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viernes, 13 de enero de 2017

Hipotéticamente Mala

Hipotéticamente Mala



Hipotéticamente Mala
by arial_italica

Abbie es una chica correcta, responsable e imaginativa. Las burlas y miradas de todos estuvieron posadas en ella desde... siempre. 

Adam es aquel chico que toda mujer desea conquistar, pero al final siempre terminan descartadas después del primer encuentro. 

Pero, con el tiempo, se darán cuenta que no son tan distintos como creen. 



HISTORIA TERMINADA Y EDITANDO.
#PFCC2K16S



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Hipotéticamente Mala

Ser la nerd del instituto es muy difícil. Y más para Abigail Porter. Comenzó con el pie izquierdo en su nuevo instituto. Es la invisible y anticuada. Y solo la aprecian sus profesores.

Ella no podía ignorar todos los comentarios ofensivos que sus compañeros le decían, pero cuando se topó con el chico más popular, "malo", sexy y mujeriego de la escuela, su comportamiento de niña buena podría cambiar...





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Llegada, un desastre

ABBIE

Ya estoy llegando al nuevo instituto al que acudiré. He conseguido una beca por mis altas calificaciones, aunque mis padres tienen el dinero para pagar esta escuela, pero los directivos decidieron dármela porque quedaron encantados conmigo. Mi primo Liam se graduó aquí. Y mi mamá estaba ilusionada con que entrara porque dice que enseñan muy bien. Entonces, me hizo rendir el examen de ingreso. ¡Y entré! 

Solo espero que todo cambie. En mi instituto anterior, todos se burlaban de mí por ser la "cerebrito" de la clase. Me gusta estudiar, no puedo pensar en lo estresante que sería reprobar un examen. Y bueno, no es mi culpa que sea tan inteligente. Espero que los estudiantes aquí sean...más amigables/flexibles/para nada discriminatorios.

Llego al instituto. Es una gran edificación antigua muy bien cuidada. El taxi me deja en el portón de entrada. Una señora viene a ayudarme a llevar mis bolsos.

-Buenas tardes, señorita Porter...-dice el señor que está detrás de la señora, el director de la institución. 

-Buenas tardes, señor Peterson.

Lo conocía de la entrevista online que tuvimos hace dos meses.

-Pase... La señora Ross la llevará a su habitación.

 Asiento contenta.

-Espere-va a su oficina y vuelve con varios papeles en mano-.Estos son sus horarios, la lista de materias y talleres extracurriculares a los que quisiera inscribirse, y...la llave de su cuarto.-los entrega en mi mano-.Lástima que, teniendo un número impar de estudiantes mujeres, no tendrá compañera de habitación.

-No hay problema.-respondo ocultando mi desánimo. 

Qué mal, quería

una compañera. Quiero hacer amigos, no pasarla sola como en mis años anteriores de escuela.

El instituto es una construcción grande y antigua. En la torre principal, están los salones de clases. En la torre Norte, los dormitorios para hombres. Y en la Sur, los de las mujeres. La cantina está en la torre principal donde se hizo una extensión. Aparte se encuentra el gimnasio. Ésas son construcciones más nuevas.

La señora Ross me lleva a mi dormitorio. Subimos una larga escalera de mármol hasta que llegamos a la torre para mujeres. Tiene tres pisos, parece que mi dormitorio está en el primero al final del pasillo. 

Saco la llave y abro la puerta. La habitación es de tamaño mediano. Las paredes están blancas y el suelo de madera. 

La señora Ross deja mis bolsos y antes de salir del cuarto, me dice:

-Su uniforme está sobre la cama. Mañana comienza las clases. Suerte...

Y cierra la puerta.

Respiro hondo, ya estoy aquí, no hay marcha atrás. Este será un gran comienzo, pienso. Tengo todo un año para cambiar las cosas, para que la gente me vea cómo soy, que me acepten y yo a ellos. 

Comienzo a guardar las prendas que traje en el armario. Y ubico los adornos que traje de casa. Cuelgo una copia de "La Noche Estrellada" de Van Gogh (mi cuadro favorito de todos los tiempos), sobre la pared. Ubico un espejo y acomodo los libros sobre un estante. Me siento conforme con mi nuevo hogar durante el año. 

Miro atenta el uniforme que está sobre la cama. Hay tres conjuntos:

dos uniformes escolares iguales (camisa blanca, falda escocesa verde con gris) y el equipo para gimnasia. Sumándole el sweater gris, el cárdigan verde oscuro, y la bufanda gris; todos con el logo del instituto bordado. Los cuelgo en una percha dentro del armario. Me pongo mi pijama y me acuesto a dormir. Mañana será un día genial. Apaguo la luz y cierro mis ojos.







Por la mañana, despierto más que ansiosa. Me cambio rápido, tomo mis libros y bajo a toda prisa. Apenas pude tomar una taza de café de las ansias. Por lo que vi en la cafetería, parece que todos ya se conocen y tienen formado sus grupos de amigos. No creo que haya muchos chicos nuevos como yo, ya que llegué una semana después de que comenzaran las clases. Solo espero encajar en alguno de ellos, espero que mi soledad no dure mucho. 

Me dirijo hacia los salones de clases. Camino por un gran y extenso pasillo mientras observo el horario de mis clases. Ahora tengo Lengua y literatura, pero no sé en qué aula. El director olvidó darme el mapa de los salones. Ahora estoy perdida y llegaré tarde a clase. Y tendré una amonestación en mi primer día de clases. Oh no... Relájate Abbie, respira hondo, hondo...

-¡Oye! ¡¿Acaso estás ciega o qué?!-exclama un chico rubio cerca mío,de hecho, está frente a mi cuerpo. Lo miro, atónita. Se acomoda la corbata del uniforme y me lanza una mirada de desprecio y a la vez sucia.

Estuve muy ocupada viendo mi horario y pensando en lo que podría pasar que no vi aquel chico venir. Y lo choqué.

-Pe...perdón.-digo avergonzada.

-Solo...ten cuidado la próxima vez.-me

dice y continúa con su camino.

Tengo que preguntarle a alguien si sabe dónde carajos es la clase de Lengua. Me acerco a la persona que está más cerca mío: un chico alto de cabello rizado y castaño claro que está apoyado sobre su casillero mirando algo en su teléfono celular. 

-Disculpa...-le digo con timidez.

Él se gira para verme y noto que tiene ojos verdes, son hipnotizantes.

-¿Sí?-pregunta con su voz ronca y masculina. A los segundos me sonríe. Es lindo y parece que está de buen humor, no como el chico que acabo de chocar. 

-¿Sabes donde...

-¡¿Quién es ella?!-exclama una chica a mis espaldas. Se acerca a mí y me mira con aires de superioridad, un tipo de mirada que reconozco al instante-.Uau... Chica, sí que no sabes arreglarte bien-me mira de arriba hacia abajo, inquietándome-. Creí que solo las monjas usaban faldas tan largas.

Me sonrojo de la vergüenza. La chica usa su uniforme más ajustado y la falda mucho más corta que la mía. Lleva su cabello rubio atado en una coleta alta.

-¿Estabas hablando con ella, Adam?-le pregunta masticando su chicle de una forma desagradable, parece una vaca masticando pasto.

El chico cambia su expresión. 

-Jamás hablaría con alguien como ella-responde mirándome de igual forma que su amiga.

-Y tú, chica muda... ¿Por qué te acercas a mi novio?-exclama haciendo énfasis al decir "mi".

-Perdón, no lo sabía. Yo solo...quería saber dónde es la clase de Lengua.-respondo.

La chica rubia blanquea los ojos.

-Al final del pasillo, a la derecha...

-Gracias.

Camino

rápido hasta llegar al aula.Me siento en un banco en medio de la clase. Una chica me toca el hombro de manera insistente hasta que la miro fastidiada. 

-Disculpa, ese está ocupado...-dice mirándome con asco.

Me importa una mierda, pienso. Podría contestarle eso pero no quiero más problemas por ahora. 

-Perdón, no lo sabía-me corro un lugar a la izquierda.

-Ese también está ocupado.

Me levanto y me siento en los primeros lugares. Tiro mis útiles con fuerza sobre el pupitre. ¿Qué más falta? ¿Que caiga un meteorito en el instituto y todos muramos calcinados? 

Cuando el timbre suena, veo entrar a ese tal Adam con su novia, la rubia. La chica que me acabó de echar de su asiento, le grita a la rubia:

-¡Bernie! ¡Te guardé un lugar!

-Ahí voy Elle.-responde ella.

Así que las huecas se sientan juntas... Encima nadie se sienta en el otro banco a su lado. ¡Me corrió para nada! Se separa de su novio y va a sentarse. Él va al final de la fila, donde hay unos chicos que seguramente son sus amigos.

La profesora de Lengua llega. Me ve y esboza una sonrisa.

-¡Tenemos una nueva alumna!-exclama feliz-Levántate niña...

Me paro con vergüenza y me ubico al frente de la clase.

-¡Di tu nombre!

-Hola, soy Abigail Porter.-digo en voz baja.

-¡No te escucho!-grita un chico al lado de Adam, o como se llame.

-Ella es Abigail Porter-dice la profesora encantada. Vuelvo a mi asiento-Ella obtuvo una beca para estudiar aquí, es muy aplicada...

Puedo escuchar a la chica rubia decir comentarios en secreto con su amiga sobre mí. Y, por atrás, están su novio y sus amigos riéndose de mí, seguro. Lo presiento. 

Me encojo en mi asiento y le presto atención a la profesora. 

-¿Quién escribió la famosa obra "Romeo y Julieta"?-pregunta a la clase.

Como veo que nadie responde, levanto mi mano con timidez. La profesora me mira esperando mi respuesta.

-William Shakespeare. 

Y me siento más segura conmigo, porque lo sabía y eso era lo mío:saber todo.

-Muy bien, Abbie... Este semestre estudiaremos todas las obras de Shakespeare y su biografía- continúa hablando.

Y la profesora siguió haciendo preguntas, y yo las respondí todas. Y así pasó en todas las clases. Los profesores me felicitaron. Pero para el final del día terminé siendo la Sabelotodo. Aunque no me molesta ser inteligente, me molesta que molesten con eso. Tendría que darles la espalda pero me importa lo que diga la gente. Y fue gracias al chico de cabello rizado y ojos verdes. Fue en la clase de Historia, la última del día. Respondí a la última pregunta que hizo el profesor y Adam dijo tosiendo como para disimular:

-Sabelotodo, Cerebrito... ¡Nerd!

Y todos en la clase se rieron de mí. Porque, para ser sincera, él quiso parecer que disimulaba, pero lo dijo fuerte para que todos, hasta yo, lo escuchemos. El profesor Robinson lo regañó, pero cuando salimos del salón todos me decían:

-¡Adiós, nerd!

Y me sentí mal, porque creí que aquí todo iba a ser diferente, no sé por qué. Pero entendí que fue un error mío, y ahora el último año que me queda de preparatoria lo terminaré siendo conocida como la "nerd" del instituto.

Pensé que este día sería bueno...



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Por lo menos un amigo

ADAM

Cuando el día escolar termina, subo a mi dormitorio.

-Hola Adam...-dice Nick, mi compañero de habitación y gran amigo.

-Hola...-me saco los zapatos y me acuesto en la cama. Suspiro, estoy cansado.

Odio la escuela. Las tareas, estudiar, tener a los profesores regañándome sin haber hecho nada (bueno, digamos que hice un par de travesuras) , todo eso no es lo mío. Sigo estudiando sólo por tres propósitos muy importantes para mí: CHICAS, CHICAS, Y ACOSTARME CON ELLAS. Esas tres cosas son tan importantes para mí como comer, dormir y respirar. No puedo pasar una semana con la misma chica y este instituto posee en más número de alumnos a chicas, y chicas muy buenas.

-Me enteré de que hay una nueva chica en el instituto.

-Sí...-respondi recordándola. ¿Cómo se llamaba? Abbie...Abbie la Nerd, la fracasada. 

-¿Sabes? Hoy me choqué con ella-ríe-.Pero, a pesar de que me enojé, admito que tiene lindos pechos.

Le tiro una almohada en la cara.

-¡¿Estás loco, desde cuando una nerd tiene buenos pechos?! Es toda una antisocial y sabe todo sibre todo como si se pasara la vida estudiando...-digo. 

-¿Cómo lo sabes?-pregunta. 

-Es mi compañera. Y obtuvo una beca para estudiar aquí, y se ganó los corazones de los profesores. ¡La adoran! Ella es como...una versión nueva y femenina de Einstein.-me río.

-Wow...-suspira Nick-Qué mal-hace una mueca-.Iba a invitarla a salir, pero...si es así, arruinaría nuestra reputación.

-Lo sé...

Ser los más populares en todo el instituto es demasiado

caro, no puedes serlo sólo por decir que eres popular, no, no, tienes que ganar tu puesto.

-¿Y qué harás? ¿La agregarás a tu lista de "Chicas para follar"?-pregunta divertido. 

Lo miro enarcando las cejas.

-¡¿Estás loco?! ¡¿Sexo?! ¡¿Con una nerd?!-exclamo sentándome-Debe ser más malo que tomar leche cortada....

Vuelvo a acostarme y miro el techo. Escuchar las tonterías que mi amigo dice me da dolor de cabeza.

-No exageres... Ella no es fea y tiene buen cuerpo. Pero, ya lo sabes, la escuela se escandalizará si nos ven con ella y todos querrán estar a nuestra altura. 

Bueno, en eso tiene razón...Cuando la vi por primera vez noté que era linda... ¡Pero es nerd! Yo, Adam Scott Baker, nunca, nunca, jamás saldría con una chica así. 

-Ya cállate...-miro hacia otro lado. Cierro los ojos para poder dormir y evitar escuchar los comentarios de Nick.

Por la mañana, bajamos a tomar el desayuno. Nick y yo nos sentamos en la mesa de siempre, cerca de los ventanales que dan al campo de fútbol, la cancha de tenis y la pista de atletismo. Por la puerta aparecen Bernadette -o como le dicen, Bernie- y su amiga Elle.Oh no.... pensé. Volverá a molestarme.

-Hola novio...-dijo Bernie sentándose a mi lado y rodeándome con sus brazos para abrazarme.

-Te dije que no me llames así.-le dije serio, saqué sus brazos de mi cuerpo-No somos nada. Aún no entiendo por qué me llamaste así ayer.

-Perdón, pero la chica nueva, la nerd se acercó a ti. Y no cualquiera puede acercase así a nosotros, menos a ti. Somos los más populares del instituto,

debemos cuidar nuestra reputación.-respondió.

Blanqueé los ojos.

-Entonces, gracias. Pero no vuelvas a decirme así, aún no salimos...

Bernie y Elle observaban con asco la bandeja con bocadillos.

-Iugh, todo está lleno de grasa y carbohidratos...-espetó Elle.

-No te hagas la que no come todo eso-habló Nick a mi lado-. Te vi el otro día después de clase comiendo a escondidas una hamburguesa triple.

Reí con ganas, era divertido ver a esas chicas tan creídas recibir sus merecidos, aunque sea mínimo.Tomé un sorbo de café y estaba amargo.

-¿Yo? Debes haberte equivocado, yo soy vegetariana.-dijo Elle exagerando sus expresiones.

-Ahh, cierto, perdón. Olvidé que eras vegetariana, ni una pij...-le pegué a mi amigo para que cuidara lo que decía-. Perdón, ni una "salchicha" pudiste comer.

-Como sea, iré por azúcar...

Me levanté y caminé hacia las largas mesadas repletas de comida y que, del otro lado, estaban las cocineras.

-¿Podría darme una azucarera? En mi mesa olvidaron poner una...-le dije a una cocinera.

Ella fue a la cocina. Miré hacia la izquierda y estaba Abbie a mi lado.

-Nerd...-susurré.

Ella me miró y no respondió. Solo continuó con lo suyo. Hasta que la cocinera viniera con la azucarera, miré de reojo a Abbie. No había duda que ella tenía un gran cuerpo. Pero es nerd, y debo cuidar mi reputación, como dicen los chicos...

El timbre sonó y teníamos que entrar a clase.Matemática, lo peor. Me reuní con mis amigos y entramos al aula. Me estiré para que mi hombro chocara de forma brusca con el de Abbie.

-¡Auch!-exclamó

ella.

-Oh, no te vi... ¡Nerd!-exclamé y todos se rieron de ella. 






ABBIE

Me senté en mi asiento. Me refregué el hombro del dolor. No sé que tiene Adam contra mí. Soy nueva y, que yo recuerde, no le hice nada a nadie, menos a él. (Excepto por el chico rubio al que choqué sin querer). Pero entiendo, Adam debe ser de esos chicos populares que les gusta menospreciar a los demás que no están "a su altura".

Me giré para verlo. Seguro se reía de mí, pero no. Hablaba con sus amigos. Rodeó la cintura de la chica de cabello castaño, la amiga de la chica rubia, y la atrajo hacia él. Bajó su mano y tocó el trasero de la chica. Ella comenzó a reírse.

Me pareció tan asqueroso y patético. Seguro aquella chica era una zorra, y él, el mujeriego del instituto...

Un chico se sentó a mi lado. Era mi oportunidad para socializar con alguien, ya que ayer nadie se sentó a mi lado; al parecer, él faltó.

-Hola...-le dije sonriendo.

-Hola-respondió. Sacó su cuaderno y lo puso sobre el pupitre. Se volvió para verme-Ummm, perdón, no te vi aquí nunca... ¿Eres la estudiante nueva, verdad?

-Sí. Soy Abbie Porter. ¿Y tú eres?

-Luke Cardin.-me estrechó su mano. Tenía una tierna sonrisa.-Ayer falté, me caí y tuve que hacer reposo.-dijo mostrándome la férula que tenía en la pierna derecha-Pero aquí las noticias se esparcen rápido. Oí varios rumores de ti...

Bajé la mirada.Sabía lo que los demás decían de mi.

-Seguro oíste que soy una nerd...-le dije.

-Sí, pero eso no me preocupa.-sonrió-La verdad, los rumores que dijeron algunas chicas

no concuerdan con nada en ti. Me dijeron que eras una friki fea sin estilo. Y créeme, no eres nada que ver. Eres muy hermosa, solo que las chicas aquí son muy envidiosas.

Me ruboricé. Pero sabía que lo decía para hacerme sentir bien.

-Puede ser. Pero... ¿Quién sentiría envidia por mí?

-Muchas.-respondió-Nunca vi a una chica que sea tan inteligente y a la vez hermosa como tú. Conozco pocas,pero tú les ganas...

Comenzamos a reír y decidí que Luke debía dejar de decir esos comentarios tan bonitos, ya que no me los creía.

La profesora de Matemáticas llegó y nos quedamos en silencio prestando atención a la clase. Bueno, sólo Luke y yo, los demás reían y jugaban.

Para el almuerzo, llegamos a la cantina e hicimos fila para elegir la comida.

-¿Te sientas conmigo y mis amigos?-preguntó Luke mientras se servía unas papas fritas y un sándwich de jamón y queso.

-Gracias, pero debo ir a inscribirme a alguna clase extracurricular.-tomé una manzana para comer en el camino-Gracias de todas formas, nos vemos luego.

Caminé por el corredor hasta encontrar la sala de Administración. Ésta estaba comunicada con la Dirección. Me senté en una silla y esperé a que la secretaria me llamara. Había un par de estudiantes allí esperando, seguramente iban a Dirección a tener una larga charla con el Director porque eso decían sus caras: estaban enojadas y con ganas de salir de allí. Nunca me tocó una charla así, seguramente

deben ser largas ya que las únicas veces que fui a Dirección fue para que me felicitaran y esas eran cortas.

Saqué la lista de materias y talleres. Había una gran cantidad, desde talleres de ¿Cómo superar el nivel no sé cuanto del juego BLABLABLA? (no es que se llame así, sino que habían muchos de esos talleres sobre juegos con el mismo nombre y diferente tipos de juego), hasta actividades como Cocina, Mecánica, etcétera. Pero ayer me tomé el tiempo de leer la gran lista y me decidí por elegir Arte.

Al rato, entró Adam. Tenía una expresión de enfado. Habló con la secretaria y ella le dijo que esperara. Se sentó a mi lado y, por su expresión, seguramente iba a Dirección.

-Señorita Porter, señor Baker...-nos llamó la secretaria acomodando sus lentes.-El director te espera-le dijo a Adam, él se retiró maldiciendo a la secretaria en voz baja-¿Qué es lo que necesitabas?-me preguntó.

-Quiero inscribirme al taller de Arte.

Ella sacó una hoja, anotó mi nombre allí y luego en un archivo en su computadora. Me hizo firmar y luego ella también lo firmó.

-Necesitas la firma del director y estará todo listo. Luego vas al taller y le presentas esta hoja al profesor Cole.

-Bien, gracias. Pero el director está ocupado ahora.

Me pregunto por qué Adam estará en Dirección.

-Entra, no habrá problema niña.

Abrí la puerta de madera y entré. Los dos se callaron al verme.

-Permiso señor Peterson...

-Pasa Abbie. ¿Podrías sentarte allí?-señaló una silla verde a la esquina de la sala-Termino con él y te atiendo.

Me senté y aguardé en silencio.

-Como decía... ¡¿Una pelea de comida en la cantina?!-exclamó el director. ¿Eso me perdí por venir aquí?-Señor Baker, no sé que es lo que se le pasa por la cabeza, pero si sigue así no se graduará muchacho.

Adam lo miraba de forma neutra, no mostraba ninguna emoción. Pensé que ése era su modo de desafiarlo.

-Tendré que hablar con tus padres...

Le cambió la cara, se puso preocupado, casi por llorar diría yo. Un total imbécil.

-¡No! Por favor director, no les diga. Debe haber otra forma de solucionar esto. ¡Por favor!-suplicó. Y quise soltar una carcajada, en verdad su cara daba mucha risa.

-Tendrás tres días de castigo después de clases. Dos horas...-el director me miró e hizo una seña para que me acercara-¿Por qué no te comportas como ella?-exclamó. Adam blanqueó los ojos al verme-Por cierto, ¿qué necesitabas Abbie?

-¿Podría firmarme esto?-le entregué la ficha. Él la leyó antes de hacerlo.

-Te unirás al taller de Arte. ¡Que creativo!-exclamó mientras movía rápidamente su birome sobre el papel.

-Gracias.-dije y salí de allí.

Ahora, al final del día escolar, tendré arte dos veces por semana.




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Estúpidamente torpe

ABBIE

La primera semana en el instituto no fue muy buena. Salvo por el amigo que hice, que es Luke. Es muy divertido y amigable. Ya habíamos acordado hacer las tareas juntos antes de la cena o por las tardes. Qué suerte que también le guste estudiar al igual que yo porque parece que la mayoría de la gente aquí es hueca y les hace falta leer un buen libro o varios. 

Para el almuerzo, me invitó a comer junto con sus amigos.Me había atrasado un poco porque no pude encontrar una botella de agua tónica. Luke se ha adelantado y ya está con sus amigos. Cuando llego a la mesa, descubro que él se sienta junto a Adam y los demás populares. Quiero dar media vuelta y salir corriendo de allí, ya que aun no me han visto.

-¡Allí está!-exclama Luke señalándome. Todos me miran sorprendidos.

Quedo paralizada, no sé si huir o quedarme. Odio estos momentos de vida o muerte. Perdón por la exageración. 

-¡Ven, Abbie! Siéntate con nosotros....-Luke me regala una sonrisa. Está bien, lo haré por él que es él único que me importa en esta mesa. 

Camino con temor hacia la mesa redonda. Luke ha apartado un lugar a su lado para mí, pero está junto al maldito Adam.

Me siento, estoy muda. Todos todavía me siguen observando. 

-Luke... ¿Por qué te juntas con la nerd?-pregunta la chica rubia.

Él la fulmina con la mirada.

-¿Tiene algo de malo, Bernie?-le pregunta él.

Todos se quedan callados y continúan comiendo. No comentan nada más, se toman el trabajo de ignorarme por completo. Ésto es más que incómodo, pero es mejor a tener que escuchar preguntas incómodas,

así que hicieron un buen trabajo al ignorarme.

-Abbie, te los presento. Ella es la simpática Elle-dice Luke entre risas-, Bernie-señala a la rubia de la coleta-Nick...

¡Oh no! ¡Ed el chico al que choqué hace una semana! Me siento avergonzada.

-Y... Adam.

¿Que no lo conozco? Se pasa todos los días golpeándome diciendo que "no fue su intención", y sé que fue con todas sus intenciones. Me llama nerd, cerebrito, sabelotodo, friki,y lo más reciente: virgen friki. Está bien, soy virgen. Pero que te digan así hiere tus sentimientos.

-¿Qué cuentas de tu vida, nerd?-pregunta Elle-¿Tienes novio?

Odio estas malditas preguntas que te ponen incómoda. Y lo peor, sí saben la respuesta.

-No...-respondo en un tono seco, no quiero dar detalles de mi vida. Y me concentro en la comida para evitar más preguntas molestas.

-¡¿Cómo va a tener novio?!-interviene Bernie-Si es taaaan virgen... Seguro nadie la tocó o besó.

Ella y Elle comienzan a reírse como taradas. Me siento mal, se me nota en la cara. Además no quiero desperdiciar mi tiempo con gente "oxigenada".

-Me retiro...-digo levantando mi bandeja con el almuerzo. Puedo almorzar en mi habitación, donde nadie me molestará.

-¿Qué? No te vayas, Abbie.-dice Luke.

-Gracias. Pero prefiero comer en otra parte.

Camino unos pasos.

-Suerte, nerd....-susurra Adam y, cuando paso por su lado, pone el pie haciéndome tropezar.

Caigo al suelo con la bandeja y todo. Y la comida ensucia todo mi uniforme.


Todos los que están en la cantina comienzan a reírse de mí. Me levanto, estoy avergonzada. Comienzo a correr mientras lloro aunque en realidad, quiero volver y pegarle una patada en la entrepierna a Adam, darle su merecido. Pero, ¿y si los profesores me ven? Me amonestarán o hablarán con mis padres y, Dios, eso es lo de menos pero no quiero tener una mancha en mi expediente de alumna, es muy importante para la universidad. 

Está bien, esto es muy tonto, correr y salir llorando queda como de película y me hace ver débil, pero me sentí tan asustada que las lágrimas salieron. A veces me gustaría ser menos tonta.

La gente que está en los pasillos me ve y se ríen. No puedo aguantar miles de miradas juzgándome. Corro hacia el baño para limpiarme un poco. Estoy hecha un desastre.

Tomo un paño y lo mojo. Lo paso sobre mi camisa manchada de comida y logro limpiarla un poco.

-Abbie...-siento una voz que proviene de la entrada al baño-Abigail...

Es Luke.

-¿Qué quieres?-pregunto en un tono agudo.

-Primero, sal de allí. No puedo entrar al baño de mujeres.

Me quejo. Me lavo la cara para borrar las lágrimas y salgo. Y allí está él, esperándome con una amplia sonrisa.

-No tienes por qué ponerte así.-dice para tranquilizarme pero poco ayuda. Me entrega unas servilletas para secar la camisa.

-¿Cómo quieres que me ponga? Me humillaron frente a todos.-digo mientras refriego mi camisa con la servilleta.

-Sí. Pero...no les prestes atención a ellos. Son molestos y creídos, lo sé.

Si son molestos y creídos, ¿por qué está con ellos? Eso no tiene sentido, siento pena por Luke, tiene que aguantar a aquellas personas... 

-No entiendo cómo eres amigo de ellos. Tú eres diferente.

-Es...una larga historia.... Y, la verdad, me enojé mucho con ellos por haberte tratado así. No le vi lo malo que no tuvieras novio, o que seas...virgen. No toda relación amorosa se basa en el sexo.

Me río y me ruborizo un poco.

-Traje un sándwich por si querías comer algo. Ya que tu almuerzo está en tu camisa...

Miro a Luke y él sonríe. Y le dedico una sonrisa también. Su felicidad es contagiosa.

-Gracias, pero se me fue el apetito... ¿Me acompañas a dejar mi camisa en lavandería?

-Okay...

Primero voy a mi dormitorio a cambiarme por la otra camisa. Y luego bajamos a la lavandería y la dejo allí. 

Ya tenemos que regresar a clase. Corremos por los pasillos hasta que llegamos justo a tiempo. Nos sentamos en nuestros lugares.

-Una cosa más, Luke...-le digo mientras sacamos nuestros libros. Él asiente mirándome con atención-No volveré a sentarme con ellos.

-Está bien. Yo te haré compañía.-sonríe.

-Pero son tus amigos...

-No importa. Ellos no me agradan completamente, menos Bernie y Elle.-responde bastante serio.

Comenzamos a reír.




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Una propuesta un poco...difícil

ADAM

Me sentí muy mal por haberle hecho eso a Abbie. Ella no merece eso, nadie lo merece.

 Pero es difícil ser popular. Y, aunque quisiera cambiar, ya es tarde. Todos me conocen como el mujeriego del instituto. Y bueno, tengo que serlo. A veces me siento estúpido. Me refiero a que me dejo llevar por los demás y no me hago a un lado y soy quien soy. Pero ya me acostumbré, gané una reputación hace años y eso me hizo sentir mejor, incluido en un lugar. 

La clase de Lengua estaba muy aburrida. Seguíamos viendo literatura, la profesora no paraba de hablar de Romeo y Julieta y su loco romance.

Apoyo mi cabeza sobre mi puño y me acomodo en mi asiento. Estoy prácticamente con medio cuerpo sobre el pupitre. Tengo mucho sueño. Nick me da unas palmadas en la espalda para que no me duerma. Me sobresalto. Y aquí está la aburrida clase de Literatura. Vuelve sueño, por favor. 

-Harán un proyecto de a dos, que se divide en dos partes: La primera es un argumento de diez páginas sobre Romeo y Julieta, y la segunda, ilustración sobre la obra...-explica la profesora. Rezongo, es mucho para hacer.-Lo presentarán dentro de una semana... Ahora nombraré a las parejas.

Escucho mi apellido, quiero saber con quién me tocará. Espero que sea alguien que haga todo el trabajo por mí o una chica que esté buena... 

Y me tocó Abbie. 

 Bueno, ella es un tema complicado. Podría tratar... 

-¡¿Qué?!-exclamo fuerte. La profesora me mira.

-¿Tiene algún problema, señor Baker?-pregunta acomodándose las gafas.

 ¡Sí tengo un problema! Me tocó hacer el trabajo

con una chica linda pero bastante inocente y que seguramente no deja de estudiar. Por eso, no podré agregarla a mo lista de chicas y tampoco podré pedirle que haga todo el trabajo porque ella me odia. 

 En cambio, respondo:

-No, perdón...

Esperé a que la clase terminara para hablar con la profesora. Y de casualidad, la nerd también quiso quejarse, porque se quedó al igual que yo.

-¡No puedo hacer el trabajo con ella!

-¡No puedo hacer el trabajo con él!

Exclamamos los dos. Ella nos miró.

-No se pueden cambiar. Las parejas las armé yo al azar, y pienso que es lo más justo. Y, señor Baker...-me miró seria-Veo que si le tocó Abigail, que es muy buena estudiante, usted podría influenciarse de ella y ser más responsable y subir sus notas. Ahora, los dos tendrán que cooperarse y hacer este trabajo...

Ella se levantó y salió del aula. Miré a Abbie, lucía igual de disgustada que yo.

-Entonces... ¿Cuánto quieres para hacer el trabajo?-le pregunté.

-¡¿Qué?! ¡¿Crees que haré todo sola?! ¡Estás loco!-exclamó ella tomando sus cosas.-Vamos a hacer esto los dos....-me señaló con el dedo.

-Okay, okay... Entonces, te veo el miércoles. Dos días antes y hacemos todo...

Me fulminó con la mirada.

-¡¿Viste todo lo que tenemos que hacer?! Comenzaremos hoy.

Me refregué la frente...

-Pero hoy harán una fiesta, y mañana...

-¡No! ¡Tienes que ser responsable!-me regañó y me hizo acordar a mi mamá. Sacó un papel y se puso a anotar algo, me lo entregó-Esta tarde. A las

siete. En mi dormitorio.

Y salió del aula.

ABBIE

Adam tocó la puerta. La abrí. Él entró con su mochila y unas malas ganas típicas de alguien irresponsable.

-Hola nerd...-dijo sentándose en mi cama.

-Hola.-respondí con bronca.

Él observó toda la habitación.

-¿No tienes compañera? No veo otra cama...-preguntó.

-No, no tengo.

-Ya veo.-dijo riendo.-Wow...tienes muchos libros. ¿Cómo haces para leer tantos libros?

-Leyéndolos. Me gusta leer...-respondí.

Me senté en la cama y sacamos nuestros libros. Fui por mi laptop para buscar información para ayudarnos en el argumento.

-¿Y qué hacemos?-preguntó Adam confundido.

-La tarea de Lengua...

-Oye... ¿Puedo entrar a Instagram para...

Se estiró para tomar mi computadora pero la aparté de sus brazos.

-¡No!-exclamé fulminándolo con la mirada.-Por favor, concéntrate en el trabajo... ¿Trajiste tu laptop?

-No...

Suspiré, este chico ya estaba hartándome...

-Entonces copia en tu cuaderno el argumento y yo en la computadora...-dije concentrada en el monitor.

Él se quedó allí, mirándome, sin hacer nada todavía.

-Tú copias y yo tecleo.-dijo -¡Por favor!-suplicó.

-Aghh... Está bien.

Le entregué mi laptop y me puse a copiar. Íbamos bien,por ahora. Sólo esperaba terminar rápido y que se fuera, su presencia me molestaba un poco.

-Abbie... ¿Qué eres de Liam Porter?-preguntó Adam mirándome.

-Soy su prima.-respondí.

-Ahh... Él es más cool, tú eres nerd. No pueden ser de la misma familia-dijo mientras tecleaba

rápidamente.

No puedo creer que Liam fuera amigo de este troglodita. Liam es tan bueno y sabe utilizar el cerebro. Era amigo de todos. Pero se mudó a Estados Unidos con su familia. 

-Ya basta...-susurré. Estaba harta de sus bromas.

Seguro no me escuchó porque siguió haciendo lo suyo. Lo mismo, no haría la diferencia.

-Oye... Háblame de tu vida.

Parecía tan aburrido que quiso hablarme.

-¿Disculpa?-pregunté distraída.

-Quiero conocerte mejor.-dijo sonriendo a cuestas-¿No vas a las fiestas que hacen los fines de semana?

-¿Cuáles?-pregunté.

-Algunos hacen reuniones en sus dormitorios.

-Ahh... Por eso escuchaba un poco de música por algún lado.-dije.-Pero no, no voy. 

En mi escuela anterior, solía ir muy poco frecuente a las fiestas, ya que no sabía qué diablos hacer. En realidad, sí sabía, había visto cómo se comportaban algunas chicas para tomar sus acciones como ejemplo, era como estudiar. Pero lo máximo que llegué a hacer fue tomar mucho alcohol, y esa vez me emborraché tanto que no recuerdo nada-muchos de mis compañeros comentaron luego que bailaba increíblemente sexy cuando estaba ebria,pero no lo recuerdo- y la mañana después desperté en el jardín de la casa del vecino de donde se hacía la fiesta. Me aterré y después de esa vez no volví a ir a ninguna más donde lleven alcohol, y es muy difícil encontrar alguna donde no haya.

-¿Y qué hiciste toda esta primera semana aquí?-preguntó Adam mirándome de forma extraña-¿Te quedaste encerrada aquí?

-Algo así. Leo, escucho música, dibujo...-respondí ruborizada.


-¡Qué divertido!-exclamó con sarcasmo.

Blanqueé los ojos.

-Ya, continuemos con el trabajo chico mujeriego...-dije escribiendo. Pero Adam no continuó tecleando, se quedó mirándome.

-¿Perdón?

Debí haberme quedado callada, pero quería pagar por todo lo que me hizo. Y también, quería saber por qué él era así.

-Bueno... Siempre te veo coqueteando con alguna chica, o besuqueándola, o tocándole el trasero....-respondí ruborizada, no quería parecer entrometida-Y, si mal no lo recuerdo, sales con Bernie.

Adam comenzó a reírse.

-Ella no es mi novia. Lo dijo porque está loca por mi. Pero ella es insoportable... Aún no llegó su turno y espero que nunca llegue...

-¿Su turno?-pregunté confundida.

-Exacto.-respondió Adam con una sonrisa pícara. Me guiñó el ojo.

-¿Osea que sales con cualquier chica cuando se te dé la gana?

-No es así. Es una noche con cada chica. Si me gustó lo que pasó, tal vez se repite. Pero no encontré a la mejor... Se volvió como una rutina para mí desde los dieciocho, hace dos años.

Enarqué las cejas. Me pareció sorprendente la naturaleza con que decía las cosas, como si fuera lo más normal. Y también me sorprendió su edad.

-¿Tienes veinte?-pregunté con los ojos abiertos como platos.

-Así es, quedé de curso dos años seguidos. Igual que mi amigo Nick.

-Qué tarados... 

Estaba frente al chico más engreído, egoísta y mujeriego que conocí.¡Oh! Y también estúpido...


-Entonces tu "trabajo" es follar a chicas menores que tú y quitarles su virginidad... ¡Qué lindo!-dije sarcásticamente.

-Oye, tampoco soy un hombre de cuarenta años. Solo les llevo dos años, a algunas tres. ¿Y tú tienes...?

-Dieciocho...

-Y tú... ¿Eres virgen,verdad?-preguntó en un tono más bajo.

¿Qué le importa? 

-No voy hablar de cosas personales...-agarré mi libro y fingí que leía. Él me estaba poniendo nervioso.

-Sí eres virgen, se nota en cómo reaccionaste. Y estás roja como un tomate.-dijo entre risas.-Puedo pasar una noche contigo y así la pierdes. Y nadie volverá a burlarse de esa forma de ti...-hizo una sonrisa pícara. Me estaba asustando.

-No perderé mi virginidad. Y si lo hago, será con alguien a quien ame de verdad, no con un adicto al sexo como tú. No me entregaré como las demás zorras...

Le di la espalda. Me sentí extraña. Sentí un suspiro de Adam.

-Entiendo, quieres perder tu virginidad con alguien que ames. Sería hacer el amor, no sexo...-su tono de voz se suavizó. 

Giré mi cabeza. Era la primera vez que no decía algo para burlarse de lo que dije.

-¿Lo dices en serio?-pregunté.

-Sí. Yo también tenía ese plan, pero salió todo mal.-sonrió.-Pero no pidas que te lo cuente ahora, tenemos un trabajo que terminar.

Tomó la laptop y siguió escribiendo. Quedé anonadada. Él estaba siendo amable en algún sentido conmigo. 

Tomé mis cosas y continué. Pero algo me perturbaba:¿Por qué me trataba así en clases? ¿Por qué

me humilla frente todos?

-Adam....

-¿Sí?-levantó la mirada para verme.

-¿Por qué...por qué me tratas tan mal? No sé que te hice, pero me molesta. Y me pone mal, yo quise comenzar bien aquí, pero veo...que seguiré estando a la sombra de todos.-dije triste.

Él se quedó mudo. 

-Yo... Lo siento, nunca quise tratarte así. De verdad...-me refregó el hombro. Lo miré de reojo. ¿Lo decía enserio? Fuera como fuese, le creía por alguna razón. Tal vez por la forma en que me miraba, parecía sincero. 

-Está bien. Es que siempre me trataron así.

-¿Por qué no te encubres?-preguntó. Al ver que no entendía lo que decía, él prosiguió-Aquí, los...nerds se "encubren". Fingen ser diferentes, pero aún son responsables y sacan buenas notas. Como Luke...

-¿Luke?-pregunté.

-Sí. Él es un buen estudiante. Y juega en el equipo de fútbol. Seguro no te diste cuenta por su look, y se junta con los populares.-dijo Adam sonriendo.

¡Wow! Jamás me habría dado cuenta. Él es lindo y popular. Además tiene ese piercing en su labio que le queda muy bien... Nunca lo podría haber descubierto.

-Tienes razón. Pero... No me sentiría cómoda fingiendo ser otra persona...-suspiré y miré a Adam. Lucía lindo-Bueno... Seguimos mañana, así puedes ir a esa fiesta.

Adam tomó sus cosas y se dirigió a la puerta.

-Gracias.-dijo sonriente-Y mañana, nos vemos en mi dormitorio a las ocho. Nick estará en una fiesta y podremos trabajar tranquilos.

ADAM


Llegué al dormitorio y dejé mis

cosas.

-¿Y? ¿Qué tal?-preguntó Nick viéndome. Se sacó sus auriculares para escucharme.

-Hicimos el trabajo.-respondí.

-¿Nada más?-preguntó Nick curioso.

-Ummm...-titubeé.

-¡Lo sabía!-exclamó dando un salto-¿Qué tal fue? ¿Es buena?

Miré a mi amigo tan interesado en ese tema. Le arrojé una almohada a su cara.

-¡No tuvimos sexo, tonto!-grité.

-¿Entonces por qué dudaste al responder?

Suspiré. No quería darle explicaciones a nadie, pero tenía que consultar algunas cosas con él porque creo que estoy mal.

-Ese tema apareció en la conversación. Hablamos y le dije si quería pasar una noche conmigo.

Nick comenzó a reírse como un tarado con problemas.

-¿Y qué dijo?-preguntó.

-Dijo que no lo haría con un chico como yo, sino con uno que la ame de verdad...-respondí y sentí la misma puntada en el estómago cuando ella me dijo eso.

-Qué golpe bajo...-dijo Nick.-¿Y qué harás?

Me quedé inmóvil. No sabía lo que haría.

-Nada.-respondí recostándome en mi cama.

-¡¿Nada?! ¡¿Nada?!-exclamó Nick-Esa chica te vuelve loco, amigo.

-¡¿Qué?! ¡No!-negué haciendo una cara de asco.-¿De dónde sacaste eso?

-Sabes que ella es linda, inteligente, tiene un buen cuerpo... Todos lo sabemos. Pero tú comenzaste a tratarla de una forma extraña. Y ahora todos se burlan de ella, aunque por dentro saben que ella es una chica maravillosa.-decía Nick mientras caminaba por la habitación-Y no sé por qué la tratas así, pero pienso que es porque te gusta.

-No Nick, en serio no me gusta. Me desagrada por eso la trato así.-respondí fingiendo que no le prestaba tanta atención a lo que él dijo.

-Si, si, lo que digas...-Nick sonrió.

-Oye... ¿Mañana irás a esa fiesta en el dormitorio de ese chico del equipo de fútbol?-pregunté cambiando de tema.

-Sí. ¿Por?

-Nada... Mañana vendrá Abbie y queremos terminar rápido ese trabajo.

Nick sonrió.

-Si, "terminar el trabajo".-dijo antes de salir del dormitorio para ir a cenar.

No quise comer. Estaba confundido. Me cambié para dormir y me acosté. Pero no podía dejar de pensar en Abbie. Su dulce voz, su rostro, su cuerpo, todo. Todo de ella me encantaba, y me sentía culpable por humillarla frente a todos.

N/A:

Bueno, ¡GRACIAS POR LEER! 

Admito que Luke, está inspirado en uno de mis amores, Luke Hemming *W* así que si se lo imaginan, es él:3




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Primera Vez

ABBIE
 Adam comenzó a agradarme. Sí, a pesar de que me llame por horribles apodos, que me humille frente a todos, él me está agradando. Desde que nos reunimos hace unas horas para hacer ese trabajo de Lengua, él me agrada. ¿Por qué? Porque creo que cuando se disculpó conmigo por hacerme sentir mal en el instituto, lo dijo de verdad, no solo por quedar bien conmigo, sino porque de verdad lo lamentaba. Aunque no debería haberle creído después de todo lo que me hizo, pero lo hice porque pienso que las personas pueden cambiar y darse cuenta de sus errores.
Pero me sentí incómoda cuando me dijo si yo quisiera perder mi virginidad con él. ¡¿Por qué se tomó el maldito trabajo de preguntar eso?! Sabía que le respondería que no. ¿Acaso cree que con su voz seductora y su belleza de hombre me conquistará? Es como acercarte a un ladrón y pedirle que te dé todo lo que robó. Sabes que te dirá que no. Entonces, ¿para qué preguntar?
Ya pasó un día.Fui al dormitorio de Adam. Y esperaba que termináramos el trabajo rápido para que él no comience a hacer preguntas que me incomodan. Pero quería saber qué dirá ahora, porque sentía un leve impulso a acostarme con él y perder mi virginidad de una vez por todas. Por lo menos, si lo hago, ya dejarán de llamarme "virgen friki", aunque sea, Adam dejará de llamarme así.
-Hola nerd...-Adam abrió la puerta y pasé. -¿Trajiste tus cosas?
-Aquí están.-respondí dejando los libros y mi laptop sobre su cama.
Su dormitorio era típico de hombres: las paredes llenas de posters de

jugadores de fútbol, camisetas autografiadas. Había una guitarra del lado de Nick. Sobre un escritorio estaban sus laptops y estaba el típico desórden de hombres.
Adam se sentó muy cómodo en su cama, basicamente estaba acostado en ella. Y yo, estaba sentada en un extremo de ella. Trajo su laptop y cada uno encendió la suya.
-¿Cuántas páginas quedan del argumento?-preguntó tecleando la dirección de su correo electrónico.
-Solo dos...-respondí.
-¡Hey!-exclamó-No me enviaste el documento con el archivo.
-¿Será porque no me diste tu e-mail?-pregunté sarcásticamente.
-Bueno...-dijo aclarándose la garganta.
Terminé de enviarle el archivo y comenzamos a trabajar. Terminamos el argumento y ahora teníamos que hacer la ilustración.
-Para ilustrar el trabajo podríamos hacer...un collage.-dije.
-¿Un qué?-preguntó Adam.
-Un collage. ¿No sabes qué es?
Adam negó con la cabeza.
-Y no quiero saber... Suena difícil.-dijo. Qué falta de cultura...-¿Sabes dibujar bien?
Asentí contenta, el dibujo era una de mis especialidades. Recuerdo cuando le dije a mi madre que cuando terminara la escuela estudiaría en una buena academia de Arte, pero ella no aceptó mi idea diciendo que "eso lo puedes dejar como un hobbie, puedes estudiar economía y trabajar en el banco con tu padre o ser abogada." Abogada, abogada, abogada. Era lo único de lo que hablaba, estaba convencida de que iba a estudiar abogacía y ser como ella. Pero odiaba abogacía, me aburría. Además, el arte no es mi hobbie favorito, como ella dijo, también tengo otros

como leer, pero dibujar y pintar no son sólo hobbies.
-Podemos hacer una pintura. Tú haces el boceto y luego lo pintamos.
Tomé mi cuaderno y comencé a dibujar. Adam observaba cómo lo hacía.
-Oye...-dijo con su ronca voz-Umm... ¿De verdad...umm...de verdad no vas a... acostarte conmigo?
-Adam...-suspiré. ¿Por qué me molestaba con eso? ¿Por qué quería hacerlo conmigo? Había chicas que vivían persiguiéndolo, más que los policías de ahora a los delincuentes. ¿Por qué no va con una de ellas?
-Es que...aunque tú no lo creas, tienes un buen cuerpo...y...
Sabía que tenía un buen cuerpo. Varios chicos intentaron tocarme...Fue horrible.
-Y muchos chicos te desean aquí, no soy el único.-dijo Adam sonriendo.
-O sea que quieres acostarte conmigo porque tengo "buen cuerpo". ¡Quieres usarme, es eso!-exclamé levantándome de la cama y caminando hacia el escritorio. Estaba de espaldas a Adam. Crucé mis brazos.
-No Abbie...-sentí que Adam se levantó y se puso detrás mío.-Yo sé que me odias, pero podemos dejar eso de lado por...solo un momento.
Escuchaba su sexy y masculina voz detrás mio. Estaba convenciéndome. No le creas, dijo mi subconciente.
-¿Cómo quieres que deje todo esto de lado?-pregunté.
-Podemos...podemos...-Adam titubeó.
-No sabes qué decir. Lo único que quieres es acostarte con todas las chicas del instituto y listo. Y cuando salgas de aquí será con las de la universidad, y así seguirás. Porque eres un mujeriego que no sabe valorar a las mujeres, crees que somos juguetes.Me das asco-dije escupiendo las palabras. Estaba

enojada, pero a la vez tenía ese impulso de avalanzarme sobre él y teminar de una vez. No quiero mostrarme débil. 
Adam quedó en silencio. Dio un largo suspiro y luego me tomó de una mano, haciéndome girar sobre mis pies para que él pueda verme a los ojos.
-Lo que te voy a contar, nadie lo sabe...-dijo.
¿Por qué tenía que contarme un secreto? Él me odiaba y yo a él. ¿Por qué quiere confiarme algo que nadie sabe?
-Hace dos años, cuando seguía en el último año de preparatoria, había una chica que me gustaba mucho. Terminé estando con ella y resultó ser que...-sentí un tono de decepción en su voz-se acostó conmigo porque perdió una apuesta con sus amigas.
Lo miré triste y a la vez sorprendida. El chico más popular y deseado del instituto me contó eso. ¡Él! Sabía que había inseguridad dentro de él, no podía ser tan mujeriego sólo porque sí.No imagino lo feo que debió ser. Sentirte parte de una apuesta... Me pasó, solo que en vez de perder mi virginidad, fue con mi primer beso. Unos chicos jugaron y el que perdió, me besó y yo pensé que él gustaba de mi.
-Lo peor es que ella me gustaba mucho, pero cuando me contó todo me enojé. Y solo me acuesto con varias chicas para...saber si algún día encuentro a la chica correcta. A...el amor de mi vida.-Adam se sentó en el borde de su cama.
-¿Crees que vas a encontrarla de esa forma?-le pregunté.
-No conozco otra forma-se cubrió la cara con sus manos-.Ya tengo mi reputación marcada. Soy el mujeriego del instituto, el popular, el chico malo... Por más que quiera cambiarlo y ser una mejor persona,

ya no puedo.
Me sentí mal por él. Verlo así, a...podría llamarlo mi "enemigo", me dio tristeza. Creí que era un insensible, pero era todo lo contrario.
 Me está convenciendo.
-Perdón.-dije en voz baja pero él escuchó-No quise llamarte mujeriego, es que...
-Parezco uno.-Adam terminó la frase, pero eso no era lo que iba a decir. Bueno...lo diría pero en otras palabras.-No es que me gusta desvalorizar a las mujeres, yo solo quiero encontrar a la chica de mis sueños. Y cuando la encuentre, estaré siempre con ella, le seré fiel.
Sonreí cuando lo dijo. Nunca escuché a un chico decir eso. Bueno, a un chico real. Porque en libros y películas todos dicen eso.
-Entonces... ¿Puedo intentarlo contigo?-preguntó levantando la mirada, observándome con esos hermosos ojos verdes-Mira que...seas tú la indicada.
Me sonrojé. ¡¿Yo?! No soy la indicada para ningún hombre.
-Yo no podría ser...-dije aún con mis mejillas rojas-Por eso te digo que no. Así no pierdes tu tiempo.
-Yo no sé quien es mi chica ideal, solo el destino lo sabe...-él sonrió, seguro se le ocurrió alguna idea-Sé que no nos llevamos bien y comenzamos con el pie izquierdo, pero... Podemos hacer un trato.
-¿Un trato?-pregunté sin entender. ¿Qué era eso?
-Sí. Un trato donde...tú y yo nos acostamos. Tú pierdes tu virginidad, y dejaré de llamarte "virgen friki". Yo veo si eres o no la correcta. Si nos gusta lo que pasó entre nosotros, nos acostamos cuando tengamos ganas. Pero, como no puedo arruinar mi reputación de "popular",

seguiré humillándote, pero debes saber que es todo actuación...
 Quiere engañarte, no le creas.
 ¡Shhh! Calla conciencia...
-¿Actuar?
-Sí, lamentablemente tengo que hacerlo. Sino los demas no me aceptarán... ¿Qué dices?
Adam extendió su mano como para cerrar el trato, solo falta que yo responda.
Me estaba convenciendo. Podría sentir por primera vez qué es el sexo. Aunque entre él y yo no hay ningún sentimiento de amor, no lo sé. Aceptaré. Siento unas locas ganas de besarlo, quiero que me toque. No sé cuando empecé a sentir esto, hace apenas unos momentos. Son mis locas hormonas. Abigail, contrólate. No esta vez.
-Está bien.-extendi mi mano y tomé la suya.
Los dos sonreímos.
-Hagámoslo ahora...-eso se me escapó. No quise lucir tan necesitada, tan rápida, pero me estaba volviendo loca.
Adam sonrió y me agarró de la cintura atrayéndome hacia él. Nos tumbamos en la cama, quedando yo sobre él. Nuestras narices chocaron y nuestras respiraciones comenzaron a agitarse. Nos quedamos mirándonos a los ojos, inmóviles.
-Será mejor comenzar...
Yo asentí, pero la verdad es que no sabía qué hacer. Nunca llegué a una situación así. Así que los dos seguíamos inmóviles, yo acostada sobre él y él debajo mío. Adam soltó una risita.
-No sabes qué hacer,¿verdad?-preguntó.Me ruboricé.-No te preocupes, yo te guío. Y no dudes ni temas en hacer algo, solo...hazlo... Entonces, ¿empezamos?
-Está bien. Pero no me beses.-le dije. Si quería perder mi virginidad, tenía

que ser algo inolvidable y pasional como en los libros que leí. Pero por alguna razón, no quería que me bese. Sería besar al chico que me humilla y me hace sentir horrible en las clases. Era como besar un... ¿cactus?, peligroso. Aunque por dentro deseaba besar sus labios.
-Bueno...¿Tampoco quieres que te folle?-exclamó Adam en un tono irónico.-Si vamos a hacerlo, vamos a hacerlo bien.
Bajé la mirada, me sentí como una tonta. Como una niña que no conoce nada del mundo exterior.
-Okay, hagámoslo bien.-respondí.
Adam levantó mi cabeza con su mano de una forma rápida y pegó sus labios a los mios. Los movía lentamente. Yo no sabía cómo besar, así que intenté moverlos de la misma manera que él lo hacía. Su lengua refregaba mi labio inferior e intentaba entrar a mi boca. Abrí mis labios dejando que su lengua tenga paso al interior de mi boca. La lengua de Adam era inquieta, en cambio la mia estaba quieta ya que nunca di un beso con lengua. Hasta que comencé a moverla y chocó con la suya y comenzaron un juego de lenguas que se volvía más salvaje. Sentí un escalofrío, sentí que ardía pero esto era solo el comienzo.
Él rodó sobre mí y yo quedé bajo su cuerpo. Me sacó la calza que llevaba puesta. Ya que era sábado y, a menos que estemos en clase y en horario de escuela, podíamos usar cualquier ropa.
La dejó caer en el suelo. Se sentó y me miró.
-Viniste preparada, ¿eh?-dijo mirando mi tanga de encaje negra.
-¿Que por ser nerd no puedo usar esta clase de ropa interior?-pregunté enarcando mis cejas.
-Claro que no, puedes

usar lo que quieras. -sonrió-Te queda sexy...
Se levantó de la cama y se sacó sus jeans quedando con su boxer negro. Noté que ya tenía una leve erección en su miembro. ¡Wow! ¿Estoy logrando eso? Y solo nos besamos.
Adam caminó y buscó en un cajón del escritorio. Sacó un sobresito que tenía la protección. Estiró un poco el boxer hacia abajo. Él notó que lo obsevaba y se puso de espaldas a mi.
-Hey! ¡No mires!-exclamó riendo.-¿Tomaste la píldora?-preguntó mientras se ponía la protección.
¿Le decía que sí o le mentía? Sabía que él iba a insistir con todo esto de acostarse conmigo, lo presentí. Y tomé la píldora, aunque la tomaba todos los días, desde los dieciséis años. Porque mi mamá quería "prevenir accidentes", y yo comencé a tomarla porque pensé que perdería mi virginidad tarde o temprano.
-Sí-respondí tímida.
Adam volvió a la cama. Abrimos la manta y las sábanas y él se acostó encima mio.
-Si te preparaste...-dijo con una sonrisa. Me dio un beso en la punta de la naríz.-¿Seguimos?
Asentí y volvimos a besarnos. Esta vez, más apasionados. Entrelazó sus piernas con las mías. Tomó mi blusa y la quitó.
¿Tenía que quitarle la suya? ¿O esperar que él se la sacara? Con miedo estiré mis manos y saqué su remera.
Adam comenzó a besar mi cuello y sentí un hormigueo que recorría mi cuerpo. Bajó sus manos de mi cintura y las dirigió a mi trasero. Lo apretó y me sobresalté un poco, pero luego me relajé y me sentí bien. Comenzó a bajar lentamente mi tanga y me asusté un poco, no sabía cómo reaccionar

o qué decir.
Estiré una mano e intenté impedir o por lo menos atrasarlo para que me la quitara. Tenía miedo.
-No tengas miedo.-dijo Adam.
Me quedé muda, él continuó y la sacó por completo. Se sentó y me observó.
Tenía miedo, estaba avergonzada, quise escapar de allí. Di media vuelta y tapé mi cara con una almohada.
-Perdón si no soy lo que esperabas.-dije contra la almohada.
-¿De qué hablas?-sentí a Adam hablar a mis espaldas-Eres hermosa...
Pasó sus manos por mi cuerpo, desde mis pies hasta mis caderas de una forma lenta. Me tomó de la cintura y me hizo girar, quedando cara a cara.
-Ahora vamos a ver todo ese lindo cuerpo...-susurró desprendiendo mi sostén y sacándolo. Abrió sus ojos bien grandes y soltó un fuerte suspiro.
-Deseo este cuerpo...-y luego soltó un gemido.
 Acercó su boca a mis pechos y comenzó a besarlos. Me quedé quieta, estaba disfrutando esto. Nunca nadie me vio así: desnuda. Poco a poco iba sintiéndome más caliente y ya no podía quedarme inmóvil, me estremecía a cada rato y mi respiración comenzaba a agitarse.
 Apoyé mis manos en el boxer de Adam. No sabía lo que hacía, fue de una manera inconsciente. Esto me volvía loca.
-Sácalo si quieres...-dijo mientras seguía besando mis pechos.
 No lo pensé, solo lo hice.
 Ahora, los dos estábamos desnudos. Sentí su erección rozando mi zona y eso me excitaba. Pasé mis manos por su ancha espalda refregándola de arriba hacia abajo. En eso, él mordió un pezón de mi

pecho. Sentí dolor,pero esto era un dolor bueno.
Gemí. Sonrió y comenzó a besar todo mi cuerpo. Llegó hasta mi zona íntima y se detuvo. Pasó una mano por allí y me causó escalofríos.
-Mmm...-dijo. Se mordió el labio.-No, no-negó con la cabeza un poco distraído-Lo dejaré para otro día...
 ¿A qué se refería?
-¿Perdón, de qué hablas?-pregunté.
 Se acostó a mi lado y me miró fijamente con una sonrisa.
-Olvídalo. Lo dejaremos para otro momento...
 Me agarró de las piernas haciendo que mi cuerpo se pegue al suyo. Los dos estábamos calientes, se sentía el calor de cada cuerpo. Nos volvimos a besar. No sé por qué pero mis caderas no paraban de moverse haciendo que mi zona roce con su duro miembro. Era excitante. Adam pasó sus manos por mi estrecha espalda y las bajó hasta mi trasero pellizcando mis nalgas.
 Seguimos besándonos apasionadamente. Seguimos tocándonos mutuamente. Y seguimos moviéndonos rápido y estremeciéndonos cada vez que nos pegábamos más y más, haciendo que respiráramos agitádamente y querramos cada vez más. Y así fue, Adam hizo que rodeara su cadera con mis piernas, quedé bajo él.
 Él me agarró fuerte y me penetró con fuerza y lujuria.
-¡Ahh!-gemí ladeando la cabeza hacia atrás del placer.
 Él sonrió y comenzó a ir más rápido. Sentí que estaba mojándome y sentí mi primer orgasmo. Me erguí curvándome hacia atrás. Clavé mis uñas en su ancha espalda, arañándola del placer y dolor que sentía.
-Disfrútalo...-gimió con voz ronca.
 Apretó mis nalgas y me soltó. Se acostó a mi lado. Comenzamos a jadear.
-¿Que tal tu primera vez?-preguntó refregando mi espalda.
-Inolvidable.-respondí con un suspiro. Adam rió.
-¿Quieres más?-preguntó.
 Giré para verlo. Él ya tenía en sus manos otro condón y estaba poniéndoselo.
-Ummm.. Sí, quiero más. ¡Quiero más,Adam!-exclamé abalanzándome sobre él.
 Wow, no me conocía. Era otra yo, un lado que nunca conocí de mí hasta ahora.
 Pero me apartó de él y me acostó sobre la cama.
-Mmm sí que te gustó.-dijo mordiéndose el labio y noté lo sexy que es-Pero tranquila gatita, mañana te va a doler, más si lo repetimos...
 Lo fulminé con la mirada.
-Me arriesgaré...-dije.
 Adam sonrió y me tomó rápido de las caderas, penetrándome duro.
 Estuvimos un rato más y luego me soltó.
-Ahora si, descansa un poco nena...
 Tomamos las sábanas y nos tapamos.





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Primera vez, primer castigo

ADAM

 Abbie seguía dormida. Me desperté en medio de la noche. Qué bueno que Nick aún seguía en esa fiesta.

 Refregué el hombro de Abbie pero no reaccionó, estaba dormida plácidamente con una sonrisa. La pasamos bien, gastamos toda nuestra energía. Me gustaba.

 La puerta del dormitorio se abrió y Nick apareció. Encendí la lámpara que estaba de mi lado.

-Hola amig.... ¡Hey!-exclamó al ver a Abbie durmiendo en mi cama a mi lado-Creí que ella ya se había ido hace rato... No sabía que fornicar era parte de su proyecto.

-¡Shhh! Ya cállate, ella puede despertarse.-le dije en voz baja.

-Okay.. ¿Y qué tal es?-preguntó Nick en un susurró.

-Te lo contaré luego. Ahora vete, ella puede despertar en cualquier momento.

-Okay, si me necesitas estaré en el mismo dormitorio donde fue la fiesta. ¡Aún sigue la pachanga!-dijo saliendo de la habitación.

 Volví a acostarme cuando Abbie comenzó a moverse. Abrió los ojos y me miró con una sonrisa.

-Hola...-dijo ella.

-¿Cómo dormiste?-le pregunté.

-Bien...-respondió. Rodeé su cuerpo con mis brazos atrayéndola hacia mí. Me volvía loco.

-¿Te gustó lo que hicimos?-pregunté.

 Ella sonrió.

-Mucho. Yo... ¿Lo hice bien?-preguntó con una mirada de preocupación.

-Demasiado bien, muy bueno para ser nueva en esto.-sonreí.Era cierto lo que

dije.

 Dio un bostezo y volvió a apoyar la cabeza en la almohada.

-¿No te duelen los rasguños que dejé en tu espalda?

 Reí, es muy tierna e inocente.

-No... Eso significa que lo hice bien...-respondí-¿No te duelen las piernas o te sientes adolorida?

-Un poco.

 Ella apoyó su cabeza en mi pecho. Todavía no creo que de odiarnos pasamos a...esto.

-Y ese trato...

-Se cumple, sin duda. Me gustó mucho. ¿Tú qué dices?-le pregunté. 

 Deseaba mucho estar con ella.

-Trato hecho...-se acercó y me dio un beso.Apreté su cuerpo desnudo contra el mío. Me gustaba sentir su suave piel rozar la mía.-¿Y ahora qué hacemos?-preguntó apoyando su cabeza en la almohada.

-No lo sé... ¿No tienes un poco de hambre?-ella asintió con la cabeza-Vamos a buscar algo para comer en la cantina....-sugerí. 

 Me levanté de la cama y busqué unos calzoncillos en el cajón.

-¿No tendremos problemas?-preguntó Abbie observándome aún acostada mientras me ponía mis pantalones.

-No creo, ya es tarde debe estar vacía y los cocineros duermen... Vamos, cámbiate y bajamos.

 Ella se cambió y bajamos las escaleras hasta la planta baja. Salimos de la torre Norte y entramos a la parte con los salones. Caminamos por el corredor principal y entramos a la

cantina. Estaba a oscuras y la única luz que apenas iluminaba el lugar era la luna.

 Pasamos entre las mesas hasta llegar a la gran mesada donde ponían la comida. Ahora estaba vacía. Pasamos por una puerta hasta la cocina y abrimos la gran despensa que se encontraba dentro.

-¿Qué quieres?-pregunté.

-Ummm no lo sé...

-Puede pedir lo que sea mademoiselle, mire toda esta comida que hay. -miré dentro y saqué un par de alimentos-¿Qué tal si nos preparamos unos sandwiches de pechuga de pollo, queso y tomate?

 Ella sonrió.

-Gracias, pero prefiero un poco de pan con mantequilla de maní.

 Sacó el frasco y untó mantequilla de maní en su pan. Preparé mi sandwich y nos sentamos sobre la mesa que había en la cocina.

-Prueba, está rico...-le dije ofreciéndole un bocado de mi sandwich.

-¡Mmm!-exclamó después de probar un poco-Muy rico...

 -¿Te preparo uno?

-Okay...-respondió.Le preparé uno rápido y se lo entregué, de paso, me hice uno más para mí.

 Vi sus labios moverse mientras masticaba y no pude evitar morder mis labios. Los suyos eran tan suaves y probocaba en mí una serie de sensaciones que nunca sentí con una chica antes.

-¿Qué haces?-preguntó sonriendo.

 Sacudí mi cabeza para poner los pies sobre la tierra, ma había distraído viendo sus labios.

-¿Ah?-pregunté confundido. Ella

se rió, seguro por mi cara de tonto babeándose.

-¿Por qué te mordiste los labios hace un segundo?

-Me mordí los labios al ver los tuyos...-dije acercándome a ella y pegando nuestras frentes.

 La besé de nuevo y sentí esa descarga de adrenalina y placer que sentí hace unas horas atrás al tenerla solo para mí.

-Mmmm...qué rico beso.-afirmé al despegar mis labios de los suyos.

 Ella se ruborizó y sonrió con timidez.Caminé hacia la heladera y tomé dos latas de gaseosa.

 Seguimos charlando y jugueteando y no nos dimos cuenta que el tiempo pasó. Ya eran las 5:30a.m, y seguíamos en la cocina de la cantina. 

-¡Ustedes qué hacen aquí!

 Dimos media vuelta asustados y vimos al director Peterson y a una de las cocineras. Los dos quedamos pasmados.

-Señor Baker,¿hasta dónde llegará con sus problemas y travesuras?-preguntó el director-¡Vaya! ¡Señorita Porter! No esperaba que una alumna ejemplar hiciera esto....

 Ella bajó la mirada, y noté que temblaba. Claro, ella era la mejor alumna de la escuela y ahora estaba en problemas, al igual que yo corría riesgo de que me expulsen.

-Es mi culpa-dije-.Le pedí que me acompañara, pero ella me advirtió que era mala idea. Solo tenía un poco de hambre...

 El director se refregó la frente.

-Señor Baker, tiene una larga lista de bromas, travesuras y escándalos que hizo en esta escuela durante más de dos años, creo que no hay

otra opción que expulsarlo.-dijo serio.

 Bufé, bajé la mirada. Si mi hermana se enteraba que me expulsaban, me iba a echar de la casa o no lo sé. Además, no quiero provocarle más problemas con los que ya tiene con su trabajo.

-¡Director Peterson, no!-exclamó Abbie-Por favor, no fue su culpa, yo estuve con él... ¿Puede tomar otras medidas? 

-Mmmm...-el director lo pensó-Esta bien, se salvó señor Baker. Pero los dos tendrán de castigo ayudar en la cocina hoy y mañana. Y esto quedará escrito en sus archivos...

-Está bien.-respondió Abbie.

 Levanté la mirada y miré a Abbie sorprendido. Ella arriesgó su fama de buena alumna y ahora esto quedará en su expediente por mí.

-Apenas el desayuno termine, los espero a los dos aquí para que laven la vajilla.-dijo el señor Peterson antes de hacernos volver a nuestros dormitorios.

-De verdad no tenías que hacer esto. Muchas gracias...-le dije a Abbie mientras caminábamos por el corredor.

-No hay de qué. Solo lo hice porque no imagino la expresión de tus padres si se enteran que te expulsaron...-respondió.

-Gracias. Nos vemos enseguida. Te traeré tus cosas que dejaste en mi dormitorio....

 Nos despedimos y fuimos a dormir un poco antes de ir a cumplir nuestro castigo.

 Pero apenas pude dormir porque Nick llegó y comenzó a hacerme varias preguntas sobre Abbie:

-¡Cuenta todo!-exclamó echándose en la cama.

-Tengo sueño Nick...

-¿Y

qué? Yo igual, pero me saltaré el desayuno para dormir un poco, tu tambien puedes hacerlo.-dijo sacándo sus pantalones y tapándose con su covertor.

-Hoy no, tengo castigo.-dije con mal humor.

 -¿Qué? ¿Ahora qué pasó? ¡Explicame todo! Pero comienza con Abigail, por favor...

 Suspiré cansado. Pero si le decía, luego no me molestaría.

-Estabamos haciendo el proyecto y entre charla y charla, comenzamos a besarnos y luego tubimos sexo. Eso fue, en resumen.-le dije.

 Apagué la luz para dormir, pero Nick volvió a prenderla.

-¿Cómo es ella?-preguntó.

-Única, parece muy buena para ser real, en todo sentido.-mordí mi labio al recordar cada momento. Ella era impresionante.

-Me lo imagino...-rió Nick-Tú sí que tienes suerte... Ahora cuéntame sobre ese castigo. ¿Qué hiciste? ¿Te descubrieron haciéndolo con Abbie?

-No. Fuimos a la cantina para comer algo y nos vieron.-respondí.

 Recordé lo buena que fue ella al aceptar ese castigo para que no me expulsaran.

-Ahora déjame dormir que despues del desayuno tengo que ir a lavar platos...

 Nick asintió y cerré mis ojos para poder descansar.

ABBIE

 Llegué a la cantina, ya estaba más vacía por los chicos que se estaban yendo de vuelta a sus dormitorios o a pasear por los jardines del instituto.



 Pasé directamente a la cocina donde una señora me indicó las tazas y cucharas que debía lavar. 

 Abrí el agua y tomé la esponja llena de detergente y comencé a lavar. Sentí unas manos en mi cintura, giré mi cabeza y vi a Adam mirándome con una sonrisa.

-Llegaste un poco tarde...-le dije-Una de las cocineras estaba buscándote. Me dijo que debes lavar los platos que están allí.

 Adam asintió y se puso al lado mio a fregar. No quise tratarlo así, pero nunca tube un castigo antes y quería terminar y hacer bien todo.

-Sigo muy agradecido por lo que hiciste...-dijo.

-No hay de qué.-respondí aún concentrada en enjuagar bien la vajilla. 

-¿Qué pasa?-preguntó.

-Nada, solo que nunca fui castigada.

 Adam suspiró.

-Entonces debiste haber dejado que me expulsen.

 Dejé la esponja a un lado y me detube para mirarlo. Él me miró.

-No podría...-respondí.

-¿Por qué? 

 No podía decirle que lo hice porque ahora me importa. Sería vergonzoso y no tengo valor para decírselo.

 Adam vio que no respondía entonces habló:

-¿Para seguir con el trato?-preguntó divertido.

-¡Sí, eso!-exclamé fingiendo una sonrisa.

 Adam comenzó a reírse y con su esponja salpicó un poco de espuma en mi cara y ropa. 

Hice lo mismo. Luego comenzamos a salpicarnos agua y comenzamos a jugar en vez de lavar.

 La cocinera apareció detrás de nosotros y se aclaró la garganta.

-Salgan de aquí, ya terminaré yo. Sino no terminarán nunca de lavar...-dijo enojada.

 Los dos salimos divertidos de la cocina. No teníamos que fingir que nos odiabamos aún, ya que la cantina ya estaba vacía.

-Te veré en clase...-dije. 

-Igual yo... Recuerda que debes terminar de pintar el dibujo.


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¿Celos?

ABBIE

-¡Abbie! ¡Espérame!-exclamó Luke a mis espaldas.

 Di media vuelta para verlo. Ya habíamos salido de la clase de Física. Era lunes y me sentía genial después de haber dejado de ser virgen hace dos días.

 Buscaba a Adam para preguntarle si había visto en su dormitorio mi celular, ya que pienso que lo olvidé allí. Pero él no apareció en todo lo que llevábamos del día. Y espero que por lo menos vaya a cumplir el castigo que teníamos, solo que esta vez tenemos que ir a la cocina después del almuerzo.

-¿Podemos ir a hacer la tarea en la biblioteca?-preguntó Luke con una sonrisa.

-Vamos.


 La biblioteca era muy silenciosa y no estaba tan llena. Solo había uno que otro estudiante buscando unos apuntes.

 Nos sentamos en una mesa y nos pusimos a hacer la tarea de Historia.

-¿Dónde estuviste el fin de semana?-preguntó.-Bueno, ya que es un internado no tienes mucho a donde ir, pero no te vi hasta el almuerzo del domigo en la cantina.

-Estuve con Adam haciendo el trabajo de Lengua.-respondí con una mueca de disgusto.

 Tenía que fingir que lo odiaba. Y por más que Luke es mi mejor amigo aquí, no podría contarle porque no imagino su reacción.

-Ahhh... ¡Qué mal! Yo quería hacer ese trabajo contigo. Sería mas divertido, no?

-Sí.-respondí-¿A ti con quién te tocó?

-Elle. No sabes lo que fue soportarla... Al final,

tuve que hacer todo el trabajo yo solo. Ella no ayudó en nada.-dijo con un suspiro.

-Pobre de ti...-refregué su hombro. 

 Luke me sonrió de forma tierna.

-¿Qué hay de ti? ¿Adam ayudó en algo?-preguntó mirándome.

-Umm sí, aunque no lo creas. Nos dividimos las tareas y ya hemos terminado todo.-respondí.

 Luke continuó transcribiendo la respuesta del libro hacia su cuaderno.

-Parece que la pasaste mejor que yo...

-No tanto. Solo hicimos la tarea. Hubiera sido mejor si lo hacíamos juntos.-dije haciendole creer que aún Adam me disgusta.

 Seguimos haciendo la tarea. Pero quería probar algo que Adam me contó:

-Luke... ¿Es verdad que eres....bueno...

-¿Un "cerebrito"?-terminó la pregunta. Yo asentí sorprendida de que él lo haya deducido tan rápido y fácilmente.-¿Cómo te enteraste? Muy pocos lo saben aquí...-dijo en un susurro, a pesar de estar prácticamente solos en la biblioteca.

-Adam me contó.-respondí. 

 Luke sonrió.

-Él si sabe, y Nick también. Son los únicos, bueno...sumándote a ti.

-Me dijo también que muchos "nerds" suelen disfrazarse de alguna manera o fingir ser otra clase de persona. Y luego me comentó sobre ti.-dije con voz temblorosa. No sé si a él le parecía incómodo hablar de esto.

-Así es. Seguro te sorprendiste al saber que era...un nerd más.-dijo riendo.

-Te juro que nunca lo imaginé.

 Los dos comenzamos a reírnos tan fuerte que la bibliotecaria

nos regañó.

-Entonces si yo me....disfrazara, ¿ellos me aceptarían?-pregunté.

-Sí. Son muy estrictos en lo físico. Pero Abbie, no intentes hacer eso. Me gustas tal y como eres.-dijo Luke.

-Gracias. Y no pienso hacerlo.-dije blanqueando los ojos-¿Pero por qué tú sí lo hiciste?

-Nick, Adam y yo éramos compañeros en el equipo de fútbol. Y son buenas personas, aunque un poco superficiales. Fuimos buenos amigos, antes de que vinieras, pero Adam era tan popular que comenzó a apartarse. Luego Nick también se unió a él. Y, si sabías, ellos quedaron de curso dos años. Entonces ganaron mucho tiempo para volverse los chicos más populares del instituto comportándose como mujeriegos y encantando a las mujeres, Adam es el mejor ejemplo de eso. Y...yo no quise quedarme atras, solo cambié la ropa que uso y me puse este piercing, que por cierto me gusta. Pero no mi personalidad como ellos.-explicó Luke.-Pero si conoces mejor a Adam, fuera de su burbuja de popularidad, es una buena persona.

 Y lo sabía, bueno...pienso que conocía a ese Adam. Más bien, pude verlo apenas cuando me contó por qué hace lo que hace, y sentí pena por él.

-Ahhhh...bueno, me gustaria que el "Adam bueno" me tratara bien.-dije suspirando.

-Algún dia lo hará.-dijo Luke.


 Terminamos la tarea y ya era el momento en que tenía que ir a lavar los platos en la cocina. Pero Adam no apareció.




 Lavaba y unos platos se resvalaron de mi mano. Cayeron al suelo y se rompieron en mil pedazos.Una cocinera me miró y levantó la ceja.

-Lo siento... Iré a buscar algo para limpiar esto.-dije avergonzada. 

 Salí de la cocina de la cantina y me dirigí al armario del conserje. Abrí la puerta y me sorprendió lo que vi: Adam y Bernie, los dos abrazados y besuqueándose. Tenían sus uniformes desalineados, seguro que intentaban tener sexo. Los dos se sorprendieron al verme. Yo estaba igual de sorprendida.

-¡Adam!-exclamé enfurecida.

Pero en vez que él respondiera, Bernie lo hizo.

-¡Maldita friki!-exclamó enojada-¡¿Qué haces aquí?! ¡Ya vete!

 Crucé mis brazos.

-Vine a buscar una escoba y pala para limpiar algo... ¡Ustedes qué hacen aquí!

 Adam estiró su brazo y me entregó la pala y la escoba.

-Ahora retírate, nerd. Aquí no hay espacio para ti....-dijo.

 Bernie comenzó a reírse en mi cara y cerraron la puerta. Quedé afuera con la escoba y la pala en cada mano, enojada. Lo odié, era como el maldito Adam que odié desde el principio.

 Gruñí todo el camino desde el pasillo hasta la cocina. Estaba enojadísima con él.

 ¿Pero qué me pasa? ¿Fueron celos? Me molestó verlo con esa zorra. Pero...recordé que él fingía que me odiaba, pero aún así...me molestaba. Sentía un dolor horrible e inexplicable en mi estómago.


 Para más tarde, en mi dormitorio, tocaron

la puerta y no era nada más que Adam.

-¿Qué quieres?-pregunté aún enfurecida.

 Él entró a mi dormitorio como si nada.

-Vengo a cumplir con nuestro trato...-dijo sonriendo. Se quitó su camisa blanca y la arrojó al suelo. No iba a dejar pasar esto.

-Ahora no-le dije empujándolo hacia la puerta, no me importaba tocar ese bien trabajado abdomen-.Explicame por qué estabas con Bernie en ese armario.

 Comenzó a reírse a carcajadas.

-¡¿Estás celosa?!-exclamó entre risas.

-¡No! ¡Claro que no! ¡Solo que tú... Yo tuve que...ahhh!-farfullé alterada.

-¡¿Qué?! No te entiendo.-dijo riendo.

-¡Tú te pasaste en ese armario besuqueándote con esa zorra y yo lavando platos! ¡Eres de mucha ayuda,Adam!-grité enojada.

-Relájate... No me acostaría con ella ni aunque me pagen.

-¿Qué?-pregunté sorprendida. Por dentro estaba alegrada de saber eso.

-Ella está loca por mí, pero no me agrada. Sueña con perder su virginidad conmigo, pero no es mi tipo...

-Quieres decir que ella sigue siendo virgen.-dije con una sonrisa.

-Así es. Tú le llevas ventaja.-dijo mirándome.

 Me abrazó y besó mi cuello.

-Además, tu eres la única chica con quien planeo tener sexo siempre...-susurró a mi oído con su sexy voz.-Recuerda que tenemos un trato. No sé tú, pero yo pienso cumplirlo...

 Comencé a reír.

-Por cierto, tu celular.-dijo entregándomelo.-Ahora... ¿Podemos comenzar?

-Está bien.-respondí.




N/A:

 ¡PREGUNTAAAA!

¿Alguna vez sintieron celos de alguien sin ser nada? ¿Pasaron por una situación incómoda al haberlos sentido?

 A mi muchas veces :/ 



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La clase de Arte

 ABBIE 

 El trabajo que Adam y yo hicimos sobre Romeo y Julieta para la clase de Lengua resultó ser el mejor de la clase. La profesora nos felicitó y subió un par de puntos a la calificación de Adam.

 Para el final del almuerzo, Luke me pidió que le llevara el suyo al campo de juego. Ya que hoy tenía práctica de fútbol y en su horario se perdía el almuerzo.

 Caminé por el campo de fútbol. Los chicos acababan de terminar su entrenamiento. Me acerqué a Luke,que estaba con Nick y Adam.

-Hola, traje tu almuerzo.-dije entregándoselo.

-¡Gracias!-exclamó. Abrió la bolsa de papel y vio su sandwich-Mmm, luce delicioso.

-Hola...-dijo Nick saludándome.

-Hola nerd.-dijo Adam mirándome con cara de disgusto. Solo ignoré su comentario.

 Noté que él no llevaba puesto el vestuario de fútbol que Nick y Luke llevaban. Su uniforme parecía más de tenis.

-¿Te quedas? Iré a ducharme y luego haremos la tarea juntos.-dijo Luke secándose la cara con una toalla.

-Me encantaría, pero debo ir al taller de arte ahora.-respondí.

-Está bien. Nos vemos luego.

 Lo saludé y me fui.

ADAM

 Abbie se fue caminando por el campo. Nosotros fuimos hasta las duchas.

-Amigo, por qué trataste así a Abbie?-preguntó Nick confundido-.Es decir, te acostaste con ella. Y luego la tratas

como "nerd". ¿Que lo hizo mal?

-No. Es estupenda en el sexo... Solo que...es algo complicado. Luego te cuento.

 Luke se acercó a nosotros.

-Hola chicos. ¿De qué hablaban?-preguntó poniendose la remera.

-Hablábamos de...

-¡Nada!-exclamé fulminando con la mirada a Nick.

 No quería que Luke supiera, más bien nadie tenía que saber sobre el trato entre Abbie y yo. Creerán que me aprovecho de ella, o no sé. 

 Además, Luke es su mejor amigo, tal vez me mata si se entera.

-Nada, no hablábamos de nada. Tonteras.-dije nervioso.

-Ummm...está bien.

-Bueno, me voy. Tengo que hacer unas cosas.

 Salí de allí y corrí hasta Administración.

ABBIE

 Llegué a la sala de arte. Me había atrasado un poco por ir a la biblioteca a dejar unos libros. 

-Perdón profesor Cole. Me atrasé en la biblioteca.-dije al entrar al salón.

-Tranquila querida, aún no empezamos.-dijo llevándose sus manos a su cintura-Estaba por presentar a la clase al estudiante que se nos unirá.

 Me senté en mi banco junto con mi lienzo y pinturas.

-Es el muchacho Adam...

 Que no sea Baker, que no sea Baker...

-... Baker.-dijo el profesor con una sonrisa.

-Hola nerd....-sentí un susuro a mis espaldas. 

 Giré mi cabeza para verlo, para ver si era verdad. ¡Y sí! Adam estaba en el taller

de arte.

-¡¿Qué haces aquí?!-exclamé susurrando.

-El director me dijo que tenía que tener una materia extracurricular para mejorar mis calificaciones. No sé como eso ayuda...-dijo sonriendo.

 Aún seguía sorprendida.

 Adam seguía con su equipo de gimnasia, aunque no sabía si era de fútbol. 

-¿Y por qué elegiste arte?-pregunté.

-Me gusta el arte, es algo en que destaco.-respondió haciendo una sonrisa que parecía falsa.

 Comenzamos a pintar. Decidí hacer un paisaje de mar. Ya había terminado,fui a mostrarle al señor Cole.

-¡Ohh Abigail! ¡Está muy chic! ¡Precioso nena!-exclamó el profesor haciendo una cara de asombro. Su voz y su forma de expresarse afeminada me dio un poco de gracia.

-Gracias profesor.-dije.

 Él se acercó a mi y me susurró:

-Deja el lienzo a secar y ve a ayudar a tu nuevo compañero...

 Caminé con bronca hasta Adam. Su cara estaba manchada con pintura y parecía estar concentrado en su arte.

-Hola, el profesor me pidió que te ayudara.

 Adam me sonrió de forma disimulada, teníamos que fingir nuestro odio. Pero nuestra relación era extraña, me agradaba, pero cuando se ponía insoportable y se comportaba como el Adam mujeriego, aunque actuara conmigo, me molestaba, lo odiaba como antes.

-No necesito tu ayuda, nerd.-dijo sin mirarme.

-¿Por lo menos podría ver? Solo para ver si vas bien...

 Adam bufó.

-Como quieras....

 Él levantó

su lienzo y me lo mostró. No es por menospreciar o criticar, pero si él dijo que se destaca en el arte...no parece. No entendí lo que quiso pintar, y por varios lados chorreaba pintura.

 Sin querer, se me escapó una risita.

-Okay, no está tan bueno como el tuyo pero fue un intento- comentó.

-Perdón, no quise reírme-dije avergonzada-.Aunque no entiendo lo que pintaste. ¿Eso es una pelota de basquet?

 Él rió.

-No, es una naranja. Es naturaleza muerta.

-Ahh...-levanté las cejas.-Bueno, voy a ver si ya se secó mi pintura.

 Comencé a alejarme de Adam, pero sentí un susurro proveniente de él.

-Nos vemos esta tarde... 

 Asentí y me ruboricé cuando dijo eso. Sería mi tercera vez con él. No podía esperar...






-¿Lista?-preguntó Adam mientras dejaba su mochila sobre la silla cerca de mi escritorio. No sé por qué la trajo, si lo que ibamos a hacer ahora era solo sexo. Ni más ni menos.

-¿Para qué la mochila? ¿Que traes allí?-pregunté.

-Nada, la traje por si me topaba con algún profesor, si me preguntan, les diría que iba a hacer un trabajo para clase contigo.-respondió. Muy astuto.

 Adam vino un rato después de que el taller de arte terminara. Hubiera sido más facil que él viniera conmigo, pero no sé que fue a ver en su cuarto.

 Me saqué los mocacines negros de la escuela y me senté en la punta de la cama.

-Hoy haremos algo diferente.-dijo con una sonrisa. También se sacó sus zapatos y medias y desprendió su pantalón gris del uniforme del instituto, luego lo arrojó al suelo quedando en boxers y su camisa blanca con la corbata-Dime... ¿Alguna vez tubiste sexo oral, lo intentaste?

 Adam se arrodilló en la cama, frente mio, haciendo que me moviera más al centro del colchón.

 ¿Sexo oral? Lo que sabía lo había aprendido en muy pocos libros que había leído. Eran novelas románticas, pero a veces aparecían momentos eróticos. Nunca entendí por qué mi madre me compró esos libros, que eran tres en total. La primera vez que leí una escena de sexo oral me asqueé por completo. Nunca entendí por qué la gente se pone "caliente" cuando hacen eso. Era cuestión de probar...

-Nunca lo intenté, nunca hice eso.-dije con timidez.

-Está bien, hoy será tu primera vez, novata.-dijo Adam que aún sonreía.





 Me abrazó fuerte cuando terminamos, pegándome contra él.

-¿Te gustó?-preguntó sin parar de besarme.

-Me encantó. Dios...eso fue...

-Magnífico.-Adam terminó la frase y con la palabra justa.

 Me acosté en la cama. Estaba exahusta y satisfecha.

-De verdad... ¿De verdad soy la única chica con quien planeas tener sexo?-pregunté ruborizada. 

 Adam sonrió y me abrazó.

-Eres la única...-susurró mirándome a los ojos.


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Las fiestas no son malas

ADAM
 Llegué a mi dormitorio. Me eché en la cama, cansado. Los recuerdos de hace unas horas atrás con Abbie me invadieron la mente. Ella tenía algo que me volvía loco, me hechizaba, cuando estaba con ella era como entrar en un trance profundo y...bonito. Todo de ella me gustaba.
-Hola.-dijo Nick entrando en el cuarto-¡Santo Dios, hasta que apareciste! ¿Dónde estabas?
-Yo....estaba con Abbie.
 ¿Se lo debería haber dicho? Ummm...creo que no.
-¿Con ella? ¿Por qué? Creí que ya terminaron ese trabajo. ¿Cuál es la razón para que....?-a Nick se le iluminó la cara, como si se le refrescara la mente. Por eso no debí decírcelo-Ahhh... ¡Tuvieron sexo de nuevo!-exclamó saltando en su cama como un niño.
-¡No!-exclamé con nervios-¡Eso es absurdo! 
-Entonces, qué hacías con ella? Si tú supuestamente la odias.
 Respiré hondo. Debía decírcelo sino me molestaría por el resto de mi vida, además me estaba dejando sin paciencia. 
-Sí tuve sexo con ella.
 Nick sonrió.
-Dos veces con la misma chica? Wow, debe ser demasiado buena...
-Fueron tres.-sonreí como tonto. 
Las mejores tres veces de mi vida. 
-¿Tres?-Nick abrió los ojos como platos-.Adam, ¿qué es lo que te hace esa chica?
 Suspiré. Ella...me hace feliz, me hace sentir bien.
-No lo sé, pero me tiene loco.-dije.
-Pero... ¿Por qué la tratas así en clase?- preguntó confundido.
 Tenía que decírcelo. Nick era

mi mejor amigo aquí desde hace dos años. Antes teníamos más amigos. Luego Nick y yo quedamos de curso por dos largos años y nos contactábamos con los chicos, y en vacaciones siempre nos reunimos. Pero sus vidas son diferentes a las nuestras, ellos están en la universidad y nosotros como tontos repitiendo el último curso. Desde entonces, tengo a Nick para contarle todo.
-Nosotros...tenemos un trato.-dije. No sabía si me comprendería. 
-¿Un trato? ¿Algo así como un pacto?-preguntó confundido. Asentí-Intento comprender pero es difícil, háblame más sobre ese trato con Abbie.
-Ella era virgen y me ofrecí para que perdiera su virginidad conmigo.
-Muy generoso de tu parte...-sonrió haciendo cara de psicótico. 
-Dejame terminar.-blanqueé los ojos-Ella aceptó.Le dije que si me gustaba lo que hicimos, me acostaría con ella cuando se nos dé la gana.
 Nick abrió los ojos. Sí, seguro pensaba que era muy arriesgada la decisión que tomé con respecto a Abbie. Es decir, yo, que me acostaba solo UNA vez con cada chica y luego la borraba de mi lista, ahora me acuesto con la chica menos popular y a la que yo "despreciaba". 
-Y ahora veo que te encantó hacerlo con ella...-suspiró.
-Suena loco, pero me siento más que bien con ella.
 Era verdad. Ella es...sorprendente.
-Mmmm...yo creo que sientes algo más por ella que solo "atracción sexual".-dijo Nick haciéndome cosquillas.
 A veces es tan molesto...
-¡Basta!-le pegué en el brazo-¿Si te digo que sí dejarás de molestarme?
-Sí-se

puso serio.
-Entonces sí.-me senté en la cama y suspiré-Pero no creo que ella sienta lo mismo.
-Mmm...no lo sabemos. Pero apuesto a que ella se muere por ti.
Tú porque no la viste, me dije. Abbie me encataba, pero solo nos "conectábamos" pura y exclusivamente para coger. Fuera de eso nos seguíamos odiando. Era muy poco provable que ella sintiera amor o algo parecido hacia a mí. Sólo era placer lo que sentíamos, ni más ni menos. Pero eso cambió para mí, a veces confundía lo que hacíamos con amor. Ella me confundía, ya no estaba seguro de nada.
-No sé como actuar con ella. En el sexo es diferente... Pero de ahí en más, no sé que decirle cuando la veo.
-Umm...-Nick apoyó su dedo índice en sus labios y comenzó a dar golpecitos-.¿Por qué no la invitas a la fiesta que darán Susan y Karen en su dormitorio? 
-¿De qué me servirá eso?
-Podrás interactuar con ella como haces con las demás chicas, sin verguenza.
 Lo pensé. Sonaba bien pero... ¡¿De qué estoy hablando?! Soy Adam Baker, tengo a todas las chicas a mis pies.
 Le mandé un mensaje a Abbie y esperé ansioso a su respuesta. Llegó casi al instante: 
¡Está bien! Nos veremos allí.
 Mis labios mostraron una sonrisa tonta y me pregunté qué rayos hacía ella en mí para volverme tan loco.
ABBIE
 Hacía la tarea de Matemáticas, faltaban diez ejercicios más gracias a que Adam y sus amigos del final de la fila molestaron tanto en la clase que el profesor dio veinte ecuaciones extremadamente largas.

Genial, no podré leer antes el libro que tenía pendiente.
 Me sonó el celular y vi que era un mensaje de Adam:
Ola Abbie abra 1 fiesta en la ab. 301... Spero q vengas
 Reí. Él y sus errores de ortografía... 
 Le respondí:
¿Qué significa "ab."?
 Llegó su respuesta:
Abitacion. :)
 Reí para mis adentros.
Correcciones: Habitación, Hola, Habrá, Espero, Que... XX
Cmo cea. Vendras?
 Lo pensé, hace mucho que no voy a una fiesta. No sé cómo comportarme... Pero podría ir para que sepan que no soy tan antisocial como piensan.
¡Está bien! Nos vemos allí.
 Me escribió luego que la fiesta era en dos horas. Me di otra ducha rápida, la primera me la di apenas Adam se fue de la habitación, y comencé a buscar en mi armario ropa de fiesta.
 Mierda, no encontraba nada... Por fin algo decente (en el término de ropa de fiesta): un vestido corto color blanco, lo combiné con un blazer azul y me puse unos zapatos bajos negros.
-Supongo que estoy bien-dije en voz alta frente al espejo mientras acomodaba mi cabello en una cola fe caballo con un moño.
 Fui hasta el pasillo donde estaba la habitación de la fiesta. La puerta estaba abierta y veías chicos y chicas bebiendo y hablando en medio del pasillo mientras que sonaba música electrónica. 
-Permiso, permiso... Disculpa-dije a los demás mientras intentaba llegar a la puerta. 
 Logré entrar,

la música era más fuerte pero no tanto como para llamar la atención de los profesores. Busqué a Adam con la mirada, no estaba. Pero vi a Luke charlando con un grupo de chicos. Me acerqué a ellos y todos se dieron la vuelta.
-Abbie... Estoy sorprendido de verte, creí que no vendrías-dijo con una sonrisa.
-Bueno, no tenía nada que hacer por la noche-respondí ruborizándome.
 Luke asintió. En eso vi salir a Adam del baño.
-Hablaré con él para que no te moleste esta noche-comentó Luke al ver que lo observaba. Pero no era por eso, si supiera que todo es un juego. Miraba a Adam de una forma extraña, es que es raro que hace cuatro horas estábamos solos en mi habitación y ahora prácticamente nos odiábamos.
 Todos los demás que estaba en el pasillo entraron a la habitación ya que una de las anfitrionas de la fiesta comenzó a entregar a cada uno una botella de Martini, ahora sí estábamos muy juntos pero había espacio para bailar. Me pregunto de dónde sacarán las bebidas si en el instituto está prohibido portar bebidas alcóholicas, cigarrillos, etcétera.
 Se acercó a mí y me ofreció la botella.
-No pensé que vendrías pero me alegro que no seas una antisocial-dijo-. Soy Susan, espero que te diviertas, Abbie.
-Gracias Susan, pero no quiero beber.
-Vamos Abbie, es una botella. No perderás la conciencia si bebes una. Toma...
 La agarré en mis manos, estaba fría y ya estaba sin la tapa. Pero todavía no beberé de ella.
 Seguí charlando con Luke cuando vi

que llegaba Bernie y Elle. Las dos me vieron y exclamaron:
-¡No puedo creerlo! ¡Nerd, viniste! ¡Esto es impresionante!
 Blanqueé los ojos.
- Vine a divertirme un rato-respondí.
-¡Wow! ¿Desde cuándo los nerds se divierten? ¡JA JA JA JA JA! Aunque sea quiero verte bailar.-gritó Bernie cruzando los brazos, desafiándome.
-Seguro que me verás...
 Todos me observaron y se callaron. La música siguió sonando. Me preocupé ya que sólo bailaba bien cuando estaba ebria,pero no quería embriagarme y cometer una locura. Bueno,tomaré un poco y veremos qué pasa. Bebí la primera botella. Fui en busca de una segunda,pero esta vez de cerveza. El contenedor donde estaban estaba cerca de las dos camas, cerca del baño. Agarré una botella.
-Hola-sentí un susurro en mi oreja que me asusté. Vi a Adam a mi lado observándome con una sonrisa.
-Adam, casi me das un infarto...
 Él rió. Hablábamos un poco distantes y en voz baja para disimular un poco. Se rascó la cabeza.
-Umm...estás muy linda. Me alegra que hayas venido.
-Gracias... Es un riesgo que estoy cometiendo, ya que ir a fiestas no es mi fuerte.
-Vamos, las fiestas no son malas, Abbie.-dijo sonriendo.
-Sí lo son. Una vez me embriagué y...no sé que hice para despertar en cualquier otra parte.
 Adam rió.
 Luego nos encaminamos al centro del cuarto para bailar,aunque no bailaría con él. La verdad es que sé cómo bailar en las fiestas,pero simplemente no puedo "sacarme" como las demás lo hacen, no sé por qué. Me da miedo a hacer el ridículo aunque ya lo esté haciendo al bailar cualquier cosa. Todos bailan como si estuviesen electrocutados y unidos por imanes: las chicas pegan su trasero a la pelvis de los chicos y todos menean. Y Luke y yo éramos unos de los pocos que no hacían eso, sólo dábamos pasos de un lado a otro al ritmo de la música.
 Bernie me miró y soltó una carcajada mientras tomaba las manos de Adam y las pegaba a su trasero (trasero imaginario, porque no tiene nada).
-¡VAMOS ABBIE, BAILA COMO SE DEBE!¿O NO SABES DIVERTIRTE?-gritaba con fuerza para que la escuchara. Le blanqueé los ojos y seguí bailando a mi modo. 
 Ella se acercó con Elle hacia donde estaba, después que Adam dejara de bailar con ella. Sostenían dos botellas de cerveza cada una.
-Se nota que sabes divertirte.-rió Elle.
-¡Sí! Bailaste tanto que debes estar sedienta...-Bernie levantó las dos botellas que llevaba en sus manos y de forma rápida virtió toda la cerveza sobre mi cabello,que luego se escurrió por todo mi cuerpo.
 Todos me miraron automáticamente y comenzaron a reírse. Mierda...soy un fenómeno bañado en cerveza. Comencé a pasar entre la multitud de la gente, avergonzada, para llegar a la puerta. Nadie paraba de reír.
-¡Vuelve pronto, nerd!-esta vez el grito no era de ninguna de esas chicas huecas y escuálidas, sino que provenía de Adam.
 Salí avergonzada de allí,completamente humillada. Pero no lloré. Ya basta, ahora todos verán a una nueva Abigail Porter...


N/A: 
 ¡por fin subo capitulo! Sorry, estaba con pruebas. Pero regresé.
 Espero que me animen con un voto o un comentario.
GRACIAS POR LEER:3


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Nueva Abbie

ADAM

 Lunes por la mañana, 8:26, día lluvioso y gris, clase de Filosofía, supongo que no hay nada más aburrido que esto. Hasta el profesor se está durmiendo mientras escribe en la pizarra. Me cansé de copiar,entonces tomé mi teléfono y le mandé un mensaje de texto a Nick. 

STOY MURIEEEENDOMEEE DEL ABURRIMIENTOO!!! HAYUDA? 

 Lo vi teclear desde el otro extremo de la sala. Hoy no se sentó a mi lado ya que quería estar cerca de una chica que le gusta.

Estoy... igual q tú... No...puedo ayudarte...amigo...

 Nick tenía un severo problema con los puntos suspensivos.

Ufff... ok. Viste a Abbie???

No... seguro que...está enferma...o algo asi...

 Mierda. Iré a buscarla en el receso.

Ok:( Y...DEJA D PONER PUNTOS SUSPENSIBOS!!! PIERDES TIEMPO HACI!!!

 Miré la hora en la pantalla de mi smartphone, bien, ya faltaba solo un minuto.

 Vi que el profesor guardaba sus cosas en su portafolios, y la campana sonó. Tomé mis libros y salí del aula. Vi que todos en el corredor estaban callados y agrupados cerca de la puerta que comunicaba los salones con las torres donde estaban las habitaciones. Me acerqué empujando a algunos,pero no logré ver nada aún. Pero luego la gente se movió y se pegó-literalmente- contra los casilleros. Alguien entraba y todos murmuraban cosas como "¡Oh Dios mío, está que arde!" Ese cumplido provenía de varios chicos,supuse que era una chica nueva entrando. 



Aún no podía ver nada, así que me adelanté un poco.

-¡Oye, no te metas!-me gritó un chico y me empujó tan fuerte que caí al suelo, en medio del corredor.

 Sentí las pisadas de una chica, era una chica porque usaba botas negras con un taco muy fino y altas. Sólo vi eso de ella:sus pies. Fui levantando lentamente mi mirada, vi sus sexis piernas, cubiertas por medias de red y la falda del uniforme super corta, más arriba, la camisa blanca se le ajustaba a su pequeña cintura y su busto. Miré más arriba y vi que era...¿Abbie? ¿Abigail Porter usando el uniforme del instituto como perra? (Que no le queda nada mal).

-¿Está cómodo el suelo, Adam?-preguntó bajando la mirada. Extendió su mano y me ayudó a levantarme. 

 Aún seguía boquiabierto, y los demás alrededor nuestro seguían callados.

-¿Ab-Ab-Abbie?-tartamudeé observándola.

 Ella blanqueó sus ojos y sonrió con sus labios que estaban pintados de color carmesí. 

-Sí, soy yo, Abbie. Todos lo saben-se tomó un tiempo para mirar a todos los que estaban allí;los chicos la comían con su mirada, y las chicas la observaban con envidia-. Pero no saben que la anterior Abbie murió, y salió a la luz esta...nueva Abbie. Esto va para todos los que creían que no podría divertirme-fulminó con la mirada a Bernie y Elle-, ya lo verán.

 Luego se alejó caminando de una forma desafiante y sensual,moviendo sus caderas.

 ¡QUÉ ES LO QUE ACABO DE VER!

 Nick se acerca a mí y me da un golpe

en el hombro. Reacciono y descubro que sigo con la boca abierta.

-Cierra la boca, te entraran moscas-rió-. Mierda, ella es malditamente sexy... ¡Carajo! ¿La viste? Tú sí que tienes suerte, te acuestas con ella... Me imagino que la tratas como una reina en la cama, porque sino, amigo mío, yo te reemplazaré y le daré todo lo que quiera-suspiró mirando la puerta por donde Abbie desapareció-...Hasta podría disfrazarme de bombero y...

 Comencé a reírme a carcajadas.

-Sí, sí... En tus sueños, amigo. ¿Por qué no haces un trato con la chica que tanto te gusta?

-Pff... porque sé que ella es algo pasajero, sólo quiero estar un tiempo con ella y listo.

 Asentí pero seguía pensando en Abbie. ¿Qué le pasó? Debo ir a buscarla y hablar con ella.

 Comencé a correr torpemente por el corredor, no hace falta decir que me llevé puesto a varias personas en el camino.

 Vi a Luke, tal vez él sabía dónde estaba Abbie. 

- ¿Viste a Abbie?¿La viste?

- Umm...no. Pero debe estar en la biblioteca.

 Por lo menos la biblioteca estaba cerca. Entré con prisa e hice mucho ruido, la bibliotecaria me retó. Caminé ligero por todos los pasillos,mirando a todos lados,pero no había señal de Abbie.

 Decidí sentarme en una mesa, estaba cansado. Ya corrí mucho. Caí con fuerza en la silla y di un fuerte suspiro.

-Romeo... Oh Romeo....Oh toda esta mierda...



Miré hacia el pasillo donde escuché esa voz y vi a Abbie sentada en el suelo, leyendo Romeo y Julieta.

-Qué libro de mierda-lo cerró y lo dejó en el suelo.

 Me acerqué a ella.

-Te estaba...

-Me estabas buscando-me miró y levantó una ceja.

 Asentí. Sus labios carmesí me sonrieron. Creo que moriré.

-¿Qué es todo esto? Estás...diferente.

-Diferente no sería el término apropiado en esta situación. No estoy diferente,sólo que decidí mostrar mi lado..."malo".

 Me miró fijo a los ojos y se mordió un labio.

-Pero...no entiendo por qué. Tú...tú...no necesitas cambiar para querer ser mejor o no sé qué quieres.

 Abbie blanqueó sus ojos.

-No quiero ser "mejor", sólo les demostraré a los demás, en especial a Elle y Bernie, que también puedo realizar cosas locas que los adolescentes hacen en estos días.

 No lo podía creer,no creía que se dejó caer tan bajo como para cambiar su personalidad. 

-¿Es sólo eso?-pregunté.

 Ella asintió.

-Está bien... Bueno, vamos a clase.

ABBIE

 Entré al aula junto a Adam. Él fue a sentarse al final del curso,como siempre. Sería genial ir y sentarme allí también ya que ahora no soy una chica responsable. Ya no más. Pero todos ya estaban sentados.

-Ho...la...-dijo Luke mirándome sorprendido. Sus ojos parecían que iban a salir volando en cualquier momento.

-Hola Luke... Emmm...espero que no te moleste pero...no me mires así,ni

que fuera de otro mundo.

-Okay-respondió bajando la mirada.

 El profesor entró al aula y hasta él se sorprendió de verme....cambiada. Mierda,¿que no puedo vestirme así? 

-Bien, primero, antes de comenzar la clase, quiero que entreguen el trabajo que les di plazo hasta hoy de entregarlo,no recibiré más después de esta clase.

 El único que entregó fue Luke, que esperaba junto con el profesor y los demás en la clase que yo también entregara el mío.

-Abigail... ¿Tu trabajo?-preguntó el profesor.

-No lo hice.

 Todos se sorprendieron,todos. 

-¿Por qué? Ahora sabes que tendrás uno como calificación por no entregarlo. Puedes terminarlo en lo que queda de la clase...

-No. Me importa un comino tener un uno. No lo haré.

 Todos se rieron,pero esta vez del profesor que se sentó en su asiento con bronca.

-Wow, Abbie,no creí que le dirías eso al profesor.

-Lo sé,nadie lo creía.

 Me eché en la silla como si nada me importara,ni saqué un libro. 

 Luego el prosefor se enojó por mi mala actitud y me hizo que vaya a visitar al señor Peterson.

-Creo que el profesor se enojó muy rápido. Pero es raro de usted,señorita Porter, que se comporte así en una clase. Además, le aviso que esos zapatos no están permitidos para usar en el horario escolar.

 Señaló mis hermosas botas que mi padre me compró hace unos meses.

-Si yo....si...-quería responderle al director,sería muy rebelde de mi parte. Pero no podía, había un lado mio que me decía que no lo haga. Maldita conciencia-Está bien,lo siento señor.

 El director asintió y me dejó salir. Mierda,tengo que dejar esos pensamientos de niña buena atrás.


N/A:
 ¡AL FIN SUBES CAPITULO MALDITA PERRA!
Seguro pensaron eso⇧
Lo siento muchooo infinitamente mucho. Justo estoy con las hartantes pruebas :( por lo menos son las últimas del año.
GRACIAS POR LEER


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Mentiras, excusas y ropa interior

ABBIE

 -Abbie... Oye,Abbie. Abbie...-Luke caminaba detrás mío con sus libros contra su pecho.

-¡¿Qué quieres?! -exclamé dándome la vuelta para mirarlo.

-¿Qué te dijo el director? 

-Nada... Sólo se sorprendió que me comportara así. 

 Me preguntaba por qué Luke se quedó esperándome hasta que saliera, y luego lo recordé: hoy estudiaríamos juntos para prepararnos para un examen para entrar en la universidad. Lo rendiríamos en tres meses, aunque deseaba no entrar allí, yo quería ser artista y tener mi estudio de arte.

 Debería comenzar a prepararme pero...extrañaba a Adam. Extrañaba sentir su cuerpo contra el mio, los dos apretados,juntos en la cama, contra la pared o en el suelo.

-Luke, sé que hoy estudiaríamos juntos pero...necesito hablar con mis padres. Los extraño mucho y tengo varias cosas que contarles.

 Él asintió y yo salí corriendo por el corredor. Una pequeña mentirilla, si extrañaba a mi padre pero no a mi madre. Ella siempre se dedicó a satisfacerse a ella misma comprando ropa y zapatos, yendo al estilista, a hacerse cirujías plásticas mientras mi padre se sacrificaba en su trabajo. Él es dirigente de un banco en la ciudad de Londres. Cuando vivía con ellos, no estaba todo el tiempo en casa, lo veía por la mañanas y por las noches. Volvía tan cansando que sólo intercambiábamos un saludo y él iba a dormir. 

 Mi padres son tan diferentes que me sorprenden

que estén juntos. Los amo a los dos pero mi madre cayó en una obsesión por su físico desde que unas vendedoras en una tienda de ropa le dijeron que la ropa que usaba le quedaba mal. Y no era así. Pero ella se sintió mal, y bueno, creo que eso saqué de ella. En cambio, mi padre siempre fue fuerte y matuvo la cabeza en alto. Siempre me aconsejó que haga lo que más me guste y tome mis decisiones con el corazón.

 Cuando entré a mi dormitorio, Adam estaba recostado en mi cama mientras usaba su teléfono.

-¿C-cómo entraste?-pregunté asustada. Pero también estaba contenta por la sorpresa.

-Por la ventana-contestó con una sonrisa pícara.

-¿No te vieron?-pregunté preocupada asomándome a la ventana.

 Adam me tomó de la cintura.

-Si ahora eres una chica mala no debería importarte estar en problemas.-me susurró en ese tono tan masculino y seductor. 

 Me abrazó fuerte y luego atrajo mi cadera para pegarla contra su entrepierna.

-¿Por qué no te desnudas y luego te acuestas en la cama y me enseñas lo que sabes?-mordió el lóbulo de mi oreja. No creo poder resistirme a él.

 Me ruboricé con su comentario pero a la vez sentí unas ganas de obedecerlo. Ay, ¿por qué tiene que ser tan irresistible?

-¿Ya estoy lista para enseñarte lo que sé?-pregunté y luego mordí mi labio.

-Te graduaste ya y aprendiste del mejor...

 Apretó mi cara con sus manos y me besó.

-Engreído-contesté dedicándole una sonrisa mientras desprendía los botones

de mi camisa dejando mi sostén rojo a la vista. Me lo puse a propósito para que notaran (a través de la tela blanca de la camisa que ajusté para que resaltaran aún más) que tengo los mejores pechos del instituto.

 Adam también comenzó a desabrocharse su camisa apurado. Me gustaba excitarlo, me sentía querida, adorada, que alguien me apreciaba. 

 Me dediqué a sacarme los zapatos y medias. Se me ocurrió una idea, algo que nunca hice hasta ahora: desnudarme yo sola frente a mi "amante" o, mejor dicho, "compañero para relaciones íntimas". No sabía cómo llamarlo, mejor nos quedemos con "Adam". 

-Creo que esto te gustará-dije mientras subí a mi cama y comencé a deslizar la falda del uniforme lentamente por mis piernas. 

 Adam me observaba mientras lo hacía, el bulto en su entrepierna creció un poco más. Tiré la falda en su cara. Luego me libré de la ropa restante (que también arrojé a su cara). Me acosté y le hice una seña para que se acercara. Se desnudó y prácticamente lo tironeé contra mi cuerpo. Comencé a besarlo de una forma tan desenfrenada, quería más. 

-Wow, parece que tu primer día como chica mala fue estresante-dijo entre besos-. Tranquila, puedes pedir y hacer todo lo que quieras...

-Sí, señor-afirmé. Mordí y tironeé su labio. Adam gimió.

 Pero un ruido seco nos intereumpió y también asustó: alguien tocó la puerta. Mierda.

-¿Abbie? Soy yo, Luke.

 Pobre e inocente Luke, no sabe que del

otro lado de la puerta hay dos personas desnudas acurrucándose en una cama.

-Lleva tu ropa y cámbiate en el baño-le susurré a Adam mientras me levantaba y buscaba ropa para cambiarme-. ¡Ahí voy, Luke!

 En el instituto cada habitación tenía su baño que estaba compuesto por un lavabo, inodoro, bidet y un pequeño espejo. Pero las duchas estaban todas juntas en cada torre. No sé quién tuvo esa estúpida idea. Era un cuarto grande con varias duchas una al lado de otra separadas por paredes no muy anchas y al frente por cortinas rosas. Supongo que las duchas en la torre donde están los hombres las cortinas son celestes. 

 Abrí la puerta y le dediqué una sonrisa a Luke.

-¡Hola! ¿Se te ofrece algo?

-Supuse que ya habías terminado de hablar con tus padres asi que pasé para ver si podíamos por lo menos hacer la tarea juntos-sonrió de una forma dulce.

 Cierto que le dije eso. Ya le dije que no antes sólo para acostarme con un chico, que mala amiga soy. Lo dejé pasar. 

-Puedes dejar tus cosas sobre el escritorio y...

 Vi a Luke paralizado. ¿Qué le pasa? 

-¿Qué hace Adam aquí?-preguntó confundido.

 Miré hacia la puerta del baño, donde Adam estaba parado con su uniforme puesto todo desalineado. 

-¿No estarás intentando ligártela, amigo?-le preguntó a Adam.

-¡¿Queeé?!-exclamó Adam en un tono chillón-. No intentaría ligarme a una chica como ella. Sólo vine a pedirle

el nuevo número de su primo. Ya me iba. Mejor, ya me voy.

 Lo vi tomar su sweater de la silla donde se sentó y se retiró.

-Eso fue raro-afirmó Luke sentándose en la silla. La misma donde Adam se sentó cuando le arrojé mi falda y ropa interior a la cara. Por cierto...¿Dónde está esa ropa? ¡Oh no! Tal vez Luke se sentó sobre ella, ¿y si la descubre?

-¿Podrías levantarte un momento? Creo que dejé mi...celular allí.

 Se levantó pero la ropa no estaba allí, ni en el suelo, ni en ninguna otra parte. Maldita sea, no pudo desaparecer. Aunque ahora pienso dónde puede estar...

ADAM

 Llegué a mi dormitorio después de ser interrumpido por Luke en el dormitorio de Abbie. Antes de salir de allí tomé la ropa que me arrojó a la cara y la tapé cob mi sweater. Por suerte estaba solo, de seguro Nick se paseaba por los jardines coqueteando con alguna señorita. Observé cada detalle de ese conjunto de ropa interior roja y lo guardé en un cajón.

 Más tarde llegó Abbie. Entró un poco enojada.

-¡¿Dónde está mi ropa?!-exclamó cerrando la puerta.

-¿Cuál ropa?

-La que te arrojé a la cara. Sé que la tienes...-dijo, parecía que iba a matarme.

 Le sonreí y saqué su ropa del cajón.

-¡Ja! Ya iba a empezar a escribir "Harry Potter en busca del conjunto de lencería invisible y la falda mágica" hasta que

pensé que podría estar contigo. ¿Qué dices al respecto? -dijo frunciendo el ceño.

-Digo que es un título muy largo-reí.

 Eso enojó más a esta linda criatura que se encontraba frente mio.

-¡Devuélvemela, pervertido!

-Corrección, nena. Tú eres la pervertida porque te desnudaste frente mio y arrojaste tu ropa en mi cara-la miré con picardía y mordí una parte de su pequeña braga roja.

 Abbie quedó muda. Bajó la mirada.

-Tranquila, no quise ofenderte. Pero quisiera quedarme con ellas... Te quedan tan sexy, pero mejor eres desnuda...

 Me acerqué a ella y la tomé de la cintura, pegándola contra mi cuerpo. Abbie blanqueó sus ojos.

-Está bien, pero me das mi falda. La necesito.

 Asentí y la llevé a mi cama. Nos acostamos y comenzamos a terminar lo que estábamos haciendo en su habitación.

***

 -Por Dios, Abbie eres...fantástica-suspiré apoyando la cabeza sobre una almohada-. Te digo que tú me das el mejor sexo que he probado.

 Ella se sonrojó. A pesar de que ahora cambió a su faseta de "chica mala", sé que sigue siendo una chica tímida y responsable. Y eso me encanta. Apoyó su cabeza sobre mi pecho y me abrazó. Nos disponíamos a dormir después de tanto disfrutar,pero ella se sobresaltó y se sentó. Comenzó a buscar en la mesita de luz algo, hasta que vi que era su teléfono.

-¿Qué pasa,nena? Vuelve aquí conmigo-dije

un poco soñoliento. 

-Tengo que hablar con mis padres. Iba a hacerlo antes pero apareciste en mi dormitorio.

 Sonreí. Logré distraerla de sus quehacéres, soy una buena distracción. La observé mientras esperaba a que una tal Martha le pase con su padre. 

-¡Papá!-una sonrisa se dibujó en su cara-No sabes cuánto los extraño. ¿Cómo va todo por allí?

 Abbie es tan hermosa. Estuve mirándola por unos largos minutos mientras ella hablaba con sus padres. No puedo resistirme, se ve tan linda. Me siento y me acerco a ella. Comienzo a besar su hombro. Parece que está hablando con su madre porque se escucha una voz chillona desde el celular. Abbie aparta mi cara cada cinco segundos porque la distraigo de la conversación que tiene con su madre. Hasta que oigo un grito de parte de su madre: ¡¿Estás tomando la píldora, Abigail?! ¿Te cuidas? No quiero que te acuestes con nadie y si lo haces, me lo dices, pero debes tomar todas las precauciones posibles.

 Vi la cara de Abbie ponerse roja como la de un tomate porque yo también escuché eso.

-Sí,mamá... Bueno, los dejo, debo terminar de hacer la tarea. Los amo. Papá cuida mucho de mamá. Adiós.

 Colgó y luego me miró a los ojos.

-¿Estás tomando la píldora, Abigail?-dije imitando el tono de voz chillón de su madre.

 Ella comenzó a reír y me pegó en la cara con una almohada.

-Claro que sí, tonto. Si me cuido.

 Nos acostamos de nuevo.

-Muy bien. Así me gusta.

 Cerró sus ojos y se durmió al instante. Creo que hay algo más que sólo gustar de Abbie. Ahora me pregunto: ¿quise llegar a esto o no?

Nota de la autora:
 Son las 6:05 a.m y estoy escribiendo esto. Tengo sueño pero quise terminar de escribir esta parte. Me dormí un par de veces mientras lo hacía. Sé que dije que iba a pausar todas mis novelas para terminar con una pero tenía ganas de seguir jaja.
 Espero les guste y.... Adam es mío! (Okay yo lo creé así que puede ser injusto para ustedes... puedo compartirlo)
GRACIAS POR LEER!!! ♡♡♡


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Tal vez fue el alcohol

ADAM

 Un golpe contra el piso no es la mejor manera de despertar, y peor es cuando sigues en el suelo y el maldito reloj cae en tu cabeza mientras suena esa alarma irritante. Decidí, por fin, levantarme del frío suelo y cambiarme para ir a clases. Nick seguía durmiendo como si nada hubiese pasado. Envidio a ese idiota amigo mío. Le arrojé unos calzones que estaban en el piso, no sé si estaban limpios o no. El muchacho rubio se levantó asustado. 
-¡Mierda, Adam! ¡Eres un asco!-gritó. 
-Asco tú, el calzón era tuyo...-me senté en la cama para ponerme los mocasines-Me sorprende que no te levataras con tanto alboroto. Caí de la cama y me di de bruces contra el suelo, luego mi reloj alarma cayó en mi cabeza, y tú dormías. 
 Nick comenzó a ponerse el uniforme. 
-Pues te lo mereces. No pude dormir porque hablabas y gritabas de dormido. 
-Lo siento- susurré. 
 Sé lo que soñé. Aquellos recuerdos siguen atormentándome. No sé si algún día pueda superarlos. 
 Era hora de ir a desayunar. Bajamos a la cantina donde la mayoría de los alumnos estaban. Caminé entre las mesas y con un sólo movimiento de brazo ya tenía a Abbie contra mi cuerpo. Tenía hambre, de comida y de Abbie. 
-¡¿Qué haces, idiota?! -exclamó empujándome hacia atrás. 
 Cierto, el trato. Fingíamos odiarnos. 
-Hey, tranquilos. 
 Ese fue Luke, que nos miraba sentado en su silla. 
-Lo siento, me confundí de chica-dije. Antes de alejarme de ella, le susurré:-. Pensé que necesitabas de mí. 
 Seguí caminando pero

giré para ver su reacción a lo que le dije, se estremeció. 
 Luego de servir mi café y sentarme en la mesa con Nick, tomé mi móvil. 
 "Soy una buena fuente energética, deberías tomarme de desayuno, almuerzo y sena." 
 Se lo envié a Abbie y esperé ansioso su respuesta. Algo me pasaba, esto era cada vez más fuerte. 
"Mmm, pues por qué no estas en mi plato ahora mismo? "
 Solté una risita.
"No me encontrarás allí, sino en tu cama" 
 Mensaje enviado. Lo raro es que no corrigió ningún error de ortografía, y eso que tengo muchos. 
 Otro mensaje: "Tú y tus frases de flirteo baratas, prefiero comer doce hamburguesas de pura grasa antes que a ti. Posdata: " sena" es con c."
 O está muy cambiante de humor o le envié un mensaje a la chica equivocada. Me fijé en el buzón de entrada y... Oh, oh, el primer mensaje lo envié a Abbie y a Bernie. Maldita sea, maldito dedo que la puso sin querer. Miré al otro extremo de la mesa, ahí estaba ella mirándome con deseo pero yo no la deseaba a ella. Merecía un golpe y lo hice, me golpeé a mí mismo en la cara.
 Dejé ese tema atrás y contesté a Abigail. " Se q mientes, me deseas. Deseas comerme más q a las hamburguesas grasosas. Vamos admitelo, soy mejor q las de McDonald's"
 La campana sonó. Todos salimos hacia los corredores para ir a clases. Literatura, lo bueno es que estaré con Abbie. 

 La profesora nos llevó a la biblioteca y nos dio a cada alumno un libro para que escribamos una reseña.

Pero yo nunca leí "Matar un Ruiseñor". Comencé a leerlo pero algunas palabras no las entendí muy bien, ni siquiera sabía que existían. 
 Miré a mi izquierda, Abbie leía su libro mientras que con una mano escribía su reseña. Estaba tan concentrada. Por más que ahora tenga un estilo de chica mala, sé que no puede ocultar a la dulce e inocente Abbie, la chica que me gusta. 
 Tomé mi celular, cansado de escribir mierda en mi cuaderno. "Hey ¿estas ahi? Responde a mi anterior mensaje."
 La vi dejar su lapicera y tomar su móvil." Deja de molestarme, intento hacer tarea. P. D: "estás", "ahí". 

" deberias practicar mejor ser una chica mala"

"... Púdrete. "

 Comencé a reírme en un tono bajo. Ella sabía que yo tenía la razón. 
 Entregué mi reseña a la profesora antes de salir. Fui a buscar a Abbie que seguro estaba en los últimos pasillos de la biblioteca, leyendo. 
-Disculpa, chica mala.¿Qué haces leyendo?
 Se asustó y levantó en un segudo. 
-Emm... Nada, veo las ridiculeces que escriben en este libro. 
 Le sonreí y estiré mi mano para refregar su mejilla. Sus mejillas enrojecieron. 
-Iba a decirte que... 
-¡Hola, hola, pimpollos!-la voz chillona de Bernie provino detrás mío. 
 Sus tacones hicieron un fuerte ruido contra la madera cuando ella se acercó a nosotros aún más. 
-¿Bernie?-pregunté. 
-¿Pimpollos? - exclamó Abbie con una mueca. 
 Bernie hizo rodar sus ojos. 
-Sí, boba. Así les digo a todos mis amigos, bueno, a él-me señaló-. En fin, Adam, te esperaré

en mi cama. Ve cuando quieras, esos mensajes me dieron más ganas de comerte...
 Se mordió el labio y se alejó de nosotros moviendo sus caderas de una forma exagerada. 
-Qué asco, tuve que escuchar eso.
 Abbie cargó sus libros y comenzó a avanzar por los estrechos pasillos entre cada mueble lleno de libros. Antes de llegar al centro de la biblioteca, donde estaban las mesas de estudio y varias computadoras, logré tomarla de las caderas y acorralarla contra una esquina. Al instante su pecho comenzó a subir y bajar con velocidad. Me gustaba causar eso en ella. 
-¿Qué pasa, eh? ¿Te pusiste celosa? 
 Se mordió el labio y negó con la cabeza. Moría por besar aquellos labios y morderlos. 
-No te creo. 
-Maldita sea, Adam. Muévete. 
 Sus ojos me miraron insistentes, reflejaban un sentimiento que no podía descifrar con facilidad. Era una mezcla de angustia y nostalgia. 
 Me hice a un lado. 
-Gracias- susurró. 
-¿Está todo bien?
-Sí, sólo estoy un poco cansada. 
-Bien, pronto iré a tu habitación. 



 Salí corriendo de las duchas. Si bien no estaba en el equipo de fútbol, jugar al tenis también te hacía sudar mucho. Subí a lo bruto las escaleras,varias chicas que salían de ducharse pasaron a mi lado y soltaron risitas. Pero nada me importaba, quería estar con ella. 
 -Hola, nena- dije apenas se abrió la puerta. Y entré. Mientras ella cerraba la puerta, le di un golpecito a sus

nalgas. 
-¡Auch! Tranquilo- exclamó. 
 No lo pensé dos veces, apreté mi cuerpo contra el suyo e hice que su espalda choque contra la puerta de madera. Y la besé con pasión. 
 Mi móvil comenzó a sonar y vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Mierda. Me separé de ella un momento para contestar. 
-¿Hola? 
-Bro, ¿dónde estás? 
 Nick. 
-Estoy con Abbie en su dormitorio-respondí. 
-Ganador. Vengan a la fiesta que hay en nuestro corredor. Pronto empezará. 
 Colgó. Miré a Abbie y le sonreí. 
-¿Qué? 
-Vamos a una fiesta. Vístete-le ordené caminando hacia su armario y abriendo las puertas. 
 Corrió y se interpuso frente mio. Agarró las puertas de madera y las cerró. 
-¿Qué haces? -preguntó con una mirada asesina. Sus ojos podrían lanzan rayos contra mí y pulverizarme. 
-Veo qué ropa te pondrás. 
 Abracé su cuerpo y lo levanté dejándolo a un lado. Comencé a sacar unas perchas con ropa, vestidos, zapatos, hasta ropa interior. 
-¡Estás desordenado todo, basta! -chilló. 
 Había lanzando unos ocho vestidos y conjuntos sobre su cama. Hasta que encontré el indicado. 
-¡Éste!- exclamé con aire triunfal. 
 La tela del vestido era suave y de color rojo oscuro. Lo imaginé puesto en ella y le quedaba perfecto. 
-Usa éste. 
 Se lo entregué comencé a ayudarla a desvestirse. 
-Adam... Esto es... Incómodo. Me siento violada. 
 Solté una carcajada. 
-¿Esto? Pero si dejas que te desnude cuando nos vamos a la cama. ¡Irónico! ¿No? 


Sus mejillas automáticamente enrojecieron. 

 Fui a cambiarme rápido y nos encontramos en el corredor donde está mi dormitorio.
 La vi acercarse, parecía que todo pasaba en cámara lenta: ella moviendo sus caderas con cada paso que daba, el vestido rojo luciendo cada curva de su cuerpo, chicos dándose vuelta para verla, silbidos y miradas envidiosas de las chicas. Abbie llamaba la atención de todo el mundo,tenía el poder de hacerlo. 
-¿Por qué me miras así? -preguntó deteniéndose frente mío.-. Oye, para de hacer eso, das miedo. 
-Lo siento, no quise asustarte. ¿Es que acaso no te viste en el espejo antes de salir? ¡Te ves atómicamente sensual!
 Sus mejillas llegaron a ponerse del color del vestido. 
-¿Me describes como una bomba atómica de sensualidad? Exageras. 
-Puedes destruir una ciudad, pero en buen sentido. Créeme.
 Luke apareció entre la multitud de gente que se saludaba en el principio del pasillo. 
-¡Hola chicos! Veo que están comenzando a llevarse bien, los vi charlar-dijo en un tono alto para contrarrestar el fuerte sonido de la música.
-Eso es imposible que pase-dije. 
 Luke entregó una botella de cerveza a Abbie. 
-Es para ti, supongo que ahora no te importa mucho controlarte con la bebida, tendré que cuidarte más-se rascó la nuca-. Por cierto, estas hermosa. 
 Y Abbie se sonrojó y sonrió. Y entonces sentí una punzada de dolor en mi estómago. Fruncí el entrecejo mirando a Luke que tomaba de la mano a mi chica y se la llevaba dentro de uno de los dormitorios. 
 Sí, Abbie es MI

chica. A pesar que no seamos novios, tengo más derecho de tenerla que todos los demás que se encuentran aquí. Tenemos algo especial, algo que ninguno de los dos tuvo antes. 
 Caminé tratando de seguirlos, había mucha gente. Una figura femenina tapó mi campo visual del lugar. 
-Adam. ¡Qué sorpresa encontrarte! 
 Bernie besó mi mejilla derecha con un beso ruidoso y pegajoso. 
-Pensé que estarías aquí en vez de mi habitación. ¿Recuerdas lo que te dije esta mañana? Pero entiendo, es una fiesta que hizo tu amigo, no podías faltar-hizo una mueca. 
 Y justo un grupo de chicos fueron a buscar más cerveza, logré ver a Luke y Abbie sentados en un sillon andrajoso, los dos charlaban y comían unos hotdogs. 
-Ven conmigo-le dije a Bernie. 
 La llevé donde estaban. Nos sentamos al lado de un chico concentrado en su teléfono y tomamos unas botellas de cerveza. 
-Cuéntame de tu vida, ya que te conozco hace dos años pero no sé mucho de ti.-le dije haciendo una sonrisa falsa. 
 Sus ojos se iluminaron pues adoraba hablar de ella misma. 
-Bueno, últimamente estoy muy preocupada por este año, ya que el próximo iremos a la universidad y todavía no decido qué estudiar, entonces... 
 No me interesaba hablar con ella, sino fingir que la escucho para escuchar de qué hablan Abbie y Luke. 
 El chico a mi lado estaba ocupado escribiéndole a alguien, por lo tanto no emitía sonido alguno. 
-Suena genial, ya quiero verlo-afirmó Luke. 
 ¿Qué quieres ver? Ella es mía. 
-Puedo mostrártelo mañana, podemos

vernos después del almuerzo. 
 Esa fue Abbie, que sonó entusiasmada. ¿Qué están planeando? 
Escuché cómo hablaban durante una hora mientras asentía o decía cosas como "ahh", "dime más", "qué interesante" a lo que Bernie contaba de su vida. Abbie y Luke hablaron de todo: la universidad, familia, pasatiempos. Me estaba aburriendo pero algo me olía a que Luke intentaba conquistar a la dulce Abbie. Si bien él es mi amigo, no tiene permiso de estar con ella. 
-¿Sabes? Hoy sí que estás hermosa. No es que no lo estés los demás días pero, hoy tu belleza me cautivó. 
 Idiota. Principiante. Luke era un novato en conquistar chicas. Pero parece que ese cumplido sirvió para que Abbie suelte una risita nerviosa. Y la conocía, era la misma que hacía después que le hiciera un buen cumplido, o cuando me quedo observándola directo a los ojos. Era una risa que expresaba incomodidad, y siempre venía unida a unas mejillas sonrojadas. 
-Oh, Luke, eres tan tierno-la escuché decir, aunque arrastró esas palabras. Tal vez ya estaba borracha. 
No caigas en esa telaraña mal hecha, dulce mosca ebria, pensé. Mi metáfora era extraña, pobre Abbie, es la mosca. 
-Gracias. Tú también.
 Abbie soltó una carcajada. 
-¡Cuánto te quiero, amigo mío! -exclamó. Sí, estaba ebria.
 Sonreí un poco, porque lo llamó amigo. Y eso de seguro le dolió en el corazón a Luke. Él intentando pasar al otro lado, ella enviándolo a la zona de amistad. 
-Entonces mi padre terminó comprándome un nuevo auto-Bernie terminó de contar

sus anécdotas-.En fin, ¿quieres que vayamos a un lugar más privado? 
 Se acercó a mí e intentó besarme. Me hice hacia atrás de una forma brusca y logré que el brazo del chico con el celular choque con la mano de Abbie y derrame el vaso con vodka sobre sus piernas. 
-¡Oh, cuánto lo siento! -exclamé-Te llevaré al baño para que puedas limpiarte. 
-Maldito idiota-masculló Abbie levantándose. 
 Esta situación puedo tomarla como una buena excusa. La conduje hacia la puerta, pero no la del baño. 

***

ABBIE

 Salimos hacia el corredor que también estaba lleno de gente bebiendo, hablando, y algunos besándose de forma salvaje apoyados contra las paredes. La cabeza me daba vueltas y el estómago también. 
-Espera idiota, ¿no me llevabas al baño?-logré balbucear. 
-Sí, pero... Vamos a otro. Los demás estan ocupados. 
 Seguimos camiando. Más o menos era arrastrada por Adam. Se me hizo raro que todos los baños del corredor estuvieran ocupados, pero no podía pensar con claridad. 
 Bajamos las escaleras de mármol y pasamos a la residencia de la mujeres. El dolor de estómago era más fuerte y sentí que algo ascendía por mi garganta y me ardía. 
-¡Detente!-grité y me arrodillé en el suelo y descargué todo. Literal, un asco. 
 Me levanté tambaleándome un poco. Por suerte mi cabello no se interpuso entre mi boca y el líquido, dícese vómito, que salía de ella. 
-Uau, van a tener que echar mucho desodorante de ambiente

por aquí-comentó Adam y seguimos caminando como si nada hubiera pasado. 
 Cuando llegamos a mi habitación ya me sentía mejor. Adam encendió las luces y m condujo al cuarto de baño. Me lavé los dientes y me puse el pijama. Me acosté en la cama y Adam me tapó con unas mantas. 
-Gracias-susurré. 
-No hay de qué, nena-sonrió y se acostó a mi lado-. Espero que no tengas problema de que duerma contigo, mis oídos me duelen por la fuerte música de la fiesta y también bebí-rió-. Pero el alcohol no hace efecto temprano de náuseas y vómito en mí. En cambio tú tomaste unas pocas botellas y ya estabas ebria y devolviste todo sobre el suelo-cerró los ojos y se acomodó en la cama-. Bien, vamos a dormir. 
 Apagó la lámpara que estaba de su lado y cerré mis ojos. Espero conciliar el sueño. Pero la luz de la lámpara volvió a encenderse. 
-No, luego dormiremos. ¡Vamos a tener relaciones!
 Se rió y comenzó a desnudarse. No sé si fue por lo ebria que estaba o por ver el escultural cuerpo de Adam que comencé a desnudarme también. Esto... el alcohol me enloquece. 
 Me avalancé sobre él y comencé a besarlo de forma desenfrenada. -¡Santos cielos, Abbie! ¿Tantas ganas tienes? 
-Cállate, pedazo de idiota- mascullé y mordí su labio inferior. 
 Adam rodó y quedó sobre mi cuerpo. Pasó sus manos por él hasta que llegó a mis bragas y las arrancó de su lugar. Literalmente, las destrozó. Apoyó su pecho sobre el mío y me besó. Pero esta vez fue diferente, lo hizo con ternura y delicadeza, como si sus labios pudieran romper los míos. Se detuvo y, con los ojos cerrados t una sonrisa, dijo:
-Te...amo.
 Adam seguía con sus párpados cerrados y seguía sonriendo como un bobo. Pero yo sentí algo extraño en mi interior. Estaba confundida, no le creí, tal vez estaba tan ebrio como yo. O peor para decir estupideces. 
 Me hice a un lado y ahora él estaba a mi lado izquierdo. 
-¿Ya no vamos a coger? -preguntó riendo. Sí, seguro lo que dijo antes fue una estupidez que puede balbucear un borracho. 
-Ya no. Estoy...cansada.
 Busqué una remera que estaba bajo mi almohada y me la puse. Luego apagué la lámpara y apoyé la cabeza en la almohada. 
-Descansa, Abbie- dijo Adam del otro lado de la cama. 
-Igual tú-susurré antes de cerrar mis ojos. 



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Malentendidos

ABBIE

Desperté de repente y, de un salto, me senté. Miré hacia el despertador, que marcaba las seis de la mañana. Las seis de la mañana de un sábado. Qué buena forma de comenzar el día. 

Volví a apoyar mi cabeza en la almohada y me tapé con las mantas. Me acurruqué más al centro de la cama y me topé con el cuerpo de Adam descansando a mi lado. Estaba de espaldas a mí y tapado hasta los hombros, respiraba lento. Metí mi cabeza debajo de las mantas y sábanas y descubrí que estaba desnudo. Completamente desnudo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba hacia abajo.

Pero luego recordé lo que paso la noche anterior. Adam me acompañó hasta mi cuarto cuando yo estaba totalmente ebria. Había vomitado en el transcurso y él seguía a mi lado,no sé si por pena o no, pero estuvo conmigo. Me había ayudado a lavarme los dientes, me puso la ropa de dormir y me acostó en mi cama. Se había comportado excelente y espero que no recuerde la parte en que vomité. Y luego se acostó a mi lado e intentamos tener sexo, hasta que pronunció esas dos palabras que me hicieron estremecer. "Te amo". Tal vez sea la única chica en la galaxia que se sintió mal al oír aquella frase salir de la boca de Adam Baker. Cualquiera moriría por ser yo. 

Y yo me sentí tan... Abrumada, extraña, tensa. Entré en pánico porque nunca un chico me dijo algo así,no supe qué decirle. Y dejar que todo muera en ese instante fue lo mejor que podía hacer.

Dormí y ahora debía procesar aquellas palabras. "Te amo". Adam estaba borracho y pudo haberlo dicho sin pensar, porque los borrachos dicen tonterías. No creo que él lo sienta en serio. 

¿Y por qué diablos me preocupo por lo que él siente por mí? Caray, el alcohol sí que afecta. 

Un movimiento en la cama me sacó de mis pensamientos. Adam se revolvía de aquí para allá y balbuceaba cosas sin sentido. Me pregunto si estaba soñando una pesadilla o estaba teniendo un ataque nervioso mientras dormía. 

Pasé una mano por su cabello rizado y los movimientos bruscos se detuvieron. A los minutos, escuché:

-¿Dónde estoy? 

Giró sobre sí mismo y ahora su cara estaba a mi vista. Algunos mechones caían sobre su cara. Con una mano se sacudió la cabellera para acomodarlos y ver bien. Abrió los ojos y me miró. 

-Qué buena manera de despertar-afirmó y luego me dedicó una sonrisa torcida. 

Apoyó los codos en el colchón y se sentó. Miró su entrepierna por debajo de la sábana. 

-¿Por qué estoy desnudo y tú no? -me señaló y levantó una ceja. Se tapó la boca y me miró con asombro-¡Te aprovechaste de mí estando borracho y me violaste! 

Blanquee los ojos y me levanté de la cama. Busqué un buzo para ponerme encima. 

-Ni en tus sueños-le contesté-. Estabas borracho, al igual que yo. Íbamos a tener relaciones pero... 

No sabía si recordarle la parte en que lo aparté porque me dijo que me amaba. 

-Oh, sí, ya lo recuerdo-exclamó. Los nervios se apoderaron de mí-. Te acompañé desde la fiesta que había

en mi corredor porque estabas muy ebria. Y no tuvimos relaciones porque me dijiste que se te fueron las ganas. Seguro fue el sueño y, te entiendo. Yo también estaba borracho y un poco de sueño me agarró. - se levantó de la cama y soltó un gruñido-. Vaya, hablando de borracho, esta resaca me está partiendo la cabeza. 

Busqué tres aspirinas, dos para él y una para mí porque sentí un poco de dolor en la cabeza. 
Necesitaba un baño, por más que no me ensucié vomitando, quería relajarme y renovarme, y nada mejor que un baño tibio. Bueno, una ducha, aquí sólo habían duchas. 

-¿No vas a volver a tu dormitorio a ayudar a tu amigo a limpiar lo que quedó de la fiesta? -le pregunté, esperando a que se retirara y yo pueda darme una ducha. 

-No. Yo no me involucré en organizar la fiesta, problema de ellos-qué gran amigo-. Además, todavía debe haber gente acostada en el suelo con sus botellas de cerveza a medio terminar. Es temprano, no arruines esta mañana de sábado. 

Volvió a echarse en la cama. 

-Ven aquí.

Me acerqué a él poco convencida. Adam me tomó de las manos y me empujó contra su cuerpo. 

Su desnudo y sexy cuerpo. 

Y aquella erección... 

-Ya estás acostumbrada a las erecciones matutinas-rió-. Y, bueno, teniéndote a ti...ésta crece el doble. 

Mis mejillas se ruborizaron instantáneamente. 

-¿Te parece si...?

Alzó las cejas. Lo supuse cuando me acerqué a la cama. Supe a qué se refería. Pero caí en su pequeña trampa. 

-Uno rápido. Quiero ducharme y luego tengo planes-respondí quitándome la ropa. 


-¿Planes? ¿Con quién? - preguntó. 

Pasó sus dedos por mi vientre, haciendo que me estremeciera. 

-Con Luke.

-Ahhh. ¿Van a estudiar y esas cosas? -rió. 

Pasé mis manos por sus pectorales y la di un beso en la barbilla. 

-Esta vez no. 

Frunció el entrecejo y luego me abrazó fuerte. 




Luego de ducharme y cambiarme, bajé corriendo las escaleras. Había durado más tiempo nuestro encuentro rápido con Adam. Mucho más tiempo. Maldita sea, culpa suya y de sus músculos, su rostro... Ya Abbie, concéntrate, vas a llegar tarde.

Atravesé la torre de mujeres hasta llegar a la cantina. Luke me esperaba en la misma mesa donde siempre almorzábamos.

-Hola- dije sin aliento. Me senté a su lado.

-Creí que te habías dormido-contestó-Oh, te guardé estas quesadillas para ti.

Eran tres y parecían deliciosas. Las devoré en diez minutos o menos.

-Perdón por mi voracidad al comer-Dije antes de tomar un sorbo de agua-. No desayuné y...bueno, el hambre se acumuló.

-No hay problema. Es divertido verte así-rió.

Cuando terminamos de comer unas galletas, nos encaminamos hacia la sala de arte.









ADAM

Para el almuerzo, bajé junto a Nick. Fuimos a buscar unas bandejas cuando divisé a Abbie junto a Luke sentados en una mesa. Los observé mientras comía mi hamburguesa doble. 

Nick llegó con dos botellas de refresco, pero Abbie y Luke estaban retirándose del comedor. 

-¡Eh, amigo! ¿Adónde vas?-gritó al verme salir corriendo. 

-¡Luego te explico! 

Salí de la cantina,

ellos se dirigían a los salones de clases. Bien esto es extraño, porque la idea que tengo en mi cabeza...

Ni si quiera sé por qué hago esto. Luke es un buen chico, pero Abbie me pertenece, que busque a otra. 

Los seguí hasta el final del corredor. Se detuvieron y Abbie sacó una llave. Se acercó a la puerta del salón de Arte y la abrió. Entraron de forma sospechosa. Esto me huele mal... Y más proviniendo de ella, sé que ahora es una chica rebelde, pero ésto es mucho. 

Me acerqué a la puerta y escuché.

-¡Oh, Abbie!- exclamó Luke- ¡Eres espectacular, a ésto debes dedicarte el resto de tu vida! Eres...grandiosa.

¡¿Qué diablos estaba haciendo para que Luke dijera esas cosas?! 

-¡Wow! Éste está todavía mejor.

No puedo escuchar más, esto es asqueroso. Apoyé mi mano en el picaporte y abrí la puerta. Grité algo como "¡Qué rayos está sucediendo aquí!" y me encontré con una escena diferente a la que tenía en mi cabeza: Abbie sostenía un cuadro seguramente pintado por ella y Luke estaba sentado en una banqueta. 

-¡¿Adam?!-exclamó Abbie. Lucía furiosa.

-Yo...quería asustarlos. Ja, ja-dije.

Me sentí el idiota más grande del mundo.

-Eso es todo, Luke. La próxima semana te mostraré el que haga en clase. Gracias por venir.

Luke se retiró sin comprender los últimos minutos. Me arrimé más a Abbie que guardaba sus pinturas dentro de un armario de metal.

-No me dio gracia lo que hiciste-dijo sin mirarme a los ojos.


-Solo quería darles un susto y funcionó-reí.

-Sospecho que era por otra cosa lo que te hizo entrar aquí tan exaltado. 

Oh-oh, debo cambiar de tema ahora.

-Me gusta ésta-dije y señalé una de las pinturas que hizo.

Ella cerró el armario y me miró. Cruzó los brazos.

-Adam... Dime, ¿qué fue lo que te impulsó a entrar así?

Sus ojos pestañearon tres veces antes de que yo pudiera contestar. Me di por vencido.

-Pensé que estabas mamándosela a Luke. 

Su rostro palideció por un momento. Luego, frunció el entrecejo y me pegó una cachetada en la mejilla derecha. Comenzó a farfullar palabras como "sucio", "pervertido", "madre mía".

-¡Sabía que era mala idea decirte la verdad! Pero no, la niña curiosa quiso saber.

-¡Luke es mi amigo! ¿Cómo crees que voy a hacer algo semejante?-gritó.

-A veces los amigos hacen eso-dije. Me fulminó con la mirada-. Retiro lo dicho. Lo siento. Es que los vi entrar de manera extraña, como si quisieran que nadie los viera.

-No quiero que vean que tengo una copia del salón de Arte, pensarán que soy la alumna preferida del profesor. Él me la dio para que yo pueda trabajar cuando quiera, dice que hago maravillas cuando dejo salir todo lo que siento.

-Tiene razón-me acerqué a ella y señalé con la cabeza el armario de metal donde estaban guardadas sus pinturas. Ella sonrió. Sentí que mi corazón se derretía por esa sonrisa. Oh, Dios-. Creo

que no es una mala idea hacer algo sucio en este lugar... Me excita la idea de que nos encuentren. 

 Abracé su cintura y mordí su labio inferior. Gimió.

-Veo que piensas igual que yo-le dije. 

 Acerqué mi cabeza para darle un beso pero ella se alejó de mí. Fue a cerrar la puerta con llave. Cuando dio media vuelta, yo estaba ahí y apreté mi cuerpo contra el suyo. Su espalda dio un golpe seco contra la puerta de madera. 

-Eres muy bruto-musitó. Rodeó mi cintura con sus piernas. 

Ahora podía sentirla más cerca. Apreté el bulto que crecía entre mis piernas contra aquella abertura tapada por sus bragas y la tela de su pantalón. 

 Nos besamos apasionadamente. La cargué entre mis brazos y me dirigí a una mesa para acostarla, sin perder el rirmo con que nos besábamos. La dejé y apoyé mis manos en la mesa. Había una paleta con pintura fresca y mi mano se posó en ella. 

-Ups, olvidé limpiar eso-dijo Abbie. Su mirada era pícara. 

 Levanté una ceja; con un movimiento rápido, apoyé mi mano con pintura sobre la piel que dejaba ver el escote de su camiseta cuello "v". 

-Ups-dije, luego reí. 

-¡Tonto! -exclamó -. Vas a tener que limpiar esto. 

-Seguro. 

 Le dirigí una de mis miradas seductoras y me dediqué a quitarle la ropa mientras ella me ayudaba con la mía. Por todos los cielos, estaba excitadísimo. Y supongo que Abbie estaba igual, su pecho no dejaba de subir y bajar. Abrí sus piernas con fuerza y la penetré. Gimió, yo gruñí.

Oh... 

 Click. 

 Click. 

 Escuché muchos clicks. ¿Qué era eso? Miré a todas partes alarmado. Y vi el lente de una cámara que miraba desde una ventana con las cortinas un poco abiertas, un poco. 

 Mierda. 

 Tapé la boca de Abbie, para que dejara de gemir. Ella me miró extrañada. 

-Shhh, creo que hay alguien allá afuera. 

 Tomé mis pantalones del suelo y me los puse. Fui a otra ventana, por suerte era corrediza. La abrí con cuidado y salté. 

 Un chico se sobresaltó y comenzó a correr. Lástima para él, fue atrapado. 

-¡Maldito cerdo! ¡Eres un asco, mirón!

 Lo levanté de la capucha de su campera y lo hice pasar por la ventana, hasta que los dos estábamos en el salón de arte. 

 Abbie se asustó. Por suerte ya estaba vestida. 

-Qué buen cuerpo tienes, preciosa- dijo el chico mirando a Abbie. 

-Cállate-le dijo. 

-¿Quién lo diría? El chico más deseado del instituto y la ex chica buena y virgen. Esto recibirá vario corazones en Instagram. 

 Le pegué en la cabeza. Levanté su capucha y vi bien su cara. 

-Ahhh... Eres un chico de tercer año. De seguro nunca tuviste a una chica en tu vida, voyeur-dije. En mi mente, estaba planeando qué venganza darle. Oh sí, esto será muy divertido-. Veamos tus fotos. 

 Lo senté en una silla. Encontré cinta adhesiva y pegué sus manos. 

 Tomé su cámara en mis manos y llamé a Abbie para que se acercara. 

-Eres bueno tomando fotos, nos vemos geniales-miré a Abbie y le sonreí-. Lástima que tenga que borrarlas. 

 Borré una a una. Luego...tiré su cámara profesional al suelo con todas mis fuerzas. El lente se hizo pedazos. 

-¡No, mis padres me la regalaron para Navidad! -exclamó el chico. Casi llora. 

-Pues, cuando les expliques a tus papis qué le pasó a tu cámara-la levanté del suelo y volví a tirarla con más fuerza todavía-, les dirás que recibiste tu merecido por ser un cerdo mirón. 

 La cámara terminó destrozada a los tres golpes contra el suelo. Encontré una bolsa y guardé todas sus partes sueltas. 

 -Toma, ahora sí- le saqué la cinta adhesiva y abrí la puerta del salón-, vete a la mierda. 

 El muchacho salió corriendo y sollozando. 

 Fui a buscar mi remera y mi jersey del suelo. 

-Uau, lo dejaste traumado de por vida-afirmó Abbie. 

-Fue por una buena causa-respondí. 


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Sola

ABBIE

El frío llegó en un abrir y cerrar de ojos. Usabas un cárdigan y una bufanda, y al otro día el congelado viento te obligaba a usar gorro, bufanda y ropa más abrigada. 

Y con la misma rapidez en que llegó el invierno adelantado, pasaron diferentes acontecimientos en poco tiempo. Luego del incidente en el salón de artes, Adam y yo solo nos encontramos en mi dormitorio los sábados por la noche. Me acostumbré fácil a estar con él y descubrí que es más atento de lo que parece. El primer sábado llegó con un recipiente. Dentro había dos sándwiches de pollo con queso calientes. 

-Sabía que estabas ocupada estudiando entonces te traje la cena. Por cierto, los preparé yo. 

¡Y estaban exquisitos! Compartí uno con él y, más tarde escuchamos música y nos fuimos a la cama (no exactamente a dormir). 

La mañana del domingo, desperté al oler un aroma peculiar y rico. Café y galletas de vainilla bañadas en miel. 

Adam estaba sentado a mi lado sosteniendo una bandeja con el desayuno. Me miraba fijo y sonriente. 

-Buenos días-pronunció cuando nuestras miradas se cruzaron-. Debes estar hambrienta después de una larga y divertida noche, nena-guiñó su ojo. 

Madre mía, qué encanto. 

-Traje el desayuno para los dos. Les dije a las cocineras que te sentías mareada para bajar a la cantina, entonces dejaron que traiga el desayuno. Les pedí que pongan miel a las galletas porque sé que así te

gustan. 

No pude evitar sonrojarme. Le di mi agradecimiento con un beso en sus labios luego desayunamos. 

Esperaba con ansias salir de la clase de Literatura para hablar con mis padres sobre las vacaciones de invierno. La profesora se había salido del tema y nos contaba el árbol genealógico de su familia. 

Vamos campana, suena. Y como si me hubiese escuchado, sonó y todos nos levantamos de nuestros pupitres. Corrí apresurada, tomé un atajo yendo por el patio para no chocar con los demás. El frío congelaba mis piernas y podría resbalar por la escharcha. Pero seguí corriendo sin importar que mis piernas sufran un estado de hipotermia. Podría haberme puesto calentadores en ellas pero como soy una chica rebelde, no lo hice. Y es ahora que no entiendo cómo hacen las chicas llamadas "perras" para vestir poca ropa en invierno. No cabe duda, tienen un pelaje invisible que las protege del frío. Cuando comiences a darte cuenta que no sientes frío en un helado invierno significa que te has convertido en una perra con todas las letras. 

Seguí corriendo y, como lo predije, resbalé con la escarcha. Me rompí el trasero con el suelo. 

-¿Por qué ibas tan apurada?

Adam estaba detrás mío. 

-Supongo que fue gracioso verme caer-dije. 

Sus brazos abrazaron mi tórax y me levantaron del césped frío. 

-Para nada-caminamos por el jardín. Escuché risas de chicas y silbidos de chicos dirigidos a mí. 

-¡Pero qué diablos!-exclamé

irritada. 

-¡Ohh!-Adam se situó de nuevo a mis espaldas-Tu falda está levantada y se ven tus sexys panties. 

Tiró de ella. Qué vergüenza. 

-Gracias, salvaste mi vida. Ahora, si me permites, debo hablar con mis padres. 

Apuré el paso pero Adam tomó mi mano. 

-Te acompaño por si pasas por otro momento embarazoso. 

Llegamos a mi dormitorio. Adam se sentó en mi cama y yo marqué el teléfono de la casa de mis padres. 
-Hola Adolf, ¿está mamá? -pregunté. 

Adolf era el jardinero de la casa y un buen amigo de mis padres. Era un tío para mí. 

-No querida. Acompañó a tu padre en un viaje del trabajo.

Ya sé lo que viene ahora. Creí que esta vez no sucedería. 

-Supongo que llamaste para hablar con ellos de las vacaciones de invierno. Dejaron una nota en la mesa diciendo que era un congreso muy importante y que, no volverán hasta año nuevo. 

Solté un suspiro,otra Navidad sola. 

-Lo siento mucho, puedes volver a casa. Nicole y yo estaremos encantados de recibirte-dijo Adolf.

-Gracias, Adolf. Pero creo que me quedaré aquí. Saludos a Nicole y a los chicos. 

Colgué. Me sentía mal y no sé si sentir más vergüenza por pasar las vacaciones sola en el instituto mientras todos disfrutan en familia o porque Adam escuchó toda la conversación. 

-¿Podrías...? -hice un gesto para que me diera espacio en la cama y me acosté con la cara sobre una almohada. 

-¿Qué pasó? ¿No estaban en casa? -preguntó. 

-No finjas que no escuchaste-espeté.


Adam se acostó a mi lado y acarició mi espalda. Sentí un cosquilleo. 

-No estarán para las vacaciones de invierno-dije-. Muchas veces pasó eso, mi padre trabaja en un banco muy importante y en estas fechas hacen congresos de no sé qué. A veces pasaba Navidad con mi madre o con Adolf, el jardinero de la familia, y su familia. Pero, en realidad, esos congresos son fiestas donde van grandes empresarios. Y mi padre debe ir ya que es el dirigente del mismo. 

Suspiré. Quiero dormir y olvidar que, a pesar que amo a mis padres, tienen sus defectos,los acepto pero a veces me siento tan abandonada por ellos. 

-En resumen, pasaré Navidad y Año Nuevo comiendo pollo frito con papas sola en la cantina. 

Adam abrazó mi cintura y me hizo girar para que vea mi cara. Tenía una sonrisa ancha. 

-Puedes pasar las vacaciones conmigo. 

Me senté de repente. 

-Estás loco, no y no. No quisiera complicar a ti y tu familia. Gracias, pero me quedaré aquí. 

-Vamos, Abbie. No eres ningún problema, no somos muchos, siempre hay lugar para uno más. Por favor, di que sí. 

Hizo cara de perrito abandonado y triste. Blanqueé los ojos, ¿cómo podía convencerme tan rápido? 

-Está bien. 

-¡Bien! Compraré tu boleto para el tren de ida y vuelta. Te vas a divertir y sentir en familia, ya verás. 

Me dio un beso rápido en los labios que me dejó pasmada y salió de la habitación. Nunca nos besamos a menos cuando tenemos sexo. 

Llegó la hora. Bajé el sábado a la mañana a despedirme de Luke. La entrada principal al internado estaba atestada de

maletas, bolsos y chicos despidiéndose unos a otros. 

-¡Luke! -le di un fuerte abrazo-. Que tengas unas buenas vacaciones, te extrañaré. 

-Igual tú, nos vemos-sonrió.

Giré mi cabeza para darle un beso en la mejilla y él también estaba por hacerlo y, sí, sin querer nos dimos un beso. 

-Uh, lo siento. Yo no... Quería darte un beso en la mejilla-se disculpó. 

-Olvídalo, Luke, ya pasó. Nos vemos. 

Di unos pasos hacia atras y choqué contra alguien. Miré hacia atrás con lentitud temía que fuera él. Adam. 

-¿Sabes que en realidad sí tuvo todas las intenciones de besarte? -preguntó mientras Luke salía por la enorme puerta de madera oscura. 

-No creo, se disculpó y parecía muy nervioso. 

Adam rio. 

-Tonterías, debes creerme, soy un chico experimentado en cosas así-tocó mi trasero de forma disimulada para que nadie lo notara y susurró:-. Ya es hora de que nos vayamos también. 

Asentí y buscamos nuestras valijas. Un taxi nos acercó a la estación de tren. No podía creer que iba a conocer la familia de Adam Baker. ¿Cómo debería presentarme ante ellos? ¿Creerán que, al vernos juntos, somos pareja? Hola, soy Abigail Porter, la chica que se acuesta con su hijo. Mmm, incómodo. Diré que soy su amiga. 

Llegamos a Sheffield por la noche. La ciudad me pareció bella, había algunas construcciones antiguas pero todo encajaba con todo y quedaba perfecto. Tomamos un taxi que nos condujo a la casa de Adam, un poco lejos de la zona céntrica de la ciudad. 

La casa por fuera lucía grande y limpia. Adam abrió la puerta y sentí como mi corazón latía con fuerza. 

-Bienvenida a mi morada, nena-dijo estirando los brazos. 

Me ayudó con el equipaje al entrar. La casa estaba vacía, esperaba a su familia reunida en la sala con un cartel colgando de "Bienvenido a casa". 

-¿Dónde están? 

-Umm, no están en casa. Mi hermana debe seguir trabajando. Mañana la conocerás-respondió rascándose la nuca. 

Subimos las escaleras, Adam me enseñó la habitación donde dormiré. 

-Muchas gracias, Adam.

Nos abrazamos, estuvimos así por varios minutos hasta que decidimos bajar y preparar unas pizzas. 

-¿De qué trabajan tus padres? -pregunté. 

-Mi madre trabaja en una empresa de bienes raíces. Tiene un departamento en la ciudad y a veces viene aquí. Y mi padre... No vive con nosotros. 

-Oh, lo siento, no debí preguntar eso... 

-No hay problema, nena. Vamos a dormir, debes estar cansada. 





Nota de autora:

Gracias a todos los que leen esta novela, ha aumentado el número de leídos muy rápido. Me alegra que les guste. 
Los amo❤ y, este capítulo está dedicado a todas aquellas personas que leen mis historias y les gusta, gracias por su apoyo. 



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Gritar Verdades al Viento

ADAM

Al llegar a casa, me pareció raro ver todo ordenado y limpio. Significa que mamá pasó por aquí. Lydia, mi hermana mayor, se destacaba en su desorden y mamá siempre ordenaba sus cosas. Tal vez vino a saludarla, quisiera saber cómo está.

Temía encontrarla en casa cuando llegué con Abbie. No sé por qué le dije que iba a sentirse en familia si venía conmigo. Aquí familia no es un término que se pueda usar para referirse a mamá, Lydia y yo. 

Salí del dormitorio para recorrer la casa antes que Abbie despierte. El baño estaba limpio, la habitación de mamá y papá, desolada, solo una cama tendida y polvo sobre los muebles. Mi dormitorio seguía igual: fotos de Lydia y yo cuando éramos chicos pegadas en varias partes de la habitación, mi cama tendida con un acolchado azul y la televisión apagada. Fui a la habitación de al lado, la de Lydia, esa seguro es un desastre. Y lo estaba, la cama destendida y con ropa encima. Ropa tirada en el suelo como medias de red rotas, vestidos cortos y escotados. Colillas de cigarrillos adornaban la mesa de luz junto a una botella de ron y, para final tal desórden: el tacho de basura contenía preservativos usados. Un horror, sentí pena por ella, quisiera que se detenga de una vez, que se dé cuenta de lo que le está haciendo a su vida. 

Salí del dormitorio y me topé con Abbie ya vestida y somnolienta. 

-¿Qué hacías?-preguntó bostezando.

-Revisaba si todo estaba en orden. Vamos a desayunar. 

Preparé té y

desayunamos en el comedor. Recuerdo cuando éste era mi lugar favorito porque todos nos encontrábamos aquí, como la familia que fuimos. 

Escuchamos que la puerta de entrada a la casa se abrió y cerró. Lo primero que pensé fue que era Lydia que volvía del trabajo. Pero al ver a mamá aparecer en el comedor, esa idea desapareció. 
-¡Adam, hijo querido! -exclamó, se acercó a abrazarme y darme muchos besos en la frente-¡Bienvenido! ¿Y quién es esta mujer hermosa? ¡Hola, soy Alexia, su mamá! 

Abbie se sonrojó. Mi madre la abrazó. 

-Soy Abbie, su amiga. 

Mamá cruzó los brazos y levantó una ceja. 

-Adam nunca trajo amigas para las vacaciones, así que debes ser muy especial para él. 

Las mejillas de Abbie estaban más que rojas y las mías también. 

-Fue un gusto conocerte, querida. Vine a buscar unas cosas y ya volveré al trabajo. 

Caminó hacia la heladera y sacó unos sándwiches. Me levanté y la seguí. 

-Mamá, ¿podemos hablar? -susurré. No hubo respuesta-¿Estás bien? ¿Sigues con él? 

Apretó el puño y me miró. 

-Cariño, tengo que irme. Ya habrá tiempo para que hablemos, debes atender a tu invitada. 

-Vamos mamá, sabemos que no habrá tiempo para eso. Quiero saber si sigues con él-dije en voz baja. 

-¡Ay, Adam! Tranquilo. No me alteres, ya me tengo que ir-saludó a Abbie y salió a la sala. La seguí. 

-Mamá, no te cuesta nada. Solo responde con un sí o un no a mi pregunta. 

Estaba comenzando a sacarme de quicio. Odio cuando hace ésto. 
-¡Basta Adam, debes respetarme, soy tu madre!

Acabas de volver del instituto, ¿y quieres tener control sobre todo? ¡Estás equivocado si piensas así!-se encaminó a la puerta y la abrió -Tengo mi vida y yo haré lo que quiera con ella. Ocúpate de la tuya. 

Cerró la puerta con un portazo. Me mordí los labios para evitar gritar y maldecir a todo el mundo. 

Volví al comedor y vi a Abbie muda. Cierto, escuchó toda la discusión. 

-Lo siento por eso, parece que no tuvo un buen día en el trabajo-dije.

-Está bien, solo que fue incómodo. 

Debía despejar mi mente. 

-Chica mala, vamos a salir a pasear. 

Recorrimos la ciudad durante toda la mañana y nos detuvimos a almorzar en un restaurante. Salimos de allí, quería llevarla de nuevo a casa para que a la noche volvamos a salir. 

Pasamos por la puertas de un prostíbulo y, qué suerte la mía, habían dos chicas fuera fumando. Ellas me conocían y yo a ellas. Bajé la mirada cuando pasamos, pero me reconocieron. 

-Hola, Adam-ronronearon las dos al mismo tiempo. 

Seguimos el paso, pero Abbie se detuvo. 

-¿Por qué esas chicas te saludaron? -preguntó un poco irritada. 

No sabía en qué lugar meterme. 

-No lo sé, es un pueblo chico,todos nos conocemos.

La peor mentira de todas. 

Alguien tocó mi hombro. Era Molly, una de las chicas que me saludó. 

-Qué bueno fue verte, Baker. Lydia querrá hablar contigo. 

Esperé a que ella llegara. Cuando la vi, estaba igual que siempre: desaliñada, con un toque de vulgar. Sus ojos estaban rojos de tanto fumar y beber, el maquillaje era demasiado y el atuendo muy corto. 

-Hola, pequeño,

te extrañé-dijo al verme. Nos abrazamos fuerte. 

Le dije a Abbie que necesitaba hablar con ella a solas. Abbie cruzó la calle y esperó sentada en un banco fuera de una cafetería. 

-Estás bonito como siempre, hermano. Olvidé que ya comenzaron las vacaciones para ti. Debes saber que mamá regresó. 

-Lo sé, hoy apareció en casa, sacó unas cosas de la heladera y se fue. Le pregunté si seguía con papá pero evitó contestar armando una discusión. Seguro que siguen juntos. 

Lydia apretó los labios pintados de un rojo carmesí. Frunció el ceño. 

-Ya no podemos hacer nada, hermano. Si ella quiere vivir así, está bien. Me cansé de decirle que él le hace mal, pero no quiere. 

Suspiré, tenía razon. ¿Cuántas veces le dijimos lo mismo? ¿Cuántas veces se enojó y nos dejó solos? Muchas, no alcanza contar con los dedos de las manos y pies. 

-Está bien. Y... ¿Cómo estás tú? -pregunté. 

-Mejor, ahora me pagan mucho más. No creo que me veas seguido en casa estas vacaciones, mi jefe dice que habrá más clientela estas semanas. Me quedaré en el departamento de Molly que está cerca. Tal vez nos veamos en Navidad. 

Por lo menos no la pasaré solo, estaré con Abbie. 

-Tú también deberías dejar esto. Tienes que continuar con tu vida, seguir adelante y no atascada aquí-le dije, no sé cuántas veces repetí ésto en mi vida. 

Lydia miró al suelo. Sabe cuánto me preocupo por ella. 

-¿Quién es esa chica que estaba contigo? Es muy linda. 

-Se llama Abbie, es compañera del instituto-contesté. 

-Y pasarán

las vacaciones de invierno juntos. ¿Son novios? -sonrió. 

Puse mis manos en los bolsillos del jean, estaba incómodo. 

-No, solo... 

-Ahh, solo tienen relaciones sexuales -cruzó los brazos. Asentí-. Entiendo. Eres increíble, ja. Me dices que avance en mi vida, que busque el amor pero tú haces lo mismo que yo. 

-Claro que no-dije.

-¿No? Entonces... ¡Oh, ya entiendo! Estás enamorado de ella,lo veo en tu cara-soltó una carcajada-. Pero, por más que te guste, estás haciendo lo mismo que yo. Me darás el ejemplo cuando tú sigas tus propios consejos. 

Me quedé sin palabras para responder. Lydia tenía razón a pesar de ser una adicta a fumar y beber, de trabajar en un prostíbulo y de haber elegido ese tipo de vida. Ella tenía razon. 

-Te quiero, hermanito, y por eso deseo con todo mi corazón que seas feliz. Eres joven, guapo e inteligente, tienes tiempo para hacer lo que quieras. Disfruta tu vida. 

Nos abrazamos de una manera especial, como hermanos. Lloramos un poco y nos despedimos. 

Al llegar a casa, comenzó el cuestionario de Abbie y debía decirle la verdad. 

-Mi familia no es la mejor de todas. Cuando era chico, mi padre traicionaba a mi mamá con su compañera de trabajo. Cuando mi mamá lo supo, no lo creyó. Jamás lo creyó. Mi padre le lavó la cabeza, le dijo que mi hermana y yo éramos niños malos por decir esas cosas-no podía creer que se lo estaba contando. Sumergirme en las aguas del pasado cuesta, pero al tener a Abbie a mi lado escuchándome, lo hace más fácil-. Nos abandonó, se fue a vivir con él en Londres. Mandaban dinero por correo, unos tíos nos cuidaron por un tiempo. Lydia comenzó a trabajar como prostituta, se hizo adicta al tabaco y al alcohol. Y yo logré entrar al instituto. 

Abbie me abrazó fuerte. Lloré. Me consoló como una madre consola a su hijo. Me sentí lleno de amor y valentía para decir una verdad más:

-Supongo que alguna vez te preguntaste por qué repetí tantas veces el último año. La verdad es que no quería volver a casa y enfrentarme a la realidad. Tenía miedo de que, si volvía, no iba a poder avanzar nunca más. 

Abbie besó mis labios. Fue con delicadeza y ternura. 

-Vas a progresar, Adam Baker. Durante estos meses que pasé contigo, demostraste no ser ese chico mujeriego y egocéntrico. Eres atento y leal. Y personas así triunfan en la vida. Yo estaré a tu lado si me necesitas. 

Abbie era como un ángel caído del cielo. Se lo dije y se senrojó. Algo cambió entre nosotros hoy, lo siento en el ambiente. Estoy totalmente enamorado de Abigail Porter. 


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Abandonados pero Juntos

ABBIE

Descubrí que Adam y yo tenemos más cosas en común. Los dos fuimos, de alguna manera, abandonados por nuestras familias. Él por sus padres y por su hermana. Aunque Lydia no lo hizo intencionalmente ya que Adam me contó que se quieren mucho, pero ella es presa de aquel estilo de vida. Y yo también fui abandonada por mis padres porque a veces interponen el trabajo sobre su única hija que espera recibir un fuerte abrazo de ellos en vez de dinero por las buenas calificaciones escolares. 

Despertar esta mañana en sus brazos fue diferente. Ahora siento que lo comprendo un poco más, cada vez descubro algo nuevo de él. 

-Buen día, nena- dijo con voz ronca. 

Sus rizos castaños tapaban su frente. Pasó una de sus manos por mi estrecha espalda provocándome un cosquilleo agradable. 

Entrecruzamos nuestras piernas bajo el edredón y lo abracé con ternura. 

-¿Tienes frío, cariño? -preguntó. Imagino que está sonriendo y disfruta de nuestro abrazo porque me aprieta más fuerte y no me suelta. 

-Ummm, Adam, estás estrangulándome.

-Lo siento, es que me gustan estos abrazos, así que no voy a soltarte-me abrazó más fuerte. 

-Pues, también me gustan-susurré. 

Era cómodo y reconfortante estar así: juntos, mi cabeza sobre el hueco de su clavícula izquierda, él con sus brazos alrededor de mi cintura. Su piel tiene un olor particular y rico, mejor que cualquier perfume para hombres. 

Cuando decidimos levantarnos de la cama ya era mediodía. Adam decidió que era una buena idea que comamos en casa y, luego, salgamos a pasear. 

Cuando terminamos, fuimos al

garage. Estaba sucio y lleno de cosas inservibles y rotas. 

-En medio de este basurero, te mostraré uno de mis preciados tesoros... -dijo caminando entre cajas tapadas de polvo. 

Por alguna razón, me acordé de cómo era estar en casa. Todo estaba ordenado y limpio, había un aroma a limón y rosas. Todos los muebles combinaban con las paredes y el suelo, puesto que mamá es super ordenada y amante de la limpieza. La casa nunca permanecía en silencio, siempre escuchabas una canción sonando desde la radio en la sala, solo se la apagaba por las noches. Pero en nuestras habitaciones teníamos un estéreo y podías escuchar la música que quisieras. 
Adam agarró la punta de una sábana vieja y tiró de ella. Una Harley Davidson negra estaba debajo de ella. No pregunten qué modelo era, no sé nada de motocicletas, pero como es una conocida, por lo menos sé el nombre de la marca. Estaba bien cuidada y reluciente. 

-Uauuu... Está muy linda. 

-¿Solo linda? ¡Es perfecta! -exclamó y le dio un beso. Me reí-Vamos a pasear con esta preciosura. 

Si bien la mayoría de los chicos malos poseen una motocicleta, Adam no era uno de ellos. Él está tapado por un pedazo de tela sucia y desgastada, pero cuando la sacas y descubres lo que hay dentro, te quedarás encantado. Su interior es diferente a lo que aparenta ser, es un chico lindo, fuerte y brillante, como su Harley. Él es lo que menos esperas encontrar bajo aquella sábana. Adam es un tesoro que sigo buscando. A pesar que llegué a la cruz

y lo encontré, aún no puedo abrir el cofre por completo. Y supongo que lo que me espera ahí dentro es mucho mejor que todo lo que voy descubriendo de él. 

Fuimos de un extremo de Sheffield a otro en su motocicleta. Fue muy divertido. A veces aceleraba por las calles vacías y yo me aferraba a su cintura mientras el viento helado chocaba en mi cara. 

Por la noche comenzó a nevar. Tuve que comprar otro abrigo porque el que llevaba no abrigaba tanto. Adam me llevó a un club al que él iba hace unos años. 

-Chica mala, quiero que pierdas el control como nunca antes-dijo apenas entramos al lugar. 

No era muy grande pero estaba lleno de gente. Las luces brillaban con intensidad en todos los colores, se escuchaba una canción de hip-hop y la multitud bailaba sin cesar. 

Había olvidado que estaba en mi fase de "chica mala" para demostrar a los demas que la gente que estudia también sabe cómo divertirse. Me dirigí a la barra y pedí cuatro tequilas. Dos para Adam y dos para mí. Luego, fuimos a bailar a la pista. Me moví como una chica desquiciada que le gusta menear el trasero a cualquier chico. Fuimos a pedir unos vasos de cerveza cuando alguien gritó mi nombre. 

-¡No puede ser, Abigail Porter! ¿Eres tú? 

Era Willa Jordan, una chica de mi anterior escuela. Insoportable al igual que Bernie. 

-No

puedo creer lo que mis ojos ven: Abbie Porter bebiendo, bailando y pasándola bien con un chico sexy en un club nocturno-dijo con asombro. Dio otro vistazo a Adam quien esperaba que le den nuestras bebidas. Se mordió el labio y me preguntó:-¿Es tu novio? 

¿Le digo que sí o que no? Piensa, Abbie. Si le digo que sí, ella coqueteará con él pero de una manera más soportable, supongo. Si le digo que no, se lanzará sobre él como un león sobre su presa dispuesto a comer toda su carne. Pobre Adam, no quiero que sufra con esta chica. 

-Sí, nos conocimos en el instituto al que ahora voy. Estamos locos de amor-respondí. 

Willa hizo una mueca. Me estaba odiando, lo huelo. 

-Ohhh, pues... Que pases una buena noche con él. Adiós. 

Seguro ahora intentaría "robármelo". Tengo que cuidarlo. 
Adam apareció con los vasos de cerveza llenos. Los bebimos al instante y volvimos a la pista. Mientras bailamos, veo a Willa acercándose a nosotros. 

-Hola de nuevo,Abbie. Quiero conocer a tu novio.-dijo con una sonrisa pícara -Hola, soy Willa. 

Oh no, dijo novio frente a Adam. Ahora pensará que estoy celosa. Bien por mí. 

-Hola, Willa. Soy Adam, el novio de Abbie-lo dijo en un tono diferente. Sí, se dio cuenta. 

Soy una idiota. Nota mental: ¡Jamás

vuelvas a hacer algo parecido o creerán que eres celosa, obsesiva y loca! 

Willa estuvo con nosotros por un largo tiempo,hasta que Adam decidió que debíamos volver a casa. 

Subí directo a mi habitación para evitar que habláramos sobre el tema. Ni siquiera tendré sexo con él porque en algún momento sacará al luz el tema. Me cambié rápido y me acosté. Las luces ya estaban apagadas, pero se encendieron. Más bien, alguien las encendió. 

-¿Hace cuánto somos novios? -preguntó con sarcasmo. 

Me senté para verlo. 

-Lo siento. Es que... Willa es una chica insoportable. Me preguntó si eras mi novio-contesté. La luz me cegaba los ojos, no bebí mucho como para vomitar pero tenía mis sentidos aturdidos. 

-Ahhh y le dijiste que sí porque sino se iba a lanzar sobre mí. No sabía que eras tan celosa. 

Aquí vamos... 

-No soy celosa. Lo hice por tu bien, ella es como Bernie y sé que no soportas a chicas así. Deberías agradecerme, mocoso. 

Adam comenzó a reírse a carcajadas. Se acostó sobre la cama y siguió riéndose de mí. 

-Está bien, está bien, digamos que te creo. 

Me enojé, Adam cree que en serio estaba celosa. Tal vez me inquietó un poco la idea de verlo con Willa besándose. Pero NO fueron celos. 

-Idiota.

Vete. Déjame dormir. 

Volví a mi posición con la cabeza sobre la almohada y esperé escuchar sus pasos saliendo de la habitación. Pero no oí nada. 

-Estaba jugando. Sí te creo, aunque pienso que sentiste un poquitín de celos en ese momento, pero ya pasó. 

Sentí sus labios sobre mi nuca que bajaban por mi espalda mientras levantaba la camiseta. Adiós a mi respiración controlada. 

-No te cambiaría por una chica hueca y fea-susurró mientras sus manos pasaban a tocar mis pechos desnudos. 

Sentí un escalofrío y no era por la baja temperatura del ambiente. 

Adam prosiguió rápido: me despojó de mis prendas de vestir y se recostó con la cabeza a la altura de mis muslos. Abrió mis piernas con rapidez y se quedó observando mi ingle. Acarició esa zona con lentitud. 

Solté un gemido. 

-Me encanta verte descontrolada-afirmó antes de volver a pasar sus dedos por allí e introducir uno. Gemí más fuerte y logré pronunciar un "Más, por favor" -. Y pensabas que iba a dejarte por esa chica. Deberías tirar a la basura esa idea de mujeriego que tienes sobre mí. 

Su rostro cambió, parecía enojado y a la vez dolido. Dejó de hacer lo que estaba haciendo y me dejó caliente. 

-No pienso eso de ti -le dije-. Ya no tengo esa idea de ti, porque los últimos momentos que he pasado contigo descubrí a otro Adam. Le dije a Willa que éramos novios porque tú no mereces que una chica así te esté persiguiendo. 

Adam levantó la mirada y sonrió, se veía tan dulce con sus mejillas sonrojadas. 

-Qué dulce eres-dijo antes de darme un beso. 

Ahora es una persona especial para mí. 




Nota de autora:

Gracias por su apoyo, la verdad me entusiasma ver que les encanta esta historia. 
❤Los quiero mucho❤



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Campanas de Navidad

ADAM

 Ahora ya no me siento solo. 

 Abbie y yo compartimos un pasado similar y difícil. Si hablamos de ciertos temas, como la familia, ella y yo nos entendemos y sabemos hasta qué punto podemos charlar sobre eso. 

 Nunca lo esperé. Por un lado está Abbie con su sabiduría e imaginación y sus padres adinerados pero obsesionados por el trabajo. Y por otro, estoy yo, con mi independencia y rebeldía, y mis padres que me abandonaron para vivir una relación conflictiva y falsa, junto con mi hermana que se dispuso a tener una vida complicada solo para sobrevivir. Y, a pesar que sean dos realidades completamente diferentes, vivimos en la misma soledad. 

 Últimamente siento que Abbie podría ser esa chica que tanto estuve buscando. De tan solo pensarlo me pone la piel de gallina. 

 La víspera de Navidad, salimos al supermercado a hacer las compras para preparar una rica cena para dos. Buscamos una receta en Internet para hacer salmón ahumado y, por más que seguimos cada paso al pie de la letra, quemamos el pescado; quedó muy rico igual. Abbie se encargó del postre, aunque no quiso decirme qué era. 

-¿Vas a decirme qué es? -pregunté, ella negó con la cabeza y sacó un pañuelo de tela del bolsillo de su jean-. Mmm, tal vez intentas envenenarme, no probaré ningún bocado. 

 Escucho su risa cuando tapa mis ojos con el pañuelo marrón y lo anuda con fuerza. 

-Te va a encantar, así que no digas que no vas a comer-susurra a mi oído. 

 Oigo que

se aleja y luego vuelve al comedor. 

 Ya eran más de las doce de la noche. Afuera nevaba y las calles estaban vacías. Cenamos en el comedor y hasta habíamos decorado la casa con un aspecto navideño y acogedor: luces en las ventanas y la entrada, el árbol de Navidad en la sala y con algunos regalos debajo de él, velas en la mesa donde cenamos y guirnaldas de copos de nieve que hizo Abbie colgadas en todas partes. La casa quedó hermosa, construímos un ambiente familiar que tanto anhelábamos volver a ver. 

 Abbie apoya algo sobre la mesa y sus pasos se acercan a mí. 

-Abre la boca-dice. Obedezco, apoya algo sólido y dulce sobre mis labios-. Muerde. 

 Lo hago, mastico ese alimento y pronto adivino qué es. Las típicas galletas navideñas, esas que ves en películas donde las preparan con mucho amor para luego dejarlas con un vaso de leche tibia para Santa Claus. ¿Hace cuánto no como una de éstas? Era exquisita, tenía nueces y sabor a vainilla. 

 Me quito el pañuelo de los ojos y termino de comer la galleta con forma de estrella y decorada con un glaseado amarillo. 

-¡Esto es delicioso! -exclamo mientras busco otra más para degustar. 

 Las mejillas de Abbie están rojas y sonríe. 

-Gracias. Hay de chocolate, coco, miel y otras con chispas de chocolate. 

 Ya había probado dos de cada sabor, eran muy ricas, cuando siento que hay una corriente de aire frío en la habitación. Pero no era de ninguna ventana, venía de la puerta de entrada. Me levanto para ir a cerrarla cuando veo a mis padres

dentro de casa. 

-Vaya, pensé que no iba a encontrarte aquí-dijo mi padre. Pero prefiero llamarlo Jason. 

-Creo que mamá olvidó contarte que volví a casa por las vacaciones de invierno-respondo mirándolo directo a los ojos-. En fin, ¿qué hacen aquí? Creí que viven en un lujoso apartamento. 

-¿Te crees el dueño de casa para preguntar eso? Podemos venir cuando queramos-dijo Jason apretando los puños. 

 La tensión de varios años aun se siente en el ambiente. 

-¿Vas a dejar que Jason me trate así siendo su hijo? -me dirijo a mi madre enfadado. Ella no dice nada. 

-¡Tú no me vas a llamar así, soy tu padre y me debes respeto! -me gritó. Una vena se marcó en su frente, parece que estaba a punto de estallar. 

 Me acerqué a Jason, también con mis puños apretados. Mamá se interpuso entre nosotros. 

-¡Tranquilo, Adam! ¡No te atrevas a golpear a tu padre! -gritó. 

-¡No puedo creer que sigas defendiendo a este hijo de perra! ¡No es fiel contigo! ¡¿Cuándo vas a aceptar la realidad?! 

 Mi madre comenzó a llorar. Jason me fulminó con la mirada y me golpeó en la mejilla. Sí, mi propio padre me golpeó. 

 No iba a quedarme quieto para que siguiera haciéndome daño, le asesté un puñetazo en la nariz. Mis nudillos estaban manchados en sangre, ¡le rompí la nariz! 

 Jason soltó un gemido de dolor y se abalanzó sobre mí, caímos en el sofá y rodamos hasta llegar al suelo. Sentí que unos brazos me empujaban para que me separara de él. 

-¡Deténganse!

¡Son familia, no hagan esto! -gritó Abbie intentando separarnos. 

-Vete, Abbie. No quiero que te hagan daño. Hace tiempo que no somos familia... 

 Se apartó, Jason me levantó del suelo y me empujó contra la pared cerca del árbol de Navidad y caí contra éste. Vi como se borraban las siluetas de todos y cerré los ojos. 



-¿Abbie? ¿Abbie? -pregunté. Veo un poco borroso, estoy recostado sobre algo, creo que en el sofá. 

-Aquí estoy. Te has desmayado -dijo tomándome de las manos. 

-¿Qué pasó? ¿Dónde están? 

 Intenté sentarme pero la cabeza me daba vueltas y me duele el cuerpo. 

-Te desmayaste y eché a tus padres de la casa-respondió. Me sorprende de ella, fue muy valiente de su parte -. Los amenacé con llamar a la policía y se fueron corriendo. 

 Tiré de sus brazos para que se acercara más a mí, no me importó el dolor que sentía, solo quería abrazarla. 

-Gracias-susurré en su oído. 

-De nada. Enseguida debes tomar un antiinflamatorio. Y llamé a Lydia, pronto vendrá. 

 Para cuando ella llegó, Abbie estaba durmiendo en el sofá y eran las cuatro de la mañana. 

-Es increíble,tenemos a nuestros padres en nuestra contra-dijo antes de beber un sorbo de sidra. 

 Solté un suspiro, el dolor físico pasó, pero el emocional sigue presente desde hace varios años atrás. Recuerdo todas las noches que pasé en vela por llorar nuestro abandono, las

mil y una pesadillas que tuve gracias a ellos, las invitaciones a visitar un terapeuta, etcétera. Me pregunto hasta cuándo y cuánto resistiré ésto. ¿Cuál es mi límite?

-Espero que no vuelvan-continuó Lydia mirando la televisión, aunque sabía que no estaba concentrada en ella sino que pensaba una y otra vez todo el dolor y amargura que plantaron papá y mamá en nosotros-. Te juro que, si vuelven, los denunciaré. Por abandono, ésa será la causa. De alguna forma haré que...

-Calma, Lydia. Sé cómo te sientes, sé que el odio corre por tus venas pero, no ganaremos nada pensando en ellos. De a poco, los olvidaremos; además, somos mejores personas que ellos. Vamos a tener una vida ,mejor, progresar y...

 Fui interrumpido por los sollozos de mi hermana mayor. Dejó la copa sobre la mesa y se tapó la cara con las manos. Sus sollozos se convirtieron en llanto.

-Hablas de progresar y buenas personas, y yo no soy nada de eso. ¡Soy peor que ellos!

-No, no es así-la abracé-. Eres mucho mejor que ellos, demasiado. Por eso te digo que dejes atrás toda esta mala forma de vivir. Sé que podrás...Mírame, yo también tengo mis defectos y cometí mis errores. Pero tengo que aprender de ellos y tú de los tuyos.

 Bajó las manos empapadas en lágrimas negras y me miró. Sus ojos verdes brillaban con un destello de esperanza. En ese momento me sentí como un hermano mayor.

-Eres el mejor, Adam- se enjugó las lágrimas y se levantó. Tomó su bolso y se dirigió a la puerta, antes de irse, me dijo:-. Vamos, aprendamos de nuestros errores y seamos mejores personas.

 Su última frase me dio esperanza.

 Cargué a Abbie en mis brazos y la acosté en la cama de mi habitación. 

 Voy a cambiar.









Nota de autora:

 ¡Hey! Hola a todos. Wow, me sorprende qué rápido ha aumentado la cantidad de leídos en la historia. ¡Me alegra tanto!

 Debería estar repasando lo que tengo que decir mañana en una clase... Politetrafluoroetileno (logré aprender esa palabra).

 ¡Gracias por leer!






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Hola de Nuevo

ABBIE


 Desperté en la habitación de Adam. Él estaba a mi lado, durmiendo. Si hubiese una versión masculina de La Bella Durmiente, él sería el chico perfecto. Puedo sentir lo sereno que está, su pecho sube y baja con lentitud, sus labios carnosos están semi-abiertos y, por Dios, te tientan a que los beses. 

 Decido levantarme para preparar el desayuno y llevárselo a la cama. Es lo mínimo que puedo hacer por todo lo que él hizo por mí estas semanas. 

 Cuando vuelvo al dormitorio, Adam respiraba agitado y se movía de manera desenfrenada en la cama. Me asustó, no sé que le está pasando. ¿Qué puedo hacer? 

 Dejo el desayuno sobre el escritorio y corro hasta su cama. En eso, abre los párpados y suspira. 

-¡Adam! Hey, ¿estás bien?- le pregunto mientras acaricio su cara lastimada.

 Sin decir una palabra, me abraza con fuerza y poco a poco su respiración se va suavizando. 

-Tranquilo, tranquilo. Ya pasó. 

 Esas palabras lo calmaron un poco más, pero, la verdad, es que no sé que pasó. 

-¿Qué fue eso? -le pregunté cuando ya estaba calmado. 

-Tengo pesadillas. Son recuerdos de mi vida aquí, en Sheffield. Últimamente las estoy volviendo a tener, creo que cuando volvamos al instituto, desaparecerán-contestó. 

 Refriego su mejilla con cuidado de no tocar las heridas de la pelea de anoche. Adam me devuelve el gesto. 

-¡Cierto! Casi lo olvido-exclama levantándose de la cama. 

 Oigo sus pasos

bajar y subir la escalera. A los minutos, aparece de nuevo con dos bolsas con diseños navideños. Una de ellas era el regalo que le compré por Navidad. 

-Con todo el lío que se armó ayer, olvidé darte tu regalo navideño. 

 Me entregó una bolsa roja con copos de nieve plateados. La abrí, encuentro un hermoso vestido color crema de breteles finos y escote corazón. La falda tenía un estampado con rosas rosadas. Sencillo pero muy delicado y hermoso. 

-¡Adam, es precioso! No hacía falta que me regalaras algo. Muchas gracias. 

 Sus mejillas estaban rojas y se veía tan tierno. Se rascó la nuca y sonrió. Madre mía, su sonrisa mata. 

-Salí temprano el otro día mientras dormías. Vi el vestido en una vidriera y automáticamente pensé en ti-dijo sentándose a mi lado-. Pero puedes usarlo con una condición... 

 Me pregunto qué será. Adam siempre poniendo condiciones, siempre tan enigmático. 

-Veamos. ¿Qué puede ser? - crucé los brazos y reí-. Después de aceptar tu propuesta de "tengamos sexo duro y placentero pero finjamos odiarnos para evitar rumores", espero cualquier cosa de ti. No creo que haya algo peor. 

 Adam soltó una carcajada y dejó ver su lado de casanova profesional diciendo:

-¿Peor? ¡Ja! Sí, a eso te refieres cada vez que gimes pidiendo más. Veo como te desagrada la idea... 

 ¿Qué puedo contestar, que estaba bromeando? Claro que lo estaba, Adam me hizo sentir y conocer las cosas más sensuales que recién iba a conocer en...unos años más adelante. Sinceramente, ese

maldito me hizo gritar su nombre. Me siento débil, perdí una batalla indirecta entre nosotros. 

-Volviendo al tema, debes usar ese vestido en una ocasión muy muy muy muuuy especial. 

-Está bien, acepto. 

 Imaginé que propuestas sucias saldrían de su boca. Me siento una pervertida ahora. 

-Encontré esta bolsa bajo el árbol de Navidad. Supongo que ese es mi regalo de parte tuya. 

 Asentí. Adam abrió la bolsa dorada con dibujos de pinos y elfos cargando regalos. Quedó boquiabierto al verlo. 

-Un smartwatch. ¿Estás loca? Ahora tu regalo queda mediocre.

-Claro que no. Me encanta -dije-. Te compré ese reloj porque veo que estás pendiente de tu celular. Éste es más práctico así que... 

-¡Muchas gracias! -exclamó abrazándome-De verdad, no hacía falta que compres ésto. Pasé la mejor Navidad de mi vida... 

 Unas lágrimas saltaron de mis ojos. Adam tenía razón, era la mejor Navidad de los dos. Nos divertimos mucho y comimos juntos. Vimos los especiales navideños en la televisión e hicimos un muñeco de nieve en la vereda. Dejando de lado la pelea entre él y su familia, fue la mejor. Tal vez el año que viene, si todavía nos contactamos, lo invitaré a que pase Navidad conmigo. 












 Cuando volvimos al instituto, la cantina estaba repleta de alumnos con sus familiares comiendo la cena. Hoy se despedirán de ellos y mañana tendremos clases como cualquier lunes. 

 Tenía

hambre, pero quería subir a la torre de mujeres, darme una ducha caliente y dormir. 

Miro a Adam quien miraba a todos cenando y disfrutando en familia, hizo una mueca. Parece que tiene la misma idea que yo. El viaje en tren nos cansó mucho. 

-Puedo ir a saludar a las cocineras y pedirles un termo con café-dijo.

-Está bien, te espero aquí. 

 Adam entró a la cantina. Mientras se acercaba a la cocina, varios compañeros lo saludaron con un abrazo y un golpe amistoso en la espalda. El chico popular. El mujeriego. El buena onda. Lo tenían en un pedestal, todos querían ser su amigo, ir a fiestas con él. Y las mujeres deseaban ser su novia, amante o lo que fuera. Pero, ninguno de ellos lo conoce como yo a él. Nadie sabe que es un hombre sensible, que tiene pesadillas de su pasado, que tiene miedo a entrar en una relación porque pueden romperle el corazón. Tampoco saben que es un muchacho tierno y sentimental, bondadoso y leal. Y siento pena por todos ellos, porque, durante todos estos años que lo tuvieron como compañero, además de los que están en la universidad y fueron sus compañeros, se perdieron de conocer a un gran chico. Un poco molesto, pero una buena persona. 

 Veo que alguien se acerca a mí, pero no soy consciente de quién es ya que sigo pensando en Adam. 

-¡Qué bueno es verte de nuevo, Abbie! 

 Parpadeo varias veces y lo veo: Luke. 

-Hey, Luke. ¿Cómo estás?

 Nos abrazamos. Me dio un beso en la mejilla. Cuando lo veo a la cara descubro que no tiene el piercing plateado en su labio. 

-No sé si es el sueño pero...no

veo tu piercing. ¿Dónde está? -pregunto. 

-Es una larga historia -contesta riendo-. Ven, quiero que conozcas a mi familia. Están aquí, puedes cenar con nosotros. 

-Uhh... No lo sé, no quiero interrumpir su momento en familia. Además debo subir mi equipaje y... 

-Vamos Abbie, por favor. Ya les hablé de ti, están esperándote. 

 Suspiro. Bueno, será un rato, hasta que vuelva Adam. 

-Vamos. 

 Me condujo hasta una mesa cerca del centro de la cantina. Estaban su papá y mamá, sus hermanos mellizos Eleanor y Oliver. Hablaban mucho y parecían muy felices y unidos. Son como la familia que siempre añoré. Luke era el hermano mayor. Sus padres lo alababan mucho por sus altas calificaciones. 

-Abbie también es muy inteligente. Nos sentamos juntos en todas las clases que compartimos- comentó Luke. 

 Su madre me miró sorprendida. Creo saber el por qué: mi vestimenta era similar a la de una chica fácil que a la de alguien responsable. Aunque no veo por qué tiene que influir la vestimenta en cómo eres. Me parece ridículo. Por eso estoy acostumbrándome a algunas prendas más provocativas para ciertas ocasiones. Me deshice de algunos sweaters anticuados y cambié un poco mi guardarropa. 
-Debe ser divertido hacer las tareas juntos. Los dos deben tener las mejores notas de la institución. ¡Van a ser estudiantes reconocidos en la graduación! No me imagino cuando estén en la universidad-afirmó su padre. 

 Luke hablaba mucho de mí. Abbie ésto, Abbie aquello.

Comenzaba a cansarme. Debería empezar a aceptar lo que Adam me dijo, tal vez Luke guste de mí. Recordando eso... ¿Dónde está Adam? 

 Miro a la cocina, estaba saliendo de allí y dirigiéndose a la puerta. Cuando llegó allí y al ver que solo está mi equipaje, mira a todos lados. Su mirada se encuentra con la mía, levanta las cejas y señala el termo con su dedo índice. Hago una mueca para que sepa que es complicado que ahora me retire. Adam deja caer sus hombros y se va. 

 Quisiera ir con él, no quiero estar acá. Por más que Luke sea mi amigo, me siento fuera de lugar con su familia alabándome también. "Abbie tiene un cabello hermoso. Abbie parece que es buena cocinando. Podríamos invitar a Abbie a casa algún día." No dejan de hablar de mí, como si fuese un nuevo integrante en su familia. 

-Mi teléfono está vibrando-miento. Me levanto de la mesa-. Ya vengo. 

 Salgo corriendo y finjo hablar por teléfono. Me fijo de que ninguno de los Cardin me está viendo y voy a buscar mi equipaje.

-¡Adam! Espera-exclamo. Lo veo que está subiendo las escaleras hacia su torre. 

 Antes de que pueda acercarme a las escaleras, Luke me llama. 

-¿Adónde vas? -pregunta. 

 Miro a Adam que está esperándome en uno de los escalones. 

-No me siento bien, estoy cansada. Voy a dejar esto en mi habitación y luego dormiré-respondo. Espero que esta excusa sirva-. Dale las gracias a tu familia por dejarme estar con ellos.

 Comienzo a dirigirme a las escaleras de la torre de mujeres, pero Luke toma mi valija en sus manos. 

-Te ayudo a subirla. 

 Asiento poco convencida. Luke sube delante mío. Doy media vuelta para ver a Adam pero ya se ha ido. 



ADAM

 Antes de acostarme, abro la tapa del termo y tiro el café por la ventana. La nieve se va manchando de marrón. 

-Hey, hey, que extraña bienvenida me estás dando-dice Nick dejando sus cosas al lado de su cama.

-Hola, hermano-digo dándole un abrazo. 

-¿Qué hacías? ¿Te uniste a una secta donde debes tirar café por la ventana como rito? 

 Rio. Extrañé a Nick en las vacaciones. 

 Nos acostamos en nuestras respectivas camas y comenzó a contarme de sus vacaciones navideñas en Finlandia con su familia. Pero, a la mitad del relato dejé de prestar atención a lo que decía. Pensé en Abbie, ¿qué estará haciendo con Luke? ¿Se habrán besado de nuevo? Tal vez Luke intente dormir con ella. Pero... No, no puede ser. Es muy tímido para hacerlo. Tal vez Abbie le dijo que estaba muy cansada y cerró la puerta frente a su rostro. Es lo más probable. 

 Tengo que dormir y dejar de pensar en ellos dos antes que reciba un ataque de celos como la otra vez. No debo pensar en cosas así. Pero a veces es inevitable,más cuando alguien te gusta y hay otro intentando liarse con ella. 




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Mensaje (NO es un capítulo)

 ¡Hola a todos! Me alegra que les esté gustando esta historia. 
 Bien, quisiera comentarles la locura que acabo de cometer. Pues, últimamente sueño mucho con que publico varios libros, entonces decidí... contactar a la editorial V&R. Les escribí un mail y, bueno, estoy esperando su respuesta. 

 ¿Se imaginan esta novela en una librería? Yo sí. Y a veces me preocupa que si pienso mucho en eso, la realidad sea otra y jamás pueda compartir mis historias con el mundo por medio de los libros físicos. No quiero adelantarme, porque estoy escribiendo varias historias a la vez y debo editarlas. Además estoy conforme compartiendolas aquí. Pero tener mi libro sería un sueño hecho realidad. 

 Debería dejar de soñar despierta. Bueeeno...¡A merendar y luego a escribir! 


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La Amistad

ABBIE

 No sé qué pasó ayer. Debo ordenar las cosas en mi cabeza. ¿Qué me pasó? 

 Cuando llegué a mi habitación junto a Luke antenoche, intenté librarme de él para ir con Adam. 
 Luke había dejado mi maleta cerca del escritorio. 

-Ya puedes volver con tu familia. Nos vemos mañana -le dije acercándome a la puerta. 

-No les hará nada esperarme un rato. 

-Oh, bien. ¿Quieres que hablemos de lo que hicimos en las vacaciones? ¿Cómo te fue? -pregunté algo incómoda. 

 Luke luce diferente. Siempre lo vi vestido como un rockero y ahora usa camisas abotonadas y sweaters. El piercing en su labio desapareció. Hasta luce como un chico más tímido de lo normal y, ahora se parece más a su conducta en el instituto: responsable, inteligente. 

 Asintió e indicó que comience a contar sobre mis vacaciones. Lo que le dije fueron puras mentiras, lo que hizo que me doliera el estómago, es mi mejor amigo y no me gusta mentirle. Pero si supiera lo de Adam y yo, no lo aceptaría. 

-Bueno, parece que pasaste unas buenas vacaciones de invierno -dijo cuando terminé. 

 La verdad no sé como hice para inventar algo semejante y no mostrar signos de que mentí. Le dije que volví a mi casa en Londres, mis padres me recibieron con un cálido abrazo y pasamos todo este tiempo juntos. Cosas que deseo que vuelvan a pasar en mi vida. 

 Fui a abrirle la puerta de mi dormitorio. Le dije que necesitaba descansar. 

-Nos ve... 

 No dejó que termine mi saludo porque me besó. Éste fue más cálido que el de la vez anterior,

cuando comenzaban las vacaciones. Luke abrazó mi cintura. Sus movimientos eran lentos y pausados, como si tuviese miedo de cometer un error. 

 No sé cuántos minutos estuvimos allí, en la entrada a mi habitación. Hasta que se separó de mis labios. 

-Nos vemos mañana, Abbie-dijo. Sonreía y estaba rojo como un tomate. 

 Las primeras clases fueron, por suerte, fáciles. Es decir, los profesores no dieron ningún tema nuevo, se dedicaron a hablar de la Navidad y del nuevo año estamos comenzando. Suerte para mí porque no presté atención en ningún momento. No dejé de repasar los acontecimientos de la noche anterior,en especial el beso de buenas noches. 

 Fue tan...diferente. Luke era un principiante besando. Lo sé porque yo antes besaba así. Pero me gustó. Y ahora no sé qué le diré a Luke cuando nos veamos en el almuerzo. Porque, vamos, Luke es un chico genial. No niego que es un muchacho hermoso. Además es tierno, muy inteligente, con buen sentido del humor y amigable. Y, ahora que lo pienso, de no haber aceptado el trato con Adam, podría intentar algo con Luke. Somos muy parecidos y se nota que él me quiere. Pero no siento lo mismo por él. Es mi mejor amigo y me gusta tenerlo como tal. No puedo imaginarnos a nosotros dos dándonos besos mientras estudiamos para un examen. No. Luke tiene el poder de tener a la chica que quiera, solo que no sabe cómo desenvolverse frente a las mujeres. Tal vez pueda ayudarlo con eso. 

 Todos

esos pensamientos agolparon mi mente en el transcurso de la mañana. Ahora estaba en la clase de Historia y el profesor Robinson me pidió que vaya a sentarme al final de la fila, junto con Adam. Porque él habla mucho con Nick y decidió separarlos. 

-Hola -le susurro a Adam cuando me siento a su lado. 

 Él solo se limita a inclinar la cabeza como saludo. Saco mis cosas e intento tomar apuntes de lo que explica el profesor. Pero no puedo, sigo pensando en los cálidos labios de Luke rozando los míos. Esto es momentáneo, pienso. Me siento así porque me sorprendió con ese gesto. Fue tierno y solo causa oleadas de calor por el beso, no porque haya sido Luke el que me lo dio. 

 Apoyo mi mano sobre mi mejilla izquierda y está caliente. Debo estar ruborizada. Levanto la mirada para encontrarme con Adam observándome. 

-Creo que tengo fiebre-digo, intentando ser graciosa. Pero él me mira raro, como si fuese un engendro. Me mira como...antes.

 Espero una respuesta de él, pero baja la cabeza y sigue tomando apuntes. ¡Sí! Adam Baker tomando apuntes. Es un día glorioso, hoy saldrá el sol. 

 Al terminar la clase, me acerco a él para pedirle sus apuntes. 

- ¿Podrías prestármelos? - le pregunto. 

 Hace una mueca y se va con Bernie y Elle que justo pasaban por el corredor. Bien, esto es oficialmente raro. 

 Me dirijo a la cantina. Todavía están colgados algunos adornos navideños en las mesas y pegados en los ventanales. Voy en busca de una deliciosa porción de tarta de verduras cuando me encuentro con Luke esperándome fuera

de la fila para servirse comida. 

-Hola, ¿qué tal tu día? -me da un beso en la mejilla. No supe qué contestar. Me tomó desprevenida. 

 No nos habíamos visto en toda la mañana. Y no quería encontrarme con él en el almuerzo. Esperaba buscar mi comida rápido y almorzar en mi dormitorio. Pero no. Era la hora pico donde todos salen hambrientos de sus clases para devorar todo lo que sea comestible. 

-Uhh, bien- logré balbucear. 

-Me alegro. Pero, ¿sabes? Podemos ir a comer a otra parte. Está muy sofocado aquí con la calefacción y el calor humano-sugiere Luke conduciéndome a la salida. 

 Niego con la cabeza. 

-Estoy bien aquí. 

 Luke hizo una mueca. Por primera vez, no quería estar a solas con él. Fuimos a la mesa donde siempre nos sentamos y estaba ocupada. 

 Miré a mi alrededor y todas lo estaban. Sobraban lugares pero no conozco a esas personas para sentarme con ellas. 

- Bien - refunfuñé-. Vamos a otra parte. 

 Terminamos comiendo en un aula vacía donde a veces la usaban para el club de lectura. 

-¿Qué opinas de mi familia? -pregunta rompiendo el silencio- Hablan mucho, ¿verdad? 

- Sí. Pero son muy agradables. Y demasiado alegres. 

-Mis padres quedaron encantados contigo. Nada más que mi madre se cuestionó un poco si era cierto lo que conté de ti. Porque estabas vestida de una forma diferente. Pero le expliqué que es solo tu forma de vestir. Lo mismo, ellos quieren invitarte

a ti y a tu familia en las vacaciones de verano. ¿Te imaginas cómo será eso? 

 La cabeza comenzó a darme vueltas. 

-Detente, Luke. ¿Tú les dijiste algo a tus padres sobre mí que yo no sepa? -le pregunto. Algo me huele mal. 

-No. Les hablé sobre como eres: responsable, inteligente. Esas cosas-contesta -. Pero omití la parte en que decidiste mostrar tu lado rebelde. 

 La cena de ayer con su familia me pareció extraña. Sentí algo. Estaban muy emocionados por conocerme. Está bien que sea su amiga pero me trataban como si fuese algo más en la vida de Luke. Creo que su madre dijo algo así en un momento: "Me alegra verlos juntos. Tienen mucho en común." ¡Eso es! 

-Luke, dime la verdad. Soy tu amiga, no tienes que esconderme nada- veo que se ruboriza ante mis palabras -. ¿Les dijiste a tus padres que somos novios? ¿Eso es? 

 Luke se cubrió por un momento la cara con las manos. 

- No, claro que no. Algo así. Ay, lo siento. En realidad, ellos suponieron que eras mi novia porque en casa hablaba mucho de ti - responde-. Les dije que no pero no me creyeron. Lo siento, Abbie. 

 Hice muy mal en desconfiar de él. No hizo nada, solo que le encanta hablar de mí porque le gusto. Y sus padres pensaron otra cosa. 

-Está bien. No fue tu culpa - lo abracé, por más incómoda que me sintiera. 

-Abbie... Ahora que hablamos de esto- dice con su cabeza en mi hombro-, me gustas. No creí poder decírtelo, pero me gustas, Abbie. 

 Mi corazón da un vuelco. Luke es el primer chico que me dice que le gusto. Pero me siento mal al no sentir lo mismo por él. 

-Luke... Yo... Yo no... 

 ¿Dónde puedo encontrar las palabras que no le duelan? 

-No sientes lo mismo -dice con la mirada fija en un lugar. 

- Eres un gran chico, Luke, de verdad. Pero, por ahora, me gusta ser tu amiga. 

 Él asinte. Comienza a sonar el timbre para volver a clases. Se levanta y me tiende una mano para ayudarme a levantar. 

-Volvamos a clase, compañera. 




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El Dolor de Amar

ADAM

Llegamos al instituto. Hay un rico aroma a pavo proveniente de la cantina. Sé que todos están reunidos con sus familias disfrutando de una rica cena. Los años anteriores, cenaba con la familia de Nick y de Liam, el primo de Abbie. Parece que Nick todavía no llegó. Pero no me apetece estar allí. Y veo que a Abbie tampoco. 

Me ofrezco para buscar un termo de café así vayamos a mi dormitorio y comemos algo en paz. Corro hacia la cocina. Varias de las cocineras me conocen. 

-¡Oh, dulzura! -exclamó una de ellas, Polly. Es una señora muy tierna que me trata como si fuese su nieto- Qué guapo estás - refriega mi barbilla-. Debiste haber conquistado el corazón de varias chicas durante este tiempo. 

-¿Varias? ¡Todas en la ciudad! -bromeo. Polly comenzó a reírse-. Necesito un favor. Estoy muy cansado y me gustaría beber algo caliente e irme a la cama. 

Ella asiente y trae a los segundos un termo con café. Tal como lo deseaba. Le agradezco y salgo de la cocina. Vuelvo a la entrada de la cantina, pero Abbie no está allí, solo su equipaje. Miro a todas partes, tal vez fue a saludar a alguien o al baño. Hasta que la encuentro, sus ojos hacen contacto con los míos. Está cenando con los Cardin, la familia de Luke. Me mira como si no pudiera salir de esa mesa. En fin, se ve que todos la quieren allí. 

Salgo de allí y me dirijo a la escalera de mármol que conduce a la torre Norte, la de los hombres. Pero oigo la voz de Abbie llamándome. Me detengo. Ella toma su equipaje. Comienzo a bajar las escaleras

para ayudarla, cuando aparece Luke. 

-¿Adónde vas? - le pregunta a Abbie. 

Ella le da una buena excusa. Ahora solo debo esperar a que vuelva a la cantina e iré con ella a mi dormitorio. Pero no. Luke se ofrece para cargar su equipaje hasta arriba. Si hubiera un ascensor, sería problema resuelto. Todo culpa de los ascensores. 

Abbie duda pero acepta su petición. Seguro es para terminar con ese asunto de una vez. Esperaré un tiempo y luego iré a buscarla. 

Luego de apagar las luces y hablar con Nick sobre las vacaciones, decidí levantarme. Me puse un pantalón y fui a buscar a Abbie. 

Mientras camino por los pasillos de la torre sur, veo a varias chicas salir del baño con sus pijamas rosas y con un rico aroma. Varias me saludan y, debo admitirlo, me devoran con la mirada. Pero nada de lo que hagan ellas producirá un efecto en mí. Solo me importa una chica y es Abigail Porter. 

Su dormitorio está al final de un largo pasillo. Veo la puerta frente a mí, ésta se abre y escucho las voces de Abbie y Luke. ¡Oh mierda, debo esconderme! Hay un dormitorio con la puerta un poco abierta y entro en él sin importar nada. Dos chicas gritan asustadas sin embargo se tranquilizan al ver que soy yo. 

-Adam, ¿qué haces aquí? -dice una. 

-Si vienes por eso... Estamos dispuestas a compartir -habla la otra. 

Me golpeo la cara con la mano. Es increíble. Están ofreciéndome hacer un trío. ¡Están locas chicas desesperadas! 

Las callo y les digo que solo espero a alguien. Me asomo a la puerta con cuidado y observo por la rendija. Allí están los dos, Abbie despidiéndose

de Luke. Cuando...él la besa. 

Vuelvo a sentir un dolor en el corazón pero éste es más doloroso que el que sentí aquella vez cuando comenzaban las vacaciones y Luke se despidió de ella con un beso. 

Miro de nuevo por la rendija y siguen besándose. ¿Cuánto tiempo llevan ahí? No quiero ver más. Hasta que escucho que Luke se marcha y Abbie cierra la puerta, salgo de allí. No pienso ir a buscarla. Estoy destrozado. A paso lento vuelvo a mi cama. 

La mañana siguiente duele menos que ayer. Nick me preguntó por qué lucía tan depresivo a lo que hice caso omiso. Lo bueno fue que no volvió a tocar el tema. 

El desayuno, un momento para ver a los dos tortolitos juntos. Pero ante la repulsiva idea de verlos coquetear frente mío y de todos, llamo a Luke apenas lo veo entrar en la cantina. Él se sienta con nosotros. Y justo llega Abbie, pero esquiva nuestra mesa porque sé que no volverá a sentarse aquí. 

No dejo de hablar con Luke sobre cualquier cosa para distraerlo y que no vea que Abbie está desayunando sin él. 

La clase de Historia está aburrida. El profesor Robinson dejó de hablar de cómo pasó las fiestas y ahora se puso a explicar un tema nuevo. 

-Estabas muy charlatán con Luke en el desayuno -me dijo Nick. 

-Es por una buena causa. 

-Dime el por qué. 

-Ayer lo vi besándose con Abbie- contesté. Nick rió-. No te rías, fue doloroso para mí. 

-Awww, el pobre Adam está celoso. Ya entiendo, hiciste que no se sienten juntos en el desayuno. 

Nick siguió riendo. Le pegué en la pierna. 

-¡Los de atrás, silencio! -exclamó el profesor-. Mejor, Nicholas ven aquí adelante, Abigail ve atrás. 

Genial, ahora ella vendrá a mi lado. El dolor se intensifica. 

-Hola - susurra al verme. Bajo la cabeza como saludo. 

Ella se sienta a mi lado y escucha al profesor. Pero sé que no es así. Está pensando en Luke porque mira fijo al pizarrón y no está tomando apuntes. Al rato, se toca la cara con sus manos. 

- Creo que tengo fiebre- bromea. Pero no rio. Me quedo observándola y, luego, tomo apuntes de la clase. 

Al final de ésta, Abbie se acerca a mí y me pregunta si puedo prestarle mis apuntes. Tengo pensado en contertarle mal, pero voy a herirla. Y tampoco se los daré, a pesar que su mirada y su todo me pueden, pero no. Estoy dolido y enfadado con ella. 

La ignoro y me voy con Bernie y Elle que están caminando por el corredor. 

La veo alejarse extrañada. Pero sé que irá con Luke. Sé que él ya robó algo que no me pertenece aún. 




Nota de autora:

¡Hola! ¡Gracias por leer! Siempre me alegran el día cuando veo que les gusta ésta historia. Muchas gracias. 

Tengo un amigo que hace muy poco comenzó a subir videos en YouTube. Es muy gracioso y está esperando a mostrar su locura en los videos. 
Les dejo el link del primer video en mi biografía. 
Gracias ❤ 


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¡Cierra la Boca!

ABBIE

La vuelta al instituto indicó un cambio total en mi vida. Todo, absolutamente todo, estaba diferente. Lo que más me llamó la atención fue la confesión que Luke me dijo hace una semana atrás. También el trato que tiene Adam conmigo. Parece que ahora se empeña más en su papel de odiarme fuera de nuestros dormitorios. Es tan insoportable y arrogante como cuando llegué aquí. El fin de semana no vino a mi habitación, quedé esperándolo como una tonta. Ahora tenemos una conexión más fuerte, podemos hablar de la vida antes de dormir. En realidad, teníamos esa conexión, duró un tiempo. El domingo me envió un mensaje diciendo que había ido a una fiesta,sin disculpas. 

Creo que algo extraño está pasando por la mente de Adam. Tal vez se cansó de mí y está buscando a otras chicas para acostarse. Tal vez está con esa chica nueva de un curso inferior al nuestro, Tricia Fox, que vino de intercambio desde Estados Unidos. 

Sea lo que sea, me hace sentir mal. Lo extraño. Tal vez siento algo más intenso por él. 

-¡Estás demente! -exclamó Luke cuando llegamos a su dormitorio. Ahora duerme solo, su compañero dejó el instituto. 

No dijimos ni una palabra desde que salimos de la dirección hasta aquí. Pero, ahora, a él se le ocurre retarme. 

-¡Eso quedará escrito en

tu expediente de alumna!-vuelve a gritar. 

-Ya calla. Tenía que expresarme, me parece estúpido que cancelen las muestras de arte por un campeonato de fútbol -contesté. 

El director me castigó por subir al escenario en medio del anuncio que estaba dando para quejarme. Es que me parece malo que cancelen algo en lo que varios alumnos-incluyéndome-nos hemos esforzado. Podría haberme quedado callada y maldecir para mis adentros. Pero no. No sé si lo hice porque mi lado oscuro se está mostrando más o porque en verdad me molestó lo que dijo. El castigo: limpiar las duchas del sector femenino. 

-Deberías haberte quedado callada. ¡Pero no! Todo por tu fase de chica rebelde. 

Me siento en la cama. Luke da media vuelta y me fulmina con la mirada. 

-¿Qué? 

-Eso es algo de lo que nunca hemos hablado bien-dice-. No entiendo por qué te encubres. 

-¡Mira quien habla! -exclamo efurecida y de pronto recuerdo el extraño cambio de look que vi en Luke a la vuelta de clases -. Tú también te escondes. Te vistes como un rockero pero, cuando cenamos con tu familia, eras otro. El piercing desapareció, tu ropa oscura también. ¡No me hables de encubrimiento cuando haces lo mismo, Luke Cardin! 

Él cruza los brazos y se muerde el labio. Creo que entré en un terreno peligroso. 

-No es como crees, bueno sí, un poco. Me escondo de mis

padres. Ellos son muy estrictos y puritanos. Si me ven vestido así y con un labio perforado, creerán que estoy en una secta, o ingiero drogas, o cualquier otra cosa. Me gusta esta ropa, eso no quita que adore leer y saber mucho. 

Se sienta a mi lado. 

-Ahora ya lo sabes. Éste es mi verdadero yo, siempre lo viste... Pero, ¿qué hay de ti? ¿Por qué haces esto, Abbie? 

¿Qué puedo responder? No lo sé, estoy tratando de hacer memoria. Ese día, sí, el de la fiesta. Fue horrible sentirme humillada, que todos me miren como él me miraba. 

-¿Es por alguien que lo haces? 

Me levanto de la cama. La lágrimas están por salir como misiles de mis ojos. 

Pero Luke decide cambiar el tema. 

-Supongo que sí. Debes estar loca por él para hacer esto. Por eso me rechazaste-noto el dolor que le causé ese día en que le dije que no siento lo mismo por él -¿Quién es? 

Miro al techo. ¿Se lo digo? 

-Vamos Abbie, dime. Soy tu mejor amigo. 

Sí, lo eres. Y yo soy una perra por no haberte diche esto desde el principio. 

-Adam. 

Su nombre flota en el aire como una burbuja y, luego, explota. 

Es extraño decir su nombre. Es extraño

contarle esto a alguien, no me creía capaz. 

-¿Qué? ¿A-Adam Baker?- Luke está sorprendido. Asiento con la cabeza -¿Cómo es posible? ¡Ustedes se odian! Los veo siempre, no se pueden aguantar el uno al otro. 

Vuelvo a sentarme a su lado y me tomo el tiempo de contarle todo: nuestro trato, cuándo empezó. Tuve que remarcarle varias veces que no somos novios, solo disfrutábamos del sexo. 

-Pero Abbie... -Luke me mira como si no me conociera-. Todo este tiempo pensé que se odiaban. Le decía a Adam que no te haga maldades y resulta que todo es pura actuación. 

No creo eso, ahora me trata igual que antes. 

Luke se levanta y comienza a caminar de un lado a otro. 

-¿No te das cuenta, Abbie? Estás con un chico que no te aprecia como eres, estás así por él. Adam te está usando. 

 Miro al suelo, incapaz de ver a Luke a los ojos. ¿Y si tiene razón? ¿Y si todo este tiempo fue así? Podría ser, Adam solo quiere divertirse. De no ser así no me hubiese dicho que ocultemos todo. Tiene vergüenza de que lo vean conmigo. 

 Oh, esto es tan confuso. 

-Yo te acepto tal y como eres, Abbie. No te haría pasar por un cambio físico ni nada. 

 Luke lo dice en serio, lo sé. Pero Adam... Recuerdo aquella vez que dijo que me amaba. 

-Debo pensar todo-digo antes de salir de su habitación. 

 Íbamos a estudiar, no a hablar de cosas personales. Camino por los pasillos de la torre Norte. Hay varios chicos allí, charlando. Las puertas de los dormitorios están abiertas en su mayoría. Los chicos me silban al verme pasar a toda prisa. Escucho a uno gritarle a su amigo que deje de ver porno. 

 Sigo mi camino hasta que choco con un abdomen digno de tocar y admirar. Levanto la vista y allí está, Adam Baker mirándome a los ojos. Su expresión es seria. 

-Hola -susurro. 

 Él no dice nada y continúa su camino. 

 Ahora entiendo que ese te amo que soltó su boca aquella vez, era falso, insulso y vacío. 

Porque él estaba ebrio.

Porque él quería solo mi cuerpo. 








Nota de autora:

 ¡Hola! 

 Como ven, en este capítulo hay una imagen con una frase fel mismo. Pues, ahora, en cada historia pondré una imagen con una frase significativa de cada parte. A esta idea la tengo para una novela de fantasía (en proceso), pero decidí que quedará bonito poner para todas mis historias. 

 Eso es todo y... ¡Gracias por leer! ❤ 




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Vuelta Al Juego

ADAM

 Termino de sercarme el cabello y me pongo los pantalones. Nick sigue en las duchas, le grito que lo esperaré fuera. Hay días en que tenemos los mismos días de entrenamiento, él de fútbol y yo de tenis. 

 Fui a buscar unas manzanas a la cantina y, cuando volví, Nick ya había salido. Lo encuentro yendo a la torre de hombres. 

-¡Oh! Olvidé mis medias en los vestuarios-exclama. 

-Entonces ve a buscarlos antes de que cobren vida. 

 Él sale corriendo y yo subo las escaleras. Los pasillos de nuestra torre son muy desordenados. Pero esta vez había mucho barullo entre los chicos. ¿Qué pasó? Tal vez hubo una pelea. Varios están fuera de sus cuartos. 
 Sigo caminando, la verdad es que no me importa. Pero veo una persona que se acerca, para especificar, una chica. Y sé quien es. 

 Me duele verla, ¿con quién estaba? Seguro con Luke. No mira hacia dónde va y, por eso, se choca con mi pecho. 

-Hola -susurra. 

 Pero no le respondo. Todos nos miran. Además, ¿acaso no sabe que está con Luke? ¿Piensa que me lo tomo tan normal como ella? Nuestra relación se quebró, lo que sea que tuvimos. Volvimos al principio y no hay vuelta atrás. 

 Me duele, porque me encariñé con ella. 

 Sigo con mi camino y entro a mi dormitorio. Dejo mis cosas en el armario y me acuesto en la cama. Alguien toca la puerta. No pienso abrirla. No. Porque sé que es ella. 

-Adam, soy Luke. 

 Lo que me faltaba. Vino el noviecito. ¿Qué quiere? 

-Está abierto-vocifero. 

 Él entra y se pone las manos en los bolsillos. 

-¿Qué pasó, amigo?

-pregunto. 
 Pero, de pronto, su expresión se torna a una enojada y llena de ira. 

-¡Eres...! ¡No puedo...creerlo!-grita mientras su cara se pone roja-¡¿Cómo te atreves?! 

 No entiendo nada de lo que dice y se lo digo:

-¿De qué me estás hablando? 

 Luke se acerca a mí con los puños cerrados. Espero que no piense pegarme, porque puedo romper su nariz de un golpe. 

-¡Que estás usando a Abbie! -grita- ¡Eres un cerdo! Nunca pensé que llegarías tan lejos. Jamás me metí en tus asuntos con las chicas, pero ahora... 

 Me levanto de la cama.

-Te metes en mis asuntos porque te gusta Abbie y estás celoso. ¡Es por eso! 

 En eso, Nick llega y nos mira atónito.

-Wow, tranquilos. 

 Luke y yo bajamos los puños. No puedo creer que estuviéramos tan cerca de golpearnos, ¡siendo amigos! 

-Amigo, lo único que quiero es que ella esté bien.

 Y lo entiendo. También quiero que Abbie esté bien. 

 Luke se retira abatido. Nick, al cerrar la puerta, hace una cara de sorpresa parecida a la del Grito. 

-¿Qué rayos pasó? 

-Luego te lo explico. 

 No tengo ánimos para nada. Bueno, solo para una cosa y es hablar con Abbie. Espero que Luke no le haya llenado la cabeza con cosas que no son ciertas. A pesar que me molesta que estén juntos, quiero volver al juego.

 Fue una bendición escuchar a Bernie hoy. Pues, durante una charla, comentó que Abbie iba a limpiar las duchas femeninas por lo que hizo esta mañana. 

 Será un buen momento para ir a

hablar,ya que supongo que será el único momento en que estará sola. 

 Estuve escondido en un dormitorio hasta que Abbie fuera a limpiar las duchas. Fue muy fácil convencer a las chicas de la habitación que dejaran quedarme. Les dije que Abbie es mi única forma de comunicarme con su primo y ella debía entregarme algo suyo. Las dos chicas murieron de ternura. No solo las convencí por mi excusa, sino que también por mi físico y carisma irresistibles. 

 Pero esas chicas hablaban mucho y no dejaban que me concentre. Finalmente, fui a las duchas de la torre sur y me escondí en una. Solo espero que a nadie se le ocurra elegir la ducha en la que estoy. Si hubiesen puertas en vez de cortinas sería mejor. 

 Supongo que varias chicas fueron a la torre de hombres por alguna fiesta. A la medianoche, oigo pasos dentro de la habitación. Y también escucho el ruido de agua. Debe ser Abbie. 

 Saco la cabeza por la cortina y la veo fregando el suelo. Salgo del pequeño cubículo y, cuando ella mira un gran espejo a su lado, se asusta al ver mi reflejo. 

-¿Qué diablos haces aquí? -pregunta agitada. 

-Tú y yo tenemos varias cosas de que hablar. 

 Me acerco a ella a paso lento. Abbie está paralizada. Cuando intento darle un beso, aleja la cabeza y sigue limpiando. 

-Hey, ¿qué pasa? Tú nunca ignorarías un beso mío, nena. 

 Abbie me mira con el entrecejo fruncido y dice:

-Corrección: Ya ignoré un beso tuyo. 

 Suspiro. Ella da media

vuelta y echa un spray sobre el espejo. Se lo quito, no vine aquí a que me ignorase. Me mira, su pecho sube y baja. Creo que logré que se enojara. Aún con esa sudadera ancha y gastada y esos pantalones de pijama, ella luce sexy. Acomodo un mechón de cabello marrón detrás de su oreja y, antes de que se atreva a correr mi mano, atraigo su cabeza cerca mío y la beso. Sus labios se mueven desesperados junto a los míos. Me separo de ella quien se sonroja.

-Viendo estas duchas, me antoja darme una contigo-digo. Sus besos me encienden.

-Sucio- masculla.

 Y nos volvemos a besar con delirio. Pero, de repente, recuerdo por qué vine aquí. Me despego de sus carnosos labios y digo:

-Tenemos que hablar. 

-¡No hay nada que hablar! Vete- exclama con rapidez. Me sorprende lo rápido en que una mujer puede cambiar de humor.

 Pero me niego a irme. 

-Abbie, hablé con Luke. Y aunque estés con él, yo quiero... 

-También hablé con él -me interrumpe-. Y me ayudó a que pueda ver mejor las cosas. Me hizo ver que es innecesario tener este tipo de relación contigo para sentirme querida, y que tú me usas. Porque, aunque lo niegues y hayamos pasado varios momentos juntos lindos, tú, Adam, quieres que mantengamos esto oculto. Como si yo fuese un bicho raro. 

 Veo que las lágrimas están por salir de sus ojos. Abbie se muerde el labio y respira para tranquilizarse. 

 ¡Quiero decirle que no es así! Por más que parezca, no estoy usándola. ¡Quiero gritarle que me he enamorado de ella y que deseo que siga siendo la chica responsable y tímida que es! Pero no puedo, Luke le dijo lo que pensaba al respecto sobre nosotros. Tal vez él nos descubrió o simplemente Abbie se lo contó. Y esas opiniones de su mejor amigo hicieron que ella le crea. Y vaya que sé eso porque puedo verlo en la forma en que me mira con amargura e irritación, ahora me odia. Tal vez debí pensar bien en las consecuencias antes de realizar este pacto con ella, debí pensar que podría enamorarme y salir de nuevo herido y también herir a los demás. No tengo nada para decir en mi defensa, de todas maneras, la usé. 

-Es más, últimamente me trataste como antes. Eso me hirió mucho, te esperé el otro día. Quería que sigamos hablando de nuestras vidas- lloriquea.

-Te vi besándote con Luke-pienso en voz alta. Creo que fue lo peor que dije en mi vida, me hizo quedar como un celoso y débil muchacho, hasta tal vez un poco posesivo.

-¿Y? No soy tuya, puedo hacer lo que quiera-contesta. Pero su tristeza no se ha ido-. Como sea, ya no quiero seguir con nuestro trato. Consigue a otra chica que esté dispuesta a cumplirlo. 

 Creo que es hora de irme. Mi intento de volver al juego ha fallado y saldré de aquí como un maldito bastardo que usa a las mujeres. 

-Adam-Abbie me llama. Con esperanzas, giro para verla-, por cierto, estoy con Luke ahora. No intentes volver a acercarte a mí. 

 Y ahora me doy cuenta que debí haber seguido adelante y no haberme dado la vuelta.


















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¿Qué hacer?

ABBIE 

 Me siento más extraña que nunca cuando beso los labios de Luke por tercera o cuarta vez. La situación fue así: no dormí en toda la noche pensando en Adam y Luke. El primero es una persona a la que estaba comenzando a conocer de verdad. Adam me enseñó el camino del placer y la pasión y...¿y qué más? Cambié por él, fingí ordiarlo para que mantenga su maldita reputación intacta. Pero él no hizo nada más por mí. El segundo chico, Luke, es buen amigo,siempre me escuchó y aconsejó. Y ahora que sé que le gusto y me dijo que puede demostrarme ese amor, decidí darle una oportunidad. Por eso, antes del desayuno, fui a su dormitorio con cautela así no me vean los encargados de vigilar que nadie salga de sus respectivas torres, pero por suerte hacen un mal trabajo; se duermen y roncan toda la noche. 

 El sol comenzaba a iluminar el ambiente cuando Luke me dejó entrar a su dormitorio. 

-¿Qué es tan importante para despertarme a las seis de la mañana un sábado? -preguntó. 

-Supongo que el mejor anuncio que has recibido este año-respondí mientras lo empujaba dentro de la habitación. 

 Luke se rascó la cabeza y bostezó. Comencé a hablar:

-He estado pensando seriamente sobre lo que me dijiste el otro día. Sé que te rechacé y preferí que sigamos como amigos. Pero me di cuenta que tú me valoras más que nadie aquí. Entonces... ¿aceptarías que intentemos ser novios? 

 Sí, es la peor propuesta para comenzar una relación que alguien hizo en el mundo. Pero, a pesar de eso, Luke aceptó. Se sonrojó y, al principio, solo me abrazaba. Pero luego nos besamos y es

aquí a donde quería llegar. 

 Me separo de sus labios. Las manos de Luke descansan en mi cintura. 

-No pensé que ésto podría pasar-dice con una sonrisa. 

-¿Tener una novia o salir conmigo? -pregunto. 

-Las dos. Es que, la verdad, soy muy tímido. 

 Y vaya que lo es, pero Luke es tierno y sentimental a la vez. Rodeo su cuello con mis brazos y miro esos ojos claros. Me pregunto si tomé una buena decisión al estar con él de esta manera. Ahora sigo con una sensación extraña en mi estómago cuando nos besamos, pero creo que con el tiempo va a pasar. Es algo nuevo para los dos: jamás tuvimos una pareja. Cierro mis ojos y lo beso de nuevo. Luke me abraza con fuerza y caemos en el colchón. Sus manos acarician mi espalda y siento en la zona de mi pelvis un bulto proveniente del cuerpo de Luke. Me siento extraña, como si no fuera yo. El momento es pausado por mi estómago que ruge como un león. 

-¿Vamos a desayunar? -pregunta Luke con una sonrisa. 

-Está bien. 

 Bajamos tomados de las manos y varios chicos nos miran sorprendidos. Al llegar a la cantina, Luke busca una mesa para los dos. Me dice que va a buscar el desayuno para los dos y, antes de irse, me da un beso en los labios. 

 Oigo unos murmullos cerca, y son de la mesa de los más populares en el "sistema de castas" del instituto: Bernie, Ella, Nick y Adam. Todos se susurran cosas, en especial las chicas quienes me miran con maldad. Seguro traman hacerme quedar mal, así que debo estar preparada para no caer en sus sucias manos. Miro a Adam que también me mira pero de una forma distinta que los demás. No puedo descifrar

qué está sintiendo en este momento. Baja la mirada cuando Nick le dice algo al oído y le refriega el hombro. 

 Luke llega con una bandeja negra de plástico llena de cosas dulces y ricas. 

-Guau, ¿seguro que no quieres hacerme engordar y luego comerme?- bromeo. 

-No de esa forma- responde. Aunque no comprendo a qué se refiere hasta que sus cachetes se sonrojan completamente. 

-Hola, feliz pareja. 

 La voz de Bernie es igual de insoportable que la de Barnie, el dinosaurio morado. Tal vez por eso oí a varios llamarla Barnie el dinosaurio. 

 Ella y su fiel compañera se sientan en nuestra mesa y nos miran. Lanzo una mirada de odio a las dos chicas escuálidas. 

-Vaya, parece que la chica mala no se conforma con robarnos a nuestro amigo Luke. Lo alejaste del todo convirtiéndote en su novia. Bárbaro- vocifera haciendo que varios en el lugar pongan la atención sobre nosotros. Bernie ve que Elle intenta sacar una galleta de la bandeja que trajo Luke, como consecuencia, le pega en la mano-. Espero que no intentes robarte a mi amiga. 

-No robé a nadie. Y si se fueron, será porque no te soportan-respondo. 

 Un grupo de chico grita "uhhh" ante mi respuesta. Bernie se queda sin palabras,se levantan de las sillas y comienzan a marcharse pero Elle se queda mirando las galletas de chocolate. Me da pena, tal vez no come mucho para ser como su amiga o esas modelos escuálidas de los desfiles. Recojo varias galletas en una servilleta y se las doy. 

-Deben estar un manjar- le digo. Ella hace ademán de devolverlas, pero no la dejo-. No iba a comerlas a todas, no hau problema que te lleves algunas. 

 La muchacha me sonríe, es una chica bella si le sacas ese carácter podrido que imita de su amiga. Vuelve a su mesa donde Bernie la mira. 

-Esas galletas tienen grasa y... 

-No me harán mal unas cuantas-responde antes de meterse una en la boca. 

 Bernadette me mira con odio pero no siento efecto alguno ante su gesto. Solo quiero tener un desayuno normal junto a mi novio. Aunque también me hizo sentir mejor el hecho de ver a Elle comer esas ricas galletas. Es como una metáfora que demuestra todo lo que se perdió para imitar a su "amiga" y seguir su ejemplo. Espero que se dé cuenta que puede comer lo que ella quiera, vestir y pensar como quiera. Y eso me hizo pensar en que no soy la única en este lugar que intenta encajar en algún lado. Sino que somos varios, tal vez todos. Imagino los demás que hay en el mundo y me da una idea triste sobre la humanidad. 






Nota de autora:


 ¡Hola, volví! ❤ Como siempre, gracias por leer y saludos a sus madres. (Día de la Madre, sé que en algunos países varía esta fecha,pero lo mismo, salúdenlas). ☺


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Sueños

ABBIE

 La llegada de la primavera trajo consigo una ola de exámenes. La verdad no me sorprende, ya quedan menos de tres meses para finalizar las clases, la graduación, vacaciones y...bienvenido a la la universidad. ¡Qué susto! Y es que estos últimos meses son decisivos para mi promedio final y mi ingreso universitario. 

 Ahora estoy más estresada que nunca. Mamá llama a cada rato preguntado si ya rendí el examen de ingreso a la universidad de abogacía. Pues la verdad es que no. Y no lo pienso hacer. Le he dicho que pronto se acerca pero en realidad quiero ir a la facultad de artes de la Universidad de Brighton. El profesor Cole me dijo que tengo el cien por ciento de posibilidades de entrar allí y a cualquier otra que haya en el mundo. Es más, él con la ayuda de su novio quien trabaja allí, han programado una reunión con el rector de la universidad y sus profesores para una entrevista. ¡Estoy tan ansiosa! ¡Y es en dos días! El profesor me incentiva mucho, al igual que Luke. 

 Luke... Ya vamos dos meses como pareja. Y va todo bien, por suerte. Los dos estudiamos juntos y pasamos todos los días de fin de semana juntos. 

 Adam lo único que hace es ignorarme. No me hace burlas ni bromas, por suerte. Hay unos rumores que me causan náuseas y es que estos dicen que Adam se acostó con Bernie. Espero que no. Pero no debería importarme ya, ¿verdad? Es un nuevo comienzo, adiós Adam, hola Luke. Sí, así debe ser. 

 Ahora tengo que rendir un examen de filosofía. No he estudiado mucho, ya que sigo en mi fase de chica rebelde. Podría haber estudiado nada de nada,

pero tampoco puedo soportar eso,porque por dentro sí me preocupa aprobar. Como esta es una materia muy tediosa para mí, decidí tomar unas copas para quitarme el estrés. Ahora ya sé cómo hacen varios para traficar alcohol en el instituto: la mayoría de los varones son amigos del personal que trabaja aquí. Así que ellos son los que nos proveen de alcohol para las fiestas. 

 Llegué un poco tarde al examen pero ya estoy aquí. Veo la primera hoja con preguntas. No entiendo nada. Paso a la segunda, de las cinco preguntas que hay, sé tres. La tercera hoja la hice completa y la cuarta está en blanco. Todas las preguntas son estilo multiple choice, pero son para pensarlas bien. Y las que no sé es porque no asistí a esas clases. Tranquila, Abigail, es solo una prueba, me dice mi subconsciente. Pero no puedo, es impresionante que todavía tenga esa incomodidad cuando no sé algo en un examen. 

 Fue un alivio que suene el timbre para ir a un receso. Justo las horas de filosofía están cortadas por un recreo. Voy al baño de mujeres más cercano y me lavo la cara con agua fría. 

-Oh Dios, ¿qué estoy haciendo? -digo en voz alta ya que está vacío. 

 El estrés de las pruebas apareció. Muy pocas veces me pasó y es horrible porque pienso en mi futuro. Me siento fracasada, que no voy a progresar. 

 Un roce en mi parte trasera me saca de mis pensamientos. ¡Alguien me está tocando las nalgas! 

-¿No estudiaste para hoy?

 Esa voz. Aquella que tanto extrañaba cuando me daba las buenas noches y buenos días. Esa voz que hace que mi nombre suene espectacular. 

 Doy media vuelta

y me apoyo contra la mesada de granito. Adam está frente mío, con los brazos cruzados y una mirada de preocupación. 

-¿Viniste aquí para burlarte de que no sé filosofía? -pregunto. Arqueo las cejas. 

 Él suelta un bufido y responde:

-No, vine aquí para ayudarte en el examen. 

 Mi expresión cambia al instante. Creí que me seguía odiando. 

-No pienso hacer trampa-camino hacia una esquina, donde están las toallas de papel. Saco una y me seco la cara y las manos-. No aceptaré ningún papel con las respuestas, ni te voy a preguntar cosas en la prueba. No, no. 

 Adam se ríe. Y eso me enfada. ¿Cree que lo digo en broma? 

-No harás nada de eso,tontuela. Sé que no lo harías por nada en el mundo- está acercándose mucho a mí-. Voy a explicarte todo lo que no sepas,ya que, esas clases que faltaste por alguna extraña razón, yo asistí y presté atención. 

 Nos sentamos en el suelo del baño. Adam empieza a explicarme los temas y me sorprende que explique tan bien. 
 El timbre sonó y volvemos al aula. 

-Hasta mañana -se despide. 

-Ehhh... Yo... 

 Quería decirle que mañana no estaré aquí sino que viajaré a Brighton. 

-Ya terminé la prueba, así que nos vemos mañana. Suerte. 

 Apenas terminan las clases del día, voy a darme una ducha. Me fue bien en filosofía gracias a las explicaciones de Adam. Seguro apruebo. 

 Llego a mi habitación y me encuentro con Luke sentado en la cama, hojeando un libro mío. 

-Hola, ¿cómo entraste? 

-Dejaste la puerta sin llave -contesta antes de darme un beso en

los labios-. Vine para despedirme de ti, esta semana sin tu compañía será difícil para mí. 

 Nos abrazamos, es tan dulce. Luke trajo unos bombones de chocolate rellenos con menta, mis favoritos. Nos acostamos en la cama y vimos una película en Netflix por la laptop. 

 Estaba tan concentrada en la película que, cuando mordí un bombón, no me di cuenta que un pedacito cayó en mi cuerpo. 

-Oh, tienes un poco de chocolate sobre la clavícula- dice Luke que estaba acostado a mi lado. Pero, antes que pueda quitarme esa miga de chocolate, Luke se adelantó lamiendo mi clavícula y luego siguió besando mi cuello. 

 La película pasó a un segundo plano porque ninguno de los dos prestaba atención a la trama ya que estábamos ocupados en otros asuntos. 

 Luke ya se había quitado la camisa y yo estaba en ropa interior. Mientras se quita los pantalones, me dice:

-Me siento un inútil en el tema del sexo- se sonroja cuando regresa a mi lado ya en calzoncillos -. Tú tienes más experiencia que yo y, bueno, me intimida un poco. 

 Es verdad, lo soy. Nunca pensé que podría tener más experiencia en ésto que mi pareja, sea quien sea. 

-No tengas miedo. Haz lo que sientas que debas hacer. 

 Luke asiente y me besa. Nos despojamos de lo que nos queda de ropa, la película ha terminado y nosotros estamos enrollándonos en la cama. Luke es cuidadoso, está nervioso, lo sé. Y yo también me siento así, no sé por qué. Tal vez sea por el hecho de estar con otra persona o porque siempre imaginé que perdería mi virginidad

así: de novia, con cariño y no solo por calentura. Pero tal vez deba olvidar ese antiguo deseo, porque la virginidad es una construcción social, está en nuestra mente esa idea,no creo que en todos, pero está. A veces los humanos pensamos mucho las cosas y no accionamos, o lo hacemos de otra forma. No creo que los animales piensen en cómo quieren perder la virginidad, sino que simplemente copulan porque lo hacen por instinto. 

 Cuando Luke estaba a punto de penetrarme, se detuvo y exclamó:

-No tengo condones. 

 Le digo que se tranquilice, que no lo haga si no tiene. No me da mucho miedo hacerlo sin protección, algunas veces pasó eso con Adam y no impidió nada. Pero bueno, siempre hay posibilidades de quedar embarazada. 

 Luke se niega a cerrar la escena así y decide que lo hará sin protección. Y continuamos y los dos lo disfrutamos. Creo que lo amo, pero no se lo diré hasta no estar segura. 

 Apenas me despierto, voy a darme una ducha. Cuando vuelvo al dormitorio, Luke está despierto y vistiéndose. 

-Pensé que habías desaparecido, que ya habías viajado- cuando termina de ponerse las zapatillas, se acerca a mí y me da un beso-. Gracias, ayer fue una noche inolvidable. Te amo. 

 Glup. Dijo las palabras. ¿Y ahora qué? ¿Le digo que yo también? ¿Sonrío? 

 Le doy un beso y tomo mi bolso marrón. 

-Disfruta de ese viaje y éxitos con tu entrevista. 

 Nos despedimos allí y yo bajo a la entrada del instituto donde nos espera el director Peterson, el profesor Cole y los chicos que viajarán conmigo.

-Bien, ya casi estamos. Falta uno... ¡Oh, aquí está! -exclama el profesor. 

 El chico llegaba apurado pensando que ya nos íbamos. No necesito ver su rostro para saber que se trata de Adam Baker acercándose a mí con su bolso negro y el cabello castaño enrulado desprolijo. Tengo ganas de gritar por qué diablos está él aquí, pero prefiero callarme y calmarme. 

El director nos da unas palabras de aliento y nos desea suerte. Todos partimos en un autobús hacia Brighton. 

 Vaya suerte la mía, Adam se sentó a mi lado y tendré que aguantarlo todo el viaje. Llegaremos a la noche porque haremos unas paradas para ir a baños y comprar comida. 

 Observo con atención el paisaje que aparece en mi ventana, creo que soy la única despierta. Salimos muy temprano y la mayoría se tomó una siesta y sí, tengo sueño, pero el cielo iluminado por el sol me alegra, hace que todo brille. Y aprecio esos días de sol porque mucho no lo podemos disfrutar en la nublada Inglaterra. El paisaje me inspira, quiero pintarlo. Saco mi móvil y tomo una buena foto de él. Creo que en el verano pasaré la mayor parte del tiempo ocupada con nuevos cuadros. No veo las horas de que llegue esa entrevista. 






Nota de autora: 

 ¡Buenas noches (y buenos días, por las dudas)! Bueno, actualicé un poco tarde, aquí son las 00:47 y me pasé del viernes por casi una hora. ¡Sorry! 

Gracias por leer. 

P.D: Wattpad anda super lento:(


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Necesitas salir a pasear

ADAM 

 El colectivo está en marcha y todos duermen a mi alrededor, excepto Abbie. Ella mira el paisaje con atención y admiración. La veo, es tan hermosa y no es mía. Los rayos del sol caen sobre su cabello marrón y lo hacen brillar, su mirada está clavada en el paisaje de afuera. De pronto, dice:

-Te atrapé. 

 ¡Rayos! Me vio por el reflejo en la ventana. Abbie gira la cabeza y me mira con detenimiento, hasta que sus ojos se fijan en mi cabello. 

-Te cortaste el pelo. 

-Sí, tenía unos mechones que se enrulaban y caían en mi frente. Molestaban a veces -me peino el cabello castaño claro y le guiño el ojo. 

 Abbie envía un mensaje por el celular, supongo que a Luke. 

-Bien, ¿qué haces aquí? - pregunta después de guardar el teléfono en el bolsillo de su campera gris. 

-El profe dice que tengo un talento especial para el arte -le digo serio. Pero sé que ella no me cree. Me rio antes de decir: -. Ni yo lo creo... He descubierto que soy muy bueno en historia. Mis notas siempre han sido altas en esa materia y eso era lo que me mantuvo a flote en el instituto. Hace un tiempo, descubrí que la historia me apasiona, adoro aprender qué pasó antes de nosotros, nuestros orígenes. Y, bueno, hablé con el profesor Cole y me consiguió una entrevista aquí. 

 Abbie asiente y sonríe. ¿Hace cuánto que no la veo? ¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez que nos besamos o despertamos uno al lado del otro? Ahora me doy cuenta que la ignoré durante todos

estos días, semanas y meses para evitar extrañarla. Y, ya que la tengo frente mío y estamos charlando, siento el peso de todo este tiempo sin ella. Quiero besarla, tocar esa piel tersa, mirar esos ojos oscuros cada amanecer. Pero perdí, ella está con Luke y se los ve muy bien juntos. Y quiero que sea feliz. 

 Hablamos por un tiempo largo mientras los demás seguían durmiendo. Estábamos en nuestro mundo, sentí que éramos los únicos viajando. 

-¿Cómo está Luke? -me atrevo a preguntar-. No lo veo mucho, sé que está estudiando duro para entrar a Harvard. 

-Está muy bien, un poco cansado pero lo ayudo a estudiar.

 El día pasó fugazmente, dormimos unas horas y ya era de noche y estábamos llegando a Brighton. Nos alojamos en un hotel en el centro de la ciudad y el profesor dijo que descansemos bien porque mañana será la entrevista para todos.



 Nos han dividido a todos en grupos según lo que vayamos a estudiar y a qué facultad iremos. Estoy junto al grupo donde está Abbie, el de las Artes y Humanidades, resulta que, estudiar humanidades se encuentra en la facultad de Artes de la universidad. Entonces, si todo sale bien, podré ver a Abbie los años siguientes. 

 Habían comenzados con el grupo de chicos que van a estudiar medicina. Y luego seguimos nosotros. Nos llamaban uno a uno e hicieron varias preguntas. Cuando llegó mi turno, el rector de la universidad y todos los profesores presentes, tenían una copia de mis calificaciones de los últimos años. 

-Notamos que sus notas no son muy buenas en ciertas categorías, como Biología- dijo el director

de la facultad de artes. 
 Les di mis motivos para entrar en esta universidad, comenté que me he esforzado mucho este último año, que, a pesar que he perdido dos años, estoy dispuesto a esforzarme y mostrar desempeño en todo lo que se presente. Al final, ellos hablaron con el profesor Cole, y escuché que él les susurró sobre mis problemas familiares.

 Las últimas palabras del rector fueron que en una semana iba a recibir una carta. Ya rendí el examen de ingreso y estoy esperando los resultados, ya que me adelanté para rendirlo. 




ABBIE

 Salgo de la entrevista y tengo ganas de gritar de la emoción y los nervios. Fui la última del grupo y supongo que estuve allí dentro unos minutos más que el resto. Respiro hondo y camino al baño, ignorando las preguntas de los chicos, mis compañeros, sobre cómo me fue. Apenas logré articular un "bien" antes de desaparecer en el baño de la facultad. Me lavo la cara con agua fresca. Me gusta este lugar, sería hermoso venir aquí todos los días a hacer lo que me gusta. 

 La gente dentro de aquella sala estaba sorprendida por mis calificaciones (aunque habían unos llamados de atención cuando provoqué algunos problemas). Les gustó hablar conmigo y admiraron las obras que llevé para mostrarles. Creo que voy a entrar, espero. 

 Finalizadas todas las entrevistas, el profesor Cole y su novio llamado Lewis nos llevaron a almorzar. Ellos querían buscar un restaurante pero todos cambiamos de opinión al ver un local de pizzas

medio vacío y nuestras bocas se hicieron agua por probar una de ellas. Mientras comíamos, uno de los chicos le preguntó al profe qué haríamos el resto de la semana si ya terminaron las entrevistas. Él, muy sincero, respondió:

-Mañana tendremos un recorrido por todas las facultades de la universidad. Y, bueno, al resto del viaje tómenlo como vacaciones. Podrán salir a hacer compras o ir a museos o lugares de su interés hasta la noche. 

 Nos pareció estupendo. El profesor también confesó que hizo este viaje más largo para visitar a su novio que hace meses que no se ven. Romántico. 

 Al terminar, nos dieron la tarde libre para recorrer la ciudad hasta las ocho de la noche. Tenía pensado en ir sola pero, como no conozco la ciudad tengo altas probabilidades de perderme. El primer compañero que se ofreció a acompañarme fue Adam. Algo incómodo, lo sé. Podría haber ido con Max, pero no nos conocemos bien. 

-¿Adónde vamos primero? -pregunta Adam apenas salimos del local. 

 Camino hacia la esquina y espero a que el semáforo se ponga rojo. 

-No lo sé, busquemos algún museo, o un centro comercial. ¿Qué te parece? 

 No puedo mirarlo directamente a los ojos por mucho tiempo, siento algo extraño cuando estoy con él y no quiero averiguar qué es. 

-A sus órdenes, su majestad - me sonríe y siento un cosquilleo por mi cuerpo cuando lo veo. 

 Hemos encontrado un centro comercial. Paseamos por sus galerías y tiendas. Adam ha comprado unas zapatillas para jugar al tenis, yo una blusa de seda y unos libros para Luke. Pasamos por una tienda

de Calvin Klein y Adam me incentiva a entrar. 

-Por favor, los hombres también necesitan comprar ropa interior. 

-Te espero aquí afuera- le digo. Sería incómodo entrar a un tienda donde hay chicos probándose ropa interior, aunque también sería una buena idea entrar. 

 Adam blanquea los ojos y se acerca a mí. Se agacha y, al principio pienso que va a atarse los cordones, pero me siento una ingenua cuando me carga en sus brazos y me lleva dentro de la tienda. 

 Las chicas que están en la caja sonríen al ver a Adam dentro. El lugar está dividido en tres: a un lado está la zona con ropa para hombres, en el medio están las cajas, y al otro lado está la ropa femenina. 

 Adam me deja sobre un sillón blanco, toma unos boxers de diferentes colores y entra al probador. Miro a mi alrededor: hay un chico moreno viendo unas remeras, la puerta de un probador se abre, hay un chico con unos jeans mirándose al espejo. Vuelve a cerrar la puerta, y es cuando Adam sale de su probador con unos bóxers azules. Oigo unas risas agudas a mis espaldas, son las dos chicas de la caja que seguro están babeando por él. Y, ahora que lo miro con más detenimiento, Adam está muy sensual con su nuevo corte de cabello, su camisa verde a cuadros y el bóxer azul.

-Mira, la tela es super suave-toma mi mano y hace que toque la parte de su muslo cubierta por la tela azul. 

 Me sonrojo. Me pregunto a qué juego está jugando. 

-¿Y cómo me quedan?

-pregunta dando una vuelta. Tiene un buen trasero. 

-Podrías modelar para esta marca sin ningún problema. 

-Pues gracias, pero prefiero estudiar -contesta. 

 Me sonrojo peor que un tomate. ¡Estaba pensando en voz alta! 

-¡Lo siento, no quise decir eso!- exclamo, pero Adam solo se ríe de mí. Debo cambiar de tema AHORA:-. Pero, no puedes probarte ropa interior. 

-Lo sé, por eso compraré este bóxer- vuelve al cambiador y, antes de cerrar la puerta, saca la cabeza y me dice:-. Por cierto, eres pésima cambiando de tema. 

 Creo que la temperatura en el lugar subió diez o veinte grados más. Adam sale del probador cargando tres perchas con bóxers: el azul, uno negro y otro blanco. Nos dirigimos a la caja pero Adam pasa de largo, camina directo a la sección de mujeres. 

-Ahora es tu turno-me toma de la mano y recorre los percheros. Saltea los vestidos, remeras y pantalones,se detiene en los conjuntos de ropa interior. 
-Ehhh... Ya es suficiente. ¿Podemos ir a tomar algo? 

 Adam niega con la cabeza y muestra una amplia sonrisa. Me siento indefensa e inocente a su lado. 

-Supongo que vas a darle una sorpresa a tu novio algún día-habla cuando me entrega un conjunto de encaje negro. Pero dice esas palabras con unos gestos como si le diera asco hablar sobre ese tema. Ve mi cara de desaprobación completa a su idea y suplica:-. Vamos, Abigail. Pruébate uno, vamos. Además hay una oferta de dos por uno comprando una prenda de varón y otra de mujer. Al menos, no pagaré por un bóxer. 

 Está bien, lo haré. Sólo por esa estúpida oferta. 

 Camina hacia un probador y hace que entre allí. Me miro en el espejo y pongo el sujetador sobre mi blusa. 

-Te quedará precioso- susurra en mi oído. Está detrás mío, puedo ver cómo nuestras miradas se conectan mediante el espejo-, lucirás sexy y romántica a la vez. Luke se va a enamorar completamente de ti, caerá a tus pies. 

 Trago saliva y tengo la necesidad de contarle algo. 

-Ya hemos dormido juntos... En ese sentido... 

 Veo que Adam se decepciona un poco, pero continúa hablando. 

-Bueno, en ese caso, puedes impresionarlo de nuevo. 

 Asiento. Es molesto hablar de mis relaciones con él. Pero, ahora que tocamos el tema, quiero saber algo sobre él. 

-Me dijeron que te acostaste con Bernie.¿Eso es...cierto? 

 Sigo con la mirada clavada en sus ojos verdes. Quiero saber la verdad, por más que duela o sea repugnante. 

-Sí, es cierto. 

 Bajo la mirada de inmediato. No puedo creerlo. Me duele el estómago, quiero salir de ahí ahora mismo.

 Me muevo con cuidado y me encamino hacia la caja para pagar por un conjunto que tal vez nunca use. Adam me sigue y le entrega los bóxers a las chicas que están entusiasmadas de tocar el azul ya que sus partes íntimas estuvieron allí. Cuando me entregan la bolsa con el conjunto, las dos me miran con odio. Pero no me importa, por lo menos me acosté con el chico que ellas desean. Pero, ¿de qué serviría presumir eso? Él esta con Bernie, o volvió a su anterior rutina de follarse a todas; yo estoy con Luke y estoy feliz. 


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Viejas Costumbres

ADAM

 Recibo mi bolsa con el logo de Calvin Klein impreso en ella y, cuando doy la vuelta, veo que Abbie se fue corriendo de allí. Salgo de la tienda y miro a todas partes en busca de ella. La veo a lo lejos, dirigiéndose a las escaleras mecánicas. 

 Corro lo más rápido que puedo y empiezo a bajar los escalones pidiendo permiso a la gente que va subiendo. Sí, escalera equivocada, pero ni eso me detendrá. Tengo mucha prisa. 

 Fuera del centro comercial es un mundo de gente. Es la hora en que todos salen de sus trabajos y vuelven a casa. No creo que haya tomado un taxi, el tráfico está lento. Cruzo la calle y recorro las cuadras que tomamos de camino cuando vinimos. No la veo. Tal vez está escondida en algún lugar. Sí, debe ser eso. Ella es muy inteligente. 

 Tengo varias dudas. No sé qué hice para que se marchara de tal forma. ¿Será por la charla que tuvimos antes? ¿Ocurrió algo? 

 Me detengo en la esquina de una cafetería estoy cansado. Debo encontrarla así podamos volver al hotel, el profesor va a enojarse. De repente, se me ocurre una idea: saco mi teléfono celular y busco la foto grupal que nos tomaron en la universidad. Hago zoom en Abbie y me acerco a un señor con traje que bebe un café con una señora. Ellos niegan cuando les pregunto si la vieron. Un hombre, después, me dijo que no lo molestara. Me acerco a una anciana que disfruta de un té con la compañía de su perro. 

-Disculpe, ¿ha visto a esta chica hace unos minutos? 

 La señora deja la taza de té sobre la mesa y responde:

-Oh, sí. Entró a una exposición de arte aquí al frente. 



Le agradezco como cinco veces y cruzo la calle. Entro en una casa pintoresca, hay un largo pasillo que me conduce a un jardín donde hay mesas y una barra de tragos. Hay una puerta de madera con un cartel que indica que allí dentro es la exposición de arte contemporánea. Cuando cruzo la puerta, una chica esbelta y de fracciones asiáticas me entrega una copa de sidra y un cupcake decorado con muchos colores. 

 Veo los cuadros y esculturas expuestos. Son magníficos. De fondo se escucha música jazz y todos hablan en un tono no muy alto. Veo a una chica que está leyendo un folleto. La reconozco al instante y quiero correr hacia ella. En vez de eso, camino con tranquilidad y le toco el hombro. 
-Era de esperar que te esconderías en un lugar así-le digo y muerdo el cupcake con sabor a limón-. Mmm... Tienes que probar ésto. 

 Abbie me mira sorprendida. 

- Ho-hola -tartamudea. 

 Le pregunto por qué se fue así de la tienda pero ella contesta que va a contarmelo luego. Voy a esperar, creo que no es el lugar para hablar de ello. En vez, caminamos y miramos cada escultura y cuadro. Abbie avanza hasta un cuadro de fondo gris y con unas manos sujetándose, unidas. 

-Inseparables- lee en voz alta el título de la obra de arte-,qué bello. ¿Puedes ver la historia que se esconde dentro de esta pintura? Pues yo creo que es así: un romance que nadie aceptaba, oculto, pero esta pareja decidió que su mundo son ellos dos, que pueden confiar en ellos mismos y, aunque esté todo el mundo en contra, nadie podrá separlos. 

 -Impresionante. ¿Puedes ver todo

eso en unas manos? 

 Abbie suspira y me sonríe. 

-Es interpretación de cada uno. Pero mira cómo se sostienen esas manos, mira su forma, son hermosas; parece que fueron hechas para entrelazar sus dedos. 

 Me parece maravilloso la forma que ella tiene de ver las cosas, yo sólo veía dos manos juntas pero, cuando dijo eso, vi la pintura de otro punto de vista muy diferente. 

 No nos quedamos más tiempo porque ya era hora de volver al hotel. Volvimos en un taxi pero tuvo que dejarnos unas cuadras antes por el embotellamiento del tráfico. Cuando salimos de aquella muestra de arte ya estaba lloviendo. Así que nos mojamos con el chaparrón. Llegamos justo cuando iban a cenar. Un botones entregaba toallas a los que llegaban igual que nosotros. El profesor Cole se acercó a nosotros. 

-¡Oh, ya estaba preocupado por ustedes! Pobres. Vamos a cenar, seguro están muertos de hambre. 
 Pero Abbie responde:

-Muchas gracias. Pero prefiero darme un baño ahora. Luego llamaré a servicio a la habitación por comida; no se preocupe, eso lo pagaré yo. 

 Voy con los demás al gran comedor, pero le digo al profe que también quisiera darme un baño. Él me convence de que pregunte a un mozo si podría llevar la comida a mi habitación en un recipiente descartable y me sorprende que me dejara. 






 Toco la puerta de la habitación 801. Abbie abre, está con la bata de baño del hotel y su cabello húmedo. 

-Pensé que eras el servicio a la habitación.

 Me deja pasar.

Me siento en la cama y la observo. 

-¿Ya te bañaste? -pregunto. 

-Me duché. 

 Camina hacia el tocador y se seca el pelo con un secador rojo. 

-¿Por qué huiste de mí en el centro comercial? 

-Ya...no recuerdo. Ya pasó, olvídalo-responde mientras evita mi mirada por el espejo. 

 Me levanto de la cama y me detengo a sus espaldas. Siento el perfume de su cabello recién lavado, mis manos recorren sus brazos cubiertos hasta que abrazo su cintura. Mis labios rozan su cuello. 

-No sabes cuánto te extrañé -susurro. 

 Miro nuestro reflejo en el espejo y ella se estremece cuando desato la bata blanca. Lleva puesto el conjunto negro que compró en el centro comercial. 

-Veo que lo estás estrenando. Te queda sensual, como dije antes. 

 Sus mejillas se enrojecen con facilidad. 

-Quise probarlo para ver cómo me quedaba-habla. 

 Paso mis manos por la tela semitransparente de sus bragas y su respiración comienza a descontrolarse. No voy a detenerme hasta que ella decida dar el próximo paso. La tela se está humedeciendo cuando Abbie gira la cabeza y me besa con voracidad. La levanto y la siento sobre el tocador. Sus manos tiran de mi cabello cuando continúo tocando esa zona con mis manos. Se retuerce y comienza a gemir y suspirar. Me muerde el labio con violencia cuando mis dedos tocan sólo su piel húmeda. Está tan cerca y yo siento un dolor en mi entrepierna, algo que necesita salir. Con una mano desprendo mis pantalones y con la otra sigo mi trabajo. Extrañaba ésto, estar así con ella. 

 Ahora que soy "libre", mi amigo está listo para hacer su parte. Abbie se estremece cuando nos unimos. Nuestros besos son más acelerados y torpes, pero encandilan. Las uñas de Abbie se clavan en mi espalda cuando los dos llegamos juntos al clímax. Nos miramos a los ojos, estamos agitados pero no hay duda de que seguiremos. 

 Toc, toc. ¡Servicio a la habitación, señorita Porter!, oigo al mozo del otro lado de la puerta. Deseo abrir la puerta y gritarle que se vaya porque estamos muy ocupados. Parece que Abbie me leyó la mente y ella se encarga de ir a atender. 

 -Ahí voy. 

 Toma la bata y se la pone, arregla su cabello y abre la puerta. 

-Buenas noches. Siento la demora- el joven pasa a dejar el carrito con la comida y me mira sorprendido. Por sus expresiones faciales, noto que supone lo que pasó aquí, segundos antes de que llegara-. Bueno, que tengan una buena noche. 

 Se retira. Abbie está roja y yo recuerdo que traje la comida del restaurante del bar. Nos tomamos un descanso para comer. Pero sé que ésto es el comienzo de la noche. 




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Vil

ABBIE

 Despierto en los brazos de Adam. Me sorprende que esté despierto, me mira con una sonrisa en los labios. 

-Buenos días, espero que hayas dormido excelente, porque en una hora debemos salir a una excursión -dice refregando mi mejilla con sus dedos. 

 Le doy un beso en la frente y me levanto de la cama al instante. Me tapo el cuerpo con la bata que estaba tirada en el suelo. Busco un conjunto de ropa interior y entro al baño. Dejo que el agua se caliente. Sé que Adam no se va a ir de la habitación hasta que yo salga del baño, va a esperarme acostado en la cama. Así que no me preocupa entrar a ducharme ahora. 

 Cierro los ojos cuando me enjuago el shampoo y me tomo esos segundos para recordar lo que pasó anoche. Cenamos juntos y luego nos volcamos en la cama. 

 Siento que algo roza mi cuerpo. Abro los ojos, asustada, pensando que es un insecto. Pero el bicho es Adam. Más bien, sus manos sosteniendo una esponja con espuma de jabón. 

-¿Qué haces? -pregunto. Mi cuerpo está paralizado. 

-Ayudo a higienizarte- responde con una mirada pícara en sus ojos verdes- ¿Puedo?

 Quiero decirle que no, que me avergüenza que me vea así, pero...¿qué rayos? Ya me vio desnuda varias veces. No hará la diferencia que ahora vea mi cuerpo mojado. 

 Asiento y miro al suelo cuando corre la cortina para entrar. Mmm, creo que es mala idea mirar para abajo. Adam se resvala y podría haberse fracturado un hueso si no se hubiera aferrado a mí. Pero

no soy lo bastante fuerte para detener a esa masa varonil de que se estampe contra el suelo, por lo que los dos caemos. Fue tan cómico que empiezo a reírme a las carcajadas. 

-Creo que nunca he oído reírte de esa manera -dice Adam entre risas. 

 Nos reímos por varios segundos,hasta que veo algo en su hombro. Mi risa se detiene al instante y eso preocupa a Adam. 

-¿Qué pasa? 

-Tienes sangre -señalo su hombro. 

 Pienso que es un raspón que se dio con el borde de la ducha pero, al darse la vuelta, noto que tiene un corte en la nuca y no deja de sangrar. 

-Tendrás que ver a un doctor, no se ve muy bien- respondo preocupada. 

 Adam se toca la nuca y luego ve sus dedos manchados con sangre. 

-¡Me voy a desangrar! -grita. 

 Está exagerando, aunque no lo sé, no soy doctora. Bueno en realidad su nuca está empapada en sangre. 

-Bien, escucha, tranquilo- le digo mientras salimos de la ducha. Le ato una toalla alrededor de la cabeza, tapando la herida, como una bandana o vincha-Ponte los calzones y ve a tu habitación. Iré a buscar al profesor, ya intentaré qué decirle. 

 Adam baja en ascensor y yo me visto con lo que tengo a la vista.Voy a buscar al profesor. Lo veo sentado en unos sillones de la recepción con su novio. 

-¡Profesor, Adam se cayó en la ducha! Se lastimó la nuca.

 Él y su novio se levantan y me miran pasmados. Llamamos a un doctor y por suerte había uno en el hotel. Los guío hasta la habitación. Adam abre la puerta y sigue en ropa interior, me mira asustado.



 El doctor le quita la toalla y comienza a limpiar la sangre con un algodón. Toma otro humedecido con desinfectante y lo pasa por su nuca. Adam se estremece, seguro le arde. 

-¿Cómo ocurrió esto? -pregunta el profesor. 

-Me caí en la ducha. Me resbalé. 
-Ay gracias a Dios que encontramos a un doctor rápido-el profesor Cole toma su teléfono que no deja de sonar. Va a atender fuera de la habitación. 

-¿Y tú por qué tienes el cabello mojado? -me pregunta el doctor. Tiene los ojos clavados en mí mientras cura la herida. 

 No es un hombre muy grande, debe tener treinta años. Es rubio y me recuerda a Luke en algunos rasgos. 

-Yo...Emmm...- sus ojos examinan mi cuerpo por completo y eso me intimida- Él me llamó, lo ayudé a levantarse de la ducha y me mojé el cabello. 

 El doctor levanta una ceja, no de traga la mentira que dije. 

-¿Tu amigo llevaba el celular mientras se duchaba? 

 Parece estar entretenido haciendo esto mientras cura la nuca de Adam que ya no tiene sangre. Le pegó la piel con pegamento y está sosteniendo esa zona para que se una mejor. 

-Ella vino a avisarme que era la hora del desayuno. Yo estaba en el suelo y grité para que entrara- habla Adam más bien escupe las palabras. Sí, está igual de molesto que yo-. Y no se atreva a preguntar cómo entró a la habitación. Es muy curioso, ¿sabe? 

 El doctor no contesta ya que el profesor está de vuelta. 

-Bien, ¿cómo está el herido?

-Todo bien. Le apliqué pegamento universal a la herida, por poco no necesita puntos. Deberá

tomar ibuprofenos cada cinco horas para evitar alguna sensación de dolor- dice dirigiéndose a la puerta-. Y no se preocupe, es gratis mi servicio -me guiña el ojo y se retira. 

 Ignoro ese extraño gesto y le presto atención al profe Cole. 

-Creo que deberías quedarte con Adam aquí -me dice-. Debo ir a la excursión con los chicos. Pero voy a guardar sus entradas así puedan ir mañana. 

 Asiento y el profesor se va del cuarto apurado. Me siento en la cama. Adam encendió la televisión, tira de mi brazo y quedo acostada a su lado. 

-Bueno, tomaré el estar herido como una ventaja -sonríe. Sé a qué se refiere. 

 Paso mis manos por sus pectorales hasta su abdomen. 

-¿No tienes hambre? Vamos a desayunar -le digo. 

 Cuando bajamos, la gente del instituto ya se ha ido. Decidimos tomar café con tostadas. A veces, cuando estábamos en el comedor del hotel, Adam abrazaba mi cintura, me daba besos con sabor a café. Estábamos en otro lugar, no teníamos que fingir odio entre nosotros. 

 En el comedor también estaba el doctor del hotel. Tomaba té en una mesa cerca de nosotros, pero Adam no lo veía, estaba a sus espaldas. Ese hombre tenía la mirada clavada en mí y no tenía intenciones de sacarla durante un segundo. Era escalofriante.

 Volvemos a la habitación de Adam. Toma el ibuprofeno que le recetó el doctor y se acuesta en la cama boca abajo. Hace señas con las manos para que me acerque a él. Espero que no piense que soy

como una sirvienta sólo porque se lastimó, es la nuca, tiene brazos y piernas para hacer las cosas. 

-Acuéstate conmigo -ordena. Niego con la cabeza-. Vamos, hazlo por mi nuca.

-¡No vas a convencerme! 

 Pero Adam es un genio en atraer, convencer y seducir gente. ¡Es el foco que atrae a las polillas! Sabe cómo suplicar, qué gestos usar y hasta su voz suena dulce y sexy. Es irresistible. Lo odio por eso. 

-Vamos, yo sé que quieres. Vamos. Por favor... 

 Me acuesto a su lado. Me rindo, pero soy una buena perdedora. Adam me abraza con sus fuertes brazos y empieza a besar mi cuello. 

-Podemos...¿Mmm?- sus cejas suben y bajan. Sé que quiere arrancarme la ropa y yo quiero arrancársela a él. No sé por qué a veces se hace el tímido.

-¿Tienes una herida en la cabeza y piensas en tener relaciones? 

 Su cuerpo está sobre el mío. Me da un beso en la boca antes de responder:

-Si me quedo en esta posición, estará todo bien. No molestará el corte- ríe. 






 Nos detenemos, en algún sentido. Adam no deja de besarme y acariciarme pero me distrae el tono agudo de mi celular. Recién ahora recuerdo la existencia de este aparato. Me siento en la cama y busco mis pantalones. Saco el teléfono del bolsillo. 

 40 mensajes de Whatsapp. 15 llamadas perdidas. 8 mensajes de texto. 

 Leo uno por uno. Unos son del grupo del instituto, de mi curso, claro. Otros de mamá y papá preguntándome cómo

estoy. Luego los responderé. Me pregunto quién me llamó. El registro marca que las quince llamadas perdidas son de Luke. Abro de nuevo Whatsapp y leo sus mensajes, que son veinte en total:

 ¿Cómo la estás pasando, preciosura? [10:01]

 Oye, tengo buenas noticias. ¡Llámame! [12:23]

¿Cómo te fue en la entrevista? Llámame cuando puedas, amor. [13:19]

 ¿Cariño? [18:36]

 Los demás son similares,me pregunta dónde estoy, qué hago. Comienzo a sentir un nudo en el estómago, más bien es como si tuviese algo pesado ahí dentro. 

 Por último, leo los mensajes de texto. Todos de Luke. 

 Supongo que no tienes señal. 

 ¿Ya llegaron al hotel? 

 No sabía que Adam también viajó. Qué gracioso. 

 Abbie, ¿dónde estás? 

 Te extraño mucho. 

 Contesta por favor. 

 Me estás preocupando. ¿Olvidaste el cargador del teléfono? 

 ¡Hola! ¿Me recuerdas? Soy tu novio, Luke. Apenas tengas batería, señal o ganas de hablar conmigo, llámame. Todavía te amo. 

 Me siento fatal. Soy la peor novia del mundo. Miro a mi alrededor: el cuarto de hotel, mi ropa desparramada en el suelo y la cama, Adam esperando a que deje el celular. Y es cuando me doy cuenta de lo que he hecho. Me levanto rápido de la cama y me siento sucia. Tengo el celular en una mano y mi respiración se agita. Soy un asco, un demonio, doy vergüenza. Siento como si hubiese tragado piedras,

no voy a flotar en el agua, no soy la chica inocente que solía ser. Soy como Bernie y Elle, como esas chicas que no tienen vergüenza de acostarse con otros chicos a pesar de tener un novio. Soy una más de ellas. Siempre he temido a que un chico me haga ésto. Y resulta que yo terminé cometiéndolo. Lloro. Me siento mugrienta, Luke no merece a alguien como yo. 

 Adam se levanta de la cama y me tapa con una frazada. Me abraza. 

-¿Por qué lloras? 

-Luke... Yo... Traición-balbuceo. Me cubro la cara con las manos-. Soy la peor novia del universo. 

 Adam refriega mi hombro y susurra:

-¿Crees que eres la única? Hay miles de mujeres que lo han hecho. Hombres también. No es algo descomunal... 

-Cierto, soy una más de ellas.

 Adam logra que me levante y me abraza. Ahora estoy confundida. No sé qué haré apenas vuelva al instituto y vea a Luke. 

 Pero primero debo hablar con él cuanto antes. He logrado contactarme con él cuando volví a mi cuarto. Estaba angustiado y yo tenía un nudo en la garganta. 

-¿Qué pasó? Pensé que podrías haberte olvidado el celular aquí. 

-Uhhh... Yo- toso, finjo que me pica la garganta hasta que pienso una buena excusa-Dejé mi teléfono en el asiento del bus. Por suerte, el conductor vino a entregármelo. 

 Oigo un suspiro. 

-Ahh, bien. Pensé que no lo tenías o no querías hablar conmigo por alguna razón. 

 Me alegra que se haya tragado mi mentira. Podré tomarme estos días para

pensar en la mejor manera de decírselo. 


 La semana pasó más rápido de lo que esperaba. Intenté mantener distancia con Adam pero a veces me sentía tan miserable por haber traicionado a Luke que él se acercaba a darme un abrazo reconfortante. 

 El sábado volvimos. El director Peterson nos recibe con alegría apenas atravesamos las puertas de la entrada. Opino que es un hombre culto y dedicado a su profesión. 

 Me aterra seguir caminando y encontrar a Luke. ¡Piernas les ordeno que se detengan! Pero, ¡oh!, allí está. Puedo verlo con una sonrisa en el rostro. Me detengo pero ya me ha visto y no tengo otra opción que seguir adelante. Me abraza apenas estoy a su alcance. Dejo mis cosas en el dormitorio y vamos al exterior del instituto. Es un buen día para disfrutar de la primavera. 

 Nos sentamos en el pasto. Luke carga los libros que le compré, se los había entregado en el dormitorio. 

-¿Qué otras cosas hicieron además de la entrevista? -me pregunta. 

-Fuimos a museos. Un recorrido por la universidad. Cosas así. 

 No quiero que toque el tema del viaje. 

-¿Cual era la buena noticia que ibas a contarme? 

 Luke se refriega las manos y sonríe. 

-Prepárate porque es muy emocionante... Entré con uno de los mejores promedios a Harvard. 

 Grito de la emoción, es impresionante. Nos besamos. Luke me abraza y esta vez no me suelta. 

-Vamos a brindar -le digo. 

-Los chicos del equipo de fútbol se enteraron de la noticia

y van a hacer una fiesta esta noche. Así vayamos juntos. 







 La fiesta se hizo en el dormitorio de Luke. No había mucha gente, la mayoría eran del equipo de fútbol, Adam, Nick y chicas de nuestra clase. Habíamos brindado y comido torta de chocolate. 

 Más tarde, Luke y yo estábamos sentados en su cama, hablando. Había llegado más gente que supongo que fue más por el alcohol que por el motivo de la fiesta en sí. 

 A Luke le vibra el teléfono. Dice que es un mensaje de su primo. Dejo aue hablen tranquilos. Apoyo mi cabeza en su hombro y veo a la gente bailar y beber. Tengo sueño y deseo acostarme ya. Mis ojos comienzan a cerrarse y, cuando bajo la vista, veo una imagen que me llama la atención en el móvil de Luke. Mis ojos están por salir de sus cuencas. Esto es una locura... Luke tiene fotos de Adam y yo abrazados y una en la que me besa. ¿Quién hizo eso? Fue cuando estuvimos en Brighton. 

 Levanto la cabeza. Luke me mira pasmado. Está a punto de llorar. 

-Yo... Iba a decírtelo. De veras. 

 Luke me toma de la mano y me aleja del lugar. Llegamos a un lugar del corredor donde es posible hablar en un tono bajo y escucharnos, además no hay gente cerca que pueda escuchar. 

-No sé qué es peor-habla -, no poder creerlo o haberlo suponido desde que me enteré que Adam viajó con ustedes. 

-Yo... No sé lo que pasó. Me desconecté de todo, como si estuviera en una burbuja. No me di cuenta de lo que hice hasta que vi tus mensajes y llamadas-intento decirle la verdad con las palabras menos hirientes-. No sé si sirve de algo, pero lo siento. Perdón. Tú no mereces a alguien como yo y viceversa. 

-No digas eso. Eres hermosa, inteligente... Tenemos la tendencia a equivocarnos, no somos seres perfectos. Tenemos que aprender de este error. 

 Luke habla sereno. Sus ojos demuestran lo destrozado que está en realidad pero valoro la forma en que mantiene la calma. 

-¿Me duele el hecho de que hayas estado con un hombre a mis espaldas? Claro que sí, pero con el tiempo ese dolor pasará. Por algo lo hiciste. Sé que no eres mala persona. 

 Ahora soy yo la que llora. Bueno, los dos lloramos.

-Es una oportunidad para cada uno de conocer a alguien más-nos abrazamos-. Y seguiré siendo tu amigo, cuenta con ello a menos que no quieras. 

 Me río. Seco sus lágrimas y las mías. 

-Por supuesto que quiero que sigas siendo mi amigo, tontuelo. 

 Nos sonreímos. Decido que es hora de irme. Pero antes de que baje las escaleras, Luke me susurra al oído:

-No dejaré de amarte. Acepto nuestra amistad y jamás te obligaré a que ames a alguien a quien no quieres. Y, ¿sabes? Siempre supuse que era él. 


 Se aleja antes que pueda preguntarle a qué se refiere con su última frase. Me alejo de la fiesta. Debo reordenar mis pensamientos, me siento miserable, extrañada y, sobre todo, confundida. 


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@arial_italica

 ¡Hola! Sí, he cambiado de nombre de usuario. La verdad, lo quería hacer hace rato. Creo que éste es muy original. También hice este "anuncio" para avisarles que el próximo viernes no actualizaré. Tengo las últimas pruebas del año.¡YA QUIERO VACACIONES! 

 En fin, tal vez actualice el sábado (tal vez, porque debo estudiar matematicas), sino nos vemos el viernes 27,creo que cae ese día. 

 ¡Saludos! 


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¿Y ahora qué?

ADAM

-¿Recuerdas el otro día cuando fui a tu dormitorio?-me pregunta Bernie. Está muy cerca mío-. Dime, ¿podemos repetirlo? 

 Veo que Luke y Abbie salen de la habitación con rapidez y sus rostros están serios. Me pregunto qué pasó entre ellos dos. 

-¡Responde, Adam!-exclama la reina de la histeria. Bebe un buen sorbo de cerveza y frunce el ceño antes de decirme:-. No me hagas quedar como estúpida. 

-No-digo.

 Bernie se queda pensativa y yo me encamino hacia la puerta de salida. Hay mucha gente y ya no tiene sentido seguir aquí si el agasajado ha desaparecido. Además, me siento mal, mi panza hace ruidos extraños. No bebí mucho, lo juro. Pero hay chicos que alteraron la bebida, creo que le agregaron energizante o más alcohol. 

-¡Espera!-me toma del brazo-¿A qué te refieres con el "no"? 

-¡Que no se repetirá! 

 Salgo de ahí. El recuerdo de Bernabette desnuda me trae escalofríos. No es que sea repugnante sino que debería comer más. Ella no es una chica fea, pero sé que se hizo retoques en la nariz, los labios y no sé dónde más. Pero bueno, esas son cosas que logras con el dinero pero no es lo mismo ver a una mujer naturalmente linda que a una "artificial". 

 Al alejarme de la multitud de la gente, veo a Abbie y Luke hablando cerca de la escalera. ¿Están llorando? Pero no voy a entrometerme en su vida de pareja. Tengo mejores asuntos de los que preocuparme. 

 Camino hacia mi dormitorio y abro la puerta. Mi estómago ruge. Sí, creo que fue el alcohol o los nachos que he comido en gran cantidad. 

 He estado media hora echado en el suelo del baño.

Ya he largado todo pero me quedé aquí por las dudas. Oigo que Nick llega y habla con alguien. Espero que no sea una chica o, al menos, que se queden poco tiempo. Pero eso cambia cuando escucho la voz de Luke. 

-Necesitaba decírselo a alguien. Estoy mal ahora pero aprenderé a superarlo. 

-Así se habla, compañero-dice Nick-. Dime, ¿con qué idiota te metió los cuernos? 

 Simultáneamente, la conversación ahora me interesa. 

-Adam. Y no, no lo odio. Somos amigos. ¿Sabes? Yo creo que está enamorado de ella. 

-Bueno, yo también lo creo. Espera, quiero orinar-Nick abre la puerta y yo cierro los ojos y apoyo la cabeza en la pared-¡Mierda, Adam, qué asco! 
 Puedo imaginarlo tapándose la nariz. Presiento que Luke se acercó a la puerta del baño. 

-Ayúdame a sacarlo de aquí y despertarlo. 

 Me cargaron hasta mi cama y Nick me pegó unas palmadas en la cara. 

-¡Vas a limpiar el desastre que has dejado en el baño!-exclama. 
-Pero no salpicó nada. Tonto. Ya estoy mejor, gracias. 

 Luke está apartado de nosotros. 

-Eh, hola, Luke. No te vi-mi voz tiembla un poco. 

 El chico se acerca y me saluda con las manos, con toda la tranquilidad del mundo. 

-¿No quieres ir a la enfermería?-pregunta. 

-No. Me apetece lavarme los dientes, ya vengo. 

 Cuando salgo del baño, Luke sigue ahí pero Nick se ha ido. Estoy en calzones y tengo ganas de dormir. 

-¿Y Nick? 

-Se ha ido,

una chica lo invitó a bailar en la fiesta-responde. 

 Abro las mantas para acostarme. 

-Deberías volver a la fiesta, Abigail debe estar esperándote. 

 Luke tiene las manos en los bolsillos. Me pregunto por qué sigue aquí. 

-Verás, ella se ha ido a dormir... Y ya no estamos juntos. 

 Me detengo en seco. ¿Qué habrá pasado? 

-Lo siento mucho... 

-No digas nada, Adam. No sé en lo que estaba pensando cuando nos hicimos pareja-se sienta en la cama, a mi lado, llora. Refriego su hombro-. Debí suponer que algo así pasaría. Ella nunca me quiso como yo a ella. 

-Espera, ¿qué dices? 

 Luke solloza. Levanta la cabeza y me mira con el entrecejo fruncido. 

-Ella te ama-dice y, a pesar que su rostro luce enojado, su tono de voz es tranquilo-, siempre te amó y me usó a mí para olvidarte. 

 Tengo un terrible nudo en la garganta, no sé qué le puedo decir. Luke está sufriendo por mi culpa. Entiendo, sabe lo que pasó en el viaje a Brighton. Me siento culpable, una mierda. No pude haber sido más egoísta. ¿En qué pensaba yo cuando decidí seducirla? Me olvidé de mi amigo y de las consecuencias que traerían acostarme con ella. 

-Yo...yo lo siento-susurro-. Me comporté como el maldito egoísta, mujeriego, bastardo de siempre. 

 Luke sigue llorando. 

-No, no lo eres. 

 Me levanto de la cama, estoy furioso conmigo mismo. 

-Sí lo soy, Luke. Traicioné nuestra amistad por una chica. Qué tonto soy. 

 Luke niega con la cabeza y se levanta de repente de la cama, grita:

-¡No lo eres! ¡Estás enamorado de ella, eso es! Tú, Adam Baker, el chico que se acostó con la mayoría de chicas en el instituto, ¡tú te has enamorado por fin!-me abraza-. Estoy feliz por ti. Fui solo un estorbo en su relación. Date cuenta, estás loco por ella. 

 Sus palabras me golpean. Luke se dirige a la puerta y, antes de retirarse, dice:

-Deberían hablar. Suerte, amigo. 

 No dormí en toda la noche pensando en la charla que tuve con Luke. Nick no volvió al dormitorio y creo saber la razón.






 La mañana del lunes llegué tarde a clases. Quedaba tan poco para terminar las clases, no puedo esperar para comenzar la universidad, estudiar lo que me gusta, vivir en otra ciudad, conocer nueva gente y...ver a Abbie todos los días. 

-¡Au! Oye, ten cuidado. 

 Abbie está en el suelo y sus cosas están desparramadas por doquier. 

-Perdón, estaba distraído.

 Estaba caminando por el corredor, pensando en mi vida futura que no vi por dónde iba. 

 La ayudo a levantarse y le entrego su bolso. 

-Gracias-dice en un tono seco y se va. 

 Está diferente. Extraño a la antigua Abbie. Si tan solo pudiera regresar a esa Abbie que me cautivó desde el primer momento... 

 Sí, Luke tenía razón en dos cosas: que debemos hablar por el bien de los dos, y que estoy enamorado de ella. 






Nota de autora:

 ¡Hola de nuevo! ¿Cómo están? 

 ¡Las vacaciones al fin llegaron! Tendré más tiempo para escribir. 

 Este capítulo va dedicado a todos aquellos que leen mi novela. 

 ¡Wow! El otro día (creo que fue anteayer o ayer) vi que la historia llegó a 20 mil leídos. ¡Muchas gracias! Estoy very happy. 



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Temor

ADAM

La clase de arte termina y los chicos empiezan a guardar sus cosas. Abbie va a lavarse las manos, la sigo. 

-Hey... 

Pero ella no me escucha o directamente me ignora. Guarda sus pinceles. El profesor Cole se acerca a nosotros y nos da las llaves. 

-¿Podrían cerrar la puerta apenas terminen? Debo ir urgente a una reunión con el director. 

Asiento. Guardo mis cosas y salimos del aula. Ella avanza mientras yo cierro las puertas. 

-¿Por qué estás enojada conmigo?-pregunto en un tono alto. Mi pregunta hace eco en el corredor vacío-. Yo no tengo más culpa que tú en ese asunto. Los dos somos igual de culpables. 
Abbie se detiene. Camino hacia ella e intento mirarla a los ojos, quiero saber qué le pasa. Pero evita mi mirada como si fuese a dañarla. 

-Lo siento, no sé qué me pasa-dice. 

-Hablé con Luke el otro día, cuando terminaron. Está bien, dice que no nos culpa por lo que hicimos-espero que entienda a lo que me refiero. 

-¿Qué? Claro que es nuestra culpa, fui una mala novia. 

Abbie sigue caminando y salimos al campo de fútbol. Nos sentamos en las gradas. 

-Luke me dijo que fue un estorbo en...nuestra relación-no puedo creer que lo esté diciendo. 

Abbie me mira confundida. ¡Vamos, eres tan inteligente, entiende! No me hagas repetirlo de nuevo, mujer. 

-¡Dice que estamos enamorados! 

Me rasco la nuca, me siento extraño. Nunca he hablado con una chica sobre mis sentimientos hacia ella misma. 

Ahora, su mirada es de sorpresa.

Baja la cabeza y juega con el ruedo de su pollera. ¿Y si siente algo similar? ¿Y si no? Ésto es muy complicado. No puedo arriesgarme. Si me rechaza...no lo podré olvidar, será una vergüenza. ¿Pero en qué diablos pienso? Soy Adam Scott Baker, el chico que no se inmuta por nada cuando deja a una chica. Pero nadie jamás me ha rechazado. Bueno...Pyper lo hizo y dolió mucho. 

Recuerdo lo feliz que me sentí cuando, luego de una fiesta, me pidió que la acompañara a su dormitorio. Pyper es una mujer hermosa, de cabellos rojos y ojos azules. Había estado loco por ella desde que llegué al instituto, pero ella nunca me prestó atención. Hasta el último año, esa noche. Pyper susurró "ven, acuéstate conmigo, ¿no sientes frío?". Acepté sin dudas. Ella me besó y se quitó la ropa ante mí, quedé hechizado. Lo hicimos. Creí que habíamos hecho el amor, que éramos el uno para el otro porque creí todas las palabras que susurró aquella nublada noche. Pero por la mañana, cuando quise darle un beso y pedirle que sea mi novia, dijo que no. Se rió en mi cara, confesó que era una apuesta entre sus amigas. Y me enojé, sentí odio. Ese año comencé a hacerme más popular, las chicas caían ante mis pies. Y, cuando ella pidió que le dé otra oportunidad, le dije que no frente a todo el alumnado. 

-Adam, ésto se salió de control. Hemos arruinado algunas cosas por un trato, ¡por sexo! ¿No te arrepientes de nada?-espera mi respuesta pero sé que hay algo que todavía oculta. 

-Sí, de

algunas cosas. Pero también han pasado cosas buenas-me levanto-. Nos hemos confiado partes oscuras y tristes de nuestras vidas, secretos que no lo hubiésemos dicho a nadie, nos hemos hecho compañía y acompañado. De eso no me arrepiento por nada en el mundo. 

La miro de reojo, está callada. ¿Quién sabe qué estará pensando? Cambia de posición y me mira por un corto instante. Y es ahí cuando sé que tengo que decírselo, no me importa lo que piense de mí. 

-Mira, Abbie-me siento de nuevo a su lado. Mis manos sudan y creo que tiemblo un poco-, tengo que decirlo de una vez. No aguanto más. Me gustas, ¿sí? No sé desde cuando pero sé que comenzó hace un tiempo atrás. Y no solo me gustas, me enamoré de ti. Me enamoré de la chica callada e inteligente del principio. Pero has cambiado, te has liberado más, te convertiste en una rebelde sin causa. No sé por qué iniciaste ésto y no me gusta, nunca me gustó. Quiero que la vieja Abbie vuelva, pero también sé que este cambio te ayudó a defender más tus ideas y eso está bien. Quiero que confíes en ti misma y te quieras tal y como eres, que no cambies por los demás. Y si llegaste a cambiar por algo que te dije, mándame a la mierda... Que no te importe lo que los demás digan. 

Me siento liberado, que me saqué un peso de encima. Abbie abre la boca para hablar. 





ABBIE 

Las palabras de Adam me hieren y a la vez me conmueven. Me hacen ver la realidad. Está hablando de dos temas a la vez. Por un lado, de su amor hacia mí que, la verdad, me sorprende, no lo creí posible. Y por el otro, de mi cambio que, ahora que escucho lo que dice,

cambié por él. ¡Sí! Lo recuerdo. 

-Vamos a separar estos dos temas-digo. No sé por dónde empezar-. El cambio repentino que hice... Solo quería demostrarles a todos que no soy ingenua, que sé divertirme-le doy la espalda-,que no era la estúpida que todos pensaban que era. Quería demostrar que por estudiar y ser responsable no significa que sea alguien aburrida y no sepa nada sobre lo que gente de nuestra edad hace. 

Siento una mano en mi hombro. Quiero llorar, gritar. Todos estos años siendo apartada, desconsiderada y rechazada por los demás. 

-Pero, ¿era necesario este cambio?-pregunta Adam. 

-Claro que sí, porque sino no me hubiesen tenido en cuenta, no me habrían prestado atención, hubiesen creído que bromeaba-giro de forma brusca, me encuentro con su intensa mirada-. No creo que entiendas porque nunca te han dejado de lado. 

Adam hace una mueca, no sé si le sorprendió mi manera de responder o un recuerdo de su pasado atormenta su mente. No debí haber dicho la última frase, no conozco totalmente su pasado. 

-Claro que he pasado por una etapa así antes. 

-Entonces también has cambiado-le digo. Adam es quien baja la mirada ahora-. Recuerdo que me lo dijiste, que por eso querías que fingiéramos odiarnos en las afueras de nuestras habitaciones,porque eres popular. 

Adam me toma de las manos y sé que quiere pedirme perdón pero no he acabado. 

-Los dos cambiamos y no nos mostramos totalmente como somos. Yo cambié luego de esa fiesta, ¿lo recuerdas? Cuando

fui humillada ante todos por Bernie y Elle. Esa noche recordé cuando me dijiste que algunos se encubren con otra personalidad, como Luke. Aunque él es así en realidad, él finge ser un chico diferente con su familia. 

Y recuerdo que te reíste en mi cara, Adam. Dolió tanto a pesar de que actuabas. Te odié de nuevo ese día. ¿Por qué me afectó tanto tu risa falsa? Porque...me empezabas a gustar. 

Adam me escucha atento, no tiene la intención de interrumpirme. Lo miro cuando acabo. 

-Y yo...cambié porque tu primo y Nick eran admirados por todo el instituto gracias al equipo de fútbol y yo quedé atrás. Pensé que iba a perderlos si no me volvía como ellos. Claro que conseguí una reputación alta por romper corazones y ser un Don Juan y no por un buen mérito. 

El cielo está de color dorado y los pájaros cantan. Corre una brisa con aroma a flores de distintos colores y formas. Adam se sienta más junto a mí. 

-Bien. Ninguno de los dos nos mostramos tal y como somos. Pero de estos cambios hemos descubierto cosas buenas. Yo puedo ser un poco engreído pero tengo un lado sensible. Y, aunque no lo creas, estos últimos meses he sacado buenas notas en los exámenes. Gracias a tu influencia-Adam pasa un brazo alrededor de mi espalda. 

Me río. 

-Y a mí me gusta la idea de poder defenderme sola-digo. 

-Caso cerrado-se aclara la garganta y pregunta:-¿Y qué hay del otro tema, nena? 

Su voz suena como la del chico

encantador que sabe seducir a una mujer con un toque de dulzura. Me sonrojo. Adam Baker fue el chico que encendió mi odio por él el primer día que pisé este instituto. Pero luego fui descubriendo nuevas cualidades en él que me encantaron. A veces puede parecer un chico cínico y superficial pero por dentro es un hombre dulce, sensible y con ganas de amar. Recuerdo cuando me comentó que deseaba encontrar al amor de su vida y amarla de una manera grande, única y con una pasión indescriptible. Y ahora yo anhelo ser aquella mujer que bese esos labios cada mañana, abrace ese cuerpo y disfrute de noches que podrían ser infinitas. 

-Me dijiste que me amabas-hablo sin saber de dónde saqué la voluntad para decir todo esto-. Esa noche estabas borracho y no creí que fuera cierto, aunque esas palabras me impresionaron. Dudé varias veces de si lo que sentía por ti era real o una especie de "encantamiento". Pero ahora, puedo decirte con seguridad-doy un respingo antes de seguir, tiemblo y siento que mis mejillas arden-que estoy enamorada de ti. 

No quiero ver a Adam. Sé que sonríe pero no sé cómo seguir. ¿Lo beso o lo abrazo? No... 

Siento el reconfortante calor de los labios de Adam sobre los míos, su rico sabor. Extrañaba sus besos pero éste es diferente. Es ahora cuando me doy cuenta que cada momento que hemos pasado antes fue especial y podremos crear más. Adam y yo bajamos con cuidado de las gradas, sin despegar nuestros labios. Camino de espaldas y no tengo miedo de caer porque sé que me guía. Siento el frío de la pared. Adam me abraza y muerde con ternura mi labio inferior. Sus grandes manos pasean por mi cuerpo y se detienen en el ruedo de la falda del instituto, la levanta y acaricia mis muslos. No tengo problema si quiere sacarla. Suelto un gemido, rodeo su cuello con mis brazos y subo mis piernas y me cuelgo de su cuerpo musculoso. 

-Deberíamos...deberíamos-repite de manera agitada mientras sigo besando su cuello-subir. 

Asiento. Adam me baja con cuidado y entramos al instituto. Estamos acalorados y sonreímos. 
-Entonces, en conclusión, desde ahora en adelante seremos nosotros mismos y, estamos enamorados uno del otro-dice Adam con una amplia sonrisa. Jamás lo he visto sonreír así y me alegra ser la razón de esa hermosa sonrisa. 






Nota de autora:

¡Hola de nuevo! Sí, no he actualizado el viernes, pues me quedaba escribir la última parte. He estado trabajando en otra novela que pienso compartir apenas termine con ésta y la otra en mi perfil. 

Espero que hayan disfrutado el capítulo y gracias por leer. 

P.D: Les recomiendo que lean "El Resplandor" de Stephen King. Lo estoy leyendo con unas amigas y está muy bueno. Se los recomiendo sin duda alguna. 



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Juntos

ABBIE

 Abro los ojos y bostezo. Es muy temprano, pienso. No sé qué hora es ni menos el día o el mes. Siento que ha pasado una eternidad desde que Adam y yo nos confesamos nuestro amor y luego subimos a mi dormitorio. Pero solo fue hace unas horas. Las mejores de mi vida, seguro. No nos habíamos despegado ni un segundo. Desde la tarde hasta la noche, nos detuvimos por el hambre y la sed. Tenía una barra de chocolate blanco y una botella de jugo de uvas en mi escritorio. Comimos y bebimos, pero Adam no dejaba de juguetear conmigo: cortaba un pedazo de chocolate y lo ponía entre sus dientes, "juguemos" decía entretenido y cariñoso, "a ver si logras quitarlo de mi boca, nena". Acepté su juego y al cabo de un rato estábamos acostados y tocándonos. 

 Adam está abrazando mi cintura como si alguien fuera a alejarme de él. Sonríe y eso me gusta. Lo despierto con un suave beso en los labios y me pregunto mentalmente si todo esto pasó de verdad. 

-Hey, dormilón. Despierta-le susurro pasando mis manos por su cabello enrulado. 

 Abre los ojos, al principio confundido, pero luego me ve y sonríe de nuevo. 

-Eh, hola. Ya volví a acostumbrarme a despertar así-levanta la cabeza y me devuelve el beso. 

 Me acurruco contra su pecho e inhalo el rico olor que emana de su piel. 

-Mmm, podría pasar todo el día aquí, y mucho más tiempo...

 Adam se mueve para tomar algo de la mesa de luz, suelta una maldición. 

-Mala suerte, cariño. Es martes y tenemos clases-su voz suena más grave y con un tono más amargo. 

-Ahora más que nada, deseo faltar a clases-pienso en voz

alta sabiendo que Adam estará de acuerdo con mi idea. 

 Me siento y lo miro, espero su respuesta. Adam niega con la cabeza y está serio. Hago puchero con la boca, a ver si así lo convenzo. Dice no y cruza los brazos. Levanta la barbilla y las cejas como si dijera "¿eso es lo que tienes? Vamos, puedes hacerlo mejor". Sonrío para mis adentros cuando los ojos de Adam se desvían directamente a mi busto descubierto. Sé que la victoria es para mí. 

-Muy mal, señorita Porter-habla moviendo la cabeza de un lado a otro horizontalmente-, primero expresa sus ganas de faltar a clases y, luego, muestra sus senos para engatusarme. Eso no lo esperaba de usted-su acento británico es exagerado. 

 Suelto una carcajada y él se avalanza sobre mí. 

-Las vas a pagar...-digo entre risas. 

-¿Por qué? 

-Porque dijiste que traté de engatusarte. No soy de esas, querido-río más fuerte, está haciéndome cosquillas. 

-Tú las vas a pagar-dice-. Eso fue trampa. No puedes mostrarme tu hermoso cuerpo, obvio que caeré rendido a tus pies-sus manos dejan las tortuosas cosquillas y refriegan mis pechos-. Esta vez haré lo que la reina desee. 

 Se sienta y tira de mis brazos, levantándome y sentándome a horcajadas sobre sus muslos. 

-¿Qué quieres? 

 Me sonrojo. 

-Quiero que seas mi novio. 

 Adam sonríe. Me aprieto contra su cuerpo cuando posa sus manos en mi trasero cubierto por las sábanas. 

-Hecho-susurra y me besa en los labios-¿Algo más?

 Me aparto de él. Se estremece cuando mi

entrepierna se separa de la suya, dejando un escalofrío. Bajo de la cama, las sábanas ya no me cubren y sé que él está observándome. Busco un vestido en el guardarropas y saco dos toallones, uno blanco y otro verde. 

-¿Qué planeas?-pregunta Adam. 

 Sigo callada buscando una remera que se dejó una vez. Vuelvo a la cama y le entrego la remera roja y el toallón verde manzana. 

-Aquí estaba-ríe-. ¿Y bien, vas a hablar? 

-Ponte los calzones y sígueme. 

 Me envuelvo con el toallón y camino por los pasillos de la torre de mujeres. Adam está detrás mío y no deja de preguntarme adónde vamos como un niño entusiasmado. Todas están en clase así que podemos recorrer los pasillos con total libertad, ya que, también, hoy no es día de limpieza. 

 Entramos a las duchas. 

-Creo que era de esperar que viniéramos aquí, ¿no? Los toallones, el shampoo, el jabón...¿No fueron una pista?-le pregunto mientras camino hacia una de las duchas y abro el agua fría. 

 Tiro la toalla que envolvía mi cuerpo al suelo y entro a la ducha, el agua me produce escalofríos. Adam avanza hasta quedar frente mío. 

-Eres impresionante-dice antes de quitarse el bóxer y entrar-. ¡Uy! Está fría.

 Se pega a mi cuerpo y besa mi cuello. Sus manos viajan desde arriba hacia abajo haciendo que me estremezca. Tomo el shampoo, pongo un poco sobre su cabeza y refriego su cabello. Adam hace lo mismo conmigo. Esto es entretenido y, a la vez, caliente. 

 Nos hemos enjabonado también. Adam no ha dejado de decirme cuánto me ama mientras hacemos el amor en la ducha. Siento que el agua se evapora

al chocar con nuestros cuerpos hirviendo de pasión. 

-Es lo mejor que he hecho con una chica-dice Adam un poco agitado mientras se seca el cuerpo-. Eres una chica muy creativa. 

 Me pongo el vestido sobre mi cuerpo desnudo y escurro mi cabello. 

-No sé por qué te vistes si sabes que cuando lleguemos a tu habitación te desnudaré de nuevo y lo haremos en el suelo, contra la pared, sobre el escritorio o en la cama. Tú decides, aunque puedes elegir todas las opciones, claro, y en cualquier orden. 

-Por eso no tengo ropa interior puesta. Es solo para ir allí y... Bueno, escojo todas las opciones-le doy un beso y muerdo su labio-y en el orden que quieras. 

 Mi dulce y sensual novio me alza en sus brazos y camina hacia nuestro dormitorio. Sí, puedo decir que es nuestro, seguro decidirá pasar estos últimos días de clases allí. 

 No hemos podido empezar a desnudarnos porque alguien tocó la puerta. 

-¡Sabía que estarías aquí!-era Nick. 

 Entra al dormitorio y nos mira a los dos. Está con el uniforme y carga unos libros. Seguro aprovechó uno de los recreo para subir. 

-Espero que las cosas se hayan arreglado. 

-Sí, de hecho-Adam toma mi mano-somos pareja. 

 Nick nos mira con la boca abierta y luego grita mirando al techo:

-¡Al fin, al fin!-da unos saltos y nos saluda como si fuésemos celebridades-. Qué raro, Adam de novio. Bueno, me acostumbraré. ¡Voy a twitterarlo, adiós! 

-¡Espera! 

 Adam habla con él en el pasillo.

Ha cerrado la puerta. No pienso espiar pero supongo que hablan sobre difundirlo para que todo el instituto lo sepa. Creo que a Adam todavía le inquieta eso. Mi especulación se confirma cuando oigo a Adam decirle que no se lo cuente a nadie. Me siento insegura de nuevo. ¿Por qué ocultarlo? Yo...yo no tengo problema en que la gente sepa que estamos juntos, es más, estaría orgullosa porque sé que él es un buen chico y no me dejará por cualquier otra chica. Me dijo que soy esa chica que tanto esperaba encontrar. ¿Y si te equivocas, tontuela?, surge ese pensamiento negativo en mi cabeza y hace eco, se esparce. Tengo que hablar con él. 

-¿En qué estábamos?-pregunta al entrar. 

 Nos acostamos en la cama pero me siento incómoda. Me acurruco a un lado cuando intenta quitarme el vestido. 

-Eh, ¿qué pasa? 

 Abrazo una almohada y respondo:

-Todavía te molesta que nos vean juntos. ¿Es así? 

-No, pero... 

-Todas esas palabras que dijiste ayer... Las creo. Y no me gustaría estar ocultándome gracias a lo que piensen los demás. Adam, si quieres eso, no cuentes conmigo. 

 Espero que no se enoje. Porque sería ridículo terminar una relación de horas. Pero si es necesario... 

-Puedo ayudarte. Pero, ¿qué tiene de malo que los demás sepan que soy tu novia? Dame una razón. 

 Adam permanece callado. Se acuesta a mi lado y me obliga a que lo mire a los ojos. 

-Tienes razón. Soy un idiota-toma su teléfono y escribe a alguien. 

-¿Qué haces? 

 Adam me abraza. 

-Le mandé un mensaje a Nick para que twitteé sobre nosotros.

 Sonrío. Al cabo de dos minutos, su teléfono comenzó a sonar con notificaciones de varios sitios, de compañeros preguntando sobre nosotros, por qué estaba conmigo. Hasta leímos que un grupo de chicas creó un hashtag sobre mí. #LaPutaNerdSuertuda, algunas me criticaban, otras me felicitaban. Qué loco está el mundo. Cuando salgamos por esa puerta, todo el instituto nos atosigará. 










Nota:

 ¡Hey! Buenas noches. Espero les haya gustado el capítulo de hoy. No puedo dormir temprano así que ya estoy escribiendo lo que sigue... Si termino, lo comparto por la tarde. 

¡Gracias, saludos! 



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Luke y los Demás

ADAM 
 No salimos de la habitación hasta la hora de la cena, ya hambrientos y con sueño. He recibido varios mensajes de compañeros sorprendidos por la noticia de que el chico más popular del instituto salga con la "chica nerd sensual" (así mencionó un chico de la clase de arte a Abbie). Algunas chicas comenzaron a criticarla y seguro deben tener un grupo donde la pasan hablando mal de ella. Envidiosas, eso son. Pero lo bueno es que queda menos de un mes para salir de aquí, nos alejaremos de las personas molestas. No puedo esperar... 
 Bajamos las escaleras, ya hemos entregado una nota para justificar nuestra falta: un amigo de Abbie había fallecido y ella estaba deprimida, por eso me quedé a consolarla. Por suerte, el director nos creyó. Antes de que nos fuéramos, me preguntó si Abbie no había tenido un comportamiento extremo con respecto a la muerte de su amigo (intento de suicidio) para informar a sus padres. Le dije que no, que solo no quiso comer. Una mentira grande pero mis excusas de enfermedad ya nadie las cree en este lugar. 
 Entramos a la cantina y vemos a todos comiendo el especial de hoy: hamburguesas. Cuando ellos notan nuestra presencia, se callan. Avanzamos entre la multitud y llegamos a nuestra mesa donde están Nick y Luke. Nos sentamos y todos continúan hablando. 
-Ésto está de locos-afirma Nick que nos entrega una hamburguesa para cada uno-. Les guardé para ustedes porque todos las están devorando. Están muy ricas. Hasta Bernie y Elle las comen, falsas vegetarianas. 


Muerdo mi hamburguesa sin haber prestado atención a lo que Nick dijo. La mirada que Luke me dirigió hace unos instantes... Creo que me odia, por más que nuestra charla de hace unos días fue pacífica, me odia, puedo percibirlo. Está dolido porque Abbie nunca lo quiso como novio y ahora estamos juntos después de haberle metido los cuernos. Creo que pasó poco tiempo y ahora le costará más superar esa relación, todo gracias a mí porque le dije a Abbie todo lo que siento por ella y tampoco pensé en mi pobre amigo con el corazón roto. Tendría que haberle hecho más compañía. Ahora Luke tiene ojeras, no habla tanto. Está destrozado, porque sé que estaba loco por Abbie. Ahora me siento culpable. 
-Hey, Luke. ¿Trabajaron mucho en Matemáticas?-le pregunta Abbie. Creo que es para cortar la tensión. Supongo que también ha notado este incómodo silencio. 
-Unos cuantos ejercicios. Si quieres, mañana te los paso, no son muy largos.
 Abbie le dice que sí y, cuando creo que la conversación ha terminado, Luke nos dice:
-Me alegra mucho que estén juntos, chicos. Hacen buena pareja. 
 Pero creo que en su mente piensa: gracias por no tenerme en cuenta, tortolitos enamorados. Ahora tengo una nueva ración de sufrimiento para la semana. No se besuqueén frente mío o los mataré. 
 Me siento tan culpable. 
-Pero qué sorpresa. Esta chica te está lavando el cerebro, Adam-oigo a Bernie detrás mío-. Si no estuvieras con ella, seguirían sentándose con nosotras. ¡Falsos, mentirosos! Seguro

estás con Abbie para aprovecharte de ella. Es eso-luego se dirige a Abbie:-. Adam siempre fue y será así, nunca se toma las cosas en serio, menos a las chicas. 
 Me levanto de la silla y me doy cuenta que he llamado la atención de nuevo. El silencio en la cantina es impresionante,no vuela ni una mosca. 
-Escucha, Bernadette, que tú estés celosa de mi novia porque nunca te presté atención da pena. Y no puedes juzgarme cuando no me conoces de verdad. Los únicos que conocer al verdadero Adam Scott Baker son Luke, Nick y mi hermosa novia. Así que vete, tú eres la persona más falsa que conocí en mi vida. 
 Luego de decir esas palabras me siento bien. Bernie y Elle se van con la cabeza gacha. Pero todavía quiero decir un par de cosas más. Me levanto de mi asiento y les hablo a todos:
-Y creo que todos o la mayoría de aquí actuamos mal. Juzgamos y juzgamos y no nos detenemos a conocer a esa persona. Y a veces podemos dañar a los demás o a nosotros mismos. Eso lo aprendí de alguien especial-miro a Abbie y le dedico una sonrisa-. Entonces...cambiemos.
 Me siento de nuevo. Poco me importa que me llamen sentimental luego pero solo espero que me hayan escuchado. 
-Así se habla-dice Nick. 
 La cena la pasamos genial solo que no pude quitarme la sensación de culpa de encima. 
-Espera, Abbie-le digo antes de subir las escaleras hacia la torre sur-. Tengo que buscar unas cosas de mi cuarto. No tardo.
 Ella comprende y me voy. Pero primero, necesito hablar con Luke

sí o sí. Llego a su dormitorio y él está terminando unas tareas. 
-¿Puedo pasar?-pregunto. 
-Es un poco tonta esa pregunta cuando ya has entrado. Pero sí, sí puedes. 
 Suspiro. Estoy nervioso. "Oye, lo siento por robarte a tu chica". Mejor pienso en algo mejor que decir. 
-Venía a ver cómo estabas-comienzo. Me refiego las manos-. ¿Estás bien? 
 Luke me mira confundido. 
-Sí... 
-Genial... 
 Salgo del dormitorio. Pero una voz en mi cabeza me dice que tengo que decir lo que siento sino no podré dormir en las noches. Vuelvo a su dormitorio. 
-Volví. Emm... Mira, Luke, eres mi amigo y me preocupa que te sientas incómodo con la relación que tengo con Abbie. 
-Estoy bien. 
-Tal vez me odies porque salgo con la chica que te gustaba. O tal vez te sigue gustando...
 Me rasco la nariz, debo soltar todo. 
-No hay problema, amigo. 
-Tal vez no pensé mucho en ti cuando comenzamos a salir y ahora nos odias a los dos. Te prometo que... Espera, ¿dijiste que estás bien? 
 Luke asiente. Ya entiendo por qué a veces los profesores se molestan conmigo: no escucho. 
-Sí, bueno...tal vez no superé del todo a la relación pero estoy feliz por ustedes dos, de veras. No te preocupes por ello, Adam.
 Salto de alegría y lo abrazo. 
-¿Crees que debería buscarte una chica para salir?-le pregunto. 
-No, gracias. Ya lo haré yo mismo. 
 Y por más que él sea un chico bastante

tímido, sé que logrará conquistar a una chica buena y loca por él. 
 Busco un poco de ropa y vuelvo al dormitorio de Abbie. En el camino, me encuentro con unas chicas que venden boletos para el baile de graduación. 
-Hola, chicas. Quiero dos boletos. 
 Una de ella blanquea los ojos cuando le entrego el dinero. En cambio, la otra sonríe. 
-Qué tierno. Tú y Abbie serán la pareja más dulce del baile-dice mientras me entrega los boletos dentro de un sobre. 
-Gracias. 
 Guardo el sobre entre la muda de ropa que llevo. Se lo pediré mañana, cuando le lleve el desayuno a la cama y cortaré una rosa del jardín para entregársela. Sí, éso será romántico. 
 Entro a la habitación y Abbie está con un pijama rosa que le queda muy bien. Dejo la ropa sobre la silla de su escritorio y comienzo a desvestirme. Me saco las zapatillas apresurado y no veo que una cae en la silla y tira todo lo que estaba encima, es decir, la ropa y los boletos para el baile. 
-¿Qué son ésos?-pregunta Abbie agachándose para recoger la ropa, señala a los boletos que se han salido un poco del sobre. Para colmo, éso: el sobre no estaba bien cerrado. 
-He arruinado tu sorpresa sin querer-digo cuando ella tiene las entradas en las manos. 
-¿Qué ibas a hacer con ellas?-pregunta con una sonrisa mientras se acerca a mí. 
-Iba a pedirte que vayas al baile de graduación conmigo mañana. Iba a llevarte el desayuno a la cama y darte los boletos con una rosa. 
-Pues hazlo. 
 La miro a los ojos. Abrazo su cintura. 
-Abigail Porter, compañera, amante, amiga y novia-digo, ella ríe-,¿irías al baile de graduación con tu compañero, amante, amigo y novio, Adam Baker? 
 Abbie me empuja contra la cama y me besa la boca. 
-Acepto. 
-Okay y, no te preocupes, mañana despertarás con tu rosa y tu desayuno en la cama, querida-le digo. Voy a apagar la luz, hoy voy a dormir con un ángel. 







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El Último Baile

ABBIE 

 Termino de copiar el resumen de las páginas que nos dejó el profesor de historia. Miro a Luke que termina de copiar la última oración. 

-¿Y? ¿Con quién irás al baile?-le pregunto cerrando mi carpeta. 

 Deja la lapicera sobre la mesa. 

-Ehh... Conocí a una chica que se llama Tricia Brooks, de un curso anterior al nuestro. Es la que vino desde Estados Unidos-juguetea con la corbata de su uniforme-. Es extrovertida y graciosa, me agrada. La conocí el otro día en la cafetería... 

 Sabía esa historia. De hecho, la vi con mis propios ojos junto con Adam y Nick. Luke fue a buscar más ketchup para su puré de papas y se llevó el último sobre de aderezo que quedaba. Y justo Tricia fue a buscar uno también. Entonces Luke, como todo caballero y buen chico que es, compartió el ketchup. Y los dos se quedaron hablando todo el almuerzo. 

-¿Crees que pase algo entre ustedes dos luego?

 Luke guarda las cosas en su mochila. 

-Uh, no lo sé, Abbie. Estoy bien siendo su amigo por ahora. 

 Nos levantamos de los asientos y, antes de salir de la biblioteca, Adam llega y me saluda con un beso en la mejilla. 

-Si llega a pasar algo entre ustedes, quiero ser la primera persona en enterarme-continúo con la conversación. 

-Está bien. 

-¿De qué hablan?-pregunta Adam. 

 Abrazo su cintura y siento cómo se tensan los músculos de su abdomen y luego se relajan. 

-De Tricia, la nueva amiga de Luke-respondo.

-Ahh. Bueno, yo también quiero ser uno de los

primeros en enterarme si es que pasa algo entre ustedes. Ten más consideración, amigo, te conozco desde hace años, debería ser el primero en saber y no ella. 

 Le saco la lengua a Adam y todos entramos a clases. 

 El baile de graduación está tan cerca que todos andan alborotados y emocionados. Varios recibimos regalos de nuestros padres (vestidos, zapatos, trajes, joyas), entre los que estaba yo. Recibí dos paquetes, uno con un largo vestido de seda rojo que tiene como detalle un bordado de pedrería plateada alrededor del escote, y en el otro estaban los zapatos en combinación. Dentro del paquete que contenía el vestido había una nota de mi madre, supe que era suya por su letra prolija y pequeña, decía que deseaba que pase la noche del baile como un cuento de hadas. Sonreí, fue una de las cosas más dulces que leí. 

 Nos dejaron salir de compras a ciudades cercanas al instituto, puesto que está en un lugar un poco alejado de Londres y no podemos recurrir a grandes tiendas en busca de lo que nos haga falta para esa noche. Fui esa tarde junto con un grupo de chicas a un pueblo cercano. Había una pequeña tienda de ropa masculina y compré un traje para Adam. Recuerdo que me contó que los últimos dos años fue al baile de graduación con en mismo traje. Y pensé que, como había sucedido un cambio en nuestras vidas, podría renovar ese traje. Cuando se lo entregué, me lo agradeció mínimo diez veces. 





 Ya he planchado mi pelo varias veces que temo a que termine muy dañado y quemado. Esta noche anuncian lluvia y, con la humedad,

mi pelo se eriza. Al vestido ya lo tengo puesto y me siento una princesa o modelo. Me acerco al espejo para ponerme la máscara de pestañas pero mi mano tiembla mucho. Respira... Logro hacerlo pero me he manchado la nariz un poco. Me limpio y la puerta suena. ¿Quién toca? Me acerco a la puerta en puntas de pie y veo por el agujero de la cerradura. Solo veo una mancha negra. 

-¿Quién es?-mi voz sale más aguda de lo común. Los nervios me atacan. 

 Y mi corazón taladra mi pecho cuando lo oigo:

-Soy tu príncipe azul. 

 Abro la puerta, no puedo dejarlo afuera esperando. 

-Solo faltan unos retoques y nos vamos. 

 Adam entra y se sienta en la cama. Me observa de arriba a abajo mientras me pongo los aros y el lápiz labial. 

-Te ves tan hermosa, tan sensual, tan... Debería inventar una palabra para describirte-dice-. Con gusto te quitaría ese vestido ahora mismo y te echaría sobre esta cama, pero seré un caballero y lo haré luego, quiero disfrutar de esta vista también. 

 Me sonrojo casi del mismo color del vestido y río. Lo miro por el espejo y noto algo distinto en Adam. 

-Oye, ése no es el traje que te regalé-le digo. 

 Adam se mira el cuerpo. 

-Lo devolví a la tienda. No es que no me gustara, sino que me pareció un gran gasto por una prenda de vestir. 

 Se levanta de la cama, ya me he puesto los zapatos. Adam se detiene

a mis espaldas y me ayuda a ponerme el collar. 

 Suspiro. 

-No te preocupes por algo así, estoy bien y cómodo con mi traje viejo. Además me pareció buena idea que guardarámos ese dinero para cuando estemos en Brighton juntos. ¿Qué te parece? 

 La mueca que tenía en mi cara se borra al instante. Es una buena idea. 

 Lo beso en los labios y salimos del dormitorio. 

-Te ves como la novia de Roger Rabbit, pero diez veces más sexy-susurra a mi oído cuando caminamos por los pasillos del instituto. 

 Salimos de la parte principal donde están las aulas y caminamos por una alfombra roja que pusieron sobre el camino que lleva al gimnasio. Entregamos nuestros boletos a unos profesores y entramos. El lugar está decorado con objetos dorados, hay billetes falsos colgando del techo y como servilletas, hay mesas para jugar al pool y al póquer. El tema del baile era como una mafia, todos ricos pero peligrosos y poderosos. Hay un cartel que dice "Al fin graduados" al estilo de las letras del Gran Gatsby. 

-Allí están Bonnie y Clyde-dice Nick. 

 Nos acercamos a saludarlo. Está con los chicos del equipo de fútbol, todos visten elegantes trajes con moño. 

-Pensé que tendrías pareja-dice Adam colocando una mano en mi cintura. 

-Ah, no. Pero como soy un galán y un hombre poderoso, tendré a cualquiera bajo mis pies-bromea-. Soy el gran Gatsby, cariño. 

 Nos reímos mientras tomamos una copa de ponche.

Nos sentamos en una mesa y llegan Luke y Tricia. Se ven muy lindos juntos. Se sientan a nuestro lado. Conversamos y descubro que ella vino desde Estados Unidos porque ganó un concurso para estudiar aquí durante un año. Qué mal por Luke, aunque tal vez, puedan verse ya que él irá a estudiar en su país. 

 Luego de bailar, voy con Adam a sacarnos fotos para el álbum escolar y para tener de recuerdo. El fotógrafo contratado nos sacó cinco y también hay una cabina de fotos. Entramos en ella. 

-Ven aquí, preciosa-susurra Adam. Me abraza con fuerza y nos besamos. Siento el flash de la cámara en mis ojos. 

 Sé que las fotos ya han sido tomadas, pero Adam no me suelta. Sus manos pasean por mi espalda semidescubierta y eso me provoca un calor en mi interior. 

-Adam, Adam-suspiro, intento detenerlo pero se siente tan bien-. Vamos, las demás parejas esperan tomarse sus fotos. 

-Que esperen un rato más-musita. 

 Nos besamos por cinco minutos más hasta que los quejidos de los demás se hacen más fuertes. 

-Lo siento-les dice a los demás cuando salimos de la cabina de fotos. 

 Salimos del gimnasio y vamos a caminar por los alrededores. Llegamos al campo de fútbol y nos sentamos en las gradas. 

-Ya queda una semana para la ceremonia de graduación-digo. Tengo la cabeza apoyada en el hombro de Adam. 

-Sí, y después... 

-¿Después qué?-pregunto. 

-Y después tendremos todo el verano juntos y otro año también-responde. 

 Levanto la cabeza y lo beso. 

-Creo que podrías pasar el verano conmigo. Conocerás a mis padres y, no te preocupes tanto-digo ante su cara de espanto-, ellos no están mucho tiempo en casa. 

 Adam asiente y nos levantamos. Caminamos lento hasta volver al baile, la fiesta todavía no ha terminado. 






Nota:

 ¡Hola! ¡Feliz Navidad queridos lectores! Les deseo un lindo día junto a sus familias y amigos. 





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Buen Futuro

ADAM

 La graduación ha llegado y no puedo estar más contento. Miro el dormitorio que fue mío por ocho años y no puedo creer que ya me vaya. Todos hemos empacado nuestras cosas y los bolsos quedaron en la entrada al instituto. Me siento bien pero a la vez extrañaré este lugar. 

 Estoy un poco nervioso porque los chicos decidieron que yo sea el que diga unas palabras de despedida, y también porque hoy conoceré a los padres de Abbie. Siento que no me agradarán mucho, pero tengo que intentarlo por ella. 

 Abbie entra en la habitación y da un suspiro. 

-Aquí estás. Te busqué por todas partes-dice. 

-¿Qué pasó? 

-Nada-responde-. Solo quería verte y darte un beso. 

 Se estira y me da el beso. Tiro de ella y caemos en la cama. 

-Vas a destenderla-dice. 

 Me río y la abrazo apoyando mi cabeza sobre su pecho. 

-Luego vendrán a acomodarla. Un ratito más y nos vamos... 

 Beso su pequeño cuello y en pocos segundos ella está más relajada. 

-Tienes un incontrolable hambre por el... 

-No digas más. Es tu culpa-la interrumpo. Paso un solo dedo por donde comienza su escote. 

-¿Mía? ¡Yo no hice nada! 

-Eso es lo que tú crees. 

 Paso las manos por su espalda y comienzo a bajar el cierre del vestido blanco. Alguien tose. Es Nick. 

-Creí que iban a abstenerse por un día, solo un día-bromea entrando al dormitorio-, pero son como dos animales en celo. En fin, venía a buscar mi cinto, el pantalón me queda un poco grande. 

 Nos levantamos de la cama y ayuda a Abbie a acomodar su vestido ajustado. Ya tiene

la toga verde oscuro puesta, solo falta el gorro. 

-No estés nervioso-dice cuando me ayuda a acomodar mi corbata-, mis padres no van a juzgarte tanto, menos si les muestras tu lado tierno y protector. 

 Asiento pero me duele el estómago y me tiemblan las manos. 

 Me pongo la toga y bajamos los tres juntos. 


 Han armado un escenario en medio del campo de fútbol y hay varias sillas puestas delante de él. Las familias ya están en sus lugares y eso me pone un poco triste de saber que mis padres no están. Pero bueno, ahora Abbie es mi familia y estoy conforme con ello. En el escenario se encuentran el director Peterson y nuestros profesores. El director da unas palabras y luego comienza la música, entramos todos en una fila por medio de los padres y familiares sentados. Como vamos en orden alfabético, soy uno de los primeros en entrar. Los profesores dicen algo sobre cada uno y pasamos a recibir nuestros diplomas. El profesor Cole es quien tiene mi diploma y dice:

-Adam Baker, te vi esforzarte mucho durante estos años, quizá más que todos y pudiste seguir adelante. Mucha suerte, querido alumno. 

 Subo al escenario a recibir mi diploma y lo abrazo al profe. Estoy más que contento. Abbie y Luke recibieron una mención cada uno por tener los mejores promedios del año. 

 Todos estamos felices y eso lo demuestran nuestras sonrisas. Subo de nuevo al escenario para dar mi discurso, mis manos tiemblan y no puedo leer lo que tengo en el papel. 

-Tengo algo escrito

pero tiemblo tanto que no puedo leerlo-digo-. Voy a decir lo que me acuerdo y también improvisaré un poco. 

 Todos se callan y eso me pone un poquitín más nervioso. 

-Compañeros, estamos felices porque una etapa de nuestra vida termina, vamos a ser libres pero también nos aterra un poco: es una mayor responsabilidad. Tal vez algunos no sepan cambiar un foco y otros no saben cocinar, pero poco a poco iremos aprendiendo y reuniendo más conocimiento y lo pondremos en práctica junto con lo demás que hemos aprendido aquí. Y eso me alegra, a pesar que he repetido dos veces el último curso, pero si me esfuerzo, mi futuro será brillante. Y eso quiero que les pase a todos ustedes-quiero llorar, esta última parte es muy personal para mí, al fin lo logré-. Chicos, tenemos la vida adulta tan cerca... Sí, tendremos que dejar unas cosas atrás, pero tampoco perdamos el espíritu del niño que llevamos dentro. Les deseo lo mejor y... 

 Me callo un momento, necesito calmarme o voy a llorar y no terminaré el discurso. 

 Vuelvo a acercarme al micrófono y grito con los brazos en alto, no me importa si algunos se ríen de mí:

-¡Lo logré! 

 Miro a todos que aplauden, mis compañeros se levantan de sus asientos y algunos silban. Algunos padres también lo hacen. Veo en una de las últimas filas de asientos a una mujer aplaudiendo de una manera muy energética y que se seca las lágrimas de los ojos. La miro con más detenimiento... ¡Es Lydia! ¡Alguien vino a verme! Oh sí, ahora voy a llorar. Ella se tomó el

trabajo de venir aquí, hasta está vestida de manera diferente. Es un gran esfuerzo para ella porque no gana mucho dinero en su trabajo, pero está aquí.

 Regreso a mi asiento y el director anuncia que van a pasar un video sobre nosotros. Comienza con fotos de nosotros de pequeños. La mía es de cuando tenía unos cinco años, había ido a acampar y estaba con un malvavisco en la mano. Supongo que Lydia envió esa foto porque siempre dijo que era su favorita. Oh, ahí está Abbie de pequeña. Es igual de bella que ahora. En la foto, usa un vestido rosa y está sentada en un banco de piedra, oliendo unas margaritas. 

 Las fotos siguen pasando, ahora vemos las que sacaron en el año, las del baile, competencias deportivas, etc. El video termina con una diapositiva que dice: "Les deseamos el mejor futuro para ustedes". Y, cuando creí que todo acabó y que íbamos a aplaudir, la pantalla muestra una foto mía y de Abbie. Pero no es una cualquiera, es una de las que sacó ese chico cuando estábamos en la sala de arte...¡a punto de tener relaciones! Y no termina ahí la cosa. Aparece un título en la foto que dice "Buen futuro...y cojan mucho" en letras mayúsculas. Quiero romperle la cara a ese chico ahora mismo. Ya imagino a Abbie tranquilizándome pero seguro ella está igual de enfadada y preocupada que yo. 

-¡¿Quién hizo ésto?!-grita el director Peterson. La multitud está callada. 

 Subo al escenario, tengo que arreglar todo este lío. Aunque no creo que puedan expulsarnos, digo, ya terminamos

la escuela. 

-¡Alguien hizo una horrible broma!-exclamo-. Esto... No es de verdad la foto, sino que...es puro Photoshop. Sí, verán, sí son nuestras caras pero las recortaron y pusieron esos cuerpos. Supongo que lo hicieron con nuestras caras porque somos la mejor pareja de la promoción. ¡Felices vacacioneees!-grito en el micrófono y todos aplauden. 

 Nos salvamos, el acto finalizó. Pero el director nos llama a Abbie y a mí. 

-Lo que pasó fue irrelevante, una falta total de respeto.

-Director, nosotros no hicimos éso. Fue una broma de mal gusto que hicieron los que editaron el video-respondo.

 Abbie tiembla del pánico y la vergüenza. 

-Está bien. Aunque la foto parece muy real... Se los perdono, ya que no puedo hacer nada. 

 El director se aleja y voy a buscar al maldito culpable. 

-¡Tú, hijo de perra!

 Lo agarro del cuello de su camisa y lo empujo contra una pared. 

-¡Las vas a pagar bien caro!-digo entre dientes, no me importa escupirle en la cara mientras hablo. 

-¡Yo no lo hice! Había otro chico conmigo... Él se fue antes de que me pillaras y tomó la foto con el celular. 

 Lo suelto. 

-Gracias, pero me vengaré de ti y tu amigo. Me verán aquí el día de su graduación y los haré pasar vergüenza. ¡No lo olvides! 

 Busco al otro culpable, que se llama Edwin, un chico flacucho y con cara de que se masturba diez veces al día. 

-Hola, Ed... 

 El chico se asusta y me saluda tímido. 

-¡Las

vas a pagar! 

 Lo levanto del suelo, no pesa nada, y lo pongo boca abajo y lo sacudo hasta que su celular cae. Lo dejo en el suelo. 

-¡Le rayaste la pantalla!-grita. 

-Es lo mínimo que tendrá tu teléfono, Ed. Confía en mí, vas a desear que solo te raye la pantalla de tu celular. 

 Lo desbloqueo y voy a la galería, borro las fotos y lo tiro contra la pared. Otra y otra vez, las veces que pueda hasta que quede hecho trizas. 

-No tengo dinero para comprar otro-dice. 

-Este verano, trabaja. Y conseguirás un trabajo horrible y desagradable que, cada día de tu sucio sufrimiento, te acordarás de mí. 

 Lo dejo al chico llorando y vuelvo con Abbie. Está con sus padres. 

-Mamá, es mentira, esa foto no es real. 

 Los agarro en medio de una conversación. 

-Está bien. Pero el culpable las pagará. 

-No se preocupe, señora, el culpable recibió su merecido castigo-digo. Ellos me miran-. Buenos días, soy Adam. 

-El novio de nuestra hija-dice su padre cuando nos saludamos. Se queda mirándome a los ojos. Conozco ese juego de sostener la mirada y él no me intimida para nada así que lo hago. 

-Emm, papá, mamá, pensaba que podríamos ir a almorzar todos juntos-interviene Abbie. 

 Sus padres asienten. 

-Esperen, tengo que hablar con alguien. 

 Me retiro y busco a mi hermana. La encuentro cerca de la salida del instituto. 

-Al fin eres un adulto, Adam-dice cuando me ve. 

-Estás preciosa hoy, espero verte así más seguido, hermana-le digo, ella sonríe. 

 Nos abrazamos y lloramos un rato. Veo que los padres de Abbie están guardando mis cosas en su auto. 

-Tengo que irme-le digo. Pero no quiero abandonarla, ella está perdida por ahora, sé que cuando volverá a casa, se pondrá su vestido corto y ajustado y fumará todo el día-. Pero si llegas a necesitar algo, puedes tomar un tren e ir a Brighton, allí estaré. 

-Gracias, hermanito. 

 Nos abrazamos fuerte y me dirijo al auto plateado de los Porter. Me pregunto qué pasará en ese almuerzo pero, haré lo posible para agradarles pues quiero quedarme con Abbie. 

-¿Vamos, Adam? -pregunta Abbie ya dentro del auto. 

 Miro unos segundos que parecen eternos al instituto, mi casa desde hace unos años. Suspiro. 

-Vamos, preciosa. 

 El auto se aleja del edificio y me siento libre, como cuando un chico deja su hogar para ir a estudiar o trabajar. Bueno, la metáfora es real. El chico soy yo. 





 ¡Feliz víspera de año nuevo! (Y feliz año nuevo también). Quise subir el final de esta historia antes que termine el año. 

 ¡Gracias, gracias, gracias a todos ustedes! Sí, a vos que estás leyendo ésto y me apoyaste con tu voto, comentario o con tan solo leer. Porque sé que amás leer al igual que yo. Gracias por tu apoyo, me emociona que te guste mi novela. 

 Y no se preocupen, sí habrá continuación. Lo que estoy pensando es en publicar otra historia diferente y también seguir con ésta, claro. Comenten qué les parece. Si quieren, lean la otra historia en mi perfil, como quieran. 

 Que el 2016 sea un buen año para todos. ¡Los quiero y amo! ¡Saludos! ❤ 


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¡Feliz 2016!

 ¡Qué buena manera de empezar el año con 25k de leídos! GUAU... Sin duda es emocionante. Miles de gracias. 

 Que tengan un feliz y próspero 2016.

 ¡Saludos! 

P.D: cumplí mi promesa y hoy, primer día del año, les traigo una nueva historia. Se llama "Espinas y Rosas" y pueden encontrarla en mi perfil. Esta historia es muy especial para mí (aunque cada cosa que escribo lo admiro) ya que fue la primera novela que comencé a escribir cuando tenía trece años. Está mejorada porque fui evolucionando con la forma de expresarme y cosas así. Pero creo que es una linda historia. Espero les guste. 



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BUENA NOTICIA

 Holaaa. Les aviso que acabo de publicar la segunda parte de esta historia. Se llama "Hipotéticamente Engreído" y la pueden encontrar en mi perfil. Gracias! 


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Idea

 ¡Hola queridos lectores! 

 Primero en principal, quiero agradecerles por su apoyo. ¡Esta novela ya tiene más de 50 mil leídos! Muchas gracias. 


 Se me ocurrió una idea muy original (que no sé si habrá algo parecido acá en Wattpad porque leo muy poco por aquí). Será una historia en la que se puedan plasmar mis pensamientos y también los suyos sobre ciertos temas. Se titularía "Pensamientos de medianoche" y podríamos hablar de cualquier tema a elección suya, ya sea serio o poco serio. Es para que nos expresemos. Por ejemplo, yo me expreso mejor escribiendo que hablando. Y pensé que estaría bueno que podamos expresar nuestros pensamientos y opiniones para "liberarnos", hablar sobre ello y a la vez sentirnos escuchados, bueno, leídos. Algunos no podrán decir lo que piensan o son juzgados y aquí sería un espacio para desahogarse. 

Funcionaría así: ustedes envían lo que piensan por mensajería de Wattpad. Publicaría entre 3 o 5 pensamientos por tema, dependiendo de si son extensos o no. Y los pensamientos publicados serán anónimos. 

Comenten qué les pareció la idea y, si les gustó, pueden comentar con qué tema les gustaría comenzar. 

¡Gracias por leer! ❤ 

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