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jueves, 12 de enero de 2017

Una canción para Alex ©

Una canción para Alex ©



Una canción para Alex ©
by MagsTrimarchi

ATENCIÓN. 
Esta novela SÓLO puede ser leída después de haber leído:

1ro- Más allá de la realidad.
2do- Histeria.
y por último- The Outcast Squad.

Si lees esta novela sin haber leído las anteriores, no va a ser lo mismo. Te vas a llenar de spoilers y seamos honestos...a nadie le gustan los spoilers de esos que te arruinan las historias.
¿Mi recomendación? Volvé atrás y lee antes las demás novelas en el orden que especifiqué.
¡Es solo un consejo!


'La Dra. Seymour observa el espacio pensativa y yo simplemente evito pensarlo. No estoy de humor como para llorar en los hombros de la doctora.
-¿Lo consideras un sueño agradable o una pesadilla?
-No sé- Digo después de unos eternos segundos.- No puedo definirlo en una cosa, es... todo a la vez. Miedo, ansias, deseo, temor, necesidad...no se si fue agradable por volverla a ver o desagradable por saber que nunca más la volveré a tener. 
-¿Y como te sientes respecto a eso?
Siento esa descarga de terror correr por mis venas, tal cual como creí sentirla en el sueño. 
Entonces simplemente lo digo en voz alta.
-Destrozado.'

FRASE BONUS: 'Necesitaba decírtelo Alex, o dejarlo ir. Quizá es verdad y escribirte es solo una idea para sentir que no me dejaste después de todos estos años. Siempre me gustó imaginar que lo que compartimos es algo así como una canción...solo espero que nunca se termine.
Con amor, 
James.'



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CARTA DE LA AUTORA


Éste es el último libro de la triada. 
Durante meses me negué a escribir este libro, me pareció que los finales abiertos de las tres historias eran leales a las tramas. Sabía que muchos querían saber que pasaba con los personajes después de esos finales pero la verdad es que seguir alargando novelas solo para saber que sucede después me parece que las hace perder el sentido que las hizo existir como tales.
Una noche de salida, otras experiencias e insomnio me valieron para pensar como ustedes. Había una manera de cerrar todas las historias, aún así dejándolas abiertas, y a la vez darles la alegría de saber que la historia de James y Alex continuaba. Me parece necesario leer esta novela después de todas las demás ya que hay muchas relaciones y no me gustaría que se arruinen las historias por leerlas en desorden pero supongo que eso es elección de cada uno.
Lo más increíble de todo esto es que lograron hacerme entender la clave de esta triada y les agradezco profundamente por ello. Después de todo este libro está dedicado única y exclusivamente a ustedes, mis lectores.
Les mando un abrazo infinito y espero que volvamos a encontrarnos entre estas páginas más allá de la realidad.
MT.


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Capítulo I


Y al final,
El amor que recibes
Es igual al amor que das.
The Beatles 'The end' (1969)


I PARTE
I

¿Qué día es hoy? ¿Jueves? Debo acordarme de pasar a buscar a Florence por el centro después de aquí. ¿O dijo George que lo haría él? Revisaré el teléfono antes de salir. Oh si...ahora lo recuerdo. Dijo que él lo haría.
Son las...¿4:40? Ese reloj debe funcionar mal. ¿Porqué el tiempo se tarda tanto en apresurarse? No tiene sentido. ¿Cuánto más falta? 
Quito la vista del conducto bajo de ventilación y me esfuerzo por observarla, fingiendo un mínimo de atención. Es mi única tarea ahora, ni siquiera está hablando. Vamos James, obsérvala. Concéntrate en lo que va a decirte.
Después de pestañar un par de veces, lo logro. La Doctora Seymour se quita las lentes y levanta la vista del papel. Otro de esos papeles.
-Éste es muy honesto.- Me dice señalándolo con los ojos del otro lado de sus lentes de marco fino y dorado. 
La Doctora Seymour es una mujer de edad, la psicóloga de cabecera de Florence y, a mi gusto, demasiado locuaz. Es de esa clase de personas que tienden a querer reparar todo lo que está roto, más allá de su profesión...es extremadamente pulcra, ordenada, organizada y creo que carece de sentido del humor. Bah, nunca la vi sonreír siquiera. Está extremadamente obstinada con ayudarme a superar...todo. No dudo de sus buenas intenciones, pero a veces hay que entender que no todo puede ser reparado. Al menos yo no quiero

tener nada que ver con falsas esperanzas, sonrisas forzadas ni extraños ofreciéndome ayuda. Agradecería que me dejaran en paz. Eso sí que lo aceptaría con gusto.
- Dejaste en claro que esto de escribir lo que llevas en tu cabeza no te agrada la primera vez que viniste pero debo decirte James, lo haces de maravilla.
La espío brevemente y vuelvo a concentrarme en el piso. No puedo creer que quiera elogiar algo que ella misma me obliga a hacer.
-Hacemos cosas que no nos agradan por la gente que queremos.- Le digo en tono calmo pensando en Florence y George. Claro que de ser por mí lo último que haría sería estar en otro lugar encerrado que contiene a gente con cartelitos de 'Doctor' en su escritorio. Ya he tenido suficiente con eso y juré no ver más gente así por un largo tiempo. Suena irónico ¿verdad?
-Eso hacemos.- Dice asintiendo. Su cabello es gris y corto, casi como el del profesor Verni. ¿Qué será de él?- ¿Has pensado en Alexandra esta semana?- Dice interrumpiendo mis pensamientos y causando una ola de estremecimiento que me recorre los músculos cansados. 
-¿Por qué tienes que nombrarla? Puedes decirle 'ella'- Le digo aún con la mirada perdida. Realmente no quiero encontrarme con la suya en este momento.
-¿Cómo tú haces? James han pasado más de dos meses desde que ella se fue.
¿No se supone que justamente los psicólogos deberían ser un poco más...no sé, 'delicados' con este tipo de temas? Me recuerda al Dr. Murray. Y ahora pienso en su oficina y la asquerosa alfombra. Ella sabía como decirle que no a estas cosas y obligar a los

demás obedecer sus decisiones. ¿Cómo es que nunca aprendí el truco?
-'Se fue'...- Repito.- No volverá así que puedes usar la palabra muerte si quieres.
¿Cuándo fue que perdí la capacidad de controlarme a mi mismo?
- No es sano para ti ni para nadie más que sigas negando lo que sucedió.- Me dice con el semblante serio y apenado a la vez. Que desagradable es cuando te tienen lástima. 
-Creo que justamente es lo único que acepto.- Le digo tratando de no perder la cordura.- Ella murió y estoy solo. Dime, ¿qué es lo que estoy negando entonces?
- No sus últimos meses ni el hospital, nada de eso James- Comienza a decirme cruzando los brazos sobre el escritorio.- Hablo de su relación, todo lo que compartiste con ella. ¿No te parece suficientemente real?
-Lo fue.- Respondo sin dudarlo y de mala gana.
-¿Y para qué negar que pasó entonces?
-¡No estoy negando nada!
-No te animas a entrar a su habitación, no la nombras, te vas cuando estás con gente que te trata de consolar o habla de ella... a mi me parece que estás tratando de evitar pensar que todo eso pasó James, y eso es negarlo. 
-No estoy negándolo, simplemente prefiero evitar pensarlo ¿Podemos hablar de otra cosa?- Le respondo ya con poca paciencia. Realmente, perdí el poder de controlarme en este tipo de situaciones. 
-Estás aquí por esto James.- Dice antes de acomodarse los lentes.- Y está bien que te haya pasado al principio, que no hayas querido siquiera pensar en Alexandra. Entiendo la sensación de saber que perdiste a alguien para siempre, créeme pero debes seguir

con tu vida y aceptarla como parte de ella. 
Me encuentro observando el piso de madera, otra vez, y lucho contra mis impulsos de querer salir corriendo de este maldito consultorio.
-Tienes que aceptarla, y tienes que entender que nada de eso fue tu culpa. Sino cargarás con ese peso latente en tu memoria y vivirás en el pasado con remordimiento por el resto de tu vida.- Me dice antes de suspirar y entregarme la hoja como en cada sesión, cada maldito miércoles por la tarde. 
Entonces hoy es miércoles...la saludo con el mínimo de educación y respeto que me queda y me acerco con prisa a la puerta.
- Trata de dejarla estar en tu vida James. Al menos inténtalo. Nos vemos la próxima semana...¡suerte!- Dice desde el otro lado de su escritorio.
-Nos vemos- Le digo mientras me retiro feliz de este lugar. 
'¿Suerte?' ¿realmente dijo eso? Todavía no entiendo en que estaba pensando cuando acepté venir aquí. 'La Dra. Seymour James, es un encanto de mujer. Me gustaría que la conocieras' Dijo Florence hace ya más de un mes. 
El calor en las escaleras me golpea fuertemente recordándome que allí dentro había aire acondicionado. Maldito verano. Hora y media fuera de casa y ya necesito volver.
Me subo al automóvil y una vez dentro enciendo un cigarrillo. No recuerdo cuando fue que comencé con esto de volverme adicto al tabaco. Supongo que simplemente me siento útil en algo ya que los mellizos Conor y Ronan no me permiten volver a trabajar al Irish Pub al menos hasta comenzar el año universitario. Florence y George trataron de convencerme de mil maneras distintas para que dedique estos años a solo estudiar pero sinceramente no puedo vivir con la idea de que no solo me mantienen sino que también me pagan los estudios. O al menos eso es lo que quieren, que comience a estudiar en septiembre. Tengo tiempo para pensarlo aún. Quizá demasiado tiempo y ningún pasatiempo con qué llenarlo. 
Llego a casa y entro a mi habitación. Abro un poco las cortinas y noto que hay demasiado sol. Se alcanza a ver el parque y sus enormes árboles pero no estoy de humor para exceso de luz. Dejo mi mochila y me siento en el borde de la cama apoyando mi cabeza sobre las manos. Nada para hacer y horas por delante.
Me quedo quieto unos minutos y luego me pongo de pie para vagabundear por la casa. Estoy por ir a recoger agua en la cocina cuando me detengo en medio del pasillo con cierto temor. Quizá...podría intentarlo. 
Me doy la vuelta lentamente y observo la puerta cerrada. Blanca y rectangular, como todas las demás en esta casa. Me acerco sigiloso temiendo mi propia debilidad. ¿Se supone que estoy listo? 
Trago saliva y tomo la manija de la puerta. Suspiro evitando traer a mi mente recuerdos claros pero lamentablemente cuanto más lo evito más lo pienso. Aquella vez que llegué a esta casa por primera vez, su espacio...su mundo. Y pensar que ahora es también mío.
Cierro los ojos con más fuerza obligándome a mi mismo a recobrar esa fuerza que quizá tuve algunos meses atrás. La mano me tiembla y la puerta con ella. ¿Por qué es tan difícil abrir una maldita puerta?
-¡James! ¿estás aquí?- Grita Florence.
Escucho el sonido de la puerta principal y sé que están aquí. Suelto la manija con fuerza y me hecho para atrás. Están...pero no todos.
Mierda Alexandra. 


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Capítulo II



Está oscuro. Mis pies avanzan sin saber a donde se dirigen con exactitud pero algo me dice que no puedo quedarme allí atrás. Creo que hasta giro la cabeza para ver si hayo el final del túnel pero no alcanzo a ver nada. El silencio parece disminuirse a medida que me acerco a...¿a dónde me dirijo? Sonidos como de chasquidos de metal comienzan a sonar como ecos por el espacio ¿o es solo dentro de mi cabeza? Mierda. 
Corro la vista cuando una potente luz blanca me enceguece por completo. 
'¿James?' 
Siento una punzada cargada de energía y nostalgia recorrerme el cuerpo por entero. Es su voz. ¿Cómo ...?
Abro los ojos tan rápido como mis ojos me lo permiten y agitado, comienzo a olvidarme como respirar.
'¡James!'
'¿Alexandra?' Grito su nombre por primera vez en tanto tiempo y me siento...completo.
'¡Alexandra!' Vuelvo a gritar tan fuerte como mis pulmones me lo permiten mientras camino rápidamente por el túnel blanco, más blanco que la nieve misma.
Camino con una mano al frente mientras mi vista se acostumbra al brillo y grito su nombre una, dos, siete veces más. ¿Dónde está?
'¡Aquí!' La escucho decir. 
Hecho a correr por el túnel y trato de encontrar alguna puerta, ventana, lo que sea que me conduzca a ella.
'¡Alex! ¡¿Dónde estás?!' Grito mientras diviso una persona correr en dirección contraria a mi desde la otra punta del túnel infinito.
Freno de pronto al toparme con un pedazo de cristal que refleja mi contorno físico pero no soy yo. Asustado al encontrarme en aquél reflejo, la veo

a ella.
'¡Alexandra! ¿Eres tú?' Le pregunto mientras la percibo en este espejo palpándolo para encontrarla. Me cuesta absorber su integridad pero veo sus ojos oscuros y sé que es ella. ¿Quién más podría ser? 
'¡Háblame Alexandra!' Le grito mientras levanta su mirada para observarme.
'¿Qué quieres exactamente?' Me dice sin pestañar un segundo.
Abro la boca para articular lo que sea que saliera de mi boca pero el espejo desaparece y ella con él. 
'¡Alex!' Grito ya ahogado por la desesperación. El terror crece en mi interior y solo quiero tenerla a mi lado, como antes.
'Estoy aquí James' Dice apareciéndose detrás de mi. El terror se serena peor las ganas aumentan. El deseo de encontrarme con su piel, sus manos hace que todo hierva en mi interior.
Corro a abrazarla, sostenerla entre mis brazos pero mi cuerpo pasa su imagen así como si nada. Ella no está allí, solo su imagen se refleja como si fuese una proyección. No puedo tocarla.
'¡No, no! Alex ¡mírame! Te necesito' Le digo lo más cerca que puedo de ella o lo que sea que me hace sentirla de esta forma.
Alexandra me observa fijamente y comienzo a desesperar. ¿Cómo mierda hago que esté acá de verdad?
'Estoy aquí James...siempre estuve.' La siento llorar a pesar de tornarse cada vez mas borrosa y el terror vuelve a aparecer como una descarga de energía a través de mis venas.
Las lágrimas brotan mientras lucho por contener esta falsa imagen de Alexandra que lentamente comienza a borrarse.
'¡Mierda Alexandra! ¡Por favor no desaparezcas! ¡No otra vez!'
'Encontraremos

la forma de estar juntos'
'¡No! ¡Por favor, No! ¡Quédate!'
Respiro desde lo más profundo mientras mi espalda se posiciona rápidamente en posición vertical. 
Estoy temblando. 
Trato de callar mi mente, mi cuerpo y todo lo que se propaga como eco de lo que acabo de vivenciar. Observo la puerta de mi habitación desde la cama y lucho por mantener los ojos abiertos. Hacía tres meses que no la sentía de esta forma.
El inconsciente me ha jugado una dura y sigo sin entender por qué. Nunca pensé que podía llegar a pasar. Nunca pensé que la volvería a ver. 
Cierro los ojos sin variar mi posición. Siento como si me hubiesen vuelto a completar y de pronto me obligasen a dejar ir la mitad de mi. Me siento destrozado, no estaba preparado para sentir tanto. Hacía mucho que no experimentaba algo con tanta intensidad.
Dios mío. Dejo caer mi espalda hasta chocar con el blando colchón mientras repaso su imagen y sus palabras. 
_______________________________
12 de Julio
Reporte N9
¿Se supone que esto es algo normal? ¿A la gente que pierde seres queridos le pasan este tipo de cosas? ¿Ver a los muertos como vivos mientras duermen? Nunca me pasó ni con mi madre ni mis hermanas.
No entiendo como se supone que deba reaccionar a esto, lo único que sé es que no me será fácil olvidarlo. ¿Cómo hacer para tratar de olvidarla por tercera vez? 
Ya no puedo adaptarme a nada. No sé como hacerlo. Necesito más de ella.
Necesito a mi Alexandra.


-Cuéntame más del sueño James.- Me dice la Dra. Seymour media semana después de haber tenido el sueño. Tuve que dejar de un lado el orgullo y venir antes al consultorio para tratar este tema que no me deja pegar un ojo. -¿Cómo dices que te dijo?
La observo agotado, tras días de insomnio, exceso de cigarrillos y falta de entendimiento.
-Me decía 'Estoy aquí James, siempre estuve'...parecía triste. Me recordó a todos aquellos últimos días en el hospital donde estaba casi irreconocible y con la mente perdida...excepto por lo que me dijo al final.
-¿Qué te dijo?
-Me dijo lo mismo que le dije yo la noche después que dormimos juntos por primera vez y que le repetí antes de que...- Digo sin poder pronunciar la palabra.
Extrañado por lo que sucede la observo a ella quién me apunta la misma duda mientras entrecierra los ojos. Muerte James... 'muera'.
-¿Cuál era esa frase James?- Me pregunta tan sumergida en el relato como yo lo estuve todos estos días. No he podio pensar en otra cosa.
Inhalo y evito perderme en recuerdos. Eso no. No ahora.
-'Encontraremos la forma de estar juntos'.
La Dra. Seymour observa el espacio pensativa y yo simplemente evito pensarlo. No estoy de humor como para llorar en los hombros de la doctora. 
-¿Lo consideras un sueño agradable o una pesadilla?
-No sé- Digo después de unos eternos segundos.- No puedo definirlo en una cosa, es... todo a la vez. Miedo, ansias, deseo, temor, necesidad...no se si fue agradable por volverla a ver o desagradable por saber que nunca más la volveré a tener. 
-¿Y como te sientes respecto a eso?
Siento esa descarga de terror correr por mis venas, tal cual como creí sentirla en el sueño. 
Entonces simplemente lo digo en voz alta.
-Destrozado.


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Capítulo III


La noche está tranquila y podría decirse que no tan calurosa. 
Manejo la última cuadra hasta llegar a casa lentamente, temiendo encontrarme con algo muy Goodman.
Son ya casi las siete de la tarde y no he parado de recibir llamadas en el teléfono. Claro que con todo el tema de Alexandra la gente se sensibilizó mucho y comenzó a prestarme el extra de atención que antes se encontraba perfectamente inexistente. Las únicas personas con quienes me encontré a gusto conversando fue con Conor, Ronan, la profesora Thompson y Bobby.
Hablar con Bobby después de dos semanas de no hacerlo se sintió agradable. Le prometí una visita a Portugal para fines de este año o en su defecto, a principios del año que viene. Se lo escucha tan alegre que transmite esas ganas de sentirse así. 
Cuando hablé con la profesora Thompson y le dije que no haría nada como festejo de cumpleaños, me invitó a tomar un café mañana por la mañana. Sé que no me encuentro cómodo saliendo a otro lado que no sea el consultorio de la doctora, el jardín o la casa pero insistió con que tenía una importante noticia que darme.
Por otro lado quedé en ir a visitar a Conor y Ronan, parece ser que remodelaron el pub y quieren que vaya a conocerlo a fines de agosto. No estoy de humor para salidas nocturnas aún y menos recorrer esos espacios que solía recorrer con ella pero supongo que es hora de prestarle una vistita corta al mundo exterior. Y si no lo hiciera, los Goodman me obligarían a hacerlo. Supongo que podré soportarlo.
Estaciono

y mientras salgo del automóvil noto las luces prendidas de la casa. Todo normal hasta ahora. Sitúo la llave en el cerrojo y la puerta se abre sin que yo hiciera ningún tipo de esfuerzo.
-¡Llegó el cumpleañero!- Dice Florence con extrema alegría alzando una mano en el aire. 
Ingreso y lo primero que viene a mi olfato es comida casera. Me hundo en sus brazos entre sonrisas y lo veo a George de pie. Ahora también huelo rosas, el perfume de Florence es muy delatador...casi como sus alhajas. 
-Feliz cumpleaños hijo- Me dice con una gran sonrisa.
Florence me besa exageradamente la mejilla y entonces camino hacia él. Nos abrazamos y recién ahí puedo observar las decoraciones que colgaron. Guirnaldas, globos y mi nombre en letras flotantes. Guau, exagerado pero apreciado.
-¿Tienes hambre?- Me pregunta Esther mientras ingresa al comedor con una olla delatadora.
-No me digas- Digo algo emocionado.
-Si lo es- Me responde sonriente- Mariscos, patatas y tu salsa preferida.
-Eres genial.- Le digo tomándola del hombro antes de que vuelva a la cocina a buscar más cosas.
-¿Cómo te ha ido hoy?- Me pregunta George.
-Lo de siempre...manejar, comer y dormir. ¿Y tú?
-Nada nuevo...sólo 'trabajo'- me dice con una pequeña mueca.
Florence sale de la cocina con dos botellas de vino, una en cada mano y las sitúa en la mesa.
-Vaya...gracias.- Les digo mientras nos sentamos en nuestros lugares de siempre en la larga mesa del comedor.
 George me sonríe y Florence abre el vino sirviéndonos en esas elegantes copas, de que solo sacan de en ocasiones importantes.
-20

años James.- Me dice Florence entusiasmada.- ¿cómo te sientes?
-Viejo.- Le respondo acomodándome en la silla.
-Oh, cállate- Me responde George señalándome con el dedo, antes de dejar salir de entre sus labios una gran sonrisa.
Reímos los tres y fijo mi mirada en el plato.
-¿No sienten que el tiempo los presiona?- Pregunto aún sin levantar la vista, balanceando por lo bajo el tenedor de plata.
-¿A qué te refieres Jamie?- Me pregunta Florence después de unos cortos segundos, donde pude alcanzar a oír la música calma de fondo que al parecer puso para la ocasión.
-No sé...simplemente a veces pienso eso- Digo alzando la vista al fin- Pero, bueno...supongo que la vida sólo transcurre de esa forma. 
-No depende del tiempo...en realidad depende de qué haces con ese tiempo.- Dice George- Eso es lo que lo hace valioso...o no.
-Si pero, parece ser que hay cierto orden y nadie se cuestiona por qué, todos lo copiamos como si fuese un patrón único...nacer, ir al jardín de infantes, primario, secundario, recibirse, estudiar una carrera, obtener el título, trabajar, casarse, tener hijos-
-Espera...¿estás diciéndolo por que te estuvimos preguntando toda la semana si te habías ya inscripto en la Universidad?- Me pregunta Florence interrumpiéndome.
No era mi intención pero no se les escapa nada.
-Juro que no estaba pensando exactamente en eso...
La he cagado.
George le toma la mano a Florence sobre la mesa y vuelve su atención a mi.
-James, si lo dices por nosotros...sabes que podemos ser un poco insistentes con el

tema pero también debes saber que todo lo que te decimos es por que te amamos y queremos lo mejor para ti.- Dice George observando a Florence para corroborar si dijo todo bien.
-Lo sé- Respondo algo avergonzado.- De veras lo entiendo pero-
-Y también...- Dice Florence interrumpiéndome- Si ya no quieres estudiar música o piensas que la Universidad de Indiana no es la mejor para ti, entonces podemos volver a revisar las universidades y las carreras.
-¡No!- Digo rápidamente.- No es eso...Digo, no...gracias.
-James, de verdad que sería un placer pagar tus estudios.- Dice Florence antes de levantar un poco las manos en gesto defensivo.- Listo, prometo no decirlo más.- Agrega haciendo un gesto de silencio.
Suspiro y observo a George que al parecer dirá algo.
-Creo que eso ya lo dejamos en claro. Está bien si no quieres, no nos parece lo correcto pero claro que lo respetamos...es tu decisión y tu futuro al fin y al cabo.
-Y lo aprecio, de verdad. Saben cuanto aprecio todo esto, a ustedes, estar aquí...no hay nada que me haga que me haga sentir más acompañado, lo saben- Vuelvo mi atención a mis manos debajo de la mesa y sé que voy a tener que hacerlo. Si no lo digo podrían llegar a estallar y es lo último que quiero.- Prometo anotarme en la universidad esta semana...o la próxima pero definitivamente antes de...
Antes de terminar la frase Florence estira su mano y me acaricia la mejilla. Se le nota la felicidad a distancia.
-Estamos orgullosos de ti James...y no por esto, no por seguir una carrera. Simplemente por ser quién eres. Estamos

felices de tenerte en nuestras vidas.- Dice Florence acariciándome la mano.- ¡George! ¡el regalo!- Dice Florence cambiando su tono de un segundo para otro.
-Oh- Dice George metiendo su mano en el bolsillo.- Aquí está.
Extiende un sobre pequeño con moño sobre la mesa. Lo observo y sonrío un poco.
-No se hubiesen molestado- Digo mientras George me imita poniendo muecas.
-Vamos, ¡ábrelo!- Dice Florence con menos paciencia y una gran sonrisa.
Abro el sobre de un tirón y veo una llave de mango negro y abertura plateada.
-¿Qué...?- Digo comenzando a reaccionar.
-Está en el garaje- Dice Florence.- Ve a verlo.
Abro la puerta del garaje y veo a pocos metros un Mercedes Benz rojo. No puedo creerlo.
-Vimos la forma en que lo mirabas cuando pasamos por la concesionaria. Es todo tuyo hijo.- Dice George un par de segundos antes de que gire mi cabeza para verlos.
Están allí abrazados y sonriendo. Los hace felices brindarme cosas y a mi me hace feliz verles así. Después de tanto sufrimiento...
Los abrazo y les agradezco. Quizá ellos no lo sepan, pero me dieron todo lo que más quise en este mundo...aunque no esté aquí conmigo.
Observo la noche, las siluetas oscuras de los árboles y las estrellas. Expulso un poco de humo del cigarrillo y trato de alejarme de todo un rato. 
Creí que iba a ser peor. En realidad, ni siquiera fue malo. Solo me cuesta aceptar ver tanto cuando alguna vez tuve tan poco. 
Dejar de usar R4 quiere decir dejar de lado muchos recuerdos que formaron parte de nosotros. Veré donde pueda dejarlo y no venderlo

o tirarlo en un cementerio de autos cualquiera...no quiero hacer eso.
-Ey- Dice George acercándose hacia donde estoy sentado.
Estoy sorprendido. Creo que nunca me ha visto fumar.
-No, no. No hagas eso- Me dice mientras trato de extinguir el cigarrillo con rapidez.
Se sienta a mi lado y extiende la mano. Le entrego el paquete sin saber que decir.
-¿Fuego?- Me pregunta situando uno de los cigarrillos entre sus labios. Le entrego el encendedor y le doy una pitada al mío. 
Que situación más extraña. Jamás me hubiese imaginado a George fumar. 
-Oh...No sabes cuanto extrañaba esto.- Me dice observando el cielo.
Sonrío y vuelvo mi atención al frente.
Los grillos resuenan en el parque y exhalo humo siéndome cada vez más calmo.
-Sé que sientes que nos debes cosas James...pero eres parte de esta familia y en esta familia damos tanto en cuanto podemos. Nunca nos deberás nada.
-Ojalá pudiese decidir sobre mi maldita cabeza y explicarle qué pensar y qué no...- Le respondo observándolo de costado.
Y con eso me refiero a todo.
-Hay cosas que suceden de una forma una vez que decidimos como vamos a afrontarlo... y de eso depende en como nos vemos afectados. Las cosas pueden suceder, lastimar o alegrarnos pero depende de nosotros, de nuestra propia predisposición. No dejes que la razón domine tu corazón, James. Eso depende enteramente de ti...nadie más.
-Gracias.- Le digo recibiendo una cálida sonrisa de su parte.
Pasan unos segundos y una pequeña brisa con ellos.
-¿Sabes? Acabo de recordar...- Me dice alzando

más la vista al cielo estrellado.
Recordar. ¿Por qué?
-Estábamos en Cave Run Lake, nosotros dos y Alex. Ella tenía apenas once años o quizá doce...vaya, no lo recuerdo bien.- Dice frotándose las sienes, sumergiéndose en uno de esos recuerdos que yo había jurado no volver a vivir.- Resulta que estábamos por volver, ya era de noche. El lago era como un gran espejo que reflejaba las estrellas, tantas y más brillantes como las de esta noche...parecía un campo minado. Vimos un cometa surcar el cielo y estaba emocionado por que Alex la viera. La encontró y entonces le dije 'Pide un deseo' y ella me dijo '¿cómo un deseo? ¿a quién?', yo le respondí, 'Al mundo...al universo'. Levantó la vista y puso esa cara enigmática que ponía cuando estaba segura de algo, frunciendo las cejas. Entrecerró los ojos y me dijo: 'Papá, si le pido un deseo al universo ¿cómo estoy segura de que se hará realidad? Si no hago nada por conseguirlo entonces nunca dejará de ser solo un deseo.'
Suspiro tras sentir esa angustia y nervios recorrer mi cuerpo. Alexandra.
-Deberías haber pensado antes con quien estabas hablando.
-Lo sé...lo sé. Única en su especie...-Dice aún cargado de esa nostalgia pero sin quitar la sonrisa de su rostro.
Yo también sonrío, aunque mi sonrisa es quebrada, débil y parcial. Es como si estuviese viviendo ese recuerdo en mi cabeza a pesar de no haberlo vivenciado jamás. Extingue el cigarrillo y me palmea el hombro antes de ponerse de pie.
-Ella no solo desearía estar contigo...ella haría todo lo posible por nunca dejarte

ir. No podrás deshacerte completamente de ella, nunca. Después de todo estamos hablando de Alexandra.- Suspira y deseo hacerlo también yo pero no tengo nada para soltar.- Feliz cumpleaños hijo.
-Gracias George.- Le digo algo emocionado pero luchando por mantener la cordura. 
Ingresa a la casa y respiro presionando con fuerza la mano en mi boca para contener el llanto y obligar a serenarme.
Pensar que yo hice todo lo posible para obligarla a quedarse y lo único que desee fue que el universo estuviera de mi lado. 
En su cumpleaños eso fue lo que pedí, lo único que deseaba. 
'Haz que se quede.'
Me pongo de pie y tiro el cigarrillo pisando la colilla. 
Parece ser que pedir deseos no funciona cuando no cumples años. Hoy si que sería un día como para que el universo me escuche, después de todo estoy en la fecha correcta. Pero Alexandra tenía razón, esas cosas no funcionan. 
¿Recibir regalos del Universo? ¿Devolver una persona? ¿Volver el tiempo atrás?
El universo sólo se lleva a las personas equivocadas.
El universo es una maldita arpía.
Observo el cielo por última vez y me doy la vuelta, imagino que hay una estrella fugaz detrás de mi e imagino mi deseo, por más estúpido que sea y deteste reconocerlo.
'Tráela devuelta.'
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Observo las arrugas fruncirse a cada lado de sus ojos. Está feliz y yo lo estoy por ella.
-No puedo creerlo, ¡felicitaciones!-

Le digo levantando un poco el tono ya que los cafés se las ingenian para crear un barullo de fondo.- ¿Hace cuanto que lo decidieron?
-Lo sé, es...muy loco ¿verdad?- Me dice la profesora Thompson del otro lado de la mesa. Realmente está feliz.- Me propuso oficialmente hace un mes mientras cenábamos en un restaurant por el centro. Lo sospeché desde el principio...sabes como se pone Rick cuando esta nervioso.
No puedo creerlo...realmente Verni y Thompson contraerán matrimonio.
-Estoy tan feliz por ustedes, de verdad.- Le digo sonriendo mientras un recuerdo cruza por mi cabeza como un destello de luz.-...Y ella también lo estaría.
Sería la primera en decir 'siempre lo supe' y sabría como demostrarle lo feliz que está por ellos.
-Si...claro que si.- Dice Thompson con una sonrisa tan rota como la mía. ¿Cuándo dejaremos de sentir esta caída libre cada vez que pensamos en ella?
Permanecemos en silencio unos segundos y luego busca algo por debajo de la mesa.
-Antes de que lo olvide...esto es tuyo.- Dice posicionando sobre la mesa un rectángulo oculto tras una bolsa que deja ver el contorno del objeto de manera perfecta.
Suspiro con dolor. El álbum de Alexandra. 
Lo tomo entre mis manos con delicadeza y miedo a borrar con un simple toque todo lo poco que queda vivo de ella entre estas páginas. Sitúo la bolsa en mi regazo y la profesora Thompson hace otro gesto de sorpresa.
-Oh y esto...- Coge un sobre blanco y lo sostiene frente a mis ojos.- Lo encontré en el piso de casa mientras salía apurada para venir...supongo que se cayó de entre las hojas.
Siento mi mandíbula temblar y me concentro en entender lo que tengo enfrente. Observo el sobre y fijo la vista en esas palabras. 
No me lo creo. 
-Supongo que no lo habías visto antes.- Me dice casi tan sorprendida como yo.
Es su letra. A menos de un metro de distancia está su letra.
Ingreso la mano en mi bolsillo y pongo el dinero sobre la mesa.
-Perdón, pero...- Le digo mientras la abrazo.
-Esto es tuyo.- Me dice ya separando su cuerpo del mío y entregándome el dinero.-Vamos, ve a hacer lo que tienes que hacer.
Le sonrío con el sobre y la bolsa en mano decidido a largarme a correr.
-¡Gracias!- Le grito antes de cerrar la puerta del café.
Me hecho a correr por las calle levemente transitada de Louisville mientras busco con la mirada el automóvil. Todavía no he salido con el Mercedes Benz, supongo que adaptarse cuesta más de lo que creía.
Llego a R4 y me siento en mi lugar nervioso, posicionado el sobre frente a mis ojos otra vez.
En la parte trasera hay una inscripción en letra negra.
 'Para James, de Alexandra.'


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Capítulo IV


Querido James,
Sé cuan difícil y extraño debe resultarte esto...También sorpresivo. 
Que alguien desaparezca de tu vida de un día para el otro y aparezca en una carta algo de tiempo después... al menos sé que si yo fuese tú me sentiría así. Además de incomprendida, aislada de todo y todos...bueno, supongo que tú más que nadie sabes como se siente. Después de todo, tú eres quien vive.
No vine a jugar con tus sentimientos James. Lastimarte y privarte de vivir una vida feliz libre de cualquier tipo de atadura es lo último que desearía, créeme. 
Si ya no quieres nada que ver conmigo y lograste olvidar entonces, olvida esto también. Me alegra pensar que al fin lograste desprenderte. 
Pero si aún piensas en mi entonces ve a mi habitación. Abre el placar y coge una caja blanco viejo que está sobre el estante más alto.
Encontré la forma. 
James...podemos hacerlo. 
Podemos estar juntos más allá de la realidad.
Tuya por siempre,
Alexandra.


Manejo lo más rápido posible, atravesando la ciudad y cruzando los árboles hasta llegar a Beechmont. 
El viento se filtra por la ventana abierta y seca las lágrimas que involuntariamente resbalan por mi cara. Las frases de la carta aparecen en mi mente obligándome a sentirme cada vez más ansioso y alterado mientras dejo el auto en la entrada. La adrenalina sube por mis piernas y enciende mi cuerpo...había olvidado lo que era sentir de esta forma.
 Atravieso

la puerta y luego el pasillo, deteniéndome en seco frente a la puerta del cuarto de Alexandra. Inhalo y abro la puerta de golpe. La inesperada pero obvia oscuridad ahoga mi vista. No permito que mis ojos se acostumbren y presiono el interruptor de luz.
Lentamente, se encienden todas las luces y faroles. El escritorio, las fotos, los posters, la cama...
Está todo intacto, como si nos hubiera abandonado la noche anterior.
Abro la carta rápidamente y corroboro sus indicaciones. 
'Abre el placar y coge una caja blanco viejo que está sobre el estante más alto.'
Hago lo que me dice evitando detener mi mirada en sus ropas y sus libros.
Bajo la caja de un tirón, es liviana. Me siento sobre el borde de su cama y la observo.
Dice 'James' en la tapa. 
Contengo los nervios cerrando con fuerza los puños. Nunca me imaginé esto...nunca pensé en la posibilidad de volver a sentirme así.
La caja es cuadrada y de tamaño razonable...y supongo que así se ve el blanco viejo.
¿Estaré haciendo lo correcto? ¿Hacerle caso a lo que dice una carta? Después de todo es ella, o bueno...fue ella.
¿Será mejor o será peor? 
Abro los ojos y con ellos, la tapa de la caja.
Hay sobres. Miles de ellos ordenados de manera perfecta.
'Cuando te sientas solo', 'Cuando odies el mundo', 'Cuando quieras recordarnos', 'Cuando tengas un mal día', 'Cuando necesites saber cuanto significabas para mi',
'Cuando estés estresado', 'Cuando no puedas dormir', 'Cuando necesites reír', 'Cuando cumplas veintiún años', 'Cuando sea tu

primer día de universidad', 'Cuando te gradúes de la universidad', 'Cuando sea el primer día de invierno', 'Cuando sepas que es ella', 'Cuando me extrañes'...
Alzo la vista un segundo para obligarme a respirar. Maldita sea Alex. Has pensado en todo...¿Cómo es que nunca se me ocurrió, que alguien como Alexandra, se iría así sin más?
Bajo la vista y leo otra, que además de estar escrita en marcador negro como todas las demás, tiene una margarita pegada con cinta adhesiva. La flor está marchita, aunque parece húmeda, como si la cita la estuviese protegiendo de secarse por completo.
'Cuando mi partida sea reciente (COMENZAR AQUÍ.)'
Siento una punzada de dolor atravesarme el pecho pero sin embargo sé, que si se trata de ella, no hay manera en que me haga mal. ¿Qué es lo peor que puede pasar?
¿Enamorarme más de ella? Ya estoy completa e irremediablemente enamorado.
Tomo la carta entre mis manos y la abro. El papel cruje mientras pequeños rastros de polvo y papel despedazado vuelan como partículas entre los halos de luz. De alguna manera, eso también me hace recordarla.
Así que decidiste que me quede.
No tienes idea de cuanto me alegra y las ganas que tengo de que sepas de que se trata todo esto. No te preocupes, ya irás entendiendo...C1uando N1ecesites V1erme. 
Seguro te habrás preguntado en qué momento preparé todo esto. Pues bien, se me ocurrió el día en que viniste a casa después de que peleamos y te conté acerca del cáncer. Estábamos durmiendo, o al menos yo fingía que lo hacía. Tú también fingías y

de hecho te escuché llorar en silencio otra vez ¿lo recuerdas? U1n L1ugar E2scondido.
Sé cuanto odias demostrar que las cosas te importan tanto o dejar ser ese lado sensible cargado de humanidad pero ¿sabes qué James? Eso te hace único. 
Es extraño pensar que ese día en que llegaste después de haber estado separados unos días, está mas cerca de mí que de ti. Eso sucedió ayer para ser exactos. Nosotros estamos aquí ahora James, juntos otra vez. ¿Cómo están mamá y papá?¿Es de día o de noche? ¿Qué día es allí? E2l L1azo dura para siempre.
Perdona...sabes como puedo poner con las preguntas. Quizá creas que es estúpido ya que 'no hay manera de que sepa las respuestas' por que 'no estoy', pero...¿sabes qué? Ese 'espacio más allá de todas las cosas'...está allí James. Estoy aquí contigo de otra manera y no tardarás en entenderlo todo.
 R1ecuerda, N1o E2xisten L1os K1ilómetros.
Tuya por siempre,
A2- A2lexandra.
Alejo la carta de mi vista un momento para procesar lo leído. Es un acertijo. 
Giro la mirada bruscamente buscando un bolígrafo, un pedazo de papel, lo que sea que me permita ordenar las ideas.
Me acerco a su escritorio y cojo lo que necesito; una hoja y un lápiz negro.
Me siento en su cama otra vez y observo el papel tratando de mantener la calma. Los nervios producen un ritmo constante de fricción entre mis dedos y el papel.
Dibujo un círculo en las letras que tienen esos números:
C1- N1- V1- U1- L1- E2- E2- L1- R1- N1- E2- L1- K1- A2- A2.
¿Qué es esto? ¿A qué

van los números? Me detengo en la frases enteras:
C1uando N1ecesites V1erme, U1n L1ugar E2scondido, E2l L1azo dura para siempre, R1ecuerda, N1o E2xisten L1os K1ilómetros, A2- A2lexandra.
Ese no puede ser el orden...no tiene sentido. 
A menos que...
Tomo nuevamente el lápiz y transcribo las frases. Borro y vuelvo a escribir un par de veces hasta llegar a esto:


Un lugar escondido
cuando necesites verme.
Recuerda, no existen los kilómetros
El lazo dura para siempre. 
Alexandra.


Siento un repentino cosquilleo debajo de la palma de mi mano y pienso en aquella posibilidad...Un lugar escondido cuando necesites verme.
¿De qué lugar habla? 
Vuelvo a detenerme en los números. Es un patrón pero...¿qué significa?
Si los ordeno respetando el número de cada letra entonces obtendría esto:
C - N - V - U - L - E - E - R - K - A - A 
Me friego las sienes tratando de descifrarlo...
Alexandra ¿no era más fácil directamente escribirlo y ya?
'Si, pero no sería divertido', pienso inventando una respuesta de su parte en alguna parte de mi cabeza.
¿Qué lugar puede ser? ¿el parque de su casa? ¿el bosque? ¿cual?...ninguno de ellos cuaja con las letras. 
Los segundos se congelan mientras descubro la respuesta. La escribo lentamente con miedo a equivocarme pero pronto lo sé. No estoy equivocado.
Observo las letras sin pestañear con miedo a que desaparezca entre mi vista y con él, la posibilidad de encontrarla.
CAVE - RUN - LAKE
Manejo a R4 por la ruta. No le hago caso a las indicaciones, después de todo sé como llegar y no puedo concentrarme en eso.
Repito su estrofa una y otra vez en mi cabeza, hasta puedo imaginar el color de su voz diciéndolo...¿qué estoy esperando encontrar? 
Mi mente dibuja todo tipo de posibilidades, banalidades que se pierden en trazos de oscuridad. ¿Cómo piensa lograrlo? ¿qué descubrió?
Y más importante aún, ¿porqué no me lo dijo antes?


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Capítulo V


Piso con determinación mientras me arraigo de los troncos para evitar caerme. Mis manos tiemblan y las cartas con ellos. 
No sé a dónde me dirijo, ni siquiera sé que busco.
Me detengo en seco en medio del bosque. Los árboles tratan de ocupar cada metro de tierra virgen mientras el sol del mediodía traspasa las copas. 
Claro que estuvimos aquí pero ¿cómo se supone que debo identificar el lugar exacto? No hay coordenadas ni malditas indicaciones. Camino en círculos buscando algo con la mirada, quizá un cartel, una seña, lo que sea que me guíe a donde sea que debo ir.
Después de cinco minutos más de caminata freno mi cuerpo guiado por la lógica de saber que es imposible encontrar algo que no sabes que es. 
Suspiro y abro las cartas. La impaciencia crece y la ansiedad con ella.
Vamos Alexandra...¿dónde estas?
Como si fuera a propósito, la frase golpea resonando en el fondo de mi cabeza. 
El lazo dura para siempre.
Ahora reconozco el claro en el cual me encuentro. Estamos los dos en el medio del verde, hablando.
Camino lentamente con miedo a olvidar lo que mi mente comienza a mostrarme.
Es un recuerdo.
- Entonces dices que crees en el destino...
- Por tercera vez James, creer en que las cosas van a darse de cierta manera no quiere decir creer en el destino.
- Alexandra...esa es exactamente la definición de la palabra 'destino'.
- Para tu información, la palabra 'destino' no quiere decir lo mismo que 'estar destinado a algo'... ¿sabes

qué? He perdido el hilo de la conversación.
- Me encanta que te olvides de las cosas...si quieres puedo hacerlo otra vez.
- Oh maldito seas James...te sale tan bien que te envidio.
- Lo sé...lo sé. Vamos, sigue con tu teoría.
- ¡La teoría! Eso era entonces, gracias.
- Un placer.
Ya estoy tan cerca que puedo vernos con total claridad. Tenía el cabello más corto y ella todavía no lo había perdido. Sonreíamos impulsivamente, nos mirábamos con profundo deseo...éramos felices. 
-Creo...que si dos personas están destinadas a converger en un punto, entonces el universo siempre hallará la manera de realizar esa conexión...y más aún cuando todo parece destruirse, esa conexión hallará la forma de realizarse. El lazo dura para siempre, no puede destruirse algo tan verdadero. A través del tiempo, a través del espacio, ese punto de convergencia siempre hallará la manera. El universo, nosotros humanos...somos una sola cosa James. 
Alexandra gira la vista y deja de observar el 'yo' de mi recuerdo. Su mirada atraviesa los árboles de manera horizontal, como un paneo perfecto provocando los latidos más fuertes que jamás haya sentido.
Ahora observa el punto en el cual me encuentro y, una vez más, todo se detiene.
- Siempre lo fuimos.
Su mirada yace intacta y tras pronunciar esas palabras siento su mirada penetrarme a mi, al James real. Todo mi ser exclama a gritos su nombre en silencio, creyendo en aquella imagen irreal que de alguna

manera mi mente se ingenió en crear de manera tan perfecta. ¿Estaré volviéndome loco?
Éramos algo así como el último rastro de inocencia que quedaba. Aún no había comenzado el tratamiento, todavía no entendíamos por completo lo que íbamos a vivir, no nos arraigábamos a falsas esperanzas porque no tenían sentido. No aún.
Cierro los ojos para obligar a mi mente a continuar haciendo lo que sea que hace y la observo deseando con todas mis fuerzas, que esté allí de verdad.
-Y siempre lo seremos.- Digo en un hilo de voz tan fino como mi cordura en este momento.
Alexandra pestañea levemente y suspira antes de volver su mirada al otro James. 
Me pongo de pie guiado por el impulso de seguir mi recuerdo a donde sea que vaya.
-¡Juguemos a un juego!
-¿A qué quieres jugar Alex?
-A las escondidas.
-¿De veras?
-¿Tú no quieres?
-No quiero perderte de mi vista.
-Pero de eso se trata el juego James...Me pierdes y luego me encuentras.
-No lo sé...no estoy listo eso en este momento en particular. Quiero tenerte a mi lado.
-¡Uf! Seguro sólo lo dices porque no sabes donde esconderte.
-¿Ah si? 
-Si...seguro eras de esos que se escondían debajo de la cama o detrás de una puerta...tan obvio.
-Entonces dime, reina de las escondidas...¿dónde te esconderías tú?
Alexandra se arrodilla en su lugar y observa un poco el entorno. Me acerco un poco más a nosotros y me quedo quieto mientras ella acaricia un árbol dedicándole su completa

atención.
- Aquí...este es el mejor escondite de todos.
-¿Por qué? Es el tronco más común de todos, ni siquiera es grueso...¿de qué sirve?
-Justamente por eso. Es común, todos obvian lo común. Puedes pasar desapercibido.
 -Te diré algo...tú nunca podrías pasar desapercibida.
Nos besamos y entonces cierro los ojos dejando ir el recuerdo. Eso sí que no creo poder soportar.
Otra vez sólo en el claro, avanzo con la mirada clavada en aquel árbol. Tengo miedo de tocarlo y que desaparezca como ella...quizá la última opción que me queda para volver a sentirla de alguna forma.
Trago saliva y acaricio la corteza. Mis dedos se topan con algo suave y entonces presto más atención.
Un listón rojo. Vuelvo a sentir un repiqueteo de ansiedad y nervios mientras tiro de él con poco cuidado sacando un papel enrollado en el listón.
El mejor escondite de todos.


James,
No me odies por hacer esto de esta forma. Quisiera que entiendas mis propósitos pero tengo tiempo de sobra para explicarte eso. 
Cada vez que vivas algo en particular, algo que señalé en alguna de todas las cartas, la cogerás, la leerás y me encontrarás a mi hablándote a ti. Podrás responderme, cada vez que necesites o simplemente quieras hacerlo...este será nuestro lugar James. Podrás venir aquí y yo te prometo, que a pesar de no saber como funcionan las cosas del otro lado, estaré allí contigo. Esta es la manera. 
Antes que nada, deberás hacer algo. Mamá aceptó mi

decisión de ser cremada pero con la condición de que se quedaría con un frasco de cenizas. Sabes que no pude negarle eso pero no puedo dejar de pensar en que quizá en este momento haya parte de mi encerrada en las paredes de casa. Busca ese frasco y reemplaza las cenizas por otras. Quédate con las verdaderas y tráelas a este lugar. Cuando llegue el momento sabrás que hacer con ellas. 
Esta es la última carta que he escrito y sin embargo la primera que te lleva a este punto. ¿No lo ves? 
Creíste que no podía pasar desapercibida y sin embargo nunca lo notaste. 
De eso se trata el juego James...me pierdes y luego me encuentras.
Alexandra.
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21 de Julio.
Sesenta y cinco días desde que te perdí y uno desde que te volví a encontrar.
Hola.
Bueno supongo que eso es lo que se dice... Hola Alex. 
Guau...supongo que no me tardaré en acostumbrar a esto pero vaya que es extraño.
Tengo muchas cosas para contarte, ¿te haces una idea? Sesenta y cinco días.
Me sorprende como te las has ingeniado para hacer esto. Y si...me di cuenta del color del listón ¿Cómo obviar ese detalle?
El árbol luce un poco más bonito ahora que decidí atar el listón al tronco. Claro que si tú fueras quien estuviese haciendo esta especie de 'santuario' sería diez veces más lindo. Le podrías fotografías y colgarías ese tipo de objetos extraños que te gustan a ti. Hasta serías capaz de poner luces alrededor del tronco.

¿Ves? Si estuvieras en mi lugar lo harías mucho mejor pero claro...espero que te hayan gustado las margaritas de todas formas.
Ayer después de leer tu carta volví a llorar. Lo extraño fue que no sentí dolor, sentí...paz. Alivio de volver a encontrarte, como tú misma explicaste. No sé como hiciste para pensarlo todo, ya se que lo dije antes pero no dejas de sorprenderme. Y no quiero que dejes de hacerlo. 
Deberías saber que me mudé a tu casa. Florence y George son eso que nunca creí necesitar pero que sin embargo ahora entiendo...
Me recuerdan mucho a ti Alex, por más que odies oírme diciéndotelo (¿O sería 'leerme'?) Prometí cuidarte y ellos forman parte de esa promesa. Pase lo que pase, estaré allí para ellos así como ellos lo estuvieron para mi. 
Te extrañan Alex...joder, que no les cuesta admitirlo. De a poco entiendo de dónde adquiriste tus poderes sobrenaturales de percepción y entendimiento.
Cuando llegué a casa busqué el tarro con las cenizas. No me fue fácil pero dicen que cuando un propósito nubla tu mente ubicándose en la única prioridad, lo atraes. 
Estaban en el último cajón de su cómoda. En lo personal nunca guardaría cosas que me importan en el último cajón...es 'demasiado obvio'. No sé si se te cruzó por la cabeza que prender un fuego en la mitad de Agosto es un tanto extraño...al menos Esther me dedicó una mirada confundida mientras vertía las cenizas en un plato. Sinceramente no había pensado en la posibilidad de que me viera. 'No lo sé y tampoco lo quiero saber'

me dijo mientras se retiraba del living con el trapeador en mano. Le agradecí sonriente y seguí con mi deber. No lo fingí, simplemente me causó cierta gracia. 
Eché las cenizas falsas en el mismo tarro y con cuidado vertí las verdaderas en una de tus latas de fotografía.
Sé que te resulta estúpido que le tenga cierto respeto a tus cenizas pero no puedo evitar pensar que parte de tu cuerpo está allí presente. No quisiera discutirlo contigo, y aunque quisiera no podría porque me dejarías tumbado tragándome la respuesta...como siempre. 
La caja con las cenizas está ahora al pie del árbol, me las ingenié para enterrarla cerca de las raíces, no me cuesta imaginar lo mucho que te gustaría pensar que formas parte de la naturaleza de forma literal. 
Alex estos sesenta y cinco días han sido un agujero negro. Tuve miedo de recordarte, creí que podía superarte de un día para el otro, otra vez...supongo que es una vieja costumbre ¿sabes? Creer que puedes olvidar a alguien como tú así sin más. 
De alguna manera la vida se las ingenia para hacértelo miserable. 
¿Puedes creer que comencé a ir al psicólogo? A qué no adivinas quién me atiende...la doctora Seymour. No la conocía, solo por cuentos de Florence y lo único que escuché de su parte fueron siempre halagos y palabras cargadas de positivismo. Claramente mi propia visión fue completamente contraria. 
Lo primero que hizo fue preguntarme por ti...pensé que estaba haciendo una broma de mal gusto así que me quedé en silencio haciendo de cuenta

que no había oído nada. Volvió a preguntarme pero esta vez era algo así como '¿Cómo era ella?'. Puedes imaginar mi reacción, no fue para nada amigable. En fin, me dio una especie de tarea que consiste en escribir lo que pase por mi mente y entregarle uno en cada sesión. 'Reporte' lo llama ella...
Aunque odie admitirlo, dijo algo muy cierto. Dijo que tenía que aceptar que fuiste parte de mi vida, pretender olvidarte no era la solución. Supongo que ahora lo entiendo un poco más. Tuve sueños contigo. Quizá algunos las tildarían de pesadillas pero siéndote sincero, no las puedo creer así si estabas tú en ellas. 
¿Te conté ya que vi un cometa? El día de mi cumpleaños. Hasta puedo oírte decir 'qué cliché' en algún rincón de mi mente. Es gracioso lo que uno puede llegar a inventar en su mente para no sentirse tan solo. 
Tus papás están muy ansiosos con esto de la universidad. Claro...aún no lo sabes. 
En septiembre comenzaré a estudiar música. Lo sé, siempre lo supiste. De no haber sido por ti juro que estaría estudiando cualquier cosa que me permita subsistir como persona normal. Vivir de lo que uno ama...sigo teniendo mis sospechas pero el tiempo dirá. No me es fácil aceptarlo siquiera. Después de todo sigo siendo muy humano y consiente de la realidad. 
Ya está anocheciendo. Le prometí a George que pasaría a buscar a Florence por lo de Lily, su automóvil sigue en el mecánico. Tengo un poco menos de dos horas para volver a Beechmont. ¿Te he dicho ya lo mucho que te extrañan? Thompson, toda tu familia...hasta me crucé con Sam el encargado de mantenimiento del instituto ¿lo recuerdas? El dice que sí y que eras una señorita excepcional. Claro que te conocía.
Thompson y Verni se casarán el año que viene, ¿puedes creerlo?
Tenías razón...aguantaron demasiado tiempo, tiempo que podrían haber comenzado a usar desde antes. Pero supongo que de eso se trata la vida ¿verdad? Tiempo para entenderlo, aceptarlo, admitirlo...y sin embargo tan poco para vivirlo.
Te estaré esperando Alex. Prometo respetar los tiempos de cada carta. Después de todo, siempre lo supiste.
Con amor, 
James.


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Capítulo VI


-James esto es...guau- Dice la doctora Seymour mientras se quita las lentes para observarme con sus mirada azul y puntiaguda. 
Han pasado tres semanas desde mi primera carta a Alexandra. Cuando me tocó escribir el reporte de esta semana quedé una hora varado frente a la hoja de papel vacía. ¿Era todo esto un secreto entre Alex y yo? Nadie tenía porqué saberlo y aunque alguien más lo supiese, como la doctora Seymour, jamás lo entendería. ¿Para qué gastar palabras en explicaciones que nunca serán comprendidas? Entonces era un secreto. Es un secreto y seguirá siéndolo. Resolví escribir algo esperanzador, un poco del tema universitario y las ganas que tenía de comenzar una nueva etapa. Es una mentira disfrazada de verdad o quizá una verdad disfrazada de mentira.
La doctora suspira con vehemencia. Supongo que está esperando a que diga algo.
-Bueno...debo admitir, siempre creí que lo lograrías.- Dice ya rendida.- Sabía que entenderías que no fue tu culpa.- Claro que si...claro que traería el tema. La gente no olvida. -Sabes James, cuando Florence me contó sobre tu... 'ataque' después del egreso...supe que no es que habías perdido la razón. Simplemente la extrañabas y no querías admitirlo.- Dice con una sonrisa de esas que te echan cuando te tienen lástima.- Y está bien, a nadie le gusta admitir su debilidad. Destrozar tu hogar y pasar una semana dando vueltas en un automóvil... tú mismo sabías que no podía durar mucho. 
¿Por qué tiene la necesidad de hablar de eso?
-No es mi

hogar.- Digo cerrando los puños con fuerza para retener el enojo que lentamente hierve en mi interior. Hacía mucho que no sentía esta angustia. Exactamente desde aquél día.
-Puedes destrozar, romper y correr todo lo que quieras pero en algún lugar de tu interior sabes que no puedes dejar ir algo que todavía no aceptas.
La observo fijamente evitando recordar. Es imposible.
7 de Agosto. 
Ochenta y dos días desde que te perdí y dieciocho desde que te volví a encontrar.
Alex,
Sentí que debía contarte esto, al menos sé que debo escribirlo para luego olvidarlo por completo. No sé si vale o no pero siento que debo dejarlo ir.
Llegué a lo que antes era mi casa, hacía calor. La túnica azul era mas calurosa de lo que parecía. 'Ve, coge tus cosas y ven para casa. Evita verlo, ¿si? Te estaremos esperando.' Me dijo George a modo de despedida mientras arrancaba el motor de mi automóvil. No había cosa que me abrumara más que ver a mi padre otra vez. Había jurado no hacerlo más y todo hubiese ido mejor si hubiese podido evitarlo pero tenía que volver para coger mis cosas si verdaderamente quería dejar ese lugar para siempre. Una vez cogidas mis pertenencias no tendría que volver nunca más. Al menos eso fue lo que me repetí a mi mismo antes de abrir la puerta. 
El olor a alcohol añejo no tardó en ingresar por mis fosas nasales. Habían botellas de todo tipo pero abundaban las de ron y whisky escocés, su favorito. Las ventanas estaban cerradas y hacía más calor que afuera. Lo único que lograba escuchar

además de la inseguridad que crecía en mi interior era un profundo silencio cargado de un ritmo ligero. El ventilador de techo estaba encendido pero no hacía correr ni una gota de aire. Recuerdo que detuve mi mirada en él mientras el abría lentamente sus ojos, como despertando de un profundo sueño. 
La realidad me golpeó tan fuerte que comencé a contener los espasmos de respiración agitada que comenzaban a brotar de mi cuerpo. 
-Hijo...-Me dijo con la voz más ronca que nunca. Terminó de abrir los ojos. Estaban tan rojos y vidriados que no me costó recordar la muerte de mamá y mis hermanas.- Me enteré sabes.
Trató de ponerse de pie pero solo logró levantar la cabeza. 
Me quedé inmóvil, aún sintiéndome indefenso y enormemente resentido.
-Supongo que te diste cuenta de que era hora de volver a casa.- Dice sonriendo, aún con la mirada entrecerrada.- Ahora lo entiendes ¿verdad? La muerte. 
Todo creció en cantidades enormes y la tensión abrumó todo espacio existente. No entendí por qué no podía moverme.
-Si esperas mi perdón James, deberás saber que te lo dije y muy claro...te creíste infalible como siempre lo hiciste pero ¿ves? La vida te ha jugado una dura esta vez. Nunca escuchas pero ahora debes hacerlo, no tienes más remedio...lo has perdido todo. Si, lo sé...me odias. No es ninguna sorpresa pero en algún lugar de tu cabecita terca sabes que no soy tan malo como me pintas. Estoy justificado James y ahora tú también lo estás. ¿Quién lo hubiera dicho?- Dijo antes de tragar directo de una de las botellas.-

Padre e hijo unidos por la misma desgracia. Ahora entiendes lo que se siente saber que hagas lo que hagas, no podrás volver el tiempo atrás. 
Las lágrimas brotan sin permiso aunque de manera silenciosa. 
-Oh James, ven aquí y coge una botella, la que más quieras ¡Brindemos!¡Por tu madre, tus hermanas, por Axel!- Dijo abriendo los brazos mientras una ola de odio me recorrió por entero. 
Ahí es dónde comenzó. Destrocé su casa, rompí sus botellas y todo lo que podía quebrarse. Grité como nunca entre llantos y frases que ya no recuerdo. Lo que sí recuerdo fue su sonrisa vengativa, aún tiemblo con tan solo recordarla. 
Me detuve cuando no quedaba nada más por romper. Bajé la mirada y observé mis manos. Estaban cubiertas de sangre.
No me tardé en procesarlo, podía verme a mi mismo reflejado en él. Di un último suspiro tembloroso y me alejé de allí con mis cosas, al menos las que quería conservar. 
Una vez dentro del automóvil me sentí derrotado. Manejé sin rumbo por cuatro o cinco horas. Ya atardecía y estaba en medio de la nada misma. ¿Qué mejor lugar para dejarse derrotar? Comencé a correr hasta que las piernas no me dieron para más. Tropecé y me quebré en un llanto desahogado, librando de mi interior todo ese sonido que antes había evitado sacar. Al menos allí no había nadie. Nadie para impresionar, nadie que me juzgue, nadie que me oiga. 
Pasé quien sabe cuanto abrazándome a mi mismo, perdido y mal gastando el tiempo tratando de probar algún punto si es que había alguno. ¿Lo encontraría

alguna vez?
Tras recordar todo esto después de una no tan agradable y no por eso menos típica visita semanal a la doctora Seymour, ingresé a R4. Me vi a mi mismo reflejado en el espejo retrovisor y lo volví a recordar. Parece mentira que uno mismo pueda llegar a olvidarse de cómo es. Vi después de mucho tiempo mis ojos verdes, endosados de cansancio, el cabello más despeinado que de costumbre y una pequeña barba que comenzaba a crecer.
Lo único que siempre temí fue parecerme a él y parecía estar lográndolo. Quedarse estancado, no saber para donde ir, ahogar tristezas infinitas en alcohol... al menos eso no, yo elegí el cigarrillo. Parece ser que por más que uno trate de evitarlo, heredar de antepasados es inevitable. ¿Pero no es viviendo acaso como uno termina de formarse? No quiero vivir mi vida desperdiciando los minutos encerrado y resentido, sin animarme a ser lo que verdaderamente quiero ser. 
Al menos tengo certeza de eso si es que de algo puedo tenerla.
Dejo de escribir y saco el encendedor de mis pantalones. El clima en el lago es de lo más engañoso y más al atardecer. 
Tapo la pequeña brisa con la misma mano que sostiene la carta y observo la pequeña chispa de fuego que prende el papel. Escucho la hoja chamuscarse y la brisa mentirosa llevarse el humo. 
El aire es mas liviano aquí, hasta parece que es más fácil respirar.
Suspiro mientras suelto el último rastro de fuego y, al fin, descanso.
Estoy dejándolo ir.
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-¡No puedo creerlo!- Grita

Ronan del otro lado de la licorera apenas ingreso.
Hacía meses que no ingresaba a este lugar. Se siente extraño hacerlo sin una mochila con mudas de ropa. Sonrío y el olor tan peculiar no tarda en llegar a mi olfato.
Huele a cerveza, perfume de limón y aire acondicionado. 
-¡James, eres tú amigo!- Le acompaña Conor con un tono más calmo aunque igual de eufórico mientras sale del mostrador.
-¡Hola chicos!- Les respondo tras abrazarlos.- Guau...vaya que han cambiado las cosas por aquí.
Observo con más detenimiento el espacio y noto una mesa de pool, una bola de boliche pequeña y mesas de árcade contra una de las paredes. Las luces de neón, el trébol y el duende siguen en su lugar. 
-Se llama crecer con la juventud, amigo.- Dice Conor palmeándome el hombro.- ¿Te gusta?
-Claro que si.- Respondo rápidamente. Claro que...no tanto, en realidad.- ¿Cuando se les dio por esto?
-Ah, ya sabes...dos meses.- Dice Ronan mientras abre una cerveza y nos sirve un vaso a cada uno.- Algunos cambios son necesarios.
Asiento en silencio y doy un trago a la cerveza. Hace mucho que bebía de estas. 
-¿Cómo estás tú, amigo?- Me pregunta Ronan después de unos escasos segundos en silencio.?contra una de las paredes.ament amigo.- de pool, una bola de boliche pequeña y mesas de arcade contra una de las paredes.ament
-Estoy bien.- Respondo antes de darle una mirada a la botella fría deseando dejar de oír esa pregunta de una buena vez.- Preparándome para comenzar la universidad.
-¡Vaya noticia!- Dice Conor.- ¿Estudiarás

música entonces?
-Parece que si.- Le digo asintiendo y asimilando el hecho mientras lo pienso.- Las clases comienzan en una semana así que ya puedo volver a trabajar.
Ambos se miran aún con cierta indecisión.
-Eso es...verdaderamente genial James.- Dice Ronan.
Asiento y noto que Conor observa su vaso pensativo.
-James, siempre tendrás un lugar aquí disponible para ti y más ahora que como verás estamos...'expandiendo fronteras'. Te queremos aquí. Eres nuestro amigo y sabes que puedes confiarnos lo que quieras, así que no me tomes a mal pero ¿Después de todo lo que atravesaste...con Alex? ¿crees estar...listo?- Dice Conor con esa delicadeza propia de quienes elijen sus palabras con cuidado antes de decir algo de más.
Ronan me observa esperando la misma respuesta. Bajo la mirada mientras muevo mis dedos a través del vaso.
-Alex no está.- Digo aún sin levantar la vista.- Pero yo sí.
Trato de evitar escuchar la voz que resuena en algún lugar de mi cabeza. Claro que está, aunque no sé si me lo imagino. De todos modos no podrían entenderlo.
Estoy bien así.
Conor sacude la cabeza como queriendo dejar el tema y Ronan apoya el vaso.
-¡Okay!- Dice Ronan levantando el volumen de su voz.- Entonces, te recomiendo que te pongas el uniforme, comienzas esta noche.
-¿Qué?- Pregunto aún incrédulo.
-¡Inauguración de la temporada!- Me responde con una sonrisa típica.- No ibas a creer que la haríamos si ti, ¿verdad?
-Aún puedes pensarlo James.- Repite Conor echándole una mirada poco amistosa a su hermano.
-Estoy

bien Conor, gracias.- Le respondo aun sentado.
Conor se pone de pie y atiende el teléfono celular. ¿En que momento comenzó a sonar la música en el pub?
-¿Y bien? ¿estás contento?- Pregunta Ronan con extrema euforia alzando su vaso en el aire.
-Creo que si.- Respondo imitando su tono y fingiendo algo así como una sonrisa.
-¡Entonces yo también!
Chocamos nuestros vasos en el aire y atrapo la ropa que casi me hace volcar la cerveza.
-Bienvenido de vuelta.- Dice Conor aún con el celular en mano y bajando el baso tras lanzarme el uniforme. 
Observo las ropas negras y blancas entre mis manos mientras las luces de colores bañan en falsas percepciones todo lo que yace a mi alrededor. 
Cada vez hay más gente, la música aumenta y las botellas comienzan a salir de las heladeras. 
Supongo que ya era hora.
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Me observo en el espejo antes de salir. Moño, camisa, pantalones ajustados. Retiro las manos del lavabo y con ellas el peso que ejercía mi cuerpo en los brazos. 
Está bien ¿verdad? Esto es lo que espera la gente de mi...seguir adelante. 
Lo gracioso es que todos esperan una reacción en particular pero por algún motivo últimamente no puedo cumplir ninguna expectativa. Solo las de George y Florence, aunque en el fondo sé que es por lo mejor, ellos siempre van a velar por mi.
Con respecto a los demás...¿cómo se supone que uno deba olvidar cuando todas las miradas gritan lástima o un millón más de expectativas? 
Pretender para satisfacer falsas compasiones. La compasión

es desagradable. ¿Y lo peor? A nadie le importa como te sientes en verdad.
Suspiro y abro la puerta. 
El olor a limón y aire acondicionado comienza a variar de tonalidad, transformándose en alcohol, cigarrillos y aire abrumado. Definitivamente esto es una fiesta. No entiendo en qué momento acepté esto, ya comienzo a sentir dolor de cabeza y todavía no atendí ni un cliente.
Camino hacia el mostrador y tomo una libreta de pedidos nueva. Observo el entorno y me dirijo a la primera mesa.
Hay gente bailando en el centro del lugar, otros tomando en la barra y pocos teniendo un plato decente. Los televisores pasan imágenes psicodélicas y animaciones de mujeres con poca ropa...¿qué pasó con los partidos de fútbol?
Han pasado apenas dos horas cuando la música comenzó a tornarse más alta, cosa que no creía superable. La gente baila, sonríe, mueve sus brazos en el aire...pretende vivir un momento que todos sabemos que no existe.
 -¡James!- Me grita Ronan a tan solo un par de metros de distancia del otro lado de la barra- ¡Ve por los frutos rojos!
He preparado tragos en la última media hora junto con estos dos extraños que están a mi lado, pero ¿frutos rojos? ¿de qué rayos habla?
-¡Pero no tenemos...!- Le digo inclinando mi cuerpo para hacerme oír un poco más mientras el se acerca sosteniendo una botella en su mano.
-¡Claro que sí!- Exclama en una sonrisa exagerada.- ¡Es el trago de la temporada!
Asiento incrédulo y camino hacia la cocina evitando tropezar con tantos seres humanos. No quiero tener contacto físico con ninguno de ellos pero sin embargo me paseo como burbuja en un profundo vaso de agua, con el único propósito de llegar a la superficie.
¿En que momento cambió tanto este lugar? Dios mío, creo que voy a colapsar.
Subo el última escalón antes de llegar al descanso y escucho a mi pasar un llanto de mujer. Giro la cabeza como acto reflejo y encuentro a la fuente emisora dentro del baño de mujeres, tapándose la cara con las manos. Pareciera que no le importa que alguien como yo la oiga llorar. 
Trato de obviar la situación y seguir camino a la cocina pero no puedo fingir, no estoy de humor. Cualquier cosa antes que volver allí abajo y además...hay algo en su llanto que me produce cierta calma, como si pudiese olvidarme de mi cabeza por unos segundos.
-Ey, ¿estás bien?- Le pregunto ingresando al espacio con cerámicas rosas por vez primera.
Tiene una estatura notablemente menor que la mía y lo único que puedo notar de ella es que lleva el cabello rubio y suelto. Y un notable perfume de flores.
Levanta la vista sin cuidado y me observa como a cualquier otro extraño. 
-No.- me responde antes de secar sus ojos con la yema de sus dedos.- ¿Y tú?
Suspiro ironía y vuelvo a observarla con resignación.
-No.


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Capítulo VII


CUANDO SEA TU PRIMER DÍA DE UNIVERSIDAD
Guau James. No puedo creer que estés comenzando esta etapa en tu vida. Sabes que no lo digo por lo académico, conozco tus valores y sé lo mucho que amas la música y decir las cosas de otra manera.
¿Cómo es la universidad? ¿Todos ellos cargan instrumentos? ¿Cómo son los pasillos?¿La música suena allí también? ¿Se mezcla con la de otros salones?
¿Sentiste nervios cuando ingresaste?¿De que color son las puertas? 
Hubo una vez que estábamos durmiendo una siesta en mi habitación, como solíamos hacer muy a menudo. Estaba acostada sobre tu pecho, tú dormías y yo fingía hacerlo como otra de tantas veces. Recuerdo que me dijiste que te despierte cuando lo haya hecho yo pero la verdad es que estaba fascinada con tu respiración. Si puedes hacer música con el simple sonido de una respiración calma y dormida no puedo imaginar lo mucho que podrás hacer con tu voz y una guitarra. ¿Has elegido otro instrumento o te quedas con ese?
 Quizá creas que me lo estoy inventando pero James, siempre supe que lo harías. Sé que la fatalidad del circulo humano de vida en este mundo te angustia tanto como a mi pero a diferencia de mi, estás dispuesto a ceder por él. Sé que en este eterno pero breve lapso de tiempo me entendiste en cierta forma...al final el único que terminaría triunfando eras tú, encontraste ese punto medio. Sabes como fingir ciertos colores para pertenecer en este mundo James y eso es un talento. Saber como sobrevivir es poder y de los más preciados. Admiro

eso de ti aunque ni dediques tiempo en tu vida para apreciarlo. 
Empatizas y así sobrevives. ¿Sabes cuantas personas pueden hacer eso James? No tengo idea pero seguro son pocas y definitivamente yo no soy una de ellas.
La gente te ama, tienes el poder de empatizar con cualquiera pero yo no, por eso me aferré tanto a ti. Yo huyo de todos, puedo desaparecer. Ese es mi poder.
Tuya por siempre,
Alexandra.
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28 de Agosto.
Ciento tres días desde que te perdí y treinta y nueve desde que te volví a encontrar.
Alex,
Perdona la tardanza. La mudanza a Indiana fue más atareada de lo que imaginaba. No por la distancia, después de todo son solo dos horas y pico de viaje y desde Louisville, apenas dos. Desprenderme de tu hogar y tus padres fue a parte más difícil. Por más que prometimos visitas todas las semanas no me siento bien dejándolos solos en la mansión Goodman. Siento que a cada persona que la abandona se agranda más y ese lugar es cada vez más difícil de llenar. 
Viajar hasta aquí con la mudanza no fue problema, no creo haberte contado pero tus padres me regalaron un automóvil por mi cumpleaños. Puedes imaginar mi reacción cuando lo vi. Recién ahora lo estoy estrenando, dejar a R4 fue difícil pero estará bien. Costó ¿sabes? 
No tienes idea de lo mucho que te agradaría la universidad. La gente es auténtica, está allí por que quiere, nadie le obligó a hacerlo. Esa es la parte que más me recordó a ti, es como estar en un espacio cargado de autenticidad. Pero recién llevo cuatro

días aquí, supongo que el tiempo dará a conocer todos los colores de este ambiente. Ah, las puertas son blancas, imposible no notar ese detalle. 
Mi compañero de habitación se llama Cole. Es un tipo relajado, de esos que les importa un coño todo. Para que te lo imagines, lleva lentes cuadradas y cabello oscuro y notablemente enrulado. Es tan flaco que me recuerda a aquella chica del instituto que una vez casi se desmaya en la cafetería, ¿la recuerdas? Tiene pecas y un acento propio del sur, Tennessee para ser exactos. No es mi fuerte pero me acostumbraré. Toca el bajo así que ya nos puedes imaginar el primer día compartiendo algunas melodías. 
Creo que elegiré el piano como segundo instrumento opcional, el salón de piano tiene una energía distinta. Cada vez que paso por allí siento notable atracción, podría pasarme horas escuchando los sonidos del otro lado de la puerta.
¿Te conté ya que tus padres me regalaron una guitarra nueva? Nunca se las pedí, simplemente apareció sobre mi cama ayer por la tarde. Volvía de clase con Cole y la encontré dentro de un estuche marrón, había un cartel que decía 'Para James, que enciendas tu vida de música. Te aman, Florence y George.' Es increíble y Cole asegura que es de las mejores. Ahora entiendo un poco más tus típicas quejas hacia los regalos excéntricos de tus padres...me pregunto si algún día dejarán de hacerlo.
Con respecto a los pasillos, la diversidad es impresionante. Gente de cualquier parte del mundo cargando estuches de todo tipo y tamaños, sonidos y melodías distintas

estallando en cada salón, es increíble. No solo la gente es nueva sino los profesores, la organización, las actividades...hay clubs, fraternidades y todas esas cosas. Claro que ya me uní a un club, dicen que es de las mayores formas de integración y además lo creí necesario ya que soy nuevo en esto de la música como algo profesional. Se llama 'investigación de estilos', mañana tenemos la primer reunión después de clase.
El primer día estaba algo nervioso, no voy a mentirte. Fue cuando ingresé a la habitación del campus que conocí a Cole, así que conocer a una persona antes de comenzar la primera clase de iniciación me calmó por completo. 
Al terminar la cursada del segundo día me fui afuera con un libro de ensambles, parte de la lectura obligatoria. Fue cuando salía que vivencié algo fuera de lo común.
Crucé una de las puertas y comencé a alejarme de la entrada, había gente por doquier. Escuché un grito femenino que estallaba en alegría y entonces me di la vuelta como acto reflejo. Creo que gritaba un nombre, Mattew...no quiero inventar pero estoy casi seguro que ese era su nombre. Ya estaba a casi diez metros pero esta chica corría hasta un chico que la esperaba con los brazos abiertos, este tal Mattew. En el momento en que sus cuerpos se unieron y el la alzó en el aire sentí una sensación que estalló por mi cuerpo lanzándome una imagen de nosotros dos en su lugar. Estaban más juntos que nunca, eran felices. Tenían todo lo que nosotros tuvimos Alex. No sé como explicarlo pero fue como sentir un deja-vú, un doble deseo,

una gran satisfacción. Me calmó y hasta sonreí. Fue increíble, como si estuviese viéndonos a nosotros mismos a través de ellos. Ahí fue cuando comencé a escribirte esta carta, podría decirse que me distrajiste de mi lectura obligatoria. Tienes toda la culpa, eres una gran distracción. 
Estoy muy contento con todo esto Alex, no tienes idea de cuanto me gustaría tenerte aquí para que lo vivas por ti misma.
 Ah y ¿sabes cual es tu poder? Aparecer justo en el momento indicado. 
Con amor, 
James.
CUANDO TE SIENTAS BIEN
Sé que la mayoría de mis cartas tratan sobre temas más 'grandes' pero no por eso son más importantes. Creo que sentirse bien es un punto difícil de mantener pero encontrarlo es muy satisfactorio. Si te sientes bien es porque tu vida marcha sobre ruedas y eso James, me hace la mujer más feliz del mundo. Saber que te sientes pleno de alguna manera es todo lo que me resta saber para descansar en paz en algún rincón de tu mente. ¿Qué es lo que te ha sucedido entones? ¿algo especial o es justamente esa rutina que viviste escasamente lo que te hace sentirte bien? Sentirse parte de algo.
Eso me suena a algo que te haría sentir bien. Cuéntame James... ¿de que te sientes parte?
Tuya por siempre,
Alexandra.
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16 de Septiembre.
Ciento veintidós días desde que te perdí y cincuenta y ocho desde que te volví a encontrar.
Alex,
No sé si te conté que tengo un calendario en

donde llevo esta cuenta. Cole me pilló tachando un día más ayer y me preguntó si estaba revisando mi período. Creo que nunca te comenté que tiene un alto sentido del humor.
Se que te gustaba como me quedaba el pelo largo...creo que eso se me fue un poco de las manos. La barba me sienta bien, o al menos eso dice Cole. Si, lo sé. Paso demasiado tiempo con él. Compartimos casi todas las clases y bueno...dormimos juntos. Digamos que tiene una vida sexual bastante activa así que por poco que conozco su cuerpo al desnudo. Quizá debería buscar consejo de alguna mujer con respecto a mi pelo. 
Conocí a un par de chicas, Rhema y Sandy...son geniales. Aunque no tanto como tu, obviamente. Rhema es estudiante de batería y Sandy de canto. También sabe tocar el piano así que a veces cuando pasamos por el salón nos quedamos más de lo usual escuchándola tocar. Creo que a Cole le interesa Rhema. La molesta más que a nosotros y la observa de manera distinta. Noté como la miraba en la exposición de muestras de esta semana. Cole es un personaje distinto, tan típico en lo anormal, de esos que escuchan Jazz en walkmans y Rhema es una chica afroamericana de ojos marrón claros que viste siempre impecable, supongo que también por eso me llama la atención cuando los veo juntos. Creo que hasta Sandy lo notó y eso que es una persona bastante distraída. El otro día le dije a Cole que sea hombre y la invite a salir pero sigue negándome que le gusta. Allá él, ya sé que tu pensarías lo mismo que yo. 
El fin de semana pasado los llevé al Irish Pub. Tomamos

un par de cervezas con los mellizos, estaban muy contentos de tener una mesa llena de jóvenes.
 Mis turnos de trabajo cambiaron por completo. No sé en que pensaba cuando pensé poder manejar dos horas todos los días para ir a Louisville y volver a la una de la mañana. Florence no se tardó en regañarme por eso. Con George insistieron tratando de hacerme entrar en razón, que la vida universitaria es demandante y que debo aprovecharla. No tardaron en convencerme, después de todo me mantienen en mis pies. Arreglé entonces ir a Louisville viernes y sábados, trabajar turno nocturno ambos días y pasar el día del sábado y domingo en Beechmont con Florence y George. Fue una buena decisión aunque admito que me costó tomarla. Me resulta extraño poder disfrutar tanto de todo esto, mis amigos, la música, una vida normal...nunca pensé que lo diría pero si así es la rutina entonces creo que me agrada. 
La semana pasada tuve mi última visita a la Dra. Seymour. Si me era difícil encontrar tiempo para trabajar y manejar hasta Kentucky entonces puedes imaginarte las pocas ganas que tenía de hacerlo por asistir a una sesión de psicólogo. Cruzar por la puerta sabiendo que nunca más volvería a entrar, por que créeme, lo juré en ese mismo instante, fue muy satisfactorio. También sentí cierta pena, admito haber tomado cierto cariño a los notables esfuerzos de la Dra. Seymour aunque hayan sido con el fin de obtener más billetes en su bolsillo. Aquél día entregué mi último reporte. 
Aquí está. Tenía ganas de compartirlo contigo.
Reporte N19
Era esa primera vez que me escuchaste mientras hablaba, y me refiero a escuchar de verdad. Tus ojos se enfocaban en los míos pero podía notar como se anclaban a cada palabra que decía, como si tratases de descifrar lo que ocultaba, como un misterio que no quería ser descubierto. Recuerdo que en un momento bajaste la mirada y sonreíste, tuve que contenerme para no besarte. Eras como un imán, me obligabas a voltearme en aquella primera clase que compartimos. Estabas nerviosa, era notable. Yo me divertía al verte así, tan frágil tan sensible. Podías sentirlo todo, oírlo todo, percibirlo por completo. Por eso también lo sufrías, no podías elegir que sentir y qué no. Te agobiaba formar parte aunque sabías perfectamente como huir y de hecho lo hiciste. 'Cerrabas los ojos y veías'. ¿Qué ves ahora?
Siempre envidié eso de ti, se notaba que lo tenías asimilado y ya había dejado de doler. Formar parte del mundo para ti fue una carga mientras que para mi, el mejor regalo que pude tener.


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Capítulo VIII


CUANDO ME EXTRAÑES
¿Cuánto tiempo ha pasado? Podría hablar de que momento sería ideal pero la verdad es que ninguno lo es. Extrañar es inevitable y lo sé tanto como tú. Estoy aquí contigo James. Yo también te extraño en este preciso momento aunque estemos más cerca de lo que te imaginas. Estás durmiendo a mi lado. Puedo sentirte James. Puedo tocarte, sentirte, tenerte. ¿Quién dijo que la distancia varía el extrañar? A veces extrañamos sin importar la distancia, cerca o lejos...¿qué más da? Solo basta imaginar un poco más allá.
Lo sé...es distinto hablar de eso que vivirlo. Está bien, sé que físicamente no estoy James pero no podemos dejarnos vencer por esto. ¿Acaso no me lees? ¿Acaso no imaginas mi voz en tu oído y dentro de tu mente? Pues bien, aquí estoy. No me pienso mover de este sitio hasta que tú lo exijas.
 Imagínanos recostados en donde tú quieras...el patio de casa, el techo de la tuya, una playa paradisíaca o un valle cubierto de montañas. Mi mano entre la tuya, sólo nosotros dos. 
Cierra los ojos por diez segundos.
Ahora ábrelos.
¿No lo ves?
Estoy aquí contigo.
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-Hola...-digo observando el santuario.- Son ya... ciento treinta y cuatro días desde que te perdí y setenta desde que te volví a encontrar.- Giro mi cabeza un poco hacia ambos lados, ¿habrá alguien cerca?- Veintiocho de Septiembre...bueno, eh...esto es un tanto extraño. Espero que nadie me oiga.- Acaricio mi guitarra y bajo la vista mascullando

en voz baja.- Dios mío, debo parecer un loco.
Suspiro y levanto el cuello. Alcanzo a ver las copas de los árboles que tapan el cielo. Hojas anaranjadas y ocres se tambalean con delicadeza mientras una brisa otoñal las baña por enteras. Creo ver alguna caer mientras me acomodo en mi lugar y vuelvo la vista al frente. 
- Lo voy a decir en voz alta esta vez porque hay algo que quiero enseñarte. La otra noche leí 'Cuando me extrañes'. Sé que creías que iba a pasar algo más de tiempo, quizá un par de años pero no la verdad es que te extrañaba en serio, no servía de nada esperar más años para abrirla así que, lo hice. Me sorprendiste Alex...otra vez.- Me tomo un tiempo para entenderlo, quizá diez segundos o quizá tres minutos. -Ayer tuve que presentar mi primer canción en el club. Sandy y Cole dijeron que era muy clara y el profesor Kiegard sonrió varias veces. Dicen que es muy difícil sorprenderlo pero estoy orgulloso de haber visto su reacción. Quizá encontré la manera de decir lo que quiero pero de otra manera. Y por que sé que fuiste la primera en confiármelo, quería decírtelo. Fuiste...todo y más. Así que esta canción es para ti Alex.- Sitúo la guitarra entre mis manos y paso mi dedo pulgar por la sexta cuerda.- Oh y se llama, 'una canción para Alex'...lo sé, muy original....bueno, aquí va.
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CUANDO TE SIENTAS SOLO
Si hay algo que conozco bien es la soledad. La única diferencia puede ser que nunca lo vi como algo negativo, siempre hice uso de esta como uno de los más grandes tesoros que me tocó tener. Hacer todo

sola, no tener gente pegada dependiendo de tu relación con ellos...pero como todo en su justa medida. La soledad es agradable pero cuando se la evoca. A nadie le gusta sentirse solo cuando ve que otros pueden hacerse compañía entre sí. 
Nunca creí posible encontrarme con alguien en el pasillo del instituto. Me refiero a encontrarme de verdad, como lo hicimos tú y yo. Antes entraba al edificio, cruzaba el pasillo como si fuera un campo minado evitando cruzar miradas con cualquiera esperando encontrar la puerta en mis narices. 
Me cuesta entenderlo James. Me cuesta creer que después de tanto tiempo de negación, llegaste a mi vida y me demostraste lo contrario. ¿De que fuimos culpables en ese primer momento entonces? ¿De permitirnos esa realidad que nos pasaba, esa atracción que sentíamos en conversaciones fugaces y momentáneas como 'cual es tu color favorito' o 'el trabajo de literatura'? ¿De mirarnos a los ojos sabiendo lo que el otro piensa y enamorarnos de la forma de pensar ajena? ¿De sentirnos entendidos de a momentos en un mundo donde la verdadera comunicación se da entre pocos? ¿De pasarla bien criticando al mundo y su desagradable sistema? No lo creo. Esas cosas nos pasaron, por deliberación de las energías, el destino, el mundo, nuestras propias vibras mentales y físicas. Nosotros no decidimos a quien querer ni como hacerlo. Los contextos lo determinan. 
Ese fue nuestro contexto James, esa fue nuestra realidad y esos dos fuimos nosotros. 
Nunca más nos sentiríamos solos. 
Si tú me das un poco de

tu tiempo yo te prometo darte cada molécula de mi ser.
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5 de Noviembre.
Ciento setenta y dos días desde que te perdí y ciento ocho desde que te volví a encontrar.
Alex,
Sé que pasó algo de tiempo desde mi última carta. Abrí la tuya en Octubre pero supongo que se me pasó el tiempo y tardé en responderte, pero más vale tarde que nunca, ¿verdad? 
Hay muchas cosas que debo contarte. Antes que nada, hace unos días fuimos a la casa de Nanny por el cumpleaños de Lilly. Nunca pensé que siete meses bastaran para cambiar tanto a una persona en su aspecto físico. Las mejillas de tu abuela parecen haber sido succionadas de golpe, luce más cansada que nunca y tiene una rabieta que desconocía en ella. George dice que es normal, parece que la depresión no le agarraba desde que tu abuelo falleció pero ha vuelto a aparecer y esta vez adornada de malestares propios de la vejez. Lilly ha perdido el temperamento, creo haberla oído hablar de un viaje a Sudamérica con la excusa de alejarse. Creo que está bien esclarecer esa distancia cuando sabes que no puedes tolerarla, pero no es lo que yo haría en su lugar. George ya ha contratado a una enfermera que la acompañe porque eso del hogar para ancianos no sirvió más que para darle a tu abuela un ataque de pánico. Más allá de eso, nos pasamos un buen rato. 
Florence está diseñando muchísimo y hasta donde yo sé, pasa su tiempo dibujando en su Tablet. George me contó que está mucho mejor, retomar sus sesiones con la Dra. Seymour

y comenzar un curso de decoración de jardines, la ha ayudado notablemente. Ha vuelto a maquillarse y hasta nos pregunta opiniones sobre sus conjuntos de ropa antes de salir a ver a algún cliente. Estuve más tiempo en tu casa por las vacaciones de verano, al menos cuando era septiembre. Vaya...¿tanto tiempo ha pasado?
Llevé a Cole, Sandy Rhema y Tony al lago. Creo que es la primera vez que te nombro a Tony. Pues bien, es nuevo en la pandilla. Mexicano y aficionado a coleccionar bichos muertos. No me resulta agradable el último detalle pero es algo elemental para comprenderlo, tiene un oído increíble. Escucha zumbidos y crujidos que, te juro Alex, nunca me di cuenta de que existían. No es de los que matan los bichos, sino que solo recoge los que ya están muertos. Es una persona muy delicada que se opone notablemente a la idea de baterista que alguna vez me hice, jamás podría matar ni siquiera a una planta. Supongo que por eso eligió ese instrumento. Los chicos, todos son muy agradables. Estoy muy feliz de haberlos encontrado tan rápido y sentirme tan a gusto así.
Ronan y Conor agrandaron el bar. Decidieron achicar su espacio de arriba y agrandar el balcón, haciéndolo un espacio más del lugar, ideal para fumadores y poco tolerantes a los sonidos nocturnos y abrumantes de un bar. Claro está, es un lugar ideal para mí. 
Hasta pusieron luces, de seguro te agradaría. 
¿Te conté ya que estudiar música es más complicado de lo que creía? Además de leer libros sobre teorías, biografías sobre músicos clásicos y escuchar más

de diez melodías distintas cada día, he tenido que aprender a leer partituras. Cole estudia bajo desde los nueve años y nunca aprendió a leer música que no sea en partituras así que puedes imaginarte que fue de gran ayuda. Pasamos noches repasando antes de los exámenes y admito haber estado nervioso antes de asistir a todos ellos. 
Tengo tantos compañeros que no recuerdo ni la mitad de sus nombres. Una vez traté de prestar atención a las listas pero me di por vencido al darme cuenta que no podía ni pronunciar dos apellidos. Hay gente de Europa, Asia, Sudamérica, de todos lados. Supongo que eso nunca deja de sorprenderme.
Ayer le conté a Sandy sobre ti. Estábamos en el parque y ella hablaba de su ex novio, un aparente futbolista conocido allá en Wisconsin. No sé si te conté ya que Sandy tiene el cabello lacio y oscuro, un flequillo largo que le roza los ojos y sonrisa pequeña. Hay algo en ella que me recuerda a mi hermana Lizza, quizá es su manera de fruncir las cejas al enojarse.
Sentí que era el momento ideal para hacer partícipe a alguien más sobre nosotros. Ya Cole y Tony lo sabían pero abrírselo a una mujer era algo distinto, como una visón desconocida. Traté de describirte de la mejor manera posible evitando ponerme muy meloso. Sabes como pueden ponerse las mujeres con eso. Parecía muy sorprendía aunque dejo en claro que le agradas. Pasó una semana y Rhema no se aguantó en sacar el tema cuando salíamos de clase. Había olvidado lo que era tener amigas mujeres, parece ser que mantener la boca cerrada no es parte de su existencia.
 El clima está fresco. Sé que es un detalle que te gusta oír, la temperatura y la sensación térmica. El lago está más hermoso que nunca y todo parece estar yendo...mejor. 
Leí tu carta volviendo de una fiesta con los chicos. Rhema y Cole estaban a los besos en la cama de al lado. Vienen así desde la semana pasada, Cole al fin se animó a invitarla a salir. Parece ser que la intensidad viene de la mano con la juventud.
Al principio estaba bien, feliz por ellos, tomando cerveza tirado sobre mi cama...
De a poco comencé a sentir que algo se quebraba en mi interior, algo gritaba tu nombre a gritos Alex. Sentí esa necesidad que hace mucho no experimentaba. Querer besarte así, abrazarte, tocarte, sentirte... 
Vacié la botella y me di vuelta para darles más privacidad. Es difícil encontrar un lugar para compartir esa intimidad así que no me costaba renunciar a mis sentimientos rotos para permitírselos. Un par de auriculares y obligarme a cerrar los ojos.
Al despertar me obligué a olvidarte y supongo que así sobreviví el resto de los días hasta hoy. Creo que ese es el secreto para vivir en paz, saber cuando callar ciertos pensamientos y cuando escucharlos. No soy tan fuerte como para vivir pensando en todo lo que perdí. Al menos ya no. Pero aún así fuiste lo más importante en mi vida y nunca podré superar a alguien como tú. Y no me importa que lo entiendan ¿sabes? Nadie más que nosotros tiene porqué entendernos.
Con amor, 
James.


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Capítulo IX


CUANDO SEA EL PRIMER DÍA DE INVIERNO
¿Acaso esperaste un año más o sigue siendo el mismo? ¿Dónde pasarás el invierno? Mamá y papá...¿cómo están? ¿Pasarás navidad con ellos? ¿Qué piensas acerca del árbol de navidad? ¿Hace frío ya o el cambio de fecha no lo ha variado en absoluto?
Siempre encontré este día especial. Hay quienes encuentran el comienzo de una nueva etapa en año nuevo o en sus propios cumpleaños, pero para mi el día que todo se asienta y denota sus cambios es el primer día de invierno.
 El primer día de invierno es muy cercano a Navidad y creo que por eso, es una fecha que siempre me agradó. Claro que no es por los regalos, sabes perfectamente lo que pienso al respecto...tampoco por el caramelo...bueno, supongo que un poco de caramelo y chocolate nunca vienen mal pero hay algo de esta tradición que siempre me agradó. La chimenea, familiares de esos que quieres de verdad, música agradable, olor a canela... al menos así recuerdo las navidades. Es la mejor manera de repasar todo lo que tienes, agradecer por ello y llenarte de fuerzas para comenzar otro año más. 
Cuatro años atrás conocí a la profesora Thompson. Era veintiuno de diciembre, el último día de clases en ese entonces. Estaba escribiendo en uno de mis cuadernos en la cafetería del instituto, sentada en el piso...recuerdo encontrarlo frío. Podía ver las puntas de mis zapatos negros y aniñados si me inclinaba un poco sobre mi cuerpo. La profesora se agachó para llamar mi atención y me preguntó que hacía. Por lo visto

había sonado el timbre pero no lo escuché, todos los alumnos se habían ido a clase. Me asusté un poco y ella lo notó, no esperaba encontrarme a nadie. Estaba muy inserta mi mundo, como siempre. 
Se sentó a mi lado y hubo algo en ella que me dio la confianza suficiente como para mostrarle lo que hacía. Era una poesía adornada con todo tipo de garabatos. Mientras la leía en voz alta yo la observaba a ella. Parecía sorprendida y me dedicó una cálida sonrisa. Me dijo que tenía un libro para prestarme que seguro me gustara lado y hubo algo en ella que m seguro me gustarñnvernalescomo siempre.lenarte de fuerzas para comenzar otro año mharlos. No spía. Nos hicimos amigas aquel día. 
Aquí está el escrito. No sé porque, pero leyendo entre líneas me hace pensar en ti, aunque aquel día estaba muy lejos de conocerte. 
Debajo de las coberturas 
de tu sin fin de alturas,
detrás del color de aquellos ojos.
Sobre el sol naciente
durmiendo a tu lado, 
dibujando líneas.


Golpea con fuerza 
antes de que se cierre la puerta,
es muy tarde para quedarse atrás.
Aún recuerdo el brillo de tu sonrisa
aún sé como se sienten tus manos al tacto.


Me quedaré adentro de esta página abierta,
antes de que hayamos desaparecido.
Es muy difícil pero aún así es la única manera
puedo imaginar la manera en la que bailas cuando estás solo.


Trata de pensar por ti mismo, no hay razón para ocultarse.
Corre e implora el sonido de tu corazón
Grita a todo pulmón,
Cuéntale

al mundo que lo ordinario puede ser lo más mágico.


El viento hace frente a la caída de nuestras rimas
dilas en voz alta, estas vivo.
Apaga los núcleos de tus dudas y deja las mías,
Le recordaré al mundo que debe ser agradable.


Lejos de la realidad debes soñar
Y deja tus miedos volar
Abre tu vista a mis ojos hambrientos,
pronto estaré a tu lado.


Así que por favor,
Si me dudas, dilo en voz alta.
Si no puedes sentirme, alcánzame.
Si piensas en mí, borraré tu mente.
Si me estás esperando, entonces ya no lo hagas.


Pronto me habré ido.
Entonces por favor,
Déjame ir.


Supongo que es loco ¿verdad? Le cambias el contexto a una poesía y se transforma en una amarga premonición.
Tuya por siempre,
Alexandra.
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26 de Diciembre.
Doscientos veintidós días desde que te perdí y ciento cincuenta y nueve desde que te volví a encontrar.
Alex,
¡Hola! Sigue siendo el mismo año y pasé navidad con tus padres, tu abuela Rachel, Lilly, Richard, Fred y Stella. Todos ellos se encuentran perfectamente, se los notaba muy despejados. Nunca había apreciado a tu familia en una situación así y fue justo lo que necesitaba. Los días en la universidad pueden tornarse agitados y repletos de actividades. Las clases, las horas extra, las juntadas con los chicos, salidas, conciertos, muestras, todo eso es parte de mi rutina y aunque lo

disfrute enormemente, frenar un poco es algo que aún aprecio considerablemente.
La comida que preparó Esther para Navidad fue de las mejores cosas que probé en mi vida. No entiendo como esa mujer no trabaja en un restaurant de primera clase. Tiene un paladar asombroso. Florence me había contado que el matrimonio entre Lilly y Richard no andaba tan bien peor parece ser que eso está cambiando. El se portó muy bien y le regaló a ella un viaje a Sudamérica. Parece ser que pasarán año nuevo en Argentina y luego recorrerán todo el sur del continente hasta llegar a Estados Unidos. 
Fred y Stella anunciaron su boda, dijeron que será a fines del año entrante. Estaban muy emocionados y puedes imaginarte la reacción de tu abuela en ese momento. Creo que me dejó sorda del oído izquierdo...o quizá fue Tony el culpable...debería comprarme tapones para los oídos, se me han sensibilizado considerablemente. Por cierto, tu abuela no paró de halagar mis ojos en toda la noche...creo que le gusto.
Lo que no le gustó casi nada fue el regalo que le hice a tus padres, un pequeño gatito de apenas dos meses. Me pareció un gran regalo para tu casa, algo que remplace el vacío que ambos dejamos cuando no estamos. Plumas parece ideal para eso. Ah si, Florece lo alzó y al sentir su suave pelaje dijo que parecía como estar acariciando una alfombra de plumas, de ahí el nombre. 
Estuvimos decorando la casa con Esther y Florence toda la semana, vaya que se toman muy enserio esta fecha en la mansión Goodman. Colgamos luces, carteles y entramos los automóviles al

garaje para evitar el típico problema de nieve. 
Con George nos encargamos del techo, tu madre insistió en poner un trineo y renos de fierro. Nos la pasamos bien a pesar del frío aunque eso sí...creo que aprecio tu chimenea más que nunca. Además de ser el típico centro de reunión, ha de ser el lugar más inteligente para estar en estas épocas. Ubicamos el árbol a la derecha de la chimenea, quedó todo muy...navideño.
Creo que esta vez respondí a todas tus preguntas...ah no, espera. ¿Qué pienso acerca del árbol de navidad? Bueno, creo que el árbol de navidad es un símbolo así como el nuestro. Creo que todos necesitamos de ellos para recordar en una imagen lo mucho que valen las personas que queremos.
Con amor, 
James.
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CUANDO NO PUEDAS DORMIR
Guau...creo que puedo imaginarte perfectamente. Recostado sobre tu cama, panza arriba con los brazos sosteniendo tu nuca. Lo que me cuesta imaginar es el largo de tu cabello, ¿te lo has cortado? ¿qué me dices de tu sonrisa? ¿sigue intacta o estás abrumado últimamente? Tus ojos...esos si que los recuerdo perfectamente aunque nunca me haya alcanzado el tiempo para observarlos por completo y grabar en mi memoria cada línea, cada color, cada forma que los hace ser únicos e indescriptibles.
Ojalá pudiese darte la receta para poder dormir pero creo que contar ovejas no ayuda en absoluto. A mi me pasa que sobre pensar mucho es algo que no permite tranquilizar mi mente y abandonarme al sueño. Descubrí que escribiendo o dibujando lo que mi mente repensaba era la única

manera de plasmarlo y olvidarlo por un rato, al menos hasta despertar. Por eso siempre dejo un cuaderno al lado de mi cama.
Déjame ver si encuentro alguno.
Aquí está...este es de antes de ayer.


Rompamos dicotomías, hagamos oxímorons.
Entremos en el entre, ingresemos en el presente.



Seamos objetivamente subjetivos y subjetivamente objetivos.
Hablemos en silencio, gritemos en vacíos, quebremos lo definido.


Cuestionemos lo indiscutible, discutamos las formas.
Quedémonos en el gris de la diferencia zanjada, permitámonos lo humano.


Aceptemos diferencias, entendamos sus realidades.
Hagamos la revolución uniendo a la izquierda con la derecha.


Creamos en la duda, entendamos la indiscernibilidad.
Dejemos de criticar con 'bueno' o 'malo' y ampliemos las cualidades,
entendamos que no hay una opinión, hay billones.
Opciones, caminos, dudas, realidades e irrealidades.


Revolucionemos el mundo con humanidad.
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31 de Diciembre.
Doscientos veintisiete días desde que te perdí y ciento sesenta y cuatro desde que te volví a encontrar.
Alex,
Vaya que exageras hasta del otro lado. 
Mis ojos siguen siendo verdes aunque sé que nunca serán como tú los describes. Me agrada saber que hay una parte de mi que sigue siendo cierto misterio para ti, cuando te vuelva a ver será motivo para quedarnos horas observándonos. Con respecto a la sonrisa, creo que sigo sin forzarlas pero salen con mayor naturalidad. Me recorté un poco el cabello para que luzca prolijo a pesar de su rebelde naturaleza.
Fue extraño leer esto en presente, fue como estar escuchándote a ti...y esa descripción de cómo me encontraba...vaya, realmente estaba acostado boca arriba con los brazos en mi nuca. Más extraño aún. 
Con respecto a tu escrito...volviste a causarme escalofríos. ¿No te cansas de seguir sorprendiendo día a día a un hombre débil como yo?
Mi insomnio de ayer se debe a que esta noche tocaré por primera vez en vivo. El evento será en el Irish Pub, la banda que tocaría por la fiesta de año nuevo necesitaba un telonero y se me ocurrió la estúpida idea de ofrecerme. En ese momento no sonaba estúpida sino desafiante pero ayer a la noche Ronan me mandó un mensaje diciéndome que ya sesenta y ocho personas habían comprado su entrada para mañana. Creo que ahí me desperté por completo. Mis amigos, tus papás, todos estarán allí esta noche.
Deséame suerte...mi guitarra y yo estamos temblando de los nervios.
Con amor, 
James.


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Capítulo X


CUANDO QUIERAS RECORDAR ALGO GRACIOSO
¿Te acuerdas cuando nos conocimos, aquella primera vez que me pediste indicaciones? La verdad es que cuando sentí la mano en mi hombro me dieron ganas de salir corriendo. Ya estaba planeando poner mi mejor cara de pocos amigos pero no resultaste ser lo que tenía en mente. Verás, ver a alguien tan apuesto y desconocido sin aviso en pleno pasillo de instituto no es algo que me sucediera muy a menudo. Te iba a mandar bien lejos pero no podía. Tu voz fue lo que devino después de tu encanto físico. ¿Qué hacía un inglés perdido en el pasillo del instituto Beechmont? Un lugar insólito para alguien de tus características. Despertaste mi interés de inmediato, no había forma de que te dejara ir de ahí en más...eras lo único interesante en ese pasillo.
¿Qué habría pasado si no me hubieses hablado a mi esa mañana? ¿le habrías hablado a otra? Unos días después viniste a mi casa...el trabajo de literatura. Supongo que el que mamá me haya pillado en ropa interior con el chico nuevo del instituto en mi habitación puede considerarse algo gracioso. Al menos ahora que ya ese día se encuentra muy lejos de nosotros y con ello la vergüenza. Dios mío James...realmente consigues todo lo que quieres. ¿Y te acuerdas de la vez que follamos en mi habitación mientras estaba Esther en la cocina? Menudo detalle omitiste. 
Luego la salida de aquel día, todos los días fueron increíbles y todos ellos cargados de alegría. Hemos pasado muchos momentos graciosos la verdad, no podría quedarme

con solo uno. 
Recuérdalos James. Recuerda todo lo que sucedió antes.
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22 de Febrero
Doscientos ochenta días desde que te perdí y doscientos diecisiete desde que te volví a encontrar.
Alex,
Creo que antes que nada debería decirte que saqué un par de los juegos de luces de tu habitación y me los traje a mi habitación en el Campus. Me costó convencerlo a Cole de colgarlos, dice que nuestra habitación parece un árbol de navidad. 
Debería contarte acerca de la fiesta de año nuevo, han pasado varias cosas. 
La noche fue un éxito. Ronan y Conor me retaron por no haberles mostrado mi dote musical antes y me hicieron jurarles que dejaría de ser camarero en el pub y comenzaría a tocar allí los fines de semana...algo así como un músico ambientalista supongo. Me pareció una buena idea aunque otra vez, desafiante pero resulta que así es como ahora soy músico del Irish Pub. 
Con Tony y Cole formaremos una banda. Tony en la batería, Cole en el bajo, yo en la guitarra y voz lid y buscar a alguien para los teclados...quizá también guitarra eléctrica. Haremos las audiciones la semana entrante, ahora estamos todos medio atareados con el estudio pero como siempre, es algo momentáneo. Volviendo a la noche de la fiesta, toda la pandilla estaba allí: Rhema, Sandy, Cole y Tony. Incluso vivieron algunas amigas de Sandy de la universidad, una de ellas se llamaba Helen, otra Portia y otra Tyra. 
Cuando la vi a Tyra de inmediato pensé de donde la

conocía. No la había visto en la universidad, no...había hablado con ella. Estábamos ocupando una de las mesas más grandes del bar, Ronan no paraba de traernos tragos y cerveza así que la mesa estaba cubierta de cosas. No me iba a acercar a Tyra para preguntarle eso, todavía no había hecho un 'movimiento' desde que te fuiste ¿sabes? Llegué a pensar que me había olvidado en como acercarme a una mujer de esa manera. Fue un alivio, ella que quién se acercó y me felicitó por el show. Le agradecí pero no pude contenerme, le pregunté si se acordaba de mi de algún lado, realmente quería saber si la había visto antes. Es rubia, de estatura baja...'Me viste llorar en este mismo bar' me dijo. Ahí lo recordé.
Verás, meses atrás cuando volví a trabajar aquí, estaba subiendo al depósito a buscar algo para unos tragos que Ronan me había pedido. Mientras caminaba por las escaleras escuché a una chica llorar, me sentí obligado a al menos ofrecerle mi ayuda. Me hice paso en el baño de mujeres sin pedir permiso y encontré a esta chica llorando. Gran coincidencia, ¿verdad? Entonces en la fiesta de año nuevo me pidió perdón por haberla pillado así. Le dije que no se preocupara, que si llorar fuese ilegal yo habría sido el peor bandido de todos. Parece que encontró mi comentario gracioso, yo lo encontré estúpido. Por algún motivo encontraba nuestra charla distinta a las que tenía con mis otras amigas, Sandy o Rhema...verás, no quería quedar como un necio.
Le pregunté por qué lloraba y me contó que había pillado a su novio follándose a su hermana mayor

en su propia habitación esa tarde. Puedes imaginar mi reacción, me había olvidado que habían cosas menos graves en el mundo. Ella me preguntó que me sucedía a mí aquél día, me había preguntado si estaba bien y yo también le dije que no. Así había finalizado nuestra conversación en el baño del pub. Nos interrumpió una llamada telefónica desde su celular, se dio la vuelta y yo me fui, mi trabajo allí había terminado. Cuando me preguntó en la fiesta que me sucedía a mi le dije que era complicado. Ella me respondió que no le gustaba lo simple y yo le advertí diciéndole que era fácil decirlo. 
Le conté sobre ti Alex, le conté casi todo lo que contarías a otra persona cuando le introduces a alguien de tu magnitud. La volví a ver un par de veces, incluso salimos a dar una vuelta después de tocar en el Pub este fin de semana. 
Quise recordar momentos contigo para compartirlos con Tyra. Parece muy entusiasmada con todo, nunca me pasó algo así antes. Normalmente a nadie le interesa saber tanto sobre algo así pero ella dice que es algo muy perfecto y le gusta escuchar anécdotas. 
Todo anda muy bien Alex...creo que estoy contento.
Con amor, 
James.
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CUANDO ESTÉS ESTRESADO
Creo que todos llegamos a ese punto culmine donde sentimos que todo nos sobrepasa. Es solo cuestión de tiempo, no somos invencibles, somos humanos. Las cosas nos afectan y por más de que creamos lo contrario, si no liberamos de todo en el momento indicado terminamos cargando el peso

del mundo en nuestros hombros. Al menos eso me sucede a mi.
Hay distintas cosas que pueden llegar a estresar a una persona, empujarla a ese punto mínimo entre el precipicio y la caída. Lo que a más me aterra y me hace saturar mi mente con preguntas que no alcanzo a terminar es esa fina línea entre lo que vivo desde mi humanidad interior y la realidad misma. ¿Son mis propias percepciones parte de la realidad o son solo parte de una mente rota y sensible que se guarda todo para sí, llegando a formar una irrealidad? ¿soy culpable por cuestionarme cosas? ¿por dudar? ¿por vivir entre girses? 
¿Qué es lo que todos buscan? ¿por qué estamos todos buscando algo que sabemos que una vez que lo tenemos, una vez que lo agarramos y lo sentimos como propio ya lo detestamos? ¿es todo parte de ser humano? ¿amar para luego odiar? ¿cuándo fue que elegimos vivir así? ¿cuándo comenzamos a perder esos sentidos humanos que en algún momento nos definieron como tales? ¿de que tenemos tanto miedo? ¿porqué sufrimos el vivir de cada día? ¿porqué no hacemos nada por cambiarlo? ¿tenemos miedo de esos cambios? No. Solo somos holgazanes. Estamos volviendo a esos primeros pasos del lado animal que en algún momento nos hicieron evolucionar, ahora simplemente estamos viviendo una involución. Ese es nuestro lado animal, nos acostumbramos fácilmente a todo. A los asesinatos, al sexismo, al racismo, al odio. ¿Por qué creemos que podemos poseer a otras personas? Es decir, ¿por qué las personas creen poder decidir sobre otras? ¿qué los hace más especial? ¿el dinero? ¿los estándares

de vida? ¿el conocimiento? 
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29 de Marzo.
Trescientos quince días desde que te perdí y doscientos cuarenta y cinco desde que te volví a encontrar.
Alex,
No sé en qué momento creí que podrías llegar a calmar mi mal estar mental, creo que tus preguntas solo lo han acrecentado. Está bien, no te culpo...fui yo quién abrió la carta al fin y al cabo.
Ahora hablando en serio, ya que eres la chica de las preguntas por excelencia déjame ver que tanta respuesta puedo darte.
Eres quién eres porque naciste en cierta parte del globo y tu clase social determinó tu primer punto de vista pero tú no hiciste nada para llegar a ese punto de partida. Cuando estábamos yendo a tu casa por primera vez en R4 me pediste entre líneas que no te prejuzgara por lo que tenías. Verás Alex, no me cuesta entender eso, tú nunca fuiste culpable por lo que tenías ¿cómo podrías haberlo decidido si después de todo apareciste en el mundo sin que nadie te haya pedido consentimiento para hacerlo? 
Lo mismo pasa con los que menos tienen, y me refiero a gente que no tiene qué comer ni donde dormir. No tienen los recursos para esa idea de 'alto conocimiento'...¿cómo podemos pretender que ellos entiendan nuestro punto de vista su única misión día a día es sobrevivir? ¿qué es lo que está tan bueno de estar en una buena posición si no se hace nada bueno para otros? ¿porqué creemos que las clases sociales definen nuestros estándares como ser humanos? Esa es la única cosa que puede escaparse

de los estándares de las clases sociales: la sensibilidad humana. Eso es lo que tenemos que buscar. No es la paz mundial ni el amor de todos con todos...simplemente sentidos humanos. La paz y el amor son las grandes metas pero los estándares humanos...esos comienzan en el trato básico con otros, incluso para con nosotros mismos. No podemos pretender ser diamantes cuando aparecimos en este mundo como arena. Pero eso es lo que los diamantes son después de todo ¿verdad? Rocas. Eso es la arena al fin y al cabo, roca desgastada. ¿Cuál es la verdadera diferencia? Somos sobre utilizados, la vida nos rompe poco a poco como el mar. Pero le escapamos a las definiciones, no podemos ser cristalizados en palabras. 
Somos mucho más que eso, no podemos ser descriptos.
Pero somos miserables. Nacimos de esa manera, simplemente aparecimos en el mundo y fuimos forzados a seguir con nuestras vidas de la mejor manera posible...y eso está bien. Aceptarlo es el primer paso pero los sentidos humanos son el segundo. 
Ser capaz de al menos tratar de entender otras personas. Eso es lo que carecemos ahora, eso es lo que este mundo egoísta necesita. Volver al punto de partida es la única solución si queremos salvarnos a nosotros mismos como raza humana. Los orígenes nos ayudarán a sobrellevar esta era posmoderna, tener la habilidad de ser humano es un desafío con el que deberíamos empezar a vivir. 
Pero otra vez...después de todo, solo somos humanos. Somos lo que somos, vivimos lo que nos enseñaron o lo contrario, aquello que nos llevó a rebelarnos. 
Nada

importa al final, nada importa en absoluto. Si ni siquiera podemos entender nuestras propias mentes...¿cómo podemos pretender entender a otros?
Sé que tú y yo lo hicimos, pero la verdad es que no sé como. Te juro que trato de repasar nuestros movimientos y transcribirlos a mis otras relaciones...es difícil Alex. 
Estoy cansado, y llevándolo al caso más estúpido pero particular, liderar una banda de cinco es complicado. No estoy de humor como para hablar de ninguno de ellos ni de la universidad. Creo que no estoy de humor como para hablar de nada más...después de leer tu carta solo quiero echarme a fumar un cigarrillo y recostarme sobre el pasto del jardín de tu casa, solo y pensar en nada. 
¿Sabes qué Alex? Creíste que cargabas con el peso del mundo en tus hombros pero la verdad es que, aunque nunca lo notaste, hacías ese lugar más liviano. 
Tenías el mundo en la palma de tu mano.
Con amor, 
James.
CUANDO TENGAS UN MAL DÍA
Antes que nada...¿qué ha sucedido? 
Si te sientes culpable por algo, trata de hablarlo. Si simplemente amaneciste con el pie izquierdo, trata que el próximo paso sea con el derecho (te prohíbo reírte de mi.)
Si sientes que le debes algo a alguien, deja de hacerlo, a no ser que sea dinero...entonces ve y devuélvelo, no queremos problemas con la policía Goodman.
Si simplemente te sientes así por las deliberaciones del universo entonces contéstale mal a todos. No los complazcas...Oh, no. Perdona, lo olvidé...eres James Mc Owen

y James Mc Owen siempre es educado porque conoce la empatía. Alexandra no, ella la desconoce. 
Entonces ¿qué te ha sucedido hoy? ¿o fue ayer? ¿discutiste con alguien o te quedaste callado y ahora retienes todo eso dentro tuyo? Te conozco James, sé como puedes ser con este tipo de cosas y digamos que aprendí un poco de eso de ti. Quizá en un tiempo entiendas a que me refiero exactamente. Después de todo podemos actuar como si no lo supiésemos pero sabemos que todo termina en algún punto.
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12 de Mayo.
Trescientos cincuenta y nueve días desde que te perdí y doscientos ochenta y nueve desde que te volví a encontrar.
Alex,
Admito haberme reído y más cuando específicamente me prohibiste hacerlo. Gracias, esta vez lograste mejorar mi humor...estás mejorando.
Creo que debería empezar a contarte las cosas por el principio.
Comencé a notar ciertas actitudes en Cole que dejaban mucho que desear desde principios de abril. Llegaba tarde a los ensayos de la banda, discutía muchísimo con Rhema y lo peor de todo, actuaba como si nada, como si todo estuviese bien. 
Una noche escribía en nuestra habitación y llegó más tarde, no era algo extraño en esos días pero si estaba demasiado borracho...más que lo usual. Le dije que dejara toda esta tontera y que me sea franco, que para eso están los amigos y que estaba ahí para ayudarlo. Se enojó más aún, realmente estaba sobrepasado. Terminamos abrazándonos...él lloraba empapando mi hombro de alcohol,

lágrimas...y sudor, por supuesto.
Verás, días después fuimos a una fiesta de la universidad, estábamos todos nosotros y las amigas de Sandy. Estábamos bailando y me encontré con la mirada de Cole, afilada y acechante. David Lin Walters era preso de esa mirada, quien sujetaba a Rhema de la cintura mientras bailaban muy cariñosamente. No me tardé en adivinar su próximo paso. ¿Por qué es tan difícil para algunos darse cuenta de ciertas cosas?
Quizá reaccioné tarde, Cole ya le había pegado un puñetazo en la cara al cantautor de folk más conocido entre los alumnos de la universidad. Rhema también se desquitó y descargó una bofetada en la cara de Cole. Tony y yo corrimos a sostener los brazos de Cole que se sacudían de un lado a otro respondiendo a los insultos de David y nos largamos de allí.
Como líder fundador de la banda tomé la decisión de dejar los ensayos y los shows en el pub por un tiempo, al menos hasta que Cole vuelva a estar en sus cabales otra vez. A Herby le dio igual, después de todo trabaja pago tocando la guitarra eléctrica en una banda de Rock pesado. Ian, el tecladista, pensó que era estúpido, dijo que debíamos buscar a alguien que lo reemplace, que la vida no frenaba para nadie y que era todo un capricho. Tony estuvo de acuerdo conmigo. Quizá eso es lo que diferencia un amigo de un colega, los que entienden de verdad y a los que solo les importan los beneficios propios. Cole está de malas y no es un decir, está desanimado y no tener a Rhema como apoyo lo hace perder gran seguridad en si mismo. Actúa como un idiota y se está perdiendo de mucho pero al menos nos tiene a nosotros y créeme, tratamos.
Ya que estamos en temas de amistad, adivina con quién hablé antes de ayer...Bobby Freeman. Estamos organizando un viaje de mochileros por Europa ¿puedes creerlo? Estuve haciendo cuentas y creo que mis ahorros me permitirán al menos un mes entero de viaje. Portugal para empezar, luego España, Francia, pasar por Inglaterra, volver a Manchester después de todo este tiempo...será increíble. Vacaciones de verdad. Quizá pasar por Alemania...veremos que sucede. Será algo así como un viaje sin planear. La semana que viene saco mis pasajes de ida y vuelta, el resto es un misterio.
Florence y George están muy emocionados, ya comenzaron a decir itinerarios y consejos de viaje. Tus padres son de lo mejor, claro que ya lo sabes. Me gusta recordártelo. 
Gracias por mejorar mi día Alex. 
Con amor, 
James.


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Capítulo XI


CUANDO QUIERAS RECORDARNOS
A veces, cuando tratamos de decir algo y por más ridículo que parezca, las palabras sobran o quizá ni alcanzan. En cambio las imágenes... hay algo escondido en cada milímetro de ellas que quiere ser comprendido. 
Una vez me preguntaste si sería posible congelar el tiempo. Nosotros lo hicimos James. Al menos un rato.
Tuya por siempre,
Alexandra.
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27 de Junio. Barcelona, España.
Cuatrocientos cinco/ trescientos treinta y cinco
Alex,
Te escribo desde el otro lado del mundo...literalmente. 
Me cuesta creer que volví a este continente, estuve tan encerrado en mi mundo todo este último tiempo que me había olvidado de lo increíble que es recorrer el mundo de verdad, alzar la vista para admirar algo más allá de uno. Las culturas, las personas con quienes te encuentras en los momentos más inoportunos, el vínculo que llegas a forjar con quienes te acompañan, conocer...
Convivir con Bobby hasta ahora ha sido algo estupendo. Se encuentra muy a gusto aquí, tiene a su familia, una novia muy agradable, Livia y un perro llamado Clensson. Se tomó un descanso de la temporada de fútbol para emprender el viaje conmigo, parece ser que lo encontraba algo necesario ¿sabes? Descansar. 
Aprendí que descansar no es no hacer nada, de hecho estoy caminando más de treinta kilómetros por día entre excursiones y caminatas por las ciudades, sino que descansar significa encontrar cierta paz en la mente de uno. 
Ayer

visitamos la plaza de Catalunia de tarde y comimos algo por ahí. Conocimos a Sebastián y a María, una pareja española con quienes recorreremos Jaca y los montes pirineos. Claro que traje la guitarra, incluso en Portugal toqué no solo con la familia de Bobby sino también en la plaza del Comercio en Lisboa. María toca la flauta dulce así que tocamos hasta que se hizo de noche y ahí fue cuando decidimos seguir el viaje juntos. 
La única carta que traje tuya a este viaje fue esta, 'Cuando quieras recordarnos'. Aguanté solo quince días de viaje, lo sé, pero prometo escribirte en postales de cada país que visite. Por ahora han sido dos, Portugal y España. 
No me esperaba encontrar nuestra fotografía en tu última carta, me tomó por sorpresa...como siempre. Es lindo recordar el color del otoño, el calor que hace aquí puede llegar a ser insoportable. Estábamos sumamente abrigados y nos reíamos como si Florence nos hubiese dicho el chiste más gracioso de todos. Nos observábamos como solíamos hacer, directo al punto y tan intensamente que se sentía el tiempo detener.
No 'lo hacíamos' Alex, lo seguimos haciendo. 
A veces me pregunto cuanto llevará para que el tiempo vuelva a seguir su curso, ¿sabes?
James.
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7 de Julio. Paris, Francia
Adivina dónde estamos parando con Bobby. La casa de tus tíos.
Florence se encargó de consentirme hasta del otro lado del globo, los Tourelle son todos muy afectivos y están muy contentos de verme, tanto como yo estoy

de verlos.
Finalmente conocí a Bastien. No puedo creer lo mucho que me recuerda a ti y lo más ridículo es que ni siquiera es él quien comparte sangre contigo. Tiene una biblioteca enorme, claro que los pequeños Louis y Jeanne tienen estrictamente prohibido su ingreso. Por Dios, parece que la edad los hace ser cada día más traviesos.
Están enormes Alex, han crecido no te imaginas cuanto. Es increíble la cantidad de cambios que pueden forjarse en una persona en un pasar de catorce meses. 
Catherine es algo así como la tía que nunca tuve. Me impresiona el parecido de sus ojos con los de tu madre, creo habérselo dicho más de tres veces. 
Tus tíos llevaron a recorrer Paris por entero, incluso tu abuela Rachel me llamó para recomendarme una lista de museos para visitar. Sigue siendo la misma de antes y aunque solo la vi dos veces en mi vida me animo a apostar que es una de esas personas que nunca cambian. Habla de tu abuelo como de un mejor amigo que emprendió un largo viaje pero que sabe con certeza que volverá.
 Paris es una ciudad de esas que me imagino contigo. No me quejo de Bobby, es un excelente compañero de viaje pero los atardeceres tomando cerveza en bares al aire libre es algo que me gustaría compartirlos con Alexandra Goodman. Quizá por que sé que nunca tuvimos algo así...tan común.
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14 de Julio. Lancashire/Manchester, Inglaterra.
Estoy sentado sobre una pradera en Lancashire, donde solía venir de vacaciones con mi familia de niño. Bobby se haya un par de largos metros

de mi, hablando con Emilee, Cayden y Davis, tres amigos a quienes contacté para avisarles de mi visita. Parece ser que se están llevando bien.
Volver a Manchester después de todo este tiempo fue distinto aunque nostálgico como me lo imaginaba. Pasé distintos momentos del día sentado en la cuadra de enfrente a la casa donde sucedió todo: mi nacimiento, el de mis hermanas, el incendio, todo. 
Ahora habita allí otra familia. El padre se llama Walter, un hombre sin pelo y lentes redondas que fuma en pipa después de comer ubicándose en la gran ventana de la cocina...trae el diario después de llenar su barriga y se hace paso en la cocina mientras Martha acuesta a sus hijos. Martha cocina y habla por teléfono cuando vuelve de dejar a su pequeña Joy en la escuela. A veces deja el televisor prendido todo el día mientras hace los quehaceres de la casa, se nota que no le agrada la soledad. Joy tiene el cabello largo y lo lleva atado en una cola de caballo. Grita bastante pero sabe controlarse cuando Martha acuesta a al pequeño Phillip. No supe su edad pero seguro ronda entre los seis y ocho...más no. 
El lugar ha sido restaurado por completo, parece como si nunca hubiese pasado nada. Una vez aproveché que Bobby salió con Davis a comprar una remera del equipo local y que Martha había dejado la casa para llevar a Joy a la escuela para acercarme más. La bordeé por completo y encontré lo que esperaba encontrar.
De niño solía enterrarle las púas a mi mamá, ¿recuerdas que te conté que era profesora de música? Llegué a pintarle partituras,

incluso se las regalaba a mis vecinos de ese entonces. Me tardé en encontrar algo del otro lado de la húmeda tierra, busqué con desesperación...después de todo estaba invadiendo una propiedad privada que ya no me pertenecía. Casi lanzo un grito ahogado cuando sobre el tronco de un viejo árbol y detrás de unos pedazos viejos de cerámica que seguían allí desde que tengo memoria, encontré una púa. Amarilla, vieja y de plástico. 
Parece ser que nada ha cambiado aquí, solo las personas. 
Visitamos Londres ya, uno de los lugares que Bobby más ansiaba conocer. Toqué en varias plazas, fuimos a diversos bares, recorrimos muchas tiendas y museos...algo así como turismo en mi propio país. Recibí una llamada de parte de George ayer a la noche...no sé si debería preocuparme pero había algo en su voz que causó cierta desconfianza. Le pregunté varias veces si estaba todo en orden pero por más de que decía que si y que no preocupe por nada, sentí algo extraño. Hablaba por lo bajo con Florence, como si estuviesen los dos debatiendo algo, alertas y a la vez distraídos. Hablar con Florence fue más de lo mismo, incluso me dijo que por favor volviera, que me extrañaban demasiado. Sé lo muy empática que puede ser ella con sus vínculos cercanos pero esa excusa...hay algo que no me cierra. Le conté de esto a Bobby y me dijo que me tranquilice, que si fuera una urgencia ya me la habrían dicho. Eso no me tranquilizó en lo más mínimo, son parecidos a ti en ese sentido...podrían omitir lo que sea con tal de ver felices a quienes aman. Lo que sí me tranquilizó fue que dijo que volvería conmigo, que iría a visitar a su mamá y a su hermana y pasaría el resto de sus vacaciones de verano allí. Ya reprogramamos nuestro pasaje de vuelta para el veintiuno. 
Los chicos insistieron en pasar el día de mi cumpleaños aquí con ellos y Bobby no se opuso en absoluto...creo que le agrada Emilee. Le recordé que está de novio pero insistió en que nada podría pasar entre ellos.
Cayden dará una fiesta en el galpón de su casa con el motivo de mi festejo. Será una fiesta de bienvenida y despedida a la vez.
Después de todo, cada vez que te encuentras con alguien es algo así como una bienvenida y despedida...nunca sabes cuando será la próxima.




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Capítulo XII


CUANDO CUMPLAS VEINTIÚN AÑOS.
Así que hoy es uno de esos días que yo tildaría de 'sin sentido' y tú me discutirías hasta llegar a hacer crecer en mi una pizca de duda. Sé que no entiendes el efecto que causas en la gente pero James, eso no varía los hechos. Eres una persona crucial en este mundo, estoy muy feliz de que existas. Festejo contigo estos veintiún años de vida porque te los mereces más que nadie. Mereces esos y muchos más.
Feliz cumpleaños James.
Tuya por siempre,
Alexandra.
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No sé que día es. Solo se que estamos en septiembre. 
Lamento la tardanza, sucedieron muchas cosas desde que volví. Incluso llegué a olvidarme de tu existencia por más de una semana.
Faltan tres días para que comience Octubre y a nadie le importa. 
Papá murió Alex...¿puedes creerlo? Eso era lo que no querían contarme tus papás. El dos de Julio mi papá se suicidó. Se tardaron mucho en decírmelo, claro que se los reproché. No sabían que hacer pero en realidad nadie sabe que hacer en estas circunstancias. ¿Lo peor de todo? Dejó una carta. 
'Un testamento' dirás, o 'un adiós poético' pero no. Una carta dedicada única y solamente a mi. No quiero hablar de eso, la carta es desagradable y fue cuando tus padres vieron mi reacción al leerla que me gané otra visita de vuelta al consultorio de la doctora Seymour. Estuvo bien, nunca estuve solo. Ellos me acompañaron y esperaron que dijera algo, pero no podía sacarme sus palabras de mi cabeza.
'Todo hubiese

sido mejor si nunca hubieses nacido', decía en algún lugar del medio. Me reprochó el haberle contado a mamá acerca de su secretaria, me recordó que sería igual a él y juró odiarme con cada fibra de su ser. 
No pude pensar en otra cosa Alex, me costó entender que él estúpido era él y no yo. Vaya que me costó, parecía estar logrando su cometido. 
Parece ser que el drama me persigue como un gato persigue a un ratón...¿qué fue lo que hice o dije que me comprometió a vivir estas cosas? Te juro Alex, te juro que lo pensé ya demasiadas veces como para volver a hacerlo otra vez. 
Ya sé que no me queda nadie de mi familia pero me queda la tuya. No sé si hago bien en quedarme con ellos, después de todo soy algo así como una falla nuclear...todo aquel que esté cerca mío termina herido. Muerto.
Bobby, George, Florence, Ronan, Conor, Cole, Tony, Rhema, Sandy, Tyra, todos ellos acudieron al entierro. Tus padres insistieron con que no tenía que hacerlo, no tenía que ir si realmente no quería, pero yo si quería. Quería ver como bajaban el cajón a grado cero en la tierra, quería verlo incapaz de lastimar a nadie más. Quería ser consiente de que esto había llegado a su fin. Necesitaba verlo para creerlo.
Volví caminando con Tyra esa tarde. Hablamos del viaje...el día de mi cumpleaños.
Le conté que besé a una chica que había sido mi vecina cuando niños. Le dije que me sentía mal por eso, que no quería escribirte nunca más por miedo a que te enfades.
No quiero detenerme a pensar lo ridículo

que puede parecer esto, pero realmente sentí que violé algún código de nuestra relación.
Lloré y lloré bastante. Vaya uno a saber la cantidad de cosas que estaban justificadas en ese llanto. Tantas cosas y tantas vivencias que estaba saturado. Sentí que podía desaparecer en cualquier momento, necesitaba algo más para sentirme vivo otra vez. Quería algo que siempre me era arrebatado. Tyra me sonrió con pesar y a través de sus ojos celestes volví a sentirte. Se acercó y me besó tratando de calmar mis inquietudes y logró apaciguar mis miedos uno por uno hasta que quedamos solo los dos.
Le devolví el beso y abracé su cuerpo tanto como pude, necesitaba sentirla. 
No sé que más decirte y no creo que sepas que responderme.
Que descanses Alex.
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CUANDO NECESITES MOTIVACIÓN
Cuando era niña, en el colegio primario nos hicieron dibujar como nos veíamos de grandes. Algunos se dibujaron con una familia, otros con traje de doctor, animales, utensilios de cocina y disfraces. Cuando llegó el momento de presentar mi dibujo frente a toda la clase la maestra endureció su rostro. Era yo a esa edad. Me dijo 'pero Alex...que es lo que quieres ser de grande' y yo le respondí 'no quiero ser grande...así quiero ser siempre.' Esa fue la primera vez que mis padres tuvieron que ir a hablar con el director de la escuela. 
Nunca fui buena aceptando cambios. Supongo que después de todo, es irónico pero vamos, que cosa en la vida no lo es. A veces cuesta entender

que no lo controlamos todo, que solo somos piezas en un juego mucho mayor aunque tenemos el poder de decidir nuestras jugadas. Pero que sucederá o no, eso si que no lo sabemos. ¿Y cual sería la gracia si lo supiésemos de antemano? Nosotros dos, por ejemplo...¿acaso nos hubiésemos enamorado de la manera en la que lo hicimos si hubiésemos sabido que yo me iría? No querría dejar la herida abierta, al menos sé que yo hubiese decidido dejar que continuases tu vida en paz, sin conocerme, dos extraños cruzando cuerpos el primer último día de clases...
Pero mira todo lo que me hubiese perdido.
Tuya por siempre,
Alexandra.
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20 de Octubre.
Quinientos veinte/ Cuatrocientos cincuenta.
Alex,
Me había llegado a olvidar lo que era una verdadera fiesta.
El fin de semana pasado fue la boda de Thompson y Verni, la celebración fue en una quinta al aire libre, con carpas y todas esas cosas que suelen instalarse para este tipo de eventos. Se los veía muy felices, tenías que ver la cara de Verni cuando la vio ingresar en el pasillo...parecía un niño.
Fui con Tyra, Thompson me especificó que podía llevar a quien quisiera como acompañante. Llevamos ya un mes juntos así que me pareció lo correcto ¿sabes?
La pasé a buscar y fuimos juntos, bailamos y nos reímos. Pasamos un buen momento, de esos que no tienen nada para ser reprochados. 
Sé que quizá piensas que es algo pronto, pero es una de esas cosas que siento en mi interior, sé que siempre estarás ahí. Nunca podría reemplazarte y eso se lo dejé bien en claro pero Tyra te acepta, Alex. Entiende lo que compartimos. 
Es una gran persona, muy linda por dentro y por fuera. Un par de días más de clase me costaron para entender que ella era parte de ese coro de pianos que me hacía querer quedarme a oír del otro lado de la puerta. Puedo pasar horas enteras escuchándola tocar, estoy seguro que a ti también te gustaría oírla.
Florence y George la conocieron hace dos semanas y el día de la boda se quedó a dormir en la casa. Tu madre insistió con que durmiese en tu habitación que era la mas cómoda pero no me parecía necesario. Sigo respetando mucho ese lugar y no quiero ver ningún tipo de reemplazo, al menos no de esa forma. Tyra durmió en mi habitación y yo en la que está del otro lado del living, esa a la que llaman la habitación para huéspedes.
Necesitaba motivación para aceptar esos cambios de los que hablas Alex. Necesitaba aceptar que mi vida continuaba, que no estaba detenida como creía.
Ahora entiendo tu anécdota Alexandra, la que George me contó en mi cumpleaños. 
Eso es lo que tienen los deseos, no te garantizan que se harán realidad...sólo te recuerdan que vale la pena vivir por algo.




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Capítulo XIII

II PARTE 



XIII

CUANDO TE HAYAS ENAMORADO
En un mundo lleno de miseria y continua destrucción, un chico y una chica trataban de sobrevivir viviendo a través de la parte marginada de la realidad. 
Él amaba jugar con fuego, y ella también. Aunque el mundo poblado por inhumanos prohibía esos juegos, ellos seguían jugando porque sabían que solo le estaban siendo fieles a sus propios sentimientos. 'No quemar' no significaba que dejaban de sentirlo, así que simplemente seguían haciéndolo. Casi olvidaron, que aunque odiaban siquiera pensarlo, vivían en este mundo y tenían que afrontar que ser 'muy humano', 'muy real' era antinatural. 
El fuego seguía creciendo en el suelo donde realizaban sus juegos diarios y hasta llegaron a olvidarse del dolor que sentían, podían evadir sus vidas cotidianas con tan solo encender una chispa de fuego. Él la encendía cada mañana y ella lo apagaba cuando no podía soportar más el calor. 
Los días pasaban así como el fuego continuaba creciendo. Seguían jugando cada día en las profundidades del bosque por tanto tiempo, que comenzaron a perder esas percepciones humanas que una vez los habían unido. El humo creía como una enfermedad, tan rápido y tan profundo que dejaron de poder diferenciar la realidad de la ficción. Ella pensó que era resistente y fuerte pero a medida que el tiempo pasaba, comenzó a darse cuenta que era tan pequeña que cabía en el ojo de una aguja. Cuando apagaba el fuego todas las noches, empezaba

a sentir el choque de la diferencia que le producía salir del bosque y enfrentar los duros rayos de sol quebrando en el mundo, le dolía horrores. Todo se estaba transformando en algo más difícil de lo que una vez pensó. No podía seguir quemando porque se dio cuenta que ese mundo egoísta le importaba demasiado a pesar de no ser un sentimiento compartido. Ella era parte de ese mundo y por más de que odiase recordarlo, dentro suyo sabía que era igual a todos los demás. Aunque el sentimiento del fuego era hermoso e intenso, ella decidió dejar ese lugar. Le hizo una promesa al universo de hacerle saber a él que no quería que nada entre ambos cambiase, excepto encender la fogata todos los días.
El sol amaneció anunciando otro día y entonces se encontraron en el lugar de siempre. Antes de irse, ella sentía la necesidad de decirle cuanto le importaba todo esto. 
Él parecía impaciente, era hora de encender la fogata. Entonces ella miró profundamente las cenizas y le susurró 'mira lo que creamos'. Esperó que el le devolviese la mirada. Los segundos tardaron meses y los minutos, años. Ella podía sentir el tiempo correr por su sangre, como nunca antes lo había sentido. Cuando él observó a través de las cenizas y las últimas señales de humo, comenzó a recordar todas esas fogatas que había quemado durante toda su vida. Comenzó a recordar una por una, observándolas como quien observa esas películas que dice ver antes de morir. Tantas que había perdido la cuenta. Pudo sentir las quemaduras en su piel cansada y entonces un pequeño pensamiento que creyó haber callado

al principio de aquellos primeros años, apareció en la parte trasera de su cabeza. Fue ese sentimiento nostálgico el que le hizo comprender que no debía cargar con el peso del mundo en sus hombros. El fuego era bueno, pero al final pudo sentir esas quemaduras a pesar de creerse invulnerable. Él, más que nadie en el mundo podía sentirlo.
Finalmente abrió sus ojos y mientras levantaba la vista algo extraño sucedió. 
Podían sentir el mundo girar, podían escuchar sus huesos temblar mientras el viento se colaba rápidamente entre sus cuerpos. Se sentían más vivos que lo que el fuego podía causar en ellos. Mientras su intensa mirada cargada de pensamientos inconscientes e indignante sensibilidad, suspiró vencido sus temores. Finalmente, comprendió, que él también era parte del mundo. 
Todo se sentía tan insonoro que ella podía sentir su silencioso corazón, llorar lágrimas de dolor. 'Decir adiós nunca es fácil', pensó ella mientras él dibujaba saludos de papel a sus tristezas pasadas, decidido a dejarlas ir de una buena vez.
Ella no le tuvo que recordar que se iba, el podía darse cuenta sin siquiera preguntar. Después de todo, ella no era la única.
Él se sentía cambiado, ella se sentía cambiada, ambos se habían cambiado entre ellos y eso no se esfumaría, no importaba cuanto desearan olvidarlo... Ellos sabían que el sentimiento permanecería como sus cenizas, el recuerdo vivo del fuego que alguna vez compartieron.
El fuego había desaparecido pero las cenizas permanecerían para siempre, quietas

donde alguna vez las dejaron.
Cierro la carta como otra de tantas veces y busco algún espacio de cielo con la mirada. Siempre me consideré bueno cuando se trata de contener el llanto pero digamos que estar en un lugar tan abierto y vacío de personas me permite olvidarme de ciertas formalidades. Me seco las lágrimas pasando la manga de mi camisa por la cara, tratando de secar las gotas que se frenan entre mi ya larga barba. 
Saco de mi mochila la lata con las últimas cenizas, esas que escondí cuando ella me lo ordenó. 'Cuando llegue el momento sabrás que hacer con ellas.' 
Abro la tapa evitando observar las manos llenas de tierra y me sitúo en la orilla del lago como hice hace ya dos años. 
Así que ella sabía...lo sabía todo. ¿Como no lo había pensado antes?
Alexandra estaba tan enamorada del universo que no podía dejarlo. No estaba lista. Creo que ahora al fin, puede ser libre. 
Alzo la mano en alto y dejo que el viento se lleve las cenizas, las últimas que quedaban.
Suspiro al cielo y después de quien sabe cuanto tiempo, abro los ojos.
Ahora lo entiendo, ella no es ceniza. 
Es polvo de estrella.
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22 de Diciembre.
Mil trescientos catorce/ Mil doscientos cuarenta y cuatro.
Alex,
Llegué a la mansión Goodman hace dos días para pasar las fiestas aquí, en Kentucky. Florence se ha pescado una gripe y sabes como se pone cuando se siente incapaz de hacer ciertas cosas. Esta tarde colgué el árbol con George y decidimos omitir las decoraciones en el techo, no le vemos

el punto si no podemos siquiera disfrutar de ellos. Hace mucho frío y si...también nos da pereza. Solo colgamos tubos de luces alrededor de los árboles del parque porque después de todo, eso sí se ve desde el living. 
Este año tendremos invitados especiales como Tyra y Cole. Cole no tenía con quien pasar las fiestas, parece ser que su padre partió de luna de miel con su madrastra. Fue una boda divertida porque estaba con mis amigos, pero podía notar que a Cole no le agradaba en absoluto. Por suerte Rhema lo supo manejar, ya llevan bastante de novios después de 'la pelea'. Tony sigue soltero y se ha hecho muy amigo de Ronan, parecen dos adolecentes cuando están juntos. 
Pasaremos año nuevo en el pub otra vez, Conor se irá de vuelta a Irlanda a estudiar economía así que será algo así como una fiesta de despedida. Bueno, otra vez, bienvenida y despedida...aunque no estoy seguro de que tan bien fue la última vez.
El día que llegué fui a tu habitación. Cerré las persianas y conecté algunas de tus luces, lucía igual que antes. Dormí allí y me levanté en mitad de la noche por exceso de insomnio, supongo que eso sucede cuando duermes en la habitación de alguien a quien amas y ya no está más. Me fui a mi habitación y finalmente me quede dormido. A la mañana siguiente volví a tu habitación para desconectar todo y dejarlo como estaba. Cuando abrí la persiana me sorprendió ver nieve. Me quedé allí sentado sobre tu cama observándola caer un rato. Cuando bajé la mirada encontré tu caja debajo del mueble. La situé sobre la cama para ver las

cartas que quedaban, las conté. Eran once. Me detuve a mirar las inscripciones en cada uno de los sobres y entonces encontré 'Cuando te hayas enamorado'.
Creo que pasaron diez minutos hasta que me decidí por completo. A fin de cuentas, amar tanto a una persona y sentirse bien es eso ¿verdad? ¿estar enamorado?
No importa si Tyra es la correcta, siento cosas fuertes por ella.
La abrí con mucha paciencia, evitando romper más de lo preciso. Creo que no dijiste lo que esperaba encontrar pero como siempre, dijiste lo necesario. Leer entre líneas siempre formó parte de ti, esconder significados entre frases con sentidos desdoblados, eso también me frustra en cierta forma. Saber que siempre serás un enigma y que quizá nunca te resolveré, todo eso me descoloca y a la vez me da una razón para continuar.
Debo irme, Tyra y Cole vendrán en unas horas.
No te pido que me entiendas, sé que lo haces mejor que cualquiera.
James.
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CUANDO TE GRADÚES DE LA UNIVERSIDAD
Así que lo has logrado. ¿Cómo te sientes?
Me enorgulleces, James. Me enorgullece todo de ti. 
Una vez leí algo que decía: 'Pensar que uno siente atracción primera hacia una persona por su físico y eso es lo único que esa persona no eligió ser. En cambio el mundo interno, la personalidad, esas son las cosas que definen a una persona y las que más difícilmente notamos.' Ridículo ¿verdad?
Lo extraño en ti James es que por más de que seas la persona más guapa del mundo, lo que me gusta de ti es lo de adentro...tu

manera de ver las cosas.
Sé que pocos me lo creerían pero tu lo sabes más que nadie. 
Felicitaciones James...por elegir ser quien eres.
Tuya por siempre,
Alexandra

14 de Mayo.
Mil cuatrocientos sesenta y uno / mil trescientos noventa y uno.
Alex,
Sé que hace mucho que no escribo. El dieciocho se harán ya cuatro años.
Ha sido un camino lleno de sorpresas, todos estos años de estudio, nuevos desafíos y nuevas amistades. Es increíble como una decisión puede cambiar tu vida por completo.
¿Adivina que banda tocó en la graduación? La nuestra. Cole, Tony, Tyra, Herby y yo.
Ian nunca más volvió a formar parte de la banda y no me costó reemplazarlo por Tyra. Digamos que compartir algo así con tus amigos es algo impagable. Herby se ha hecho parte de la pandilla, ya es uno de nosotros. 
Nunca habíamos tocado frente a tanta gente, lo máximo fue en el Pub y eso se acerca a unas doscientas personas, pero tocar frente a toda la universidad...vaya, ha sido de lo mejor.
Florence, George, Thompson, Verni, Ronan, Lilly, Rachel, Catherine, Lou y Jeannie vinieron a verme. Parece ser que Catherine y Bastien se mudarán a Kentucky por un puesto de trabajo que le ofreció George a Bastien, andaban en la cuerda floja con respecto al trabajo. Tus primos son ya todos unos señoritos, no te imaginas lo mucho que han crecido. Ya no gritan aunque siguen peleándose entre ellos pero eso hacen los hermanos...al menos hasta que sean verdaderamente consientes de lo que hacen.
Tuvimos una pequeña celebración en la mansión Goodman con todos ellos, nos hemos pasado un buen rato. Ahora solo me resta armar las valijas y partir otra vez.
Nos iremos de gira con la banda, estuvimos ahorrando todas las vacaciones para costear los viajes. 
Será una nueva experiencia y no puedo esperar más para vivirla.
James.


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Capítulo XIV


CUANDO TENGAS MIEDO AL FUTURO
Ser gris en la vida es la manera mas humana y real de actuar debido a la naturaleza del hombre en si misma. Somos animales en cambio constante, no podemos cristalizar nuestras acciones o etiquetar nuestras ideologías solamente por los estándares sociales. Somos grises desde el principio, no podemos pretender ser algo o creer en algo toda nuestra vida.
Ser gris en las palabras puede dar lugar a la confusión, aunque realmente pensemos desde dos puntos de vista distintos a la vez. Cuando hablamos, constantemente cristalizamos cosas solo para tratar de comunicarnos pero las palabras no alcanzan para decirlo todo. No somos capaces de decir todo lo que pensamos pero al menos tratamos.
Está bien que no sepas que quieres, que no sepas que decisión tomar...está bien que tengas miedo. Es lo más verdadero de todo James. Pero a veces debes decidir aunque no sea lo que deseas, por el bien de la otra persona.
Oh, casi lo olvido. Deberías saber que nada de esto habría sido posible sin la ayuda de la profesora Thompson. Ella fue la que puso la carta en el árbol del lago y fue a quién le conté mi plan. Se suponía que tenía que darte la primera carta el día de tu cumpleaños pero nunca le dije como hacerlo. 
Que importa...de todos modos lo hizo ¿verdad? 
Tuya por siempre,
Alexandra.
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3

de Agosto.
Mil quinientos cuarenta y tres/ Mil cuatrocientos setenta y tres.
Alex,
Hoy discutí con Tyra. Y adivina qué...tu fuiste el centro de la discusión.
Estamos en New York, tocamos en un bar esta noche como todas las demás. Fuimos a tomar unas cervezas solo nosotros dos, los demás estaban cansados.
No sé que fue lo hice mal, pero te nombré...creo que recordé algo y lo dije en voz alta. Estaba demasiado borracho como para entender la situación pero creeme, Tyra no lo dejó pasar. Me dijo que parecía que yo no estaba listo para dar un paro más en nuestra relación, que tenía que dejarte ir por completo. Claro que me enojé pero traté de no explotar. Vaya Alex...¿te estoy usando como pretexto para no afrontar las cosas? Después de todo no estás aquí, ¿por qué sigo pretendiendo que si? Todas estas cartas...me hicieron sentirme menos solo. Entiendo el tiempo que creamos con las tuyas, después de todo es atemporal y me hablas a través de ellas pero yo...mis respuestas, esas nunca las recibirás. Entonces ¿qué es lo que pretendo de todo esto?
Las cosas se solucionarán con Tyra, realmente es la única mujer que me ha comprendido tanto y lo ha aceptado después de todo lo que vivimos...¿sabes lo difícil que es? Debería dejar de escribirte, sé que lo he hecho muy poco últimamente pero si perjudica a quienes amo, entonces no puedo seguir con esto. 
El problema es que no quiero...Quizá no solo tengo miedo de aceptar ciertas cosas pero tengo miedo de perder lo poco que me queda de ti. 
Creo que el

gris me ha llegado a colmar por entero, ya no sé que está bien , que está mal...que se supone que es lo correcto.
Solo espero solucionar las cosas. No pretendo nada más.
Y no puedo creer lo de Thompson...guau. Ella me dio la carta diciéndome que se le había caído del álbum pero nunca pensé que estaba todo montado. 
Vaya, me siento un estúpido. La llamaré para agradecerle y lo haré de parte de los dos, por supuesto.
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CUANDO SEPAS QUE ES ELLA
Admito haber llorado un poco cuando me tocó afrontar esta carta, después de todo sigo viva y tú estás en el mismo lugar que yo. ¿Sabías que estás durmiendo a mi lado? Esta camilla de hospital ya está harta de vernos las caras. 
Estoy escuchando la música que me grabaste...¿le cantaste ya algo a ella también? Espero que esté tan enamorada de tu voz como yo lo estoy.
Sé que ambos tratamos de negarlo innumerables veces pero en el fondo sabía que iba a pasar. No entiendes lo feliz que me pone que hayas encontrado a alguien que te merezca. Bien, cuéntame ¿cómo es ella James? ¿de que color es su mirada? ¿y su carácter? ¿tiene mucho o es más bien tranquila? Espera...¿cómo se llama? ¿de donde es?
No me alcanza la imaginación para crearla en mi mente pero estoy segura que es hermosa como tú. Hazla sentir especial, James. Tu sabes exactamente que hacer y como hacer para hacer sentir a alguien único. Hazla sentirse única, dile lo hermosa que es y vuelve a creer en compartir una vida con alguien más como

alguna vez lo hiciste.
 Siempre estaré en ti James, sé que no me olvidarás y si lo haces...pues puedes leer el poema que recité en la primera clase de literatura. Si hay algo de lo que estoy segura, es que hay ciertas cosas que no cambian.
Tuya por siempre,
Alexandra.
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8 de Septiembre.
Dos mil trescientos diez/ dos mil doscientos cuarenta
Alex,
Pasaron dos años desde mi última carta, vaya...espero hacer esto bien. Aún creo no haberle perdido la chispa.
Después de haber leído tu anteúltima carta y haber reflexionado lo que reflexioné me di cuenta de que Tyra era una persona que no quería perder y tenía el poder de hacer que se quede conmigo. Lloramos bastante pero le expliqué con total sinceridad lo que eres para mi y lo que ella era a la vez. Le dije que la amaba muchísimo y que si ella me amaba a mi debía entender mi realidad. Le pertenezco a dos personas y eso es parte de quien soy, eso es lo que ella debía aceptar y saber entender. Costó pero lo comprendió Alex...y ahí fue cuando lo supe. Tyra Phearson era compatible con mi persona. 
Tyra es una mujer increíble, hemos vivido tanto...estoy feliz de haberme casado con ella. Es de esas chicas que usan perfume de flores y lucen siempre impecables, como si tuviesen que demostrar por fuera como son por dentro. Tiene ojos azules y su mirada es calma y tranquila. Es de Austin, Texas y allí residen sus abuelos, sus padres y su hermana menor. Su nombre

completo es Tyra Zarina Phearson. El nombre Zarina quiere decir dorado así que le rinde cierto tributo al color de su cabello. Hay una tradición que inventó el padre de Tyra que dice que los hijos deben llevar la primer letra del nombre de sus abuelos, es decir todos ellos deben tener dos nombres, uno por la abuela y otro por el abuelo. De su abuela Theresa recibió la T y de su abuelo Zachary la Z.
No le encuentro mucho sentido pero su nombre sigue esa corriente y según me ha dejado dicho el padre de Tyra, nuestros hijos deben seguir con la tradición. Me resulta algo...gracioso. 
Florence está algo ansiosa con eso de ser abuela, no para de preguntarnos para cuando planeamos tener hijos pero con Tyra disfrutamos las cosas de a poco.
Recién llevamos tres meses de casados y no planeamos tener hijos hasta al menos dentro de un año. 
Por ahora estamos viviendo en una casa en Beechmont que tu padre nos ha prestado. Ser músico independiente y en etapa primaria no genera muchos ingresos pero nos da lo suficiente como para mantenernos, alquilar la casa y pagar las expensas. Tenemos un salón donde damos clases y hasta a veces lo hacemos en el jardín. Ella tiene sus alumnos de piano que suelen ser personas mayores y yo doy clases de guitarra a niños de colegio primario y algunos de secundario que se preparan para ingresar a la universidad. Toco en bares de Louisville casi todas las noches. A veces puede resultar un poco agotador pero nunca estoy solo. Cole y Herby siguen por estos prados y a veces tocamos juntos, como en los viejos tiempos. Rhema se quedó embarazada y cuando Cole supo que no era de él, decidió terminar la relación. No se los veía contentos de todos modos. 
Conor viajó desde Dublin para venir a nuestra boda. Está en la mitad de su carrera y se lo nota muy entusiasmado, tanto como Ronan que al tomar riendas en el pub por su cuenta lo terminó en transformar en una discoteca para jóvenes. Nanny murió hace dos años ya, lamento no haber escrito en ese entonces. No fue una despedida trágica, sabíamos como estaba de salud y además ya tenía noventa y ocho años. La pulmonía fue la gota que rebalsó el vaso pero nunca estuvo sola, nos aseguramos de hacer que sus últimos días fuesen lo mas llevaderos posibles. Fue triste, sobretodo para George pero al estar todos juntos le dimos la contención necesaria. Al menos sé que Florence, Tyra y yo lo hicimos. 
Hay algo sobre la familia que me hace sentir muy pleno, algo que no había experimentado antes. El querer el bien integro de otra persona, el amor que deviene de lazos que uno no elije, la devoción por sentirse parte, todo hace que la familia en la que me encuentro me haga feliz. 
Esto recién empieza Alex y estoy muy feliz de haber tomado las decisiones correctas.
Con amor, 
James.


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Capítulo XV


CUANDO TENGAS TU PROPIA FAMILIA
James, no puedo creerlo. Si estás leyendo esta carta es que esto realmente está sucediendo y no se como comenzar a explicar mi emoción.
Antes que nada, me gustaría saber su/s nombre/s. ¿Cuántos son? ¿cómo son? ¿dónde viven? 
¿Te habías imaginado esto antes? ¿ser padre? Dios mío, no me cuesta imaginarte cargando un bebé en tus brazos. Apuesto a que eres de esos padres sobreprotectores...claro que lo eres. ¿Qué hay de tu chica? ¿te has casado con ella?
No he conciliado la posibilidad de que hayas tenido un hijo por accidente, pero todo es posible así que si te sucedió eso, disculpa...no tengo una carta sobre como ser padre primerizo sin aviso. 
¿Qué hay de mis padres? ¿los has vuelto a ver? ¿cómo es tu relación con ellos? Sé que no estoy en posición de pedirte nada pero si puedes incluirlos en tu vida, me harías más feliz de lo que ya soy. Me apenaría pensar que están solos y sé que nunca te recriminarían nada...eres parte de nuestra familia James. No lo olvides, por favor, no lo hagas.
Me encantaría ser la madre de tus hijos y criarlos juntos pero ambos sabemos que las cosas no suceden porque si, vaya que eso lo sabemos bien. Hablales de mi alguna vez, ¿quieres? puedes decirles que fui una gran amiga tuya, puedes decirles lo que quieras...
Lo harás bien James, serás el mejor padre de todos.
Tuya por siempre,
Alexandra.
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5

de Junio.
Cuatro mil setecientos setenta y uno/ cuatro mil setecientos uno.
Alex,
Tranquila. No tuve ningún hijo por accidente. Bueno... en realidad Alexander nunca fue planeado. Me gusta pensar que nació cuando quiso ya que lleva ese nombre por ti, Alex. Quizá es todo parte de una casualidad pero es un niño muy travieso y rebelde...saca tus propias conclusiones. 
Digamos que en siete años todo puede cambiar...y vaya manera. Alexander Jaden fue el primero en llegar a la familia, tiene seis años ya. La bisabuela Rachel dice que tiene mis ojos pero claro que para el abuelo Ethan, el padre de Tyra, son iguales a los de su hija. Para mi son claros...más verdes que azulados así que podría decirse que son más parecidos a los míos. Me aseguraré que mi suegro no sepa que dejé constancia escrita de eso. Tiene mi color de pelo y podría decirse que del mismo tipo, grandes ondulaciones o rizos lasios...como prefieras llamarlos. Florence dice que tu tenías los mismos de pequeña así que puede ser que no sea algo definitivo, las apariencias cambian mucho cuando eres niño. Dos años después, Linda Echo llegó a nuestras vidas. Quisimos ponerle un nombre musical y a la vez debíamos respetar la tradición esa de las iniciales, ya que con Alexander parecíamos haberla omitido. De ahí surgió su nombre, por los padres de Tyra, Laura y Ethan. 
Linda tiene el cabello color rubio, pero mucho más que el de Tyra. Podría decirse que es algo así como un rubio ceniza, muy brillante. Sus ojos son celestes como los de su madre aunque mucho más grandes.

Linda es una niña encantadora, mucho más tranquila que Alexander. Se la pasa jugando con sus muñecas, le encanta jugar a la mamá y ayudar a Tyra a cocinar. Le gusta mucho pasar fines de semana en lo de Florence y George tanto como a Alexander. No sabes como los malcrían, ya hemos discutido al respecto varias veces pero se defienden diciendo que eso es lo que hacen los abuelos. 'Ellos los malcrían para que luego nosotros los eduquemos como es debido.'
Hace menos de un año nació nuestra hija más pequeña, Fleurette Gwen. Claro que no podíamos dejar a los abuelos Florence y George fuera de la tradición. Se nos ocurrió que llevara un nombre en francés porque verás, sabíamos lo felices que podíamos hacer a la familia Tourelle con la noticia...puedes imaginarte a tu abuela cuando le contamos sobre ello.
Nos mudamos a Houston, Texas hace seis meses ya. Aquí es donde residen los abuelos de los niños y donde Florence y George decidieron comprar una casa para vacacionar. Nos costó encontrar el lugar indicado para asentarnos pero después de años de giras con la banda decidimos que queríamos criar a nuestra familia en el lugar indicado para ello, dejar las fiestas y los shows nocturnos. Houston parece ser muy amigable para eso, al menos nuestros vecinos lo son. 
Alexander y Linda van al jardín de infantes donde Linda daba clases de música. Ha sido un gran alivio saber que ella está puede cuidarlos en cierta forma, como lo has dicho soy algo sobreprotector...pero vamos, ¿qué clase de padre que cuida de sus hijos no lo es? 
Ahora que

Tyra se tomó licencia para cuidar de la pequeña Fleur, no puedo dar clases grupales en la casa. Soy más que nada un profesor a domicilio al menos hasta que nuestra niña crezca un poco más.
Es increíble Alex, esto de tener una familia...pueden sacar tus nervios de punta, claro que si, pero es parte de la experiencia. Enseñarles y aprender de ellos es algo que vale la pena vivir. ¿Te conté ya que Bobby tuvo un hijo con Emilee, mi amiga de Manchester? Se llama Marcus y tiene un año menos que Alexander. Ya se han conocido y si hay algo que dejaron obvio es que pueden destrozar la casa en un dos por dos. 
Cole es el tío soltero de esos que viajan por el mundo y traen regalos espectaculares. Le está yendo increíble en una banda pop para adolecentes, con Tyra no podemos creerlo. Su cara aparece en las revistas y sus entrevistas salen en la televisión. Los chicos se emocionan cada vez que lo ven algún medio. 
Me han recetado lentes ¿puedes creerlo? Nunca me imaginé que sería de esos padres que hacen música, tienen el pelo demasiado largo para parecer serios y además llevan lentes. Al parecer lo soy...y a Fleur parecen agradarles.
Con el nacimiento de Alexander decidí afeitarme la barba...bueno, digamos que Tyra insistió un poco sobre el tema. Ahora solo llevo esa pequeña barba que suelo olvidarme de afeitar entre semana.
Soy consiente de que si estuvieras aquí todo sería distinto pero no sabes lo que me gustaría que conozcas a los chicos...de alguna manera siento que te pertenecen a ti también. Después de todo soy quien soy y tengo la familia que tengo gracias a ti.
Por supuesto que les hablaré de ti, me ocuparé de hacerte presente en mi familia así como tu me incluiste en la mía. 
Pienso en ti todos los días Alex, no pienses que te he olvidado. Cargo el colgante detrás de mis ropas y tengo nuestra fotografía entre las páginas de mis cuadernos de canciones. Sé que no es lo que a Tyra más le agrada, acordarse de ti...pero fue parte de nuestro trato. También sé que no escribo con frecuencia, perdona. Tener una familia conlleva muchísima responsabilidad, incluso más de la que alguna vez creí. Pero tengo a los mejores Alex, tengo a las mejores personas a mi alrededor...es más de lo que creo merecer, más de lo que siempre imaginé.
En un momento llegué a pensar que me habías dejado solo, que me habías dejado aquí para sufrir todo lo que dejaste al irte pero la verdad es que me diste todo y nunca me voy a cansar de agradecértelo. 
Con amor, 
James.


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Capítulo XVI


CUANDO NECESITES SABER CUANTO SIGNIFICABAS PARA MI
No sé que año es ni cuanto tiempo ha pasado...mierda, ni siquiera sé si ha pasado ayer, hace tres meses o diez años. Lo único que sé es que el tiempo no puede cambiar lo que siento. De alguna manera siento que lo congelé, todo esto es prueba de aquello...ese tiempo infinito que creímos tener. Sé que tú lo decías para hacerme sentir bien, sé que harías lo que fuera por verme feliz...al menos por un tiempo.
Yo sabía que existía esa manera...llámala como quieras, 'tiempo paralelo', 'estar en el mundo después de morir', este cuarto tiempo de nuestro símbolo. De alguna manera creía que era posible. Lo pensé días enteros, no dormí por semanas rompiéndome la cabeza para hallar la manera y este es el resultado. ¿Entiendes cual es el punto? ¿Entiendes el fin de todo esto? No sé si existe Wonder- Neverland pero si hay algo de lo que estoy segura es que tu eres todo eso para mi. Tú eres esa persona en la que quiero vivir por siempre...llámalo alma, cerebro, corazón, como quieras, pero quiero vivir dentro tuyo toda una vida más. Quizá creíste que estaba loca pero no creí que podías entenderme estando yo viva. No podía contarte del plan antes, de ese modo ya no sería una atemporalidad, no sería una sorpresa, no sería un regalo...tenía que mantenerlo encubierto para que tengas toda una vida para comprenderlo.
Eres tú, James Mc Owen, esa persona en quien espero revivir todos los días. Cada vez que digas mi nombre en voz alta, cada vez que me recuerdes,

cada vez que me tengas presente, estaré contigo y no hay nada ni nadie en este mundo que pueda romper el lazo. 
Después de todo, dura para siempre.
Tuya por siempre,
Alexandra.
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16 de Julio.
Siete mil tres/ seis mil novecientos treinta y tres.
Alex,
Este año se han cumplido veinte años desde que te fuiste. Yo por mi parte cumplo cuarenta dentro de cuatro días. Esta es la anteúltima carta y me costaron varios meses decidir si abrirla o no. Me pone mal pensar que voy a dejar de leerte de esta manera. Cada vez que leo una de tus cartas es algo así como el mejor momento de la semana. Es como pegarle una visita a alguien que no ves hace mucho y que extrañas con cada fibra de tu ser. 
Últimamente estuve algo, decaído. Puedes llamarle crisis o angustia. Hay quienes dicen que es algo normal a esta edad pero se que poco y nada tiene que ver con eso.
Como siempre, todo se trata de ti y no te culpo por eso. Llegué a culparme a mi mismo después de discutir con Tyra como nunca antes lo había hecho. Efectivamente, creo que todo esto comenzó cuando tuvimos aquella discusión. Me dijo que estaba obsesionado contigo la noche que leí esta carta. Los niños dormían y al día siguiente Alexander comenzaba su segundo año de colegio secundario, digamos que no fue una sabia decisión el elevar el tono de voz al nivel en que lo hicimos pero te juro Alex, ya no lo podía soportar. Me estaba recriminando algo que le dejé en claro que no podía soltar. Dijo que me supo entender por años pero que esto ya había llegado a su fin, que esto de escribirte cartas era solo una excusa para no darle importancia a lo que teníamos, que mi familia era lo único que debía importarme y que suficiente que le pusimos el nombre a Alexander por ti. Me dolió tanto Alex, que no podía seguir allí...no había una pizca de mentira en lo que me decía y eso me hacía sentirme más indefenso como si pudiese quebrarme a llorar así sin más. Me subí al automóvil y manejé hasta un bar donde comencé a escribirte las primeras dos líneas de esta carta hasta que finalmente, me largué a llorar.
Necesitaba decírtelo Alex, o dejarlo ir. Quizá es verdad y escribirte es solo una idea para sentir que no me dejaste después de todos estos años. Siempre me gustó imaginar que lo que compartimos es algo así como una canción...solo espero que nunca se termine.
Con amor, 
James.


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Capítulo XVII


CUANDO ODIES EL MUNDO
Ya somos dos, hola ¿qué tal? Bienvenido a mi mundo. 
¿Lo odias? Aquí estoy yo y créeme, sé de que hablas. Al menos sé sobre la muerte y eso es lo que me hace odiar el mundo de vez en cuando.
La muerte es una mierda, así sin preámbulos. No puedo verle el lado bueno a eso, la verdad es que te estaría mintiendo si te dijera lo contrario. Aunque morirse es como nacer, es algo natural que debe pasar en la vida de cada existencia, de cada ser humano pero aún así sigue siendo algo horrible. ¿Qué es lo que nos hace ser distintos entonces? Creo que es la manera de verlo. 
Entonces, dime James...¿por qué odias el mundo esta vez? ¿quién lo ha abandonado como para hacerte sentir así? ¿O te has peleado con alguien? Quizá es una mala noticia...¿sientes que no haces nada bien? ¿acaso es eso lo que te mantiene despierto durante las noches? ¿sigues llorando en silencio? 
Está bien odiar el mundo de vez en cuando, está bien estar triste. ¿Cómo haríamos sino para apreciar todo lo demás si no probásemos lo amarga que puede ser la vida de vez en cuando?
Tuya por siempre,
Alexandra.
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Alex,
Si tan solo te pudieses imaginar como luce mi vida en este momento.
Si tan solo entendieses lo lejos que estuviste de entender esto mismo cuando teníamos dieciocho años...ni siquiera yo lo puedo entender con cincuenta y nueve.
Tyra murió por un ataque cardíaco hace un mes ya.

Simplemente le sucedió en medio de una clase de piano. Yo no estaba allí, estaba dando clases la universidad cuando recibí la llamada. Este tipo de cosas no se diagnostican y eso es lo que más enojo me produce. No estaba preparado como para contigo, realmente me dejó atónito.
Alexander estaba en California cuando le llamé para darle la noticia. Está viviendo allí hace cuatro años ya, es parte de un grupo importante de físicos jóvenes que estudian cosas que aún no logro entender. Dejó todo y vino al funeral al igual que sus hermanas. Linda por su parte ya estaba aquí al igual que Fleurette. 
El funeral fue algo íntimo, después de todo hay muchos que ya se han ido Alex. George nos dejó hace dos años. Todo comenzó con una neumonía, lo internamos en el mismo hospital que estuviste tú...recordé muchas cosas en aquellos días, muchas cosas que no me acordaba de haber vivido. Pasaba todos los días por los pasillos de la mano de mis nietos o quizá solo después de trabajar y los recuerdos me golpeaban la cabeza como obligándome a entender que existieron. Vivir una vida y tener una familia puede hacerte olvidar de ciertas cosas pero estoy seguro de que nunca las olvidé, simplemente dormiste en mi mente por algunos años. 
Florence vive con nosotros ahora y por más de que trate de ocultarlo, se la nota más triste que nunca. Llora casi todas las noches, está algo perdida Alex... hay veces que olvida donde está y como se llama. No quiere ir al hospital siquiera, dice que está bien. Ahora con la partida de Tyra se me está haciendo

más difícil, no sabes cuanto agradezco que Linda y Andy vivan cerca de casa. Fleurette se instaló también por unas semanas pero tenía que volver a trabajar en Dallas. Es dueña de una cadena de viveros y es de esas personas que viven dedicadas a lo que hacen. Le gusta participar en lo que dirige y no quedarse sentada detrás de un escritorio todo el día, es una gran mujer.
Vino con su hijo Blake, el primero de mis nietos. Blake es hijo de un maldito bueno para nada que dejó a Fleur embarazada y partió a Europa obligándola a hacerse cargo sola. Para ese entonces, Fleurette tenía un vivero en el jardín de casa, con Tyra la ayudamos con lo que podíamos y en ese momento era prestarle un lugar donde comenzar su emprendimiento. Siempre fue una gran amante de la naturaleza, puede pasar horas cuidando de flores y plantas. Creo que el haberse quedado embarazada la ayudó a tomar muchas decisiones con respecto a su vida. Fue cuando Blake cumplió el año que partieron los dos a Dallas y ella consiguió financiamiento para emprender su proyecto. Tener a Blake aquí ha sido una bendición, es un niño muy agradable. Tiene el cabello como su madre y como yo solía tenerlo en mi juventud, ya sabes, ondas castañas oscuras... A veces me dice que deje de teñir mi cabello con tintura blanca pero yo le digo que eso es lo que hacemos los viejos para lucir cool.
Alexander por su parte nos visita al menos tres veces por año y pasa con nosotros las fiestas, la mejor excusa para reunir a la familia. Él está de novio hace años con una chica bastante más joven que él, una tal Kimberley

que fue alumna suya en California. Al principio no nos agradó mucho la idea el saber que tenía diez años menos que ella pero al tenerla en casa para el cumpleaños de Alexander, nos apreció una chica encantadora y entendimos que el amor no se elige...llega cuando llega. Sé que en algún momento lo sabía entender más que ahora pero debes saber disculpar a este hombre...es verdad eso que dicen, que la edad nos hace olvidar lo importante.
Linda estudió nutrición, se especializó en nutrición infantil y vive en Houston como nosotros. Lleva ya ocho años de casada con un médico que conoció en una de sus prácticas, su nombre es Andy Dobson. La primera vez que lo trajo a casa con Tyra creímos que era algún tipo de broma ya que son prácticamente iguales. Rubios, ojos claros...lo único distinto en su aspecto físico es que él lleva lentes y es mucho más alto que ella. Pero si no fuese por eso, cualquiera juraría que son hermanos.
Andy y Linda nos brindaron dos tesoros más, Tyler y Zoey. Verás...siguieron con la tradición pero como nosotros decidieron darles sus propios tintes. Sus nombres completos son Tyler James y Zoey Sarah. Resulta ser que mi nombre aparece en el de Tyler y la inicial de mi segundo nombre en el segundo de Zoey. Estoy muy contento de que Tyra haya conocido al menos a tres de nuestros nietos. Digo 'al menos' por que está claro que me gustaría tener más...quien sabe, quizá Alexander nos dará una sorpresa en un par de años. 
Hace ya casi un mes, volví a la mansión Goodman por última vez antes de vender la casa.

Florence apenas puede moverse así que fuimos con los chicos a desvalijarla por completo. Todos estaban allí, Alexander, Felur con Blake, Andy, Linda, Tyler y la pequeña Zoey. Vaciar una casa donde han pasado tantas cosas no es fácil pero no me pareció algo triste, ¿sabes? De alguna manera ellos estaban allí y no podía reprocharle nada más a la vida. Les pedí que me dejasen ingresar a tu habitación solo, hasta ese entonces nunca les había contado sobre ti. Sabían que esa era la casa de los abuelos y que allí vivía su hija, una persona muy especial pero no sabían más que eso.
Volver a pisar tu habitación...digamos que sentí muchas cosas. Pispié tus libros, tus cuadernos, prendí cada una de tus luces y volví a observar tus posters y cuadros. Había pasado una vida y sin embargo todo parecía intacto, me sentí un adolecente otra vez. 
Ya era de tarde cuando dejé pasar a los chicos que ya habían terminado con los otros sectores de la casa. Estaban todos asombrados, tocaban las decoraciones y me ayudaron a guardar todo en cajas. El pequeño Tyler parecía maravillado con uno de tus libros, incluso me pidió si podía leérselo. 
Al terminar con tu habitación sentí la necesidad de contarles, no entendía como me había llegado a distraer tanto como para olvidarme de hacerles saber quien eras. Estábamos sentados en la sala de estar cuando les conté todo, ya estaba atardeciendo. Me sentí como cuando eran niños, contándoles historias...solo que esta era verdad y era tan real que a veces parecía no serlo. 
Guardamos las cajas con tus cosas en el ático así como también hicimos con el piano de Tyra. Era demasiado reciente y no tenía ganas de sentir el golpe bajo cada vez que cruzase la sala de estar...estoy viejo Alex. Todo se siente tan distinto y duele tanto sentir que la vida se pasa. De hecho, creo que eres lo único que nunca 'pasó'.
Te lo he dicho una vez...eres como polvo de estrella. Ya no te veo y hasta a veces olvido que estás aquí conmigo pero no hay manera de que abandones el universo.
Esta fue tu última carta. No sé si alguna vez pensaste que 'Cuando odies el mundo' sería la última pero a mi me resulta un tanto irónico. 
Estoy en mi habitación, solo...me acompaña Copo de nieve, el hijo de primer gato Pelos. Florence duerme en su habitación y Linda se quedó dormida en el sillón. Creo que debería despertarla, después de todo su familia la está esperando para cenar.
Hasta pronto Alex. 
Sigo pensándote como siempre. 
Con amor, 
James.


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Capítulo XVIII


Son fosfenos de color blanco. O quizá azules...si. Tan brillantes.
Ahí están...mis pequeños. Puedo distinguir sus siluetas aunque no sé con seguridad quienes son todos ellos.
- Quizá Linda vendrá a verme, quizá también lo hará Alexander.- Digo mientras siento los cables rozar contra mi piel.
Alguien llora...¿por qué lloran?
- ¿Eres tú Tyra?- Le pregunto tratando de mantener los ojos abiertos por más de tres segundos enteros. 
Solo distingo a dos, pero solo por que están cerca. Hay un par más atrás, quizá vinieron con ellos. ¿De donde son?
- Somos nosotros abuelo.- Me dice una voz masculina, creo que es el de la izquierda de la camilla.- Tyler y Zoey.
-Claro que si, claro...¿hablaron ya con Fleur? ¿dónde está ella?- Pregunto tratando de moverme, levantar un poco los brazos pero no puedo hacer mucho más.
Siguen llorando, mueven sus cabezas para el otro lado. 
-¿Dónde están todos?- Pregunto otra vez.
- Aquí estamos abuelo...Alexander vino esta mañana con Ioanna y Dennis, ¿lo recuerdas?
No...no lo recuerdo. Lo único que recuerdo es el lago. También estaban ellos, mis amigos. Había música, su habitación. ¿Dónde están todos ellos? 
-¿Quiénes son?- Pregunto con calma.
-Tus nietos abuelo...como nosotros. Blake está en Dallas, con su familia...están todos bien ¿sabes?- Me dice la voz femenina...definitivamente esta viene del lado derecho.
-¿Zoey?- Pregunto mientras pienso en ella. 
-Si- Me responde la voz mientras me acaricia la cabeza.
-Estamos aquí

contigo abuelo.- Dice la otra voz.
-Tyler...- Le digo alzando la mano mientras el la acaricia una y otra vez. 
Creo que llevan horas aquí, quizá días...¿o recién han llegado?
-¿Dónde está Alexandra?- Pregunto pensando en ella.
-Abuelo...- Comienza a decir él. 
-Debo decirle...debo escribirle.- Digo mientras siento las imágenes cruzar por mi memoria ¿de donde vienen todas ellas? 
-Necesito...escribirle.- Digo cada vez con más dificultad. Si tan solo pudiese salirme de aquí...ni siquiera me han pedido permiso.
-Busca un papel Zoey.
-¿De que hablas?
-Solo, búscalo ¿quieres?
-Necesito hablarle- Vuelvo a decir en voz alta.
-Claro que si.- Me responde.- Yo le escribiré para ti, tu solo dime lo que quieres que escriba.
-Pero debes llevárselo...es muy importante que se lo lleves.- Le digo sosteniendo con fuerza su mano.
Alguien más llora, ¿quién más está aquí dentro? 
-Te prometo que se lo llevaré- Me responde.- Dime que quieres que escriba.
Observo el techo por unos segundos y al cerrar los ojos toda la luz concentrada se queda en mis retinas. Más fosfenos, tantos que no puedo contarlos.
- Creo que ya no nos queda nada para decir porque simplemente ya lo dijimos todo.- comienzo diciendo.- nos veremos pronto ¿sabes?...quizá en tu Wonder- Neverland, quien sabe...- Una tos me sorprende y alguien levanta mi espalda.
- Basta Tyler, no puede...
- Dime abuelo, ¿que más...?
No tengo que pensarlo más, de todos modos ella debería saberlo.
- Ahora entiendo que la canción que tocamos era perfecta, pero tenía que terminar para que nos demos cuenta. Te veré muy pronto Alex. Con amor...tu James. 
-¡Tyler deja eso! ¡Se está ahogando!
-¡Retírense de la habitación ahora mismo!
-¡Perdón abuelo!
-¡Eres un tonto!
-¡Sácalos de aquí!
-¿James? ¿Me oye...?
-Llama a Gunther ahora mismo. ¿Me oíste? Ya.
-¿James? Pestañee si puede oírme.
-Finalmente...encontramos la manera de estar juntos.
-¿Qué dijo?
-No lo sé...
-Espera. ¿Hola? ¿James? No está respondiendo.
-El pulso...
-¡Pásame las placas! ¡ahora!...¡despejen!


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Capítulo XIX: El último recuerdo



-Abre los ojos.

-No quiero.
-Vamos...ey, mírame...¿En qué estás pensando?
-No sé como explicarlo...
-Vamos, al menos inténtalo. 
-Está bien... Viste cuando sientes esa felicidad extrema...
-Si.
-...cuando quieres detenerte en ese momento para siempre...
-Ajá...
-Lo cual no quita que el tiempo siga pasando...
-Claro.
-Es un sentimiento único y que no dura para siempre aunque quiera permanecer así...
-Espera...¿qué?
-Aparece solo en los momentos privilegiados y es...¡lo que determina que nunca nos olvidemos de ese recuerdo!
-Y ya te emocionaste...
-Congelándolo para siempre pero no en la realidad...sino en nuestras memorias.
-¿Y que quiere decir todo esto?
-¿No lo entiendes James? Es el misterio más grande del universo, la única manera de vencer el tiempo.
-¿Y que deberíamos hacer ahora? ¿contárselo a todos?
-¿Qué? ¡No! Será nuestro secreto, solo nosotros lo sabremos...¿No te parece genial?
 -Supongo que tiene sentido ya que al final de una vida lo único que verdaderamente tienes son recuerdos.
-Y pasan una vez en la vida, nunca se van a repetir de la misma manera pero en nuestras memorias...en nuestras memorias podemos revivir a cualquier persona que ya no esté...¡Mierda James! ¡Encontramos la manera!
-Entonces deberé recordarte una y otra vez para saber que sigues conmigo...
-No creo que sea tan fácil pero prometo ayudarte.
-¿Y como planeas hacerlo?
-No lo sé pero hallaré la manera.
-Pero no quiero llegar a eso Alex...no quiero perderte aún.
-Pero de eso se trata el juego James...me pierdes y luego me encuentras.




 FIN DEL SEGUNDO Y ÚLTIMO LIBRO
FIN DE LA TRIADA.





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Si ya terminaste la triada

Si ya terminaste la triada y leiste 'La relación de la triada' solo te resta una cosa...leer el último capítulo de esa misma obra, 'bonus track'.
http://w.tt/1Ytlb9X
<3
MT.

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