirse los pantalones rápidamente.
Blair se sorprendió y dio un pequeño salto y luego sonrió.
-¿Acabas de maldecir? -Eugene la miró, sonrojado.
-Sí, lo siento.
-Y te disculpas, por supuesto -Blair rió.
Por primera vez desde que lo conoció lo oyó maldecir y un segundo después se disculpó. Ella sentía tantas cosas por su Eugene. Su Eugene.
-Yo...
-Por favor, quítatelos -Blair
alejó las manos de Eugene del borde del pantalón-. Quiero nadar y no quiero hacerlo sin ti -ella hizo un pechero-. Además, son sexys, me gustan mucho.
Ella se mordió el labio, Eugene no podía con eso así que se volvió a bajar los pantalones. Ella dio otro salto de alegría. Blair se inclinó para recoger su ropa y ponerla un poco más alejada de la piscina. Eugene trató de mirar a otra parte.
Es tu novia amigo, ya no tienes que hacer eso. No más. Se dijo a sí mismo.
-Vamos -dijo ella antes de lanzarse al agua y salpicar a Eugene.
Se quedó parado ahí y ella dio una vuelta bajo el agua, luego sacó su cabeza y movió su mano para invitarlo a entrar. Eugene se encogió de hombros y se sentó en el borde de la piscina, luego saltó dentro. Blair soltó un carcajada y nadó hasta él.
-Que extremo eres Eugene -comentó divertida.
Eugene rió nerviosamente-. No tengo mucho de nadador -se encogió de hombros.
Blair rió y le tomó la mano, se acercó a él y lo besó. El agua estaba tibia, muy relajante. Como los besos de Blair. Cuando ella se alejó ella, él se sentía mejor y menos nervioso. Blair salpicó un poco de agua en su cara y él hizo lo mismo con ella. Blair le propuso hacer carreras para matar el tiempo y él aceptó. En casi todas Blair le ganó, ella lo dejó ganar en unas cuantas, solo para no abrumarlo. Estaba pasándola increíble, Eugene lo contó acerca de cuándo iba de pesca con su padre, las cosas que les gustaba hacer, y a Blair realmente le interesaba, todo lo que tenía que ver con Eugene le interesaba.
Cuando se cansó
de nadar, ella se sentó en las escaleras metálicas en el borde, Eugene apoyó sus manos en ambos barandales de la escalera y le sonrió a Blair. Con el cabello mojado y desordenado Eugene era precioso. Mucho más guapo que estando seco. Blair lo miró a los ojos y suspiró.
-¿Estás segura de que nadie vendrá y nos verá así? -él se movió más cerca-. Tengo miedo de que me echen de tu casa.
-Estamos solos -insistió Blair. Bajó un escalón más y quedó a la altura de Eugene-. ¿Cómo es que nadie se había enamorado de ti antes? -se preguntó Blair en voz baja, pero Eugene logró escucharla.
-Yo no lo sé -se encogió de hombros-. ¿Cómo es que nadie está locamente enamorado de esta Blair Rain?
-No lo sé.
Blair bajó las escaleras y acercó su cuerpo al de Eugene. Él no dijo nada, solo sonrió como siempre hacia y Blair puso sus piernas alrededor de la cadera de Eugene. Sus brazos estaban enredados en su cuello y ambos se mantenían sonriendo. Blair no se sentía mal, nada podía hacerla sentir mal en ese momento. Y Eugene no se sentía incómodo o sometido a algo antinatural, él se sentía cómodo, como nunca en su vida.
-Tal vez estábamos esperando esto -murmuró Blair. Le recorrió de nuevo los labios con sus dedos-. ¿Crees que nos pertenecemos el uno al otro? Ya sabes, como Paul y Holly, como Holly y el gato -Blair se rió.
Eugene rió con ella y le quitó el flequillo que se le pegaba a la piel de la frente.
-Yo te pertenezco si tú me perteneces -dijo él.
-Entonces es un acuerdo -ella asintió.
Y lo besó para sellar el trato. Blair se comenzó a reír en medio del beso y a Eugene le encantó esa parte. Se abrazó más a él y terminó dándole un beso en la frente. Ella le sonrió y quitó las gotas de agua de sus mejillas con los pulgares. Y lo volvió a besar, lo besó hasta que se cansó; un beso tras otro y tras otro. Eugene estaba consciente de que era el mejor momento de su vida. Esta chica lo traía del cuello, de la mejor manera posible. Y estuvo de acuerdo en dejar su alma en ese beso.
-Esto es muy divertido -Blair se rió chochando su nariz con la de Eugene.
-No lo dudo.
Blair abrió los ojos de par en par. Eso no había venido de la boca de Eugene. Sin darse cuenta habían llegado a la orilla derecha. No habían escuchado los pasos acercarse. Ellos voltearon lentamente y vieron a Oliver, Roscoe y a Lorena parados en en la orilla y mirando hacia ellos. Roscoe mantenía una expresión burlona en su cara, Lorena una mirada de ternura mezclada con preocupación y Oliver se veía como que estaba jodidamente enojado con las manos en su cintura y si las miradas mataran, Eugene se hubiese ahogado.
-Señor Rain, Lorena, Roscoe... ¿Qué tal? -murmuró nerviosamente Eugene y luego miró a Blair y le susurró-: Sabía que nos descubrirían.
Blair solo se echó a reír, Eugene estaba metido en problemas, ella estaba metida en problema. Y realmente no importaba.
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Nota especial.
Hola, hola, hola. Ross aquí.
(¿Dos capítulos en un solo día? Nadie es tan afortunado). Jajaja, como sea. Chicas, solo quiero darle las gracias a todas por los votas, comentarios y visitas ¡Y por todo! Vaya, me siento muy halagada, solo subo capítulo y ustedes ya están sobre él. Es realmente genial.
En respuesta muchas: Chicas, de verdad, no puedo conseguirles un Eugene. Está en mi cabeza, es único e inexistente aparte de todo. Lamento decepcionarlas, tampoco puedo conseguirles un Roscoe. De verdad, perdónenme. Si alguna vez se inventa un artefacto con el que podamos crear chicos a la perfección, como Eugene, yo les avisaré, así todos ganamos.
Creo que es todo, solo quería aclarar eso y decir gracias (por enésima vez).
Las quiero un montón, besos :D
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26. No tan castigados.
Sentados en el sofá, ambos cubiertos con una toalla y ya vestidos, Blair y Eugene estaban esperando por lo peor. Oliver estaba sentado en la mesa de café, con un vaso de Whiskey en las rocas, mirándolos como si estuviese maquinando algún castigo malévolo para ellos. Blair no se preocupaba, pero Eugene estaba demasiado nervioso. Se había ganado la confianza del padre de Blair la primera vez y la había perdido casi al instante.
-Entonces... -habló Oliver- nadando en la piscina en ropa interior -Blair quiso reírse, pero por su bien, no lo hizo-. Primero que nada, quisiera saber de quién fue la idea.
Oliver sabía muy bien que había sido idea de su hija, él la conocía, después de todo. Su constante ausencia no le había quitado todo el conocimiento acerca de Blair que ya tenía. Lo habían llamado del instituto varias veces los últimos dos años, quejándose de que Blair había hecho un desastre; un incendio en el laboratorio de química, una pelea de comida, una pelea masiva del equipo de animación, llamar perra a la directora, empujar a una chica de la banda por las escaleras, adulterar el ponche del baile de Sadie Hawkins y otro delitos que Oliver no quería recordar en ese momento.
-Fue mi idea, señor Rain -dijo Eugene-. Yo le propuse a Blair nadar en la piscina.
-Eugene -Blair puso una mano sobre su hombro-. Cariño, no tienes que culparte, papá sabe que fui yo.
Oliver dejó el vaso de Whiskey a su lado, sobre la mesa de café y se cruzó de brazos-. Es muy considerado de tu parte echarte la culpa, muchacho, pero esto tiene la firma de Blair por todas partes.
Con el corazón sobre la I y todo.
Eugene se rió junto a Blair, pero Oliver se mantuvo firme.
-Por eso ella está castigada -sentenció-. Supongo que eso también es malo para ti.
Eugene la miró como pidiendo disculpas, ella se encogió de hombros. Ella sabía cómo tratar con su padre, solo jugaría sus cartas muy bien con él luego de Eugene se fuera a casa. Lorena entró a la sala y los miró, luego miró a Oliver y le hizo una seña-. El padre de Eugene está aquí.
Frederick Pointer entró en la sala detrás de Lorena, luciendo un poco tímido, con las manos en los bolsillos. Blair se preguntó si Eugene conservaría su lindura y ternura como su padre cuando llegara a su edad. Ella esperaba que sí. Sonrió internamente. Su padre se levantó y caminó hasta él- ¡Freddy! -exclamó y abrió los brazos.
-¡Oli! -el padre de Eugene lo abrazó. Fue un abrazo de grandes amigos que no se habían visto en mucho tiempo.
Blair y Eugene se sonrieron mutuamente. Tal vez el reencuentro suavizaría un poco las cosas-. Hace mucho tiempo que no te veía -dijo Frederick palmeándole la espalda cuando se alejó.
-Y yo a ti, es un poco tonto ya que somos vecinos -Oliver se rió.
-Lo sé, deberíamos recuperar tiempo perdido, eso solo que no sabía si en realidad estarías desocupado para eso.
-¿Estás bromeando? Estoy de vacaciones y no quiero pasar otra tarde con mi tía Margot. ¡Lo que sea! Yo me apunto.
Frederick se echó a reír como en los viejos tiempos.
-Tu tía
Margot, la recuerdo, nos hacía beber el té con ella. Que tiempos.
-Era buen té.
-Sí, era buen té, deberíamos hacerlo todo de nuevo -Frederick sonrió, tan lindo como Eugene-. Oye, solo pasé a buscar a Eugene, lo estábamos esperando para la cena.
Frederick echó un vistazo alrededor. La casa no había cambiado mucho desde la última vez que había estado ahí, para despedir a Oliver cuando se fue a la universidad. Él había pasado tardes muy divertidas con su mejor amigo de toda la vida, ya no era lo mismo, pero de que lo extrañaba no había duda. Sus ojos al fin llegaron hasta su hijo sentado en el sofá con una toalla alrededor de él junto a su novia en las mismas condiciones. Frunció el ceño y se acercó.
-¿Por qué estás... mojado? ¿Qué les pasó, se cayeron en la piscina? -preguntó y le pasó la mano por el cabello a Eugene.
Blair lo miró e hizo un mohín de disculpa-. Ojalá hubiese sido eso -murmuró ella.
-Sí, ojalá -agregó Oliver-. Los encontré en la piscina, en ropa interior, besándose.
Frederick volteó a ver a Eugene, con una mirada de impresión y desaprobación. No podía creerlo ¿su hijo santo había hecho eso? Bueno, no estaba demasiado enojado, pero estaba notablemente sorprendido-. Eugene... ¿Es en serio?
-Lo siento mucho -murmuró Eugene.
-¡No se enoje con él, señor Pointer! Fue mi culpa -Blair saltó en su defensa y sujetó su mano-. Yo tuve la idea y Eugene solo me siguió el
juego... Dios, lo siento tanto.
Ya era demasiado extraño, sabía que a Eugene no se le hubiese podido ocurrir eso, era su hijo, pero debía reconocer que él no era alguien demasiado ocurrente cuando de travesuras se trata. Sin embargo, meterse con la hija de Oliver Rain. Había llegado lejos, aunque no pudiese demostrarlo, estaba un poco orgulloso de él. Frederick solo asintió y miró de nuevo a Oliver, que mantenía hora su ceño fruncido igualmente.
-No volverá a pasar, yo... hablaré con Eugene, vamos -le hizo una seña a su hijo con la cabeza, algo que Eugene interpretó como "levántate, nos vamos a casa... que vergüenza" , él obedeció y se levantó dejando la toalla en el sofá- De verdad lo siento, esto... Eugene no es así, pero supongo que... -Frederick se rió nerviosamente- ya sabes, adolescentes.
-Oh sí, lo entiendo -Oliver se metió las manos en los bolsillos-. Yo lo siento de hecho, Blair... suele tener ideas muy malas para divertirse, pero ella es buena chica, estoy seguro de Eugene va a nivelarla... espero que sí, espero realmente que sí -él habló con voz esperanzada y suspiro que indicaba que era un deseo desesperado.
-Está bien, Eugene es muy aburrido de todas maneras, le faltaba algo de diversión -se encogió de hombros, pero luego consideró lo que había dicho-. No esta clase de diversión, claro -aclaró-. Estoy seguro de que ellos encontrarán una manera más... convencional, no sé, Scrabbel, Twistter, salto en bungee o algo así.
-¿Recuerdas cuando tú y yo saltamos en bungee? -le preguntó
Oliver ligeramente emocionado.
-¡Julio 13 del 87! ¿Cómo olvidarlo? La mejor experiencia de mi vida -Exclamó Frederick-. ¿Recuerdas cuando nos robamos el carrito de golf en el club al que iba tu padre?
-Y saltamos por una rampa para evadir a los guardias de seguridad. Mi padre estaba tan enojado -Oliver se echó a reír.
-Extraño tanto castigarlos por todo eso -intervino Lorena.
Los tres rieron. Eugene miró a Blair quien se levantó y lo abrazó, estaba un poco mojado aun, pero ella también, así que no le molestó. Le sonrió y le pasó una mano por el cabello. Sus padres aun recordaban sus hazañas de adolescentes juntos. Blair no sabía que su padre había hecho todas esas cosas con el padre de Eugene, ella había descubierto que de adolescente había sido un poco rebelde, pero él era más que un poco rebelde. Sonaba como que había podido tener su propia pandilla.
-Bien, ya nos vamos -Eugene miró a su padre quien le apuntó a la puerta-. Tal vez hablemos mañana, tengo unos cuantos días libres y podríamos hacer algo, tal vez robar otro carrito de golf -bromeó Frederick.
-Tengo una membrecía en ese club ahora, supongo que si me lo cargan a la cuenta ya no es tan divertido.
Fredrick rió-. Hay otros clubes.
-Cuenta con ello entonces -le estrechó la mano y luego lo abrasó amistosamente.
Lorena los acompañó hasta la puerta y se despidieron de ella. Ambos caminaron en silencio el uno al lado del otro hasta que cruzaron la calle y llegaron a su acerca. Eugene mantenía su cabeza abajo
y su padre los brazos cruzados. Antes de que llegaran a la puerta de la casa, Frederick lo detuvo-. Espera hijo, no creas que no hablaremos de esto -Eugene se detuvo y lo miró-. ¿Nadar medio desnudo con la hija de Oliver Rain? ¿Qué está mal contigo?
Él sonrió como siempre-. No me arrepiento de nada.
-Seguro que no, la chica es preciosa, bastardo suertudo -Frederick lo golpeó en el hombro-. Pero estás categóricamente castigado, Flipper.
-Pensé que al cumplir los dieciocho eso de los castigos acabaría -se quejó Eugene.
-Aun no puedes beber legalmente y mientras vivas bajo mi techo, podrás estar castigado hasta los cincuenta -parecía tan raro eso viniendo de Frederick, nunca había tenido que decirlo. Él no sonaba enojado, solo firme y algo divertido.
-No es tu techo, es de la abuela -contradijo Eugene.
-Buena idea, comentémosle esto a la abuela, a ver qué piensa.
-No estoy de ánimo para la iglesia -sopesó Eugene.
-Pues yo tampoco, venga, adentro. Castigado sin remedio.
-No sé tú, pero me gusta estar castigado.
-Veamos si piensas lo mismo cuando no puedas ver a tu preciosa Blair.
Eugene se rió, Blair tenía razón ¿Qué importaba? él lo disfrutó y no podía negarlo. Que lo castigase mil años, nada podría mantenerlo alejado de ella.
De vuelta en casa de Blair, su padre le relataba lo mal que había estado meterse en la piscina con su novio en ropa interior. Pero Blair no lo escuchaba. Ella solo podía pensar en ese beso, ese maravilloso último beso.
Eugene le pertenecía, ella tenía pruebas; su corazón palpitando tan fuerte por ella, por su beso. Suspiró al recordarlo. Oliver se dio cuenta de que no lo estaba escuchando y entonces desistió. Su pequeña estaba enamorada, como nunca en su vida y del hijo de su mejor amigo. ¿Ese no es el sueño de las madres más que todo?
Oliver se terminó su vaso de whiskey cuando la puerta sonó. Lorena atendió y Blair oyó unas risas en la puerta. Las reconocía ¡Becky y Hannah! ¿Qué estaban haciendo ahí? Se alegró de verlas y sonrió hacia ellas cuando aparecieron en la sala. Pero su alegría se cortó cuando vieron al serio padre de Blair cruzado de brazos y sentado en el sillón de orejeras como el padrino.
-¡Hola chicas! -exclamó ella emocionada.
-¡Hola Blair! -ellas respondieron, más tímidas de lo usual. Becky empujó a Hannah para que hablara-. Que... nosotras queríamos verte, saber cómo estás. Ya sabes, por lo de ayer... pensamos que aceptarías una ¿pijamada improvisada? ¡Pero no importa! Nos conformamos solo con saber, estamos aquí... para saber.
Becky asintió. Blair se emocionó, aun sabiendo que estaba castigada, pero luego miró a su padre jugando su mirada preferida. Él la miró a ella y suspiró en derrota. Cuando ella ponía esa cara no podía decir que no-. Bien, bienvenidas chicas. La mansión Rain toda para ustedes. Lorena estará en la cocina, preparando lo que ustedes quieran, hagan todo el ruido que gusten, es bastante grande la casa como para que la disfruten y se pierdan en ella. Pero no vayan a la piscina, porque alguien la ha estado disfrutando de más.
-¡Gracias papi! -Blair saltó de su asiento y aterrizó sobre su padre con un beso ruidoso en su mejilla.
-¡Gracias señor Rain! -Becky saltó al frente y extendió su mano hacia el padre de Blair-. Soy Becky, ella es Hannah, somos las nuevas y mejoradas versiones de Hilary y Macy.
-Somos una edición limitada de amigas, yo soy una versión compacta, ya sabe, de bolsillo -agregó Hannah y también le estrechó la mano.
Oliver rió-. Que graciosas, ellas me agradan -asintió luego-. Diviértanse.
Blair las condujo escaleras arriba hacia su habitación y en el camino Becky le preguntó-: ¿Por qué dijo todo eso?
-Oh bueno es que estaba castigada, pero no tan castigada.
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27. Una pijamada genial y una llamada especial.
Ordenaron pizza, hicieron más de la mezcla azucarada que Blair y Eugene habían inventado, vieron Breakfast at Tiffany's, también The Notebook y 500 days of Summer, y lloraron como locas. También se aventuraron a ver Friday the 13th, A Nightmare on Elm Street y Freddy vs Jason. Y aun no querían dormirse. Blair se estaba divirtiendo como nunca. Normalmente sus pijamadas solían ser aburridas para ellas, con sus súbditas leyendo consejos falsos de revistas, rumores tanto de pasillo como de prensa amarillista. Aunque lo había hecho la mitad de su vida, Blair se dio cuenta en ese momento de que ella había pensado que le gustaba todo de su vieja vida porque era lo único que le habían ofrecido y todo el mundo lo categorizaba como genial y maravilloso. Hasta el punto en que ella misma se lo creyó.
Se sentía genial ver la realidad.
-Blair -Roscoe llamó a la puerta.
-¡Pasa! -gritó ella. Becky y Hannah estaban acurrucadas en la cama de Blair junto a ella.
Roscoe apareció por la puerta en su pijama de Star War-. ¡Oh por Dios! -exclamó Becky y se levantó-. ¿Quién es este lindo chico? -Becky le apretó las mejillas.
-Es mi hermano Roscoe -informó Blair.
-Únete a la fiesta, guapo -animó Hannah.
Becky le dirigió a la cama, Roscoe por alguna razón estaba sonriendo. Podía ser un chico duro, pero le gustaba esto.
-¿Cuántos años tienes, lindo? -Le preguntó Becky. Roscoe se sentó delante de ella mientras le peinaba el cabello.
-Ah... tengo doce.
-Cumple trece en un mes -intervino
Blair.
-¡Pero qué lindo eres! -Hannah también le apretó las mejillas hasta dejarlas rojas.
-Bueno... muchas gracias -murmuró Roscoe.
-¿Qué venías a decirme, Roscoe? -preguntó Blair.
-Oh... sí -dijo un poco distraído porque Becky le estaba acariciando las orejas-, Lorena quiere que apaguen la luz, dice que es hora de dormir.
-Vale -dijo Blair y se rió, porque Roscoe parecía realmente feliz-, ya puedes irte.
-Mmh, no gracias, estoy bien.
Blair se echó a reír mientras Becky y Hannah llenaban a Roscoe de mimos. Ella estaba segura que él la pasaba mejor que nunca. La sonrisa en su cara lo delataba. Ella misma lo llenaría de mimos también si Becky y Hannah no lo acapararan tanto.
-Ya se tiene que ir, déjenlo chicas.
Becky y Hannah hicieron pucheros, pero dejaron ir a Roscoe. La cama de Blair era lo suficientemente grande como para hacer espacio para las tres. Hannah se acomodó en el medio, Becky en la izquierda y Blair a la derecha. Aun con la luz apagada había cosas que quería discutir. Los temas de conversación no acababan, cambiaban de tema sin siquiera notarlo y Blair se puso a pensar que era lo que las hacía tan especiales. Normalmente no hubiese pensado que tenía tantas cosas en común con chicas como Hannah y Becky, pero al final del día, ellas eran chicas, todas las chicas tienen algo en común aunque no lo quieran, es su manera de pensar las hace diferente. Y Blair amaba la manera de pensar de sus nuevas amigas.
-Entonces, el tema de tus padres...
¿todo tranquilo? -le preguntó Becky a Blair cautelosamente.
-Sí, eso supongo. Mamá se fue a California, papá dijo que pasaría más tiempo con nosotros, mi hermana viene a quedarse una temporada, ellos ya están divorciados. Ah y papá va a retomar sus días de amistad con el padre de Eugene, así que creo que todo está mejor de lo que imaginaba.
-Suena bien -agregó Hannah-. No nos has dicho por qué te castigó tu padre -Hannah habló con cierto tono de curiosidad.
Blair se retorció en la oscuridad, soltando una risita traviesa, mientras recordaba lo que había hecho.
-Uh, eso promete -dijo Becky.
-La verdad es que yo... y Eugene...
-¡Eugene! Vaya, va en serio... -habló Becky de nuevo.
-Él y yo... bueno, papá nos encontró medio desnudos, besándonos en la piscina -confesó Blair e inmediatamente se cubrió hasta la cabeza con la sábana.
-¡Oh por Dios!
-¡No lo creo!
Se volvieron realmente ruidosas, entre risas y pequeños grititos de emoción, atacaron a Blair con almohadas y preguntas, pero tuvo que detenerlas por su bien-. Shh, Lorena monitorea afuera, la mujer es como un ninja. Créanme, no la quieren aquí a esta hora. Vamos, vuelvan a sus lugares.
-Bien -bufó Hannah.
-¿Y cómo fue? -preguntó Becky mientras se volvían a acomodar.
-Mmh... maravilloso, sexy... mojado -Blair soltó otra risita traviesa.
-Quisiera
tener un novio -dijo Hannah. Blair no podía verla, pero sabía que había hecho un puchero.
-Yo igual -se quejó Becky.
-Estoy segura de que podemos conseguir a alguien, el instituto está lleno de chicos. Será fácil -Blair se puso a pensar-. ¿Les gustan los de la banda? Hay muchos de esos solteros.
-Ya salí con uno de la banda -dijo Hannah-, no gracias.
-Yo salí con el tonto prepotente presidente del consejo estudiantil -comentó Becky con un tono de disgusto-, idiota.
-De acuerdo, así que nada de músicos fracasados o cerebritos políticos. Lo entiendo -asintió Blair-. Será difícil.
-¿Puedes conseguirme a alguien como tu hermanito? -le preguntó Hannah arrimándose hacia ella un poco más.
-Oh claro. Es su clase hay muchos como él -bromeó Blair y recibió un manotazo de Hannah, al que respondió con una risa-. Voy a conseguirles a alguien, claro si es que quedan tipos que no me odien.
El celular de Blair comenzó a sonar. Ella se levantó para revisar la pantalla y el nombre de Eugene brillaba en las letras blancas de su Iphone. Ella se emocionó y sintió como una explosión de ella. ¡La estaba llamando! Rápidamente corrió hacia su balcón y cerró la puerta detrás de ella para responder la llamada. Cuando escuchó la suave voz de Eugene, su corazón comenzó a latir más rápido.
-Hola -murmuró él-, ¿Te desperté, cariño? -preguntó tan atento y cálido que a Blair se le derritió el corazón.
Ella se recostó contra el barandal y suspiró.
Hacía frío esa noche, pero la voz de Eugene la mantenía caliente.
-Hola, no, no. Hannah y Becky aparecieron de improvisto, hicimos una pijamada y aun estoy despierta. Aun así estoy castigada.
-Lo lamento, si te hace sentir mejor, también lo estoy. Castigado, me refiero.
Por alguna razón Blair sonrió tontamente. Miró hacia la casa de Eugene y lo vio. Ella podía verlo desde el balcón de su habitación. La luz de la suya estaba encendida y él caminaba de aquí para allá con una mano en su nuca, sosteniendo el teléfono en su oreja y sin camisa. Blair suspiró, algo dentro de ella se volvió loco.
-¿Por qué estás tan nervioso cuando me hablas?
Ella lo vio detenerse y mover la cabeza. Estaba lo suficientemente cerca como para verlo sonreír.
-¿Cómo lo sabes? -su voz sonaba divertida.
-Te estoy viendo. Mira por tu ventana.
Blair lo miró darse la vuelta y abrir la ventana. Su sonrisa se ensanchó cuando la miró con el celular en la oreja y mirándolo a él ¿cuán romántico era eso? Él logró escuchar su risa por la línea y se unió a ella. Su cabello despeinado, sin camisa y con jeans era el mejor look para Eugene. Blair deseó por un momento que no hubieran sido interrumpidos por su padre en la piscina. Ella quería conocer cada parte de Eugene y quererlas tanto como a su sonrisa.
-Te ves preciosa desde aquí -comentó Eugene.
Blair se echó a reír y caminó hacia el otro lado de su balcón.
-Tú te ves sexy -dijo ella. Tal vez él haya pensado
que lo dijo como una broma, pero ella iba realmente en serio-, quisiera que estuvieras aquí -murmuró y lanzó un suspiro al aire.
-¿Qué haría yo en una pijamada de chicas? -preguntó Eugene.
-No con ellas, si te invitara a una pijamada solo seríamos tú y yo. Sigo siendo demasiado egoísta como para compartirte y las cosas que haríamos serían muchas -confesó Blair.
A Eugene casi se le cae el celular, pero logró calmarse. Si ella seguía haciendo eso, él tal vez podría acostumbrarse... ¿a quién engañaba? A él le gustara que ella hablara de esa manera e insinuara cosas. Era un chico, la idea de su novia y él en circunstancias prometedoras se le hacía excitante. No iba a prohibirse eso ¿por qué lo haría? Si era prácticamente lo mejor que le haya pasado nunca.
-Me gustaría... -se le secó la garganta antes de que pudiera terminar.
-¿Sí? -preguntó Blair pasando sus manos por la baranda.
-Me gustaría... ya sabes, poner esa idea en práctica algún día.
Blair se sonrojó completamente. A ella le encantaba la inocencia de Eugene, pero cuando él decía algo como eso no podía evitar que le encantara el chico atrevido.
-Puede que nos castiguen de nuevo -advirtió ella.
-No estoy realmente preocupado por eso -confesó Eugene.
-Mmh... ni yo.
Ambos sonrieron y Blair lo miró. Él sonreía hacia ella y la estaba mirando tan intensamente
que Blair podía percibirlo aun estando al otro lado de la calle. Eugene se dio cuenta de que esa chica había superado a cualquier otra con la que hubiese compartido antes. Jamás había tenido momentos como ese, ni siquiera con Lucy. Él se dio por vencido con ella antes de que llegara Blair, pero la rubia había arreglado su corazón y mientras más la conocía más se metía bajo su piel. Él se sentía con Blair como una nueva persona, si era feliz antes ahora tenía que inventar una palabra nueva para ir más allá de eso.
-Debería colgar ahora -susurró él.
-No quiero que lo hagas -respondió Blair aferrándose a la baranda.
-Yo tampoco quiero hacerlo -volvió a susurrar Eugene.
Quería saltar de la ventana, cruzar la calle corriendo, trepar en su balcón y besarla, besarla como la había besado en la piscina. Era más que atracción física. Él quería estar con ella porque veía en Blair algo que no quería ver en nadie más.
-¿Quieres hacer algo mañana después de la escuela? -preguntó Eugene.
-¿Cómo qué? -interrogó Blair caminando de vuelta hacia el otro lado.
-No lo sé ¿Quieres conocer mi sótano? Mi abuela no estará, Molly tiene práctica de violín, papá va a salir por lo que escuché... así que... tengo un par de películas y helado ¿qué dices?
A Blair se le fue el aire en el último minuto pero logró articular. ¿De nuevo solos? ¡Por Dios, sí!
-Sí -nadie había dado una respuesta tan rápido-, me encantaría.
-Bien, solo seremos tú yo y Jasper.
Blair frunció el ceño ¿Quién?
-¿Quién es Jasper?
-Oh, no lo has visto. Es mi hurón. Jamás lo saco de casa, como a papá.
-¡Un hurón! Oh, qué bien. Si fuera un perro tendría que rechazarte, soy alérgica a los perros.
-Uh ¿Y todo bien con los hurones?
-Creo que sí, nunca he visto uno en la vida real.
-Pues lo verás mañana -Eugene suspiró-, tengo que irme. Adiós, cariño. Te extrañaré.
¿Qué era ese sonido? Tal vez era su corazón llorando de alegría.
-Yo también te extrañaré... adiós, Eugene.
Y él colgó la llamada. ¿Podría durar para toda la vida? No, no podía. Pero era el aquí y el ahora y mañana es un nuevo día. Las chicas adentro estaban dormidas, Blair suspiró una vez más y miró el cielo. Eugene había sido enviado de allá arriba y ella lo sabía. Murmuró un "gracias" y volvió adentro.
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28 Situación del "Oh por Dios".
N/A: Este es un pequeño cap de agradecimiento. :D
Ustedes son las mejores ¿Ya vieron que los votos de la novela llegaron a rojito fuerte? ¡COLOR ROJITO FUERTE! Más de 5.000 votos. No saben cuan feliz estoy. De verdad. Las quiero mucho, muchísimas gracias por esto y por todo.
Disfruten el cap. :D
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A la mañana siguiente Blair despertó con la cabeza de Hannah en el regazo y la larga pierna derecha de Becky sobre las suyas. Era un desastre, y probablemente el sueño mojado de cualquier adolescente con una erección en la mañana. Blair logró salir del aprieto y despertó a las chicas. Estaba tarde, solo faltaban quince minutos para la siete. Miró por su balcón, Ryan, el chofer de Roscoe ya tenía el auto estacionado afuera, pero no veía la camioneta de Eugene, lo que significaba que todavía permanecía en el garaje.
Ella saltó al baño directamente, se dio una corta ducha, secó su cabello y se lo ató en una cola alta. Becky gritó desde afuera. Se oía como que Hannah y ella se estaban estirando-. ¡Oye Blair! Creo que tendrás que prestarnos algo de ropa.
Blair sacó la cabeza por la puerta.
-¿No trajeron ropa?
-No, eso es lo que pijamada improvisada significa. No pensarlo -dijo Hannah.
-Lo pensamos en último minuto, cuando tocamos la puerta, fue una discusión de cinco segundos y parecía divertido. Además, ¿viste nuestros bolsos? Apenas caben los celulares ahí -agregó Becky.
Blair ladeó la boca con
una sonrisa, vaya que ella si tenía ropa para ellas. ¡Y vaya que quería ponérselas! ¿Es posible que pudieran hacer esto seguido? Porque a Blair le estaba encantando la idea que vestirlas. Es decir a ella le gustaba su estilo, y por eso quería ver que harían con su colección de ropa infinita. Así que caminó en su albornoz hacia su armario. Miró a sus amigas por sobre su hombro y sonrió, luego abrió las puertas de su inmaculado closet.
Fue como la puerta del paraíso para Hannah y Becky. Estaban deslumbradas. Se mostraron sorprendidas ante la hilera de ropa, la ropa más hermosa nunca vista y atrás, los estantes llenos de zapatos. Becky y Hannah estaban rogando que fueran de la misma talla.
-Ay. Santa. Madre. De. Dios -Becky se abanicó con una mano-. Hannah, cariño, por favor agárrame que me voy a desmayar.
-¿Tú nada más? yo estoy a punto de llorar.
Blair se paró en la puerta y sonrió.
-Solo escojan lo que quieran, ¿sí? -ella estiró la mano, cogiendo un conjunto; una falda larga blanca y un crop top vino-tinto con flores estampadas. Algo que iría perfecto con Jimmy Choo's combinados-. Hannah, escoge lo de la sección de la derecha, sí, a partir de ahí, es que ahí está mi ropa de cuando tenía quince, es más probable que esas te queden, Becky, tú puedes ir por aquí -Blair apuntó al otro lado-. Es mi ropa más actual. Espero que los zapatos les sirvan, porque deben combinar ¡Ahora apresúrense! Mi novio me espera.
Blair jamás se sintió tan feliz al
decir eso. Dejó a las chicas cambiarse y ella también lo hizo. Blair lucía elegante, como siempre, decidió soltar su cabello y peinarlo, colocando una diadema blanca entre su cabello, casi nunca lo usaba suelto, pero le gustaba como se veía. Y definitivamente amó lo que las chicas hicieron con su ropa.
Hannah salió luciendo un mono amarillo, estampado con flores blancas, su cabello recogido en una improvisada trenza que rodeaba su cabeza y por suerte, había traído sus lentes oscuros al estilo John Lennon. Con sandalias planas, ella lucía como para una portada de Teen Vogue.
Becky por otro lado, lucía más ruda, pero siempre lucía así. Traía una falda negra y ajustada, unos botines negros altos, una camiseta con el logo del Hard Rock con mangas largas y una chaqueta texana sin mangas, su cabello lucía genial estando desordenado. Blair apuntó hacia el maravilloso maquillaje sobre su tocador y las chicas volvieron a alucinar. La habitación de Blair era la tierra prometida.
Cuando al fin estuvieron listas, no las dejó si quiera probar el desayuno, solo comieron una rápida tostada y un sorbo de jugo de naranja. Le dieron un beso cada una en la mejilla a Roscoe y salieron como alma que lleva el diablo por la puerta. Efectivamente, como Blair esperaba tan desesperadamente, Eugene se encontraba recostado de su camioneta, esperándola, con su sonrisa de Eugene plantada en los labios, solo para ella, con Molly ya en el asiento trasero. Ella sonrió y dio un pequeño salto.
Se echó a correr hasta que llegó a sus brazos, enredando los suyas en el cuello de él, ella
lo besó, tan rápidamente que a Eugene lo tomó por sorpresa y no le permitió decir lo que quería decir. De igual manera, él le contestó el beso, incluso más ansioso que ella. Cuando Blair se separó con una risita tímida Eugene la miró a los ojos y dijo-: No le he dicho a Molly que tú y yo...
-¡OH POR DIOS! -Eugene escuchó a Molly chillar detrás de él. En un minuto estaba detrás de ella-. ¡Oh por Dios! -repitió y luego acusó a Eugene con un dedo-. ¡Sabía que te gustaba, sabía que la querías! -luego se cubrió la boca con las manos-. Es... ¡no lo creo! ¿Por qué nadie me dijo esto? ¡Estoy en shock!
-Así que quedamos nosotras -Comentó Hannah-. Hola, Eugene, novio de Blair.
-¿Qué tal? ¿Nos llevas?-Saludó Hannah, no tan discretamente le dio un golpe a Blair con su codo.
-Hola chicas, es bueno verlas. Por supuesto que sí -habló Eugene, completamente sonrojado-. Hola -le dijo a Blair. Ella sonrió y se acercó de nuevo.
-Hola -murmuró hipnotizada.
-¡Hola! -chilló Molly.
Blair rió.
-Hola -contestó.
Molly volvió al asiento trasero, Hannah y Becky entraron ahí también, pero Blair se quedó ahí parada, sonriéndole a Eugene, como él lo hacía. Cuando iba a besarlo de nuevo, Hannah habló-. Vamos a llegar tarde, tendrán tiempo para eso luego.
-Si, claro, vamos.
Eugene ayudó a Blair a subir a la camioneta, como siempre y luego corrió alrededor para subir él. El camino fue muy silencioso. Algo incómodo. Las miradas desde el asiento
trasero recaían en Blair y Eugene y eso era un poco vergonzoso, pero no por eso dejaron de darse pequeñas vistazos furtivos. La tensión estaba en el aire, pero ellos no dejaban de pensar en el asunto de la piscina y lo genial que había sido. Sobre todo cuanto querían volver a repetirlo.
-Gracias por traernos, Eugene -Becky le estrechó la mano.
-De nada, chicas -él le dio un vistazo a Blair y le guiñó el ojo.
-Tengo clase de español, me voy. Adiós chicos -dijo Hannah y se alejó.
-Yo tengo Ciencias -dijo Becky y se fue corriendo detrás de Hannah.
Molly hace tiempo había corrido dentro, tenía un proyecto que presentar. Solo eran Eugene y ella, el timbre acababa de sonar y todos corrían hacia adentro. Blair se balanceó sobre sus pies e hizo un mohín luego, Eugene guardaba sus manos en sus bolsillos, caminó alrededor de Blair, sin mirarla a ella.
-Bueno... yo tengo química y... -antes de que pudiera decir otra cosa, Eugene estaba cargándola hacia un lado de la puerta.
-Eugene -murmuró Blair entre risa, sus pies no tocaban el suelo. Eugene en serio estaba cargándola.
La llevó hacia la pared donde la gente iba a besarse, Blair pensó que era adorable. Cuando él la soltó, ella caminó lejos, pero lento, arrastrando sus dedos por los ladrillos rojos de la pared, Eugene la seguía, mirándola atentamente. Cuando llegó al final, donde no había más pared que recorrer, Eugene atrapó su mano y tiró de ella, hasta que la tuvo a su alcance. La besó, manteniéndola
contra la pared. Se estaba perdiendo una clase, si los veían, probablemente se meterían en problemas de nuevo, no estaba bien ¿pero qué importa? ¿no es lo que los adolescentes hacen? Se divierten.
Eugene jamás se había sentido tan perdido, loco, atontado y maravilloso, todo al mismo tiempo.
-Tenemos que ir a clase, -murmuró Blair.
¿En serio ella estaba diciendo eso?
-Lo sé -Eugene volvió a besarla-, no quiero hacerlo -hizo una mueca y Blair soltó una carcajada-. Estás preciosa hoy, Blair.
-¿Lo estoy? -ella bajó su cabeza y miró su atuendo-. Gracias -murmuró.
Él enredó uno de sus cabellos en su dedo y luego lo soltó-. Me gusta tu cabello suelto.
-A mí también me gusta dejarlo así -ella colocó sus manos en los hombros de Eugene.
Él mantenía un brazo sobre su cabeza, apoyado en la pared y el otro, detrás de su espalda, manteniéndola cerca de su cuerpo. Dios, Blair se estaba volviendo loca por esa sonrisa. Más cuando tenía un trasfondo travieso y prometedor.
-Lamento... haberte acorralado así, es solo que... desde anoche quiero besarte. No solo un poco, mucho, tal vez demasiado -confesó Eugene.
Blair sonrió y chocó su nariz contra la de Eugene, él le devolvió el gesto.
-Tendrás mucho tiempo para besarme esta tarde en tu sótano -le dijo Blair.
Oh, pensar en eso lo hacía delirar. Solos de nuevo, joder, lo quería tanto.
-Sí... -murmuró Eugene- ¿Vamos a clase ahora? -él soltó su cintura, quitó su brazo y tomó su mano.
Blair y él caminaron de nuevo hacia la entrada, algunas personas estaban reunidas ahí y los miraron salir de los matorrales. Eugene se sonrojó y apretó la mano de Blair, ella les dio una sonrisa, como las que Eugene da a extraños y lo condujo dentro del edificio. Todos empezaron a susurrar sobre ellos. Blair no estaba muy feliz acerca de eso, pero se encogió de hombros, como Eugene lo hizo. Los rumores no podían ser solo rumores si eran ciertos. No faltaban algunos que estaban tan sorprendidos que sus barullos se escuchaban por todo el pasillo.
-Somos la situación del "Oh por Dios" -dijo él.
-Que digan lo que quieran -Blair le dijo a Eugene.
-Más vale que agreguen que te ves preciosa hoy.
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29. Celos.
A Blair le estaba yendo mejor en las clases, tanto en química, como física, matemáticas, algebra, literatura, español, Eugene la estaba ayudando en cada cosa que podía, incluso no estando en todas sus clases, él le pasaba mensajes de texto con pequeñas prácticas de una manera en que ella entendiera. En el almuerzo le explicó de nuevo la clase química que no había entendido, cuando él lo hacía, todo se veía muy fácil. Y por suerte para un montón de personas, incluyéndolos a ellos dos, la profesora de sociales estaba de parto ese día, dejando en libertad a toda la clase, para vagar sin rumbo en los pasillos por dos horas hasta la última clase.
-Deberías anotarte para las pruebas de basquetbol -le sugirió Blair a Eugene, parándose al lado del tablero de inscripciones.
-¿Crees que soy lo suficientemente bueno? -le preguntó él, mirando fijamente el papel con cuatro nombres ya anotados.
-Lo eres. Eres muy bueno, yo creo que deberías hacerlo -ella tomó el lápiz que colgaba del pizarrón, sostenido por una cuerda delgada y se lo entregó a Eugene-. Vamos, anótate.
Eugene la miró por un segundo y luego su vista volvió al papel. Él quería hacerlo, lo había pensado un millón de veces, pero necesitaba un empujón. Blair le tomó la mano y la llevó sobre una línea desocupada en el papel. Eugene vaciló, pero ella lo miró a los ojos, emocionada y entonces él se dijo que le gustaría ver esa cara entre la multitud mientras jugaba su deporte favorito. Movió la mano sobre el
papel, anotó su nombre y luego le sonrió a Blair, mostrándole sus hoyuelos. Oh, las arrugas en las esquinas de sus ojos, los hoyuelos, sus labios ¿Es posible que las sonrisas de Eugene pudieran ser vendidas? Porque si fuera posible, él sería millonario.
Blair lo besó, profundamente en el pasillo vacío, quedando atrapada entre su cuerpo y la pared. Últimamente ellos no podían estar separados, cada pequeño toque llegaba a algo más y los dos se sumergían en ellos, juntos. Estaban atraídos el uno por el otro como nunca lo estuvieron por nadie; amor adolescente le dicen algunos, es tan apasionado como inocente, puede acabarse pero nunca olvidarse.
Tuvieron que separarse, porque un poco más hubiese sido peligroso. Él volvió a poner su brazo apoyado en la pared, sobre la cabeza de Blair, inclinando hacia adelante. La miró y se relamió los labios, su mano izquierda paseaba por la cadera de Blair y ambos trataban de volver a respirar normalmente.
-Voy a ir a todos tus juegos -ella colgó sus brazos alrededor de su cuello-, me voy a poner mi uniforme de porrista y haré porras para ti ¿qué me dices?
Eugene se echó a reír. Demonios, sí.
-Me encanta la idea, pero todavía no he hecho las pruebas -le recordó.
-Serás aceptado, como que me llamo Blair Raven Rain -aseguró ella.
-Lindo, te queda muy bien -Eugene rió y la volvió a besar.
-Mmmh -Blair puso sus manos en su pecho para separarse-, voy un momento al baño, ya regreso ¿sí? -ella puso un pequeño beso en sus labios y corrió, hacia la puerta del baño, que estaba
justo en frente de ellos.
Caminó frente al espejo, su cabello estaba alborotado, su falda estaba un poco fuera de lugar, tal vez porque a él le gustaba mover su mano por su cadera cuando la besaba. Sus labios iba a delatarla su alguien la veía, lo había besado tanto que ahora estaban sensibles y de un rosado más fuerte que el natural. Se arregló el cabello y la falda y se puso más lápiz labial, sabía que Eugene lo quitaría pronto, pero algo le decía que a él le gustaba el sabor a frese de su labial.
Cuando salió Eugene estaba recostado de la pared, tranquilamente esperándola. Ella extendió su mano y él la tomó. Estaba dirigiéndose al comedor, solo para sentarse en las mesas y besarse un poco más, pero en el camino, una mano fría y grande se apoderó de la muñeca libre de Blair. Kale estaba allí parado, a un lado de la puerta, parecía como si los hubiese estado esperando. Ella frunció el ceño y alejó su mano bruscamente. Eugene le frunció el ceño, confundido.
-¿Me la permites un momento? -Kale puso un brazo sobre los hombros de Blair, empujándola hacia adelante, alejándola de Eugene.
-Yo... sí, seguro -murmuró Eugene y se metió las manos en los bolsillos.
Él no era chico de pelea, pero Kale obviamente lo era. No quería meterse en un problema, aunque le molestara como el infierno que Blair estuviera hablando con él.
-¿Qué quieres? -preguntó Blair, no molestándose en ocultar su desagrado hacia Kale.
Él cruzó sus brazos sobre su ancho pecho y la miró desde arriba, esbozando una sonrisa detestable.
-Dime algo, Blair, ¿Todas
las buenas notas que ahora obtienes merecen la pena de salir con ese idiota? -Kale pasó de una sonrisita de suficiencia a una expresión oscura y amenazadora mientras hablaba.
-No sé de qué estás hablando -negó Blair.
-¿Me vas a decir que no tienes un interés particular para salir con Eugene Pointer? -él levantó una ceja.
-Sí que tengo un interés, él es un chico genial, es perfecto ¿Por qué tendría que tener otro interés?
-Porque tú eres Blair Rain, utilizas a las personas, no puedes pasar de ser una completa perra a ser una chica buena en unos días. Bebé, tú no tienes corazón.
-Eso no es cierto... he cambiado, ya no soy esa chica.
-Oh claro que no, no eres la chica que le hizo la vida imposible a una pobre nerd por un chico que no quería de todas maneras, que ridiculizó a todo el club de debates, que se acostó con Sean Garrick cuando salía con su hermano, que hizo que despidieran al pobre profesor de educación vial, acusándolo de ser un pedófilo ¿quieres que siga? Porque tengo para un buen rato.
-Es suficiente.
-Eugene solo es un chico que piensa en tu cuerpo como lo hacen los demás, no tiene nada diferente, Blair.
Las lágrimas quería saltar de sus ojos, ella quería rodar por el piso, para apagar las llamas dentro de ella. Estaba tan triste y quería golpear a Kale. Él puso dos dedos debajo de su barbilla y la levantó. No era lo mismo cuando lo hacía él, solo Eugene
podía hacerla sentir especial haciendo eso. La nariz empezó a picarle, Kale no había cambiado su loción.
-Siempre te he deseado, Blair. Olvida a ese idiota, tú y yo somos iguales, yo puedo entenderte.
No, él no podía entenderla. Él quería hacer daño junto a ella y Blair estaba cansada de hacer daño, porque solo hace falta que te hagan daño para no volver a querer hacerle daño a nadie nunca. Ella se sentía tan incomprendida en ese momento, Kale no podía ofrecerle lo que ella necesitaba. Miró a Eugene, pasándose una mano por el cabello, tratando desviar su mirada de la escena. Aunque Blair hubiese hecho cosas tan malas en el pasado, aunque no hubiese tenido piedad, ella quería a Eugene, ella lo necesitaba para sentirse mejor persona, él la hacía mejor persona.
-Suéltame -Blair se sacudió las mano de Kale hacia un lado- Y nunca más vuelvas a tocarme o te juro que conseguiré una orden de restricción -le prometió.
Blair agitó su cabello y con su caminar de diva natural se dirigió hasta su novio. Eugene se giró hacia ella y actuó como si no tuviera más nada que hacer-. ¿Todo bien?
-No realmente -ella se encogió de hombros.
Eugene desvió su mirada hacia el piso, Blair no lo había visto actuar tan evasivamente nunca.
-¿Qué pasa? -interrogó ella.
-Nada. ¿Qué quería? -Él se metió las manos en los bolsillos.
-Solo decir tonterías -Blair se acercó más-. Eugene... ¿estás...? -le causaba un poco de gracias y mucha ternura decirlo.
-¿Estoy qué? -habló bruscamente, sin ser grosero, Blair se exaltó.
-¿Celoso? -terminó ella, rápidamente.
Eugene alejó la mirada y negó, no dijo nada, simplemente sacudió la cabeza.
-Eugene -Blair la llamó- ¿Estás celoso? La verdad, Eugene.
Él resopló y bajó la cabeza.
-No me gusta que hable contigo -Blair buscó sus ojos, los cuales miraban fijamente el piso. Ella soltó una pequeña risa, Eugene era como un pequeño enfurruñado cuando estaba celoso-. No te burles, es en serio.
-Sé que lo es -ella levantó su cabeza con sus manos a cada lado de su barbilla-, a mí tampoco me gusta hablar con él, es un idiota.
-Es raro, yo... -Eugene suspiró- quería... ya sabes, golpearlo por llevarte lejos de mí. Es decir ¿Quién cree que es? Eres mi novia ¿Verdad?
-Así es -Blair asintió con una sonrisa-. Bueno, ahora sabes cómo me siento cuando Lucy está cerca de ti.
-Supongo, nunca había querido tanto golpear a alguien -Eugene sacudió sus hombros otra vez-. Es nuevo para mí ¿debo acostumbrarme?
-Deberías golpearlos mentalmente, con una sonrisa. Así les dolería no tener una como la tuya.
Eugene se rió en voz baja.
-¿Me das un beso? -murmuró.
-No tienes que pedirlos, Eugene. Solo tómalos y ya, eso es lo que una novia hace por ti.
-Entendido.
N/A: Este es un pequeño capítulo para que disfruten esta noche (muy tarde).
Mañana habrá maratón :D ¡YAY! De tres capítulos, creo, ya veremos si salen más.
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30. Friends y Jasper.
Cuando Blair entró en casa de Eugene suspiró sintiéndose aliviada. Hacía un poco de frío afuera y ella no llevaba chaqueta. Adentro estaba cálido, por la calefacción. Miró alrededor; la casa de Eugene era totalmente acogedora. Con una decoración de azul y blanco, los muebles parecía muy cómodos, con fotografías familiares por todas partes, jarrones con flores en cada mesa, muy iluminada, con lámparas de pantalla y una chimenea. Blair, extrañamente se sintió como en casa.
-Bienvenida a la casa de mi abuela -anunció Eugene abriendo los brazos-, ¿Quieres algo de beber? Es el protocolo para los invitados -le sonrió.
Blair rió y negó.
-Estoy bien.
-De acuerdo, ven conmigo.
Él tomó su mano y la llevó justo detrás de las escaleras, donde había una puerta blanca, Eugene la abrió y la llevó escaleras abajo. El sótano realmente no parecía un sótano, era más como un pequeño departamento debajo de la casa; había gran sillón en forma de "L", que se veía realmente cómodo, un gran televisor con altavoces a los lados, una consola de videojuegos en el piso con dos controles a distancia, tenía una pequeña nevera en lo que parecía un pequeño bar. Era totalmente genial.
-Vaya... -murmuró Blair.
-Paso mucho tiempo aquí, hay una habitación aquí abajo que no es de nadie, hay un baño y está el televisor. Papá es arquitecto y tiene un amigo que es un decorador de interiores genial, así que le dio un uso al viejo sótano.
-Es increíble. Me encantaría pasar mucho tiempo aquí también -Blair caminó alrededor, mirándolo todo, dejó su
bolso en el sofá y se acercó a ver las foto familiares en la pared, detrás del televisor.
-Eres bienvenido a hacerlo cuando quieras -susurró Eugene, pero Blair estaba ocupada mirando las fotos y no a oírlo.
Habían tres fotos en la pared. En la del medio estaban todos en el sofá de la sala; la señora Pointer, Frederick, Molly y Eugene. En la de la izquierda solo estaban Molly y Eugene en la de la derecha había una mujer, de cabello castaño muy largo, de ojos azules, sentada en una mesa al aire libre, con un bebé en los brazos y un niño de unos cuatro años junto a ella. Estaba usando un vestido blanco precioso y un sombrero de verano, tenía una bonita sonrisa y hoyuelos, como los de Eugene. Blair sonrió al ver la foto, probablemente era quien ella pensaba.
-¿Es tu mamá? -le preguntó sin apartar su mirada de la fotografía. Eugene vino detrás de ella, con las manos en los bolsillos.
-Sí -murmuró él-, fue cuando Molly nació.
-Era muy hermosa y Dios, es idéntica a Molly.
-Sí ¿verdad? era preciosa.
-Y parece que tenía un estilo genial -acotó ella.
-Sí, a ella le encantaba la moda, los vestidos, siempre se veía como de portada de revista. Era... fantástica -Eugene sonaba tan nostálgico, Blair no pensó que sufría, pero sin duda la extrañaba.
-¿Qué... qué pasó? -preguntó Blair, su voz se volvió diminuta cuando hizo la pregunta.
-Un conductor ebrio, ya sabes -Eugene se encogió de hombros-, venía en dirección contraria
y simplemente se llevó su auto por delante, yo estaba en el asiento trasero.
A Blair el corazón le dio un vuelco de angustia. Su pobre Eugene, quería abrazarlo en ese momento.
-Es... horrible, lo siento mucho.
Ella pasó sus brazos debajo de los de él y lo abrazó, estrechándolo contra ella, restregando su mejilla en su pecho y oliendo su perfume natural de mentas con chocolate y jabón. Eugene la abrazó también, llevando sus brazos alrededor de sus hombros. Él la hacía sentir mejor, como nunca se había sentido respecto al asunto de la muerte de su madre.
-Está bien, pasó hace nueve años -murmuró-. Ven.
Eugene la llevó al sofá y se sentó junto a ella. Encendió el televisor y entró a Netflix. Él miró a Blair y le dio una media sonrisa a Blair. Ella se quitó los tacones y los dejó a un lado del sofá, subió sus piernas y se sentó sobre ellas. Eugene también se quitó los zapatos y se acercó más a Blair, pasando su brazo sobre sus hombros. Ella se acurrucó allí, sonrió para él traviesamente.
-¿Qué veremos? -preguntó Blair.
-¿Qué quieres ver? -Eugene respondió mirándola.
-Mmh, no lo sé, lo que quieras.
-Bueno, olvida las películas ¿Quieres ver un maratón de Friends? -preguntó él, ella levantó la mirada emocionada.
-¡Sí, por favor!
Eugene procedió a poner el programa y Blair se acurrucó más hacia él. Ella la única que estaba realmente concentrada, porque Eugene se estaba volviendo loco. El olor
coco de Blair se le metía en la nariz, pero no lo suficiente, eso lo hacía querer pegar su nariz de ella, sentir el olor. Su cabeza sobre su hombro, tan cerca que si volteaba la cara podría besarla, la izquierda mano de Blair estaba sobre el muslo de Eugene, y su otra mano acariciaba las puntas de los dedos de la mano de Eugene que tenía a un costado.
Blair se echaba a reír y él la seguía, pero realmente no estaba prestando atención a la pantalla. Cuando Blair pasó sus piernas a su regazo se sintió más tenso aun. Él quería ponerla de nuevo en su regazo, no podía pensar en otra cosa y se sentía culpable, pero también se sentía muy caliente. Así que él pasó su brazo detrás de su espalda y la subió a su regazo. A ella de repente la golpeó una idea.
-¿Dónde está Jasper? -preguntó mirando alrededor.
A Eugene le tomó un minuto reaccionar.
-Oh... él está en mi habitación -él se relamió los labios- ¿Quieres ir a verlo?
-¡Sí! Quiero conocer tu habitación -ella se levantó dando un salto y le tendió la mano, Eugene la tomó y se levantó.
La condujo escaleras arriba, yendo muy despacio. Vaya, Blair en su habitación. Se estaba esforzando por recordar si algo estaba fuera de lugar, pensó que su abuela había ordenado después de que se fuera. Eso esperaba. Cuando llegó a su puerta, la abrió y asomó la cabeza, todo parecía ir en orden. Así que la abrió completamente. Jasper se encontraba echando sobre la cama de Eugene. Blair miró alrededor; la habitación era más que pequeña que la de ella,
pero ella pensó que mientras más juntos mejor, su cama estaba en una esquina, muy bien arreglada, con sábanas azules, una estantería al lado de la puerta del armario, un escritorio en la otra esquina y una laptop sobre este. Él tenía varios posters y afiches; de los Rolling Stones, de Kiss, de AC/DC y otras bandas, que Blair había escuchado, pero realmente no había dado importancia.
-Hola amiguito -Eugene se sentó en la cama, Jasper vino hacia él arrastrándose rápidamente por la cama-, quiero que conozcas a alguien.
Él lo levantó y se lo enseñó a Blair; tenía orejas pequeñas, una nariz diminuta, el pelaje de su largo cuello era blanco y el lomo, pero el de sus patas y su cola era marrón, igual que alrededor de sus ojos y su nariz, casi parecía una máscara. Era adorable.
-Hola Jasper, soy Blair -Blair extendió su mano por su cabeza, las puntas de sus dedos acariciaron a Jasper quien se movía inquieto en las manos de Eugene. Jasper logró alcanzar uno de los dedos de Blair en su boca y le dio un apretoncito juguetón- Uh, hace cosquillas -Blair se rió.
-Está jugando, le agradas. Para él es como una prueba, para ver si eres amable -ella le acarició debajo de la barbilla-, lo voy a poner en su jaula, ahora que estás aquí y no traes zapatos puede que quiera morderte los dedos de los pies.
-¿Desde cuándo tienes a Jasper? -preguntó Blair mientras lo veía caminar hacia la jaula en un rincón.
-Dos años más o menos, fue un regalo de cumpleaños de mi primo Louis -se encogió de hombros-. Yo quería un perro, pero Jasper fue lo mejor que pudo conseguir. Menos mal ¿no crees?
-Definitivamente, no es que no me gusten los perros, es que... no me gusta que me haga estornudar. Me recuerdan a Kale -ella hizo una mueca de disgusto. Eugene frunció el ceño.
-¿Los perros te recuerdan a Kale Parker?
-Sí, es que él usa esta insoportable loción, que causa la misma reacción en mí que cuando me acerco a los perros.
Eugene se rió en voz alta junto con Blair.
-Eso dice mucho -bromeó él.
Blair volvió a mirar alrededor, se le hacía tan emocionante estar en la habitación de Eugene. Luego miró a Eugene y le sonrió.
-¿Cuántas chicas han estado en tu habitación?
-Mmh... -Eugene alzó su mirada, pensativo- contigo, ya son tres.
-¿Ah sí? -Blair no pudo utilizar un tono más despectivo cuando lo dijo.
-Sí, Molly, mi abuela y tú -se encogió de hombros. Ella lo golpeó en el pecho ligeramente.
Entonces se acercó más y chocó su nariz contra la de él. Sonrió con un atisbo de picardía y entrelazó su mano derecha con la de Eugene.
-¿Alguna vez te has besado con una chica en tu habitación? -interrogó, demasiado cerca para la seguridad del autocontrol de Eugene.
-No -murmuró él.
-Al fin puedo ser la primera en algo -dijo Blair y lo besó.
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31. Problemas abajo.
Eugene trataba de mantener su mente controlada, igual que sus manos, pero era casi imposible. Blair estaba en su cama con él y su boca no se separa de la suya. La mano de Eugene permanecía en su cadera derecha, aferrada allí, queriendo moverse, queriendo ir más a arriba, deseando explorar un terreno peligroso, al que Eugene nunca había tenido el placer de ir. Blair estaba deseando que él lo hiciera, ella quería ver a Eugene descontrolarse, pero no lo estaba consiguiendo. Y realmente, era más una buena noticia que nada que él no estuviese tratando de meterse en sus bragas... pero joder, ella quería que lo hiciera, aunque sea un poco.
Y como realmente no estaba funcionando tener sus manos acariciando su pecho, ella simplemente paró. Se separó de Eugene, como verdaderamente mucho esfuerzo y suspiró. No estaba enojada, nada más... decepcionada.
-¿Quieres hacer algo más? -preguntó tratando de recuperar su aliente.
-No -soltó Eugene, con la cabeza llena de nubes.
Ella abrió los ojos mucho y se sostuvo sobre sus codos ¿si le estaba gustando por qué no hacía algo más?... ella olvidó considerar que tal vez Eugene simplemente se estuviera reprimiendo para no ser irrespetuoso, pero a veces, las hormonas en el cuerpo adolescente hacen que las chicas quieran un poco de acción, hacen que la necesiten, Blair no quería que él reprimiera sus instintos tampoco.
Pero Eugene negó con la cabeza, aclarándose un poco.
-Yo... lo siento ¿Tú quieres hacer algo más?
Blair volvió a recostarse en la cama y miró a Eugene, él estaba sonrojado
y parecía aturdido, pero una sonrisa autentica se dibujaba en su cara.
-¿Tienes miedo de tocarme, Eugene? -le preguntó, subiendo sus manos hasta su rostro. Eugene dejó de sonreír y bajó un poco la cabeza.
-No.... Es solo que... ya sabes, yo nunca he... -la voz de Eugene se cortó, la vergüenza no lo dejaba hablar.
-¿Nunca has...? -Blair sonrió por un momento, si era lo que ella pensaba, Eugene la impresionaría mucho. Él no encontraba las palabras para revelárselo, era difícil-. ¿Eres... vir...?
-Sí, no lo digas. Sí lo soy -ella no pudo evitar soltar una pequeña risa-. Te lo dije, todo esto es nuevo para mí.
-Oh, vale... -Blair asintió-. ¿Y no quieres dejar de serlo? -preguntó ella, levantando una ceja.
Eugene se puso colorado. ¿Por qué tenía que decir cosas como esa?
-Vaya que sí quiero, tengo dieciocho, debería haber dejado de serlo hace tiempo ¿No crees? -Él se recostó sobre su espalda y Blair puso su mejilla contra su pecho.
-Bueno, yo no lo soy desde los quince, la primera vez... no la recuerdo, estaba ebria. Supongo que cuando te vuelves más maduro es más fácil pensar en cómo quieres que pase, cuando eres inteligente... me arrepiento cada segundo, pero no puedo hacer nada para arreglarlo.
Eugene suspiró y bajó un poco, quedando cara a cara con Blair, brindándole una sonrisa. Si tan solo él pudiera arreglarlo para ella. Era lo que ambos deseaban. Él tomó su mano y la entrelazó
con la suya y la llevó a su pecho.
-Te prometo que haré lo posible porque te olvides de eso ¿sí? -Eugene besó los nudillos de Blair.
-Tú me haces olvidar todo Eugene.
-Supongo que es algo bueno -él se encogió de hombros-. Quiero continuar con esto, lo que estábamos haciendo. Realmente me gusta.
Blair se echó a reír y entonces fue ella la que se colocó sobre él. Su cabello cayendo de un lado, sus piernas a cada lado del cuerpo de Eugene, ella estaba mordiendo su labio, lo examinó completamente y lo besó, pero no en la boca. Blair comenzó en la piel que se asomaba entre su camisa, besó la línea del cuello de su camisa, subió un poco más hasta su cuello, su piel olía a jabón, así era como le gustaba, sin molestas lociones que le causaban estornudos.
Eugene estaba delirando por otro lado. Los labios de Blair estaban dejando llamas de fuego por donde pasaban. Él se sentía malditamente nervioso. Y había un problema mayor, su amigo no quería ayudar realmente. No entendía que pasaba. Así que subió las manos por su falda. Él no tocó nada importante, simplemente fue más arriba. El top de Blair le daba la libertad de mover sus manos debajo. Y ella llegó hasta su boca, sus manos empezaron a deshacerse de la camiseta de Eugene, tiró de ella hacia arriba, para sacarla y Eugene la ayudó con ello, incorporándose lentamente.
Ni siquiera tenía que preguntarle si estaba bien lo que hacía. Eugene le estaba diciendo que sí cuando puso sus manos más debajo de su espalda. Oh, Blair sintió una explosión dentro de ella. Era
como si un millón de mariposas estuvieran golpeando en su estómago, tratando de ser liberadas. Algo que nunca había sentido antes cuando besaba a un chico de esa manera. Con Eugene era diferente, ella sentía que él le pertenecía, que luego de que las cosas pasaran él no actuaría como si no importara.
-Espera -Eugene se levantó, dejando a Blair en la cama, caliente y confundida-. No está funcionando -él suspiró y su cara se tornó roja.
-¿Qué pasa, Eugene?
-No estoy... -resopló-. Joder, esto es más difícil que decirte que soy virgen.
Blair se rió. Ella tenía alguna idea de cuál era el problema. Y Eugene diciendo palabrotas; un poco sexy se le preguntaban.
-¿Qué ocurre ahora? -preguntó de una manera comprensiva.
-Nada... es solo que, no estoy... correctamente animado ¿qué pasa conmigo? -Eugene se rascó la cabeza torpemente y se sentó en la silla de su escritorio-. ¿Por qué todo esto está pasándome a mí? Justo hoy, contigo.
-Eugene, cálmate -ella se levantó de la cama y caminó hasta estar frente a él-. A muchos chicos les pasa... no serás el primero ni él último. Solo estás nervioso.
-Juro que esto jamás me había pasado.
Blair rió un poco más alto.
-Seguro que no -ella se sentó en su regazo y besó su mejilla-. No tienes por qué estar avergonzado.
-No lo entiendo, estoy a punto de dejar de ser un maldito chico virgen de dieciocho y la única cosa que me puede ayudar es la que no quiere... ¿qué he hecho, Blair? -él recargó la cabeza del pecho de Blair. Era increíble, tenía sus pechos prácticamente en la cara y... nada ¿eso es normal? Porque se había pasado mucho tiempo tratando de bajar su emoción por Blair ¿cómo es que ahora no funcionaba? Estaba enojado.
-No hiciste nada cariño, es solo que...
-Que soy un idiota.
-Para nada, eres el mejor chico que he conocido, estoy segura de que puedo esperar -ella acarició su mejilla-. Eugene, esperaría mucho por ti.
-Y lo aprecio, pero yo no quiero esperar mucho si no te molesta -al fin Eugene parecía un adolescente normal. A Blair le gustaba tanto como el chico educado y adorable que era como un niño.
-Oye, no tengo problema -ella lo besó.
-¡Eugene!
Él se levantó de repente, su padre estaba en casa ¿En serio? No pasaría por eso de nuevo, tenía que hacer algo. Blair lo miró aterrorizado, si el padre de Eugene se enteraba que ella había ido a su casa sin la supervisión de un adulto, probablemente la encerrase para siempre en una torre y se tragaría la llave.
-El closet -Eugene la empujó hasta que ella estuvo dentro.
Él buscó su camisa y se la colocó y se miró al espejo tratando de no parecer culpable, pero vaya que lo parecía y se sentía feliz con ello.
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32. Enamorado.
Blair permanecía recostada contra la puerta del closet. Le parecía un poco emocionante estar escondida para evitar ser atrapada. Podía escuchar a Eugene caminando de un lado a otro detrás de la puerta. Blair se abrazó a sí misma y sonrió, le gustaba pasar por esto, era divertido.
-¡Eugene! -volvió a gritar Frederick y una puerta de se abrió.
Eugene se encontraba sentado en el borde de su cama, tratando de buscar algo, para cuando su padre le preguntase que hacía. Lo único que se le ocurrió fue tomar un cuaderno del buró cerca de su cama, abrirlo y ponerlo a su lado. Frederick lo miró y sonrió, dio unos pasos dentro y tomó la silla de su escritorio para sentarse.
-¿Qué estabas haciendo? -le preguntó.
-Estudiando -Eugene se encogió de hombros-. ¿Hace cuanto llegaste? -interrogó poniendo su cuaderno a un lado.
-Un par de minutos ¿cómo vas con el castigo? Sé que puede ser duro no ver a Blair.
Eugene se recostó de la cabecera de su cama y suspiró-. No voy a mentirte, es realmente duro. La extraño mucho -confesó él.
-Esa chica te trae del cuello ¿no es cierto? -habló Frederick con cierta sonrisa-. Sé que ella es preciosa, pero tiene que tener algo más ¿qué es?
Eugene sonrió y Blair pudo percibir que él lo hacía, aun estando dentro del closet. Eugene se encogió de hombros y miró hacia el techo.
-No tengo idea. No es como nadie que haya conocido y sin duda, ella es mucho mejor de lo que yo pensaba.
-Su padre me dijo que era algo problemática anteriormente.
-Lo era, creo que ella sigue siendo un pequeño problema después de
todo, pero me gusta. Me gusta ella, su personalidad, lo que piensa, lo que dice, me gusta que ella piense como yo y a la vez no. No puedo entender por qué no quiero estar lejos de ella. Cada vez que estamos juntos... no podemos parar.
Frederick lo miró con una sonrisa y soltó una carcajada. Su hijo estaba pasando por esa fase que él bien conocía, que él conocía profundamente de hecho. Se cruzó de brazos y lo miró, sonriente, como cuando sabía exactamente lo que estaba pasando, como si supiera todo sobre él.
-Estás enamorado -le dijo-. Es lo mejor que hay ¿sabes? Te sientes genial, nada puede hacerte sentir mal cuando estás enamorado. ¿Sabes si tú Blair siente lo mismo?
Eugene miró la puerta de closet. Dentro Blair estaba mordiéndose los labios para evitar gritar que sí, que ella estaba sintiendo lo mismo, pero eso sería totalmente peligroso. Aunque su corazón estaba intentando salirse de su pecho y ella no podía contenerlo, se resignó a esperar que el señor Pointer saliera. Ella esperaría solo que Eugene abriera la puerta para saltar sobre él y decirle que sí sentía lo mismo. Pero en ese momento, ella solo esperaba ansiosa por su respuesta.
-Yo... no lo sé, creo que tendré que preguntárselo -Eugene se encogió de hombros-. Voy... a tomar una siesta ¿sí?
Frederick asintió y se levantó de la silla.
-Sí, yo también. Estoy agotado -él se detuvo antes de salir-. Esta noche puedes ir a ver a tu Blair, pero cuidado donde pones tus manos, jovencito. Sé que es preciosa, pero también es hija de mi amigo.
-Seré
cuidadoso.
Cuidadoso, pero no tonto. Y virgen tampoco.
-Bien, adiós.
Frederick cerró la puerta y Eugene esperó a escuchar la suya cerrarse para ir por Blair. Cuando abrió la puerta de closet Blair estaba contra esta e iba a azotar el piso, pero Eugene logró atraparla antes de que lo hiciera. Él le sonrió cálidamente y apretó su cintura, poniéndola de pie. Blair le sonrió igualmente y lo besó en la mejilla-. Mi héroe -susurró. Por primera vez, se sintió como un verdadero ganador cuando escuchó esas palabras.
-Voy a ir por tus zapatos al sótano, quédate aquí ¿sí? Buscaré una manera de sacarte sin que el viejo se dé cuenta -bromeó Eugene. Ella asintió.
Mientras Eugene salía por sus zapatos Blair recorrió la habitación. En la esquina donde estaba su escritorio había una cartelera con sus fotos. Como esa de corcho donde la gente ponía fotos con sus amigos y familia. Blair jamás había tenido una de esas, y pensó en ese momento que debía conseguir una, porque ahora que tenía amigos que realmente significaban algo para ella, era necesario guardar los recuerdos, solo por si los volvía a perder. Quería muchas fotos con Eugene y con Becky y Hannah, unas con Roscoe tal vez. Algún día tenía que darle uso a su vieja cámara.
-Aquí están -murmuró Eugene. Ella se giró y asintió-. ¿Qué haces?
-Veo tus fotos -Blair volvió a mirarlas-. Quiero una de estas cosas para poner fotos -le dijo. Eugene dejó
sus zapatos sobre la cama y se acercó detrás de ella.
-Estoy seguro de que podemos hacer algo al respecto -él puso sus manos su cintura.
-Y quiero muchas fotos contigo -Blair se cruzó de brazos.
-Hecho -murmuró poniendo su barbilla sobre el hombro de Blair.
Blair tomó una foto, en donde Eugene abrazaba a Lucy y ella tenía sus labios en su mejilla. Era solo una foto, que ella ni siquiera sabía cuando habían tomado, pero los celos se encendieron dentro, quería volverla trizas, quería quemarla y botar las cenizas a la basura, pero eso sería muy obvio.
-¿Ella significa mucho para ti? -preguntó Blair, con la voz apagada.
Deseaba que él dijera que no, aunque probablemente no lo hiciera.
-Fue mi amiga por mucho tiempo -Eugene suspiró-. Supongo que es una parte importante de mi pasado.
-¿Ya no es tu amiga? -se mordió el labio después de hacer la pregunta.
-Ella cree que la traicioné, ya sabes, por lo que sucede entre nosotros -el agarre de Eugene se hizo más fuerte en su cintura y Blair echó la cabeza hacia atrás.
-Aunque Lucy no me agrada, lamento oír eso -dijo Blair.
-No lo lamentes, es su asunto que no me crea cuando le digo que no eres como ella piensa.
-Le hice mucho daño, ¿cómo no iba a pensar eso?
Blair se daba cuenta de que desde donde vieras la historia, alguna de las dos iba a ser la culpable. Y era como una venganza de parte de Blair verlo desde el lado de Lucy; Lucy se llevó a Greg y ahora Blair se llevaba a Eugene. Tal vez estaba siendo egoísta, pero no quería, aun así, ver a Eugene cerca de Lucy, porque su corazón había sido lastimado por mucho, y si Eugene se apartaba de su lado, le dolería más que el rechazo de todo el instituto. Porque los demás dejaron de importarle en unos días, sin embargo, no se sentía como que Eugene iba a dejar de importarle tan pronto.
-Blair, no importa cuánto daño te haya hecho una persona, siempre es bueno escuchar su lado de la historia y ponerse en su lugar para entender por qué han hecho lo que han hecho. Que ella no quiera escuchar razones, es un poco inmaduro si me preguntar.
-Yo tampoco quise escuchar su lado la historia.
-Y ahora estás defendiéndola, creo que has madurado un poco, Blair Rain.
Blair soltó una carcajada, y se dio la vuelta. Eugene la llevó a la cama y Blair se sentó en el borde. Ella alargó su mano para tomar sus zapatos, pero Eugene la alcanzó antes de que ella lo hiciera. Se arrodilló frente a ella y le colocó uno de sus zapatos ¿los chicos hacían eso de verdad? solo lo había visto en La Cenicienta. Él le colocó ambos zapatos y luego la ayudó a ponerse de pie.
-Vamos.
Cuando salieron de la habitación lo hicieron en silencio, Eugene tuvo que cargarla para bajar las escaleras, porque rechinaban y su padre tal vez se daría cuenta de que había otra persona en la casa además de Eugene. Blair pudo respirar tranquila cuando cruzaron la puerta principal.
-Esto fue divertido, Eugene -dijo ella.
-Vaya que lo fue -él le mostró sus hoyuelos.
-¿Me acompañas a casa?
-¿No estás castigada?
-Sí... pero no pueden prohibirme verte, formaré un berrinche si es necesario.
-Me gustaría verte haciendo un berrinche.
-Te haré uno alguna vez.
-Y te daré lo que pidas.
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33. Mac.
-¡Blair!
Cuando Eugene y Blair entraron por la puerta, alguien saltó sobre la rubia, regalándole un abrazo cálido y emocionado. Blair le devolvió el abrazo a su hermana con la misma emoción. La hermana de Blair era rubia, igual que ella y se parecía más a su madre que Oliver. Era hermosa, sin duda, su cabello lacio llegaba hasta su cintura, tenía los mismos ojos de Blair, que prácticamente compartían todos los Rain, tenía ojos pequeños, delgados labios, pero una sonrisa hermosa. Blair no pensó que Mackenzie fuera a llegar al siguiente día de su llamada, pensó que lo consideraría, pero al parecer no lo hizo. Y ella estaba feliz por eso.
Mientras terminaban con su abrazo, Eugene esperaba detrás de ella pacientemente. La había visto un par de veces antes, pero no demasiado. Mackenzie había sido como Blair en sus días de instituto, él no sabía exactamente como había sido su reinado, pero por los rumores que habían llegado a él, ciertamente lo había manejado mejor que Blair. Mackenzie era dulce, glamorosa y genial.
-¿Cuándo llegaste? No lo puedo creer, pensé que no vendrías -Blair puso sus manos en los bronceados hombros de su hermana.
-Lo sé, pero en serio quería venir, te lo dije, llegué hace una hora -Mac sonrió.
Ella miró sobre el hombro de Blair. Eugene permanecía todavía en la puerta, con las manos en los bolsillos, esperando a ser notado. Él sabía lo que Blair le había dicho a su hermana acerca de
él, por la misma razón quería causar una buena primera impresión.
-¿Y quién eres tú? -Mac caminó hacia él con las manos en sus caderas.
-Soy Eugene, Eugene Pointer, el vecino y...
-Y mi novio -Acotó Blair, que bien se sentía decirlo.
-Oh, pero si eres el chico perfecto, gusto en conocerte, soy Mackenzie Rain, pero llámame Mac.
-El gusto es mío, Mac. -Mac sonrió con ternura.
-Eres adorable, quiero apretarte las mejillas.
Blair le puso una mano en el hombro.
-Lo siento, eso solo puedo hacerlo yo -le advirtió, pudo pensar que una broma, pero ella iba condenadamente en serio.
-¡Oh! Bien... entonces, pasa Eugene. Quiero que me cuenten todo acerca de cómo se conocieron.
Mac los condujo hasta el sofá y los hizo sentarse. Blair se sentó bastante cerca de Eugene, justo como a él le gustaba. Oh, solo tener su piel en contacto con la de ella lo hacía querer llevarla de vuelta a su habitación e invitarla a quedarse ahí para siempre con él. Haciendo lo que lo hizo perder la dignidad hace unos segundos. Pero tuvo que reprimir todo eso de nuevo.
-¿Cómo comenzó todo? -interrogó Mac con cierto interés.
-Él me ofreció un aventón -dijo Blair-. Y fue muy insistente con ello.
-Solo fui amable.
-Encantador -corrigió Blair-. Amable, encantador, un montón de cosas. Y me parecía insoportable al principio... pero no pudo serlo por mucho tiempo.
-¿Te parecí insoportable? -Eugene la miró
con asombro.
Ella se encogió de hombros.
-Que estuvieras tan feliz siempre me enojaba un poco.
-¿Aun te enoja?
Eugene era tan inocente a veces. Ella rió graciosamente y le apartó el flequillo de la cara, llevando sus dedos debajo de su barbilla.
-No, ahora me hace igual de feliz. Creo que eso era lo que estaba buscando desde un principio.
Blair colocó su mejilla sobre el hombro de Eugene y se aferró a su brazo. Mac comenzó a abanicarse la cara con una mano. Era demasiado tierno y cursi para ser verdad. Pero seguía siendo una chica y le gustaba. Ella soltó un pequeño chillido interrumpiendo el momento. Blair y Eugene la miraron, se había olvidado por un momento de que estaba allí-. Oh por Dios -murmuró-. Es lo más lindo que he presenciado en mi vida, yo... ¿Por qué no pueden pasarme cosas como estas? Estoy tan celosa.
-Tranquila, cariño -Eugene estiró una mano y la puso sobre su rodilla y sonrió cálidamente para ella. Para Blair estaba bien, porque sabía que estaba en modo de consuelo y su hermana realmente parecía necesitarlo-. Algunas personas tardan en encontrar a alguien, no puedes forzar eso ¿sabes? Pero eres una chica muy linda, estoy seguro de que si no es el correcto, habrá un montón para equivocarte, pero no puedes equivocarte para siempre, algún día tienes que acertar.
Mac miró a Blair, casi con sus lágrimas a punto de salir.
-¿Quién eres tú y donde encuentro a los de tu tipo?
-Tengo varios primos su tú...
-¡Nombres, ya!
-No
se los des, ella tiene que encontrarlos -susurró Blair en la oreja de Eugene, pero Mac alcanzó a escucharla y la acusó con un dedo.
-¡No se vale, Blair!
Estaban a punto de empezar una disputa cuando Lorena entró en la sala. Miró a Eugene, luego a Blair y le envió una mirada de sorpresa. Blair se encogió de hombros-. Estoy haciendo la cena -anunció Lorena-. ¿Quieres quedarte a cenar Eugene?
-Oh... -él miró a Blair-. Seguro, llamaré a mi padre para avisarle, discúlpenme -él se levantó del sofá y fue a hablar cerca de la puerta de entrada. Lorena le guiñó un ojo a Blair y regresó a la cocina.
Mac saltó a un lado de Blair y tomó su mano, apretándola fuertemente-. Dime que tiene algún defecto, dímelo.
Blair se echó a reír.
-No sé si realmente es un defecto, pero sigue siendo virgen.
-¡Oh por Dios! -Mac se tapó la boca con una mano-. ¿En serio? Pero si yo hubiese saltado sobre él con un par de palabras bonitas.
-S, lo sé. Es lo que yo me digo también... a pesar de ser inexperto me vuelve loca cuando me toca.
Mac sonrió pícaramente y le golpeó el brazo a Blair. Las dos se echaron a reír en voz baja-. Tiene un encanto natural... supongo que ustedes han estado trabajando en el asunto.
-Un poco... pero, él tuvo un problema -Blair hizo un mohín-. Te lo cuento luego.
-Iré a buscar a papá y a Roscoe -dijo Mac, levantándose para correr escaleras arriba.
Blair también se levantó y fue sigilosamente a buscar a Eugene. Él se encontraba terminando la llamada. Le sonrió y guardó su celular en el bolsillo trasero de su pantalón. Blair caminó hasta él-. ¿Está todo bien?
-Perfecto, el viejo dijo que sí -bromeó Eugene. Blair rió.
-Bien.
-Quiero pedirte algo -dijo él.
Blair asintió.
-Claro ¿Qué pasa?
-¿Quieres cenar conmigo el viernes? Ya que nuestra primera cita terminó en una pelea y en la segunda nos echaron, pensé que podría hacer algo viene esta.
-Pero a mí me gustaron mucho.
-¿Entonces no quieres cenar conmigo? -Eugene frunció el entrecejo con preocupación.
Blair sonrió enternecida.
-Sí, sí quiero. ¿Dónde iremos?
-Un restaurante nuevo en la Quinta Avenida, mi abuela hizo los arreglos florales para la inauguración y le dieron una cena de cortesía cuando quisiese. Ella me la concedió, pensé que sería bueno llevarte. Es muy hermoso.
-Definitivamente sí.
-¡Genial -Eugene celebró como si se tratase de su primera cita y no de la tercera.
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34. Buenas acciones.
Oliver estaba a la cabeza de la mesa, Lorena sirvió la comida y se sentó al lado de Mac en el lado derecho de la mesa, Roscoe estaba a la cabeza también, del otro lado. Eugene se sentó junto a Blair y ella tomó su mano debajo de la mesa y la apretó. Eugene se sonrojó, porque el padre de Blair lo estaba mirando, pero no como si fuera a matarlo, lo estaba mirando como si estuviese agradecido por estar allí. Y así era. Oliver percibía que su pequeña había cambiado y eso le gustaba. No es que no le gustara la vieja Blair, pero siempre pensó que ella necesitaba un pequeño empujón para hacer las cosas mejor, ella lo estaba logrando, porque tanto Eugene como Becky y Hannah influían en sus nuevos cambios.
-¿Lasaña? -Mac arqueó una ceja-. ¿Qué hicimos para merecer este trato tan especial?
-Solo estar aquí, -Lorena se encogió de hombros- los extrañaba a todos juntos de nuevo.
-¡El clan Rain! -Oliver levantó su vaso con jugo.
-¡Clan Rain! -repitieron todos imitando el gesto.
-Oh, y Eugene -Oliver levantó el vaso hacia él.
-Eugene -repitieron los demás.
Eugene no puedo contener la risa y nadie en la mesa tampoco. Eugene la estaba pasando muy bien y se debió imaginar que en su casa todos debían estar discutiendo lo extraño que estaba él ahora que estaba con Blair y lo bien que se le veía. Eugene solía ser un rayito constante de sol, siempre fue así, pero con Blair él emanaba un brillo extraño, era más feliz de lo humanamente posible. Tenía
una razón para sonreír, tenía una chica en quien pensar, una chica para él que sabía que no pensaba en nadie más.
La cena pasó entre las broma de Mac y Oliver. Ambos eran un poco bromistas y les encantaba insinuar cosas acerca de Blair y Eugene. Roscoe siempre los miraba con cautela, una vez más le hizo la seña con sus dedos cuando Eugene se levantó de la mesa para ayudar a Lo con los platos luego de insistir y Blair también ayudó porque no quería separarse de él.
-¿Alguna vez la habías visto así? -le preguntó Oliver a Mac una vez que se quedaron solos.
-Jamás -Mac negó con la cabeza-. Estoy comenzando a creer que le lavó el cerebro.
Oliver se encogió de hombros.
-Así es como funciona hija.
-Yo quiero que me laven el cerebro -Suspiró Mac.
Eugene y Blair salieron al pórtico, escapando de todos para estar solos una vez más. Ella sujetaba su mano muy fuerte. Eugene acercó su nariz hacia el cabello de Blair y aspiró el olor a coco que desprendía este. Podría olerlo todo el día.
-¿Qué quieres hacer mañana? -le preguntó Blair. Eugene bajó su cabeza y la miró a los ojos.
-No lo sé ¿Tú quieres hacer algo?
-Estar contigo. Ahora pasar el tiempo yo sola es un poco aburrido.
-Lo entiendo -Eugene sonrió ampliamente-. Me pasa lo mismo.
Blair se sentó en las escalinatas del pórtico y Eugene cayó junto a ella. Blair tomó su brazo y lo hizo rodear su cuello-.
Espera -murmuró él. Subió un escalón más y rodeó a Blair con sus piernas. Su espalda golpeó con su rodilla y Blair rió. Él puso abrazarla mejor y era perfecto, porque entonces podía enterrar su nariz en su cabello y aspirar el dulce aroma a coco de este-. Creo que sé a dónde llevarte.
-¿A dónde? -preguntó ella con interés.
-Mañana luego de la escuela iremos a donde voy con mis amigos a divertirme. Te los presentaré y puedes traer a Hannah y a Becky e incluso a Mac, porque hay alguien a quien quiero que conozca, se me acaba de ocurrir. También creo que Roscoe disfrutaría de ello, así no es prácticamente una cita.
-¿Y qué haremos?
Eugene la miró y esbozó una sonrisa sagaz.
-Paintball -respondió.
-¡Oh por Dios! Definitivamente sí, quiero intentarlo.
-Bien, quiero llevarte, vas a conocer a mis amigos.
-¿Crees que les agradaré?
-Tengo miedo de que les agrades demasiado -Eugene rodó los ojos, pero su sonrisa no desistió en su cara.
Blair acarició la línea de su mandíbula con la punta de su nariz y Eugene cerró los ojos, disfrutando del eléctrico toque entre su piel y la de su chica.
-Eres el único que quiero, Eugene -ella dejó una suave beso donde había estado acariciándolo-. Trataré de convencer a Mac de acompañarnos, no creo que Roscoe se niegue y Hannah y Becky ya están apuntadas sin saber que lo están -bromeó ella.
-Muy bien. Roscoe tiene doce ¿verdad?
-Sí.
-Se ve más grande, estoy seguro que pasará por un chico de catorce.
-¿Hay reglas de edad?
-Sí, y él está justo
en la línea. Pero será seguro, no será un juego por competencia y aparte, él es muy inteligente.
-Sí que lo es -ella estuvo de acuerdo-. Aunque él no habla mucho, solía hacerlo antes pero ya no -se encogió de hombros y subió su mirada hacia Eugene.
-Le está cambiando la voz, es por eso. Cuando pasa, los chicos tratan de no decir mucho por todos los agudos. Es vergonzoso, pero al final tu voz de niño desaparece -Eugene soltó una carcajada-. No le digas nada al respecto, solo obsérvalo en silencio y te darás cuenta y si pasa mucho tiempo en el baño ¡No lo molestes! -le advirtió.
Blair no pudo contener la risa, apoyó su frente del cuello de Eugene mientras se destornillaba de la risa. A Eugene le encantaba cuando ella se reía de verdad, porque adorable y nunca se lo esperaba de ella.
-¿Todo eso te pasó a ti? -le preguntó cuando pudo contener la risa.
-A mí y a todos los hombres, así es como funciona ¿sabías? -ella asintió.
-Es adorable -susurró Blair.
-Vergonzoso -la corrigió Eugene.
Blair se volvió a reír.
***
Cuando despertó la mañana siguiente Blair sintió tremendas ganas de hacer algo bueno por alguien. Se dio una buena ducha y se vistió con jeans negros y una blusa ajustada color blanco y sus botas de tacón alto favoritas, un hermoso collar de perlas adornaba su cuello y su cabello suelto estaba perfectamente cepillado. Bajó a desayunar y se encontró con Ryan tomando un café en la cocina, seguramente esperando por Roscoe, a Lo sirviéndole huevos con tocino a Roscoe, a Mac comiendo solo cereal mientras leía
una revista y a su padre leyendo el periódico.
-¡Buenos días! -anunció Blair entrando a la cocina- ¿Cómo está todo el mundo? Espero que muy bien, porque es un día excelente.
-¿Qué le pasa a la señorita Blair? -murmuró Ryan en el oído de Lorena.
-El amor -contestó Lo con un suspiro.
-Un desayuno completo, por favor -solicitó ella sentándose a la mesa.
Lorena se lo sirvió y ella lo devoró en un instante. Miró la hora en su reloj y sonrió, Eugene estaba esperando por ella afuera, le contó a Mac y a Roscoe sobre los planes de Eugene para la tarde. Roscoe saltó y dijo que sí inmediatamente, Mac tardó más en aceptar, pero al final lo hizo.
Y el día continuó increíblemente genial para ella. Decidió que como parte de su renovada personalidad y manera de pensar, haría algo bueno; se apuntó para ayudar al comité del baile de invierno. Esta vez iba a hacer las cosas bien. Eugene la recompensó con unos cuantos besos por haberse apuntado y ella supo que lo había valido. Las pruebas para basquetbol eran el lunes y Blair le había prometido a Eugene que estaría en las gradas viéndolo para darle suerte.
Pero decidió hacer otro acto caridad cuenta estaba en el baño. Ella se encontraba en una cabina cuando entraron dos chicas, hablando de un chico obviamente. Blair no quería escuchar, lo hizo de todos modos. Al parecer a la chica llamada Maddie le gustaba este chico llamado Drake y quería impresionarlo de alguna manera, pues iban a encontrarse luego de clases, como una primera cita, pero su amiga,
Jade, estaba diciendo que tenía que hacer algo diferente con su cabello o tal vez con sus labios y sacó un lápiz labial de color rojo. Fue cuando Blair decidió atacar.
-¡Baja esa arma carmín, amiga! -apuntó a la chica que sostenía el lápiz en alto.
Las chicas voltearon sus cuellos hacia Blair y abrieron los ojos ampliamente con sorpresa. Blair se pudo dar cuenta de que Jade era una pequeña chica pálida de ojos azules y cabello castaño y la chica de la cita, Maddie, era una alta morena de ojos verdes, vestida como una amante del rock.
-Jamás -Blair comenzó a caminar hacia ella-, jamás usen lápiz labial rojo en la primera cita ¡Jamás! -recalcó ella en voz alta.
-¿Po... por qué no? -murmuró Maddie.
-Porque parecería desesperado, además, no vas con lo que estás usando -Blair le quitó de la mano el lápiz labial a Jade y le puso la tapa y se los mostró-. Quinta cita, y si no llega a haber una, pueden usarlo para que vea de lo que se pierde, pero no en exceso, solo un pequeño vistazo en el momento oportuno. Normalmente, es para chicas atrevidas, es el color de la pasión y el amor; no puede ser usado para cualquier cosa ¿entendido?
-Sí -murmuraron ambas, aun paralizadas por la sorpresa.
Blair le devolvió el lápiz labial a Jade y ella lo guardó.
-¿Quieres impresionarlo en la primera cita? Bien, hagámoslo -Blair juntó sus manos y las frotó.
Miró a Maddie atentamente, examinándola para saber que sería lo que le iría mejor. Entonces sacó su bolso de su hombro y rebuscó dentro de él hasta encontrar su bolsa de maquillaje, ella ayudaría a estas pobres adolescentes a estar bien con ellas.
Maddie se encogió de hombros y dejó que Blair la ayudaba, porque en realidad, sí estaba desesperada. Blair le pidió que le contara sobre Drake mientras hacia su magia con ella. Si había algo que Blair sabía era como lucir bien y ahora le parecía útil al ver la expresión en la cara de Maddie al mirarse al espejo luego de que terminara con ella.
Sus ojos perfectamente delineados, con el preciso pulso que Blair poseía, sus labios con un brillo rosado haciéndolos parecer jugosos, mejillas sonrojadas, un poco de sombra en sus parpados y Blair tuvo que hacer algo con sus cejas, porque eran un desastre.
-¡Vaya! -exclamó Jade-. Mira lo que hizo contigo, es increíble.
-Lo es. Por primera vez, puedo decir, que estoy guapa.
-Oh, por favor, tú eres muy guapa -espetó Blair-. Pero no hagas esto porque quieres que él piense que eres caliente, porque eso lo hará pensar que no vales la pena, no trates de ser caliente apropósito, no mientras lo conoces. Si es la primera cita, deberías mostrarle quien eres, como serán las cosas contigo. Si le gustan, bien, sino que se joda ¿entendido?
-Entendido -dijo Maddie-. Gracias Blair.
-De nada -Blair guardó su maquillaje y colgó su bolso del hombro y miró a las chicas. Suspiró porque por primera vez había hecho algo lindo por la gente a quien había tratado mal. Sonrió ampliamente y le dijo-: Ve por él, nena.
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35. Hey there, Delilah.
Blair saltó detrás de Becky y Hannah mientras ellas esperaban a Eugene en el estacionamiento. Blair les había hablado de la invitación de Eugene en el almuerzo y ellas aceptaron rápidamente. Era algo nuevo para ellas, pero la idea de dispararle a los chicos y huir para esconderse era algo tentador.
-¡Hola! -las saludó.
-Ya estás aquí -dijo Hannah- ¿Lista para la acción?
-Sí -Blair se acomodó el flequillo-. ¿Segura que vas a poder hacerlo con el problema de tu pie? -le preguntó a Hannah.
-Estaré bien, Blair -prometió Hannah.
Blair hizo una mueca.
-¿Algún día me vas a contar que te pasó? -preguntó ella.
Hannah la miró y luego miró a Becky. El asunto de su cojera era algo muy privado, que solo Becky sabía aparte de su madre. Pero de igual manera, le sonrió a Blair y le puso una mano sobre el hombro. Si se preguntaba a sí misma si no quería a Blair como si la hubiese conocido hace mucho, ella diría que así era. Ella conocía los problemas familiares de Blair y la conocía como tal vez nadie en el instituto la habría conocido nunca ¿por qué no iba a dejarle conocer sobre ella?
-Un día que vengas a quedarte a casa, te lo voy a contar -le prometió.
-Hecho -Blair asintió.
Becky puso sus brazos alrededor de los hombros de amabas y sonrió ampliamente. Pronto escucharon la bocina de Eugene sonar, y él sonrió desde la ventana. Se bajó antes de que Blair pudiera abrir la puerta. Eugene abrió la puerta trasera para Becky y Hannah, cuando ellas entraron,
él lo hizo para Blair también, no sin antes dejar un beso ruidoso y en su mejilla. Él la ayudó a subir como siempre y luego rodeó la camioneta para saltar en el asiento del piloto y conducir la camioneta fuera del estacionamiento.
-¿Todas están listas? -preguntó Eugene.
-Lo estamos, ¿Dónde está Molly? -interrogó Blair.
-Papá vino por ella, tiene clase piano.
-¿Cómo cuántos instrumentos toca tu hermana? -Blair entornó los ojos con una expresión divertida.
-Tres, el violín, el piano y la guitarra -respondió Eugene.
-¿Tú tocas alguno? -preguntó de nuevo Blair, muy curiosa.
Eugene la miró de reojo y sonrió acentuando sus hoyuelos.
-El piano, la guitarra, el violín y la armónica -Contestó Eugene-. Oh y un poco la batería también -agregó.
Blair levantó una ceja sorprendida. ¿Quién lo diría? Su novio era todo un músico. Es su mente estaba buscando la manera de persuadirlo para que tocara algo para ella alguna vez. Eugene, como siempre, parecía saber lo que ella quería, así que pasó su brazo alrededor de los hombros de Blair, estirándolo y la hizo inclinarse-. Tal vez toque algo para ti algún día.
-Promételo -Blair se mordió el labio y sonrió. Él asintió.
-Lo prometo, cariño -él besó su nariz.
-Ojos en el camino, Eugene -lo reprendió Hannah.
-Ustedes no pueden estar separados ni por un minuto ¿verdad? -dijo Becky con un gracioso tono de reproche.
-No -respondieron Blair y Eugene, casualmente al mismo tiempo. Se dieron una mirada de cómplices
y rieron.
Cuando llegaron a su calle Mac y Roscoe los estaban esperando en la acera de casa. Mac llevaba jeans negros y una camiseta de la New York University y unas botas y Roscoe unos pantalones cortos con una camiseta negra ajustada; los hermanos de Blair, tanto como ella y su padre tenían un excelente sentido de la moda. Incluso Lo se veía de portada cuando iba a la iglesia. Eugene aparcó frente a ellos y se bajó, Blair también lo hizo.
-¿Listos todos? -preguntó ella.
-¡Listos! -Dijo Roscoe, serio pero con la emoción latente.
-Ya qué -Mac se encogió de hombros-. No estoy muy segura de esto, no me gusta ensuciarme ¿saben? -Mac levantó sus manos.
-A mí tampoco -Blair hizo una mueca-. Pero será divertido, vamos, irás al frente conmigo.
Roscoe se metió en el asiento trasero con la chicas, quienes al verla lo llenaron de besos, abrazos y amapuches que aunque Roscoe dijera que no, le gustaban en cierta manera. Eugene esbozó una pequeña sonrisa y le guiñó el ojo. Mac se metió en el asiento del copiloto con Blair y susurró-. Esto es tan inseguro -Eugene logró escucharla y se rió.
-Tranquilas, estamos a diez minutos, nadie va a multarnos.
-Es bueno saberlo -asintió ella.
Eugene comenzó a conducir y encendió la radio. Una canción que Blair había escuchando antes y amaba con todo su corazón comenzó a sonar y ella lanzó su mano hacia el botón del sonido para subirle el volumen. Le sonrió a Mac porque ella conocía la canción y Roscoe se les unió en
la sonrisa. Era una canción que los tres compartían porque habían oído a su padre cantarla y ellos la habían cantado junto a él hacía mucho tiempo.
Hey there, Delilah empezó a sonar por los altavoces.
-Hey there Delilah, what's it like in new York city. I'm a thousand miles away but girl tonight you look so pretty -Comenzó a cantar Blair-. Yes you do.Time square can't shine as bright as you. I swear it's true.
-Hey there Delilah, don't you worry about the distance. I'm right there if you get lonely, give this song another listen -la siguió Mac-. Close your eyes. Listen to my voice it's my disguise. I'm by your side
-Oh it's what you do to me... oh it's what you do to me... oh it's what you do to me...oh it's what you do to me... What you do to me -Continuó Eugene, tomando la mano de Blair, dándole miradas furtivas, pero sin apartar sus ojos del camino del todo.
Blair sonrió y luego atrás, Roscoe, Becky y Hannah siguieron con los siguientes versos de la canción-: Hey there Delilah, I know times are getting hard but just believe me girl someday I'll pay the bills with this guitar... we'll have it good... we'll have the life we knew we would... my word is good.
-Hey there Delilah I've got so much left to say If every simple song I wrote to you would take your breath away... I'd write it all -Blair besó los nudillos de Eugene cuando terminó su verso.
-Even more in love with me you'd fall... We'd have it all -Cantó Eugene y repitió el gesto anterior de Blair.
Y el coro lo cantaron todos juntos.
El viaje fue realmente entretenido con ellos cantando la canción fuerte y claro. Todo terminó en risas cuando bajaron de la camioneta, como siempre Eugene los ayudó a saltar de ahí. El campo de Paintball era algo en plan fortaleza, como tiene que lucir, por supuesto. Se veía divertido según los pensamientos de Blair. Eugene tomó la mano de Blair y la entrelazó con la suya mientras caminaban a la entrada.
-Me gusta mucho esa canción -reveló ella en un susurro cerca de oído-. Tal vez podrías tocarla para mí algún día -mencionó con una sonrisa.
-Está bien -Eugene asintió-. ¿Piano o guitarra?
-Piano -dijo ella.
-Bien, pero sería algo como Hey there, Blair.
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36. Un buen juego.
Eugene los condujo dentro del lugar, había una especie de recepción en la parte delantera del campo. Había dos chicos vestidos con el uniforme y con pistolas cargadas apoyados en el mostrador en donde había una chica detrás de él. Las caretas estaban sobre la mesa. Blair, Hannah, Becky, Mac y Roscoe caminaron detrás de Eugene hacia ellos.
-¡Chicos! -Eugene levantó su mano, con su linda sonrisa ensanchándose-. Ya estoy aquí.
-¡Miren eso! Eugene trajo chicas, es el primero en dos años -habló un castaño pálido de pelo rizado y ojos azules-. Ya te extrañábamos por aquí.
-¿Qué tal, colega? -un chico asiático, alto y delgado levantó su mano. Eugene la chocó en el aire.
Blair tomó el brazo de Eugene y él volteó a mirarla. Sonrió para ella, y Blair se sintió mucho más cómoda.
-Chicos, quiero presentarles a Blair Rain -Eugene pasó su brazo detrás de ella y empujó su espalda para ponerla frente a ellos-. Es la chica que me ha tenido tan ocupado estas semanas, ya lo saben, es mi novia.
Blair extendió su mano hacia ellos.
-Un placer conocerla, señorita Rain, mi nombre es Lee Doge -el chico asiático besó su mano-, debe ser usted una persona realmente tolerante si sale con Eugene Pointer -comentó levantando una ceja.
-Es como crío -el otro chico le tendió la mano-. Soy Wesley Bridges.
-Es realmente un placer conocerlos a ambos -dijo Blair.
-Ellas son Becky, Hannah, amigas mías y de Blair
-Eugene las presentó, apuntándolas- Y ellos son Mac y Roscoe, hermanos de Blair.
-Vaya, has traído todo un equipo -habló Lee moviendo su mano para articular un saludo hacia todos.
-Sí, tengo reservación -Eugene se encogió de hombros-. ¿Dónde está Logan? -Eugene buscó alrededor con sus ojos.
-Él y Gina están preparándose aun -avisó Lee.
Eugene le sonrió a Blair y procedió a hablar con la chica detrás del mostrador para cobrar su reservación. Mientras Mac se aferró al brazo de Blair y ella le ofreció una sonrisa tranquilizadora. Roscoe se veía emocionado, aunque él era muy bueno ocultándolo, esta vez la sonrisa en su cara lo delataba. Blair notó que su nuevo corte la dejaba ver que la cara de su hermana había cambiado, la comparó con su imagen de él de los once años y se dio cuenta que Eugene probablemente tenía razón.
-¡Eugene! -Alguien gritó detrás de ellos.
Voltearon inmediatamente. De zona clasificada como "vestidores" salieron dos personas. Un chico alto, con el cabello entre castaño y rubio cayéndole un poco sobre la frente esbozó una sonrisa mientras levantaba la mano. Lo seguía una chica, de baja estatura, con el cabello largo atado en una coleta y una cara que la hacía lucir como un ángel.
-¿Qué pasó, hermano? -el chico desconocido chocó sus manos con Eugene-. Hace tiempo no venías por aquí ¿Qué es lo que te tenía tan ocupado?
-Ella -Eugene apuntó a Blair con
la cabeza, luego le puso la mano en la espalda para acercarla-. Ella es mi novia, Blair Rain. Te hablé sobre ella. Blair, él es Logan Pointer, él es el dueño del lugar y también es mi primo.
-La famosa Blair Rain -Logan extendió su mano hacia ella y Blair la estrechó-. Vaya, ansiaba conocerte. Llamé a Eugene para hacer planes el otro día y estuvo hablándome de ti por dos horas.
-Solo es una exageración -Bufó Eugene.
-Es completamente cierto ¿Quieres que le muestre el registro de llamadas? ¡Dos horas con veintisiete minutos! Suerte para ti que tengo un plan telefónico bastante generoso.
Blair se echó a reír y le apretó la mejilla a Eugene.
Eugene terminó de hacer las presentaciones; la chica detrás de Logan era Gina Pointer, también prima de Eugene y hermana menor de Logan. Fue cuando le guiñó el ojo a Blair que Eugene tomó la mano de Mac para hacer la última presentación. Ella lo miró frunciendo el ceño y Eugene solo le ofreció una sonrisa tranquilizadora, lo mismo ocurrió cuando Mac miró a Blair.
-Logan, ellas es Mackenzie Rain. Hermana mayor de Blair, encantadora, divertida y cómo puedes ver, muy hermosa.
Logan sonrió mostrando los hoyuelos que al parecer Eugene había heredado del lado de su madre.
-Sí, puedo verlo. Estoy totalmente encantado de conocerla, señorita Rain -él tomó la mano que le ofrecía Mac y la besó gentilmente.
Mac soltó un suspiro.
-Lo mismo digo -Mac
se mordió el labio.
-Bienvenidos a mi campo, espero que lo disfruten y... -Logan miró a Mac- por favor, chicos, traten a las señoritas con cuidado.
Mac consiguió la mano de Blair y la apretó muy fuerte. Blair le sonrió. Gina condujo a las chicas al vestidor de chicas para cambiarse (Blair notó que el traje le quedaba grande, pero ella siempre lucía fabulosa y eso no lo podía negar) y luego las llevó al campo y les dio marcadoras cargadas y un corto entrenamiento de cómo usarlas. Al parecer todos los Pointer eran tan amables como Eugene. Cuando Logan, Eugene, Wesley, Lee y Roscoe entraron al campo también ellas ya estaban más que listas para atacar. Eran cinco contra cinco, perfecto. Así que Gina y Logan explicaron las reglas del juego. Simplemente había que eliminar a cuantos miembros del equipo contrario les fuera posible, los últimos en quedar en el campo ganaban.
Lee fue el primero en salir. Fue interceptado por Mac cuando trataba de escapar de Hannah. Le siguió Gina, a quien Roscoe eliminó saliendo a hurtadillas. Hannah fue disparada por Wesley, quien luego de sacarla del juego le pidió perdón y mientras lo hacía fue interceptado por Becky. Mac eliminó a Logan, ella pensó que solo lo había hecho porque él la había dejado ganar, pero estaba equivocada, la verdad es que Logan no lo había visto venir. Blair eliminó a Roscoe después de que él hubiera eliminado a Mac. Becky fue difícil de atrapar, pero Eugene logró eliminarla a ella también.
Al final, solo quedaban Blair y Eugene. Ella no había salido de su escondite más que para eliminar a Roscoe, sin embargo, sabía que Eugene estaba afuera buscándola y eso la emocionó. Salió detrás de una de las grandes paredes de heno que había en el campo. Eugene la esperaba afuera e incluso a través de la careta ella podía percibir que él estaba sonriendo.
-Parece que solo somos tú y yo, cariño -habló él en voz alta-. ¿Me dispararías a mí, Blair? -preguntó.
Blair esbozó una sonrisa y colocó su marcadora en posición de ataque.
-¿Tú lo harías, hoyuelitos? -interrogó ladeando su cabeza.
-¿Así vas a llamarme ahora? -Blair pudo percibir que él había tratado de levantar una ceja. Él siempre trataba, pero no podía, él no podía levantar las cejas como lo hacía ella.
-Podría ser -ella balanceó la cabeza.
Eugene se movió, caminando cautelosamente alrededor. Él también estaba apuntándola con su marcadora. Blair realmente quería ganar, aunque ella quería a Eugene, no iba a dejarlo salirse con la suya tan fácilmente. Ella se enderezó un poco y ajustó su agarre en el gatillo.
-Eugene -lo llamó.
-¿Sí, cariño?
-Yo también estoy enamorada de ti.
Eugene se congeló, bajó la marcadora y Blair percibió como él bajaba su guardia para sonreír.
-Lo siento mucho -le dijo.
-¿Por qué? -preguntó él.
Y entonces ella le disparó. Una bala de pintura azul se estrechó contra su pecho. Una especie de timbre sonó. El juego había acabado y Blair y su equipo eran las ganadoras. Aun derrotado, Eugene se sentía como si él hubiese ganado.
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37. La biblioteca y Troy Bolton.
Una vez en los vestidores, Eugene estaba ya vestido y completamente solo. Había perdido de la más maravillosa manera. Y lo mejor de todos es que los demás jugadores habían escuchado cuando ella se lo había dicho. Debería estar avergonzado, pero no era para nada como se sentía. Él se sentía realmente bien. Su Blair, como la llamaría su padre, estaba enamorada de él, como él de ella.
Unos dedos se estrellaron contra uno de los casilleros junto a la puerta y frente a la banca donde él estaba sentado. Eugene levantó los ojos y la vio, su sonrisa se formó lentamente. Eugene se levantó y caminó hasta ella arrastrando los pies. Blair estaba sonrojada mientras sus dientes acribillaban su labio inferior para detener una sonrisa que sin importar los esfuerzos se abrió paso en su cara.
Eugene se paró frente a ella y sonrió. Tenía el pelo desordenado y eso a Blair le parecía muy sexy.
-Lamento haberte disparado -murmuró ella apenada.
Eugene se encogió de hombros y colocó el brazo contra el casillero.
-Está bien -se relamió los labios-. Eres buena, creo que debería traerte seguido.
Blair se enrolló un mechón del cabello en su largo dedo índice y lo miró de arriba abajo. Eugene realmente la incitaba a saltar sobre él y besarlo y... hacer un montón de cosas con él cuando traía el cabello desordenado.
-Me gustaría venir de nuevo -ella asintió con una sonrisa.
Eugene tamborileó los dedos sobre el metal de los casilleros y se quedó mirándola a los ojos. Por un largo momento. Blair podía
decir que él estaba tratando de decirle algo.
-¿No hablaremos de lo que me has dicho en el campo? -preguntó.
Blair se puso más colorada aun, pero dio un paso adelante.
-¿Y qué fue lo que dije en el campo? -preguntó con una sonrisa inocentemente traviesa.
Eugene hizo una mueca y alejó sus ojos hacia otra parte.
-Si te digo la verdad, no lo escuché muy bien ¿Podrías repetírmelo, por favor?
Blair soltó una pequeña carcajada y apretó los labios antes de soltar las palabras-: Estoy enamorada de ti, Eugene.
Él asintió con su sonrisa auténtica, la que solo Eugene podía ofrecerle.
-Sí, es lo que pensé.
Eugene lanzó su brazo alrededor de la cintura de Blair y la empujó contra él. Blair apenas pudo soltar una pequeña risa pícara antes de que él empezara a besarla como si no pudiese tener suficiente de ella. La mano izquierda de Blair se introdujo entre el suave cabello castaño de Eugene, explorándolo, acariciando su cuero cabelludo suavemente con sus uñas. Las manos de Eugene se aferraban a ella sin querer hacerle daño, pero deseando que fueran lo suficientemente fuertes para nunca dejarla ir.
Eugene la estrelló contra los casilleros, delicadamente. Su boa se había vuelto más rápida y experta desde que habían comenzado a salir. Eugene estaba impresionándola cuando dejó de besarla por un momento. Su respiración se agitaba y ella podía sentir los latidos acelerados de su corazón bajo la palma de su mano derecha. Y ella pensó que probablemente él de ella estaría latiendo igual de
rápido.
-Quiero estar a solas contigo, pero no en este lugar -murmuró Eugene, mientras colocaba su frente contra la de ella.
Blair se relamió los labios.
-Empiezas a ser sincero con tus sentimientos de chico -ella le tomó el cuello de la camisa con las manos-. Me gusta.
-También estoy enamorado de ti.
Ella asintió.
-Sí, lo sé -Blair volvió a reír-. Tenemos que irnos.
-No... -Eugene posó su boca en la mejilla de Blair- quiero quedarme aquí, contigo, afuera hay mucha gente.
Él la envolvió en sus brazos y luego escondió su cara en el hueco de su cuello. A Blair la piel se le erizó. Si ella pudiera lograr que él la besara ahí estaría completa. Blair le acarició el cabello una vez más. Entonces Logan asomó la cabeza por la puerta de la habitación.
-Oigan enamorados, todos iremos a comer hamburguesas, ¡Apresúrense! -Movió su mano haciendo un ademán.
-¡Muérete Logan! -gritó Eugene-. Déjanos en paz.
-¡Mueve el culo Eugene! -gritó Logan de vuelta-. Tendrás tiempo para besarla luego, ya sabemos que se aman -Logan hizo una mueca de burla-. Vamos, en serio, tengo hambre y la preciosa Mackenzie también.
-Mejor vamos -dijo Blair tomando la mano de Eugene y conduciéndolo a la puerta-. Cuando Mac tiene hambre puede ser una ogra.
Mac y Logan apartaron una mesa para ellos solos y aunque Eugene y Blair pudieron hacer lo mismo decidieron quedarse mirando en la mesa que compartían con los demás, como ellos reían y coqueteaban mutuamente. Wesley y Hannah terminaron llevándose muy bien y al final
del día intercambiaron números de teléfono y aunque Blair esperaba lo mismo de Lee y Becky, resultó que Lee tenía una novia esperándolo para salir en casa. Roscoe se divirtió como nunca y Logan le otorgó una membrecía del club de Paintball para que volviera cuando él quisiese. Definitivamente él iba a hacerlo.
Cuando volvieron a casa Blair estaba agotada, pero no por eso dejó de despedirse de Eugene como si no hubiese si él estuviese subiendo a un tren para irse a la guerra y ella no tendría la certeza de que fuera a verlo mañana. Blair incluso se imaginó la escena. Ella tenía un gusta particular por las despedidas a lo Casa Blanca; dramáticas y apasionadas.
Aunque él viviera al otro lado de la calle.
-¿Qué haremos ahora Blair? -preguntó Eugene.
Ella mantenía sus brazos alrededor de su cuello, estaba parada en el último escalón del pórtico de la mansión, para mantenerse a la altura de Eugene. Él la envolvía de nuevo.
-No lo sé -ella se encogió de hombros-. Mmh... yo sugeriría que me siguieras besando, ¡Pero se me acaba de ocurrir una idea!
-Cuéntame -pidió Eugene.
Blair no dijo nada, solo tomó su mano y subió los demás escalones para entrar a la casa mientras arrastraba a Eugene detrás de ella. Él vio a Mac sentada en la sala de estar hablando con Lorena y les ofreció un saludo corto ondeando su mano antes de ser llevado por el pasillo que iba más allá de las escaleras. Blair iba muy rápido mientras reía y Eugene no sabía a dónde lo llevaba. La casa de Blair era lo
suficientemente grande para perderse en ella y Eugene sabía eso, aquí y allá en el pasillo con paredes tapizadas había puerta que no sabía a dónde dirigían pero se imaginó algo así como las puertas el castillo de la pecera de Cosmo y Wanda. Y se rió por haber pensado eso.
Blair se detuvo frente a una puerta grande, de madera al final del largo pasillo, tenía grandes remaches de cobre y un águila esculpida justo en medio. Blair le sonrió y luego puso su mano en la gran manilla, la giró y empujó. La puerta hizo un gran estruendo cuando la abrió. Como la puerta de la casa de una película de terror.
-Es la biblioteca de mi abuela -Blair haló la mano de Eugene para entrar a la habitación-. Según mi abuelo ella solía pasar mucho tiempo aquí, leía, tomaba el té y hasta dormía la siesta aquí. Supongo que este era como su lugar.
Eugene vio alrededor mientras Blair cerraba la puerta.
Era una habitación grande, incluso tenía una chimenea, con muy grandes ventanales donde podía ver algo como una sala de estar detrás de las estantería repletas de libros por doquiera, incluso tenía algo como un segundo piso de las estanterías y para llegar ahí había una escaleras, que Eugene solo había visto en las películas, estaba iluminada por lámparas en las paredes y el ambiente olía a libros viejos y cera para muebles. Y había un piano. Entonces él supo porque lo había traído allí. Sonrió cuando ella le tomó la mano.
-Es mucho mejor que mi sótano -le dijo en un susurro.
-Solo es más grande.
-Y más genial.
Había algo acerca de la habitación que los hacía susurrar.
-Mi abuela tocaba el piano -ella lo condujo hasta él y se sentó en el banco, invitando a Eugene a hacer lo mismo-. Ella y mi abuelo tienen una historia genial. Se conocieron en un recital de piano. Mi abuelo era el chico que bajaba el telón y ella era la estrella del espectáculo. Mi abuelo decía que en cuanto la escuchó tocar le pareció un ángel, le pareció que ella era... la chica con la quería estar y entonces la siguió. Ella siempre estaba en la biblioteca y él siempre estaba ahí por ella. Así que cuando se casaron, él se encargó de cumplir su sueño de tener su propia biblioteca.
A Eugene le pareció que todo este tiempo Blair había estado escondiendo a una chica tan profunda y tan hermosa que casi era un crimen. Y que solo él llegara a conocerla hasta ahora lo hacía sentir como el mejor hombre del mundo.
Eugene levantó la mirada hacia un cuadro justo sobre la chimenea. Cuando lo miró pudo haber pensado que era Blair quien estaba perfectamente dibujada, con una sonrisa en sus labios carmín, con un sobrero cubriéndole la cara hasta la ceja derecha, lo que le dejaba ver sus ojos azules, con un hermoso vestido.
-¿Es ella? -preguntó Eugene.
Blair subió la mirada.
-Sí, es ella.
-Es igual a ti -Eugene no podía apartar su mirada-. Es decir, Molly se parece a mamá, pero tú
y tu abuela fácilmente pudiera ser gemelas.
-Lo sé -ella se encogió de hombros-. Supongo que fui afortunada. Mac se parece más a su madre y Roscoe se parece a papá, pero yo, soy igual a la abuela. Lo malo es que... ella murió tan joven. Papá tenía... la edad que tú tenías cuando perdiste a tu madre también. Que coincidencia ¿no?
Eugene asintió y volvió su mirada a Blair.
-Sí, tenemos eso en común -hizo una mueca-. Aunque no es una muy buena idea para un tema de conversación ¿Te imaginas? "¡Hey suegro! Oí que perdió a su madre a los nueve años, pues yo también, bienvenido al club ¡Hablemos de eso!"... terminaríamos llorando los dos y sería un desastre.
Blair se echó a reír cubriéndose la boca.
-El punto es... -ella trató de recuperar el aliento- que t traje aquí para que me toques Hey there, Delilah.
-Hey there, Blair -la corrigió él.
-Hey there, Blair, entonces -ella asintió.
Eugene probó el piano y cuando estuvo listo, él le dijo-: Le haré unas modificaciones a la canción.
«Hey there Blair, what's it like in New York city
I'm just across the street, but girl tonight you look so pretty
Yes you do... time square can't shine as bright as you... I swear it's true
Hey there, Blair, Don't you worry about this night
I'm right there if you get lonely, Give this song another listen, close your eyes
Listen to my voice it's my disguise. I'm always by your side
Oh it's what you
do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
What you do to me
Hey there, Blair, I know times are getting hard
But just believe me girl
Someday I will have a good car. We'll have it good
You'll have the ride that I know you like, my word is good
Hey there Blair, I've got so much left to say
If every simple song I sing to you, would take your breath away, I'd sing it all
Even more in love with me you'd fall, We'd have it all
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Eight hours seem pretty much
But they've got planes and trains and cars, I'd walk to you in my dreams if I had no other way
Our friends would all make fun of us, and we'll just laugh along because we know that none of them have felt this way
Blair I can promise you, that by the time we get through, the world will never ever be the same
And you're to blame
Hey there, Blair, You be good and don't you miss me
Eight more hours and you'll be done with dreaming, and I'll be making breakfast, like I do
You know it's all because of you, We can do whatever we want to
Hey there Blair here's to you, This one is for you
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
Oh it's what you do to me
What you do to me»
-¿Ya la habías practicado? -preguntó Blair con la mejilla pegada de su hombro.
-La había practicado en mi mente de camino aquí -él se encogió de hombros.
-Juegas basquetbol y cantas. ¿Quién eres? ¿Troy Bolton?
-¿Quién eres tú?
-Sharpay, probablemente.
Ella rió y él también.
-Cántala otra vez -pidió Blair.
-Sí señora -él obedeció.
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38. Deseos y secretos.
Eugene caminaba por la habitación, mirando los títulos de los libros en las estanterías. Blair había hecho té y había comenzado a llover afuera. Eran las seis de la tarde, aun no había oscurecido, solo había enorme nube gris en el cielo que descargaba su exceso de agua sobre la ciudad. Blair se mantenía sentada en el sofá mullido de la pequeña sala detrás de las estanterías mirando la lluvia caer. Las gotas que se deslizaban en el cristal eran tan hermosas que Blair estaba orgullosa de llevar el apellido Rain.
-¿Y qué es lo que quieres tú? -preguntó Eugene, haciéndola girar su cara repentinamente.
-¿De qué hablas? -murmuró Blair.
Eugene sonrió, caminó hasta el sofá y se sentó a su lado. Ella abrazaba sus piernas contra su pecho y Eugene colocó sus codos sobre sus piernas inclinándose hacia adelante.
-Tu abuelo hizo esta biblioteca para tu abuela -Eugene se encogió de hombros-. Quisiera saber qué es lo que tú quieres para cuando tengas una casa, ya sabes, algo es especial... tu lugar.
Blair sonrió ¿En realidad estaba diciéndolo eso? Eso significaba que él quería saberlo, porque estaba interesado en su futuro. Y si bien Blair no se veía cerca de caminar por el altar, ella también veía que Eugene estaba en sus planes futuros. Ella veía a Eugene conduciendo la licuadora con ruedas para ir a la universidad por ella, lo veía ayudándola a estudiar, lo veía en sus fotos de graduación,
lo veía cargando las cajas para su nuevo apartamento, incluso lo veía durmiendo con ella en la misma cama y sobretodo lo veía sonriéndole a todos los vecinos y ofreciéndose para cambiar sus focos quemados.
Y le encantaba.
Blair suspiró y sonrió.
-Solo dame un gran closet -hizo el con sus manos incluso.
Eugene rió se irguió.
-Sé lo suficiente de Sex and the city para darme que cuenta de que fue una cita de la película.
-Y realmente me encanta que lo sepas.
Ella atrapó su mejilla con sus dedos.
-¿Solo un closet? -preguntó.
-Me gustaría -ella se encogió de hombros-. Lo digo en serio, quiero mucha ropa, vintage, retro, moderna, vestidos gala, ropa para todas las estaciones... aunque en realidad ya tengo todo eso -Blair miró al suelo-. Sí, tengo demasiadas de esas cosas... no sé que más quiero, jamás lo había pensado -se mordió el labio inferior tratando de pensar en que quería-. ¿Qué más queremos, Eugene?
Blair levantó la cabeza y cuando hizo la pregunta.
-Mmh...
Eugene frunció los labios, puso su talón derecho sobre su rodilla izquierda y colocó su brazo sobre el respaldo del sofá, rosando levemente la piel de los hombros de Blair. Su mirada estaba al frente, pensativa mientras los relámpagos hacían que la alfombra se manchara con sus sombras.
-Podríamos tener una sala de proyección, algo como un cine privado y un gran jardín, con muchas flores y árboles y ¿Qué te parece una sala de juegos? Con Xbox y Playstations, golfito bajo techo,
una mesa de Hockey de aire, una mesa soccer, ¡Un súper sótano! ...eso tenemos que pensárnoslo, que vamos a poner ahí, es importante ¡Podría ser genial para empezar una banda o tener una colección vinos! No lo sé, lo que te parezca más conveniente.
Blair sabía que estaba bromeando, pero al mismo tiempo le encantaba que Eugene hablara a largo plazo. Como si ellos fueran a estar juntos siempre. Blair sentía que quería hacer toda la cosa del compromiso con él. Solo con él. Con nadie más se sentiría tan cómoda. Eugene era su mejor amigo y el hombre que tenía su corazón. Como él no podría haber nadie más. Eugene hacía magia, Eugene emanaba luz, Eugene la atraía como a una polilla.
-Por ahora... -ella tomó su mano- estamos bien con esto, nosotros. Es suficiente.
-Vaya... -murmuró Eugene con asombro.
-¿Qué? -Blair frunció el ceño.
-Yo estaba pensando lo mismo -él le besó los nudillos-. Estaba pensando que aunque sería jodidamente genial tener todo eso, pero aun así si no lo tuviéramos... estar contigo sería suficiente.
Blair sostuvo su mano contra su pecho, pasó sus piernas sobre él y se deslizó luego en su regazo. Le había sorprendido que él usara la palabra "jodidamente" y al mismo tiempo le gusta. Cuando él decía palabrotas, era porque estaba emocionado, porque se dejaba llevar.
-Dime algo que nunca le hayas dicho a nadie, Eugene -ella acomodó el cuello de su camisa.
Eugene llevaba una camisa a cuadros de diferentes tonos de azul y como siempre debajo llevaba una
camiseta, jeans desgastados y si usara botas en vez de Chuck Taylors ella podría enviarlo a trabajar a la granja. O al jardín de su abuela.
-¿Eso por qué? -preguntó él acariciándole el cabello.
-Quiero saber si soy lo suficientemente especial para ti como para contarme algo que nadie más sepa.
Era un trato justo. Y Eugene no se sentía presionado por eso, porque sentía que él podía contarle cualquier cosa.
-Bien... -suspiró- a veces... cuando estoy confundido, triste, cuando no sé qué hacer o cuando simplemente lo necesito... le hablo a mi madre -Eugene cerró los ojos echó la cabeza hacia atrás-. No es como si esperara que ella me escuchase, como si estuviera esperando una respuesta divina de su parte... es solo que me gusta creer que ella mira hacia abajo y sonríe, como cuando era un niño. Y me dice "Todo va a estar bien, Eugene".
Blair sentía como su corazón se derretía dentro de ella. Los ojos le picaban, porque quería llorar. Por un momento se imaginó al niño de la fotografía, arrodillado a los pies de su cama, hablándole a su madre y que en sus tiernos pensamientos él creía que ella estaba escuchándolo.
-Es tonto pero... -él sacudió su cabeza- yo la necesito y es una manera de tenerla siempre conmigo.
-No es tonto -Blair movió su cabeza-, es todo menos tonto -le besó la barbilla y luego frotó su nariz a lo largo de esta-. Creo que, de alguna manera, ella debe escucharte. No puedo decirte que existe el cielo o el infierno, no sé en lo que crees... pero si existen, ella está
definitivamente allá arriba. O en la dirección que quede.
-Soy católico, Blair -murmuró Eugene-. Bueno, así me crió mi abuela.
-Mi madre decidió criarnos sin ninguna religión -ella se encogió de hombros-. Pero papá iba a catecismo todos los domingos y Lo, ella es una católica devota. Solo que yo no sé lo suficiente de eso.
-Supongo que está bien -Eugene abrió los ojos y le sonrió-. ¿Puedes tú decirme algo que nunca le hayas dicho a nadie?
Blair alzó su mirada al techo y ladeó su boca, como en ese gesto pensativo que Eugene tanto le gustaba. ¿Qué podría decirle ella? No había tantas cosas sobre sí misma, y todas las habían se las había contado, porque Eugene en sí estaba mirando una parte de ella que estaba escondida de todo el mundo y él lo sabía.
Blair se quitó el cabello de la cara, y echó un suspiro al aire.
-Tengo miedo de conducir -soltó y meneó la cabeza de un lado a otro.
-Pero eso ya me lo habías dicho -Eugene ladeó su cabeza.
-Sí, y eres el único que lo sabe.
-No me has dicho por qué.
-Es algo estúpido.
-Si no es estúpido que yo hable con mi madre muerta, no tiene que ser estúpido el por qué tienes miedo de conducir.
Blair nunca se lo había contado a nadie. Su familia lo sabía, porque tuvieron que hacerlo en el momento que sucedió, pero nadie más lo sabía. Ella era tan misteriosa acerca de ese asunto como lo
era Hannah con el por qué de su cojera. Entonces se le ocurrió de repente que ella y Hannah podrían intercambiar secretos y así no se sentiría tan presionada a contárselo.
-Mi antiguo chofer no era un gran conductor, no sé ni siquiera como consiguió el empleo. Me dejaba ir en el asiento del pasajero, sin cinturón de seguridad y él mandaba mensajes mientras manejaba.
-Oh...
-Un auto lo chocó, porque se saltó una luz roja, él murió, a mí me salvó bolsa de aire. Solo recuerdo haberme despertado cubierta de... su sangre. Fue horrible... yo, tengo miedo a conducir desde entonces.
-No es para nada estúpido -Eugene acarició su cabello-. Yo también estuve en accidente de auto y vi morir a mi madre, fui muchos meses al psicólogo... cariño, no creo que eso sea estúpido, creo que es algo normal cuando alguien vive una tragedia. Los traumas, lo queramos o no, son parte de quienes somos.
-¿Por qué hay tantas tragedias, Eugene?
-Porque si no hubiera tragedias, no podríamos conocer los milagros.
Blair se refugió en su pecho, pensando es sus palabras y pensando acerca del universo mientras él le acariciaba el cabello. Eugene era su milagro entre tanta tragedia, entre tanto drama, Eugene era su pequeña luz de alegría. Como ella lo había pensado antes, él era mágico y la hacía ella pensar que tenía un hechizo en su cabeza. Y le gustaba.
-Quisiera que te quedaras a pasar la noche aquí conmigo -ella frotó sus labios fríos contra la camisa de Eugene-. No quiero que te vayas, no ahora, ni nunca.
-Pero tengo que ir a
cenar.
-Lo sé, yo también tengo que ir a cenar.
Y en ese momento el celular de Blair interrumpió el momento. Blair lo tomó de su bolsillo y lo contestó. Era Mac.
-¿En qué parte de la casa estás? ¡Te has perdido! Lo no ha dado contigo ¿Qué están haciendo tú y Eugene?
-Estamos en la biblioteca de la abuela, lo traje para que tocara el piano para mí.
-Sí, hace un rato largo que lo llevaste allá ¿Qué está tocando ahora, eh?
-No seas pervertida. Estamos hablando.
-Blair, tú no eres del tipo de hablar.
-Pues con Eugene sí que lo soy.
-¿Vas a venir a cenar o no? Lo está que enloquece.
-Quiero quedarme aquí... ¿Qué hay de cenar?
-Pollo con patatas.
-Suena delicioso, Mac. Pero quiero estar con Eugene.
-Y yo quiero estar con Logan ¡La vida no es perfecta Blair!
-Lo sé -Blair levantó su barbilla y miró a Eugene, quien le sonreía-. Estaremos ahí en un minuto.
-Vale ¿Quiere quedarse a cenar de nuevo? Lo estará encantada.
Blair bajó su celular y le sonrió-. ¿Te quedas a cenar?
-Le diré a papá -Eugene se levantó y sacó su celular de su bolsillo.
-Se quedará.
-Vale, ahora vengan y más vale que me cuentes que has estado haciendo con él luego.
Mac susurraba, Blair sospechaba que estaba cerca de Lorena. Eugene ya estaba avisándole a su padre que iba a quedarse a cenar con los Rain.
Blair miró a Eugene y sonrió más amplio.
-Si tuviese algo que contar ya te lo hubiese presumido.
Blair colgó el teléfono y le tendió la mano a Eugene, quien la ayudó a levantarse del asiento. Ella se balanceó y él la rodeó con sus brazos por su espalda. Pasó todo su cabello al lado izquierdo de su cuello y besó el lugar que había despejado justo debajo de su oreja. Blair cerró los ojos disfrutando del tacto de sus labios.
-Hay otra cosa -murmuró.
-¿Sí? -interrogó ella mientras se dirigían a la puerta.
-Yo te dejaba copiarme algebra el año pasado.
Blair se detuvo, se giró a verlo poniendo una mano en su pecho, con una expresión divertida.
-¿Por qué? -preguntó entornando sus ojos.
Eugene se encogió de hombros.
-Eres Blair Rain.
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39. ¿Lucy?
Blair pintaba sus uñas de color rosa, sentada entre las piernas de Eugene mientras él pasaba las canciones de su Ipod y también trataba de arruinarle el trabajo a Blair juguetonamente quien alejaba sus manos de él. Estaban sentados en las escalinatas del pórtico de la casa de Eugene. Era viernes por la tarde y solo mataban el tiempo hasta el sábado.
Eugene tenía una pierna sosteniendo la espalda de Blair y la otra sobre las piernas de ella, estiradas a lo largo del escalón. Blair trataba de pintar la uña de su dedo corazón de la mano derecha y era muy difícil para ella si Eugene estaba acariciándole debajo de la oreja con sus dedos, como a un cachorro cuando hace algo bueno. Blair trataba de que no le molestara, porque sabía que él lo estaba haciendo apropósito, pero no podía evitar estremecerse y sus manos temblaban.
-Eugene, ya basta -le pidió ella inclinándose para tratar de alejar su mano-. Sé lo que estás haciendo.
-No puedes leer mi mente -le dijo él burlonamente sin parar de hacerle cosquillas.
La miraba fijamente, como si quisiera intimidarla con eso también.
-Oye, me estás distrayendo, sé que quieres arruinar mi trabajo -ella volteó a mirarlo, fulminándolo con la mirada. Eugene movió su pierna contra la mano de Blair causando que ella la alejase para proteger su mano recién pintada-. Como me tenga que despintar las uñas y volver a empezar, te juro que vas a ir a cenar tú solo mañana -amenazó ella. No tenía ni pinta der ser verdad, pero Eugene le concedió el beneficio de la duda.
-Muy bien
Él
alejó su pierna, pero deslizó el dedo que tenía debajo de su oreja, por su piel hasta su barbilla, luego regresó, pasando por su garganta, hasta su hombro izquierdo, ahí hizo un círculo alrededor de su clavícula y continuó bajando hasta el dorso de su mano. Blair respiró profundo mientras él la tocaba. Lo maldecía por hacerle esto, por ponerla de esa manera. Ella apenas podía respirar, era algo precioso de sentir, la volvía loca. Eugene estaba comenzando a entender el poder que él ejercía sobre ella. Así que le sonrió para terminar de acabar con su tortura. Y entonces fue cuando él puso sus labios sobre en el punto en donde habían estado sus dedos antes. Blair dio un respingo pero él no se apartó.
-Eugene, por favor -pidió Blair y soltó un resoplido y luego una risa nerviosa cuando inesperadamente Eugene paseó la punta de su lengua desde su cuello hasta un punto debajo de su barbilla-. Oh, Dios... Eugene ¿Qué haces?
-Lo siento -Eugene se alejó pero no por eso dejó de sonreír-. No fue agradable, lo siento.
-No... -Blair lo miró-. Fue... sexy. ¿Qué he hecho con el tímido Eugene?
-No sé, pero este Eugene puede hacerlo cuando quieras -Blair le dio un beso en la barbilla.
Ella siguió pintándose las uñas mientras Eugene la veía. Él buscó más canciones en su Ipod y cuando ella terminó le puso uno de sus audífonos.
-Escucha esta -dijo él.
Puso a sonar You're Beautiful de James Blunt. Ella sonrió y lo miró.
-My life is brilliant, my love is pure, i saw an angel, of that
i'm sure... -cantó ella-. Me encanta esa canción le dijo.
-But I won't lose and sleep all night, 'Cause I've got a plan... -continuó él-. A mí también.
La voz de Eugene era perfecta para Blair. Se podría pasar la vida enrolladla en su brazos, escuchando a cantarle sus canciones favoritas al oído. Era ideal, era una de esas pequeñas cosas que jamás pensó que lograría tener, que consideraba cursi, pero que le encantaba un montón y si se lo preguntaran, jamás podría negarlo. Blair era feliz.
-Eres hermosa... -dijo Eugene- Lucy.
Blair abrió los ojos de par en par y se alejó de Eugene lo más rápido que pudo.
-¿Cómo me has llamado? -Gritó levantándose, su voz casi quebrándose.
-No... -Eugene sacudió la cabeza y también se levantó, estaba mirando más allá de ella-. Lucy está aquí -él apuntó detrás de Blair y ella no tuvo otro remedio que volverse.
Lucy estaba parada en la acera, con sus brazos alrededor de sí misma, parecía perdida y Blair pudo percibir que había estado llorando. El cabello le caí sobre la cara y sus lentes estaban empañados. Lucy era de baja estatura, tanto que Blair se sentía como Pie Grande a su lado, tenía un lindo cabello castaño lacio y ojos azules, piel pálida y estaba usando en ese momento un suéter azul y jeans y se veía como si necesitase un abrazo.
Blair retrocedió, chochando con el pecho de Eugene y apretó los puños. Lucy agitó su mano en un saludo, pero no se movió.
-¿Qué está haciendo aquí, Eugene? -le preguntó
Blair, enojada.
-No lo sé -se encogió de hombros y miró a Blair, como pidiéndole permiso para ir a hablar con Lucy.
Blair vaciló, no quería que Eugene se acercara a Lucy, probablemente ella quería un amigo, quería que la salvara de algo... quería que le diera lo que le dio a Blair y la idea de que darle el gusto de probar el calor del cuerpo de Eugene cuando da abrazos, sus besos en los nudillos para confortarla, las frases que no dicen más que la verdad, su manera tan especial de decir siempre, esa idea simplemente la ponía de mal humor y la hacía querer llorar. Pero aun así asintió.
-Ve con ella -murmuró.
Eugene caminó hasta donde Lucy se encontraba. Inmediatamente ella se abalanzó a sus brazos y Eugene la recibió apretándola contra su pecho. Fue mucho más doloroso de ver de lo que Blair esperaba. Ella cayó sentada en los escalones del pórtico mientras su corazón se astillaba. Eugene no tenía ni idea de lo que eso lo hacía sentir. Los vio hablar, él le dijo algo, ella asintió y Eugene caminó devuelta con Blair.
-Oye, cariño -Eugene se agachó para verla a los ojos.
-¿Se irá? -preguntó Blair, cruzada de brazos.
-Bueno, necesito llevarla. Está pasando por un día duro y la llevaré a Crown Heights, a la casa de su hermano ¿sí? -Eugene le quitó el cabello de la cara a Blair y acarició su mejilla-. ¿Eso está bien para ti?
-No lo está para mí, pero si la princesa no puede tomar un taxi, no creo que haya más opciones ¿no? -Blair se encogió de hombros secamente-. Solo... no tardes,
por favor.
-Seré rápido, tranquila -él inclinó hacia adelante para besarla y Blair se aferró a eso.
Sujetó su camisa fuertemente y lo atrajo hacia a ella profundizando el beso. Un beso que no tenía nada que ver con la ternura y la paciencia. Era un beso para marcar territorio, un beso intenso, apasionado... un beso que puso a Eugene por las nubes. Ella se sujetó con fuerza a esa manera de manipular, pero cuando abrió los ojos supo que estaba mal someterlo de esa manera para que se quedara su lado, entonces se alejó de él. Ella no sería la misma de antes solo porque Lucy estaba allí. Tenía que recordar quien en era ahora y por qué había cambiado antes.
Eugene abrió los ojos lentamente y pasó su pulgar por los labios de Blair.
-Te veo luego ¿Sí, cariño? -preguntó con una sonrisa y tomó el Ipod de donde lo había dejado para metérselo en el bolsillo de la chaqueta.
-Sí -ella asintió cortamente.
Se puso de pie y caminó hacia Lucy de nuevo, tomó su mano y la llevó hasta la camioneta. Blair y él habían dado un paseo más temprano y él tenía las llaves en el bolsillo. Blair pensó que si tan solo ella pudiera ser la misma de antes por un minuto, le hubiera destruido la vida a Lucy en ese momento, pero ella era otra y tenía que serle fiel a su nueva vida, porque de otra manera no funcionaría.
Blair se quedó ahí sentada esperando por Eugene, hasta las seis de la tarde. Cuando él dijo que sería rápido, no pensó que su definición de rápido fuera un lapso de tres horas. Estaba molesta, estaba indignada y se sentía
dolida y usada. Cuando la señora Pointer y Molly se dieron cuenta del tiempo que había pasado ella sentada allí, salieron en su rescate.
-Querida -la llamó la abuela de Eugene-. ¿Pero qué estás haciendo todavía aquí? ¿En dónde está Eugene? -preguntó sentándose a su lado.
La señora Pointer tenía más o menos la misma edad de Lorena. Aunque Lorena venía insistiendo hacía cinco cumpleaños que todavía tenía cincuenta y seis. La señora Pointer tenía el cabello muy bien arreglado, corto, con un flequillo cayéndole sobre la cara, y en serio podrías creerle que tenía cincuenta y seis, aun si no los tuviera.
-Estoy esperándolo -dijo Blair con la mandíbula apretada-. Dijo que sería rápido, pero han pasado tres horas. Fue a llevar a Lucy Stevens a casa de su hermano -le explicó.
Molly se sentó a su lado.
-¿Lucy de nuevo? ¡Es una bruja! Solo está usándolo de nuevo, la odio -Molly se cruzó de brazos.
-¡Molly! No debemos hablar mal de las personas, recuérdalo -la reprendió su abuela.
-¡Pero es verdad, abuela! Ella solo busca a Eugene cuando está terriblemente mal o en problemas, porque sabe que él no se negará a ayudarla con lo que sea. A veces quiero golpearlo por ser tan ingenuo.
Yo también, pensó Blair.
-Bueno, pero es su amiga -Genevieve se encogió de hombros-. Eugene es así, sabes, siempre brindando ayuda.
-Sí, no sé si es un defecto o una virtud -murmuró Blair.
-Es ambas -la mujer le pasó la mano por la espalda para reconfortarla-. Eugene es fácil de engañar, pero tiene un corazón muy grande. Y su gran defecto es que no puede decir que no. A nadie.
-Aun así, yo lo quiero -dijo Blair frotándose las manos-, aunque me deje esperando como tonta por tres horas.
Molly le puso una mano sobre el hombro.
-Él está loco por ti -Molly se acercó-, no hablaría tanto de ti si no lo hiciera.
Eso la hizo sonreír, pero aun así Eugene no estaba allí.
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Nota súper especial
¡Habrá un maratón!
Bueno, será de cuatro capítulos, largos y cortos, lo que salga de mi corazón (?). Los iré publicando conforme escriba y créanme, habrá MUCHAS emociones mezcladas en ese maratón. No han visto nada.
Solo quería preguntarles ¿quieren que les dedique capítulos? Porque si me lo dicen y lo anoto, será más fácil y no se me va a olvidar, pero para hacer esto más interesante, (y más fácil, de hecho) les voy a dedicar capítulos a los cuatro mejores comentarios. No sé, pongan algo divertido, algo sobre la novela, díganme algo lindo, mezclen todo eso. No lo sé.
Seguro seré ignorada, pero no importa. Es divertido, así que vamos, espero ver aunque sea algunos comentarios :D
¡Las quiero! Bye.
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40. Lo siento.
-¡Y entonces se fue! Me dejó ahí sentada esperando por tres horas -habló Blair indignada, caminando de un lado a otro mientras Becky, Hannah y Mac escuchaban su historia-. ¡Tres horas! -enfatizó y se desplomó en un sillón blanco y mullido de la habitación de Mac.
-No voy a perdonarlo por esto -dijo Hannah meneando la cabeza-. ¿Y aun no está aquí? ¡Por Dios! Son las ocho de la noche. Si esto es a lo que se refiere con ser rápido, no sé que será para él ir lento.
-Mañana va ir a cenar con su abuela, porque yo no voy a ninguna parte -dijo ella enfurruñada.
-Apoyo eso, hermana -Mac levantó la mano-. Si Logan me hiciera eso, probablemente no viviría para contarlo.
Blair rodó los ojos con diversión. Mac había estado probando la magia Pointer toda la semana. Ella y Logan iban a cenar cada noche, él la llevaba de paseo, la traía a casa y Mac se guardaba los detalles; cada vez que le preguntaban, ella solo se reía como una tonta. Blair estaba feliz por ella, pero en ese momento, solo quería gritarle a Eugene.
-Jamás pensé que un chico tuviera el poder de lastimarme tanto -Blair subió sus pies al sillón y los abrazó-. Y él ni siquiera se esforzó. Solo la abrazó, solo la consoló... pero todo eso era mío, saben. Él hacía todo eso por mí y aunque yo sabía que él haría eso por cualquiera, no pude evitar sentirme traicionada.
-Es algo normal, Blair -Becky se levantó y fue a sentarse en el brazo del sillón, para acariciar el cabello de Blair-. Las chicas somos así, cuando algo es nuestro, es nuestro y punto -Becky
le besó la frente y a Blair le recordó a cuando Eugene lo hacía-. Aun estoy esperando que Kale Parker se dé cuenta de que soy realmente buena en otras cosas aparte de aritmética.
Blair frunció el ceño y miró hacia a arriba.
-¿Kale? -inquirió-. ¿Te gusta Kale?
-Me fascina -Becky habló con un tono travieso-. Somos compañeros de banco en aritmética con Muller. Él es delicioso y aun no se da cuenta de que yo también lo soy, pero solo es cuestión de tiempo.
Blair se echó a reír. Hannah rodó los ojos y negó con la cabeza.
-Becky ha estado loca por Kale desde el año pasado, y no va a parar hasta que lo tenga bajo sus sábanas -explicó la pelirroja.
-¿Qué? ¡Por Dios, Becky! Es Kale Parker. Es pretencioso, molesto, estúpido... la lista es interminable -Blair estaba impresionada y también no podía contener la risa.
-Bueno, tampoco es quiera casarme con él -dijo Becky acariciándole el cabello-. Ya sabes, no es el tipo de chico con el que saldría. Él es más para... jugar -se encogió de hombros con un sonrisa.
Mac levantó una ceja, Hannah hizo una mueca y Blair simplemente estaba boquiabierta. Bueno, si Becky lograba lo que quería con Kale, probablemente él se olvidase de ella. Becky era una chica muy atractiva y tenía esos ojos azules que reflejaban confianza, una chica que podría conseguir a quien quisiese. Si ella quería a Kale, seguramente en algún punto fuera a tenerlo. Aunque él así no lo
quisiese.
-Bueno... -Blair hizo una mueca torciendo sus labios- si eso es lo que tú quieres, no veo por qué no.
-La semana que viene tenemos que practicar aritmética juntos y yo sé perfectamente que voy a conseguir lo que quiero -Becky habló con mucha seguridad.
Blair recordó un poco a su vieja yo. Y le causó un poco de gracia, aun así, Becky no era como la vieja superficial Blair, era simplemente muy segura y perseverante. A Blair le gustaba eso, porque se contagiaba de esa energía a veces. Sin embargo, en ese momento Blair parecía un flor marchita y estaba bastante consciente de que era patético.
Mac se levantó de repente y caminó hacia la ventana. Apartó la cortina y echó un vistazo afuera, se volteó a mirar a Blair y sonrió.
-El chico Madre Teresa ha vuelto -dijo y volvió a la cama-. Está viniendo aquí ahora, ¿vas a hablar con él? Lorena no sabe nada, probablemente lo deje subir y lo mande a tu habitación.
Blair se levantó y dio unas cuantas vueltas vacilantes sujetándose las manos. Suspiro y asintió.
-Tengo que hablar con él -sacudió sus hombros-. Necesito hacerlo, es decir... él es Eugene. Sé que él no me haría esto apropósito, así que tengo que escuchar lo que tiene que decir.
Todas asintieron en acuerdo y Blair caminó hasta la puerta.
-Estaré en mi habitación.
Ella salió con lentitud al pasillo, pero una vez afuera corrió despavorida hasta su habitación
y se refugió ahí dejando la puerta entreabierta. Ella estaba usando shorts grises, calcetines rosados, el cabello en una cola de caballo y una camiseta que llevaba la inscripción de: Don't look at my boobs (touch them) que le había dado Mac como una broma en navidad, porque sabía que ella usaba sujetador con relleno.
De repente pudo oír las voces de Mac, Becky y Hannah en el pasillo, estaban hablando con él y aunque no sabía que decían, sabía que lo estaban intimidando. El miedo la recorrió, no sabía exactamente por qué, entonces saltó sobre su cama y la deshizo, metiéndose rápidamente sobre sus nuevas sábanas color naranja que era más suave y olían mejor que las anteriores. Blair se cubrió la cabeza cuando escuchó unos nudillos estrellarse contra su puerta.
-¡Pasa! -gritó bruscamente, su voz estaba siendo amortiguada por las sábanas.
Ella escuchó su puerta abrirse y unos pasos acercándose. Suspiró profundamente.
-¿Cariño? -dijo él.
Ella enfureció.
-¡No te atrevas a... cariñearme, Eugene! -Lo acusó con un dedo saliendo de debajo de su escondite, se puso de rodillas en la cama, enfrentándolo-. ¡Te fuiste por tres horas y yo me quedé sentada en tu pórtico esperando como tonta! Espero que la hayas salvado de caer en un acantilado, ¡Porque te juro que si ella te puso las manos encima, mis manos van a caer encima de ti también pero no en una suave caricia, Eugene!
Eugene abrió los ojos impresionado, ¡Estaba siendo la chica mala y atrevida de nuevo! Eugene se emocionó, no dijo nada simplemente
levantó sus manos en un gesto de redención y sonrió. Como él siempre lo hacía, simplemente sonrió. Blair odiaba pelear con una persona que se rehusaba a contraatacar y Eugene era precisamente así.
-Cariño... es decir, Blair -Eugene tomó sus manos con cautela-. Ella estaba teniendo un día difícil, solo la llevé a casa de su hermano, él me invitó a cenar, charlamos un rato porque necesitaba un amigo. Ella y Greg acaban de terminar... solo estaba buscando un amigo, eso fue lo que hice. Volví a ser su amigo.
Eugene pudo pensar que ella lo había entendido y que todo estaba bien, pero se dio cuenta de que no era así cuando ella estampó su mano contra su pecho como una reprimenda.
-¿Y no pudiste llamarme y decírmelo? -ella lo golpeó de nuevo, esta vez usando sus dos manos-. ¡Insensible, idiota, te odio!
-¿Me odias? -Eugene sonrió tratando de parar su inofensivos golpes contra su pecho que no cesaban-. ¿De verdad? -Eugene carcajeó mientras ella lo hacía cada vez más rápido.
-¡Sí! Por dejarme ahí sentada, por decir "Eres hermosa" y luego decir el nombre de ella, por ser su maldito amigo y por ser tan bueno y por hacerme débil al sonreír, te odio, Eugene...
Eugene detuvo el último golpe de Blair con su mano y tiró de ella, luego tomó la otra e hizo lo mismo. Llevó sus manos a sus hombros y entonces tomó la cintura de Blair, abrazándola. La levantó ligeramente de la cama y Blair no tuvo otro remedio que abrazar las caderas de Eugene con sus piernas. Tragó grueso porque ella no lo había esperado.
-Oye, me gusta cuando estás enojada conmigo
-dijo él con una sonrisa-, dices mi nombre con tanta emoción y aunque sé que me reprendes y me dices que me odias... sé que no es cierto, porque dices mi nombre como si no quisieras que me fuera.
Blair se mordió el labio y alejó su mirada de él.
-Porque no quiero que te vayas -murmuró.
-Lo sé... -él bajó la cabeza-. Lo siento, necesitaba ayudarla. No te enojes conmigo, por favor.
Blair volvió a mirarlo, no podía estar enojada con él, no con esos ojos tan hermosos mirándola, no con esos labios que ella ya había probado provocándola, no cuando él la sujeta así. Lo besó, porque tuvo que hacerlo en ese momento. Ella metió sus manos en su cabello y lo atrajo, como lo había hecho esa misma tarde, pero esta vez no se trataba de marcar territorio, esta vez se trataba de de ellos dos. Eugene cayó sobre ella, sobre el colchón sintiéndose débil y muy emocionado. De repente tenía calor, de repente quería aventar su camisa y quitársela a ella también, pero las manos de Blair sujetaban sus brazos. Él se separó, no podía hacerlo sabiendo que había tanta gente en la casa, no importaba si era la mismísima casa blanca, él no podía hacerlo y Blair tampoco.
Trató de recomponerse, suspiró profundo y miró a Blair. Su pecho subía y bajaba, se rió un poco al notar la inscripción de su camiseta.
-¿Cenarás conmigo mañana? -con cuidado, colocó sus manos en las piernas de Blair que seguían enredadas alrededor de él.
-No debería -suspiró Blair.
-Vamos -él se inclinó y puso sus manos a cada lado de su cabeza-. Puedes usar esa camiseta.
-Está bien -ella sacudió su cabeza-. Sí, está bien, solo... -subió sus brazos y los puso alrededor de su cuello- no vuelvas a irte tanto tiempo.
-No lo haré, lo prometo.
N/A: Bueno, ¡Estoy alucinando!
No puedo, es decir, ¡SON DEMASIADOS! Necesito que se calmen, jajaja. Bueno, hay demasiados comentarios geniales para cuatro capítulos, pero anoté varios nombres y a medida que vaya publicando después de esto, iré dedicando.
Oh, y si quieres que les dedique su capítulo favorito de los que ya están publicados y no tienen dedicación, también es válido. Piénsenlo.
Bueno, mañana debo viaja, probablemente llegue a publicar dos capítulos hoy (este y otro), o simplemente deje el segundo a medias, no lo sé, veré cuando aguanta sin dormir, jajaja. Pero en cuanto vuelva continuaré, se los prometo (fue algo imprevisto lo del viaje :/)
Las quiero :D
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41. Ordenar sentimientos.
-¡¿Y lo perdonaste después de eso?! -preguntó Mac indignada mientras veía a Blair maquillarse para la cena.
-Síp -contestó Blair como si no fuese la gran cosa.
Becky tomó un almohadón de la cama de Blair y se colocó en la línea de tiro detrás de Blair, lanzó aquel almohadón con tanta fuerza que hizo a Blair soltar su lápiz labial antes de arruinar su boca perfectamente delineada con color carmín. Blair se volteó, mirándola mientras entornaba los ojos y meneaba la cabeza, aun así, sonrió de forma divertida.
-¿Por qué has hecho eso? -preguntó soltando una carcajada.
-Porque esperaba de la gran Blair Rain, reina de las perras, algo más que un perdón vulnerable -Becky ajustó sus manos en su cadera y caminó como un militar hasta la silla de Blair. Ella se giró y miró los ojos intimidantes de Becky por el espejo-. Esperaba que lo insultaras, esperaba que lo golpearas, esperaba por lo menos una bien merecida patada en las bolas.
-Lo insulté, lo golpeé... -Blair tomó el lápiz labial que había dejado caer y volvió a repasar sus labios- pero no pude enojarme mucho con él, no puedo, soy débil en cuanto a esa sonrisa ¿tan patético es?
-¡Sí! -contestaron Becky, Hannah y Mac al mismo tiempo.
Blair suspiró derrotada y se colocó de pie.
-¿Cómo me veo? -preguntó abriendo los brazos y dando una vuelta sobre sus pies.
Se había puesto un hermoso vestido negro strapples, con pequeños adornos plateados en el torso, su suave cabello dorado caía en hondas sobre sus hombros y en el lado derecho de su cabeza
había un broche plateado, su par de zapatos Louboutin's favoritos, en perfecta combinación con su vestido estaban embutados gloriosamente en sus pies, su sonrisa de rojo carmín era la perfecta huella de una diosa y por último, las perlas en su cuello acentuaban el color de sus ojos.
-Yo te llevaría a cenar, te compraría un auto, una casa y tendría cuatro niños gloriosamente rubios contigo -habló Hannah recorriendo a Blair con la mirada.
Blair se echó a reír y se giró para tomar su pequeño clutch, donde guardaba su teléfono, sus llaves y algo de dinero y tarjetas de crédito por si la cita salía mal. Y conociendo su trayectoria de citas con Eugene, probablemente algo no fuera a resultar de acuerdo al plan. Se colgó la delgada cadena del hombro y miró a sus amigas, todas sentadas en la cama mirándola.
-No te ves tan emocionada -argumentó Hannah.
-Es porque no lo estoy -se encogió de hombros-. El asunto de Lucy es... confuso. Yo... no lo sé, tengo que hablar con él, seriamente, tengo que preguntarle... que siente por Lucy exactamente.
-¿Y estás segura de que quieres escuchar la respuesta?
-Sí, definitivamente -Blair asintió, cuando lo único que quería era correr e irse muy lejos.
Alguien tocó la puerta y un segundo después Roscoe entró con las manos sobre los ojos y ya metido en sus pijamas de Star Wars, que incluían calcetines de Yoda.
-¿Están vestidas? -preguntó.
Una risa se extendió por el aire.
-Sí -respondió Hannah y se estiró para tomar una de sus manos y colocarlo sobre su regazo-. ¿Qué pasó,
Luke Skywalker? -le preguntó poniendo un dedo sobre su nariz.
-Eugene ya está abajo -Roscoe dirigió su mirada a Blair-. Vaya... te ves hermosa, Blair -le sonrió de oreja a oreja. Hace mucho que Blair no recibía un comentario lindo de Roscoe respecto a cómo se veía, eso la enterneció. Ella fue hasta él y le dejó un beso marcado justo en la frente.
-Gracias.
Logrando articular su mejor sonrisa de campeonato, Blair se despidió y caminó hasta la puerta de la habitación y de ahí directo a bajar las escaleras para encontrarse con Eugene. La noche anterior ella no había querido hablar más, así que le dijo que se sentía un poco cansada y que debía hacer tarea (lo cual era un poco cierto). Blair en realidad hizo su tarea de matemáticas y química, porque necesitaba distraerse un poco de todos esos escenarios alternativos en su cabeza acerca de Eugene y Lucy.
Los había imaginado solo hablando, los había imaginado cenando y despidiéndose, era lo que Eugene le había dicho que habían hecho, pero luego estaban todas esas otras opciones; Lucy con sus labios sobre los de Eugene, Eugene y Lucy solos en una habitación ¡Eugene y Lucy tomando un baño de espuma juntos! Blair sabía que casi todo lo que su mente imaginaba era casi imposible, pero aun así, ella debía recordar que antes de ella la chica que había ocupado los pensamientos de Eugene había sido Lucy, y la verdadera pregunta era ¿En serio Eugene la había superado del todo?... cabía la posibilidad
de que Blair hubiera sido solo una ilusión para él, algo que funcionó como reemplazo.
Y a Blair le aterraba que fuera así.
-¡Oh querida! -Lo se puso las manos sobre la boca cuando la vio bajar el último escalón-. Te ves preciosa -Lorena se abanicó las lágrimas.
-Lo, no es para tanto... -Blair se encogió de hombros- siempre visto así.
-No siempre -Lorena levantó una ceja.
Blair carcajeó y sacudió su cabeza.
Eugene se encontraba en el pasillo de la puerta de entrada, dando vueltas de un lado a otro. Lorena casi arrastró a Blair hacia él. Cuando Eugene la vio su mandíbula casi cayó al piso... porque no es que no la hubiese visto otras veces vestir de manera sexy, ¡La había visto en ropa interior!... pero algo había en la manera en que se veía esa noche, era diferente.
Eugene parpadeó varias para despertar.
Blair se dio su tiempo para revisar su atuendo; estaba usando un traje negro, con corbata y una camisa blanca debajo, su cabello ligeramente desordenado, al estilo Eugene y una sonrisa. La mejor prenda de Eugene siempre su sonrisa, no podía llegar a su nivel más alto de lindura si no sonreía.
-Hola -Eugene suspiró y levantó una mano, enfocando el atuendo de Blair-. Te ves... más allá de preciosa, más allá de hermosa. Eres... Dios mío, no hay palabras.
Blair se encogió de hombros.
-Supongo que sin palabras es suficiente -se mordió el labio pintado de rojo y lo soltó lentamente.
Eugene de pronto sintió la falta de oxígeno en sus pulmones y le tendió la
mano.
-¿Vamos? -ella asintió y le entregó su mano.
Eugene había conseguido que su padre le prestara su auto para llevar a Blair a cenar. Era un realmente lindo Camaro rojo del 87, restaurado por uno de los amigos de su padre. Era clásico y contrastaba perfectamente con el estilo de Blair. Él la ayudó a entrar y se subió casi de un brinco al asiento del piloto. Estaba emocionado, e igualmente se sentía un poco mal... lo que le había hecho el día anterior no era algo que él haría normalmente, pero si un amigo lo necesitaba, él acudía. Era su naturaleza, su forma de ser, su manera de vida... y no es que a él le haya parecido que estaba bien dejar a Blair, porque en cuanto se alejó y la imagen de ella sentado en su pórtico desapareció de su retrovisor, se sintió inmediatamente muy mal... incluso sujetando la mano de Lucy muy fuerte... ese simple contacto se sintió directamente como un engaño.
Eugene aun debía ordenar sus sentimientos o algo malo iba a pasar.
-¿Y a dónde vamos a ir? -preguntó Blair de pronto interrumpiendo a Eugene dentro de sus pensamientos.
-Sutton's, en la Quinta Avenida -le sonrió ampliamente.
-¿De verdad? -Blair levantó ambas cejas en asombro-. Pero... es muy, muy difícil conseguir reservación, lo acaban de inaugurar y es... realmente caro -avisó ella con cautela.
Eugene sonrió, soltando una carcajada.
-Te lo dije, mi abuela consiguió una reservación gratis, estará todo pagado -Eugene movió la cabeza mientras le daba golpecitos al volante con sus dedos-, el sobrino del dueño es amigo de mi hermana, él le consiguió la oportunidad a mi abuela de hacer los arreglos florales para la inauguración y le cedieron una cena gratis... pero mi abuela lo arregló y ahora es de nosotros -Eugene le guiñó un ojo.
-Vaya... -ella soltó un silbido.
-Así es... tengo contactos -bromeó él.
Ella rió y lo golpeó en el hombro levemente.
-¿Qué es lo próximo? ¿Una reservación gratis en el Hilton?
-Bueno... -Eugene se pasó la mano por el cabello y resopló antes de hacer otro chiste-: solo si aceptan los cupones de mi abuela.
N/A: ¡Hola, hola!
¡Volví! Y si soy sincera, pensé que nunca lo haría. Porque estuve ¡CUATRO HORAS! Atascada en la vía de Cata (las de Aragua sabrán ;)) por un maldito árbol derribado en la vía. Un señor árbol, se podrán imaginar. El punto es... perdón por tardar. Mañana me levanto temprano (a eso de las diez de la mañana) y escribiré más capítulos I PROMISE!
¿Qué más quería decir?... joder, no lo recuerdo :c
Ya me acordaré y lo pondré en otra notita en el siguiente capítulo.
¡Las quiero!
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42. No puedo hacerlo.
El lugar era realmente hermoso; con luces iluminando por doquier, velas en las mesas, una hermosa pista de baile, una banda de músicos tocando una melodía romántica, personas en finos trajes flotando alrededor, riendo y disfrutando de la comida. Eugene supo, en cuanto entró allí con Blair que ese era el tipo de vida al que ella pertenecía, pero no era exactamente en donde Eugene encajaba. Se dio cuenta entonces de que ambos eran de mundos muy diferentes, pero si estaba dispuestos a pararse en medio la brecha no había nada de que tener miedo.
Blair estaba totalmente deslumbrada; en cuanto cruzó la puerta de doble hoja las miradas se posaron en ella, justo como siempre le había gustado. Ella sonrió como en los viejos tiempo y tomó la mano de Eugene que caminaba detrás de ella.
-Probablemente me veo como muñeco de pastel -Eugene resopló arreglándose el cabello con las manos.
Blair sonrió y lo detuvo, le arregló el cabello hacia atrás y apretó sus mejillas. Eugene sonrió.
-Te ves genial -ella lo besó en la mejilla dejándole una marca notoria-. Un beso en tu mejilla y un traje es todo lo que se necesita para ser un galán.
Eugene asintió y volvió a tomarla de la mano mientras se acercaban al podio de las reservaciones. Eugene puso su magnífica sonrisa de chico americano para empezar la noche con su encanto.
-Buenas noches, mesa para dos -pidió.
Blair colocó su barbilla sobre el hombro de Eugene mientras lo veía hablar con la chica en la puerta de entrada. Ella les sonrió y ladeó su cabeza
en un gesto enternecido. Debió haber percibido la vibra de jóvenes enamorados.
-¿Tienen reservación? -preguntó amablemente.
-Síp; a nombre de Eugene Pointer, por favor.
La chica echó un vistazo al libro de reservaciones frente a ella y sonrió cuando sus ojos se posaron sobre el nombre de Eugene.
-Muy bien, señor Pointer y señorita, parece que todos los servicios son grátis esta noche, vaya suerte la de ambos -la chica hizo un gesto con su mano, llamando a un mesero que se encontraba cerca. En cuanto se acercó ella dijo-: acompaño a los chicos a su mesa, consígueles una muy buena.
El mesero asintió y les sonrió.
-Señores -hizo un ademán para que ambos le siguieran.
Eugene y Blair caminaron entre las mesas, detrás del hombre de camisa blanca y corbata de moño negra. Él los condujo hacia una mesa en el fondo, iluminada por velas, con dos sillas y una rosa en medio, un lugar bastante íntima para ellos.
-¿Está bien para ustedes? -preguntó el hombre.
Eugene miró a Blair y ella asintió.
-Sí, muchas gracias -él sonrió y procedió a ayudar a Blair a sentarse.
-Muy bien -dijo el hombre una vez que estuvieron sentados-. ¿Quieren mirar el menú o prefieren confiar en la recomendación su servidor? -sonrió de manera sabia.
Eugene movió su cabeza hacia Blair y ella se encogió de hombros soltando una pequeña risa.
-Vamos a poner nuestra confianza en usted ¿Qué nos recomienda? -preguntó Eugene alzando
una ceja.
El mesero sonrió de nuevo.
-Bien... para los jóvenes enamorados, yo sugiero una botella vino de nuestra mejor reserva y la comida italiana es algo que no puede faltar en una cena romántica; ¿Les parecería un plato de (si puedo presumir) la gloriosa pasta a la boloñesa que preparan nuestros increíbles chefs, receta especial del señor Sutton, al más puro estilo de La dama y el vagabundo? -Eugene se echó a reír junto a Blair. En su opinión, ero era bastante adecuado para ellos.
-¿Tú qué dices, cariño? -le preguntó Eugene.
-Estoy de acuerdo -ella asintió.
-Muy bien -el mesero de acomodó el moño e hizo un gesto, inclinándose servicialmente-. No duden en llamarme si necesitan algo más.
-Muchas gracias -dijo Eugene, el mesero los dejó solos en un segundo-. ¿Te está gustando esto? -le preguntó a ella.
-Es maravilloso, me encanta -ella tomó su mano sobre la mesa.
No estaban demasiados separados, la mesa tenía el tamaño perfecto para que ella tuviese que estirar tanto su brazo y para que él pudiese besarle los nudillos. Eugene le dio una sonrisa perezosa y trató de mirarla a los ojos, pero Blair mantenía su visto en la rosa en medio de la mesa. Se puso a pensar de pronto que Blair parecía distante, como si no quisiese decir demasiado, como si estuviese ocultando algo.
Eugene recordó entones el tono dolido de Lucy al decirle que él estaba totalmente equivocado con Blair y su advertencia de que solo lo estaba usando porque quería volver con Greg, ella le había
dicho que quería a su amigo de vuelta, el que hablaba con ella todos los días, el que se sentaba con ella en el almuerzo y la hacía reír, se sintió un culpable por dejar a Lucy sola cuando ella le había pedido que se quedara, como en los viejos tiempo... pero él tenía que volver con Blair, porque algo lo estaba empujando a subirse a camioneta e ir por ella. La razón por la que no la llamó es porque se hubiese sentido tan sucio al hacerlo, no podía decirle que había sostenido a Lucy en sus brazos y ella había estado en su regazo... no por teléfono al menos.
El corazón le dolió cuando ella levantó la mirada y le regaló una dulce sonrisa.
-El lunes son las pruebas de basquetbol ¿estás emocionado?
Eugene apretó los labios y luego abrió la boca soltando un resoplido.
-Estoy más bien nervioso -él rió tímidamente-, no lo sé, hay chicos muy buenos.
-Tú también eres muy bueno -ella le tomó ambas manos-. Eres realmente bueno, esto te gusta, podrías ser profesional si quisieras.
Eugene se echó a reír graciosamente y sacudió su cabeza, moviendo su flequillo rebelde.
-Me gusta el basquetbol, pero no tanto para eso, sin embargo, estar en el equipo me da créditos extra y puede que gane nuevos amigos -el balanceó la cabeza-. Quiero ser arquitecto, como papá. Es decir, he estudiado el asunto, su influencia tiene me ha inspirado, podría trabajar con él y me gusta mucho.
-Eso suena fantástico -Blair apretó sus manos emoción-. ¿Y... a que universidad irás?
-Bueno... envié solicitudes a la universidad de Columbia, a la NYU, a Brown y a Stanford...
-Eugene se encogió de hombros-. Sé que no debería disparar tan alto, pero...
Ella tomó volvió a apretar su mano.
-Todo irá bien -le prometió-. Cualquiera tendría suerte de tenerte -Blair estaba forzando su sonrisa.
La idea de Eugene alejándose de ella para ir a estudiar a Brown o a Stanford le ponía los pelos de punta y la hacía querer llorar, pero se mantuvo firme.
-Si te acepta más de una... ¿a cuál quieres ir realmente?
Eugene sonrió.
-Columbia o NYU... no quiero alejarme de mi familia... o de ti -él volvió a besarle los nudillos y Blair sonrió cerrando los ojos.
A veces le dolía tanto quererlo que se cuestionaba todos los momentos felices ¿cuál sería realmente la ilusión? ¿El dolor o la felicidad?
El mesero se aclaró la garganta al llegar con los platillos. Eugene soltó las manos de Blair y sonrió hacia él. El hombro dejó sus respectivos platos frente a ellos-. Señor... damita -repitió el gesto servicial de nuevo y chasqueó los dedos. Rápidamente otro chico se acercó por detrás y le trajo dos copas y una botella de vino-. Vin rouge, Château Beaucastel... especialmente para ustedes, mis queridos amigos.
El hombre dejó las copas sobre la mesa y abrió la botella fácilmente. Sirvió el vino en ambas copas y dejó la botella sobre la mesa.
-Disfruten la comida, la noche es de ustedes y si gustan, la banda está dispuesta a recomendaciones, si quieren bailar alguna pieza en especial, no duden en avisarme y yo les haré saber -guiñó y ojo y tan rápido como había llegado se marchó con
mucha más gracia de la que le es permitida a cualquiera.
Blair suspiró mirando el plato humeante rebosante de pasta a la boloñesa. Para ser un restaurant de esos finos y elegantes, las porciones realmente eran para llenar el estómago y no solo una probada. Blair sonrió y se mordió el labio.
-Dios, estoy famélica, esto es genial... -murmuró Blair.
-Buen provecho, cariño -susurró él antes de inclinarse para besarla rápidamente en los labios.
-Para ti también -respondió Blair girando su cara rápidamente.
Ella suspiró esperando que él no se hubiese dado cuenta de eso. Él simplemente se giró para ver su plato y le sonrió. Claro que se había dado cuenta de que casi arrancó sus labios de los suyos, pero no dijo nada porque sabía exactamente por qué lo hacía.
Habían comido en silencio, tanto silencio que Blair había encontrado interesante la conversación de dos elegantes señoras en una mesa cercana. No sabía que decir... otro día habría tenido mil temas de conversación con Eugene, pero luego de lo que había pasado el día anterior sentía que si hablaba con él por mucho tiempo se iba a echar a llorar.
Cuando terminaron la cena Eugene le ofreció a Blair tomar la idea del mesero y sugerir una pieza a la banda para bailar, pero Blair negó con la cabeza y se excusó diciéndole que se sentía enferma y que quería volver a casa. Realmente se sentía enferma, no podía estar con él, teniendo la sospecha de que él estaba pensando en Lucy. Eugene tuvo que correr detrás de ella cuando salió del restaurant
con la cabeza abajo. La calle estaba llena de luces, gente y auto por doquier.
-¡Oye cariño! -Eugene la llamó mientras ella caminaba rápidamente al auto aparcado frente al lugar-. Blair, espera... -él tomó su mano y la sujetó-. ¿Qué pasa, qué tienes?
-Quiero hacerte una pregunta -ella se detuvo de repente, enfrentándolo.
Eugene parpadeó varias veces.
-Sí... sí, claro -contestó y Blair se acercó más.
-Cuando dijiste que yo te gustaba, también dijiste que te había hecho olvidar a Lucy casi por completo. Dime algo, Eugene ¿Ya la olvidaste por completo? -preguntó entornando sus ojos.
El viento frío de la noche le volaba el cabello de la cara. Eugene tragó el nudo de su garganta y miró a otra parte.
-Pensaba que así era... -murmuró Eugene- pero ayer... me di cuenta de que la extraño un poco.
Blair asintió y apretó los labios.
-Aun la quieres -afirmó.
-No lo sé -él negó con la cabeza-. Blair...
Ella levantó su mano en el aire para hacerlo callar.
-Eugene... ya te lo he dicho, siempre quiero las cosas a mi manera y si no puedo ser la única chica en tu mente entonces es mejor que esto... se termine.
Le dolió tanto a Eugene escucharlo como a Blair decirlo.
-¡Pero lo eres!
-¿Y cuántas veces has pensado en ella esta noche?
Eugene la miró, con los ojos bien abiertos y la boca cerrada... él no podía responderle eso, pero al no hacerlo,
ella lo tomó como un afirmamiento de lo que había estado temiendo. Ella caminó lentamente lejos de él, Eugene pensó que ella esperaría que le abriera el auto, pero ella se dirigió hacia la siguiente calle para tomar un taxi. Eugene se quedó parado ahí por un minuto, asombrado por su propia estupidez... cuando se dio cuenta de que ella se alejaba, corrió detrás de ella.
-¿A dónde vas? -preguntó a sus espaldas.
-A tomar un taxi para ir a casa -respondió sin detenerse.
-¿Pero por qué? Sé que estás enojada y tienes toda la razón de estarlo, soy un tonto, pero por favor, déjame llevarte.
Ella hizo caso omiso de sus palabras y cuando llegó a la otra acerca extendió su mano para detener al primer taxi que se acercó. El hombre detuvo el auto y ella abrió la puerta. Antes de entrar ella se giró para verlo.
-No puedo irme contigo, porque sé que si entro a ese auto te voy a perdonar en cualquier momento... -ella negó con su cabeza- y la verdad es que no quiero hacerlo, no quiero ser esa chica. No quiero ser la chica que se sienta por tres horas a tu puerta, a esperar que termines de consolar a tu amiga de la que estás enamorado, no quiero ser la chica que te haga olvidar a otra, porque no quiero ser un simple reemplazo... no quiero compartirte con ella, no quiero que seas su amigo. Y eso tal vez sea demasiado para ti.
-No...
-Lo siento, Eugene... me voy.
Ella entró al taxi y cerró la puerta. Eugene se recargó de la puerta.
-No te vayas, por favor -le pidió.
-Por favor, arranque, lo más rápido que pueda.
-Blair... -el taxista pisó el acelerador y rápidamente ella se marchó-. ¡Blair, no!
Eugene pateó un bote basura tan fuerte que todo el mundo en la calle se giró a verlo.
-¡Maldita sea, Eugene, eres un jodido idiota! Joder, joder, joder...
Y cuando Eugene al fin explotó, ella no había estado ahí para verlo.
Él miró hacia arriba, al cielo nublado de Nueva York y sintió las primeras gotas de la lluvia en su cara. Rió de repente, porque era irónico. Era una llovizna irónica. Él abrió los brazos e interrogó-: ¿Y ahora qué hago?
N/A: Bueno, bueno... ¿cómo se sienten ahora?
Sí, eso fue duro... pero oye, era necesario. Como sea, espero que les haya gustado, son libres de insultar y maldecir. Desahóguense, adelante, serán comprendidas.
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43. Olvidar
Blair quería llorar, quería llorar fuertemente, quería un poco de tiempo para pensar, así que le pidió al taxista que diera varias vueltas por la ciudad. Jamás había estado tan triste. No estaba enojada, como cuando Greg la había dejado, solo estaba horriblemente triste. Patéticamente triste. Se abanicaba la cara para evitar soltar lágrimas mientras repetía el mismo mantra una y otra vez «No llores que se te corre el maquillaje, las perras no lloran, Blair».
Pero cuando al fin llegó a casa, luego de pagar la tarifa del taxi, que le costó todo el efectivo de su bolso. Ella bajó con los tacones en la mano y caminó por el camino de grava hasta la puerta de entrada, subió las escalinatas y abrió la puerta. Ni siquiera se molestó en mirar hacia la casa de Eugene, sabía que el probablemente ya estaba en cama.
Y así era, manejó despavorido hasta casa, entró como alma que lleva el diablo y ni siquiera escuchó a Molly, a su abuela o a su padre. De hecho, cerró la puerta con tanta fuerza que el estruendo se escuchó en toda la casa. No quería hablar con nadie, no quería ver a nadie. Solo quería hablar con Blair y probablemente ella no le volviera a dirigir la palabra. Se sentía estúpido, estaba enojado consigo mismo y se había mantenido mirando por la ventana, esperando que Blair volviera, sabía que ella no estaba en casa porque había llamado a Mac para preguntarle y cuando ella preguntó qué pasaba, él había colgado el teléfono. Al darse cuenta de que no volvía, incluso cuando ella se fue antes que él, empezó a llamarla, pero Blair jamás le contestó. Le dejó tres mensajes.
«Blair,
no estás en casa... ¿dónde estás? Sé que estás enojada, pero quiero saber que estás bien. Por favor...»
«Blair, soy un idiota... lo lamento. Si estás escuchando esto, quiero que recuerdes que aun puedes contar conmigo para lo que sea... sigo estando enamorado de ti. Vuelve a casa»
«Blair.... Todo lo que he dicho es cierto. Te voy a extrañar mucho, cariño. Vuelve a casa»
Al oír los mensajes Blair no pudo más. Cayó en el suelo junto al sofá y empezó a sollozar. Jamás le dolió algo tanto en su vida. Ya no habría caricias de Eugene, ya podía volver a besarlo, ya no podía volver a sentir sus labios sobre sus nudillos y tampoco volvería a ver esa sonrisa con hoyuelos y arrugas en las esquinas de sus ojos, al menos causada por ella... toda era tan triste... había dolido el rechazo del instituto, eso magulló su orgullo, pero dejar a Eugene... eso había roto su corazón. Y había sido necesario, ella no podía estar con alguien que tuviera a otra persona en su mente que no fuera ella.
-¿Blair? -Roscoe entró a la sala con un vaso de leche en la mano, entornando los ojos. Encendió la luz y la vio.
Estaba sentada en el piso, con las piernas abrazadas y su cabello se había arruinado, igual que su maquillaje.
-¿Qué pasó, mapache? -preguntó él acercándose a ella y sentándose a su lado.
-Terminé con Eugene -murmuró colocando su cabeza en el hombro de su hermano.
-¿Tú terminaste con él? -inquirió Roscoe.
-Sí...
-¿Y por qué lloras?
-Porque no quería hacerlo.
-¿Y por qué lo has hecho?
-Era lo mejor para ambos -Roscoe pasó
su brazo alrededor de sus hombros-, a él le sigue gustando Lucy, sigue enamorado de ella.
-¿Y de ti no está enamorado? -preguntó.
-No lo sé... -Blair se encogió de hombros-. No sé si debería creerle.
-Ay Blair -Murmuró Roscoe quitándole el pelo de la cara con su mano-. Hermana, no me gusta que te veas como mapache. Lo odio por hacerte esto, tú no lo mereces... ¿y esa Lucy no es la que te quitó a Greg? ¿Cuál es su problema? ¿No está contenta con él? ¿Qué quiere ahora? ¿Quitarte también a Becky y Hannah? ¡No los dejes hacerte esto, Blair! ¡Tú eres fuerte, tú no tienes que llorar por eso! ¿Sí? -Roscoe le acarició la mejilla-. Él se va a dar cuenta muy pronto de que perdió a una chica invaluable, de que no va a haber otras como tú y que si las hubieran, no iban a llegarte ni a los talones... porque tú eres una Rain y realmente eres genial.
-Amo que seas tan inteligente -ella le besó la mejilla.
Roscoe sonrió y le tendió el vaso de leche tibia.
-¿Quieres?
-¿Un vaso de leche? -Blair se rió.
-Es mi versión de la bandera blanca -ella lo tomó y bebió un gran trago.
Tenía la garganta seca después de tanto llorar.
Roscoe la llevó arriba y en cuanto Becky y Hannah la vieron (que por supuesto se habían quedado a pasar la noche para saber detalles cuando ella llegara de su cita), corrieron hasta ella preguntando qué había pasado. Blair levantó su mano y simplemente entró a su baño para quitarse la ropa y el maquillaje. Roscoe les explicó lo que Blair
había dicho y ellas entendieron pronto que ella no quería hablar.
Cuando Blair salió del baño, con trenzas en su cabeza, su cara limpia y gris de Hello Kitty, Mac, Hannah y Becky se unieron a ella en un gran abrazo. Ella fue directo a la cama y como pudieron, todas de abrazaron a ella. Las cuatro cabían perfectamente en su enorme cama. Por lo menos Blair no había perdido a Hannah, su primera salvación y a Becky, la primera chica que puso su confianza en ella, su hermana había vuelto y ahora también tenía a Roscoe de su lado.
Sí, Eugene se había ido, pero no era el fin del mundo, los chicos nunca son el fin del mundo.
Si una pérdida la había ayudado a darse cuenta de que había algo mejor que la popularidad, esta le ayudaría a ver que había algo mejor que los chicos. Y Blair no estaba tan triste después de haberlo meditado.
Por eso, cuando se levantó al día siguiente, sonrió y se vistió con su vestido más bonito; un hermoso vestido azul cielo, con un cinturón muy delgado de color negro y sus Jimmy Choo's azules, sus zapatos favoritos. Se amarró el pelo en una cola de caballo firme, se puso maquillaje y levantó a las chicas que aun yacían en su cama, dormidas. Una vez más volvía a ser ese sueño húmedo de adolescente con erección matutina; la cabeza de Hannah estaba sobre el estómago de Mac, Mac estaba enganchada al cuello de Becky, mejilla contra mejilla y Becky tenía las piernas enredadas con las de Hannah.
-¡Arriba todas! -gritó Blair poniendo el sonido de la alarma a todo volumen en su estéreo-. Vamos, vamos, es hora de levantarse.
Mac se levantó poniéndose recta, dejando a Becky caer
en el piso. Hannah levantó la cabeza, girándola de un lado a otro, buscando la procedencia del sonido. Cuando las tres estuvieron correctamente sentadas sobre la cama, Blair apagó el estéreo.
-¿Qué te pasa? -preguntó Mac abriendo por fin los ojos-. Wow, ya estás vestida... ¿a dónde vas?
-Bueno, pensé que podríamos ir al centro comercial, de compras ¡Y tal vez podríamos mostrarte lo que Becky y Hannah hacen para divertirse! Es genial... así que levántense. Hay mucho que hacer hoy, también quiero ir a comer sushi y... y... ¡A patinar! -Blair se rió estruendosamente-. Quiero olvidar lo que pasó anoche... ¿vale? No quiero hablar de ello... solo quiero salir de aquí, olvidarme de él existió alguna vez y comenzar mi colección de foto para mi pared que no lo incluya a él... ¿Pueden ayudarme?
Mac la miró y sonrió de oreja a oreja. Miró a Becky y luego a Hannah.
-¡A vestirse, señoritas, hay un domingo de chicas que planear! -gritó Mac.
-¡Sin chicos perdedores! -habló Hannah parándose sobre la cama.
-¡Y con muchas malteadas! -concluyó Becky.
Blair sonrió, pero no podía evitar preguntarse como se estaría sintiendo Eugene en ese momento.
N/A: ¡Hola de nuevo!
Bueno, este pequeño capítulo para cerrar la noche. Espero que les guste. No lloren, por favor, muchas me dijeron que lloraron. Tranquilas... shh, shh... todo va a estar bien (#NadaConfirmado).
Y bien ¿Cuántas se dieron cuenta de que mandé a Blair y a Eugene al restaurant de Harry, mi novela Birdie y Harry, eh? Las que se dieron cuenta del cruce ponga esto en un comentario #YoSíMeDiCuenta #YoAmoAHarryYaBirdie, #HarryEsElMejorCocinero #Agradable. Ok, basta de Hashtags.
Recuerden, en el universo de mis historias, todo se relaciona. :D Pueden esperar detalles como esos de mí, jajaja.
¡Las quiero! Me despido.
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44. Recuerda, Jeffrey.
Eugene se despertó porque Jasper se metió en el hueco de su cuello y le estaba haciendo cosquillas. Él jamás se había despertado de mal humor en su vida, nunca, pero justamente ese día de levantó con el ceño fruncido, ni siquiera se molestó en saludar a su abuela con un beso como siempre cuando entró a la cocina, no le revolvió el cabello a Molly y no chocó los puño con su papá. Simplemente tomó una taza, se sirvió café y tomó una tostada.
Cuando estaba a punto de volver a subir las escaleras, su abuela lo detuvo.
-¿Qué pasó anoche, querido? -le preguntó dulcemente.
Eugene se encogió de hombros dándole una mirada amarga.
-Lo jodí todo, se acabó... fui el que terminó de arruinar todo para ella. Solo quiero estar solo, no necesito hablar ¿de acuerdo?
Eugene volvió a su habitación, se vistió, puso a Jasper en su jaula y tomó su café. Salió de la casa y justo cuando él caminaba hacia su camioneta, Blair estaba bajando las escalinatas de su pórtico. Él se detuvo a mirarla. Estaba tan hermosa y él no podía tenerla en ese momento, no podía correr y besarla... quería hablar con ella, pero estaba tan avergonzado. Aun no sabía cuál era su problema realmente y no quería que ella lo volviera a rechazar.
Cuando Blair levantó la mirada, él estaba ahí, parado junto a su camioneta, mirándola. Becky salió detrás de ella, junto con Hannah y Mac. Hannah le lanzó las llaves del auto a Becky y ella corrió
hacia el auto aparcado frente a la casa. Hannah deletreó la palabra idiota y Eugene lo capturó rápidamente. Mac fue indiferente con él y Becky fue la que le sacó el dedo del medio antes de abrir la puerta. Eugene bajó la cabeza y la sacudió. A Blair ciertamente se le encogió el corazón... pero ella no iba a dejarse llevar por eso, ella había llorado demasiado la noche anterior, no volvería a hacerlo de nuevo... cuando Eugene volvió a subir la cabeza para mirar ella cambió su inexpresivo semblante por uno serio y decidido; caminó con los hombros erguidos y la frente en alto hasta el Volkswagen y lo abordó. La última vez que lo miró, le dio una de esas miradas frías, que eran como una flecha para su corazón.
Entonces subió a su camioneta, completamente avergonzado ¿qué había esperado realmente? Luego de lo que había dicho ¿en realidad tenía la esperanza de que ella lo perdonara?... él sabía que la había perdido, pero aunque no la pudiese recuperar, lo que sentía por ella seguía siendo real y no era del todo su culpa que sus sentimientos estuviesen mezclados. Sí, aun quería a Lucy, pero no sabía exactamente de qué manera.
Blair se recargó del brazo de Mac y puso la cabeza sobre su hombro. Solo se preguntaba cómo serían las cosas cuando volvieran el lunes al instituto. No sería fácil tratar de fingir que nada pasó entre ellos cuando los pasillos le recordaban a tantas escenas de ellos, hablando, estudiando antes de una prueba, riendo, besándose. Era lo que más dolía.
Pero borró todo eso de su mente,
aun era domingo y mientras estuviera fuera trataría de pasarla bien.
Mac alucinó con las malteadas, tanto que se compró otro y pagó la segunda ronda. Luego de una larga sesión de compras, que incluían atuendos para el invierno, abrigos y demás y hasta un traje de baño muy lindo para Hannah. Como siembre, se sentaron en el borde de la fuente central, ya listas para ir por su presa del momento. Esta vez Blair iba a atacar. Las últimas veces se había quedado sentada en la banca, pero había decidido que era momento de que pusiera en práctica lo que había aprendido de Becky y Hannah. Así que ese día sus ojos cayeron sobre un chico de su edad, de camiseta roja, con anteojos, delgado y de baja estatura, era tan bajo como Hannah, que paseaba con su familia por el centro comercial. Su madre, tres hermanitos y su padre.
Se paró a su lado y Becky tomó la foto con el chico de espaldas. Blair despejó su mente de todo drama por un momento y se concentró en su jugada.
-¡Hola! -gritó de repente.
Abriendo sus brazos ella lo abrazó. Estaba usando su gran actitud atrevida, él chico se quedó petrificado.
-Jeffrey... -preguntó la madre del chico abriendo los ojos hacia él.
Fue un punto extra para ella.
-¡Hace tanto que no te veía Jeffrey! -ella rió tontamente, como esa risa que usaba antes para conquistar a un chico-. ¿No te acuerdas de mí? ¡Soy... Sophie! ¿Eh?
-Yo no...
-¡Oh, vamos! -ella lo golpeó ligeramente en el pecho-. ¡La chica de la fiesta del año pasado en Long Island!... ya sabes, bailamos, un poco de hierba, ¡Desordenamos la
cama del padre del anfitrión! ¡Yo era la chica vestida de enfermera! ¿Eh? ¡Ahora si te acuerdas!
La madre del chico jadeó horrorizada, el padre miró al chico boquiabierto, los tres chicos menores susurraban entre ellos.
-¿Ya te acuerdas?
-¡No, Jesucristo, no! -Jeffrey se giró a ver a su madre-. ¡Mamá, te juro que no la conozco!
Blair se echó a reír.
-Bueno... tal vez esperaba eso, ¡estabas tan borracho!
-¿Fue en la fiesta de tu amigo Jessie, el de Long Island? -preguntó su madre poniéndose una mano en el pecho.
-¡Sí! ¡Oh, por Dios! ¿Recuerdas cuan molesto estaba Jessie porque vomitaste en su lámpara? ¡Fue épico!
-¡Jeffrey! -chilló la madre del chico.
-¡Nooo! -Jeffrey movió las manos en el aire de manera desesperada enfrentando a su madre. Luego de giró a Blair-. ¡Nooo!... ¡Eso jamás pasó! ¡JAMÁS!, porque créeme que lo recordaría si hubiese pasado. Yo no te conozco. ¿!Por qué me haces esto?!
Blair se encogió de hombros y miró a otra parte con una pequeña sonrisa, poniendo sus brazos detrás de su espalda.
-Porque ya no tengo novio -ella hizo un puchero.
Becky apareció detrás de los padres de Jeffrey, poniendo sus manos sobre los hombros de estos. Hannah agrupó a los hermanitos y Becky gritó-. ¡Foto familiar, digan malteadas, que son muy sabrosas! -movió la cabeza como una seña y Blair acomodó a Jeffrey, tan blanco como un fantasma en frente de su familia-. ¡Apunta Mac! ¡Malteada!
-¿Nadie parpadeó, salimos guapos todos? ¡Muy bien! ¡Corran
que el guardia nos está mirando!
-Adiós, Jeffrey ¡Llámame! -dijo Blair antes de salir corriendo junto a sus amigas lejos de la vista del guardia de uniforme gris que había puesto un ojo sobre ellas.
-¡Pero no tengo tu número! -gritó Jeffrey derrotado.
-¡Jeffrey! -chilló su mano golpeándolo con su bolso.
Jeffrey estaba en problemas.
-¡Corre Mac! -Becky apresuró a Mac hacia la salida.
-¡El ejercicio no es lo mío, déjame!
Se apresuraron a llegar al estacionamiento y Blair no paraba de reír por su atrevimiento. Se sentía un poco mejor y las chicas se unieron a su risa. Ella se apoyó contra el auto y suspiró, tratando de recobrar el aliento que le había quitado el correr fuera del lugar. A Becky a Hannah ya las habían advertido una vez sobre molestar gente el centro comercial, así que se habían andado con cuidado últimamente.
-Eso fue tan de primaria -Mac se rió, estaba hiperventilando también-. ¡Fue genial!
-¡Tú eres una campeona, Blair! -Becky alzó su mano en el aire y la chocó contra la palma de su amiga-. Sacaste a ese chico de sus casillas, ¡Fue genialmente ingenioso! Cariño, estoy orgullosa de ti.
-Gracias -susurró ella.
-¿Qué tal te sientes ahora? -preguntó Hannah mientras Becky sacaba las llaves del auto del bolsillo de su chaqueta.
-Estoy bien -Blair se encogió de hombros.
-¿Quieres ir ya a casa?
-Sí... -ella les dio una media sonrisa-. Sé que dije que haríamos más cosas, pero quiero dormir un poco, además, Lorena me horneará galletas y me sentiré
mucho mejor que ahora.
-Vale -Becky entró al auto seguida de las demás-. Si necesitas a alguien para ir golpear a Eugene, no dudes en llamarnos.
Blair se imaginó por un momento a Becky golpeando a Eugene. Ella sabía que Becky poseía una gran fuerza y era más rápida que él ciertamente. Con lo indefenso que era Eugene, seguro ella podría derribarlo, dejarlo un ojo morado y sacarle un diente si se lo propusiera. Blair sabía que sí podía.
-No quiero que lo golpeen -murmuró.
-¿Podemos ignorarlo a toda costa? -preguntó Hannah.
-Sí, eso sí -Blair volvió a encogerse de hombros.
Eso era lo que ella haría.
Eugene por su parte había dado vueltas por la ciudad en su camioneta, con el ceño fruncido todo el tiempo. Había estado tratando de pensar en cómo se sentía, en que debía hacer, pero lo único que llegaba a su mente era la mirada de Blair cuando lo había dejado. Sus ojos tristes y decepcionados. Él había arruinado otra relación para ella y él jamás iba a perdonarse por eso. Él quería hablar con ella, él tenía que hacerlo. Por eso, cuando llegó a su calle, estacionó la camioneta y fue a sentarse a esperar que Blair volviera. Sabía que no estaba en casa porque el auto de Hannah no estaba aparcado afuera. Así que la esperó mucho tiempo sentado en las escaleras. Se dio cuenta entonces de que no había sido nada agradable dejarla esperando todo ese tiempo.
Lucy lo había llamado un montón de veces y le había pedido que fueran a hacer algo divertido, pero cuando al fin Eugene contestó una de sus llamadas le dijo que quería salir por el momento, de
la manera más amable posible, pero no podía dejar de ser despectivo con nadie. Y Lucy casi se creía que era otro Eugene el que había contestado el teléfono.
Cuando Becky aparcó el auto, Eugene levantó la cabeza. Al bajarse Blair notó que él estaba sentado en su pórtico y se paralizó. Tragó fuertemente y caminó hacia adelante. Las chicas caminaron detrás de ella como una muestra de su apoyo. Parecía que venía a destruirlo con palabras crueles. Pero no Blair, ella parecía seria, pero compasiva, con su hermoso caminar de diva pero apretando los labios como si estuviera reteniendo decir algo.
-Hola -Eugene se levantó y ajustó sus pantalones-. Hola Blair -suspiró.
-Hola... -murmuró ella-. ¿Qué pasa? -preguntó bruscamente dándose cuenta de que no podía permitirse caer por esa mirada de arrepentimiento en su rostro.
-Yo... quería hablar contigo -dijo él-. ¿Puedo?
-Ya estás hablando -soltó Becky-. ¿Qué quieres decir? -interrogó.
-Vamos adentro -Mac la tomó por los hombros arrastrándola.
-¡Como la hagas llorar de nuevo te juro que te voy a atropellar con tu propia camioneta, Pointer! ¡Es una promesa! -Le gritó Becky antes de que se cerrara la puerta y los dejaran solos afuera.
Eugene cerró sus ojos, apretándolos antes de hablar.
-¿Lloraste? -preguntó.
-Me he vuelto débil desde que he estado juntándome contigo -ella bufó-. Vaya mierda.
No sabía exactamente por qué, pero le dolieron esas palabras.
-Lo siento.
-¿Por qué te disculpas? ¿Por qué aun estás enamorado de Lucy o porque habérmelo dicho?
Él sacudió su cabeza y abrió los ojos de nuevo para mirarla. Wow, si él no iba a volver a tenerla, mirarla era difícil.
-No estoy... enamorado de Lucy, estoy enamorado de ti.
-¿Entonces por qué has dicho que la extrañas?
-Porque es así... la extraño, supongo que... ¡No lo sé! Tal vez solo estar con ella me recordó lo que sentía antes.
-No te entiendo, Eugene.
-Yo tampoco.
Él se pasó las manos por el cabello y lo revolvió un poco, pareciendo desesperado. Bajó las manos por su nuca y se apretó el cuello.
-¿Qué te ha dicho sobre mí? -preguntó Blair de repente.
-¿Eh? -inquirió Eugene mirándola de nuevo.
-Lucy ¿qué te ha dicho ella de mí?
-¿Por qué lo preguntas?
Blair rodó los ojos.
-Es obvio que ella no está de acuerdo con lo de nosotros, debió haberte dicho algo, porque es tu amiga y se supone que quiere lo mejor para ti y no confía en mí -ella dejó caer sus brazos pesadamente a sus costados- ¿Qué te ha dicho sobre mí?
-Ella... ha dicho que solo me estás utilizando para llegar de alguna manera a Greg... que tú no eres quien dices ser.
Blair negó con su cabeza, mostrándose cansada.
-Supuse que sería algo como eso -ella bufó de nuevo-. ¿Y tú le has creído?
-Ni por un momento, cariño -él se acercó y estiró su brazo para tomar su mano, pero rápidamente Blair retrocedió.
-No me digas cariño, no vuelvas a hacerlo, por favor -pidió ella.
-Pero...
-Te perdono, Eugene, pero tienes que arreglar lo que sientes ahora ¿sí? Yo no voy a pelear con Lucy de nuevo, no voy a hacer esto. No me interesa realmente lo que ella piense, pero sé que en algún momento va a volver con Greg... y tendrás que decidir antes de que eso pase, porque de otra manera eso me llevará a creer que solo lo haces porque ella ya no está disponible.
-Jamás te haría eso, Blair.
-Sé que no lo harías intencionalmente. Pero debes separar lo que sientes por mí, de tus sentimientos por ella. Si no soy la única chica en tu mente... va a doler mucho, pero Becky y Hannah van a llevarme al instituto el resto del año.
Él asintió y volvió a mirar al piso. Blair pasó de él y entró en casa de la manera más evasiva posible. Eugene no sabía si sentirse bien porque se le había concedido otra oportunidad o enojado, por ser tan tonto y no empezar a aprovecharla en ese mismo instante.
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Nota de la autora.
¡Hola chicas!
Bueno, como he subido mucho esta semana, la próxima no voy a subir hasta el fin de semana, porque tengo otras novelas que atender, ya saben, es bueno tomarme un descanso de Blair y Eugene y todo el drama de estos dos personajes. Han sido fantásticas chicas, gracias por leer y por todos sus lindos mensajes, disculpen si a veces no contesto, es que hay días en que no tengo mucho tiempo disponible, solo alcanzo a subir y luego estoy fuera. Pero créanme que los leo, cada uno de ellos y me encantan.
Pero eso ustedes lo saben.
Quería contarles algo; recibí hace poco un mensaje privado de alguien muy sarcástico... y sí, voy a admitir que me afectó un poco, porque realmente no fue una crítica constructiva, fue algo que más o menos quiso dar a entender mi falta de originalidad al crear esta historia. No voy a negar eso, es un cliché, o más bien, la vuelta a un cliché que no es nada diferente, tiene errores, mi manera de narrar no es la mejor o nada parecido.
¿Pero saben una cosa? A mí me gusta escribir sobre porristas rubias y ricas, chicos musculosos y vacíos, nerds, chicos románticos y amistades tontas ¡Y toda esa mierda cliché!
¿Por qué? ¡Yo no lo sé!
Algunos les gusta la salsa de tomate, a otros la mayonesa.
¿Y deben recriminárselos? No lo creo.
Mi intención, no es insultar a la literatura, a mí me gusta escribir y hacer reír, si lo logré contigo, pues soy feliz... si no lo hice, realmente no importará para mí, solo sigue tu camino, amigo.
Y sí, es solo la opinión de alguien. No hay porque tomarlo a mal, lo que realmente es molesto, es que no habla de una forma clara. Tiene que utilizar el sarcasmo para expresarse y a menos que sea utilizado en broma, a mí el sarcasmo me desagrada. Tampoco es capaz de compartir su opinión sincera con el público, para acordar quien está de acuerdo y quién no.
Solo tengo algo que decir: Una novela de porristas más o menos, no te quitará el talento, o te lo aumentará. Tampoco lograrás librar al mundo de ellas y no por eso la literatura hoy en día es insultada... cada quien tiene un concepto diferente sobre ella.
Lidia con ello.
Solo quería contestar esto generalmente porque no tenía ganas de enfrentarme a más sarcasmo, además, no quería solo ignorarlo... porque no podía. Soy un humano, después de todo.
Lamento si las he fastidiado, que tengan buena noche.
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45. Mantener distancia.
Blair se sacudió. Había estado todo el día tratando de concentrarse en las clases porque no quería pensar en Eugene. Y era difícil si se ponía a pesar que él andaba por allí sin quitarle la mirada de encima. Blair podía verlo, mirándola en cada receso. Era más alto que la multitud en el pasillo, así que ella podía verlo mirarla mientras buscaba sus libros en el casillero, mientras caminaba a su próxima clase o mientras hablaba con Becky o Hannah. Y era irritante, porque Lucy estaba junto a él todo momento, al parecer habían retomado su amistad de todo. Y Blair estaba fingiendo que no le importaba.
Supuso entonces que Eugene había hecho su elección.
Lo extrañaba, era cierto, pero eso no la detuvo cuando fue a pedirle un cambio de asiento al profesor Thompson.
-Profesor Thompson -Blair puso las manos sobre el escritorio, inclinándose para que solo él pudiera oírla.
-¿Rain? -el hombre bajó el bolígrafo.
-¿Podría pedirle un favor?
Blair era consciente de que Eugene la estaba mirando desde su asiento. Era una desgracia para ella, ahora que no estaban juntos, verle dos veces por semana en algebra ¡Y solo era el primer día! No estaba funcionando para ellos. Eugene iba a estar ahí el resto de años escolar, tarde o temprano tenía que aceptarlo... pero mejor tarde.
-Supongo -el hombre de la barba canosa se encogió de hombros.
-¿Podría cambiar de asiento? -preguntó ella.
El profesor frunció el ceño.
-¿Por qué? Pensé que
usted y el señor Pointer... -ella lo detuvo, poniendo una mano frente a él.
-Hagamos como que el señor Pointer no existe -ella sonrió amargamente-. ¿Puedo o no?
El hombre levantó una ceja y se apoyó sobre los codos.
-¿Problemas?
Blair suspiró.
-¿Quiere me siente a contarle? -preguntó en un gesto sarcástico.
-Oh no, -él meneó su cabeza- puedes dejarle eso a Warwick, a ella le va más el rollo de psicología para estudiantes.
-¿Puedo cambiar de asiento?
-Seguirá en esta sala y va a seguir mirándote, Rain -le dijo él-. Puedo verlo desde aquí, en cuanto entró te puso la mirada encima como si supiera que no puede volver a hablar contigo y lo lamentara mucho. Solo míralo ¿Crees que se va a dar por vencido?
-No quiero pensar en eso, señor Thompson -ella meneó la cabeza-. Si él me quiere, le pedirá que lo cambie también, si no lo hace... yo no lo voy a voltear a mirar.
El hombre suspiró y miró a detrás de Blair.
-Vicky, cambia de puesto con Blair -le pidió a una chica pelirroja que se levantó al instante, cogiendo sus cuadernos torpemente.
Blair le ofreció una sonrisa de agradecimiento.
-¿Crees que necesitas un tutor todavía? -interrogó antes de que Blair fuera a su nuevo asiento asignada.
-No, creo que puedo arreglármelas ahora.
Ella se giró muy decidida, fue por sus cosas y volvió a su nuevo asiento. No necesitaba copiarle a nadie, no necesitaba la ayuda de Eugene, había estudiado, en verdad estudiado para lo que viniera y quería lograrlo por sí sola.
La nueva Blair Rain ya no era tan nueva, el instituto se había acostumbrado a verla como una chica más. Una igual. Y ella estaba totalmente feliz con ello... bueno, aun le molestaba la injusticia en la fila de la cafetería, pero eso seguiría igual sin importar que.
De hecho, el almuerzo no fue más fácil. Blair entró a la cafetería como en un día normal. Había hamburguesas en el menú y había llegado temprano, así que se consiguió una grande y fresca. Estaba usando un vestido naranja claro con tacones altos de color blanco, así que parecía una flor al desfilar entre las mesas. No importaba cuan elegante quisiera parecer, ella se comería esa hamburguesa... pero ahí estaba Eugene, en la misma mesa que Lucy, mirándola desde lejos.
Haciendo mucho más incómodo el momento.
-¿Por qué no simplemente la deja y viene para acá? -Escupió Becky con asco-. Es tan bueno que no se lo cree nadie ¿Por qué tiene que ser tan amable? ¿Es que no le dan ganas de gritar y maldecir?
-Es educado -dijo Blair en defensa de Eugene.
-La gente no tiene que ser educada todo el tiempo. Tienen que saber cuándo serlo. No puedes ir por la vida con una corona de flores dando amor y paz para todo el mundo, porque todos sentimos rabia y las iras acumuladas terminan matando a la gente. -razonó Becky.
-Hakunna Matata, Becky -le respondió Hannah.
Blair se echó a reír.
Le gustaba ver que tenía a Becky y a Hannah para confortarla cuando todo salía mal.
-Hablando de
relajarse -Becky le dio vueltas a la pajilla en el envase de su jugo- ¡Eh, Kale! ¿Cómo estás? -preguntó batiendo sus pestañas.
Kale justamente pasaba cerca de la mesa donde se encontraban, con su actitud de arrogancia estándar para todo el instituto. Aunque su expresión cambió a una cansada cuando se giró a ver a Becky.
-Hoftader -pronunció.
-Parker -dijo ella.
Blair estaba sorprendida de que no la había mirado ni un minuto.
-¿Quieres sentarte? -preguntó regalándole una sonrisa astuta.
Kale miró hacia los lados y se metió las manos en los bolsillos.
-Al diablo -dijo y se sentó junto a Becky-, quiero dejar en claro que no porque esté sentado aquí significa que vamos a salir -le recalcó el levantando un dedo.
-¡Oh por Dios! -Becky se rió como si él hubiese dicho un chiste-. ¿Salir? ¿Quién te crees que soy? -le golpeó el brazo-... Kale, pensé que eras más divertido que eso.
Kale infló el pecho y luego botó el aire, irguiéndose para mirar a Becky a los ojos.
-Definitivamente, no sé qué contestar a eso.
¿Ha dejado a Kale Parker sin palabras? ¡Becky es grandiosa!... según los pensamientos de Blair.
-No lo hagas -ella se encogió de hombros-. Conmigo las palabras siempre sobran, ya lo sabes -Becky le guiñó un ojo.
Kale bajó la voz y se acercó a ella.
-Dijiste que los mensajes se quedarían entre nosotros -murmuró él.
-Y están entre nosotros -Becky rió-, pero siendo honesta, yo
quiero sacar todo lo que esté entre nosotros, acercarnos más... ¿no lo crees?
-Por Dios, Rebecca -Kale suspiró.
-¡La ha llamado Rebecca! -Hannah gritó en el oído de Blair, abriendo los ojos de manera asombrada-. Nadie la llama Rebecca, ella lo va a matar -Hannah se aferró al brazo de Blair, quien estaba interesada en mirar la escena. Nadie podía con Becky.
Pero en vez de hacer algo que se esperara de Becky, ella simplemente le puso una mano en el hombro y arrastró la punta de su dedo hacia abajo hasta su clavícula.
-No suena tan mal -susurró. De repente ella se acercó y lo olfateó-. ¿Estás usando la loción que te regalé? -Becky lo miró con los ojos bien abiertos.
-Bueno... sí, no quería desperdiciarla. Me gustó -Kale se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa.
-¿Es en serio? -le preguntó Hannah a Blair en un susurro.
-A mí me parece bastante serio -le respondió Blair de vuelta-. ¿Tú crees que...?
-Oh, conociendo a Rebecca, seguro que sí -le aseguró Hannah con un tono socarrón, esperando que Becky no la hubiese escuchado.
(...)
Blair sabía que después de clases serían las prácticas del equipo de basquetbol. Ella quería realmente saber cómo le había ido, por eso le pidió a Becky que la esperara. La madre de Hannah había ido por ella, así que no se quedó. El padre de Becky era cirujano y su madre obstetra. Ambos tenía los días realmente ocupados y Becky y su hermano mayor estaban solos todo el día, así que no tenía ninguna prisa por llegar
a casa.
-Creo que ya han terminado -dijo ella metiéndose las manos en los bolsillos de la chaqueta texana que llevaba-. ¿Quieres que le pregunte?
-No, sé cuando está realmente feliz por algo, si tiene su sonrisa de Eugene probablemente lo ha hecho bien. Solo quédate conmigo, hablando casualmente hasta que salga.
-Tú lo quieres ¿verdad?
-Define "querer".
-Tú... lo amas.
Blair se cruzó de brazos y se recargó de los casilleros al final del pasillo largando un suspiro al aire.
-No... -murmuró- ¿Por qué lo amaría? Somos adolescentes, no puedo amarlo... no es así como funciona.
-Blair ¿Sabe realmente alguien como eso funciona?
Blair decidió callar y esperar. No quería responderse esa pregunta, no quería lidiar con ello en ese momento.
Entonces Eugene apareció por la puerta del gimnasio. No portando su sonrisa de Eugene, las esquinas de sus ojos no estaban arrugadas, no podía ver sus hoyuelos ni tampoco sus pómulos alzados. Era una sonrisita solamente y se la ofrecía a Lucy, quien venía debajo de su brazo sonriéndole y abrazándole el torso.
-¡Lo has hecho genial! -Lucy le estrujó la mejilla contra la camisa-, te van a aceptar, estoy segura, Eugene.
Eugene la abrazó, soltó una pequeña carcajada sin gracia y bajó su cabeza, con sus brazos alrededor de Lucy y Blair pudo percibir cuando él le olió el cabello. Ella lo había visto, lo había visto poner su nariz sobre su pelo y aspirar. Bien... eso era todo lo que necesitaba.
Asintió y tiró de Becky para cruzar al otro pasillo, Eugene ni siquiera se había dado cuenta de que ella se encontraba allí. Blair se fue, porque no quería seguir viendo algo que la destrozaba tanto.
Pero Eugene se estremeció, sabiendo que Lucy no era Blair y que nunca lo sería. Se alejó de ella derrotado, porque en serio la extrañaba y era incapaz de pensar en otra cosa... Lucy no olía a coco, olía bien, pero no a coco y aunque oliese a coco, no sería lo mismo jamás.
-Estaba allí -le dijo Lucy.
-¿Quién? -él se giró a verla frunciendo el ceño.
-Blair Rain -dijo ella cruzándose de brazos.
Eugene gruñó.
-¡No, joder, no! -corrió para ver el pasillo adyacente, pero estaba vacío, no había nadie-. ¿Por qué soy tan idiota?
-Tranquilo, no te sulfures -Lucy se rió-. Eugene ¿En serio estás enamorado?
-Te lo he dicho ¡Claro que lo estoy! -Eugene se pasó la mano por el pelo-. No puedo comer, no puedo dormir, no puedo pensar... ¿qué se supone que haga, Lucy? La quiero... ¡Pero no quiere creerme!
-¿Quién lo diría? -Lucy negó con la cabeza, con una sonrisa-. Bueno... yo no sé, no confío mucho en ella, pero por lo que sé ha cambiado mucho... supongo que podría haber esperanza.
-Lucy, yo no confiaba en Greg, pero tú lo sigues queriendo y sabes que es un buen tipo ¿Por qué Blair no sería una buena chica? -Eugene hizo una mueca-. La Blair Rain que yo conozco no es la chica que te ha hecho daño, esta versión de ella solo está oculta... Blair tiene más problemas de los que crees, es como todo el mundo. Y a pesar de lo que digas, no es una perra, es valiente... y deberías creerme, porque sabes que nunca mentiría.
-Pero ella sí.
-A mí no -Eugene se alejó, caminando por el pasillo-. Ella nunca me mentiría a mí.
N/A: ¡Hola! ¿Qué tal todo? ¡He vuelto!
Bueno... ya saben el protocolo, yo publico capítulo, ustedes votan y comentan y la paz mundial se hace. De acuerdo... no.
Había extrañado escribir para LVDDLP. No fue mucho tiempo, pero bueno, igual lo he extrañado. Y por supuesto, las extrañé a ustedes reventándome el celular con notificaciones. He considerado quitar la aplicación, pero nunca lo hago.
¡Oh! Se me olvidaba decirles (aunque ya lo hice, pero una vez más no está mal): ¡Tengo un blog! www.rossnaranjo.weebly.com
Lo sé, ustedes pensarás ¿Y qué hace esta con un blog? La burla. Pero nada, a mí me dio por esto y se lo aguantan... con amor.
¡Dedicación especial para... las que me revientan el celular en WhatsApp! Las quiero mucho, tienen un montón de tuercas flojas, pero son buena gente. ;)
¡Los quiero a todos! :D Paz mundial.
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46. Orgullo como manera de vida.
Blair estaba discutiendo con Grant Maxwell acerca de su informe de biología. Ella quería tener participación en el asunto, pero su compañero era un perfeccionista y debido a la mala reputación de Blair con las tareas él había decido que lo haría todo por su cuenta. Sin embargo, ella no iba a detenerse hasta que él aceptara darle algo que hacer.
Habían pasado varias semanas desde que ella y Eugene no hablaban. Ella lo evitaba a toda costa, tanto a él como a Lucy. Había estado tratando de sacar sus notas a flote y estaba teniendo un éxito considerable. Varios de sus profesores la habían felicitado asombrados por su capacidad de concentración. Y es que si puede aprenderse un rutina de baile en una sola tarde también podría memorizar hechos en historia, versos en literatura, ecuaciones en matemáticas y de que podía escalar la cuerda del gimnasio, eso era seguro.
-Vale, vale -Blair lo acorraló en su casillero-, no voy a tocar las estadísticas, no haré nada con tus estadísticas... pero por favor, ¿al menos puedo investigar? -le preguntó apoyando una mano en uno de sus hombros.
-No lo entiendo, el año pasado hubieras estado feliz de no participar y que pusiera tu nombre de todas maneras -Grant cerró el casillero.
-Estamos hablando del año pasado, Grant -ella sacudió su cabello detrás de su hombro con su mano-. Este año Blair Rain está siendo una mejor persona -colocó las manos en su cadera y suspiró como si estuviera a punto de salir volando como
la Mujer Maravilla-. Hago mis tareas, soy voluntaria para ayudar con el baile de invierno, doné un montón de ropa, que debo decir que es fabulosa, a los niños pobres... estoy renovándome.
-Pero no has perdido tu orgullo, ¿verdad?
-Bueno, ¿Y con quién te crees que hablas, Grant? Soy Blair Rain, -ella sonrió-. Ser orgullosa es una manera de vida... antes no tenía razones para estar orgullosa de mí misma, ahora las tengo y me gusta tenerlas, todo tiene mucho más sentido.
-Ajá... Eso es muy lindo, pero ¿En realidad puedo confiar en ti para hacer esto? Porque necesito sacarme un sobresaliente si quiero ir a Harvard -él la apuntó con un dedo, sus ojos marrones escudriñando los suyos como si lo utilizara en plan detector de mentiras-. Harvard -repitió.
Blair suspiró e irguió los hombros mientras cruzaba sus brazos debajo de su pecho.
-Grant... es una promesa -dijo ella bastante segura-. Irás a Harvard -ella asintió.
-Pues vale -él levantó su celular-. Te llamaré luego para determinar un punto de encuentro.
-¿Por qué no simplemente dices donde vamos a estudiar?
-Porque es lo divertido de haber estudiado el diccionario completo -Grant abrió los brazos de forma demostrativa-: ¡Tienes miles de palabras para usar, así que tienes que aprovechar y variar un poco!
Blair asintió de nuevo, tranquilamente y Grant se despidió con una palmada en el hombro. Ella lo vio alejarse mientras se repetía mentalmente: palabra del día: determinar. Lo repitió varias veces
y luego fue en busca de Becky. Le había dicho que se quedaría con Kale en el salón de biología ayudándolo un poco con algo que no entendía. Hannah se había reportado enferma esos días y Blair y Becky habían decidido ir a verla para llevarle algunos pañuelos, la tarea y para cuidarla un poco.
Blair abrió la puerta del salón de biología y encontró a Becky sobre uno de los grandes mesones a lo largo de la habitación, abrazando las caderas de Kale con sus piernas, sus manos bien asidas a su cuello, empujando su cara contra la de él mientras Kale la sostenía entre sus brazos, moviendo su cabeza y su boca. Y no parecía que Becky lo estaba sometiendo, él parecía bastante comprometido con el asunto.
-Con que estudiando biología ¿no? -Blair alzó una ceja y se apoyó del umbral.
Kale se separó de Becky, pero ella no lo dejó alejarse demasiado, poniendo sus brazos alrededor de su cuello para mantenerlo cerca. Blair sonrió para ellos. Ninguno de los dos estaba sonrojado, pero Kale parecía más incómodo que Becky.
-Bueno... -ella saltó de la mesa- hablábamos de la anatomía del cuerpo humano y una cosa llevó a la otra -ella se encogió de hombros y volvió a mirar a Kale-. Te veo mañana.
Kale soltó el aire y se revolvió el cabello.
-¿Qué haces esta noche? -preguntó en un susurró.
-Mañana, Kale -respondió Becky.
-Pero...
-He dicho mañana -puntualizó ella viéndose más seria de lo normal-.
Fue divertido -luego sonrió y se deshizo de los brazos de Kale a su alrededor. Cogió su bolso de la mesa, se lo colgó en el hombro y por último se despidió de él con un amistoso golpe en el brazo- Vamos, Blair.
Blair le hizo una mueca a Kale antes de que Becky la arrastrara fuera del aula, por el pasillo. Blair le dio un golpe con el codo en el brazo a Becky y ella la empujó de vuelta.
-¿En serio no quieres nada... serio con Kale? -le preguntó Blair.
-Por Dios, no -ella negó con la cabeza-. ¿Cómo podría tener algo serio con él? Es imposible.
-Oh, pero sí es posible pasar la noche con él.
-De eso se trata -ella se encogió de hombros-. Él es guapo, pero no es material de novio. Además... ¿no me dijiste que te perseguía anteriormente?
-Sí y me lo has sacado de encima -Blair la animó-. Mantenlo ocupado.
-Se va a enamorar de mí -dijo Becky, como si no fuera la gran cosa-. Se va a enamorar de mí y va a arruinar mi perfecto plan de acostarme con él y luego olvidar que pasó -sacudió la cabeza-. Es que los chicos son tontos, siempre quieren lo que no pueden tener... o lo que se les dice que no pueden tener. Uno se pone un letrero en la frente de "No quiero ser tu novia, no insistas" y ellos van e insisten "nena, sé que me quieres" -Becky bufó tratando de imitar a Kale-. ¡Sí, pero no de esa manera, no todas queremos el maldito cuento de hadas!
-¿Y él te ha dicho...?
-Me ha dicho que se está volviendo diferente -Becky se cruzó de brazos y gruñó-. No quiero que sea diferente.
-Bueno, no puedes culparlo porque
le gustas en serio -sugirió Blair-. Es un chico después de todo... a veces no tienen que querer a ciertas personas y aun así las quieren.
-Nosotras también nos equivocamos así -Becky se metió las manos en los bolsillos-. ¿No has hablado con él?
-No -Blair se cruzó de brazos-. Sabes, es mejor... él ha hecho su elección -Blair miraba su celular mientras ordenaba un taxi-. Y yo necesito olvidarme de él...
En cuanto las palabras dejaron su boca, Blair se estrelló contra un pecho, sudado y acelerado. La persona la sujetó de los hombros para que no se cayera de sus tacones altos. Blair se tambaleó y cuando miró hacia arriba sintió como sus mejillas se coloreaban de la ira.
-Hola Blair -murmuró Greg-. Lo siento, no te vi.
-Sí, yo tampoco -dijo ella. Greg la dejó en su lugar
-¿Vas alguna parte? -preguntó él.
-No es que sea de tu incumbencia -Blair se arregló la ropa lo mejor que pudo.
-Sí, claro... lo siento -él se encogió de hombros-. Sabes... me he dado cuenta de que en realidad has cambiado.
-Bueno... sí, todos tenemos derecho a cambiar ¿no? -Blair le dio una señal a Becky para que se adelantara.
Becky asintió y se fue por el pasillo.
-Tienes razón -Greg la miró serio-. ¿Tú y Eugene... han vuelto, están separados o...?
-No estamos juntos ahora -Blair hizo una mueca-. ¿Y tú y Lucy?
-Estamos igual -Greg se apoyó contra los casilleros-. Blair, quisiera preguntarte algo... ¿Yo fui tan mal novio cuando estabas conmigo?
Blair se quedó de piedras... si ella fuera a
vieja Blair le hubiera dicho que sí y luego le hubiese dado una patada en la entrepierna con la punta de su tacón... pero realmente no era lo que quería hacer, porque decirle que sí no hubiera sido cierto. Greg no había sido un mal novio... simplemente no fue una buena relación, ellos no congeniaban, eran totalmente incompatibles. Lo único que tenían en común había sido la popularidad y todos sabemos que eso no le hace verdaderos amigos a nadie.
-Pues... he visto como eres con Lucy -ella suspiró-. Eres definitivamente mejor de lo que fuiste conmigo. La defendiste de todo lo que le hice, la protegiste... eso es ser un buen novio, Greg. O es lo que yo supongo.
-Es que Lucy... dice que no confío en ella -se encogió de hombros-. Y no puedo evitarlo, está con Pointer ahora y luego está Hommer, rondando siempre, tratando de atacar ¿qué se supone que haga, sentarme a esperar que alguno de los dos se la lleve?
-¿Y por qué no vas por ella ahora?
-¿Eh?
-¿Le has preguntado qué es lo quiere?... si ella te dijo que no quiere volver a verte, probablemente ella quiera volver a verte muy pronto, Greg. -Le dijo Blair-. Escucha... Eugene y yo sabíamos que nos pertenecíamos el uno al otro porque así lo acordamos. Él era mío y yo era suya mientras estuviésemos juntos... pero supongo que no puedes forzar a alguien a sentir algo que no puede sentir o... a olvidarse de alguien. Tienes que ir por ella y preguntarle si te pertenece... en tanto ella esté de acuerdo, es tuya.
-Estás
hablando como tu hermano.
Blair frunció el ceño.
-¿Hablaste con mi hermano alguna vez?
-Sí, es bastante intimidante -Greg sacudió la cabeza-. Entonces... ¿Ir por ella?
-Ve por ella.
-Así puedes quedarte con Eugene.
-No... el orgullo es una manera de vida, Greg -le dijo, recordando lo que le había dicho a Grant hacia solo unos momentos.
N/A: ¡Holaaaa! (Lo pondré ahora en negrita porque se ve más kúl).
Bueno, bueno, bueno... al fin he vuelto de Calabozo y me he puesto a escribir, voy a estar publicando mucho estas semanas porque este es mi último mes de vacaciones, entonces debo aprovechar. Una vez que empiece el liceo, la cosa se va a poner difícil... pero si escribo lo suficientemente rápido y no se me ocurre alargarlo más de lo que planeo, creo que ya estará terminada la novela para cuando entre.
Eeeeeen fin.
¿Qué les ha parecido el capítulo? Díganme algo ¿Creen que se van a quedar juntos Blair y Eugene o creen que van a mandar el amor a la mierda? Ustedes díganme, ¿les parece que va por buen camino? ¿LOGRARÁ BLAIR ALGÚN DÍA QUITARLE LA VIRGINIDAD A SAN EUGENIO DE LOS POINTER Y EL SAGRADO CORAZÓN?
LPM, hasta yo me lo pregunto.
¿Por qué creen que Eugene no ha ido desesperadamente en busca de Blair? Tiene que haber una razón ¿no? Quiero leer sus teorías.
¿Qué les está pareciendo la idea de Kale y Becky juntos? ¿Creen que encajan, se ven lindos, funcionará eso?
No olviden visitar mi Blog: www.rossnaranjo.weebly.com. Para hacer de este mundo un mundo lleno de Eugene's y Roscoe's.
Podemos hacer un preguntas y respuestas. Ustedes me hacen preguntas en los comentarios, cualquier detalle trivial que quieran saber y lo contestaré en la siguiente entrada del blog. Ya saben, como de donde saqué los nombres, personalidades, de que color son los bóxers de Eugene, etc, etc...
Bueno ¡Paz mundial, amo del bueno y Eugene's para todo el mundo! Besos.
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47. Una charla.
Eugene estaba mirando el cielo, se encontraba en su patio trasero, echado en el pasto, con Jasper acurrucado a su lado, moviéndose inquieto entre su cuerpo y el brazo de Eugene. Había estado practicando basquetbol como loco, porque era lo único que despejaba su mente. Si tan solo fuera así de fácil hacer que Blair volviera con él... pero ella estaba enojada, lo evitaba. Eugene no podía caminar cerca de ella porque al instante ella se movía lejos. Había cambiado de puesto en todas las clases, ni siquiera lo miraba en el almuerzo... y lo peor era que ella parecía estar feliz, sonriente y brillante, pero ese era su estilo, Blair no podía ser de otra manera sino despampanante... al menos para él, siempre sería la chica que hacía que bajar de su licuadora con ruedas tuviera estilo y elegancia.
Aunque él seguía estando perdido sin ella, Blair se veía bien sola... él sabía que no lo necesitaba y le dolía mucho, pero entendía que ella era una chica fuerte y valiente, que se había superado a sí misma y no quería interrumpirla del camino que ella estaba tomando.
-Eugene -él no se molestó en levantarse, sabía que era Lucy-. Eugene... ¿Estás bien? -interrogó ella sentándose a su lado.
-No -murmuró-. Extraño a Blair... tal vez tarde un poco más en superarlo de lo que creí.
-Jesucristo, Eugene... la amas.
-Un poco.
-No, tú la amas en serio -ella le golpeó el brazo-. ¿Por qué estás aquí? Eugene... joder, tienes que ir con ella. Y jamás pensé
que diría esto, menos a ti pero... ¡Tienes que ir a buscar a Blair Rain y decirle que la amas!
-Está mejor sin mí -Eugene se levantó y se sentó, buscando su celular en su bolsillo-. Además... no es como si no hubiese intentado acercarme, ella simplemente me evita.
-Bueno pero...
-Me voy -él se levantó, se volvió a guardar el celular en el bolsillo de la camisa y tomó a Jasper del suelo-. Adiós Lucy.
-¿Pero a dónde vas?
-Wesley tiene cerveza y ninguna supervisión adulta en su casa, iré a tomar unas cuantas.
-Pero tú no bebes.
-Ahora sí.
Lucy se quedó tirada en el pasto, con las rodillas flexionadas mirando como Eugene se alejaba. Ya no era el Eugene feliz que había conocido desde los doce. Era otro tipo, malhumorado y oscuro que siempre cargaba las manos en los bolsillos y no había sonrisa en su cara... ya no sonreía como antes. Ella sabía de sobra que Eugene realmente nunca tuvo una razón para sonreír como siempre lo hacía, pero entonces ahora sí que tenía una para no hacerlo.
Y ella sabía también que había tenido un poco de culpa, así que hizo lo menos que podía hacer para tratar de ayudarlo: fue a tocar la puerta de Blair Rain.
Lorena abrió la puerta, frunció el ceño ligeramente y luego le dio una sonrisa de cortesía.
-¿Puedo ayudarla en algo, señorita?
-Estoy buscando a Blair.
-¿Y quién la busca?
-Lucy... Stevens.
-Lucy... -Lorena entrecerró los ojos y cerró un poco
la puerta-. ¿Se puede saber qué es lo que quiere la señorita Stevens discutir con mi Blair? -preguntó.
-Mmmh... es sobre Eugene.
-Blair no quiere saber nada sobre él.
-Lo sé, por eso vengo. Necesito hablar con ella... -Lucy suspiró-. Por favor, déjeme pasar. Será rápido.
Lorena la apuntó con un dedo, el cual sacudió como advirtiéndole algo, entonces abrió la puerta y la dejó entrar. Lucy pudo respirar tranquila. La mujer latina que tenían por ama de llaves, para ella, era aterradora, con un toque tierno y maternal. Ella miró alrededor. Solo había estado en la casa Rain para una fiesta y había sido la primera vez que besó a Greg. Ella negó con la cabeza avergonzándose de sí misma y miró a Lorena.
-Está arriba, la última puerta a la derecha, si le digo que baje porque quieres verla se tira por el balcón.
Lucy quiso reír, pero lo reprimió, porque Lorena se veía bastante seria. Ella asintió y procedió a subir las escaleras, con cuidado y lentitud. Cuando estaba a punto de llegar a la puerta, alguien la sorprendió saliendo de una puerta adyacente a la indicada por Lorena. Era un niño, muy guapo, con el cabello negro y los ojos azules y piel blanca, casi pálida.
Roscoe miró a Lucy con el ceño fruncido mientras se acercaba lentamente.
-Hola -ella agitó su mano-. Soy Lucy.
-Sé exactamente quién eres -respondió, tan amenazante como una cobra-. Lucia Gail Stevens, diecisiete años, residencia en Williamsburg, padre fallecido, madre trabajadora social, hermano mayor mecánico y hermana menor de siete años estudiante de la primaria
Midwood. Trabajas medio tiempo en un Starbucks los miércoles y lo último pero no menos importante: eres la chica que le roba los novios a mi hermana.
Lucy estaba totalmente paralizada. El niño no se veía de más de catorce años, ¡Pero tenía toda su información personal! No sabía que decir excepto balbucear palabras inaudibles. Sacudió la cabeza y tragó el nudo en su garganta.
-¿De dónde...?
-Tengo contactos.
-Pues vale... -ella asintió- solo quiero hablar con Blair, ¿no tendré problema por ello?
-Estás bajo tu propio riesgo, nena -Roscoe volvió a su habitación.
Lucy asintió y se movió hacia la puerta de Blair, no sin antes revisar a su alrededor, buscando cámaras escondidas, pero no logró dar con ninguna. Ella tocó la puerta y esperó. Blair estaba adentro, escuchando música mientras trabajaba en el informe de biología por ella misma, sabía que de todas maneras, Grant iba a hacerlo por su cuenta también, así que ella quería estar un paso adelante.
-Hola Blair -Lucy le sonrió cuando Blair abrió la puerta.
-Oh por Dios.
Blair trató de cerrarla rápidamente, pidiéndole a Dios que solo fuera un sueño, pero Lucy se resistió, poniendo un pie dentro, el cual se lastimó cuando Blair intentó cerrar la puerta de un golpe, pero siguió empujando con todas su fuerzas. No se daría por vencida hasta hablar con ella.
-Necesito... decirte... algo -explicó Lucy mientras empujaba.
-¡Vete! No quiero oír como alardeas de tener a Eugene.
-¡No quiero alardear!
-¿Entonces qué quieres?
-¡Es Eugene, le pasa algo!
Inmediatamente Blair dejó de empujar y Lucy cayó al piso, a los pies de Blair, soltando un último grito. Su cara quedó aplastada contra la alfombra mientras que Blair no podía aguantar la angustia.
-¿Le pasó algo malo? ¿Está bien? ¡Habla, Lucy, por Dios!
Lucy levantó la cabeza y escupió la pelusa de la alfombra de Blair.
-No le ha pasado nada malo, solo... necesito hablar de su estado de ánimo.
Blair gruñó, la había asustado sin motivo. Aun así le ofreció una mano y la ayudó a levantarse. Blair se cruzó de brazos y dando vueltas por su habitación mientras Lucy se sacudía las pelusas de la ropa.
-Te escucho -dijo Blair dándole la espalda.
-Te necesita, Blair.
-Oh por Dios, Lucy ¿De verdad no te has dado cuenta de que está enamorado de ti?
-Él ya me lo había dicho, hace mucho... pero ya no me mira como antes lo hacía, ¡Eugene es malditamente tuyo, Blair! -le repitió ella y tuvo el valor de acercarse-. Si está tan enamorado de mí ¿Por qué vive recordándome cuanto te extraña cada vez que estamos juntos?... no hay una sola cosa que hagamos sin que salga tu nombre. No puede olvidarte y no quiere hacerlo.
-Pues él te olió el cabello
-Pues él habría deseado estar oliendo el tuyo
-Está todo el tiempo contigo.
-Porque te alejas cada vez que se te acerca... -Lucy suspiró-. Escucha, mañana es su primer juego oficial como miembro del equipo de basquetbol... lo aceptaron ¿podrías ir? Él dijo que se lo habías prometido y creo que le hará muy feliz verte ahí.
-¿Por qué haces esto, Lucy? -preguntó ella cerrando los ojos.
-Porque quiero que Eugene sea feliz -ella se encogió de hombros-. Incluso si es con la reina malvada de mi cuento.
-En mi cuento, esa eres tú.
Lucy sonrió y rodó los ojos.
-Como sea... -Blair también se rió por la ironía de la situación-. ¿Vendrás?
-Lo tengo que pensar.
-Bueno... -Lucy la miró- yo no pensé que tu realmente lo quisieras.
-Por supuesto que lo quiero -Blair pateó la alfombra, buscando una escusa para mirarse los pies-. Lo extraño tanto... ¿Tú no extrañas a Greg?
Lucy suspiró y meneó su cabeza.
-Lo extraño muchísimo -suspiró-. Mi madre me dijo que estuvo en casa, pero yo ya estaba en camino a ver Eugene... también estoy muy enojada.
-Yo también estoy enojada.
-¡Es que no entiende por qué no viene si lo necesito! No decía en serio lo de no volverlo a ver -Lucy se quejó acomodándose el cabello detrás de la oreja.
-Sí... lo entiendo -ella se cruzó de brazo-. Si no te molesta, necesito seguir estudiando ¿vale?
-Claro... ya me voy -Lucy salió al pasillo y Blair caminó detrás de ella, hasta la puerta-. Oye ¿Tu hermano es inofensivo? -preguntó en voz baja.
-La mayoría del tiempo, pero cuídate de todas maneras.
N/A: Lo sé, lo sé 2:00 AM y yo todavía publicando.
¡Pero tenía que hacerlo para compensar! Mañana será día de Birdie & Harry, por lo tanto, aquí tienen :D
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48. No deberías decir eso.
N/A: Ok, ok... sé que se preguntan ¿Esta loca no ha dicho que mañana era que publicaba? (Bueno, técnicamente ya es mañana, son las tres... welll).
¡Pero he escrito algo de último minuto porque estaba inspirada y tenía que publicarlo en cuanto terminara! Disfruten el cap, espero que les guste
_____________________________________
Estaba totalmente ebrio. Siete cervezas habían funcionado para ponerlo viendo elefantes rosados... Eugene no podía mantenerse estable. Logan estaba sobrio, porque era el único responsable en el grupo. Anteriormente había sido Eugene el encargado de dejar a cada quien en su casa, pero en vista de que había empinado el codo demasiado, Logan tuvo que renunciar a su tercera cerveza. Cuando lo dejaron en la puerta de casa a media noche él estaba pensando tanto en Blair que se quedó mirando hacia su casa, sentando en el pórtico... pensó, pensó y pensó... en sus gestos, en su risa, en sus ideas, en la manera en movía su cabello, como arreglaba su flequillo... las veces que él la había besado... lo idiota que estaba haciendo.
No quería darle espacio, no quería dejarla sola. ¡Al diablo todo, él le pertenecía! Y sería suyo aunque ella no lo quisiera.
Se levantó, decido y tambaleándose. Cruzó la calle y como pudo llegó hasta la enredadera debajo del balcón de Blair. Ni siquiera lo pensó, simplemente puso su pie en uno de los espacios entre el tejido de la enredadera y se aferró realmente fuerte con sus
manos a ella. El armamento de madera que la sostenía parecía ser lo suficientemente confiable para que Eugene pudiera subir sin caerse. Él escaló, lo mejor que pudo. Ahora que estaba oficialmente en el equipo de basquetbol, practicaba todos los días y las sentadillas, abdominales, flexiones y trotar por diez minutos le estaban haciendo efecto.
Cuando por fin llegó arriba, suspiró aliviado y pasó un pie sobre la baranda, cuando intentó pasar el otro cayó de espaldas en el piso, lo azotó tan fuerte que Blair adentro se levantó exaltada. Eugene se quejó, con voz grave y con la cabeza aturdida.
-La puta madre -murmuró.
Luego abrió los ojos bruscamente, mirando el cielo estrellado y jadeando asombrado.
-¡He dicho la puta madre! -Eugene volvió a cerrar los ojos- ¡Y lo he vuelto a decir!... ¡Perdóname mamá! oh por Dios, que horrible persona soy, perdóname, no lo voy a volver a decir -apretó sus parpados y empezó a murmurar-. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre...
-¿Eugene?
Él levantó la cabeza y se encontró con una Blair despeinada, con un pijama rosa y un Jimmy Shoo en la mano, lista para atacar. Ella abrió sus ojos, que fueron como un faro para el cerebro perdido de Eugene. Él se levantó rápidamente, como pudo, mientras se tambaleaba y se sostuvo de la baranda.
-Blair, cariño, oh Dios... -él corrió hacia ella tropezando y la envolvió con sus brazos, apretándola contra su pecho. El zapato cayó al piso-. Te he extrañado tanto, mi amor... no vuelvas
a fingir que no me conoces, porque me duele mucho. No vuelvas a evitarme, no te olvides de mí, porque yo no puedo olvidarme de ti -él le besó la frente y se apartó para mirarla a los ojos, aun sosteniéndola en sus brazos. Blair sabía de sobre que estaba borracho, podía olerlo en él-. Te pertenezco.
-Eugene...
-Cuando nos casemos, yo quiero llevar tu apellido. Quiero ser Eugene Rain ¿puedo?
-Eugene...
-¡Oh! -él miró hacia arriba y sonrió soltando una risa torpe cuando sintió las gotas de la lluvia sobre su cara-. ¡Mira, llueve! ¡Blair, está lloviendo!
-Lo noté -ella suspiró, tratando de soltarse, pero él la sostenía demasiado fuerte.
-¡Canta conmigo!
¿Qué?
-I'm singing in the rain... just singin in the rain -él tomó su cintura y la apretó, tomó su mano y la sacudió para bailar con ella-. What a glorious feeling, i'm happy again... ¡I'm laughing at clouds! So dark up above... the sun's in my heart and a i'm ready for love.
«Let the stormy clouds chase... everyone from the place
Come on with the Rain, I've have a smile on my face
I'll walk down the lane
With a happy refrain
Just singing, singing in the rain...
... Dancing in the rain... ¡I'm Happy again!»
Blair estaba en shock, no sabía cómo sentirse. Así que bailó con él bajo la
lluvia, escuchándolo cantar Singing In The Rain. Él la sostenía muy cerca y la tormenta se hizo más fuerte y las gotas de lluvia los empaparon por completo. Hacía frío, pero estaban tan cerca el uno del otro que apenas lo notaron. Cuando la canción terminó, Eugene se reía y miraba los labios de Blair. Ella retrocedió, dispuesta a mantener su guardia arriba y él avanzó hacia ella... Blair retrocedió, entrando en su habitación, mojando la alfombra.
-¿Ahora qué?... -preguntó ella con el nerviosismo latente- ¿Cantaremos You're the one that I want y bailaremos como John Travolta y Olivia Newton-John?
-No.
-¿La novicia rebelde... Sixteen Goin On Seventeen? -preguntó aun retrocediendo.
-Sabes mucho de musicales, Blair.
-Me gustan los musicales... pero las versiones televisivas viejas, las de ahora son un asco.
-A mí me gustó Hairspray, la película.
-Los perdoné solo porque salía Zac Efron.
Ella chocó contra la puerta de su habitación. Eugene se paró frente a ella, muy cerca y le acarició el rostro con sus manos. Estaban mojados de pies a cabeza. Blair tragó el nudo en su garganta y apoyó la cabeza de la puerta, tratando de recuperar el aliento que le había robado el baile de Eugene. Él se acercó más, tomó sus manos y besó sus nudillos. Blair había extrañado como loca ese gesto.
-Perdóname -él parecía muy aturdido, pero aun así podía hablar-. No quiero respetar tu espacio, no quiero aceptar que estás mejor sin mí... no quiero esto... tú y yo separados. No funciona
Blair... y no, no estoy enamorado de Lucy, solo fue algo que creí sentir ¡Soy un idiota!... porque estoy tan enamorado de ti que solo puedo pensar en eso... corrígeme si estoy equivocado, pero creo que tú me sigues queriendo.
-Estamos en un helicóptero que no tiene piloto y con un solo paracaídas defectuoso -ella sonrió amargamente-. Yo soy el paracaídas.
-Y yo tengo muchas ganas de volar, incluso si me estrello contra el piso.
-Estás borracho.
-No necesito estar sobrio para saber que te amo.
Blair abrió los ojos, de par en par... lo miró, él la miraba fijamente con sus ojos verde azulado brillando en la oscuridad, con el pecho subiendo y bajando y el pelo pegado a la frente por el agua. Tuvo que parpadear para darse cuenta de que era real.
-¿Me amas?
-Te amo.
-No puedes... -ella lo alejó con la y caminó lejos de él-. No puedes amarme, Eugene. Somos adolescentes ¡Los adolescentes no se dicen que se aman!
-No, probablemente lo sienten, pero no lo dicen porque piensan que los adolescentes no deberían decir que aman a alguien, porque somos jóvenes, porque no entendemos que es el amor, porque no sabemos qué es lo que queremos... ¿Y te digo un secreto, mi amor? -Eugene pasó sus manos alrededor de Blair- Ellos solo quieren controlarnos. Yo decido llamar a este sentimiento amor y yo decido que te amo, yo decido que quiero estar contigo y yo decido saltar al vacío con un paracaídas defectuoso y si eso significa amarte.
-Oh, Eugene...
Blair giró, lo abrazó, envolviendo
sus manos alrededor de su cuello y buscando a tientas sus labios en la oscuridad de su habitación. Lo besó... con tanto desespero y ansiedad que él tuvo que sostenerla para que ella no cayera. La había extrañado. El movimiento de sus labios sobre los suyos era algo que no sabía que se podía extrañar tanto... pero lo había hecho y la besó igualmente desesperado que ella.
Y él quería más, no quería separarse, no quería irse... quería quedarse ahí siempre.
Pero Blair se separó de él, sabía a alcohol y eso le recordó que estaba ebrio. Ella sabía que lo que él quería, porque jadeó reprobando el abandono de sus labios cuando ella se alejó. Aun así, ella negó con la cabeza sonriendo.
-Si quieres llegar a algo más que esto, necesitas estar consciente, porque quiero que lo recuerdes todo.
Eugene bajó la cabeza, la volvió a subir y luego la sacudió, salpicándole agua. Blair se rió y le puso las manos en los hombros. Le estaba quitando la chaqueta.
-Pero... has dicho que no -dijo él.
-Tienes que dormir y no te dejaré volver por el balcón. Lorena es una pantera nocturna, por lo que no te puedo sacar sin que se dé cuenta... así que tendrás que quedarte aquí. Necesitas dormir, tienes un gran juego mañana.
-¿Dormir aquí... contigo?
-Sí, conmigo.
Ella lo ayudó con su chaqueta y con los pantalones, él pudo con su camiseta. Ella cambió su pijama y puso a secar su ropa en el baño. No podía llegar al cuarto de lavado sin que Lorena la interceptara para preguntarle de quien era la ropa. Cuando volvió del baño el estaba ya bajo las sábanas, ella recogió su zapato mojado por la lluvia y lo dejó en su lugar. Hacia un tremendo frío. Blair cerró las puertas del balcón y volvió a la cama. Se metió bajo las sábanas junto a él y le acarició al cabello. él abrió los ojos de repente y la miró.
-¿Y me amas?
-Sí -ella asintió-. ¿Quién no podría amarte, Eugene?
-Dilo.
-Te amo.
-¿No tienes miedo de amarme?
-Tengo miedo de que vuelvas a romperme el corazón... pero no importa, porque eso es parte de amar ¿no? Ser lastimado es parte de amar, es así como te enteras de que de verdad estás amando -ella retuvo sus lágrimas.
-Ve aquí -él tiró de ella y la estrechó contra su pecho, besándole la frente-. Yo te amo, princesa de ojos azules y boca de fresa. Te pertenezco y me perteneces, mi libertad es tuya... y si te rompo el corazón, golpéame hasta que se me acomode el cerebro.
-Borracho.
-Preciosa.
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49. A la mierda el basquetbol.
N/A ¡HELLOOOOO!
He vuelto con un nuevo capítulo, espero que les guste y que comenten mucho porque este capítulo es muy especial. Y quería avisarles que ya estamos un poco cerca del final, no sé cuantos capítulos quedarán, no me preguntes, escribo sobre la marcha, so... ¡Disfruten este porque sé que les gustará!
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Blair se despertó porque algo le estaba haciendo cosquillas en el estómago. Abrió los ojos de golpe cuando algo apretó la piel alrededor de su ombligo. Suspiró y entonces miró hacia un lado. Eugene no estaba allí, pero había un bulto debajo del edredón que la cubría. Ella sonrió y levantó la sábana para inspeccionar. Eugene la miró con una sonrisa. Tenía la barbilla apoyada sobre su vientre y una sonrisa en su cara. Él era el que le había estado haciendo cosquillas y las la había mordido también... no podría estar más feliz esa mañana.
-Buenos días, cariño -murmuró él.
Tenía el pelo desordenado, con mechones sobresaliendo por la parte de atrás de su cabeza, recién levantado. A Blair le fascinó, se veía sexy y adorable.
-Buenos días, Eugene -su voz grave la hizo soltar un suspiro para acomodarla-. ¿Qué haces ahí abajo? -preguntó.
-No lo sé -él se encogió de hombros-. Me sentía un poco solo y pensé que las cosquillas serían una manera sutil de despertarte.
Ella sonrió.
-¿Hace cuanto estás despierto? -preguntó Blair.
-Una media hora -él suspiró-.
Me dio tiempo de recordar lo que sucedió anoche y... me tomé la libertad de usar un cepillo de dientes nuevo que había en tu baño, te juro que voy a pagártelo, espero no haber sido abusivo.
-Eugene, hablamos de eso una vez -ella tiró de su mano para que él subiera. Se colocó sobre ella, escondiendo su cara en la curva de su cuello-. Mi habitación, tu habitación... mi baño, tu baño... mi cama, tu cama.
-¿Hemos vuelto? -murmuró él-. ¿Eres mi novia de nuevo?
-Sí -ella asintió-... pero, el asunto de Lucy...
-No volveré a verla si es lo que quieres.
-Es tu amiga -Blair suspiró-. Puedes verla, pero no quiero que te recuerde que la amabas.
-Yo no amaba a Lucy, Blair -Eugene levantó su cabeza y miró a Blair a los ojos-. No la amaba, ella me gustaba pero ahora la miro y... entiendo por qué yo no le gustaba a ella. No puede gustarte de verdad alguien más cuando estás totalmente enamorado.
Blair suspiró y se removió debajo de Eugene.
-Dijiste que me amabas -murmuró ella-. Dijiste que me perteneces... ¿todo era cierto?
Eugene asintió lentamente.
-Te amo y te pertenezco -él se acomodó sobre ella-. Tú también dijiste eso.
-Y es cierto -Blair sonrió-. Me voy a levantar, arriba.
Eugene hizo un puchero y a Blair se le hizo adorable, pero igual él siguió sus órdenes. Cuando ella se levantó él quedó de espaldas en la cama. Blair se dio cuenta entonces de algo que no había notado en la noche. Él estaba usando bóxers de Superman. Al parecer Eugene tenía una gran colección de bóxers de Superhéroes,
lo que a Blair le parecía Súper-sexy. Ella caminó hasta su baño y entró ahí. Revisó la ropa de Eugene que había puesto en su bañera, todavía estaba húmeda. Se lavó los dientes y se miró en el espejo. Se veía bien, según sus pensamientos... más feliz, más brillante.
Volvió afuera y saltó sobre la cama a un lado de su novio.
-¿Dónde cree tu abuela que estás? -interrogó ella.
-Bueno... cuando desperté eran las cinco, ella no se levanta hasta las seis los sábados, así que llamé a Molly, por suerte mi teléfono sobrevivió a la lluvia en mi pantalón -dijo él metiéndolos a ambos bajo la sábana-. Le dije que me cubriera, que le dijera a la abuela que me había quedado con Logan, ella estaría segura, porque siempre le aviso a Molly cuando me voy a quedar con Logan. También lo llamé a él, solo por si acaso.
-¿A qué hora es tu juego hoy? -preguntó.
-Seis PM -murmuró él acurrucándose contra ella-. ¿Quién te ha dicho sobre el juego?
-Lucy... ella vino acá a decirme que volviera contigo, porque me extrañabas -Blair giró su cuerpo, poniéndose sobre su costado para mirar a Eugene a los ojos-. Fue... considerado de su parte.
-Ya... ¿y le ibas a hacer caso?
-Pues, planeaba ir a tu juego.
-¿Vestida de porrista?
-¿Quieres eso?
-Sí.
-Pues vale -ella se rió-. Todavía tenemos tiempo ¿qué quieres hacer?
Eugene sonrió, de nuevo ella pudo ver sus pómulos alzados, las esquinas de sus ojos arrugadas y sus hoyuelos. Estaba loca por él. Ella deslizó su mano por el cuello de Eugene y lo empujó hasta
que no quedó espacio entre ellos. Besó sus labios sin descanso, tratando de recuperar todos los días que no lo había hecho. Ella lo hizo rodar sobre su espalda, para subir sobre él, colocando sus manos a cada lado de sus mejillas. Las manos de Eugene acariciaron los costados de Blair... él tuvo que erguirse, porque se estaba volviendo intenso. Blair quedó sobre su regazo, con las manos en el cuello de Eugene y las piernas abrazando su cadera. Eugene la miró por un minuto y luego suspiró.
-Nos pueden oír.
-Es muy temprano, Eugene, Lore duerme hasta tarde los sábados y su habitación está abajo, no nos oirá, mi padre ha tomado una pastilla para el insomnio y no despertará en mucho tiempo, Mac duerme como un tronco y Roscoe tiene la TV encendida con el volumen muy alto y es de sueño pesado... nadie oirá, nadie entrará, la puerta está cerrada con seguro -ella le besó el cuello-. Además, no soy gritona.
Eugene tragó tan audiblemente que Blair pudo escucharlo.
-¿Nervioso? -murmuró ella.
-Un poco -dijo él.
-¿Correctamente animado? -interrogó pasando sus manos por sus pectorales.
Eugene se sonrojó completamente.
-Creo que sabes eso -murmuró él.
Ella asintió con una sonrisa traviesa y llevó sus manos hasta la camiseta de su pijama, la levantó lentamente, algo que hizo a Eugene contener la respiración. Cuando Blair terminó de quitarla y la echó a un lado, él estaba totalmente sonrojado por haber mantenido la respiración. Parpadeó varias veces, tratando
de ser un chico maduro, pero no podía hacer nada más. Estaba demasiado concentrado en el calor que provocaba Blair.
-Eugene... -murmuró ella pero él no la dejó terminar la frase.
La besó tan desesperadamente como lo había hecho la noche anterior. Blair se sentía feliz y mientras él la besaba no dejaba de sonreír. Eugene la ayudó con sus pantalones y entonces ella terminó debajo de él. Él había tomado el mando a pesar de que había pensado que cuando el momento llegase no iba a tener ni idea de que hacer... pero su instinto se la había dicho y era mucho más fuerte que los nervios. Sus labios descendieron por su cuello y recorrieron todo el camino hasta su estómago, volviéndole a hacer cosquillas en el ombligo. Blair se rió y lo golpeó levemente el hombro. Él levantó su vista, sonriéndole y volvió de nuevo a sus labios.
Su respiración se aceleró más cuando Blair levantó un poco su cuerpo para que él pudiera desabrochar su sujetador rosado de estampado de flores, el cual había conseguido realmente sexy. Volvió a tragar el nudo de nervios de su garganta y deslizó sus dedos por la espalda de Blair, ella esperaba impaciente mientras se mordía el labio. Eugene llegó al endemoniado nudo de pequeños ganchos y tiró de ellos en todas direcciones tratando de soltar, estaba totalmente frustrado y frunciendo el ceño, estaba demorando demasiado y lo sabía, pero ese sujetador no era más inteligente que él. Le ganaría de una manera u otra, así tuviese que quemarlo luego.
-¿Necesitas ayuda? -preguntó ella.
-No, yo puedo hacerlo.
Se
veía decidido, agitado y serio. Blair soltó una risita ante esa imagen.
Ella se dio la vuelta para que él pudiera tener un mejor acceso al broche. Alargó su mano hacia la mesa de noche al lado de su cama y abrió el segundo cajón. Hacia unos cuantos meses que ella no se acostaba con nadie, pero tenía una caja de condones en su segundo cajón, donde sabía que Lo no la iba a encontrar. Sacó un pequeño paquete y se lo mostró a Eugene.
-Gracias a Dios -murmuró.
-Sí... ¿seguro que...?
-Sé cómo hacerlo -él asintió-. Y esto también.
Ella dio la vuelta de nuevo y se sentó. Le dio un beso en los labios, corto y suave.
-Tranquilo -empujó su nariz con la de él-. Lo haces muy bien ¿vale?
-Gracias -murmuró él-. Gracias por ser tú, Blair... gracias por dejarme estar contigo.
-Gracias a ti, Eugene -ella le besó el cuello-. Por todo lo que has hecho, me sobran las razones para agradecerte.
Ella lo volvió a besar dejándose caer de espaldas de nuevo en la cama.
Cuando por fin él pudo echar su sujetador a un lado ella recompensó con otro beso largo. El calor entre los dos podía sentirse en el ambiente y Eugene simplemente no podía creérselo. Lo había imaginado otras veces pero no podía comprarse con la realidad. Blair era más allá de hermosa y ese era el gran hecho que él no podía creerse. Su estómago estaba revoloteando una increíble sensación de nervios y de otra cosa que reconoció como el deseo hacia ella. Blair por otro lado se sentía realmente especial...
cuidada y amada... Eugene se comportaba como un verdadero caballero, con los movimientos justos, tanto atrevidos como educados... estaba haciendo del momento algo perfecto.
Ella podía guiarlo, de la manera más sutil cuando él no sabía qué hacer, pero más que todo fue el instinto lo que actuó y el instinto sabía mucho más que dos cabeza racionales... aun así, la racionalidad pudo actuar a la hora de la protección... pero seguía siendo todo muy real y perfecto, hasta ese momento él pensó que la combinación de esos dos términos no existía.
Eugene Pointer pudo decirle adiós al chico virgen de dieciocho años en poco tiempo.
Se sintió como un verdadero ganador, la adrenalina corría por su cuerpo, estaba sudando, tenía la certeza de que Blair se sentía igual de conmocionada. El miraba justo a los ojos mientras se movía. Sus labios ligeramente abiertos, su respiración rápida, agitada... ella tenía una mano sujetando su cabello y la otra en su espalda, sus piernas alrededor de él y echaba su cabeza hacia atrás, arqueando su cuerpo... y para él era perfecto, absolutamente todo. Dijo su nombre más de una vez y jamás le había gustado la forma en que sonaba, pero cuando ella lo decía de esa manera era más que hermoso.
Él se puso imaginar que esa clase de sentimiento podría compararse a cualquier droga. Él quería gritar su triunfo, pero sabía que si lo había probablemente alguien vendría con un bate de beisbol a apalearlo. Probablemente el señor Rain, lo mataría por acostarse con su hija en su propia casa. Pero incluso si lo llevaban a la cárcel... a él realmente no le importaba nada, no se arrepentía.
Cayó al lado de Blair, agotadísimo. Quién diría que el sexo pudiera agotar tanto a un chico... bueno, a un chico virgen sí se lo creía. Tomó una gran bocanada de aire y se giró sobre su espalda. Blair mantenía sus ojos cerrados, una sonrisa en su cara y lo brazos abiertos, uno de ellos sobre Eugene.
Él se pasó la mano por el cabello, alborotándolo intranquilamente.
-Maldita sea... ¡Eso ha sido la más jodidamente asombroso que he hecho en toda mi vida! A la mierda el basquetbol ¡Quiero tener sexo para siempre! -dejó caer su cabeza en la almohada y resopló apretando la mano de Blair.
Ella se giró y lo abrazo-. Bienvenido al equipo.
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N/A 2: AHORA SÍ.
Díganme que les ha parecido ¡San Eugenio de los Pointer y el sagrada corazón fue exiliado de la iglesia! Jesucristo, señor. Alabado se Alá.
Quiero que me comenten sus sentimientos ¿Quieren llorar? HAGANLO ¿Quieren saltar? HAGANLO (en tanto sus madres no se enojen y les tiren una chancla, está bien). Ya les he dicho lo del otro día, la cosa de Blog, el preguntas y respuestas, pregunten lo que quieran.
Sobre Blair, sobre Eugene, sobre la vecina de al lado, sobre el perro de la vecina, sobre Lucy y Greg, sobre Kale, sobre Becky, sobre Hannah (lo de la cojera no porque eso será dicho en capítulos siguientes), sobre el pequeño Roscoe, Molly, los padres de Blair ¡Quien sea, Dios mío, QUIEN SEA!
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50. Como NO salir a hurtadillas.
Eugene deslizó su dedo por el costado de Blair, delineando su figura desde su hombro hasta su cadera y luego de vuelta. No se podía creer lo que había pasado hacia un rato, estaba más que nunca y ella estaba abrazada él, permitiéndole tocarla, besarla e incluso olerla. Cuanto había extrañado ese olor, ella y coco, el mejor perfume que podría usar Blair. Él besó su hombro y entrelazó los dedos de sus manos con la suya. Blair dio la vuelta y cayó justo debajo de él, mirándolo a los ojos.
-Tienes un lunar cerca del ombligo -murmuró él presionando la punta de sus dedo índice justo encima del susodicho-. Tiene forma de corazón, mira... -él le dio la vuelta a la pequeña mancha marrón, delineando los bordes-. Es hermoso.
-Creo que mi abuela lo tenía -murmuró Blair-. Me gusta, ahora me gusta más.
-Es solo tuyo -dijo él pasando sus manos por su cintura-. Y mío también.
Ella se rió pero Eugene sofocó su risa con un beso inesperado. De igual manera ella alcanzó a reírse durante el beso. Habían estado ahí recostados desde hacía un media hora luego de volverlo a intentar. Él había estado paseando sus manos por su cuerpo y Blair había estado disfrutándolo. Eugene le besó la curva del cuello y se acurrucó ahí, pellizcándole la piel con los labios.
-¿Qué preferirías? ¿Vivir para siempre con la persona que más odias o no volver a ver a la persona que más amas? -le preguntó Blair a Eugene mientras miraba el techo y él le mordía suavemente
el cuello.
-Mmh... -gruñó y se separó un momento para pensarlo-. Vivir con la persona que más odio.
-¿Por qué? -interrogó ella.
-Porque yo no odio a nadie, Blair y aun si lo hiciera, todo el mundo tiene un lado bueno -suspiró él-. Todo el mundo, Blair.
-Gracias por ver mi lado bueno, Eugene -murmuró ella-. ¿Quieres venir a vivir conmigo ahora? Porque después de hoy, no quiero volver a separarme de ti.
Eugene rió contra su cuello y le acarició el brazo. La mordió suavemente una vez más, haciéndola suspirar.
-Yo tampoco quiero separarme de ti, pero si me vengo a vivir aquí Lorena sospechará y no puedo mantener la mentira de que estoy en casa de Logan por mucho tiempo -Eugene levantó la cabeza para verla-. Te queda el cabello despeinado... bueno, pero a ti todo te queda.
-¿Estoy despeinada? -Blair abrió los ojos.
-Tengo entendido que la gente suele despeinarse luego del sexo -Eugene se rió-. ¿Pretendías no despeinarte con el golpe que te diste contra la cabecera?
-Eso fue tu culpa.
-Es que la segunda vez estaba muy agitado, lo siento -murmuró él realmente apenado-. No lo volveré a hacer.
-Quiero que lo hagas -Blair se rió-. Esos golpes valen la pena.
Él le sonrió y la volvió a besar.
-Solo espero que tu hermano no lo haya escuchado -suspiró él-. ¿Crees que lo haya hecho?
-Roscoe duerme hasta tarde, muy tarde -ella
se rió-. No lo escuchó.
-Bien...
Blair sabía que Roscoe estaba despierto para ese entonces, eran los ocho ya y Roscoe siempre estaba despierto temprano los sábados, probablemente el sonido de su televisor y el grosor de las paredes no haya sido suficiente para aislar el sonido y posiblemente Roscoe lo hubiese escuchado todo... pero Blair no quería decirle eso a Eugene, no quería mortificarlo... Dios sabe que Blair solo quería estuviera cómodo, aunque ella no lo estuviera.
-Ahora levántate, buscaré una forma de sacarte de aquí -ella se incorporó-. Lo debe estar haciendo el desayuno y mientras ella está en la cocina, creo que podré sacarte.
-¿Qué hay de tu padre? -interrogó él.
-No está despierto.
-Blair ¿Estás segura? No quiero que tu padre me odie.
Blair sonrió y le pasó los dedos sobre la mejilla para reconfortarlo-. Mi padre casi llora cuando se enteró de que terminamos, estoy segura que una reconciliación lo pondrá a saltar, tranquilo, no hay manera de que te odie.
-No sé, es que yo no perdonaría que un tipo se acostase con mi hija en propia casa -él se encogió de hombros-. Y sabes que soy pacifista, pero eso me sacaría de mis casillas.
Blair se rió porque se había imaginado a Eugene persiguiendo a un adolescente por la calle mientras ella y su hija esperaban en la acerca. Era divertido pensar a largo plazo y definitivamente quería ver si eso podría pasar.
-Bien, pero ahora es el chico que se acuesta con la hija. Así que tienes que salir vivo de aquí ¿vale?
-Vale.
Blair se levantó y corrió a su baño, dejando
a Eugene solo bajo las sábanas. Se colocó su pijama de la noche anterior que ya estaba seca y se arregló el cabello. Era verdad que estaba despeinada, pero en el buen sentido. Había sido Eugene quien la había despeinado y había valido la pena completamente, como los golpes contra la cabecera de la cama. Ella tomó la ropa seca de Eugene y salió. Él estaba parado a un lado de la cama, solo usando sus bóxers de Superman.
-¿Qué harás cuando me vaya? -preguntó él mientras Blair le pasaba sus pantalones.
-Me daré una ducha, me podré un bonito vestido e iré a visitar a Hannah.
-¿Sigue enferma? -preguntó él.
-Un poco, tengo que ver a alguien y contarle que volvimos.
-¿Por qué no le cuentas a Mac?
-Porque dormirá hasta tarde hoy y si la despierto de nuevo, me va a comer viva -Blair rodó los ojos mirándolo ponerse la camiseta-. Además, creo que saldrá con Logan esta noche, necesita su sueño de belleza.
-Por eso estaba tan feliz el bastardo -murmuró Eugene-. No puede ser, lo acabo de llamar bastardo ¿Qué es lo que el sexo me hizo? -se dijo a sí mismo-. Soy un indecente, Blair -la miró horrorizado consigo mismo.
-Estás chiflado, Eugene -se puso de puntillas y le besó la nariz-. Ponte los zapatos.
-Mira, aun traigo puestos los calcetines -dijo él asombrándose-. No me había dado cuenta.
-Yo también los traigo -ella se miró los pies-. Es sexy.
-Los míos son de Ironman ¿Los tuyos? -interrogó Eugene-. ¿De qué son?
-Ah... -ella levantó una-. ¡Betty
Boop! -ella levantó su pie para que él pudiera ver la cara del dibujo animado.
-Genial, dame uno -pidió él mientras se quitaba el izquierdo-. Vamos -él rió.
-Está bien -ella se quitó uno y se lo entregó, Eugene le dio el suyo-. ¿Me lo pongo?
-Sí. -él asintió mientras brincaba en un solo pie, poniéndose el calcetín que Blair le había dado-. Me queda, ¡Qué bien! -Eugene puso su pie al fin en el piso y lo miró, Blair se puso el de él en su pie izquierdo-. Esto me dará suerte en el partido de hoy.
-¿En serio? -preguntó ella mirándolo con incredulidad.
-¡Claro! -él sonrió-. ¿Me lo puedo quedar?
-Sí, ¿Me puedo quedar con el tuyo?
-Por supuesto -él sonrió-. No se lo daría a nadie más, Blair. Son de mi colección de Marvel... y yo amo mi colección de Marvel.
-Bueno... pues cuida a Betty Boop, porque me gusta Betty Boop -ella se encogió de hombros.
Ella no tenía nada romántico que decir, él lo había dicho todo. Y así iba a ser siempre... él siendo romántico sin querer.
-Vamos... -ella lo tomó de la mano y lo llevó a la salida de su cuarto.
Primero Blair sacó la cabeza, miró a ambos lados y se aseguró de que el pasillo estaba vacío. Tiró de la mano de Eugene para sacarlo al pasillo. Entonces recordó que Lo podría estar en la sala, así que le indicó a Eugene que esperara un momento mientras iba a verificar. Corrió por el pasillo hasta las escaleras,
echó un vistazo y luego volvió... pero entonces volvió a mirar. Vio al chofer de Roscoe abajo, revisando su celular, vestido informalmente, con una gorra y una chaqueta. Ella abrió los ojos y se quedó mirándolo ¡Era sábado! ¿Qué hacía él ahí?
-¿Ryan? -llamó ella.
-Oh ¡Buenos días, señorita Blair! -él la saludó-. ¿Cómo está?
-Bien... ¿qué... qué haces aquí tan temprano en un sábado? -preguntó ella desde arriba-. Espero que venga por su paga... -murmuró.
Pero ella sabía que no era así, sabía que su padre depositaba la paga de sus empleados en sus cuentas del banco.
-Vine por Roscoe, tiene una nueva amiga e irá a estudiar a su casa hoy -se encogió de hombros-. Creo que le gusta.
-Ah, vale... bueno, ¡buen día, Ryan!
Blair corrió de vuelta por el pasillo. Antes de llegar escuchó a Eugene quejándose, como si no quisiera alzar demasiado la voz... y escuchó a Roscoe y a algo que rociaba. Eugene no estaba en el pasillo... y la puerta de Roscoe estaba abierta. ¡Roscoe lo estaba atacando!
Ella corrió despavorida dentro de su habitación y entonces los vio: Roscoe tenía a Eugene acorralado, mientras lo rociaba con su gran pistola de agua Ner mientras el trataba de detener el chorro de agua que iba directo a su cara con las manos.
-¡Te dije que no quería volver a verte cerca de mi hermana! -le gritó Roscoe.
-¡Esto no es agua! -se quejó Eugene.
-¡Roscoe! -Blair gritó y corrió hacia él para
quitarle la pistola-. ¿Qué estás haciendo? ¡Joder, suelta eso!
-¡Los he oído! -gritó-. Son asquerosos ustedes dos -los apuntó con un dedo haciendo una mueca de asco y al fin bajando la pistola-. ¡Deberían avergonzarse, son repugnantes!
-¿Esto es leche cortada? -preguntó Eugene horrorizado tirando de su camisa para olerla.
-¿Lo es, Eugene?... ¿Estás seguro? -inquirió Roscoe con una mirada letal.
-Roscoe ¿Por qué has hecho eso? -Blair se arrodilló frente a él y lo tomó por los hombros-. ¿Amenazaste a Eugene?
-¡Lo hice! Te lastimó y no quería que lo perdonaras ¡Pero lo has hecho! ¿Por qué, Blair?
-Porque lo amo -ella le quitó el cabello de la cara-. Amo a Eugene.
-Y yo la amo a ella, no importa con cuantas sustancias repugnantes se te ocurra rociarme -dijo Eugene-. Blair... ¿podía hablar con él un momento... a solas?
-Claro... -ella se levantó-. Dame eso -tomó la pistola Nerf.
-Pero podría necesitarla.
-No volverás a rociar a mi novio con esto, Roscoe -puntualizó ella-. Dámelo.
Resignado, Roscoe le entregó la pistola a su hermana. Ella se retiró dándole una última mirada a Eugene dejándolo solo con Roscoe. Eugene lo miró y le sonrió a medias. La verdad, no le importaba que lo hubiese rociado con leche cortada, Blair era su hermana, él entendía ese impulso por proteger a su hermana, él mismo lo tenía y se estuviese en esa misma situación con Molly, él hubiese hecho
algo peor y lo sabía.
-Escucha, sé que la lastimé, pero debes entenderlo; no quise hacerlo -Eugene tomó una gran bocanada de aire y luego la soltó-. No quiero que me veas como una amenaza, porque Blair y yo queremos algo a largo plazo... Roscoe, no voy a lastimar a tu hermana de nuevo ¿vale? Lo prometo.
-Más te vale, porque hay peores cosas que leche cortada, Eugene -dijo él sin dejar de parecer amenazante-. No quieres enterarte de quien soy, amigo. Dejo que esos chicos me golpeen en la escuela porque solo quiero una razón para vengarme y contigo ya tengo una, no me des otra porque la usaré muy bien.
-No apoyo la venganza, pero no voy a discutir contigo.
-Sí, mejor no lo hagas.
-Vamos.
Él le puso una mano en la espalda a Roscoe para conducirlo afuera. A Roscoe no le quedó otra opción que aceptarlo. Ellos bajaron las escaleras junto con Blair y ella le devolvió la pistola a Roscoe, Roscoe ya buscaría algo que inventarle a Ryan, pero entonces Oliver entró en la sala con una medialuna en la mano y el periódico bajo el brazo.
-¡Eugene! -exclamó tratando de ocultar su emoción-. ¿Qué... qué haces aquí tan temprano... qué es ese olor?
-Ah... -Eugene no sabía que decir.
-Bueno, él... -Blair balbuceó.
-Vino a hablar con Blair, pero lo intercepté y lo rocié con leche cortada -excusó Roscoe-. Mi culpa -se encogió de hombros con una cara angelical fingida, pero que funcionaba muy bien.
-¡Roscoe! -Oliver negó con la cabeza reprobatoriamente-. ¡En esta familia no se rocía a los novios de Blair con leche cortada!
-Pero tú dijiste...
-¡Eso solo aplicaba con Greg! -lo interrumpió Oliver-. Greg malo, Eugene bueno... ¿Lo recuerdas? Hablamos de eso.
-Sí, vale, vale, Greg malo, Eugene bueno, lo sé, lo sé -Roscoe fue a guardar su pistola en el armario bajo la escalera.
-¿Ya están arreglados... o no van a volver nunca? -preguntó Oliver con una mirada de preocupación-. ¿Lo has pensado bien, rubia? Mira que Eugene es un gran muchacho, tiene un futuro brillante, es guapo, es inteligente, respetuoso ¡Lo tiene todo! Si tú no te sales con él ¡Yo lo haré!
-¡Papá! -Blair lo detuvo-. Hemos vuelto.
Oliver sonrió, Eugene se paró detrás de Blair esbozando su sonrisa de Eugene y Roscoe tiró de la mano de Ryan para dirigirlo hacia la puerta.
-¡Eh, antes de que me emocione...! -llamó Oliver a Roscoe, deteniéndolo justo en la puerta-. ¿A dónde vas tan temprano, hijo?
-A casa de Shelsy -murmuró él-. ¡Te hablé de ella, papá! No me hagas repetirlo -siseó con los dientes apretado.
-¿Sus padres estarán en casa?
-¡Papá!
-Ya... -Oliver le sonrió-. Que te diviertas con Shelsy.
-Gracias -resopló él-. Me voy, vamos Ryan.
Oliver volteó a ver a Eugene y a Blair en cuanto Ryan y Roscoe salieron por la puerta-. Está enamorado -aseguró él-. ¡Y yo estoy muy feliz porque volvieron! -Oliver abrió sus brazos y los abrazó ignorando el olor a leche cortada de Eugene. Los unió a ambos en un gran abrazo-. Pensé que no volverían, había perdido las esperanzas. No vuelvan a hacerme esto, chicos.
-Seguro que no, papá -Blair le dio unas palmadas en el hombro-. Seguro que no.
N/A: ¡Hola! He vuelto ¿Ya me extrañaban?
Bien, como sea, ¡Hoy hay una nueva noticia! Como quiero hacer algo especial para el final de LVDDLP he propuesto algo genial en el grupo de WhatsApp, pero claro, como hay muchas chicas que no están allí, tengo que decirlo aquí también.
La cosa es que si quieren y pueden enviarme algo referido a esta novela o otra de mi autoría que les gusta se los agradecería mucho. Pueden ser videos (tal vez actuando una escena o algo, que sé yo), audios (puede ser citando su frase favorita), dibujos, portadas, imágenes del cast, cartas, carteles, fotos con sus frases preferidas ¡Lo que ustedes quieran, lo que se les ocurra!
(lo sé, Ross es una genio... okno.)
Lo que quieran enviar, envíenlo a mi correo: rossdnaranjo@gmail.com.
Todo es para una sorpresa, que espero que les guste ;)
Iré a dormir, disfruten el cap.
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51. Visitas y más charlas
N/A: ¡Hola, hola, hola! *mueve el bote como el rey Julian* ¡Cada vez estamos más cerca del final!
Si alguien se pregunta si hay fecha de cierre para el asunto de la sorpresa que ya mencioné (en caso de que no sepas, lee la nota del capítulo anterior), estará abierto hasta el 15 de Octubre. So... ¡Tienen tiempo!
Bien, solo espero que les guste este capítulo, sé que es cortito, pero algo es mejor que nada y ya saben cómo es esto. En fin... promete con mi corazón que el próximo será largo ¿Okay?
ILSM Girls
PD: debería encontrar un nombre de fandom para las fans de la novela ¿Qué les parece mis Señoritas Sonrisas (y señoritos para @Untalusuario que siempre me dice que considere a los chicos ¡Ah! Y para Drew).
¡Yay! Besos.
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Cuando Eugene entró en su casa trató de ser silencioso. Sabía que Molly probablemente estaría practicando violín en su habitación, que su padre estaría trabajando en su estudio y que su abuela estaría haciendo limpieza en la cocina o en otra parte de la casa. Así que se escabulló sigilosamente, pero antes de que llegase a su habitación Frederick lo interceptó en el pasillo.
-Buenos días, hijo -dijo saliendo de la habitación adyacente a la de Eugene, sorprendiéndolo tanto que Eugene puso una mano en su pecho-. ¿Qué tal está yendo el día y la ruptura?
Eugene
movió su pie nervioso y se cruzó de brazos.
-Va bien -se encogió de hombros y esquivó a su padre, metiéndose en su habitación.
Pero Frederick lo siguió y cerró la puerta detrás de él.
-¿Muchas cervezas? -interrogó su padre sentándose en la silla de su escritorio.
-Sí... -Eugene se aclaró la voz abriendo su armario-. Sí, demasiadas tal vez.
-¿No tienes jaqueca? -Frederick se encogió de hombros-. Tu madre y yo rompimos una vez en la segundaria, ¡Fue horroroso para mí! Los peores tres días de mi vida -su padre sus piró echando su cabeza hacia atrás.
Eugene sonrió amargamente mirando el interior de su armario, buscando algo que no estaba allí.
-¿Y cómo has sobrevivido sin ella todo este tiempo? -murmuró él.
-Los tengo a ustedes -respondió Frederick seguro de sí mismo-. Molly y tú son lo que me queda de tu madre.
-Eso es lindo, papá -dijo Eugene estrellando su frente con la puerta de armario.
-¿Sabes qué más es lindo? -dijo el hombre, animado de repente-, un chico subiendo por una enredadera para llegar al balcón de su chica y recuperarla. ¡Como en el cuento! ¿Romeo y Julieta... Rapunzel?
-¡Papá! -reclamó Eugene girándose para verlo con ceño fruncido-. ¿Cómo es que lo sabes?
-Oí cuando Logan te dejó, esperé que entraras y como no lo hiciste miré por la ventana, te vi escalando y luego bailando con Blair en su balcón ¡Vaya que estabas borracho! -Frederick se rió realmente divertido con la situación mientras Eugene se sentaba en la cama con una expresión
seria-. Asumo que debido a que no regresaste anoche y a que sigues vivo, has vuelto con ella ¿No?
-Sí -murmuró él-. Hemos vuelto.
-Bien... -Su padre asintió- ¿Y qué hicieron durante la noche? -interrogó con una mirada pícara.
-Dormir -puntualizó Eugene.
-¡Vamos, Eugene! -Frederick le dio un puñetazo en el hombro-. Soy tu padre, puedes contarme lo que sea.
-Solo dormimos anoche, papá -dijo él muy serio y luego suspiró-, pasó esta mañana ¿de acuerdo?
Frederick calló por un minuto y sonrió como el gato de Cheshire luego. Entrecerró los ojos y luego soltó una carcajada de alegría.
-¡Mi muchacho ya es un hombre! -Frederick le palmeó la espalda y lo abrazó luego, estrechándolo contra él-. Crecen tan rápido -dijo él-. Parece que fue ayer cuando le decías a tu madre que querías bañarte usando un traje de baño.
-¡Papá, por Dios! -Eugene lo alejó frunciendo el ceño-. Eres increíble, de verdad. Quisiera ver qué cara pones si Molly estuviera en mi lugar.
-¡Eso es diferente! -él lo apuntó con un dedo-. Tu hermana tiene catorce, además... soy un hombre de mente abierta y relajado, cuando ella tenga edad suficiente y no viva en esta casa, que haga lo que quiera.
-Molly yo hemos discutido en que geriátrico te vamos a meter cuando te vuelvas viejo y senil -le dijo Eugene-. Cada vez va teniendo menos estrellas, así que no te ayudas a ti mismo, padre -bromeó
él con una sonrisa de burla en su cara.
-Como sea... -su padre hizo un gesto despreocupado-. Ahora, a lo importante ¿protección?
-Sí -Eugene asintió rodando los ojos-. No soy tonto.
¡Y menos virgen!
-Vale, ¿la trataste bien? -preguntó Frederick.
-¡Por supuesto! -gritó Eugene abriendo mucho los ojos-. ¿Qué clase de hombre crees que soy? Por amor al cielo, papá.
-Oye, tranquilo, solo corroboraba -el hombre movió sus manos en su defensa-. Sé que te he criado bien, es algo de lo que puedo estar realmente orgulloso. Aunque debo admitir que Regina hizo la parte más importante -Frederick se levantó-. Espera que le cuente a tu abuela que ya no eres virgen -su padre se rió de él.
Eugene puso una cara de espanto y trató de atraparlo, pero Frederick salió de la habitación antes de que él siquiera pudiese decir algo al respecto. Negó con la cabeza y sonrió a su pesar. Él amaba a su padre, pero a veces lo sacaba de quicio. Era el tipo de padre bromista y burlón que también podía ser un genial mejor amigo. Él suspiró y cayó sobre su cama mirando el techo de su habitación, cerró los ojos y cuando lo hizo la puerta de su habitación se abrió de nuevo. Él levantó la cabeza abriendo los ojos de nuevo. Era Molly y parecía enojada. Últimamente ella y su abuela habían estado muy distantes; no respondían cuando él preguntaba algo, no lo miraban, ni siquiera respiraban en su dirección... y Eugene sabía que era porque estaban del lado de Blair. Lo habían castigado con la
ley del hielo.
Molly traía consigo un almohadón y en cuanto él se incorporó ella vino a golpearlo con él almohadón, justo en la cara.
-¿Has vuelvo con Blair? ¡Dime que sí! -pidió ella y volvió a golpearlo-. Si no lo has hecho ¡eres un idiota! Ella iba a llevarme de compras y no lo hizo por tu culpa -le reclamó su hermana.
Eugene detuvo el siguiente almohadazo con las manos y escupió una pelusa que había obtenido de almohada.
-¡Por Dios, Molly! -dijo él riéndose-. Sí, volvimos, ya puedes ir de compras con mi novia.
Molly le dio otro golpe con su arma.
-¡Hey! ¿Eso por qué? -se quejó Eugene.
-Por ser un idiota -le volvió a dar otro-. Ay, míreme, soy Eugene y no le digo que no a nadie. Buh -Molly lo volvió a golpear-. Por eso es que nunca habías tenido novia, eres tan tonto.
-Ven aquí.
Eugene tomó su brazo y tiró de ella sobre su regazo apretándola fuerte contra él y estrujándola. Le besó la mejilla y restregó su nariz contra la misma. Su hermanita siempre olía a fresas, era una chica muy linda y se parecía mucho a su madre. Eugene y su padre siempre se sentían cerca de su madre teniendo a Molly, aunque ella no era parecida carácter a Regina Pointer. Molly era orgullosa y cabeza dura, como Frederick, el que comportaba como su madre era Eugene, siempre siendo amable y siempre sonriendo, viéndole el lado positivo a todo.
-¿Estabas anoche con ella? -preguntó Molly más calmada.
-Sí -aseguró él.
-¿No te golpeó?
Eugene se rió.
-Bueno, me apuntó con un zapato, pero no hizo
el movimiento.
-Yo lo hubiera hecho.
-Estoy seguro de que sí -él sonrió a su pesar-. Me alegra tanto haberle dado ese aventón -murmuró él.
-A mí también me alegra -su hermana le sonrió-. Me voy -ella se levantó del regazo de Eugene-. Espero que no vuelvas a "estar confundido" porque te voy a golpear más fuerte -le advirtió ella antes de salir por la puerta dando un portazo.
Blair, por otro lado, le había pedido a su padre un aventón a casa de Hannah. En el camino escucharon canciones de los setenta y las cantaron juntos, como cuando ella era pequeña y él llevaba a todo el clan Rain por helados. Su padre la dejó en casa de Hannah, ella se alisó el vestido antes de tocar el timbre. Era su costumbre hacer eso.
Hannah le abrió la puerta y la dejó pasar regalándole una sonrisa. Blair entró y la abrazó apretándola. No la había visto en dos días, por su enfermedad, pero parecía estar mejor. Blair la siguió hasta su habitación, ella podía escuchar el televisor del hermano de Hannah, que era ciertamente de la edad de Roscoe, desde el pasillo. Hannah cerró la puerta detrás de ella y se sentó en su cama, palmeando un espacio junto a ella.
-Cuéntale a la tía Hannah que te ha traído aquí un sábado a tan temprana hora para los seres humanos -dijo Hannah pasándola un brazo sobre los hombros a Blair-. La tía Hannah te escucha, querida.
-Bueno, hice algo... y creo que me vas a gritar -Blair hizo una mueca frunciendo sus labios.
-¿Te acostaste con un chico que conociste en el metro? -Hannah frunció sus cejas e hizo
un puchero-. Cariño, sabes que no es bueno.
-No... no con uno que conocí en el metro -Blair balanceó su cabeza-. Él no toma el metro, tiene una licuadora con ruedas.
-¡Cállate! -Hannah se tapó los oídos y jaló el gorro verde que estaba usando hasta tapar sus ojos-. ¿Te acostaste con Eugene?
-Grítalo un poco más alto, creo que mi madre en California no te escuchó -espetó sarcásticamente Blair-. Sí, me acosté con él... es que subió por mi balcón, borracho, cantó Singing In The Rain, bailamos bajo la lluvia torrencial, me dijo que me amaba... ¡No pude resistirlo! Lo quiero demasiado.
-La tía Hannah te entiende, la carne es débil -Hannah negó con la cabeza-. Pero... ¿estaba borracho cuando pasó?
-No, fue esta mañana... fue lo mejor de la vida, no se sintió como solo sexo, ¿sabes? Hay algo más, y sé que es, pero no quiero decirlo por ahora -Blair recostó su espalda de la cabecera de Hannah-. Le dije que lo amo.
-¿Y cuándo es la boda? -preguntó Hannah en tono burlista.
Blair la empujó riéndose.
-¿Qué hay con Lucy?
Blair rodó los ojos y resopló mirando hacia otra parte.
-No quiero ni recordar su nombre -bufó-. No sé qué hará Eugene con ella, ciertamente no es mi problema. Solo espero que se mantenga a una distancia razonable de nuestros asuntos.
-Eso es maduro -Hannah le alborotó el flequillo-. ¿No estás feliz de que no te dejar llorando en los baños?
-Muy feliz -Blair asintió.
Hannah apretó los labios y movió su pierna contra ella, jugando con sus dedos y acomodándose el gorro. Abrazó sus piernas y suspiró. Blair era su amiga... una de las mejores que hubiese podido desear, ella lo sabía y estaba feliz de haber hecho su elección.
-Me caí del caballo -dijo Hannah de repente.
Blair volteó a verla con el ceño fruncido.
-¿Qué?
-Es la causa de la cojera, me caí del caballo y me fracturé la cadera -Hannah se encogió de hombros-. Tenía trece, había practicado equitación desde pequeña.
-Oh... -Blair parpadeó varias veces- ¿Y no puedes volver a hacerlo?
Hannah negó.
-No profesionalmente o para competencias, además... tengo muchísimo miedo de subirme a un caballo de nuevo -suspiró-. No le cuento mucho a la gente sobre esto, pero ahora eres mi amiga y creo que mereces saberlo.
-Hannah... tengo miedo de conducir -soltó Blair de pronto-. Un accidente. Mi chofer murió, yo iba en el asiento del copiloto, sangre, gritos, hospitales... desde entonces tengo miedo de conducir.
-Vaya...
-Sí.
-Bueno... -Hannah suspiró-. Ya superaste el miedo a no ser popular, creo que unas clases de manejo no te harían mal.
-Solo si tú te subes al caballo.
-Hecho.
-Ahora vamos en busca de Becky -Hannah se levantó de un tirón y le tendió la mano a Blair-. No me ha llamado ¿Qué estará haciendo?
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52. Acuerdos.
Hannah abrió la puerta de la casa de Becky como si fuera su propia. Blair ya había estado ahí un par de veces. Era una casa grande y moderna, a Blair le gustaba. Tenía una decoración chic, los muebles y las paredes tenían una escala de colores entre negro y blanco, puertas de vidrio e inclusive un tragaluz. Los padres de Becky casi nunca estaban en casa por su trabajo en el hospital, el hermano mayor de Becky nunca estaba los fines de semana y Becky siempre estaba en casa de Hannah esos días, pero sorprendentemente no la había llamado para decir que no se presentaría y eso no había pasado desde el verano cuando sus padres se tomaron unas vacaciones.
La casa estaba en silencio. Hannah de detuvo en medio de la sala y frunció el ceño.
-Parece que no hay nadie -comentó Blair-. ¿Nos vamos?
-No -Hannah negó con la cabeza-. Vamos a revisar arriba, tal vez murió y hay que sacarla de la bañera o algo.
-Tienes razón -Blair se adelantó a subir por las escaleras-. Y hay que buscar algo bonito para ponerle, no podemos dejar que la lleven a la morgue sin ropa. Tiene que morir con glamur.
Hannah se rió y la siguió escaleras arriba. Revisaron el baño y todas las habitaciones antes de llegar a la de Becky. Blair abrió la puerta de la habitación y asomó su cabeza. Hannah la empujó dentro sin pensarlo... Becky estaba allí, pero no estaba sola. Y al principio Blair creyó que la había atrapado infraganti con Kale. Sí, Kale estaba allí, pero no estaba haciendo algo indecoroso... Kale estaba
dormido y vestido con pantalones de chándal y un suéter gris, tenía su cabeza puesta sobre el regazo de Becky mientras ella acariciaba su cabello. Kale se veía enfermo, como si hubiese tenido fiebre o algo; sus mejillas estaban sonrojadas y las bolsas debajo de sus ojos eran grandes.
-¿Pero qué es esto? -Hannah trató de no ser ruidosa-. ¿El día internacional del sexo?... ¡¿Por qué nadie creó un evento de Facebook?! ¡Hubiera llamado a Weasley! -se quejó ella quitándose el gorro con frustración. Becky le indicó silencio colocando sus dedos y trató de quitar la cabeza de Kale de su regazo.
-¡Afuera! -exigió en un susurro-. Ahora... -cuando logró intercambiar sus piernas por una almohada y ella las empujó fuera de la habitación. Cerró la puerta y se cruzó de brazos-. ¿Qué hacen aquí?
-Vinimos a traer la leche, guapa. Los precios subieron -bromeó Hannah antes de estamparle un golpe en el brazo a Becky-. ¿Tú qué crees? ¡Vinimos por ti! No me llamaste ayer en toda la tarde, ni siquiera un mensaje enviaste, esta mañana no te apareciste en mi casa ¡Mi madre se preocupó! -Hannah se volvió a colocar su gorro-. ¡Y Blair volvió con Eugene! Tuvieron un polvo matutino hoy.
-Dos -corrigió Blair.
-¡Dos polvos matutinos...! Espera ¿en serio? -Hannah le frunció el ceño y abrió la boca con asombro. Blair asintió-. ¡Vaya tigre está hecho el chico!
-¿Te atreviste a volver con él? -Becky la acusó con un dedo-. Te voy a matar.
-Subió por el balcón, en plan Romeo y Julieta -Hannah rodó los ojos-. ¡Le dijo que la amaba! Es
un maldito cuento de hadas ¡Siéntete feliz por ella!
-Estoy feliz -Becky sonrió-. Vamos, que lo esperaba de todas maneras.
-Claro, ahora queremos la explicación -Blair se cruzó de brazos y levantó la barbilla-. Habla -pidió.
Becky se miró los dedos y suspiró. Era la primera vez que la veía triste, estaba triste.
-Kale pasó la noche aquí, pero no porque tuvimos sexo -Becky retorció sus dedos-. Su madre está enferma y él no puede lidiar con ello solo. Está devastado y... no tiene a nadie en quien confíe lo suficiente para contárselo, su padre está tramitando el divorcio, sus hermanas están en un internado y ni siquiera hablemos de las personas que dicen ser sus amigos... Por eso vino aquí ayer, sabía que podía contármelo.
-Oh... -Hannah parpadeó varias veces-. ¿Qué tiene su madre?
-Es... un secreto ¿vale? Le prometí que no se lo diría a nadie -Becky se encogió de hombros-. Es una enfermedad mental, está internada, pero es todo lo que diré.
-Está bien -Blair asintió-. ¿Y cómo está él?
-Está mejor... -Becky suspiró-. Lloró mucho anoche... puede que yo no quiera nada con él pero ahora es mi amigo y no me gusta verlo así. No me gustaría ver a nadie así.
-Becky -Hannah resopló-, si estás haciendo esto por él es porque...
-Te gusta -culminó Blair-. Admítelo, te gusta, ¡Quieres que sea tu novio! ¡Dilo!
-No quiero que
sea mi maldito novio -Becky negó con la cabeza-... siempre me ha gustado, pero de una manera puramente sexual.
-Ajá, sí tú... -Hannah se rió-. Oye, Kale no es tan malo como se ve... y tú no has tenido novio en mucho tiempo. ¡Vamos! Será divertido ¡Cita en parejas! Tú con Kale, yo con Weasley, Blair y Eugene.
-Suenas asquerosamente cursi.
-Y te gusta la idea, no mientas -Blair sonrió.
-¿Rebecca? -la voz de Kale interrumpió su charla-. ¡Rebecca!
-Ya se despertó -masculló Becky-. Ya vuelvo...
Ella entró en la habitación de nuevo, dejando la puerta abierta. Le sonrió a Kale quien se frotaba los ojos y se incorporaba. Cruzó sus piernas y le dio una sonrisa cansada a Becky. Ella se sentó a su lado, pasó la mano por su cabello, peinándolo hacia atrás.
-¿Cómo te sientes? -le preguntó Becky.
-Hambriento -él se rió y miró hacia la puerta. Hannah y Blair se encontraban mirando atentamente la escena-. Hola Blair, Hannah -levantó una mano hacia ellas-. ¿Qué hacen aquí?
-Estamos de visita, tú tranquilo -Hannah se metió las manos en los bolsillos-. De hecho, prepararemos el desayuno para ustedes. Me siento generosa hoy, ¿qué quieren? ¿Tocino, huevos, panqueques, cereal, todo lo anterior?
-Comeré lo que sea, tengo mucha hambre -él le sonrió-. ¿Te quedas aquí, por favor? -le pidió a Becky en un susurro. Ella asintió.
-Vamos, Blair -Hannah tiró de ella. Blair
pensó que se retirarían, pero en vez de eso, Hannah se pegó a la pared para escuchar lo que decían, mirándolos a través del espejo de la habitación de Becky-. Esto no pasa todos los días. O nos quedamos aquí o nos lo perdemos -le dijo a Blair en voz baja.
-Estoy de acuerdo -Blair la empujó más cerca para ver mejor.
-Oye que... puedo irme luego del desayuno -Kale se encogió de hombros-. Creo que ya te he molestado lo suficiente.
-¿Desde cuándo te disculpas por molestarme? -Becky se rió empujándolo con su cadera.
-No me disculpo, me gusta molestarte, pero no creo que me guste tanto como te gusta a ti molestarme a mí -Kale levantó una ceja-. Necesito una ducha también -se alborotó el cabello con las manos.
-Sí... -ella meneó su cabeza-. Es divertido... y no quiero que te vayas, es mejor que estés aquí que solo en tu casa.
-Tengo que ir a verla. Hoy es día de visitas.
-¿Y quieres ir?
-Sí... -él apretó los labios- pero no solo, quiero que me acompañes. Odio verla así, lo odio, Rebecca y siento que tal vez no pueda con ello. Necesito que alguien me empuje y tú eres buena empujando.
-Está bien -Becky asintió-. Oye quiero dejar claro una cosa: NO somos pareja. NO salimos. CERO romanticismos ¿De acuerdo? Tú y yo, esto -ella hizo un gesto moviendo su dedo entre los dos- es una amistas con beneficios, podemos dormir juntos y podemos tener sexo, abrazarnos, besarnos y todo lo que quieras en términos sexuales pero en ningún momento le dirás a nadie que soy tu
novia y NO habrá citas.
-Estoy de acuerdo con todo lo primero ¿Pero qué hay de malo con las citas? -Kale sonrió-. Siempre se puede tener sexo después de una cita.
-Es que no necesitamos citas.
-Pero es un placer que podemos darnos.
-No me gustan las citas.
-Nunca has salido conmigo.
-Kale, te dijo que no.
-¿Siempre tenemos que hacer lo que tú digas? -preguntó él frunciendo el ceño.
-¡Sí! -ella asintió-. O hacemos lo que yo digo o ahí está la puerta, puedo conseguir a otro como tú en un minuto. Ni dudes de que lo haga.
-Rebecca... -Kale negó con la cabeza- no dudo de que puedas conseguir otro juguete sexual, pero un amigo como yo jamás vas a conseguir.
-Puede ser, pero no eres un gran amigo.
-Soy muy versátil, puedo ser un juguete sexual, un amigo, un deportista, un asistente, un novio, un folla-amigo. Lo que quieras, pero no garantizo buena calidad en algo que no implique deportes o sexo, no tengo mucha práctica, la verdad -él se echó a reír-. Y tú solo eres una cosa para mí y es: imposible.
-Y así se va a quedar.
-Oye, si no definimos esto ahora nos vamos a enredar y todo va a salir mal -le advirtió él-. Yo... estoy dispuesto a dejar que me digas que hacer, incluso me alejé de Blair ¡Y ni siquiera me importa un comino Blair! Es tan tonto... porque tú, joder, tú eres una chica difícil.
-La historia de mi vida.
-¿No quieres una relación? Pues bien, no le pongamos nombre... pero quiero ir en una cita contigo. Si las citas no funcionan... lo dejaremos así ¿vale? Solo sexo,
que es asombroso contigo, debo recalcar.
-¿Qué te parece si nos vamos? -le dijo Blair a Hannah arrastrándolo lejos-. Hoy sí parece el día internacional del sexo.
-¡Alabado sea Johnny Sins! -Hannah se rió mientras bajaban las escaleras.
-¿Y qué dices? -le preguntó Kale a Becky-. Tú y yo, el cine ¿vale?
-Me gusta el cine -ella le sonrió pícaramente-. Me encanta el cine.
-Rebecca, no todo es sexo en esta vida.
-Pues entonces no voy -ella se cruzó de brazos. Kale sonrió y se resignó.
-Está bien.
Abajo Hannah empezaba a preparar la masa para panqueques mientras Blair se limaba las uñas y la miraba. Hannah le frunció el ceño y se colocó una mano en la cadera, mirando a la rubia con los ojos entornados de una manera acusatoria.
-¿No me piensas ayudar? -Blair levantó la mirada y le sonrió.
-No sé cocinar, lo siento -sacudió sus hombros hacia arriba-. Tendrás que arreglártelas sola.
-Mira que todavía te queda un poco de Reina de la escuela -Hannah negó con la cabeza reprobando su actitud-. Sabía que no todo era color de rosa.
-Oye, cuando se trata de la cocina, no puedo hacer nada sin causar un incendio -hizo un puchero-. Una vez traté de cocinar macarrones y se quemaron. No tengo la mejor suerte con los condimentos. Con suerte puedo usar el microondas.
-Pues es mejor que aprendas, Lo no te va a durar toda la vida.
-Nada que ver, Lo es inmortal -Blair ondeó su mano en el aire desechando la idea-. Bueno, eso es lo que Lo dice.
-Como
sea... -Hannah le daba vueltas con una cuchara de madera a la mezcla-. ¿Ya tienes un boleto para el juego de hoy?
-¡Oh joder! -dejó caer la lima de uñas en la mesa-. ¡Olvidé que tenía que comprar un boleto! Usualmente entraba gratis, por ser del equipo de porristas y más por ser la capitana.
-Pues devuelve tu trasero a la realidad, cariño. Necesitas un boleto y ya están agotados. Y ni pienses que te daré el mío -Hannah se giró, puso el recipiente sobre el mesón y abrió la nevera para buscar los huevos-. Si quieres conseguir reventa, necesitas hablar con El Revendedor Ricky Thorne, ya sabes quién es.
-¡Uhg! Bien... -ella resopló-. ¿Crees que mi traje de porrista todavía me quede? He ganado peso.
-Y aun así te vez delgada -Hannah se encogió de hombros-, pero tal vez deberías probártelo.
-Sí... -Blair parpadeó-. No tengo pompones, los eché a la basura el día que me echaron a mí -se recordó ella.
-Puedo conseguirte pompones.
-¿Sí?
-Síp, pero hazme un favor -la pelirroja la apuntó con el cucharón lleno de masa- dale a esas porristas una buena patada en el culo meneando tus pompones en sus caras ¿vales? No aceptaré menos -Hannah sonaba seria.
Blair asintió porque ciertamente era buena idea.
-Llamaré a Lo, para decirle que saque el traje -Blair sacó su celular de su bolso y marcó el número de casa, después de tres tonos Lo le respondió-. ¡Lorena, saca el traje de porrista de mi armario y alístalo, nena! Blair Rain ha vuelto a la contienda.
N/A: ¡SHALOM!
Sí, sé que no es tan largo como dije que sería. De aquí creo que quedan como dos capítulos y luego el epílogo (que yo no suelo hacer epílogos, pero si tiene el prólogo, el epílogo me pareció necesario). Los siguientes caps serán realmente graciosos ¿Y quieren a Blair enfrentándose a Lucy? Quédense luego de los comerciales.
También quería aclarar que la versión maracucha de esta novela SÍ la he autorizado yo, la chica no se ha robado la idea y no se está burlando como tal. ¿Por qué? Pues porque me pareció gracioso. O sea ¿Por qué no reírse un poco? Yo la leeré, no sé ustedes ¿quién no ama a los maracuchos? (¿Yo sola? Ok).
Bieeeeeen. Creo que es todo. Los amo.
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53. Chantajes y apuestas.
Lorena tuvo el traje listo para la tarde. Blair volvió a su rutina de preparación, el traje le quedaba, sorprendentemente, un poco más ajustado, pero se seguía viendo bien en ella. Se ató una cola de caballo alta, ajustándola con un lazo azul en combinación con los demás colores en el uniforme que contaba de azul, amarillo y blanco. La falda la quedaba corta, pero siempre había sabido lucir una falda corta sin parecer vulgar. Los zapatos deportivos bien atados, sus ojos cubiertos con sombras a juego, los pompones en sus manos y su caminar de diva.
Bajó las escaleras de casa como toda una princesa, con la frente en alto y una sonrisa brillante. Hannah y Lo la esperaban abajo. Había llamado a Eugene mientras se arreglaba, le había dicho que la veía en el instituto, él tenía que llegar temprano para el entrenamiento previo y ella le había prometido que pasaría por los vestidores para darle un beso de buena suerte, o tal vez dos.
Hannah le entregó los pompones, haciéndola prometer que no preguntaría de donde los había sacado, Blair asintió estando de acuerdo en que no quería saber. Oliver entró por la puerta principal, dándole vueltas a la llave en sus manos. Se había comprado un nuevo auto, un Audi, solo porque sí. Le había ofrecido uno a Blair, esperando que ella dijera que sí, pero como siempre cuando él le quería comprar un auto, ella había negado.
-¿Has vuelto al equipo de animación? -le preguntó Oliver, ofreciéndole la mano para ayudarla a bajar los dos últimos escalones-. Te ves preciosa.
-No, no he vuelto, solo me lo he
puesto hoy porque voy a animar a Eugene, y ¡Sí, lo sé! -ella dio un vuelta sobre sí misma prácticamente saltando.
Hannah miró su reloj.
-Faltan cinco para las cinco -anunció-. Abrirán a las cinco y media y necesitamos encontrar a Ricky El Revendedor.
-Vale, ¿No tienes su número?
-Becky lo tiene, pero está con Kale, tiene el celular apagado y volverá en una hora. No sé cómo no se me ocurrió pedírselo antes -Hannah resopló echando su mechón a un lado-. Tal vez si llegamos temprano y encontramos a Ricky podría revendernos un boleto -ella tecleó en su teléfono rápidamente-. Aun así querrá sacarnos los riñones a cambio... es un usurero.
-Tal vez necesitamos negociar -aconsejó Blair.
-Eso no me va, negociando soy muy mala. Podría dejarme en la calle si quisiera -contestó Hannah.
-Yo sé de alguien que sabe negociar -murmuró Blair cuando justo Roscoe entraba por la puerta principal acompañado de alguien más.
-¡Whoa! -la chica pequeña de ojos cafés y sonrisa grande que venía a su lado miraba la casa como si nunca hubiera visto algo más maravilloso-. Roscoe ¡Vives en un palacio!
-No es exactamente un palacio... -él se rió nerviosamente-. Es grande, am... tal vez demasiado.
-¡Lo tú debes disfrutar corriendo por los pasillos! -ella dio un salto y luego le propinó un golpe amistoso en el brazo a Roscoe-. Amigo, vivir en una casa así sería mi sueño ¡Sobre todo
porque ni siquiera me encontraría a mis hermanos!
-Es muy útil en ese sentido, tiene sus ventajas -admitió Roscoe metiéndose las manos en los bolsillos.
-Pero trata de limpiar una casa como esta, así de grande, es una hazaña total -intervino Lo riéndose-. Tú debes ser Shelsy, ¿no?
-La misma -ella alzó su mano y la saludó, chocando cinco, la chica tenía el cabello largo, hasta la cintura y grandes ojos cafés-. Tú eres Lorena, la nana de Roscoe -afirmó ella.
-No es mi nana -aclaró Roscoe- Es... de acuerdo, es mi nana. Pero no porque necesite una nana, es que... ella es la nana oficial de los Rain, es una decisión en la que no tuve participación.
-Especialmente porque no habías nacido -apuntó Blair, acercándose a ellos-. Soy Blair, la hermana mayor de Roscoe ¿Tú eres su novia?
Roscoe abrió los ojos y negó con la cabeza, levantando sus brazos sobre su cabeza y dejándolos caer contra sus costados exageradamente.
-¿Novio? no, no, no -ella levantó un dedo-. Él y yo somos amigos. Dedo admitir que es un dios de los videojuegos y que su nivel intelectual es considerablemente alto, justo como me gusta, pero mi nivel de apreciación por él no pasa de allí. Además, mi padre no me deja tener novios.
-¿Cómo te sientes al respecto, Roscoe? -le preguntó Blair.
-Totalmente satisfecho -respondió sin inmutarse-. ¿Qué quieres? -preguntó cruzándose de brazos.
-¿Por
qué asumes que quiero algo? -interrogó Blair agitando su coleta-. No he dicho nada.
-Te conozco más de lo que crees ¿Qué quieres, Blair?
Había ocasiones en que Roscoe le daba miedo, pero en ese momento solo podía agradecerle por ser tan perceptivo.
-Muy bien, tú ganas -ella se cruzó de brazos-. Necesito que utilices tus conocimientos siniestros para sobornar, chantajear o en el mejor de los casos solo negociar con alguien.
-Me gusta cómo suena ¿Tú qué dices Shelsy? -Roscoe miró a su amiga.
-¡Me apunto! -exclamó con emoción.
Para cuando llegaron al instituto Kale y Becky los estaban esperando. En cuanto Blair Rain entró por la puerta de doble hoja del pasillo principal todo el mundo puso sus ojos en ella. Había estudiantes esperando en los pasillos para entrar al gimnasio. Cuando entró, todo el mundo se sorprendió, se murmuraron mil cosas a su paso y ella solo esperaba que alguien hubiese notado cuan caliente lucía y lo hubiese comentado, así se sentiría mucho mejor. Al final del pasillo, justo cerca de las puertas se encontraba Ricky el revendedor, abriendo su chaqueta para enseñarles a unos chicos tres boletas para entrar al juego.
-Uno por veinte dólares ¿quién lo toma? ¡Vamos chicos! ¿Se perderán el primer juego? -animaba el chico de cabello largo y pantalones ajustados- ¿No? Bien, ustedes se lo pierden -acusó con una sonrisa mientras los chicos se alejaban.
Blair se paró frente a él, una mano en la cadera y una sonrisa. Kale, Becky, Hannah, Shelsy y Roscoe vinieron detrás de ella.
-¿Veinte
dólares por un boleto que cuesta tres dólares? No lo creo -negó élla-. Hola Ricky.
-Blair Rain... -Ricky silbó mirándola desde su escote hasta su falda-. Vaya, te ves preciosa, nena ¿vienes por tu dignidad? Me temo que es la única cosa que no vendo, muñeca.
-Vengo por un boleto -espetó ella-. Y tendrás que bajar el precio un poco, nene. O no habrá trato.
-Eres la interesada, Blair. O pagas lo requerido o te quedas sin nada.
Roscoe se abrió paso entre su hermana y Kale, cruzando sus brazos sobre su pecho y mirándolo intensamente. Shelsy vino detrás de él, igualando la pose de Roscoe con una sonrisa diabólica dibujándose en sus labios.
-Muy bien, Richard Torn, hagamos negocios -dijo el pequeño.
Roscoe había tenido suficiente tiempo mientras Ryan los llevaba al instituto para usar la magia de facebook y recolectar un poco de información acerca de Richard "Ricky" Torn, mejor conocido como "El Revendedor" debido a su tendencia de revender cosas clandestinamente, desde boletos para cualquier evento hasta incluso ropa para cuando te dejan en las duchas a la merced del frío por causa de una broma. La misma Hannah se había conseguido unos fantásticos shorts y una blusa el día de las bromas, cuando Becky la dejó desnuda en las duchas.
-¿Y quién se supone que eres tú? -preguntó el chico arreglándose la chaqueta-. Eres un niño.
-Buena observación -Roscoe asintió-. Yo quiero un boleto para mi hermana y tú
seguramente no quieres que tu madre se entere de que has estado vendiendo cosas clandestinamente en la escuela. Seguro sería una gran decepción.
-¡Já! Niño, mi madre es la reina de las ventas clandestinas -se burló él.
-Todos sabemos que tu madre es abogada, Ricky, no mientas -agregó Shelsy-. Abogada de renombre, ¿quisieras que tu pobre madre, que trabaja tan duro, se enterara de ello? Vamos, eres un buen hijo ¿no?
-¿De verdad piensan que eso me asusta?
-Claro que no, pero mira quien está allá -Roscoe apuntó a la directora, la mujer canosa que venía en dirección a ellos, saludando a todos los chicos en el pasillo-. Apuesto a que tienes una falta más y llamarán a tu madre. Qué pena, Richard, pensé que eras más cuidadoso que eso.
-Yo me voy...
Ricky se rió, pero Kale bloqueó su camino, poniendo su cuerpo contra los casilleros. Ricky era demasiado escuálido para quitarlo, así que lo intentó por el otro lado, pero entonces Becky y Hannah lo bloqueaban y si intentaba escapar por el frente, tenía a Roscoe, Shelsy y a Blair tapando la salida. Entonces el pobre Revendedor estaba atrapado totalmente.
-¿Qué sucede aquí...? -preguntó la directora acercándose al ver la cara de espanto y desesperación de Ricky-. Blair, Kale, Hannah, Becky, Ricky... niños -dijos sus nombres como esperando una explicación.
-¡Señora directora, Ricky fue tan amable de conseguirnos boletos para ver a los chicos jugar hoy! -Shelsy saltó-. Nos compró tres boletos, uno para mí, otro para mi amigo y uno para Blair
¿No es genial?
La directora sonrió hacia Ricky.
-De verdad es un gesto amable, Ricky -ella se rió-. Muy considerado de tu parte.
-¿Usted cree? -Ricky se rió. Con todo el dolor de su alma se sacó los boletos de la chaqueta, los tres boletos que tenía y se los entregó en la mano a Roscoe-. Tengan chicos, yo iré por allá... a llorar un poco.
Ricky se retiró, Blair consiguió su boleto y dos extra para Roscoe y su increíble amiga. Se dirigieron inmediatamente al gimnasio, pero antes ella tomó un atajo hacia el vestidor de los chicos. Echó un vistazo por la puerta entreabierta y miró a Eugene sonreír ampliamente, estaba riendo con sus amigos, sentado en una banca mientras se ajustaba las medias, sabía que debajo tenía sus medias de Betty Boop porque él se lo había dicho. Blair silbó, tratando de llamar la atención de su chico. Eugene frunció el ceño, girando la cabeza para buscar la fuente del sonido.
-¡Eugene! -vociferó tratando de ser cuidadosa.
Esta vez él logró captar que venía de la puerta. La vio y le sonrió, se levantó y caminó hasta ella, saliendo de los vestidores. La abrazó en cuando estuvo cerca.
-Te ves maravillosa -le susurró él-. ¿Conseguiste boleto?
-Ajá -ella asintió, mordiéndose el labio-. Roscoe y su amiga me ayudaron... te queda bien el uniforme -ella lo examinó, pasando sus manos por sus abdominales.
-¿Sí? -él se miró los pantalones-. Me queda un poco grande, pero debo decir ¡Amo, realmente amo a las porristas!
-¿En serio? -Blair levantó una ceja.
-En serio -él
le mostró sus hoyuelos-. Tal vez... ya sabes, podrías quedarte con el uniforme hasta...em ¿esta noche? -él se encogió de hombros-. Sería un buen consuelo si perdemos el juego y un buen premio si ganamos.
-Ah, vale ¿quieres que agite mis pompones para ti? -ella se rió como una pequeñuela-. Lo haré con gusto.
-Por supuesto que quiero.
Él la levantó del piso y la besó, ella ancló sus brazos a sus hombros, ajustándose y flexionando las rodillas. Aun faltaba enfrentarse al equipo completo de porristas, quienes, ella esperaba, que tuvieran una buena dosis de insultos para ella cuando entrase, de otra manera, iba a decepcionarla mucho, pero mientras ella tuviera a Eugene, cualquier batalla superficial estaba ganada al final del día.
-¡Ahí están! -el entrenador Hollister apareció en el pasillo, vistiendo un traje, junto al profesor Thompson de algebra y la profesora Warwick de literatura-. ¿Se los dije o no se los dije? ¡Nos debes a Warwick y a mí veinte dólares, Thompson, sí señor! -celebró el entrenador extendiendo su mano hacia el hombre de barba que se metió la mano en el bolsillo para buscar la suma requerida.
-¿Entrenador? -inquirió Eugene, bajando a Blair, pero manteniéndola cerca-. ¿Apostaron?
-¡Por supuesto! Han sido mi mejor apuesto hasta ahora -él se rió recibiendo el billete de la mano de Thompson-. Siempre lo hacemos, apostamos por las parejas.
-Yo puse mis esperanzas en ustedes y no nos fallaron, chicos -agregó Warwick-. Dame cinco, Hollister.
-¡Eso es!
Ambos chocaron palmas.
-He oídos eso antes -murmuró Blair-. Me gusta cómo suena -ella recargó su cabeza en el pecho de Eugene.
-Yo supuse que, después de lo enojada que estaba Blair, no volverían -se encogió de hombros-. Debí tenerles fe.
-El amor siempre triunfa, Thompson -la profesora Warwick le golpeó el hombro-. Lo sabes.
El entrenador envió a Eugene dentro de los vestidores de nuevo y Blair corrió a la entrada del gimnasio. Ya Becky, Kale, Hannah, Roscoe y Shelsy estaban dentro. Ella se ajustó la cola de caballo, agarró bien sus pompones y se dijo a sí misma-: Hora del show.
N/A: ¡Bonjour! (o como sea).
Bueno, este es el penúltimo capítulo. O eso creo, no lo sé aun (sorprendente ¿no?). Bueee no tengo mucho que decir.
Dedicación para Shelsy, de quien robé (tomé prestado, con permiso) el nombre para la amiga de Roscoe, de quien sabrán más en la secuela.
¡Así es, secuela! Lo sabrán cuando termine LVDDLP ¿vale? Pero es un hecho, está pasando y ¡Estará concentrada en Roscoe! ¡Yayyyy!
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Aviso especial :)
¡Holaaa! Lo sé, me estoy tardando y las he emocionado porque pensaron que era un capítulo, bueno, perdón :C
Bueno, solo voy a decir que trataré de escribir el final entre hoy y mañana. Ya saben, queda un capítulo y el epílogo. Luego, pueden hacer todo lo que quieran; llorar, saltar, gritar, ¡Lo que sea! Luego de publicar el final, publicaré la sinopsis, como hice con EODLBS.
Como sea, quiero agradecerles ¡Porque de verdad yo no pensé que llegaría a tener tanto éxito! Ustedes son increíbles, me ayudaron a llegar hasta el final y es... simplemente genial. Pero al final solo importa que ustedes hayan disfrutado de esta novela tanto como yo, tiene unos errores que aun debo arreglar, necesito editarlo yo antes de que alguien más la edite. Planeo enviarla a la Editorial Rossetti, ya he trabajado con ellos y sin duda quiero volverlo a hacer.
Ahora contestaré tres preguntas frecuentes que me han estado enviando al privado de wattpad.
1. ¿Planeas inscribir la historia en los Premios Watty?
No. ¿Por qué?: no me gustan los concursos. Estoy segura que los Watty son geniales, pero a no me gustan los concursos, punto y fin.
2. ¿Molly y Roscoe pueden salir? (ya había contestado esto, pero por lo visto, tengo volverlo a hacer ¡Porque es la maldita pregunta más frecuente! XD)
No ¿Por qué?: primero: Molly y Roscoe (según mi punto de vista) no son compatibles. Segundo: Molly es dos años mayor que Roscoe y aunque no importa demasiado, no me parece conveniente. Tercero: es demasiada coincidencia. Blair y Eugene, Logan y Mac, ¿Roscoe y Molly? ¡No, demasiadas coincidencias para el bien de la humanidad! Jajaja. Sé que es mi decisión y que solo yo puedo decidir si me parece bien, entonces esa es mi respuesta para ustedes.
Sí, verán a Molly en la secuela, pero no será un interés amoroso de Roscoe.
3. ¿Lo publicarás físico? :D (con una carita soñadora full)
No. ¿Por qué? Porque no.
Bueno, eso es todo. Ódienme, ámenme ¡Sean felices!
Las quiero ¡Muchísimas gracias por todo!
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54. El gran finale.
N/A: ¡Bieeeeen!
He aquí el capítulo final... no, no ¿qué? ¡Ven aquí, deja de llorar y ven a leerlo cobarde! ¡GUARDA ESAS LÁGRIMAS PARA TU ALMOHADA ¿ENTIENDES?! (Mi hermana ve Dance Moms).
Well, ya se acabó, habrá epílogo, el cual será corto y lo publicaré en cuanto escriba y no sé cuando lo haré. Tal vez sea de una hoja o de dos, aun no lo sé, pero no se extenderá mucho. Inmediatamente después, publicaré la sinopsis.
Quiero aclarar, lo haré ahora y luego después, que tardaré un poco en subir la secuela ¿por qué?: porque estoy empezando clases ¡4to año bebé! Tengo muchas horas libres, pero mucho más trabajo y no soy la típica buena estudiante ¿de acuerdo? Soy como Blair, debo concentrarme mucho (y me es difícil hacer eso, ahí no soy como ella).
Igualmente esto no significa que dejaré las historias sin seguir mucho tiempo, siempre encuentro un lugar para escribir, es como comer para mí, siento un vacío si no lo hago. Lo que digo es que será una espera más o menos larga para subir la secuela (como de un mes), porque quiero tener al menos cinco caps listos antes publicar la historia ¿vale? ¿lo entienden? Pues muy bien ¡Tú, el del fondo! ¿No entendiste? ¡PUES VE A CASA, NO TENGO TIEMPO PARA PERDEDORES! (no me dejen ver más Dance Moms).
¡Listoo! Lean, comenten... díganme, ¿lo odiaron? Viviré con ello, no se repriman.
:D
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Blair le entregó su boleto a la chica que los estaba recibiendo en la puerta del gimnasio, la cual la miró como si hubiese visto a un fantasma. Blair entró por la puerta de doble hoja del gimnasio caminando con la frente en alto. Había mucho movimiento adentro, todo el mundo estaba emocionado, esperando que los chicos salieran. El en el ala derecha del lugar, en las gradas, se encontraban los espectadores de la escuela visitante, en el ala izquierda, los de Midwood.
Ella entró, con pompones en mano y sonriente. Y todo el mundo volteó a verla. Los que no se dieron cuenta, fueron avisados por sus amigos, los que no habían entrado, entraron rápidamente detrás de ella para verlo. Era material de pelea, así que por nada del mundo se perderían en momento. Blair lo localizó a sus amigos sentados en el ala izquierda y la mala suerte había actuado: era justo detrás de la ubicación de las porristas.
Gabriella Cooper, la capitana, la miró entornando sus ojos hacia ella, todo el equipo de animación la miró como si se tratara del acto de magia más desconcertante que jamás hubiesen presenciado; mandíbulas abajo, ojos bien abiertos y jadeos de sorpresa. Negó con la cabeza al verla venir en dirección a ellas, pensó por un momento que Blair vendría a hablarle, pero cuando pasó de ellas y se colocó en la otra esquina, Gabriela frunció el ceño. Blair miró detrás de ella. Becky levantó los pulgares, Hannah le sonrió, Roscoe y Shelsy la saludaron. El padre de Eugene y Molly estaban ahí
también, alzaron sus manos, saludándola y ella les devolvió el saludo. Y Lucy y Greg también estaban allí, Lucy le sonrió y Blair asintió, como diciendo "¿Ves? Sí vine".
-Creo que no tienes permitido usar ese uniforme, Rain -habló Gabriella, acercándose, con los brazos cruzados-. ¿Qué estás haciendo aquí, vestida así?
Blair esbozó una sonrisa, subiendo más su comisura izquierda que la derecha.
-Me temo que estás equivocada, cariño. Mi nana confeccionó este uniforme, por lo tanto, es mío, ¿lo entiendes? -ella sacudió su cabello y acomodó los pompones en sus manos-. Respecto a por qué estoy aquí, yo diría que no tendría que interesarte, pero como lo sabrás de todos modos ¿qué más me da? -sacudió sus hombros-. He venido a animar a mi novio, Eugene, es su primer juego. Supongo que no te molestará que robe un poco de pista ¿no?
-De hecho, me molesta -Gabriella apretó los dientes.
-Uh, lo siento, me moveré un poco para que puedas mover tu gran trasero sin problemas -Blair se apartó, echando un vistazo a la falda de Gabriella-. ¿Está más grande? ¡Dios mío! Pensé que no era posible... -se rió cubriendo su boca con una mano-. Déjame adivinar ¿cirugía? ¿Cómo tu nariz?
-Joder, sí que sigues siendo una perra -resopló la morena, cerrando los ojos con frustración.
-Guardo un poco para cuando lo necesito -Blair movió sus pompones-. Todavía estoy
en forma.
-El hecho es, Blair, que ese uniforme tiene el logo de nuestras porristas y...
-El reglamento dice, y lo cito: una vez que una porrista se retira o es eliminada del equipo, conserva el uniforme y es libre de usarlo, únicamente si lo ha comprado o confeccionado por su cuenta. Según lo que he aprendido en economía, son derechos del consumidor, también -Blair asintió, poniendo sus manos detrás de su espalda-. Querida, deberías saberlo, eres la capitana.
-¡Está bien! -Gabriella abrió los brazos y se río-. Mueve tu anoréxico trasero para tu estúpido novio, a ninguna de nosotras nos importa, pero una cosa es cierto, querida -ella levantó un dedo-. Siempre vas a ser insignificante para esta escuela.
-Estamos en último año, la escuela no es para siempre y ya deberías saberlo -se encogió de hombros-. Mi familia me quiere, mis amigas y un chico maravilloso también, no veo por qué debería querer ser significante para alguien más.
Gabriella apretó los puños y se retiró, agitando su cola de cabello con furia. Blair parpadeó y trató de relajarse... los chicos estaban a punto de entrar. El entrenador salió primero y un minuto después los chicos entraron. Todo el mundo empezó a aplaudir, vitorear y animar. Eugene iba justo al lado del capitán del equipo. Blair sabía que era uno de los mejores. Era el Alero.
Blair agitó sus pompones con emoción y levantó una pierna, en una patada alta. Eugene la miró y le sonrió, ella saltaba sobre sus pies. Los jugadores se reunieron en sus lugares, con sus entrenadores
respectivos. Minutos después empezó el partido.
Los primeros diez minutos fueron bien, lograron empatar, los siguientes diez minutos estuvieron mejor. Midwood logró tomar la delantera, mientras que el equipo contrario, iba perdiendo. Eugene estaba en llamas, estaba jugando de maravilla. El entrenador del equipo contrario estaba casi arrancándose los pocos cabellos en su cabeza y el entrenador Hollister parecía muy feliz, con veinte dólares extra en su bolsillo y sus chicos anotando como las águilas que eran, esa sonrisa en su cara era obvia. Blair levantaba sus pompones para Eugene, movía sus brazos y hacía patadas altas, ella no tenía que decir nada, él sabía que esos movimientos eran solo para él.
En el receso del segundo tiempo el capitán del equipo se acercó a él.
-¿La porrista sola a la otra esquina es tu novia, amigo? ¿Blair Rain?-le preguntó Brandon.
Eugene no pudo detener una sonrisa en su cara.
-Sí, es mi novia.
-Está loca... -se rió-. Es muy valiente al pararse ahí ella sola... está distrayendo a Gabriella. Solo mírala -el chico se rió, mirando en dirección a Gabriella Cooper, quien apretaba sus puños y no seguía la coreografía... y Blair solo estaba tomando agua-. Me gustaría a mí que mi novia hiciera eso, pero nada... chicas tímidas, ya sabes.
-¿Blair Rain, tímida? eso nunca se vio -el Playmaker, Anderson, intervino-. Tu novia está buenísima, Eugene.
-Lo sé, lo sé muy bien -asintió él.
-Y yo que
pensé que era tonto el chico -se burló Anderson-. ¡A jugar, vamos!
En los primeros diez minutos del segundo tiempo Eugene logró anotar. Blair se emocionó tanto que gritó su nombre, dio un salto sobre sus pies, levantando los pompones. La entrenadora de las porristas la estaba mirando, admiraba su valentía al pararse ahí por su cuenta. La verdad es que para la entrenadora Jensen, Blair siempre había sido su chica favorita, pero al todas las chicas haber votado por su eliminación, no puso poner peros.
La entrenadora llamó a su equipo, reunió a las chicas y habló con ellas, envió a Bianca a buscar a Blair, quien permanecía muy quieta, mirando jugar a los chicos. Eugene tenía el balón, lo lanzó directo hacia Brandon anotó.
Ella saltó de nuevo.
-Blair -Bianca se paró a su lado-. La entrenadora Jensen quiere hablar contigo -ella miró a Bianca, parpadeando confundida.
-¿De qué?
-Bueno... quiere proponerte volver al equipo de animación -Bianca se encogió de hombros, regalándole una sonrisa-. Todas votaríamos de nuevo por ti, a veces te extrañamos Blair... Gabriella no es tan buena capitana como prometía ser, sus rutinas son... no son como las tuyas.
Blair le sonrió, pero luego miró a Gabriella. Esa rivalidad de nuevo, no la quería, simplemente no... pero iba estar ahí, todo el tiempo... a Blair le gustaba dar volteretas, agitar pompones y hacer piruetas y hacer rutinas, le encantaba. Quería volver a hacerlo.
Entonces caminó hacia la entrenadora. Le sonrió y estuvo dispuesta a ser de nuevo parte del equipo. También le serviría como
distracción cuando Eugene estuviese en los entrenamientos. Hizo negocios con la entrenadora; ella iba a encargarse de las rutinas y Gabriella seguiría siendo la capitana, por lo que trabajarían juntas. Gabriella declinó en cuanto lo escuchó, pero no le quedó de otra más que aceptarlo. A Blair no le importaba, decidió que emplearía su estrategia Eugene: le sonreiría hasta hacerla sentir mal.
Las águilas de Midwood ganaron. El tiro ganador no fue de Eugene, fue de Anderson, pero Blair besó a Eugene como si él hubiese sido el único ganador. Se encontraban frente a la puerta de los vestidores, ella no lo soltaba y entre cada beso suspiraba y le decía lo bien que había estado. Se había colgado de la canasta una vez y eso la había dejado sin aire.
-¡Eugene! -Lucy apareció por el pasillo, Greg venía detrás de ella, se quedó lejos, guardando su distancia. Blair se vio obligada a dejar ir los labios de su chico-. ¡Oye, estuviste genial! -se rió-. Hola, Blair -levantó la mano, pero volvió sus ojos a Eugene.
Se acercó abriendo sus brazos para darle un abrazo y Blair levantó la mano.
-¡Un momento! -la detuvo-. Antes de eso, pongamos límites -Lucy se quedó muy quieta, Eugene sonrió, queriendo enterarse de lo que su loca Blair tenía en mente-. Esta área de acá -ella señaló el pecho de Eugene, colocando sus manos abiertas y rectas para enfocarlo- está restringida, solo porque el pecho de Greg es demasiado duro, no significa que puedes usar a mi almohada-chico para tu beneficio. Vas a tener que conseguirte tu propio almohada-chico.
Eugene se rió, Greg también lo hizo.
Lucy abrió mucho los ojos y luchó porque una sonrisa no se le escapara. La vieja Blair había vuelto... un poco al menos.
-Ahora, el área de la cabeza: labios, solo míos, entiéndelo, vive con ello. Mejillas... sí, esas también son mías. Frente, a menos que él vaya a darte un cabezazo, no veo por qué tengas que tocarlo ahí. Cabello: lo consigo un poco tonto ¿para qué le tocarías es el cabello? volvemos a lo del cabezazo, como única excepción -Blair sonrió- De la cintura para abajo, no creo que lo necesites, esa parte es más que mía, así que mantén tu distancia. El cuello: ¿Vas a estrangular a mi chico? No lo creo, así que no.
Lucy miró a Eugene con una expresión de sorpresa y él se encogió de hombros, sonriendo tontamente.
-Hombros, brazos y manos: Eugene siempre ofrece un hombro para llorar, está bien eso te lo concedo -se encogió de hombros-. Brazos: no me preocupan los brazos, así que está bien. Manos: supongo que si será un apretón amistoso, podría soportarlo.
-¿Terminaste? -preguntó Greg cruzado de brazos.
-Cállate, apuesto a que has hecho tu propia lista de lugares donde no quieres que toquen a Lucy -espetó ella-. Me da gusto que hayan vuelto, eso ayuda -cambió su expresión a una complacida.
-Blair, no planeo robarte a Eugene... quisiera abrazarlo ¿es mucho pedir? -intervino Lucy-. ¿Por favor?
-De acuerdo, abrázalo -Blair se alejó un poco.
Lucy sonrió y procedió
a abrazarlo. Fue abrazo corto, a Blair no le molestó, porque entonces estaba segura de que no ocasionaba nada en él. Cuando Eugene volvió a mirarla, ella le sonrió. Lucy se acercó, suspirando, quitando su cabello castaño de su cara.
-Sabes, es genial que se haya acabado la guerra entre nosotras -le dijo.
-No planeo ser tu amiga, Lucy -le advirtió la rubia.
-¡Ni yo! Por Dios... -se rió, desechando la idea mientras negaba con la cabeza-. Pero... gracias por hacer a Eugene feliz.
-Oye, gracias por haberme robado a mi novio -ella miró a Greg-. Gracias por haberme engañado, cariño -le guiñó un ojo.
Greg se rió.
-¿De nada...? -él giró-. Te espero en el auto, Lucy.
Lucy asintió. Se dio la vuelta para ver de nuevo a Blair.
-No era cierto lo de las áreas de Eugene restringidas ¿verdad? -interrogó ella.
-No, solo estaba bromeando -Blair esbozó una sonrisa traviesa-. ¿No es cierto, Roscoe?
-Sí, seguro...
Lucy dio un salto, encontrándose a Roscoe a su lado, con las manos en la espalda, ofreciéndole una sonrisa parecida a la de Blair. Ella se puso una mano en el pecho.
-... los Rain bromeamos bastante -continuó.
-Y los Wilson también -Lucy dio otro salto, encontrándose a Shelsy a su lado, batiendo las pestañas y pareciendo angelical-. Soy una Wilson.
-¿Ah sí? Demonios, hay más niños intimidantes -susurró Lucy.
-Somos más de los que crees -agregó Molly apareciendo detrás de ella.
-Genial ¿No hay más? -Lucy miró
a los lados-. Entonces me voy, ¡Adiós Eugene, felicidades!
Lucy se alejó por el pasillo escapando de los Rain, de Los Pointer y de Shelsy Wilson.
Eugene propuso comer pizza en el sótano de su casa, invitó a todos los que fueron a su juego, pero a su padre lo envió a comer en la cocina, ya había hecho demasiados chistes acerca de él, así que lo castigó enviándolo a comer pizza con la abuela. Mac y Logan habían regresado de su cita, estaban al tanto de todo el juego, de que habían ganado y posteriormente de que Blair y Eugene habían vuelto. Mac no tuvo que decirle nada a Roscoe, con una mirada él había entendido que debía mantener su pistola de agua cargada en caso de una emergencia.
-¿Saben? yo quiero hacer un brindis -Blair levantó su pedazo de pizza. Estaba sentada en el piso del sótano, contra el sofá, con el brazo de Eugene alrededor de los hombros-. Por los amigos, por los chicos que usan su sonrisa para todo, por los hermanos, los padres y por... la vida porque, es básicamente eso ¿no? Solo la vida.
Todos levantaron sus pedazos de pizza.
-¡Por la gente del centro comercial! -exclamó Becky-. Y por mí, porque soy maravillosa.
Todos se rieron. Kale le dio un empujón con el hombro-. Sí, por Rebecca -estuvo de acuerdo.
-¡Por las pistolas Nerf e Internet! -añadió Roscoe.
-¡Que viva! -Shelsy sacudió su puño en el aire.
-Por... la gente que te oye llorando en el baño... -habló Hannah.
Blair aplaudió y todo el mundo volvió a reír.
-¡Joder, por el traje de porrista de Blair! -exclamó Eugene-. Y que Dios me perdone -negó con la cabeza mirando el techo.
Eso volvió a dar lugar a las risas. Cada uno dio un mordisco a su trozo de pizza y fue como sellar un trato. El brindis con pizza era el mejor de todos, era el brindis estándar de los adolescentes, el más real y el más divertido. Blair le rozó el cuello a Eugene con la nariz, aprovechando que nadie le estaba haciendo caso. Él sonrió y bajó su mirada hacia ella.
-Entonces ¿la vida después de la popularidad qué te ha parecido? -le preguntó él en voz baja.
-Antes me preguntaba si había vida después de la popularidad, pero ahora... me di cuenta de que no es así ¿sabes? No hay antes, ni después... solo momentos, amigos, familia, amor, tú y tu sonrisa y esas cosas que me hacen sentir más viva... -se encogió de hombros- quiero que me enseñes a conducir, tú me enseñaste a amar, me enseñaste a sonreír cuando todo va mal, me enseñaste que está bien no ser importante para un montón de personas que no conoces... y quiero que me enseñes muchas cosas más.
-¿Sabes qué me enseñaste tú?
-¿Qué?
-A ser valiente -Eugene le besó la sien-. Y es por eso que estamos aquí hoy, por ti.
Blair sonrió ampliamente, mirando a Eugene a los ojos.
-¿Qué preferirías? ¿Saltarías de un avión al gran vacío solo con un paracaídas defectuoso o quedarte en el avión, que no tiene piloto y tú no tienes ni idea de cómo se maneja y probablemente explote o se estrelle? -le preguntó ella.
-¿Estás tú en ese avión?
-En forma de paracaídas roto.
-Saltar, definitivamente saltaría.
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Epílogo: no es un adiós.
N/A: Lo sé, cortísimo, pero creo que les va a gustar. ;)
¡LVDDLP OFICIALMENTE TERMINADA! subiré la sinopsis ahora y luego pondré esta historia como "completada" *se limpia una lágrima*
LOS AMO, SON MARAVILLOSOS, WATTPAD.
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-Lo estás haciendo muy bien.
Blair mantenía sus manos sobre el volante de la licuadora con ruedas de Eugene. Tenía toda su concentración en el camino, en sus pies, en sus manos, la palanca y los espejos. Eugene estaba sentado en el asiento del copiloto, con sus manos asidas al cinturón de seguridad. Ella había chocado su camioneta contra un árbol, pero había valido la pena, cuando lo hizo, no entró en pánico.
La primera vez que tocó el volante, lloró... luego de unos minutos había tragado el nudo en su garganta y armado de valentía para aceptar las lecciones de Eugene. Él estaba fascinado con la facilidad y la rapidez con la que había aprendido Blair, ya casi no se le apagaba, estaba orgulloso de su chica.
Hannah se había subido al caballo unos días antes.
Ella estacionó la camioneta frente a su casa. Se quedó muy quieta sonriendo, cerró los ojos y sintió los dedos de Eugene aferrarse a su mano. Ella lo miró, abriendo los ojos. Esta vez fue ella quien le besó los nudillos. Era su última lección y Blair se sentía triste. Se habían pasado todo el resto del año y buena parte del verano
juntos; saliendo con amigos, noches románticas, citas desastrosas, citas maravillosas, clases de manejo, basquetbol, porrismo, en el sótano de Eugene, en la biblioteca de la abuela... ¡se habían aprovechado al máximo el uno al otro! Y entonces... era hora de decir adiós.
-¿Cuándo vas a irte a Stanford? -le preguntó ella.
-En dos días -murmuró.
Blair no podía evitarlo, quería llorar. Recargó la cabeza del volante y lo miró.
-¿Me llamarás?
-Todos los días.
-¿Me extrañarás?
-Más que a nada que haya extrañado antes.
Eugene no estaba sonriendo. No quería hacerlo, no tenía por qué... iba a separarse de su Blair. Y aunque era por su bien, le dolía realmente hacerlo. Lo habían hablado y habían reparado en que era mejor tomarse un tiempo. Ambos sabían que las relaciones a distancia eran dolorosas, que a pesar de cuanto se amaran iban a haber problemas y que... para evitar esos problemas que podría acabar con la relación de los dos, era mejor simplemente poner un alto, al menos hasta que él volviera. Ser amigos, ambos se habían dicho que sería fácil, aunque sabían que no lo era para nada.
-Sabes que puedes salir con otras chicas, puedes hacer lo que tú quieras ¿vale? -ella trató de sonreírle.
-Quiero ser tu novio, eso es lo que quiero.
-No va a funcionar ¿lo entiendes? -ella se encogió de hombros-. Tú tienes que estudiar y yo me voy a quedar a aquí.
-¿Y qué vas a hacer? Aun no me lo has dicho.
-Porque no lo sé -Blair apretó los
labios-. Papá preguntó si quería ir a la universidad o quería trabajar, ¡Y no sé que quiero hacer!
-Entonces ven conmigo -Eugene le quitó el cinturón de seguridad y logró que ella se deslizara sobre su regazo-. Ven conmigo, Blair.
-¿Qué? -Blair se rió, secándose las lágrimas-. Eugene, te has vuelto loco.
-Estoy demente, tienes razón -él le besó el hombro-, pero vamos, hazle caso a tu loco, Blair.
-Eugene...
-Por favor...
-¿Y dónde se supone que vas a meterme? -le preguntó ella-. ¿En el armario de tu dormitorio?
-En mi cama, tal vez -Eugene se rió, Blair lo golpeó el hombro-. Podríamos... no sé, rentar un apartamento cerca del campus, no es obligatorio que viva en la residencia. Tú puedes estudiar, hacer lo que quieras.
-Pero...
-Por favor -Eugene recargó su cabeza de su hombro-. Por favor...
-Escucha... -Blair suspiró-. Se lo plantearé a mi padre, ya cumplí dieciocho pero... quiero saber que piensa él, necesito analizarlo necesito consejos. Quisiera... vivir contigo, pero primero debo decidir qué voy a hacer, que quiero estudiar ¡Quiero ir a la universidad! Pero no sé a cual o como... necesito saberlo y si pudieras esperar unos meses...
-Unos meses está bien -Eugene asintió-. Meses es mejor que años, Blair.
-¿Entonces...?
-No quiero irme sin ti, pero lo haré ¿vale? -respiró profundo-. Tengo suficiente dinero como para rentar un apartamento pequeño y mi padre ya lo arregló con uno de sus amigos de Palo Alto para darme un trabajo.
-No quiero que me mantengas. -ella lo miró frunciendo el ceño-. Conseguiré un trabajo también.
-Lo que quieras...
-No digas eso -Blair le tiró el cabello sobre la frente y luego lo besó-. Siempre juntos ¿verdad?
-Siempre, Blair -Eugene se rió contra su hombro-. Voy a tener que cocinar yo ¿No es cierto?
-Me temo que sí.
Eugene se volvió a reír y le besó hasta que ella comprendió que no fue un adiós, que no sería jamás un adiós con Eugene... que ella y él eran un tema serio, que siempre lo tendría aunque no estuviera allí y que se habían pertenecido desde el primer momento en sus ojos se cruzaron.
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Secuela: Escapando de la popularidad.
Roscoe Rain tiene todo para ser popular: un físico envidiable, un buen auto, dinero, un puesto asegurado en el equipo de futbol, una fila de candidatas al puesto de novia, buenos contactos, un montón de chicos queriendo ser sus amigos y un gran intelecto que lo llevaría a ser presidente de la clase.
El único problema es que Roscoe no quiere ser de ese mundo, no está interesado en lo absoluto por conseguir algo de atención... él es un chico que ha crecido con la idea de que la popularidad es algo que está sobrevaluado. Su estilo es cínico y sarcástico y no tiene ganas de ser carismático.
Él tiene los mejores amigos que una persona podría pedir y está completamente enamorado de una chica que lo ve como un hermano... y piensa que le va bien, realmente no le importa estar en el perfil bajo.
Pero entonces Melanie Duncan decide que quiere un nuevo novio y se ha encaprichado con el soltero favorito de turno: Roscoe. Necesita volverlo exitoso porque todo el mundo sabe cuán ambiciosa es la chica, no va a descansar hasta tenerlo en el puesto de más alto de candidatos para el presidente del consejo escolar, rey del baile y quaterback de las Águilas de Midwood.
Mientras que Melanie planea sus estrategias de conquista, Roscoe tratará de mantenerse con los pies en la tierra y escapando de la popularidad.
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N/A: Ya lo he dicho todo.
Comenten su opinión, mis nenes, hagan a mami feliz.
¡ROSS FUERA, AMOR Y PAZ!
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