Archivo del blog

viernes, 13 de enero de 2017

THE DARK FIRE ©

THE DARK FIRE ©




THE DARK FIRE ©
by JackyRocks97

La Guerra entre los Demonios está cada vez más cercas. Los Leadarks y los Goldless tienen poco tiempo para encontrar a la gema perdida de Demonét. 
Yvaine Madlow es la chica que tiene a todos los demonios vueltos locos. Pero no por las razones que creen, están obsesionados por tenerla en su bando.  Las características que ella posee la hacen la candidata perfecta para el trabajo que está por venir. 
Cuando Duncan O'Donell, joven líder del bando demoníaco más poderoso de Demonét va en su captura quedará obsesionado con su cercanía. Después de todo, pecar con ella es lo que mejor saben hacer los de su clase. 

Los cazadores están al asecho y amenazan con deshacer los planes de los Demonios.
Yvaine no está preparada para lo que viene pero tendrá la guía de O'Donell, su Ángel Oscuro, su Ángel en Llamas. 


NOTA: Uso de palabras vulgares. 
TÍTULO ORIGINAL: |The Dark Fire: Ángel en Llamas| 

Esta historia está protegida en Copyright, queda prohibida su reproducción total o parcial del Documento.

CRÉDITOS A LA PORTADA: @JackyRocks97
CRÉDITOS A LA PORTADA ANTERIOR : @Arimascolo

CRONOLOGÍA DE POSICIONES: 

#29 PARANORMAL DICE26 2015  
#22 PARANORMAL ENE05 2016           
#10 PARANORMAL ENE10 2016
#2 PARANORMAL ENE12 2016 = Gracias :) 

©JackyRocks97



=================


Capítulo 1. El Chico Misterio

Presentía que algo iba a pasar hoy. Lo supe ésta mañana que había despertado con una inquietud en el pecho. No sabría decir si es algo bueno o malo, pero no podía quitarme la sensación de que hoy pasaría algo... quizás algo grande. También sabía que no debería estar fuera de casa. 
Caminar con tacones por las calles llenas de piedras, con una brisa gélida, a las diez de la noche, con poca iluminación y acompañada por mis mejores amigas no era el mejor escenario para una chica de diecisiete años que apenas y saca sus narices de los libros y las series de Netflix. Lo sé, lo sé, patético quizás para muchas chicas de mi edad que solo desean estar de fiesta en fiesta y pasear de cama en cama. Pero algo muy cuerdo en todo esto, es que mis amigas creen que si no nos dirigimos rápido a nuestro destino las criaturas o espíritus de la oscuridad vendrán por nosotras. Claro, era sarcasmo por su parte y ridículo tal vez. Pero no para mí. 
Volviendo a mi crisis existencial... ¿¡Por qué lo hacían!? ¿Es que acaso no les había dejado en claro que no quería salir hoy, viernes? Ahogué un grito de frustración mientras seguía moviendo mis pies al ritmo en el que lo hacían las chicas. Llevaba una bolsa colgada de mi hombro donde se encontraban unos Toms para cuando me cansara de andar en Tacones me pusiera algo cómodo. Mi móvil se encontraba en un bolsillo de mis vaqueros negros. Traía una blusa gris con brillos negros de Guess mi cabello suelto y mi chaqueta de piel por encima. Una cadena con un corazón negro y pendientes de piedra color negro me acompañaban. Y un poco

de maquillaje en mis labios y en mis ojos.
No sé cómo es que me habían obligado a ir a ese estúpido bar, no es lo mío estar en esos lugares. ¿Tan difícil es de entender? 
La noche había caído muy rápido y la luna llena estaba asomando su físico iluminante permitiéndonos verla. No podía dejar de verla en las noches cuando tenía insomnio, era fascinante, una obra de arte echa por la naturaleza. 
- Vamos, ya quita esa cara Yvaine -Decía con burla Sarah. 

Quién no dejaba de mover las caderas cada vez que un hombre pasaba por la calle. Su cabellera rubia, piel pálida, ojos café y de estatura muy alta, lograba atraer la atención hasta de los mismísimos gays. Ella es la "coqueta del grupo" para darme a entender, con esto quiero decir; La puta del grupo. ¿Qué? ¿Muy honesta? 
-Chicas, les dejé bien claro que no quería venir -Refunfuñé mientras cruzaba mis brazos - Aparte ir a un bar ¿Con tacones? ¿Me quieren matar? ¿Quieren que me acosen los borrachos con mi caminar al estilo bambi? Chicas, no estoy muy segura de ir hacia ese lugar- Las miré a las tres con reproche. 
Isla, era una pelirroja con ojos verdes, piel bronceada y de estatura alta por igual. Es la tonta del grupo. Comenzó a masticar una goma de mascar para después hacerla bomba. Se quedaba quieta viéndome como si no entendiera lo que le quería decir. ¿No era muy obvio o se lo explicaba con manzanas? 
Ana, la mejor de todas mis amigas, de piel muy morena, cabello chino negro, alta, ojos negros. La religiosa del grupo. Me miró

con ojos abiertos y se comenzó a tocar la mejilla. Bueno, bueno... Después de todo no era tan santa como se veía. 
¿Qué les puedo decir de mí? 
Soy de piel blanca, estatura mediana, cabello castaño claro, ojos grises, la antisocial del grupo. Excelente forma de clasificarnos ¿no? Demonios, debo ser tan perra para clasificar a mis amigas de ésta manera. Bueno que más daba, todo esto se queda en mi mente así que ¿Cuál riesgo de que tus amigas se molesten contigo?
-No seas amargada ¡Habrá chicos! -Gritó Isla mientras chillaba y daba saltitos en su lugar. -Chicos realmente lindos. 
Si bien debo decir, no me llamaba la atención ningún otro chico. En mi vida ya hubo uno y pues, para que decir más. No quería volver hablar sobre el tema.
- ¿Y? Ustedes saben que siempre dejo a los chicos en último término-Dije con aburrimiento reflejado en mi tono de voz y en mi manera de verlas.
Ahora, el momento se había puesto algo sumamente tenso, para mí era muy delicado hablar de ese tema. Caminábamos lentamente gracias a mí que apenas y podía mover un pie y luego el otro. Jodidos tacones y jodido imbécil él que los creó.
-Oí de muy buena fuente que estará Josh, Ashton - Los más idiotas de la escuela ¿Por qué no me sorprende que estuvieran tan desesperadas por ir? -Y aún no sé qué tan cierto sea que estará Duncan O'Donell con ellos -Ana y las chicas suspiraron al oír su nombre. 
Alcé una ceja de manera dudosa y me quedé quieta mientras las demás avanzaron un poco hacia adelante y me vieron fijamente.

¿Porque será que ese nombre me suena? Solo que no logro recordar en dónde mierdas lo he escuchado.
-¿Qué ocurre? La noche avanza rápido y yo muero por ganas de divertirme... -Dice Ana mientras que Sarah se ve las uñas con mucho detenimiento.
Querida es de Noche nadie las va notar si te vas acostar con alguien al hombre no le va importar. Pensé.
Esa es otra de las razones por las que evito salir muy seguido con ellas, bueno solo con Sarah e Isla. Su problema es que son muy vanidosas y siempre buscan algún ligue con los chicos, eso me frustra como no tienen una idea.
-¿Quién es Duncan O'Donell? -Pregunté inocentemente.
Me suena su nombre, juro que ya lo había escuchado pero de verdad que no recuerdo en donde demonios ha sido. ¿Equipo de Futbol? ¿Basquetbol, natación, ajedrez? ¡Carajo! 
A Isla casi le da un paro cardíaco, o bien fue lo que intentó darme a entender, y Sarah la detiene entre sus brazos de manera exagerada. Ana me mira con los ojos casi botándoseles, se dirige hacia mí y me sujeta bien de mi chamarra de piel negra de forma casi ruda. Si algún problema mental sufren mis amigas es por la obsesión por los Chicos.
-Yvaine ¿Qué dijiste? ¡Es pecado mortal no saber quién es Él!-Sentí como si un aura demoníaca saliera de ella para arrebatar mi alma. Claro, metafóricamente porque Ana es un pan de Dios.
-E-Eh pues fue una pregunta ¿Quién es Duncan O'Donell? - Intenté ser lo más obvia posible.
Isla recuperó su estado crítico por así decirlo y se acercó a mí. Con mucho

drama y "dificultad" para respirar. Hizo a un lado a Ana y me tomó de los hombros mientras que Sarah y Ana negaban con sus cabezas a manera de decepción.
Exacto, éramos cuatro chicas en medio de las calles obscuras con problemas serios y mentales. Y cabe de mencionar que es muy noche y de verdad, agradecería algo de cordura por parte de ellas.
Como pudo, ella se hizo la fuerte para poderme decir las cosas que ella estaba pensando. La miré con mucha atención mientras le alentaba a que siguiera hablando.
- Querida y bella Yvaine, Duncan O'Donell es la perfección encarnada -alzó sus manos al cielo -¡Una obra de arte tallada por los mismísimos ángeles! - Fue cosa mía pero claramente imagine que una lágrima salió de su ojo y la iluminación la cegaba.
Las chicas se acercaron a mí y me abrazaron por los lados. Me sentía como un huevo. ¿Porque un huevo?
La pregunta era ¿Por qué no?
-Pobre oveja descarriada -Decía Sarah con tintes burlescos en su voz -me encargaré de llevarte por el buen camino, te resumiré en pocas palabras. Duncan, es... Es lo más hermoso y perfecto que alguna vez vayas a ver con esos ojitos tuyos. Ese si es un hombre de verdad - Estrujó mi mejilla y salimos en camino al bar una vez finalizada su extraña explicación.
Creo que ya recordé quién era ese tal Duncan O'Donell. Es un chico con el que se acostó una chica de mi clase de Álgebra. Estuvo presumiéndolo durante un mes entero. Su nombre estaba escrito en los baños de la escuela pero hasta donde yo tengo entendido, Duncan O'Donell no asiste

a la escuela. A menos de que sea un Universitario pero no logro recordarlo exactamente a Él. 
A de ser un vago que anda por ahí cazando a chicas inocentes para después acostarse con ellas. Sí es que a algunas se les puede llamar Inocentes. 
Bastaron algunos minutos para llegar y ver el gran letrero "Infernal cave". Sus letras verdes neón llamaban mucho la atención mientras que el poste que lo sostenía tenía adherido una serpiente que abría la boca e intentaba comerse el mismo letrero. 
Las chicas iban un poco adelante pero se detuvieron para charlar con unos chicos.
Había mucha gente con sus autos deportivos, chicos de nuestra edad y hombres mayores con muchas mujeres y con cervezas en mano y motocicletas estacionadas. Y en lo personal, hubo una que llamó mi atención de inmediato. Era de un color negro con llamas dibujadas, eran tan reales que juro que hasta se movían de lo bien hechas que estaban. Eso era impresionante, me le quedé viendo con mucha admiración. Podría jurar que casi podía tener vida aquella máquina de acero. Escuchaba a mis amigas hablar con unos chicos animadamente y yo estaba entretenida viendo aquella motocicleta. De hecho, esto era más interesante que hablar con chicos. ¿De quién sería ésta belleza? 
Sonreí dándome cuenta que le sonreía a una motocicleta. ¡Qué locura! 
Giré en mis talones y choqué con algo o más bien, con el pecho de alguien. Estaba por irme de espaldas hasta que sentí la mano de alguien tomar mi cintura y ser atraída de nuevo hacia él, ese mero contacto sirvió para calentar por completo mi

cuerpo y que corrientes eléctricas me atravesaran las piernas. El aroma varonil que esa persona emanaba llenó mis fosas nasales.
 ¿¡Qué mierdas!? Ni yo sé porque sentí aquello.
Primero que nada, separé su mano de la mía y me dispuse a retirarme una vez que recuperé la postura. No levanté mi mirada por... ¿temor? Quizás era eso. No había necesidad de entablar conversaciones con los chicos de por aquí, todos son iguales: Fumadores, Bebedores, Drogadictos y todos amantes del sexo con chicas más jóvenes.
-Eres un poco maleducada, dulzura -La voz gruesa del individuo captó mi atención por completo haciéndome sentir calor en mis mejillas obligándome a mí misma a ceder a esa voz en mi interior que me decía "da la vuelta" y me giré hacia atrás para ver a un Joven alto, cabello negro, piel blanca, ojos azules y vestido completamente de negro. Era realmente atractivo, jodidamente atractivo debo de corregir. Tanto que puedes sentir un orgasmo visual en este mismo momento. 
Él no solo desprendía deseo lujurioso sino algo más fuerte. La manera en la que separaba sus piernas, su postura, su sonrisa, su mirada intensa y sobre todo, lo que era Él. Era imponente lo decía su cuerpo.
Desde pequeña, según dice mi madre, y según recuerdo un poco en mi niñez, podía ver y sentir cosas que nadie más podía hacerlo y justamente eso es lo que me pasaba con éste chico. Tiene algo extraño, diferente a los demás. Algo peligroso... 
- ¿Disculpa amigo? -Enarqué una ceja con enojo. ¿Dulzura? ¿Enserio?
El chico de

cejas pobladas alzó una de ellas y de manera sarcástica sonrió de medio lado. Llevó sus brazos a su pecho y su postura fue rígida todo el tiempo. Se percibía como Él, se sentía con autoridad y aires de grandeza.
-Acabo de hacerte un favor y yo no suelo hacerlos... Al menos no gratis. No es una manera de comportarse de una chica tan guapa como tú -Se encontraba mirándome fijamente sin perderse ningún detalle de mí o eso me daba la impresión ya que sus ojos me escaneaban de pies a cabeza. Escondiendo atrás de esa mirada de la burla, la indecencia y la lujuria bien podría aparecer.
-Si tanto lo deseas oír, pues entonces Gracias-Contesté secamente para darle la espalda y dirigirme hacia el bar.
No tardé en escuchar su ronca risa salir débilmente mientras murmuraba algo que no pude escuchar con claridad.
Mis amigas ya no estaban afuera por lo que supuse que estarían adentro.
Al cruzar por las puertas el aroma a humo de cigarrillos entró por mis fosas nasales y rápidamente mi mano se encontraba tapándola, impidiéndole el paso a ese veneno mortífero para la salud. Divisé rápidamente a mis amigas quiénes se encontraban en una mesa ya con unos tragos en la mesa. Negué con mi cabeza y llegue hasta ellas y tomé asiento.
Había muchos sujetos viéndonos de manera mordaz y esa era otra razón que me incomodaba. Éramos como la presa de los lobos.
-Ya te habías tardado, Yvaine. -Sarah estaba tocándose los pechos haciéndoselos más para arriba. -¿Perdiste el Norte? 
Iugh.
-Lo siento, me distraje un rato allá afuera.
Isla llevó

una mano a mi hombro y comenzó a reírse como maniática. Miré a Sarah y Ana quiénes encogieron sus hombros ante su reacción.
-¿Cuánto ha bebido desde los cinco minutos que llevamos aquí? -Coloqué mis codos encima de la mesa esperando a que me dijeran su respuesta.
Ana sonrió y tomó un trago de Tequila para después hacer movimientos con sus manos.
-Sólo lleva dos -Dijo mientras me decía formando con sus dedos el signo de amor y paz. 
-¿Sólo dos? ¿Y ya está así? -Abrí mi boca de sorpresa- Increíble.
Sarah se levantó de su asiento y arrastró a Isla hacia la pista de baile. Bien, no era nuevo que se levantasen sin decir alguna palabra como "Vamos a bailar". No, simplemente se levantaban y se iban. Rodeé mis ojos y Ana se acercó a mí con otro trago en su mano. Saqué mi Note II para tomarnos una foto y al terminar de tomarla Ana se levantó.
-¿Quieres algo de tomar, Yvaine? - Negué con mi cabeza y desapareció de mi vista.
Genial. Otra vez sola.
Para no sentirme tan sola decidí ver la foto que me había tomado con ella y me sorprendí al ver que una Flama de Fuego se encontraba atrás de nosotras. Sentí mis vellos erizarse tan rápido como capte la imagen. Me giré bruscamente para ver si algo se estaba incendiando pero no. No había nada. Olvidé mencionar algo acerca de mí. En lo general casi siempre veía Fantasmas, Brujas o Demonios. De todas clases y épocas, lo más curioso de todo, es que ellos podían verme pero nunca han hecho nada para querer establecer conexión conmigo. Ver esa foto hizo que mis recuerdos

y mis vivencias surgieran de nuevo. 
Después de estar viendo de espaldas un buen rato decidí voltearme y para mí gran susto el chico con el que me tope afuera, estaba enfrente mío sentado mientras me observaba sin ninguna expresión. Ahogué un grito. Y aun así, El chico me miraba con ¿admiración? que casi juro que no respiraba por verme.
Llevé una mano a mi corazón y negué con mi cabeza. Mierda, ahora tendré que lidiar con un idiota que está ebrio.
- ¡Demonios! ¡No hagas eso! -Le repliqué - Oye, oye ¿Qué haces aquí a todo esto? Ese lugar está ocupado para tu mayor información. 
Se quedó observándome y en un momento determinado escuché como un vidrio caía al suelo y supe de inmediato quién era.
Ana.
- ¡Dios mío de mi alma! -Gritó Ana con emoción mientras se sentaba junto a mí. 
Miré al Chico y a mi mejor amiga y no sabía qué hacer. Su silencio no era normal por lo que sospechaba que ese chico era la clara razón.
La música aumentó su volumen y cada vez veía a más gente bailando, nuevas personas entrando haciendo un desmadre y parejas de cualquier sexo estar besándose como si no hubiera un mañana.
-¿Qué tienes? ¿Está todo bien Ana? ¿Quieres que el CABALLERO se retire? -Le pregunté dándole una indirecta al sujeto de que se retirara. 
-Yvaine, por Dios... ¿Cómo qué, que tengo? - Me regañó con la mirada y se giró al chico -Vaya, ¿Qué te trae por aquí, guapo? -Preguntó Ana con delirio. 
La atención del pelinegro estaba totalmente puesta en mí y eso tan solo me hacía sentir incomoda. Se recargó en el asiento de Sarah y sacó un encendedor de metal cromado y comenzó a abrirlo y cerrarlo de manera lenta haciéndome subir la bilis a la cabeza.
-Tu amiga me trae por aquí-Me señaló con su dedo índice imitando una pistola. 

Por alguna razón pensé que tal vez estaba confundido. ¿Yo? Pero si le di las gracias yo ya no sé qué quiere él conmigo. 
-¿Te hizo algo? -Me miró de mala forma -Dime para poder arreglarlo. 
¿Algo malo? ¡Por favor! ¿Qué clase de mejor amiga eres Ana? 
- De hecho, para serte honesta ella fue grosera conmigo. -Se hizo la víctima. 

¡Jodido imbécil! Conozco a todos los de su tipo, se hacen las víctimas, los inocentes y culpan siempre a la chica por sus problemas. 

-¡Oh vamos! Te di las gracias -Crucé mis brazos y de forma aburrida miré el techo. En este momento supe, que chicos como Él que buscan a personas como yo mientras manipulan a otras, no pueden tener buenas intenciones.
-No salió de corazón, nena.
-No me digas nena... Y tú como carajos vas a saber si salió de corazón o no. A todo esto ¿Quién demonios eres tú para venir a decir tú mierda? -Le pregunté de manera directa.
Normalmente no soy así de agresiva con la gente en público salvo en mi cabeza, pero haré una excepción, éste sujeto tiene algo más que malas intenciones. Puedo sentir una especie de aura demoníaca pero eso es imposible, yo he visto a los demonios y él no para ser uno.
-Él es Duncan O'Donell -Me dijo Ana de forma baja.
¡Ah! ¿Con qué Él es Duncan O'Donell? Bien, creo que es un Idiota con las damas.
JackyRocks97




=================


Capítulo 2. Desorden Mental

Mordí mi labio inferior y suspiré sintiendo que mis pulmones querían explotar. Bien, acabo de Insultar al chico por el que todas mis amigas suspiran. Aveces no sé cuando cerrar la boca. Sus ojos azules habían cambiado por algunos segundos a un color más intenso pero rápidamente volvieron a su estado normal. 

¿Qué rayos?

 - Bien, tampoco es como si me importara en realidad -Fue lo único que dije restándole importancia mientras lo miraba para ver si su mirada volvía a cambiar. 

Aunque, no es que haya sido tanto lo que haya hablado. No quería decir ya nada, suficiente tengo con soportar estos malditos tacones como para soportar algo más. 
Al poco tiempo vi a Sarah salir con dos chicos a sus costados por la puerta principal del bar.
Asqueroso.
Era toda una puta. Pero que mas puedo decir, es mi amiga y la acepto tal y como es. Dejando de lado que todo lo que hace con los hombres me repugna, una mujer debe darse su lugar y no dejarse manosear por ninguno de ellos como si no le importase. Ana comenzó a estrujarme la pierna con una de sus manos de manera discreta y de pronto, volví al lugar en donde estaba... La mesa. 
-¿Tu nombre preciosa? - Preguntaba O'Donell mientras encendía un cigarrillo.
Un chico como Él no necesita nombres para llevarse a las chicas a la cama si bien me lo preguntan. Ana ahogó un grito de alegría mientras se mordía su labio inferior. Y sí, la miré de reojo porque no es algo que usualmente los mujeriegos pregunten y eso me tomó de sorpresa. 
-Para ti no tengo nombre ni número de móvil-Intenté

que las ganas por golpearlo y salir huyendo no me vencieran, si es que lo hay en todo caso-Para ti, soy una desconocida que ojalá nunca te hubiera visto -Le guiñé el ojo y Ana reía nerviosamente mientras buscaba con la mirada ayuda de cualquiera de las chicas. 

Sí, tal vez esté quebrantando alguna regla de la feminidad al rechazar a éste hombre bien hecho pero, un hombre no enamora por el físico, enamora por el corazón. Podré ser muy antisocial o cursi pero eso no significa que no se defenderme. Y por defenderme, hablo acerca de chicos que se quieran pasar de listos conmigo.
Él expulso el humo del cigarrillo enfrente de mi cara haciéndome toser. Una sonrisa torcida apareció en sus labios mientras mordía el cigarrillo con su dentadura blanca. Parecía divertido con la situación. Otra cosa que agregar a la lista negra que está por encabezar. 

- Cariño - Remarcó la palabra lentamente de manera sarcástica mientras su cuerpo se acercaba a la mesa aun pegado en su asiento. Su perfume olía delicioso que por un momento solo pensaba en que se sentiría... ¡Agh! Yvaine control - Por ser tú ignoraré todo lo que me haz dicho- Enarcó su ceja y sus ojos azules fueron reemplazados por un color a Azufre extrañamente impresionante. Parpadeé varias veces para asegurarme de que no era la imaginación la que me estaba jugando una broma - creí que eres una chica inteligente, como dije creí que lo eres inteligente, yo que tú cuidaría muy bien esas palabras que salen de esa boca. Sería una lástima que por culpa de tus imprudencias te

pasara algo malo- Ignoré su aburrido discurso y su clara amenaza hacia mi persona.
Total, no es como si lo volviere a ver. 

- ¿Y por qué debería de importarme lo que chicos como tú puedan decirme? No permito amenazas y mucho menos de un egolátra. 
Volvió a poner el cigarrillo en sus dedos y expulsó el humo hacia otra parte. Bueno, lo creía más patán. 

- Mira nena, por si no lo haz notado soy Duncan O'Donell, en pocas palabras - Puntualizó de manera teatral - No te conviene hacerme enfadar, puedes ser una chica realmente caliente pero hasta yo tengo un límite con las personas que creen que conmigo pueden reñir, controlo lo que quiero y lo que quiero lo consigo.
Solté una sonora carcajada y le arrebate un trago a un joven que iba pasando con un platillo grande y lo tomé hasta el fondo dejando caer el pequeño cristal en la mesa.
¿Y él cree que yo tengo deseos de seguir ésta absurda "conversación"?

Me siento, amenazada y nerviosa.
Éste chico definitivamente no le funcionan las neuronas. Él tiene una máscara puesta, finge ser alguien que no es. He visto y leído tantas historias paranormales que no me extrañaría que éste imbécil no sea alguien normal. O bien, ante mis ojos mejor dicho. 

- Muy bien creo es suficiente de tanta charlatanería.
Ya no soportaba tenerlo enseguida. Abrí la bolsa y saqué de ella mis Toms y metí los tacones en la bolsa. Sentía su mirada atravesarme y cortarme en dos. Me los coloqué y al subir la vista Él ya no me miraba.
O'Donell

comenzó a ignorarme nuevamente como si no existiese y comenzó a entablar conversación con mi mejor amiga. ¿Para qué quedarme entonces? Era un estorbo y quería ir a casa.
Ana se encontraba maravillada con el cretino ese. A decir verdad, cada chica que miraba a O'Donell se quedaban hipnotizadas. Y no era para menos, su físico era realmente atrayente. Me levanté del asiento y me dirigí a la salida cuando siento que me toman del codo y mi cuerpo golpea otro pecho.
 - Mira nada más. Parece que alguien olvidó donde está su castillo, princesa - Dijo un joven sumamente borracho que me tenía inmóvil. Intentó acariciar más allá de donde lo permitía y faros rojos comenzaron a parpadear en mi cabeza.
Pero hay algo que no debió haber hecho.
Cabrearme.
- Al parecer se equivocaron de cerebro cuando te caíste del laboratorio, mandril estúpido -Pisé su pie y éste me soltó de repente y salí de su campo de visión lo antes posible.
¿Y ahora qué hago? Mis padres no están en casa y mis amigas están borrachas seguramente.
Caminé en círculos por el estacionamiento pensando en que hacer y la motocicleta que anteriormente había visto cuando recién llegue, nuevamente volvió a captar mi atención. Fui hasta ella y paseé mi dedo índice por la pintura. Sentí como el calor subía con cada toque. Una increíble máquina. ¿Quién sería el propietario?

Tocarla era Extrañamente excitante.
-Espléndida -Un aliento caliente llenó mi oído derecho de delicada excitación. 

Provocando una corriente eléctrica

por mi columna vertebral. Ignoré todo pensamiento pervertido que comenzaba a bombardear mi cabeza para poder estar en mis cinco sentidos. Me giré bruscamente y ahí estaba esa expresión fría que anteriormente había visto. No es mi noche, la verdad, esperaba algo mas tranquilo unas cuantas copas y de vuelta a casa. Yo no quería estar relacionándome con gente de esta clase. O'Donell se acercó peligrosamente por detrás y me alejé dando un paso a mi izquierda. 

El estacionamiento no era muy grande pero era lo suficiente para que estuviera lleno de muebles. 

 -¿Disculpa? - Pregunté un poco confundida.
Soltó una risa mientras se montaba en la motocicleta. Me quedé quieta esperando por su respuesta. Con que él era dueño de ésta máquina, admito, tiene un muy buen gusto. 
Viéndolo bien, Él no es feo. De hecho, creo que es malditamente muy atractivo pero su personalidad es otro problema. ¿Cómo es que las chicas se fijan en hombres así?
-La motocicleta por supuesto, nena-Dijo mientras se abrochaba su chaqueta de piel. 
Levanté ambas cejas sin una pizca de sorpresa. Mis labios ni siquiera formaron una línea recta, estaba aburrida de Él en estos escazos minutos que lo conozco. 
 -Claro ¿Cómo iba a pensar que yo era "Espléndida"? -Comenté sarcástica, mientras me abrazaba de mí misma. 

O'Donell me veía de reojo en ocasiones mientras fruncía su ceño y murmuraba cosas para sí. Cuando hacía eso, por alguna razón sentía que no hablaba precisamente con Él, sino con alguien más. 

Caminé alejándome de él mientras

me perdía en mis pensamientos. Cuando lo dejé solo, decidí voltear a verlo pero Él ya no se encontraba más. Mierda ¿Qué tanto tomé? Negué con mi cabeza y volví a dirigir mi vista hacia el frente. Tomé camino por la calle dónde anteriormente había llegado junto con las chicas y me dispuse a caminar, al cabos ¿Qué podría pasar? 
Pasaron los minutos y parecía estar perdida. Parecía como si no avanzará nada en lo absoluto de dónde O'Donell se encontraba por última vez. Vi sobre mi hombro y aún sigo viendo el Bar pero extrañamente no veo los pequeños edificios que cruzamos hace apenas unos momentos. Comencé a tener mucho miedo es que acaso ¿Estaría soñando? ¿Me quedé dormida en un bar? No imposible, acabo de salir del bar pero.. ¿Estaré borracha? Imposible, totalmente absurdo. Estoy en mis cinco sentidos. Pellizque mi brazo y dolió, definitivamente no puedo estar soñando. Esto es real pero ¿Como es posible?
¡Demonios!
Sabía que no tenía que haber venido hasta acá. No hay como el hogar definitivamente, no hay como el hogar. Hubo un momento en el que todo se obscureció y algo venía a lo lejos. Unas extrañas lumbreras se movían de manera violenta quise acercarme más pero algo me golpeo.

Me detuve y al instante y noté que estaba en la entrada del bar. ¿Qué mierdas? Acabo de estar en carretera caminando con algo de tiempo encima y he vuelto. Era una clase de Déja vú. Me sentía como en una película de misterio. Donde sientes que vas caminando por cierto lugar y reapareces en el principio. La madre que parió a Patch. 

 -Pensé

que ya te ibas, dulzura -Escuché a O'Donell reírse con malicia - Muy mal. No puedo creer que te haya dejado tan impresionada como para no despegarme la mirada.

Aun no me lo podía explicar, ¿Como es que llegue aquí? ¿Cómo es que Él está aquí después de lo había visto desaparecer?

-Así que ahora te convertiste en perro guardián - Dije burlonamente con un toque de fastidio - Pero bueno, amablemente te pido.... - Me acerqué a él con una ceja alzada-que cierres la boca, no estoy de humor ¿De acuerdo?
Se alejó de donde estaba recostado, junto a su motocicleta a un lado, de esa pared de ladrillos que por encima las luces color neón hacía que sus facciones fueran más obscuras y grotescas. Aventó su cigarrillo por alguna parte del callejón a su derecha mientras que con ese cuerpo impotente se acercaba de manera lenta y mortal hacía mí. Di unos pasos hacía atrás y por alguna razón me paré en seco, fue como si mi cuerpo me hubiera manipulado. La manera en la que caminaba me intimidó bastante y algo extraño, como una opresión se hizo presente.

 -No te enseñaron a tener respeto por los demás -Dijo muy cercas de mí. Casi en vez de pregunta fue cómo afirmación. Di un paso hacia atrás como pude tratando de alejarme lo más posible de Él.
- Y a ti no te enseñaron a respetar el espacio privado de las personas.
- Tampoco te enseñaron a quedarte callada - Sonrío de lado de manera altanera ya que escuché el suspiro de varios chicas que se encontraban afuera. Rodeé

mis ojos al escucharlas y le hice frente. 
-No te conozco y la verdad no me interesa en lo más mínimo hacerlo y, tampoco quiero problemas con un mujeriego que le tapa la vista su enorme ego. Así que lo mejor para los dos es que nunca más nos tengamos que mirar.
Sonreí lo más sincero que pude.
- ¡Auch! - Dijo dramáticamente mientras sacaba otro cigarrillo de su vaquero junto con su encendedor. Su sonrisa era hermosa, aun así sarcástica era hermosa - Acaso ¿Temes que te rompa el corazón si me sigues viendo? - Un brillo iluminó sus ojos haciéndolos de un color azul más profundo. Encendió su cigarrillo y de nueva cuenta me echó encima el humo en la cara. Tosí como loca sintiendo que me ahogaba y éste cretino no hacia nada para ayudarme. 
Una vez que el humo desapareció con mi mano agitándola le miré con ira pero me tranquilicé de inmediato. No iba a darle gusto a este patán de verme más cabreada eso solo lo hacía ver infantil.
- No puedes romper lo que tienes en tus manos - Le guiñé el ojo con la intención de hacerlo enojar.
Yvaine eres una maldita genio, te daría duro contra el muro y macizo contra el piso, si no fuera porque soy tu subconsciente.
Ahora tenía que encontrar una manera de llegar a casa sin perderme yo misma.


Revisé mi reloj y eran las 11:40 p.m. lo dejé parado en medio de la entrada y busqué de nueva cuenta una manera de salir de éste lugar. Milagrosamente pude avanzar y ver a lo lejos el bar. Les mandé un mensaje a mis amigas de

que me dirigía a casa. Ir sola no es de mis actividades favoritas pero dadas las circunstancias no me quedaba de otra. Mientras colocaba de nueva cuenta mi móvil en mis vaqueros enfrente de mí, un poco más de cinco metros caminaban dos hombres hacía mí. Traté de ignorarlos pero algo me decía que no debía hacerlo.
Deberías regresar. Aún estás a tiempo.
Sonó una voz en mi cabeza.
La ignoré.
Ellos aumentaron su velocidad y entonces me di cuenta que esto no pintaba nada bien. Se dirigían a mí corriendo, me alarmé tanto que me di la vuelta corriendo. Sentía algo merodear por donde corría y no porqué esté asustada, si no, porque siento esas cosas paranormales.
-¡No huyas! -Gritó uno de ellos.
Sentí mis ojos humedecerse y grité por ayuda.
- ¡Pobre tonta! - Le siguió otro.
Tropecé con un hoyo y me dolió el tobillo. Estaba inmovilizada.
¡Joder! ¡Cómo en las películas de terror!
Intenté salir pero era inútil. Mis manos intentaban sacar mi pobre tobillo pero solo se quedaba ahí.
Sentí cuando llegaron pero de pronto una llamarada se encendió atrás de mí. ¿Se estará quemando algo? El calor comenzó a avanzar por toda mi espalda sintiendo un fuerte ardor. Pero se quedó en eso, en un simple ardor.
Me giré hacia atrás y vi a un hombre ser envuelto por llamas, pero no unas llamas normales y corrientes, esto era algo más allá. Algo totalmente impresionante.
- ¡Señor! -Dijo uno con temor en su voz. Los observé y en su rostro observe pánico. Y créanme, yo también estaba asustada porque no sé qué demonios es esa cosa.
- ¡Son las Doce en Punto! ¡Fuera de mi vista! - Dijo una voz familiar. Su manera de dar órdenes hacía que mi corazón se comprimiera.
Debido al calor que aquel ser estaba produciendo me desmaye.
JackyRocks97




=================


Capítulo 3. Intruso

La cama comenzó hacerse demasiado agradable. Di varias vueltas por que comenzaba a perder mi comodidad. Los rayos del sol asomaban un nuevo día y los pajarillos cantaban con alegría. Sentí mi móvil vibrar debajo de mi almohada pero lo ignoré. Esto era demasiado cómodo como para desperdiciar mi sueño mañanero. Mis ojos pesaban demasiado, incluso intenté abrirlos, me decía a mí misma que no podía seguir en cama, pero era más poderoso Morfeo que mi autodominio. Cuándo cerré mis ojos unas vagas imágenes comenzaron a llegar a mi subconsciente. Bombardeándome una tras otra.
"- ¡No huyas! -Gritó uno de ellos.
Sentí mis ojos humedecerse y grité por ayuda.
- ¡Pobre tonta! - Le siguió otro.
Tropecé con un hoyo y me dolió el tobillo. Estaba inmovilizada.
¡Joder! ¡Cómo en las películas de terror!
Intenté salir pero era inútil. Mis manos intentaban sacar mi pobre tobillo pero solo se quedaba ahí.
Sentí cuando llegaron pero de pronto una llamarada se encendió atrás de mí. ¿Se estará quemando algo? El calor comenzó a avanzar por toda mi espalda sintiendo un fuerte ardor. Pero se quedó en eso, en un simple ardor.
Me giré hacia atrás y vi a un hombre ser envuelto por llamas, pero no unas llamas normales y corrientes, esto era algo más allá. Algo totalmente impresionante.
- ¡Señor! -Dijo uno con temor en su voz. Los observé y en su rostro observe pánico. Y créanme, yo también estaba asustada porque no sé qué demonios es esa cosa.
- ¡Son las Doce

en Punto! ¡Fuera de mi vista! - Dijo una voz familiar. Su manera de dar órdenes hacía que mi corazón se comprimiera.
Debido al calor que aquel ser estaba produciendo me desmaye."
Me levanté de golpe e intenté ponerme de pie pero en cambio caí al suelo mientras gritaba de dolor. ¡Mierda! No fue un sueño. Me encontraba toda exaltada. Por Dios ¿Acaso no puedo tener un fin de semana normal como cualquier otro?
Maldije por lo bajo hasta que la puerta se abrió de golpe, dejándome ver unas botas negras junto a mi nariz, levanté mi vista y me encontré con una fría expresión que apenas ayer había conocido. Como pude retrocedí hasta topar en un pequeño buró que se encontraba a un lado de mi cama. Miles de pensamientos comenzaron a bombardear mi mente hasta sentir que mi cabeza explotaría.
- ¿Cómo te sientes, Dulzura? - Preguntó mientras se sentaba en la esquina de MI CAMA. 
Su cuerpo se veía tan gigante comparándolo con el tamaño que tenía mi habitación. Lleve una mano a mi cabeza y respiré profundamente una vez que mi pulso volvió a la normalidad. 
- Jodido imbécil ¿Qué demonios haces aquí?- Ignorando su amabilidad, mi única preocupación era como había llegado Él aquí. O mejor dicho ¿Cómo es que yo llegué aquí? Es mas, la mejor pregunta ¿Cómo es que llegamos AMBOS dos a mi casa?
- Tranquila primor, tu amiga la morena - Se levantó de mi cama y fue directo a mi peinador - Me dijo que te trajera a casa. Al parecer bebiste demás anoche. Te hubieras visto -Rió sin gracia. 
¿Ana? No lo creo.
¿Emborracharme

yo? Jamás. 
- ¿¡Qué!? Eso es imposible, ella nunca haría algo así y yo jamás en mi vida me he emborrachado. Soy una chica responsable- Me levanté mientras ahogaba un chillido de dolor que me producía mi tobillo. -Eso no importa ahora. ¿Por qué no te fuiste cuando me dejaste?
Se encontraba observando mi maquillaje, mis peines para el cabello y cosas personales. Se dio media vuelta viéndome con toda la tranquilidad del mundo. En su rostro no aparecía ninguna sonrisa pero tampoco una expresión de frialdad. Mierda, creo que de día se ve aún más guapo. Tan solo con verme, hacía una revolución dentro de mí y la verdad, no estoy tan segura de que me guste estar sintiendo esto tan extraño. 
- No sé. Quizás te veías demasiado violable como para dejarte sola en tu casa.
La madre que te parió. ¿Dijo Violable? ¿Quién demonios usa esa palabra? 
Yvaine ¿Te das cuenta que un jodido dios de la masculinidad se encuentra en tu habitación y a ti te importa del porque no se fue? Yo que tú me hubiera dado un buen polvo. Oportunidades como está se presentan una vez en la vida. 
Vaya, mi subconsciente es pervertido. Recordaré ya no leer más libros eróticos.
- ¿Lees libros eróticos, Nena? - Preguntó mientras ahogaba una carcajada. Lo vi por su expresión y su manera de morder su labio inferior. ¡Oh Santa Mierda! Se ve guapísimo.
Esperen, ¿Cómo supo eso?
- ¿Qué? No seas ridículo - Sentí mis mejillas sonrojarse. Intenté caminar para no seguirlo viendo pero me fue imposible, el tobillo me estaba matando y cuando llegara Mamá

esta vez estaría en el Cielo. 
- No soy ridículo - Se acercó hacia mí y me hizo sentar en mi cama inconscientemente - Lo acabas de decir en voz alta - Sentí mucha su proximidad y mi corazón no paraba de palpitar aceleradamente. 
Sentí algo extraño, bueno, aún mas extraño emanar de Él. Podría decir que no es un humano cualquiera, es algo peculiar si me permiten decirlo. 
- E-Eso no es cierto - Tartamudeaba y alejé mi rostro del suyo. ¿Podría alguna vez ser una chica normal? Sé que quizás el 99.99% de la población femenina que conoce a Duncan O'Donell moriría por estar en donde yo me encuentro en estos momentos. 
-Bien. No discutiré eso. Sé muy bien lo que oí - Se quedó callado y sentí que su nariz comenzó acariciar mi cuello. Menudo patán aprovechado - Deberías aplicar conmigo lo que has estado leyendo. Tal vez sea más interesante descubrir a que se refieren las chicas con corrientes eléctricas, calor propagándose por el cuerpo ¿Qué dices?
Abrí mis ojos como platos. Él definitivamente no dijo eso...
- ¡Suficiente fuera de mi casa! - Me removí de su lado bruscamente haciendo que... O'Donell se quedara quieto. Batallé para sostenerme en pie porque dolía como infiernos, me acerqué a mi tocador y para mí muy mera desgracia noté que llevaba puesto una playera extra grande de McFly que llegaba poquito más arriba de mi muslo. Mi cabello en moño y mi piel sin maquillaje, totalmente libre de imperfecciones. Miré a O'Donell por el espejo y por su sonrisa disparaba malicia. No puedo creer que ese hijo de...
-

Dime que tú no me cambiaste de ropa - Fue más una terrible afirmación que una esperanza de pregunta.
- Tal vez, tal vez sí, tal vez no. En realidad ¿Quién sabe algo de todo esto? - Se encogió de hombros mientras que su cuerpo descansaba en mi cama con los brazos atrás de su nuca. Su cuerpo extendido hacia que su remera se subiera hasta su ombligo. Maldición, su cuerpo era perfecto.
- ¡Maldito pervertido! - Me alejé del tocador - Espero que cuando salga de ducharme no estés más por aquí - Cerré la puerta cabreada.
Me desvestí y entré a la ducha. El agua caliente comenzó a golpear mi cuerpo y sentí que me relaje. Pero aun así, el pie dolía. ¡Ay! No puedo tener tan mala suerte ¿Oh sí? Quisiera saber que carajos le hice a alguien para tener que estar aguantando a éste tipo de mandriles estúpidos. 
Bien Yvaine, no es el fin del mundo no hay porque enojarse todo estará bien. Seguirás con tu vida y esto será en un futuro, una tontería. Como debe de serlo. Cuando salí de ducharme no había presencia de O'Donell. Salí contenta del baño.
Busqué en mi armario algo que ponerme y nada me convencía. Comencé a sacar ropa y aventarla a la cama.
-Ésta te quedaría excelente - Escuché una voz atrás de mí y di un brinco de infarto pero al volver a poner mis pies en el suelo solté una maldición por el dolor. 
O'Donell Sostenía en sus manos una falda negra de encaje que llegaba a mis rodillas. ¿Estuvo rebuscando en mi ropa? No Yvaine, no seas tonta, acabas de lanzar mucha ropa. 
- Carajo -cerré mis ojos con enojo - pensé que

te habías largado.
- ¿Y perderme la buena vista? - Al principio no entendía hasta que me di cuenta que me encontraba en ropa interior. Bragas y sostén de color negro y de encaje. Tomé mi toalla y me la enrollé en mi cuerpo desesperadamente- Oh vamos, no seas aguafiestas dulzura.
- Enserio ¿Qué es lo que quieres de mí?
Comenzó a observar el techo y se encogió de hombros una vez más.
-Pregunta interesante para un momento interesante veamos... ¿Qué me puedes dar? - Levantó su ceja derecha con una sonrisa de medio lado. Su doble intención me estaba sacando las canas verdes. Si estuviera dentro de un anime, estuviera lanzando llamas por todo mi cuerpo. 
-La pregunta del millón. Una patada en tu trasero no te vendría nada mal. -Rió.
- ¿Siempre eres así?
-Con gente como tú - Llevé un dedo a mi boca y comencé a pensar - Sí, siempre.
-Que aburrido ya me voy - Se levantó de mi cama y buscó algo en sus vaqueros. Se acercó a mi peinador y deposito un papelito en mi joyero mientras que se acomodaba su chaqueta de cuero encima de Él - Hasta luego, dulzura - Guiñó su ojo y me mandó un beso en el aire -Espero verte luego. 
- ¡Qué simpático! Lástima que. No puedo decir lo mismo - Rodeé mis ojos y salió por mi puerta riendo. ¿Ese chico no se cansaba de reír?
A los segundos escuché como la puerta principal se abrió y se cerró al instante. Oí una motocicleta arrancar. Y Rápidamente corrí hacia mi ventana y lo vi alejarse a toda velocidad. Pude observar la mirada de algunos de mis vecinos ir en dirección a O'Donell y en dirección a mi casa.
¡Joder!
- ¿¡ÉL ME TRAJO EN ESE MOUNSTRO INFERNAL!? - Grité mientras levantaba mis brazos y se me caía la toalla. Ahora mis vecinos pensaran que soy una chica que invita a los chicos a quedarse con ellas y lo digo en el mal sentido. 
Llamé a Ana para que saliéramos pero creo que fue un mal momento, se encontraba en la iglesia. También le marque a Sarah y a Isla pero creo que fue un momento muy incómodo, estaban teniendo sexo. Me sorprende mucho que hayan contestado y colgué rápidamente.
Estaba en mi habitación aburrida, mis padres llegan hasta el lunes. Ayer sábado fue el día mas aburrido. Decidí que iría de compras un rato, en mi joyero busque un anillo y vi un papelillo muy extraño. Lo desdoble y mi sorpresa fue enorme.
"Dulzura, si un día de estos quieres divertirte con alguien tan sexy como yo llámame: 555-75-69 si está ocupado llama dos horas después ;)"
¡Já! Sería estúpida si lo hiciera.
Lo guardé en mi cartera y me coloque mi anillo favorito. Bajé las escaleras, tomé las llaves de mi casa y de mi auto.
JackyRocks97




=================


Capítulo 4. Como la Sombra

El aire paseaba por las calles solitarias sin rumbo fijo, se respiraba la melancolía con el tipo de ambiente que se suscitaba. Las grises nubes ocultando el cielo azul no permitían el acceso de los rayos del sol. Era un día perfecto para una caminata con tu novio o amigos. 
Estuve paseando por toda la ciudad. Entonces recordé que el imbécil de Duncan había colocado un papel en mi joyero y que yo, por una extraña razón guarde en mi cartera; Me provocaba unas ganas extrañas de llamarlo casi podría decir que cuando lo tenía en mis manos era como si un calor se extendiera por mis brazos casi mágico de cierta manera. Era algo tentador para mí, algo que no había sentido antes como si aquel papel tuviera un tipo de hechizo en mí.
Pero si lo llamo ¿Qué pensará? Es decir, yo no soy una chica fácil y con sinceridad, no necesito de alguien como Él en mi vida. Saque mi cartera de mi bolso, aun andando en mi auto.
Yvaine Madlow ¿Acaso Duncan O'Donell te atrae?
¡No! Él es un cretino.
No lo has negado. Deberías llamarle.
Bueno, eso es cierto. Y No definitivamente no lo llamare.
Detuve mi auto en un semáforo en rojo. La calle estaba completamente sola y casi anochecía, debía volver a casa mañana tengo clases. Mi pie ya no duele tanto lo cual me extraña, se me quitó de un día para otro, pero eso no significa que cada vez que acelero no duela un poco. 
Me encontraba escuchando "Mi Corazón Insiste" de Jean Carlos Canela en la radio. Esa canción para significaba algo muy especial, mi ex-novio la escuchaba cada vez que subíamos a su auto.

Se llama Kike Lawler. Él era perfecto, todo lo que alguien como yo necesita, educado, puro, sonriente, caballeroso, romántico, es decir teníamos una vida hecha pero un día decidió irse, nunca más supe de Él. Desapareció de la nada. Cuando pensaba en Él, era como estarse cortando las muñecas, te quitaba o te daba dolor. 
Ahogue un llanto silencioso al sentir que me hacía falta. Ha sido un infierno desde hace años que se fue. Le baje al volumen de la radio cerrando mis ojos por unos instantes. Perdiéndome en los rincones de recuerdos que mi mente proporcionaba. 
Miré por mi espejo retrovisor y para mí desagradable sorpresa un grupo de tres motociclistas estaban atrás de mi auto y uno de ellos avanzó hacia mi lado izquierdo. Me tensé en el volante y me dije a mi misma que no debía hacerles caso. Tal vez estaba paranoica, no todos los motociclistas son groseros, malvados y pervertidos. 
Tocó mi ventanilla con sus nudillos.
- ¡Hey preciosa! ¿Por qué no te animas a venir a pasarla bien con nosotros? -Se dirigía a mí. Bien, olvidaré que por un momento pensé que serían buenas personas. ¿Por qué todos los hombres me llamaban así? No soy miss universo pero tampoco soy muy fea. Esa situación me incomodaba bastante.
Ignóralo, y acelera cuando la luz verde se prenda.
- ¡Hey Smooke! ¿Qué no es la chica del viernes? -Sentí el sudor correrme por la espalda. ¿Chica del Viernes? Ay mierda. 
Otro motociclista de colocó a mi lado derecho y no me inmute en tan siquiera verles el rostro. No, Yvaine tal vez escuchaste mal.

El tercer motociclista se quedó atrás al margen del anonimato. No me intereso mucho y lo deje pasar.
 - ¡Es verdad, Pool! -Ambos rieron y la milagrosa luz verde encendió y aceleré mi pobre Malibu hasta dejarlos muy atrás. 
Miré por mi espejo retrovisor una vez mas y por fortuna ellos habían dado vuelta en la calle anterior dejando al tercer motociclista al último que por cierto no dejaba de ver hacía mi dirección, vestía con una sudadera con capucha que le cubría el rostro, vaqueros obscuros, botas y por mala suerte no vi su motocicleta para tomar su matrícula.
¿Qué? Es bueno prevenir.
Observe las calles y de pronto, desconocí el lugar. ¿Ya había venido antes por aquí? Encendí de nuevo el radio y tome mi móvil con mucha urgencia de mi bolso. Marqué el primer número que encontré. Demonios Yvaine, en donde me metí. 
- ¿¡Qué parte de que no quiero hablar contigo no te queda claro!? -Me retiré el móvil de mi oído y me lo volví a pegar.
- ¿De qué Demonios me hablas Carl? - Enserio este chico es estresante.
- ¿Yvaine? Lo lamento, es que Gloria no ha parado de llamarme todo el día.
Ah, eso es comprensible. Carl y Gloria tuvieron una relación muy larga y "feliz" o bien no tan feliz, hasta que Carl fue de imprevisto a su casa y la encontró en la cama con otra chica en una situación muy comprometedora si saben a lo que me refiero. Desde entonces, Gloria por alguna vez quiere volver con Carl. Si me lo preguntan, desconozco las razones.
- No te preocupes, oye creo que estoy perdida no sé en donde estoy.
-

¿Qué a que te refieres con "estoy perdida"? - Oh santo cielo.
- Carl no se necesita ser un genio para saber que no sé en dónde demonios estoy.
-No tienes por qué hablarme así -Fingió estar ofendido- ¿Qué es lo que ves? Para ir por ti. Estoy en el centro y me acerco a donde estés-Puse el móvil en el altavoz.
Bien, después de todo no es tan idiota como pensaba. 
-Veo edificios un poco abandonados, paredes con grafiti, ammm - Detuve en auto y baje de él. Estaba en un callejón con una pequeña entrada a un malecón o algo por el estilo -A lo lejos veo la playa. Y una puerta extraña que tiene símbolos, huele a basura y hay un restaurante de comida china a un lado. 
Carl se quedó un minuto en silencio.
- ¿Carl sigues ahí? -Giré sobre mis talones observando detalladamente cada cosa que veía. No puedo creer que nunca haya visto ésta parte de la ciudad, siempre he vivido aquí.
- Yvaine, ese lugar es muy peligroso da la vuelta de inmediatamente. Sube al auto ya. 
-Mierda Carl asustas. ¿Pero en dónde estoy?
- Estás en una parte de la ciudad a la que llaman...
Mi móvil fue arrebatado de mis manos y me di la vuelta como un rayo para encontrarme con los dos motociclistas del viernes y de hace rato. Comencé a temblar.
En su rostro no reflejaban nada de diversión como hace tan solo unos minutos. Piensa Yvaine, ¿Qué hago?
Dieron un paso hacia el frente y yo uno hacia atrás, no había dialogo creo que nuestras miradas lo decían todo. Me enseñó mi móvil solo para romperlo enfrente de mis ojos, estoy jodida,

estoy realmente jodida. Vestían de negro de manera zarrapastrosa. 
- Creo que te equivocaste de lugar, niña -Dijo el moreno de barba negra. Algunos treinta años. 
-Smooke, creo que la niña tiene miedo - Decía el rubio con un parche en su ojo izquierdo. Su cabello estaba partido a la mitad por una parte rubia y otra verde limón. Él en mi opinión, era el tonto de los dos. 
He visto tanto estas escenas en las series policiacas. De seguro éstos dos imbéciles son unos violadores. Tengo que ver alternativas de salir aquí, no quiero pelear, mi pie está aun lastimado. 
- ¿Por qué no mejor cierran el hocico idiotas, antes de que se vayan al hospital? -Les amenacé.
Los dos soltaron la carcajada. Mi furia comenzó a brotar desde lo más profundo de mí ser. Mi cuerpo comenzó a calentarse y sentir que la adrenalina poco a poco comenzaría a salir de mí. Si hay algo que me cabrea además de que me ignoren, me echen humo en la cara, es que se rían de lo que digo. 
- ¡Tú! ¿Cerrarnos la boca? ¿A nosotros? Te equivocaste de personas.
Se acercaron a mí amenazadoramente pero hay algo que ellos no saben, yo estudié artes marciales toda mi vida. Mi padre es el Sheriff de Long Beach. Mi madre es maestra de educación física en una de las Preparatorias más famosas de la ciudad. No estarían siempre para mí y yo debía ir contra el mundo en cualquier tipo de situación. 
Fueron contra mí y los esquive con agilidad. Mi pie comenzó a punzar pero no le tome importancia, no ahora que tenía que salir ilesa de ésta jodida mierda. Uno me tomó de

mis brazos tratando de inmovilizarme mientras el otro intentaba acercarse a mí con una sonrisa maliciosa en su boca. Con mis dos brazos encima de sus hombros llegue a su nuca y la dirigí hacia abajo para estampar una rodilla contra su cabeza y que por fortuna resultó como esperaba. Éste se quejó y se alejó de mí mientras tomaba su cabeza con ambas manos.
Un poco a dolorida de mis brazos y con un malestar en mi pie, me acerque al rubio y salté hacia el dejando un puño en su rostro haciéndolo caer hacia el suelo. Se quejó y yo sacudí mi mano. Tenía mucho tiempo sin pelear, había perdido práctica.
Cuando estaba por irme a mi auto con mi pie adolorido, el tal Smooke me tiró al suelo inmovilizándome completamente y creo que ¿Pool? Comenzó a desabrocharme el pantalón.
¡Mierda, mierda, y más mierda!
Luché con todas mis fuerzas hasta que ellos se retiraron de golpe pegándose contra la pared que se encontraba enfrente de nosotros. ¿Los asusté?
Me volteé como relámpago y para mí enorme sorpresa Duncan O'Donell se encontraba con los brazos cruzados y con una mirada serena, sus facciones sin contraerse sin demostrar diversión alguna como lo había visto antes. Dio unos pasos adelante hasta estar yo enseguida de Él aun tirada en el suelo. 
-Sabandijas ¿Qué no les quedó claro que no quiero que se le acerquen a ella? - Dijo de una manera autoritaria. Un escalofrío corrió por todo mi cuerpo al escuchar sus palabras.
-Pero Señor, es que ella tiene el... -Dijo tontamente Smooke mientras intentaba casi pegarse a la pared como pintura de aerosol.
-Me

viene valiendo una reverenda mierda. Ella nada, la van a dejar tranquila -Sentí como el calor poco a poco subía del suelo. Me levante débilmente y sentí las manos de O'Donell Sujetarme mis caderas. No me molesto por el momento, no estaba en condiciones de reprocharle nada después de lo que había hecho por mí. Sin duda, O'Donell, gracias por aparecerte por aquí. Estaré agradecida eternamente. No sabía si golpearlo por su atrevimiento o simplemente no hacer nada más que dejarme proteger. Él impidió que me violaran. - Y no quiero volver a saber que se le acercaron, que la mencionaron o que la pensaron porque entonces, mis vasallos asquerosos sufrirán mi ira.
Entonces fueron envueltos en un humo negro y desaparecieron dejándonos a los dos completamente solos. Olía a azufre y sentía una fuerza sobrenatural increíble.
Sus manos abandonaron mi cintura y se alejó sin decir nada. Dejándome de pie con los ojos mas abiertos de lo normal. 
- Oye espera -Le grité e intenté llegar a Él. Pero siguió caminando - O'Donell ¡Espera!
Él se detuvo con ambas manos hechas puños a sus lados. 
- ¿Qué? -Dijo con cansancio. Me sentí mal pero aun así debía hablarle o agradecerle de alguna manera lo que Él acababa de hacer. Me atreví a acercarme a Él y quedar a unos cuantos centímetros de distancia.
-Gracias por lo de hace unos instantes. - Mis mejillas estaban encendidas. Quién lo hubiera dicho, Yvaine Madlow agradeciéndole al patán que la vio en ropa interior y que tanto la cabreo hace dos días. 
- ¿Sólo eso, Dulzura? -Parecía ofendido o divertido de cierta manera.
-Te invito un trago como muestra de agradecimiento.
Pareció pensárselo y acepto.
Subió a mi coche y la verdad es que me sentía un poco incomoda. Ya era algo tarde y mañana tengo escuela. Nadie hablaba en el auto y ya teníamos unos minutos aquí adentro.
- ¿Sabes dónde está "Cubano's bar"? - Me hizo salir de trance.
- Sé dónde es, pero nunca he ido -Comenté con algo de pena.
- Entonces, dirígete hacía allá.
JackyRocks97


=================


Capítulo 5. Hablemos Claro

¿¡Esperen que acaba de pasar!? ¿¡Por qué no me había dado cuenta antes!? ¿¡Qué demonios pasa conmigo!? ¡Dos tipos estuvieron a punto de violarme y ni les presté ni la más mínima atención cuando se esfumaron! Peor dicho ¡Cuando desaparecieron!
¡Oh Joder! ¡Estuvieron a punto de violarme!
¿Y O'Donell? ¿Cómo Demonios llegó a ese callejón? ¡Maldita sea! ¿Por qué soy tan distraída?
No, este no es el momento adecuado para preguntarle eso a O'Donell.
"-Sabandijas ¿Qué no les quedó claro que no quiero que se le acerquen a ella? - Dijo de una manera autoritaria. Un escalofrío corrió por todo mi cuerpo al escuchar sus palabras.
-Pero Señor, es que ella tiene el... -Dijo tontamente Smooke mientras intentaba casi pegarse a la pared como pintura de aerosol.
-Me viene valiendo una reverenda mierda. Ella nada, la van a dejar tranquila -Sentí como el calor poco a poco subía del suelo. Me levante débilmente y sentí las manos de O'Donell Sujetarme mis caderas. No me molesto por el momento, no estaba en condiciones de reprocharle nada después de lo que había hecho por mí. Sin duda, O'Donell, gracias por aparecerte por aquí. Estaré agradecida eternamente. No sabía si golpearlo por su atrevimiento o simplemente no hacer nada más que dejarme proteger. Él impidió que me violaran. - Y no quiero volver a saber que se le acercaron, que la mencionaron o que la pensaron porque entonces, mis vasallos asquerosos sufrirán mi ira.
Entonces fueron envueltos en un humo negro y desaparecieron dejándonos

a los dos completamente solos. Olía a azufre y sentía una fuerza sobrenatural increíble."


¡Oh Demonios! Olvide ese detalle. ¿Qué le paso a mi cabeza en ese momento tan crucial e importante en mi vida? Necesito aclarar este embrollo en este momento. No me gusta que me dejen con la duda.
Cuando llegamos nos acomodamos en una mesilla con dos sillas a cada costado. No sabía cómo actuar o que decir con toda esta duda. Tal vez habría sido un truco de magia... Eso explicaría porque siento que O'Donell tiene algo extraño. Pero lo que no tendría sentido es por qué molestarme a mí.
Para comenzar con ésta extraña ¿Conversación? pedí personalmente en la barra dos cervezas para reunirme de valor y no sonar como una loca desquiciada que anda viendo cosas que son pero que tal vez para muchos no lo sean. El barman intentó ligar conmigo pero, digamos que soy Yvaine Madlow la chica que no se deja seducir por cualquiera.
La verdad, no tengo tiempo que perder, es que tengo muchas preguntas acerca de lo que me ha pasado estos tres días ¡Tres días! O'Donell se encontraba viéndome fijamente como si verme fuera lo más espectacular que hay. Me removí de mi lugar muy inquietamente con la atenta mirada de O'Donell.
- ¿Podrías dejar de mirarme así? - Dije un poco irritada. Él paseo su pequeña botella de vidrio entre sus dedos pero eso sí, sin dejar de mirarme.
Inicia conversación Yvaine. Necesitas saberlo y alejarte de él lo más pronto posible... No sin antes habértelo tirado.
Cállate, haré todo lo que me dijiste a excepción

de lo último.
 - ¿Te incomoda, Nena? -Se acercó más a la mesa, intentando acortar la distancia.
- Para serte franca, bastante. 
Asintió con su cabeza y tomó un sorbo de su botella. 
Hablando ahora del "Cubano's Bar" El lugar era grande, en total obscuridad y llena de luces de distintos colores. Música electrónica, mucha gente bailando y otras tomando otras sustancias alcohólicas con los "Barman'". No olvidemos de que casi anochecía hace poco así que tenía lógico que comenzara haber mucha gente.
- Oye tengo muchas dudas que quisiera que me explicaras ahora- O'Donell llevó su musculosos brazos hacía su nuca y se acomodó en su asiento. Su camisa se desabrochó un poco dejando ver una cadena de plata. Sentí que cruzaba sus piernas y yo simplemente estaba sentada en mi lugar observándolo a Él. 
- ¿Cómo qué clase de dudas? - Su sonrisa fue tan malditamente sexy que hasta sentí que mi cuerpo se calentó de solo verla.
"Me gire hacia atrás y vi a un hombre ser envuelto por llamas, pero no unas llamas normales y corrientes, esto era algo más allá. Algo impresionante"
Nos quedamos en silencio un momento y tomé toda mi cerveza de golpe. Me sentí mareada al principio, de pronto sentí como una simple cerveza ¡UNA! Comenzaba hacer efecto en mi sistema nervioso.
Mierda, lo peor es que pienso y no actúo.
- ¿Qué hacías en ese callejón? ¿Me seguías? -Le pregunté directamente.
- En realidad solo pasaba por allí, fue un accidente y te haré una aclaración... Yo no sigo a nadie, Yo hago que me sigan

- Guiñó su estúpido ojo. ¡Ay egocéntrico de...! 
- Como sea no me refería a eso si no que... Bueno y...El Viernes en la noche - Tomé un respiro y él me prestó mucha atención con los ojos penetrándome con el ceño fruncido. Había dado en un punto que a Él tal vez no le convenía que supiera. 
Un aura extremadamente poderosa se estableció en el bar. Siento como si un millón de demonios hubieran entrado. Tal vez una aquelarre de brujas muy poderosas.
- ¿Qué hay con el viernes? - Preguntó de una manera seria. No notaba nerviosismo en su voz, sino todo lo contrario, mostraba demasiada confianza en Él. 
- Esto sonará como una locura pero - Comencé a quitarme mi chamarra de mezclilla ya que el calor comenzaba afectarme y él me observaba detalladamente, la dejé sobre mis piernas y me incline un poco más a la mesa -Creo que te estabas quemando - Solté una risa al saber lo estúpida que se veía la forma en que la decía -Ardías, literalmente - Mi risa era similar a una foca ahogándose, sumamente patético. Él me siguió de inmediato, y eso provocó aún más mi efusividad para reír y él se controlaba. Alzó la mano y un mesero llegó de repente. No tengo idea en que momento fue que me sentí tan drogada pero estarme riendo así junto con O'Donell era de cierta manera... divertido. 
-Tráenos algo más fuerte - Le entregó cincuenta dólares y de mis ojos salían lágrimas de risa.
O'Donell me sonreía de manera atractiva. Negó con su cabeza mientras terminaba su cerveza.
- ¿Sabes que es lo más gracioso

de todo esto? - Le comenté mientras me inclinaba más a la mesa y él se acercó aún más.
- Dime. - Alzó su ceja sin dejar de mirarme. 
El mesero llegó a los instantes de haberse retirado y depositó dos botellas de cristal con un líquido rojo muy extraño. ¡Yvaine ve directo al grano!
 - Que hoy vi a unos tipos desaparecer en humo extraño - Tome un poco de ese líquido rojo - Creo que del miedo me aluciné esa estupidez. No tengo idea de que pasó allí afuera pero eso no era normal.
El desgraciado de O'Donell sonreía mientras tomaba esa botella de cristal en sus manos. La música comenzó a sonar más fuerte y sentía unas ganas tremendas de bailar.
-No dulzura, la verdad es que bloqueé una parte de tu mente para que no hicieras preguntas en el momento, tampoco deje que el pánico te invadiera Primor, y que pudiéramos estar aquí solos los dos. -Miró a su alrededor - ¿No es increíble este lugar?
Cuando tome ese líquido, que viajaba por toda mi garganta sentí algo arder. ¿Qué mierdas era esa cosa? Esperen, esperen, ¡ALTO! ¿Qué dijo? ¿Qué acabó de decir?
Escupí lo que quedaba del líquido en mi garganta dirigiéndolo inconscientemente en su rostro. El cual solo hizo una mueca de disgusto y tomó una servilleta que se encontraba en la mesa con rapidez.
- ¿¡Qué acabas de decir!? -Pregunté con el espanto en mi rostro, él se paró de su asiento y fue hacía la parte trasera de mi silla. Sentí mi piel de gallina, mierda, ¿por qué a mí?
- Lo que acabas de oír pero, lo repetiré... la verdad es que bloqueé una parte de tu mente para que no hicieras preguntas en el momento, tampoco deje que el pánico te invadiera Primor, y que pudiéramos estar aquí solos los dos. Y también mencioné "¿No es increíble este lugar?" - Maldito desgraciado.
Me levanté sobresaltada de mi silla.
- ¿Qué Demonios eres? No puedes estar jugando con la mente de nadie... ¿Sabes qué? ¡Aléjate de mí! - Tomé mi chaqueta con sumo enojo y salí a perderme entre la multitud del lugar.
- Imposible, ahora eres mía - Alcancé a escucharlo.
Menudo imbécil.
Ahora no creo estar segura de salir a ningún lado... Mucho menos en mi casa, ahora que ese lunático sabe dónde vivo.
Después de haber llegado a mi casa, haberme cambiado de ropa y bañado. Me encontraba en casa de Carl el cual por cierto ¡Nunca fue a mi rescate! No llamó, le valió madre. Pero aun así Me quede a dormir en su casa, mañana temprano me iría a la mía.
¡Oh! Por si no lo mencioné, Carl es mi vecino de al lado.
JackyRocks97


=================


Capítulo 6. Vigilancia

La clase de Historia con el Profesor Gakusha, tenía más de una hora dictando "La Segunda Guerra Mundial" Caminaba con su libro en sus manos por cada hilera de la clase vigilando que estuviéramos con nuestra total atención a la clase. Sarah estaba sentada a mi lado, Ana se encuentra en clase de Matemáticas, Isla en clase de Literatura. La única clase en la que coincidíamos era Educación Física. Por fortuna.
Sarah estaba mandando mensajes de texto discretamente con un Chico que conoció ayer. Había llegado tan emocionada a contármelo y yo solo podía negar con mi cabeza lo que hacía. Es Con el que se revolcó ayer, mejor dicho.
El Profesor Gakusha, proveniente de Japón, de algunos cincuenta años, de complexión delgada, cabellos plateados y anteojos grandes lo caracterizaban por ser un Profesor realmente sabio.
- El comienzo del conflicto se suele situar en el primero de Septiembre de 1939, con la invasión alemana de Polonia, dio el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar un gran imperio en Europa, que produjo la inmediata declaración de guerra de Francia y la mayor parte de los países...
Y gracias a Dios, la clase fue interrumpida por el timbre que indicaba cambiar de clase.
-Está bien, continuaremos mañana traigan información que complemente su trabajo por favor. Buen inicio de semana jóvenes. 
Guarde mi libreta en mi mochila y Sarah se llevó en su mano el cuaderno y la pluma atorada en ella. Todos los alumnos comenzaron a salir del aula y solo quedábamos ella y yo. Llevé mi mochila a mi hombro izquierdo y

esperé a que acomodara su silla y salimos. Acomodé mi cabello suelto y me dirigí a la ventana, sentía algo como un presentimiento. No vi nada y me alejé de la ventana poniendo las persianas. Desde en la noche, no podía sacar de mi pensamiento la imagen de O'Donell defenderme de aquellos sujetos. La manera en la que se dirigían, que ellos no le hayan agredido o insultado, la posesividad con la que me tomó, la desaparición de los mismos y como es que O'Donell dice que bloqueó mi mente. ¿Un psíquico? 
Enfoqué mi atención en Sarah quién aún llevaba el celular en la mano. Ella llevaba una falda rosa pastel, tacones blancos, blusa blanca y un suéter color rosa fuerte.
-Sarah ¿Has prestado atención a lo que dijo el Profesor? - Le pregunté mientras nos dirigíamos a nuestros casilleros. 
Los alumnos comenzaban a salir de sus aulas y comenzaron un tráfico estudiantil.
-Nop -Dijo en un tono alegre y totalmente desinteresado-Tengo mejores cosas que hacer que pensar en el trabajo ese.
Rodeé mis ojos, esto era lo que no me agradaba de ella el poco interés hacía la escuela. Caminamos fuera del aula, observe mis agujetas de mis Converse grises, estaban desatadas. Me agaché y las abroché rápidamente. Quería distraerme con cualquier cosa, con tal de no pensar en mi Fin de semana tan extraño. Duncan O'Donell, ese maldito mujeriego. No quiero saber nada de él. ¿Qué era toda esa sarta de mierda que vi? Hombres desaparecer en humo, O'Donell envuelto en llamas, Confundirme al querer salir del "Infernal Cave" ¿Qué paso en sí esa noche? No he obtenido

respuestas.
Y ya no intentes buscarlas, es mejor estar alejadas de Él.
Llegué a mi casillero y lo abrí depositando mi bolso y todo lo que llevaba conmigo ya que tocaba la clase de Educación física. Me miré en mi espejo que tenía en mi casillero y me hice una coleta alta, Sarah hizo lo mismo en su casillero que estaba atrás de mí, dejó su suéter en él y observé como todos los chicos la miraban como animales sin alimentar, comiéndosela con la mirada.
Y debo destacar que tiene unos pechos enormes ella es Copa doble D y yo tan solo era Copa D. Sé que no es mucha la diferencia, pero a ella se le ve mejor. Yo intento no mostrar mucho y por eso parece que yo soy copa A o B. Tampoco es algo de lo que me acompleje, tengo buen cuerpo pero Sarah sin duda tiene un cuerpo perfecto.
- ¿Nos vamos? -Le pregunté acercándome a ella.
- Vámonos -Sonrió y nos dirigimos a vestidores.
Ana y yo íbamos al frente del grupo, dejándolas atrás. Trotar es de las actividades físicas que más disfruto. El grupo tanto femenino como masculino se encontraba trotando. La Profesora Wanda silbaba su silbato cada minuto cuando veía a alguno de mis compañeros descansar. Claro, la persona que no tenía condición ahora mismo podría estar sufriendo de asma por el esfuerzo que estamos haciendo.
-Ana, no he podido hablar contigo desde el viernes -Dije en un tono calmado. -Y de verdad necesito hablar contigo.
- ¿Paso algo? - Preguntó un poco agitada. Sentía el sudor en mi frente y rápidamente me limpie con mi antebrazo derecho.
-

Pasaron muchas cosas. Y solo quisiera saber algo...
- Tú dirás - La maestra silbó muy fuerte para detenernos.
El sol hoy estaba realmente fuerte, si sigo en el sol creo que me desmayare. Fuimos a las gradas a beber agua embotellada que teníamos en nuestras maletas deportivas. Ana cogió una toalla y comenzó a limpiarse el sudor, acción que de inmediato imité. Tomamos agua desesperadamente mientras nos hacíamos aire con las manos.
-Ana, el Viernes en la noche Duncan O'Donell me llevó a casa -Omití el hecho que me confundí en mi ruta, que dos hombres corrieron hacia mí, y que Duncan literalmente ardía -De alguna manera lo agradezco; Y me dijo que tú le habías dicho que me llevara. ¿Eso es cierto?
Ana me miró de reojo mientras bebía agua e intentaba evadir mi mirada. Carraspeó y comenzó a toser tranquilamente.
- ¡Ana! Te estoy hablando - Le dije en un tono suave pero desesperado. - Es importante para mí saberlo ¿ok?
Ana me miró. Su coleta estaba a media cabeza, mientras que sus chicos se hacían como esponja detrás de ella.
-Sí está bien. -Me miró con una sonrisita nerviosa -Yo le dije que lo hiciera.
-¿¡Por qué hiciste eso!?
Elevé mi voz y observé a la Profesora Wanda mirarme mientras tenía en sus manos un papel que ella estaba leyendo, tal vez se trataba de un papel informativo.
La clase me miró y me sentí tan avergonzada.
-¿Tiene algo que aportar a la clase, Señorita Madlow? - La Profesora Rubia me miró con un gesto de molestia y yo negué con mi cabeza mientras me daba cuenta que estaba puesta de pie. Poco a poco me senté -Y más le vale seguir callada o tendrá Problemas.
Asentí avergonzada y la Profesora siguió leyendo quién sabe qué.
En la hora de receso, las chicas y yo quedamos en vernos en las gradas del Campo de Futbol como toda la vida.
Sentí una mano en mi muñeca y me jaló con mucha delicadeza. Tope con el pecho de alguien musculoso y sonreí de repente. ¿Qué haré con este hombre?
-Maldita sea, me asustaste grandísimo idiota -Reí y lo abracé.
-¿Me tienes miedo, Yvaine? -Carcajeó y le golpeé un brazo.
-No, claro que no. - A él no le tengo miedo, por un momento que tal vez se trataría de alguien más...
- Cuando te fuiste me asuste, babosa - Nos separamos y observe a Carl muy bien peinado.
-Lo siento, sé que si despierto a la hora que despiertas tú llegaría tarde a la escuela - Me encogí de hombros.
El Castaño me sonrió mientras se acomodaba su mochila en su hombro. Mi mejor amigo llevaba unos Jeans a la medida, unos Vans de color azul marino, playera blanca y encima una camisa de cuadros azul con negro.
-Me ofendes, Madlow. Mira que dejarme morir.
Le di un beso en la mejilla y este negó con la cabeza y nos dirigimos a las gradas del Campo de Futbol. Carl y yo veníamos jugueteando en todo el camino mientras comprábamos una gaseosa en la máquina de alimentos.
De la nada me giré por qué sentí un aire caliente pasar por mi espalda y a lo lejos, en el estacionamiento vi a O'Donell observarme con un cigarrillo en mano. Iba a caminar hacia Él pero Carl me llamó, cuando volví la vista hacia Duncan Él ya no estaba.
JackyRocks97
_________________
ÉL ES CARL<3


=================


Capítulo 7. Después de Clases

El sol era cálido y golpeaba nuestros cuerpos, aunque ya estuviéramos a pocos meses de entrar en Invierno el Sol no era agresivo y una brisa deliciosa se establecía en Long Beach. Me deshice de mi chaqueta de mezclilla y la coloque sobre mis piernas. Dejando ver una playera negra con un corazón roto en medio. Mis Converse negras y mi Vaquero rasgado. 
El césped parecía recién cortado por lo que en ocasiones picaba un poco.
- ¡Isla no! - Gritamos al unísono cuando intentó meterse dos plátanos a la boca. ¿Por qué hace eso?
Teniendo en cuenta que es una chica muy linda, sin cerebro, pero linda al fin de al cabos no era para que se comportara de esa manera. 
- Y-Yo pmdo. - Agitaba sus manos en el aire mientras casi se le salían los ojos de la cara. Cada que hace aquello, siento como si en cualquier momento se fuera ahogar. Todos nos acercamos un poco hacía ella en caso de que necesitara de nuestra ayuda. 
- ¿Qué? - Dijimos con una expresión de Confusión y miedo. Isla comenzó a comérselos poco a poco pasándolos por su garganta. Verla, era como ver una anaconda tragarse a un animal pequeño. En el buen sentido, claro.
-Qué yo puedo -Respiró con dificultad con su rostro rosado - Me deben diez dólares cada uno.
Por supuesto, como olvidar el efectivo si con eso se compraría toda la liquidación de Primavera-Verano de este año con setenta por ciento de descuento.
Estábamos sentados en forma india formando un círculo bromeando. Carl se encontraba acostado en el césped con su cabeza en mis piernas con sus ojos cerrados

y pestañas tocando sus pómulos. Sarah mandando mensajes de texto a sabrá cual chico, Ana come una manzana mientras nos ve simultáneamente e Isla, pues, tomando aire por los plátanos que acaba de comer. 
Saque de mi billetera diez dólares y se los tendí, Sarah también sacó diez dólares, Carl no lo hizo. Ante esto. Isla se dio cuenta y le fijó la mirada a Carl tan profundamente que mis vellos se erizaban.
-¿No piensas pagarme? - Preguntó Isla mientras se hacía aire con nuestros billetes.
-Yo nunca dije nada de pagarte, Mar y Tierra -Reímos ante su comentario.
-Ja, Ja, y Ja. Eres tan gracioso Carl-Torció su boca.
Sarah se levantó de golpe y guardo su móvil en una bolsa rosa. Asco, es mucho rosa por este día. 
-Chicos, me voy. - Comenzó a mover su cabello por cada uno de sus costados.
-Eso sería fabuloso Pero, estamos en hora de receso Sarah -Dijo Ana mientras la veía. 
Esta chilló y palmeo sus manos con emoción. Yvaine, recuérdate a ti misma por que es que todavía no la golpeas.
- Lo sé, el sábado en la noche conocí a un chico y saldré con Él.
No nos sorprende. La verdad, para que mentir cada semana es un chico distinto. Carajo, creo que he olvidado a la mitad de todos ellos. Tampoco es como si yo llevara una lista de todos ellos, claro que no.
- ¿Estás segura? -Le pregunté. Ella asintió efusivamente.


- ¡Usa protección! - Gritó Carl mientras tomaba mi brazo y lo ponía sobre sus ojos - ¡Sin Globo no hay fiesta! - Levantó su brazo en señal de "victoria".
- ¡Yo siempre

uso protección! - Gritó Sarah quien se dirigía al estacionamiento de la escuela. Todos hicimos un "Iugh" de repulsión.
El timbre sonó y nos tuvimos que levantar. Jodida escuela con jodidos profesores con jodidas asignaturas con sus jodidas tareas. Creo que me explotara la cabeza si sigo pensando en la palabra "jodida". 
-Chicas, ¿Qué harán hoy? - Preguntó Ana con una sonrisa resplandeciente en su rostro. Joder, si no nos movemos ahora mismo del sol me voy a quemar y ellos tendrán que pagar las cremas blanqueadoras que comprare. Carl me ayudó a levantarme e Isla se acomodaba su falda circular de color azul cielo. Hubo unos segundos de silencio, al parecer todos teníamos que pensar si podríamos salir ahora o hasta otro día. 
-Pues... -Piensa Yvaine, piensa -La verdad es que...Yo nada - Dije mientras me encogía de hombros. Que patética es mi vida, todo el tiempo libre y yo me la paso encerrada en mi habitación. 
-Tampoco nada - Golpeo mi brazo Carl. Le saque la lengua y Él me devolvió el gesto. Idiota, por eso lo amo. Ana brincaba en su lugar mientras aplaudía con euforia. 
Isla levantó su mano y nosotros la miramos atentamente. En ella una sonrisa inocente comenzaba a brotar.
- Saldré con un chico para eso de las siete de la tarde- Isla suspiró y todos la miramos intentando interpretar ese suspiro- Sí, ya, ya me acosté con Él ¿Contentos? 
Pues no muy contentos. Es desagradable saber esa información y peor aún con las únicas dos chicas vírgenes del grupo.
¿Por qué no me sorprende de ella?
Todos

asentimos mientras la veíamos de forma Pícara. Sí, no le creo eso de que va a salir con el chico ella va a tener DURO CONTRA EL MURO. Ella negó con su cabeza y se despidió de nosotros con un beso en el aire. Su figura desapareció cuando entró en el edificio escolar. Ambos tres nos quedamos de nuevo en silencio, tan solo pensando en sabrá qué diablos.
- Está bien, olvídenlo. Al cabos que ni quería salir con ustedes, pues me mató, vale verga la vida. -Dije de forma dramática. 
-Tenías que ser mujer, Madlow.
Ana sonrió mientras negaba con su cabeza.
- Será el Viernes entonces chicos. Hoy iré a la iglesia a rezar, Chao. Los veo mañana guapos. -Ana vio a Carl y no sé por dónde interpretar su forma de verlo. Será que nunca les había prestado atención, o simplemente soy una paranoica. 
Bueno, en veces olvida cuan religiosa podría llegar a ser.
Carl y yo caminamos hacia el edificio y nos fuimos a clase de Literatura con El Profesor Johnson. Era una persona muy... ¿Cómo decirlo? Muy amable, demasiado amable diría yo. A veces podría decir que era estúpido. No me agradaban muchos profesores en la escuela, pero sin duda alguna Él era mi único favorito. Nos dejaba comer en clase mientras explicaba sus cosas extrañas. Por supuesto, nadie le ponía atención. Incluso se atrevía a pasarnos sin haber hecho absolutamente nada. ¿Cómo no amar al Profesor Johnson? 
Veníamos caminando en silencio mientras que Carl se detuvo en su casillero en algún momento y yo no me había dado cuenta hasta que sentí que alguien me jalaba del brazo,

creí que era ÉL y me diría algo como "¿Por qué no me esperaste? Mala amiga" Abandoné ese pensamiento cuando me encerraron en el cuarto dónde el Súper Intendente guardaba sus cosas de limpieza.
- ¿Pero qué Mierdas? - Dije enojada.
Me giré bruscamente y alcé mi mirada. Encendí la luz y me quede paralizada en mi lugar. 
Los ojos azules de O'Donell me hicieron desplomarme de mi realidad. ¿¡QUÉ CHINGADOS LE PASABA!? Será que... ¡Él me iba a violar! ¡No! ¡Mi virginidad perdida en un cuarto de limpieza!
Iba a gritar pero el tapó mi boca con su enorme mano. Al sentir su toque, un fuego abrasador comenzó a envolverme. Era extrañamente cálido. 
-Shhh... -Lo único que podía era observar sus labios ordenarme aquello. Era como escuchar la música.
Me silencio de manera que sentía mi corazón latir como locomotora.
-Escúchame bien ¿De acuerdo? -Asentí -Quitaré mi mano y no dirás vas a gritar - Se quedó un momento pensando. Observando mis ojos - Está bien, pero como sé que lo harás de todas formas te lo explicaré. - ¿Cómo sabía eso? Bueno ¿Y quién no lo haría? - Acaba de llegar una persona aquí a la escuela, no sé quién sea, ni como sea, el caso es que te va a esperar después de clases y te preguntará si me conoces, responderás que nunca me has visto en tu vida y que no sabes de quién demonios te está hablando. No importa porque te estoy pidiendo esto, solo debes hacerlo. 
Lo miré con los ojos abiertos, mientras asentía con efusividad. 
¿Y ahora qué Demonios haría? Un lunático podría matarme

si sé que lo conozco. ¿Hasta qué punto es bueno que le mienta? Cuando me vio más tranquila separó su mano de mi boca y sentí mi corazón latir con fuerza por la ausencia de su mano. No me había dado cuenta, pero estábamos muy cerca, más de lo que yo hubiera permitido.
- ¿Y a mí por qué, O'Donell? - Es enserio, ¿qué no tiene más conocidos de toda una vida? Prácticamente soy una desconocida para Él. No tenemos muchas cosas en común ni momentos de estar juntos. 
Frunció el Ceño y entrecerró sus ojos.
- Por qué a ti es con quién me han visto las últimas veces.
- O'Donell, quisiera aclararte que no más te he visto tres veces en mi jodida vida. En el "Infernal Cave" en MI CASA, y en "El Cubano's Bar" ¡Dios! - Lleve mi mirada arriba de nosotros donde se encontraba un foco iluminando el pequeño espacio que teníamos. -Y ahora. ¿Y aun así me pides que mienta? ¿Eres algún criminal o algo por el estilo? Porque le diré a la policía todo lo que necesitan saber y...
-Madlow, silencio. Y para que lo sepas con esas TRES veces que nos han visto bastaron para tenerme en la mira.
- ¿En la mira de quién?
- De alguien, que no te concierne saber más que es peligroso que sepa que tú me conoces.
¡Lo sabía! Apuesto a que está implicado con alguna pandilla que vende drogas. Era muy guapo para toda esta mierda. 
La expresión de O'Donell seguía igual que la de hace unos momentos. 
- ¿Y ese alguien quién es?
- No te importa, nena. -Suavizó su mirada y llevó un mechón de mi cabello hacia atrás

de mi oreja. 
- ¡Oh claro que me importa!
- ¿Te importo? -Su sonrisa se ensancho de manera burlona. Era una dentadura blanca y perfecta. Se acercó un poco a mí y de nuevo sentía ese calor recorrerme por todo el cuerpo. -Esa es mi chica, preocupándose por su chico.
- No del modo que piensas, Bestia. Sí me buscan a mí por tu culpa, es mi asunto también.
Rió y me acercó a su cuerpo y mi cuerpo golpeo una pared libre. Acercó su boca hacia mi oreja y la piel se me puso de gallina.
- Las explicaciones para después, nena. Deberíamos hacer algo rico en este momento ¿No lo crees? -Sus manos viajaron a mi cintura. ¡Será cretino! 
Me separé de Él molesta e Iba a darle vuelta a la manija cuando el Intendente la abrió primero. Me quede como estatua mientras O'Donell maldecía. 
Nos miró de manera aburrida sincronizadamente hacia O'Donell y hacia mí y rápidamente hablé para que no hubiera un mal entendido. Admito que las palabras no querían salir de mi boca por la vergüenza que estaba sintiendo en este momento.
-Puedo explicarlo. No es lo que piensa. No porque hayamos hecho algo malo tenga usted que pensar mal ¿Verdad? - Dije totalmente avergonzada.
- Largo - Señaló con pesadez hacia afuera. 
O'Donell salió riéndose mientras el Intendente sacaba una escoba y cerraba el pequeño cuartito con llave, nos dio una mirada rápida y negó con su cabeza.
-Odio a los jóvenes - Susurró antes de dar la vuelta.
¡Oh demonios mi clase con el Profesor Johnson! ¡CARL!
Busqué con mi mirada

esperanzada a Carl y para mi desgracia Él ya no estaba. Maldición. Busqué en mi móvil la hora y ya era tardísimo. ¿Cómo voy a explicar mi retraso?
Oh, Profesor discúlpeme la demora, pero un chico realmente sexy me encerró en un cuartito donde el Intendente guarda su material de trabajo, y luego me tapo la boca y me dijo que alguien vendría por mí por qué en realidad lo buscaban a Él. Después el Intendente nos sorprendió en un momento realmente incómodo y he llegado tarde por esa razón. 
No, definitivamente no diré eso.
Miré a O'Donell y sentí la bilis en mi cuerpo, totalmente molesta mientras él sacaba de su chaqueta de piel negra un cigarrillo y lo encendió, me acerque a Él y expulsó el humo enfrente de mi cara. ¿¡POR QUÉ COJONES SIEMPRE HACE ESO!? Tosí muy poco, me acerqué a él de todas maneras, tomé su cigarrillo arrebatándolo de su boca y lo aventé en el suelo mientras aplastaba la colilla y éste se apagaba. 
-Oye, ¿Qué culpa tenía el pequeño? -Hizo un puchero.
- ¿Qué tenías en la cabeza cuando decidiste hacer eso? -Respira, vamos respira -No vuelvas hacer eso ¿De acuerdo?
- ¿Hacer qué? -Dijo mientras se recostaba en la pared, con ambos brazos cruzados en su pecho. 
Por los santos... Éste chico fácilmente podría modelar para un calendario... Posiblemente lo compraría...
Oh cierra la boca Yvaine.
- Expulsar tu humo enfrente de mi rostro. Es repugnante - Sentí mi cara arder.
- Ahora que lo dices - Se la pensó un momento - No, olvídalo es divertido hacerte cabrear.
-Puedes

irte al Infierno. 
Pareció hacerle gracia por lo que rió por lo bajo.
-Ahí es a dónde iré muy pronto nena, y espero que tú me acompañes. -Guiñó su ojo y literalmente le miré con la boca abierta.
Me di la vuelta y grité de frustración lo último que escuche decirle fue "Me encanta cuando te enojas nena".
Carl se molestó cuando "lo deje solo e indefenso" si tan solo le dijera la verdad ya me hubiera asesinado. Es peor que mi hermano de sobreprotector. Duré una hora completa rogándole por que me perdonara, incluso me hizo comprarle un batido hace unos momentos y así saldaría mi ofensa.
Cuando me dirigía al auto a lo lejos dos jóvenes que nunca había visto en la escuela se encontraban recostados en MI auto. ¿Qué les había hecho mi auto para recibir semejante ofensa?
Me acerqué a ellos con una expresión fría.
-Muevan sus traseros de mi auto, imbéciles - Ellos se miraron entre sí y sonrieron. Eran como dos tiburones, o bien eso me daba la impresión. 
- Yvaine Madlow - Afirmó más para sí, que si hubiese sido una pregunta.
¿Me conocían?
- ¿Les importa? -Empuje sus cuerpos con mi puerta.
- Sí de hecho sí. -Su voz era filosa. 
El asiático me miró con una sonrisa arrogante y yo levanté mi ceja derecha en forma de que se agotaba mi paciencia. Le reté con mi mirada hasta que supe que de ahí no saldría si no bajaba mi orgullo.
- ¿Qué necesitan "Caballeros"?-Hablé de forma sarcástica.
- Necesitamos información de Duncan O'Donell -Mi corazón se detuvo.
"Acaba de llegar una persona aquí a la escuela, no sé quién sea, ni como sea, el caso es que te va a esperar después de clases y te preguntará si me conoces, responderás que nunca me has visto y que no sabes de quién demonios te está hablando."
-Lamento informarles que no sé de quién Demonios me hablan así que, tengan una linda tarde -Si para algo era buena, era para mentir. No es algo de lo que este orgullosa pero me ha servido para salir en varios aprietos.
-Lamentamos haberle quitado su "valioso" tiempo. -Antes de irse el otro habló -Sí llega a recordar algo no dude en que vendremos a usted tarde que temprano.
Soy yo o ¿Eso me sonó a amenaza?
Y Sarcásticos eran sobre todo, les hice un gesto con mi boca, cuándo ellos se alejaron no sin antes haberme dado un último vistazo subieron a su auto y yo al mí y lo encendí e inmediatamente la radio comenzó a sonar. 
Salí de la escuela y me pare en un semáforo en rojo. Jodidos cabrones, lo único que hacen es fastidiar el tiempo de los demás. 
-Estoy sorprendido nena, Lo hiciste muy bien. Mejor de lo que esperaba, creí que meterías la pata.
Grité y miré hacia atrás y O'Donell se encontraba en la parte trasera de mi auto. Sentí mi corazón estallar por todos los...
- ¡O'DONELL! -Mi voz sonó mas grave de lo que pretendía. 
-Madlow.
-¿Qué haces ahí atrás? Mejor dicho ¿Qué haces dentro de MI AUTO? -Lo miré y en lo único que podía pensar era en como hace unas horas me tenía acorralada en ese cuarto de limpieza.
-Como comprenderás... Necesitaba asegurarme que les mintieras bien.
JackyRocks97
__________________________________________
Ella es Yvaine Madlow






=================


Capítulo 8. Estás en mis Pesadillas

O'Donell se encontraba en el lado del copiloto observando las calles. Me encontraba tensa, agarrando el volante con ambas manos como si la cabeza de O'Donell fuera reemplazada por el volante, y estrujándolo de tal manera que casi se asfixiara. Sí, a veces puedo llegar a pensar eso.
En la radio sonaba My Guardian Angel de Place Vendome. Una excelente canción, pero fue arruinada por la presencia de este mentecato. Me sentía aturdida, había tantas cosas que pasaban por mi cabeza que no podía pensar en una en sí.
- ¿Puedo saber por qué estás tan tensa? - Oh mierda con él ¿todavía pregunta por qué demonios estoy tensa? Él es la culpa de que mi corazón sufra la condición cardiaca. 
- ¿Es un Chiste O'Donell? Como te atreves siquiera a preguntarlo - Comenté sarcásticamente. Iba a doblar vuelta en una calle cuándo me detuve en seco. Había demasiada tensión por mi parte y Él estaba tan sereno, tan tranquilo que por esa razón solo quería golpearlo hasta cansarme.
- ¿Ves que estoy bromeando, nena?
Lleve mis manos a la cabeza. Hice un puchero silencioso y me sentí abatida por la situación tan desesperante. O'Donell va acabar por sacarme canas verdes, me voy hacer vieja más pronto si sigo viendo a este imbécil. 
- ¿Qué quieres O'Donell? - Recargue mi frente en el volante y cerré mis ojos con fuerza.
Unos segundos de silencio me forzaron a levantar mi rostro del volante y verlo fijamente, observándome con esos ojos azules que si te adentrarás más al fondo no encontrarías salida. Él me miraba expectante, era sentirse en un pozo sin

fondo. Abrió levemente su boca pero la sello de nuevo. Volteo su rostro viendo a la ventanilla. 
Algo pasaba con Él. Estábamos en total silencio y sabrá Dios porque tanto tiempo. Pareció eterno, el reflejo de O'Donell se veía, y apreciaba una mirada perdida a la nada. 
-Ni yo lo sé ya, Madlow. -Había mucho más de aquellas palabras. Parecía un doble mensaje, algo subliminal que no podía identificar. 
Mi corazón comenzó a latir con mucha fuerza. Sentí mis mejillas arder. Juro que no lo entiendo, a veces es un patán, otras me provoca una arritmia, miedo y de todo un poco. O'Donell es alguien complicado de entender, o al menos para mí. 
¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Cuál es la finalidad de eso? Es más ¿Qué quiso decirme con eso? ¡Demonios mente piensa!
¿Y crees que yo puedo tener la respuesta a eso?
- ¿Te quedaste sin habla, dulzura? - Su voz me hizo despertar de mi trance. Me gustaría poder decirle "Vete al diablo O'Donell". Pero había algo en Él que no me lo permitía. 
- No te entiendo O'Donell. No puedo hacerlo y de verdad quiero saber qué es lo que a veces me tratas de decir.
-Quiero que me entiendas entonces...
Después de esa pequeña ¿Conversación? Él se bajó del auto no sin antes encender su cigarrillo y tirarme el humo en mi cara. Enfurecí pero Él caminó hacia no sé dónde y se perdió. Me siento confundida con Él. Es muy distinto todo lo que siento cuando está cercas de mí.
Llegue a casa y vi el auto de Papá y el de mi hermano estacionados en el garaje. Volvieron un poco tarde, supongo que mi papá

tuvo mucho trabajo hoy.
Abrí la puerta de mi casa y lo primero que me paso ¿Adivinen qué fue? Me caí.
- ¡ARNOLD! - Grité con enojo. Arnold es mi hermano mayor, y el muy imbécil dejó su maleta enfrente de la puerta. ¿¡Qué ser humano con inteligencia y razonamiento lógico deja sus cosas en la puerta!? Me levanté y dejé en el suelo mi mochila, tomé la maleta pesada en mis manos y busque con mi mirada al idiota que como supongo yo, está en la sala de holgazán con su PSP, para lanzarle la maleta en la cabeza. 
Lo divisé muy rápidamente, no estaba del todo errada. Y como todas mis predicciones son correctas, él estaba jugando al XBOX 360 y ni siquiera se había percatado de mi presencia. Sonreí con malicia acercándome un poco y alcé la maleta hacia arriba y lo mire malévolamente. Dulce venganza te llamo a ti.
- ¡VENGANZA A MÍ! ¡OOPS! - le grité. Puso pausa al juego y me miró, pero ya era demasiado tarde para Él. La maleta cayó justamente en todo su cuerpo haciéndolo caer al suelo, en la alfombra mejor dicho.
- ¡Yvaine! - Enfurecido lograba decir mi nombre. 
Me reí en su cara y corrí a mi habitación como una niña pequeña. Arnold enojado me persiguió por todos lados, por cada lugar por el que corría. Mi padre se encontraba en su estudio y mamá aún no llegaba, estaba fuera por lo de su trabajo, mi Padre cerró su puerta por lo cual estaba tomando un Café Helado para analizar su papeleo y se encerró de nuevo para trabajar.
Recorrí cada pasillo adentrándome en cada habitación.
- ¡Enana! - Lo Oí gritar

por el pasillo. Me encontraba debajo de la cama de mis padres - Te voy a encontrar y pagarás las consecuencias. 
¿Consecuencias? Sí Él las inició desde punto y momento que dejó desparramadas sus cosas enfrente de la puerta. 
Arnold es lo contrario a mí, piel morena, cabello rizado de color café caoba, muy alto y tiene 22 años pero parece un crío de 15. Es sumamente insoportable pero es mi hermano después de todo.
Cuando lo oí alejarse salí de mi escondite, abrí la puerta con sumo cuidado de no hacer ruido y para mí desgraciada y suerte de Arnold se encontraba con una máscara de Jack el Destripador y un cuchillo del cual supongo tomó de la cocina.
Abrí mis ojos como platos y grité.
- ¡PAPÁ! - Comencé a llorar. Claro, no le tenía miedo pero si mi Papá encuentra a Arnold con ese atuendo merecerá un severo castigo. 
Llegó corriendo con el café aún en mano que por cierto, se derramó al llegar y mojó su mano, maldijo por lo bajo. Mostraba un rostro lleno de pánico, al encontrar a Arnold disfrazado de esa forma lo tomó de la oreja derecha. Me miró a mí y yo seguía llorando "por el susto".
-Por el amor de Dios Arnold, ¿Qué haces con esto puesto? No tienes ocho años para que te sigas disfrazando, no es Halloween. - Le arrebató la máscara de la cara y le dio un zape en la cabeza - Eres incorregible, asustaste a Yvaine.
Arnold se quitó la mano de encima de mi padre y le miro ofendido.
- ¡Ella lo inicio! ¿Por qué nunca la regañas a ella? 
Me acerque con mi papá y lo abrace y comencé a llorar.
-Papi,

Arnold me asustó muy feo.
-Ya princesa, tranquila amor - Me abrazó dándole la espalda a Arnold mientras le sacaba la lengua. El abrió los ojos como platos y nos separó de manera brusca. 
-Papá me sacó la lengua, lo está haciendo para molestarme. Ella es un demonio cuando se lo propone. 
Papá rodó los ojos. 
-Suficiente los dos - Nos miró y enseguida entendimos en el mensaje.
"A Su Habitación"
Nos retiramos sin decir una palabra alguna y cada uno subió a su habitación.
Mi padre es un Sheriff castaño, aparenta ser muy joven para sus cincuenta años, atlético e intimidante. El Padre que toda adolescente no desea tener en casa.
Estaba en la computadora buscando información para mañana en la clase de historia, cuando un viento caliente me recorre la espalda y dejó de hacer lo que estaba haciendo. Volteo de manera rápida y no encuentro nada, me giro en mi silla giratoria y observo mi cama. No puedo creer que O'Donell se haya acostado en mí cama. No de la manera en la que piensan, es decir, ningún otro chico aparte de Carl o Arnold ha estado en mi habitación. 
Y Sin ti desnuda querida.
Observe mi reloj 11:59 a.m. Imprimí el trabajo y lo guarde en una carpeta la cual guarde en mi mochila. Mañana sería un día pesado, mucha información que almacenar en mi cabeza. ¡ODIO LA ESCUELA!
Cerré mi ventana ya que en la televisión dijeron que mañana había probabilidad de lluvia y no queremos que mis cosas se mojen. Al momento de cerrarla en el reflejo del vidrio observe dos círculos en forma de fuego acercarse, me

alarmé y giré bruscamente pero no había nada. 
Estás paranoica Yvaine. Es exceso de trabajo y cansancio acumulado, si debe ser eso.
Me hice una coleta guanga, deshice mis colchas de su perfecto estado y me introduje en la cama. Espero tener unos sueños dulces. Cerré mis ojos y espere a que mi mundo se tornara en otra dimensión.
"Estaba en el Infernal Cave, como hace tres noches. Y sé qué era eso porque es como si fuera un recuerdo. Me vi a mí salir con el rostro molesto y caminar hacia la carretera. Seguí observando y vi a un Joven oculto entre las sombras comerse una llama que salía de otra persona, me quede estática, Él pareció darse de que me encontraba ahí porque levantó el rostro y lo vi ir hacía a mí, tomándome de los hombros mirándome fijamente yo me removía y le decía de cosas pero Él era fuerte, bastante fuerte. Observe mis ojos se tornaron en un color gris oscuro, mi cuerpo se quedó tieso en cuestión de segundos y llegó O'Donell. Comenzó a discutir con ese Joven misterioso y lo único que pude escuchar fue...
-Te harás responsable de ella a partir de ahora. La hemos encontrado nosotros, la suerte está de nuestro lado. No falles.
El Joven de las sombras desapareció y O'Donell quién se encontraba molesto puso la mano sobre aquel cuerpo que se encontraba en el suelo y lo hizo cenizas con tan solo haber pasado su mano sobre el.
Mi piel se volvió de gallina ¿Qué carajos es esto?
Me tomo, aún estática y me regreso al principio. Chasqueo sus dedos enfrente de mí y desapareció de mi vista para encontrarse sobre aquel muro..."
Desperté nuevamente alarmada con el corazón a mil por hora y vi a O'Donell frente a mi cama. Estaba de pie y yo aun no podía carburar nada en mi cabeza. Esperen, ¿Qué hace aquí O'Donell?
-No debiste recordar eso, nena. 
Me quede en silencio y mi garganta se secó.
- ¿O'Donell? ¿Qué está pasando, y qué demonios haces aquí?
JackyRocks97






=================


Capítulo 9. Mala Noche

Su silueta desprendía un aroma a humo y un aura negativa inundo la habitación. Había sentido antes esta sensación cuando estaba con Él pero ahora era más potente, más penetrante. Sus Ojos eran como llamas azules que fueron reemplazados por unos del color del azufre más puro. ¡La madre que lo parió! Esto no puede estar pasándome a mí.
Me recargue en el respaldo aun estando en mi cama con cierta incomodidad ¿Qué es esa costumbre de qué un Chico entre a tu habitación en la noche? Él en ocasiones podía despertar el miedo en mi interior. Un extraño poder emanaba de Él, no hablaba y tampoco podía hacerlo. Su actitud de maniático psicópata estaba demás de soportar. 
O'Donell avanzó hacia mí y se acomodó en mi cama. Su cuerpo se hundió en la cama y sentí como me resbale un poco. Me miró como si esperase a que hablase y fue exactamente lo que hice. Su hostilidad me estaba carcomiendo. 
- O'Donell ¿Qué haces aquí? - Los nervios comenzaron a cobrar ánimo. Mi respiración se agito tan solo un poco. -Contéstame por favor. 
En la poca visión que tenía, sus ojos me hipnotizaban cual cobra. Chasqueo la lengua y se inclinó un poco hacía mí. 
- ¿Amable conmigo? ¡Wow! Nunca me lo hubiera imaginado de ti, Madlow. -Dijo -Me gusta verte indefensa. A merced de mí. 
-No te tengo miedo -Mentirosa- ¿Sabes? Que yo recuerde nunca te dije mi nombre - Salté a la defensiva. Y era una buena pregunta todo este tiempo me había estado llamando por mi apellido pero en realidad, yo no recuerdo habérselo dicho. 
-Sí que lo tienes

nena -Cerró sus ojos y éstos volvieron a ser de un azul sobrenatural -Y por cierto, contestando a tu duda... Eso no me ha detenido para obtener lo que quiero, Madlow. Sé más de ti de lo que puedas creer.
Acercó su mano y tomo un mechón de mi cabello y lo colocó atrás de mi oreja. Con ese toque, solo ese toque, sentí mi cuerpo arder en fuego. Oh por el amor de Dios Yvaine, deja de pensar en cosas sucias. Estábamos una vez más muy cercas. 
-Dime todo lo que sepas - Mi tono de voz se podía describir la súplica y hambre por querer respuesta -Hay cosas que no son normales como lo que tú eres, todo lo que está a tu alrededor es extraño, O'Donell. Esta noche fue una de esas que no son normales para mí ¿Por qué soñé eso? Estabas tú en mis sueños -Él me escuchaba atentamente - ¿Por qué esos dos hombres me querían atrapar la otra noche? Me protegiste... Hay muchísimas preguntas que me rondan la cabeza día y noche ¿Por qué te mandaron cuidarme? Soy solo una chica como las demás ¿Por qué me hablaste y has insistido en verme? No pareces ser el tipo de chico que estaría con alguien como yo -Él se tensó al mencionarle aquello ¿Por qué desaparecen de la nada y reaparecen en otros lugares? Siento que me vuelvo loca ¿Por qué te persiguen?...
Suspiró.
- Nena, haces muchas preguntas - Negó con su cabeza. Su rostro es indescifrable no es predecible. -No debiste haber recordado eso. No era conveniente, aún... 
Me acerque a Él cautelosamente, estando a tan solo unos cuántos centímetros separados. Nuestros cuerpos parecieron reaccionar o

eso me daba la impresión. Levanté mi mirada y lo observe. 
-Y tú no respondes a ninguna, esto es muy frustrante. 
-No puedes saber mucho, Madlow. Confórmate con el hecho de que tengo que protegerte, tienes que fingir que estas al margen de todo lo que ahora sabes. Hay gente, que van tras de ti.
-Pero ¿Por qué O'Donell?
-Eres... Especial. -Su voz sonó ronca.
Por alguna razón inexplicable moría por besarlo. Acarició mi rostro y sentí la mejor de todas las sensaciones que había sentido antes. ¿Por qué dejo que me toque de esta manera? Y peor aún, en mi cama en la noche. 
Yvaine ¿Sientes atracción por Él? ¡Impresionante! ¿Tan rápido olvidaste a Kike Lawler?
Mentalmente abofeteé a mi Subconsciente ¿Olvidar a Kike por O'Donell? ¡Qué enferma! Eso no podría pasar...
Me retiré de mi cercanía con O'Donell, esto estaba mal yo no podía estar con Él... Es decir en esta situación así que me levanté de la cama y me dirigí a mi armario, esto me estaba sofocando no podía sacarle nada de información, me importo poco que logrará verme en ropa interior ya me ha visto antes. Ignore su mirada escaneándome de arriba hacia abajo y me coloque unos vaqueros oscuros, botas vaqueras y una blusa de manga larga azul marino, una blusa muy sencilla pero calientita. Encendí las luces de mi habitación y me peine el cabello colocándome una goma en el cabello y haciendo de esta manera una coleta alta. Podía ver a O'Donell observarme con el ceño fruncido a traves del espejo. 
Rocié mi perfume por todo mi cuerpo. Necesito despejarme un rato

ya que con este idiota aquí no puedo hacerlo.
- ¿Qué haces, Madlow? - Preguntó O'Donell mientras se levantaba de mi cama. Vestía absolutamente de negro, una playera negra maga corta, botas negras y un vaquero negro. Su cabello estaba despeinado y juro que si no lo conociera probablemente estuviera loca por Él. 
-Voy a salir genio, ¿No es obvio? - Contesté con obviedad y sarcasmo asomándose. Tomé mi móvil, mi billetera y las llaves de mi auto. Ignoré a O'Donell que me miraba con los brazos cruzados y una fina línea recta de sus labios.
Caminé hacia la ventana y la abrí una vez que apague las luces de la habitación para que Arnold ni mi papá se enteraran que a estas horas seguía despierta.
-No voy a dejar que bajes por ahí, nena -Escuché la voz de Él sin ninguna expresión de burla. -Ven y duérmete y hablamos mañana con tranquilidad. 
-Puedes irte al diablo, estúpido.
-Te vas a lastimar. 
-Lastímame esto -Le saque el dedo de en medio - ¿A que es mucho mejor?
Rodeé los ojos y puse un pie afuera de la ventana. Medio cuerpo estaba afuera pero algo paso, Pise mal y resbalé de la ventana no pude sujetarme bien de la ventana y sentí que iba descendiendo muy rápido ¡Mierda! 
Cerré mis ojos maldiciendo en voz baja hasta que sentí caer en los brazos de alguien, rápidamente abrí mis ojos y me encontré con la sonrisa socarrona de O'Donell. ¡Demonios sabía lo que diría! Y no estaba dispuesta a aceptar un "Te lo dije".
-Esta demás decir Te lo dije, nena. Creo que mejor nos evitamos bajar por

la ventana, Madlow -Caminó aun yo estando en sus brazos y se dirigió a mi auto y yo renegaba por que me bajara. Estúpido caso perdido de persona. 
En un momento de descuido tomó mis llaves de mis bolsillos traseros de mis vaqueros y abrió el auto colocándome de copiloto.
-Menudo imbécil ¿Qué Demonios haces? Se supone que iba a salir SOLA, quería tomar aire fresco -Refunfuñé cuando el encendió el auto. - ¿Me estás escuchando? 
-Te escucho fuerte y claro. No es conveniente que andes sola a estas horas-Salimos de mi casa y aceleró.
-Te detesto. -Dije enojada como una niña pequeña a lo que el carcajeo. 
-Me adoras nena. Y lo peor del caso es que lo sabes. 
Después de tal vez una media hora de guardar un silencio sepulcral decidí que no tenía por qué callarme era mi auto, mi gasolina, mi maldita noche sin éste cabron.
- Estoy cansada de este estúpido misterio, no tienes por qué cuidarme O'Donell, por qué Uno no sé si eres humano, Dos a mí no me interesa involucrarme contigo, Tres encuentro todo esto malditamente excitante, Cuatro te detesto, Cinco si no me vas a decir nada no me busques más, carajo- Confesé con mucho enojo. 
No recibía ninguna señal de que me hubiera prestado la mera atención. Tuvo que hacerlo, todo el tiempo puso cara de pocos amigos, mantenía su ceño fruncido y la mano en el volante estaba tensa. Su cabello negro que ocultaba sus cejas por lo que se veía muy pobladas, brillaba aunque la luz de la luna no le pegará, su mirada fija en la carretera me hacía pensar que tal vez este

maldiciéndose por estar aquí conmigo, sus atractivos ojos azules hacían a cualquiera caer a sus pies. No olvidemos su postura de chico malo, su forma de vestir era única, aunque siempre vista de negro lo hacía único. Debería cambiar su actitud conmigo.
¡Oh Yvaine cállate! Parece como si te gustará. No, a ti no te gustan los chicos como Él.
- Un día lo sabrás, pero ahora no es el momento nena. - Detuvo el auto en el Infernal Cave. De alguna manera me sentía intimidada había algo en el ambiente que había cambiado.
Ya no estaban los chicos de mi escuela había gente más diferente, no sé cómo explicarlo, gente más grotesca, gente con un aura más ¿Dominante? Representan hostilidad, peligro y algo demoniaco.
Cuando bajamos del auto O'Donell se adelantó y yo lo seguía a pocos centímetros de distancia. Se veían mujeres por todos lados, sinceramente vestían como prostitutas. Hubo una que llamó mi atención, era pelirroja y nos miraba como si nos quisiera muerto. La ignore y seguí con atrás de O'Donell. Se giró unos segundos adelante y volteo a verme con sus ojos obscureciéndose. Le fruncí el ceño ¿Y ahora a éste que le pasaba?
-Quédate aquí, iré por unas cosas y enseguida vuelvo contigo. Pide lo que sea en la barra va por mi cuenta. Recuerda quédate aquí, no hables con nadie - Me tendió las llaves de mi auto y yo levanté una ceja ¿Por qué esto me sonaba mal?. 
No hice nada como reclamarle más que sentarme en el banquillo de la barra cuando entramos y pedir agua. Patético, lo sé. Pero es lunes ¡Por Dios! Además

yo casi no tomo. 
Genial.
Tres de la mañana y O'Donell ni sus luces. Mi trasero estaba entumido y la gente parecía que cada vez llegaban más. Giré mi espalda y lo busque hasta donde mis ojos llegaban a ver. Estúpido O'Donell estaba realmente aburrida. Tenía que ir a dormir, moría de sueño. 
El Bar Man, me miraba interrogante mientras limpiaba una copa de cristal. Parecía que esto de la vida nocturna no le afectaba en lo absoluto. 
-Disculpe la pregunta señorita ¿Espera a alguien? - Rápidamente mi atención fue dirigida hacia Él. -Es que, tiene ya mucho tiempo aquí sentada y la verdad se le ve que no suele venir a estos lugares.
-Pues de hecho Sí, tengo como dos horas aquí sentada esperando a O'Donell...
-Perdón dijo ¿Duncan O'Donell? -Preguntó con voz nerviosa. Pareció interesarse mucho porque se acercó a mí y se inclinó. 
- Sí, ¿Lo conoce? -Pregunté esperanzada. Tal vez él podría decirme en qué tipo de líos se mete. 
-Le seré sincero Señorita, yo creo que lo mejor es que se vaya y se aleje de Él - Se acercó hacía mí susurrándome como si tuviera miedo de que alguien lo escuchará. -Posiblemente Él ya no volverá con usted. 
-¿Por qué lo dice? ¿Usted sabe algo yo no sé? -Le pregunté curiosa.
- Digamos que Él no es la mejor compañía como alguien como usted. Tengo años trabajando en este lugar y cada día trae a una chica distinta. Discúlpeme si le hago sentir mal pero, no se haga sentir especial a su lado. Siempre la veo con diferentes tipos de mujeres pero usted es diferente a las demás,

parece una chica decente. 
-Oh, vaya me alaga pero yo no soy ni su amiga, mucho menos algo más. -Dije algo ¿Dolida? 
Levantó una ceja y en su rostro reflejaba un gran signo de interrogación. Me estudió unos segundos.
-¿Usted no es una de esas mujeres con las que Él se acuesta?
-¡NO! -Le dije asustada - Yo nunca saldría con un mujeriego egocéntrico como ÉL. Es un patán mentiroso, si estoy aquí es porque Él me debe algo no porque quiera otra cosa mas con ese idiota.
- Y Dice bien en pensar de esa manera. Chicos como Él, no son lo mejor para nadie. 
Asentí y volví a ver el reloj.
- Enseguida vuelvo, ya ha tardado mucho y quiero ir a casa. 
- Creo que lo vi irse al fondo de ese pasillo -Comentó Él mientras señalaba con su dedo el final de un pasillo obscuro una puerta con poca luz. 
-Muchas gracias por hablar conmigo aunque sea un momento...Amm ¿Cuál es tu nombre? -Sonreí.
- Oh pero que torpe he sido, me llamo Joe. -Su sonrisa era hermosa y cálida. 
- Yvaine.
Le tendí la mano y me retire con una sonrisa. Él me devolvió el gesto y volvió a su trabajo.
Camine hasta el final del pasillo por donde me había indicado Joe, iba a tocar la puerta hasta que escuche unos golpes dentro. No abrí si no que quise escuchar.
-¡Maldita sea! - Gritaba una chica y por cómo se escuchaba muy cansada -Ya no puedo más. Eres increíble, me duele todo.
Iba a retirarme, creo que Joe se equivocó aquí no puede estar O'Donell. Eso sería demasiado. 
-Y puedo seguir toda la noche - La voz ronca de O'Donell me hizo quedarme quieta - Sexo sin compromiso, lo sabes.
Sentí un nudo en mi garganta. Escuche que alguien se levantaba de la cama, me reitre rápidamente dándome la vuelta por mí hasta que escuche que abrían la puerta.
-Nena, escuchar atrás de las puertas es falta de educación -La cabeza de O'Donell se veía con una expresión de burla y la cerro de golpe.
Sentía que el llanto quería salir pero me lo reprimí. ¿Por qué llorar? Si es un hijo de perra. 
JackyRocks97




=================


Capítulo 10. Confrotaciones

 Cuando salí del bar Joe me había llamado con voz preocupante. Él me había abrazado y me dijo que Enamorarme de Él no servía de nada para cambiarlo. ¡Pero es que yo no busco que Él se enamore de mí ni yo tampoco quiero eso! Había notado que las lágrimas habían salido sin previo aviso. Una luz se había reflejado en el pasillo, no quería verlo. 
Encendí el auto con furia acumulada ¿Quién se cree ese Idiota? ¿Cree que puede jugar con mi tiempo? ¡No, esto no se queda así! Soy una tonta por haber aceptado su invitación. 
Scorpions era lo único que podía relajarme en este momento. Parecía un rayo por las calles, manejaba a toda velocidad olvidándome de todo lo que estaba dejando atrás. Un momento ¿Por qué me enojo? Él no debería importarme en lo absoluto. Es su puta vida, él puede hacer lo que se le dé su real gana. Baje la velocidad del auto. Las luces de las calles comenzaron apagarse y no había nadie, ni autos ni gente ¡Excelente gobierno! ¿¡Y ahora que me va a pasar!?
Detuve el auto estacionándolo a un lado de la calle y salí del mientras sentía la lluvia caer rápidamente. Tengo que volver a casa y dormir, esta noche ha sido de la chingada. Di círculos en mi lugar un buen rato y por un momento sentí que me observaban. Me detuve tan solo unos minutos y busque con mi mirada en un callejón que se encontraba a unos cien metros alguna persona que quizás estuviera viendo a está loca quedarse en medio de una tempestad. ¡Pamplinas! Estoy imaginando cosas que ni al caso.
Elevé mis brazos al cielo.
-¡Gracias, esta era la señal

que necesitaba! - Grité irónicamente mientras sentía las gotas frías empaparme. Eran frías y mi piel comenzaba a enfriarse. 
Cerré las puertas del auto que había dejado abiertas y me encaminé al malecón con mi ropa chorreando y observe el mar agitado moverse sin movimientos ordenados. Así me sentía, sentía que era una Ola del mar llena de energía que puede chocar contra las piedras y volver una y otra vez sin ser lastimada. ¿Pero lastimada por qué? ¿O'Donell te acaba de decepcionar? Total, todos los hombres en su gran mayoría son iguales. 
-Debería irse a casa, Señorita. Se puede resfriar -Escuché una voz en mi espalda y me gire bruscamente. Llevaba un paraguas en mano y me cubrió de la lluvia con él. Su otro compañero lo esperaba en un auto, un Lincoln negro 2007 por lo que podía ver. 
- ¿Y ustedes qué Demonios hacen aquí? ¡No les ha bastado con que casi me hayan violado! ¡Y no era necesario de que me espiaran por el callejón! - Dije a la defensiva. -Pueden irse, quiero estar sola. 
- Nosotros no la estábamos acosando por el callejón hemos estado siempre a su lado. Y Nos disculpamos por ello, habrá después explicaciones, ahora lo que nos urge es que vaya a casa y descanse -Dijo con mucha calma.
Si ellos no eran, ¿Entonces quién o quiénes?
-¿Y por qué les interesa eso? -Me acerque un poco a Él. Tan solo era unos centímetros más alto que yo. -Puedo defenderme sola, no necesito que nadie me cuide. 
-Por qué nuestro amo... Digo, Duncan nos encargó que llegara con bien a su casa. -Al decir aquellas

palabras sentí que me habían arrojado cubos de hielo. 
¡Si será desgraciado!
-¿¡QUÉ!? Maldito cínico descarado -Grité en susurro enfadada -¿¡POR QUÉ DEMONIOS EL QUERRÍA ALGO ASÍ!? ¡Él me dejó plantada en un maldito bar POR DOS HORAS! Y vienen con sus jaladas de "Duncan nos encargó que llegara con bien" - Refunfuñé y lancé maldiciones a lo alto. 
El moreno me veía totalmente ajeno a mi enojo.
Suspiré intentando retener mi ira.
-Díganle que digo yo, que se meta sus buenos deseos por el...
- ¡SMOOKE Y POOL! -Fui interrumpida por el asiático de esta tarde. ¿Pero qué carajos está pasando? ¿Cómo llegó Él aquí?
El Moreno me tendió el paraguas y rápidamente llegó Pool temblando de frío a su lado de manera defensiva. El asiático sonrió con malicia mientras que su Rubio acompañante de esta tarde de igual manera se colocaba a su lado. Ambos chicos se lanzaban miradas asesinas.
-Chad y Frad, tanto tiempo -Comentó el Moreno mientras fruncía su ceño. Yo solo estaba expectante no tenía nada que decir y tenía mucha curiosidad por quedarme a ver qué demonios estaba pensando. 
-Lo sé, se te nota en las canas - El asiático, quien vestía de chaqueta y un chándal blanco topaba sus manos con el rubio. Parecían una copia barata de los Backstreet Boys. 
Smooke hizo puños y respiro profundo.
-¿Dónde está el inútil de su amo? -Habló Pool con un deje de burla -Por lo que sabemos es un niñato en comparación a los grandes - Al decir aquellas palabras soltaron la carcajada los cuatro.
Ok,

es hora de irme.
-Ammm, chicos lamento interrumpirlos, así que los dejo con su interesante conversación, adiós - Camine cinco pasos hacia mi auto y alguien me tomo del brazo haciéndome sentir totalmente incomoda.
Sentí mi cuerpo arder y aventé el paraguas a un lado, y mientras la lluvia aún seguía cayendo tome al idiota que me tomó del brazo y lo jale hacía el frente de mí mientras llevaba una rodilla a su entrepierna.
El Rubio acompañante del asiático ¿Frad? Cayó en el suelo mientras gemía. Sentí poca agitación pero estaba lista para pelear. 
-La chica viene con nosotros, si no es mucha molestia- Dijo Chad mientras se acercaba a mí de manera tranquila.
Smooke y Pool se interpusieron en su camino, estando ellos en medio de Chad y yo.
-Para tu mera desgracia, La Chica es nuestra - Comentó Pool posesivo.
Un aire caliente comenzó a establecerse con nosotros.
- La Chica se queda con nosotros - Dijo de igual manera Smooke. -Y ustedes lo saben. 
Chad soltó una carcajada y negó con su cabeza.
-Tal vez hoy, pero mañana quien sabe - Frad se levantó del suelo con una mueca de dolor en su rostro -Los accidentes y descuidos pasan. Mándale saludos a Duncan de parte de Sheila.
Los dos chicos que me defendieron se tensaron. Chad y Frad desaparecieron en un humo blancoso.
Abrí mis ojos como platos y Smooke y Pool me miraron rápidamente y me tomaron de los hombros. Estaban viendo fijamente. 
-Tranquila no pasa nada, bebiste mucho en el bar -Comentó Smooke mientras hacía movimientos extraños con sus brazos.
- Estás soñando, nada de esto pasó de verdad - Le siguió Pool mientras con su boca emitía un Silbido como de "Misterio". Juro que podría darme un manazo en la cara por su tremenda estupidez. Por un segundo me había olvidado de O'Donell y de repente sentí algo comprimirse en mi pecho. 
- No estoy borracha, sé lo que vi y quiero que me lo expliquen ¡Ahora! - Demandé con tajante voz. Merecía saber que está ocurriendo aquí. La lluvia ya había parado desde hace un pequeño rato y no me di cuenta de ello.
Se miraron entre sí y estoy segura que estaban peleando interiormente por decirme o no decirme. Pero más les vale decirme. 
JackyRocks97






=================


Capítulo 11. Lágrimas

Isla vestía hoy de manera poco usual al igual que Carl. Los miré y una sonrisa burlona crecía en mis labios conforme ellos se venían acercando hacía mí y Sarah. Ana aún estaba en clase por lo que no estaba con nosotros aún. Hoy había poco sol y lo extrañé. No hay nada como el tiempo de calor pero tendré que esperar hasta el próximo año. 
- ¿Qué les pasó? Hoy no se ven tan... ustedes. -Carl se dio media vuelta y comenzó hacer pose de modelo. Todas chiflamos y aplaudíamos. 
Isla llevaba un pantalón de piel negro, unas botas café algo desgastadas y una blusa de tirantes verde militar. Llevaba su cabello en una coleta y los ojos algo cargados de color negro.
- ¡Es la moda! Ahora pase de ser una chica a dulce a una chica mala... Los hombres babearan por mí. -Dijo mientras soñaba despierta. Carl rodó los ojos y me abrazó. 
Su perfume llegó a mis fosas nasales, demonios, si Carl no fuera mi mejor amigo creo que podría enamorarme de Él y su perfume. Sarah comenzó a reprender a Isla por la manera en que vestía. Era algo lógico puesto que las dos eran tan fresas. Miré a mi mejor amigo y éste me guiñó un ojo. 
-Enserio ¿Por qué el cambio? 
-Nos vemos más irresistibles, Yv. 
De repente, siento unas manos taparme los ojos. Eran unas manos suaves y pequeñas. Casi podría jurar de quién se trataba. 
- ¿Ana? -Dije mientras escuchaba su bufido. 
Abrí mis ojos y vi a mi morena amiga con su sonrisa blanca. 
- ¡Tara! Llegó por quién lloraban. 
-Yo no Ana -Dijo Carl mientras reía-Bien.

Isla y yo nos tenemos que ir -Dijo mientras agarraba el brazo de Isla sin verla. Ambos dos tenían una sonrisa en el rostro -Nos vemos luego. Hablamos después chicas, adiós. 
-Después hablamos niñas. 
Isla y Carl se alejaron rápidamente dejándonos a Sarah, Ana y a mí confundidas. Nos miramos y nos encogimos de hombros hiendo directamente hacía la cafetería. 
Ha pasado toda una semana sin saber de O'Donell, el último contacto que tuve con Él por así decirlo, fue con los Idiotas de Smooke y Pool que por cierto se fueron sin decirme nada de lo que yo quería escuchar. ¡Par de Idiotas! 
Había ocasiones en que quería matarlo, no saber más de Él, olvidarme de todo lo que me rodea. ¿Por qué no lo hago? ¿Por qué me tomo todo este misterio tan a la ligera y no reacciono como la mayoría de la gente reaccionaría, con miedo, con inseguridad? Porque nunca he sido una chica normal. Es decir, desde pequeña observaba cosas sobrenaturales, veía fantasmas, demonios, sabía cuándo una mujer era una bruja o tenía algo maligno, hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos, a todos por igual. O'Donell no me da pendiente, en absoluto. Solo que soy demasiado curiosa y quiero averiguar cuál es el propósito por el cual siga en mi radar. 
-Yvaine ¿Estás escuchándome? -- Ana se encontraba enfrente de mí con un lápiz en su mano derecha y sus lentes para leer encima de su cabeza. 
Aun lado de nosotras filas y filas de libros se encontraban haciéndonos compañía, otros abiertos por toda la mesa y otros simplemente cerrados. Nos encontrábamos en la biblioteca

de la escuela y casi eran las seis de la tarde. ¡Lo bueno es que hoy es Viernes! Al fin tendré tiempo para terminar de leer Hush Hush. La verdad es que estudiar era algo tan matador que sé que si me voy a casa a estudiar no haré nada de los deberes, por eso nos encontramos en la biblioteca para sentir un poco de presión. 
-Sí. Pero ¿Qué te parece si esto lo terminamos mañana? - Le rogaba con mi mirada que paráramos un momento. -Vamos, ya es algo tarde y estoy cansada. 
Ella suspiró y dejó el lápiz en la mesa. Frunció su ceño un poco y me miró fijamente. Se cruzó de brazos y soltó un suspiro. Demonios, conociéndola sé que me va a preguntar algo que le cosquillea. 
-De acuerdo Yv, ¿Qué te pasa? - Fue tan directa que deje mi lápiz sobre mi libro. Sus ojos negros me tenían acorralada. No puedo mentirle a la mejor de mis mejores amigas. Mordí mi labio inferior y me acerqué a la mesa un poco más. Ana hizo lo mismo y me miraba con curiosidad. 
-Ana es que... Ni yo sé - Es que era la verdad, no sé qué Demonios me pasa.
-Yvaine, soy tu mejor amiga. Estás muy extraña desde hace días. No es normal en ti y todos lo hemos notado, nadie se atreve a preguntar nada porque sabemos que muchas cosas no las dices o a menos no a Isla ni a Sarah pero sabes que en Carl y en mí puedes confiar. 
¿Extraña? Lo admito que sí, pero es aún mas extraña la manera en que he sobrevivido sin mi novio. Creo que es eso, a mí lado siempre tuve a Kike que me apoyaba me consolaba y alegraba cuando estaba triste. Al diablo los demás problemas, al

diablo el puto O'Donell, cuando más necesito de Kike Él no está aquí, no ha estado aquí en mucho, mucho tiempo. 
No te hagas este daño, Sabemos que no fue fácil superar todos esos momentos que vivimos juntos pero es hora de que te des la oportunidad de salir adelante.
-Ana - La mire con dolor en mis ojos. Y ella lo notó - Creo que todo esta es porque me está afectando Él. No tienes idea de cuanto extraño a Kike.
Ella me miró por unos segundos y sentí un brillo en sus ojos que creí que ya no volvería a ver. Kike era su mejor amigo, casi hermanos y él era mi novio, mi todo. De hecho, Ana nos había presentado y desde ahí hubo amor a primera vista. Éramos novios cuando yo tenía quince años y él diecisiete. Se levantó de su asiento y se acuclilló a mi lado tomándome de las manos. Me giré para verla y sentí las lágrimas resbalarme por mi mejilla. Ana las supo reprimir y me habló sin que le temblara la voz, pero fue inútil. También ella estaba quebrada. 


- Yvaine, también lo extraño, muchísimo como no tienes una idea. Dos años sin saber nada de Él es lógico que no se olvide - Su voz sonaba quebrada - Pero tú sabes que Él siempre te amó.
Parecía como si hablásemos de un muerto. Pero es que así me sentía, como si hubiese muerto. Cuando supe que Kike se había marchado fui hasta su casa pero ni él ni su madre se encontraban ahí. La casa estaba aún con sus muebles, así que subí por la ventana de su habitación como usualmente lo hacía y al introducirme había una nota que decía "Yvaine" al abrirla solo decía un "Lo

siento". No entendía que fue lo que había pasado pero algo era seguro, Él ya no estaba y ya no volvería por un buen tiempo. 
-Ana. Si tanto me amaba ¿Por qué no despedirse de mí como suelen hacerlo? Él solo me dejó una nota que sigo guardando debajo de mi cama - Mi corazón dio un vuelco.
Ana me abrazo y comenzamos a llorar como Magdalenas. Kike ¿En dónde estarás?
Escuchamos el taconeo de alguien y rápidamente nos separamos.
La Bibliotecaria se paró enfrente de nosotras con sus brazos cruzados. Sus anteojos eran alargados, ella tendría algunos sesenta años, cabello mal pintado de un color rojizo, las arrugas muy pronunciadas en su rostro. Vestido de los años cincuenta, todo un caso esa mujer.
- Guarden Silencio - Nos miró de mala gana - Y traigan un trapeador que tienen mojado el piso.
¡Pero qué insensible!
Ana venía a mi lado, cantando la Canción "Si tú te vas" de Enrique Iglesias. Era un momento para llorar así que ¿Por qué no hacerlo bien? 
Ella le subió al volumen y comenzamos a llorar nuevamente mientras cantábamos al unísono.
-Si tú te vas, nunca te podré olvidar, me quedo aquí, sólo pensando en ti... Si tú te vas, el dolor me comerá, un día más, no podré vivir sin ti... Mis lágrimas hacen un mar, nadaré sin descansar, esperando tu llegar, y es que estoy...Imaginándome el final, y me da miedo pensar, que algún día llegará, si tú te vas... -Ella cantaba desafinadamente. Me estaba levantando el ánimo y la verdad no sé si podría hacerlo después de todo, tenía tiempo sin llorarle. 
Llegue

a la casa de Ana y ella se bajó y me dio un beso en la mejilla mientras llorábamos aún, entró a su casa y siguió llorando. Desapareció detrás de la puerta y yo seguí adelante. 
¿Por qué siempre les tenemos que llorar a los hombres? ¿Por qué ellos no nos lloran como les lloramos a ellos? Tenía como un año que no le lloraba de esa manera. Había pasado más tiempo desde que Él se había ido así que, en realidad esto ya no debería afectarme tanto como lo hace.
No lo pensé ni un segundo más y me dirigí a una tienda en donde vendan alcohol. Había uno cercas en dónde los menores podía tener acceso a el y estacioné mi auto afuera de la tienda. Al momento de entrar el aire acondicionado revoloteó mi cabello y observe a mi izquierda la motocicleta de O'Donell. ¡Oh mierda! ¡Esto no puede estar pasando a mí! Respiré profundamente y al momento de entrar observé a O'Donell pagando en la caja registradora al parecer una pequeña caja de cartón color blanca con letras rojas.
Él no me había visto aun, o bien eso creo, así que me fui al extremo de la tienda caminando a paso veloz ya que si corría él podría notar algo extraño, y me metí en uno de los pasillos dándoles a los demás clientes de la fila la espalda. Me sentía nerviosa y algo dentro de mí comenzaba a sentir sofocación. Miré de reojo y vi que terminaba de pagar unos cigarrillos y salió de la tienda. Lo seguí con mi mirada y pude ver como se quedaba observando mi auto, genial lo único que me faltaba. Unos segundos y se montó en su motocicleta y se arrancó.
Llevé mi mano al pecho y respiré

con alivio.
Me quede un momento pensando en O'Donell. Seguía enfadada con Él, y yo que creí que ya no lo vería más. 
Salí de unos pasillos y tome el tequila en mis manos. Una vez que pague fui a mi auto y me adentré en Él. El sentimiento de vacío me llenó nuevamente, ahora no solo era Kike quién rondaba mi mente era O'Donell, maldición, se supone que no me debe afectar nada referente a Él. Pero no lo podía evitar, me sentía humillada esa noche iba a salir a tomar aire fresco no a escuchar a O'Donell tener sexo salvaje durante horas. Me quede quieta y comencé a llorar nuevamente. Saque el tequila de la bolsa, lo destapé y comencé a beberlo ahí mismo en el auto.
¡Quema! ¡Quema mucho!
Hice una mueca de repulsión al sentirlo en mi garganta. Escuché el rugir de una motocicleta que se estacionaba enseguida de mí, no quise ver quién era, no era de mi incumbencia ver a los borrachos entrar al local y comprar su licor. Tocaron mi vidrio y me espanté, el tequila se derramó un poco en mi vaquero. 
Removí las lágrimas de mis mejillas. Bajé el vidrio y me encontré con ¡O'DONELL!
¡Santos de las Iglesias!
- ¿Qué quieres? - Contesté de manera fría. 
Él Sonrió.
Recargó su antebrazo izquierdo en la parte superior del auto y se inclinó hacia mí. Su colonia masculina entró en mis fosas nasales, era deliciosa. Sus ojos azules me vieron atentamente, en especial dónde había rastro de lágrimas. Debo verme como una enferma, siento mis ojos hinchados y mis mejillas deben de estar rosadas. 
- ¿Qué haces aquí, Dulzura?

No son lugares a los que acostumbras venir. -Su voz me daba a entender que estaba algo sorprendido. Él llevaba puesto su chamarra de piel negra con una playera azul marino y unos vaqueros mas ajustados de color negro. Su cabello estaba igual de despeinado que siempre. 
Levante mi ceja incrédula.
- ¿Y tú cómo sabrías eso? ¿Me estás vigilando?
Se encogió de hombros.
-Sé qué tipo de Chica eres, y créeme tú no eres de las que se emborrachan cada fin de semana.
Asentí, Él tenía un punto. 
-Ok, tienes razón.
- Aún no has respondido del por qué estás aquí.
Rodeé los ojos y lo vi mientras levantaba una botella de Tequila. Negó con su cabeza y me la arrebató a una velocidad impresionantemente rápida. Lo miré indignada ¿Qué Carajos acaba de hacer?
- ¡Oye! ¿¡Qué demonios haces, O'Donell!?- Bajé del auto y me sentí algo mareada mareada.
-No quiero que tomes ésta porquería, no es para ti- Se encogió de hombros mientras arrojaba la botella hacía el techo del Local y se escuchaba como se quebraba. 
- Vete a la mierda O'Donell. -Cerré mis ojos y maldije por lo bajo. 
Sentí su cercanía y me alejé lo más que pude. 
Clientes salieron del establecimiento y se alejaron en cuanto vieron la mirada furtiva de O'Donell. 
-Nena, soy yo o... Presiento que estás enojada conmigo - Comentó con burla.
Y en ese momento vino a mi mente El Lunes en la noche. Aún podía escuchar sus palabras perfectamente en mi mente e incluso las imágenes aparecían en mi cabeza. Sentía que iba a explotar en cualquier momento, es un cínico descarado. Él seguía de pie observándome con el cigarrillo en sus dedos, llevándolo a sus labios y exhalando aquella marranada. 
- Felicidades, eres un hombre muy perceptivo. 
Sonrió provocativamente.
-Te llevo a casa. -Dijo Él. 
-Eso solo pasara en tus sueños, cariño - Comenté lo último con sarcasmo. Se acercó a mí y expulsó el humo en mi rostro. Tosí y golpeé su pecho. Maldito descarado. 
Subí al auto hecha una fiera, lo encendí y salí del local a toda velocidad. Él soltó una carcajada y apagó su cigarrillo. 
Observé por mi espejo retrovisor del como me "Escoltaba". En el camino lo único en que podía pensar eran las mil y un maneras de deshacerme de éste jodido cabrón. ¡Me estaba exasperando! ¿Por qué tengo que sufrir siempre éstas cosas? 
De pronto un auto se atravesó enfrente de mí y frené de golpe. Del auto bajaron Chad y el tal Frad con una sonrisa arrogante. ¿Y ahora qué carajos estaba pasando? Se acercaron a mi auto y abrieron la puerta donde yo manejaba.
-Hola de nuevo. -Un escalofrío me corrió por todo el cuerpo. Presiento que algo no me va a gustar de todo esto. Comentó Chad mientras me tomaba del brazo.
No sé como pero O'Donell se acercó a nosotros y empujó a Chad con mucha fuerza.
- ¿¡Qué mierdas crees que haces!? -Espetó O'Donell molesto.
No esperó por su respuesta y me miró. No estaba asustado, o bien, no era miedo lo que veía en el oji-azul si no que estaba cabreado, bastante cabreado. Chad y Frad se acercaron y O'Donell realizó una extraña patada que los hizo caer en el suelo alejándolos de nosotros. 
-Voy a protegerte de ésta manera -Levantó mi barbilla con su dedo índice. Su toque era caliente -Corre, Madlow. No te quedes aquí ¡Corre!
JackyRocks97






=================


Capítulo 12. Se dicen "Los Leadarks"

Torpemente caminé hacía atrás y algo dentro de mí me dijo que todo estaría bien. De pronto olvide del porque estaba molesta con O'Donell, olvidé que había llorado, lo único que verdaderamente estaba presente en mi cabeza era correr como Él me lo había dicho. 
Él se quedó con ellos dos mientras que yo corría. Miraba hacia atrás y solo los veía quietos. ¿Pero qué Demonios está pasando? Poco más de seguir corriendo recordé que llevaba mi móvil en mis manos. No creo que estén hablando, casi podría jurar que estaban a punto de matarse. 
Encendí el móvil en mis manos y estaba pensando en llamar a la policía pero al momento de hacer la llamada se me fue arrebatado de mis manos. Cuándo levante mi vista tragué en seco. Mi atención estaba puesta en un moreno alto, cabello negro recogido en una pequeña coleta, ojos color avellana, atractivo y me miraba a mí mientras guardaba mi móvil en su chaqueta.
Entré en pánico pero aún así estaba algo paralizada por la sorpresa. ¿Y éste de dónde carajos salió?
-Tú debes ser La Chica - Su acento era seductor, casi podría decir que del Español Castellano o Italiano a mí buen parecer. 
- Me tienes en desventaja - Me coloque en posición de pelear. Soy fuerte, no me dejaría vencer por nadie nunca más. 
Ahora que lo pienso, tanto Smooke y Pool, tenían auras parecidas a las de Chad y Frad; Pero con lo que respecta a O'Donell, Él tenía el aura más pesada, tenía un cierto toque maligno pero era diferente a lo que he sentido en otras personas. 
Él Moreno me examinó

con la mirada y una sonrisa suave se formó en su rostro. En su lado derecho del bolsillo sacó una rosa roja y la olió con mucha calma, abrió los ojos y me miró. ¿Qué clase de persona es ésta? El sol estaba a punto de caer, faltaban pocos minutos. Retrocedí un poco de Él. Miraba a mis lados pero no había mucho a dónde ir. 
-Tranquila, que no soy tu enemigo - Se acercó a mí con mucha elegancia y porte -Soy amigo de Duncan O'Donell solo estoy cuidándote como nos lo ha mandado hacer.
Mierda con O'Donell. ¿Cómo nos lo ha mandado? ¿Se referirá a Smooke y Pool? Fruncí mi ceño y solté maldiciones por lo bajo. ¿Qué carajos ocurre con todo el mundo? No soy una nena de cinco años a la que deben proteger y a todo esto ¿Por qué necesitan protegerme? 
-No necesito ser cuidada por un desconocido y sus secuaces - Solté de manera dura. Colocó la rosa en un lado de mi oreja sin darme cuenta. Él estaba cercas de mí. 
- Pero Él no es un desconocido, Mon Chéri - Habló muy cercas de mi oído. Me ruboricé como el diablo. Me removí incomoda y busqué con mi mirada como salir de aquí. ¡Todos están locos en esta ciudad! Había olvidado que no había a muchos lugares a dónde ir. Estaba alejada de O'Donell en estos momentos. ¿Qué debería hacer?
-¿Quién eres tú? -- Le pregunté mientras hacía tiempo para lograr idear un plan de contingencia. 
Se volteó rápidamente y su mirada se veía ¿Triste? Se acercó a mí y se arrodilló tomando mis manos mientras sorbía su nariz. Comenzó a besarlas con desesperación y yo intenté quitármelo

de encima pero fue inútil. Él era fuerte y debía reconocérselo. 


- ¡Oh Mon Chéri! Pero que tonto soy - Una lágrima cayó de su ojo y su labio inferior formaba un pequeño tic- Soy Vladimir Duarte, y estoy a vuestro servicio - Me jaló hacia Él inclinándome un poco, dejando mis pechos un poco al descubierto Él pareció notarlo por lo que algo en sus ojos avellanas comenzaron a ponerse de un color ambarino- Para cualquier servicio tuyo... Cualquiera-Dijo a unos centímetros de mi cara.
Me sonrojé como un Tomate. Me alejé de Él rápidamente y noté como un Rubio había aparecido de la nada. Lo levantaba del cuello de su chaqueta de piel color café. Era también atractivo, alto, fornido, ojos verdes pero con unos rasgos de amargura muy notorios. O no amargura, si no seriedad.
-Hay vas de nuevo -Parecía como si siempre tuviera esa actitud -¿Es Enserio Vladimir? La vas a espantar más de lo que ya está-Le dio un zape y yo solo me quede atónita viendo la escena. Esto de verdad tiene que ser una broma. Yvaine, necesitas salir urgentemente de aquí. Éstos locos no pintan nada bueno realmente.
Me miraron fijamente y no sabía si estar asustada, reírme, llorar, enojarme ¿O qué?
- ¿Pero qué calamidades decís? Yo no asusto a las Damas, ¿Verdad Mon Chéri? -- El Rubio rodó sus ojos de forma cansada.
Ya no necesitaba más por ver, sé exactamente lo que debía de hacer en momentos como éstos...
- ¡Aléjense de mí! ¡Bola de extraños! -- Di unos pasos hacia atrás con toda la intención de alejarme de

ellos, en cambio a ellos no les pareció dar una importancia absoluta si no que casi era un insulto que no se inmutaran por mí decisión, cuando estaba por echar a correr algo me lo impidió y me topé con la espalda de alguien.
Para mi sorpresa golpee la espalda de Pool el cual empezó a toser. ¡Ay pero que delicado! Ni que aquello hubiese sido realmente una cosa tan fuerte. 
- ¿Ustedes otra vez? ¿Qué carajos tengo que hacer para que me dejen en paz? -Dije al ver que Smooke también se encontraba a un lado de Él.
- Señorita Madlow, no se preocupe la vamos a cuidar muy bien - Decía Pool mientras asentía rápidamente su cabeza. 
- ¿Cuidarme? ¿¡Me pueden decir en donde estaban cuando Chad casi estampó su auto con el mío!? -Señalé hacía donde se encontraba Chad, Frad y O'Donell ya un poco más cercas. ¿Qué tanto podrían estar haciendo en todo este jodido rato? Claro, no es como si yo quisiese que se agarraran a golpes pero creo que era lo más lógico. 
Los miré con ojos muy abiertos mientras sentía que me iba a morir de Cólera.
-Usted venía con nuestro amo... Digo, con Duncan.
-En realidad eso no me importa en estos momentos. -Me acerqué un poco más a ellos y me atreví a preguntarles - ¿Me pueden explicar quiénes son ellos? -Apunté hacía El tal Vladimir y el Rubio ese.
-Nuestros colegas... Vladimir Duarte y Allec Román. Tranquila, son inofensivos -Pool se quedó pensando aquello último -Bueno, no realmente...
Sentí mis vellos erizarse, lo sabía son unos malditos maniáticos. 
Smooke

fue hacía ellos y los saludó alegremente. Pool corrió por un lado y también llegó con ellos y los saludaba efusivamente. ¿Y yo qué? Me encuentro en un momento de peligro y ellos van y se saludan como si nada. Y toda la culpa es de éste cabrón de O'Donell. ¡Él tiene la culpa de que todo esto me esté pasando a mí! Grité enojada al aire y todos me miraron extrañados.
-¿¡QUÉ DEMONIOS SON USTEDES!? ¿¡QUÉ DEMONIOS QUIEREN CONMIGO!? Estoy hasta el cuello de toda esta mierda. 
-Pues al menos yo, quiero todo contigo-Dijo Vladimir mientras me miraba con mirada soñadora. Allec le golpeo de nueva cuenta en la cabeza -¿Por qué haces eso? Arruinarás mi estilo - Dijo un poco molesto. -Me avergüenzas frente a mi Mon Chéri. 
-No seas estúpido Vladimir -Tiene una voz realmente atrayente. Si Sarah, Isla e incluso Ana lo conocieran tuvieran en estos momentos sus bragas mojadas -Y Contestando a tu pregunta, irónica por cierto, nosotros somos demonios - Contestó con una voz muy gruesa Allen.
¡Ay mamá mía! Su voz provoca un Orgasmo. Esperen más despacio...
¡ALTO! ¡STOP! ¿Qué dijo?
-¿Qué? - Pregunté atónita - ¿Ustedes me están diciendo que son demonios? -Ellos se miraron entre sí. -¿Demonios de verdad? ¿Aquellos que atormentan a las almas en el infierno? ¿Aquellos que provocan los pecados? 
-Sí -Contestó Allec como si fuera algo muy normal. -Bueno, eso de atormentar a las almas en el infierno no del todo, solo atormentamos a los que están en la tierra y que de verdad se lo merezcan. 
Exploté

a carcajadas. Me miraban con una enorme interrogación en sus rostros, una vez que termine de reír me di cuenta que la noche había caído. Limpié las pequeñas lágrimas y observé a O'Donell y a los otros dos idiotas que empezaban a empujarse. Jodidos estúpidos por poco me lo creo. 
Escuché un fuerte sonido y todos dirigimos nuestra atención a la pequeña contienda.
Me quede helada al ver como O'Donell se levantaba y poco a poco comenzaba a ser lleno de fuego rojizo. Miré a los chicos y se acercaron a Él mientras que las llamas los consumían. Abrí mi boca y reprimí un grito de espanto. ¿¡QUÉ!? ¿¡QUÉ ES ESTO!? El corazón latía con fuerza, ahora si estaba asustada. Los rasgos de O'Donell no se podían identificar muy bien, era como ver una película de ciencia ficción era como ver a Johnny de los cuatro fantásticos, enteramente lleno de fuego. 
Chad y Frad también fueron reemplazados por llamas pero más, ¿cómo decirlo? Diferentes, más anaranjadas y las de los chicos eran más rojizas. Caminé en cámara lenta y busque a mis alrededores a personas, pero no había nadie, parecía un pueblo fantasma. ¿Cómo es que en realidad ellos existan? Entonces... era cierto. Creo que ahora todo comenzaba a encajar a la perfección, porque sus auras estaban tan pesadas, porque O'Donell se comportaba de aquella manera y lo que alrededor de Él había era la maldad misma, O'Donell era un Demonio al igual que éstos que estaban conmigo.
-No creas que no sabemos lo que ella es - Gritó Chad furioso. -Sabemos lo que ella significa para todos nosotros. 
- ¿Y? - Dijo O'Donell indiferente. -De nada te servirá saberlo. Ella está conmigo, yo la encontré y por derecho es mía.
 Abrí los ojos como platos. No puedo creer que aquellas palabras hayan salido de O'Donell. Chad la tenía bastante difícil, ya que tenía las manos del otro en su cuello. 
-Eres un miserable egoísta. Nosotros necesitamos a la chica aún más que ustedes.
-Tanto golpe te afecto el cráneo pendejo. La encontré primero -Recalcó O'Donell. -Por lo tanto ella es M Í A. -O'Donell lo dejó en paz mientras le aplastaba el pecho con su bota y se retiraba. 
¿Qué creen que soy? ¿Un objeto? 
-Volveremos por ella - Frad dijo mientras tomaba el brazo de Chad -Y entonces veremos quién gobierna a quién.
O'Donell soltó una carcajada bastante divertida. 
-Los Ladarks les hemos gobernado siempre. Es gracioso incluso que lo mencionen. 
-Eso está por verse.
Dejaron de destilar llamas y volvieron a su auto, arrancaron a toda velocidad. Yo ya no puedo con esto. He tenido suficiente por todas estas semanas. ¿Qué debía hacer ahora? Los chicos se apagaron y me voltearon a ver. O'Donell fue hasta mí pero cuando llegó Él mi vista se nubló y caí en los brazos de alguien. ¿Cómo había quedado inconsciente tan rápido? ¿Era la sensación de miedo? 
Sentí unas manos acariciar mi rostro y unos labios pegarse a mi oído.
-Te dije que corrieras...


JackyRocks97







=================


Capítulo 13. El Lado Oscuro

-Madlow despierta - Escuchaba una voz lejana llamarme. Mi cuerpo quería responder y moverse ante su voz pero no podía. -Nena, despierta Madlow. 
Desperté cuando sentí una mano golpear mi mejilla suavemente. Lo primero que observe fueron los ojos azules de O'Donell examinar los míos con detenimiento, su brazo derecho sujetaba mi espalda y su brazo izquierdo libre mientras golpeaba mi mejilla. Una sonrisa realmente sexy Se formó en su boca haciéndome sentir incomoda. Su toque era de cierta manera seguridad para mí, era cálido me atrevo a confesar. 
-Santos Cielos, eres tú - Lleve una mano a mí pecho, O'Donell seguía viéndome de manera extraña - Tuve una horrenda pesadilla que creí que era tan... - Le comenté mientras me levantaba poco a poco. La noche era fría y O'Donell desprendía mucho calor y de cierta manera no me daba pendiente enfermarme o algo por el estilo- real... -Dejé las palabras en el aire al observar mi entorno. Los edificios se habían levantado, la noche estrellada había aparecido en el firmamento y O'Donell estaba cerca de mí. 
¿Noche? Eso quiere decir que... ¿Estoy fuera de casa? ¿Nunca llegue? ¡Oh Mi Dios! Estoy en la calle... Y no precisamente con buenas compañías. Mi pulso se disparó y ahora todo venía a mi mente, lo que había visto en cada uno de ellos no era normal, era algo sobrenatural emocionante y peligroso a la vez. 
-Oh Mon Chéri, nos has dado un buen susto a todos. No despertabas desde hace minutos-Vladimir empujó a O'Donell de mí lado y llevó su mano a mi espalda baja y me atrajo a su cuerpo. Su rostro

se acercó mucho al mío y sus labios casi rozaban los míos, cerré mis ojos con temor pero había un vacío, ya que Vladimir fue empujado por O'Donell quien se encontraba un poquito molesto por su reacción.
- ¿Qué crees que estás haciendo Vladimir? - Su voz sonó gruesa y dominante. Retrocedí unos pasos y todos fijaron sus miradas en mí. O'Donell estaba algo hostil lo sentía en su aura. Vladimir ofendido por el comentario de O'Donell intentó ignorarlo y sacó de su chaqueta mi móvil y me lo entrego. Lo tomé mientras mis manos temblaban. ¡Carajo! No puedo estar en el mismo lugar que ellos.
Los miré aterrorizada ¡Ellos son Demonios!
- ¿Te sientes bien, Madlow? Pareces asustada - Comentó de lo más normal O'Donell.
Es un chico sexy pero muy incoherente en estas situaciones. Lo miré y retrocedí unos pasos hacia atrás. Él pareció notar mi incomodidad hacia él y hacia el ambiente que se había creado. Smooke y Pool intercambiaron miradas nerviosas, Allec estaba viendo el cielo tranquilamente y Vladimir lloriqueaba en silencio. No, ellos no son normales, mis ojos ahora veían auras malignas emanar de ellos. 
- ¡Como no quieres que esté asustada si USTEDES son Demonios! -O'Donell rodó los ojos y miró a los chicos de manera cansada. -No quiero que en la puta vida te me vuelvas a acercar nunca más. 
Pude observar a cada uno de ellos tensarse y sudar en frío cuando O'Donell me dio la espalda.
- De acuerdo-Apuntó con su dedo al aire - ¿Quién le dijo? -Su voz sonó cansada. Cruzó sus brazos sobre su pecho y frunció su ceño esperando

una respuesta. Yo misma podría decirle quién fue el idiota que me le dijo pero, bueno ¿Para qué meterme en más problemas? 
Smooke y Pool apuntaron a Allec rápidamente y nerviosamente mientras que Vladimir se alejaba un poco de Él. El Rubio se quedó quieto mientras que observaba a todos de reojo, imagino que se tiene que sentir algo traicionado por sus propios colegas. Levantó su ceja derecha e hizo una mueca con sus labios.
¡Qué Sexy!
- ¿Qué? ¿Enserio? ¿Me echaran la culpa a mí? - Preguntó ofendido mientras llevaba su dedo índice a su pecho. 
Las luces de los faros comenzaron a encenderse y apagarse rápidamente. Un viento caliente nos rodeó. Smooke y Pool fueron hacía mí y me tomaron de los brazos mientras me alejaban unos cuantos metros de los demás. No entendía que era lo que estaba pasando pero no creo que fuera algo bueno que me gustara ver. 
Vladimir corrió hacia mí y me entregó una rosa abriendo mi boca a fuerzas y colocando la rosa de manera abrupta. ¡Jodidos imbéciles! O'Donell comenzó a llenarse poco a poco de Flamas y abrí mis ojos como platos. Escupí la rosa e iba gritar pero Vladimir me tapo la boca con su mano. ¡Son unos descarados sin corazón! ¿¡Qué no ven que estoy hecha mierda del miedo y les vale madre que esté presente observándolos!?
Allec también comenzó a llenarse de flamas y miró a O'Donell un poco ¿Asustado? Claramente estaba nervioso de enfrentarse a Él. 
-Señor...
- ¡Señor nada! ¡Les dije que yo se lo diría a su debido tiempo! ¡Idiotas! -Contestó de manera tranquila

pero desgarradora. O'Donell se veía tan... ¡Ay! No sé cómo describirlo. Era una mezcla de arrogancia, porte, agresividad, sensualidad y tan malditamente atractivo. Chasqueo la lengua y se colocó en posición de atacar. No sé cómo fue que paso pero O'Donell empujó Allec hacia una pared destrozándola por completo.
¿QUÉ MIERDAS ES ESTO?
¡Son dos chicos ardientes peleando! Literalmente arden. Ellos acababan de hacer que me cagara de miedo. Esto no va a funcionar, no puedo seguir conviviendo con seres así.
-Quiero ir a casa -Dije en voz baja mientras comenzaba a debilitarme. Esto era mucho que procesar. 
-Mon Chéri, yo puedo llevarte a viajar por las estrellas, observar el amanecer juntos mientras el aire golpea tu rostro tan bello- Vladimir empujó a Smooke y Pool mientras me tenía en sus brazos casi en el suelo, su mano en mi espalada baja, su otro brazo acariciando mi cabello mientras cerraba sus ojos y soñaba despierto -Eres más Hermosa de lo que pude haber imaginado, los rumores son ciertos, a los ojos de los mortales eres como otra chica cualquiera, a los ojos de los Inmortales eres hermosa, incluso un ser tan bello que haría callar a cada criatura existente en este mundo asqueroso.
Bien, puede ser muy profundo pero la acaba de cagar. De hecho dentro de sus palabras había llamado mi atención lo que dijo, "A los ojos de los mortales eres como otra chica cualquiera, a los ojos de los Inmortales eres hermosa..." Eso significa que ¿Es así como me ve O'Donell?
¡Por favor! En qué carajos pienso, claro que no, eso es algo imposible. 
-Suéltala

¡Ahora! Vladimir - Oí los pasos de O'Donell acercarse me tensé de inmediato.
Las lágrimas de Vladimir cayeron por su rostro mientras me reincorporaba de esa extraña posición de novela.
-No podremos estar juntos por ahora Mon Chéri, pero llegará el día en que nuestras vidas serán unidas por - O'Donell le dio un zape bien tronado mientras rodaba sus ojos - ¿Por qué todo el mundo hace eso?
- No seas cursi, ella viene conmigo. -Su voz era mera autoridad. 
Alargo su brazo para tomar el mío pero me aleje bruscamente de Él. Rápidamente su mirada azulada me penetro. A él no le había agradado aquella acción, no sé cómo, pero lo sabía. 
-No me toques - Le amenacé con toda la seguridad en mi voz. O'Donell soltó una carcajada y negó con su cabeza. Mordió su labio y observo a los chicos y éstos tan solo se alejaron un poco mientras iban por un Allec algo herido. 
-Que graciosa, ahora, Sin juegos Madlow, ven - Dio un paso hacia mí.
- Te estoy hablando muy enserio grandísimo Imbécil -Sus ojos se encendieron y sentí que había cometido un error.
Retrocedí un poco pero él volvió a acercarse. No me tocó en ningún momento pero inclino su rostro al mío y me sentí intimidada. 
-Perdón pero ¿Qué dijiste? - Preguntó de manera seria. No podía responderle - ¡REPITELO! 
- Nosotros ya nos íbamos - Comentó Allec por todos. Y desaparecieron envueltos en humo. Menudos cobardes, mira que dejarme aquí a solas con O'Donell. 
¿Por qué a mí?
Nos quedamos solos, retiro su rostro del mío

y sentí volver a tomar oxígeno. No me había dado cuenta que había retenido mi respirar. 
-O'Donell aléjate de mí, no te quiero cercas. Esto es muy difícil para mí, prometo no decirle a nadie sobre lo que eres y lo que sabes hacer. Pero enserio, déjame tranquila. 
Alzó una ceja y negó con su cabeza divertido.
-Eso es lo que te quieres hacer creer -Se encogió de hombros - vamos ven. Prometí llevarte a casa y eso es lo que voy hacer. 
- ¡O'Donell te he dicho que no! ¡Imbécil!
Llegó hasta mí en un santiamén y me sujetó de la cintura fuertemente. Las luces de los faros terminaron por apagarse por completo y sentí su mano acariciar mi cuello desnudo. Mi piel se erizó y me odié por sentir esta extraña sensación, Él pareció notarlo puesto que sonrió seductoramente. 
-Tengo tan fuertes deseos en ti que te haces rebelde. A mí nadie me dice que no, nena. 
Golpeé su entrepierna y salí corriendo. Mañana vendría por mi auto ahora solo debo de correr alejarme de Él.
Giré mi cabeza y observe a O'Donell levantarse como si nada. Chifló y yo fruncí el ceño. ¿Por qué chifló? Seguí corriendo y escuche el rugir de su moto. ¡Mierda, mierda y más mierda! Sabía que sus intenciones no eran del todo buenas. Los edificios cada vez se iban haciendo mas frecuentes, pero no había nadie de gente. Volteé bruscamente y vi su motocicleta venir hacía mí sola. ¡SOLA!
De repente se transformó y tomó forma de un perro, bastante grande. Con el miedo corriendo por mí cuerpo lo único que podía hacer era seguir corriendo.
- ¡Zeus! ¡Alcánzala! -Escuché la voz de O'Donell muy divertida. De repente entré en un callejón sin salida. Había un gran contenedor de basura a uno de mis costados. Olía asqueroso, pero no importaba, tenía que alejarme de éste pendejo; cerré las puertas y comencé a subirme en Él. Solo necesitaba llegar a la orilla de la pared y saltar al otro lado y todo estaría bien. 
Escuché aplausos y me gire rápidamente hacia atrás. O'Donell se encontraba acariciando a su perro de un metro con algunos sesenta centímetros. ¡Qué abominación era esa cosa! ¡Ese no es un perro es una maldita motocicleta! 
-Zeus, tráela hasta mí - El perro entre gruñidos y aullidos se acercó hacía mí. Mis fuerzas aumentaron considerablemente y me permití hacer un esfuerzo más. 
Brinqué y me sujeté de la orilla de la pared y me ayude con mis brazos a seguir subiendo. 
-Debo admitir nena, que tienes un rico y bonito trasero - Maldito. Solo me estaba molestando.
Seguía con mi acción cuando de repente, Algo agarro el borde de mi vaquero y me jaló hacia abajo. Caí en el Contenedor y esa cosa horrible me tomó del cuello de mi chaqueta y caminó hasta O'Donell. Yo me removía e intentaba quitarme la chaqueta pero el perro dejó de avanzar y me soltó. 
O'Donell tenía una sonrisa dibujada en su rostro. Se acuclilló delante de mí y tomó mi barbilla con su mano. Me observó con detenimiento, había un brillo en sus ojos que no sabía descifrar, cerró sus ojos y volvieron hacer como antes. No podía hablar, él me había atrapado. 
-De mí nadie huye...Y menos tú nena, menos tú. 

JackyRocks97





=================


Capítulo 14. Frío Anochecer

Su cuerpo ardía como el mismísimo fuego y parecía que yo era la tablilla de madera que esperaba ser consumida por Él. Estaba indefensa a su lado, sabía que estando en sus garras no podría salir de aquí. Todo era tan complicado cuando él estaba cercas de mí, no podía pensar con tanta claridad y sentía que en cualquier momento mi corazón explotaría. 
¿Acaso no hay chicas que desearían estar en esta situación? Por qué, con gusto les cedo el lugar.
- O' Donell, suéltame por favor - Me removía en sus brazos mientras caminábamos hacia atrás sin despegarnos. El perro ese, se quedó quieto mientras se convertía de nuevo en la motocicleta con llamas reales - Me haces daño.
Apretó más su agarre contra mí y me quejé pero en cambio, a él no pareció importarle demasiado. Todo lo contrario lo estaba disfrutando. Sus ojos no se despegaban de los míos y esto era algo más allá que una simple guerra de miradas.
- Todo hubiese sido más sencillo si te hubieras ido - Acercó su rostro al mío, su respiración era de lo más normal a comparación de la mía. Él me ponía de nervios.
- ¿Cómo querías que me fuera si tus hombres me mantuvieron en esa escenita tuya? - Le reclame como pude.
Nuestros cuerpos toparon en el contenedor de la basura. Pero rápidamente nos despegamos debido al aroma que soltaba. No sabía cómo descifrar este momento, era como si de repente ninguno de los dos quisiese despegarse del otro. No entendí que era lo que me estaba pasando, porque sentía algo que me jalaba siempre a O'Donell y todo lo que le rodeaba. 
-Bien

Madlow, Admito que mi error fue llamar a Vladimir, es un romántico, y se entretuvo contigo - Acortó un poco mas su distancia de nuestros cuerpos -No lo culpo... Ya que tiene razón en hacerlo.
Me sonrojé y con mis brazos intenté apartarlo de mí con todas mis fuerzas pero era inútil, O'Donell era demasiado fuerte, no me extrañaba del porqué era tan fuerte, Él era un demonio y no creo que uno común y corriente. Mis manos llegaron difícilmente a su pecho y de inmediato las quite. Esto ya de por sí era difícil.
- O'Donell ¿En qué estás metido? - Mis ojos fueron directo a los suyos.
Al tener nuestros cuerpos juntos mis pechos sobresalieron. Un calor me abrigó y Él sonrió con picardía. 
- Como ya has visto mucho no tengo remedio - Su mano viajó a mi cadera y paseó su nariz por mi cuello. Me estaba olfateando, éste tipo es demasiado extraño. Sin embargo, era un lenguaje físico, mi cuerpo reaccionaba al suyo de una manera indescifrable. Se sentía realmente bien tenerlo así tan cercas. Mi moral me decía que lo alejara de Él pero mi carne era todo un lío, a mi carne le gustaba la manera en la que O'Donell se apoderaba de mí. 
-Tú eres la llave de todo esto Madlow...
- ¿Me estás jodiendo O' Donell? -Se separó un poco de mí. Sentía que volvía a respirar, que podía tener un poco más de libertad. 
-Eso quisieras pero... No. Lo digo muy enserio. 
-Entonces explícame por qué recuerdo cosas que no logró comprender, mis sueños, tus secuaces están sobre mis talones, me quieren secuestrar y tú no te despegas

de mí. 
Él tan solo observaba cada movimiento de mis labios, se quedaba hipnotizado con ellos y yo con Él. 
-Bien, ahora si puedo contestar a todas tus preguntas.
La motocicleta endemoniada se acercó a O'Donell y se recostó en ella. Me abrace a mí misma observando nuestro alrededor, solo estábamos Él y yo solos en un callejón sin salida. Esperando a que sus respuestas viniesen a mí. 
-Madlow, Ese chico que viste en tus sueños, es la mano derecha del Rey Taylon - Asentí sin saber de qué hablaba - Él es el que gobierna mi mundo, Demonét, el caso es que ese chico fue enviado para buscarte a ti pero el chico con el que se atravesó esa noche es del otro bando, es decir enemigos de los Leadarks, también te buscaba al igual que nosotros. Pelearon y tuvo que comerse su llama interna que sirve para aumentar nuestro poder, hubiera sido un jodido problema si él hubiese sobrevivido es por eso que se lo tuvo que comer, tú viste la escena y yo iba cuidándote desde las sombras por qué vi que eras muy diferente a las chicas de este mundo, tienes una esencia extraña - Oh por Dios, no me esperaba esto -Desde que te vi, tu aura no era común y quería descubrir qué era lo que tú tenías. La mano derecha supo que tú lo habías visto, te borró ese momento y al ver que te conocía, lo cual no es del todo cierto, me encargo protegerte porque eres tú nuestras esperanza, hasta que estuvieras lista...
-Hay cosas que puedo procesar, Pero lo que no entiendo es ¿Por qué debo de estar lista? -Tuve el valor de acercarme. Parecía que no iba a intentar nada. 
-Para

unírtenos -Su mirada era penetrante y no estaba dispuesta a recibir un "NO" por respuesta. -Te nos unirás en cuando estés lista. 
- Pero acabas de decir que soy la llave y que debo estar lista para unirme a ustedes. ¿Qué clase de llave soy? Si soy humana y no puedo hacer mucho por unos demonios-Mi respiración fue acomodándose conforme pasaba más tiempo con O'Donell. Él no iba a lastimarme. -Mira, tal vez se equivocan de chica. A lo mucho, yo puedo saber cuándo una persona tiene un aura maligna. 
Eso pareció interesarle. Creo que no lo sabía.
-Madlow, sabes reconocer eso porque tú no eres humana - Me quede fijamente viéndolo -Bueno, no del todo. Posees dones que solo una persona como una hechicera, un brujo y personas que están iniciadas en el ocultismo pueden detectar. 
- ¿A qué te refieres con "no del todo"? Mi madre y mi padre son unos humanos de lo más corriente. Aparte, he sabido vivir con aquel extraño sentir de espíritus malignos. 
-Te lo pondré de esta manera, uno de ellos debe de traer en la sangre algo defectuoso -Caminé hacía Él, tan solo un poco más.
- ¿Genéticamente o generacional?-Pregunté. 
-Casi creo que generacionales, investígalo - Se levantó de la motocicleta y se montó en ella.
Observé la noche y por alguna razón tenía miedo. Ya no vivía tan normal como hace unas semanas atrás, me arrepiento de haber ido aquella noche a ese bar. Ahora mismo no tendría ésta bronca atormentándome. En la cima de un edificio, había tres personas vestidas de negro, O'Donell se giró al ver que

mi atención estaba puesta en aquellas personas. Fruncí mi ceño ¿Qué carajos pasa ahora?
-O'Donell ¿Son amigos tuyos?
Él los observó y se tensó de pronto. Giró bruscamente hacía a mí pero no respondió. Eso me hizo poner algo nerviosa y tensa. 
-Nena, ¿Necesitas que te lleve? - Preguntó al ver mi cara de asustada. -No me importaría en lo absoluto. 
-No, yo este... Tengo mi auto a unas cuadras.
Asintió pero antes de arrancar sus facciones se suavizaron y sus ojos volvieron a la normalidad. Abrió su boca pero la cerró y rascó su nuca.
-Lo siento, nena. Se supone que esto no debía pasar así. 
-Yo lo siento más...
Sábado en la noche, sola, con un libro en mis manos, música a todo volumen y casa sola. ¿Perfecto no? Mi madre había ido de excursión con los chicos de su escuela, Papá y Arnold fueron de pesca desde muy temprano y eran horas que no llegaban. Siento un aceleramiento en mi corazón repentino. ¿Yo no soy humana? ¿Pero qué carajos? ¡Está loco! Nunca ha pasado algo con mi cuerpo fuera de lo normal. Llevaba mis vaqueros puestos y mi cartera en un bolsillo, es que me da mucha flojera sacarla de ahí. Dejé el libro en una mesita que tenía a un costado y gateé por mi cama hasta llegar a mi móvil, el que por cierto, tuve que comprar de nuevo, por que un idiota lo trozó enfrente de mis narices; Y marque el número de Ana.
Sonó tres timbres y contestó.
- ¡Hola! - Escuché su voz divertida.
- ¡Hola! ¿Por qué tan contenta? - Me contagió su alegría.
-Es que

no sabes a quién estoy viendo -Chilló.
- ¿A quién ves? - Me levanté de mi cama y me dirigí a las escaleras. El pasillo estaba oscuro y ni me molesté en encender las luces. Me confíe. Tenía algo de sed así que tuve que adentrarme en la oscuridad de la casa.
- A Duncan O'Donell -Me sorprendí tanto que, Cuando iba a dar el primer escalón resbalé y comencé a caer, pero eso sí, sin despegar mi mano del móvil. Chillé de frustración. Rápidamente lleve mi móvil a mi oreja - Yvaine ¿Estás bien? Te escuche chillar como cuando te caes de la escal... 
- Sí, estoy excelente -Nótese mi sarcasmo -Creí haberte oído que dijiste que estás viendo a O'Donell ¿En dónde estás? -Me levanté como pude y me dirigí a la cocina por un vaso de agua y esta vez me preocupe por encender las luces. 
-Estoy en el bar con un chico y de repente lo vi... Espera, ¿O'Donell? ¿Desde cuándo lo llamas así? ¡No me digas que se siguieron viendo después de lo que pasó! 
- Tal vez - La acabas de cagar -Es decir, Él me busca, yo para nada. Osea, nada que ver. 
- ¡Oh por favor! Yvaine ¿Y si está interesado en ti? Y tú ni cuenta te das.
Chasque la lengua. Que disparate. 
- ¿Él? ¿Interesado en mí? No inventes Ana, claro que no. Él es muy atractivo - Escuché una bulla de su parte - Y es la verdad. Él nunca podría estar con alguien como yo. 
- ¿Y cómo es alguien como tú? -Rodeé los ojos. 
- Alguien a la que no acostumbra salir los fines de semana, alguien muy inteligente

para Él, no soy chica de acción y personas como Él buscan esa clase de chicas.
- ¡Por Dios Yvaine! Las más santas son las más pecadoras.
- ¿Lo dices por ti acaso, Ana?
- Todas menos yo.
-Sí, ajá.
- Espera un minuto, el chico con el que estaba se fue -Su voz sonó lamentosa - Sé buena amiga y ven y acompáñame en mi dolor -Me lo pensé por un minuto mientras terminaba de llenar el vaso con agua y lo bebí.
- ¿En dónde estás? -Me lo pensaría. 
-En el Infernal Cave.
- De acuerdo voy para allá.
Colgué y subí las escaleras y me dirigí a mi habitación a tomar mi chaqueta y salir disparada. Tampoco es como si me emocionara la idea de salir, tan solo le hago un favor a Ana, nada más ni nada menos. 
El viento gélido ocupaba el lugar con su presencia, las hojas de los árboles se encontraban en el suelo, claramente viendo como las hojas otoñales adornaban el lugar. Abroche mi chaqueta y me envolví en mi bufanda de color gris. Me hice una coleta alta y lleve goma de mascar a mi boca para darle sabor y olor a menta. Miré de nueva cuenta el cielo y vi una estrella fugaz.
-Ojalá que la persona que esté destinada para mí llegue pronto. Porque la necesito mucho. 
Apagué el motor de mi auto y salí con mi cartera y mi móvil en mis vaqueros. De nueva cuenta las motocicletas se encontraban estacionadas con sus conductores y otras solas, y vi rápidamente la de O' Donell, entonces eso significa que Él sigue aquí.
Algo dentro de mí se ilumino, me estaba emocionando demasiado. ¡Oh

no! Claro que no, es solo que le temo volver a verle es un Demonio y su demonio ese, casi me mató de un susto la otra noche.
Camine hacia la entrada. Las paredes de ladrillo industrial, muchos focos de colores, lleno de gente eso sí. Busqué con mi mirada a Ana y no me fue difícil encontrarla sentada en la barra mientras tomaba unos tragos. Sus vaqueros eran oscuros y llevaba una blusa negra de manga larga con unas botas de piel le llegaban hasta las rodillas. ¿Qué tiene todo el mundo con el color negro? Me abrí paso entre la multitud y llegué hasta ella.
-Hey tú -Le dije mientras le besaba la frente. Llamando su atención logré atraer la atención de unos de los chicos que trabajaba en el bar. 
- Viniste, pensé que no lo harías - Contestó mientras me abrazaba.
- Te dije que sí vendría- Rodeé los ojos con diversión.
- Lo sé, y viniste por tu otra razón, mira - Nos acercamos y ella apunto discretamente con su dedo un lugar en específico - Allá está el chico que te quita el sueño.
Sentí un extraño palpitar en mi corazón. ¿El que me quita el sueño? Claro que no, apenas y lo conozco de hace una semana y quiere que ya se me quite el sueño. Discretamente miré hacia donde el dedo de Ana y observe a O' Donell platicar alegremente con otros chicos motociclistas tomando.
-No es algo que a mí me...- cerré mi boca en seco al ver como una puta rubia se le acercaba muy coquetamente y Él la aceptaba con gusto. Sentí un calor tan extraño correrme de la planta de los pies hasta mi cabeza. Entrecerré mis ojos y los fulminé con la mirada. 
- ¿Por qué no sigues hablando? - Miró a donde yo veía y se quedó callada - ¡Momento! Esa puta no estaba ahorita - Comentó indignada.
- No te preocupes, no me importa. -Encogí mis hombros y seguimos con una plática trivial. Juro que dejé de escuchar a Ana, no podía dejar de pensar que estaba en el mismo lugar que O'Donell y él estuviera con otra chica. Bueno, no es como si estuviese celosa, de hecho, muy su vida que haga lo que se le dé la real gana. 
El Bar Man se acercó a nosotras con una sonrisa encantadora y nos sirvió dos tragos. Le miré mientras levantaba una ceja. Pareció notar el desconcierto pero aun así no dejaba de verme con esa extraña mirada. 
-Hola chicas, Aquí se las mandan - Ana y yo nos volteamos a ver.
-Y se puede saber ¿De parte de quién? -Dijo Ana mientras acercábamos nuestros cuerpos a Él. Sé exactamente hacia dónde estaba mirando porque de repente nos miró algo más relajado. 
- De parte de Él - Apuntó con su dedo pulgar hacia atrás de él en la dirección en donde se encontraba O'Donell.
JackyRocks97





=================


Capítulo 15. ¿Disculpa?

¿¡Quién carajos se cree que es!? ¡Que no me venga a invitar nada! Que se vaya con la puta esa. ¡Estúpido imbécil! Ojala que me deje en paz, yo no necesito de un puto trago que venga de Él. ¡Esto era único que me faltaba!
- Joven -Lo miré como quién no quiere la cosa - Lo lamento pero devuélvaselo -Empujé los dos tragos hacia él y me miró confundido mientras hacia una mueca. Miró hacia atrás y luego me miró a mí con su cara apenada. Su playera negra le hacia resaltar sus brazos, su cabello castaño le tapaba las cejas y su blanca piel hacían creer que era un chico friki. Aunque era guapo. 
-Mira guapa, Lo lamento yo pero, no puedo dejar que haga eso, así que acéptelos - Empujó los tragos hacia nosotras. Ana los iba a tomar rendida pero le pegue la mano y ella la retiró mientras se quejaba. Volví a poner mi atención en el joven. De ésta no se libra ni Él ni el estúpido de O'Donell. 
- Te pondré las cosas de ésta manera amigo, no quiero nada que venga de aquel sujeto así que, te suplico que los devuelvas - comenté lo mas "apacible" y Arrastre de nueva cuenta los tragos hacia Él. Al parecer terminaba con su preciada paciencia. 
Porque Pareció molestarse.
- Y yo amablemente te insisto, acéptelos -- Los arrastro con pesadez hacia nosotras.
Ana se quedó sin habla al ver nuestro pequeño "desacuerdo". Sí, me estaba comportando tan inmaduramente. Lo arrastraba y él lo devolvía y así sucesivamente por unos segundos eternos. Parecíamos niños pequeños. Mientras más lo arrastrábamos el líquido comenzaba a desbordarse y caer

por la barra de madera.
Ana se puse de pie y caminó hacia la mesa de O'Donell ¿Qué irá hacer? No le presté atención. Ahora mi atención estaba puesta en el Barman y yo, no quiero nada que ver con O'Donell. 
- ¡Joder! ¡Haz lo que te digo! -Decía mientras nos acercábamos como si no hubiera nadie que viera nuestra absurda pelea - ¡No seas terco! - Me subí a la barra y tome los dos pequeños recipientes y los estrelle contra una pared. El joven se agacho con unos reflejos impresionantes- ¡Que no los quiero! ¡Chingada madre! 
Todo el lugar se quedó callado y me observaban con los ojos bien abierto, oh mierda qué vergüenza la mía. Mis mejillas se sonrojaron y baje de la barra lo más rápido que pude. Se irguió y me miró como si viese a una loca. Y de hecho lo estaba, no sé qué rayos me había pasado. Bueno, en realidad si sabía del porque pero no lo iba a reconocer. 
- ¿¡Pero qué te pasa!? - Su cara se tornó de un color rojizo -- ¡Ahora vas a tener que pagar esto! -Oh no.
Vergüenza era lo único que sentía en estos momentos. Ana se acercó a mi lado y le rogó al joven que disculpara mi atrevimiento e insolencia sin embargo yo me encontraba sin decir palabra. Me quede ahí helada. ¿Por qué demonios hice? Solo eran unos tragos.
Una colonia fuerte y penetrante llegó a mí. 
-Póngalos a mi cuenta - Su voz ronca denotaba diversión. Por lo que no me atreví a dirigirle la mirada mucho menos la palabra. Había olvidado que O'Donell estaba aquí, debo de parecer una cría. 
Escuché el suave respiro

de todas las chicas del bar y el quejido o gruñido de algunos chicos. Me removí incomoda en mi lugar no sabiendo que hacer o decir.
- ¡Oh! Duncan no te apures por eso - Comentó Ana con la voz totalmente maravillada. Ahora solo quería irme de aquí con Ana. 
- No es ninguna molestia, guapa- Su voz era tan sexy pero odiosa. Maldije por lo bajo, olvidaba que era un maldito mujeriego. No me sorprende que les diga eso a todas las chicas con las que se topa. 
Vi el brazo de O'Donell estirarse a un lado mío mientras el Joven recibía el dinero. ¿Cien dólares? ¿Qué es rico o qué?
- ¿Cómo se dice Madlow? 
Canalla, lo hacía apropósito. 
-Gracias - murmure en lo bajo. Mire al joven que me miraba de una manera extraña - Lo siento, no volverá a pasar.
- Claro que no volverá a pasar - Comentó el chico molesto mientras que colocaba sobre su hombro un rectángulo de tela. Se alejó de con nosotras y se puso a atender a los demás clientes. La música y las demás personas volvieron a lo suyo. Juro que no pisaré el Infernal Cave de nuevo. 
- Me voy a casa Yv, - Dijo Ana con un toque de malicia. No irá a dejarme aquí ¿O sí? - Nos vemos mañana, tomaré un taxi así que no es necesario que me acompañes- Me dio un besito en la mejilla - Adiós y muchas gracias - Le dijo Ana a O'Donell. Los observé y le tomó la mano y se la besó.
Ahora que lo pienso, ¿Cómo es que O'Donell tuvo tanta popularidad entre las chicas de mí escuela? Jamás lo había visto en los años superiores. Creo que después averiguaré aquello.
-

No fue nada - Suspiró y creí por un momento que se iba a caer. Asintió con su cabeza y salió a perderse por la puerta. 
Estaba aún sentada en ese pequeño banquillo y sentí a O'Donell colocarse atrás de mí. Acercó su rostro a mi oreja y me hablo muy pegada a ella. Corrientes eléctricas me llenaron en ese momento. No podía moverme, volvía a estar a su merced.
- ¿Podemos salir un momento afuera, dulzura? - Un millón de corrientes eléctricas me recorrieron por completo pero con una fuerza mayor. No podía formular palabra sin embargo no dejaría que esto me afectara.
- ¿Y se puede saber para qué? - Pregunté mientras me daba la vuelta. Quede a unos cuantos milímetros de distancia entre los labios carnosos de O'Donell y los míos. Casi podría arrebatarme un suspiro pero lo reprimí. Un brillo en sus ojos volvió a formarse pero desaparecieron en cuanto pestañó. 
- Eso es lo que me gusta de ti, Madlow. Te interpones a cualquier petición u orden, eres rebelde y no dócil - Sentí eso como ¿Un alago? -Pero como dije... Necesitamos hablar, nena. 
¿Sería correcto hablar con Él? Bueno, tampoco es como si ÉL me fuese a dañar. Sí me hubiese querido dañar ya lo hubiese hecho ¿no? No puedo pensar con claridad con Él tan cerca de mí. 
-Pero solo si es rápido - Me levanté de un salto y camine hacia la entrada.
Necesitaba salir de ahí, ya era bastante vergonzoso seguir aquí. Las manos de O'Donell viajaron a mi cintura aprisionándome por completo, me atrajeron hacía Él e intenté poner un poco de resistencia pero al último

lo dejé por la paz, O'Donell no me soltaría por nada del mundo y eso era un hecho más que claro. A unos cuantos metros escuché silbidos y cosas obscenas que "los amigos" de O'Donell le decían. Rodeé los ojos, como lo he dicho todos los hombres son iguales. Había mucha gente que era difícil pasar por todas ellas. Las luces de repente se apagaron y sentí como O'Donell me jalaba hacía Él aún más. Podía sentir su firme pecho en mi espalda.
- O'Donell -Le reclamé en un susurro.
Sentí su pecho vibrar.
- A las mujeres les asusta la oscuridad - Dijo divertido. -Necesito protegerte de los monstruos. 
- A las demás les podrá asustar pero a mí no. Así que, puedes soltarme O'Donell.
Y como si hubiese sido lo contrario intento pegarme mas a Él como si fuera una estampilla. Él se rió levemente y me separo un poco de Él para cambiar de lugar. Él se encontraba enfrente de mí y llevo mis manos a su cadera. Mi corazón latió con fuerza.
- No te separes de mí, Madlow.
Caminó y divisamos la puerta, salimos de inmediato y afuera se encontraban Smooke y Pool fumando. Separe mis manos de sus caderas pero las manos de O'Donell rápidamente hicieron lo contrario.
- ¿Qué fue lo que te dije? -Me reprendió. 
- Que no me separara de ti adentro. -Contesté con inocencia. 
- No, yo te dije "no te separes de mí" y no precisamente hablaba de ahí adentro - Me dio un ángulo de su perfil. Su piel blanca era casi perfecta, el cabello negro lo hacía parecer un chico misterioso. Esa nariz era exactamente las que a mí me gustan. No olvidemos su altura, me lleva por dos cabezas y media. Es un maldito guapo. ¿Pero qué me pasa? Yo debería estar lejos de éste tipo de chicos. 
Nos acercamos a su motocicleta y me separe definitivamente de Él. De solo recordar que esa cosa era un perro no me daban ganas de acercarme más a Él o Ella. O'Donell me miró confundido y miró a su motocicleta del infierno. Soltó una carcajada. No era divertido del cómo se burlaba de mí. 
- Tranquila nena, no te hará nada que no quiera yo que haga. 
Me abrace de mí misma y lo miré con detenimiento. ¿En realidad puedo confiar en Él? Supongo que sí.
- Vamos, quiero llevarte a un lugar -Me tendió la mano. No sé qué rayos me pasa pero siento algo extraño, algo que no he sentido nunca. 

JackyRocks97







=================


Capítulo 16. No es tan malo después de todo

Éste era uno de aquellos momentos en los que no sabes qué decisión tomar. Por un lado está el hecho de que sigo cabreada con Él y el otro es que tengo demasiada curiosidad por saber a dónde quiere llevarme. Tan solo con una mirada suya me hacía doblegarme, me estaba convenciendo sin tan siquiera decir palabra alguna. Rodeé los ojos y de mis vaqueros saque mi llavero; Una sonrisa de satisfacción se dibujaron en los labios de O'Donell. Le dejé las llaves a Smooke y a Pool para que llevaran mi auto a casa, confiaba en que no harían nada estúpido. El cielo nublado me daba la terrible sensación de que el invierno ya estaba próximo. Noviembre se acercaba con rapidez y aun con todo esto parecía que el tiempo había pasado mas rápido de lo esperado.
Tomé la mano de O'Donell y Él me jalo haciéndome montar en Zeus. Ésta cosa me aterraba, de tan solo pensar que la motocicleta era una mascota demonio me hacía erizar los vellos. Podía sentir la adrenalina correr con tan solo estar sentada en esta motocicleta. Era tan extraño pero de alguna manera de sentía bien, era como si fuese parte de mí. 
O'Donell encendió la motocicleta y arrancó a toda velocidad. Al instante me abrace fuertemente de O'Donell sin despegarme ni un centímetro de él. El frío golpeaba nuestros cuerpos y mi cabello perdió la goma de mi cabello haciendo que éste se liberara salvajemente, el aroma a del shampoo de fresas llegó a mi nariz. Pero aún más penetrante que aquella aroma, estaba la colonia tan masculina de éste demonio. 
La carretera estaba sola, o bueno, no tan sola. Estaba el rugir

de Zeus, el demonio y yo. Más allá a lo lejos se veía la ciudad con tantas luces, mi cabeza estaba recargada en su espalda, se sentía extrañamente bien estar aquí con Él. El paisaje nocturno era asombroso, jamás había estado por aquí. Aun cuando salíamos con Papá y Mamá no les agradaba la idea de salir de noche. A excepción de Arnold que cada fin de semana se pierde como hasta las seis de la mañana. 
- ¿Verdad que es Increíble? - Dijo -La vida de noche sin duda es la mejor - Aunque el viento fuera muy ruidoso podía escucharlo con exactitud. Claro y firme. Su voz gruesa y varonil era exquisita. 
El mirador de las montañas dejaba sin aliento a cualquiera que viniera a pararse a ver. El aroma de los pinos y a naturaleza me volvía loca. Recostada sobre la barandilla de madera observaba toda la ciudad y aun lado la playa. Si tan solo está fuera otra situación, otra persona, esto sin duda sería de lo más romántico. A decir verdad ¿Por qué O'Donell me traería a un lugar como éste? Es decir, no creo que él sea la clase de chicos que intenten impresionar de ésta manera a las chicas. Y mucho menos, tratar de impresionarme a mí porque desde luego que no. 
Pero de cierta manera es agradable estar así con O'Donell, quizás... Después de todo Ana tenga razón. Él no se tomaría la molestia de traer a cualquier chica aquí. Pudo haberme llevado a un hotelucho a intentar follarme pero no, me trajo a un mirador con una vista hermosa.
-Me impresionas. No tenía idea de que eras ésta clase de Chicos -Estaba totalmente maravillada. ¿Cómo es que nunca

había venido aquí antes? - En mi vida sabría de esto.
Rió bajo.
- Hay muchas cosas que no sabes de mí, Madlow.
Sus pisadas se oyeron entre la tierra crujir y sentí su cercanía quemar con el viento danzando. Una oleada de calor volvió a abrigarme, se sentía cálido y relajante. Imitó mi posición y observó el hermoso panorama. Su perfil hacia calentar a cualquier chica, pero aunque no lo quisiese reconocer también provocaba algo dentro de mí. Si no fuera lo que fuese, él me traería loca. 
-Oye -Me atreví a romper un silencio cómodo que se había formado entre nosotros- ¿Por qué decidiste estar en este lugar? - Sonreí y cerré mis ojos. Una pequeña brisa golpeó nuestros rostros.
- ¿Long Beach? - Cruzó sus manos dejándolas en el aire.
- Sí.
-Digamos que... Prácticamente me obligaron a venir aquí hace dos años a una misión- Sonrío de medio lado - Pero después de todo me gustó aquí-su voz sonaba nostálgica. 
Había más en sus palabras que quiero descifrar. 
- Long Beach es bonito, sin embargo hay mejores lugares - Le di la espalda al panorama y lo observé de reojo a su perfil. Pareció tensarse un momento pero recobro su postura. 
- Es cierto, hay mejores lugares. Pero el lugar me enamoró de cierta manera. Porque vaya, los Demonios en su gran mayoría no tienen sentimientos por cosas tan banales. 
Cierra la boca Yvaine, cierra la boca.
-Te enamoró el lugar o ¿una chica en especial? - O'Donell mantuvo su mirada serena y no contestó. Mi mirada era insistente, demandaba una respuesta

por alguna razón tonta. ¿Y eso a mí que me importa? Soy una estúpida. 
-Bien nena... Ya es algo tarde, te llevaré a casa.
Se despegó de la barandilla y caminó hacia la motocicleta pero se detuvo. Me miró y yo lo miré confundida. Caminé hacia la motocicleta e ignore su extraña reacción. Fue porque lo incomodaste, idiota.
-Eres una chica fuerte, Madlow - Mencionó con cierta voz seductora.
- Pero no sé qué soy-Montó su motocicleta. -Siempre me dejas confundida. 
- Lo único de lo que estoy seguro es que eres un Demonio, tu sangre está sellada por alguna razón extraña. No eres humana, más sin embargo pareces una. Creí que eras mitad mortal y mitad demonio. Una hibrida pero estaba equivocado. 
- ¿Qué te hizo descartar la idea? - Me abracé de Él.
Su sonrisa burlona apareció de nuevo y una blanca dentadura se estableció en Él. Me está tomando el pelo éste cabrón. 
- Tú actitud en el bar - El sonrojo llegó rápidamente a mis mejillas. Mierda, lo que quería era olvidar aquello y éste imbécil tiene que recordármelo a cada momento del día. 
- Deja de recordarme eso, me da vergüenza. -Bufé. 
En un movimiento muy extraño que maniobro él, acabe en su cuerpo, me tenía encima de su regazo. Intenté alejarme pero me tomó de mi espalda baja y me acercó a la fuerza hacia Él. Olvídenlo, éste se quiere pasar de listo conmigo. 
-No. Pude ver tu aura demoníaca aumentar notablemente. Un mortal no puede ver tal cosa, mucho menos sentirla, pero olvidas que soy un Demonio, veo cosas

sobrenaturales, soy demasiado sensible a cualquier cambio que haya, y más siendo tú.
Cuando volvimos ambos dos quedamos en silencio. Ninguno dijo palabra alguna por lo que me di la oportunidad de perderme un minuto en mundo. 
Al llegar a casa mi auto ya estaba en mi casa pero O'Donell insistió en que subiera por sus hombros para llegar a mi ventana. Solo para no levantar sospechas de Papá y Arnold. Igual y no era nada de qué preocuparse pero como dije, él insistió. 
-Madlow, apresúrate no puedo estar así todo el tiempo - Menudo imbécil. -Soy fuerte pero no te aproveches de aquello, dulzura. 
- Habla más bajo - Le regañe mientras le gritaba en susurro. -Te van a escuchar y créeme que no te conviene que Arnold te descubra.
- ¡Já! Ni que tu hermanillo pudiera contra mí... Madlow, enserio, Tienes diez minutos queriendo llegar a tu ventana. Esos diez minutos desperdiciados no te vendrían nada mal en diez centímetros de estatura -Estaba ofendísima. Dejé caer mi pie derecho con mucha fuerza en su hombro pero pareció que ni siquiera lo sintió. -No te apures. Estos diez minutos me he dado cuenta del redondo y bien formado trasero que tienes. 
-Cierra la boca O'Donell. Eres un sucio depravado. -Él se hecho reír lo mas bajo que pudo y ahora solo podía sentir como mi cara estaba caliente. Estúpido inepto.
Estiré mis piernas y mis brazos lo más que pude pero aun así no lograba alcanzar la ventana.
-Suficiente - Se movió tantito y perdí el equilibrio.
Pareció no notarlo ya que avanzó un paso hacia el frente y caí de

espalda. Me quejé de dolor y sentí que ahora si lo mataba. Me tomó en sus brazos y me puso de pie. Escuche ruidos en la cocina y lo tomé de su chaqueta pegándonos a la pared. Una luz se encendió unos segundos y después se apagaron. Volvía a estar muy cercas de O'Donell y él tan solo estaba quieto observándome. ¿Pero qué demonios me veía? No me había dado cuenta de que había retenido el aire hasta que solté un suspiro.
-Lo siento, nena -Sonrió burlonamente. Intenté despegarlo pero me acorralo con su cuerpo en la pared. ¡Hazme lo que quieras Papi!
Sentí a mi subconsciente gritar desde los adentros.
-No parece que lo sientas - Le miré de mala manera. Quemaba, quemaba demasiado. 
Se separó mientras se estiraba y levantaba un poco su remera blanca.
- Está abierta tu ventana - Me separé de la pared y observe mi ventana abierta. Las cortinas de mi habitación se salieron dejándolas ver, un color rojo vino era muy tentador para cualquier adolescente fisgón. No me había dicho nada nuevo de lo que ya sabía. 
A veces creo que me hace perder la cabeza, es un Demonio puede hacerme aparecer en mi habitación si él quiere pero no lo hace solo para molestarme.
-¡Bravo! No lo había notado pero se te olvida algo... yo no alcanzo la ventana, Bestia - Tan guapo y tan tonto. Crucé ambos manos y sentí su mirada ver una cosa.
Mis pechos.
Le chasque los dedos en su cara y sonrió con mera malicia. ¡Estúpido! Todos los hombres son iguales. Incluso para él siendo demonio.
Unió ambas manos suyas haciendo un pequeño espacio en ella.
-Coloca tu pie aquí y brincas. -Indicó. 
-¿Disculpa?
- De nada - Rió.
-No seas bestia, ni en tus jodidos sueños harás eso.
Estaba acostada en mi cama entre el sueño y la realidad. Por alguna extraña razón sentía que alguien estaba en mi habitación pero no me sentía capaz de pararme averiguar que era esa sensación. Igual y aunque quisiera abrir mis ojos no podía hacerlo. Mi cama se hundió y yo no me moví ni un centímetro. ¿Qué mierdas?
Un perfume, tan conocido para mí, comenzó a llenar mi nariz. Sentí una tremenda sensación de lujuria correr por mis venas. Un cuerpo masculino se acostó encima de mí. Su respiración agitada me hizo sentir nostálgica. Era como un sueño lo que estaba sintiendo.
-Bebé - Su voz ronca era la voz que anhelaba - Mi amor ¿Estás despierta?
Inconscientemente llevé mis manos, aun con ojos cerrados, a su cuello atrayéndolo hacía mí. Era cálido y muy suave. Era como volver a los quince años, era como estar de nuevo en el pasado. 
-Siempre he estado despierta esperándote, Kike...
JackyRocks97






=================


Capítulo 17. Volver a ti...

Caminé por todo el pasillo con mis manos rosando las paredes que de tan memoria me sé, solo escuchando su voz decir " Sígueme" era dulce, la voz que había soñado con oír una vez mas se volvía realidad con cada paso que daba. Aunque aún tuviera mis ojos cerrados, parecía como si pudiera observar todo mi panorama. Era como ver con los ojos cerrados. Sentía mi cuerpo flotar, era muy ligero. El olor a Canela llegaba a mi nariz y desaparecía a la misma vez que lo detectaba. Es algo ilógico de describir pero era como estar en casa, como volver a lo de antes. 
- Princesa mía - Escuchaba su voz insistirme con el toque seductor y tan peligroso que había en esa voz - falta poco para que llegues a mí. 
Perdí totalmente la noción del tiempo. Sentía que mis pies desnudos pisaban algo húmedo. Y agua comenzaba a empaparme, una voz de alerta comenzó a rondar por mi cabeza, esto no estaba para nada bien, necesito despertar de todo esto. Utilice toda mi fuerza para lograr abrir mis ojos ¿Pero qué me está pasando? Era tan fuerte que no me permitía reaccionar como yo quisiese. A lo lejos, muy a lo lejos, intentaba descifrar una melodía algo así como una pequeña flautilla. 
Yvaine, algo malo está pasando.
¿Enserio? No me había dado cuenta.
No es tiempo para ser sarcástica, despierta ¡Despierta ahora!
¡Eso intento!
Dentro de mí y la desesperación que crecía logre abrir mis ojos como pude no sin antes sentir un calor emanar de mí y perdí el equilibrio en cuanto reaccione; y caí del tejado de mi casa sin siquiera poder

pensar del como llegue hasta allí arriba. Grité con terror en mi voz. ¡Voy a morir! El aire y el agua mezclados me hicieron sentir frío en el cuerpo. Al casi tocar el suelo caí en el cuerpo de alguien más. Escuché su quejido pero el aroma que había diferenciado desde hace tampoco tiempo me hizo darme cuenta de quién era. Haciendo que el otro se esfumara de repente. Dejé de escuchar aquella flautilla y pude obtener más movilidad de mí. 
-T-Tú... Gracias a Dios-Dije mientras un temblor comenzaba a invadir mi cuerpo - O'Donell, gracias - Lo abracé con fuerza aun estando en el suelo. La lluvia caía fuertemente empapándonos a los dos, podía sentir su pecho subir y bajar. Me atrajo hacia Él y colocó su barbilla en mi cabeza, nos habíamos sentado en el mojado césped y la verdad no me importo coger un resfriado lo único que importaba era que él estaba aquí.
-Demonios Madlow ¿Qué hacías allá arriba? ¡Pudiste haberte hecho daño! - Me estrujo entre sus brazos y sentí un calor, en el buen sentido, abrigarme. Había preocupación en su voz y eso me hizo sentir bien de alguna manera. 
-Yo, en realidad no lo sé -Me separé de Él y observe un brillo en sus ojos - ¿Qué hacías por aquí? Creí que te habías ido hace unas horas.
Frunció su ceño pero luego cerró sus ojos y negó con su cabeza. Acababa de decir algo tonto, por lo que me da a entender su reacción.
- ¿Qué crees que hago? Te protejo - Y ahí viene de nuevo esa sensación extraña -No seas tonta -Golpeo suavemente su mano en mi cabeza -Aparte, algo no anda

bien aquí.
Fruncí mi ceño y observe a todos lados. Y me di cuenta que ahora que estaba bien y que O'Donell estaba a mi lado nos podríamos resfriar así que me levante poco a poco y Él se levantó junto conmigo. Él había mencionado algo que comenzó a preocuparme. 
Tiene razón, desde la noche en que él apareció nada andaba bien. Hay una espina que me está inquietando bastante, solo que no sé si deba comentárselo a O'Donell en estos momentos. Aquellos sujetos, que estaban en el edificio la otra noche no parecían ser Demonios porque O'Donell reaccionó bastante diferente a como tener a Chad y Frad a su lado. Simplemente estaba tenso y con los otros dos idiotas ni siquiera parecían hacerlo sacar de sus casillas. Sin embargo, está también lo de esta noche. Fui sonámbula y no es algo de lo que sea muy común en mí, no sentí auras malignas rondar por aquí y mucho menos sentí el verdadero peligro como en otras ocasiones. 
- ¿Viste algo? - Le pregunté de forma tímida. 
Él sabe más, mucho más de lo que aparenta. Pero parece estar igual de confuso que yo, tal vez esto es algo que él no haya visto. 
- No es que haya visto algo, sentí algo - Me abrace de mí misma y se acercó y me abrazo - lo que no puedo explicarme es como llegaste hasta allá arriba. Te estuve gritando, discretamente, como loco.
-No te escuche - Me quede pensativa. Él me estuvo gritando ¿Por qué no lo escucharía?
-Te diré algo nena... No son Demonios ésta vez. Créeme de eso puedo estar seguro, pero te tiene que quedar algo muy claro -Tomó mi rostro

en sus manos y sentí una corriente eléctrica en todo mi cuerpo -No permitiré que te hagan daño...
Como la última vez entramos por mi ventana ambos dos. Últimamente se le está haciendo costumbre entrar a mi habitación de esa manera pero igual y creo que ahora es más que necesario que lo haga. También se le hace costumbre que cada fin de semana me pase algo sobrenatural, se me hará costumbre con el paso del tiempo. Entró a mi baño y le insistí que se duchara ya que necesitaba neutralizar el frío, aunque siendo sincera no creo que un Demonio se resfríe. Fui directo a la parte superior de mi armario y alcancé una bolsa negra de plástico y la bajé. Por suerte para Él, aún conservaba ropa de Kike en mi habitación, espero que le quede. Y no, nunca me acosté con Él, solo tenía la costumbre de dormir conmigo en algún punto de la madrugada en mi cama y salir de nuevo por la suya.
Mi habitación estaba poco iluminada por mis dos lámparas de noche por lo que la visión casi era inexistente. Escuchaba como la ducha de mi baño se cerraba y el cancel se corría. Ya tuvo que haber salido de bañarse el señor "Soy malditamente sexy y me las cojo a todas". De solo pensar que O'Donell estaba detrás de esa puerta desnudo moría de vergüenza. 
Mi móvil comenzó a vibrar, fruncí el ceño y me pregunté que quién demonios puede estarme marcando a esta hora de la noche y así sin más contesté.
- ¿Diga? - Fui a mi armario y busque ropa seca para ponérmela, ahora me encontraba en ropa interior y necesitaba darme prisa para que O'Donell no me viera semidesnuda.
-

¿Yvaine? ¿Qué paso? -irreconocible la voz de Carl preocupado.
-Nada estoy bien ¿Por qué? - Saque un short militar para dormir y comencé a desvestirme. Eche fuera mi ropa húmeda y la coloque en mi cesto de ropa sucia. Quite mi enorme blusa y estaba solo en sostén. 
-Yv, Escuche un grito tuyo ya sabes de esos irreconocibles que pegas como cuando te caes de las escaleras o ves una araña -Jodido idiota -De verdad me despertaste y me asome por mi ventana pero no había nada - Escuché un respiro al otro lado de alivio. Ese Carl es más sobreprotector que mi hermano... Aunque Arnold no lo sea.
Reí un poco.
-Carl, estoy bien, a la mejor fue tu imaginación. Ahora solo duérmete y mañana salimos ¿Te parece? - escuche como caía en su cama y como se escuchaba ese "click" de su lámpara.
-Tienes razón, ver tanta película de terror me tiene algo paranoico, te veo mañana te amo mejor amiga loca que no deja dormir a sus sexys vecinos - solté una carcajada en voz baja.
- Yo también te amo grandísimo idiota - Colgó y colgué segundos después.
Estaba buscando una playera enorme para colocarme pero recordé que todas estaban sucias. Hice una mueca y opté por una blusa de tirantes color negra que tenía colgada en una de mis sillas. La calefacción era exquisita por lo que no sufría demasiado el frío. Me la puse encima y en cuanto termine de ponérmela la puerta del baño se abrió dejando ver a O'Donell medio desnudo de arriba. Lo recorrí con la mirada lentamente, Dios, creo que tengo calor. Inmediatamente recordé Cincuenta Sombras de Grey... Si tan solo mi habitación fuera rojo... ¡Demonios, cállate! ¿Pero qué piensas Yvaine? No, aleja esos pensamientos.
Demonios, aleja la vista de Él. 
- ¿Te gusta lo que ves, nena? -Su voz burlona me saco de esa vista tan buena que mis ojos se estaban dando el lujo de admirar. Salí de mi trance y lo miré a los ojos, me sonroje y me di media vuelta algo avergonzada por mi actitud.
- ¡Oh! Cállate - Fui a mi cama y removí las colchas. No podía dejar que él saliese con este clima, así como él se preocupa por mí tal vez... debería hacer lo mismo - ¿Irás a tu casa O'Donell?
- ¿Quieres que me quede? -Era una insinuación.
 Mostró su blanca dentadura y se acercó a la orilla de la cama con sus manos en sus bolsillos. Él era realmente atractivo, demasiado para su propio bien. 
- No es eso, la lluvia está muy fuerte - Un relámpago se dibujó en el cielo, mi ventana tenía las cortinas corridas. El estruendo se escuchó y hubo un apagón, si con las luces no veía bien ahora no veo nada. Me hundí en mi cama y escuché una risa no burlona, de O'Donell.
-Tranquila no pasa nada, aquí me quedaré espero y no te incomode, nena.
- No, para nada, ni que me pusieras nerviosa -El cuerpo de O'Donell se colocó encima de mí y olvidé por completo el hecho que a mí sí me pone nerviosa su presencia. Mi corazón lo escuchaba tan fuerte que creo que hasta Él también...
- Lo escucho -Mierda. Su voz ahora era ronca, y su cuerpo aprisionaba el mío. 
- ¿Qué?
-Tus latidos... los escucho.

JackyRocks97







=================


Capítulo 18. Un Descanso

Era cierto, eran desbocados mis latidos. ¿Qué más podía hacer? No los iba a ocultar, O'Donell estaba demasiado consciente de que su presencia no me era indiferente. Su cabeza estaba en mi pecho bien posicionada escuchando mi corazón. Su cabello parecía brillar aun en la oscuridad, los demonios deben ser temibles no protectores, deben de ser malos pero parecen no serlo demasiado. Si de algo estoy segura es que son egoístas y avaros. Buscan el poder cueste lo que cueste. Nos quedamos sin palabras, mas que con nuestras respiraciones haciendo un dialogo del cual no se sabría qué iba a pasar. Mi lado oculto pedía a gritos un toque pequeño de Él. Me odiaba aún más por sentir todo esto. No caeré en el juego de un pervertido que coge todo lo que se mueve.
Abandonó su posición en cuanto supo que yo no haría nada al respecto, no podía contestarle estaba avergonzada, porque aunque esta situación fuera incomoda era excitante a la vez yo no podría hacer esto; Y se acostó envolviendo su cuerpo semidesnudo con mi cobija al otro costado de la cama. Cerré mis ojos, tratando de regular mi ritmo cardíaco. Ignorando por completo el estúpido comentario de un demonio estúpido.
Ese Demonio estúpido la cual te trae totalmente loca.
Nadando por mis sueños y pensamientos recordé algo que me parece sumamente extraño. Hasta ahorita no lo puedo descifrar, O'Donell será un cretino pero por lo que veo, está al pendiente de mí, por esa razón tan extraña que dice que no soy una humana, soy ¿un demonio? No lo parezco. Recuerdo que hace horas mencioné el nombre de Kike

pero, en todo caso que hubiera vuelto ¿El porqué del presentarse de esa manera tan acosadora? Él nunca hizo esas raras presencias más que para dormir en mi cama.
¿Y si Él vino a eso? ¿Y si en verdad volvió?
No Yvaine, no seas estúpida. Kike jamás volvería y de esa manera mucho menos. Negué con mi cabeza, lleve una mano a mí frente y la dejé ahí. Suspiré, no puedo dormir con O'Donell en la misma cama, no dejo de pensar que Kike tal vez pudo estar aquí. Pero era su aroma, era su voz pero algo no encajaba, la melodía de aquella flautilla todavía seguía muy presente. 
-Madlow, estás muy inquieta y lo siento... solo duerme -La voz adormilada de O'Donell me sobresaltó y le di la espalda.
Escuché como O'Donell también se movía. Me tensé un poco. 
- Te lo advierto, O'Donell. Cruza mis límites y te cortaré los testículos con mis propias manos - Le amenacé y en cambio rió. Una risa ronca que me hizo erizar los vellos de la piel. 
- ¿Me vas a tocar? - Rápidamente me di cuenta de su estúpido doble sentido y me giré bruscamente.
Aunque la oscuridad no dejaba ver del todo, veía su rostro burlón rondar. Éste idiota a veces me hace encabronar demasiado pero para que negar que me gusta que él esté aquí en este momento porque, a decir verdad me siento segura. 
-No seas estúpido... No te pienso tocar de esa manera -Me quede en mi posición volteándolo a ver.
-Solo diré una cosa, nena-Dijo - Si te duermes, algo malo te puede pasar - Sus ojos formaron esas llamas sobrenaturales que me tenían fascinadas y yo me reprimí

al instante. 
-No te atreverías.
- No tengo porque reprimir mis instintos - Sus cejas se elevaron y me sacaron una sonrisa.
Acomode mi cabeza en la almohada y lo poco que pude lo observé detenidamente. Cejas negras y pobladas, piel blanca y unos labios gruesos y carnosos. Me pregunto a cuantas chicas habrá besado...
- O'Donell - Me acerque un poco a Él. Desprendía un suave calor, perfecto para este clima, imperfecto por su persona.
-Dime Madlow -también se acercó, pero a una distancia prudente. Creo que sabía lo que le convenía.
-Aparte de los demonios ¿hay alguien más que ande tras de mí? 
Tenía que preguntárselo eso me tenía bastante nerviosa. Y si alguien mas me buscaba tenía todo el derecho de saberlo, no pondría en riesgo a mi familia por culpa mía... si es que tengo alguna. O'Donell fijo su mirada en la mía.
- ¿Por qué la pregunta?
-Sabes mucho más de lo que aparentas saber O'Donell -Dije esta vez casi en un susurro-Los sujetos de la otra noche...
-No eran nada por lo que deba preocuparme, nena. -Habló lo más normal que se pudo. ¿Creerle o no creerle?
- ¿Me estás diciendo la verdad?
- ¿Enserio le preguntas eso a un demonio? -Rió. Estuve a punto de darle la espalda cuando su mano viajó a mi mejilla izquierda. -Sí, Madlow. Te estoy diciendo la verdad ¿De acuerdo?
-Gracias por tu honestidad... Sé que tal vez quieras dormir pero aún tengo muchas preguntas, por decir ¿Cómo es que puedo activar mis poderes? -Pareció sorprenderle mi pregunta.

No he querido tocar el tema porque creo que es una tontería. Me suena todavía algo de locos. Pero es importante... Si soy un demonio debo saber cómo utilizar mis poderes. 
-Pues... Necesitamos romper lo que te hayan hecho. Quizás es un bloqueo mental, te hechizaron o algo por el estilo.
¿Un hechizo? ¿Un bloqueo mental? 
- ¿Cómo deduces eso?
-Dulzura, en mi mundo eso es demasiado común. Cuando un demonio llega a quebrantar una ley como la de procrear hijos exclusivamente con humanos o ángeles, que lo último es algo que no se ha visto en siglos, les bloquean la mente por lo general. Porqué estarían rindiéndose a un juicio de muerte tanto al hijo como al que lo procreo. Pero siendo tú lo averiguaremos pronto. -Asentí. Se da a entender bastante bien - No deberías usar ese tipo de ropa para dormir -Su voz sonaba adormilada.
- ¿A Duncan O'Donell le incomoda que una chica vista de ésta manera?
- Sí, bastante.
- Tranquilo, solo me verás una vez con esto. -Dije triunfalmente. 
Sus brazos llegaron a mi espalda baja y la comenzaron a acariciar. Lo intenté apartar o eso creo, ya que sus manos me estaban arrullando, me estaban dando la mejor de todas las sensaciones. Estaba muy caliente, sus manos ardían. Acercó su boca a mi oreja y la piel se me erizó. 
-La próxima vez me gustaría verte desnuda, gimiendo mi nombre una y otra vez - Sé que no es cierto por su tono de voz. Pero aun así me provoco mojarme en mi ropa interior. 
- Ni en tus más eróticos sueños.
- Yo no tengo sueños eróticos, yo los

vuelvo realidad.
Me quede dormida sin rechistar por sus manos recorrerme toda la espalda. Juro que hasta mis pezones se pusieron duros. A la mañana siguiente el cuerpo de O'Donell se encontraba fuera de mis sabanas, por fortuna, si no, no quiero saber qué hubiera pasado si mi Padre o Arnold lo hubieran encontrado a un lado de mi cama. Me levanté perezosamente dirigiéndome hacia el baño. Me lave la cara y me metí en la ducha.
El agua caliente me hacia sentir mas tranquila, mas relajada, menos tensa. Necesitaba un día relajante un día sin demonios, sin O'Donell...
"- No deberías usar ese tipo de ropa para dormir.
- ¿A Duncan O'Donell le incomoda que una chica vista de ésta manera?
- Sí, bastante.
-Tranquilo, solo me verás una vez con esto.
- La próxima vez me gustaría verte desnuda, gimiendo mi nombre una y otra vez.
- Ni en tus más eróticos sueños.
- Yo no tengo sueños eróticos, yo los vuelvo realidad"
No podía dejar de pensar en esa pequeña conversación de anoche. ¿Lo habrá dicho enserio? ¿O simplemente me estará tomando el pelo? No imposible.
Claro que no, recuerda lo que te dijo Ana "tal vez le atraes" y no sabe cómo llegarte.
Un mujeriego de ese nivel sabe perfectamente cómo llegar con una mujer, ligársela y llevársela a un baño, a un callejón o un hotelucho por ahí.
Presiento que te pones muy celosa cuando imaginas a Duncan con otras chicas.
Suficiente, es O'Donell no Duncan.
Estaba en los hombros de Carl mientras

caminaba por la calle. Isla llevaba una sombrilla para cubrirse del sol, Ana usaba lentes de sol y Sarah llevaba un gorro muy coqueto. Nos dirigíamos a la playa y llevábamos todo lo necesario para nuestro pequeño descanso. Hacía tiempo que no la pasábamos también juntos. Yo iba cantando Jet Lag, de Simple Plan. Carl y yo gritando a todo pulmón. 
-Yvaine, pesas mucho -Se quejó Carl mientras me acomodaba mejor. -Y no estás en el tono de la canción. 
Estoy mega ofendida. 
- No inventes Carl, ¿eres un debilucho? -Me burle de Él mientras ajustaba mejor mis lentes de sol. -Tú tampoco estas súper mega afinadísimo que digamos. 
- ¿Yo? Déjame decirte que soy súper fuerte -- Imitó una voz más varonil. 
La playa hoy se veía realmente deliciosa. No aguantaba por acostarme a tomar el sol. Yo no soy fan de nadar en el mar, es algo que de verdad no me gusta. Tocamos la arena y como si nunca hubiésemos venido soltamos lo que traíamos en las manos y corrimos al mar yo solamente a la orilla y los demás fueron a sumergirse como críos. Claro sin que Carl se deshiciera de mí éste era el único que me acompañaba en la orilla del mar.
El sol estaba en su punto bueno, las olas del mar estaban excelentes. Sarah tomó las manos de Ana e Isla y corrieron a sumergirse en el agua por cuarta vez en lo que llegamos. Carl llevó sus manos a mis caderas tratando de bajarme. Porqué sí, no me había bajado de Carl desde ahorita. 
- No -Le dije -espérate un ratito mas, me siento muy alta. 
- Pues yo siento dolor - Hice un puchero

y baje con dificultad de los hombros de Carl.
Me coloqué a un lado suyo y la diferencia era grande. Lo ayude en colocar las sombrillas mientras las chicas jugaban en el agua. Las toallas las distendimos sobre la arena, las bolsas a un lado. Habíamos traído la comida pero se nos habían olvidado los refrescos. 
-Iré por unas gaseosas - Dijo Carl mientras se quitaba la playera.
-Yo voy, no te preocupes - El asintió y me dio dinero. Se echó en su toalla mientras la sombrilla cubría su cuerpo.
Caminé por la gran multitud de gente que había en la playa. Subí por las pequeñas escaleras de piedras hacía el mercado playero en busca de gaseosas. Lo bueno de estar en la playa, es que puedo usar ropa que para mí es descarada, sin la menor preocupación. Llevaba un mini short, una blusa de manga larga con la tela muy delgada, lentes de sol, cabello en coleta y unas sandalias de playa.
Divisé rápidamente una pequeña tienda y entré en ella. Había una larga fila para pagar los productos así que rápidamente fui por las gaseosas y me forme en la fila lo más rápido que pude.
Cuando llego mi turno de pagar la puerta se abrió de golpe atrayendo la atención de todos los clientes y para mí desagradable sorpresa, Chad, Frad y otra chica pelirroja habían entrado de una manera prepotente. Sentí un miedo recorrer mi cuerpo ya que ellos me buscaban desde que sé de su existencia, espero que no me hayan visto.
-Son diez con cincuenta - Dijo el cajero atrayéndome a la realidad. Le tendí un billete y regreso mi cambio.
Tomé las gaseosas en bolsas

y salí disparada del lugar. No pasa nada, tal vez no se dieron cuenta de que yo estaba ahí. Bajé por las escaleras y vi donde mi grupo de locos amigos estaba. Me dirigí hacía ellos y les arroje las gaseosas.
- ¿Mi cambio? - Oh Carl, eres tan avaro como siempre. Saque de los bolsillos de mis shorts y se los di en la mano.
-Chicas necesito que me coloquen bloqueador - Dijo Sarah mientras se quitaba la blusa y shorts, y enseñaba su bikini.
Atrapó mas de una mirada por parte de algunos chicos que se encontraban en la playa a lo que ella solo le dio satisfacción.
Ana tomó el bloqueador en sus manos y se echó en las manos, comenzó a esparcirlas por la espalda, hombros y brazos de la rubia. Isla le pidió a Carl que lo hiciera también con ella. Yo me quede sentada en la sombra con mis piernas en mi pecho mientras que con mis brazos no dejaba que se desunieran.
¿Qué estarán haciendo aquí?
Yvaine es una playa pública por favor, no pienses cosas que no son. Estoy demasiado preocupada, al diablo con ellos hoy vine a despejarme de todo esto.
Sarah estaba acostada a mi lado abrazada de mi cintura, ya cansadas de tanto nadar. Los demás se encontraban divirtiéndose en el agua, ya casi el sol poniéndose. Leía el libro de Aura de Carlos Fuentes, una excelente lectura. Cerré el libro y cerré mis ojos, sintiendo el peso del agua surtiéndome efecto. Se sentía tan bien este aire de casi Noviembre muy delicioso.
-Yvaine - Escuché una voz y abrí mis ojos rápidamente.
Levante medio cuerpo que estaba en la toalla mientras los brazos de Sarah aún seguían aprisionándome. La moví tantito y se quejó.
-Sarah ¿Me hablaste? - Le pregunto y ella renegó.
Carl, Ana e Isla venían hacia nosotros tomando sus toallas y enrollándoselas en sus cuerpos
-Vámonos ya, tengo frío - Dijo Isla mientras daba saltitos en su lugar.
Ana temblaba y Carl miraba a las pocas chicas que se encontraban a un en la playa. Asentimos y recogimos nuestras cosas. Caminamos hacia el Jeep Rubicon '98 de Carl. Echamos todo. Isla y Sarah se fueron con Él y Ana y yo en mi Malibu 2003. Seguía con que algo estaba a punto de pasar. Esa voz era conocida pero ¿De dónde había escuchado esa voz?
Salimos del estacionamiento. Sarah, Isla y Carl se fueron primero. Acomode mi espejo retrovisor porque estaba movido y vi a un hombre atrás. Frené de golpe.
Ana soltó un grito y me envolvieron la cabeza con una bolsa negra mientras un aroma extraña llegaba a mi nariz y perdía el conocimiento. Lo único que podía pensar era en Ana y en mí, en que era lo que nos iba a pasar. 
JackyRocks97





=================


Capítulo 19. Los Goldless

Mis manos comenzaron a reaccionar tocando algo como hierba seca. Había un dolor en mi cabeza que me estaba matando. Abrí mis ojos pero los rayos del sol no me despertaron como en todas mis mañanas, sino que un aroma a incienso fue presente en donde quiera que estuviese. Desperté echa volcán cuando me di cuenta en donde demonios estaba, y déjenme decirles para mí mala fortuna que me encontraba en medio de lo que me parecía a mí un establo pero sin animales. Me echaron como animal salvaje, a una habitación solo con una lámpara arriba incrustada en el techo, dándome poca de su luz y la habitación llena de paja en el suelo ¿Quién demonios se creen que son? Los maderos se entrelazaban entre sí y la poca luz del escaso día, ya casi extinto, asomaba los pequeños huecos de su construcción antigua. Paredes decoradas al estilo colonial, paredes de color caoba. Y de pronto, todo venía de golpe a mi memoria.
Después de haber sido raptada los gritos de Ana habían cesado y raramente tenía un mal presentimiento con todo esto. Me habían quitado la bolsa negra que ocultaba mi rostro, lo último que pude lograr ver fue a dos hombres vestidos blancos. No como de un manicomio, sino de una manera muy elegante, iban totalmente vestidos de blanco. Perdí el conocimiento cuando una gaza con un extraño olor fue puesta en mi nariz.
Busqué en mis shorts mi móvil y mi cartera y por fortuna los llevaba conmigo, pero mala suerte no había señal. ¿Qué clase de secuestradores dejan a una chica con su celular? Ahogue un grito de frustración y comencé a soltar maldiciones por todos lados. En

vez de tener miedo lo que tenía era coraje ¿¡Dónde carajos se mete O'Donell cuando mas lo necesito!? ¿¡Qué no está al pendiente de mí!? ¡Menudo cabrón! Presume de su capacidad para protegerme y me secuestran y la pregunta del millón es ¿En dónde demonios está O'Donell?
Yvaine, tienes que relajarte. Yo sé que Él vendrá por ti y tú también lo sabes perfectamente ¡No hagas drama! Que me pones nerviosa.
- ¡Yo no estoy nerviosa, estoy furiosa! - Le grité a mi subconsciente en voz alta.
¿Y Smooke y Pool? También ellos... ¡Lo sabía! Son unos idiotas, buenos para nada, nunca debí haber confiado en ellos.
Cállate Yvaine, renegando no ganarás nada.
Fui al otro lado de la pared colocándome frente a frente con la puerta. Tomé vuelo y corrí hacia ella pero era de acero. Mi "ataque" fue devuelto, caí de espaldas y dolió una parte de mi cuerpo. Recorrí mi vista por el establecimiento buscando algún palo o un alambre con que abrirme paso o tan siquiera defenderme. Y aquí, quedan años de prácticas desperdiciadas. 
Unas voces de hombres fueron acercándose, me retire de ahí y me escondí atrás de la puerta. Cuando la abrieron uno de ellos entró y lo ataque con fuerza bruta. Golpeé su espalda con unos de mis pies, pero pareció no afectarle demasiado. Su complexión era robusta, caucásico, y tenía unos colmillos grandes. Vestía de blanco por igual. ¿Qué tienen todos con el color blanco? 
Sonrió de manera perversa y tronó sus nudillos. Alcé mis brazos en espera de pelear.
-Vamos muñeca, no lo intentes

- Él otro imbécil se encontraba del otro lado del marco de la puerta. No lo veía pero lo escuchaba. Estaba divirtiéndose el cabrón pero no le duraría demasiado el gusto. 
Debo de ser valiente, solo es cuestión de aguantar un poco más. 
- Escucha pedazo de mierda, acabas de cometer el peor error de tu vida - Le amenacé de manera fría.
 Sentí mi cuerpo arder en furia, furia que no sabía que podía tener. Él caucásico me miró penetrantemente y sentí que las palabras que había mencionado habían tenido un efecto no tan esperado en Él. ¿Cómo era posible que un ruco de esa edad le inmutaran las palabras de una joven de diecisiete años?
- No, escucha tú - Dijo con su voz gruesa provocando miedo inmediato - ninguna niñata va a venir a mí - Apuntó hacia Él - Y Amenazarme con sus mierdas. Aquí tengo el control y si quiero puedo destrozarte viva. 
Me acerque a Él sintiendo como mis puños ardían cuando el otro chico, que de igual forma vestía de blanco, me separó del gordo ese. Jaló mi muñeca y me envío a unos metros lejos de Él. Aunque la habitación fuera grande, la sentía cada vez encogerse más. No estaba de lo más tranquila que se dice, no sé porque me tienen aquí y no hacen nada para hacerme sentir que me van a dañar verdaderamente. 
-Tranquila, Soy Dominic; no buscamos problemas y menos contigo - El chico, era de descendencia afroamericana por lo que observaba, sus rasgos y su piel - mira, nosotros no queremos dañarte. 
Esto de verdad no era como me lo imaginaba. Veía algo así como "Contrólate

Güera, no queremos dañarte pero si haces algo que nos cabree no dudaremos en matarte". Bien, las apariencias engañan aunque sea un poco. 
- ¿Tú y Él? -Fruncí mi ceño - O ¿Hay más de uno del cual deba de temer lo peor?
Sonrió.
- Chica lista, y sí, somos más -Me tomó de los hombros sus ojos negros se encontraron con mis ojos grises - Sabemos lo que eres. 
Mis instintos se pusieron en alerta. Él pareció notarlo por lo que me regalo una sonrisa ¿Simpática? Suavizó su agarre y de verdad imaginaba lo que estaba pasando aquí. Ellos son el enemigo de los Leadarks, por lo tanto O'Donell tiene que venir por mí. Soy importante para ellos o algo así tengo entendido. 
-Tranquila, nosotros no te haremos daño. En cambio ellos sí y es por eso que te hemos rescatado de sus garras. 
- Los Leadarks - Fue más una afirmación que una pregunta. El ambiente se puso tenso de pronto.
Su amigo, pareció enojarse por lo cual gruñó.
-Silencio, Ashton -Dijo mientras se había girado para encararlo, de manera que lo reprendió. Su voz cambio notablemente y me sorprendí. Volvió su atención a mí y su facción malhumorada cambio a una suave conmigo ¿Qué puedo esperar de una persona tan bipolar como ellos?- sí chica, ellos. Pero antes de proseguir a esta introducción quisiéramos llevarte con alguien que te está esperando, muere de ganas por verte. 
¿Alguien quería verme? ¿Solo a mí? Y sí es así no tenía sentido que secuestraran a Ana también. Hablando de ella...
-Esperen un minuto ¿Qué hicieron con mi amiga, antes

que nada? - Me retiré bruscamente por lo que Él sonrió. El otro sujeto, Ashton pasó por mi lado empujándome y salió por la puerta para colocarse a un lado de ella.
- Por ella no te preocupes, a estas alturas ya sabes lo que somos, más no quienes somos. Le borramos la memoria y la enviamos a su casa. 
- Quiero garantía.
- Y la tendrás. -Dijo antes de que saliéramos de aquel establo.
Después de haber salido de ese maldito calabozo, entramos a una casa muy bonita, pero sencilla. Observe cada rostro de cada individuo que me encontraba por mi camino. Aunque la noche había caído, el lugar era iluminado por antorchas al estilo hawaianas. Estaba bastante limpio, veía de vez en cuando ventanas dar vista hacia el mar a mi izquierda. A mí derecha la vista daba hacia una carretera. El tal Ashton me cuidaba por detrás, mientras que Dominic, iba a mi costado izquierdo. Me estaba cansando de esta situación. Llegamos a una puerta de madera, Dominic tocó y una voz se escuchó del otro lado. No la pude distinguir demasiado bien por que estaba pensando en opciones para poder salir en cualquier momento. Al entrar enfrente había un escritorio, de espaldas en una silla de piel se encontraba un hombre. A sus costados se encontraban Chad y Frad. Me quedé en mi lugar y retrocedí unos pasos hasta que Ashton me empujó hacia adelante.
-Maldito bastardo, en tu puta vida se te ocurra volverme a tocar - Me erguí y le di la cara sin tener miedo.
Sentía adrenalina correr por mis venas, esto era en verdad muy excitante de cierto modo. Dominic trató de alejarme del imbécil mandril que

estaba enfrente de mí pero fue inútil. Ashton y yo nos mirábamos con odio puro. El ambiente era tenso y podía escuchar como reían en voz baja Chad y Frad. 
-No puedo creer que hayas cambiado tanto - Sentí un puñal emocional cruzar por mi pecho al escuchar esa voz. Mi corazón latió con fuerza y lentamente lleve mi cuerpo hacia el escritorio alejándome de Ashton, tan solo sintiendo el impulso de ir hacia él. 
El asiento se dio vuelta y me quise desmayar. Sentí mis piernas flaquear.
- ¿Kike? - Mi voz sonó quebrada, sin poder creerlo. Mis manos fueron a mi boca ahogando un grito. ¿Pero un grito de qué? De alegría... lo dudaba. De miedo... Posiblemente ¿¡Él me secuestro!?¡¿¡Él volvió!? ¡No entiendo nada! 
Sus ojos azul miraron mis ojos miel.
- Princesa - Hizo una seña con sus manos y todos en esa pequeña sala salieron calladamente. Chad y Frad me miraron de reojo con una sonrisa de lado totalmente prepotente.
Una vez afuera todos, el castaño que tanto había anhelado ver me abrazo con mucha fuerza. Lo abracé desesperada, besó mi frente y me sujetó de la cintura. Esto era tan familiar, pero hay tantas dudas acerca de todo esto. Sí Él ya estaba en Long Beach, pueda ser que Él fue a visitarme la otra noche. Pero en dado caso, él quiso matarme. 
-Kike, por todos los cielos - Comencé a llorar como loca - ¿En dónde demonios te metiste? - Sus ojos azul cielo me miraron con ternura. Pero había algo que cambio en Él. No son los mismos ojos que me miraron tantas veces hace años.
- Por ahí - Contestó

mientras me volvía abrazar.
- Eso no es una respuesta - Le dije - Pudiste haberme avisado - Le reproché y me separe de Él ahora enojada - Eso no es importante ahora ¿Por qué mierdas estás con ellos? - Y fue cuando me di cuenta. Él me miró como si eso fuera obvio - Eres un demonio. 
- Y tú también, Princesa. -Me quede sin palabras. 
- ¿Cómo es que lo sabes? -Pregunté algo dudosa. 
- Por qué soy el líder de los Goldless, Princesa. Mi deber es saber todo de lo que me interesa.
- ¿Desde cuándo sabes que eres un Demonio? - Le pregunté curiosa.
- Desde el último día que te vi. -Una sonrisa triste se formó en su rostro. -Sé que has de pensar que soy un patán por todo lo que te hice pasar, Yvi. Pero créeme que mi intención jamás fue lastimarte. 
- ¿Por eso fue que me secuestraste? -Estaba ofendida -Sí eso querías pudiste haber ido a casa.
-En realidad, solo aprovecho que estas aquí y tenemos algo de privacidad -Será un idiota -En realidad volví por ti, si eso te hace sentir mejor. 
- ¿Y qué quieres? ¿Qué regresemos? ¿Qué todo sea como antes? -Me di la vuelta y observé el lugar. Era un lugar con paredes blancas, plantas colgadas. Un librero y algunos muebles de oficina. Cuando me gire a encararlo él se alejó de mí para sentarse encima de su escritorio. Me acerqué a Él dudosa.
-Esto es algo sencillo de decirlo, Yvi... Yo, Líder de los Goldless te quiero en mis filas. 
¿Qué?
- Yo...
- Piénsalo por lo menos, yo te estoy dando la oportunidad de hacerlo, Los Leadarks te quieren a la fuerza y supongo que ellos ni siquiera pidieron tu opinión -No sé si estaba tratando de darme a entender otra cosa. O'Donell simplemente había dicho "Nosotros la encontramos primero" Carajo yo no soy un objeto... Pero Chad y Frad me querían llevar al a fuerza. De verdad que yo no sabía en quién confiar ahora. Estaba confundida -Y también quiero otra cosa, y es la más importante de todas... quiero recuperarte amor.
Alzó su mano y tomo la mía. La besó de forma tierna y me sentí incomoda. Algo dentro de mí me decía que sus palabras no eran del todo ciertas, es un Demonio. Los demonios también mienten y así como O'Donell también busca el poder. 
Las puertas se abrieron de golpe. Kike y yo nos sobresaltamos pero un vuelco de alegría me inundo. Lo sabía...
-Madlow, ven aquí ahora mismo- Su voz era posesiva y no sé porque, pero le hice caso. Su voz me había atraído sin importarme una mierda de que mi primer amor había vuelto. Tan solo corrí a él porque sabía que él no me dañaría. 
- ¿A dónde crees que la llevas? -Kike se levantó furioso del escritorio. Sus ojos azul se formaron en un color amarillento que me hizo temblar, era como ver a una víbora. Su rostro se llenó de escamas brillosas y O'Donell se colocó enfrente de mí y yo tan solo asomaba mi cabeza por detrás de él. 
-Guarda tu veneno, Lawler... Ella irá conmigo lejos de ti, eso es seguro.
O'Donell me tomó de la cintura y me cargo atrás en su espalda. Sus manos se aferraron a mis piernas y yo me aferré a Él. Cerró las puertas de golpe y pude observar como algunas llamaradas se escapaban por los orificios de la puerta. Miré atrás de mí y había un que otro guardia en el suelo inconsciente. 
JackyRocks97





=================


Capítulo 20. ¿Molesto?

O'Donell corría por los pasillos mientras yo me encontraba en su lomo. No podía quejarme, de alguna manera me gustaba todo esto. Por fin sentía que a alguien le importaba. Pude observar como los hombres de Kike se llenaban de fuego y comenzaban a correr hacia nosotros. Eran tan excepcionales verlos, no creo poder acostumbrarme a ver a los demonios transformarse de esa manera.
- O'Donell ¿Por qué tardaste tanto? - Reproche entre los trotes.
-Tenía asuntos que atender - Dijo como si estuviésemos en una situación nada peligrosa.
Me indigné. ¿Había algo más importante por hacer que ir a rescatarme? ¡Imbécil! Si supiera por todo el susto que he pasado y a Él lo único que se le ocurre decir es que hay cosas más importantes que mi propia seguridad.
- ¿Acaso yo no soy importante? -Él soltó una carcajada. Sí, este idiota se estaba divirtiendo conmigo. Cuando lleguemos a casa ya veremos si se sigue riendo como lo hace ahorita.
- Controla ese sentimentalismo, Madlow.
Dimos vuelta en otro pasillo a la derecha, si creo que él sabe perfectamente por dónde salir. Se detuvo y me bajo. Aunque en primer lugar no entiendo porque quiso cargarme si yo puedo caminar y correr. Presumo que él solo busca pretextos para poder tocarme. Si será imbécil.
-Nena, ¿Puedes correr? - Preguntó sin estar agitado.
Su cabello estaba revuelto. Debajo de uno de sus pómulos se apreciaba un pequeño golpe, un moretón mejor dicho. ¿Él había sido golpeado?
- Sí, claro que puedo correr idiota... - Sin previo aviso corrimos.
Podía ver su espalda

ancha, mientras su chaqueta de piel se movía conforme sus movimientos. Mis sandalias no resistirían mucho si seguía corriendo a ésta velocidad. En más de una ocasión O'Donell lanzó llamas de sus manos exterminando a todo el que se nos pusiese enfrente. Yo tan solo seguía detrás de él pero algo me estaba pasando porque, El calor comenzaba a cubrir mi cuerpo y me alarmé. Sentía como si me estuviese quemando, no dolía pero la sensación de que estaba ardiendo me preocupaba. Seguí detrás de él sin decir una palabra, no quería incomodarlo suficientes problemas con salir estábamos teniendo como para que Yvaine Madlow se estuviese quejando de su condición.
-O'Donell siento que ardo - Perdimos a los demás demonios y se detuvo para examinarme detenidamente. Tocó mis brazos inspeccionándome y sentí que mi temperatura corporal aumentaba tan solo por su toque. Nos encontrábamos detrás de una puerta de servicio, y el espacio era algo pequeño.
- Lo puedo ver, nena - Sus ojos azules eran penetrantes. Pasaron de ser azules zafiro hacer azul eléctricos con un centro color amarillo oro. Me asombré de ver ese fenómeno. Sé que ésta no es una situación para que esté pensando estas cosas pero O'Donell se ve realmente atractivo cuando me mira de esa manera.
- ¿Qué crees que me pase? - O'Donell abrió la puerta lentamente y Caminamos sigilosamente mientras el intentaba abrir una ventana que estaba cruzando uno de los pasillos.
- Estás experimentando la adrenalina que tiene un demonio cuando se siente en peligro con otros. Tal vez eso te ayude a romper lo que

te hayan hecho y dejar fluir tu poder demoniaco - Terminó por abrir la ventana y sacó la mitad de su cuerpo. Es un patán que hay de "Primero las damas".
Asentí y de repente Él fue envuelto en llamas mirando detrás de mí. Me tomaron de la cintura e intentaron alejarme de O'Donell pero pareció que eso solo empeoro mi situación. La fastidiosa cara de Chad solo provocó que mis fuerzas comenzaran a crecer. La ira comenzó a desbordarse por cada rincón de mi cuerpo.
- ¡No me toques! - Lo empujé y salió volando estrellándose contra una pared, cuarteándola por completo.
Entre en estado de Shock ¿Qué demonios acaba de pasar? ¿De dónde he sacado tanta fuerza?
-Madlow, vámonos - Su voz era insistente.
Mi cuerpo comenzó a temblar y unas manos tomaron mis brazos atrayéndome hacia a O'Donell quién caminaba de espaldas hacia la ventana lanzándose hacia ella. No temí en absoluto, sé que estando con Él no pasará nada. Escuchamos el impacto de nuestros cuerpos y de los vidrios pero no nos dolió en lo absoluto, al contrario nos levantamos y corrimos hacia la salida. Sujetó mi mano y en la entrada, más gente vestida de blanco intentaron detenernos.
O'Donell aun envuelto en llamas hizo que cayeran con tan solo un movimiento de sus brazos, extinguiendo sus llamas y aprovecho para comérselas, convirtiendo a esos dos hombres en cenizas. Mis ojos se abrieron del miedo. O'Donell había enterrado su mano en sus corazones, o eso creo, y sacó una especie de esfera con llamas. Comenzó a comérselas y el aura de O'Donell se hizo más pesada, más maligna y con

más energía.
Me miró con una sonrisa divertida, mientras su cuerpo volvía a la normalidad.
-Tenía hambre - Vaya manera de demostrarlo.
Pequeñas llamas sobresalían de su cuerpo. Al darnos cuenta de que ya no había nadie con quién pelear caminamos hacia la salida.
- ¿Qué es lo que acabo de hacer? - Dije mas para mí misma.
- Quisiste sacar tu poder, pero algo lo sigue bloqueando.
Mientras salíamos volteé a ver una vez más la casa en donde Kike se encontraba; Él que por cierto, nos observaba desde una ventana. Podía sentir su enojo aflorar con mucha intensidad.
Después de caminar unos kilómetros lejos de esa maldita casa las preguntas y dudas comenzaron a llegar hacía mí. En realidad ¿Quién es el enemigo aquí? O'Donell no parece serlo y a Kike lo conozco de toda una vida. ¿En quién debo confiar?
-Madlow, deja de pensar en eso ¿Quieres? -Ahora parecía estar molesto. No lo entiendo.
- ¿En qué, según tú? - A lo lejos veíamos la ciudad. ¿Tan lejos estaba? Las luces de la ciudad era hermosa. Pero ahora mismo no podía pensar en eso, O'Donell se había cabreado y no sé porque demonios.
-Creo que está más que claro quién es el enemigo aquí, Madlow.
- Apenas y te conozco O'Donell, yo no podría decir quién o quien no lo es - Le confesé. Arrepintiéndome por haber dicho tal cosa.
Se detuvo en seco y me miró como si lo que acabara de decir no lo creyera. Negó con su cabeza y una sonrisa maquiavélica se esparció en su rostro. Creo que no debí haber dicho aquello.
-Lo siento

yo no debí decir eso... Es solo que estoy cansada.
-No, Pero lo hiciste -pareció herirlo - ¿Crees que hubiera arriesgado mi propia seguridad para venir a rescatarte si no creyera que ellos te pueden hacer daño? -Dijo. Pero tenía razón. -Y tienes razón en hacerlo.
Estaba de pie enfrente de mí.
- ¿En hacer qué? - Fruncí mi ceño y su rostro se volvió serio.
- Conocerme, así que si tan preocupada estas por ese hecho pues mantente alejada de mí. Y se solucionan las cosas.
¿Qué? ¡Maldito manipulador de mierda! ¿Cómo puede decir eso después de lo que él hace por mí?
- ¿Y cómo puedo hacerlo si tú siempre estás ahí conmigo?
Elevó sus brazos y bufó.
- ¡Oh también eso te molesta! Bien ya que vamos a ponernos sinceros... No te preocupes, estaré al pendiente de ti de lejos. Sí tanto te molesta que sea yo quién lo haga personalmente mandaré a Vladimir, Smooke y a Pool para que te cuiden hasta que sepamos qué vamos hacer contigo.
Algo se había roto, y no precisamente mi corazón. Él estaba roto y mucho.
- ¡Tú no puedes hacer esto!
Grité enojada. Estábamos discutiendo en medio de la carretera. No puede dejarme, no ahora. No después de lo que él ha hecho por mí.
- ¡Claro que puedo y lo haré! - Chifló tan fuerte que creo que casi quede sorda. Quedándome sin palabras, con una extraña herida en mi corazón. O'Donell me dio la espalda y yo me quede quieta en mi lugar.
Se escucharon motocicletas, a unos cuantos kilómetros casi por llegar observe a los chicos venir a toda velocidad.

Levantando mucho polvo y llamas. O'Donell comenzó a caminar hacia ellos y yo lo seguí con la cabeza gacha.
Se detuvieron y O'Donell pasó de ellos como si no existieran. Él se montó en Zeus y se fue haciendo rugir la motocicleta. Lo vi irse, lo hice cabrear demasiado. Estoy arrepentida de tener la boca tan grande y no aprender a callarme.
Vladimir llegó corriendo hacia mí mientras besaba mi mano.
-Mon Chéri - Subió cada vez mas - La he extrañado.
- Ah, yo también - Eso pareció emocionarlo.
Allec se acercó a mí y me miró con el ceño fruncido, el rubio sabía que algo no andaba bien.
- ¿Qué pasó? - No le entendí y pareció entenderlo - Es decir ¿Qué paso para que Duncan se fuera sin decir nada?
Eso quiere decir que el no suele comportarse así. También quiere decir que lo hice salir de sus casillas. Negué con mi cabeza encogiéndome de hombros. Me sentía como una estúpida.




Dos semanas pasaron desde aquella noche.
Noviembre llegó rápido, la escuela ha transcurrido normal. Mis amigos y yo nos hemos divertido. Bueno en realidad ellos, yo no. Carl ya casi no está con nosotras e Isla parece algo lejana. Me pregunto si ellos dos estarán saliendo, parecen uña y mugre y la verdad es que extraño hablar con mi mejor amigo.
Desde aquella noche en la que vi por última vez a O'Donell siento que algo me falta. Hay noches que no puedo dormir e imagino que él entra por mi habitación y se acuesta en mi cama pidiéndome perdón. Pero tan solo se queda en eso, en mi imaginación.
Kike ha ido a mi casa de manera normal. Al principio lo echaba de mi casa y se resignaba a mi decisión. Pero últimamente, me he ablandado un poco con Él. Papá y Arnold les sorprendió su regreso. Mamá no ha llamado, pero sabemos que está bien. No hemos tocado el tema sobre los bandos, creo que Kike quiere dejar que asimile todo esto de una mejor manera. Lo agradezco, de verdad que lo hago.
Smooke y Pool se han convertido en una gran compañía para hablar por las noches en las que no puedo dormir por falta de ese algo... o más bien alguien- Vladimir sigue de romanticón conmigo y en veces me desespera. Mientras tanto, Allec se pasa el tiempo con O'Donell y de vez en cuando viene y me visita. Siempre le preguntó por O'Donell pero no me dice mucho "¡Está bien! "Por ahí anda" o un simple "no sé".
Pero es que en realidad no tengo por qué preocuparme. Él no es esencial en mi vida. De hecho le agradezco por haber desaparecido. Todo ha vuelto a la normalidad.
Sabes que no es verdad, yo lo extraño y tú también aunque digas que no.
JackyRocks97


=================


Capítulo 21. Bailemos

"-Creo que está más que claro quién es el enemigo aquí, Madlow.- Apenas y te conozco O'Donell, yo no podría decir quién o quien no lo es - Le confesé. Arrepintiéndome por haber dicho tal cosa. 
Se detuvo en seco y me miró como si lo que acabara de decir no lo creyera. Negó con su cabeza y una sonrisa maquiavélica se esparció en su rostro. Creo que no debí haber dicho aquello.
-Lo siento yo no debí decir eso... Es solo que estoy cansada.
-No, Pero lo hiciste -pareció herirlo - ¿Crees que hubiera arriesgado mi propia seguridad para venir a rescatarte si no creyera que ellos te pueden hacer daño? -Dijo. Pero tenía razón. -Y tienes razón en hacerlo.
- ¿En hacer qué?
- Conocerme, así que si tan preocupada estas por ese hecho pues mantente alejada de mí. Y se solucionan las cosas.
- ¿Y cómo puedo hacerlo si tú siempre estás ahí conmigo?
- ¡Oh también eso te molesta! Bien ya que vamos a ponernos sinceros... No te preocupes, estaré al pendiente de ti de lejos. Sí tanto te molesta que sea yo quién lo haga personalmente mandaré a Vladimir, Smooke y a Pool para que te cuiden hasta que sepamos qué vamos hacer contigo.
- ¡Tú no puedes hacer esto!"
Parecía que yo sola me hacía daño al recordar todo esto, era obsesivo de tan solo hacerlo. 
¡Oh vamos Yvaine! ¿Por qué ponerte así? O'Donell no tuvo por qué haber provocado un efecto inmediato en ti. Tú eres una chica fuerte, y está enamorada de Kike a pesar

de todo.
Intentaba creer esa mentira pero la verdad es que ya no era una mentira, era una realidad. Estaba más que clara. Mis almohadas eran mi compañía junto con un pañuelo y estaba por demás decir que estaba sumamente usado, necesitaría comprar uno nuevo cuando me dignara a salir de mi habitación. Smooke y Pool fueron a comer hace diez minutos dejándome sola. Increíblemente descubrí que ellos comen no por necesidad, sino porque realmente les gusta la comida chatarra que producimos en mi mundo. También me entere que los Demonios entre mas tiempo estén en constante alimentación que consumimos los humanos se les vuelve costumbre. 
Abría y cerraba mi cartera con ansiedad, tomando el pequeño papelillo en donde se encontraba el número de móvil de O'Donell; Observándolo simplemente. Sin poder llamar para saber cómo está o que es lo que está haciendo. Sería algo patético pero en dado caso él puede venir a verme, sabe en dónde me encuentro no tengo porque rebajarme a su nivel. No estoy necesitada de Él, tengo a quién me proteja ¡Já! 
Pero aun así en mi mente solo se reproducía una oración "¿Llamarlo o no llamarlo?". 
¿Era tan difícil tomar una jodida decisión?
Tenía la solución a todo esto, siete números, siete números nos dividen. Mordí mi labio inferior indecisa si llamar o no. Tal vez, él no sabía cómo hacerlo tal vez esperaba a que yo lo hiciera. 
Y me arriesgue.
Comencé a marcar su número, llevando mi móvil a mi oído. Espere pacientemente. Comencé a sentirme como estúpida cuando no me contestaba, quizás esté ocupado y llame luego. 
-Hola

- la voz chillona de una mujer se escuchó al otro lado de la línea.
- Lo lamento, creo que me equivoque de número - Dije apenada. Estúpido O'Donell me jugo una trampa después de todo. 
- ¿A quién buscabas? Y vemos si te equivocaste - Su voz sonó algo así como retadora. De hecho me cabreo bastante su prepotencia.
¿Cómo se calman a éste tipo de personas? Fácil contestándoles de la misma manera. 
-Tal vez lo esté o tal vez no -Dije con el mismo tono de voz -Busco a Duncan O'Donell -No sabía ni porque hacia todo esto. Es sólo un Demonio que me ignora debería dejarlo por la paz. 
Me levante de mi cama y le eché un vistazo a mi ventana. Carl e Isla salían de su casa y parecían muy divertidos. ¿Estarán saliendo? ¿Serán amigos con derechos? ¡Yvaine Concéntrate en la puta que está al teléfono! 
- Oh, ¿Y para que lo buscas? Aquí está.
Mordí mi lengua y me abstuve de arrojar mi móvil a la pared. Solo tengo que calmarme. 
- Necesito hablar con Él, es... urgente.
-Mmm ya veo, creo que no se va a poder-Fruncí mi ceño.
- ¿Cómo que "no se va a poder"? Si Él está ahí contigo no creo que te cause muchas molestias estirar tu brazo, pasárselo o lo que sea, para que Él tome mi llamada.
-Querida ¿Si te puedo llamar así verdad?, Él está durmiendo en mi cama en este momento y no quiero despertarlo, está muy pero muy cansado, parece un angelito. Llámalo mas tarde o mejor nunca.
La muy hija de perra me colgó.
 ¡Maldito cabrón! Esto me saco

por querer arreglar las cosas con él. Me volví a hundir en las almohadas sintiendo algo extraño crecer dentro de mí. Estúpido O'Donell me tiene toda loca por su culpa. 
Tres días pasaron desde que realice esa llamada. A decir verdad después de haberme relajado decidí que ¡Al diablo con Él! Regresaría a mi vida, haría las cosas lo más normal que se podía. No me interesaba saber que Demonio era o qué tipo de poderes obtendría, me importaba una mierda. Disfrutaría la vida, saldría con mis amigos y saldría con chicos... O bien Kike. 
- ¡Arnold! Que lo dejes pasar - Golpeé a mi hermano con mi bolso de mano. Aunque no me gustaran los tacones y menos para salir a bailar, no me arrepentía de ganar un poco más de altura junto a estúpidos. Podía sentirme más alta e impotente. 
Mi hermano me miró de mala forma mientras abría un poco la puerta y asomaba su cabeza y hacia afuera la bilis y la cerraba con fuerza. ¡Menudo crío infantil! 
- ¡QUE LE ABRAS! - Le grité.
Arnold llevaba una pantalonera negra y una camiseta básica gris y una gorra volteada hacia atrás. Su cabello chico sobresalía un poco y él negaba con la cabeza. 
-Eres la más estúpida de todas las hermanas del mundo... ¿Por qué tienes que salir con Él? Recuerda que te dejó por mucho tiempo- Me reclamó. -Es un vago, solo quiere acostarse contigo. 
- ¡Hola puedo oír todo! ¿Recuerdas? - La voz de Kike se escuchaba del otro lado de la puerta. Será mi buena fortuna la que me permite vivir todas estas situaciones embarazosas. 
-Esa es la idea,

cabrón - Le dijo mi hermano recargado en la puerta chasqueando la lengua.
-Lo que haya hecho Kike ya no importa... ¿Te quitas o que te quito? - Le amenace mientras me quitaba los tacones.
- Yvaine, llegaremos tarde a la reservación - Kike se desesperaba.
- Oblígame enana - Me retó el estúpido de Arnold. No estaba bromeando cuando me decía, estaba hablándome totalmente enserio. 
Le apunté con mi dedo índice. 
-Conste que te lo advertí.
En un momento de descuido por parte de Arnold lo tomé de la cabeza impulsándolo hacía mí mientras le daba un rodillazo en el estómago. Intentó resistirse pero le atisbé una patada en su mejilla. Arnold se quejaba como nena.
La puerta se abrió de golpe y Kike nos miraba extrañado pero pareció recordar algo muy gracioso. El estúpido de Arnold no recordaba que sé artes marciales. Acomode mi peinado e infle el pecho con orgullo. 
-Olvidaba que se llevaban así - Comentó Kike divertido.
Lo deje tirado en el suelo quejándose mientras me acomodaba el vestido y subía en los tacones.
-Le diré a Papá de esto - Me dijo Arnold mientras cerraba sus ojos y salían pequeñas lagrimitas - Y tú bastardo - Le señaló - Tócala y borraré esa cara bonita de tu miserable rostro.
Kike sonrió de manera natural sin un toque de malicia y se despidió con la mano. 
- La traeré a las Doce - Dijo con mucha carisma.
Al llegar bajamos de su auto. La noche era fría pero al lado de Kike todo era caliente en el buen sentido.
Abrió la puerta por mí y entramos

a una discoteca. Nos dirigimos a unos sofás con cortinas transparentes. Nos sentamos y llegó un chico a tomar nuestra "orden". Kike vestía un pantalón de mezclilla obscuro, una playera blanca y una chaqueta de mezclilla. Venía muy casual. Yo un vestido hasta la rodilla color negro, cabello suelto, tacones y maquillaje negro, y labios naturales. Mi cabello llegaba a mi cintura. Las chicas me convencieron de traer esto puesto. Yo solo quería mis Jeans, mis Converse y mis blusas grises.
Había mucha gente en este Antro por lo que al llegar a la mesa tuvimos poca dificultad. 
-Un Tom Collins* -Dijo Kike - Y para ella ¿Un?...
Observé al joven que nos atendía, tenía el cabello negro y piel blanca. Pero a diferencia de O'Donell él tenía los ojos negros y unos labios delgados. ¡Oh carajo! En todos lados quiero ver a ese idiota. Ambos me observaban, creo que me preguntaron algo.
- Yo... Una Sangría - Respondí amable. Espero y haya sido eso lo que me preguntaron. 
El chico se retiró con una pequeña libreta en la mano. Me senté de forma lenta mientras Kike se recargaba en el sofá. Me miraba, bajando y subiendo su mirada constantemente. Me incomode al respecto.
El DJ parecía tener a toda la gente bailando por lo que supuse que Kike en cualquier momento va a querer ir a bailar, siempre le gustó bailar pero a diferencia de mí prefería salir a caminar a la playa o algo por el estilo. Observe a todos los jóvenes e inclusive gente adulta bailar unos con otros. ¿Cuántos de ellos serían demonios? 
-Te ves hermosa, Yvi - Dijo. 
Pero ya no sentía

escalofríos cuando él hablaba, se había ido y lo estuve notando estás semanas que él ha estado frecuentándome. No sé a qué se deba ese cambio pero era como estar con una persona normal... claro o lo que sea que él sea. 
- Gracias, te ves muy bien - Sonrió ante mi comentario.
Entrelacé ambas manos en mis rodillas y comencé a pensar en otras cosas.
- Lo sé.
Bueno, Kike nunca había sido así. Era algo así como yo, un chico normal. No me enamoré del típico chico popular de la preparatoria, me enamoré de un chico normal como yo. Nunca fue vanidoso, orgulloso, ególatra y muy aventado. Pero ahora se convirtió en todo esto. ¿Qué te paso Kike?
- ¿Quieres bailar? -Lo sabía no tardaba en hacer la famosa pregunta. 
- ¿No esperarás las bebidas? - Le pregunté evadiendo el tema de ir a bailar.
- Aquí las dejarán. -Se levantó del sofá -Ven princesa. 
Tomó mi mano a fuerzas y me jalo hacía la pista de baile. Las luces eran neutras, todo estaba obscuro, la pista de baile era de colores. La canción de fondo era la de Turn up the music de Chris Brown. Intenté relajarme. Nuestros cuerpos chocaban y Él llevaba sus manos a mis caderas. No fue la mejor de las ideas que yo haya tenido al respecto, creo que salir con Kike no fue lo mejor. 
- ¿Recuerdas cuando era así? - Habló en mi oído en voz alta.
Asentí.
Tanta gente aquí, tanto olor a cigarrillo y alcohol. Mi vista cayó en una pareja un poco más allá de nosotros. Conozco esa espalda. Mi corazón latió con fuerza, mi cuerpo se movía junto a Kike pero mi

mirada estaba centrada en O'Donell y su compañía. La chica pelirroja se le insinuaba demasiado y ¡Él no hacía nada! La tocaba con desesperación, su boca estaba pegada en su oído mordiéndole su oreja. Ella reía y su sonrisa solo demostraba una cosa. Perversión, Malicia y Lujuria. Mi cuerpo comenzó arder de enojo. Volteé para donde Kike y se encontraba tan concentrado en el baile que ni cuenta se dio que no le prestaba. Lo abracé fuerte y me dejé llevar por la música.
Si a Él no le importa a mí tampoco.
Eran más de las doce y yo no estaba en la totalidad de mis sentidos. De pronto había tenido la necesidad de beber hasta enloquecer. 
-Princesa, ya has bebido suficiente -Me quitó mi cerveza de la boca y frunció su ceño - Me vas a decir ¿Qué te ocurre?
Kike estaba realmente molesto conmigo. En cuanto terminamos de bailar lo único que había hecho fue tomarme la sangría y seguir por la barra libre. Tomé de todo y creo que de ese "todo" sus efectos comenzaron a surgir. 
- Nada - Le contesté de mala forma. -Relájate, estamos divirtiéndonos ¿recuerdas?
- Aguarda aquí voy a estacionar el coche afuera para salir rápido - Se levantó del sofá y me miré una última vez.
¿Quedarme aquí sola sin hacer nada? Ni loca. ¡La noche es joven y yo también!
Volví a tomar una cerveza en mi mano y me dirigí a una barra. Pasando por toda la gente subí como pude. La música sonó más fuerte y comencé a moverme, libre de toda vergüenza, libre de tantas reglas, libre de O'Donell.
La gente se reunió a mis alrededores y comenzaron alentarme de que hiciera más que solo bailar. Me quité los tacones y los arrojé por ahí. Comencé a mover mis caderas exageradamente y me acerque a un tubo que se encontraba en la barra y comencé a bailar en el. Movía mi cadera y cerraba mis ojos sintiendo la música vibrar en mí. 
-¡Madlow! - Escuchaba una voz gritarme - Baja de ahí ¡Ahora!
Abrí mis ojos y le volteé la mirada. 
- ¡vete a la mierda O'Donell!
No vi más a su compañía por lo que aumenté mis movimientos en el tubo, ahora, más sensuales. Escuchaba a los chicos gritar y decir porquerías y una que otra mujer chiflarme y alentarme a seguir con mi baile, posiblemente lesbianas. 
-Me iré, pero contigo - Estiró sus brazos para tomarme de la cintura y colocarme en su espalda.
Estaba aturdida y no pude reaccionar a tiempo, pero cuando me di cuenta de lo que había pasado entre en estado de cólera. 
- ¡Suéltame! - Golpeaba su espalda. Le di un último sorbo a la cerveza para arrojarla.
-No te soltaré, nena.
JackyRocks97



=================


Capítulo 22. O'Donell VS Kike

Salimos por la puerta trasera. Las manos de O'Donell me sujetaban con mucha fuerza que creí que jamás me soltaría. No podía ignorar el hecho de que una vez más Él estaba aquí conmigo. No me estaba dando por mí lado, se había atrevido a bajarme del Show que estaba haciendo ahí adentro. Y de todas maneras, quería llorar. Esto no era justo, era mierda todo lo que me estaba pasando. Una lágrima cayó de mi mejilla ¿Cómo podía seguir como si nada cuándo él estaba? Golpeé su espalda una vez más, un poco más débil. Era inútil soltarme de su agarre. 
- ¡Joder O'Donell! ¡Bájame ahora mismo! - Mi voz tenía que sonar la típica de una borracha. 
Estaba avergonzada de cierta manera, nuestro encuentro en semanas y me tenía que ver exactamente así, borracha. Muy bien Madlow, vas bien. Accedió a bajarme y me tambalee un poco al tocar el suelo, nos habíamos detenido sabrá cómo, pero los brazos de O'Donell me sujetaron firmemente y no me dejaron caer. Con mis súper flacuchos brazos de borracha intenté apartarme de Él pero aun así él seguía poniendo resistencia. No me atrevía a mirarle, esto ya era el colmo de mi descaro y más del suyo. No me rebajaría a verle.
- ¿Qué demonios crees que haces? - Su voz ronca me hizo sentir lumbre en mis venas.
- Intentó que me sueltes genio -oh bien, eso hacia unos segundos ya que deje qué O'Donell me sujetara por más tiempo. Más tiempo para estar en sus brazos, pero aun así no lo vería a la cara. Él me dejó como perro abandonado. 
Quería verlo aunque sea unos segundos. Miré de reojo y lo vi perforarme

la mirada. Se le veía cansado por lo que, comencé a preocuparme. Tal vez no sea una desgraciada después de todo tengo un corazón sensible. 
-No hablo de eso, nena -Aun con una mano en mi cintura sacó de su chaqueta un cigarrillo para encenderlo.
Me quede sin palabras al ver como en sus ojos se volvían a aparecer ese extraño fenómeno de oro en sus ojos ahora eléctricos. Echó su humo en mi rostro por lo cual tosí como loca, ya sintiéndome mas cuerda. Alejé un poco mi cabeza para poder respirar aire fresco. O'Donell rió pero no sabía cómo descifrar esa risa, no era burlesca era triste y eso me saco de orbita. 
- ¿Entonces de qué? No sé qué es lo que quieres saber - Dije aun con el olor a cigarro sintiéndolo penetrante en mi nariz -Maldita sea deja de hacer eso.
O'Donell se separó de mí y sentí un frío cubrirme. Me dio la espalda unos segundos y me regalo una vista de su perfil. 
- Madlow, estás borracha no piensas con claridad. Algún idiota pudo haberte tomado para violarte o para hacer quién sabe qué cosas contigo en ese estado- Aventó su cigarrillo por ahí. Aunque la calle estuviera desolada, llena de cajas de cartón por todos lados, edificios muy altos cubrir la luz de los faroles y de la luna, y un callejón sin salida, de alguna manera lo veía excitante - Para empezar no quiero saber porque estabas en éste lugar, ni porque hiciste lo que hiciste pero te diré que tú no eres esa clase de chicas.
Fruncí mi ceño. Me había molestado un poco que utilizara el término "esa clase de chicas". Yo puedo ser lo

que se me dé la regalada gana. No tengo porque seguir algún estereotipo de chica buena.
-No eres quién para saber juzgarme. Yo puedo ser éste "tipo de chica" cuando a mí se me antoje. 
O'Donell cruzó sus brazos. Llevaba una camiseta negra y unos vaqueros de piel, con sus botines militares. Su cabello se veía un poco más largo y la barba sin afeitar. Le daba un toque de chico aún más malo del que ya tenía. Sus ojos azules se apagaron y volvieron a ser normales. 
- ¡Já! Oh Madlow, no me creas tan ingenuo, mucho menos idiota- En un movimiento sumamente rápido me empujó con su cuerpo al mío con el mío hasta topar con una pared fría - Tengo muchísimo tiempo de vida, yo sé cuándo una persona es así y tú no lo eres. Tal vez seas la persona más difícil, terca, insoportable, cabeza hueca y más pura que he conocido en toda la existencia que tengo aquí en la tierra. 
Aquella declaración me hizo callar de golpe, quería decirle tantas cosas como de que se iba a morir pero al escucharlo hablar simplemente no pude seguir. ¿Es que intentaba decirme otra cosa? 
-O'Donell yo...
- Shhh... Y por eso mismo no quiero que estés conmigo - Demandante. Eso era O'Donell, una persona demandante con un poder extraño de dominio, puede manipularte en cualquier momento. Me estaba convenciendo de pensar lo contrario pero no podía. Era como estar enfrente de una barrera impenetrable. 
Acerqué mi rostro hacia Él quedando a tan solo centímetros de sus labios. Sintiendo su respiración golpear mi frente. Controlé mis impulsos que llamaban a gritos besarlo. ¡NO!

No pienses eso. Él tenía sus brazos a cada costado de mi cabeza, estaba acorralada por su cuerpo. Yo jalé sus bordes de la camiseta hacia abajo y sentí como bajaba su mirada hacia mí. Oh por todos los cielos, su colonia comenzó a hacer efecto en mí. Era deliciosa y adictiva. 
- ¿Temes que cambie tu naturaleza? - Me atreví a decirle. En cambio una línea recta se formó en sus labios, ciertamente lo había hecho pensar en algo que a él no le agradaba.
-No, nena... Yo no soy el problema. Temo cambiarte a ti -dijo - En algo que no eres y no tienes por qué hacerlo. 
Si antes con no verlo, o saber de Él, formaba algo extraño dentro de mí formarse como huracán, este era un momento extrañamente cómodo en el que sentía una calidez y abrigo cubrirme. Se separó de mí con mucha fuerza de voluntad y lo notaba por sus brazos. Sus músculos contraerse de la tensión, él ¿también quería estar conmigo de nuevo? ¿Será acaso que me extrañaba? Quería pensar eso, lo juro que quería pensar eso. Él al fin y al cabos tenía la tarea de protegerme. 
- Te llevo a casa - Dijo con decisión. 
Avanzó unos pasos hacia la calle. Le seguí torpemente como pude. Ahora que ya estaba pensando maso menos había recordado que Kike fue por el auto para llevarme a casa. ¡Maldición! Me siento una zorra. 
-Éste verás... Yo... -Me sentía estúpida -No vine sola - se detuvo en seco para girarme a ver con un brillo en sus ojos.
Alzó una ceja y una sonrisa de fastidio se posó en él. Volvió a cruzar sus brazos y comenzó una tensión

en el aire que había estado queriendo evitar crear con él desde que lo vi. Me miró con arrogancia y esa oleada de calor golpeó mi cuerpo. Bajé la mirada y volví alzarla. 
-Pues, yo no más te veo a ti sola. -Elevó sus brazos a la altura de sus hombros. ¿Me echo algo en cara?
O'Donell 1, Yvaine 0
-Me está esperando... 
No alcancé a formular la pregunta por qué él me interrumpió. 
- ¿Novio? - intentó adivinar mientras chasqueaba la lengua.
- No es mi novio - Él me dejó, así que técnicamente no es mi novio. -Mi compañía. 
Elevó sus cejas con sarcasmo y burla en ellas. Comencé a sentir como el efecto del alcohol disminuía y entraba en mí unas enormes ganas de besarlo y...
- ¿Por qué no lo haces? - Me sonroje. Cerró sus ojos, una sonrisa apareció por ese rostro lleno de burla. Lentamente, con movimientos lentos se acercaba hacía mí y yo no sabía cómo alejarme de él porque lo quería cerca.
- ¿Qué Demonios te pasa O'Donell? - Dije ignorando los fuertes latidos de mi corazón.
- Esa pregunta debe de ser para ti, no para mí - Sonrió de manera perversa. Les digo que no entiendo a los hombres, o más bien no logro entender a O'Donell. Primero me rescata, luego se molesta conmigo, se burla de mí, intenta decirme algo con sus movimientos corporales, se vuelve a enfadar, se pone en una actitud de Sarcástico y ahora se acerca a mí como si me estuviera asechando. 
- Solo... Olvídalo ¿Quieres?- pase por su lado enojada y aun un poco torpe.
Pero me sujetó fuertemente de mi muñeca

y me jalo topándome con su pecho. Lo miré a los ojos sorprendida. Sus ojos volvían atraparme y me sentía a su merced. El tiempo estaba desapareciendo y en lo único que podía pensar era que O'Donell no eran visiones de borracheras, no era un espejismo que salía de mi cabeza. 
-No, dime- Su voz se volvió aun mas ronca.
- Solo olvídalo - Calor, sentía mucho calor. Y me estrujo más. -Por favor O'Donell, para con esto. 
- Dime - imploró cerca de mi oído, sentí que mi entre pierna comenzaba como a palpitar. No lo había sentido antes - vamos nena, dime - Mi respiración comenzó a ser descontinua.
Mi mano, que estaba sujeta por la de O'Donell viajó a la orilla del cuello V de su camiseta y lo atraje a mí. Mi mano libre acarició su cuello y Él gruñó. No, definitivamente no me siento yo sé que esto todavía es parte del alcohol. 
-No insistas, O'Donell -- giramos y de nuevo me encontraba contra la pared. Con una diferencia esta vez, yo atraía a O'Donell hacía mí y él parecía no resistirse demasiado. 
- Dijiste que tienes unas ganas enormes de besarme -paseo su nariz por mi cuello. Mi piel se puso de gallina y sentí como mordía mi labio inferior y cerraba mis ojos para sentir mejor esa sensación.
- ¿Entonces para que querías que lo repitiera? -Le renegué perdida en otro mundo totalmente ajeno a éste.
-Por que quiero escucharlo de tu voz-Dijo él mientras hablaba entrecortadamente -Vamos nena, dímelo y lo hago - Besó mi mandíbula y llevé mis manos en su espalda. ¿Cómo carajos mis manos llegaron

a su espalda?
- Yo...- le dije sin saber que decía exactamente.
¡Olvide que estábamos en un callejón!
Escuche un carraspeo fuerte y claro, O'Donell no se movió pero yo me alarmé dejé de hacer lo que mis manos estuviesen haciendo en aquel momento. Mierda... 
-Disculpen ¿Interrumpo algo? - Estaba enojado, realmente enojado. Demonios, era una zorra...
- Sí. No. - Dijimos al mismo tiempo.
Me escabullí entre los dos chicos colocándome en medio de ellos. Kike por su lado mataba a O'Donell con la mirada y ni siquiera volteaba a verme a mí. En cambio O'Donell se encontraba de lo mas sereno observando las estrellas y luego mirando hacia Kike. Me sentía sucia, ahora que lo pensaba era una guarra ¿Cómo podía hacer esto en una cita con Kike?
-Si no te importa, lo cual dudo ¿Me puedes explicar qué haces con mi chica? - Reclamó Kike.
Fruncí mi ceño. 
- No soy tu chica Kike, no porque haya accedido a venir contigo significa que soy tu chica - Le miré mal y abrió sus ojos como platos y estuvo a punto de decir algo cuando la risa de O'Donell lo dejó callado. 
-Ya la oíste, Lawler, no es tuya - Apoyó O'Donell mientras me miraba a mí. 
-No te quieras pasar de listo, Duncan - Señaló Kike con su dedo índice.
Se aproximó hacia Él pero me interpuse en medio, otra vez. No quería una pelea entre ellos dos, sé lo que son y no estoy tan segura de que consecuencias habría si ellos dos pelearan justo aquí afuera de un lugar nocturno. 
-Cariño, apártate -Dijo O'Donell mientras daba un paso

hacia nosotros. -Le partiré el hocico a éste animal. 
-Yvaine, por favor -Kike imitó su acto. -Hay que enseñarle modales a los callejeros. 
- ¿Quieren controlarse los dos? - Los miraba alternadamente. -Esto es una estupidez. 
El callejón estaba completamente solo. A lo lejos se veían las personas cruzar las calles ignorando por completo aquella situación tan incómoda en la que me encontraba. Ellos estaban fulminándose con la mirada, parecían niñatos. Parecían adolescentes con las hormonas alteradas. 
-Ella es mi cita - Frunció el ceño Kike - tú ya tienes a la tuya. Deberías ir con ella, te ha de estar extrañando. 
-Yo no tengo citas, y eso deberías saberlo -- Bueno, eso era un alivio. De cierta manera me sentía aliviada pero no sé porque. 
-Chicos por favor. No les estaré rogando por mucho tiempo. -Me estaban ignorando y ninguno de ellos me miraba. 
- No me hagas romperte la cara, yo que tú me iba por dónde viniste - Kike alzó un poco la voz. Dieron un paso más.
-Ya que estamos siendo sinceros... Te comeré si me sigues provocando, maricón de mierda - Las palabras fuerte de O'Donell me dieron a entender que estaba hablando totalmente enserio. -Disfrutare cuando te esté descuartizando vivo. Voy a usar tu sangre para bañar a mis canes. 
- ¡Paren! - Todo el efecto del alcohol se había esfumado.
- ¡Voy hacer que no vuelvas a usar tus testículos! -Amenazó Kike. Esto era tenso, me tenían apretada entre los dos cuerpos.
- ¡Oh Lawler! - Rió O'Donell con bastante

gracia- No necesito testículos para hacer que una mujer me gima cada vez más - Eso realmente me había molestado.
Bufé y grite ya estando en cólera. Sentía mis puños arder en lumbre. 
- ¡Suficiente! ¡Me voy! -Me separé de ellos notablemente molesta. - ¡Mátense si quieren, me importa una mierda ahora! 
Aun los podía escuchar discutir, niñatos de mierda. Y hablando de mierda ¿Dónde carajos dejé mis tacones? ¡Ah! ¡Qué importa! Di la vuelta en una esquina y crucé la calle como si nada para sentarme en una banca de un parque que había enfrente de la discoteca. Las lágrimas corrieron por mis mejillas y había un dolor en mi corazón. Son unos idiotas, como pueden ignorarme y decir esas cosas. 
- ¡Yvaine!
- ¡Madlow! -los escuché gritar.
Una vez que crucé la calle me senté en la primera banca que vi. Crucé mis piernas y me abrace a mí misma. De repente comenzó a faltarme el aire, sentí un aura maligna ignorar todo el parque. Mis pulmones no podían recibir muy bien el oxígeno pero de pronto todo aquello ceso. Las luces de la ciudad comenzaron apagarse y fue entonces cuando me di cuenta que no había personas. No había coches. Era como un pueblo fantasma, me levanté de mi asiento y en el suelo vi unas extrañas sombras formar círculos y se dirigieron a un punto de encuentro. 
- ¡Chicos! - Les grité ahora alarmada. ¿Qué era lo que estaba pasando? Risas distorsionadas comenzaron a resonar sin ningún punto fijo volteé a ver a todas partes pero no podía ver nada. Los árboles comenzaron a tomar formas extrañas. 
- ¿En dónde estás? -Esa era lo voz de Kike.
- ¡No lo sé! No los veo - sentí mis lágrimas caer. Ahora sí que estaba asustada. 
- Madlow, exactamente en dónde te encuentras. -O'Donell parecía que estaba a punto de salir de sus casillas. 
-Cruzando la calle... en el parque. No los veo, no veo a nadie de hecho. Solo puedo ver sombras y cosas extrañas, escucho voces y siento que no estoy sola... Por favor vengan por mí. 
- Yvaine...
-No hay parques enfrente de la discoteca, nena. Solo está un terreno baldío - la voz de O'Donell se oía alarmada. 
¿¡Qué!? 
JackyRocks97



=================


Capítulo 23. Apariciones

¡Hola! Porqué ustedes lo pidieron haré maratón y dedicaré caps.
Capítulo dedicado a: Thea_Ban
Gracias a tod@s ustedes que leen la novela significa mucho para mí.
Disfruten la lectura saludos desde Chihuahua México :D
___________________________
(Maratón 1/3)
___________________________


Estaba asustada ¡Nunca debí de haberme separado de ellos! Soy una tonta, la más grande de todas las tontas. Cuando quería cruzar la calle no podía cruzarla, una fuerza extraña repelía mi contacto. ¡Genial lo único que me faltaba! Pero ahora, estaba más preocupada por qué o quién era él que me tenía aprisionada aquí. Hacía un minuto que los había dejado de escuchar; Comencé a correr por todo el "parque" buscando una salida pero era inútil. El pasto tenía un color verde pero de vez en cuando sonaban cosas extrañas salir de aquello. 
- ¡Chicos! ¿Me escuchan? - Les gritaba. 
Veía todo, todo era anormal respecto al parque. La noche pareció ponerse de acuerdo con mi pánico porque observe murciélagos volar y atravesar el cielo nocturno. Se supone que los murciélagos se encuentran en las montañas, no en el centro de un lugar playero. No los escuchaba y no los veía. Llegó a mí una aroma peculiar, madera quemada. Aunque no escuchaba las voces de ellos llamándome me eran totalmente ajenos a mi visión. Caminé por el parque y para mí desagradable sorpresa el parque se encontraba lleno de fuego. ¿Cómo es que de repente comenzó a incendiarse? 
Me quede perpleja.
-Yvaine Alexia Mugunta Madlow - una

voz áspera escuché en el entorno del parque. ¿Qué acaba de decir? Paseé mi vista por todo el lugar pero seguía sin ver nada, el fuego se hacía cada vez mayor y el fuego comenzaba aparecer. 
- ¿Quién carajos eres? - Mi cuerpo comenzó a llenarse de un enojo innecesario. Hice puños con mis manos y sentí un calor aflorar de mí. 
Daba vueltas en mi lugar esperando ver algo y así fue. Un agujero oscuro dejo escapar un humo lleno de pestilencia. Tapé mis ojos con ambos brazos, los comencé abrir poco a poco y enfrente de mí apareció un hombre bien vestido. Parecía que tenía algunos cincuenta años humanos; No creo que esa cosa sea humana. Una alerta llenó mi cabeza, esa aura era la más grande que había sentido. Era un poder demoniaco que me hizo enchinar la piel y sentir un miedo profundo. 
-Vaya manera de recibirme, Alexia - Su Gran puro lo arrojó al suelo y camino hacia mí. Su cabello negro opaco destacaba entre su piel blanquecina, y ojos rojos. Alguna que otra arruga en sus ojos. Asomó una sonrisa colmilluda y fue como ver a una serpiente sonreírme. 
- No me llame así y no tengo porque recibir a alguien que no conozco -dije a la defensiva.
-Te pareces a tu madre en el carácter -Caminó alrededor de mí.
¿Mi madre? ¿Él porque tendría que conocer a mi madre? 
- ¿Quién demonios es usted? ¿Y cómo carajos conoce a mi madre? - Fruncí mi ceño. Esto ya no me estaba agradando para nada. 
- La conozco bastante bien. -Burla, era lo que él hacía. 
- Explíquese.
Carcajeo de manera diabólica. Pero aun

así sabía que no me haría daño, sí Él quisiera hacerlo ya lo habría hecho sin tantos rodeos.
Dos seres con aspecto de sombras tomaron mis brazos y grité como loca. Pero eran de una fuerza tan bruta que no permitían moverme. Comencé a llorar del terror que estaba sintiendo, los árboles caían en llamas y los murciélagos rondaban por donde quiera que pudieses verlos. El hombre llevaba una capa color carmín y se acercó unos pasos a mí. Me removí con violencia en mi lugar mientras lloraba desesperadamente. Necesitaba que alguien me sacara de aquí.
-Yo soy tu padre - Soltó como si nada.
¡Esto era el colmo! Una opresión se estableció en mi pecho y las sombras me tomaron del cabello para que mirara a éste desgraciado. 
- Usted no es mi padre... Usted no puede serlo. Me está mintiendo. 
Soltó una risa maquiavélica y cerré mis ojos para no verlo. Su piel se convirtió grisácea con toques de tornasol, era como un reptil. O'Donell sácame de aquí por favor...
- Claro que lo soy - Se posicionó enfrente de mí con una sonrisa perversa. Pero le mantuve la cara en alto, ya lloré lo suficiente, pero no quitaba el hecho de que estuviera cagada del miedo.
- No, mi Padre es Rick.
Rodó sus ojos e hizo un ademan con su mano en la que llevaba el puro. 
- Su nombre es Rick Bell ¿O no te has preguntado porque nunca dice su apellido? ¿Por qué será que nunca lo has escuchado de alguien más? Todo es un juego, Alexia. El ajedrez ya está empezado y tú en este caso, no eres un peón al que arriesgar. He movido el juego como a mí

me diera la gana, ¿Arriesgarme a que Rick Bell supiera tus orígenes? De ninguna manera.
- No me joda, ¡Todo esto es una mentira! No tiene el derecho de hacerme dudar - chasque la lengua. - ¿Y Él que tiene participación aquí? Solo es un Sheriff, un policía. 
-No todo es tan común como tú piensas... te contaré un poco ya que tengo algo de tiempo. Hay mortales que buscan tu cabeza, eres una amenaza para ellos, hay algunos que saben que estás en Long Beach, algunos de pequeños fueron reclutados para destruirte exclusivamente. En un futuro no muy lejano, serás la líder que tomé un papel importante en una guerra que se aproxima... Tú eres mi hija, bastarda pero al fin y al cabos hija mía. Miranda Madlow es tu madre. Hija de un humano y una diablesa. Todo esto fue planeado, vas a dirigir a nuestro pueblo a una batalla que...
Mi respiración se entre cortaba, ya no seguí escuchándolo esto era demasiado para mí.
- No, Rick es mi padre y Arnold es mi hermano siempre ha sido así. Siempre han estado conmigo desde que tengo memoria -Y Volvía a lloriquear como una nena. Ésta era demasiada información para mí. 
- Rick y Arnold son familia aparte al menos el mas joven es ajeno a todo esto.
-Yo, no lo entiendo... ¿Por qué me dice todo esto ahora?
Las sombras aflojaron su agarre cuando vieron que ya no hacía nada por liberarme de ellas. La criatura que estaba enfrente de mí se arrodilló y levantó mi mentón para que lo observara. 
-Porqué ya es hora que conozcas tus raíces. Dentro de poco tiempo tendrás la edad para

que salgan a flote tus poderes. Dejaras de ser un demonio enjaulada en un cuerpo humano para obtener tu verdadera naturaleza. -Esto es una pesadilla -Y es necesario que conozcas muchas cosas - Dijo mientras observaba su alrededor con el mínimo interés.

Menudo imbécil con el que me vine a topar.
- ¿Entiendes que me vale una mierda? - Contesté -No me interesa ser parte de una revolución de demonios, yo quiero seguir con mi vida tal como la conozco ¿Cómo podría yo creer en un Demonio?
Él carcajeo con todas sus fuerzas mientras me miraba fijamente y su rostro se deformaba cosa que me asustó. Las uñas le crecieron y adquirieron el brillo de un afilado cuchillo. Las sombras chillaron y desaparecieron, los murciélagos comenzaban a entrar en él y podía jurar que cada vez se hacía más grande. 
- ¡Madlow! - escuchaba la voz de O'Donell. ¿Dónde demonios estará?
Seguí aun así sin despegar mi mirada de aquel monstruo.
-Yo no soy un demonio común y corriente, niña- Sus grandes colmillos se veían filosos. Su color era de un calor rojo escarlata. Cabello largo en una coleta y sus ojos amarillos como el azufre -Yo soy El Rey Taylon, gobernante de Demonet, mas conocido como el Infierno. 
-No, yo no puedo ser... -Deje las palabra al aire. No podía con todo esto. ¿Qué va a ser de mí ahora? ¿¡Qué es lo que voy hacer!?
-Y por lo tanto tú eres mi hija, heredera de Demonet - Camino hacia mí y yo me alejé -Próximamente habrá un evento que surgirá en mis dominios... Hay dos bandos en Demonet.
- Los Leadarks y los Goldless - Respondí con nerviosismo. 
- Ellos son los bandos mas poderosos, castas originales de los nuestros. 
-No me cuidaste de pequeña, ¿Por qué interesarme por unos demonios que valen mierda? - Respondí enojada. 
-Por qué en realidad desapareció todo rastro de humanidad desde que saliste de su vientre.
-Yo crecí y me crié como humana. Me niego a ser un Demonio - Levanté mi voz y podía sentir como la lumbre se formaba en mis manos.
-Tu naturaleza dice lo contrario - Se alejó de mí. Aun teniendo aquella forma, estaba en el suelo de rodillas y sentí que moriría. 
- Vete a joder a alguien más. Yo no quiero nada de esto, no lo estoy pidiendo déjame en paz. 
Él formó una línea con sus labios. 
- Veremos cómo te tomas tus poderes en este tiempo - Rió de forma macabra y desapareció envuelto en una llama.
El parque desapareció dejándome sola en aquel lugar baldío. Seguía de rodillas y me levanté rápidamente, miré a todos lados y pude ver como O'Donell y Kike me buscaban por ahí. Las calles, la gente, los coches, todo había vuelto. Miré hacia atrás una vez más para darme cuenta de que no era un sueño ni era a causa de mi borrachera lo que había pasado. 
- ¡O'Donell! - le grité.
Voltearon a verme y O'Donell fue el primero que corrió hacia mí. Yo también comencé a acercarme a ellos...
JackyRocks97



=================


Capítulo 24. Quiero respuestas

¡Hola! Porqué ustedes lo pidieron haré maratón y dedicaré caps.
Capítulo dedicado a: CamilaJavieraRentamal
Gracias a tod@s ustedes por leen la novela, significa mucho para mí.
___________________________
Maratón (2/3)
___________________________


Corrí como pude, esquivando los autos que estaban en movimiento para llegar a donde ellos estaban. Mi corazón latía con fuerza, las lágrimas corrían aún por mi rostro y el miedo seguía instalado en mí. En el caso de la gente ajena de la situación, ellos seguían divirtiéndose, siguiendo con sus vidas, no tenían idea de que todo lo que vivían era algo irreal. Un auto estuvo por atropellarme hasta que frenó bruscamente. La verdad era que ni me había inmutado de lo que hubiera pasado si me hubieran atropellado. 
-Fíjate por dónde vas, Idiota - Me gritó un hombre mientras aceleraba su coche. 
Ni tiempo tuve para reclamarle algo. Había cosas más importantes que tenía en la cabeza como para darle importancia a éste sujeto. 
Cuándo vi a O'Donell y a Kike sentí una especie de seguridad que no había sentido durante estos últimos minutos. Abracé a los chicos en cuanto los encontré, ambos dos estaban sujetos a mí sin ni siquiera pelear como hace rato. Lloraba asustada, temblaba mi cuerpo y esa sensación de que en cualquier momento lumbre saldría de mí no desaparecía.
-Princesa ¿Qué pasó? - Tocaba mi rostro inspeccionando si no tuviera ningún rasguño. Cuándo los pude observar mejor vi que en sus ojos preocupación. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que desaparecí.

-Yvi, por favor dinos ¿qué te pasó? Estuvimos realmente preocupados.
Abría la boca pero no podían salir las palabras, ¿Cómo decirles que lucifer se me había aparecido? ¿Qué era una especie de hija bastarda? Lleve mis manos a la cabeza y no podía articular palabra, mi alma estaba perturbada. 
-Madlow, mírame ¿Qué te hicieron? - O'Donell se veía aún más preocupado que Kike. -Nena, me estás asustando. Demuéstrame que estás bien por favor. 
-Era Él - Dije al aire. Aun pérdida con el corazón palpitando como loco.
- ¿Quién? -Preguntaron al unísono.
Nos encaminamos al auto de Kike. O'Donell me sujetaba del meñique y Kike de los hombros. Poco a poco sentía que podía seguir avanzando emocionalmente. 
-Mi Padre...-Quería decirles que el padre que ahora conocía desde siempre, en realidad no lo era. Qué era una especie de impostor. 
- ¿Rick? - Kike me miró confundido.
- Taylon - O'Donell dijo mientras fruncía su ceño.
- Sí...-Le respondí insegura. Nos detuvimos mientras acomodaba mi cabello nerviosamente en una trenza. Esperen un minuto... - ¿Cómo sabías eso? ¿¡Por qué no me lo dijiste antes!? 
-Después hablamos de esto, dulzura. 
- ¿Qué hacía Él aquí? - Preguntó Kike mientras abría su coche. -Taylon detesta pisar el mundo terrenal.
¿Qué? Oh... había olvidado que Taylon había mencionado a los Leadarks y a los Goldless, así que supongo que los ha de conocer.
-Más bien ¿Qué fue lo que te dijo? - O'Donell me cargo al ver que no llevaba tacones. 
No le reproché

nada, ya que, estaba aturdida. Bien, creo que O'Donell y yo tendríamos una larga charla después. De tan solo imaginar en lo que voy a pensar al ver a Rick y a Arnold estar en casa, estar en las cenas familiares, navidad, cumpleaños, excursiones... No quiero imaginar todo el dolor que voy a sentir al verlos. Jamás pensé que llegaría a pasar por toda esta mierda. Yo nunca pedí tener una aventura fantástica como las chicas de los libros ¡No! Yo solo quería vivir una vida normal.
-Prácticamente dijo que pronto cumpliría mis dieciocho años y que mis poderes comenzarían a surgir. Habló acerca de los Leadarks y los Goldless y... - lleve mis manos a mi cabeza. ¿Qué más había dicho? 
- No te esfuerces - Kike le dio un empujoncito a O'Donell para que me metiera en el lado del copiloto. Éste lo hizo sin rechistar y cuidadosamente me coloco en el asiento, antes de alejar su cuerpo del mío besó mi mejilla y yo solo quedé sin palabras. Inconscientemente lleve mi mano a la mejilla mientras observaba a O'Donell hacer algún gesto burlesco o algo por el estilo, pero lo único que observé fue a O'Donell sonreírme con su dentadura blanca y perfecta. Sonrió de lado después y guiñó su ojo.
- Hablaremos de esto después, Madlow - O'Donell se alejó de la ventana de cristal-Descansa, nena. 
Y fue directo a su motocicleta, Zeus, Y la montó para perderse entre la multitud. El rugir que lo acompañó desapareció minutos después. Kike cerró la puerta del piloto lentamente mientras encendía el auto y nos largábamos de ahí. 
El camino se tornó

incómodo. Me removí en mi asiento más de cinco veces, con la cabeza gacha y con una trenza en mi cabello. Cuando dejé de pensar en todo lo que había vivido, oído y visto esta noche lo que menos quería es que fueran hablar del tema. Había algo que Taylon había dicho que despertó mi total interés. Alguien mas buscaba mi cabeza, predijeron mi nacimiento y ahora estaban adiestrados para ir por mí en cualquier momento. Oh joder no quiero pensar en muerte en este momento. 
-Yvi, No voy a preguntar qué tipo de relación llevas con Duncan, pero - lo miré - solo no cometas un error que después vayas a lamentar.
No puedo creer que esté precisamente Él hablando acerca de errores.
- Kike, con "error" ¿A qué demonios te refieres? - Creo que me estaba empezando a sobresaltar. Lo que menos quiero en estos momentos es pelear no tenía energías ni ganas de hacerlo. 
Kike mordió su labio inferior y se acomodó en su asiento. 
-Mira, no discutiré contigo por su culpa, lo único que te pido es que no seas muy unida a Él. Habla lo necesario y aléjate de Él. Créeme no es la mejor compañía que puedes tener en estos momentos...
- Que coincidencia, algo así estaba pensando yo de ti. -Lo estaba viendo fijamente, atravesándole una espada a su garganta. 
Bruscamente frenó y yo me hice para adelante pero sujetada por mi cinturón de seguridad. Olía a llantas quemadas e instintivamente voltee a mirarlo iracundamente. 
- ¿Es enserio? ¿¡Temes y desconfías de tu ex novio y amigo de casi toda una vida... osea a mí, lo haces mejor conmigo

que con un tipo que conociste algunas semanas atrás!? Yvi, me conoces de toda una jodida vida ¡Demonios! Estoy decepcionado. Te pediré esto... Compórtate como tal conmigo ¿¡Escuchaste!? -Perfecto, tenía a un Kike fuera de sus casillas. 
¡Gracias al cielo! Y lo digo enserio, sí Él no hubiese tenido este arranque de ira conmigo créanme que seguiría cometiendo el error de salir con Él. Doy por definitiva que ésta será la última vez que me vean con Kike Lawler a solas. 
- ¡Escúchame jodido cabrón de mierda! Vele y grítale a tus jodidos esclavos y esta será la última vez que me levantas la voz e intentas manipularme. Yo no sé quién chingados te dio el puto derecho de hablarme como un pendejo patán... -Dije totalmente encolerizada -Así que le bajas dos tonitos a tu volumen, estúpido. 
Se quedó asombrado por mi reacción que su única respuesta fue acelerar el coche que hasta podía oler el aroma de hule quemado. Había sacado las uñas como con nadie más, estaba enojada, estaba confundida, quería ir a casa a descansar y en lo único que éste idiota piensa es que puede venir a Long Beach por mí y tratar de mantenerme serena, ¡Já! 
¡Imbécil!
Cuando llegamos a mi casa, había una sombra parada del otro lado de la puerta y baje del coche y lo primero que vi fue a Arnold con un bate de Beisbol salir de la casa y esperarme en los pequeños escalones que se encontraban afuera. 
Estacionó su coche aun yo estando dirigiéndome para con Arnold. Observé mi reloj de la muñeca 2:36 a.m. Me van a cagar. Escuché como corría detrás de mí y decía

mi nombre. Soy una dama, me di la vuelta para encontrarme con el rubio que creí conocer en algún momento de la vida. 
-Gracias por la salida - Le dije cortante - y por traerme a casa. Ten por seguro que será la última vez que lo hagas - no tuve la molestia ni de mirarle. Eché un vistazo a mi lado izquierdo y observe que el auto de mi padre no estaba en casa ¿Habrá trabajado hasta tarde? Siempre es lo mismo con él y su trabajo. 
-Yvaine, por favor espera - Esa voz, que alguna vez me hizo sentir algo, ahora solo provocaba NADA. -No sé por dónde comenzar, no fue lo que esperaba que sucediera esta noche, nada salió como lo tenía planeado... y yo créeme que lamento mi actitud de hace unos minutos, no tengo el derecho de pedirte nada como lo que hice, yo solo quiero protegerte por igual Yvi ¿Es que no lo entiendes, Princesa? 
- Ok - respondí así no más. Sin chiste, sin chispa, sin nada.
Kike frunció su ceño pero se cruzó de brazos mientras me veía fijamente. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios y se mordió su labio inferior. 
- Vamos princesa, ¿no estarás enojada cierto? - El tono de su voz ahora era suave. ¿Sufre de bipolaridad el tipo éste?
Alcé mis manos al cielo y giré para ver a Arnold, Él nos miraba con demasiada atención pero sabía que no iba a interrumpir. Sabe que puedo defenderme de los pervertidos y aparte que no quiere terminar como horita. 
- ¿Qué si no estoy enojada? Te lo pondré de esta manera, Kike - Volteé a verlo fijamente. Lo único que había en mi rostro era seriedad -

Me dejaste por mucho tiempo, no supe nada de ti durante años, te lloré como nunca lo había hecho por alguien, sufrí como la mierda. En las noches me preguntaba que, qué era lo que te había ocurrido, no dejaste rastro de ti... Pasan los años y apareces un día como si nada de esto hubiera ocurrido y quieres que todo vuelva hacer como antes. No Kike, eso no puede ser de esa manera. Tu jodida y desagradable actitud cambio mucho y dada las circunstancias, yo también cambie. No soy esa perita en dulce que conociste cuando tenías diecisiete años, ahora soy distinta a lo que conocías en aquel entonces. Y por lo tanto, y por no herir tus sentimientos, no puedes conquistarme de la misma manera en que lo hiciste cuando éramos más jóvenes. Cambiaron muchísimas cosas, y no solo entre tú y yo... Hablo de TODO y tú sabes a lo que me refiero ¿Cómo espero tomármelo a la ligera el hecho de que seas el líder de un bando demoníaco y que yo sea hija de un diablo? -Eso último lo dije en un susurro- Obvio no ¿Verdad?
- ¿Es así entonces? Se acabó y ya... -Dijo Kike algo decepcionado. 
-Esto se acabó hace tanto tiempo... Estas visitas y salidas nuestras no tuvieron nada significativo como volver a lo que fue. Tú y yo ya no funcionamos como pareja. ¿Lo entiendes?
Kike me miraba con dolor en sus ojos. Su mandíbula estaba tensa giró su rostro hacia otro lado y asintió.
-Ya veo...-Asintió y se escapó una risa para sí mismo. 
-Kike, no quiero herirte pero debes entender que...
-No merezco ese derecho, Yvi. Total, yo una vez te hice mierda... Sí lo hicieras

ten por seguro que no te guardaría rencor. Al menos tú me lo estás diciendo en la cara yo ni eso pude hacerlo. 
Se dio la vuelta pero yo tome su mano y él siguió el rumbo de mi mano. 
-Solo una cosa más, Kike.
- ¿Qué cosa?
- ¿Por qué te alejaste? ¿Por qué no despedirte de mí aunque fuera? ¿Terminar con lo nuestro?
Puede que eso ya no importase a estas alturas pero al menos merecía saberlo. 
-Cumplí dieciocho años por lo que fui reclutado por las filas de los Goldless y fui ascendido como líder legítimo, alejarme de ti fue lo más duro que he hecho en toda mi existencia. Sí te miraba una última vez sabría que los demonios irían por ti, porque los demonios en su gran mayoría no tienen sentimientos...-Dijo. -Pero volví, con la esperanza de encontrarte. Eras mi meta a tomar pero creo que llegue tarde para eso... 
Kike se fue una vez que Arnold casi se lo comió vivo. Dicho eso se fue dejándome sola, con la palabra en su boca. Kike me protegió a su manera, pero ahora no podía aceptar su decisión. Sí Él se hubiese despedido creo que verdaderamente lo hubiera odiado, aunque gracias a eso me hice fuerte... más de lo que yo pudiera serlo. Los brazos de Arnold me cubrieron. No sé qué tanto escuchó, pero estoy segura que no escucho nada sobre los demonios. Si no Él hubiese enloquecido. Arnold besó mi frente y nos adentramos en la casa.
Aunque la pesadez de mi cuerpo era enorme. No sé cómo conseguí entrar en mi cama y poder cerrar mis ojos unos momentos.
¿Yo hija del rey de las tinieblas? Increíble, no me lo

podía creer.
En cuanto a O'Donell, se las ingenió para poder entrar en mi habitación y pasar la noche conmigo, mientras intentaba calmarme. Odio decir esto, odio más admitirlo pero extrañé mucho a O'Donell. Seguía molesta por haberme ocultado que yo era hija de Taylon pero él me dio sus razones, al parecer Él únicamente lo estaba especulando. 
-Madlow, pasaste por mucho hoy y éstas últimas semanas... yo lo siento - aprisionada contra su pecho me encontraba. Aunque a Kike no le pareciera mi ¿Amistad? Con O'Donell tenía que aguantarse.
Las cobijas enserio que me estaban haciendo un gran favor en bajar mis defensas, tan solo esta noche. O'Donell estaba calientito y cada vez más el sueño bajaba mis defensas. 
- ¿Por qué? - Respondí casi en susurro. Queriéndome envolver en un sueño profundo. -De alguna manera me protegiste. 
Me acobije con Él. Acomodó las cobijas en mi cuerpo de manera tierna que podía sentir mis mejillas sonrojarse.
- Nena, no eran las formas correctas de hacerlo. Tengo órdenes directas de ser quién te proteja - al menos admite que Él personalmente me tiene que proteger.
-¿Y porque lo hiciste? - Escuche su suspiro. En realidad no creo que me vaya a decir del por qué se fue.
-No importa el por qué, ya estoy aquí - Lo imagine.
Me abrazó por la cintura pero no le dije que se apartará. Entrelazó sus manos por debajo de las cobijas. ¡Maldita sea!
-Prométeme que ya no me dejarás sola - Dije sin pensarlo. Mordí mi lengua por haber confesado algo tan bochornoso. 
-¿Quieres que esté contigo todo el tiempo, nena? -Casi podía sentir su sonrisa ensancharse cada vez mas.
-Yo... Quiero decir que...
-Shhh, tranquila lo sé. Sí, lo prometo dulzura - Besó mi frente una vez mas y sentí que casi podía sentir que me desmayaba. ¡ÉL BESO MI FRENTE! ¡Es un Demonio! ¿Fue tierno conmigo... otra vez?
-Madlow - Se acomodó en su lugar.
- Dime - respondí de manera soñadora.
- Repíteme lo de horita.
Levanté parte de mi cuerpo para poder verlo desde arriba. Bueno, lo que podía ver. La habitación estaba oscura así que no podía ver mucho. 
-Ahora ¿De qué hablas?
- Di que quieres que te bese - Mi corazón palpitaba como loco.
JackyRocks97



=================


Capítulo 25. Confundida

¡Hola! Porqué ustedes lo pidieron haré maratón y dedicaré caps. 

Capítulo dedicado a: daiana501
Gracias a tod@s ustedes por leen la novela, significa mucho para mí.
Fin del Maratón Chicos y Chicas, se que a la mejor fue corto pero no tenía muchas ideas y nunca había hecho un Maratón :v
____________________________
Maratón (3/3)
___________________________


Su voz ronca era una delicia, sus ojos se habían encendido al decir aquellas palabras. ¿Cómo podía contestar a eso? O'Donell debería superar aquello... que ahora que lo pienso no sé cómo fregados se enteró de lo que había pensado. Volviendo a mi realidad... No entendía que era este extraño sentir que crecía en mi pecho, aunque no estemos juntos y no de la manera romántica yo siento cosas que no he sentido nunca, ni por Kike. Entre el vacío y el relleno que sentía mi alma solo era causada por una persona, que digo persona, por un Demonio. Aquellos seres destacados por la mentira y la maldad, aquellos seres que tan excitante era su forma de ser que podía engatusar a la mas inocente criatura.
Y justamente, un Demonio yacía en mi cama.
Me descuide tan solo unos segundos y tenía a O'Donell encima de mí. Ambos callados y ya con la respiración dificultosa. Con sus brazos alrededor de mi cabeza. Demandando la total atención de mí para Él. Sabía que es lo que pasaría si no hablaba ni actuaba ahora. 
-O'Donell yo no...
-Tú - Dijo lentamente pronunciando de manera seductora cada letra de las oraciones - Sí quieres. Y maldita sea que lo puedo sentir.

No sé qué haces pero siento tus deseos y no trates de engañarme diciendo que es una tontería lo que digo. 
Dejó caer un poco el cuerpo encima de mí, transmitiéndome oleadas de calor. Cosas que apenas experimento. Dándome a entender que de ahí no podría escapar si no le decía lo que Él quería saber.
Los tirantes de mi blusa cayeron a mis lados en un movimiento de querer levantarme, y el pequeño escote de mi blusa dejo ver la mitad de mis pechos que sobresalían. Desde aquella noche en la que O'Donell me regañó por usar esto tan provocativo, me dio por darle la contra y es así como lo tengo loco en estos momentos. Quiero pensar que así es.
Rosó su nariz en mi cuello y mi piel se convirtió de gallina.
-Yo quiero - hable pesadamente experimentando una excitación incontrolable. ¡Mierda tan solo me rosó la nariz! -No esto está mal... Quiero que te detengas - mis manos viajaron a su cabello y lo jalaron suavemente hacia al frente. Una risa ronca surgió de su garganta. Haciendo a mis piernas temblar. 
Escuché la risa de O'Donell inundar nuestro pequeño espacio.
-Oh nena, No es lo que tu cuerpo me dice - Sus manos viajaron a mis caderas estrujándolas -vamos nena, sé que tú quieres esto tanto como yo. Quiero que te mojes para mí, así rico y delicioso.
Mordió un poco mi cuello y ahogue un gemido.
-Solo hazme caso, O'Donell... No es correcto- Lamió la parte de atrás de mi oreja y solté un pequeño gemido. Dejó ahora si caer su cuerpo encima de mí, aunque casi no respiraba mi aumento por querer tenerlo cercas

aumentaba, ya no estaba tan segura de quererlo tener lejos. Enrede mis piernas en su cintura y comenzó a pegarse más a mí entrepierna. 
¿Por qué no lo podía apartar? 
-Oh mami... No puedo hacerle caso a esto, te contradices Dulzura. Déjame hacerte algo rico - Esto era demasiada tentación para mí.
¡Deja que te haga lo que quieras!
Su mano derecha comenzó acariciar uno de mis muslos y a subir poco a poco. Pasándola lentamente y con mucho cariño. Me removí incomoda, bueno ni tanto, de mi lugar. Debía de parar ahora mismo o no sé qué demonios pasaría después.
-Madlow -Gruñía. Sentía de nuevo esa sensación de que mi cuerpo podía arder. -Mójate para mí nena... 
Es que era su voz la que me decía que lo intentara pero mi moral me decía que no, que no era la forma correcta de hacerlo. 
- Basta, para ya - Suplicaba en vano mientras me removía de mi lugar. Llevó sus labios a mis pechos, rosándolos, me estaba torturando.
-Dime la verdad y pararé - Se detuvo en seco. Separando obviamente sus labios.
¡Eso era lo peor! Que yo no quería que parara.
-Es la verdad - Mi voz tembló-Detente , no es correcto hacerlo de esta manera- Ya esto era un imploro. Ya no podía seguir con esto.
¡Pero yo sí! Siento que estoy en el mismísimo infierno, no lo detengas Yvaine, Por favor.
La oscuridad solo dejaba destacar sus ojos color azul eléctricos con ese destello dorado, lleno de secretos y emociones que aun no podía descifrarlos en Él; que poco a poco fueron reemplazados por sus ojos normales, un hermoso color

zafiro. Yo Acabo de bajar su adrenalina y no sé si eso es bueno o malo.
-De acuerdo -Alejó su mano de mi muslo y de pronto lo sentí frío y desnudo. Se recostó en su postura original y su cabeza cayó a la almohada - Lo siento, fue un error haber hecho eso, no sé en qué demonios pensaba. No volverá a ocurrir - Eso último lo dijo para sí mismo pero lo escuché a fin de cuentas.
Al día siguiente, O'Donell dejó un hueco en donde su cuerpo había estado tumbado junto a mí esta madrugada. Mi cuerpo se giraba, se colocaba de distintas posiciones acariciando el vacío de mi cama. ¡Por Dios no soy tan sentimental! ¿Oh sí?
Sí lo eres, querida.
Abría y cerraba mis ojos, mientras que mis pestañas tocaban mis suaves mejillas. Me levanté de la cama. Llegue a mi lavabo y me lave la cara, me miré en el espejo. Mi cabello hecho en trenza, mis labios rosados, vi mi escote y de pronto sentía vergüenza. ¿Así me habrá visto? ¿Un demonio tendrá mejor visión? ¡Espero que no!
-¡AH! ¡ODIO ESTO! - Le grité a mi espejo enojada. Negaba con mi cabeza, hacia pucheros ¿Pero qué diablos pasa conmigo?
Escuche que alguien tocaba la puerta y la abrí de golpe aun con enojo en mi cuerpo y para mí desagradable y mala vergüenza, O'Donell estaba enfrente de mí con el pecho desnudo y en unos vaqueros obscuros. Aleje rápidamente todo pensamiento pervertido que se me viniera a la mente.
-A-AH, ¿O'Donell? Pero - no encontraba el habla - Tú ¿Q-Qué haces aquí? - Tape mis ojos con ambas manos. El rió roncamente mientras sentía que su cuerpo se acercaba.
- Solo salí un momento a ver el clima, ¿No me habrás extrañado tan pronto o si nena? - Dijo con obviedad.
-No seas tan engreído... Solo, pensé que ya te habías ido - Sus manos tocaron las mías y las hicieron bajar para que pudiera verlo.
-No, pero no tardan en despertarse.
- ¿Quiénes?
-Tu familia.
Estaba en el comedor comiendo unos deliciosos panqueques de arándano, mientras Arnold se sentaba en la mesa débilmente. ¿Lo habré dejado tan adolorido? Creo que lo mejor sería disculparme con Él... en la otra vida claro. Ahora me gustaba verlo de ésta manera. 
-Arnold.. Arnold, Arnold - Canturreé. Él me miró y rodó sus ojos de manera cansada. Vestía con una camisa de cuadros color azul, sus Jeans y sus Vans azul marino, con su típica gorra volteada hacia atrás. 
- ¿Qué quieres? - Dijo de mala gana.
- ¿Y Papá? Ya tengo bastante sin verlo ¿Sigue en el trabajo?- Le pregunté dulcemente.
- Fue a recoger a Mamá al aeropuerto. ¿O no te había dicho que volvía hoy?
¿Mamá volvía hoy? 
JackyRocks97 



=================


Capítulo 26. Reunión ¿Familiar?

Creo que en estos momentos no sabía qué hacer, por un lado estaba el hecho de que recordar que ni Rick ni Arnold eran familia mía pero aun así ellos estaban al pendiente de mí en todo momento y estaba el hecho de que mi madre lo sabía y no sé cómo podía seguir con su vida. Cuando termine de comer los panqueques le sugerí a Arnold ir a donde mi papá. Él pareció pensárselo un momento y aceptó solo que se negaba a usar su Áltima. Acepte de mala manera ya que no tenía ganas de manejar, tomé las llaves mi auto junto con Arnold.
Durante el camino hubo pláticas triviales entre él y yo, nada fuera del otro mundo. Pero noté que mientras mas avanzábamos al aeropuerto un carro de color negro nos venía siguiendo. No eran ni Smooke ni Pool, ellos usan un Lincoln no una especie de SEDAN negro. Cuando bajamos, Arnold renegaba de que manejaba como loca pero solo era para probar sí mis sospechas eran acertadas, y sí que lo fueron. 
- ¿Me quieres matar acaso? Olvídalo, manejaré yo de regreso... -Decía Arnold mientras entrabamos dentro del aeropuerto. Yo tan solo tenía la vista fija en el carro negro y parecieron notar que los observaba porque arrancaron segundos después. -Pudieron haberte infraccionado por pasarte esos semáforos en rojo.
-Arnold, cállate no pasó nada ¿ok? Y sí, tú manejas nena. -Dije mientras le sacaba la lengua y Él rodaba los ojos. 
-No pasó nada porque yo estaba contigo. 
¡Uy sí! 
Al ir caminando por aquel lugar vi a tanta gente pasaba con maletas en sus manos, algunas se veían cansadas, otras alegres

encontrándose con sus familiares y amigos, otros simplemente hiéndase a tomar un taxi para largarse lo mas rápido de aquí. No tardamos mucho en encontrar a Papá parado con su ropa de Sheriff aun puesta. 
Papá y Arnold estaban tan emocionados de ver a Mamá que mantenían una plática animada entre ellos, no es que yo no participara en ellas si no que hablaban de futbol, estadísticas y todo eso. Mi humor en estos momentos no era como yo lo tenía planeado es decir, siempre estoy feliz por que veré a mamá al igual que Papá y Arnold. Yo también lo estaría, si no hubiera sabido que ella no es en su totalidad una humana. Cada que podía, renegaba por cualquier cosa y mi Padre, por que Él lo es, me abrazaba y me tranquilizaba. Lo único que quería con todas mis fuerzas era sentarme y estar con mi madre cara a cara, haciendo preguntas y que ella me las contestara sin más. 
Impaciente, caminaba de un lado al otro. Mordiendo mis uñas.
-Tranquila ¿Estás nerviosa Enana? - De solo pensar que Arnold no es mi hermano de sangre me provoca un nudo en la garganta. Pero ahora que lo veo, no tenemos nada físico en común. Siempre dije que éramos distintos, no solo físicamente si no, en nuestras maneras de ser. Él es tan... ¿Él? Osea, Él es gruñón a su manera pero yo siempre he sido dinamita. Arnold siempre ha sido chico ternura y yo chica explosiva. 
Sentí la mano de mi padre en mi hombro. ¡Oh Mi Padre! Él siempre ha sido mi Padre, pase lo que pase, desde que tengo memoria siempre ha estado conmigo.
-No lo estoy idiota, solo es que tengo ganas de

verla- Respondí soltando un suspiro.
-No esperaras mucho, cielo. Allá está - Dijo mi Papá con alegría. Se alejó de nosotros para correr hacía mi Madre.
Llevaba una maleta arrastrando con su mano izquierda. Su sonrisa siempre ha sido la más hermosa para mí. Ella es igual a mí, Castaña, ojos grises, piel blanca, de estatura mediana, y con ese carácter que tanto nos identifican.
Abrazó a mi padre y se dieron besos apasionados. Arnold y yo solo hicimos un gesto de repulsión, sí, como niños pequeños. Papá y Mamá eran como dos adolescentes enamorados o bien, eso parecía. Ahora que sé lo que en realidad pasa no sabría decir si Mamá miente demasiado bien. Cuándo terminaron de besarse intercambiaron algunas palabras entre ellos y se acercaron a nosotros mientras caminaban abrazados y mi Padre con la maleta en su mano.
-Chicos, no tienen idea de lo que les eche de menos - nos dijo con su suave voz angelical. La abrazamos, Arnold de un lado y yo de otro.
- Mamá, qué bueno que llegaste por que te tengo quejas de ésta hija del diablo -Dijo Arnold. Nos tensamos ambas dos. ¿Qué? 
- ¿¡Qué!? - Dijimos al unísono mi madre y yo.
- ¡Es un Demonio! Lastimó todo mi cuerpo la noche pasada-Le enseñó unos moretones del día de ayer y solo reprimí una carcajada.
-No empiecen como siempre -Dijo Papá viéndonos de mala manera -Después hablaremos de esos moretones jovencita. -Me encogí de hombros con una sonrisa tímida. 
Mamá me miró de mala forma y su mirada lo decía todo "Hablaremos de esto más tarde". Y eso es exactamente

lo que estaba esperando. 
Cuando llegamos a Casa Papá por fortuna, fortuna para mí, fue a trabajar enseguida. Arnold salió con sus amigos y yo me quede en casa con mi madre.
Se encontraba en la cocina buscando una sartén para cocinar algo. Yo estaba parada, recargada en el marco de la puerta observándola con detenimiento. La luz del sol entraba por la pequeña ventana que daba al patio trasero, con cortinas blancas y pequeñas. Cada mueble de esta cocina es blanco. Parecía tan normal. ¿Cómo es posible que ella no sea humana? Bien creo que es ahora o nunca. 
- ¿Qué ocurre Yvaine? ¿Te incomoda algo? - Dijo mi Madre mientras sacaba unas cosas del refrigerador. Dejé de recargarme en el marco para poder caminar unos pasos hacia el frente, con mis brazos cruzados sin despegar mi vista de ella. 
-Sí, Ma. Sí ocurre algo - Le dije con la voz firme, cosa que nunca había pasado con ella, por lo cual me dio de toda su atención. 
- Ok, dime qué te pasa -Dejó las cosas que llevaba en la Isla de la cocina y se sentó en un banquito.
- Yvaine Alexia Mugunta Madlow ¿A qué te suena ESO? - Fruncí mi ceño y recargue mis manos en la Isla.
Sus ojos expresaron terror y desconcierto. Hizo una mueca y se cruzó de brazos.
- ¿De dónde sacaste eso?
Sorprendentemente me controle un poco. 
- Eso, es de lo que menos me interesa tratar. ¿Mugunta? ¿Enserio? ¡Ese bastardo se apellida así!
-Cállate - Me ordenó Vorazmente. -Debes hablarle con respeto. 
Me había reprendido ¿Qué carajos pasa aquí? 


-

No me callo. Tengo derecho a saber ¡Que rayos pasa aquí! Yo a él no le debo ni una pizca de respeto.
Mamá parecía estar controlándose bastante bien a todo esto, en realidad pensé que se pondría algo borde respecto a que supiera todo y empezara algo iracunda. 
-Hija ¿Quién te dijo eso? -Reí con ironía mientras mordía mi labio.
Enserio que es ahora que puedo decir que no conozco a mi madre. Después de todo es un demonio, y no puedo confiar al cien con eso. Suena cruel puesto que confío en O'Donell y sus ¿seguidores? Pero eso es punto y aparte. 
- Lucifer - Respondí con una burla oculta. Ella pareció fulminarme con la mirada pero bueno ya no había nada que hacer. 
- ¡No me tomes el pelo! - Levantó su voz. Cosa que nunca antes había sucedido. Erguí mi cuerpo y la miré de forma descarada a decir verdad, ésta mujer no era más que una sucia mentirosa. 
- La cosa esa con la que te acostaste y me concebiste, ¿acaso debo de explicarlo con peras y manzanas? ¿Eh? Porque te apuesto a que no te gustaría el resultado.
-Niña insolente, ¿después de todos estos años es así que como me hablas? No me voy con rodeos, fue Él ¿Cierto?
- ¿Quién? ¿Mi Padre? - Ella me miró fijamente y sentí un aura incrementarse considerablemente- Sí, fue Él. No puedo creer que me hayas hecho creer toda esta mentira, Tú me engañaste.
- No era tu tiempo de saber estas cosas, Yvaine. No te andes de terca y muy valiente al enfrentarme a mí y mucho menos a Él. Ahora mismo me vas a decir cómo diablos es que conoces todo esto porque si

quieres puedo seguir siendo la madre que desconoce todo esto. 
-En resumidas cuentas... -Tomé una manzana que estaba en el frutero y comencé a pasarla de una mano a otra. - Pues ese bastardo que se hace llamar MI PADRE me encontró ayer. Casual.
Mi madre estuvo a punto de hablar pero cerró la boca. De pronto, humo negro y rojo comenzó aparecer en el suelo formando un pequeño torbellino. Yo me asusté que hasta sentí que palidecía pero mi Madre no lo hizo, de hecho parecía bastante normal. No tapó sus fosas nasales como lo hice yo porque supongo que estaba acostumbrada a éste tipo de aromas. En ese instante tomé un cuchillo del cuchillero de la cocina, inocentemente pensando en que con eso podría defenderme. Sí les soy sincera, esperaba encontrarme un demonio deformado y bien mamado; En cambio, otro cuerpo semejante a un hombre apareció al lado de mi Madre y era ese hijo de perra. Crují mis dientes y mis puños se formaron y sentí que el miedo que había sentido era abandonado y era bienvenida la cólera que estaba naciendo.
-Bonita sorpresa - Comentó Irónico mientras su sonrisa venenosa aparecía en su rostro. Sus cabellos plateados y ojos azules me helaron por completo. Tenía la expresión de terror mas asquerosa que haya podido ver en mi vida - Alexia, querida me alegra volver a verte - Sus ojos se volvieron rojos y me hacían temer pero no me dejaría doblegar de nada ni de nadie.
Haciendo atisbo de valor decidí que era hora de hablar. 
- No me digas Alexia, odio ese nombre - Le contesté. Los ojos de Mi Madre me decían que cerrara

la boca pero como no obedeceré ordenes, la pase por alto. -No eres bienvenido en esta casa, te sugiero que metas tu cola por dónde saliste. 
-Me gusta tu rebeldía - Comentó Él. -Pero Él único que impone y propone soy yo -Esta vez detrás de aquellas palabras, se escucharon como un eco y bien distorsionado. 
Definitivamente no podía contra Él. 
- ¿Qué quieres? ¿A qué has venido? 
-Yvaine, por favor... -Decía mi Madre mientras yo la miraba -Respeta. 
El Diablo ese caminó por la cocina, lentamente mientras llevaba un Puro a su boca. Mamá lo seguía con la mirada inspeccionándolo. No puedo imaginar que es lo que ha de estar pensando en estos momentos pero igual y no creo que pudiera hacer nada al respecto. 
-Aclararte dudas. Es lo mínimo que mereces de mí. 
-De ti no quiero nada - Sentí mis puños arder. -Ya puedes largarte. 
- ¡Cierra la boca estúpida! Créeme que si por mí fuera ya te hubiera mandado matar... Si no lo hago es porque tienes algo que me interesa. Claro que quieres conocer las respuestas, porque solo yo lo puedo hacer - Inhaló y Exhaló expulsando el humo, recordaba a alguien así, pero sería algo estúpido... No creo que O'Donell hubiese tomado esa mañana de tomar el cigarrillo. Con tanto porte y delicadeza- Tus poderes están por florecer, Alexia. Y sería un error gravísimo si alguien te viera transformarte. 
-No quiero esos poderes, extráemelos haz lo que quieras pero no quiero ser parte de tu plan. Tengo una vida normal y no necesito que alguien como tú -Escupí

esas palabras -Venga y me busque diecisiete años tarde solo por interés personal. 
Sus manos trozaron el puño y se convirtieron en cenizas. 
- ¡Insolente pendeja! No es que los quieras, es que los tienes que desarrollar por obligación y por ley natural. Harás lo que yo te digo porque así tiene que ser. Tú Madre - la señaló -Hace algunos siglos, fue destacada por tener la Sangre más fuerte de alguna otra cruza y ¿Por qué no? Decidí tener una cruza de ella y mía, para ver qué Linaje tan poderoso podría tener. 
- ¿Y por qué no mejor con una diablesa pura? - Miré a mi Madre y la noté incomoda - ¿Por qué ella precisamente? Dices que es una cruza, es una mestiza - Las horas de reclamaciones empezaban ahora. 
-Por qué no todas las diablesas, por más poderosas que sean, son de uso reproductivo activo - Sus ojos rojos se encendieron - Salen débiles, pocos salen fuertes. Y yo, El Rey Taylon, Poderoso Monarca de Demonét ¿Procrear un eslabón débil? ¡Jamás! - Se acercó a mí inspeccionando cada facción de mi rostro, que en este momento, se encontraba lleno de Ira odiaba que me tocara como si tanta familiaridad le diera el derecho - Tu madre, aparte de ser fuerte en batalla, es muy hermosa... - me levanté de golpe encarándolo. 
- No quiero nada de su heredad. Dásela a alguno de mis hermanos porque es de lo más obvio que he de tener. 
-Imposible. Ellos no tienen el poder que tienes tú, ellos son simples generales de guerra no son capaces de liderar todo un Imperio que me ha costado siglos formar. Tienes que hacerlo por obligación. Una vez que tengas dieciocho años, tu cuerpo va a cambiar, tanto exterior como interiormente. Serás lo que siempre has sido, La hija del Lucifer, la heredera de Demonét, que pronto contraerá Matrimonio con uno de los líderes de Los Leadarks o Los Goldless...
Esperen, creo que escuche bastante mal.
¿O'Donell o Kike contraerían matrimonio conmigo?


JackyRocks97



=================


Capítulo 27. Asfixiante

Su presencia era detestable. Y aun más aquella revelación no me había parecido para nada bien. Que admita que siento atracción por O'Donell es una cosa, que Kike haya sido mi ex es otra cosa. ¿Pero qué me quieran casar con uno de esos patanes? ¡Era intolerable! 
¡Cabrón!
-Sé muy bien que los conoces. Son los dos mejores partidos que hay para ti en este momento, fuertes en sobre manera, más demoníacos que sus antepasados a la hora de matar y con un Linaje intachable que por supuesto hará que procreé a los Demonios más Fuertes, Malvados y Poderosos que puedan existir -Decía Taylon mientras iba con mi Madre. Yo los veía atónita. ¿Mi Madre estaría dispuesta a permitir esto? Esto era indignante, ¿Cómo es que ella no decía nada? ¿Acaso solo era un objeto de poder y reproductivo? Tenían mierda en la cabeza, eso es lo que tienen los idiotas. Yo no puedo permitir que me hagan esto, yo quiero casarme con alguien que mi corazón haya elegido no lo que ellos quieran para mí. 
 - ¿Por qué Ellos? - Mi voz casi se quebraba - ¿Por qué obligarme hacer esto? Ellos no son realeza ni nada por el estilo -Grité airada.
- Al Principio, los envíe para que te encontrarán como una forma de ¿Prueba? ¿Recompensa? -Se rió como si fuese todo esto muy gracioso - Alexia Mugunta, Tú, tienes el Dark Fire o mejor conocido como el Fuego Oscuro, el día de tu nacimiento estuve ahí y pude sentir un poder Demoníaco que jamás había tenido la desgracia de presenciar - Sus ojos rojos se encendían cada vez más -Descubrí que eras valiosa y que no había estado equivocado

en procrearte. Duncan O'Donell y Kike Lawler, son los Demonios más jóvenes y más fuertes que han surgido estos siglos en Demonét ¿Por qué no obtener de ellos algo más que fuerza y lealtad en las tropas? Provienen de Familias Poderosas en todos los aspectos. Al principio creí que era buena idea, poner la recompensa en la mesa y presenciar al mas tramposo ganador, y ver quién era más listo encontrando al Dark Fire para unirse a su alianza para de esta forma, incrementar sus poderes, era una manera de evaluar el potencial de cada quién pero esa idea, gracias a mi mano derecha, de casarlos, no fue una idea que descartar. Todo lo contrario era brillante. Y como me lo esperaba Duncan es más listo y perspicaz Él te encontró primero. Hay que darle crédito al muchacho, me impresiona cada vez más. 
Les juro que nunca creí verme en una situación de esta magnitud. 
-Pero ellos ¡No!, yo no me casaré con ninguno de ellos. Yo soy libre de elegir a quién yo ame. Puedo servirte si quieres pero no me obligues a casarme.
Yvaine Madlow, estaba pidiendo misericordia. Pero Taylon tan solo observaba a un instrumento de guerra y poder. Mamá había estado bastante callada desde que Él comenzó hablar a profundidad. Creí que ella era mejor que todo esto. 
- ¡Harás lo que yo digo! Cuando cumplas dieciocho años, entenderás muchos de mis planes. Espere por mucho tiempo a que el día llegara. 
El rostro de mi madre comenzó a deformársele. Me separé de golpe de la pequeña Isla con los ojos de par en par. Su cabello castaño fue reemplazado por negro, sus ojos grises se volvieron

negros y sus labios fueron remplazados por un rojo clavel. Tatuajes en su cuello llamaron mi atención. Taylon carcajeo diabólicamente. Fuego comenzó a cubrirla y es ahora que podía entender muchas cosas. Ella había estado de acuerdo desde el principio, se beneficiaría si yo me casaba. Desconozco las razones pero deduzco que eso es lo que está pasando. 
-Esa es tu naturaleza Yvaine Alexia Mugunta Madlow - Su cuerpo giró a la ventana mientras podía observar reflejarse su brillo demoníaco.
- ¿Qué significa Mugunta? - Le pregunté temerosa al ver como mi madre se levantaba del banquillo donde estaba sentada. Estaba claro que ya no podía hacer nada, estaba condenada a las exigencias del demonio mas cruel que se ha conocido en toda la historia. 
- Maldad, que es lo que llevas en la sangre- Dicho esto desapareció en un santiamén dejándome sola con mi madre.
Su cuerpo era muy, pero, muy distinto al que he observado toda la vida. No podía dejar de verla y ver en ella a un demonio que me mintió durante toda la vida. Ahora mismo dudaba que ella me amara como alguna vez "lo hizo". Las lágrimas comenzaron a salir, el temor, la desconfianza y el estar perdida se mezclaron y lo único que habían dejado fue el vacío de que ya no tenía un destino que yo había escrito. Dejé el cuchillo en el cuchillero de la isla y limpié mis lágrimas tan rápido como estaban saliendo. El aroma del humo y de la pestilencia habían abandonada la cocina. 
- ¿Qué rayos te paso?
-Está es mi verdadera forma - Tenía las curvas de su cuerpo demasiado pronunciadas.

Su trasero y sus pechos aumentaron considerablemente - Somos seres demoníacos, somos codiciosos, llamamos la atención de los mortales. Somos lujuria misma, Yvaine. 
Me crucé de brazos.
-Ahora que estamos solas ¿Y por qué no vivir en el Infierno? ¿Por qué no llevarme de pequeña?
- Por qué el Rey Taylon lo quiso de esta manera. Y Admito, Kike y Duncan son dos jóvenes muy apuestos. Yvaine no tomes todo esto en tu contra, al paso de los Siglos puedes cogerle cariño a alguno de los dos. Kike ya fue tu novio, lo conoces pero creo que tú y Duncan serían la pareja perfecta. 
- ¿Lo conoces? - Fruncí mi ceño.
- Claro que sí. Fui su maestra de batalla, pero como todo tiene un dicho "El alumno supera al maestro."
Faltaban algunos días para mi cumpleaños, han pasado cinco días desde entonces. Mi relación con mi madre no ha ido muy bien, Kike y O'Donell no han venido a visitarme. Lo cual me ha dejado algo vacía durante todo este tiempo. Debo decir que me acostumbre demasiado a su compañía y ahora que no los había visto, en especial a O'Donell, me sentía algo olvidada por aquellos demonios. 
Estoy paseando por el malecón sintiendo la brisa marina golpear mi rostro. Había querido salir un rato a caminar ya que no soportaba mucho tiempo estar en la misma casa que mi madre. Arnold y Papá viajaron a Texas por unos asuntos de unas Universidades. Yo por mientras, podría olvidarme de mis sueños. 
-Señorita ya es un poco tarde ¿podemos regresar? - Preguntó Smooke con una hamburguesa en su boca.
-Sí, no creo que a nuestro Amo

le agrade esto - Pool dijo mientras intentaba arrebatarle la hamburguesa.
Al mencionar su amo, lo único que podía pensar era en O'Donell. Casi olvidaba por completo aquella situación en mi habitación. Todavía podía sentir los besos de Él en mi piel y un cosquilleo emergía de mí. No entiendo que es lo que me pasa con Él. Lo odiaba, lo detestaba, me agradó Él, después me molestaba que estuviera encima de mí todo el tiempo, cuando no está le extraño y cuando está lo quiero lejos. ¿Es que acaso todo en mi vida debe ser tan complicado? 
Los chicos no se han comunicado conmigo, Carl e Isla salen demasiado y me siento reemplazada. Se supone que soy su mejor amiga y ya no habla conmigo. Sarah y Ana parecen hablar más entre ellas ¿Qué es lo que me pasó que me distancie tanto de ellas? Si me hubiesen dicho un año antes que esto iba a pasar no lo hubiera creído para nada. 
- Chicos, enserio, agradezco todo esto pero. Quiero estar sola, si quieren irse háganlo están en todo su derecho de hacerlo. -Cuando los miraba, veía en ellos otra clase de amistad era como una hermandad, algo que no puedo explicar con palabras. Los conozco poco tiempo pero en ese tiempo les cogí cariño y de verdad que algunas veces ellos me han hecho reír, curiosamente siendo demonios, ellos deberían estarme marcando los errores que cometo y torturarme por hacerlo. 
-Mon Chéri, pero yo nunca podría dejarla aquí sola - Vladimir se arrodilló enfrente de mí con lagrimitas saliendo de su rostro.
Debo decir que estoy acostumbrada, increíble, me acostumbre a Él. Sonreí con diversión

mientras le daba una palmadita en el hombro. 
-Vladimir, levántate - Lo tomé de la mano y lo miré fijamente - Vladimir, ¿Puedo preguntarte algo?
El moreno me observó unos minutos mientras me regalaba una pequeña sonrisa. 
- Mon Chéri, por ser tú, pregúntame hasta lo que sueño -Su voz soñadora me hizo sonrojar. Smooke y Pool seguían peleando por la hamburguesa por lo que no nos prestaban mucha atención.
-Disculpa si te ofende un poco la pregunta o te incomoda ¿Cómo es posible que siendo un Demonio seas así de tierno y romántico? - Un brillo apareció en sus ojos.
- No todos los Demonios somos malvados -Extendió su brazo a manera de lo que acompañase a caminar junto a Él. Lo tomé del brazo y caminamos alejándonos de Smooke y Pool - Mira Yvaine, debido a la convivencia que algunos hemos tenido con los mortales, podemos adherir a nuestras almas oscuras un poco de sentimientos. Esto se vuelve algo sumamente fácil de adquirir, por eso a los demonios mas malvados no les gustan tener misiones en la tierra. Temen a tener sentimientos y bajar de jerarquías. Claro, hay quienes no pueden bajar de categorías como Duncan. Aquí entre nos, Él es el que mas tiempo ha pasado en la tierra.
- Quieres decir que, ¿debido a su estancia en la tierra su maldad puede disminuir y las cosas que aquí viven pueden cambiar?
-Exactamente - Besó mi cabeza y sentí mi rostro caliente.
Los dos caímos debido al choque de dos cuerpos.
-¡Imbéciles! - Les grité a los hijos de perra que nos aventaron.
- Lo lamentamos, mi Señora - Dijeron al unísono Smooke y Pool.
-¡Arruinaron el momento! - Vladimir se levantó enojado.
***
Y de nuevo el papelito en mi mano, estrujándolo y volviéndolo a su estado normal. Lancé mi almohada hacia el suelo. Tire a un lado el papelito y me vi en el espejo. Observé mis manos ponerse de un color estilo azufre. Ardía como fuego. ¿Qué me pasa? Me retiré de mi espejo y me eché en la cama haciendo que mis peluches cayeran a los costados. Pensé en O'Donell, recordé sus manos recorrerme el cuerpo y me sentí excitada de cierta manera.
-O'Donell ¿Qué me estás haciendo? - Recargue mi cabeza en el respaldo de la cama.
- ¿Hacer que, nena? - Una voz me hizo sobresaltar. Lo observe de arriba abajo, igual que Él a mí. Se me hizo un nudo en la garganta.
Me observaba pero ya no decía nada.
-Quiero preguntarte algo - Mi voz era firme.
¿Cómo decírselo? 
- Adelante - Él, se estaba comportando de una manera extraña. Días sin saber de Él.
- ¿Qué sentiste la noche que estuviste aquí en mi cama? -Ese nudo en la garganta se formó de pronto.
-¿La verdad? - Su tono burlón me hizo sentir un mal presentimiento.
JackyRocks97



=================


Capítulo 28. Crueldad


Lo podía ver, algo en Él estaba distinto. No era la manera en la que estaba cruzado de brazos, era esa mirada gélida que tenía, sus labios en una línea y su aura más que en otras ocasiones estaba demasiado cargada. Desconocía los motivos que lo pudieran tener de esa manera pero sinceramente no me agradaba. Tenía esperanzas que las palabras que Vladimir me había dicho, funcionaran en O'Donell. Quería creer que algo en Él había cambiado, que estar en la tierra tanto tiempo había hecho de Él un demonio diferente, uno que hace la diferencia y que se sostiene a los sentimientos y las emociones.
Tal vez es un pensamiento egoísta de mi parte. Por qué se tan solo ver su sombra merodear por mi habitación hacía que algo en mi corazón le diera motivo para soportar todo lo que vendría por delante. Quería tan siquiera creer que Él había cambiado por mí. 
Me separé un poco del peinador y deje el papelillo con su número escrito de nuevo en mi joyero. Ahora, Él estaba fijamente viéndome, observando cada minúsculo movimiento. Me aterraba la manera en la que me había hablado, me hacían sentir que lo que escucharía no sería tan bueno como yo hubiese querido. 
-Madlow, Madlow, Madlow - Canturreaba con un toque de malicia en su voz - Me sorprende esa pregunta viniendo de ti, una chica bastante lista o no tanto, ¿Doblegarse por una insinuación que le ha estado quitando el sueño? - Suspiró con una sonrisa divertida-. La verdad es que solo quería entrar en tus piernas, deleitar a mi miembro y tener sexo como loco, sexo seco, sexo sabor a "Sin Compromiso" - Fueron

mil y un espadas las que atravesaron mi corazón con cada palabra sin sentimiento que soltaba esa boca. No podía creer que después de que Él me besara con tanta posesión e incluso algo de cariño, me es algo de lo que no puedo aceptar. 
- Eso no es cierto O'Donell. ¿Cómo esperas a que crea que lo de la otra noche no significó algo para ti?-Me acerqué a Él para poder ver que tan solo me estaba jugando una sucia broma y que después el carcajearía por mi estúpida inocencia - ¡Lo que me dices no es cierto! - Le grité.
Tan solo él sonrió con cinismo en su rostro, soltando una grave carcajada. Su mirada azul se convirtió en una oscura que comencé a desconocer. Había una opresión en el pecho que no podía controlar, su presencia se estaba volviendo toxica. 
-Dulzura, nuevas noticias... Los Demonios somos mentirosos. Y eso deberías ya de saberlo - Guiñó el ojo y se acercó un poco mas a mí, estudiándome con la mirada y de pronto sentí incomodidad. Él no era Él. - Acaso ¿Creíste que me había enamorado? -Escucharlo decir aquello me había hecho levantar la mirada - ¿Creíste que empezaba a sentir algo por alguien tan corriente como tú? - Cruzó sus brazos y una sonrisa arrogante me mostró. - ¿Qué puedes ofrecerme tú mas que lastima?
Sus palabras eran filosas y me estaban matando. No tenía compasión cuando hablaba, era una tortura psicológica que estaba teniendo muy buen efecto en mí. Tan solo tenerlo a esta distancia me hacía sentir lumbre correrme por la columna vertebral. Me quede callada estudiándolo yo a Él. Asimilando

todas ésas simplezas que él había escupido como basura enfrente de mí. Es que no podía ser cierto todo esto, no después de todo lo que hemos pasado.
- Yo no esperaba eso de ti O'Donell, si querías lastimarme felicidades, lo has conseguido. No tenías que ser tan hiriente ¿Sabes? Un rechazo hubiera bastado - Le dije Dolida.
-Apestas a drama -Me dio la espalda un segundo y comenzó a negar con su cabeza quizás algo que le pasase por la mente. Volvió a dirigirme toda su atención y sus ojos eran de un color escarlata profundo. Me retiré unos cuantos pasos hacia atrás temiendo por mí, ahora que O'Donell se había quitado la máscara yo no sé de qué sería capaz de hacerme si lo hacía cabrear - ¿Por qué quisiera estar atado a una mortal, si puedo tener a mas de cien mortales e inmortales follándomelas a todas juntas? - sus palabras duras hacían de mi estado emocional querer desplomarse. -No eres exclusiva, nena. 
Abofeteé su rostro cuando me acerque a Él en un momento del que no me di cuenta y volví a retroceder con coraje. 
- ¡Cállate!, eres un patán de mierda. Un verdadero cabrón hijo de perra - Susurré con la cabeza cabizbaja con ahora, odio por hacerme sentir esto. -Eres lo peor que me ha pasado en la vida. 
Sentí que su pecho explotaría en una carcajada la cual se tomó la libertad de reprimir.
-Esto no puede ser - Caí en el piso sin importar que me viera, duré unos segundos viendo al suelo pero levante el rostro solo para ver a ese desgraciado -La nena ¿Se enamoró?
Ahora todo su ser era confuso,

había algo oculto en Él que ocultaba. Cuando dijo esas palabras pude observar en Él una revolución interna. ¿Tanto le detestaba? 
- ¡Te desconozco! Tú no eres el Duncan O'Donell que conocí - Las lágrimas amenazaban con salir.
-Fue porque nunca me conociste de verdad, dulzura - Eso fue un golpe bastante bajo. -Creíste conocerme pero en realidad no lo hiciste ni en un tres por ciento. 
Cuando lo escuchaba, venían a mi mente todos aquellos recuerdos que había pasado con Él. Desde nuestro primero encuentro hasta estos minutos con Él. ¿Tan ciega fui?
- ¿Todo este tiempo fingiste protegerme como a ti mismo? ¿Fingiste mostrarme interés? - Mi voz sonó ronca. Cien por ciento dolida y Él lo notó. -Hiciste de todo para que entrara en tu estúpido juego, si este era tu plan te hubieras ahorrado varios puntos, pendejo. 
Él se encogió de hombros y chasqueo la lengua. 
- ¿Qué esperabas? - Mis ojos se abrieron como platos. ¿Será real todo esto? ¡Solo quiero que sea una maldita pesadilla! ¡Quiero despertar!
-Esperaba todo menos esto de ti. Confíe en ti ¿Puedes entender esto? ¡Me diste motivos para hacerlo! - Le reclamé. 
Toque mi corazón y sentía que ya nada iba a ser igual, mi corazón estaba quebrado. Sus ojos dejaron de ser rojos y se volvieron azules brillantes. 
-Dulzura te diré un secreto...- se acuclilló enfrente de mí y me tocó la barbilla haciendo que no despegara mi vista de Él - Ese fue tu error desde el principio, querer confiar en alguien como yo - Y de nuevo esa expresión fría

me hizo mutilarme todos los sentimientos. Cerré mis ojos con fuerzas. 
Su voz fue un suspiro dejado al viento, fue la oración mas fría que del salió. Desapareció dejándome sola con dolor en mi corazón. Las lágrimas saliendo sin control de mí, las comencé a limpiar con mi mano, observando la habitación vacía. Y fue toda mi culpa desde un principio como Él me dijo. Ahora comprobé algo de lo que no quería admitir, algo de lo que siempre quise tener y tirar al fondo del mar. Quería fingir que estaba ciega cuando todo lo que pasaba con Él era más claro que el agua.
Yo, Yvaine Madlow, Me enamore del Demonio con el que nunca debí toparme.
Y así pasaron las semanas, ya nada supe de O'Donell y es que ya no lo quería ni recordar. Esa noche, la última que lo vi, había llorado como magdalena y tan solo sentía que cada vez que lloraba mas le quería ver. Me odiaba por completo, cuando estaba en la escuela no ponía atención a las clases. Mis amigos platicaban y me invitaban a salir pero yo solo los rechazaba, no comía con mis padres ni con Arnold, tan solo pasaba los días acostada y durmiendo.
Faltaba un día para mi cumpleaños y podía experimentar como mi cuerpo cambiaba, es algo extraño de explicar pero sentía como en ocasiones mi cuerpo sentía un dolor y un fuego correrme por todo el cuerpo.
Estaba enfrente del espejo limpiando todas las lágrimas que derramé ayer en la noche por un idiota esa sería la última. Me coloqué polvo y corrector de ojeras, no había pegado el ojo en toda la noche, tuve que colocarme brillo labial y máscara en los ojos.

Unas cuántas sombras negras y unos aretes a juego de una perforación que tenía en mi oreja izquierda. 
Mi piel se estaba convirtiendo más blanca y aun así tenía el descaro de colocarme mas polvo, mis labios naturales, estaban adquiriendo un color rojizo que sabrá como empezaron a aparecer. Mi cabello se estaba oscureciendo a medida que las horas pasaban para cumplir años, mis ojos cambiaron a un color amarillo azufre y en ocasiones se veían con pequeñas manchas de color gris. ¿Cómo les explicaré esto a los chicos? He estado utilizando gafas de sol desde entonces. 
- ¡Yvaine Cariño! - La voz de mi madre se escuchaba del otro lado de la puerta de mi baño - Tus amigos están abajo.
- Diles que en un momento bajo -- Le contesté.
Llevaba puesto un vaquero deslavado y trozado que tenían huecos en mis rodillas y partes mas arriba de la pierna, una blusa negra de tirantes y encima una de velo color negra, sandalias negras con pedrería plateada, cabello suelto y me coloque mi perfume favorito "Ángeles y Demonios" de Givenchy, que ironía yo al ponérmelo. Salí del baño con mi cartera, móvil y mis llaves.
Al bajar de las escaleras, Sarah, Isla, Ana y Carl me miraron atónitos.
- ¿Nuevo Look? - Dijo Sarah mientras no despegaba su mirada de mí - te queda muy bien pero ¿Por qué los pupilentes? Tus ojos son más preciosos de color gris. 
-Yo creo que se ve muy bien - Comentó Isla mientras chillaba y aplaudía en su lugar - Nadie te va a separar la vista. ¡La nueva Yvaine me gusta! 
Lleve mis manos a mi mejilla y fingí sonrojarme. 
- Gracias - Dije tímida mientras los abrazaba.
Carl no despegaba su vista de mí y repetía en silencio algo como "Ahora tendré que cuidarla más". Imbécil sobreprotector. 
-Ya era hora, los dieciocho años se tienen que celebrar de algún modo ¿no? - Comentó Ana mientras me daba una vuelta en mi lugar.
- Creo que te queda mucho ese color de cabello-Dijo Carl mientras sonreía. -Eres una chica mala en proceso, deberías a empezar a usar más ropa de color negra.
Él e Isla intercambiaron una mirada cómplice. Si, definitivamente me estaba perdiendo de algo verdaderamente importante. 
- Bien, basta de Charla, hoy te celebraremos a ti - Dijo Sarah con una sonrisa.
-¿A dónde me llevaran? - intenté sonar lo mas emocionada que pude, y lo logré. -No quiero que me secuestren ¿Eh?
Todos reímos y mamá solo se retiró mientras olía a un pollo ser quemado en su cocina. 
-¿A dónde quiere ir la cumpleañera? - Ana e Isla me miraban con unas enormes sonrisas.
Y es que no me había dado cuenta que vestían de manera casual, mezclilla y muchos colores. Carl vaqueros negros, camisa y botas negras al igual que Isla. 
-A Comer, que muero de hambre - Les dije y rieron.
Mamá salió de la cocina un poco mas aliviada.
-Bien chicos, no me la traigan muy tarde, también la queremos festejar aquí - Dijo ella con una sonrisa mientras me observaba. Observaba el cambio.
- No se preocupe Señora Madlow, se la traeremos temprano - Dijo Carl con una sonrisa.
- Muy bien, diviértanse.
-Gracias - Dijeron todos al unísono.
Me acerque a ella y la abracé y ella me hablo al oído.
-Llega antes de las 12 por tu seguridad -Rodeé los ojos y le di un beso.
Estúpidos demonios y sus estúpidas transformaciones. 
JackyRocks97



=================


Capítulo 29. Sexo, Alcohol y Demonios

Capítulo dedicado a: Mery_CazadoraDelLibro
_________________________


 Oficialmente son las 9:30 p.m.
Carl me regaló cien billetes ¿De dónde? Ni puta idea, solo sé que Carl no trabaja. Muy apenas tiene dinero para sostenerse el mismo en el colegio no lo veo consiguiendo tanto dinero. Isla invitó la comida china en "China City" vengo a reventar, Ana me compró ropa en el centro comercial y Sarah nos llevó a una discoteca "EasyR". El mejor cumpleaños que he tenido a decir verdad.
Smooke y Pool no estuvieron en toda la noche afuera cuidándome, Vladimir, solo Dios sabe dónde está. De hecho no los había visto desde el problema que pasó con O'Donell. Espero que me hayan dejado tranquila, después de todo es lo menos que merezco. Y Kike, no he sabido nada.
Solo hay una manera de ahogar mis penas... Alcohol, bastante alcohol para disfrutar. Y ¿Por qué no aprovechar mi dolor tomando en la barra libre?
Sarah, Isla y Ana iban enfrente haciendo un escándalo como los únicos que saben hacer, de Carl y yo. Gritando y riéndose como alocadas, como unas maniáticas, si estuviera en otra situación tal vez verlas me contagiarían de la risa pero hoy no. Y la algarabía de la gente que iba llegando no podía faltar. Chicos y Chicas de distintas clases sociales entraban y salían todos con el único objetivo de divertirse hasta hartarse. Llevaba puesta encima una chaqueta de mezclilla y de repente el perfume de O'Donell llegaba a mi nariz. Tendré que quemar la chaqueta. 
- Ok, suficiente ¿Qué te hizo? - La voz de Carl me hizo sobresaltar. Él me sujetaba de

la cintura y yo lo abrazaba de la misma manera mientras caminábamos. Lo miré fijamente con el ceño fruncido. Carl era demasiado suspicaz tratándose de mí. 
- ¿De qué hablas? - Fingí inocencia. Bajé la mirada viendo como mis pies seguían el camino. No quiero hablar del tema, no ahora, todo esto ha sido muy reciente. Estar enamorada de alguien que no te quiere y al que nunca le importase se siente como si todavía tuvieras una lanza atravesada al cuerpo. De acuerdo, no de esa manera pero algo relativo al dolor.
Carl bufó divertido.
-Sabes perfectamente de lo que hablo Yv. Mira, soy tu mejor amigo desde pañales. Sé cuándo algo te sucede y justamente sé tus mentiras, las podrás engañar a ellas - Las señaló con su dedo índice - Pero a mí nunca, sabes que siempre puedes confiarme lo que sea yo te escuchare, seré tu consejero aunque no sepa ni qué hacer con mi puta existencia - Sonrió con tristeza -Bien, dicho esto ¿Quién es el chico?
Era cierto, es mi mejor amigo. Y por más sorprendente que parezca no le he mencionado lo de O'Donell. Él es peor que Arnold cuando está en la pose "Hermano Posesivo" la única que lo sabe es Ana.
-Te vas a infartar cuando te diga- Tuve una risa nerviosa y Él sabía que la respuesta no le agradaría.
-Quiero nombre, edad, nacionalidad, antecedentes penales, tipo de sangre, que es lo que piensa, historial familiar y escolar...
Le puse las manos en su cara mientras seguíamos caminando. 
-Oye tranquilo, solo te diré cosas verdaderamente importantes ¿Ok?- Le interrumpí cuando

ya habíamos llegado a la entrada.
-Solo Dilo Yv - Dijo con un puchero muy gracioso.
-Es O'Donell... -Carajo, pronunciar su nombre en voz alta había sido mas difícil de lo que parecía. 
Pareció querer recordarlo, por lo que se fue un momento y después pareció recordarlo y me miró asustado.
- ¿Duncan O'Donell? ¿El mujeriego que se tira a todas las que ve? ¿Él chico escándalo de hace un par de años?
Creo que lo conoce mejor que yo, ¡Já!
Al entrar sentí un ambiente muy extraño. Había algo que en el aire, hacía que mi sangre hirviera de ¿Pecar? No sé en qué sentido podría decirse. Olía algo exquisito, quería morder algo pero alejé ese distractor de mi cabeza. Demonios, no sé que carajo me pasa. 
-Sí el mismo - Contesté un poco ida, observando lo poco que se veía adentro.
Las chicas daban unos boletos al guardia.
- Increíble, él es un imbécil -Al parecer Carl no lo iría a superar en bastante tiempo.
- Es peor que un imbécil... es un rompe corazones bien adiestrado- El guardia me observó en fracción de segundos. Pero alejó su mirada mientras abría la pequeña barandilla.
Y para empezar la larga noche que me esperaba, ¿Por qué no comenzar con tres cervezas?
-¡Salud por 18 años y por los que faltan! - Brindó Isla mientras levantábamos nuestras cervezas a lo alto.
La música y la gente estaba a reventar, las luces cambiaban cada cinco segundos. 
- ¡Por Yvaine! - Dijo Carl un poco ya afectado por el alcohol.
- ¡Salud! - Gritaron Sarah y Ana mientras

sonreían.
-¡Por mí y por mas fiestas así! - Y esa era yo. El alcohol surgiendo efecto en mi cuerpo. ¿Había mencionado que son nuestras tres cervezas después de otras dos que habíamos tomado hace dos horas? ¿No? Joder, ya ni se de lo que estoy hablando. 
- ¡Salud! - Gritó Carl.
- ¡Salud! - Gritamos todos mientras chocábamos las cervezas.
Nos tomamos todo el líquido sintiendo como entraba por la garganta y se perdían en algún lugar de nuestro organismo. La música se escuchó más fuerte cada vez. Había tanta gente bailando que algo de aquello me estaba llamando demasiado la atención. Dentro de mí algo me estaba diciendo que había demonios en este lugar, pero no les pondría atención. Hoy vine a divertirme, no vine a cuidar de mi seguridad si algo me pasaba, estaba escrito si no, pues a seguir disfrutando de la fiesta. 
-¡A Bailar y divertirnos! - Sarah se quitó sus sandalias y las dejó en nuestra mesa.
Jalé a Carl de la mano y nos dirigimos a la pista de Baile. Comenzamos a bailar conforme a la música. Era música electrónica la que estaba sonando en estos momentos. Bailamos muy pegados, cerré mis ojos y me dejé ir al ritmo de la música. Lo bueno de todo esto es que somos amigos así que con tanta confianza comenzamos a pegar cada vez haciendo movimientos mas agresivos. Él reía como loco hasta que otra chica se le pegó por detrás y el comenzó a estar en medio de nosotras. Es una fiesta, no sé quién era pero era divertido como bailábamos. Odio tomar y bailar pero a la mierda todo. No acostumbro a salir a bailar

y a tomar mejor dicho pero ya no quería estar triste en mi cama recordando a O'Donell y sus jodidas palabras.
Sabrá Dios cuanto tiempo duré con los ojos cerrados, cuando sentí dos cuerpos casi encima de mí. Uno por delante y otro por detrás, sin albur, me tenían rodeada mientras sus musculosos cuerpos podrían dejar a cualquier chica sin aliento. Y ¿Qué mejor si son Gemelos? Me encogí de hombros y les seguí el paso. Uno me sujeto de la cintura y me pegó a Él. Y no me queje, era el alcohol que no me dejaba reaccionar, el otro acariciaba mi cuello mientras que con otra mano me aprisionaba. Me sentía excitada. Los miraba alternadamente, de acuerdo a la música, y pude observar algo.
No eran humanos, sus ojos eran rojos, ¿Por qué asustarme? Me estoy divirtiendo demasiado como para asustarme. No me importo.
De repente, una extraña sensación me entró en el pecho. Mis movimientos fueron disminuyendo y observé un mechón de mi cabello que, a pesar de estar todo oscuro y lleno de luces, ponerse negro como el azabache. Intenté alejarme de aquellos chicos pero me sujetaron fuertemente y Él que estaba enfrente de mí habló a mi Oído y lo escuché claramente.
-Son ordenes, se tiene que transformar ahora es de vital urgencia que lo haga, mi señora - Ahora si me asuste.
- ¡Suéltenme! - Les ordené con un rugir en mi voz que no sabía que podía tener.
Había lumbre en mis manos y los alejé. Busqué mi móvil y observe la hora 11:58 p.m. Esperaba no quemar el aparato así que lo volví a guardar. 
¡Carajo!
¿Cómo había pasado tan rápido el

tiempo?
Me arrodillé en el suelo sintiendo como el aire me faltaba.
El piso era de cristal, algo así como un espejo y me podía ver. Los ojos azufre de la mañana se convirtieron en un rojo carmesí que brillaban como el Rubí reflejado en la luz. Mis labios eran rojo sangre, mi cabello era ahora negro. Sentí mi cuerpo removerse y sentir que mis pechos aumentaban, mis piernas se tornaban de mejor forma, miré mis manos y salían pequeñas llamas de color negro ¿A esto se refería Taylon con El Dark Fire? Mi cuerpo dolía, dolía mucho.
Grité ante esa sensación extraña.
Me levanté de aquel piso ignorando a aquellos gemelos que no separaban su vista de la mía y corrí al baño de mujeres, dejando aquellos gemelos en la pista de baile. No me importó donde estuvieran mis amigos, no me podían ver así, sospecharían. Caminé pasando por toda esa "gente" llegando a un área mas tranquila, un poco más iluminada que para mi suerte, se encontraba sola. Cada paso que daba sentía como me asfixiaba, era demasiado el calor que sentía. A parte de sentir unas enormes ganas de destrozar algo, golpear a alguien, insultar, maldecir, hacer todo lo malo. No sabía a donde entrar así que entré en la primera puerta que vi y fue el peor error de mi vida.
Me quedé en Shock al ver una cama. Ver una espalda ancha que tanto deseaba ver.
O'Donell.
Sintió la presencia de alguien más y sus ojos se quedaron fijos y penetrantes a mí. La Chica pelirroja, la del otro día, se encontraba con Él. De seguro es su pareja.
¡Qué tonta soy!
La ira, todo comenzó a encenderse dentro de mí. Estuve por darme la vuelta y cerrar la puerta hasta que escuche como la pelirroja decía "¿Esa no es la gata del otro día?". 
Mi cabello se encendió en llamas, lo podía sentir, mi cuerpo comenzó a llenarse de llamas, así como aquella vez que vi a O'Donell llenarse de ellas. Era satisfactorio este sentimiento. Ya no era tristeza, era enojo. ¡ENOJO PURO!
Me quedé unos minutos sin hacer nada.
Mi cuerpo reaccionó y el suelo tembló.
-Madlow, detente - Sentí como me ordenaba. ¿Por qué obedecerlo después de lo que había hecho? ¿Por qué estoy cuestionándome el no hacerlo?
Adiós tristeza, Hola venganza.
JackyRocks97



=================


Capítulo 30. Choque de Llamas

Para mí fortuna O'Donell estaba vestido de la cintura para abajo. Lo miraba con ganas de querer ver su sangre, si es que tiene, correr por este piso para después seguir con su "amiga". Tal vez lo mejor o lo más correcto habría sido dejarla hablar pero para que negar que ya traigo coraje en la sangre. La pelirroja tenía la mirada venenosa fija en mí, O'Donell aún me miraba de manera desafiante. 
Dejé la puerta abierta mientras que sentía que el calor de mi cuerpo subía considerablemente. 
- ¿Por qué hacerlo ahora? -Levanté la esquina de mi labio a manera de reto-Solo seguiré mis instintos, Dulzura - Comenté con cinismo. Observe como me veía asombrado de arriba para abajo. De cierta forma, me gustó captar su atención con mi nueva transformación. Pero esto, solo usaría a mi favor y propio beneficio. Aprenderé a jugar sucio como Él lo hizo conmigo ¿Cuál sería la diferencia?
-No quieras creer alguien que no eres. Está no eres tú - Sus palabras hasta parecían de chiste. ¿Cómo se atrevía el de hablarme de Facetas cuando él es lo peor de este mundo? 
Mamá me mataría cuando llegara a casa, Yvaine, deberías darte media vuelta y dejarlo con la palabra en el aire. Debería irme con mis amigos a divertirme por mi cumpleaños no estarme echando bronca con Él. Estuve por darme la vuelta cuando Él carraspeo y me hizo detenerme en el marco de la puerta. Su presencia lastimaba y yo ya estoy harta de llorar por alguien que no corresponde a mis sentimientos. 
Su entrecejo fruncido me daba la sensación de que no creía que esta podría ser una faceta

nueva para mí. Al fin mis poderes estaban llegando a su punto de erupción y para su mera desgracia no le convenía demasiado que me hiciera cabrear en estos momentos.
-Deja las cosas así, yo no te quiero volver a ver en la vida. Así que déjame en paz.
-Hasta crees.
Solté una carcajada ante su comentario. Y ahora entendía las palabras de Taylon, iba a cambiar exterior e interiormente. Pero en efecto, esta no era yo y no le daría el gusto de darle la razón. No es orgullo es dignidad. ¿Qué se cree muy importante? ¡Já! No más eso me faltaba, cuando Él decidió destrozarme me abrió la puerta justo a la salida. 
Algo vibraba dentro de mi cuerpo y sentí que de mis poros en la piel humo se desprendía. Mi cabello se elevó y pude ver la llamarada explotar con ferocidad y reflejar en la habitación lo que mi cabello podía iluminar. Mis pies soltaron fuego oscuro con toques azulados.
-No me jodas O'Donell. Voy a calcinar tu cuerpo y verás que el que ríe al último ríe mejor - Mi cuerpo comenzó arder más de lo necesario. La pelirroja chasqueo la lengua pero en ningún momento decidió hablar. Y bien que le convenía porque me gustaría cortarle la cabeza con mis propias manos. Los ojos de O'Donell cambiaron a ese color tan bello que solo Él podía hacer posible cambiar; A un color azul eléctrico, con manchitas azufre. Sentía mis ojos clavar estacas en Él.
-No, tú no me vengas a joder a mí - su cuerpo se tensó y fue cubierto por llamas rojizas y muy agresivas - Recuerda que yo tengo la experiencia en combate ¿Qué me podrías hacer tú? Inexperta y recién

convertida - Se burló. 
- Esto -Susurré. 
Humo salió de mis pies llenando el suelo de éste. O'Donell se quedó perplejo al ver lo que acababa de hacer. Miró a la chica la cual me veía enojada y con los ojos rojos con lumbre en la punta de sus cabellos.
Otro jodido Demonio.
- Vete Sheila ¡Ahora! - Le dijo a la Pelirroja que se fue medio desnuda a regaña dientes. El humo contenía algún extraño poder que hacía clavar a tu enemigo al suelo, y lo puedo decir con seguridad porque la puta le costó trabajo en salir. Una vez afuera no espere, que a O'Donell le diera tiempo de posicionarse, sino todo lo contrario. Me lancé encima de Él y comenzó a cubrir mis ataques con sus brazos llenos de llamas. Expulse fuego y humo de mi boca por lo que lo hicieron caer y levantarse con la misma rapidez con un puñetazo que esquive.
Sé que esto no es lo máximo que puedo dar, porque sentía que mi cuerpo se llenaba de adrenalina cada vez más. Esto era lo más excitante que alguna vez pude haber sentido en mi vida. Mis movimientos eran fluidos, iban directo a su pecho, le lanzaba patadas, brincaba y me movía por la habitación; Sorprendiéndome de que no quemara nada. O'Donell formaba bolas de fuego en sus manos y los lanzaba hacia mí. 
Una bola se estrelló en mi cara y me quede ciega unos segundos. El cuerpo de O'Donell me pegó con brutalidad hacia el suelo.
-Eres fuerte, pero inexperta - Comentó con burla. No por sus comentarios dejaría doblegarme. Nuestros cuerpos se unían y se separaban en distintas ocasiones. Abrí mis ojos y lo que vi fue algo que no podía

describir en O'Donell. Algo no andaba bien con Él. Lleve mi rodilla hacia su estómago pero pareció no afectarle, Él me tomó del cuello y me elevó. No podía respirar pero en eso un foco dentro de mi cabeza se encendió. Recordé los cursos de defensa personal y lleve ambas manos a las muñecas de O'Donell, con las fuerzas que aún tenía, me agarre de ellas fuertemente y abalance mi cuerpo hacia delante de O'Donell y lo empujé con mis pies. Éste se fue para atrás y manipulando el humo con mis manos lo tomé del cuello y comencé a zarandearlo de lado a lado mientras su cuerpo chocaba con todos los muebles de aquella habitación. Lo solté un momento y respiré agitadamente. 


-Y Tú fuerte, pero sigues siendo un imbécil.
Dije sin pesadez en mi voz. Él seguía en el suelo tratándose de levantar.
Era hora de retirarme.
En un momento de descuido me tomó de la cintura y me lanzó hacia arriba. Fue mayor mi sorpresa al saber que O'Donell había fingido que estaba lastimado. Sin duda lo subestime demasiado. Choqué con el techo, pero no me dolió si no que, al momento de sentir el choque rápidamente me dejé caer en O'Donell con un puñetazo repleto de llamas negras en su estómago, lo que lo hizo retorcerse y soltar un pequeño gruñido. Pequeños pedazos del techo se cayeron al suelo y la luz comenzó a parpadear como si la electricidad en cualquier momento fuera a cortarse. Se abalanzó de nueva cuenta hacia mí y di un brinco en el aire, y con una patada, lo golpee en el rostro haciéndolo caer de nueva cuenta al suelo.
Las llamas de O'Donell se apagaron

de jalón. Abrió los ojos y me miró a la vez que suspiraba. Yo estaba quieta en mi lugar observándolo detenidamente. ¿Por qué habíamos tenido esta riña? Soy una celopata de primera. 
Me acerque un paso y escupe un poco de sangre que había en mi boca.
- ¿Eso es todo? ¡Vamos levántate! - Me hice para atrás para darle oportunidad de levantarse. -Maldito cobarde, dame pelea.
Los puños de O'Donell se encendieron pero volvieron a apagarse. 
- ¡NO! Es suficiente, Madlow- Gritó.
Después de toda la mierda que soltó, de lo cabrón que fue ¿Se rinde? Es un despreciable animal. Me había herido el orgullo de cierta manera, estaba ofendida como nunca antes lo había estado. 
- ¡Levántate! Tírame mierda... -Mi voz sonó algo aguda. Estaba enojada, estaba ofendida, mi orgullo lo aplastó. -Dame una maldita razón para que no me vaya y desaparezca de una maldita vez por todas.
Nos quedamos en silencio y mis llamas bajaron. Dejando ver mi cuerpo un poco menos agresivo que al principio. Esos sentimientos de querer golpearlo solo me hicieron sentir con ganas de llorar, era tan bipolar y poco coherente.
-Bien... -Estuve por darme la vuelta y olvidar todo esto. 
-Ya no puedo con esto Madlow - Dijo.
Apague mis llamas, no sé cómo, y lo miré fijamente e intenté entenderlo. Tenía medio cuerpo doblado. ¿Debería quedarme después de todo? 
La habitación ahora estaba oscura, la música de la discoteca cada vez sonaba más fuerte. ¿Mis amigos seguirán ahí? Ojala que no. La puerta estuvo cerrada todo este tiempo por lo que

las personas que seguían ahí afuera no podían ver nuestra pelea sobrenatural. 
- ¿A qué te refieres? - Dije dudosa.
- Ya no puedo seguir fingiendo que no me importa todo esto - Se giró a un lado para evitar verme. Vi como destruimos esta habitación, el humo que se encontraba en el suelo volvió a mí. Introduciéndose en mis brazos, al principio dolió pero creo que rápidamente me acostumbre a su dolor.
Abrí la boca y con mi mano lo obligue a verme. Sus ojos eléctricos volvieron a su color zafiro. Aun estando con algo de humo en su rostro, un pequeño hilo de sangre bajar por su cabeza, moría de ganas por estar con Él. Pero tampoco podía olvidarme de la pesadilla que me había hecho pasar todas estas semanas anteriores con su ausencia. 
-O'Donell ¿De qué hablas? - Mi corazón latió rápidamente.
- ¿Cómo es que no lo descifras aún? - Se levantó y agresivamente me pegó a una pared.
Lo golpeé para que me soltara, pero mi cuerpo se sentía cansado debido al combate. Recargó su frente en mi hombro y se hundió en mi cuello. Sentí como aspiraba mi aroma y mi piel se volvía de gallina. No negaré que extrañaba que su tacto me causara estos efectos pero tengo que seguir enojada con Él. 
- ¿Qué te pasó? - Había tintes de melancolía en su voz que me hicieron reaccionar. ¿Me extrañó? No, eso sería ridículo si Él me rechazó con todas las de la ley.
-O'Donell habla bien por una vez en tu vida. ¡No te entiendo! - Mi cuerpo tembló pero Él no se movía.
Sus brazos me encerraron entre Él y la pared. Pero aún

con su cara hundida.
-Piensa - Maldito. -Eres inteligente, ¿cómo es que aún no te das cuenta? 
-No importa ya... Tan solo déjame ir, no te quiero volver a ver.
Era una total mentira. Es imposible negar que me encanta estar en estos momentos con Él; Aunque hace unos minutos lo quería matar, no lo quería ni ver en pintura y ahora solo quiero que siga aquí, a mi lado y tocándome. 
-Eso no es cierto, nena -Susurró. -No podrías vivir sin mí. 
-Claro que lo es. Eres un desgraciado egocéntrico. 
- Eres buena mintiendo, mintiendo a los demás pero a mí no -Sentí el calor de su boca tocar mi oreja - Enserio ¿No sabes aun de que habló?
- ¡Eres un maldito manipulador! ¡No te conozco! ¡No te entiendo! -Separé mi cuello de su cabeza. 
En cambio el gruñó de manera posesiva.
- ¡Maldita sea Yvaine! -Esa era la primera vez que me llamaba por mi nombre. Dejé de luchar y giré mi rostro y vi que el suyo se encontraba a milímetros del mío - Era mentira. Todo lo que te dije era mentira.
Me mordí la lengua reprimiendo el dolor. 
- ¡Ya sé que era mentira! ¡Tú me dijiste que era mentira! - Le recordé.
- ¡Mentí cuando dije que mentía! -Respondió elevando la voz.
No podía con esto. Ahora definitivamente lo quería alejado de mí. 
- ¡Eres jodidamente indescifrable! - Me removí ahora incomoda.
- ¡Yvaine Madlow! ¡Estoy endiabladamente enamorado de ti!
El corazón casi se me salía, esto era un sueño no hecho realidad. 
Él no acaba de decir eso, Él no lo hizo.
El tiempo se detuvo, ahora solo éramos Él y yo. Una canción sin terminar, un libro complejo de entender, esas palabras saliendo de su boca parecían ser como un código. No pudo haber dicho aquello, Él me odia no me tolera tan solo quiso acostarse conmigo. 
- ¡Mientes! -Le grité. - ¡Deja de lastimarme pendejo! No lo tolero, ya me lastimaste demasiado no pienso creerte. 
Pegó su cuerpo lo más posible al mío. Y sus ojos ardieron con deseo.
-Nena, ¡Maldita sea que no! Estoy enamorado de ti, dulzura. Me tienes hombre vuelto loco.
Sus palabras sonaban tan deliciosas. ¿Duncan O'Donell enamorado de una chica cualquiera?
- ¡Tú no amas, tú te follas a todas las que ves! - Las lágrimas ya habían salido. Lloraba y me trataba de controlar lo más que podía. Ya me había visto tan humillada como para que tuviera que soportar la mirada atenta de O'Donell. 
-Nena, esa noche yo no te quería follar, no quería tener sexo seco como dije. Yo quería hacerte algo rico - Su sonrisa se ensancho. - ¿Qué tenía de malo quererte hacer mía? ¿Comprendes lo que digo? Solo haría mía a la mujer que eligió mi corazón. 
- ¿Y Por qué habría yo de creerte? - Acercó sus labios a los míos y yo los alejé.
- Por qué tú estás tan enamorada de mí como yo lo estoy de ti. -Sus yemas comenzaron acariciar mi clavícula -Y porque te casaras conmigo... 
JackyRocks97



=================


Capítulo 31. Una dulce verdad

¡Sorpresa! Ha petición de ustedes les regalo: MARATÓN 
Disfruten de la lectura Mis Pequeños Diablillos <3
Besos y abrazos desde Chihuahua, México.
___________________________
Maratón (1/3)
___________________________


Su presencia me era de suma perdición, no voy a caer en sus encantos que solo provocan el destruirme más. Podía sentir cada chispa volverse a encender de nuevo. Chispa que nunca se apagó. Sus palabras me habían alterado como no creí que sería posible. Pude zafar una de mis manos y lo abofetee. No pareció dolerle en absoluto, al menos, físicamente no lo hizo porque cuando mi mano impactó su mejilla, sus ojos obtuvieron un brillo que nunca había visto en Él. Mi mano volví a bajarla y Él tan solo la tomó delicadamente. 
- ¡Ya deja de mentirme! ¡No lo soporto! - Y esa era yo, llorando enfrente de alguien que me ha mentido todo este tiempo, en cierto modo; Patético - ¡Solo sabes fingir cuando estás conmigo! ¿Qué hay de esa puta que estaba en esa pinche cama? ¿Olvidaste ese puto detalle? ¿Eh? Claramente me dijiste "¿Cómo podrías enamorarte de alguien tan común y corriente como yo?" ¡Eres un estúpido! - Cerraba mis ojos y las lágrimas seguían cayendo.
Él limpió mis lágrimas con sus dedos, acariciándome lenta y delicadamente cada una de ellas, borrándolas de mi rostro. Suspiraba y sabía que yo tenía razón.
- No hay justificación, estuvo muy mal y más si me encontraste en esa incomoda escena. Pero, Mi amor, te estas alterando mucho - Su voz calmada pero divertida me hacía enfadar

a un más. ¿Cómo podía hacer todo eso en estos momentos? - y no es verdad lo que dije, lo que yo no quería era aceptar mis sentimientos hacia ti. Y pensé que herirte haría que todo esto fuese más sencillo para mí, creer en mi propia mentira y ahora me doy cuenta que estuve mal, fui egoísta, como todo Demonio. Te herí y no sé qué hacer para que me perdones - Su voz sonaba arrepentida. ¿Pero cómo creerle?
Negué con mi cabeza mientras mordía mi labio inferior. 
-Quiero aclararte algo... ¡No soy tu amor! - Su aliento caliente chocó contra mi cuello y me hacía sentir que en cualquier momento me doblegaría ante sus meros encantos - Sé bien lo que dijiste y como lo dijiste Duncan O'Donell, me lastimaste ¿¡Y que es esa mierda de que nos vamos a casar!? ¡Deliras O'Donell, deliras! No ha pasado el suficiente tiempo para redimirte y te encuentro infraganti y ahora resulta que estas arrepentido y me amas. ¿Qué lógica tiene? Finge todo lo que quieras, ya no te escucharé, no creeré en tus palabras vacías - Sentía mis palabras escupirlas con dolor y desprecio. 
Él me escuchaba con toda la atención y con toda la paciencia del mundo. Claramente sabía que si hacía algo que me hiciera enojar yo no aguantaría las ganas para darle otra paliza. Es un maldito, asimila la situación y yo tan solo debo de tragarme toda la ira que crece en mí. 
-Yo soy el que está vacío, estoy temeroso en estos momentos de que no me creas. No es mentira lo que te acabo de decir, soy un idiota y eso lo sé- Tan solo me estaba dando por mi lado -; Y No, de hecho no. ¿Quieres

que te lo explique de mejor forma MI AMOR? -- Remarcó las últimas frases.
-Puta madre contigo, que no soy tu...
Los labios de O'Donell me callaron de golpe. Cerré mis ojos al ver que Él los había cerrado.
Fue como un calmante instantáneo. Fue lento pero fogoso, cargado de tantos sentimientos que guarde en secreto. Sus manos viajaron a mis caderas y me estrujaron haciendo emitir un gemido de mi garganta. Quemaba, quemaba como lumbre su contacto, en sus manos y en sus labios estaba esa sensación. Su lengua danzaba viva junto con la mía perdida en un sinfín de sensaciones encontradas. Cada vez que su pecho me aplastaba hacía que mis pechos sobresalieran de mi blusa y para mi mala fortuna escuché como mi sujetador se trozaba. Pero aun así me era inevitable separarme de O'Donell. Mis manos recorrían su pecho y su espalda desnuda, subían y bajaban por su cabello revolviéndolo. Su cabello encendió sus llamas al igual que el mío, Él rojo y yo Negro.
Pero aun así me era inevitable separarme de O'Donell.
No ahora, ya no.
Sus manos fueron a mi rostro, atrapándome en su toque sencillo y pasional. Sus manos acariciaban mi rostro con tanta delicadeza que casi creí que me convertiría en porcelana. 
-Yvaine Madlow -Susurró sobre mis labios, los dos con las respiraciones entre cortadas - Cásate conmigo, nena.
-No... Estás loco - Pero podía sentir las esquinas de mis labios elevarse - No puedes hacer eso.
- Puedo y estoy dispuesto hacerlo si tú aceptas - Me volvió a besar y le mordí el labio inferior - Vamos nena, estás últimas

semanas me di cuenta de que mi eternidad no tenía sentido hasta que te vi esa noche. Dulzura te has vuelto mi despertar en las mañanas, por la razón que siga aquí en este mundo- Bajé la cabeza y sentí mis mejillas arder. Irónico, un Demonio sonrojarse. 
-Taylon dijo que me casaría O'Donell... Yo no estoy preparada para casarme. -Mi voz sonó quebrada. Toda esa ira que tenía adherida a mi alma desapareció con solo tenerlo cerca. ¡Éste Demonio quiere volverme loca! - Yo no soy lo que necesitas.
-Tú eres lo que necesito, nena. Nací para ti y tú naciste para mí... Y Es por eso que te lo pido formalmente, no a la fuerza como quiere Él - Besó mi cuello y enterré mis uñas en su espalda.
- No sé qué pensar O'Donell, yo no estoy preparada para una respuesta así. Dijo que Tú y Kike, eran los candidatos perfectos - Gruñó aun pegado a mi cuello.
- Es obvio que Kike no va a ganar la batalla - Se sintió confiado. Quite mis uñas de su espalda y llevé mis manos a su rostro. -Así que puedes estarte olvidando de ese imbécil. 
- ¿Cómo estás tan seguro? -Le pregunté mirándolo a los ojos. -Son demonios...
Soltó una carcajada y mordió mi labio inferior.
-Soy un Demonio, como bien has dicho. Pero he tenido demasiados siglos de vida -Dijo - Sé perfectamente que Él con su inexperta vida, no podrá ganarme a mí y menos si quiere casarse con MI CHICA. ¿Crees que lo permitiría? Ni en un millón de años. 
Era tan extraño oírlo hablar así de mí.
- ¿Cómo podría casarme contigo? Eres vanidoso

-Reproché.
-Soy irresistible, siéntete afortunada -Sonrió de lado. 
-Eres un Idiota.
- Soy tan Carismático. -Buscó mis labios y comencé a jugar con Él. Alejando mis labios de los suyos y éste gruñía con diversión. 
- También eres un mentiroso.
- Pero te amo, nena. Mi alma te la daría a ti sin pensar.
-No es verdad, me dijiste cosas horribles - Le dije.
-Las mujeres recuerdan todo ¿cierto? - Rió - ¿Qué puedo hacer para que me creas?
- Demostrarlo, no aceptaré nada de propuestas hasta que esté segura.
- Me parece bien, mi amor.
Y no quedo esa escena romántica, después lo golpeé por haber querido tirarse a esa puta. Algo de lo que ya no debo de preocuparme. Seguía algo molesta con Él, pero no podía negar que su declaración me había hecho tocar las estrellas.
Dejé a mis amigos en la discoteca, y me fui con O'Donell en su motocicleta. Dije que no aceptaría propuestas pero no tenía nada de malo estar a su lado. Lo había extrañado como no tienen una idea. 
Zeus era un can del inframundo bastante útil a decir verdad. ¿Sabían que un HellHound, puede volar? ¿No? Pues no pueden, pero Zeus es un caso especial. Nos encontrábamos en el lugar favorito de O'Donell mientras flotábamos con Zeus en el aire. 
-Vuelve a tu forma original - Dijo O'Donell mirándome de reojo.
-No sé cómo, a parte ¿No te excita más mi nueva forma? - Pregunté tímidamente.
-No, me excita más la forma en que me enamoré de ti -Sus ojos encendieron llamas dentro de ellos. -Tú aroma es más dulce siendo "humana". Pero sin ofender, hueles a Celo.
- ¿Enserio? ¿Cómo que huelo a Celo? ¿Cómo los animales en época de apareamiento? 
-Sí por el hecho de que eres virgen. Hueles a Celo todo el tiempo y más siendo ahora un demonio normal. No, me gusta esta faceta tuya. No me gusta que otros demonios sepan que eres un demonio virgen, tendré bastantes problemas al respecto. ¿Cuántos demonios vírgenes existen? Ninguno, serás como un trofeo. 
Estaba avergonzada como no tienen una idea. Que O'Donell sepa que soy virgen no es nada cómodo. 
Levanté mi ceja derecha ¿Enserio?
 -Ammm, no sé qué decir.
-No digas nada, solo bésame que yo te protegeré.
JackyRocks97 



=================


Capítulo 32.  Inmortalidad

¡Sorpresa! Ha petición de ustedes les regalo: MARATÓN 
Disfruten de la lectura Mis Pequeños Diablillos <3
Besos y abrazos desde Chihuahua, México.
___________________________
Maratón (2/3)
___________________________


Tenía algunas llamadas perdidas de todo el mundo. Mis amigos o bien, solo Ana, de seguro ha de ser la única cuerda. Me siento mal por dejarlos solos ahí pero es más importante resolver este problema que me tiene vuelta loca la cabeza. 
Después de ese viaje nocturno en Zeus, que por cierto me sentía como Aladdin y Jazmín; O'Donell subió por la ventana a mi habitación mientras yo entraba educadamente por la puerta del frente. Bien, si a eso le quitamos la rabia que le provocó a mi madre al verme ya convertida y dejarla plantada en una "cena especial" con la familia. Si fue una verdadera bronca. Al parecer papá estaba algo desilusionado y se encerró en su habitación. Arnold, bueno a Él le valía madre. Cuando por fin me dejó en paz subió primero por las escaleras y cerró su habitación con llave. 
Cuando por fin subí a mi habitación, pude notar que al entrar todo estaba oscuro. 
Cerré mi puerta con llave por eso de las dudas, sin despertar a nadie, asomando mi cabeza de que la habitación de Arnold estuviera cerrada al igual que la de mis padres. Fruncí el ceño y me di cuenta que Arnold no hizo el drama que de costumbre hace cuando llego tarde a casa. 
Dejé pasar ese detalle y me introduje en silencio y con cautela, me giré buscando y palmando con mi mano, parte de la pared buscando el interruptor

de luz pero unas manos tocaron las mías y me jalaron hacia esa persona, o bien, Demonio. Sentía mis nervios a flor de piel y su perfume me inundo de manera agresiva. Había olvidado lo bien que se siente tenerlo en mi habitación. 
-Pareces asustada ¿No te gusta la oscuridad, dulzura? - Su voz me habló haciendo que mi piel se volviera de gallina.
-A decir verdad me encanta - Le respondí muy segura de mí misma.
-Entonces, no quieras encender la luz nena, - Dijo con una voz tan profunda y seductora que casi puedo jurar que mojo mi ropa interior- La oscuridad es mucho más... excitante. 
Oírlo decir esa palabra solo me hacía sentir corrientes eléctricas en mi cuerpo. 
-Es hermosa pero no tanto si no te puedo ver - Sonreí tímidamente. 
De un momento a otro después de un agradable silencio que se formó me cargó en brazos y me sentó en la orilla de la cama y Él se acuclillo, lo sé porque, la luz de la luna entra por mi ventana y con lo poco que podía ver, O'Donell realizaba la acción. Algunas de mis lámparas iluminaban mi pequeña habitación dejando ver la cabellera negra de O'Donell. Su cabello tan negro y despeinado era tan malditamente atractivo en Él. 
-Madlow...
- O'Donell...
-Ya tienes dieciocho años. Eso significa, que has dejado de cumplir años para siempre. Vas a tomar la edad en la que tú desees permanecer. 
Que buen dato curioso. 
- ¿Y tú poder decidió que te verías como un chico malo de diecinueve años? -Intenté burlarme pero no me funcionó del todo bien.
-Veintiuno - Corrigió

- más que por necesidad, es porque esa edad en humano donde eres más libre de lo que cualquiera puede ser. Y ya no la voy a cambiar - Sonrió - Mantente joven para mí ¿Si?
Cruce mis brazos sobre mi pecho e intente ofenderme con Él. 
- Quieres decir que si decido aparentar cuarenta años ¿No me vas a querer? - Alcé mis cejas.
- No seas tonta, siempre te voy amar, y por eso, quiero mantenerte joven en mi mente, joven en mi pecadora alma, tal y como te conocí - Me tomó de las manos y las besó.
Sus labios gruesos tocaron mi mano tan delicadamente que era algo así como un juego de seducción. Cerré mis ojos y me deje llevar por la sensación de relajación que mantenían sus labios sobre mí. 
-Quiero hacerte una pregunta.
- Dime.
Separó sus labios y el frío me abrazó. 
- ¿Alguna vez te habías enamorado? - Sus ojos me miraron penetrantemente.
Buscaban el trasfondo de aquella interrogante. Pero era algo que necesitaba saber, o bien, algo que yo ya sabía de Él solo que esperaba su confirmación. Los segundos parecían una eternidad, ahora quería darme un golpe en la cabeza. 
-No. -Dijo sin más. Juro que casi me da un infarto ¡Mentiroso! 
- No me mientas - Le hablé suavemente - Es una mentira lo que me estás diciendo, si nunca te habías enamorado ¿Cómo sabías que se sentía? ¿Cómo y porque tratabas de evitar sentir eso? Tú ya sabes lo que es estar enamorado -Agachó la cabeza y soltó una risa nerviosa. Había dado en el blanco. 
-Chica lista, siempre lo he dicho.
-

O'Donell - Le advertí.
Alzó ambas manos al cielo. 
-De acuerdo, la verdad es que ya me había enamorado - Hizo una pausa - pero no de una humana.
- ¿Entonces de una diablesa?
- Sí - De pronto, me arrepentí de aquella pregunta. ¿Para qué lo necesito saber? -...Era ella. 
- ¿Quién? -Lo mire confundida. Será acaso...
- La pelirroja que estaba ahorita conmigo, Sheila - Lo sabía.
Tragué saliva y alejé mis manos de las de Él. En el fondo sabía que había algo más que solo sexo casual entre esos dos. 
- ¿Y todavía lo estás? - Pregunté temerosa de su respuesta.
Él me miró divertido y soltó una pequeña risita. Yo golpeé su brazo "juguetonamente". De verdad que ahora estaba arrepentida de haber hecho aquella pregunta. No toleraría volver a sentir otro rechazó por parte de Él. 
- No, claro que no, no seas idiota, nena. Eso fue hace siglos. Yo no... Más bien ella me dejó.
¿Quién dejaría a alguien como O'Donell?
- ¿Y cómo te lo tomaste?
-Te lo pondré de esta manera. Iba a casarme con ella - Dijo -Creí que estaba enamorado. He pasado demasiado tiempo en la tierra de los mortales que los sentimientos se adhirieron a mí corazón. Sentía cosas que muchos demonios no pueden sentir. Eso no me hizo más débil, al contrario me convertí en un Demonio que sabe manipular con los sentimientos. Pero, no olvidemos algo importante. Un Demonio miente, te engaña y te destruye. Ella nunca se enamoró de mí, jugó con mis sentimientos. Ella buscaba un status alto a mi lado, soy un general de batalla

dulzura, el mejor que hay.
Y con el ego bastante alto. 
- Disculpa lo que te diré, pero espero que no me estés mintiendo - Lo miré fijamente - Porque de lo contrario...
- ¿De lo contrario que? - Se acercó a mí.
- Nunca te lo perdonaría...
Dos Semanas después.
¡Al fin! ¡El último día de clases! No tienen idea de lo estresante que ha sido tener exámenes en todo este semestre. Al fin podía sentir el alivio abrigarme.
¡Noticias!
Volví a mi apariencia normal, ¡Qué alivio! Aunque me costó unas horas ya comenzaba a frustrarme bastante. 
Después de aquella Celebración en el "EasyR" nadie mencionó el tema como: "¿Dónde te metiste?" Si no que, estaban tan borrachos que pensaron que yo los había llevado a casa. No fue así, solo Dios sabe quién los llevó a sus respectivas casas. Pero lo agradezco de todo corazón. 
-Jóvenes, tranquilos ya sé que desean salir de vacaciones - Dijo el Profesor Gakusha mientras alzaba las manos - Entrando a clases quiero que traigan el proyecto...
- ¡Profesor no sea aguafiestas! - Gritó un chico.
El salón comenzó a alabarlo de cierta manera y yo tan solo reía. 
- ¡Silencio Hemmings! - Le señaló el Profesor - Como decía. - Se tocó la frente desesperadamente y todos mis compañeros ya estaban impacientes por salir del salón - Olvide que les estaba diciendo...
- ¡Qué felices vacaciones! - Gritó Sarah a mi lado y yo reí.
- Eh no creo que - Y no termino de decir ya que, el timbre sonó para cambiar de clases - ¡Argh! ¡Olvídenlo ya váyanse!
Salimos del salón de clases como alma que lleva el diablo, irónico, en el pasillo escolar me encontré con Ana la cual estaba muy seria cuando salió de una de las aulas. Sarah y yo nos acercamos rápidamente hacía ella para ver qué era lo que ocurría.
-Ana ¿Te sientes bien? - Preguntó Sarah mientras la veía de extraña manera - Te notó muy...
-Estoy bien - Contestó fríamente y me miró de reojo.
Mientras nos esquivaba y se iba notablemente molesta al contrario de nuestro camino nos giramos expectantes y sin palabras. 
 ¿Qué pasa? Ana no se comporta jamás de esa manera, aun y cuando la hacen cabrear de manera. 
 -Sarah, creo que algo le ocurre - La vimos fijamente alejarse y perderse entre el alumnado.
- No tengo idea de que es lo que le hicieron pero la hicieron llegar al límite, Yv. - Contestó ella.
 Me tomó del brazo y nos dirigimos a la cafetería.
Carl e Isla nos encontraron de repente. En sus rostros se veía el desconcierto será que ¿Habían visto a Ana del mismo modo que nosotras? Era lo más probable. Isla se veía algo seria esta vez. Por todos los cielos ¿Qué le ocurre a todo el mundo hoy? Carl se encontraba de la misma manera solo que Él nos miraba como siempre. 
-¿La vieron?, notaron que Ana se encuentra muy extraña - Nos dijo Isla mientras fruncía su ceño.
-Sí, salió de nuestra alcancé de Visión e iba muy molesta-Dijo Sarah
JackyRocks97 



=================


Capítulo 33. Demonét, la ciudad de los Malditos

¡Sorpresa! Ha petición de ustedes les regalo: MARATÓN 
Disfruten de la lectura Mis Pequeños Diablillos <3
Besos y abrazos desde Chihuahua, México.
___________________________
Maratón (3/3)
___________________________
- ¡Irás y es mi última voluntad! - Gritó aquel ser despreciable.
Taylon y mi Madre me miraron y un agujero oscuro se formó debajo de nosotros, con un pentagrama invertido haciendo que algo dentro de mí se removiera. Salía humo y un olor azufre que daba asco. La luz era purpura y sonidos totalmente diabólicos. Me hicieron poner la piel de gallina en cuestión de microsegundos. Bajamos a una velocidad impresionante haciendo que mi cabello se elevará y destilará lumbre de las puntas, lumbre la que no había provocado antes de bajar. Al ir bajando por aquel túnel negro sin fin, mis padres, por así decirlo. Cambiaron a sus formas demoníacas, haciendo que mi cuerpo sintiera la urgencia de hacer lo mismo. En mi pecho había algo como una opresión que hacía que me costara trabajo respirar. 
Llegamos de golpe y al abrir los ojos, me quede petrificada en mi lugar. Quería salir corriendo de aquel terrible lugar.
Era una isla enorme, de color carbón con un castillo totalmente aterrorizante. Ríos de azufre había alrededor de aquella extraña ciudad, notablemente poblada. Oía los gritos de las almas ser castigadas por los demonios, a los que Taylon llamaba familia.
-Esto es Demonét - Dijo con cierto orgullo - Tu futuro reino.
Su cabello negro alzado en una coleta era movida por un aire caliente que podía provocarme

un desmayo de manera inmediata. 
- ¿Solo existe Demonét en el infierno? -Le pregunté temerosa.
Literalmente este era un infierno. 
- Alexia, Demonét es el infierno, pero ignorando tu estúpida pregunta, sí. Existen cuatro capitales dentro de Demonét. Al Norte se encuentra Sakit, que significa Dolor, es la capital de Kemalagan que significa Desgracia. Es uno de los dos eslabones débiles de la ciudad. En el Sur se encuentra Fatkeqési, que significa calamidad, del estado Ligési, otro eslabón débil. Aun no sé porque no los he mandado a destruir. Son lugares inservibles... Quizás después de la guerra los elimine del mapa- Comentó con gracia. Caminamos hacia aquella ciudad sombría.
Aun así no sabía que decir. 
- En el Oeste, de donde proviene la familia de los Leadarks, de donde proviene Duncan O'Donell, las Islas Mallkim, de la capital Kekacuan, que significa rabia y tormento, y por último en el Este, donde está la familia Goldless donde está Pengrusakan, capital de Penderitaan.
- ¿Es clase de Historia? ¡Son muchos nombres! - Le dije enojada. -No los aprenderé en un minuto por si no te has dado cuenta. 
-Pues más vale que te los vayas aprendiendo. Es importante que lo sepas, idiota. Vas a gobernar, necesitas familiarizarte con todo esto -Respondió mirándome mal. -No quiero un monarca débil después de mí. Sería una vergüenza generacional que no podría soportar. 
Madre caminaba observando su hogar. 
-De acuerdo - asentí de mala forma.
-Pronto habrá guerra entre las Islas Mallkim y la capital Pengrusakan

- Comentó.
- ¿Son los del norte y el sur? - Intenté adivinar.
A Taylon pareció que casi se le botaban los ojos. 
-Cabeza hueca, son los Leadarks y Los Goldless. Estoy por retirarme y cederte el poder con uno de los líderes de esos bandos, gobernarán el reino con crueldad -Respondió con orgullo.
Las calles estaban llenas de escoria, basura, huesos por donde quiera, un olor a pestilencia como nunca antes había olido, y noté como mis llamas comenzaban a expandirse por mi cuerpo. De repente se veían las almas escapar de los demonios. 
- ¿Qué me pasa? -Pregunté alarmada quedándome quieta en mi lugar. Mi madre que no había dicho ninguna palabra me veía como si fuese obvia la respuesta. Pero es que, para mí no lo era. 
- Tu poder idéntifica sus raíces - Dijo Él - Tu poder esperaba hacer activado.
- ¿En realidad que es lo que mi poder hace? ¿Qué lo hace tan especial?
En un santiamén me di cuenta de que ya no estaba en esas calles si no dentro de aquel castillo que tanto temía estar.
-Tu poder espiritual interno, es capaz de otorgar poder demoníaco. Es la llave que puedo abrir fuego contra uno de los Bandos enemigos, Los Leadarks o Los Goldless y así perdurar su dominio en el Mundo Oscuro. En fin, es el conjunto de poderes demoníacos revelados a través del fuego, constituidos por el Rey Supremo de la maldad y la discordia, creados así por una humana mitad demonio y yo. Ya que tu madre proviene de sangre escocesa que tras las generaciones de la sangre son de los druidas.
- ¿Y es por eso que me quieres casar con

uno de ellos? ¡Eres un egoísta manipulador!
- ¡ay niña! Pierdes tu tiempo al querer hacer berrinche. - Se rió y mi Madre solo me miró para que me callara - Pero eso es bueno, tienes rebeldía en la sangre. Definitivamente serás una estupenda líder sanguinaria.
Después de dar un recorrido por aquel lugar tan perturbador, mi madre y yo regresamos a casa. Tenía tantas cosas en que pensar, en tres días se realizaría aquella guerra en donde se decidiría con quien me casaría. Y dentro de esos tres días sería presentada a la corte Sepulcro. Taylon, apuesta su trono por que los Leadarks van a ganar aquella batalla ya que sus anteriores generaciones han sido sobresalientes por su sangre guerrera y sanguinaria. Pero dice, que los Goldless también han estado progresando de acuerdo a ese aspecto. Para Él es diversión pero para mí esto es frustración. Al estar en aquella ciudad espantosa, Demonét, la ciudad de los malditos. Él me regaló uno de sus HellHounds según esto, es una especie de regalo que se les otorga a los hijos del miserable ser al cumplir los dieciocho años.
Los llevaba conmigo, eran negros, muy grandes, parecido a Zeus. Solo que la mía era hembra, y con las patas rojas carmín y Zeus con patas azules, como los ojos de O'Donell. Cuando la vi se formó una conexión inexplicable que me hizo sin pensarlo en elegirla. 
Corrí a mi cuarto con la cachorra endemoniada en mis manos. Cerré mi cuarto con llave y dejé a la cachorra en mi cama. La observé y la observé. Para ser una cachorra del infierno era realmente tierna. Similar a una doberman pero más rellena, más musculosa, más malvada. Lo podía sentir. 
-¿Cómo te llamaré? - Le dije viendo como sus ojos rojos me miraban con suma atención.
- Me llamo Atenea - Su voz femenina pero diabólica me sorprendió.
-¿Hablas? - Pregunté atónita.
- Sí, soy tu guardián - Dijo mientras se sentaba en la cama y me miraba fijamente.
- Vaya, esto es sorprendente ¿Por qué Atenea?
- Una manera de burla hacia los dioses griegos según por el mito, ya que de mi cama fui la que nació con armas soy imbatible en la guerra - Me dijo.
Entonces me quede reflexionando.
"Es una especie de regalo que se le otorga a los hijos del miserable ser al cumplir los 18 años"
-Atenea, tal vez no sepas contestarme - Ella me miró fijamente - ¿Solo a los hijos de Taylon se les es otorgado un HellHound?
- O alguien a quien Taylon estime, cosa que es muy extraña - Me respondió
JackyRocks97



=================


Capítulo 34. La Cazadora

Dejé de pensar tan solo unos segundos, ahora había alguien que dependía de mí y no precisamente un bebé como todos hubiesen pensado. Mamá no dirigió palabra alguna al regresar por aquel túnel, claramente le molestaba la idea de que Taylon me hubiera regalado una cachorra del Infierno y no la culpaba, su aspecto a simple vista daba miedo. La verdad es que es peligroso traer a una criatura del infierno a la tierra, sabrá Dios que tantas cosas puede hacer si su Ira se desata. 
Hablando de familia; De Arnold y de Papá no he sabido nada. Quizás volvieron a salir de viaje juntos, como acostumbran hacerlo cada que pueden. Así que, casi no le tome importancia ante sus repentinas desapariciones.
Después de pensármelo varias veces, decidí que necesitaba aire fresco. Estar en mi habitación me hacía sentir claustrofobia. No era el hecho de que una guerra se avecinaba, que contraería matrimonio, que gobernaría un reino que no pedí gobernar no, para nada. 
Por otro lado, había olvidado que mi vida corría un grave peligro. Alguien me quería en el infierno, literalmente, y no precisamente Taylon. 
-No es bueno para la salud estar encerrada todo el tiempo ¿Sabes? Vamos a dar una vuelta, Atenea - Le dije a mi cachorra.
Atenea solo me miró y ladeo un poco la cabeza. Tomé una chaqueta de mezclilla del respaldo de una silla y me la coloque encima. Saben lo loco que suena que yo hablé con un "perro". No a cualquiera le suceden estas cosas tan anormales por así decirlo. 
Bajó de la cama y me siguió mientras bajaba las escaleras sigilosamente para que no me viera

mi madre. Se encontraba encerrada en su habitación haciendo no sé qué y, es mejor así.
Abrí la puerta del frente y Atenea salió. Su aspecto demoníaco lo supo ocultar muy bien, y se hizo pasar por un simple Doberman. El cielo estaba nublado, y no se veían señales de que llovería. Me preguntaba si en algún momento de mi vida volvería a salir sin el temor de que alguien me fuera a secuestrar para fines distintos. Unos querían verme muerta, otros me querían como esposa, y no olvidemos que me quieren en dos bandos distintos de demonios. 
Atenea veía el mundo de donde yo me críe con algo de curiosidad. ¿Jamás habría salido del Infierno? 
Ella veía a otros perros pasar con sus amos y los perros le huían. Podía escuchar un poco como Atenea se reía diabólicamente. ¿Debería asustarme o preocuparme por algo? 
Luego de un par de horas de ir caminando por el malecón noté que ya había anochecido y decidí que ya era hora de irnos. La noche puede ser peligrosa y no traigo el auto conmigo. Aunque la vista del atardecer fue increíble, debía volver a mi realidad. Volver a casa. Quizás O'Donell ya habría vuelto o me estaría buscando. 
-Atenea, hora de irnos - Le grité a mi cachorra que perseguía a las aves de manera curiosa. Me miró unos segundos y camino a mí tranquilamente mientras alejaba a unas cuantas personas de su camino. Cuando se encontró a mi lado comenzamos a caminar a paso lento y en silencio.
Estuve pensando en este asunto de los HellHounds, en esa especie tan extraña de regalo que daba Taylon ofrece. Será que ¿O'Donell sea mi hermano?

Pero es que se me hace muy imposible, tal vez lo contrabandeó o algo así. ¡Estoy confundida! ¿Por qué más Él tendría un HellHound? O es que acaso ¿Taylon lo aprecia demasiado como para darle uno de sus cachorros infernales? Son tan confusas las maneras de ser de los Demonios. Era una posibilidad sumamente baja, no me impresionaría el hecho de que se casen entre hermanos es decir ¡Son Demonios! Son el pecado mismo, ¿Qué tanto sería el Incesto para ellos? Nada, absolutamente nada. 
Al ir caminando, pude ver como pequeñas bolas negras se posaban en los hombros de las personas. Y no solo pequeñas, había de diferentes tamaños y formas, por así decirlo. De vez en cuando, la gente que iba cruzando la calle era observada por una especie de "brujas" o lo que sea que sean; Y ellos no las veían. No percibían nada de lo que ellos hacían.
-Son sus demonios... Pecados que ellos llevan sobre sus hombros como castigo por no hacer lo correcto. -Dijo ella sacándome de mi profundidad personal. Al ver como Atenea veía lo mismo que yo me pregunte si algo en mí sería igual al ser uno. -Y Tú no puedes hacer lo que esos demonios de rango pequeño hacen. Estas hecha para otras cosas.
- ¿Cómo qué?
-Dirigir rebeliones...
Después de las palabras de Atenea, nos adentramos en un callejón que estaba algo solo y oscuro. No le temía a la oscuridad solo que no me daba buena espina entrar. Bastante tengo con que me hayan secuestrado, por un día, pero al fin y al cabos secuestro como para que me vuelva a ocurrir lo mismo. Olía a pesticidas y di una mirada rápida hacia la

florería que estaba enfrente de nosotras. Una viejecilla roseaba esa cosa sobre las flores y volvía al establecimiento. 
- ¿Es seguro entrar? - Le pregunté a Atenea quien miraba el callejón y luego a mí.
- Eres la hija del mismísimo diablo ¿Qué te puede ocurrir? Provocas miedo, tal vez no lo vean pero a la hora de luchar, créeme que lo harán - Dijo mientras su voz femenina y distorsionada me alentaba a entrar. 
Y bueno... Seguí caminando con Atenea a mi lado, todo iba bien hasta cuando escuche unos pasos atrás de mí. Giré un poco y vi de reojo a un hombre robusto vestido de negro con una extraña cadena en su mano. Algo en mis muñecas me hizo sentir que el sujeto quería pelea. Levanté las esquinas de mis labios de manera arrogante.
Idiota, no sabe en lo que se mete.
Atenea también lo sintió por lo que comenzó a gruñir por lo bajo mientras bajábamos la velocidad de nuestros pasos. Al otro lado se podía observar la calle pero, otro hombre de negro apareció con una especie cuchilla. Llevaban un pequeño antifaz en su rostro por lo que difícilmente podría identificarlos. 
Levanté mi ceja mientras me detenía por completo.
¿Y estos quién demonios se creían para estarme retando a mí?
El que estaba enfrente de mí se hizo a un lado para dejarle el paso a una chica que estaba cubierta totalmente de su rostro en una capucha de cuero. Y fue entonces cuando sentí mi poder demoníaco brotar; Carcajeé.
- ¿Qué es esto? ¿Hombres de negros? - Les dije mientras observaba aquel trío verme sin una pizca de gracia -

Oh, no sean tontos y regresen por donde vinieron -Les amenacé. 
El hombre con aquella extraña cadena la dejó caer al piso. ¿Y éste que cree? ¿Qué con su juguetito va hacer que tiemble? Dieron un paso hacia mí y yo me relajé. Peleé contra O'Donell y salí bien de aquella pelea, una riña con ellos no sería nada que no pudiera controlar. 
-Deja de parlotear. Venimos por tu cabeza - Mencionó. ¡Já!
- ¿Quiénes? Déjense de estupideces y déjenme irme tranquilamente - Reí.
Uno de ellos chasqueo la lengua. 
-Todos los que están en contra de su repugnante existencia - Dijo el otro chico de las cuchillas.
-¡Ah! Estoy tan ofendida - nótese mi sarcasmo - Pues les diré algo - Me quité mi chaqueta y la aventé por ahí al suelo - Yo les mandaré tres cabezas si no se van ahora mismo, Bastardos - La chica rió. 
-Tiene agallas - Dijo en voz baja, pero algo me resultaba conocida de esa voz - A ella - Ordenó.
Corrieron ambos chicos a mis costados alzando sus armas, listas para atacarme. Atenea se movió de su lugar y se escabulló dentro de una pared. Ella había entrado del otro lado de aquel muro de concreto para hacer quién sabe qué. 
-Que caballerosos son - Les dije mientras sentía mi cuerpo transformarse en llamas oscuras - Arderán en el Infierno -Sonreí maliciosamente antes de arrojarles fuego a la cara y ver sus ojos quemarse. Carcajeé con emoción, ya necesitaba esto, necesitaba matar. ¿Qué esperaban? ¡Me convertí en maldad pura!
Aquellos hombres chillaban sobre sus lugares mientras

llevaban las manos a su cara e intentaban apagar el fuego. Fui hacia ellos y comencé a golpearlos de la manera más sucia que pueda existir. No pudieron ver venir mis golpes por que los deje prácticamente ciegos. Los dejé a ambos en el suelo.
La chica, que se mantenía en el anonimato aplaudió.
-Bonito truco pero - Desenvaino una espada - Tengo uno mejor. ¿Has jugado a exorcizar al demonio? 
Cuando alzó su espada sentí repulsión con solo mirarla ¿Qué sería aquello?
-Bonita baratija querida - Los cuerpos de los hombres cayeron ya consumidos por mi fuego, convirtiéndolos en cenizas - Pero tengo uno mejor que el tuyo, perra bastarda - Le dije con todo el toque de diversión que podía almacenar - ¡Atenea! - Con tan solo decir su nombre la cachorra aulló con diversión saliendo de su escondite. 
Mi cachorra obedientemente, dejó su forma "natural" ante la vista de los mortales, para convertirse en un poderoso HellHound. Negra como el azabache, patas carmín con llamas saliendo de ellas. Ojos rojos, dientes filosos y no olvidemos su gran tamaño. 
Sonreí con arrogancia al ver como aquella chica, sujetaba con ambas manos su espada. Esto, definitivamente no sería algo sencillo para ella.
Atenea corrió hacia ella mordiendo su espada ferozmente, cuarteándola y arrojándola con fuerza abrupta hacia un costado, totalmente distanciado de ella. El hocico de Atenea comenzó a salir un poco de vapor y se alejó un poco de aquella Cazadora. La chica, con capucha negra, alzó ambas manos para luchar cuerpo con cuerpo contra mi cachorra. Golpeé el suelo con un puño y fuego y humo salió de él provocando que aquella chica, se tambaleara y quedará abajo del cuerpo de Atenea, la cual, mantenía el brazo inmóvil de la anónima para que no usara toda su fuerza. Atenea estaba cabreada por lo que le pasó a su hocico. Y Observé como la sangre comenzó a salir del brazo y entonces detuve a Atenea.
Me acerque a ellas y me acuclillé ante aquella bastarda.
-Ya me aburrí, iré al grano ¿Quién eres? - Le escupí las palabras.
Su cuerpo se removía ferozmente. 
-Alguien que acabará con tu vida - Pobre chica ingenua.
- No seas idiota - La tome del cuello, aun manteniendo su cara en secreto - Yo haré que hables ahora mismo ¿¡QUÉ ERES!? - Una voz fuerte, dentro de mí, me exigió hablarle con esa brutalidad.
-Prefiero morir. -Su voz sonaba a que estaba derrotada, y en verdad lo estaba. 
- Claro que no, huelo tu miedo - La estruje más con mis manos y Atenea gruñó - ¿Qué eres y quién te envío?
- Soy una cazadora de Demonios y me enviaron los de arriba - Habló dificultosamente. 
- ¿No me digas? Dime algo que no sepa- Le contesté irónica.
 Mi puño se estrelló en su rostro haciéndola perder el conocimiento. Los minutos pasaron y no parecía reaccionar. Sinceramente apenas me estaba divirtiendo. 
-¿Qué hacemos con ella? ¿La descuartizamos o la quemamos viva? - Preguntó mi cachorra con emoción. Ella estaba acostumbrada a todo esto y hacerlo por diversión, si yo lo hacía, era por necesidad. 
- Dejaremos que viva como advertencia de lo que le haré al próximo cabrón que venga bien bule hacia mí. 
JackyRocks97



=================


Capítulo 35. Traición

Me alejé de ella mientras que Atenea aun renegaba de mi decisión. ¿Para qué matarla? No valía la pena derramar más sangre de un sucio mortal. Parecía que yo sola me estaba colocando la soga al cuello. 
¡Eres una idiota! Ahora irán tras de ti con todas las armas.
Bueno, tal vez si es una estupidez dejarla vivir. Tal vez y solo tal vez, esos cazadores se puedan fortalecer y querer matarme de una manera más despreciable. ¿Observan lo contradictoria que soy? Otra de las razones para darme un buen golpe en ésta cabezota. 
- Espero verte en el Infierno - Le dije ya retirada de donde nos encontrábamos hace segundos. Atenea me siguió el paso pero se detuvo y volteo a la cazadora de manera sorpresiva. En aquella mirada fría veía la calculación mental de mi cachorra. ¿Será posible que incluso aquellos seres fuesen más inteligentes que los mismos herederos del mal; O si caso yo era la que no tenía malicia?
Mi cachorra comenzó a gruñir y aumentar sus llamas repentinamente. 
- ¡Mándale saludos a Lucifer de mi parte! - Gritó la chica recostada en el suelo. Haciendo que su carcajada sonara más diabólicamente de lo que era. 
Me giré abruptamente sobre mi lugar sintiendo que mis ojos se me botarían en cualquier momento. ¡Mierda! Debí haberle hecho caso a mi subconsciente a tiempo, casi siempre tiene la razón. Mientras que ella me apuntaba con un arma de fuego extraña a las comunes, no tuve tiempo de reaccionar, mierda. Sus ojos, a través de aquel extraño antifaz, se veían de una manera totalmente maniática. Aunque su manera de ver me hacían

recordar a alguien ¿Pero a quién?
Al momento en que ella quiso jalar el gatillo se fue interrumpida por un gruñido brutal. Un cuerpo se dejó caer sobre ella desde la altura del edificio provocando que su arma disparara hacia arriba y por consiguiente, fallara su puntería.
El olor de carne podrida comenzaba a llenar mis fosas nasales, el cuerpo del hombre ardía en Ira pura, la sentía adherida a una parte de mí. Su capa de cuero me hizo abrir los ojos como platos, y ver como un puñetazo aterrizaba en el rostro de la ahora inconsciente cazadora, y podía hacerme sentir un extraño recorrer en mi espina dorsal. Sus puños se estrellaban una y otra vez. No tenía pudor a la hora de asestarle los golpes. 
- ¡NO TOQUEN A MI CHICA! - Su voz me hizo respirar con alivio. Había llegado justo a tiempo- ¡ARDERAN EN LA IRA DE LUCIFER A CAUSA DE ESTO! - Tan solo su voz provocaba terror. No puedo imaginarme el dolor que ha de estar sintiendo inconscientemente la cazadora. 
Zeus Apareció a un lado de Él mientras sus pelos del lomo se le erizaban y le destilaban llamas azules. Atenea gruñó un poco posicionándose enfrente de mí.
Por un segundo creí que yo quedaría tirada en el suelo mientras que Atenea luchaba contra esa maldita hija de perra.
Se levantó de sobre encima de ella y la tomó del gorro con bestialidad en cada uno de sus movimientos para estrellarla contra la pared como si fuera un costal sucio del cual deshacerse. La sangre se rociaba en el aire y sobre el suelo de una manera casi exagerada. Haciendo que las paredes se cuartearan, de su boca y su

cuerpo comenzó a brotarle sangre. Me acerque a O'Donell, esto ya era mucho.
-O'Donell, ya es suficiente... - Mi voz sonó ya preocupada - O'Donell... - Le hablé tiernamente. Pero fue en vano. Toqué sus brazos pero estaba tan cegado por la Ira que me ignoró. Sus ojos azules eléctricos me miraron cuan demonio embravecido y su cabello negro se alzaba al viento cuan huracán. En vuelto en puños de fuego infernal. - ¡Cariño! - Le grité y de repente dejó a la pobre chica correrse por la pared mientras dejaba restos de sangre manchadas en la pared y su cuerpo caía a los pies del Hombre que me ha salvado la vida. Me miró por encima de sus hombros me miró con un brillo en sus ojos.
Se acercó a mí y me abrazó, fuertemente, haciendo que el aire fuera menos en mis pulmones. Enterró su rostro en mi cuello y respiraba mi fragancia.
-Maldita sea -Susurró aun pegado a mí -... ¿Cómo es que te has metido en este rollo tan rápido? ¡Son cazadores! Pudieron haberte hecho daño... Aun eres inexperta ¿No lo entiendes? ¡Jamás vuelvas a luchar contra uno de ellos sola! Menos mal que llegue a tiempo-Se separó de mí mientras que con sus manos se posaban sobre mi cara.
Y lo vi.
Estaba asustado. Lo que hizo que mi corazón palpitara como loco. 
-No vas andar donde no te han llamado ¿Cierto? O'Donell - Susurré mientras lo abrazaba - ¿Dónde te habías metido? -Sentí mis lágrimas caer.
Atenea y Zeus tomaron de los brazos a la desgraciada esa y me la trajeron a un costado de mí. Su cuerpo era arrastrado como si no fuese nada. La

noche de sopetón se volvió sumamente helada. 
-Lo siento nena - se disculpó con un beso en cada lágrima que derramé por mi mejilla - tenía mucho trabajo pendiente por hacer - suspiró -Increíble. No puedo dejarte sola unos días porque te quieren asesinar - rió nerviosamente - lo importante ¿Estás bien?
- Sí, lo estoy ahora. 
Mis palabras demostraban que O'Donell sería mi calma en la tempestad. 
- Eres una chica guerrera ¿eh? - Me dijo mientras observaba las cenizas en el suelo -espero que hayan sufrido.
Sonreí con satisfacción. Por supuesto que habían sufrido esos malnacidos. 
-Créeme que lo hicieron y no tienes idea de lo que disfrute - me separé un poco de Él y vi a la chica tirada como muñeco de trapo debajo de nuestros pies - tómala - le dije.
- ¿Qué? - frunció su ceño. Le señalé a la chica y obedientemente me hizo caso.
Atenea y Zeus le sostuvieron las piernas y O'Donell la tomó por los brazos.
Le hice para atrás aquella capucha llena de sangre, al igual que su ropa y las partes descubiertas de su piel, le quité difícilmente el antifaz. Me tape la boca con ambas manos, aun sosteniendo el antifaz en mis manos. Observe su rostro, se veía cansado y en cierta manera frustrado. La cacheteé hasta sentir mis manos vibrar. Debía de despertarla, debía de estar sufriendo una jodida pesadilla. Sentía que toda la ira había bajado y me había palidecido. 
Creí lo peor de todos, no de ella...
-Isla...
Abrió sus ojos pesadamente y al observarme, no vio a la chica indefensa que tanto

la quería, vio a la mismísima hija del Diablo llenarse de coraje, resentimiento, orgullo y venganza. Escupió como pudo sangre. Ahora lo entendía, la vestimenta negra tan repentina, ella y Carl juntos a todo tiempo. Quizás ella le estaba enseñando o Él la entrenaba...
- ¿Qué ella no es una de tus amigas? - Preguntó O'Donell mientras la seguía sujetando por los brazos.
- Era - Le dije. Mi cuerpo comenzó a volver a llenarse de llamas y la miré como una lunática - Lástima que no viva para contarlo -Hice una mueca de maldad y tristeza. No podía dejarla vivir, irían por mí y por O'Donell. Ahora que soy un demonio, mis sentimientos han cambiado soy egoísta pero si ser egoísta depende de la felicidad y seguridad mía y de O'Donell mataría por Él sin dudarlo- Isla, me traicionaste.
Ella me miró y vi en sus ojos atravesarme por mil cuchillos.
-No eres una de nosotros - dijo en susurro claramente molesta. Apenas y podía hablar, le faltaba el aire por lo que tomaba bocanadas de aire tan bruscamente a la vez que la sangre salía de ella por todos lados. - Eres un demonio. Una desgracia y tragedia para nosotros. 
La tomé del cabello haciendo que me viera fijamente. Mis ojos no parpadeaban, le inculcaba el miedo de una psicópata.
-Una verdadera lástima, pero antes de que mueras por "la causa" ¿Quién sabe de esto? - Atenea y Zeus le sacudieron las piernas mientras la mordían más profundamente, ante su respuesta silenciosa. 
-Te lo dije, prefiero morir con honor.
Reí sin gracia. 
-Ya lo hiciste una vez, confesaste, ¿Por qué no hacerlo ahora? - O'Donell le hizo presión en los brazos por lo que chilló. Sonrió sin mostrar su dentadura. 
-Descúbrelo, hija de Satán.
 - Bien. Una última cosa -De esto dependía su vida - ¿Siempre supiste lo que era? 
- Sí, toda la vida. Fui entrenada para acercarme a ti y matarte en cuanto pudiera. 
Una presión se instaló en mi pecho y aferre mis pies a la tierra. O'Donell parecía que en cualquier momento la partiría en dos. Pero no lo permitiría, esta es mi pelea. 
-¿Cómo sabías que era un Demonio? Estaba sellada.
-Tu madre no es buena escondiéndose... Ahora que ya me he sacado ese peso de encima me gustaría matarte ahora mismo.
 -Bien, como quieras. 
Los HellHounds abandonaron sus piernas y O'Donell se apartó dejando a la Pelirroja sin fuerzas para sostenerse. Y antes de que cayese, Mi mano derecha se llenó de llamas y le rebané el cuello desprendiendo de ella mucha sangre sobre mis manos. 
JackyRocks97


=================


Capítulo 36. El Sementerio de las Almas Perdidas

 Después de haber calcinado su cuerpo y dejarlo bajo la sombra de la soledad de un callejón oscuro y vacío, O'Donell me acompañó a casa ya que ahora Él se sentía inseguro de mi seguridad.
No fue fácil haber calcinado uno de los cuerpos de mis mejores amigas, dolía pero en este momento lo que más dolía era su traición. ¿Por qué lo había hecho? ¿Cómo es que se enteró de que yo era un Demonio tan fácilmente con una excusa como esa? Y la pregunta más importante ¿Desde cuándo era ella una cazadora de demonios? ¿Por qué no lo sabía? Me sentía de alguna manera decepcionada y enojada a la vez.
¿Cómo se lo irán a tomar sus padres? ¿Y mis amigos? ¿Cómo irán a reaccionar cuando sepan que no aparece por ninguna parte? Todo el mundo la estará buscando en una búsqueda sin final. 
Me acosté en mi cama haciendo las colchas aun lado y Atenea se subió a mi cama. Se acurrucó a un lado y caímos en un sueño profundo. Dejando mi voluntad y mi cuerpo cansado en las manos seguras del dios del sueño, Morfeo.
Y ahí estaba ese olor azufre y pudrición de nuevo. Observaba el mundo subterráneo ser reinado por la oscuridad y la maldad en todo su esplendor. Un escenario terrorífico que solo llamaba problemas por venir. Llamaba que tus más profundos terrores pasaran enfrente de tus ojos sin hacer nada.
Atenea caminaba a un costado mío, totalmente transformada en su forma diabólica. Yo vestía de negro, vaqueros negros, blusa de manga larga negra con los codos forrados de cuero, cabello en coleta y con una espada en mi mano.
Llegue a la colina de un color

carbón con huesos enterrados en la tierra y observe un lago lleno de fuego líquido, azufre. Cuerpos que, parecían estar sumidos en un sueño profundo, se dejaban llevar por las aguas del infierno hacia un agujero maldito que caía. Observe a cada uno de ellos, había mujeres, hombres, ancianos, jóvenes de todo, menos niños. Ser arrastrado por la magnitud infernal. Había un cielo nublado de un color verdoso enfermo y una vegetación calcinada casi inexistente. 
Acuclillando y aventando un hueso al agua, los cuerpos o las almas que se encontraban ahí se descontrolaron y se removieron bruscamente llegando a la orilla de aquel río de lava, sin vida, sin nada. Donde el fuego se abrió dejando una superficie llena de humo.
Y de él, emergió un ser con capa negra y ojos de maldad y se dirigía una velocidad rápida hacia mí y enseguida alcé mi espada poniéndome de pie.
-No seas Idiota, jamás podrías hacerme daño...-Dijo su voz demandante - te traje aquí porque es más seguro hablar.
Relajé mi cuerpo y dejé que siguiera hablando.
- ¿Taylon? - No entendía nada. Pero sentí algo malo - Demonios ¿Me mataste? ¡Maldito desgraciado, me mataste mientras dormía! - Oh no.
Guarde mi espada torpemente y comencé a tocar mi rostro desesperadamente. 



-Claro que no, no puedo hacer eso aunque quisiera - no sé si alegrarme o asustarme por esa confesión - te traje aquí por que observe como los Cazadores te acorralaron en un callejón, y debo de felicitarte los mataste despiadadamente pero hay una cosa que no me agrado,

solo, una cosa, ¿En qué demonios estabas pensando? ¿Ibas a dejar vivir a tu amiga? ¡Pudo haberte mandado al Infierno! Pero llegó Duncan, eso es un alivio.
Esa obsesión de Taylon con O'Donell, era a mí parecer algo exagerada. Incluso, me atrevería a decir que es algo así como el hijo que nunca tuvo. 
- Era mi amiga, muy a mí pesar lo fue. Tú no puedes entender acaso que significó mucho en mi vida - Y sentí un nudo en mi garganta. Era arrepentimiento. No había entendido en realidad mucho de lo que es la muerte y a donde van a parar aquellos que mueren. Técnicamente yo creía que solo moríamos y ya. Unos me llaman loca pero en realidad sé que en mi vida jamás fui tan cuerda como para pensar en esa posibilidad. 
- ¿De qué manera te lo explico? Ella te iba a matar - ¿Acaso?... No, eso es algo imposible. 
Una sonrisa maliciosa se asomó por mis labios. Y sentí llamas arder en mis ojos, esto era broma bien estructurada. 
- ¿Cómo Padre, te preocupaste por mí? - Le pregunté mientras bajaba la pequeña colina con Atenea siguiéndome el paso.
Aplastando los huesos que se encontraban en la tierra llegue a estar unos cien metros de distancia. Todo ahora parecía muy callado, Taylon siguió en lo suyo sin preocuparse mucho de donde pisara con mi cachorra. Él mantenía la vista en el horizonte, a la espera quizás de algo de lo que yo no sea capaz de comprender.
-Me preocupe por que mi linaje de poderosos Demonios se podía ver afectado - Dijo sin importancia.
Debí haberlo imaginado.
- ¿Y por qué me traes hasta aquí de

esta manera? 
- Porque los Demonios de afuera pueden escuchar y no es algo que me convenga que se sepa. Debo discutir varias cosas contigo, cuando se casen Duncan y tú. Comenzaremos con los preparativos de la guerra. Arrasaremos con los mortales e iremos subiendo de niveles. 
-Yo no sé nada de eso aún. -Dije asombrada de que me usaran como un objeto de guerra. Lastimosamente no era una opción ir en contra de Él. 
-Pero aprenderás. -Dijo con determinación mientras un rayo rojizo atravesaba el cielo. 
Se alejó y entró en aquel lago extraño, y empezó hablar en una lengua chirriante y llena de energía maligna, Él daba horrores de miedo. Cuando estaba por quejarme paré en seco y para mi sorpresa, el cuerpo de Isla apareció en aquel río de lava, estaba carbonizada. Abrió sus ojos y me miró con furia en un momento inesperado. Mi sentimiento quiso ir a sacarla de aquel lago, me acerqué lo más rápido que pude y cuando ella intentó levantarse unas cadenas la ataron de nuevo a la lava y algo en su cabeza fue Inscrito. 
Cazadora de Demonios 362047810493364.
Taylon me explicó que cuando un alma muere tiene un código, pero en el caso de los cazadores se les lleva la cuenta de cuantos han entrado al Infierno para ser atormentados por todo lo que les hicieron en vida. Lo sentía con toda mi alma por Isla. 
- "¡Mira a donde me mandaste!"
Y todo aquello desapareció y me levanté de mi cama como si hubiese visto al diablo, literalmente y recogí mi cabello y me di cuenta que mi mano izquierda llevaba fuertemente agarrada una espada. Temblaba mi cuerpo y sentía mi cuerpo arder.
¿Habrá sido real?
Cuando me levanté en la mañana un fuerte dolor de cabeza se concentró en hacerme la vida imposible toda la jodida jornada. Al poco rato de haberme levantado fui directamente a un lugar donde O'Donell me prohibió ir. Pero ¿Qué esperaban? Soy un alma indomable.
Un hombre se encontraba vestido de blanco enfrente de mí. Impidiéndome el paso a la casa de Kike. Exactamente, O'Donell no quería que viera a Kike por nada del mundo. Rivales de toda la vida es la explicación que puedo darle, eso o que Él haya sido mi ex novio. 
-Déjame entrar, te lo estoy pidiendo por las buenas- Le dije en voz baja.
- No puedo, no está en casa - Respondió Chad con arrogancia.
- Claro que está -Mis ojos se encendieron en llamas.
Él se estremeció y me dejó pasar. 
JackyRocks97




=================


Capítulo 37. Visitas y Negocios


Entrando con la fuerza bruta me hice paso entre los Goldless quiénes me veían con sumo interés ante mi arrogante postura. ¿Y cómo no hacerlo? Me convertí en una de las mujeres más temida de ambos mundos. En algunos de ellos podía oler miedo, lujuria, asombro... Muchas cosas que ya ni les prestaré atención. 
¿Y quién me iba a detener ahora?
Sí, si estaba dispuesta a negociar cosas de interés con su líder.
Aunque aún sentía una pesadez en mi cuerpo por haber matado a Isla con mis manos. Su familia, ¿Cómo se encontrarán en estos momentos? Ni siquiera me he ido a informar, tan solo me aleje de la comunicación de todos. 
Vagamente, recordé el último día de clases. Ana se encontraba en un estado emocional algo raro, me miraba extraño. ¿Será que ella también lo sabría? Pero es que no, ella es mi mejor amiga. No podría. Aunque de cierta manera no tendría nada que ver su amistad con que me tuviera miedo o estuviese molesta por no haberle dicho nada. Curiosamente yo tampoco estaría tan contenta pero de verdad, hasta hace poco me he enterado no tendría un por qué de molestarse. 
No olvidemos que es una religiosa, sería muy complicado si ella supiera. Abandoné esas ideas y frustraciones que viajaban a mi mente, y me concentré en mi presente.
Kike Lawler.
Al entrar en aquella habitación llena de luz, noté como las puertas de su estudio estaban abiertas completamente dejando observar su habitación llena de cuadros de arte y esculturas, con un librero y una ventana en el centro de él y enfrente de Su cuerpo,

un escritorio de caoba, distinto al último que tenía. Su mirada me hizo sentir aún más fuerte, ¿Acaso el intimidarme por algo así? Nunca.
Increíblemente sentía ahora, la repulsión de aquel color tan puro.
-Princesa mía -Se levantó reverenciando, en un gesto de burla en su boca - que inesperada, y no tan feliz llegada. ¿A qué se debe tal honor? - me limité a prestar atención ante sus descaradas palabras y tome asiento.
El castaño me miró con burla y mucha sorna. En cambio yo, me mantuve serena.
-Sé que no soy bienvenida. Sin rodeos Kike -Le hablé duramente - El motivo de mi llegada...
-Y en mala hora, por cierto. - A completo él.
Imbécil.
Lo miré sin expresión y Él se encogió de hombros. 
- Ignoraré eso - Dije un poco quejumbrosa. Me acerque más a su escritorio - Vine porque es debido a la guerra que habrá en los próximos días. O bien, ya mañana.
Pareció interesarse más por lo que tomo asiento y encendió un Puro. No le va, es decir es un año mayor que yo y con esa cosa tan solo se ve ridículamente estúpido. 
-Si estás preocupada por mí, no hay nada que temer así que...Prosigue -Desajustó los botones de su saco blanco, dejando ver su camisa azul marino y su corbata amarilla. Se acomodó en su asiento, viéndome con cierta ¿admiración? 
- Kike, debes ser el perdedor - Me miró fijamente por un minuto y retuvo su respiración mientras expulsaba el aire lentamente.
Creo que pudiste haber empezado de una manera más calmada...
-Bájale a tus galopes potranca.

¿Disculpa? -Dejó el puro en una pequeña cristalera - Define "Debes ser el perdedor" - Pareció haberle sorprendido. Y frunció su ceño mientras torcía la boca. Hora de cabrear a Kike.
Dispuesta a contestar a su pregunta, me levanté de la silla blanca, jodido color, y apoyé mis brazos en el escritorio.
- Necesito que pierdas la batalla.
Nuestras miradas se quedaron penetradas hasta que él cerró sus ojos y se echó a morir de risa. Golpeó el escritorio varias veces y yo me quede únicamente observándolo. ¿Cómo demonios pude haberme enamorado de alguien como él? Definitivamente ahora entiendo el dicho "El amor es ciego". Sus ojos se volvieron de un color naranja luminoso y casi podía ver el humo salir de sus orejas. No tienen idea de lo afortunada que soy de haber encontrado a O'Donell, extrañamente, pero justo a tiempo.
Y hablando de Él.
O'Donell está en este momento en el infierno preparando a las tropas para la batalla de estos días. Por lo cual, él no tiene idea de que yo esté aquí con este mequetrefe.
- ¿¡Me estás jodiendo Yvaine!? - Se levantó rápidamente y fue directamente hacia mí, rodeando el escritorio mientras me quedaba en la misma posición. Dándole la espalda. 
-Quisiera hacerlo -Admití. -Pero creo que con lo que te acabo de decir es más que suficiente. -Mordí mi lengua intentando retener una risilla que amenazaba con salir. 
Los planes que tenía, requería de ciertos sacrificios por parte de mi futuro reino. Haría esto solo por estar con O'Donell.
-Ilumíname, ¿Y por qué crees que

yo accedería a esa petición sin recompensa? Claro, dejando de lado las vidas de mis hombres... bueno, demonios.... bueno, en realidad me tienen sin cuidado siempre y cuando llegue al poder. ¿Qué tendría yo a cambio?
Y está era la parte que esperaba.
- Serás bien recompensado con un lugar en la corte, eres ambicioso Kike - Le dije. Lo miré por encima del hombro con cierta autoridad - Y eso es una oferta que no puedes rechazar. Es mejor estar en la corte a seguir pisándole los talones a Taylon para que te note. 
Solo necesitas que muerda el anzuelo.
-Bien, creo que estamos hablando el mismo lenguaje -sus manos viajaron a mis hombros y me sentí con la Ira arder- aunque, pensándolo bien ¿Qué sería mejor que estar encadenado por toda la eternidad a la reina legítima del mismísimo Satanás? Tendría más poder del que podría alguien imaginar y eso ni la Corte te la puede otorgar- Habló en mi oído, pero, sin causar efecto alguno.
Comenzaba a creer que Kike no accedería. Él tiene expectativas altas a decir verdad.
- La cuestión es está - le encaré perdiendo la paciencia ante sus insinuaciones - ¿Quién te asegura que ganarás? Mi Demonio es poderoso. Demasiado.
Enarcó las cejas ante mi notoria posesividad respecto a O'Donell. Podía sentir como quería retorcerse de envía. Se controló lo más que pudo para no perder la paciencia conmigo. Sé que en estos momentos estaba ocupado y sin duda le estoy arrebatando su tranquilidad.
-¿Tu Demonio? - Rió sin gracia. Una ronca y sonora risa seca -Eso quiere decir que ¿Son pareja? -Parecía quererse convencer -Eso explicaría muchas cosas.
Se alejó de mí abruptamente. Lo conozco, quizás le acabo de herir en estos momentos.
- No tengo tiempo para esto. Te estoy ofreciendo algo que ni mi Padre te ofrecería en toda su maldita existencia. Arriesgas todo por 50/50 ¿Te parece bien dejar la oportunidad de entrar al poder sin derramar sangre innecesaria? Piénsatelo, y me avisas esta misma noche.
Me hice paso entre él y salí de aquella casa.




Atenea, se convirtió en una motocicleta algo parecido a Zeus solo que, con el toque femenino.
La tarde con ese sol nos seguía por toda la carretera. Tenía planeado hacer varias cosas de las que en un futuro no sé si me arrepentiría. Dejar entrar a Kike al consejo cabreara bastante a O'Donell pero valdrá la pena si no me intentan alejar de Él con una guerra. 
Al entrar a una de las calles solitarias escuché disparos atrás de mí. Y vi una camioneta llena de hombres con armas apuntándome.
-Corramos pequeña - Le dije divertida a Atenea quién aceleró soltando llamas detrás de ella.
Gruñó y los hombres iniciaron mi persecución.
 Más cazadores que venían por mi cabeza y por sed de venganza. 
JackyRocks97



=================


Capítulo 38. Caos


Seguían disparando sin saber apuntarme bien. Menudos críos ¿Quién demonios había entrenado a escorias cómo estás? Eran vergüenza a decir verdad. Pero tampoco podía ignorar el hecho que de verdad venían por mi cabeza. Resoplé con frustración mientras inclinaba mi cuerpo esquivando objetos variables que se atravesaban de repente. Olía excelente la adrenalina. 
Pensándolo bien, no recuerdo cuando fue que me volví tan soberbiamente vale madrista. 
-Será mejor alejarnos por la parte Oeste, para no interceptarlos en un largo tiempo - Dijo Atenea mientras ella mandaba el rumbo y dirección de nuestra escapatoria. 
Ahora pensándolo mejor, era tarde es decir, era una tarde normal para los humanos y estás personas vienen con pistolas, por la calle, disparando como si nunca hubieran tenido una en la mano, ellos sí que están locos corren el riesgo que pueden dañar a un niño o a alguien inocente. ¿Qué pensaría la policía al respecto? ¡Demonios! ¡La policía era mi Padre!
Joder ¿Más jodida no se puede estar? No lo creo. 
Le dispararon a una llanta y rápidamente bajó la velocidad, mostrando la verdadera forma de Atenea. Cabreada y con mucha Ira acumulada, ella se les dejó ir aquellos Cazadores quien había bajado del vehículo. 
- Muchachos - Dije con diversión - ¿Quieren jugar? ¡Juguemos entonces!
Mi cuerpo empezó a liberar calor, y sentía que tenía un volcán adentro, consumido por llamas les infierno que los hizo palidecer.
Uno de ellos sacó un crucifico y me lo tendió en el aire y yo solo fingí repulsión.

Ellos rieron pero yo reí más cuando me acerque a ellos, arrebatándoles tal objeto incrustándoselos en el pecho. De uno de ellos, la sangre comenzó a desbordase como si fuera una cascada. 
Tres hombres quedaron apuntándome con las armas y disparando en cuanto lo único que yo hacía era esquivarlos con una agilidad tremenda que había adquirido con mis poderes, pero Atenea les había tomado del cuello uno por uno, donde la sangre poco a poco comenzaba a brotarles de ésta. Dejando sus cuerpos tendidos ya desangrándose y yo solo podía pensar en una cosa.
Matar y disfrutar de la maldad que quería sentir. En un segundo ya tenía a los cuerpos degollados y vueltos cenizas. Les sople y éstos volaron con el aire. No tenía corazón cuando se trataba de matar ¿Otra característica por las que Taylon me quiere en sus filas?
Me acerque a Atenea se encontraba cojeando de una pata, dijo que en poco tiempo estaría bien, que no era nada grave. La cargue en mis brazos y una larga caminata nos esperaba. No pesaba demasiado por fortuna. Y en hora buena, ya que Atenea sentía que iba a explotar de coraje. Mi cabello castaño lo recogí en una trenza. Llegue a casa pero decidí ir un rato a casa de Carl. Una vez que deje a Atenea subir las escalaras.
Llegue hasta la puerta y toque el timbre. Observé los detalles ya, un poco viejos, de la casa de mi mejor amigo, de mi hermano del alma, de mi confidente. Tantas cosas que hemos pasado juntos y de un tiempo para acá, tenerle que ocultar tantas cosas. No pasamos mucho tiempo como antes pensándolo bien. Hasta ahora, nadie se ha dado

cuenta de la ausencia de Isla y tampoco sé muy bien cómo demonios le haré para mirarlos a la cara y fingir sorpresa, miedo y tristeza cuando todos vayamos a un funeral de donde su cuerpo no va a estar presente. Sacudí mi cabeza e intente no adelantarme a los hechos. 
La mamá de Carl me recibió y me indico con la cabeza hacia arriba para que subiera. Pero antes de hacerlo, Carl bajaba todo sin ánimos. 
-Dormilón ya es un nuevo día - Le dije mientras me dirigía a la cocina a platicar con su madre. El olor de panqueques era muy marcado en toda la casa. 
La castaña me miró con alegría en sus ojos. Oh, amaba a esta mujer.
Carl bostezaba y se sentó en una mesa que estaba en medio de la cocina. Llevo cereal a un tazón y comenzó a comerlo sin leche. Pobrecito, tan dormido está que no tiene ni la menor idea de que no hay leche en él.
- ¡Yv! Ya me tenías descuidada - Besó mi frente con cariño. Pero había algo extraño en ella. Me mira muy curiosamente y notó que muerde una parte de su cachete pero lo dejo pasar. Tal vez es solo cosa mía. 
-Lo lamento, es que he estado ocupada últimamente.
Me separé de ella y tome asiento junto a Carl.
Volvió a la cocina y golpeé el brazo de mi amigo el cual se quejó con diversión.
- Hey, tranquila tigre - Sobó sus brazos. Reí. -Todavía es de madrugada. 
Él definitivamente no tiene remedio. 
-Idiota, vine porque hace bastante tiempo que no pasamos un día tú y yo solos así que, ¿Qué dices? ¿Vamos por unas hamburguesas? - Le anime.
Escuché como una escopeta

comenzaba hacer cargada. Volteé rápidamente y ahí estaba, la mamá de Carl apuntándome con una escopeta no tan peculiar. Carl despertó porque en cuestión de segundos, y miró a su madre con los ojos casi botados. Sentía mi corazón palpitar muy fuerte. ¿Qué estaba ocurriendo aquí? ¿Había enloquecido?
- ¿¡Mamá!? ¿¡Qué carajos haces!? ¡Puedes lastimar a alguien con esa cosa! Bájala inmediatamente. -Se colocó a un lado de mí, sin darme cuenta que me puse de pie.
-Aléjate de ella, Carl -Mierda.
Nos miró alternadamente mientras hacia un gesto con su boca. ¡Joder! Esto era lo último que me faltaba, ya de por sí casi me matan hace unas horas y salgo ilesa para meterme en otro problema. Solo a mí me puede pasar esto. 
- Ya capto. - Dijo mientras se reía.
No he dicho ninguna palabra pero la mamá de Carl no me saca la mirada de encima y yo tampoco lo hago. 
- ¿Qué dices? - Me atrevo a preguntar.
Carl suelta la carcajada y vuelve a su silla a comer su cereal.
-Buen intento-Y negó con su cabeza. -Se los juro, casi caigo. 
-Carl, ¡Qué te alejes de ella ahora! - Dio un paso y yo retrocedí mientras intentaba ver formas dónde podría escapar. Conozco la casa de memoria pero, ella tiene un arma eso lo hace todavía más difícil, teniendo en cuenta que no es un arma muy normal que digamos. 
Y de pronto, mi cabeza se ilumina. Es una maldita cazadora.
-Ya, ya. ¡Salgan todos ya los descubrí! - Gritó a la nada el idiota de mi amigo.
¿Qué?
- Basta de chingaderas esto no es ninguna jodida broma - Me abalancé contra el cuerpo de la madre de Carl.
Caímos al suelo y un disparó de color violeta se salió de la escopeta provocando que Carl se asustara y comenzara a decir estupidez y media. La mamá de Carl estaba sobre mí y comenzó a lanzarme puños entonces tomé impulso con mi rodilla y con ésta lleve su cuerpo hacia arriba y luego cayó hacia abajo provocando que se retorciera de dolor. 
La dejé inconsciente y tomé a Carl de la muñeca.
-Lo siento Carl, no encuentro otra forma de explicarte mejor las cosas que de ésta manera- Le dije.
Me miró confundido y de pronto lo abracé mientras desaparecíamos en un túnel negro que iba directo hacía Demonét.
JackyRocks97


=================


Capítulo 39. Guerra en Demonét 1/2


Al momento de ir bajando, Carl me apretaba más. Podía sentir como los latidos de su corazón se aceleraban a cada segundo que bajábamos. Mi cabello comenzó a llenarse de llamas. Bien, no tengo ni la menor idea de cómo le voy a explicar lo que acababa de hacer. Ahora creo que lo que acabo de hacer ha sido lo más estúpido que he hecho en toda mi vida. ¡Yvaine Madlow! ¿Qué carajos acabas de hacer? No tengo ni la menor idea del por qué lo traje. Quiero culpar a mi estado de supervivencia este acto que acabo de hacer. 
Llegamos y rápidamente Carl se separó de mí, tropezando en el suelo repleto de huesos y cenizas. Sus ojos me miraban expectantes por una respuesta. Miraba como loco el paisaje por así decirlo. Estoy segura que ha de pensar que está muerto o sigue en una pesadilla. 
- ¡Yvaine! ¿¡Dónde mierdas me has traído!? - Su pecho bajaba y subía conforme pasa el tiempo aquí, en Demonét, la ciudad de los malditos.
Me acerque acuclillándome, sintiendo mi cuerpo arder. Oh mi querido Carl, lamento muchísimo esto. 
-Carl, escúchame muy bien. Lo primero que tienes que hacer es en no entrar en pánico - Le hablé suavemente. 
Más sin embargo el seguía observándome como si todo lo que le dijera no tuviera concordancia con el lugar donde nos encontrábamos. No lo culpaba en absoluto de que en estos momentos me quisiera matar incluso yo en su situación lo haría. 
- ¡Por todos los cielos! No me pidas que no entre en pánico ¿Qué eres? - Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y me acerqué para removerlas y darle algo

de tranquilidad.
-Carl, tranquilo, no te haré daño. Eres mi mejor amigo, nunca lo haría.
- ¿¡Pero entonces que es todo esto!? ¿¡Qué acaba de suceder allá arriba!? ¡Mi madre te estaba apuntando con un arma de fuego! - Se llevó sus manos a su cabellera exasperado - Por Dios, debo de seguir dormido. Te salen llamas oscuras y normales del cabello, sí oh joder. Por un momento me creí que de verdad estaba viviendo una cruel verdad. En unos momentos despertaré del sueño. 
¿Ven a lo que me refiero? 
Cansada lo golpeé en el rostro y cayó desmayado en el suelo. Lo tomé en mis brazos y lo cargue. Lleve una de mis manos a mi boca y con mi fuerza sobrenatural silbé y en un instante Atenea se encontraba enfrente de mí con su apariencia demoníaca. Ella entendió rápidamente y se llevó a Carl al mundo terrenal. Ahora, solo creería que todo es un sueño. El problema de verdad sería su madre, pero ya después me encargaría de ella. Una cazadora muy apegada a mí de verdad es un problema y más ahora que me traje por la fuerza a su hijo a Demonét. 
Me encontré caminando hacia el Castillo terrorífico de Taylon. Al entrar los demonios me gruñeron, pero yo les gruñí mayormente. Esta faceta de rebeldía me agradaba cada vez más. Fui directo a su despacho, y se encontraba Allec delante de Taylon. En cierta manera, me alegraba de verlo, hacía tanto que no lo veía.
-Allec -Le saludé. Éste se giró, y pude verlo de mejor manera. Llevaba ropa de color negro. Me sonrió de medio lado. 
-Su alteza - Reverenció.
Taylon quien se

encontraba con un raro mapa y varias tachuelas de dos colores, los esparcía por todo el mapa. Ni la menor atención me prestó. Igual y no es como si me importara demasiado. 
-Tanto tiempo, y no me digas así. Dime Yvaine - Le regañe y le abrace.
-De acuerdo, Yvaine - Devolvió mi abrazo.
Taylon gruñó y llevó sus manos a su sien. Formando pequeños círculos en ella. Allec volvió a su posición prestando completa atención al mapa. Me acerqué y observe el mapa de mejor manera. Dibujado, había una especie de campo libre, donde decía "Leadarks" enfrente de otra que decía "Goldless".
- ¿Qué es eso? - Pregunté.
- Son las posiciones que van adquirir los bandos el día de mañana para la guerra - Dijo Allec prestando atención.
- ¿Y por qué no está O'Donell aquí? - Dije - Se supone que Él es el líder y por lo tanto debe de estar enterado de todo esto.
- Soy su mano derecha, yo hago este tipo de cosas por Él. Aparte, se encuentra con la anciana Jesh.
¿Anciana?
- ¿Quién?
- La anciana Jesh, es la vieja más sabía de la Isla Mallkim, de donde provenimos y necesita consejería. 
Fruncí mi ceño.
Taylon carraspeo y se levantó de su asiento. Tomo el mapa en sus manos y se lo entrego a Allec en las manos.
-Mándale felicitaciones a mi futuro Yerno - Dijo con su voz rasposa y diabólicamente temerosa. Me sonroje de pronto ante su comentario - Al muchacho lo estimó demasiado para querer cortarle la cabeza.
Bueno, el encanto se fue.
-Sí tanto lo quieres ¿Por qué no simplemente se evitan

ésta guerra? -Dije con simpleza.
Taylon y Allec se soltaron a carcajada abierta y de pronto me sentí estúpida.
- ¿Cuál diversión habría entonces? Me gusta ver la sangre correr. -Respondió Taylon y volvieron su atención al mapa -Aunque eso no quita que los esté ayudando.
Taylon me encargo vestirme como si fuera a pelear, ya que uno de los bandos, según Él, no se va querer someter a las leyes de que el perdedor sea fusilado y querrán hacer algo al respecto. Incluso, preparé a Atenea y ella estaba totalmente lista.
Volví a casa y al llegar a mi habitación me encuentro con una enorme sorpresa.
Vladimir, Allec, Smooke y Pool están en mi habitación sentados en mi cama, tal vez esperando a que llegara.
- ¿Chicos? Que agradable sorpresa ¿A qué se debe de que todos estén juntos? - Sonreí y ellos se levantaron.
- ¡Mon Chéri! - Típico de Él - Estoy tan feliz por ti - Comenzó a llorar y me abrazó.
Bien, bien, bien ¿De qué me he perdido ahora?
-Ammm... ¿Gracias? - Miré a los demás y ellos solo sonreían. Bueno, Allec se esforzaba por hacerlo.
Se apartó de mí y comenzó a sorber por su nariz, limpiando sus lágrimas con un pañuelo.
- Sabíamos que ocultaba algo - Dijo Allec. Los miré confundida. Tan solo rió tratando de recordar algo.
- Él te protegía, y demasiado diría yo - Smooke trató de que descifrará algo pero no lo entendía. Los seguí observando. -Eras demasiado valiosa para Él, aun para ser una misión, un objetivo. 
- Lo sacabas de sus casillas, estaba todo

el tiempo con una sonrisa en su rostro, otras solo rengaba pero siempre era por una razón - Prosiguió Pool. 
No, no entiendo.
-Tú -Dijo Allec.
- ¿Yo? - Me señalé y me senté en mi cama en forma India - ¿Yo qué?
- Él se enamoró - Entre sollozos dijo Vladimir - Se enamoró como nunca. Todo el tiempo hablaba de ti. Se podría haber visto rudo contigo, burlón, ególatra pero quería llamar tu atención. ¿Acaso no te dabas cuenta? 
Mi corazón dio un brinco de alegría. Y Todos me sonrieron al ver que en mi boca se ensanchaba una.
-¿Enserio? - No, no lo podía creer.
- Sí, y sabes -pareció pensárselo Smooke pero todos le animaron con unas miradas significativas - Él, se va a casar contigo.
Brinque de la cama y grité de emoción.
-Amigos míos, colegas ¡Me voy a casar! - Me abrazaron todos en bola.
¿Enserio? ¿Esto es un sueño? Sí es así, no deseo despertar.
Más tarde, cuando los chicos se fueron. Escuché un ruido en la ventana. Yo ya me encontraba en la cama entre las cobijas, con Atenea debajo de mí cama y escuché que gruñía pero luego se callaba.
Me levanté como resorte y vi la figura de un hombre enfrente de mi cama y vi unos ojos azules eléctricos encenderse. El aroma tan masculino que desprendía hicieron a mis hormonas alterarse de manera casi salvaje.
-Dulzura, soy yo - Oh maldición, su voz envío corrientes eléctricas.
Me acerqué provocativamente a Él. Aunque, la oscuridad estuviese posada en mi habitación podía sentir la sonrisa de complacencia

de O'Donell dibujarse en su rostro.
-¿Quién es YO? - mis labios rosaron los suyos de manera sensuales y mis ojos comenzaron a desprender llamaradas de lujuria, por lo cual sus manos viajaron a mi cadera y fuertemente me pegaron a Él. Sus grandes manos masculinas viajaron a mi trasero y lo estrujaron con suma posesión. Sentí su miembro erecto rosarme. 
- El Demonio que se enamoró - Sus labios viajaron a los míos, fuertemente y salvajemente. Nuestros labios hicieron explotar lumbre y el calor se propago por ambos cuerpos. Brinque y el me sujetó de mi cintura pegándome a la pared fría y sentí mi piel convertirse en gallina. Nuestro beso fue desesperado. 
Llegamos a la cama y él se encontraba encima de mí, dejando caer todo su peso en el mío. Besó mi cuello entre mordiscos y gruñidos. Toqué su espalda fieramente, y comenzó a deshacerse de toda la ropa. Y de la mía también.
-O'Donell - Decía extasiada, y eso que no estábamos haciendo más que besarnos -¡Oh! Cariño.
- ¿Ahora me dices cariño? - Su sonrisa contra mi piel me hizo sentir cosquillas - Quiero más que eso.
Su mano viajó a uno de mis pechos y comenzó a masajearlo. Gemí, abrí mi boca y Él hizo que su lengua entrará provocando una mayor excitación por mi parte.
-¿Qué quieres? - Pregunté entre jadeos.
-Quiero que me pidas por más...Quiero que pidas cada vez más de mí. -Su promesa la selló en un beso furtivo y salvaje. Ésta noche sería por completo de Él. 
En el balcón de Taylon observábamos los dos bandos en cada extremo del campo. Taylon y mi madre se encontraban sentados viendo todo el escenario. Yo llevaba armas en mi cintura, vestida de negro y preparada mentalmente, para defender a O'Donell. Mi poder era más fuerte estando con uno de ellos, como me habían dicho.
Siempre estaré de lado de O'Donell.
Y en este momento, La Guerra en Demonét comienza.
La Guerra empieza cuando uno de ellos gane.
JackyRocks97©




=================


Capítulo 40. Guerra en Demonét 2/2


Sepulcro se encontraban como Jueces examinando hasta el más minúsculo detalle. Eran hombres demonios, vestidos de un color escarlata con pergaminos en ambas manos. Daban mucho miedo, eran como leones hambrientos. Se creen muy rectos cuándo olvidan que son los encargados de la corrupción. Pero aun así, supongo que hasta para los corruptos se les establece códigos de cierta conducta. 
El cielo se alzaba tan negro como las noches de tormentas, lleno de humo nublaba en ocasiones un poco la visión cuando está descendía como cascada violenta. Mi cabello recogido volaba de un lado para otro, con ese viento caluroso que diferenciaba perfectamente a Demonét. Pude observar todos los Demonios en formación. Los Leadarks se veían impotentes, demostraban lo que los Goldless no hacían, si no que dar Terror era su principal acción. Los estandartes de los Leadarks que formaban una espada atravesando un Dragón negro eran impresionantes. Sus armaduras parecían fuertes corazas de guerra.
Kike, estaba del otro lado vestido de un color grisáceo con sus estandartes rojos con una "G" y unos simbolismos que desconocía. 
En mi mente aún aparecían esas imágenes de anoche, como O'Donell me hacía sentir con cada caricia y cada beso. Los guardaba escondidos en mi piel, como si de un sucio secreto se tratase. Eran los nuevos tatuajes de mi alma. Pero ahora, me sentía tensa.
Temía por la vida de Él.
Aunque bien, metafóricamente hablando de su vida claro por qué son Demonios, temía por que perdiera su alma, ese en realidad era el pago del equipo desterrado, una maldición eterna

de servir en Demonét sin volver a pisar el mundo terrenal. Pude observarlo desde lejos, su cabellera negra como el azabache, su piel blanca y pálida, su cuerpo bien trabajado y esos jodidos Ojos magníficamente hechizantes. Hiendo encima de Zeus recorriendo sus tropas mientras éstas, alzaban sus armas y daban gritos de guerra.
Cuando sus ojos cruzaron los míos sentí mi cuerpo arder en una flameante impotencia.
DUNCAN
Se encendieron las antorchas en las esquinas del balcón de Taylon. Él, un tramposo demonio desde el principio de los tiempos, haría trampa para que toda la victoria fuese a mi favor, puesto que era obvio que ganaríamos los Leadarks. La anciana Jesh lo había confirmado ayer, pero hubo algo en esa visita que no me había agradado. Dijo que, algo grande pasaría éste día, puesto que afectaría demasiado a ambos mundos. No entendía que era, y puse al tanto de Taylon. Prácticamente compró la batalla a mi favor, pero ¿De qué quejarme?
Soy un Demonio y no tengo honor, tan solo estoy a la espera de la mano de Madlow. Qué es por lo que lucharé más que por poseer el poder de Demonét, y para dar comienzo a la batalla Taylon se levantó de su asiento y observe a Madlow mirándome fijamente.
Más allá de la distancia, nuestros corazones estaban unidos. Y no permitiría que por más alejados que estuviésemos le pasará algo.
Los guardianes se encontraban protegiendo a Taylon. Sospechaba que algo más que esta guerra ocurriría hoy. Pero no voy a permitir que nada pase de aquí. Demonét corre peligro sin un rey, una reina y un bando ganador.
¿El porqué de la guerra?
Se necesita

sangre fresca que rija el poder demoníaco, con la ayuda del poder más oscuro antes existido y con el liderazgo, sin presumir de alguien como yo.
Madlow, quien estaba más cercas del Balcón con sus manos estrujando fuertemente esa parte del concreto cuarteándola sin problema, me dirigió una mirada significativa. Esa mirada lo decía todo. Tantas cosas ocultas se esconden tras las miradas. Sus ojos llenas de flamas, que se mordiera el labio inferior y que viera su cuerpo medio temblar me decía más que un...
"Te amo, cuídate mucho"
Decía que no quería perderme, y eso es algo a lo que no estoy dispuesto a llegar. En un futuro no muy lejano, yo la acompañaré para desatar la guerra contra los mortales. Regiremos de nuevo la Tierra, codo con codo hasta el último día de nuestra existencia apostaré por ella con toda mi alma. 
Maldita sea, ¿Cómo es que me pude enamorar de ella? La hija del Rey del Inframundo. Era hermosa, en una manera no maliciosa, era demasiado buena para mí. He tenido errores, pero sin embargo, en cuanto la vi supe que no la dejaría marchar tan fácilmente. Aunque es un Demonio parece más un Ángel. 
-Súbditos - Dijo Taylon haciendo que Madlow cerrará los ojos fuertemente, cada uno de sus músculos tensos destellando pequeñas oleadas de calor - Hoy, es un día especial. Las familias más poderosas de Demonét, se enfrentarán una vez más como han solido hacer estos últimos siglos. Pero esta vez, algo cambia. 
Montado con Zeus me detuve y lo observé. ¿Algo cambió? Zeus gruñó pero lo callé, antes de que hubiera

problema.
-Siglos anteriores el premio era título en la corte Sepulcro pero ahora... La mano de mi hija - Tomó el Hombro de Madlow haciéndola levantar la cabeza - Será el regalo del vencedor, quién será participe de las decisiones del reino o mejor dicho, el nuevo rey de Demonét - Los demonios, colegas, comenzaron a gritar mi nombre. - Él más aclamado, nuestro guerrero Oscuro, mejor conocido como Duncan, es el favorito a vencer. ¡Doy por Inicio a la batalla! - Madlow volvió una vez más a mirarme no sin antes sentir su preocupación en el aire.
Dicho esto, Alcé mi espada.
-¡Leadarks, demostrémosle a Demonét quien los gobernará! -Dije con autoridad.
Hubo un estruendo en el suelo. Que nos hicieron tambalear y abrirse cuarteaduras en el suelo con azufre sobresaliendo. Sonreí de lado amargamente. Lo supuse, a Taylon le gustan las cosas interesantes. Aves fénix se alzaron para dar más un espectáculo que una guerra seria. 
Escondidos entre algunas colinas observé a los Goldless bajar con armas hacia nosotros, encendidos por llamas anaranjadas. Kike quién bajaba echo furia gritó.
Corrimos por ese campo de lleno de azufre, se sentía la maldad recorrer.
Sonreí con la maldad que comenzaba a llenar mis venas de adrenalina. Ahora que lo pienso...
-Tengo hambre - Susurré al sentir las llamas correr por mi cuerpo como flamas oxigenadas encendiendo toda una ciudad. Me levanté del lomo de Zeus y brinque lanzándome directamente a las tropas de los Goldless. 
Al impactar mi cuerpo contra el suelo, el fuego comenzó a esparcirse en dirección de los

Goldless, algo parecido a como si se lanzase gasolina al suelo y echaras un fosforo. Era algo así, haciendo que los demonios del otro bando fueran azotados por mi poder. Mis Leadarks comenzaron a cruzarse entre los otros, provocando así, una cruzada de fuego. Observé a muchos ser comidos, tanto como los míos como de los Goldless.
Cuatro demonios vinieron hacía mí y con ellos pude. Les rebané los cuellos y comí sus llamas en tiempo record. Las llamas que fueron consumidas por mí hicieron reacción en mi cuerpo, haciendo de esta manera que mi poder incrementara. El humo que se posaba en el cielo negro bajó con agresividad nublando la vista, aunque se escucharan las espadas chocar, las maldiciones de las lenguas de todos, y el choque de cuerpos y llamas, era peligroso confiarse. Esto era supervivencia. 
Era peligroso, porque no puedo ver a Kike, quiero matarlo yo mismo. Para evitar cualquier estupidez de su parte naturalmente.
-¡Duncan! - Gritó la voz masculina que tanto buscaba.
La crueldad, el salvajismo entro a mi boca y mis llamas sobresalieron de cualquier otro lugar. Alcé dos espadas en mis manos, sentí mis ojos botarse de lo que quería matar a ese perro maldito.
-¡Lawler! ¡Sal de tu escondite sabandija! - Me burlé de Él abiertamente. Moví mis espadas matando a los vasallos de Lawler con mis dos espadas cruzadas. Sus cuerpos rebanados por mi veneno infernal los hicieron ensombrecer para mandarlos directamente al lago de fuego. Absorbí de nuevo sus llamas.
 Un cuerpo, entre el humo, corrió hacia mí.
Di un salto en el aire,

y pude ver su cabeza.
-Muere -Dije en susurro. Cuando mis espadas iban a impactar su cráneo, Él en un salto se fue a su costado haciéndome aterrizar con mis espadas cruzadas tocando el suelo, con una rodilla en el suelo. 
Su espada iba dirigida hacia mí, pero la detuve con mis dos espadas empujándolo hacia atrás. Ahora sí, esto era personal.
Dimos vueltas, preparándonos para atacar y puesto a que Él no se decidía yo lo ataque primero, lo dejé impresionado puesto que se balanceo un poco hacia atrás pero recobró rápidamente su postura. El azufre comenzó poco a poco a desbordarse por el suelo, provocando que tuviéramos que caminar entre espadas hacia otro lugar más adaptable para luchar.
Nuestros movimientos comenzaron hacerse más rápidos entre nuestras espadas. Su cuerpo chocó fuertemente hacía mí provocando que una espada mía se cayera en el azufre.
Los Leadarks parecían llevar la victoria, puesto que había muchas cenizas en el suelo y casi nada de los Goldless vivos, oh bueno que vivían podían ser contados. 
-Ríndete Lawler, sabes perfectamente que vas a perder - Me gustaba provocarlo. Frunció su ceño y chasqueo la lengua. Con su espada golpeo mi mandíbula haciéndome caer.
YVAINE
En cuanto comenzó la pelea podía observar a ambos bandos dirigirse sin piedad, atacándolas de las distintas maneras. Taylon quien se había sentado cómodamente en su silla al lado de mi madre, incomoda, en lo único que podía pensar era en cómo podría yo ayudarlos. Al poco tiempo, ya con mis uñas comiéndomelas y por cierto,

todas las lastimadas y llenas de sangre. Vi el suelo cuartearse y ser llenado por Azufre. El olor era asqueroso, pero hizo que mi cuerpo se llenara de Fuego, y Taylon reprochó. Me alejé del balcón y me acerqué a Él enojada.
-Debes controlarte, dominio propio Alexia Mugunta - Dijo Él exasperado.
Le miré de mala forma. Ya estaba harta de ese maldito nombre. 
-¡Qué te den! ¡Odio ese jodido nombre! -Fruncí mi ceño. La ira crispaba el ambiente y no podría soportar un minuto más aquí arriba. Mi corazón quería ir a dónde O'Donell estaba. Era como una danza lo que mi alma aclamaba. 
- Tienes carácter y eso me gusta ¡PERO NO TE PERMITO QUE ME LEVANTES LA VOZ! -Dijo mientras se transformaba en un demonio atemorizante, no, lo que le sigue.
- ¡Me importa una mierda! - Mis puños formaron fuego negro. Casi no lo sentía pero estaba ahí presente ese sentir de Ira.
Humo comenzó a descender en el campo de guerra con mucha agresividad mientras escuchaba más gritos, estaban muriendo a ciegas y volví rápidamente al balcón casi me caí al no ver a O'Donell luchar. ¿Dónde estaba? ¿Por qué sentía que algo iba realmente mal?
-¡Taylon tengo que ir! - Dije con temor.
- ¡No menciones eso! - La voz llena de enojada de Taylon me hizo sacar fuerzas para enfrentarlo.
O'Donell , espera poco ya voy contigo mi amor. 
-¡Déjame ayudarlos! - Le imploré. -O'Donell es tú favorito de todas formas. Yo lo acepto a Él bajo cualquier caso, solo dame oportunidad de bajar y ver que está bien. 
- No Alexia, está prohibido -Dijo como si nada.
Sonreí de lado y me llene de mi fuego negro, el poder lo sentía, sentía todo ese poder reclamar propiedad en esta batalla. Ya no más órdenes, voy a ir. 
-Tú rompes las reglas - Abrió los ojos como platos y fue entonces cuando me lancé al vacío del campo.
Al aterrizar, ondas sonoras viajaron por el campo.
Mi sexto sentido me hizo correr hacia el noroeste del campo. Esquivando a cada uno de ellos y matando a los Goldless que se atravesaban. Mis Llamas llamaron a las Llamas de O'Donell. Al correr vi a Kike darle un golpe a O'Donell en la barbilla por lo que una Ira, mucho más allá del odio, me llamó a gritos protección. Cayó al suelo y Kike estaba a punto de enterrarle la espada pero me interpuse entre ellos. No pensé las cosas con claridad, pude haberlo apartado pero no tenía tiempo para pensar solo para actuar. 
Y el dolor fue insoportable, comenzó a quemar de una manera diferente a mis llamas, todo mi cuerpo. Escuché los gritos y maldiciones de O'Donell hacia Kike.
Sin embargo, Kike se quedó parado, petrificado en su lugar aún con la espada entre mi cuerpo. Viéndome con miedo.
Sonreí de medio lado, si iba a morir, sería por amor.


JackyRocks97©


=================


Capítulo 41. Final de un Sueño Ardiente

|Subiré Epílogo y un Especial de Duncan O'Donell|




El escenario perfecto para una muerte yacía en este lugar. El humo, dejando ciega la vista se encontraba posada en su punto exacto, con el olor azufre penetrantemente permanecía en nuestras fosas nasales. Las maldiciones que provenían de la boca de O'Donell era todo lo que se podía escuchar, eso o era lo que más me interesaba percibir. El veneno comenzó a surtir su efecto letal, mis llamas se extinguieron tan solo unos minutos.
La mejor decisión que he hecho, es interponerme entre O'Donell y Kike. Si por algo lucharía, sería por su amor, aun sabiendo que yo perdería, que yo no saldría librada lo quería a Él a salvo.
-Si voy a morir, será por amor - Dije con dolor.
Ya que una parte de mi pensaba en que Duncan O'Donell, el demonio que me acosaba desde el principio, el que me hizo volver a sentir amor, celos y de todo, me rescataría pero en mi corazón sabía la respuesta. Sabía la profundidad de la herida, sabía por la expresión del rostro de Kike que eso ya no podría tener remedio. Contenía veneno, veneno para derrocar a un demonio de guerra y dejarlo tirado en el campo de batalla como basura.
Maldición.
El dolor crecía considerablemente, y las lágrimas desbordaron mis ojos. Chillé de dolor y caí al suelo de rodillas mientras sangre salía de mi boca. Pero no podía dejar mis manos de donde la espada había atravesado mi cuerpo. Mis manos sujetas a esa cosa permanecían ahí sin querer despegarlas, tenía que aferrarme

tan siquiera a la cruda realidad de mi situación. Solo pensaba en que había hecho lo correcto. Entrecerré mis ojos y los brazos de O'Donell me sujetaron en su regazo. Me abrazó y sentí su pecho subir y bajar con rapidez. Su aroma era exquisita, su presencia a mi lado era calidez. 
-Yvaine, yo no quería... - Kike no sabía que decir, solo sentía la respiración entre cortada de O'Donell que acariciaba mi cabeza, mi rostro con sus manos con suma delicadeza. Su mejilla se quedó en mi cabeza mientras el aire comenzaba a faltarme y comenzaba a Jadear de desesperación - Mátame, Duncan merezco eso.
Los brazos de O'Donell se relajaron tan solo unos minutos pero despegó su mejilla de mi cabeza y lo miró. O eso quiero creer.
-Dejaré que sufras lentamente, mereces más torturas de lo debido. Te cazaré y yo mismo te haré lo inimaginable - Gruñó y escuché los pasos de Kike correr lejos.
Los labios de O'Donell aterrizaron en mi frente, dejándolos en ella y sentí su calor atravesar las capas de mi piel, aunque mi cuerpo se estuviese convirtiendo en congelador, y escuché un sollozo de su parte. Esto hacía esa espada, no mataba al instante, primero te dejaba sufrir, te torturaba.
-Eres una chica fuerte. Mi chica fuerte. Vamos Yvaine, abre tus ojos por mí, dulzura - Su voz era suplicante. 
Mi estómago que comenzó a sentir pulsaciones hizo que sintiera un ardor más fuerte.
-¿Un demonio llora, mi amor? -Intenté sonar lo mejor posible, pero mi voz rasposa y con sangre saliendo de mi boca constantemente solo hicieron empeorar la situación.

El corazón se me comprimió, ¿Esto era el fin?
-Oh Calla, Nena. No hables más, te pondrás bien - Me estrechó más hacía Él con cuidado. Una lágrima cayó a mi mejilla - No, no me dejes ahora-Levanté la cabeza lentamente - No tienes idea de lo que será mi eternidad si no estás tú - Mi labio inferior tembló - Sé que estarás bien...
- Duncan - Lo callé con suavidad. Y sus ojos zafiros contraatacaron mis ojos de hielo. Chillé y me dolió más ver a O'Donell en ese estado, tan frágil, tan doblegado, nada que ver con Él Duncan O'Donell burlón, bromista, Él que me hacía sacar de mis casillas. 
El chico malo porque matarían por Él.
- Te amo endiabladamente, te amo Yvaine. Maldita sea, no me dejes. Eres mi todo, prometí que te protegería y te fallé - Sus ojos se cristalizaron. Como pude separé mi mano de la espada, con dificultad y llevé mi mano derecha llena de Sangre a su mejilla, la quise alejar por el estado en que estaba pero O'Donell la tomó en su mano y la beso. Su boca se llenó de Sangre y chillé en voz alta. Mientras gritaba con desesperación. ¿Acaso estos serían mis últimos momentos de vida?
-Duncan O'Donell - Empezó a llorar cada vez más, pero como pude, hablé - Te amo, te amo como nada ni nadie en este mundo. Ni después de la muerte lograría olvidarte - Su boca impactó la mía. Su beso cálido me hizo sentir que todo estaría bien, pero no. Se esfumó. 
Me abrazó y la espada se incrustó más en mi estómago, aguante el dolor pero O'Donell pareció notarlo. Se separó y con cuidado me alejó un poco

de Él. Tomó la espada con una de sus manos e intentó sacarla.
Pero... Ya no dolía, mi cuerpo comenzó a sentirse sin vida.
El calor abandonó mi cuerpo.
-¡YVAINE!
El tiempo se detuvo, eso fue lo último que escuché.
-¡Yvaine! - Escuchaba voces hablándome fuertemente. -¡YVAINE, VUELVE! 
Abrí mis ojos y mi corazón se detuvo. El dolor que sentía, ya no estaba conmigo. 
Carl, Sarah, y Ana me miraban desde arriba con sus caras preocupadas. Estaba acostada en la arena de la playa. Me levanté frunciendo el ceño mientras echaba mi cabeza a un lado para aventar el agua salada que se encontraba adentro de mi organismo. Observé a mi alrededor, había mucha gente en trajes de baño. Un salvavidas se encontraba encima de mí y se apartó rápidamente.
¿Qué?
-Señorita, ¿Cómo se encuentra? - Me dijo el fortachón mientras me miraba fijamente. 
Negué con mi cabeza y comencé a toser fuertemente. No estaba entendiendo nada. 
- ¿Qué me pasó? - Pregunté mientras me asustaba.
 Me levanté de la arena con algo de dificultad mientras Carl me ayudaba con su brazo en mí cintura y noté como llevaba un short de mezclilla, y la parte de arriba de un bikini. Fruncí mi ceño ¿Yo con un bikini? 
- Grandísima Idiota - Dijo Carl mientras lloraba y se agarraba su cabellera castaña - Te dije que no fueras ¡Pero hay vas de terca como siempre a nadar en medio de las olas bravas!
Negué con mi cabeza. ¿Qué yo haría qué? Eso no sonó como algo que yo hiciera, a mí no me gustaba nadar. Algo anda mal en todo esto.
-No, no espera. Esto

no puede ser verdad, esto no es real -Entonces una imagen vino a mi cabeza. Un chico de cabellera azabache y ojos azules como zafiros me miraban con una sonrisa burlona -¿Dónde está O'Donell? - Dije alterada.
Las personas que veían la escena se fueron y el Salvavidas se retiró dándome indicaciones. Sarah y Ana me abrazaron desesperadamente mientras lloraban.
-¿Quién? - Preguntaron ambas confundidas.
-¡O'Donell! ¿Dónde está él? - Mi corazón comenzó a latir muy fuerte. 
Comencé a hiperventilar, algo me estaba faltando no podía dar crédito a lo que me estaba pasando. Sí encuentro a O'Donell aclararé muchas dudas. 
- ¿Quién es O'Donell? - Dijo Carl mientras fruncía el ceño.
- ¡Es mi novio! -- Grité alterada. -El chico de la motocicleta con llamas. Viste de negro siempre, piel blanca, cabello negro y sarcástico. 
Sarah se quedó callada mientras se sentaba a mi lado en la arena. ¿Cuándo me había vuelto a sentar? 
-Creo que bebiste mucha agua salada Yvaine. No tienes novio, tú último novio fue Kike, Él desapareció ¿no recuerdas?. 
Sí, maldición que sí lo recordaba. 
- Chicas, ustedes se volvían locas cuando hablaban de Él - Les miré y comencé a alejarme poco a poco.
No, algo no cuadraba. Algo no estaba bien aquí.
Cuando llegue a casa fui directo a mi habitación y vi todo igual, nada había cambiado. Con mi olfato buscaba el aroma de alguno de los chicos o de O'Donell pero no, solo olía mi perfume. ¿Pude haberlo imaginado? Tan solo dicen que estuve inconsciente diez minutos, no. Eso es imposible. Pasé mis manos por la cama, pero recuerdo que ayer los chicos me dijeron que iríamos a la playa. Pero ¿Por qué no me fío de lo que supuestamente recordaba? Era como si hubieran violado mi cabeza. Como si hubieran puesto ese "recuerdo". No era válido eso. 
Pasó una semana después del incidente, y volví a entrar a la preparatoria cursando mi último semestre. Volviendo a retomar mi vida, después de aquel día, pesadillas me habían inundado por las noches, veía sangre y llamas. ¿Qué será eso? Siempre era el mismo sueño, una guerra y un chico al final de la guerra. Cuando estaba por llegar a Él alguien tiraba de mí y despertaba llena de sudor. 
-¡Yvaine! ¡Llegamos tarde! - Dijo Ana mientras me jalaba hacia adentro del Gimnasio. 


JackyRocks97©


=================


Epílogo

YVAINE


Han pasado dos años desde aquel día en el que me encontré en la arena.
Las cosas a partir de ahí fueron muy extrañas. Cuando pregunté por Isla, todos me miraron con cara de ¿Y ella de qué diablos habla? Incluso busque fotos, pero en ninguna de ellas se encontraba ella. Estuve investigando por todos los lugares en donde había ido con O'Donell, quienes personas dicen que no existe, y ninguno supo de quién hablaba. Era como si la tierra se lo hubiese tragado. No podía estar loca, yo jamás pude haber imaginado una historia como la que he contado desde que no encuentro razón de ese chico ojos azul eléctrico. A veces de verdad me pregunto si ¿Será que habré imaginado esas cosas en esos diez minutos de inconsciencia? Según, lo que todos han dicho es que en un momento de locura me fui como loca hacia el mar.
Papá y Mamá se divorciaron por "Malos entendidos de Caracteres", Arnold se fue a la Universidad de Los Ángeles, California desde hace tiempo. Seguimos hablando pero últimamente Él está muy ocupado en sus estudios por lo que a veces no tenemos oportunidad de hacerlo.
Carl y yo entramos a la misma Universidad que mi hermano pero estamos en diferentes facultades por lo que muy pocas veces podemos vernos. Nos divertíamos demasiado, entre en la carrera de Educación y Carl a la de Educación Física.
Ana, ¿Qué les puedo decir de ella? Entró a un Instituto Bíblico en México ¿Por qué en México? Solo Dios sabe. Sarah, bueno, increíblemente ella está comprometida ¡Sí! ¡Ella está comprometida! No sabemos cómo

ni porque pero al final logró conseguir una pareja que la ama y que ama. Pronto será su boda por lo que me siento muy afortunada.
Nos encontrábamos en el auto de Carl por la carretera, dirigiéndonos a Long Beach. Sentí mi pecho arder, algo dentro de mí crecía que casi creía que me estaba quemando por dentro. Como ya antes había sentido durante estos dos años. Después de tantos años vuelvo a Long Beach. Sigo viendo demonios, sigo viendo a las brujas, hechiceros, chamanes y todas aquellas personas que tienen un aura maligna. Lo único que puedo hacer es ignorarlos.
Ignoré esa extraña sensación y solo pude sentir como el aire golpeaba nuestros rostros. Eran las 5:45 p.m. y ya se podía observar la carretera dirigirse a la ciudad, donde lo iluminaban las luces de ésta. Todo estaba tal cual en mi memoria... Bueno algo así. 
Al pasar por la carretera una mansión se encontraba a una orilla y cerré mis ojos y sentí un Déja Vú. Algo llegó a mi memoria.
"Después de haber salido de esa maldita habitación, entramos a una casa muy bonita, pero sencilla. Observe cada rostro de cada individuo que me encontraba por mi camino. Aunque la noche había caído, el lugar era iluminado por antorchas hawaianas".
-Carl... -Lo llamé pero estaba demasiado entretenido cantando como para escucharme a este nivel de tono -¡Carl Detente! - Le dije a mi amigo y este frenó de pronto. Dejando el auto en medio de la carreta. Lo escuché gritarme y no espere a que replicará algo si no que salí a toda prisa. Tampoco me di cuenta de cuando fue que empecé a correr

hacia aquella mansión. Corrí a esa casa con todas mis energías. Hace dos años, no vine nunca a buscar respuestas a éste lugar sobre mi ¿Visión? Si no que, al cabo de verla vino ese pensamiento a mi mente.
Al llegar, observe las paredes cuarteadas. ¡Aquí sin duda había ocurrido algo! Y algo bastante grave. 
Mi cabello suelto fue desenmarañado por el aire frío, algo en mí me decía que...
-Señorita, no puede estar aquí - La voz de un Joven me hizo girarme - Éste es un lugar restringido.
Sus vestimentas blancas hicieron que algo dentro de mi mente se formara un orificio. El asiático junto con un rubio me miraron frunciendo el ceño. Imité su acto. Abrieron las grandes rendijas, que eran las puertas y salieron pacíficamente. No podía creer lo que mis ojos miraban. No estaba loca, para nada lo estaba. 
-¿Chad y Frad? - Solté.
Se quedaron callados. Entonces mi corazón dio un vuelco.
-Señorita, aléjese por favor -Subió el tono en su voz.
Caminé más hacia ellos y éstos se apresuraron en evitar que entrará pero fue en vano por que comenzaron a luchar los dos contra mí. Y sintiendo como la adrenalina comenzaba a surtir efecto en mí, realice muchas maniobras de defensa y ataque que nunca había hecho antes. Me preguntaba dónde estaba...
-¡Yvaine! - La voz de Carl apareció detrás de mí y rápidamente comenzó a luchar con Frad.
Es increíble que esto estuviera pasándome.
Carl terminó con Frad de inmediato y fue entonces que sabía que algo no estaba bien. Carl no sabía pelear, por muy macho que

se vea, él nunca había matado ni a una mosca. Me separé violentamente de Chad y mantuve mi distancia con Él. Ahora sí, que de verdad me sentía viviendo una falsedad.
-Carl, tú no sabes pelear -Él se quedó quieto y mordió su cachete por dentro. Lo he pillado- Dime todo lo que sabes - Le dije con coraje a Carl. Él resopló y golpeó a Chad dejándolo inconsciente.
- Se suponía que no ibas a recordar nada - Dijo Él mientras sacaba una pistola detrás de su espalda - Me encargaron protegerte si fuera necesario, hasta con dar mi vida.
- ¿Quién? ¿¡Por qué nunca me dijiste esto!? ¡Sabías lo mierda que me sentía, que sufría como si estuviera en el Infierno! Intentaron internarme bastantes veces - Dije con coraje - ¡Y ahora me vienes con esas jaladas de "Me encargaron protegerte"! ¡Tus huevos cabrón! -Algo no me dejaba enojarme por completo - Todo lo que decía siempre fue verdad. ¡Yo soy un Demonio!
El rostro de Carl se transformó. 
-¡Cállate! - Espetó molesto -Eres mi mejor amiga ¿¡Cómo me hiciste esto!? ¡Todos entraríamos a los Cazadores de Demonios! ¡Sarah, Isla y Ana! Pero tenías que ser tú la diferente -Me apuntó con un arma. De eso iba todo, siempre supieron. Por eso Carl e Isla comenzaron a liarse más. Ella lo estaba reclutando junto con mis amigos. 
-¿Qué hay de O'Donell? -Mi corazón estaba desbocado. 
-O'Donell... ¿Eso es en lo único que te importa? - Me preparé para atacarlo. 
-¡Él es quién me ha mantenido cuerda todo este tiempo! - Pero no pasó nada.
Una

sombra negra apareció detrás de Carl que hizo que sangre manchará sus ropas y cayera al suelo. No entendía que era lo que en realidad había pasado hasta que dejó el cuerpo de Carl tirado en el suelo como basura. Mi impresión fue ver a Kike, con la cara demacrada, viéndome sin vida.
Lo miré horrorizada, ¿Qué había pasado en todo este tiempo? Es que no lo puedo entender.
-¿Kike? ¿Eres tú?- No, esto era mucho para mí.
-¿Yvaine? ¿No moriste? - Dijo extrañado - Vaya, al fin de cuentas Él resultó ser más maldito.
- ¿De qué hablas?
-Duncan, Él me ha hecho pagar estos últimos dos años la sangre que cayó sobre mí, tú maldición y tu amor eterno hacia Él...
Kike dijo que dejara el cuerpo de Carl aquí, Él se echaría la culpa. Recogí mis cosas y caminé por la carretera ya de noche. 
A lo lejos observé una Motocicleta envuelta en llamas. Me dio miedo al principio pero después comprendí que era lo que mis ojos estaban viendo. A la mierda todo, abandoné mis maletas y observé como la Motocicleta se acercaba rápidamente hacía mí.
Cuando llegó a mí, el chico se quedó fijamente viéndome y se quitó el casco.
Los ojos zafiros de éste llegaron y tocaron a la puerta de mi corazón esperando cobijo. Era lo más hermoso que había visto alguna vez. 
-¿A Dónde vas, nena? -Dijo con voz coqueta. Le sonreí y comencé a llorar.
- ¿A Dónde quieres llevarme? -Pregunté mientras veía a Zeus en todo su esplendor.
Al poco tiempo Atenea, mi fiel cachorra llegó a mi costado en su forma demoníaca original. O'Donell estiró su mano y me miró mientras sus ojos ardían y poco a poco sentí como mis poderes volvían a mi cuerpo y me transformaban en mi forma demoníaca. Y entonces yo tomé su mano y me acercó hacía Él, su abrazo me trajo refugio. 


-Ven a Dónde el Fuego no se apaga...
FIN


JackyRocks97




=================


Especial Capítulo 41. El Ángel Oscuro tras las llamas

DUNCAN




DUNCAN
El cuerpo de Mi Madlow, de mi preciosa y fuerte Yvaine se había interpuesto entre Lawler y yo en un intento de salvarme a mí.
Se detuvo el tiempo en ese momento que vi la punta de la espada ser atravesada en la espalda de Madlow. La sangre de ella, que aún permanecía de mortal, comenzó a caer con un aroma desagradable, al parecer no era el único que quedó inmóvil puesto que Lawler comenzó a temblar, y sus ojos se cristalizaron.
Kike la ama. Y ahora veo en el la muerte reflejada. 
Tampoco me di cuenta de que ya estaba llorando, lo que nunca antes.
-Si voy a morir, será por amor -Dijo Madlow mientras caía de rodillas en el suelo lleno de carbón, cenizas, fuego alrededor y huesos sobresalientes. 
Cuando caía ella, caía yo. Esa espada, se estaba sintiendo como el dolor más grande en toda mí jodida existencia. Corrí hacía Madlow, la cogí entre mis brazos y sentí su cuerpo helado. Me tensé y mi respiración comenzó a convertirse dificultosa. El humo que permanecía, me importó poco de su visión, con que la viera a ella. Con eso tenía. 
-Yvaine, yo no quería... - Esa voz de Lawler, la sentía como una piedrita en el trasero - Mátame, Duncan merezco eso.
¡JA! ¿¡CREE QUE CON MATARLO PUEDA ARREGLAR TODA SU MIERDA!?
-Dejaré que sufras lentamente, mereces más torturas de lo debido. Te cazaré y yo mismo te haré lo inimaginable - Le gruñí mientras sentía el cuerpo de Madlow temblar. La estaba protegiendo tarde, la celaba en este momento, la custodiaba

con mi cuerpo. Nada en este mundo jodido me haría separarme de ella.
Besé su frente con ternura, sin poder creer que estuviera en este estado.
-Eres una chica fuerte. Mi chica fuerte. Vamos Yvaine, abre tus ojos por mí, dulzura - Le dije suplicante.
-¿Un demonio llora, mi amor? -Oh, mi Madlow. Lloro tu amor todas las noches. 
Eres la razón de mi oscura existencia, eres mi luz en un camino lleno de tinieblas. 
-Oh Calla, Nena. No hables más, te pondrás bien -La estreché aún más a mis brazos. No, no, no esto no está pasando. Miserable Lawler, menudo cabrón. Lo que nunca me había pasado en otras ocasiones, ver la perdidas de compañeros en batallas, la toma de ciudades ahora pasaba en mi existencia sucedió en segundos, - No, no me dejes ahora-Las lágrimas comenzaron a salir. Su cabeza se movió y la observé de mejor forma, su labio temblor temblaba, su rostro, estando en este estado, lucía tan hermoso como la primera vez que la vi - No tienes idea de lo que será mi eternidad si no estás tú - Esta era la maldita verdad. -Sé que estarás bien...
- Duncan - Me interrumpió con suavidad. 
La miré fijamente, esperando a que dijera más cosas. No podría vivir en esta maldita inmortalidad sin sus ojos grises, sus ojos que me hacían sentir todo y nada a la vez. Desnudo por ella. Desnuda mi alma.
Ella sangraba de todos lados.
- Te amo endiabladamente, te amo Yvaine. Maldita sea, no me dejes. Eres mi todo, prometí que te protegería y te fallé - Le dije mientras volvía a sentir ese piquete, esa estaca enterrada en mi corazón.

Tenía que saberlo por mis labios, tenía que ser yo quién le dijera que la amaba hasta el punto de vender mi alma solo para que viviera aunque sea 1 segundo más.
Su mano la vi en el aire, estuvo a punto de apartarla pero con decisión la tomé y la besé. Tan frágil, tan delicada era mi perdición. 
Besé esa exquisita boca, sus labios helados y llenos de sangre. La besé como si no hubiera un mañana. 
-Duncan O'Donell - Lloré, lloré como nunca más lo haría por nada ni por nadie. - Te amo, te amo como nada ni nadie en este mundo. Ni después de la muerte lograría olvidarte- La besé con toda mi alma, que tanto mi alma le lloraba. 
La tomé en mis brazos y abracé su espalda pero escuché un quejido por su parte y rápidamente me separé de ella. Sabía que esta era la despedida, muy dentro de mí lo sabía. Tomé la espada con mis manos intentando sacarla pero su cuerpo perdió la poca fuerza que quedaba y la miré horrorizado. Sus ojos comenzaron a cerrarse.
-¡YVAINE! - Le grité con todas mis fuerzas, moviéndola entre mis brazos. La sacudí, pero ella no reaccionaba. El color rosado de sus mejillas, la convirtieron en un blanco pálido. Que poco a poco comenzó a volverse casi blanco, casi transparente. - ¡YVAINE! ¡DESPIERTA! No me dejes amor, no me dejes nena- Golpeaba su mejilla. 
Saqué la espada con mucha dificultad y la arrojé por ahí y abracé por entero a la mujer que más amé, amo y amaré. Las lágrimas caían desbordándose por mi rostro. Dolía, perderla me estaba pesando. 
Vladimir, Allec, Smooke y Pool se acercaron a mí. No dijeron

palabra, tan solo se quedaron viendo el cuerpo de mi damisela. La abracé por completo, quería que siempre se quedara junto conmigo. La quería, la necesitaba a mi lado. Ella era mía viva o no ella me pertenecía.
-La batalla terminó. Kike desertó, la victoria es nuestra...Duncan - Escuchaba las voces de los chicos.
Besaba cada parte de su rostro, mi Madlow, yo te hice esto. ¡NO, FUE LAWLER!
La tomé en brazos y me levanté con ella, su cuerpo estaba sin vida, al igual que mi cuerpo, que había sido causante de la sonrisa de esta hermosa mujer que me hizo volver a sentir que podría vivir.
Caminé por ese campo lleno de humo, pero con mis brazas, mi lumbre, mis llamas, mi poder reclamando sed de venganza. Nadie me tocó, nadie me habló, el enemigo caía muerto ante mis pies con tan solo pasar ese campo de batalla lleno de sangre. Estaba más que airado, una ira colosal como jamás antes había sentido.
Mi alma estaba marchita sin la presencia de Yvaine. 
-¡Taylon! - Grité desgarradoramente.
Al poco de seguir caminando observe el balcón y la madre de Yvaine soltó un gritó como el que nunca antes había escuchado. Taylon palideció y sus llamas se encendieron al punto de bajar hasta donde yo estaba. 
-¿¡Qué mierdas pasó!? - Sus ojos destellaron anatema. -¡DUNCAN TE LA CONFÍE!
Sabía que lo había hecho. Pero esto no fue por mi culpa, jamás expondría a Madlow a semejante peligro. 
- ¡FUE LAWLER! - Dije en el mismo tono - ¡HAZ ALGO!
Taylon la miró de arriba abajo con aburrimiento. 
- Está muerta, no hay

nada que hacer - Dijo exasperado.
¿Nada que hacer? ¡Mis bolas cabrón de mierda! Sé perfectamente a que magia se la da. 
-Vamos, lo que sea, resucítala hazlo que quieras con ella pero que viva- Soné desesperado.
- No hay tal milagro que me pides - Se dio media vuelta.
¿Cómo carajos es que está pasando todo esto? ¡Él que debería estar muerto soy yo no ella! Ella se sacrificó por mí. El amor había florecido en mí cuando la cuidaba por las noches. Verla tan tranquila soñando había sido mi perdición. Cuando supe de su existencia me embarqué en la misión no sabiendo a que me enfrentaría. 
La primera vez que había visto a Madlow fue una noche en el bar. Ella tenía un aura poderosa, su oscuridad era tan exquisita que no pude evitar sentir las ganas de tocarla. Cuándo la tomé esa noche en mis brazos supe que era mía. No planeaba enamorarme de ella, pero ella era un imán. 
-¿Te vas así como así? ¡Es tu hija! - Le reclamé. 
Lloraba y no me importaba que nadie me viera en este momento. Solo quería a Madlow devuelta, no me importaba perder mi título en la corte Sepulcro, ni la reputación que con esfuerzo y siglos logré hacerme notar. Todo lo daría si ella vive. 
- ¡Lo era! Ahora solo es comida para los HellHounds - Dijo sin remordimiento.
-¡Te vendo mi alma! - Le dije. No, no lo pensé, solo salieron esas palabras de mi boca.
Taylon se detuvo por completo. Captando total interés.
-¿Qué has dicho? - Volteo su cuerpo hacía mí con suma atención.
- Te vendo mi alma si ella

vive.
- ¿Estás al tanto de lo que eso implicaría? Haces pacto conmigo y no se revierte pero... Te propongo algo - Madlow seguía en mis brazos sin vida, tomaría el riesgo - Véndeme tú alma y sé el rey de Demonét ahora mismo. 
-Pero Kike huyó. 
-Kike desertó, llevabas ganada la batalla desde antes de comenzarla ¿Qué dices? - Su sonrisa malvada apareció en su rostro.
Un pergamino apareció de la nada envuelta en llamas.
"Presentamos delante de usted un pacto por escrito por su máxima autoridad, colaborando de esta manera, que la vida de Yvaine Alexia Mungunta Madlow vuelva a la vida. Ella olvidará todo no en su totalidad puesto que ella es demonio. Dando a las circunstancias que ella no podrá volver al mundo del Infierno hasta que uno de los cazadores, con los que se harán las alianzas para no atacarla en su estado de inocencia, intente poner su vida en peligro, pueda de esta manera interferir y volver a su hogar, Demonét. Hasta la fecha, si ella nunca recuerda de sus raíces, usted no podrá tener contacto físico con ella.
Leyes de Sepulcro, desde el principio de su existencia."
Observé el papel y fruncí mi ceño.
-¿Qué? ¿Cómo de que no podré verla? - Dije herido. 
¿Sería capaz de aguantar el tiempo necesario solo porque ella viviera? Vivir alejado de ella será más duro de lo que creí. 
-Es tu elección, déjala morir o puedes dejarla vivir-Taylon me tendió una cuchilla con el que se cortó su dedo índice y firmó el documento.
No lo pensé ni dos veces, y pinche mi dedo firmando el documento.
Al

momento de hacerlo el cuerpo de Yvaine desapareció de mis brazos y un nuevo dolor se instaló en mi corazón apareció.
TIEMPO DESPUÉS...
No sé cuánto tiempo ha pasado. Las noches se han convertido eternas, la anciana Jesh se encontraba en mi estudio. Con sus extrañas hierbas. Cada día que pasó desde que Madlow no aparecía me hicieron sentir muchas cosas, la extrañaba como el infierno tiene a las llamas de compañeras.
Lo único que sé por Smooke y por Pool es que ella se fue a estudiar a la Universidad de Los Ángeles. Sí, la mantengo vigilada. Fue un problema enorme sobornar a todos los demonios a los que Madlow había recurrido en mi búsqueda, ella cumplió su promesa. Ni en la muerte me olvidó. Casi muero de la felicidad al saber que ella me sigue amando y rechaza a todos los chicos que se le acercan. Dentro de mí, sé que me busca, busca respuestas. 
Allec y Vladimir, se están encargando de vigilarla en sus pesadillas y traerle calma. Porqué sí, su subconsciente se ha encargado de revelarle lo que ella en realidad es. Mi chica es más fuerte de lo que ella cree, pronto estará conmigo yo lo sé. 
La mano derecha de Taylon, el sombrío anónimo, se encargaba de plantar sueños en la mente de Yvaine. Eso solo apresuraba a que ella recordara a dónde pertenece. 
-Tengo que irme. No me esperen.- Les avisé.
En un viaje astral llegue al hogar de Lawler, para atormentarlo una vez más. Una penitencia que pagaría el resto de su vida. Aunque el fuera un demonio, un demonio de mayor jerarquía podría atormentarlo. Y eso

es lo que hacía, lo atormentaba físicamente y emocionalmente. Estaba condenado a no salir de esa mansión, si salía sería devuelto por las fuerzas demoníacas que custodiaban día y noche aquella mansión. Otro de los beneficios de ahora gobernar Demonét, era que cambié ciertas reglas y en especial para Kike. 
No solo le quité su título de Caballero Demonio, es lo más bajo entre demonios. 
Aparecí enfrente de su cama como una mancha negra con ojos rojos y con una sonrisa repleta de colmillos.
-¡No! ¡Ya no! piedad- Gritaba Lawler mientras se hacía bolita en esa habitación blanca. Solté una carcajada y miles de sombras aparecieron en los rincones de la habitación listos para atormentar a Lawler.
- No existe tal piedad para ti- Susurré y los dejé hacer su trabajo.
Entre las catacumbas de la ciudad olfateé un aroma muy conocido para mí. Y mis sentidos se pusieron en alerta. Mis manos comenzaron a cosquillear y el corazón me latía con rapidez. 
Zeus y Atenea, quienes seguían a mi lado parecieron notarlo.
-Muchacho - Dije sin creer lo que sentía. 
Estaba sintiendo parte del alma de Yvaine. 
-Ya recuerda todo... ¡Ella lo sabe! - Dijo Zeus mientras se transformaba en motocicleta.
-Sabe la verdad, es tu momento -Atenea se formó en la cruel HellHound que había sido antes de que Madlow marchara. 
La alegría no cabía en mi pecho. 
- ¡Ella está aquí! Me busca su alma, lo puedo sentir - Sentí que iba a desmayar.
Atravesamos las capas de tierra y llegamos a la carretera, ya era tarde y a lo lejos vi un cuerpo que tanto en mis ojos, en mis recuerdos había visto, había anhelo con volver a ver. Mi corazón podía sentir paz y unas ganas increíbles de hacerla mía en cuanto volvamos a casa. 
-Madlow - Suspiré, tontamente enamorado.
Zeus ardió en llamas, sabía cuánto había esperado este momento y viajamos a toda velocidad. Coloque mi casco para darle emoción al asunto. En realidad, hubo una falla en el contrato. Taylon pidió mi alma, pero mi alma le pertenecía a Madlow, un Demonio como yo, tramposo, lo sabía.
El perfume de Madlow me bañó y fuego corrió dentro de mí. Llegué a su lado y me miró expectante, su cuerpo hizo una onda sonora. Quité mi casco y mis ojos la atacaron con pasión.
-¿A Dónde vas, nena? -Mi voz coqueta apareció en cuanto la vi llorar. 
Espere este momento mucho tiempo, casi fue una eternidad. Su rostro era más bello que antes, su cuerpo estaba más exquisito que la última vez que la vi. Sus ojos grises se empezaron a manchar de un color rojizo. 
- ¿A Dónde quieres llevarme? - Preguntó mientras Zeus envolvía en llamas el ambiente.
Atenea llegó y se colocó a mi costado. Estiré mi mano y su forma demoníaca apareció volviéndose en llamas.
-Ven a Dónde el Fuego no se apaga...
Atraje su cuerpo al mío y la besé desesperadamente.
Aquí termina la aventura de un Demonio que se enamoró y vendió su alma al diablo.
La aventura de la hija del Diablo, que dio su vida por amor.
La historia de Yvaine Madlow y Duncan O'Donell que seguirá, por los siglos hasta el fin del mundo.




JackyRocks97


=================


¡NUEVA NOVELA!

Les presento a: "DULCE BESTIA" 
Una de las nuevas joyas que presento y ésta vez con algunos cambios respecto a la narrativa. 

Espero y sea de su agrado los espero con los brazos abiertos.

"Feroz y Tentador" fue eliminada por accidente (○-○) una disculpa para las que estaban leyendo la historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario