
Exigiendo Una Esposa ღTerminada ღEditada
by WhiteQueen096
Esta novela no es mia solo la adapte a mi gusto espero que la hermosa historia de amor?
entre Mike un multimillonario egocentrico y Abby una mujer en la bancarrota y muy deseperada
les quite sonrisas y lagrimas como a mi .
Muchas Gracias por todo su apoyo!
Dedicada a todas las 5SOSFamily
>>Prólogo<<
Un negocio en bancarrota, una urgencia de esposa en menos de dos semanas y poco tiempo después dos corazones rotos. Un hombre frívolo en su andar, una mujer con la necesidad de salvar un patrimonio que data de los ancestros. Ambos totalmente distintos pero solo una cosa en común, la necesidad profunda de amar a costa de todo, a pesar que ninguno se dé cuenta de ello. Michael Clifford un magnate de los negocios, dueño de la empresa Clifford & Mac's Properties, dueño de la finca 'Great Place' y otras propiedades ostentosas que hacían volar hacia él miles de casamenteras y casa fortunas en todo el país; pronto, futuro esposo de Abby Hoffman dueña de una galería de arte que toda su familia soñó con levantar pieza por pieza, y que hasta ahora por una extraña razón cedió a la bancarrota, obligándola a contraer matrimonio con su ex novio Michael Clifford.Para todas las revistas de interés comercial los esposos Clifford son la pareja perfecta destronando a Alice y Tyler Wenerhouse del podio, pero si solo se grabara un día dentro de esas cuatro paredes de la gran mansión Clifford-Hoffman se atreverían a decir que son actores dobles, nadie sospechaba de los problemas que había entre ellos, cuyo objetivo era el de Michael.
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Capitulo I
>>Flashback<<
Ni siquiera un té con manzanilla y canela lograba calmar la evidente preocupación que se veía en Abby , su negocio estaba casi en la quiebra y si no es porque pidió un plazo de una semana para las personas que vendían sus cuadros, la tienda ya estuviera empacando sus cosas, maldijo en voz baja. Había confiado en una empresa que le prometió aumentar las ventas si invertía junto a ellos, el riesgo que olvido era que si no funcionaba no le devolverían el dinero, estaba extremadamente urgida por conseguir una inversión que se olvidó de ese detalle, pero el sujeto la engañó llevándose el dinero de todos sus ahorros y la empresa aún inestable, rogo porque todo mejorara pero a medida que hacía cuentas la cantidad de ceros por pagar la abrumaba. El día estaba tan decaído como ella, las visitas habían descendido por el largo tiempo que tenían sus cuadros colgados en la pared si renovar tan solo uno, dos meses sin cambiar cuadros fastidiaba a la gente y dejaban de ir, un golpe bajo para sus finanzas y su orgullo. No podía perder el negocio que ha tenido su familia durante generaciones y ella tenía que mantener ese legado, costase lo que costase. Mientras cerraba la puerta con candado un hombre se colocó detrás de ella, pensó que era un indigente
y por inercia estaba a punto de soltar un grito pero una mano le impidió eso, se fijo en la mano y notó que no era un indigente, a menos que el indigente tuviera las uñas perfectamente limpias, llevara un traje de marca y un perfume 212 que hacía delirar hasta la más santa, se dio vuelta y, prefirió mil veces que fuera un indigente.
Su sonrisa llenaba todo su rostro de malevolencia, y sus ojos echaban una chispa de picardía que la hacía enfurecer. No había visto ese rostro de frente desde que tenía dieciocho años -y el veinte- más que por revistas y aún así le parecía más que suficiente. Tenía ganas de llorar, patalear y gritarle en la cara que era un bastardo, pero mantuvo su postura, no debía demostrarle que aún le afectaba su presencia y que le dolía más que el alma.
- Abby Hoffman. Un gusto para mi verte - le tomó la mano y trato de besarla pero ella la quito de inmediato, tan solo su tacto la hacía temblar.
- Por supuesto que es gusto para ti verme ¿Qué más podría ser?
- Sigues siendo la misma, cariño - su aparente amabilidad la intranquilizaba, su talento nato era ser un depredador en serie y esperar el momento indicado para atacar a su víctima, y ella se sentía así.
- ¿Eh? - pregunto confundida, no sabía a donde quería llegar.
- Sigues igual de orgullosa - sonrió y luego le observó bien su cuerpo - Y estás más...
- No te atrevas, si quiera a decirlo y quítate de mi camino, que como siempre, me estorbas - ella trato de pasarle por un lado, suficientes problemas financieros tenía como para soportar un golpe más
a su vida.
- No creo que te convenga que me trates así. Mira que puedo ser tu salvación - ella lo miro fijamente, se acercó a él lo suficiente como para respirar su mismo aliento, acto que él no se esperaba pero siguió en su posición y a continuación ella soltó una carcajada a milímetros de su rostro.
- ¿Qué rayos dices? ¿Te has escuchado tú mismo? Eres tan ambicioso que guardas dinero hasta en tus oídos y por lo tanto no has escuchado la semejante estupidez que me has dicho. Te recomendaré un otorrinolaringólogo.
- Tu negocio está en bancarrota y solo yo puedo prestarte todo ese dinero - soltó sin rodeos, vaya que estaba quitándose la máscara. El depredador acaba de atacar a su víctima.
- ¿Cómo sabes eso? - preguntó ella cambiando de humor, él sonrió al saber que dio en el clavo.
- Eso no importa ahora, y tampoco pretendas que te diré. Necesito hablar contigo, y no te pongas a la defensiva.
- Vaya, Michael Clifford necesita de mí.
- Sí, pero no más que tu a mí. Así que compórtate civilizadamente y camina hasta el café a la vuelta de la esquina. La gente está viendo el espectáculo que estás a punto de hacer y no querrás verme enojado si lo llegas a hacer - como si en alguna vez ella no lo hubiera visto realmente enojado. Además ¿La estaba llamando cavernícola? ¿En qué momento ella se había comportado de forma inapropiada? Verdaderamente tenía que poner las cartas sobre la mesa. Caminaron juntos mientras muchas personas los miraban sin discreción; hacia tiempo ya que Michael Clifford no caminaba junto
a una chica que no fueran sus hermanas o su sobrina.
Llegaron al café y todas las miradas estaban en ellos, él parecía tranquilo pero ella mordía su labio inferior sintiendo las miradas como un reflector sobre ellos.
- Deberás a acostumbrarte a que todo el mundo te mire - soltó y se dirigió a buscar una mesa ¿Qué insinuaba? ¿Habría otra salida juntos? No, ella no lo podía permitir.
- Dime qué quieres para yo responderte que no y largarme de una vez de aquí, lejos de ti.
- Amo lo que causo en ti, eres tan predecibles como un libro abierto.
- Déjate de tonterías, no causas nada en mí más que desprecio y asco.
- ¿Segura? - la mofó. Su tono retador fue tan familiar que lo veía venir.
- Por supuesto - soltó ella. Él se acercó a ella, ésta sin moverse cerró los ojos esperando sentir sus labios pero no sintió más que una ráfaga de viento. Abrió los ojos y lo vio sonriendo.
- Esperabas que te besara - ella lo iba interrumpir, él no se lo permitió - Pero créeme puedo darte más que eso - susurró, la estaba controlando y no podía sucumbir antes sus encantos dominantes.
- Lo único que puedes darme es un tiro por seguir aquí.
- No te alteres tanto.
- Déjate de rodeos. Ponte los pantalones para decirme de una vez por todas por qué estamos aquí en vez de estar ligando para que acceda a lo que quieres - la sonrisa en el rostro de él desapareció, si algo le molestaba era que dijeran que él no era un hombre lo suficientemente capaz para conseguir sus metas sin coquetear con alguna mujer.
- Muy bien, si así lo quieres, concedido. Necesito tener una esposa antes de dos semanas para que mi padre no llegue a quitarme la empresa. Supe por buena fuente que tú estás en bancarrota y quiero aprovecharme de eso para obligarte a ser mi esposa y no tienes derecho a negarte, puedo demandarte por no pagar algunos cuadros que están en tu dichosa galería ¡Ah! ¿No te lo dije? Éste hombre que tienes el gusto de que esté hablando contigo es el que te proporciona todos los cuadros que están tu galería ¿Entiendes cariño? O mejor dicho. Futura Señora Clifford.
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Capitulo II
Ella nerviosa por la seriedad con la que dijo todo solo atinó a reír improvisadamente. Él la seguía mirando serio pero ahora enarcando una ceja, entonces todo lo que dijo era de verdad.
- ¿Qué? Dime que lo que acabo de escuchar es solo una de tus tantas fantasías.
- No estoy de bromaAbby. No tengo tiempo para estar con jueguitos, tú querías que te dijera la verdad y te la dije. No digas que no te lo advertí, así que toma la decisión ahora mismo. Te casas conmigo o tu negocio va a la quiebra.
- Pues que te parece esto, elijo una tercera opción. No me casaré contigo y yo sola podré mantener mi galería, no necesito venderme - ella sabía que él era un idiota pero no sabía que podía llegar al extremo de chantajearla y considerarla un objeto que tenía que obtener a cualquier costo y más si solo la estaba usando para quedarse con una empresa familiar.
El vestido de novia era hermoso, el bouquet lleno de rosas pulcramente rojas hacían sentir felicidad a cualquier que las viera, pero solo faltaba un pequeñísimo detalle para terminar de ser la boda perfecta. Simplemente que todo fuera real. Estaba sola en su habitación, necesitaba esos últimos minutos estando soltera para desahogarse sin tomarle demasiada importancia a su maquillaje, luego lo retocaría y saldría con una sonrisa que le perforaba el alma.
Tan solo tres días después de aquella propuesta Abby dio el sí, al día siguiente que vio a Mike en ese café, el personal vino a embargarla sin darle más oportunidad ni plazos para pagar la gran deuda. El local que tanto su familia trabajó
con esfuerzo se lo quitarían en unos minutos, pero eso lo impidió Mike quien al llegar al lugar, pago directamente el dinero de la hipoteca y ella no tuvo más remedio que aceptar casarse con él.
Se vio al espejo, tantos recuerdos pasaron por su mente, se imaginó casarse exactamente vestida así, con ese mismo peinado suelto, el vestido que había soñado desde pequeña y con ese gran ramo de flores entre sus manos, pero la sonrisa fue lo único que le falto para completar su imagen de novia perfecta. Tendría que vivir con un hombre que siempre obtenía lo que quería sin importarle a quien dañaba o pisoteaba en el camino.
Unos toques en la puerta la distrajeron, era la hermana de Mike quien con su misma edad ya tenía niñas gemelas, con el firme rasgo de un Clifford.
- Ya es hora - dijo ella mirándola feliz, Abby trato de recordar los pocos momentos felices que tuvo con Michael estar con esa misma mirada de enamorada para que su rostro se viera creíble ante todos, su sonrisa no era muy verdadera del todo.
Un silencio se produjo en el auto de ida a la mansión, la boda concurrió como una típica boda moderna de clase, no faltaron los comentarios indiscretos de los invitados que dudaban de su amor ya que sólo anunciaron la boda un día y a las dos semanas se cumplió pero todos cerraban la boca al ver como ambos sonreían con un brillo especial aunque ninguno de los dos se dio cuenta.
En el camino a casa de él, él la miraba y suspiraba, no quería hacerle daño pero estaba tan obsesionado con mantener la empresa en la cima que destruía todo a su paso, tenía que demostrarle a su padre que debía que estar orgulloso de él. Se detuvo el auto en el frente de la gran mansión que se imponía ante ellos y Abby bajo dificultosamente del auto, aún tenía el gran vestido de bodas y por desgracia no se había llevado un vestido que sustituyera el que traía puesto, ese vestido pesaba pero no tanto como el remordimiento que la volvía loca. Vio la primera habitación y supo que era de él entonces busco la última habitación del gran pasillo lleno de habitaciones y se internó en él. Mike la miró y se le formó un nudo en la garganta, no quería obligarla a nada que no quisiera con él, pero también, una de las razones por la que la busco es que la extrañaba, y no podía concebir la idea de que ella siguiera tan fácil su vida sin necesitarlo a él, a pesar de que él fue el que cometió el error crucial que destruyo su relación.
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Trailer...
Hola! No sean duras lo hice yo Gracias por leer!
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Capitulo III
La casa estaba en absoluto silencio, él estaba impaciente por no escuchar un solo sonido que proviniera de su habitación, tal vez estaba llorando, como sabía que a pesar que mostró su peor fachada con él también sabía que era la misma chica que solo lloraba en la oscuridad para recuperar fuerzas ¿Tanto le costaba estar con él? ¿Tanto lo odiaba? Él no podía concebir la idea de que ella estuviera dolida, sus odia fue notorio en sus ojos y eso fue como una daga para él.
Cansado de no saber qué estaba haciendo ella, camino a paso apresurado a su habitación, temía que sus pasos se escucharan pero no le importaba, la duda lo comía vivo. Abrió con cuidado la puerta y la imagen lo conmovió.Abby estaba acostada con el vestido de novia, se aproximó a ella sabiendo que estaba dormida, por alguna razón no había volteado a ver cuando entró. Le miró el rostro y deseó besarla. Su maquillaje estaba corrido y tenía unas cuantas lágrimas seca en sus mejillas, la nariz roja y los párpados hinchados, algo en su pecho se movió y su estómago se tensó, sentía algo fuerte y deprimente cuando miraba su rostro y su expresión era atormentada, no la quería triste, no la quería deprimida, no la quería amargada, a lo más que podía llegar era verla enojona sólo eso, pero quería verla sonreír como cuando hacía con él cuando decía que lo amaba. Volvió a la realidad de golpe, y cayó en cuenta de la verdad, ella ya no lo amaba, solo lo odiaba y quería estar alejada totalmente de él, por esa misma razón eligió la habitación más lejana de la de él, sabía que su convivencia no sería fácil
pero tampoco imposible. A continuación, puso su mano en la cintura y la levantó en brazos para poder abrazarla y poder bajar el cierre del vestido, sintió un suspiro de ella en su cuello y fue la sensación más hermosa que pudo sentir. Bajo su vestido con una sola mano, y no contó con que ella tuviera ese cuerpo. Su mirada viajo por todas las curvas de su cuerpo, no pudo evitarlo, estaba más hermosa que antes pero con una inocencia en su rostro -a pesar de que estaba dormida- que reinaba en sus gestos. Trato de no verla más allá que los ojos de alguien a quien no le tendría que importar pero no pudo, esa mujer era hermosa, gruñona, pero hermosa.
Se despertó de esa ilusión que era una trampa de su mente, no podía estar con ella por más que lo deseara, ella dejo claro de todas las formas posibles que no quería ni respirar su mismo aire ni verlo en una fotografía, mucho menos daría su brazo a torcer para acostarse con él, y tampoco la podía obligar, él podría ser un patán, un desalmado y un cretino pero jamás obligaría a una mujer a estar con él, aunque nunca tuvo la necesidad de obligar a las mujeres con Abby no sería la excepción, aunque no sabía como sentirse cuando una mujer no quería estar con él, y su ego era golpeado aún más al serAbby la mujer que lo rechazara. La poso sobre la cama y besó su frente, se fijó como ella temblaba por el frío y como se abrazaba a ella misma sin darse cuenta del porqué estaba denuda. Mike pensó, su ropa aun estaba en su casa y el cuarto no tenía frazadas ni edredones para arroparla allí mismo, todo eso estaba en el cuarto de lavabo,
que estaba al otro extremo de la casa, y por supuesto no se iba a mover de ahí, estaba con ella bajo el mismo techo sin lanzarse insultos ni objetos puntiagudos, no desaprovecharía esa oportunidad; se desvistió y se acostó a su lado, la abrazó mientras ella lo recibía, sintió su cuerpo cálido junto al suyo. Sintió su cuerpo estremecerse ante el tacto de su mano en su espalda acariciándola y la escuchó suspirar; deseó tanto que ese suspiro fuera con él, pero no era así, él no podía pensar que ella suspiraba por él sencillamente porque eso no era lo que precisamente sus ojos demostraban cuando lo insultaba hasta que la lengua se cansara.
No soltando su cuerpo ni teniendo la mínima intención de hacerlo recordó como se habían conocido fue un encuentro tan inusual que soltó una risa pícara.
>>Flashback<<
- Imbécil ¿Qué se cree ese rector para tratarme así? Por mí se puede ir derechito al... - una voz interrumpió su discusión con ella misma. Estaba tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que había chocado con otro auto.
- ¿Eres ciega? Porque si lo eres no deberías tener licencia de conducir - le contestó un hombre - Mike- que bajaba de su auto con un porte extremadamente sexy - ¿Me estás escuchando? - preguntó molesto viendo como la chica desaparecía su sonrisa nerviosa por el ceño fruncido.
-No soy sorda ni ciega. Por si no te fijaste, tu semáforo estaba en rojo no tenías porqué atravesar la calle, genio - Él endureció la mirada ante su cumplido colmado de sarcasmo, eso no servía con
él.
- Eso no es cierto, tu semáforo estaba a punto de cambiar, pero como sabías que no te daría tiempo de atravesar pisaste el acelerador a profundidad. No me trates de engañar para salvar la deuda que tienes que pagar por destrozar el costado de mi auto - En cierto modo, sí pisó el acelerador a profundidad pero no porque quería pasar rápido la rabia la dominaba y gracias a Dios no pasó a mayores.
Ella miró sobre su hombro y palideció. Su auto era un Lamborghini Murciélago lp640, es decir, sus repuestos apenas habían salido a la venta en Europa y eso era Estados Unidos. Los precios estaban por el cielo, tragó grueso; volvió su vista hacia él quien la miraba con una sonrisa irónica plantada en su rostro adivinando sus pensamientos, miró su auto propio y lo lamentó, ni el precio diez veces más de su Camioneta Audi Q5 valía la mitad de su ponderoso auto, ni siquiera. Ella se mordió el labio inferior, le acababan de quitar la beca y apenas tenía suficiente para mantener su auto ¿Cómo pagaría unos repuestos de miles de dólares?
- Te digo algo ¿Qué te parece si sales conmigo y así saldamos la deuda? - ella lo miro enojada ¿Quién se creía que era ella?
- También te digo algo, no saldré contigo ¿Por qué no me llevas a la cárcel? No te pagaré ni los daños del auto ni saldré contigo, así que no te ilusiones - estaba dispuesta a irse pero Mike la tomó del brazo haciendo que su cartera con todo lo que había dentro, se cayera al suelo, pero ni eso rompió el trance que tenían sus miradas entrelazadas, la soltó dejo que recogiera sus cosas y se fuera, luego llamaría una grúa, ahora solo hacía falta revisar el teléfono de ella que tomó sin que se diera cuenta y cerciorarse de que no tuviera novio. Días después la vio en la universidad y ella no tuvo más remedio que salir con él si no quería, primero, pasar la vergüenza delante de todo el mundo por no poder pagar unos repuestos, y segundo por qué no sabía con qué clase de psicópata se había topado. A lo que muchas salidas juntos después ella se enteró que salía con Michael Clifford el mejor jugador de futbol americano de la universidad Previelle
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Capitulo IV
Recordando como mejoró su vida desde que la conoció se durmió junto a ella, abrazándola y disfrutando del olor de su cabello encontrando que, tal vez no era tan malo despertar con esa mujer a su lado por el resto de su vida.
¿Por qué no había cerrado las cortinas? Ahora el sol le daba en todo su rostro y por desgracia iluminaba toda la habitación. Abrió los ojos y se sorprendió al encontrar a Abbymirándolo con una sonrisa, él también sonrió y luego dejo de hacerlo, ella le sonreía ¿A pesar de haberse despertado a su lado? Volvió a cerrar los ojos con una sonrisa creyendo que era un sueño. Luego sintió un golpe en su rostro con algo suave.
- ¡Clifford! - gritó Abbymuy cerca de él, espantándolo, trato de levantarse pero algo sostenía sus manos impidiendo que se levantara, miró a Abbyaterrorizado mientras ella sonreía y se burlaba por cómo él trataba de zafarse de sus corbatas amarradas a la cabecera de la cama.
- Abby hazme el favor de soltarme - espetó con una falsa amabilidad.
- Siempre y cuando me digas ¡¿Qué rayos pasó anoche?! - Mike se rió provocando que ella se airara aún más.
- ¿Tienes miedo de saber cómo te comportaste anoche entregándote a mí?
- Dime la verdad, estúpido - dijo entre dientes.
- Ah, ah - chitó - No me hables así. Sería mejor que no te contara nada, mira que me puedo convertir en Hulk, soltarme fácilmente de aquí y hacerte mía - le guiñó el ojo - De nuevo - susurró con voz ronca. La expresión en el rostro de ella cambio a una mueca horrorizada - Debiste ver tu cara
- se burló - Fue épica. No pasó nada, puedes tranquilizarte. Por ahora-.
- ¡Imbécil! - Gritó ella lanzando todas las almohadas que encontraba a su paso - Me has dado un susto.
- Bien ahora suéltame ya te dije la verdad.
- Aún no ¿Por qué estábamos en ropa interior?
- Te desvestí - ella se sonrojó - Y tú me pediste que me quedara - ella lo miró incrédula.
- Eso no es cierto - soltó ella. Esperando que también fuese mentira, no podría verlo a la cara después de haberle dicho que se quedara a dormir con ella.
- No lo es pero me acosté a tu lado y no me replicaste.
- Te pasas de estúpido.
- Ahora sí ya te dije todo ¿Quieres soltarme esposa mía? - su sonrisa irónica provoco que Abbysoltara una risa sarcástica.
- No hasta que me venga en gana - y sonrió burlona.
- Tienes miedo de que cuando me sueltes caigas en mis encantos y te haga mía - estando ella a su lado, se acercó sigilosamente a su oído - Como cuando éramos novios ¿Lo recuerdas? - Vio como se estremecía y cerraba los ojos, se acercó a sus labios en un ligero roce y consiguió que ella suspirara. La besó sin escrúpulos y ella, en menos de un segundo, respondió. El beso fue aumentando de intensidad a medida que también lo hacía la temperatura, dominada por la pasión ella se posicionó sobre él a horcajadas tomándolo del cuello y besándolo, en el roce de sus lenguas Abby no pudo evitar seguir el beso aunque había una campanita en su cabeza advirtiéndole que no debía haberlo besado. Ella rompió el beso de repente mirando como los ojos de él se oscurecían por la pasión. Se levantó rápido de él y fue a desamarrarlo de la cama, con manos temblorosas trataba lo mas rápido posible de soltarlo y salir huyendo de la habitación.
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Cortito lo siento el proximo va hacer mas largo lo prometo Gracias por leerme!
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Capitulo V
El desayuno fue silencioso, ninguno se miraba a los ojos, él enojado por como había reaccionado ella luego del beso, como si fuera un error aunque para él fue lo mejor que ella pudo hacer y ella, enojada consigo misma por haber actuado tan imprudente. Sabía muy bien que al besarlo, volverían sus sentimientos por él, y eso era lo que precisamente debía evitar. No podía volver a enamorarse de él. En el almuerzo la situación no mejoraba, mientras Abbycomía sola en el comedor, Mike comía en la isla de la cocina. Luego de comer Abbyfue a su habitación y empezó a desempacar sus cosas que afortunadamente fue llevada por el personal de limpieza de la casa. En una de sus maletas consiguió una caja negra, recordó lo que contenía y unas lágrimas saltaron a sus ojos. Con sus manos temblando abrió la caja y lo primero que vio fue una noticia en el periódico, en la sección Espectáculos, la foto de Mike con una mujer llenaba el ochenta por ciento de la hoja. Mike salía besando a la mujer teniendo presente que una cámara los fotografiaba.
Las lágrimas salían de sus ojos a cascada, su corazón comenzó a latir rápidamente debido a la intensidad de su dolor, su cabeza estaba a punto de explotar por las lágrimas hirvientes que soltaba y su orgullo por el suelo. Fue uno de sus peores días. Él la había engañado delante de todo el mundo sin importarle como se sentiría. Sus labios temblaban y su mente no podía dejar de pasar imágenes de él besando a la mujer como en la cinta de una película, si quería hacerle daño lo hizo la engaño pero ¿En frente de todos? Ella había sido
la burla de todos sus compañeros en la universidad en todo el semestre, le hacían bromas, pegaban dos cuernos de toro en su casillero, le dejaban notas que era mejor no recordar sus líneas, e incluso llegaron a publicar las fotos del engaño por todas las paredes de la universidad.
- Te lo merecías - escuchó una voz a sus espaldas, sin escuchar claramente lo que dijo, trató de limpiar cualquier rastro de lágrimas en su rostro, ella dejó de hacerlo pues él la tomó por el brazo y bruscamente le dio vuelta, obligándola a mirarlo a los ojos, causando que su sufrimiento aumentara cuando viera la intensidad de su mirada. Él parecía realmente enojado, y la sorprendió el descaro que él no se molestaba en ocultar ¿Por qué tendría que estar enojado? Él, por lo menos, debería estarle pidiendo perdón por el engaño que la hizo sufrir hasta el punto de no compartir una vida social, pero no, estaba allí atemorizándola con la mirada mientras ella temblaba por su escalofriante mirada.
- ¿Qué haces aquí? - aun el rastro de sus lagrimas se notaba y él no parecía retractarse a pesar de ello.
- ¿Por qué lloras? ¿Crees que tienes el derecho de hacerlo?
- ¡Por supuesto! A una mujer no se le engaña todos los días - una sonrisa se curvó en los labios de ella advirtiendo la ironía con la que hablaba.
- Un hombre tampoco lo merece - ella lo miró confundida sin saber de qué hablaba y él, por un momento le creyó, solo por un momento.
- ¿Qué tratas de insinuar? ¿Con que vergüenza me hablas así?
- Con la misma con la que tú tienes guardado
todo esto ¿Por qué lo haces? ¿Eres una especie de masoquista?
- Lárgate de mi cuarto - ordenó ella. Alguna vez había leído que llorar todo lo que se puede con un recuerdo en la mano aminoraba el dolor y llegaba el cansancio de tanto derramar lágrimas, pero con ella no funcionó, ha cargado con esa cruz en su espalda desde hacía seis años, y ahora que tenía veinticuatro el dolor seguía latente en ella - ¡Te he dicho que te largues!-.
- Pues no. De aquí no me iré hasta que aclaremos todo este malentendido.
- ¿Cuál mal entendido? Aquí todo está claro. Tú me engañaste con Virginia Weffer y listo. Además ¿Por qué hablamos de esto? A mí no me importa lo que me tengas que decir. Ya todo está olvidado - ¡Bien! Nunca en su vida había dicho tantas mentiras juntas de un solo golpe.
- No seas descarada mujer ¿Con que derecho me reclamas algo así? Tú fuiste la única traidora en esta relación yo solo te devolví el golpe de la misma forma ¡Ah! Pero la señorita no soportó que jugaran su mismo juego.
- ¡¿De qué rayos hablas?!
- De Connor Hayden de él hablo.
- Explícate por qué lo nombras y luego te largas de mi vista.
- Eso va a ser difícil pues vivimos bajo el mismo techo y somos esposos ¿Lo recuerdas? Y antes de que trates de hacer algo, como escapar, porque déjame decirte que esa es tu especialidad - caminó hacia la puerta, la cerró y pasó el seguro guardando la llave en el bolsillo de su pantalón. Ella abrió los ojos espantada, se sentía acorralada en su propio dolor, tenía que enfrentar su pasado con aquel hombre
y definitivamente no estaba preparada para ello. Quería llorar, destrozar cosas, lanzar objetos hasta escucharlos crujir en pedazos diminutos, tenía la necesidad de demostrarle que la había dañado de la peor forma y que aún no se recuperaba de eso, pero no debía, su dignidad era más y con un poco de orgullo se armaría una máscara que le ayudara a sobreponerse ante él y a no mostrarle lo mal que estaba.
- ¿Por qué te has quedado callada querida?
- Lárgate de mi habitación ahora mismo - apenas y pudo decirle entre dientes, debía mantener la cordura en esos momentos.
- Ya te he dicho que no me iré hasta que hablemos de esto. Respóndeme una pregunta y así vamos avanzando, tal vez salgamos de aquí lo más pronto posible.
- >> ¿Tal vez?<< ¿Pero quién te has creído tú?
- No me creo, soy tu esposo. Me engañaste con Connor Hayden ¿Por qué lo hiciste? ¿Tanto querías manejar su auto nuevo?
- No entiendo de qué hablas.
- Mira como te sale el papel de víctima. Perfecto.
- No me hago la víctima y ya dime de una vez porque dices que te engañe con Connor.
- Porque los vi besándose en su auto nuevo y no noté que lo rechazaras.
- ¿Nos viste exactamente? ¿En qué momento? Sabes que yo no salía con ningún chico en todo el semestre más que contigo ¿Por qué pretendería engañarte?
- Porque era Michael Clifford , el mejor jugador de futbol americano la pregunta es ¿Por qué no querrías?
- Porque eres un egocéntrico y por si no te diste cuenta cuando salí contigo la primera vez ni siquiera sabía que eras uno de los chicos más conocidos - entonces ella recordó aquel beso con ese chico. Ella comenzó a reír con muchas emociones encima, reía porque por esa razón él la engañó y ni siquiera había sido un beso real, reía porque el dolor ya salía por lágrimas, reía por lo estúpida que había sido al fijarse en un hombre como Mike.
- ¿Estas demente?
- Prometo decirte el por qué del beso pero tú promete que te largarás de la habitación apenas te diga - sus lágrimas surgieron entre sus palabras. Mike odiaba verla llorar pero su orgullo de hombre estaba herido y fue provocado por ella.
- Esta bien - prometió, fuera cual fuera la razón debía saberla, necesitaba saberla
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Capitulo VI
- Ese beso con Connor Hayden fue actuado, él estaba en una obra de teatro y tenía que besar a Tiffany Daedly y le gustaba pero no sabía si besaba bien. Y solo lo besé no paso nada más y duro como siete segundos. Él era mi mejor amigo, no podría engañarte con él ni con nadie más. Yo te amaba de verdad, tanto que ese día quería presentarte a mis padres, como lo pediste - sus lagrimas fueron tan vivas que Mike sintió romperse algo dentro de él, ella se encerró en el baño y al fin era su turno de llorar, no pudo evitar hacerlo, como tampoco pudo evitar sufrir ni que ese sentimiento de protección surgiera en él incluso la necesidad de amarla. Él iría a su habitación y lloraría como un niño pero luego de pensarlo varios segundos entendió que eso solo lo haría el Mike de antes, el que estaba enamorado de ella y el que al mínimo rechazo abandonaría la idea de conquistarla, pero ahora no, ahora ese Michael Clifford haría lo posible por tener a esa mujer entre sus brazos, ahora el orgullo no sería un obstáculo para amarla como lo fue en la universidad, le avergonzaba recordar todas las veces en que estando en la universidad le preguntaban si salía con Abby Hoffman y el solo cambiaba de tema, no era fácil para un chico como él aceptar que al fin se había enamorado y muchísimo más de una chica que al principio lo odiaba con toda su alma y que tuvo que hacerle jugarretas para ganar una cita con ella.
Se dirigió a la puerta del baño y la tocó con todas sus fuerzas, sintió como el llanto de ella se detuvo.
- Sal en este mismo momento del baño, Abby Clifford- ordenó
y escuchó sollozos provenientes de ella.
- ¡No me llames así! - Chilló ella - Mi nombre esAbbyHoffman.
- Sabes que no es así. Abre la puerta en este mismo instante, si no quieres que la derrumbe.
- ¡No!
- ¡Contaré hasta tres si no sales juro por lo más sagrado que derrumbo la puerta!
- ¡Oblígame! - lo retó y no hizo falta contar hasta tres, a ella se le había olvidado que hablaba con Michael Clifford y que todo lo que decía lo cumplía y no pasaron los tres segundos cuando pensó que era una mala idea retarlo, pero ya era tarde, Mike empujó la puerta con una fuerza brutal que sacó la puerta de los bisagras del marco y la puerta se vino abajo en pedazos dejando entrar a Mike con una expresión que la hacía temblar.
- Debemos seguir hablando, esta conversación no ha terminado - ella comenzó a llorar en el piso, Mike tragó grueso y unas fuertes ganas de abrazarla lo abrumaron - Esto no debió ser así - su voz se ablando ante ella y se sorprendió que pasara, nunca cambiaba su tono de voz ante nadie y esto era nuevo.
- No sabes cómo me sentí en esa universidad de porquería, me sentí tan humillada. Todos hacían bromas sobre eso, llegaron a montar una obra de teatro improvisada en la hora del almuerzo ¿Cómo no pudiste darte cuenta que no fue planeado?
- Estaba cegado por la ira. Era la primera vez que una mujer besaba a otro hombre mientras estaba conmigo.
- Eres tan prepotente - se separó para mirarlo a los ojos y entonces él entendió que ella verdaderamente sufría.
- No podía soportar que todos supieran que besaste
a otro hombre estando conmigo - ella soltó una risa que carecía de humor, le dolía pero tenía que aceptar la verdad, él no la había dejado porque le había dolido solo lo hizo para que su imagen de chico inalcanzable no se desbaratara.
- Aléjate de mí - le susurró aunque no hacía nada para separarse de él más que rogar que no lo hiciera.
- No lo haré, esto no puede quedar así, si hablamos de esto es para que quedemos bien y no para que no podamos ni mirarnos a los ojos.
- Lo dices tan fácil porque tú no pasaste cada humillación en esa maldita universidad. Te largaste de allí como un cobarde y fuiste a la otra sucursal. Toda la burla la recibí yo sola y sin olvidar que seguían hablando de ti como si a mí me importara.
- Solo debías ignorarlo - soltó con una tranquilidad enfurecedora.
- ¿Ignorarlo? - Tomó lo poco de voluntad que tenía y se levantó de golpe - ¿Cómo rayos podía hacer eso? Se me acercaban grupos grandes y me acorralaban solo para saber como me terminaste y publicarlo en la página principal del periódico semanal. Me tomaron fotos llorando en mi habitación para luego aparecer en primeras planas ¿Debía ignorar? ¿Debía ignorar el hecho de que cualquier chico que se me acercaba buscaba acostarse conmigo o solo para reírse de mí mientras me tomaban una foto humillante? Lo siento no podía ignorar eso - se alejó de él atravesando lo que quedaba de puerta del baño, estaba dispuesta a irse cuando recordó que él tenía la llave. Se giró lo vio enojado y con la mirada seria, lo que le faltaba, que el enojado fuera
él.
- Abre la puerta - dijo entre dientes, sabía que si lo decía un poco más alto perdería todo lazo de cordura.
- No voy a hacerlo.
- ¡Que abras la maldita puerta!
- No lo haré - esto último bastó para que Abby corriera hacia él y comenzara a golpearle el pecho, de alguna forma debía desahogar toda esa rabia que estaba en ella desde había seis años. Recordando vilmente ese día.
>>Flashback<<
-Abby Hoffman. Aún no sé con qué cara te presentas en esta academia - ladró uno de los compañeros en futbol americano de Mike, después de las siete llamadas que le hizo a Mike, los trece mensajes de texto, los cuatro mensajes de voz y las constantes preguntas que Abby le hacía a sus amigos más cercanos ya no tenía ánimos para charlar con uno de esos chicos que solo quería estar con ella por los rumores de Mike y ella saliendo.
- ¿De qué rayos hablas? - preguntó fastidiada y la sensación de que algo no andaba bien la angustió.
- ¿No has visto el periódico semanal? Ya tu jueguito lo sabe todo el mundo, incluso Clifford y estaba tan dolido que corrió a los brazos de Virginia Weffer, elemental ¿Cierto? - Corrió escaleras arriba a su habitación a llamar a Mike desde el teléfono de allí, pero solo consiguió la televisión encendida y dando una noticia de último momento. Pasaron imágenes y su mundo se derrumbaba más rápido que una avalancha. Mike besaba públicamente a Virginia Weffer mientras él miraba atentamente a la cámara siendo consciente de que los veían. Ni siquiera un mensaje de >>Terminamos, esto no es igual<< o el típico pero nada conmovedor >>No eres tú, soy yo<< Solo eso, solo la engañó, siendo blanco fácil para las burlas y humillaciones, decidió hablar con Mike sobre eso, pero se enteró de que Mike se había cambiado de Facultad a la del Este y entendió que estaba completamente sola en ese embrollo.
>>Flashback terminado<<
Sintió las manos de Mike ejerciendo presión sobre sus muñecas y volvió a la realidad.
- Mujer mírame a los ojos y dime que ya no pasa nada entre nosotros - con temor lo miró a los ojos, e igual que él, empezó a llorar, vio los ojos de él y unas ganas de abrazarlo la abrumó - Dime que ya no me puedes ver como antes, que no sientes nada por mí. Que todos los momentos que pasamos juntos, las caricias, los besos, las noches llenas de pasión y amor no te importan y que los tiras por la borda como si nada. Dime que ya no me amas y prometo darte el divorcio.
- Te amo más que nada en el mundo - y Mike apenas escuchó esas palabras cuando la tomó del cuello y la acercó sin tiempo que perder a sus labios, devorándolos con pasión siendo respondido por ella, sintió algo caliente y húmedo caer sobre sus labios y entendió que ambos lloraban. Ella lo amaba y eso era razón mas que suficiente para que él sonriera de por vida aunque no lo volviera escuchar, con que lo supiera bastaba y sobraba. Cuando ya el aire hacía falta en ese beso tan frondoso solo separó los labios sin tener la mínima intención de alejar su cuerpo del de ella.
- También te amo y nunca dejé de hacerlo - sonrió y la volvió a besar, convirtiendo esa noche inolvidable en la que por fin era su noche de bodas, la amó en cuerpo y alma, escuchando su nombre en susurros y amándola completamente
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Epilogo
<p>La casa estaba tan silenciosa que de no ser por las fotografías en una repisa de ella y su familia no reconocería la casa como suya. El silencio era, irónicamente, escandalizador, ni siquiera Abbysabía dónde estaban, tal vez sería una de esas jugarretas de las que él y las niñas le juegan, ella los buscó en el salón de juegos, en el despacho, en el jardín, hasta en la habitación de las niñas pero no estaban allí, subió las escaleras y entró a la habitación y su corazón se estrujó de ternura. Mike estaba acostado con las niñas, una en cada lado abrazándolas con un brazo a cada una. La imagen era para guardarla durante años. Tomó la cámara que estaba colgada detrás de la puerta y tomó una fotografía, pero se había olvidado de quitarle el flash y Mike se removió, abrió lentamente los ojos y se encontró con sus brazos adormecidos, vio a su lado y entendió que fue por buena razón. Hace seis años que esas niñas llegaron a su vida para completar su vida junto con la deAbby, recuerda con claridad cuandoAbby llegó a su casa con una sonrisa en su cara y se lanzó a sus brazos que por suerte la pudo atrapar a tiempo, ella empezó a darle reguera de besos por toda la cara algo que amaba pero que le parecía raro, luego de llegar del doctor alguien normal esperaría verla triste o cansada luego de las últimas tres semanas que estuvo vomitando a diario y que cada vez que él se perfumabaAbby corría directamente al baño, lo tomó de la cara y lo miro fijamente a los ojos y estudió cada una de sus facciones >>Va a ser muy hermoso<< susurró casi en sus labios seguido de sus ojos
vidriosos, él le besó la frente y ella soltó todo lo que tenía sin antes suspirar >>Estoy embarazada<< dijo y la felicidad no cabía en él, la alzó en brazos y de ahí en adelante la alegría se podía notar en las lágrimas que ella derramaba cada vez que se ponía sentimental cuando él le hacía detalles.
Él se separó un poco de las niñas y les besó la frente a cada una, se levantó y fue a besar a su esposa, sin antes tomarla del rostro reclamándola como suya.
- ¿Fuiste a ver los cuadros que compré para la galería? - preguntó él tomando un mechón entre sus dedos, llevarlo a su nariz y aspirar su dulce aroma para luego colocarlo detrás de su oreja. Ella asintió embriagada por el hechizo que siempre había tenido con ella - ¿Por qué tardaste tanto? - Le preguntó él - Llamé para la galería y dijeron que te habías ido hacía una hora.
- Sí, es que debía recoger algunas cosas - él frunció el ceño, ella estaba nerviosa, su piel estaba fría y hacía lo posible por no mirarlo.
- ¿Estas enferma? - preguntó. Últimamente se cansaba de nada y le dolía muy seguido la cabeza. Ella palideció ante la pregunta de él, la había tomado desprevenida.
- No - susurró inaudible y tomó valor para mirarlo a los ojos, él suavizó la expresión en su frente y trató de descifrar esa mirada particular que sus ojos la delataban, se le hacía un poco familiar.
- ¿Estás bien? - Volvió a preguntar él - Cariño estás fría, puedes estar enferma, puede ser gripe, malestar general, puedes tener una virosis - empezó
a hablar.
- O puede ser que esté embarazada - susurró y esperó su reacción cerrando sus ojos, sintió como la respiración de él se aceleraba y de pronto unos brazos la elevaron por los aires.
- ¿Lo dices enserio? - gritó haciendo que las niñas pegaran un salto refregándose los ojos.
- ¡Mami! - gritaron ambas niñas y corrieron a ella.
- Cuidado con mamá - advirtió Mike.
- ¿Está enferma? - se le aguaron los ojos a Kelsey al pensar que su madre podría estar mal.
- Claro que no princesa - él la tomó en sus brazos y se sentó en la cama con ella en su regazo, Clary se acercó y Mike la sentó en su otra pierna.
- ¿Recuerdan la historia de la cigüeña? - las niñas asintieron energéticamente - Que la cigüeña me dio dos semillas para que yo las pusiera en la barriga de su mamá y un tiempo después nacieron ustedes. Pues esta vez la cigüeña nos volvió a visitar y me dio otra semilla. Ya la puse en la barriga de su mamá y ustedes tendrán una hermanita.
- O un hermanito - dijo Abby. Ambas niñas saltaron y Mike las miró divertido. Luego Clary se detuvo de sus saltos y pareció pensativa, segundos después se encaminó a la puerta.
- ¿A dónde vas? - le preguntó Mike.
- Iré a la casa de Ian - contestó la niña refiriéndose a su vecino y compañero de clases - Le pediré que me regale una de esas semillas para mí -Abbysoltó una sonora carcajada mientras Mike se le abrieron los ojos a más no poder.
- No señorita, usted no irá a ninguna parte, mucho menos a casa de ese Ian.
- ¡Pero papa! - Replicó la niña - Kelsey si pudo besarse con su hermano ¿Verdad? - Los ojos de Mike se agrandaron más y se acercó a Kelsey que estaba ligeramente sonrojada aún con Clry de la mano. Las niñas salieron corriendo de la habitación mientrasAbby estaba roja de la risa.
- Eso es, síguete riendo pero cuando esas niñas aparezcan aquí con ese niño, te seguirás riendo.
- Mike, cariño, solo tienen seis años.
- ¡Pues por eso mismo! No dejaré que unas jovenzuelas de seis años estén besuqueándose allí con los hermanos Donovan.
- ¿Cómo harás cuando tengan novio?
- No me hables de eso. Ellas solo tendrán novio a partir de los veintisiete y las visitas en esta casa serán hasta las nueve en punto y nada de fiestecitas nocturnas.
- ¿Te alegró la noticia? - preguntó ella envolviendo su cuello con sus brazos. Él sonrió.
- Mas de lo que imaginas.
- Siento que será niño.
- Si es así, le enseñaré a jugar futbol, le mostraré algunas revistas que tengo por allí.
- No le enseñarás porno a mi hijo - fingió sentirse ofendida apartándose de él y cubriendo su estómago con su brazo.
- Y le enseñaré a como conquistar mujeres - ignoró su último comentario. Ella lo descuartizó con la mirada. Mike se acercó a ella - Thomas Robert Clifford Hoffman - ella sonrió ante el nombre que le pondrían si sería niño - Te amo - le susurró mirándola a los ojos y tomando su barbilla.
- También te amo - ambos se acostaron en la cama y Mike por un momento apagó las luces de las lámparas en la mesa de noche.
- Mike creo que serán dos - Mike empezó a respirar entrecortadamente y Abby rió. Entonces él entendió que así de feliz podía ser amando a Abby Hoffman. O mejor dichoAbbyClifford.
Gracias Por leer
Nos vemos la proxima!
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