
Hilo rojo.
by EzequielLeopoldo01
David es un chico normal, tiene buenas notas en su escuela y su vida va bien... Hasta que conoce a Abigail , una chica que cambiará su vida por completo. Todo comienza a ponerse extraño cuando una serie de extraños asesinatos comienzan a suceder...
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Introduccion breve.
"Existe una leyenda china, que relata sobre la existencia de un anciano, el cual habita en la luna y que cada noche observa la tierra, buscando de entre todas las almas, dos que estén destinadas a estar juntas y, con un hilo rojo, las enlaza . Este hilo puede enredarse o estirarse, pero nunca podrá romperse."
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1
El Viernes veinte de Diciembre del año 1982 fue un dia que David Bradkly nunca olvidaría. Ese dia David conoció a Abigail Butterhill.
Ocurrió en la mañana, a pesar de las gruesas capas de nieve que cubrían las calles, David logró llegar a tiempo a la Preparatoria a la que asistía solo para enterarse que las clases habían sido suspendidas debido al clima.
David, un poco frustrado por no haberse enterado de la noticia, se encamino de regreso a su pequeño departamento. Caminó las tres cuadras que separaban la escuela de la base de camiones con una prisa impresionante. Llegó a la estación de camiones y entró al que lo dejaba lo mas cerca de su departamento, ya que este se encontraba en las afueras de la ciudad.
Al entrar, David notó que no había nadie sentado, algo extraño a esa hora, asi que se sentó cerca de la puerta de salida por si el camión se llenaba de gente ansiosa por llegar a sus destinos. A los pocos minutos entro una chica, David la volteó a ver y ella a el y casi instintivamente sonrieron.
Ella se sentó a su lado y se presentó.
-Hola, me llamo Abigail.- dijo ella sonriendo.
-Hola Abigail. Mi nombre es David, gusto en conocerte.
David no podía evitar verla a los ojos, unos ojos de color café oscuro. Era la mujer mas hermosa que David había visto en su vida.
Hablaron todo el camino, Abigail fue la primera en irse, asi que sacó una libreta, arrancó un trozo de hoja y escribió:
"5549873526
-Abigail :)"
Acto seguido ella salió del camión, que, como David había previsto, estaba lleno (por no decir atascado) de gente.
David llegó a su casa y se tumbó en la cama, no podía dejar de pensar en ella y el tiempo que pasaron hablando. Pensó en ella hasta que cayó dormido.
Esa noche David tuvo un sueño que lo dejaría confundido.
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2
En su sueño el se encontraba en una calle solitaria y oscura, parado, observando hacia un callejón oscuro con un farol que producía una luz demasiado tenue.
De pronto una luz muy brillante apareció frente a el y cuando esta se desvaneció en la inmensa oscuridad del lugar el pudo ver a Abigail produciendo un aura de luz a su alrededor. Ella lo tomó de las manos y se acercó lentamente a su oído para susurrarle: "Te necesito".
David despertó de golpe, algo estaba sonando, al principio David creyó que era su despertador. Pero no era la hora en la que se despertaba diario (6 de la mañana), sino que eran las 12 de la noche. Asi que volteó a ver lo que producía ese peculiar sonido.
Era su celular.
Abigail le estaba llamando.
En ese momento David recordó que antes de caer dormido le había enviado un mensaje a ella agradeciéndole por la platica que habían tenido en el camión.
David tomó el celular y contestó.
-¿Hola? ¿Abigail? ¿Qué haces llamando a esta hora?
Entonces David escucho la voz de Abigail. Una voz que le resultaba hermosa.
-David... Disculpa si te desperté. Es que no puedo dejar de pensar en ti...
-Es curioso.-. Dijo David recordando el sueño que tuvo.- Justo estaba soñando contigo.
Abigail se emocionó
-¿En serio? Yo soñé contigo también.
-Jaja, que curioso.-. Dijo David con cierta emoción de oír eso.
-Quiero verte, David.
David volteó a ver la hora. Era ya la una de la mañana.
-Esta bien. ¿Conoces el café de la calle "James Watt"?
-Ummm....
¡Oh! Si, lo conozco.
-Te veo mañana ahí, a las once de la mañana. ¿Vale?
- Vale. Buenas noches, David.
-Buenas noches, Abigail. Descansa.
David no podía creer lo que había ocurrido. Ella le había llamado pendiendo verlo, justo después de soñar con ella. David volvió a dormir y esta vez no tuvo sueños.
Abigail, después de colgar el celular, se emocionó. Ella no sabia bien por que, tal vez era que tenia una cita al siguiente dia, o tal vez era que el había soñado con ella. Ella no sabia la razón de su emoción, lo pensó por media hora y cayó dormida. Aun sin saber la razón de su emoción.
Esa noche, mientras los dos dormían, la nieve se derretía lentamente abriendo paso a las calles y dejando todo listo para que los dos pudieran verse el siguiente día.
Abigail y David despertaron a la misma hora: 9 de la mañana.
David llegó unos minutos antes de la hora acordada, por lo que la esperó sentado en una de las sillas del café
Llegó Abigail. Vestía con un hermoso vestido color blanco con adornos bordados de flores en la cintura.
David se levantó y se abrazaron, se abrazaron como si se conociesen desde hace ya años. Una sonrisa se dibujó en ambos en el momento en que sus cuerpos chocaron.
Al separarse, David la llevó a la mesa que tenían reservada, se sentaron y llegó un mesero a preguntar que querían.
iban a pedir.
David pidió un café bien cargado y Abigail uno descafeinado.
-¿No te gusta dormir? Dijo Abigail riéndose.
-Jajaja realmente soy muy de andar dormido... El café no me afecta por una extraña razón al sueño.
-Te envidio, si tomo café no duermo como por dos dias... Créeme, es horrible.
David se imaginó a si mismo en su cama intentando desesperadamente dormir y dijo:
-Que horrible.
Abigail y David rieron solo para que después un abrumador silencio reinara entre ellos.
-David... Se que apenas nos conocemos... Y...
-Lo se, Abigail... Siento que tenemos algo... Una...
En ese momento los dos dijeron al unisono casi naturalmente:
- conexión.
Ambos sonrieron mientras se veían a los ojos. Súbitamente Abigail mostró una cara de preocupación y vio a su reloj de mano que siempre llevaba con ella.
-Lo siento, David. Pero tengo que irme, una prima que vive en el extranjero va a llegar aquí hoy y le prometí estar ahi para saludarla...
-Esta bien, no te preocupes, hablamos luego. Cuídate.
Abigail se levantó, le dio un beso en la mejilla a David y se fue.
Así pasaron dos meses, David invitaba a Abigail al café y ella a el. De vez en cuando Abigail visitaba la casa de David y David la de Abigail.Siempre tenían algo nuevo de que hablar, iban tan seguido que las personas que trabajaban ahí pensaban que ellos eran una pareja. Sin embargo no lo eran... O al menos por el momento...
Era ya Marzo cuando David despertó con una idea maravillosa, una idea que cambiaría su vida: Declarase a Abigail. El la amaba, la amaba casi desde el dia en que se conocieron. Y ella también lo amaba.
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3
David llamó a Abigail la mañana del treinta de Marzo.
-Buenos días, Abigail.
-Buenos días, David. ¿Que paso?
-Quiero decirte algo... Algo que quiero decirte desde hace dias..
-Yo también tengo que decirte algo... Me...
David la interrumpió.
-Por aquí no. En persona. Te veo en el café. Ya ha de estar abierto.
-Hay,esta bien...voy para allá.
Se vieron media hora después de esa platica por teléfono.
Abigail llegó, esta vez llevaba un abrigo, esa mañana era la mas fria del mes. También llevaba unas botas cafés y un pantalón de mezclilla.
David llevaba una chamarra negra y un pantalón de mezclilla con unos zapatos negros.
-¿Que paso, David?
-Prefiero que tu me digas primero lo que ibas a decirme antes de que yo te diga lo mio.
-No, primero dímelo tu.
-Esta bien. -David hizo una pausa corta.- Abigaíl, te amo. ¿Que te parece que seamos novios?
Abigail sonrió para después asentir con la cabeza acompañado de un "Si".
De repente Abigail abrió los ojos recordando lo que ella tenia que decir.
-Hay una mala noticia, David.
-¿Cual es? Dijo David preocupado.
-No me verás por un mes, tal vez dos...
-¿Por que?¿Que paso?
-La escuela... Me van a enviar a una especie de intercambio... lo siento mucho...
David no podia creerlo, aun así le dijo a Abigail que no se preocupara y que estaba orgulloso de ella. Después se abrazaron. Al abrazarla el sintió algo nuevo, una nueva combinación de sensaciones que no había experimentado antes... Una nueva emoción nació en el, amor.
-Te acompaño,
¿A donde vas a ir?
-A Canadá. Me voy en avión.
-Te puedo llevar al aeropuerto.
-Muchas gracias.-Dijo Abigail un tanto emocionada-.¿Tomamos un taxi?
-No, el taxi cobra mucho, el aeropuerto esta del otro lado de la ciudad.
-Okay.¿Entonces en que nos vamos?
-Hay un camión gratuito que lleva al aeropuerto. Su base esta a dos cuadras de aquí.
-Vale, te sigo.
Llegaron al aeropuerto cuando faltaban dos horas para que el avión despegará, Abigail debía subir al avión una hora antes, por lo que tuvieron tiempo para andar juntos un rato.
-Bueno... Tu avión sale en una hora, ¿Quieres comer algo?
-Si, gracias David.-Dijo Abigail con una sonrisa-. Pero todo en el aeropuerto esta caro...
-No te preocupes por eso. Ven.
David la llevó a un local apartado de donde estaban los locales de comida famosos.
-Aquí venden barata y bien rica la comida.
-¿Seguro?
-Seguro.
-Esta bien.
David y Abigail se sentaron y comieron. Estuvieron platicando hasta que llegó la hora de que Abigail tenia que subir al avión.
Antes de irse Abigail le dijo a David.
-Te veré en unos meses. Te quiero mucho, David.
-Yo también te quiero mucho, Abigail.
Y acto seguido se abrazaron, se abrazaron y no quisieron soltarse. Pero lo hicieron, ya que Abigail tenia que partir. Antes de separarse David le susurró a Abigail.
-Te estaré esperando.
A lo que Abigail le contestó:
-Estaré ansiosa de verte.
Abigail le dio un beso en la mejilla a David y subió al avión. David regresó a su casa después
de ver el avión despegar y se tiró en su cama, pensando en lo feliz que era y lo feliz que seria a partir de ese dia.
Un ruido despertó a David. Era su celular. Pero no era Abigail llamándolo. Era la alrama, ya tenia que prepararse para asistir al colegio. Asi que se levantó, se vistió salió rumbo a la escuela pensando en que sería un dia normal y aburrido. Pero no lo iba a ser.
David llegó, pero no había nadie en la entrada, algo raro ya que a esas horas la mayoría (por no decir todos) de los alumnos solian estar ahí. David.Algo extrañado entró a la escuela. Todos los salones estaban vacíos, lo único que yacía ahí eran las mochilas de los alumnos. Cada una en su resperctivo pupitre.
David siguió caminando, dio media vuelta para marcharse cuanfo escuchó algo. Era una voz que parecía provenir del auditorio de la escuela. Un auditorio viejo, pero grande. Bastante grande para que todas las personas de la ciudad asistieran. Por lo que ocpaba medio territorio de la escuela. Fue construido asi debido a que su verdadero propósito era para que el alcalde diera discursos que toda la ciudad debía escuchar.
Mientras mas se acercaba David al auditorio mas voces escuchaba. Llegó. La puerta estaba abierta. Asi que entró. Todos los alumnos y maestros se encontraban escuchando al director. David buscó con la vista un lugar y encontró un asiento vacío al lado de Luis. Un amigo que David conocía desde que ambos iban en kinder.
Se sentó al lado de Luis y le susurró:
-¿Que paso? ¿Por que todos están aquí?
-Shhht. El direcor va
a decir quienes mas van a irse de intercambio con otra escuela.
David se emocionó.
-¿Cual escuela?
-No se su nombre, pero esta en Canadá. ¿No es genial? Imaginare ir a Canadá....Seria épico.
Luis comenzó a alucinar con como seria viajar a Canadá, pero David lo ignoró y presto atención al director,el cual ya se encontraba anunciando los nombres.
-Ahora, los alumnos que irán a Canadá son: Jorge Emmanuel Peres. Daniela Krieger dest. Luis Fabio Castro y David Angel Ramirez Bradkly.
David se emocionó. Al salir del auditorio sacó su celular y llamó a Abigail.
-¿David?¿Que paso?
-Tengo buenas noticias. Te veré mañana en la noche.
-¿Aquí en Canadá? ¿Te van a enviar de intercambio?
-¡Si!
Abigail dió un pequeño de grito de felicidad y dijo
-¡Que bueno! No puedo esperar para verte.
-Yo tampco puedo esperar a verte.
David se encaminó rumbo al aeropuerto, su vuelo estaba a punto de salir por lo que lo único que tomó de sus casa fue dinero y una pequeña maleta con ropa.
El vuelo se prolongó de una hora a hora y media debido al clima. Momentos antes de aterrizar una fuerte lluvia azotó la zona,por lo que aterrizar era peligroso, asi que el avión voló alrededror del aeropuerto por media hora, hora en la cual la lluvia se tranquilizó.
Cuando David bajó del avión sintió una fuerte brisa de aire frío y por alguna razón recordó a Abigail, sacó au celular y le llamó.
-¿Bueno? ¿Abigail?
Abigail había apagado su celular.
David, confundido se dirigió al hotel donde se hospedaría los siguientes dos meses junto con su grupo de compañeros.
-"Abigail debe de estar en ese hotel". Pensó David mientras caminaban por una calle oscura. De pronto David se detuvo y giro la vista al otro lado de la calle. Habia un callejón oscuro, alumbrado con una luz tenue que provenía de un farol que parecua ser de siglos atrás. David recordó su sueño. Nadie notó que David se había quedado atrás, excepto Daniela. Ella era una chica extraña, siempre vestía de colores muy vistosos, siempre tenía unas ojeras tan notables que parecía como si no hubiese dormido desde meses atrás. Ella era muy introvertida y casi no hablaba con otras personas.
Ella se detuvo al lado de David y miró al callejón.
-Me gusta ese callejón.-Dijo Daniela con un tono de tristeza-. ¿No habias venido a Canadá?
-No, es la primera vez que salgo del país.
-Ah... Yo tengo familia en este país. A veces caminamos por estos rumbos y siempre me quedo viendo hacia ese callejón, parece como si estuviera embrujado o algo por el estilo.
-Jaja pues... Ese no es el problema... Es que soñé con el hace meses...
-¡Oh! ¿En tu sueño aparecía la persona que te gusta? Si es que te gusta alguien.
-Si, mi novia.
-¿Tienes novia?
-Si.
-¿Desde cuando?
-Ayer.
-Jaja y ¿Quien es?
-Abigail... Estas haciendo muchas preguntas.
-Lo se...¿Que edad tiene?
-La misma que yo.
-¿Que edad tienes tu?
-18 años.
-Yo tengo 17.
-Esta bien.-Dijo David retomando el camino al hotel-. Daniela le acompañaba a su lado.
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4
Cuando David y Daniela llegaron al hotel todos los demás ya se encontraban escuchando las instrucciones del maestro.
-"Todos deben de estar listos a las nueve de la noche un camión amarillo va a llegar, este los llevara directo a donde este anotado en el itinerario que vamos a ir"
Un alumno levanto la mano y el maestro le dio la palabra.
-"¿Cuanto va a costar el pasaje?"
-"Que bueno que pregunta, el transporte es gratuito".
-"Okay. Gracias profe".
-"¿Alguna otra duda?"
Todos dijeron al unísono
-No.
David se acercó a la recepción y le habló a una señorita.
-Buenas noches. Disculpe la molestia...
-¿Que se le ofrece?
-¿Aquí se hospeda una persona llamada Abigail Butterhil?
-¡Oh! Si. Esa chica es simpática.
-Si que lo es.
-¿Es su amigo?
-Su novio.
-Ah... Bueno, ella se encuentra en el cuarto 909, piso tres.
-Okay. Gracias.
-Le avisaré que vas en camino.-Dijo la recepcionista levantando un teléfono de pared bastante viejo.
-¡No! Quiero tomarla por sorpresa.
La recepcionista rio.
-Esta bien. Ve por ella.
David se encaminó, primero, a su cuarto. El cuarto 215, ubicado en el piso dos.
Entró. Era un cuarto pequeño, que constaba con una cama matrimonial. Pero lo primero que vio fue un pequeño balcón. Asi que abrió la puerta, solo para encontrarse con una pared enfrente de este. La pared estaba tan cerca que David podia tocarla sin siquiera estirarse. David se asomó al pequeño hueco que había entre los dos edificios contiguos.En el pequeño hueco
que había entre el hotel y el edificio contiguo había un bote de basura verde. Y David creyó ver a una persona entre las bolsas de basura que estaban regadas por todo ese lugar. David entró de nuevo al cuarto para ver con que constaba.
El cuarto tenia un pequeño baño con regadera. El azulejo del baño era bastante bonito. Un azulejo color azul marino, sin embargo a David no le agradaba ese color, por lo que iba a odiar ese baño por todo el tiempo que iba a estar ahí.
En el cuarto había una televisión bastante nueva montada en la pared al lado de un espejo tamaño cuerpo completo. Arriba de la televisión había un reloj. Eran las 7:15.
-"Todavía tengo tiempo para ver a Abigail."-pensó David encaminándose a la puerta, pero algo lo detuvo. Una caja fuerte color gris yacía en una repisa cerca de la puerta. David se acercó para inspeccionarla. En la tapa había instrucciones para establecer un código nuevo. David las siguió y logró abrir la caja, que, para su sorpresa se encontraba con objetos. Seguramente olvidados por personas que se hopedaron antes de el.
Dentro había un celular bastante viejo y un trozo de hoja con un numero telefónico anotado en esta.
El celular estaba cargado y encendido. Asi que David lo tomó y marcó al numero anotado en la hoja.
Alguien respondió, pero no habló. Solo se escuchaba un silencio que resultaba incómodo.
Asi que le hizo caso omiso, lo único que le importaba en ese momento era ver a Abigail..
David subió apresuradamente las escaleras al tercer piso y buscó la puerta con el número 909.
La encontró
en el fondo del largo pasillo del piso.
Tocó a la puerta y escuchó una voz que venía desde adentro.
-¿Quien es?
David reconoció la voz de Abigail al instante y respondió con un tono algo serio.
-Soy David.
La puerta se abrió apenas David había terminado de pronunciar su nombre.
En efecto, era Abigail. Vestía con unos jeans y tenía puesta una chamarra que lucía ser adecuada para el clima frío del país.
En cambio, David vestía con un pantalón de mezclilla y un suéter verde.
Abigail lo abrazó. Un abrazo acompañado de un: "Te estuve esperando"
David se sentía en una calma y felicidad. El estar en sus brazos le hacia olvidar todos sus problemas, y le hacia pensar en cuanto la amaba y apreciaba.
Ambos estuvieron abrazados por unos minutos, un abrazo silencioso, no eran necesarias las palabras, ambos sabían que se amaban el uno al otro.
Se soltaron. Se miraron a los ojos.
David se acercó lentamente a Abigail.
-Te amo, Abigail.- Susurró David mientras sus labios se acercaban a los de Abigail.
-Te amo, David.-Dijo Abigail mientras su labios se preparaban para besar a David.
No se dijo más. Sus labios chocaron suavemente. Se juntaron de tal manera que parecía que sus almas se habían juntado. Era como si sus almas hubieran,desde el dia en que nacieron, estado destinadas a estar juntas. Ese primer beso les hizo saber que estaban unidos.
Un recuerdo le vino súbitamente a la mente de David. David recordó que existía una leyenda. La leyenda del hilo rojo.
Se separaron.
Abigail sonrió, una sonrisa que demostraba que lo amaba, que no quería dejar de estar a su lado.
David le devolvió la sonrisa, su sonrisa demostraba que el la amaba y que deseaba que ellos nunca se separasen.
Súbitamente David notó una vibración en un bolsillo de su pantalón. Sacó su celular. Era Luis, David contestó.
-¿David? ¿Que haces? Te estamos esperando...
Se oyeron unas voces en el fondo y Luis habló de nuevo.
-Ah, y que si estas con tu novia dile que también venga, solo faltan ustedes dos... *susurrando* pillo.
-Si, estoy con ella, ya vamos.
David colgó.
Abigail lo vio a los ojos. David también lo hizo.
-¿Que quería?
-Ya debemos de estar en el lobby. Vamos a ir a... No se... Déjame ver el itinerario. ¿Tienes uno?
-Claro.
Abigail entró a su habitación y a los pocos minutos salió con una mochila en la espalda y el itinerario en su mano.
-Aquí esta.
Abigail le dio el itinerario a David.
-Gracias.
David le hecho un vistazo al dia en que estaba.
-Hoy vamos a ir a un museo, un museo de geología...
-Me da flojera... Pero contigo a mi lado, no.creo que sea tan aburrido.-Dijo Abigail entusiasmada.
Ambos bajaron por el elevador, un elevador bastante nuevo, grande, con capacidad de mas de diez personas. Pero tenía un defecto, era un elevador oscuro, y la vista ahí dentro era casi nula, lo único que hacia que se lograra ver ahi dentro eran los botones de los pisos, unos botones de color rojo.
Llegaron al Lobby, todos estaban ya ahí, esperándolos. David vio hacía un reloj que se encontraba en el
lobby. Las ocho de la noche.
-¿No íbamos a salir a las nueve?.-Dijo David al profesor que les acompañaba.
-Se cambió la hora... Debieron haberte avisado. Por teléfono.
-Me avisaron hace apenas cinco minutos.
El profesor hizo una mueca y después le dijo:
-El camión esta por llegar.
-Claro, esperaré por allá.-Dijo David
David se sentó al lado de Abigail en un sillón, era un sillón café de tres plazas, habia como cinco personas sentadas en el (incluyendo a David y a Abigail).
David y Abigail estuvieron platicando un rato.
Elena, la mejor amiga de Abigail se acercó a ellos.
-¿Puedo hablar con tu novia un momento?.-Dijo Elena a David.
-Claro, no hay problema.
Elena era una persona cuerpo robusto, era morena, tenia el pelo corto y era lacio.
David solo observaba de lejos como ellas hablaban, y deseaba haber aprendido el leer labios cuando tuvo la oportunidad tres años atrás.
Abigail, un poco molesta le preguntó a Elena el por que le había hablado.
-Es que tenia una pequeña duda.
-Preguntame.
-¿David ya sabe lo de...ya sabes...? Dijo Elena en voz baja.
-No, y no pienso decirle. No por ahora...
-Pero Abi... (Abi era un apodo que Elena le había puesto a Abigail casi desde el día en que se habían conocido) es tu novio.
-Simplemente le diré eso en cuanto sea el momento de...
Algo le interrumpió.
Llegó el camión que los llevaría. El maestro dio las instrucciones de que se sentaran en parejas y que intentaran no hacer desastre, algo
difícil para el grupo de David, ya que todos eran un desastre, siempre dejaban todo en desorden y hasta algunas cosas rotas...
Abigail se abrió paso entre las personas, se paró al lado de David y le agarró de la mano. Sus manos se juntaron, estaban tan unidos y transmitían tanto amor sin decir una sola palabra, que todos concordaban que aquellos dos eran una hermosa pareja y que si llegaban a separarse ninguno de los dos seria el mismo que antes.
Subieron al camión, David y Abigail se sentaron en los asientos de en medio, David se sentó del lado de la ventana, ya que Abigail se mareaba al ver como todo en el exterior pasaba tan rápido.
Desgraciadamente para unos y afortunadamente para otros, el lugar al que iban estaba muy lejos, calculaban que iban a llegar alrededor de las doce de la noche, lo bueno era que es museo era nocturno, abría a las ocho de la noche y cerraba a las seis de la madrugada. Eran las diez de la noche.
David iba sentado, perdido en un mar de pensamientos mientras sujetaba la mano de Abigail, ella en cambio iba viéndolo a el, pensando: "¿Que estará pensando? Lo amo."
Pero David no se percataba de aquello. De pronto David regresó en si y volteó a ver a su novia.
-Oye, Abigail... Espero que no te moleste, pero¿por que te hablo Elena?
-Oh, eso... Nada relevante, me contó algo que vio en las noticias y que le pareció que a mi me interesaría.
-Ah, esta bien. Parecía bastante seria.
-Si... Así es ella.-Dijo Abigail después de una pequeña risa.
Hubo un silencio entre ellos, se miraron a los ojos.
Abigail bostezó.
-Tengo
sueño, ¿No te importa que me duerma?
-Claro que no.-Dijo David y después la besó.
Abigail se recargó en el pecho de David, y, antes de quedarse dormida le susurró: Te amo, y a pesar de estar dormida no soltó la mano de David.
Después de dos largas horas el camión se detuvo enfrente de un edificio enorme, se podía ver perfectamente, ya que estaba muy bien alumbrado, de hecho, parecía que era de día estando allí. Era un edificio café, parecía bastante viejo, tenia puertas de vidrio que se abrían empujando.
David despertó tiernamente su amada.
Todos bajaron y se introdujeron al edificio.
Por dentro, el edificio era oscuro, tenían que descender unos diez metros. Iban a entrar a una mina. Un guía iba delante de ellos.
-Lo que verán cuando descendamos los diez metros va a ser impresionante.- Decía el guía con entusiasmado-. Van a ver un montón de minerales preciosos.
Nadie dijo nada, la luz se hacia cada vez menos presente conforme bajaban. Abigail sujeto fuerte la mano de David.
-No me agrada mucho bajar al subsuelo.
-¿Por que? (Dijo David volteando a ver a Abigail)
-Solo imagina que hay un terremoto, o un derrumbe...
-No creo que eso ocurra, por aquí pasan muchas personas al dia, amor. No te preocupes, estas segura.
-Me siento segura a tu lado.-Dijo Abigail sonriendo a David.
Llegaron al subsuelo, estaban a diez metros de la superficie. El ambiente era oscuro, hacia frio, el guía llevaba consigo una bolsa con lámparas, las cuales repartió entre los alumnos. Se escuchaba un estruendo fuerte, como la caída de una cascada.
-Tengan cuidado por donde pisan, hay varios agujeros por aquí.
Freddie ( el alumno mas desastroso de la clase) tropezó con charco y asustó a todos, que habían creído que había caído en un agujero.
Levantándose, Freddie río y se burlo de todos.
Cuando salieron de ahí eran las dos de la madrugada y la mayoría estaba ya adormilada.
Subieron al camion, Abigail cayó dormida al lado de David, quien también se quedo dormido a su lado.
Llegaron al hotel y antes de dejar a todos ir a sus respectivos cuartos, el profesor dijo: "Mañana tienen el dia libre."
David acompaño a Abigail a su cuarto y, después de que ella se quedara dormida (pensando en David) en su cama, el fue a su cuarto y también cayó dormido, pensando en Abigail
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5
Amaneció, David despertó y encendió la televisión, el tenia la costumbre de ver las noticias en la mañana, a veces le servia para saber el clima. El creía que estaban dando una noticia sobre alguna novedad del cine, pero esta vez fue diferente.
"Asesinato en Canadá."
David quedó atónito, el asesinato se había producido ese día, alrededor de las cinco de la mañana, la víctima, un hombre de treinta años, que vivía a cinco cuadras del hotel donde se encontraba David y su grupo. El asesino no había dejado ni un rastro, por lo que su identidad era prácticamente desconocida.
David se baño y se vistió rápido y salió de su cuarto dirigiéndose al de Abigail. Tocó la puerta un poco preocupado. Abigail salió y al verlo lo recibió con un beso.
-¿Que paso?
¿No has visto las noticias?
-No...¿Que paso?
-Hubo un asesinato, a cinco cuadras de aquí. Hay que tener cuidado.
-Que horrible.-Dijo Abigail con una expresión de horror.-Espero que el asesino sea atrapado rápidamente...
-Si... Bueno, son las tres de la tarde, acabo de despertar.
-Yo desperté también hace rato.
-¿Quieres comer algo?
- Claro-Dijo Abigail abrazando a David.
-Solamente acompañame a mi cuarto, por favor, deje el dinero ahí.
Abigail siguió a David a su cuarto, después de recoger el dinero y ponerse una gorra, salieron del hotel.
Hacia frío, a pesar de que el sol se encontraba en el cielo en su máximo esplendor.
David la llevó a un restaurante que tenia pinta de ser bueno, era una casa convertida en restaurante, era color café
claro y era grande.
Después de comer y platicar salieron de ahí y caminaron hacia un parque que estaba cerca. Era un parque enorme, donde había lagos congelados en los cuales se podía patinar y, los patines se podían rentar en una pequeña cabaña de madera. La pareja se sentó en una banca y se pusieron a platicar.
-Nunca en mi vida he patinado en hielo.-Dijo Abigail viendo hacia el lago congelado.
-Yo si, cuando tenia como doce años. David recordaba ese día como si hubiera sido hace unos pocos días.
Ese día David había ido a patinar con su madre y su padre, el no sabia patinar, lo que ocasionó que tropezara y cayera numerosas veces. Y de caída en caída aprendió a patinar, sus padres lo llevaron a un curso de patinaje en hielo y allí conoció a una chica, su nombre era Mary. Ellos fueron grandes amigos hasta que un día David decidió pedirle a ella que sean una pareja.
David recordó ese día.
El le había visitado a una presentación de Danza, (ella era bailarina) cuando ella salió de los camerinos, David se encontraba allí, con un ramo de rosas en la mano, se lo dio y después de alagarla diciéndole que se vio espectacular, se lo dijo:
-¿Quieres andar conmigo?¿Ser mi novia?
Ella se quedó callada, bajó la vista y le dijo con voz triste:
-Lo siento, pero ya tengo una relación.... No.
Ese día algo en David murió, se sumergió en una depresión de la cual salió un mes después, pero aun así, algo en el había cambiado. Después de conocer a Abigail, el volvió a cambiar, esta vez para bien.
-¿David?.-Dijo Abigail interrumpiendo
los pensamientos de David-. Te perdiste en tus pensamientos.
-Lo se, perdón. Me dio un momento de recuerdos.
-No te preocupes, a veces me ocurre también.
-¿De que estábamos hablando?
Abigail se detuvo a pensar por unos segundos.- Me estabas contando sobre como aprendiste a patinar.
-Oh, claro.
David le platico todo a Abigail. Ella solo se limitó a escuchar y comentar algunas cosas.
-Ven.- le dijo a a Abigail.
David la condujo hacia el lago congelado y rentó dos pares de patines.
-Hoy te enseñaré a patinar. Es de lo mejor que puede hacer en esta vida, junto a otras cosas, claro.
-¿En serio? ¡Muchas gracias! Te amo.-Dijo Abigail entusiasmada.
-No hay de qué, yo también te amo.-Dijo David besando a Abigail.
Después de que se pusieran los patines, la pareja entró al lago.
-Tienes que encontrar un punto de equilibrio, no te pongas dura, solamente te forzarás a caer.-Comenzó a explicarle David a Abigail.
-Creo que voy entend...-Abigail cayó al hielo.
David río y ayudó a Abigail a levatarse.
-¿Estas bien?
-Si, no te preocupes...
David le enseño a patinar a Abigail, y cuando por fin ella logró aprender, patinaron juntos hasta que anocheció.
-Ya es tarde, deberíamos volver al hotel.-Dijo David viendo la hora en su reloj.
-¿Que hora es?
-Son casi las nueve de la noche, mañana tenemos que levantarnos temprano.
-Cierto, hay que irnos ya.
Salieron del lago, entregaron los patines en la cabaña de madera y se encaminaron al hotel con paso acelerado.
Al llegar, David acompañó a Abigail
a su cuarto.
-¿Ya te vas a dormir?
-Voy a darme una ducha y después me iré a dormir.-Dijo Abigail bostezando.
-Esta bien, descansa.-Dijo David bostezando también.
-Te amo, David.
-Te amo, Abigail.
Se besaron y se dieron un abrazo, un abrazo largo el cual transmitía amor verdadero.
David regresó a su habitación, encendió la televisión en un programa de extraterrestres, y a los diez minutos cayó dormido.
Esa noche, mientras dormían, otro asesinato estaba siendo cometido.
David despertó, la televisión no se había apagado, ahora estaban las noticias. David vio la noticia principal. Otro asesinato en Canadá. David se metió a bañar pensando en esa noticia. Al salir se abrigó bien, ya que la reportera del clima había anunciado una temperatura muy baja para ese día.
Salió de la habitación y se dirigió al Lobby, no había nadie. Así que le pregunto a la recepcionista por los demás, ella le dijo que todos estaban en el restaurante del hotel y le dijo donde se encontraba.
-Por cierto. Mi nombre es Claudia. Gusto en servirle, señor...
-David, el gusto es mío.
David entró al restaurante. Era un restaurante de un tamaño aceptable para un hotel, sus paredes estaban pintadas de un color naranja pálido, los estudiantes se encontraban ya desayunando, todos en una misma mesa rectangular, el único asiento vacío que quedaba era uno al lado de Abigail, quedaba en el centro de la mesa. David tomó asiento y saludo a Abigail, quien no estaba comiendo.
-¿Ya comiste? Por cierto, buenos días.
Abigail le
abrazó y le susurró al oído:
-Ha habido otro asesinato... Tengo miedo, David.
-No te preocupes, mientras esté vivo nada te pasará, eso te lo aseguro.-Respondió David susurrando también.
-Ya desayuné, no suelo desayunar tanto como Luis.-Dijo Abigail echándole una mirada a Luis, quien estaba comiendo una orden de Hot cakes-. Es la tercer ronda que se come del buffet...
David río.- Si, el come incluso mas que yo.
David se sirvió algo del buffet y comió al lado de Abigail, quien solo se limitó a platicarle cosas que ella recordaba de su vida.
Cuando todos terminaron de comer salieron a caminar, la actividad que tenían planeada para ese día iba a comenzar más tarde, David y Abigail caminaron por las calles.
-Te amo, dijo David. Te he amado desde que te conocí, y te amaré hasta que mi vida lo permita.
Abigail besó a David y abrazándolo le respondió.- Yo también te amo, David. La primera vez que te vi no sabia si eran cuestiones del azar el haberte conocido.
Un avión pasó por sus cabezas.
-¿Sabes algo? Desearía que los aviones fueran estrellas fugaces, podría pedir un deseo en este momento, a pesar de que sea de día...
-¿Y cual seria? (Dijo David curioso)
-Estar a tu lado por toda mi vida.
David sonrío.- Yo también deseo eso.
-Nunca te separes de mi, David. Ahora eres todo lo que yo tengo.
Abigail tenía razón, ella no tenía padres, ellos habían muerto cuando ella era una niña de dos años. Su tía cuidó de ella hasta que ella logró conseguirse un departamento en la gran ciudad, esa ciudad donde conoció a David.
David vivía también en un departamento. Sus padres se encontraban vivos, y vivían en la casa donde el una vez vivió con ellos.
-Tu también eres todo lo que yo tengo, Abigail, tu alegras mis días y mis noches desde que te conocí.
Por un breve momento David creyó ver un hilo rojo en las manos de ambos, las cuales estaban juntas, pero una voz interrumpió su momento de calidad, y ese hilo rojo se hizo invisible de nuevo.
Era Daniela, estaba acompañada de Luis.
-Siento interrumpir, tórtolos, pero quiero que vengan a ver algo que encontramos.
-Si, es algo genial.- Dijo Luis entusiasmado.
Daniela y Luis condujeron a la pareja hacia el frente de un edificio grande.
-¿Que tiene de especial un edificio grande y gris?(Dijo David confundido)
-Este edificio no sería especial si no tuviera esto.-Dijo Luis señalando un tallado extraño en una esquina del edificio.- Aquí se cometió él asesinato de anoche. Y parece que el asesino dejo una pequeña pista.
-No te emociones tanto.- Dijo Abigail en tono de aburrimiento.- Es solo. Una marca de un cuchillo, navaja, lo que sea que sea lo que hizo esto...
-¿Por que anda de aguafiestas tu novia, David?- Dijo Daniela.
-No anda de aguafiestas, sólo dio su opinión.
-Si, solo era mi opinión, no se enojen.-Dijo Abigail con una sonrisa.
Los cuatro se quedaron mirando la marca en el edificio por unos minutos hasta que Luis habló.
-Creo que ya debemos de vernos con el grupo, en unos minutos llegará el camión.
-¿A donde vamos a ir esta vez?-Dijo Daniela.
Abigail sacó el itinerario de su mochila.
-Hoy vamos a ir a un cine de arte canadiense, también dice que iremos a cenar después de ir a una plaza histórica.
-Que cool.- Dijo Luis con cierto entusiasmo.
-Pues... Vamos.-Dijo David tomando la mano de Abigail.
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6
Los cuatro llegaron justo cuando los demás estaban subiendo ya al camión.
David se sentó al lado de Abigail, el camino al cine fue más corto que el que hicieron hacia al museo. Llegaron, era un edificio enorme, pintado de negro, en las paredes que daban hacia la carretera había carteles de las películas que se estaban exponiendo y algunas que se estrenarían pronto.
Daniela le preguntó al profesor cual película iban a ver.
-Esa.- Dijo el profesor señalando una película llamada: "El romance que nunca existió."
Nadie había oído hablar de esa película.
Entraron a la sala donde iban a ver esa película. Era una sala amplia, David y Abigail se sentaron juntos y vieron la película.
La película trataba de un hombre que se enamoraba de una mujer, pero esta estaba ya comprometida con otro hombre, ella se casa secretamente con el, pero el no sabe que ella tiene otra pareja... Se causa un problema que desemboca en que el personaje principal se queda con la mujer, y el otro hombre queda en soledad, pensando en su romance que nunca existió.
Al final de la película, Abigail y varias otras chicas, y algunos chicos se encontraban llorando. David solo abrazaba a Abigail e intentaba calmarla. Lo mismo hacia Daniela a Luis.
Salieron del cine y se dirigieron a la plaza. Era una plaza mediana, había algunos arboles, los alumnos se situaron frente al kiosco de la plaza, el maestro les indicó que en equipos iban a entrevistar personas, esto con el fin de saber como era la cultura en ese país. Eran cuatro grupos de cuatro personas. El primero
era de Luis, Daniela, Abigail y David.
El segundo era de Freddie y otros tres tipos que David no conocía bien. El solo conocía sus nombres, Rem, Lucas, y Carl. El tercero era de Edward, Ana, Hector y Elena. El cuarto era de Finn, Edisson, Thomas y George.
David no hablaba mucho con los alumnos de los demás grupos.
El grupo de David entrevistó a un pequeño grupo de ancianos.
Al finalizar la actividad se les indicó que irían a cenar a un restaurante que quedaba cerca, así que todos se fueron caminando. Cenaron en un restaurante pequeño, pero con el espacio suficiente para todos y algunos otros clientes.
Después de eso regresaron al camión, se había hecho tarde, eran las nueve de la noche.
«Les tengo una mala noticia, chicos» dijo el profesor antes de entrar al camión.
Ya dentro del camión, el profesor habló:
«Debido a problemas en la ciudad, ya sabrán que últimamente ha habido una serie de asesinatos, los cuales casualmente comenzaron cuando llegamos nosotros. Eso hizo que las sospechas hacia nosotros aumentaran, por lo que nos pidieron que salgamos del país mientras se aclaraba esto. Según ellos, por la seguridad de todos ustedes. Así que necesito que mañana estén listos para partir, el vuelo saldrá a las tres de la tarde»
Nadie supo que decir. El asombro y temor por el tema de los asesinatos dejó atónitos a todos.
Llegaron a el hotel, y antes de que todos se fueran a sus respectivos cuartos, el maestro agregó. «Nos vemos a mas tardar las doce de la mañana.»
David acompañó, (casi como costumbre) a Abigail a su
cuarto.
-Que horrible, ¿no?
-Si.-Dijo Abigail con voz adormilada.
-¿Tienes sueño? Yo si.
-Si...
Llegaron al umbral de la puerta del cuarto de Abigail.
-Te amo, Abigail. Descansa, mañana nos vemos.
Abigail abrazó a David y acto seguido se besaron, un beso algo torpe, debido a que ambos estaban algo adormilados.
-Yo también te amo, David, eres mi mundo...
-Tu también lo eres. Abigail.
-Pasemos esta noche juntos.
-Claro.- Dijo el con felicidad.
Entró al cuarto de Abigail y pasaron la noche juntos.
David fue el primero en despertar, encendió la televisión.
La noticia principal, para sorpresa de todos los que estaban viendo las noticias en ese momento, no hablaba de un asesinato, sino de la carencia de uno.
«Esta falta de asesinato en serie, que comenzó unos días atrás, aumenta las sospechas hacia un pequeño grupo de estudiantes. Los cuales llegaron coincidentemente cuando comenzaron estas agresiones.»
«El grupo partirá hoy hacia la ciudad de donde vinieron, esto con el fin de eliminar sospechas, o aumentarlas. Todo se resolverá en cuestión de días»
David no sabia que pensar. Vio la hora. Ocho de la mañana. Al ver que Abigail seguía dormida, fue al baño. Cuando salió, Abigail estaba despertando.
-¿Que ra...? Ah, hola amor. Olvidé que estabas aquí.-Dijo Abigail riendo.
-Jaja, si. No te preocupes m yo desperté igual.
-Una hermosa noche.
-Fue una hermosa noche.
Abigail sonrió, su pelo estaba alborotado y tenía unas grandes ojeras debajo de sus ojos.
-Prende
la... Televisión...-Abigail vio la noticia. Ella reaccionó igual a David. Sus ojos se abrieron de par en par.
-Wow. Parece que anoche fue una noche... Extraña...
-Si... Ahora sospechan en nuestro grupo...
-Lo se, es tan ridículo.
-Jeje, si que lo es, em... Tengo que regresar a mi habitación, tengo que cambiarme la ropa.
-Oh, claro. Te veo en...¿cuanto?
-¿Te parece una hora?
-Vale, te veo en una hora.
David abrió la puerta, y antes de salir Abigail le dijo:
-Te amo, David.
-Yo también te amo, Abigail. Y mucho.
David salió de la habitación, se dirigió a la suya pensando en la noticia, la cual no dejaba de rondar por su cabeza.
Al llegar a su habitación, David notó algo extraño en el ambiente. Alguien había estado ahí. La puerta estaba abierta. Entró. Sus cosas estaban desordenadas sigilosamente se asomó en cada rincón. Entonces notó que la puerta de su baño estaba cerrada con seguro, y la luz de adentro estaba encendida.
David se preparó par lanzar un golpe a quien sea quien estuviera dentro, así que esperó, estuvo ahí por cinco minutos, hasta que la puerta se abrió. David estaba a punto de golpear cuando se percató de que era Luis. David logro frenar el golpe antes de que sus nudillos llegaran a la nariz de Luis.
-¿Que te pasa, viejo? ¿Que haces aquí?
-Lo siento, amigo. Es que dejaste la llave de tu cuarto en el camión, te seguí, pero al ver que entraste con Abigail a su cuarto pensé en que mejor te esperaría en tu cuarto, así que me dormí aquí... No quería interrumpir en tus cosas, pillo.
-Ah,
esta bien, pero dejaste un desastre.
-Si, estaba buscando un peine. Me tardé, pero lo encontré.-Dijo mostrando el objeto.
-Hay, Luis. Bueno, gracias por preocuparte, ya puedes regresar a tu cuarto. Hay que guardar las cosas.
-Oh, claro. Bueno, adiós.
-Hasta al rato.
Luis salió del cuarto de David. David se metió a bañar rápidamente.
Cuando salió faltaba media hora para que pasara la hora acordada. Así que se arregló rápido y guardó las cosas que Luis había tirado. No le tomó bastante tiempo. Después de eso, David miró al reloj. Faltaban diez minutos para la hora, así que salió y se dirigió de nuevo al cuarto de Abigail.
Tocó la puerta. Abigail abrió casi al instante. Ella vestía con una falda café, una blusa rosa de manga larga y unas botas cafés.
David se había vestido con unos pantalones de mezclilla negros, tenis negros y una playera blanca con un estampado de Guns and roses.
-Te ves linda.- Dijo David abrazando a Abigail.
-Tu te ves genial.-Dijo Abigail con una sonrisa.
-¿Quieres ir a comer algo? Antes de irnos.
-Claro.
Ambos salieron y se dirigieron al pequeño restaurante que se encontraba cerca. Después de desayunar se fueron a sus cuartos. Cada quién guardó sus cosas y bajaron al lobby. Eran las once y media de la mañana.
El grupo estaba listo para partir, pero faltaba un persona. Freddie.
Estuvieron esperando hasta que dieron las doce, al ver que no bajaba, el maestro decidió subir al cuarto de Freddie, para apurarlo.
"Seguramente se quedó dormido o algo así..." Pensaba el maestro mientras se dirigía al cuarto de Freddie. Al lado de el iba David, Abigail y Luis.
Al llegar, la puerta de su cuarto estaba abierta. David la empujó levemente mientras el maestro pronunciaba el nombre de Freddie, "Tenemos que irnos, Freddie, deja de payasear y baja con nosotros." Nadie contestaba.
Entraron al cuarto y se encontraron con una escena que dejo atónitos a todos.
El cuerpo de Freddie se encontraba recostado en su cama, debajo de ella, un charco de sangre, en el corazón de Freddie se encontraba un cuchillo incrustado.
Su rostro había sufrido de diferentes deformaciones, pero la que mas resaltaba era una sonrisa, sus labios habían sido abiertos y cortados, creando una sonrisa de oreja a oreja, literalmente.
Abigail no pudo soportar ver tal escena, tampoco Luis, por lo qué salieron del cuarto.
David y el profesor se quedaron ahí.
-Yo me encargaré de esto, David. Tendré que contactarme con sus padres y... Hay dios... Esto es horrible.
-Lo es, yo me haré cargo del grupo. No se preocupe por ellos.
-Gracias, David.
David salió del cuarto, Abigail y Luis le acompañaron sin decir palabra alguna
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7
Al bajar al lobby, el grupo se encontraba haciendo desastre, como siempre. David alzó la voz y dijo.
-Emm... Oigan... Dice el maestro que entremos al camión.- Y agregó-. Ahí pueden hacer todo el desastre que quieran.
Todos parecían conformes con el trato, entraron al camión y continuaron haciendo su desastre, sin saber la noticia que les esperaba.
El maestro bajó al camión diez minutos después, el grupo, al escucharlo llegar se sentó y "actuó natural."
-Alumnos, les tengo una horrible noticia.-Dijo el profesor con un tono de seriedad tan alto, uno que nadie había visto en él.
Nadie se atrevía a hablar. Hasta que Daniela lo hizo.
-¿Donde esta Freddie?
-Esa es la noticia, chicos. Su compañero Freddie ha muerto.
Todos quedaron perplejos, Daniela comenzó llorar, a ella le siguieron los demás. Incluso el maestro comenzó a sollozar.
Entre sollozos el maestro dijo-.Ya he hablado con sus padres, ellos tomaran un vuelo de inmediato, aquí se harán cargo de esto. Tenemos que irnos.-Dijo viendo la hora en su reloj de mano. El chofer arrancó y se dirigieron al aeropuerto.
Tomaron el vuelo, Abigail ya pretendía sentarse al lado de David, pero el aeropuerto les había asignado los asientos, por lo que a David lo sentaron al lado de Daniela, y a Abigail al lado de Rem, ellas dos casi no hablaban, pero durante el transcurso se hicieron buenas amigas.
Daniela comenzó la platica a David.
-¿Quieres saber dos secretos?
-Claro.
-¿Juras no contarlos a nadie?
-Lo juro.
-Okay... Uno, yo fui la primera en
llorar por que Freddie y yo éramos novios secretos, pero ayer terminé con el, y ahora me siento culpable.
-No te sientas culpable, siempre tendrás mi apoyo.
-Y es por eso que te lo digo, el secreto dos es...-Daniela, que estaba sentada en el lado de la ventana, volteó a ver las nubes por un instante y regresó la vista a David-. Te amo.
David no sabia como reaccionar.-Daniela, sabes que tengo novia... Pero...
-No digas nada.
-No lo haré.
Ellos estaban sentados en unos asientos apartados del grupo.
Daniela volteo a ver a David, quien estaba perdido en sus pensamientos. Se acercó lentamente a el y lo besó. Ese beso duró tres segundos. David la apartó y dijo.- Esto esta mal, Daniela.
-Lo se, pero nadie nos ve... Además besas bien...
-No, Daniela, lo siento, pero no estoy interesado en ti en estos momentos... Yo amo a Abigail.
Daniela apartó la vista y volteó a ver a las nubes.
-Tienes razón.-Dijo mientras una lagrima brotaba de su ojo izquierdo.-No pensé en tu relación con Abigail. Te dejaré en paz, pero... ¿Podemos seguir siendo amigos?
-Esta bien, no te preocupes. Bueno, ¿no te molesta que me duerma?
-No.
David cerró los ojos y se durmió. Daniela lloraba en silencio a su lado.
Abigail y Rem, que se encontraban en la parte trasera del avión, también se pusieron a platicar.
-Hola, casi no hablamos.
-Lo se, soy Rem.
-Mucho gusto, yo soy Abigail.
-Mucho gusto, Abigail.
-¿Te gusta volar?
-Nunca había volado en avión, pero es genial.
-Si, puedes ver
las nubes, y las personas como si fueran pequeños insectos.
-O al mar, las olas y los barcos...
-Si, todo eso es cool.
-Si que lo es...Oye, ¿Tu y David son novios?
-Si, ¿no es obvio?
-Lo es, y mucho.
-Lo amo.
-Se ven tiernos juntos. Son una hermosa pareja.
-Gracias, ¿Tu tienes novio?
-No, lo que pasa es que...-Rem habló en voz baja-.Soy lesbiana.
-Oh, esta bien. Yo no juzgo a la gente por sus gustos.
-¿Te cuento algo?
-Claro.
-Tú, Daniela y Ana se me hacen bonitas.
-¡Oh! Gracias...
Rem río-.No te preocupes, no intentaré nada contigo, se que tu eres fiel a tu novio.
-Lo soy.
Abigail y Rem siguieron hablando hasta que aterrizaron.
Todos bajaron.
-Bueno, voy con David-.Dijo Abigail viendo a su novio, quien estaba caminando hacia la banda donde se recogían las maletas.
-Vale, te hablo después.
Abigail abrazó sorpresivamente a David.
-Hola.
-Hola, toma, recogí tu maleta.-Dijo David dandole la maleta a Abigail.
-Oh, gracias amor.
-Ahí viene la mía.
David agarró su maleta, el profesor se les acercó y les dijo.
-Ya pueden irse a su casa. Nos vemos la semana entrante.
-Vale, descanse, maestro.-Dijo David.
-Frank, mejor llámame así-.Dijo sonriendo.
-Descansa, Frank-. Dijo Abigail.
-Gracias, Abigail y gracias David.
Frank se fue y dejó a la pareja solos.
-Bueno, ¿te acompaño a casa?
-Amm... Si, pero primero quiero comer algo.
-Ah, pues vallamos al café.
-Claro.
Ambos tomaron un camión
que los dejó a cinco cuadras del café. En el camino, Abigail le contaba a David sobre lo que había platicado con Rem.
Llegaron al café, lo primero de lo que se percataron era que lo habían pintado. Ahora era color café oscuro.
Entraron y se sentaron en la mesa en donde siempre se sentaban.
Los trabajadores de ahí los reconocieron casi al instante. Y notaron que ahora si eran una pareja.
-Bueno, ya te conté sobre lo qué platiqué con Rem.-Dijo Abigail abriendo un paquete de galletas-. Ahora platícame sobre lo que platicaste con Daniela.
David se puso nervioso al recordar lo que había sucedido.-Pues... Casi no platicamos, es que pasó algo...
Abigail notó el nerviosismo de David y dijo-. ¿Que paso? Siéntete libre de contarme, soy tu novia...
-Ella me dijo que... Me ama...
-Hija de...-Abigail enfureció.-¿Hizo algo?
-Estaba yo distraído, no la vi acercarse a mi... Me besó... Yo la empujé y le dije que estaba mal, que yo ando contigo y que te amo... Ella solamente reflexionó y me dijo que lo sentía...
-Esta bien, pero si intenta algo otra vez...
-No ocurrirá. Te lo juro.
-Nunca te engañaría-.Dijo Abigail después de morder una galleta.
-Nunca te engañaré. De eso se tratan los noviazgos, amar al otro y demostrárselo.
Abigail sonrió-.¿Puedes acompañarme a mi casa?
David le devolvió la sonrisa a Abigail.-Claro.
Terminaron de comer y David le acompañó a su casa. Ella le invitó entrar, él aceptó y entró a la casa de Abigail. No era una casa en si, era un departamento, se encontraba en el centro de
la ciudad, a unas cuantas cuadras de la torre mayor, una torre de oficinas, en la parte mas alta se encontraba un restaurante muy hermoso, sus numerosas reservaciones hacían que fuera prácticamente imposible tener una reserva de un día para el otro, la vista desde ese lugar era de las mejores que se podían ver de la ciudad.
El departamento de Abigail era de un tamaño parecido a el de David. Estaba bastante ordenado, lo contrario al de David, el cual se encontraba hecho un desastre. Abigail se dirigió a la cocina y David a la sala de estar.
Abigail tenía una pequeña televisión, parecía una caja gris y grande.
-Tienes una televisión, que genial, ¿Puedo encenderla?
-Claro, estas en tu casa.-Dijo Abigail abriendo el refrigerador.-Ya no tengo fruta-.murmuró.
David encendió la televisión, en la pantalla apareció una mujer dando las noticias.
La mujer anunciaba que habían recuperado una pintura que había sido robada meses atrás.
David sé entretuvo viendo las noticias. Abigail volteó a ver a David, cerró el refrigerador y se sentó a su lado. Las noticias terminaron y comenzó una película. Ambos la vieron, y cuando terminó, David le dijo a Abigail que tenía que ir a su casa a ver como se encontraba. Así que se despidió de ella, y después de un largo abrazó dijo-.Te veré mañana,¿A que hora?. Abigail pensó unos segundos y respondió-. A las doce esta bien. David, conforme, la besó y se dirigió a casa.
Al llegar a casa, se encontró con el mismo desastre que había dejado antes de partir. Vio la hora, eran las once de la noche. Así
que se dirigió a su refrigerador, lo abrió, y vio que ya no tenia comida, solamente una manzana. La agarró y se la comió. Después de eso, se fue a dormir.
Abigail salió de su departamento, se dirigió a una tienda donde vendían comida las veinticuatro horas al dia. Compró la comida que necesitaba y salío. Entonces su teléfono sonó, se llevó una pequeña sorpresa al ver que no era David. Era un número desconocido. Abigail dudó un momento en si contestar o no, ¿Qué puedo perder?-.Pensó Abigail, y contestó.
¿Abigail?.- Era la voz de Daniela, Abigail sintió un escalofrío recorrer su espalda, aun así, respondió como si nada.-¿Si?.
-Soy Daniela, seguramente ya te platicó David lo que ocurrió...-Dijo Daniela, el remordimiento se notaba en su voz. Abigail caminaba mientras contestaba.
-No vuelvas a intentar algo con el, o te las verás conmigo. No quiero perder nuestra amistad por causa de mi novio, asi que mejor... olvídate de el. El me ama, a ti no, vete haciendo la idea de ello.-Decía Abigail con una voz colérica.
-¡Hey! Tranquila, ya capté el mensaje, no tienes por que ponerte así. Lo se, el es tu novio, y te ama, eso se puede notar a kilómetros. No intentaré quitártelo,el es feliz contigo y tu eres feliz con el. No quiero quitarles la felicidad. Bueno, solo llamaba por eso...Adiós.
-¡Espera!, ¿Cómo conseguiste mi número?
Daniela, aunque escuchó la pregunta de Abigail, colgó. Abigail refunfuñó y se detuvo, ya había caminado más allá de su casa, se encontraba en frente de la torre mayor. Esta estaba oscura, la calle también estaba oscura. Ella sintió como el miedo recorría su cuerpo.-Tengo que regresar a casa-.Pensaba mientras veía pasar un auto de policía, Abigail se fijó en quien iba dentro de esta, una mujer de aspecto pálido se encontraba sentada al lado del policía que manejaba la patrulla.
Abigail hizo caso omiso a lo que había visto y regresó a casa, guardó las comida que había comprado y se tiró en la cama (Eran alrededor de las dos de la mañana) y cayó dormida.
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8
Daniela despertó, su casa era bastante grande. Le había sido heredada a ella por sus difuntos padres. Recordó lo que había pasado la noche anterior, la llamada. Se sentía mal, ella amaba a David, pero Abigail le era un obstáculo.-El es feliz con ella-.Pensaba mientras se dirigía hacia su armario. De pronto, Daniela tuvo un presentimiento, algo estaba a punto de ocurrir. Y lo hizo. Daniela abrió la puerta de su armario, el cuerpo de un hombre cayó encima de Daniela, quién no tuvo ni tiempo de emitir grito alguno. Ella apartó el cuerpo. Se levantó y lo observó con nervios, no eran nervios con respecto a que había un cuerpo en su armario, lo nervios venían del pensar en cómo había llegado ahí. Alguien había entrado a su casa, pero...¿Quien?
Daniela llamó a la policía, explicó lo que había sucedido y ellos llegaron rápido. La entrevistaron y examinaron el cadaver. Era el cadaver de un vagabundo, famoso en la ciudad, las muestras habían dicho que fue asesinado el día anterior. La policía no logró encontrar pistas de la persona que había irrumpido en la casa de Daniela para dejar el cadaver ahí.
David encendió la televisión, estaban los comerciales, así que aprovechó para ver la hora, diez de la mañana. Llamó a Abigail, quien contestó rápidamente.
-Buenos días.
-Buenos días, David.
-¿Dormiste bien?
-Si, ¿Y tu llegaste bien a casa?
-Si, ya la echaba de menos.-Dijo David sonriendo, su sonrisa se desvaneció al ver a Daniela en la televisión, junto a ella estaba
un cadaver-.Oye... Mira las noticias...
Abigail hizo caso, encendió la televisión, y al ver la noticia dijo-.Dios mío, que horrible...
-Oye, ¿quieres verme de una vez? Para visitar a Daniela y saber si está bien.
-Si, te veo en mi casa.
-Ok, voy para allá.
David salió de su casa después de apagar la televisión, tomó el bus que le dejaba cerca de la casa de Abigail y en menos de media hora llegó a su casa, esto gracias a que no había mucho tráfico a esa hora del día.
Abigail le esperaba en el umbral de la puerta, al verlo llegar corrió hacia el y lo abrazó.-Tengo miedo, el asesino estuvo todo el tiempo con nosotros, lo peor del caso es que no sabemos quién-.Dijo Abigail casi rompiendo en llanto.David la abrazó y le consoló, diciéndole que todo estaba bien, que nada le pasaría a ella, ni a el. Y le prometió descubrir quien era el, o la, que estaba detrás de todo esto.
Después de eso, se dirigieron a casa de Daniela, que se encontraba cerca de una carretera que conectaba con un pequeño pueblo. Les tomó alrededor de cuarenta minutos en llegar. Reconocieron la casa de Daniela gracias a que estaba rodeada de autos de policía. Ella se encontraba hablando con un policía fuera de su casa, al verlos llegar se estremeció y una furia en contra de Abigail nació en ella.
-¡Tu fuiste, lo se!.-Gritaba Daniela hacia Abigail, haciendo que todas las personas presentes voltearan a ver la escena-.¡Tu eres la asesina, tu eres la culpable de todo esto!.-Daniela se acercaba
cada vez mas a Abigail, esta última solamente se quedó parada, observando como la enfurecida Daniela se acercaba a ella y sujetaba la mano de David con fuerza. Daniela y Abigail quedaron frente a frente. Una a otra se miraron a los ojos. Un gran silencio se apoderó entre ellas dos.
David solo observó. Pero, al ver que ninguna de las dos hacía nada, decidió intervenir.-Oye, Daniela. No hay razones para que culpes a Abigail de estas atrocidades.-Daniela volteó a ver a David, la furia se aumentó en ella, y dijo.-Dices eso por que ella es tu novia.-David, con paciencia, le explicó.-No, ayer estuve con ella, regresé a casa, ella me contó que después fue a la tienda, no creo que...
-Si no me crees, puedes ir y revisar mi refrigerador, te puedo mostrar la nota, después de que me llamaste regrese a casa, guardé las cosas y me dormí.-Interrumpió Abigail, un poco desesperada.-Solo veníamos a ver si te encontrabas bien, pero, debido a lo que acaba de pasar... Es mejor que nos vallamos-.Dijo mientras jalaba a David del brazo.
Daniela no se pudo contener más, y, con una tremenda furia, golpeó a Abigail en la nariz, esta soltó a David y calló al suelo. Entonces, Daniela empujó a David hacia el otro lado con fuerza, y lo hizo caer de cara contra el césped. En lo que David se levantaba, Daniela levantó a Abigail y la golpeó en el estomago.-Eres una hija de...-Gritaba Daniela con mucha fuerza. David, al ver esto, se levantó rápidamente y corrió hacia Daniela, quien ya estaba preparándose para lanzar otro golpe. La empujó y ella cayó al suelo soltando a Abigail, quien logró evitar caer por segunda vez. David
se acercó a Abigail.-¿Estas bien? ¿Te hizo mucho daño?
-Estoy bien, pero creo que me torció la nariz.-Un pequeño hilo rojo de sangre brotaba de su nariz.-Que lío.
Daniela permaneció en el piso, observando la escena, esto hizo que ella se calmase. Se levantó lentamente, y con la cabeza gacha, murmuró.-Lo siento.
Acto seguido, entre lágrimas, corrió hacia su casa.
Pasaron tres días en los que no se supo nada de Daniela. Ella simplemente no contestaba al teléfono, no abría la puerta, etc.
Al cuarto día ella, entre lágrimas, escribió una carta, dirigida a Abigail y a David. Esta, en el sobre decía: "No abrir hasta las 6:30pm de este día."
Abigail fue quien la recibió, y acto seguido, llamó a David para pedirle que la acompañará, también le explico sobre la carta. David acudió rápido, eran las cinco de la tarde.-¿Que crees que haya escrito en la carta?-Preguntó David con una fuerte curiosidad. Abigail, quien solo se limitó a contemplar el sobre, le contestó.-Algún mensaje importante. Lo que me genera dudas es el por que de la hora determinada.
Ambos quedaron en silencio. David lo rompió. -Tengo un mal presentimiento sobre todo esto.
-Yo también. Y eso me perturba.
Dieron las seis y media. Abigail abrió la carta, sacó la hoja del sobre y comenzó a leer.
Para Abigail y David.
Hola, tal vez se pregunten el por que de esta carta y el por que de esta hora. 6:30. Ustedes no me conocen tan bien, sin embargo yo los conozco. Se tu secreto, Abigail.
Abigail hizo una pausa.-No se de qué habla, amor. Si no te molesta, seguiré leyendo.
David no dijo nada, solo permaneció cayado. Abigail continuó leyendo.
Adiós a todos ustedes , los dejo a todos hoy. Adiós. No hay nada que puedan hacer para cambiar mi mente. Estoy decidida a hacerlo, mi vida va cada vez de mal en peor. Perdí a mis padres, perdí a mi hermano. (si, tuve un hermano), mis familiares no me quieren, me desprecian y ahora pasa esto, me enamoro de alguien que no me ama, tú. David. No tengo a nadie, y ahora me culpan de asesinato. Enciendan la televisión. Pongan el canal de las noticias.
Atte: Daniela
David encendió la televisión. Cambió el canal al de las noticias. Había una periodista, en frente de la casa de Daniela. "La joven, Daniela Coldwaltham, se encuentra en estos momentos en el techo de su casa, está parada en el borde. Amenaza con saltar. Los poli... ¡Santo Dios! ¡La joven saltó! - Gritó la periodista mientras en el fondo se veía a Daniela caer al vacío, hacia un piso de cemento. La señal se cortó en el momento en que su cuerpo chocó contra el suelo. Abigail alcanzó a notar como su cráneo se partía con el concreto.
Abigail rompió en llanto, David, sollozando, la abrazó.- Esto es mi culpa.-Dijo Abigail.-No, yo fui. Le rompí el corazón.-Dijo David.
Ambos permanecieron callados. Llegó la noche, ambos se quedaron dormidos, uno recargado en el otro. Lentamente, la temperatura del lugar bajó. El vecino de Abigail, un hombre que residía en el edificio de al lado, se asomó por la ventana, y pudo ver
a la pareja dormida en el sofá. Las luces estaban prendidas. Una sombra se materializó detrás de ellos. Se quedó ahí. Viéndolos. David y Abigail soñaron con lo mismo. Ambos se encontraban en un espacio vacío, Daniela se encontraba en frente de ellos. "Adiós"-Dijo ella. Y lentamente se desvaneció.
El hombre vio como la figura que se había materializado se desvaneció, y las luces del departamento de Abigail se apagaron, después todo el piso. Finalmente, el edificio entero se quedó sin luz.
Amaneció. David despertó, Abigail seguía dormida en su pecho. Con lentitud se separó de ella y la acostó en el sillón. Después entró al cuarto de Abigail y sacó una sábana, hacía frío. Al momento de sacar la sábana de uno de los cajones, vio una pequeña caja color rojo. En la cual decía "No abrir." David le hizo caso omiso y le colocó la sábana a Abigail. Ella no se percató de ninguno de los movimientos que hizo David. Se encontraba en un sueño profundo. Así que David, viendo a Abigail dormir, agarró una hoja de un Block de hojas que tenía Abigail en la mesa y tomó un lápiz. Anotó:
Abigail.
Si ya te despertaste y no me encuentro aquí contigo es por que tuve que ir a mi casa. Hablame en cuanto leas esto. Te amo.
Atte: David.
Dejó la hoja enfrente de Abigail, posada en la pequeña mesa que había entre el sofá y la televisión y salió.
Llegó a su casa. "Vaya desastre."pensó David al verla. "Tengo que arreglar esto." Se decía mientras se metía a bañar. Al salir, escuchó el tono que había puesto a su celular para cuando Abigail
llamaba. Agarró el celular y contestó.
-¿Bueno? David, soy Abigail.
-Lo sé. ¿A penas despertaste? Ya es tarde.
-Si. Estaba muy exhausta. Oh, leí tu mensaje. Esta bien, me asusté cuando no te vi.
-No te preocupes, necesitaba bañarme y arreglar el desastre que tengo aquí en mi casa.
-¿Puedo ir contigo? Te puedo ayudar.
David volteó a ver el desastre de casa que tenía. - Si, por favor.
-Voy para allá. - Dijo Abigail y colgó.
Llegó, y tal como David se lo dijo, tenía un desastre. Ambos se pusieron a trabajar y en una hora y media terminaron. Ahora la casa de David se veía mejor.
Transcurrieron los días. David y Abigail se veían a diario. Las clases continuaban. Pasaron dos semanas, en las cuales se cometieron siete asesinatos más, la población estaba ya aterrada, ya que, a pesar de las arduas investigaciones por parte de los detectives y policías, no se encontró pista alguna para dar con el paradero del asesino. Esto hacía que Abigail le pidiese múltiples veces a David que no la dejará sola en casa, por lo que ambos se quedaban juntos, a veces en casa de Abigail y otras en la de David. Las cosas comenzaron a cambiar la tercera semana, en Martes.
El grupo donde se encontraban nuestros protagonistas, se encontraba sin clases, ya que el maestro que les daba clases había enfermado, la escuela había enviado un suplente, pero no llegó a la escuela. Nadie sabía por que. Así que Abigail y David se encontraban platicando. Luis y Rem los miraban desde lejos.
-Se ven muy bien juntos, como pareja.-Dijo Luis sonriendo.-Desearía conocer a alguien
que me ame tal como Abigail ama a David.-Rem, volteó a ver a Luis, soltó una pequeña risa y dijo.-Ya conoceremos a alguien. Yo también deseó conocer a alguien así.-Luis, quien hasta ese momento no había socializado con Rem, la volteó a ver y dijo.-¿Conoces la leyenda del hilo rojo del destino? Viéndolos a ellos dos, parece que es real.-Rem comenzó a recordar.-Si, he escuchado sobre ella. Tienes razón. Sería genial ver el hilo rojo que nos une con esa otra persona.
-Yo creo que no, prefiero quedarme sin saber.-Dijo Luis. Rem sólo hizo un gesto de "esta bien" y se quedo callada.
Abigail, sonriendo dijo.-No lo sabía.-David le había estado platicando de algunas cosas que le habían sucedido en su niñez.-Bueno, creo que ya no recuerdo más para contarte, ahora cuéntame algo tu.-Abigail se detuvo a pensar un poco.-Am... ¡Oh! Cuando era pequeña, estaba viendo un show para niños en la televisión, creo que era Plaza sésamo... Bueno, ese no es el punto, lo que pasó es que accidentalmente, cambié el canal a uno donde todo el día transmitían películas de terror, cuando le cambié, estaba la película de Chucky, mi primer trauma... Pero no le dije a nadie... Así que...
Elena, quien los estuvo escuchando todo ese tiempo, les interrumpió.-Oigan, no quiero arruinarles su momento de ensueño pero creo que los están vigilando, dijo apuntando con la cabeza a Luis y Rem. David formó un corazón con sus manos y encerró a Luis y a Rem en el. Abigail rió. Luis vio esto y se levantó.-Oye. No es divertido.-David se rió y dijo.-Tu me hacías eso antes con cualquier mujer
con la que hablaba. Así que no te quejes.
Todos comenzaron a reír, pero su momento de felicidad término cuando el director entró al salón de clases, tenía una cara entre de seriedad, y de preocupación.
-Jóvenes, les traigo un noticia.
-¿Que pasó ahora?-Dijo Elena.
-Debido a los asesinatos que han estado ocurriendo últimamente, se va a comenzar una seria operación de investigación. Recuerden que estos comenzaron un poco después de su regreso de Canadá. Esto aumentó las sospechas hacia ustedes, la escuela será visitada frecuentemente por detectives, ellos les harán preguntas a cada uno de ustedes.
Todos comenzaron a verse entre si. El temor de que uno de ellos fuera el asesino se incrementó en cada uno de los estudiantes. Nadie habló, el director se retiró después de decir.-Su maestro no llegará, así que hoy pueden regresar a su casa después de las once.
"En veinte minutos." Pensó David.
Después de eso nadie dijo palabra alguna. Dieron las once y se fueron, Abigail y David se encaminaron hacia la casa de David. Luis y Elena los detuvieron.-¿Podemos acompañarlos?-Dijo Luis.
-No tenemos nada más que hacer.-Agregó Elena.
-Claro, dijo Abigail.-Ibamos a ir a casa de David.
Los cuatro fueron a casa de David. Donde se pusieron a ver películas y comer comida chatarra hasta que anocheció. Elena y Luis se fueron a sus casas a eso de las doce de la madrugada. Antes de irse, Elena le pidió a Abigail hablar con ella por un pequeño momento. Después de eso se fue.
David, cuando se fueron Elena y Luis, le dijo a Abigail.-¿Me estás ocultando algo?
Abigail, riendo dijo.-No, eres mi novio, no tengo nada que ocultar. Elena me habló para decirme que si ocurría algo podíamos llamarle, ya sabes, por lo que está ocurriendo en estos días.
David se conformó con oír eso y ambos se fueron a dormir. Esa misma noche, ocurrió otro asesinato, esta vez, la víctima fue una mujer, quien vivía una vida solitaria. Y de nuevo, no se logró encontrar pista alguna del asesino. John, el jefe del departamento de detectives, dijo ante todos sus colegas.-Tenemos que centrarnos en ese grupo de preparatoria. Su llegada a la ciudad y el comienzo de estos aberrantes actos no pueden ser una coincidencia. Además, los asesinatos en Canadá, cesaron cuando ese grupo salió de ahí. Es evidente. Uno, o varios de ellos son los culpables. Esa es nuestra única y valiosa pista para descubrir a la mente maestra tras estos crímenes.
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9
Pasó un día sin que algo relevante ocurriese (A parte de los asesinos, los cuales continuaban). Era ya Jueves, las clases habían terminado, David, Abigail y los demás se habían ido desde hace ya horas. Sin embargo, Rem permaneció en la escuela. La razón era que, cuando estaban en el receso, ella encontró una nota en la cual estaba escrito a máquina «Te veo a las siete de la tarde, si no estoy aquí a esa hora, regresa a casa»,Rem, al ver que eran ya las siete y media, salió de la escuela y se encaminó a su casa, su casa se encontraba al lado izquierdo de un centro comercial, en el cual se encontraba el departamento de detectives. Estaba ya oscureciendo, así que apresuró el paso, llegó a casa, pero antes de entrar, una voz la detuvo.
"Rem, en el callejón»
Había un pequeño callejón entre la casa de Rem y el centro comercial. Ahí no vivía nadie, por alguna razón que Rem no se pudo explicar, hizo caso a la voz y entró al callejón. Lo primero que vio fue que una persona se encontraba ahí. No podía ver quien era, ya que llevaba ropas negras y una capucha que evitaba que su rostro pudiera ser visto. Había un farol que emitía una tenue luz, la persona se acercó lentamente a Rem y esta pudo ver su rostro.
-¿Qué haces aquí? - Dijo Rem sorprendida. La persona sostenía un cuchillo de chef en su mano, estaba usando guantes.
No le respondió, simplemente, de un momento a otro, se abalanzó sobre ella apuñaladola exactamente donde su corazón se encontraba. Rem. No tuvo ni el tiempo de reaccionar. Murió al instante. La persona dejó el cuchillo clavado
en el cuerpo de Rem, se levantó, y se perdió en la oscuridad del callejón, el cual tenía una pequeña salida en el fondo, pero era tan estrecha que muy pocos se atrevían a atravesarla, a pesar de ser corta.
Un transeúnte paso por el callejón dos horas después de aquel escena. Vio el cadáver de Rem, y sobresaltado, corrió a avisar a la policía.
Al día siguiente, la noticia de la muerte de Rem se transmitía mediante todos los medios de comunicación.
***
Ya era viernes.Todos se enteraron de lo que le había pasado a Rem. David, estuvo toda la mañana intentando calmar a Abigail, quien no paraba de llorar.
-¡No entiendo por que ese monstruo hizo eso!¡¿Por qué ella?! -Repetía una y otra vez. David le respondía -Lo se, yo también me pregunto eso, pero tarde o temprano atraparán al responsable de todo esto. No llores, amor. -Y acto seguido la abrazaba, produciendo un efecto tranquilizador en Abigail.
Abigail sé tranquilizó, ya que tenían que asistir a la escuela. Llegaron y dentro de la escuela se podía sentir un aire sombrío, un aire dé tristeza. Nadie comentaba nada acerca de ello, más se podía interpretar el silencio del lugar. El silencio solo se rompía cuando los maestros daban clases, pero después de cada clase el silencio regresaba. Los alumnos apodaron ese viernes como "El viernes del silencio" por que en efecto lo era.
Era ya mediodía cuando el silencio del receso se vio interrumpido por la llegada del jefe del departamento de detectives, John, acompañado de varios detectives. El director lo esperaba en la entrada,
y cuando entró lo condujo a su oficina. Diez minutos después, salió y dijo ante todos los alumnos «Chicos, regresen a sus salones, un detective se encargará de cada grupo», todos obedecieron la orden y regresaron a sus aulas sin protestar.
Al salón donde se encontraban David, Abigail y los demás, entró John. Al entrar se presentó -Buenas tardes, jóvenes. Soy el detective y también jefe del departamento de detectives, John Starkey Miller. Quiero suponer que saben la razón por la que me encuentro aquí. Y es que tenemos la sospecha de que la mente maestra tras estos atroces crímenes se encuentra en esta institución, no quiero decir que a fuerzas es uno de este grupo. Pero tenemos las suficientes pistas como para asegurarnos de que se encuentra entre nosotros. -Dijo con un tono de seriedad increíble. Nadie habló, pero el miedo aumentó en cada uno de ellos, el solo penar en que un asesino se encontraba conviviendo con ellos era ya bastante perturbador.
John notó esto y dijo. -Traigo conmigo una pequeña prueba para cada uno de ustedes. Es como un examen, pero sin estudiar. Contesten lo primero que se les venga a la mente-.Sacó una pila de papeles, de los cuales extrajo trece hojas. Las repartió entre el grupo mientras decía. -Tómense el tiempo que necesiten. No hay prisa. Quisiera entrevistarlos a cada uno por separado, sin embargo el tiempo en estos momentos no es algo a mi favor, a pesar de...-.Hizo una pausa y dejó esa frase sin terminar. Terminó de entregar los exámenes y todos contestaron la prueba en alrededor de media hora, solo Elena tardó cuarenta
minutos. John recogió todo y se fue. Al salir, David y Abigail pretendían ir solos al café, pero Elena los detuvo y les pidió acompañarlos, excusándose de que tenía algo importarte que decirles, y que se le antojaba un café.
Así que los tres fueron al café. Sé sentaron donde siempre lo habían hecho y, después de una breve conversación sobre el clima, Elena habló. -Bueno, lo que les quería decir es que... Bueno, son dos cosas... La primera es que me tengo que mudar a otra ciudad, es una del sur, tiene mar y toda la cosa...la segunda es que no quiero dejarlos, además, estoy enamorada de Luis...
David se interesó en eso último que dijo Elena. -¿Sabes?
-¿Que se?
-Luis también está enamorado de ti. Me lo dijo en el receso. Pero... ¿Cuando te vas?
Elena bajó la mirada y dijo. -Mañana en la noche, mis padres ya están allá, yo me iré en un camión, el viaje durará alrededor de dos o tres horas...
Abigail, quien sólo estuvo escuchando habló. -¿Quieres que le hable David a Luis? Ya sabes, para que lo veas, y mínimo le digas.
-Ya no se que hacer.
-Le hablaré. -Dijo David marcando a Luis. Él contestó rápidamente y David puso el altavoz.
-¿Hola?¿David?
-Si, soy yo Luis.
-Orale, nunca me llamas...
-Es que necesitamos que vengas.
-¿Quienes?¿Donde?
-Yo, Abigail y Elena. En el café, al que una vez te traje.
-Oh, ya se de donde hablas. Claro,solo voy por que Elena está ahí. -Acto seguido, comenzó a reír y colgó.
Luis llegó veinte minutos después. Y se sentó al
lado de Elena.
Abigail vio a los ojos a Elena, dandole la señal de decirle.
Por lo que Elena comenzó a hablar. -Oye Luis, he querido decirte que... -Luis la interrumpió.
-Elena. Me gustas, te amo. Por favor acéptame como tu novio.
-A eso iba... Pero si... Quiero ser tu novia, pero tengo malas noticias...
Elena comenzó a llorar. Así que David le explicó a Luis que Elena se iba ir.
La mirada en Luis cambió, y abrazo a Elena. Quién calmo su llanto mientras le abrazaba. Elena se tranquilizó y los cuatro continuaron bebiendo café. Permanecieron ahí hasta que uno de los empleados se les acercó y les pidió amablemente que se retiraran, ya que cerrarían temprano. Así que los cuatro salieron y cada quien se fue a su casa. Eran las diez de la noche.
Luis, al llegar a casa, se tumbó en su cama pretendiendo dormir, sin embargo recibió una llamada, era Elena. -¿Bueno? ¿Luis?
Luis contestó rápidamente. -Si, soy yo. ¿Qué pasó?
Elena, entre sollozos le explicó a Luis que debido a varias cosas, tenía que partir en ese momento. También le dijo que se encontraba en la central de autobuses, el camión iba a llegar en aproximadamente una hora. Luis le preguntó que si quería que el fuera a acompañarla, pero ella dijo que no, que no quería hacer esa despedida más larga y dolorosa.
Luis hizo caso a Elena y se quedó en casa. Después de terminar la llamada comenzó a llorar, y lloró hasta quedarse dormido.
Dio la Medianoche, Luis despertó de una pesadilla. Intentó volver a dormir, pero no lo logró. Se sentó en el
borde de su cama, viendo hacia la oscuridad de su cuarto. Se puso a pensar. "¿Y si salgo a buscarla? ¿Todavía tendré tiempo de alcanzarla? Seguramente no."
Se levantó, se puso unos jeans, unos tennis, se puso una chamarra, agarró y guardó su cartera y salió de casa. Comenzó a correr hacia la estación de autobuses, el no tenía la menor idea de que hora era. No se detuvo hasta que se encontró frente a la puerta de la estación de autobuses. Entró de una manera muy apresurada y se dirigió a donde los autobuses que salían de la ciudad se encontraban. Había un mar de gente, y esto le dificultaba para encontrarla. No sabía cómo iba vestida, ni en cual autobús iba a subir, pero esto no lo detuvo. Siguió buscando el rostro de su amada de entre todas las personas que se encontraban ahí. Hasta que la vio. Estaba entrando a uno de los autobuses, gritó. -¡Elena! ¡Elena!
Era inútil, ella estaba ya dentro. No lo escuchó. Detrás de ella entraron otras tres personas y la puerta se cerró, el autobús arrancó y salió de la estación. Luis no pare gritar "¡Elena! ¡Aquí estoy!", el sabía que era inútil. Sus gritos se hicieron cada vez más leves hasta que terminó susurrando: "No me dejes".
"No", pensó mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas. Sacó su cartera y vio de cuanto dinero disponía. Tenía cuarenta pesos, y el viaje más barato hacia donde Elena se dirigía costaba mínimo doscientos pesos. Así que regresó a casa, y volvió a tumbarse en su cama. Pero esta vez no logró conciliar el sueño.
Dio la hora en que se tenía que ir a la escuela, pero, debido a lo que ocurrió, permaneció en casa. No salió, y se durmió.
David y Abigail durmieron cada quien en su respectiva casa esa noche, y se vieron hasta llegar a la escuela. Lo primer que notaron fue que Luis y Elena no habían asistido. El maestro les explicó que Elena había partido la noche anterior. David no lo sabía, por lo que se sorprendió. Abigail le dijo que Elena le había hablado esa noche y se lo había explicado. Lo que nadie sabía era por que Luis se había ausentado. El único que tenía el teléfono de Luis era David, por lo que el maestro le pidió que le llamara, para que le diera una explicación de su ausencia, así que David llamó. Nadie contestó, intentó de nuevo, el mismo resultado. David intentó tres veces más, pero no le contestaba. Era inútil, Luis no contestaba. David, con calma, dijo. -Iré a visitarlo en cuanto acaben las clases.
Abigail lo volteó a ver y le dijo. -No podré acompañarte, tengo algo que hacer.
-Está bien-. Dijo David.
Tuvieron las clases normales, hasta el momento de la salida. Antes de que todos pudieran salir, John llegó. Tenía los resultados de las pruebas.
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10
«Jóvenes, vengo con el tiempo encima. Así que rápidamente diré que necesito que Luis, Abigail y Elena se queden mañana en la tarde.»
Un alumno preguntó sobre los resultados de las pruebas, y el le respondió que todos estaban bien, que no había amenazas, pero necesitaba hacer unas últimas preguntas a los tres antes mencionados.
Abigail comentó que ni Luis, ni Elena se encontraban presentes. David le explicó a John que Elena se había ido a vivir a otra ciudad, y que a Luis no lo habían visto desde la noche del día anterior. «Voy a ir a su casa a ver que si no le pasó algo» dijo David dejando a John con una mueca de desagrado. Cuando acabaron las clases, David salió rumbo a la casa de Luis. Esta se encontraba a unas cuantas cuadras de la escuela, por lo que no le tomó mucho tiempo en llegar.
Love primero que notó al llegar fue que la puerta de Luis estaba abierta, así que entró diciendo en voz alta: «¿Luis? Soy David... estoy entrando...»
Nadie contestaba, cuando entró vio como todo estaba en un completo desorden, entró al cuarto donde dormía Luis, ahí está el, tirado en la cama. Dormido a más no poder, David lo sacudió fuertemente y este despertó abruptamente gritando "¡Elena!" repetidas veces, una y otra vez hasta que David lo detuvo.
-¡Oye! Tranquilo. Ella se fue.
-Lo se, ese es el problema, necesito verla, abrazarla...-Luis emitió gruñido. -Perdón.
-Me pregunto que estará haciendo... -Dijo David viendo hacia el techo.
-Si...-Respondió Luis. -Apenas llevo unas horas sin ella, y ya le extraño.
David
lo volteó a ver, tenía una idea. -Oye, que te parece que la vayamos a visitar... tengo un poco de dinero ahorrado, creo que con eso basta para ir.
Al oír esto, se notó el entusiasmo en el rostro de Luis. -Yo también tengo un poco, tal vez y con el dinero de tu novia podamos ir los tres...
-Buena idea, le llamaré. -Dijo mientras marcaba.
Ella contestó casi al instante -¿Hola? ¿Qué pasó?
David le explicó lo que Luis había propuesto, ella, al principio se quedó callada, pero después dijo -Oh. Pues, no tengo mucho dinero, pero creo que si juntamos lo de los tres logremos ir. ¿Quieren que vaya allá? Ya me desocupe.
-¡Si! -Exclamó Luis-Por favor.
-Esta bien, voy para allá. Y colgó. Llegó unos cuarenta minutos después, estaba vestida con unos jeans grises y una blusa blanca con un estampado que decía "New York". David la hizo pasar, Luis seguía en pijama , y parecía no importarle mucho. Los tres hablaron sobre lo de ir a la ciudad donde se encontraba Elena, llegaron al acuerdo de juntar el dinero, que, de pura suerte, alcanzó para un pasaje para los tres. Terminaron platicando sobre las pijamas y el sueño.
-Bueno, ¿Cuándo nos vamos? -Dijo Luis, su necesidad por ver a Elena era grande.
-Mañana es viernes. Podemos irnos mañana en la tarde, y regresar a más tardar el domingo.-Dijo David consultando un calendario pegado en una de las paredes del cuarto-Será un viaje corto, pero valdrá la pena. Además, nos va a sobrar dinero, acabo de acordarme que tengo un poco más...
-Espero poder verla-Dijo
Luis.
-Eso harás, no te preocupes.-Hubo un pequeño silencio.
-Pues, entonces nos vamos mañana. -Dijo Abigail viendo a una ventana. -Cambiando de tema, ¿No tienen hambre?
Luis y David dijeron al unísono-Si. -Y se fueron a comer. Luis se cambió de ropa antes de salir solo por que Abigail le dijo que sería muy extraño ver a alguien en pijama a esas horas.
Mientras esto ocurría con Luis, David y Abigail, Elena llegó a la otra ciudad. Una brisa cálida la recibió al momento en que bajó del camión. Su mente se encontraba en medio de un remolino de pensamientos, tenía, en general, dos problemas. El primero, Luis, la persona por la que desde hacia tiempo había sentido algo, amor. Y por otro lado se encontraba el segundo problema, ella asesinó a Freddie, y a algunas otras personas, sin embargo, ella no era la unica. Detrás de ella estaba otras dos personas, una que le decía que hacer, y otra que le ayudaba. El remordimiento de Elena era tal, que decidió hacer algo completamente distinto a lo que había mandado a hacer esa persona. No se dirigió a casa de sus padres, se dirigió a una pequeña área de la ciudad donde se encontraba viviendo la gente más rica e importante de esa ciudad. De su maleta sacó unos guantes, desenvolvió un cuchillo cuidadosamente oculto entre ropa y lo guardó en el bolsillo de su chamarra. Comenzó a buscar con la mirada a que alguna persona se atravesara en su camino, le fue algo tedioso, ya que poca gente caminaba por las calles de esa ciudad. Pasaron tan sólo treinta minutos hasta que un grupo pequeño de hombres y mujeres
aparecieron por una de las avenidas en donde Elena se encontraba caminando con ambas manos en sus bolsillos. Ella, se dirigió a ellos y chocó contra uno de ellos, un hombre de alrededor de treinta años, vestía de un traje negro. Al chocar con el hombre, este reaccionó tal y como Elena esperaba. -¿Qué crees que haces?-El hombre la miró con curiosidad-¿Quién eres?
Elena no respondió, en un movimiento rápido sacó el cuchillo y lo enterró en el no cho del hombre, el cual comenzó a mancharse de sangre. Ella lo apuñaló unas cinc veces antes de que el hombre perdiera la vida. Los demás que se encontraban ahí se quedaron atónitos al ver a su compañero sin vida. Una mujer se comenzó a poner histérica y llamó a la policía, pero Elena no hizo nada, simplemente permaneció parada, viendo el escenario. Pasaron unos cinco minutos cuando llegó la policía, ella no ofreció resistencia alguna y se la llevaron para interrogarla.
La ciudad era tan grande que la policía tardó alrededor de una hora en llevarla a la central donde la iban a interrogar, era un lugar grande, si se veía desde una vista aérea, se podía distinguir una figura ovalada, con un agujero en el centro, el cual era un área que se utilizaba para los momentos de descanso de los trabajadores. Dos hombres uniformados recibieron a Elena cuando llegó, la esposaron y le condujeron a través de los pasillos hasta un cuarto oscuro, alumbrado por un foco que emitía una leve luz, había una mesa rectangular, con una silla de madera en cada esquina, el cuarto tenía una semejanza bastante aceptable con los de
las películas que ella había visto. Los dos hombres le dijeron que tomara asiento, y que la persona encargada de interrogarla llegaría en un rato. Elena tenía curiosidad de quien le interrogaría, así que que se lo preguntó a uno de lo hombres. Este le respondió -Eso lo vera usted en unos momentos. -Y se fue.
Elena se quedó sola en ese cuarto durante unos quince minutos hasta que la puerta se abrió. Un hombre alto, vestido de traje se presentó ante Elena. -Buenas tardes, mi nombre es Adolfo. ¿Cual es su nombre? -Adolfo era un hombre viejo, tenía setenta y siete años, pero eso no lo detenía para hacer su trabajo, el era bastante conocido en esa ciudad debido a su gran capacidad para interrogar a las personas, obteniendo siempre la información necesaria.
-Elena, señor. -Dijo ella un poco intimidada por Adolfo.
-Gusto en conocerla señorita Elena, aunque hubiera preferido no haberla conocido en estas circunstancias. Dígame, ¿Por qué está aquí?.
-Asesiné a varias personas. -Dijo secamente Elena, esto sorprendió a Adolfo, ya que nunca le había tocado que alguien dijese eso con tanta frialdad.
-¿Sus crímenes son los mismos de los que se han estado registrando desde Canadá?
Elena esbozó una sonrisa, y dijo. -Por supuesto, yo fui quien hizo esto, pero.... -Bajó la mirada- Hay otras dos personas.
Adolfo se sorprendió, ya que todos creían que se trataba de una sola persona. -¿Y quienes son?
-No puedo decirlo... No quiero traicionarlos.-Su mirada se volvió seria. Fría.
-Entonces, tendremos que investigar a fondo. Mientras tanto, estarás arrestada.
Elena no respondió. Estaba atónita, en su vida se le había pasado por la cabeza la idea de que lo que había estado haciendo tenía ese riesgo, ser descubierta y ser encarcelada. <Esto es lo que me gano por ayudar en los retorcidos planes de... > se dijo en pensamientos a sí misma, Adolfo le interrumpió. -Tiene que venir conmigo, la llevaré a su celda, su sentencia puede ser de quince a veinte años en prisión, pero existe la posibilidad de libertad condicional... Eso depende del juez. Elena se levantó, Adolfo le esposó y se la llevo a la prison, esta quedaba lejos, se encontraba en las afueras de la ciudad. Estaba anocheciendo. Elena, mientras era transportada a prisión, veía a la luna llena, acompañada de varias estrellas a su alrededor, todas resplandecientes en la infinita oscuridad.
Era ya viernes. Las clases terminaron sin novedad alguna y David, Luis y Abigail salieron en dirección a la ciudad donde se encontraba Elena. En el camión habían tres asientos por fila. Por lo que ellos tres se sentaron juntos, Abigail en la ventana, Luis en el asiento que daba al pasillo, y David en medio de los dos. El viaje duro alrededor de una hora y media, al llegar, Abigail le llamó a su teléfono. Nadie contestó, así que se dirigieron a donde se suponía que ella se encontraba. En casa de sus padres.
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11
Tardaron otra media hora para llegar, y al tocar la puerta, los padres de Elena los recibieron esperanzados de que su hija estuviera con ellos, pero no lo estaba, al notar esto, los cinco se pusieron a hablar para saber en que punto la habían perdido, lo último a lo que llegaron a saber de ella fue que se encontraba llegando a la ciudad, pero nada más. Esto causó un temor en sus padres, Luis, un poco agitado, propuso llamar al celular de Elena, y así lo hizo. No contestó, volvió a llamar, de nuevo, nadie contestaba. -La tercera es la vencida-Dijo Luis marcando otra vez, alguien contestó la llamada, pero no era Elena, sino Adolfo.
-Buenas... ¿Y Elena? ¿Quién es usted?-El altavoz estaba activado, por lo que todos podían oír perfectamente la llamada. -Buenas tardes, soy Adolfo, y lamento mucho decirles esto mediante esto, pero así tuvo que ser... -Luis se asustó, pensó en lo peor, en que Elena se encontrará muerta o muy grave, pero no. -Ella se encuentra arrestada, es culpable de homicidio, ¿Quién es usted?
El padre de Elena respondió -Su padre, mi hija no debe estar arrestada, ella no ha hecho nada malo. Debe estar equivocado.
-Al contrario, en efecto, su hija esta arrestada, ella mismo confesó todo. Si podría venir, le explicaremos con calma lo que sucedió.-Y después les dio la dirección a lo que después añadió -Se que están en altavoz, no se preocupen, lo entiendo.
Los cinco acudieron de prisa a la dirección, no tardaron mucho en llegar, Adolfo los estaba esperando en la entrada del lugar, se presentó y los condujo hasta la cafetería del lugar. Era una gran
cafetería, ocupaba casi el doble de tamaño que la cafetería a la que David y Abigail asistían a menudo, Adolfo les invitó un café, todos aceptaron y comenzó la platica.
-Gracias por el café... Pero...¿Donde esta mi hija?- Preguntó el padre de Elena. Adolfo suspiró e inició su explicación. -Su hija se encontraba ayer en el área de los mas adinerados de la ciudad, logró encontrarse con alguien y lo apuñalo hasta la muerte, después permitió a los individuos que acompañaban a la víctima llamar a la policía, no opuso resistencia alguna, no escapó, no asesinó a las demás personas, simplemente se dejó arrestar. Cuando llegó acá, yo le entrevisté, ella me lo confesó todo, me contó que la serie de asesinatos cometidos en Canadá y la ciudad de donde provienen ustedes cinco...-Luis le interrumpió.-Disculpe, solo nosotros tres-Dijo señalando a David, Abigail y a si mismo-Somos de la otra ciudad, sus padres ya viven aquí. Y se supone que Elena también va o iba a vivir aquí... Perdóneme la interrupción, prosiga...-Luis dejó de hablar y Adolfo continuó explicando lo sucedido.-Bueno, pues, me contó que ella fue parte de esas atrocidades, pero que hay otras dos personas involucradas... Después intenté convencerla de que me revelara sus identidades, pero no logré convencerla, ergo, le expliqué que el,a estaba arrestada por homicidio, y que tenía derecho a una llamada, pero declinó ante esto. Al parecer intentaba evitar que ustedes se enterarán. Algo común en criminales con miedos, créame, tengo años de experiencia en esto.-Adolfo se sintió aliviado, bebió un
trago largo de café y esperó a que alguno de sus padres contestase, esta vez la madre de Elena habló. -No puedo creer que mi pequeña haya hecho esto, ah y por favor, no le diga criminal a mi hija, no me gusta ese sobrenombre...
-Pues, ya no es su pequeña, y no se preocupe, no le llamaré así. Supongo que quieren verla.
-¡Si!-Respondieron todos al unísono. Adolfo los guío hasta un cuarto donde había un gran cristal, detrás de el, se encontraban Elena, y otros presos, todos sentados en una silla, esperando pacientemente a que alguien llegue a verlos. Elena, al verlos llegar, se sobresaltó, y levantándose de su silla se susurro a si misma "¿Qué hacen aquí?". Adolfo ordenó a Elena a salir de ahí abriendo una puerta metálica. Ella obedeció y salió, abrazó a sus padres y después a Luis, finalmente, abrazó a Abigail y a David. Su felicidad por verlos se desvaneció en un efímero momento.¬-¿Por qué vinieron?, déjenme sola, este es mi castigo por mis actos, karma o como quieran llamarle, esto me ocurre por hacerle caso a... Bueno, esa persona siempre quedará en anonimato, al menos, de mi no saldrá tu nombre-Dijo mientras miraba al techo del lugar- váyanse, déjenme aquí, yo me encargué de alejar esas inocentes almas de sus cuerpos. Ahora debo pagar...
-¿Qué cosas dices?, Elena, tu no asesinaste gente, por favor deja de decir tanto desvarío...-Dijo su madre con tono de preocupación.
-No son desvaríos, es la realidad. Asesiné, cometí
homicidio, ve a la morgue,ahí encontrarás el cuerpo del ingenuo hombre que asesiné. Mi vida a perdido el sentido
-No, Elena, este es apenas es comienzo de tu vida...
Elena interrumpió a su padre exclamando-¡Entonces debo morir!
-Hija-Dijo su madre en total desespero por las palabras de su hija.-Si, asesinaste a un hombre, o varios, ¡Que va! Te arrepientes de ello y eso es lo que importa, sabemos que estás condenada a algún tiempo en prisión, pero no me deja tranquila con que desees la muerte...
-Se que todos desean hablar con ella, sin embargo el tiempo se ha agotado, lo siento, pero su hija está condenada a cinco años de cárcel-Dijo Adolfo, volteo a ver a Elena. -Es todo lo que logré para reducir tu sentencia.
Elena solo se limitó a responder-Gracias.
Adolfo le ordenó a Elena regresar detrás del vidrio y ella lo hizo, un guardia, del otro lado, la llevó a otro lugar detrás de ese lugar, segundos antes de desaparecer detrás de esa puerta, ella gritó con todas sus fuerzas-Te amo, Luis- Después desapareció de vista. La llevaron hacia una solitaria celda, donde, después de unos días dejó de ser solitaria, otra reclusa fue colocada junto a Elena, ella esperaba que le maltrataran, pero, sorpresivamente, no le hizo daño, al contrario, crearon una amistad rápidamente.
Mientras esto ocurría, Luis escribía cartas a Elena, quien las recibía tres, cuatro días en ser entregada a ella, Había veces en que tardaban dos semanas. No obstante, eso no detenía a Luis de
amar a Elena.
Las cosas continuaron así, las clases proseguían, Luis le enviaba cartas a Elena, recibía la de ella, los tres (David, Luis y Abigail) leían sobre como estaba Elena, y, después de varia cartas acumuladas, los tres llegaron a la conclusión de que Elena estaba en peligro, pero no en peligro por parte de alguien más, el peligro provenía de ella, frases como "No creo volverlos a ver" o "Esto es horrible, prefiero morir" les daba la idea de que ella planeaba un suicidio. Esto les fue preocupando cada vez más, hasta que la situación llegó a su punto culminante.
Sucedió un Martes en la noche, Luis recibió una llamada por parte de los padres de Elena, ella había intentado suicidarse, afortunadamente, había fallado. Había ocurrido en la mañana de ese mismo día, Elena había conseguido, de un lugar desconocido, un trozo de cuerda lo suficientemente largo como para hacer lo que hizo, y de alguna manera, logró ocultarla dentro de su celda, su compañera de celda logró deshacer el improvisado nudo de Elena, salvándole la vida.
Los padres de Elena le pidieron a Luis que fuera con ellos, pero el no tuvo la oportunidad para ir, debido a que el día siguiente tendrían un importante examen, era el ultimo semestre del año, después de salir, tendrían que ver que estudiar, y en donde. Por lo que era de suma importancia tener una alta calificación en el examen, David y Abigail estaban con el, y cuando se enteraron de esto, se estremecieron,
le sugirieron a Luis ir de inmediato, hubiera aceptado, empero, debido a la hora y debido al dinero del que disponían (Solo alcanzaba para un boleto a la ciudad donde se encontraba Elena), era prácticamente imposible. Esto causó un estrés en los tres, pero más en Luis. A pesar de ello, los tres tuvieron una calificación bastante aceptable. Faltaba un mes para que el curso terminara.
El día siguiente, se aplicó el dichoso examen, tardaron una hora en contestarlo y, como la clase tenía una duración de dos horas, el maestro calificó los exámenes y dio los resultados. La mayoría sacó altas calificaciones, excepto Lucas, quien sacó una calificación baja, pero aceptable. El maestro, un poco después de entregar todas las calificaciones, recibió una llamada. El grupo era tan ruidoso que tuvo que salir del salón. En los pocos minutos en que los dejó solos, David y Abigail conversaban, mientras que Luis comenzaba a meterse en un lío. Eddison, una de las personas menos tolerables que Luis había conocido, se acercó a él. Se había enterado de todo sobre lo que había ocurrido a Elena.
-Así que tu novia anda encarcelada...¿Acaso su delito fue amarte?-Se rió fuertemente, Luis se enojó. -No la insultes, Ed, esto es serio.-Dijo Luis intentando mantener la calma. Pero Eddie hizo un comentario que le hizo enfurecer. -¿Que le hiciste para que intentará suicidarse?
Eso fue el colmo para Luis, le lanzó un golpe justo en su nariz mientras decía -¡cállate!
La sangre comenzó a brotar desde la nariz de Eddie, el le tenía hemofobia (un gran pánico a
la sangre, o mejor dicho, fobia a la sangre), esto provocó que un fuerte grito fuera emitido por el. Gritó tan fuerte, que todos lo voltearon a ver, el terror que le causó ver la sangre brotar de su nariz y caer al suelo como si de agua se tratase, le hizo desmayarse, Luis lo cacho, y lo sentó en una silla, minutos después llegó la enfermera.
-¿Por que le hiciste eso?-Preguntó asombrada Abigail.
Luis no contestó, salió corriendo de la escuela, llegó a píe a su casa, cansado, pero con una idea en mente. Recogió una mochila y la llenó con dos vasos de medio litro de agua, tres sándwiches, y una chamarra "Por si hace frío", pensó Luis. Recogió las llaves de su casa, las guardó junto a su cartera con todo el dinero del que disponía, escribió algo en una hoja y salió, dirigiéndose a la base de autobuses mas cercana.
Entretanto, David y Abigail guardaban sus cosas mientras el maestro, que había llegado unos minutos después de la escena con Luis, decía:
-Tienen el día libre, lo que acaba de ocurrir con Eddie necesita un poco más de atención, mañana retomaremos el tema.
Todos salieron de la escuela, David y Abigail se quedaron parados, frente a la escuela, viéndose el uno al otro. -¿Y ahora que hacemos? -Preguntó Abigail-No tenemos idea de adonde pudo ir...-David se puso a pensar. Y después de un minuto incomodo de silencio, dijo -Pues, ¿A dónde puede ir una persona de nuestra edad, que se enteró de que su novia que está en otra ciudad intentó suicidarse?
-¿Crees que fue por Elena?
-Si, pero también puede estar en su casa. Tengo una idea, yo voy a casa de Luis y tu a la estación de autobuses. Si lo ves, me llamas, o envías mensaje. Y si yo lo veo te hablo...O te envío mensaje.
-Buena idea, entonces... Nos vemos donde sea que se encuentre Luis.
Abigail abrazó a David, se besaron y luego se separaron.
-Te amo, Abigail.
-Y yo a ti. David.
Cada quién se fue por su lado.
David llegó rápidamente a la casa de Luis, tocó la puerta, ya que el timbre no servía. Nadie contestó. Tocó de nuevo, y, como era de esperarse. Nadie abrió.
Ignacio, un hombre de la tercera edad que vivía al lado de la casa de Luis, vio todo lo que estaba ocurriendo, estaba sentado en una silla de madera en su pórtico. Se levantó y le habló a David.
-Veo que estas buscando al muchacho que vive aquí...
-Si-Dijo David tocando la puerta una vez más.
-Pues, no está aquí. Se fue hace rato, tenía prisa, ya que dejó caer sus llaves. -Dijo mostrando las llaves a David. Se las dio. -Toma,yo no las necesito,tal vez haya dejado alguna nota de adonde va.
-Gracias, señor...-Dijo David
-Mi nombre es Ignacio Islas de la Torre. ¿Con quien tengo el gusto?
-David Bradkly Gonzáles.
-Tenga un buen día-Dijo Ignacio con una sonrisa cariñosa.
David le devolvió la sonrisa y entró a la casa de Luis.
Al contrario de lo que David esperaba, la casa de Luis se encontraba bastante ordenada, no había rastro de el. En la mesita situada
al lado de la cama individual de Luis, al lado de una lámpara de noche, había un trozo de hoja, un lápiz lo sostenía para evitar que callera al piso y se perdiera debajo de la cama. David la agarró, tenía algo escrito en lápiz. La hoja decía "Lo siento, pero no voy a dejar al amor de mi vida detrás."
Después de leer esto, casi como si estuviera ya escrito, el teléfono de David vibró, el Abigail llamandole.
Ella, después de ver como David se iba directo la casa de Luis, dio media vuelta y se encaminó hacia la estación de autobuses. El camino era medio largo, tenía que pasar por diez cuadras, afortunadamente, ella conocía un atajo, un estrecho y largo camino entre dos edificios. Entro a ese camino, y comenzó a caminar, lentamente. Pero regresó rápidamente a la entrada, había un cadáver a medio camino. Debido al susto, no logró verlo bien, pero se convenció de que no era Luis, parecía ser el cadáver de una mujer, de alrededor de veinte años.
Gracias al susto, corrió aun más rápido hacia la estación de autobuses. Había poca gente en los pasillos, por lo que logró ver de inmediato a Luis, entrando a un camión, con su mochila en la mano. No dudó, llamó a David.
-¿David? Luis esta aquí, pero es tarde. Ha entrado a un camión. -David notó lo agitada que se encontraba su novia. -¿Estas bien? Te noto agitada. -Preguntó él. Ella le respondió que le iba a explicar en cuanto se vieran. El le dijo que se quedara ahí, que llegaría pronto. -No entres al atajo-Agregó ella antes de colgar.
David, tal vez por curiosidad, o simplemente por no hacer caso, se asomó en el atajo. No había nada, ni nadie. "Que raro" pensó David "¿Por qué me habría de decir que no entrara?" y siguió caminando.
Al llegar, ella estaba ahí, sentada en una de banca color blanco. Al verlo se levantó rápidamente y lo abrazó con fuerza, unas cuantas lágrimas corrieron por su mejilla. -Se ha ido, no pude hacer nada. -Ella no pudo aguantar más. - Vi a alguien muerta, en el atajo.
-Que extraño. -Dijo David confundido.-Acabo de asomarme ahí. No hay nada. Esta solo. Ningún cuerpo o persona ahí dentro. ¿Segura que viste eso?
-Si, si. Lo vi. Créeme. -Abigail se empezó a desesperar.
-Tranquila, te creo. Tal vez alguien lo vio después de ti, y llamó a la policía. -Dijo el intentando calmarla.
-Tienes razón, creo que me desespere, bueno. Luis no está...
-Si, creo que sería mejor llamarle. O algo. No tenemos el dinero para viajar, además, mañana hay clases. Aunque ese es el menor problema en estos momentos. -David no sabía que hacer.
-¿Y si mejor le llamas? -Dijo Abigail, agitando a David.-Llamalo, haber que pasa.
-Vale, vale. Le llamaré. -Marcó a Luis. -Espero que tenga encendido su teléfono.
-Yo también.
Luis contestó después de contemplar quien le estaba llamando. «Debe de estar preocupado» pensaba el. Contestó.
-¿Aló?
-Luis, soy yo. David, ¿Donde andas?
-Bien que sabes, amigo. Tengo que verla. Lo que pasó es delicado.
-Si. Lo se-Davis intentó convencerlo de que le consiguiera dos boletos a esa ciudad. Uno para el y otro para Abigail. Pero, Luis no aceptó.-Este no es asunto suyo, por favor. Sigan estudiando. Ya pronto terminará el curso, pronto, cada quien va a elegir algo que le guste para trabajar, por favor, no dejen que yo los distraiga. Y colgó.
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12
Después de colgar, Luis miró a la ventana desde el camión, estaba ya cerca de la ciudad, a lo lejos se podía contemplar el lugar donde se encontraba Elena.
Al lado de Luis, estaba sentado un joven de su misma edad, quien no le había dirigido palabra alguna, el se llamaba Julio, había tenido un día cansado, pero ambos se ignoraron, cada quien tenía sus problemas propios. Luis comenzó a pensar en la situación en la que se encontraba, «¿Qué puedo hacer?», pensaba con un poco de temor, «¿Cómo le digo a David?». En ese momento, vio una gran nube gris situada sobre la ciudad, divago en sus pensamientos. Los cuales fueron interrumpidos por el tono de su celular. Era Abigail. Luis, temeroso, contestó. -¿Luis? ¿Qué haces ahí? ¡No debes de dejar la ciudad, tenemos un trato!-La voz de Abigail sonaba diferente a la habitual, como molesta. Con ira.
-Tranquila, tengo que ver a Elena.
-¡Esto no es lo planeado! Se supone que en dos semanas tú...-Refunfuño-¿Sabes que? Olvídalo, yo misma lo haré. Haz lo que plazca, Luis. Ya no te necesito.
-Estas loco. -Dijo Luis preocupado por David. -David tiene que saber sobre esto. Es tu novio...
-Para cuando lo sepa...
Luis colgó, estaba frustrado.
«Dos semanas» pensó «Dos semanas para ayudar a David». Llegó a la ciudad. Fue a visitar a Elena, platicó con ella por un breve rato, entonces le explicó con detalle lo que había sucedido respecto a la llamada de Abigail.
-Esto se está saliendo de control, Luis. Tenemos que detener a Abigail. Esto tiene que parar.
-Si,
alguno de los dos debe confesar.
-Lo haré yo, solo... -Suspiró-Necesito tiempo.
-Elena, no hay tiempo, es ahora o nunca. Estamos hablando de la vida de... -Elena le interrumpió -Si, lo se. Pero, Luis... olvídalo, lo haré mañana.
-Sabes que no lo harás, ahora mismo lo hago yo. Te veo luego, ya falta poco para que salgas de aquí.
-Hasta mañana, Luis.
-Te amo...
-Sabes que yo a ti. -Le dijo Elena a Luis y este salió, caminó por los pasillos y llegó a donde el jefe de policía se encontraba.
Mientras esto ocurría, David y Abigail se encontraban en casa casa de Abigail, veían un programa en la televisión cuando de pronto, Abigail volteó a ver a su novio y dijo. -¿Puedo mudarme contigo?-David, asombrado y emocionado por la pregunta, le dijo -Oh, ¡Claro! ¿Cómo le vas a hacer?.
-Tengo algo de dinero ahorrado para cuando decida mudarme. -Dijo Abigail sonriente. David le respondió que estaba bien, y comenzaron a hablar sobre sus casas ideales. La plática se vio interrumpida por el celular de David, era Luis. Le dijo a su novia que esperara y contestó, Abigail solo escuchaba a David. -¿Bueno? ¿Si? ¿Qué?... Luis, que cosas dices, ¿Te encuentras bien?....¿Huh?....Si, está aquí... Tranquilo, no lo haré. Si, adiós.... -Y colgó. Volteó a ver Abigail quien dijo -¿Esta todo bien?
-Si, no te preocupes,? ¿Quieres ver una película?-. Y se fueron a un cine. En el camino, Abigail se sentía preocupada por Luis, al igual que David -¿Seguro que no quieres ir a verlo? -Le dijo ella. -Seguro,
el estará bien-.Entraron al cine.
Entretanto, Luis guardaba su celular, se encontraba en las afueras del departamento de policía, había dicho todo, los policías estaban ya siendo enviados a la ciudad donde se encontraban David y Abigail. Esa noche atraparian a todo esto. Luis veía de policía pasar a su lado, saliendo rumbo a la otra ciudad, una fuerte ventisca comenzaba a azotar la ciudad, al cabo de unos cuantos minutos, se incrementó. Los copos de nieve caían sobre las manos de Luis. Su sonrisa se desvaneció al ver que los autos regresaban. Confundido, se acercó a un policía que se encontraba parado observando la escena. Le preguntó la razón del regreso de los autos. El explicó amablemente que la nieve y el aire había obstruido toda salida de la ciudad, el acceso a la otra ciudad era imposible.
-Rayos, bueno, gracias. -Dijo Luis consternado y se fue. El estaba viviendo con los padres de Elena. Así que llegó y sus suegros le preguntaron por su hija, el les respondió que se encontraba bien. Ocultó la verdad de lo que estaba ocurriendo, después de comer con ellos, salió, ya no había aire, más, había un tremendo frío, por lo que tuvo que regresar por un suéter más grueso (que era del padre de Elena) «¿A dónde voy?» pensaba mientras caminaba por las solitarias calles de la ciudad. Como la ciudad está extensa, su mayor temor era perderse, pero afortunadamente, en el suéter traía un mapa de la ciudad, casa marcada.
Caminó sin preocupación hasta llegar a un puerto, un lugar que no conocía. Era un puerto grand, había numerosos barcos, algunos se encontraban
zarpado, otros estaban abandonados y corroídos por el óxido. Entonces, Luis vio a un hombre a lo lejos, parecía sujetar un arma. Se encontraba dando la espalda a Luis. Este último se acercó al hombre y vio que se estaba apuntando a si mismo, iba a suicidarse. Luis se preparó para ver una sangrienta escena de suicidio frente a sus ojos, pero no sucedió. El hombre suspiró y lanzó el arma al mar. El hombre se sentó en un borde donde una inminente caída era muy posible. Luis se acercó al hombre. -¿Qué haces?. -Le dijo esperando un silencio como respuesta, pero el hombre respondió. -Espero.
-¿A que? -Dijo Luis confundido.
-No lo se, he estado esperando tanto tiempo. Creo que espero a la muerte.. Si, eso es, espero a la muerte. A convertirme en polvo. Soy tan cobarde... Día tras día me siento aquí a esperar... Hoy traje un arma, para terminar con todo esto pero me acobarde y la he tirado al mar. Creo que si viste eso y...
El hombre paró de hablar, su mirada se perdió en el vacío, como si estuviera contemplando el lento oleaje del mar. Después regresó en sí. -Lo siento, por un momento me perdí...
-Si, no te preocupes. -Dijo Luis mientras se sentaba a su lado, tomando el mismo riesgo de caer que el hombre -. A veces me ocurre.
-¿Tu que haces aquí? Déjame solo.
Desde ahí, Luis pudo ver al hombre a detalle, parecía tener veinte años, tenía los ojos verdes, pelo café... el hombre le interrumpió al ver que no se iba. -Soy Daniel, ¿Con quien tengo el gusto?
-Soy Luis, gusto en conocerte. Pero no en esta ocasión,
tienes toda una vida por delante.
-¿Para que quiero vivir? Mi vida no tiene sentido, no tengo familia, novia, nadie, ni perro que me ladre. Soy como un fantasma, uno más en este asqueroso mundo. No tengo amigos...
-Pues, ahora tienes uno. Claro, solo si tu quieres...
-Si, gracias. -Dijo como lágrimas en sus ojos.
-¿Quieres algo de beber? Yo invito. Solo que no se donde hay tiendas por aquí...
-Oh,hay una cerca, acompañame.
Se levantaron. Daniel vaciló, por un momento creyó que iba a caer, pero Luis le ayudó a recuperar el equilibrio y fueron a una tienda que se encontraba a unas cuantas cuadras, mientras caminaban, Luis notó que la ciudad estaba solitaria
-¿Aquí no vive mucha gente?
Daniel río. -¡Por el contrario! Sobra gente aquí, pero no muchos se atreven a salir constantemente, tienen miedo.
-¿Miedo? ¿De qué? -Dijo Luis curioso.
-Hace mucho tiempo, ocurrió algo horrible, o eso dice la leyenda, ¿No has oído habla de ella? La chica de...-Luis le interrumpió, alguien le estaba llamando.
Era Abigail, otra vez. Así que ignoró la llamada.-Nah, olvídalo.
-¿No vas a contestar?
-No, es alguien con quien no quiero hablar.
Llegaron a la tienda, Luis le compró una soda a Daniel y se compró unas frituras. Al salir, Daniel vio la hora en un reloj de mano que traía consigo.
Lo siento mucho, tengo que irme. Gracias, muchas gracias. Toma mi número, Luis, por si necesitas ayuda con algo. -Dijo mientras escribía su número en un trozo de hoja que traía de pura casualidad. Luis lo recibió y lo guardó, Daniel se fue y cuando Luis lo perdió de vista, sacó su mapa y buscó un camino para regresar a casa. Su sorpresa fue grande cuando llegó y vio a Elena, sentada en una silla, esperándolo con paciencia, ella giró su cabeza al oír que la puerta se abría, y el, al verla le pregunto.-¡¿Qué haces aquí?!. -Ella con toda calma le explicó que, debido a que ahora se sabía quien era el culpable de todo, se decidió que ella era inocente, y que se enviarían policías a arrestar a... -Luis le interrumpió con la noticia de la que se había enterado-. Elena, eso no se va a poder, toda ruta de acceso a la ciudad están obstruidas... Es imposible...
La sonrisa de Elena desapareció.-Rayos, esto no esta nada bien, ese asesinato "final y definitivo" es aún más posible que ocurra. Tenemos que buscar una manera de salir de aquí.-Suspiró-.Hay que detener esta locura.
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13
En la fría noche del jueves, otro crimen fue cometido. Esta vez, la víctima fue encontrada debajo de las gruesas capas de nieve que obstruían una de las salidas de la ciudad, fue encontrada por un viejo que estaba intentado comunicarme con la otra ciudad, y aunque fracasó, al menos encontró el cuerpo. La mañana siguiente, David vio la noticia en su televisión, el reportero estaba bastante asustado por lo ocurrido y estaba exagerando la situación. David llamó a Abigail después de enterarse de la noticia.
-Hola amor, oye, ¿Ya viste las noticias? Otra vez se encontró un cuerpo, lo que significa que estamos encerrados en la ciudad con ese o esa lunática...
-Hola, lo se, amor, eso me asusta mucho, solo imagínate que esté viviendo entre nosotros, como una persona normal... -Abigail comenzó a sollozar de nervios.
-Tranquila.-Dijo David intentando evitar que su novia rompiese en llanto.- Todo estará bien, no te pasará nada, no mientras me encuentre aquí. Si quiere puedo salir a visitarte.
-Si, gracias, eso me hará sentir segura, te amo.
-Y yo a ti. -David colgó, buscó en su closet un suéter y, cuando lo encontró, se lo puso, era un suéter negro, con un logo de la marca grande en el centro, entintado de color rojo. Al meter su mano en el bolso de la prenda, encontró un par de monedas, las contó y una idea le llegó a la mente, pensó en pasar a una tienda y comprarle algo a Abigail, tal vez flores, o algún collar. «Mejor
compraré de una vez el anillo» pensó mientras abría la puerta de su departamento, salió al pasillo, no se oía actividad en el piso. Bajo las escaleras (Ya que el ascensor tenía años sin funcionar) y se encontró con la desagradable sorpresa de que la entrada estaba tapada por una enorme capa de gruesa nieve. «Rayos» pensó con rabia, «Tendré que salir por la salida trasera...», el odiaba salir por ahí, ya que esta conducía a un angosto y oscuro callejón solitario. La puerta tenía una pequeña ventana, se asomó y vio lo inevitable, más nieve. David no podía salir de ahí. Revisó las bolsas de su pantalón solo para ver que había olvidado las llaves del departamento, y su celular.
«No hay problema» pensó intentando no entrar en desesperación, «En la recepción tienen una copia de cada llave de cada departamento, y, además, el señor me conoce, no tengo que entrar en pánico» se acercó a la recepción. No había nadie, golpeó el escritorio para que, si había alguien, lo escuchara. Pero fue inútil, no había nadie. David sabía muy bien en donde guardaba el guardia las llaves, así que se asomó debajo del escritorio, las llaves se encontraban ahí. «Bien, tomaré prestadas estas llaves, abriré mi departamento, agárrare mis llaves y regresaré estas, el plan perfecto» se dijo a si mismo y puso manos a la obra, agarró las llaves de su departamento, acomodó todo para que pareciera que nadie hubiera movido algo y subió de nuevo las escaleras hasta el piso de su departamento,
el piso nueve, abrió la puerta, agarró su celular y llaves. Bajó las escaleras y, al acercarse a la recepción, vio a el guardia, sentado con toda la tranquilidad del mundo. El plan de David se vio obligado a cambiar. «Bien, excelente. ¿Ahora que hago?", pensó mientras intentaba no perder la calma.
Se acercó lentamente al hombre, este lo vio y se acercó a hablarle. -Buenas, ¿Qué hace aquí? No salir.
David se hizo el que no sabia y le contestó intentando no lucir tan falso. -¿No hay salida? Eso es un problema. Tengo que ver a Abigail.
-¿Quién es Abigail?
-MI novia...
-Oh, disculpe no lo sabía. Aun así no hay salida de aquí, estamos solos, los demás se fueron por pura casualidad ayer, además, no vive mucha gente aquí.
El hombre comenzó a hablarle cosas a David, el lo escuchaba mientras idea a un plan para hacer parecer que las llaves se le habían caído al señor. Como el hombre era de edad avanzada, su vejiga no aguantó mas y se retiró por un momento al baño, David aprovechó ese momento y colocó las llaves de manera que parecían haber caído de su lugar, el hombre salió rápido y David le continuó la platica hasta que recibió una llamada de Abigaíl, David le explicó a su novia que estaba atrapado dentro de su edificio, ella le contó que se encontraba en la misma situación.
Pasaron alrededor de dos horas hasta que el sol derritió un buen trozo de nieve, permitiendo la salida David, y dejando ver parte del desastre de los fuertes vientos del día anterior, autos volcados,
árboles derribados, techos de casas desprendidos, todos amontonados en las salidas de la ciudad, la cual estaba situada en lo que en algún momento fue mar, y ahora era un valle, por lo que todas las salidas eran a través de túneles por debajo de la tierra o bien, atravesando una de las montañas. Al salir del edificio, David se encontró con una chica, el no la reconoció al principio, pero ella a el si, se trataba de Isabelle, ella fue amiga de David en lasecundaria y una parte de la primaria, inclusive, tenían recuerdos en común del kínder. Ella era una chica simpática, extrovertida, David siempre fue más alto que ella, despúes de no verla por un largo tiempo, él notó cambios en ella, llevaba el pelo pintado de azul, y llevaba anillos de esqueletos y cosas así en sus manos, era bastante bonita, tenía unos ojos color café oscuro, casi negros. -¿David? ¡Hola! Soy Isabelle...
David la recordó.-¡Oh! Hola, Isabelle. Tanto tiempo sin hablar...
-Si, lo se. ¿A dónde ibas? Yo solo caminaba por estos rumbos, no sabia que vivias aquí, es bastante bonito.
Isabelle de pronto recordó a Luis, con quien había convivido en los años de secundaria. -¿Y que fue de Luis?
-Pues... Iba a visitar a Abigail, es mi novia. Con respecto a Luis, el va en la misma escuela a la que asisto, en el mismo grupo que yo, pero ahora se encuentra en la otra ciudad, una que se encuentra a una hora de aquí.
-¡Que bueno que tengas novia! Hasta que se te hizo... -Entre carcajadas dijo-. ¿Puedo acompañarte para conocerla?- Su sonrisa se desvaneció de un momento a otro-.De verdad quería ver a Luis.
-¿Te sigue gustando? Porque... También tiene novia.
-Oh, que mal. Si, me sigues gustando. Pero bueno, ¿Donde vive ella? Seguimos aquí parados como dos personas perdidas.
-Oh, claro, es por aquí. Sígueme.
David e Isabelle caminaron hasta la casa de Abigail, en el camino iban platicando sobre lo que habían vivido los últimos tres años. Isabelle le platicó a David que, al pasar el examen, se había inscrito a una escuela en el otro lado de la ciudad, y que le había ido, académicamente bien, pero sentimentalmente horrible, ya que había conocido a un chico del cual se había enamorado perdidamente, sostuvo una amistad con el por un tiempo largo y que después de un año, el se le declaró, ella, por supuesto aceptó, y fueron novios por varios meses, hasta que ella descubrió que el la engañaba con nada mas ni nada menos que su "mejor amiga".
David, en cambio, le contó sobre cómo había quedado en la escuela donde se encontraba estudiando. Le contó cómo conoció a Abigail, que la había conocido en el bus, que ella se había acercado a el por simple curiosidad (o tal vez amor), le contó el como había sido el día siguiente y cómo se había ido enamorando de ella conforme los meses pasaban. También le platicó como le había pedido a ella que sea su novia, su reacción (la cual quedó grabada en su mente y nunca olvidó) y varias cosas más que vivieron, evitó a toda costa decir que el asesino era Elena y otras dos personas. Con
esa plática, llegaron al edificio donde vivía Abigail, antes de tocar su puerta, le dijo a Isabelle que ella se iba a mudar con el y por eso era posible de que se fuesen a topar con cajas por todos lados. Dicho y hecho, cuando Abigail los recibió, se podían ver cajas detrás de ella. -¿Quien es ella?-.Dijo Abigail con curiosidad y algo de celos.
-Es Isabelle, una vieja amiga de la primaria y secundaria.
-No olvides el Kínder-.Dijo Isabelle a David, después se volvió a Abigail y dijo-.Mucho gusto, Abigail. Soy Isabelle Wright, conozco a tu novio desde hace tiempo, el azar nos hizo encontrarnos, no sabía que vivía por aquí.
-No te preocupes, Isabelle, yo soy Abigail Butterhill. Pasa.-Isabelle entró, Abigail y David se abrazaron, se dieron un pequeño beso y entraron también. La sala se veía vacía, solo estaba el sofá, la televisión y la alfombra, como el sofá era para dos personas, David se sentó en una silla que sacó del comedor y se pusieron a platicar, Abigail les ofreció té, y mientras se hacía, se pusieron a ver un programa de televisión de caricaturas de cuando ellos tres vivían su infancia.
La agradable y nostálgica plática que estaban teniendo se vio interrumpida por una llamada. Era Luis y estaba llamando a David. Él contestó rápido después de decirles quien era.
-¿Bueno?¿Que pasó, Luis?
-¿Donde estás, David?
-¿Con quién crees? Pues con Abigail, ah y adivina a quien encontré, una pista. Secundaria.
-Umm...¿Miguel?
-¿Que? ¡No! .-Se rió-. Con Isabelle.
-Ah, ella... Qué genial. ¿Está ahí contigo?
-Si, con nosotros. Ha cambiado mucho. Lástima que no estén aquí.
-¡Oh! Te llamaba para decirte que ya sacaron a Elena.
-¡Que bueno! Le mando saludos. Oh y...
La llamada se cortó súbitamente. David, consternado, regresó con ellas y continuó bebiendo su té. Continuaron platicando hasta que llegó la noche, el tiempo pasó volando tan rápido que cuando notaron que era noche, eran las diez de la noche, Isabelle, un poco apenada dijo,-Oigan, mi casa queda a una hora de aquí, y con eso del loco maniático de los asesinatos... ¿Puedo quedarme a dormir?
-Si, creo que yo también me quedaré a dormir. ¿Puedo, amor?- Le dijo a Abigail, quien contestó- Si. Hay lugar para ambos, creo que tengo una sleeping bag por ahí guardada, déjenme checo. -Dijo mientras le levantaba a buscar entre las cajas, después de unos minutos, sacó una sleeping bag color negro, Isabelle se acomodó en ella y David y Abigail se durmieron en la cama que ella tenia.
Esa noche, otra fuerte ventisca ocurrió, haciendo caer más árboles, uno de ellos, en plenas tres de la madrugada, cayó enfrente del edificio de Abigail, despertándolos a todos de un zarpazo. Los tres sé asomaron por una ventana, solo para ver que, debajo del árbol, se encontraba el cadaver de un desafortunado hombre qué seguramente sólo pasaba por ahí. Con esa imagen en su mente, ninguno de los tres logró conciliar el sueño, pero nadie dijo nada, pasaron tres horas hasta que lograron conciliar el sueño de nuevo.
Al día siguiente, Isabelle despertó primero, se levantó de su
sleeping bag, escribió una pequeña nota explicando que tenía que irse. Abrió la puerta, y David se despertó al escuchar la puerta abrirse, se levantó y alcanzó a Isabelle antes de que se fuera. -¿A dónde vas?
-Tengo que ir a casa, hay cosas que hacer. Dile a Abigail que gracias de mi parte.
-Si... ¿No quieres comer algo antes de irte?
-Esta bien.
David fue a la cocina, abrió el refrigerador y sacó una manzana y un jugo de tetrapack. -Toma-. Dijo dándole la comida.-Es todo lo que hay por el momento, necesitamos comprar más comida.
Isabelle recibió la comida, le dio una mordida a la manzana, dio las gracias y salió. David se asomó por la ventana y vio a Isabelle irse, después agarró la nota que había dejado ella, la nota decía: gracias por la noche, par de tórtolas, pero tengo que irme, les dejo mi número. A continuación, estaba escrito el número de Isabelle.
Abigail despertó, al no ver a Isabelle, le preguntó a David sobre ella. El le explicó lo sucedido, y después, salieron a comprar algo de comer. Se fueron al café ahí desayunaron y platicaron, Abigail había tenido un sueño extraño, en donde veía a Luis entrando a lo más profundo del mar junto a un chico que ella no logró reconocer. David, en cambio, soño que se encontraba en su casa, Isabelle y sus antiguos compañeros de la primaria y secundaria lo acompañaban, él recordó que en un dado momento, vio como entraba Abigail, y como era caminaba hacia el mientras la gente le dejaba
pasar, su sueño terminó cuando ambos quedaron frente a frente.
-Los sueños son raros. -Dijo David viendo los ojos de su novia.
-Si que lo son... Hace un tiempo, leí que representan tus más profundos deseos.
-Pues, si es cierto eso, lo representan con mucha complejidad.
-Tienes razón.-Abigail se quedó callada, después recordó algo y dijo -. ¿Qué día es hoy?
-Domingo. ¿Por qué?
-Mañana hay clases, creo que dan calificaciones. ¿No estas preocupado?
David iba a contestar cuando un un empleado de la tienda se acercó a ellos para decirles que tenían que irse, ya que había riesgo de una muy fuerte lluvia. "El clima en este mundo es cada vez más raro" dijo el empleado antes de irse.
Dicho y hecho, cuando la pareja llegó a la casa de David (que se encontraba más cerca), una fuerte lluvia se desató, causando inundaciones por doquier, y con eso, salir de la ciudad se convirtió más en un reto. Los siguientes tres días no hubo clases, muchas personas se vieron incapaces de ir a su trabajo, todo debido a los desastres que quedaron detrás del pequeño diluvio y la fuerte ventisca de nieve de los días anterior, Abigail y David no lograron salir del edificio de David, ya que toda la planta baja estaba inundada, así que se quedaron en el departamento de David, viendo la televisión, hablando de diferentes cosas, jugando algunos juegos de mesa que David guardaba desde hace años y cosas así. La tercer noche que estuvieron ahí, escucharon en las noticias que muchas casas se encontraban a unos metros bajo el agua y que la ciudad ahora se encontraba prácticamente aislada de los demás. Esto causó disgusto en todos, ya que habían personas entre la población que tenían que ver a familiares y amigos fuera de la ciudad, la comida comenzaría a escasear, y eso era un verdadero problema, ya que la población era algo grande. Pero lo peor comenzó cuando un gran número de personas comenzó a exagerar la situación y a causar pánico en los demás.
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14
Cuando las calles quedaron secas de nuevo, David y Abigail salieron del edificio, y primero, se fueron a comer algo, después se dirigieron a la casa de Luis, ya que el, después de enterarse del asunto de las inundaciones, les pidió que revsaran que el aagua no hubiera entrado, ya que guardaba papeles importantes en el piso.
Sólo bastó con asomarse por una ventana para ver que todo estaba mojado, y como no tenían manera de entrar, David llamó a Luis y le contó que todo se había perdido, "¿Qué tenías ahí?" le preguntó curioso. Luis, consternado por la situación le pidió algo a David. Entrar a su casa y buscar algún papel que no éste mojado. También le dijo que había una llave de repuesto escondida en la entrada, debajo de una maceta con girasoles plantados en ella. -Entra tu sólo, David. No lleves a Abigail. Esto es algo entre tu y yo. ¿Vale?-.David, algo confundido por lo que le pedía su amigo, se alejó de Abigail, asi ella no podría escuchar lo que el decía y aceptó diciendo.-Vale, tendré que ir hoy en la noche-.Luís dijo.- Esta bien, lo que encontrarás será duro, pero solo...-Suspiró. -No pierdas la cabeza. -David río y dijo. -Tranquilo, no lo haré, bueno me tengo que ir. - Y colgó, Abigail, al ver la cara de confusión en David, le preguntó. -¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?
-Oh, nada. Que se sentía mal por sus papeles, le eran importantes.
-¿Por qué?
-Por que...-David se inventó algo al instante. -Eran de una novela que el estaba escribiendo.
-No sabía que era escritor, o que le gustaba escribir. Nunca lo he visto leer un libro por gusto...
-Yo si, de hecho le gusta mucho escribir, pero piensa que si le dice a medio mundo, lo van a ver con prejuicios y esas cosas. Ya sabes, es Luis.
Abigail río.-Tienes razón. Bueno, vamos a otro lado, aquí ya no hay nada que ver.
-Ayer vi que abrieron una nueva plaza comercial a unos veinte minutos de aquí. Dicen que tiene parque y cosas así, ya sabes, el gobierno tan "ecológico".-Dijo mientras hacia las comillas con las manos.
-Bueno, pues vamos.-Dijo Abigail con cierto entusiasmo.
Cuándo llevaron, vieron que la plaza era enorme, ocupaba casi cinco cuadras, tenía un gran parque, establecimientos comerciales y un cine. Estuvieron en el parque durante rato, después recorrieron los establecimientos comerciales. Regresaron a casa a eso de las diez de la noche, Abigail, cuando David la llevó a su casa le pidió que esa noche la dejara sola, ya que pronto se mudaría con e y necesitaba revisar algunas cosas privadas. David, recordando lo que le había perdido Luis, aceptó, se despidió de ella con un abrazo y un beso, Abigail le susurró al oído: Te amaré hasta la muerte, te lo juro. David le respondió que el también lo juraba y se fue a la casa de Luis.
Cuando llegó, buscó las llaves donde le había dicho Luis, estaban justo donde había contado, abrió la puerta, había hojas mojadas, irrecuperables, se asomó a una esquina, al lado de la cama, había una larga pila de hojas en blanco, mojadas, pero en el centro había una que parecía tener algo escrito, David la sacó y vió que era una carta para el. Esta decía así:
David.
Si éstas leyendo
esta carta es por que decidí decirte la verdad, e iré al grano. Alejate de Abigail. Ella no es como crees que es, David, ella es la culpable de todo este lío, ella es un monstruo. Es la asesina, me controló a mí y a Elena. Planea usarte a ti, no, más bien, lo esta haciendo. Te está usando. Por favor, sal de la ciudad, ven conmigo y con Elena. Fui con Elena, para, además de verla, confesar, la policía debe de estar ya a por ella. Por favor, éstas en un gran peligro.
David quedó atónito. No podía creerlo, Abigail parecía ser tan inocente... Las lágrimas comenzaron a correr por las la mejillas de David. Una puerta se escuchó abrirse, alguien había entrado; por un momento, David pensó que era Abigail pretendiendo terminar con el, pero, afortunadamente, no era ella. Era Isabelle, ella lo vió en ese estado y preguntó. -¿Esta es tu casa?¿Por que lloras?
David no contestó, en cambió, se levantó y se tumbó en la cama, seguía en shock, estando ya ahí, logró pronunciar una palabra: "Abigail". Isabelle lo escuchó. -¿Abigail? Ah, tu novia...¿Oye, te sientes bien?
David se sentó en la cama, la vio a los ojos, comenzó a reír nerviosamente mientras pronunciaba. -No, no lo estoy, ¿Qué haces aquí?
El teléfono de David sonó, era un mensaje de Abigail. Él lo ignoró.
-Solo paseaba, te vi entrar a esta casa despúes de levantar una meceta y sacar una llave oculta... No entré hasta que escuché tus sollozos. ¿Puedo leer esa carta?. -Dijo mientras la recogia del suelo.
-¡No! -Gritó David arrebatándole la hoja. -Nadie puede leer esto. -Dijo
una y otra vez mientras la rompía. Dejó de gritar cuando ya no había hoja que romper, se levantó y salió de ahí, dejando a Isabelle sola. Ella comenzó a curiosear por ahí y encontró, guardadas en un cajón, varias copias del texto que David acababa de leer, leyó una de estas, cuando la terminó, ella también quedó atónita, salió de ahí y fue a buscar a David. Lo vio a lo lejos, corriendo sin rumbo alguno. Ella corrió tras el, pero el no se detuvo porque andaba tan metido en sus pensamientos que a penas y se fijaba hacia donde corria.
Mientras esto ocurria, Abigail ya había llamado a la mudanza, le habían aceptado el tabajo para el día siguiente en la mañana, también le había enviado a David un mensaje avisándole que al día siguiente iban a vivir juntos para toda la vida, pero al ver que su novio no le respondió se desilucionó, intento ser positiva pensando que se había dormido y se tranquilizo. Sacó la caja roja que decía "No abrir", esa que en algún momento David vio, pero ignoró, de ella sacó un cuchillo, era bastante filoso, con mango de piel. "Mañana", se decía a si misma con una sádica sonrisa. David estaba ya en serios problemas, al día siguiente, ella se mudaría con el, condenándolo a una muerte segura. No pasó mucho tiempo y Abigail llamó a David, la idea de que le estaba ignorando la atormentaba, David no contestó, había apagado su celular mientras corria, de hecho, hacer esto le hizo tropezar con trozo de madera tirado en la acera.
Luis y Elena habían encontrado una manera de salir de la ciudad y llegar a la otra, solamente tomáron un barco
prestado y llegaron al puerto de la otra ciudad, les fue algo difícil, ya que, además de que ninguno de los dos sabía conducir un barco, una espesa niebla cubría el mar. Ambos se encontraban algo perdidos, ya que no conocían esa parte de la ciudad, por lo que tuvieron que pedir un taxi para ir a la zona donde ya conocían. En ese preciso momento, cuando ambos bajaron del taxi y comenzaron a caminar rumbo a la casa de Luis, Isabelle, Luis, Elena y David chocaron. Todos iban tan distraídos que no se habían visto. Luis fue el primero en hablar. -¿David? ¿Isabelle? ¿Qué hacen corriendo a esta hora? Oh, ya leíste todo, David.
-¿Cómo lo sabes? . -Dijo David.
-Puedo verlo en tus ojos, lloraste. Lo se, es duro. Pero hay que detenerla.
-Pero es tarde. Mejor mañana, estoy exhausta. -Dijo Elena con voz de niña quejándose.
-Vale, es mejor que nos vayamos a dormir, necesitamos descansar...En especial tu, David. Cierra con llave tu departamento.
-No, mañana ella se mudará conmigo. Y yo la amo. ¡No te creo! ¡No les creo! ¡Mentirosos! ¡Solo quieren alejarme de ella!
-Te equivocas. -Dijo Elena algo molesta de que le tacharan de mentirosa.
-No te pongas así, David...-Dijo Isabelle intentando calmarlo. -No se bien que es lo que ocurre aquí, apenas y conozco a Abigail.
-¡Entonces vete! -Gritó David furioso.
Isabelle comenzó a llorar y se fue rumbo a la otra ciudad diciendo. - Noquiero verlos de nuevo a ustedes. Nunca más.
-¿Ves lo que haz hecho? Una buena amistad se derrumbó en cuestión de segundos. David, si yo no fuera parte de esto no me hubiera ido. ¿Sabes por que? Por que quiero ayudarte. Acabas de destrozarla. -Dijo Luis con tranquilidad.
David no contestó. Dio media vuelta y regresó a casa. Elena y Luis fueron a casa de Luis y durmieron luego de un largo día.
Isabelle, quien siempre supo una ruta fácil para salir de la ciudad, regresó a la otra ciudad, y caminó hasta su casa, mientras caminaba, a eso de las tres de la madrugada, pasó por el muelle, y ahí vio a una persona sentada, en un borde donde el riesgo de caer era alto. Ella no dudó y se acercó, era un hombre. Era Daniel. -¿Qué haces aquí? Puedes caer y ahogarte.
-Se nadar...¿Tu que haces aquí? Es demasiado temprano para andar por estos rumbos.
-Mira quien lo dice... Bueno, mi nombre es Isabelle.
-Yo soy Daniel, ahora, por favor, déjame solo.
-No. -Dijo Isabelle sentándose a su lado.
-Bueno, siéntate.
-¿Qué haces aquí?
-No lo se. Antes tenía razones, mi vida era un completo asco, pero, a partir de que me encontré con un agradable tipo llamado Luis, todo ha mejorado, descubrí que tengo familia, he dejado de ser antisocial y tengo una hermosa novia, pero como estuve aquí durante un largo periodo de tiempo, la costumbre se me quedó.
-Que bueno... Oye, mencionaste a un Luis, ¿Acaso es este? -Dijo mostrándole una foto de Luis en su celular.
-Si, es el. ¿Lo conoces?
-Pues, obvio. Si no como te hubiera mostrado una foto suya.
-Cierto, perdón.
Isabelle le mostró una foto de David. - ¿A el lo conoces?
-No.
-Esta bién.
Ambos se quedaron hablando hasta que a Isabelle le dio sueño y se retiró a su casa a dormir. Daniel se quedó en el mismo lugar, contemplando la salida del sol.
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Nota
¡Hola! Bueno... Esta historia ha llegado a su final y, debido a que no logré decidirme entre que final poner :v les dejaré la libertad de leer el final 1 o el 2. El primero es un final "bueno", " feliz", "positivo", como quieran decirle. El segundo es lo contrario, es el final "trágico", "triste", etc, etc... (O también pueden leer ambos y decirme cual les gustó más :p)
Eso fue todo, a continuación, los dos finales n.n
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Final feliz.
Llegó la hora en que David debía despertar, ese día, los promedios finales serían entregados, y así, cada quien podría ver donde continuar con sus estudios, centrándose ya en algo en específico. David, después de comer una manzana, salió y fue a ver sus resultados, mientras caminaba hacia la escuela, Abigail le llamó, el había olvidado llamarla en cuanto despertó. -¿David? ¿Ya despertaste?
-Si... Lo siento, olvidé llamarte, hoy entregan calificaciones, y ya sabes... La emoción...
-Oh, no te preocupes, la emoción a veces te hace olvidar cosas...
-¿Quieres que pase por ti?
Abigail lo pensó.-No. Yo voy, ¿Me podrías recibir la boleta si tardo en llegar?
-Por supuesto, amor. Allá nos vemos.
-Adiós. Te amo.
-Y yo a ti.
David colgó. Llegó rápido a la escuela, a pesar de que el chofer del camión que él tomó iba muy lento y entró a los tramos de tráfico. Cuando llegó, Luis, Elena, y los otros chicos se encontraban ahí, esperando a que el director les de sus boletas, Abigail todavía no llegaba, y, como ella era de las primeras en la lista, David recibió la de ella para dársela en cuanto llegase, como chico curioso que era, hechó un vistazo a las calificaciones de su novia, tenía calificaciones altas, a la par de las de David, cuando le dieron la suya a él, comparó ambas, el había sacado en promedio total nueve punto cinco de calificación, y ella, nueve punto tres. Detrás de la hoja de calificaciones se encontraba una que le dieron al director cuando comenzaron el curso, en esta, estaban escritas las cosas que David añoraba
estudiar, y en la de Abigail también se encontraban las de ella, entonces, David vio que ella había escrito como primera opción la misma que él, esto se le hizo raro, pero no le dio mucha importancia.
Abigail llegó media hora después, David le dio su boleta, y ella se emocionó al ver su calificación. -¡Si voy a poder estudiar lo que quiero! ¿Cuál fue tu promedio final?.-David le mostró sus calificaciónes.-Tuve más décimas que tu...No nos fue mal. -Abigail recordó que la mudanza llegaría en una hora, se lo dijo a su novio y regresaron a casa de Abigail a esperar, la mudanza llegó tarde, por media hora. Los tres hombres que venían en la mudanza guardaron las cajas en el camión, David metió la televisión y un pequeño mueble que ella quería conservar toda su vida. Después de dejar atrás el departamento de Abigail, esta soltó unas lágrimas después de decir "Ahora, comenzará una nueva etapa en nuestras vidas. Después de subir la última caja al departamento de David, todo comenzará a cambiar, a partir de ahora, viviremos juntos, seremos felices."
Al llegar a casa de David, el abrió la puerta, recogió el tiradero de cosas que tenía y dejó espacio para que las cosas de Abigail pudieran acomodarse. Eran un total de quince cajas grandes y dos pequeñas. Acomodaron algunas en una esquina y otras las dejaron detrás del sillón, colocaron la televisión encima de el mueble donde en algún pasado estaba la de David, esa televisión fue vendida por el la semana pasada. El mueble de Abigail fue colocado en el cuarto de David.
Todo esto sucedió rápido, cuando
terminaron, era la una de la tarde, y como había un desastre en el departamento que era ahora de ambos, salieron a comer al ya recurrente café. En el camino, se toparon con Luis y Elena, acompañados de Isabelle y Daniel, ni David ni Abigail conocían a Daniel.-Hola, chicos y...-.Dijo David insinuando que no conocía al chico. Daniel habló. -Hola, me llamo Daniel, conocí a Luis, Elena y a Isabelle en la otra ciudad, supongo que tu eres David y tu novia, Abigail... Si es tu novia, ¿Verdad?
Abigail río. -Claro que soy su novia. Desde hace tiempo...
David la abrazó mientras decía. -Se acaba de mudar conmigo, hace rato, en la mañana, tal vez por eso no nos vieron.
-Cierto, no los ví después de que dieran las calificaciones... Entonces... -Decia Luis, Elena le interrumpió. -¿No escucharon la noticia?
-¿Qué noticia?-Preguntó Abigail.
-La escuela cerrará. Después de que la siguiente generación se vaya, cerrará, y eso es en dos años. Así que nos dieron la despedida, lo grabe, miren.-Dijo mientras le mostraba el video en su cámara. En este, el director pronunciaba algo que no se lograba distinguir, solo se entendía "Cerraremos" "Falta de presupuesto" y un "los quiero, chicos."
Abigail contuvo las lágrimas y dijo.-Esta escuela me encantó, aquí sucedieron muchas cosas. No puedo creer que vayan a cerrar.
-Lo se.-Dijo Isabelle.-Yo no fui a esa escuela, pero igual, se ha de sentir feo.
-Si.-Dijeron todos al unísono.
-Bueno, ¿A donde iban?
-Ibamos al café, ¿quieren acompañarnos? Yo invito
Todos
respondieron que si, entonces, David palpó los bolsillos de su pantalón y dijo.-No traigo la cartera... Voy rápido por ella, adelántense, vayan pidiendo algo.
-¿Seguro?.-Dijo Abigail.-Puedo acompañarte.
-No, esta bien. Pero gracias. Bueno, ahora vuelvo.
David se fue, pero no a su casa, el ya traía su cartera, se dirigió al centro comercial, caminó rápidamente en busca de una tienda en específico, la encontró, era una tienda de joyas y cosas así. Entró y pidió el anillo que hacía días atrás había encargado. Era un precioso anillo de plata, tenia un rubí en forma de corazón en el centro.
Mientras David hacía esto, aprovechando que el no estaba, Luis, Elena, Isabelle y Daniel platicaban con Abigail, esperanzados de cambiarla de parecer.
-Abigail... Todos aquí sabemos lo que has hecho.-Dijo Elena.-Yo y Luis te ayudamos, y ahora estamos arrepentidos.
-¿De que hablan?.-Dijo Abigail intentando parecer confundida.
-Tu sabes. -Dijo Luis. Elena la vio a los ojos.-Si, tu sabes bien de que trata todo esto.
-No se de que hablan, chicos.
-¡De los asesinatos! -Dijo desesperada Isabelle. -Daniel y yo también sabemos todo lo que has hecho.
-Si, yo fui la que planeo todo. ¿Que tiene?
-Que debes parar. Solo piénsalo, David es tu novio, y tú simplemente quieres terminar con él, literalmente. -Dijo Luis.
-¿Sabes que va a hacer?
-¿Que? Me va a dar algo.
-No, te pedirá matrimonio. A eso fue. Por el anillo, lo encargó hace unos días y hoy se lo entregan.-Dijo
Elena.
Abigail se detuvo a pensarlo, y después de unos minutos de completo silencio, ella dijo. -¿Saben? Ahora lo he pensado bien. No lo haré, pero tampoco quiero ir a la prision, David me va a pedir matrimonio, y...
-Soy una de las mejores amigas de David, diré que fui yo.-Dijo Isabelle con firmeza.
Todos quedaron perplejos. -¿Segura que harás eso por nosotros?-Dijo Abigail.
-Si, ustedes no se preocupen por mí. Ya me inventaré algo para que me crean y me acorten el plazo dentro de ese lugar. Además, siempre se me ha dado eso de convencer.
-¡Muchas gracias! En verdad, no se como pagártelo.-Dijo Abigail abrazando a Isabelle.
-Simple, no asesines a tu futuro esposo. -Todos rieron ante el comentario de Isabelle, incluyendo Abigail.
David llegó y Elena improvisó, haciendo parecer que estaban teniendo una plática normal.-Ayer vi unos zapatos bien hermosos. Eran... ¡Ah! Hola, David.
-Hola.-Dijo el.-¿Ya comieron algo?
-Uff, si hasta ya terminamos, solo faltas tú, ahí está tu comida. -Dijo Abigail señalando un plato con comida que le habían pedido a él.
David se sentó al lado de Abigail, los seis estuvieron hablando hasta que llegó la noche, salieron del café y se despidieron, , cada quien se fue a su casa.
Abigail y David caminaron de vuelta a la suya, ninguno de los dos habló, Abigail pensaba en si terminar con todo esto con David. En cambio, el se encontraba centrado en como pedirle matrimonio a ella.
Llegaron al departamento, había unas cajas que no habían movido de la entrada del departamento, David abrió una ventana mientras decía.-Hace calor. ¿No tienes calor con esa chamarra?
-No.-Dijo Abigail, quien estaba titiritando de frío. -Yo tengo frío.
-Bueno, hay que mover esas cajas.
Las cajas eran increíblemente pesadas, pero David logró moverlas a un lugar donde no estorbaran.-Ya me dio frío también. Espera a que me ponga una chamarra. -Dijo el y entró al cuarto a buscar una chamarra, se la puso, se vio a un espejo, suspiró y se dijo: "Bueno, David, ha llegado la hora, tu la amas y ella a ti. Solo... Haz lo que tu corazón te dicte..."
Abigail, después de ver a su novio entrar al cuarto, suspiró, se asomó por la ventana, no se lograba distinguir nada, solo había oscuridad y una espesa niebla que había aparecido sin que se dieran cuenta.
David salió, tenía una mano en su bolsillo, sujetando la cajita con el anillo dentro. -Abigail...
-¿Si?
-Llevamos ya mucho tiempo juntos, hemos pasado por varias situaciones, y a pesar de todo... Nos seguimos amando. Desde el día en que te conocí, supe que tu encajabas perfectamente conmigo, y yo contigo. Así que...Abigail Butterhill. ¿Quieres casarte conmigo?
Las lágrimas corrieron por el rostro de Abigail, esta vez, eran lágrimas de felicidad. No dudó y contestó.-Si, si quiero casarme contigo.
Ambos se abrazaron, y a partir de ese día, las cosas mejoraron, el nublado cielo abrió paso al brillante sol, el dolor, las penas, el sufrimiento, se fue. Y lo mejor de todo, el amor nunca dejó de crecer.
Fin.
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Final trágico.
Llegó la hora en que David debía despertar, ese día, los promedios finales serían entregados, y así, cada quien podría ver donde continuar con sus estudios, centrándose ya en algo en específico. David, después de comer una manzana, salió y fue a ver sus resultados, mientras caminaba hacia la escuela, Abigail le llamó, el había olvidado llamarla en cuanto despertó. -¿David? ¿Ya despertaste?
-Si... Lo siento, olvidé llamarte, hoy entregan calificaciones, y ya sabes... La emoción...
-¡Oh, cierto! Allá nos vemos, te amo.
-Y yo a ti, Abigail.
David llegó rápido a la escuela, el chofer del camión que el tomó aceleró y uso rutas que David no conocía para saltarse tramos de tráfico. Cuando llegó, Luis, Elena, y los otros chicos se encontraban ahí, esperando a que el director les de sus boletas, Abigail todavía no llegaba, y, como ella era de las primeras en la lista, David recibió la de ella para dársela en cuanto llegase, como chico curioso que era, hechó un vistazo a las calificaciones de su novia, tenía calificaciones altas, a la par de las de David, cuando le dieron la suya a él, comparó ambas, el había sacado en promedio total nueve punto cinco de calificación, y ella, nueve punto tres. Detrás de la hoja de calificaciones se encontraba una que le dieron al director cuando comenzaron el curso, en esta, estaban escritas las cosas que David añoraba estudiar, y en la de Abigail también se encontraban las de ella, entonces, David vio que ella había escrito como primera opción la misma que él, esto se le hizo raro, pero no le dio mucha importancia.
Abigail
llegó media hora después, David le dio su boleta, y ella se emocionó al ver su calificación. -¡Si voy a poder estudiar lo que quiero! ¿Cuál fue tu promedio final?.-David le mostró sus calificaciónes.-Tuve más décimas que tu...No nos fue mal. -Abigail recordó que la mudanza llegaría en una hora, se lo dijo a su novio y regresaron a casa de Abigail a esperar, la mudanza llegó tarde, por media hora. Los tres hombres que venían en la mudanza guardaron las cajas en el camión, David metió la televisión y un pequeño mueble que ella quería conservar toda su vida. Después de dejar atrás el departamento de Abigail, esta soltó unas lágrimas después de decir "Ahora, comenzará una nueva etapa en nuestras vidas. Después de subir la última caja al departamento de David, todo comenzará a cambiar."
Al llegar a casa de David, el abrió la puerta, recogió el tiradero de cosas que tenía y dejó espacio para que las cosas de Abigail pudieran acomodarse. Eran un total de quince cajas grandes y dos pequeñas. Acomodaron algunas en una esquina y otras las dejaron detrás del sillón, colocaron la televisión encima de el mueble donde en algún pasado estaba la de David, esa televisión fue vendida por el la semana pasada. El mueble de Abigail fue colocado en el cuarto de David.
Todo esto sucedió rápido, cuando terminaron, era la una de la tarde, y como había un desastre en el departamento que era ahora de ambos, salieron a comer al ya recurrente café. En el camino, se toparon con Luis y Elena, acompañados de Isabelle y Daniel, ni David ni Abigail conocían a Daniel.-Hola, chicos y...-.Dijo
David insinuando que no conocía al chico. Daniel habló. -Hola, me llamo Daniel, conocí a Luis, Elena y a Isabelle en la otra ciudad, supongo que tu eres David y tu novia, Abigail... Si es tu novia, ¿Verdad?
Abigail río. -Claro que soy su novia. Desde hace tiempo...
David la abrazó mientras decía. -Se acaba de mudar conmigo, hace rato, en la mañana, tal vez por eso no nos vieron.
-Cierto, no los ví después de que dieran las calificaciones... Entonces... -Decia Luis, Elena le interrumpió. -¿No escucharon la noticia?
-¿Qué noticia?-Preguntó Abigail.
-La escuela cerrará. Después de que la siguiente generación se vaya, cerrará, y eso es en dos años. Así que nos dieron la despedida, lo grabe, miren.-Dijo mientras le mostraba el video en su cámara. En este, el director pronunciaba algo que no se lograba distinguir, solo se entendía "Cerraremos" "Falta de presupuesto" y un "los quiero, chicos."
Abigail contuvo las lágrimas y dijo.-Esta escuela me encantó, aquí sucedieron muchas cosas. No puedo creer que vayan a cerrar.
-Lo se.-Dijo Isabelle.-Yo no fui a esa escuela, pero igual, se ha de sentir feo.
-Si.-Dijeron todos al unísono.
-Bueno, ¿A donde iban?
-Ibamos al café, ¿quieren acompañarnos? Yo invito
Todos respondieron que si, entonces, David palpó los bolsillos de su pantalón y dijo.-No traigo la cartera... Voy rápido por ella, adelántense, vayan pidiendo algo.
-¿Seguro?.-Dijo Abigail.-Puedo acompañarte.
-No, esta bien. Pero gracias. Bueno, ahora vuelvo.
David
se fue, pero no a su casa, el ya traía su cartera, se dirigió al centro comercial, caminó rápidamente en busca de una tienda en específico, la encontró, era una tienda de joyas y cosas así. Entró y pidió el anillo que hacía días atrás había encargado. Era un precioso anillo de plata, tenia un rubí en forma de corazón en el centro.
Mientras David hacía esto, aprovechando que el no estaba, Luis, Elena, Isabelle y Daniel platicaban con Abigail, esperanzados de cambiarla de parecer.
-Abigail... Todos aquí sabemos lo que has hecho.-Dijo Elena.-Yo y Luis te ayudamos, y ahora estamos arrepentidos.
-¿De que hablan?.-Dijo Abigail intentando parecer confundida.
-Tu sabes. -Dijo Luis. Elena la vio a los ojos.-Si, tu sabes bien de que trata todo esto.
-No se de que hablan, chicos.
-¡De los asesinatos! -Dijo desesperada Isabelle. -Daniel y yo también sabemos todo lo que has hecho.
-Si, yo fui la que planeo todo. ¿Que tiene?
-Que debes parar. Solo piénsalo, David es tu novio, y tú simplemente quieres terminar con él, literalmente. -Dijo Luis.
-Si, él será el último, después, me iré lejos. Y así acabara todo.
-¿Sabes lo que el va a hacer? No. Así que por favor, no intentes algo, mínimo no hoy.-Dijo Elena
-¿Que va a hacer?
-¡Va a pedirte matrimonio! ¡El te ama de verdad! ¿Que no puedes verlo?
-¿Que? Mienten. Solo quieren evitar que termine con él.
-No mentimos, el no fue a por su cartera, fue a conseguir el anillo, lo encargó días atrás.
-No se
que decir... Yo...
-Tu lo amas, Abigail, no tienes por que hacer esto.
David llegó, todos guardaron silencio. Abigail, que estaba sentada al lado de Elena, le susurró a su amiga.-Tienen razón, he sido una tonta...
-¿Ya comieron?.-Preguntó David sentándose en su silla.
-Si.-Dijeron todos.
Estuvieron hablando hasta que llegó la noche, salieron del café y se despidieron, , cada quien se fue a su casa.
Abigail y David caminaron de vuelta a la suya, ninguno de los dos habló, Abigail pensaba en si terminar con todo esto con David. En cambio, el se encontraba centrado en como pedirle matrimonio a ella.
Llegaron al departamento, había unas cajas que no habían movido de la entrada del departamento, David abrió una ventana mientras decía.-Hace calor. ¿No tienes calor con esa chamarra?
-No.-Dijo Abigail, quien estaba titiritando de frío. -Yo tengo frío.
-Bueno, hay que mover esas cajas.
Luis y Elena se encontraban en la casa de Luis, platicando sobre la lluvia y cosas así, entonces Luis recordó que ahora, David y Abigail se encontraban viviendo juntos.-Oye, David está en peligro, tenemos que ir por el detective John.-Dijo Luis. Elena pensaba lo mismo. -Tienes razón, peeo aún así hay que ir con David.
Salieron de la casa.-Mejor vamos por John, pero rápido. -Dijo Luis. Elena asintio y fueron a buscar a John a su oficina.
Las cajas eran pesadas, así que David se encargó de moverlas de su sitio, Abigail entró a la cocina y salió de ella con un cuchillo escondido dentro
del bolso de su chamarra, se acercó a sus espaldas, ella iba a decir algo, pero David habló antes que ella. -Oye... Amor, hay algo que quiero decirte. Es muy importante... -Una caja se le soltó de los brazos, esta cayó, estaba llena de libros, se abrió y los libros se salieron de la caja. -Que tonto soy... espera un poco.-Se agachó y se puso a recoger los libros. Abigail aprovechó y le dijo -Dímelo de una vez... no hay problema. -David, que seguía guardando los libros, se lo dijo -Pues... Como ya sabes, hemos estado juntos por mucho tiempo, eres..
Abigail no le estaba prestando mucha atención, sacó el cuchillo. Las palabras de David seguían saliendo de su boca. David se paró, Abigail escondió el cuchillo detrás de ella. -Abigail ¿Quieres casarte conmigo?
Abigail comenzó a reír y dijo-Hay, David... No creo que... -David le interrumpió.
-¿No me habías jurado que me amarias hasta la muerte?
-Claro que te juré que te amaría hasta la muerte. ¿Qué te hizo pensar que hablaba de la mía? -.Y en un acto efímero, descubrió el cuchillo, David no tuvo tiempo de reaccionar. Ella le enterró el cuchillo en el cuello. El cayó instantáneamente al suelo, escupiendo sangre y ahogándose en esta. Empezó a balbucear, intentando decir algo. Entre balbuceos, Abigail logró distinguir la palabra «Te amo»,David falleció segundos después de esto. La puerta se abrió violentamente, eran Luis, Elena y el detective John, este último sujetaba un arma. -¡Alto ahí! ¡Abigail Butterhil, quedas arrestada por homicidio! -Gritó John apuntando el arma.
Abigail retrocedió.-Les juro que me entregaré, solo necesito algo...-Dijo mientras veía como John le apuntaba y se preparaba para disparar. Ella chocó con el borde de la ventana que estaba abierta.-Por favor, no dispare.-.Desde ahí, contempló la escena perfectamente, el cuerpo de David yacía en el suelo, rodeado de un gran charco de sangre, unas pisadas de sangre llegaban hasta donde ella, ella se encontraba cubierta de sangre, su ropa y sus manos, incluso su rostro tenía un poco de sangre. Vio hacia afuera. -Se acabó.-Dijo firmemente.-No iré a prisión. -Retrocedió más y cayó hacia el vacío, antes de chocar con el piso y perder la vida al instante, dijo sonriendo.-Te amo, David.
John, Luis y Elena corrieron a asomarse por la ventana, la oscuridad de la noche y una espesa niebla obstruían la vista.-No hace falta asomarse para verla, es obvio que ha muerto, este edificio es más grande de lo que parece.-Dijo Luis. Los otros dos asintieron y se apartaron a la ventana, entonces, los tres se fijaron que había una caja roja en una mesa, John la abrió, sacó una carta y la leyó:
A quien lea esto.
Si estas leyendo esto, significa que he pasado a mejor (o peor) vida. He asesinado a muchas personas, tantas, que perdí la cuenta hace tiempo, entre ellas, muchas personas que eran inocentes. ¿Por que lo hice? Diversión. Simplemente, diversión y morbo por saber que se sentía... Después de terminar con David, esto quedó mas claro para mi, pero no puedo ser juzgada, no quiero parecer otra loca dentro de una prision, y ahora solo me queda decir. Adiós.
Con cariño. Abigail Butterhill.
Fin.
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