
FIRE
by overflytheocean
''No juegues con fuego muñeca, te puedes quemar.'' Le susurró él a su oído. El cuerpo de ella se estremeció.
FIRE
Estaba acorralada contra la fría pared del baño, su enorme estatura encima de mí me intimidaba.
Me agarró del brazo tan fuerte como pudo, entonces comencé a sentir un escozor en mi brazo y mi cuerpo comenzó a arder de calor, era como si me estuvieran quemando con...¿fuego?
Un grito ahogado salió de mi boca al ver la horrible marca roja que se hallaba en mi brazo.
=================
Capítulo 1.
*Flashback*
''¡Aya!'' Gritaba mi madre, pero yo seguía corriendo. ''¡Aya Morrison!'' Volvió a gritar más fuerte mi madre, la ignoré.
Tenía apenas sólo diez años, pero según mi padre, era demasiado inteligente para mi edad.
Corrí la carretera cuesta abajo en dirección a mi destino, pero cuando llegué me encontré con una escena bastante impactante para mí. La casa de mi mejor amigo Colton estaba en llamas, corrí abriéndome paso entre los bomberos y los policías, pero uno de ellos me vio y me sacó fuera de la estancia que estaba ardiendo en estos momentos.
''¡Colton!'' Chillaba entre sollozos. No sirvió de nada. Escuché la sirena de la ambulancia a lo lejos hasta que apareció frente a mis ojos. Veía como uno de los bomberos se adentraba en la casa y sacó de ella un cuerpo que supe reconocer rápidamente. Lo colocó en la camilla que traía la ambulancia y le pusieron una mascarilla de oxígeno. Y desde entonces no volví a saber nada más de él.
*Final flashback*
Seguí mirando la foto por un largo rato, tenía su preciosa sonrisa coqueta y sus enormes ojos azul verdoso que hipnotizaban a cualquiera, en esa foto él tenía un año más que yo.
Habían pasado siete años, yo ya era toda una mujer, ya tenía mis diecisiete, y él, quizás esté ahí arriba. Levante mi mirada hacia arriba mientras aferraba el único recuerdo que me quedaba de él a mi pecho, dejé que las lágrimas cayeran por mis mejillas.
''Aya cariño.'' Dijo mi madre acariciando mi largo cabello negro.
''No es nada.'' Dije. ''Voy a seguir
desempaquetando mis cosas.'' Dejé su foto a un lado y volví a sacar las cosas de las cajas.
El viaje a New York había sido bastante largo, echaba de menos Londres, mi antiguo hogar, el único lugar que me recordaba a él.
Habíamos comprado un enorme apartamento en pleno centro de la ciudad, New York era una de las ciudades más ruidosas de Estados Unidos a causa de su gran elevación de tráfico, pero por alguna razón, ésta era la zona más calmada de la ciudad, algo raro.
''Nueva vida, nuevos amigos.'' Si es que los hacía. Mi padre había salido a buscar un instituto cerca al cual matricularme. No me apetecía volver a esas estúpidas y agobiantes clases, pero no podía defraudar a mi padre, era una máquina en los estudios, total, era lo único que se me daba bien.
Rebuscando en una caja, saqué un libro de ella.
''Mamá, voy a salir.'' Advertí caminando hacia la puerta.
''¿Dónde vas cielo?'' Preguntó ella saliendo de la que supuse que era la cocina.
''Voy a dar una vuelta por Central Park.''
''Coge el teléfono por si te pierdes y nos llamas. Ten cuidado hija.'' Dijo dándome un beso en la mejilla antes de verme salir por la puerta.
''Dios, esto está lleno de gente.'' Me quejé cuando salí por la puerta del enorme edificio.
Me hice hueco entre toda aquella multitud de gente, hasta que logré salir de ahí y caminar por una calle bastante tranquila.
Seguí con mi paso, hasta tener frente a mí un enorme parque todo verde, me encantaba la naturaleza y los lugares tranquilos, así que opté por caminar en dirección a un gran árbol que había allí. Pegando mi espalda al tronco, abrí el libro que llevaba en las manos y empecé a leer por donde lo había dejado.
Oí unos ruidos detrás de mí y me giré para encontrarme con un grupo chicos, seguramente jugadores de futbol americano por el enorme cuerpo que tenían jugando con una pelota de voleibol.
''¡Tú!'' Me gritó uno. Subí mi vista para encontrarme con un moreno con ojos oscuros caminando hacia mí. ''Podrías haberte quedado en tu casa para leer, es que verte aquí y con un libro me deprime.'' Me quitó el libro de la mano. ''Cartas para Julieta.'' Leyó el título. ''Oh, que bonito, voy a llorar.'' Se burló, seguido de las carcajadas de sus amigos.
Mi cabeza seguía agachada, era incapaz de decir algo. Con un movimiento rápido, le quité el libro de las manos y salí corriendo. Eran las seis de la tarde, pero oscurecía más antes por el jodido cambio de hora.
''¡Vuelve aquí perra!'' Gritó detrás de mí.
Eché un vistazo rápido y vi como los cuatro chicos me seguían por detrás, adelantándoles el moreno. Aceleré más mi paso y no sé cómo lo hice, pero acabé en un callejón oscuro y sola, o eso creía.
''Mierda.'' Me maldije por dentro al ver unas cuantas sombras salir de la nada y caminar hacia mí.
=================
Capítulo 2.
Me escondí como pude detrás de un cubo de basura para evitar que me vieran. Sus pasos estaban cada vez más cerca, estaba justo a mi lado, pero entonces paró, pensaba que era el fin para mí.
''¿Qué te he dicho Jack de pisar territorio ajeno?'' Dijo una voz detrás de mí. Un chico castaño y con ojos color miel salió de la nada con otros tres chicos más.
El moreno se echó unos pasos hacia atrás cuando vio que el castaño se le acercaba a él con una sonrisa maliciosa.
''No me das miedo.'' Se defendió el otro.
''¿En serio?'' Se acercó más a él. ''Porque tus amigos no dicen lo mismo.'' Hizo un gesto señalando a los otros chicos que salieron corriendo de ahí. ''¿Has dicho algo Daniels?'' Vi como ahora se acercaron todos hacia él, alejándose de mí. Aproveché que estaban apartados de mí y corrí en dirección opuesta.
''¡Mierda!'' Gritó alguien percatándose de mi presencia.
Mis piernas hacían todo el esfuerzo posible para aguantar, y lo conseguí, salí sana y salva de aquel oscuro y apestoso callejón, el problema es que ahora no sabía dónde estaba.
Caminé unas cuantas cuadras más, hasta que mis ojos fueron dirigidos a un cartel bastante iluminado con luces de colores. Era un prostíbulo.
Mi paso fue apresurado, había hombres borrachos por donde pasé, lo único que no quería era empeorar todo esto, ya me era suficiente con lo que acababa de pasar hace unos minutos.
Me acerqué al portal de un edificio y me senté un rato, estaba
exhausta. Saqué mi teléfono del bolsillo y marqué un número. Estuve esperando por largo rato, pero nadie lo cogió. ¿Dónde demonios estaba papá?
Retomé mi camino otra vez de nuevo. Ya había logrado salir de ese asqueroso lugar lleno de putas y alcohólicos.
No sé cuánto caminé, pero estaba demasiado agotada, el camino a casa fue demasiado largo, y eso que todavía me faltaban unas cuantas calles para llegar.
''Por fin.'' Llevé mis manos al cielo cuando aparecí frente al enorme edificio en el que ahora vivía. Entrando, presioné el botón del ascensor para que bajara, esperé durante un corto rato cuando se abrió de par en par mostrando a una pareja en una situación bastante íntima.
Percatándose de mi presencia, salieron de ahí como si nada, entré dentro y apoyé mi espalda en la pared del ascensor, presioné el botón tres que llevaba a mi planta.
Antes de salir miré mi rostro en el espejo del ascensor, estaba algo pálida y mi rostro transmitía miedo. Cogí una gran bocanada de aire antes de salir de él.
''Hola.'' Dije cerrando la puerta detrás de mí. Mi madre salió de la cocina, estaba preparando la cena ya que la casa estaba inundada de un aroma delicioso.
''¿Qué tal la salida?'' Preguntó.
''Algo cansada, tuve que caminar mucho.''
''¿Algo que contarme? ¿Algún chico mono?'' Me miró sonriendo. Nunca había estado con nadie, y sé que el día que lo llegue a estar,
mi madre será la persona más feliz del mundo.
''Por favor mamá, no empieces.'' No quería contarle lo ocurrido a mi madre, la iba a preocupar y seguramente me prohibiría salir, cosa que no quiero.
''Aquí hay chicos muy guapos y con una chica tan preciosa como tú por aquí suelta..'' Camino de vuelta a la cocina.
Me encerré en mi habitación y me tiré en la cama. Estaba agotada, estaba por cerrar los ojos pero me acordé de aquella escena de la parejita en el ascensor. Como me gustaría estar así alguna vez con alguien, pero para mí desgracia, no era un imán para los hombres y jamás lo seré, quizás se deba a lo aburrida que era.
Miré la hora en mi teléfono, eran las ocho de la tarde, ya estaba oscuro en la calle. Caminé vagamente hacia mi armario para buscar algo cómodo para ponerme, gracias a dios mamá me había colocado toda la ropa en el cuando salí. Una camiseta rosa de manga corta y unos shorts de pijama estampados.
''¡A cenar!'' Gritó mi madre.
''Hola preciosa.'' Me dijo mi padre al verme entrar en el salón.
''Hola papá.'' Le di un beso en la mejilla, estaba leyendo un periódico. ''Tengo una buena noticia para ti cariño.'' Recé para que no fuera nada sobre el instituto. ''Mañana empiezas las clases.''
''Mierda.'' Solté por lo bajo, mi padre hizo oídos sordos ante aquello mi boca había soltado.
''Está a una media hora de aquí, así que te llevaré y te traeré de vuelta yo.''
Lo que me faltaba. ''Luego prepara tus cosas ¿vale?'' Asentí.
Mamá ya había puesto la cena sobre la mesa. Cené, me lavé los dientes, hice todo lo que tenía que hacer y volví a mi habitación.
Mirando debajo de la cama, estiré mi brazo para sacar de ahí una caja, rebuscando en ella, saqué mi mochila y la coloqué encima de la cama mientras empujaba la caja hacia dentro. Metí todo lo que papá había traído dentro de ella y la coloqué al lado de la mesilla de noche. Todavía no eran ni las diez de la noche, pero sentía mi cuerpo demasiado cansado, me tumbé un rato mirando al techo azul celeste. Poco a poco mis parpados se fueron haciendo más pesados hasta que me quedé completamente dormida.
...
Sentí algo acariciarme la cabeza, abrí poco a poco los ojos ya que la luz que entraba por la ventana me molestaba. Me encontré con los ojos de mi padre mirándome con una sonrisa.
''¿Qué hora es?'' Pregunté bostezando.
''Hora de que te levantes para ir a clase.'' Yo gruñí y me giré dándole la espalda. '' Vamos pequeña.'' Me arrancó el edredón de encima. ''Dentro de cinco minutos vuelvo y más te vale estar lista.''
Pegué un salto de la cama y me dirigí al pequeño baño de mi cuarto, me di una rápida ducha y salí de ahí con una toalla rodeada a mi cuerpo y otra a mi pelo.
''Algo cómodo..'' Me dije mientras buscaba la ropa. Escogí unos vaqueros negros ajustados, una sudadera roja algo ancha para mí y mis converse blancas. No me gustaba destacar, tampoco es que lo hiciera.
Secándome
el pelo, me hice una coleta y la desordené un poco. Agarré mi mochila y salí de mi habitación.
''¿No vas a desayunar?'' Preguntó mi madre viendo como me dirigía a la puerta.
''Se nos hace tarde.'' Añadió mi padre. '' Toma esto.'' Me entregó unas tostadas y un bote de zumo. '' Te dará tiempo a comértelo por el camino.''
Salimos de casa, mi padre buscaba su BMW de último modelo con los ojos.
''Date prisa.'' Me dijo.
Entré dentro de aquel precioso vehículo negro y me abroché bien el cinturón.
Mi padre conducía bastante rápido, digamos que no disfruté mucho de mi desayuno.
''Hemos llegado.'' Estacionó en frente de un edificio de color crema y con las ventanas blancas. Era demasiado alto para ser un instituto.
''Buena suerte.'' Soltó viéndome salir del coche. Le respondía con una sonrisa.
El viento azotaba mi cabello con fuerza. Había demasiada gente para mi gusto, esto parecía más una universidad que un instituto. Al fondo podía ver un grupito de chicas vestidas con minifaldas que les mostraba todo su trasero, camisetas con escote y demasiado maquillaje en su cara. Pasé por su lado y pude ver como todas clavaban sus ojos en mí. Me alegré mucho por dentro, me prestaban atención, algo que nunca antes habían hecho.
Mis ojos se abrieron con sorpresa, era precioso por dentro y bastante colorido. La gente reía, charlaba y hasta bailaban. Al fondo pude observar a un grupo de animadoras caminando en sincronización con sus mini uniformes y moviendo sus caderas provocando a los chicos. Las ignoré. Empecé a buscar la sala doce, mi clase, supongo, eso es lo que ponía en la hoja que me había entregado mi padre donde había también el horario de clase.
''Aquí está.'' Solté en un tono bajo. Di unos cuantos golpecitos en la puerta antes de abrir.
''Pero mira quien tenemos aquí.'' Dijo alguien al verme entrar en la clase.
=================
Capítulo 3.
Me giré para observar de dónde provenía aquella voz, mis ojos se abrieron de golpe con miedo. El moreno que me persiguió ayer con sus amigos se encontraba sentado encima de la mesa rodeado de sus amigos.
Hice como si no lo hubiera visto y me encaminé a la mesa del maestro.
''Morrison ¿verdad?'' Un hombre calvo de unos cincuenta años y con gafas me miró de reojo, yo asentí. ''Siéntate donde quieras.''
Me coloqué en una mesa cerca del maestro.
''Soy el señor Green, tu maestro de filosofía.'' Le mostré una sonrisa. ''Siéntense bien y saquen su libro y su cuaderno.'' Se dirigió a los alumnos levantándose de su mesa.
''¿La nueva no se va a presentar?'' Otra vez esa voz.
''Cállese Daniels y pegue su culo a la silla.''
''Como usted diga bola de bolos. '' Con eso último se refería a su cabeza completamente calva y brillante, todos comenzaron a reír, no sé dónde encontraban la gracia a eso.
El maestro volvió a su asiento frustrado, este chico lo estaba sacando de sus casillas.
''Página cincuenta, leed el apartado sobre la Evolución del pensamiento, luego iréis saliendo uno en uno a explicarme que es lo que habéis leído.''
Se acomodó en su sitio y empezó a revisar algunos papeles, que supuse que eran exámenes.
''¿Necesita algo señorita?'' Me miró.
''No nada, lo siento.'' Agaché mi
cabeza avergonzada.
Abrí el libro siguiendo las indicaciones que había mandado, comencé a leer aquel apartado, estaba concentrada cuando alguien abrió la puerta de golpe.
''¡Jones!'' Alzó la voz el maestro enfadado. Había un chico castaño, no le presté mucha atención ya que en cualquier momento el maestro iba a sacarnos a explicar aquello.
''Perdone usted maestro, pero ya sabe cómo son las mujeres. El asiento trasero del coche no es muy cómodo que digamos.'' Soltó a la ligera, me sorprendí un poco ante la libertad a la hora de hablar de esas cosas. La clase se echó a reír otra vez. Yo seguía con mi cabeza metida en la lectura.
Pasaron unos diez minutos, por el momento la clase estaba tranquila y en silencio.
''Cierren todos vuestros libros.'' Lo cerré, podía oír a gente que le decía al profesor que le diera un momento para repasar, pero el volvió a repetir lo que había dicho más fuerte.
Agarró una hoja en su mano y comenzó a nombrar a gente.
''Daniels.'' Soltó con un tono desagradable.
''Ordene mi amo.''
''Aquí delante, su turno.'' Habían salido antes varias personas más, pero no presté atención.
Escuché el ruido de la silla moverse para luego oír unos pasos. Pasó por mi lado pegándome en la espalda.
''Imbécil.'' Susurré.
''Ya puede empezar.'' Le indicó el profesor.
''Pues veamos, la evolución del pensamiento me indica que le debo hacer mía a esa toda la noche.'' Me señaló, me atraganté con mi propia saliva, otra vez pude oír sus asquerosas carcajadas.
Simplemente agaché mi cabeza ante todo aquello.
''¡Fuera de clase Daniels!'' Gritó ahora irritado el maestro.
Durante los veinte minutos restantes de clase, el profesor se limitó a decir algo, ese chico lo sacaba de quicio. Era una y otra vez el movimiento repetitivo de la gente levantándose a explicar.
''Morrison.'' Me nombró, pero en ese momento el timbre sonó. Gracias a dios.
El profesor salió de ahí con un mal humor de perros.
Rebusqué en mi mochila el horario. Esta siguiente hora me tocaba dar lengua. Guardé mis libros de filosofía y me quedé esperando.
Puede sentir que todas las miradas se clavaban en mí.
''¿Qué pasa nena?'' Pegué un salto. Mirando de reojo me encontré con el moreno otra vez, no lo había visto entrar, se pasó la hora de la clase anterior fuera.
''Hola chicos.'' Dijo una voz femenina. '' Preparad vuestras cosas.'' Una mujer, no tan mayor, pelo castaño y ojos claros se adentró dentro de la clase.
El chico seguía cerca de mi cara, pero yo simplemente lo ignoré, como si no estuviera.
''Daniels, siéntese ahora.'' La maestra lo fulminó con la mirada. Éste se alejó de mí y volvió a su lugar. ''Allí.'' Añadió la mujer señalando el asiento vacío de mi lado. Lo que me faltaba, tenía que soportar a este idito lo que quedaba de clase.
Pasando por delante de mí, dejó sus cosas en el suelo y se sentó. Sus ojos estaban clavados en mí, podía sentirlo, ya que miré discretamente por un segundo.
''Hoy empezaremos a repasar
algo de teoría, comenzaremos con el análisis sintáctico de oraciones. Usted señorita, salga a la pizarra.'' Justo tenía que señalarme a mí, empujé un poco mi silla para levantare cuando sentí una mano golpear fuerte mi trasero que causó un ruido que inundo toda la case, me giré cabreada y le golpeé con fuerza girándole la cara.
La maestra nos miraba sorprendidos mientras el otro cabrón se llevaba la mano a su mejilla.
''Señorita por favor.'' Me entregó el trozo de tiza para comenzar a escribir la oración que me dictaba. La analicé con todos sus pasos y le devolví la tiza. Ella me miró con una sonrisa. ''Estupendo señorita..?''
''Aya Morrison.'' Respondí, ella sonrió.
Volví a mi asiento, esta vez él no me volvió a dirigir la palabra, hacia bien, ya me estaba hartando y solo llevaba dos horas metida aquí. Luego venía el recreo. Un gran alivio recorrió mi cuerpo.
La hora pasó algo lenta, la maestra explicaba cosas, yo lo anotaba todo en mi cuaderno.
''Antes de que os vayas quiero que hagáis los ejercicios de la página veinte, todos.'' Me dispuse a recoger mis cosas. Cuando sonó el timbre todos salieron corriendo de allí.
Yo iba caminando a paso lento buscando mi taquilla para guardar mis cosas, eran muy bonitas para decir verdad, no eran todas del mismo color, eran de colores muy vivos y alegraban la vista.
''¡Fea!'' Otra vez esa jodida voz, eché un vistazo y pude verlo con un grupo de chicos.
Apresuré mi paso entre toda aquella multitud de gente, de repente mi cuerpo cayó al suelo junto a los libros que
sostenía entre los brazos, el muy hijo de puta me había puesto la zancadilla, todos a mi alrededor empezaron a burlarse. Aguanté mis lágrimas, no debía llorar, no podía derrumbarme antes semejante mierda de gente como esta.
''¿Estas bien?'' Una voz masculina se escuchó, levanté la cabeza para encontrarme con un rubio de ojos azules mirándome un poco apenado. Me agarró del brazo y me levantó, bajando mi vista pude ver a una chica morena con mechas rosas agarrar mis libros del suelo.
''Si, gracias.'' Dije por lo bajo.
''Soy Dan, ella es Alex.'' Me sonrió la chica, sus ojos verdes eran preciosos y ella tampoco se quedaba atrás.
''Aya, Aya Morrison.''
''¿Eres nueva verdad?'' Me preguntó la chica, asentí. ''Toma.'' Me entregó mis libros.
''Estaba buscando mi taquilla y...'' El rubio no me dejó terminar.
''No les hagas caso, se meten con la gente para llenar ése vacío que tiene dentro.''
''¿Te vienes con nosotros?'' Se colocó la chica a mi lado juntando su brazo con el mío.
''Si, supongo.'' Caminamos por el largo pasillo para llegar al enorme salón donde se encontraban todos los alumnos, cada uno sentado con su grupito alrededor de una mesa.
Pasamos a recoger nuestro almuerzo para luego sentarnos en una mesa un poco alejada.
''Nos están mirando, bueno, te están mirado.'' Dijo Dan.
''¿Qué?''
''Los del equipo de futbol americano.'' Añadió Alex dirigiendo su mirada a ellos. Allí estaba ese cabrón, mirándome con una asquerosa sonrisa grabada en su rostro.
''Ten cuidado Aya, todo lo que proponen lo consiguen y más sabiendo que eres una chica preciosa...'' Me ruboricé.
''No empieces Dan.'' Le golpeo su amiga el brazo, yo reí.
''Pero hablando enserio, ten cuidado con ellos, pero más con ése.'' Señaló a el chico que había interrumpido la clase esta mañana de aquella forma.
''¿Por qué?'' Pregunté curiosa.
''Es peligroso, muy peligroso.'' Dijeron ambos.
Lo miré por un rato, él tenía su cabeza agachada, pero es como si supiera que lo estaba observando porque levantó su vista y me miró, su mirada quemaba.
=================
Capítulo 4.
La primera semana de clase había sido algo aburrida. El chico moreno, del cual ya sé su nombre, Jack Daniels, siguió dándome la lata por un tiempo, pero la manera en la que lo ignoraba le hacía hartarse de mí.
Alex y Dan habían sido súper amables conmigo, me quedaba con ellos en la hora del recreo y charlábamos de cosas sin sentido. Al principio pensé que tenían alguna relación sentimental, pero Dan estaba detrás de una de las animadoras y Alex prefería vivir en su mundo, era una chica muy tranquila y reservada.
Y bueno, lo demás seguía todo igual. Las animadoras seguían provocando por los pasillos y las otras chicas cada vez llevaban más maquillaje excesivo en su cara, por no nombrar ya su vestimenta, iban totalmente desnudas.
Con respecto al chico ese y al grupo de futbol americano, no tengo nada nuevo que contar, simplemente los ignoraba las pocas veces que me decían algo. No nos prestaban mucha atención a nuestro pequeño grupo formado por nosotros tres, mejor lejos.
Estoy de camino otra vez hacia el instituto, no me apetecía ver la asquerosa cara de las rubias plásticas a primera hora del día, pero en fin, es lo que hay, tendré que soportar esto por el resto del curso, por suerte era mi último año, así que me animaba al pensar eso.
''Adiós papi.'' Le di un beso en la mejilla.
''Cuídate princesa.'' Despidiéndome de él con la mano, me colgué la mochila por un brazo.
Crucé el pasillo con una sonrisa
de oreja a oreja, puede que lleve solo una semana, pero no voy a permitir que ninguna zorra me pisotee.
''¡Buenos días instituto Boonen!'' Me giré para observar a mi amigo entrando por la puerta principal captando la vista de todo el presente, estaba vestido de chica y con una peluca rosa. Cuando se acercó a mi aguanté por no reírme en su cara. ''¿Te pasa algo nena?'' Me miró de lado imitando la voz de una chica.
''Ho..Hola.'' Dije intentando contenerme.
''¿Te pasa algo Aya? Estas roja, muy roja.'' No pude contenerme más y estallé de risa.
''¿Cómo se te ocurre venir vestido así? Es de locos.'' Llevé mis manos a la cabeza.
''Díselo a Alex, no hay quien haga una apuesta con ella.''
''¿Qué ha pasado?''
''Ayer en su casa empezamos a discutir y me empezó a llamar gallina, así que hemos quedado en que si yo venía vestido de chica, ella besaba a Jack en el recreo, delante de todos.''
''Oh dios mío.'' Llevé mis manos a la boca. ''¿Lo dices en serio?''
''Si nena, esto va a ser épico. Ahora deja que ésta diva se luzca.'' Echando su pelo a un lado, empezó a caminar contoneando sus caderas.
''Madre mía.'' Solté un pequeño suspiro seguido de una risa.
''¡Hey!'' Pegué un grito.
''¡Alex! ¿Estás loca? Me has asustado.'' Los preciosos ojos verdes me miraban divertidos.
''¿Has visto a Dan?'' Asentí. ''¿Va vestido de chica?'' Volví a asentir riendo. ''¡Mierda!'' Gruñó.
''Vas a tener que besar a Jack.
No me voy a perder eso por nada.'' Solté divertida.
''Oh gracias amiga, yo también te quiero.'' Revoleó los ojos.
''Venga, no te enfades, tampoco es para tanto.''
''¿Que no es para tanto? Tengo que besar a ese asqueroso.''
''Nadie te obligó a hacerlo, retaste tú a Dan.''
''Lo que sea.'' Movió la mano con desdén. ''Me voy a clase, luego te veo.''
''Vale.'' Respondí con una sonrisa y me adentré entre toda aquella multitud de estudiantes buscando mi aula.
A primera hora me tocaba Historia, que rollo por favor. Entrando en clase me di cuenta de que mi sitio estaba ocupado, bueno, casi todos los asientos estaban ocupados, quedaban libres dos mesas al fondo de clase, no me iba a enterar de nada ya que los que se sientan al final son los que más hablan, pero no tenía otra alternativa. O era eso o me sentaba en el suelo.
Caminé hasta el fondo de clase y me acomodé en mi asiento.
''Yo que tú no me habría sentado ahí.'' Una chica rubia con ojos color miel me habló...¿nerviosa?
''¿Qué?'' Pregunté frunciendo el ceño.
''Silencio chicas.'' Dijo la maestra entrando por la puerta. ¿A qué se refería con eso la chica?
La maestra estaba explicando cuando la puerta se volvió a abrir de golpe como la primera vez. Toda la clase se quedó callada, sus miradas, las cuales ahora reflejaban miedo, volvieron directamente a mí, como si intentaran decirme algo.
Aquel mismo chico de la otra vez, se
encontraba parado en la puerta.
Volví mi cabeza al libro, no quería que pensara que lo estaba vigilando. Sus pasos eran lo único que se oía en la clase, cada vez los oía más cerca, hasta que un asombra se paró enfrente mío.
''Estas sentada en mi sitio, levántate.'' Ordenó.
''Mmm...¿pone tu nombre?.'' Miré al rededor de el asiento.
''Te he dicho que te levantes.'' Alzó la voz.
''Me temo que eso no va a poder ser posible, he llegado antes.'' Dije sonriendo.
Bufó molesto y se tiró a la mesa de al lado. Las dos primeras horas al lado de este individuo pasaron rápidas.
Me encaminaba hacia la cafetería para encontrarme con Alex y Dan. Cuando entré, todo el mundo se giró a mirarme, parecía que hubieran visto un fantasma.
''¡Aya!'' Gritó Alex que estaba en una mesa al fondo.
Crucé la cafetería ignorando todas las miradas y me senté con ellos.
''Me han dicho que has hablado con...'' Dijo Dan moviendo la cabeza en dirección hacia la mesa en la que se encontraban Jack y sus amigos, entre ellos aquel chico.
''Me ha ordenado que me levante de mi mesa.'' Gruñí molesta.
''¿Y por qué no lo has hecho?'' Preguntó Alex llevándose la hamburguesa a la boca.
''Porque a mí nadie me da órdenes y menos él.'' Ahora que lo pienso, todavía no me he fijado en él bien, solo lo miraba desde lo lejos o simplemente no lo miraba.
''Ten cuidado Aya.'' Advirtió Dan.
''Pero ¿por qué?''
''Es peligroso.'' Añadió mi amiga.
''Ya me habéis dicho eso. Quiero saber el por qué.'' Estaba ya harta de tanto misterio.
''Pregúntaselo a él.'' Soltó Alex.
''Por cierto, ¿tú no tenías que besar a Jack?'' Mi amiga me envió una mirada de odio.
''Eso, eso. Cumple con la parte de tu apuesta.'' Dan tenía grabada una sonrisa divertida en su rostro.
Mi amiga se levantó enfadada tirando la silla al suelo y caminó hacia su mesa. Dan y yo la mirábamos divertido.
Se acercó a Jack y le tocó el hombro con un dedo, cuando éste se dio la vuelta, mi amiga lo agarró de la cara, le plantó un beso rápido y volvió con nosotros.
Toda la cafetería empezó a chillar cosas, a aplaudir, mientras que Jack la seguía mirando con la misma expresión que tenía al recibir el beso, con sorpresa.
''¿Contentos?'' Escupió al sentarse a mi lado.
''Siip.'' Nos chocamos la mano ambos.
''Os odio.'' Se tapó la cara con sus manos.
''¡Zachary!'' Gritó una voz chillona. Girándonos, pudimos ver a una rubia plástica corriendo a los brazos del chico tan ''peligroso''. Al menos ahora ya sabía su nombre.
=================
Capítulo 5.
''Vamos Aya, que es para hoy. ¡Chuta ya!'' Me gritaba Alex desesperada. Estábamos en la hora de deporte y nos encontrábamos todos jugando a futbol. Yo por desgracia era penosa en futbol, bueno, en futbol y en todo.
Estaba corriendo de un lado para otro por el campo de futbol que había detrás del instituto, me daba miedo la pelota, no voy a mentir.
''¡Ahh!¡ Grité cuando sentí la pelota golpearme en la espalda.
''Aya que la pelota no muerde hija mía.'' Dijo Dan riéndose de mí.
''No te rías de mi estúpido.'' Esto era injusto.
''Lo siento, pero es que es gracioso y triste verte jugar.'' La asquerosa voz de Jack se escuchó detrás de mí.
''Nadie ha pedido tu opinión.''
''Pero la doy si quiero, ¿ o es que me lo vas a impedir?'' Lo fulminé con la mirada.
''¡Maestro! No voy a seguir jugando, lo siento mucho, pero no puedo, esto me supera.'' Dije frustrada y caminando hacia un banquillo.
''Es usted muy negada para los deportes señorita Morrison.'' Los ojos de Brandon, mi profesor de educación física estaban clavados en mí.
''¿Usted también me va a dar la lata?'' Me levanté de ahí y caminé de vuelta al pequeño gimnasio del instituto, pude escuchar su pequeña risa detrás.
Me encontraba sola vagando por los pasillos del instituto, todos estaban en sus clases y yo aquí haciendo el tonto, caminé hasta el final del pasillo para encontrarme con la puerta que llevaba al
pequeño gimnasio, para mi suerte estaba abierto y entré sigilosamente a los vestuarios.
Me dirigí al lavabo para echarme un poco de agua fría en la cara, estaba bastante estresada. Sintiendo el frío tacto del agua al chocar contra mi cara, respiré hondo.
''No le hables.'' Una chica rubia salió de una de las duchas.
''No te acerques a él.'' Otra chica, esta vez pelirroja salió de otra ducha.
''No le toques.'' Otra chica rubia.
''No le respondas, solo haz lo que él diga.'' Una morena salió del cuarto de baño.
''Pero sobretodo, no le mires a los ojos.'' Añadió una castaña entrando por la puerta.
''¿Qué pasa?'' Fruncí el ceño.
''No te hagas la tonta.'' Dijo la pelirroja.
''No sé a qué os referís. Lo juro.'' La mirada de aquellas chicas encima de mí me intimidaban.
''Aléjate de Jones.'' Habló esta vez la castaña.
''¿Jones?'' Pregunté extraña.
''Si, el chico del otro día en clase.'' Una de las rubias caminó hacia mí.
''Es peligroso, más vale prevenir que lamentar. Avisada estás.'' Añadió la morena antes de irse seguida de las demás y para dejarme sola en los vestuarios después de aquel numerito que me acababan de montar.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir los pasos de alguien entrar en el gimnasio. Aquellas chicas ya se habían ido de ahí hace unos minutos.
''¿Hay alguien?'' Preguntó una
voz ronca y solté un pequeño grito, no pude contenerme. Entonces la puerta del vestuario se abrió de golpe mostrándome a aquel chico tan ''peligroso''. Solo al verlo entrar, giré mi cabeza, recordé todas y cada una de las palabras que esas chicas me habían dicho.
Mi pecho subía y bajaba y mi respiración era entrecortada. Podía sentir su fría mirada clavándome dagas. Vi como poco a poco se acercaba, mi corazón iba a mil. No sé ni cómo ni por qué lo hice, pero lo empujé y salí corriendo de ahí.
''¡Espera!'' Gritó, pero lo ignoré.
Corrí de vuelta donde estaban mis demás compañeros, al verme llegar de esa forma a ellos se asustaron.
''¿Estas bien?'' Preguntó Alex corriendo hacia mí.
''Si, yo... solo, nada...'' Mi respiración era agitada.
''Tranquila, vamos.'' Me llevó con ella a un banquillo y me dio un poco de agua para que me tranquilizara. ''Cuéntame.''
Respirando hondo, comencé a hablar. ''Me encontraba en los vestuarios cuando aparecieron unas chicas de la nada advirtiéndome de que me alejara del mismo chico que dijisteis Dan y tú, y cuando se fueron ellas, apareció él, no pude evitarlo y pegué un pequeño grito, entró al vestuario y se intentó acercar a mí, lo empujé y salí de ahí corriendo, con él detrás.'' Mi frente estaba impregnada de sudor.
''Ya pasó, tranquila.'' Acarició mi cabeza.
Las últimas horas de clase me las pasé pensando en todo aquello que me habían dicho, ¿tan peligroso era aquel chico? No había aparecido
por ningún lado.
''Por fin.'' Suspiré cuando tocó el timbre.
''¿Estas segura de que estás bien Aya? '' Preguntó Dan rodeándome con su brazo.
''Si, no te preocupes. Ahora vete a casa anda, tu madre te espera.'' Señalé el coche rojo de su madre.
''Adiós nena.'' Me guiñó el ojo.
¿Dónde se había metido mi padre? Llevaba un buen rato esperando y todavía no había llegado. La entrada del instituto se iba vaciando cada vez más, hasta que me quedé yo sola sentada en las escaleras de la entrada.
Estuve esperando aunque sea una simple llamada de él diciendo que llegaría tarde, pero nada, decidí llamarlo yo, pero no lo cogía, probé con el de mamá, pero igual. ¿Se puede saber qué tipo de padres son estos?
''¿A quién esperas?'' Una voz hizo sobresaltarme. El profesor de gimnasia, suspiré aliviada.
''A mis padres, pero todavía no llegan y el teléfono no me lo cogen.'' Me puse de pie.
''Mira, si caminas unos cuantos metros más encontrarás una parada de autobús, el próximo bus pasa dentro de quince minutos, te dará tiempo a llegar.''
''Gracias.'' Le sonreí y me fui.
Apenas había casas por la zona donde estaba situado el instituto y eso me daba un poco de miedo. Apresuré un poco mi paso para llegar antes cuando oí unos pasos detrás de mí, me detuve un momento y giré mi cabeza, no había absolutamente nadie. Seguí caminando, esta vez un poco más deprisa y otra vez oí los jodidos pasos de alguien detrás, nadie, otra vez nadie. Debían ser paranoias mías.
Ahora eran pisadas más rápidas y cercanas, asustada eché a correr y pude sentir como aquellos pasos hacían lo mismo, mierda.
La parada del bus saltó a la vista después de unos cuantos minutos corriendo. Corrí un poco más rápido hasta llegar a ella y gracias a dios el bus no tardó en llegar. Antes de subir, miré hacia atrás y pude ver como una sombra me observaba y después desaparecía detrás un edificio totalmente quemado.
=================
Capítulo 6.
''Tss'' Ignoré ese sonido. ''¡Aya!'' Gritó alguien en silencio mi nombre y me giré.
''¿Qué quieres pesado?'' Me encuentro con los ojos de Dan mirándome con diversión.
''Éste sábado hay una fiesta por la noche, y tengo invitaciones, así qu...''
''Ni lo pienses, conmigo no cuentes.'' Lo interrumpí.
''Venga Aya, no seas aguafiestas joder. Diviértete un poco tía.''
''Que he dicho que no.'' Bufé molesta.
''Va a ir todo el instituto, incluso Jones...'' éste me estaba provocando.
''¿Y a mí qué?'' Volvía girarme molesta y alcé un poco la voz.
''¡Señorita Morrison fuera de clase!'' Gritó el maestro de historia.
''Pero ¿por qu..''
''¡Fuera!'' Levantándome de mi asiento, salí de la clase dando un portazo.
Saliendo al pasillo, me senté en el suelo. Miré mi reloj y todavía faltaba media hora para que se terminara la clase y además me estaba meando. Aproveché que estaba fuera de clase y tenía la oportunidad de ir, pero ¿y si sale a buscarme el maestro? Bah, me da igual, no creo que le guste que le deje un charquito aquí y al salir de clase se resbale con el y se rompa la cabeza, aunque no estaría mal pensándolo así.
Caminé sigilosamente por el pasillo vacío evitando que cualquier maestro me llamara la atención.
Los aseos estaban unos metros más adelante, casi cerca de la cafetería.
Cada vez que
me acercaba más podía oír ¿gemidos? Debía de estar alucinando, creo que debería de dejar de leer libros eróticos, no es que los lea, bueno sí, pero es que es la única forma que tengo de saber más sobre ello. En fin, que eso no es lo importante ahora, lo que llama más mi curiosidad son los ruidos que vienen de los aseos. Acerco mi oreja a la puerta, y si, había acertado, eran gemidos.
No sé ni cómo ni por qué lo hice, pero agarré el pomo de la puerta y la abrí. Mis ojos por poco se salieron se sus orbitas al ver lo que había frente a mí. Había dos individuos practicando ¿sexo? Encima del lavabo. Qué asco por dios, jamás volveré a limpiarme las manos ahí.
Percatándose de mi presencia , se separaron y pude ver a la misma rubia con la voz chillona del otro día con la falda de animadora ahora por los pechos, giré mi cara un momento para observar al otro individuo, pero la aparté rápidamente, ese chico otra vez, pero había algo que me llamaba más la atención, eran las marcas rojas de dedos que tenía la rubia en sus piernas ¿cómo? Sin darle más rodeos, salí de ahí de vuelta a mi clase y me encontré con el maestro mirándome con furia en la puerta.
''¿Usted no entiende lo que es estar quieta?'' Me pregunta mirándome por encima de sus gafas.
''Tenía que ir al baño maestro, lo siento...'' Fingí una cara triste.
''Que sea la última vez señorita, o tendré que llamar a casa.''
''¿Qué? No, no, por favor.'' Supliqué.
...
''¿Sexo en el baño?'' Me miraron sorprendidos mis amigos mientras íbamos caminando hacia la cafetería.
''Si.''
Respondí.
''Yo quiero probarlo.'' Dice ilusionado Dan.
''Tú eres gilipollas.'' Alex le da un golpe en la cabeza, yo solo río.
''Por cierto Alex, ella no quiere ir a la fiesta.'' Me señala Dan con el dedo.
''¿Qué? Oh claro que iras Aya, o si no me encargaré yo misma de que vayas.''
''Pero es que no quiero. Habrá muchas drogas, alcohol, sexo y todas esas cosas...''
''Venga, solo ésta vez.'' Suplicaron ambos.
''¿Solo ésta?'' Asintieron. ''Vale.'' Una fiesta no hace daño a nadie.
''¡Bien!'' Gritaron felices y se pusieron a bailar en medio de todos.
''Me avergonzáis.'' Abrí las puertas de la cafetería y caminé hacia mi mesa. La mirada de Jack se encontraba observándome mientras me dirigía a nuestro lugar.
Me senté en nuestra típica mesa situada al final de la cafetería, donde todas las miradas se clavaban en ti, era un poco incómodo, pero nos agradaba saber que la gente nos prestaba atención.
''Que asco.'' Escupió Alex sentándose en la mesa.
''¿Qué te pasa?'' Pregunté.
''La mujer de la cafetería que me ha tirado la comida encima.'' Me mostró su camiseta.
''Yo tengo una camiseta en la taquilla, espérate aquí y te la voy a buscar.''
''Gracias.'' Me sonríe.
Salgo disparada de la cafetería y me dispongo a correr por los pasillos, el hecho de que tenga tanta prisa es porque tenía mucha hambre y solo tenemos media hora de recreo.
''Aquí estás.'' Señalo la taquilla rosa frente a mis ojos. Me acerco a la cerradura y empiezo a girar en los números correctos, pero nada, no se abre. ''¡Joder!'' La golpeo.
Sigo intentándolo cuando siento los pasos de alguien acercarse a mí. Veo como un puño se estampa contra la taquilla y ésta se abre de golpe.
''Hola.'' Dice una voz gruesa. Yo simplemente lo ignoro.
Agarro mis cosas y cierro la taquilla como puedo. Mirando por el rabillo del ojo pude observar que era él.
Estaba caminando cuando vuelvo a sentir los pasos detrás de mí.
''No me ignores.'' Susurra casi cerca de mí.
Acelero mi marcha y cuando está a punto de agarrarme, toca el timbre y el pasillo se inunda rápidamente de alumnos.
Sigo sintiendo su firme mirada quemarme por detrás. Camino a la cafetería y me encuentro todavía con Alex sentada de espaldas esperándome.
''Toma.'' Le entrego la camiseta.
''Si que has tardado eh.''
''Me ha hablado, otra vez...'' Miro a mi amiga asustada.
''¿Qué te ha dicho?''
Observo a mi alrededor y me encuentro con la cafetería vacía, mejor.
Le cuento todo lo que había pasado hace algunos minutos y todo lo sucedido, hasta lo de los pasos cuando me quedé tuve que ir sola a casa. Lo de las marcas en la pierna de esa chica fueron lo que más le llamaron la atención, el por qué no lo sé.
''Va a por ti.'' Suelta ella.
''¿Qué?'' La miro sorprendida.
''Te dije que tuvieras cuidado Aya, pero como siempre haces lo que quieres. Vámonos anda que tenemos inglés.''
¿Se puede saber qué he hecho mal?
=================
Capítulo 7.
''¡Bajad la música!'' Gritaba mi padre golpeando la puerta de mi habitación.
Alex y yo bailábamos y cantábamos al ritmo de Don't stop the music de Rihanna.
''¡Ésta noche nos lo vamos a pasar bomba!'' Gritaba ella mientras saltaba encima de mi cama.
''¡Aya baja la musica o hoy no sales a ninguna parte.'' Corro rápidamente a mi reproductor de música y lo apago haciendo caso a mi padre. ''Así me gusta.'' Dice y oigo sus pasos alejarse.
''¿Qué te vas poner ésta noche?'' Pregunta mi amiga.
''No lo sé, no he pensado en ello. Quizás unos vaqueros y una blusa.'' Respondo alzando los hombros.
''¡¿Qué?! ¿Unos vaqueros a una fiesta? Estás loca.''
''No, si prefieres voy desnuda ¿no?''
''Tampoco hay que pasarse Aya, pero es una fiesta, habrá chicos, tienes que ir sexy, tienes que soltarte, seducirlos.'' Me guiña un ojo.
''¿Y cómo se seduce a un hombre?''
''Mira que te tendré que enseñar cosas...'' Bufa mi amiga.
''No quiero ir, no me gusta estar rodeada de chicos.''
''Eso lo dices ahora. Anda vámonos.'' Me agarra del brazo.
''¿Dónde vamos?''
''De compras, necesitas un vestido y de paso me compro los tacones que necesito.'' Saliendo de la habitación, me despido de mis padres. ¿Ésta chica es tonta? ¿Cómo se le ocurre hacerme bajar las escaleras sabiendo que hay ascensor?
''Deja de ser tan quejica, no ha sido para tanto, además vives en la tercera planta, así que cállate.''
''Pero no me gusta correr por las escaleras.'' Dije molesta.
''Eres igual que una niña pequeña.'' Me saca la lengua.
''Pues prefiero ser como una niña pequeña que haber besado a Jack.'' Eso último le hizo enfurecerse muchísimo, ya que comenzó a perseguirme corriendo por las amplias y abarrotadas calles de New York.
''¡Me las vas a pagar Morrison!'' Yo solté una fuerte carcajada y seguí corriendo.
''Vale, lo siento, me rindo.'' Digo deteniéndome con la respiración agitada.
''No lo sientas, me acabas de facilitar la ida.''
''¿Qué?'' La miro extraña.
''Ya hemos llegado.'' Me sonríe divertida.
''¿Me acabas de hacer correr para solo llegar antes?'' Pregunto frustrada.
''Siip.'' Me coge del brazo y me tira de el.
''Te odio.'' Suelto.
''No lo haces.'' Añade ella.
No sé cómo demonios había corrido tan rápido para llegar hasta aquí, el centro comercial estaba a quince minutos de mi casa, bueno, tampoco era tanto, pero es que no estoy acostumbrada a correr tanto, quizás la supuesta ''furia'' de mi amiga ha sido la que ha provocado esa reacción en mí.
''¿Quieres dejar de pensar y entrar ya?'' La voz de mi amiga me saca de mis pensamientos y camino hacia ella.
Entramos juntas al centro comercial agarradas del brazo. Había tanta gente que apenas podías ver donde se encontraban las tiendas.
''¿Dónde vamos primero?'' Pregunto por encima de aquel murmullo tan alto de la gente.
''Ahí'' Señala una tienda
donde en el escaparate puedo ver a dos maniquís que llevaban puestos dos vestidos bastante provocativos.
Nos acercamos a ella y Alex me estira fuerte para que entremos. Según desde mi punto de vista, esto parece más una tienda para prostitutas que otra cosa.
''No me gusta.'' Digo.
''Si todavía no has visto nada, no te dejes llevar por lo que hay en los escaparates, hay cosas más bonitas.''
''Si bonito significa que el escote esté abierto hasta el ombligo, pues ya me dirás...''
''No seas exagerada anda.''
''No soy exagerada, soy realista.''
''Lo que tú digas Aya, vamos a probarnos vestidos anda.'' Ella comienza a rebuscar entre todas las estanterías y secciones de vestidos, yo simplemente me siento en un sillón y me quedo leyendo varias revistas, hasta que la veo llegar con cinco o seis vestidos colgándole en el brazo.
''Aquí tienes.'' Me los tira encima. ''Ves a el probador y pruébatelos.'' Ordena.
Me levanto de ahí y pido a una de las dependientas que me asigne un probador. Entrando, cuelgo los vestidos en un lado y los observo detenidamente.
''En fin.'' Suspiro.
El primer vestido que me pruebo es uno de color rosa y con lentejuelas, cosa que me quito rápidamente de mi cuerpo, parecía una Barbie con eso, que cosa más hortera por favor.
Los dos siguientes eran casi igual que el primero, uno de color rojo intenso y el otro azul cielo, pero estos eran largos, que voy a una fiesta no al baile del instituto. El último aseguraría que
sería el único con el que me quedaría, un vestido color negro simple, pero a la vez sexy, con un escote corazón y por la parte de atrás en forma de red, era algo corto, pero bonito.
''Me llevo este.'' Levanto el vestido en el aire enseñándoselo a mi amiga.
''Me lo temía.'' Levantándose del sillón, me acompaña a la caja, pagando el vestido, salimos de ahí.
Nos pasamos lo que quedaba de tarde dando vueltas por tiendas y más tiendas, habíamos comprado algunos accesorios y maquillaje, no me gustaba maquillarme, pero Alex me iba a obligar a hacerlo sí o sí.
''¡Mierda Aya, son las ocho y media!'' Dice en voz alta mi amiga.
''Por mí como si son las diez.'' La miro con despreocupación, ella me fulmina con la mirada.
''Llamaré a Dan para que nos venga a recoger ahora y pasemos por mi casa, solo tenemos media hora.''
''Vamos, tampoco es para tanto.''
''Me pones negra Aya, de verdad.'' Agarra su teléfono y se aleja de mí para hablar con más tranquilidad. Después de unos minutos se acerca a mí. ''Vámonos, ha dicho que le esperemos fuera.'' Siguiéndole, salimos del centro y una oleada fuerte de viento nos golpea en la cara.
''Creo que debería pasa por casa y coger algún abrigo.''
''Aya, vamos a estar en una casa, búscate a un tío y entraras en calor chica.''
''Idiota.'' Le envió una mirada de odio.
''Pero me quieres.'' Sonríe mostrándome sus perfectos dientes.
''Vosotras dos ¿subís o vais a estar ahí toda la noche discutiendo?'' La voz de Dan nos interrumpe.
''¡Dan!'' Grito al ver a mi amigo.
''Ni Dan ni leches, subid que tengo prisa.'' Dice serio.
''¿Qué le pasa a éste?'' Miro a Alex y ella solo sube los hombros.
Subiendo al coche, Dan arrancó con prisa, no tardamos mucho en casa de Alex, ya que yo tuve tuvimos que vestirnos por el camino.
''Ya hemos llegado.'' Frena Dan delante de una enorme mansión.
''¿Es aquí la fiesta?'' Pregunto curiosa.
''No, en mi casa.'' Responde borde.
''¿Se puede saber qué te pasa?''
''Nada...'' Sale del coche y se dirige a la casa, nosotras lo seguimos por detrás.
La casa estaba a punto de estallar de gente, adolescentes bebiendo, otros bailando, algunas parejas toqueteándose.
''Creo que no fue una buena idea venir.'' Le dijo lo más alto posible a Alex .
''¿Estás segura de ello nena?'' Dice una voz detrás de mí.
=================
Capítulo 8.
Estaba a punto de girarme en dirección a aquella voz cuando Alex me tira del brazo y me introduce más dentro de la fiesta, cruzando por toda aquella multitud de adolescentes borrachos.
''¿Dónde vamos?'' Alzo la voz por encima de la música.
''A la barra, necesito beber algo.'' Responde.
''¿Qué?''
''Alcohol hija, alcohol.'' Bufa ella.
Nos acercamos a la barra que había a un lado y un chico alto, moreno y con una constitución corporal bastante grande, se nos acerca.
''¿Qué desean señoritas?'' Sus ojos negros se clavan en nosotras.
''Un chupito de vodka rojo, y para ella otro.'' Miro a mi amiga con el ceño fruncido.
''Yo no bebo alcohol.'' Me quejo. ''¿Tiene agua o algún refresco?'' Veo como se empieza a reír y luego va a buscar algo.
''Muñeca, esto es una fiesta, o bebes alcohol o no bebes nada.'' Su rostro ahora es serio. ''Toma anda.'' Me lanza una botella pequeña de cristal que contenía gaseosa.
''Gracias.'' Le regalo una sonrisa y me giro a hablar con Alex, pero no se encuentra a mi lado.
Empiezo a buscarla con la mirada entre toda aquella gente, me resulta algo difícil ya que no hay buena iluminación, pero las pocas luces de colores que cuelgan del techo permiten reconocer algunos rostros poco conocidos.
Me dispongo a meterme entre la gente que bailaba en busca de mi amiga. Más de una vez he recibido algún golpe son querer de alguien que bailaba descontroladamente. El olor de los cuerpos sudoroso
era insoportable. Iba empujando a todo el que se me cruzara con segundas intenciones, entonces siento como un brazo me rodea la cintura y me saca de allí cargada en su espalda. Intento golpearle, pero no me servía de nada, empecé a gritar, pero el alto nivel de música superaba mis gritos.
''¡Suéltame!'' Su espalda ancha es lo único que llego a golpear, pero parece que no le duele.
''No lo haré preciosa.'' Oh no, esa voz, Jack.
Comienza a subir las esclareas y yo grito más fuerte, todos me ven que estoy en apuros pero nadie se atreve a hacer nada.
Me encontraba colgando de su hombro bocabajo. Supuse que ya había llegado a la primera planta porque comenzó a caminar en un suelo plano. Había varias parejas por los pasillos intercambiando líquidos con la boca, me daba algo de asco ver aquello.
Seguí moviéndome, pero lo único que conseguía era que me apretara más fuerte la cintura, hasta llegar a un punto en el que hacía daño.
''¡Me haces daño!''
''No me importa.'' Suelta.
Llegó un momento en el que se detiene frente a una puerta, la que veía yo al revés por culpa de mi postura. Agarra el pomo, lo gira y se introduce dentro de lo que supongo que es una habitación.
Siento que me balancea un poco y luego me tira en el aire haciéndome caer encima de algo frío y suave. No sabía lo que era ya que estaba oscura la habitación, pero segundos después se ilumina y
veo su asqueroso rostro.
Estaba en una pequeña habitación de color amarillo claro con decorativos naranjas en las paredes, mi cuerpo estaba tirado encima de una cama.
''Bonita vista.'' Dice con una sonrisa traviesa, dándome cuenta a que se refería, cierro mis piernas inmediatamente.
''¡Asqueroso!'' Me levanto de la cama caminando hacia la puerta, pero me empuja de vuelta a la cama y cierra esta con seguro.
''¿Dónde crees que vas?'' Agarra su camisa de atrás y se la saca por encima.
''¿Qué haces?'' Lo miro asustada.
''¿Tú qué crees?'' Se acerca a mí con su torso desnudo, debo admitir que tiene un buen cuerpo, es jugador del equipo de futbol americano del instituto así que era más que obvio.
Sentándose a mi lado, acaricia mi muslo desnudo, quiero apartarle la mano, pero me lo impide. Introduce su mano dentro del vestido y se detiene al llegar al borde de mi ropa interior, yo lo miro nerviosa y el solo me guiña un ojo.
''No por favor.'' Suplico cuando lo veo tumbarme despacio en la cama y luego colocarse encima mío.
''¿Tienes miedo?'' Susurra cerca de mis labios, entonces me acordé de algo, todavía llevaba la botella de gaseosa en la mano y él ni se había dado cuenta.
Doy un grito ahogado cuando siento sus labios en mi cuello, aprovecho que tiene su cabeza escondida ahí, agarro la botella fuerte y le golpeo lo más duro que puedo en la cabeza.
El cristal
rebota fuerte contra la parte trasera de su cabeza y se convierte todo en trozos pequeños como si fueran un diamante. Estaba congelado encima de mí, lo empujé y logré levantarme como pude. Lo había dejado inconsciente.
Corrí a la puerta e intenté abrirla, pero entonces me acordé de que la había cerrado con seguro y no había manera de abrirla, a no ser que tuviera el código para poder hacerlo.
''¡Malditas casas modernas!'' Refunfuñe, ya tenían bastante con poner pestillo y ahora tienen seguro con código y todo.
Estiré el pomo una y otra vez y mis gritos cada vez eran más altos, pero no había resultado. Me dirigí a la ventana que para mi suerte estaba abierta y grité pidiendo ayuda, la música estaba demasiado alta y no podían llegar a oírme.
Seguí gritando cuando por fin divisé el rostro de mi amiga y grité su nombre a todo pulmón y agradecí a dios en ese momento el haber parado la música y que mi amiga se diera cuenta de mi presencia.
''¡Sácame de aquí!'' Le apresuré, me hizo una seña indicando que ya venía aquí.
Caminé de vuelta a la puerta esperando a que mi amiga llegara, eché un último vistazo a la cama y seguía todavía tirado inconsciente en ella.
''¡Abrid!'' Habían pasado cinco minutos y me estaba poniendo más nerviosa de lo normal, Alex todavía no llegaba y esto me estresaba bastante.
''¿Te crees que te librarías de mí tan fácilmente?'' Deseé que la tierra me tragara en ese instante. Hizo girar mi cuerpo para tenerme frente a él. ''¿Una botella de cristal? No es la primera vez que me rompen una en
la cabeza.'' Lleva su mano hacia donde había recibido el golpe y luego me la muestra llena de sangre. ''Muy mal pequeña.'' Niega con la cabeza. Agarró mi cabeza intenta unir nuestros labios, pero un fuerte ruido nos interrumpió e hizo sobresaltarnos.
Corrió hacia la venta y lo seguí, mis ojos estaban abiertos de par en par, el jardín de la parte de atrás de la casa estaba ardiendo en llamas. La gente corría de un lado a otro intenta escapar. La música había parado, solo se oían los gritos de los jóvenes.
''¡Aya!'' Gritó Alex al abrir la puerta. '' ¡Corre!''
''Tú no vas a ningún sitio.'' Me agarra del brazo. Lo miró fijamente a los ojos y le golpeo la entrepierna haciéndole caer en el suelo con sus manos sujetando sus partes íntimas.
''Vámonos de aquí lo antes posible.'' Digo saliendo de ahí corriendo con mi amiga.
Bajamos las escaleras con prisa hasta llegar a la planta de abajo, estaba completamente vacía, no había ni un espíritu.
''¿Y Dan?'' Pregunto asustada.
''No lo sé, pero nos tenemos que ir.'' Dice ella.
''No sin él.'' Replico yo.
''Si quieres ir a buscarlo, ve, yo me voy.'' Ignorando sus palabras, camino en dirección al jardín donde me encuentro con la figura de alguien que me da la espalda.
''¿Dan?'' Pregunto casi en un susurro.
Cuando la figura se gira, me encuentro con la última persona que desearía ver esta noche. Sus ojos están clavados en mí y yo no dudo en mirarle, por alguna razón no logro quitarle la mirada de encima. Estaba totalmente oscuro así que no lo podía observar bien, pero el miedo creció dentro de mí cuando sus ojos se convirtieron en fuego puro, era como si ardían por dentro, podía ver claramente la llama encendiéndose dentro de ellos y como le quemaba por dentro.
*No le mires a los ojos* Esa frase retumbo dentro de mi cabeza y no dudé ni un segundo en salir corriendo de ese lugar.
=================
Capítulo 9.
''¡Aya despierta!'' Gritaba mi madre desde fuera. Gruñendo, empujo el edredón y me levanto de la cama. Era lunes, otra vez tocaba ir a ese estúpido instituto. Estaba bastante agotada después de aquella fiesta, además tampoco había hecho mis deberes, me pasé el domingo entero en la cama.
Sinceramente hoy no me apetecía pisar ese asqueroso instituto, ¿el por qué? Una respuesta muy simple, él. No quería verlo, ni hoy ni nunca más en mi vida, hablo de Jack. Ese asqueroso me las iba a pagar, no sé cómo ni cuándo, pero iba a pagar lo que hizo. Se puede inventar la excusa de que lo que hizo fue por culpa de los efectos del alcohol, pero eso no se lo cree ni su madre.
''¡Como no estés lista en cinco minutos te quedas castigada durante una semana!'' Suena ahora la voz de mi padre.
''Pesados.'' Escupo y camino hacia mi armario para buscar que ponerme. Opto por una falda estampada de flores con la cintura elástica ajustada que termina un poco por encima del ombligo, una blusa blanca de esas que tienen las mangas que se doblan cerca del codo y unas manoletinas blancas. Decidí dejarme el pelo suelto, así que me lo cepillé un poco por encima y ya.
''¡Vas a llegar tarde niña!'' Vuelve a gritar mi madre.
''¡Ya voy!'' Grito ahora yo, camino cerca de mi escritorio, agarro la mochila y coloco todos los libros necesarios.
''Toma, come algo antes de irte.''
''No me da tiempo mamá, ya compraré algo en la cafetería.'' Le doy un beso y bajo corriendo las escaleras, cosa que no me gusta hacer, pero
el ascensor se encontraba al final de todo del edificio, había quince plantas, así que imagínate.
Cuando salgo por la puerta, me encuentro a un padre enfadado mirándome.
''Podrías haber tardado más eh.'' Dice.
''Tampoco es para tanto papá.'' Camino hasta el coche, abro la puerta y me siento en al lado de mi padre.
''¿Te pasa algo hija?'' Pregunta algo preocupado mientras pone en marcha el coche.
''No ¿por qué?''
''Últimamente mamá y yo te notamos algo rara. Ella piensa que tienes algún chico escondido por ahí, espero no encontrármelo porque soy capaz de doblarle la cara.'' Por si no lo había dicho antes, mi padre es entrenador de boxeo, ha entrenado a muchos de los mejores boxeadores del mundo.
''No papá, no es nada de eso, no me pasa nada.''
''¿Entonces? ¿No te sientes cómoda aquí?'' Me mira por un segundo antes de volver su mirada a la carretera.
''Es todo lo contario papá, me siento muy bien aquí, aunque solo tenga dos amigos y a ambos se les vaya bastante la cabeza, pero siento que hay algo aquí que me necesita, algo por lo que debo quedarme.''
''Ya que dices eso, tengo una buena noticia para ti. He comprado uno de los mejores gimnasios de la ciudad y a partir de hoy volveré a entrenar, así que ten por seguro que quedarte aquí, te vas a quedar por mucho tiempo.''
''¿En serio?'' Lo miro ilusionada.
''Sí.'' Responde y lo abrazo. ''Vete anda que vas a llegar tarde.'' No me había dado cuenta de que ya habíamos llegado.
''Te
quiero.'' Digo antes de bajar del coche y caminar contenta a la entrada del instituto.
Qué raro, la entrada estaba más vacía de lo normal. Al entrar dentro me llevé la misma reacción que antes, sorpresa, ¿pero qué demonios les había pasado a los alumnos? Por los pasillos debería haber más o menos solo veinte alumnos con una expresión en el rostro igual o peor que la mía.
Me dirigí a mi taquilla para dejar los libros que no iba a utilizar ahora, cuando siento alguien tirarme hacia atrás.
''Joder Aya, que cara llevas.'' Suelta mi amiga.
''Buenos días Alex, ¿cómo estás? yo también me alegro de verte.'' Digo retomando mi camino.
''Hey ¿qué te pasa?'' La fulmino con la mirada. ''Vale, buenos días Aya preciosa de mi corazón ¿cómo estás? ¿Así mejor?''
''No.'' Respondo. ''¿Dónde se ha metido todo el mundo?''
''Tienen miedo.'' Dice ella algo ¿asustada?
''¿Miedo? ¿De qué?''
''Por lo que pasó en la fiesta, ya sabes...''
''Pero ¿por qué deberían tener miedo? Fue solamente un pequeño incendio.''
''¿Un pequeño incendio? ¿No has visto las noticias verdad? Han resultado heridas cuatro personas y ha muerto una.'' Mis ojos de abren como dos platos.
''¡¿Qué?!'' Exclamo sorprendida.
''Lo que oyes, por eso la mayoría tiene miedo de venir a clase.''
''¿ Y qué tienen que ver las clases con el incendio?''
''El que lo provocó.''
''¿Quién?''
Frunzo el ceño.
''Tú lo viste.'' Me mira seria.
''¿Yo? ¿El qué vi?''
''A él.''
''¿Quién?''
''¿No viste nada cuando fuiste en busca de Dan?'' No le iba a decir la verdad a mi amiga, no podía culpar a alguien que nadie sabe si fue él el culpable o no.
''No, no vi nada ¿qué es lo que tendría que ver exactamente?'' Ahora la miro y ella aparta su mirada.
''Nada, vamos a clase nada.'' Se aleja de mí.
''Por cierto ¿y Dan?'' Pregunto percatándome de la ausencia de mi amigo.
''Eso me pregunto yo, estuve llamándolo ayer durante todo el día y me decía que su teléfono se encontraba apagado, llamé al de sus padres e igual.''
''¿Tú crees que le podría haber pasado algo?''
''Ay no digas eso Aya, no le ha pasado ni le pasará. Es solo que no está pasando por un buen momento.''
''¿Pero por qué la paga conmigo? Le intento hablar y me ignora, en cambio a ti no.'' Digo triste y mirando hacia abajo mientras caminábamos hacia nuestra clase.
''No lo sé.'' Sabía que mentía, que me ocultaba algo, su tono nervioso la delataba, pero sabía que hiciera lo que hiciera no me lo iba a decir, ella era su amiga desde hace más tiempo, confiaba más en él que en mí, hay veces que me sentía excluida.
...
¿Cuál era la verdadera razón por la que quería quedarme aquí? Esa pregunta rondaba una y otra vez por mi mente durante las primeras horas de clase.
Estaba caminando hacia la cafetería, cuando la voz de alguien me hace girarme.
''¿Es usted Aya Morrison?'' Un hombre vestido con uniforme de policía se acerca mí seguido de otros dos.
''Sí ¿qué desean?''
''¿Conoces a Zac Jones, verdad?'' Preguna uno con un tono de voz duro.
''¿Quién?'' Lo miro extraña.
''No te hagas la tonta niña, sabes perfectamente a quien nos referimos.''
''Para empezar, a mí no me llame tonta, porque yo a usted no le he faltado el respeto, y segundo, ¡NO TENGO NI PUTA IDEA DE QUIÉN ES O DEJA DE SER ESE TAL JONES! Así que si me dejáis ir a alimentarme, haréis un gran favor al mundo.'' Escupo ya harta.
''¿Segura que no lo conoces? Porque esa chica de allí no dice lo mismo.'' Me señala a la morena de ojos verdes que me observaba con una mirada fría y llena de odio.
=================
Capítulo 10.
''Señorita, ya es la quinta vez que se lo preguntamos.'' Dice frustrado uno de los policías.
''Pues no me lo pregunte más, ya le he dicho que no tengo nada que ver con ese chico.'' Resoplo molesta.
''¿Entonces está insinuando que esa chica miente?''
''Tómeselo como quiera, pero os agradecería mucho que me dejarais marcharme.'' Respondo.
''No, usted de aquí no se mueve.'' Dice otro policía.
''¡¿Qué?!'' Me levanto de mi silla.
''Lo que oyes, tenemos testigos así que te quedas aquí, más te vale no moverte.''
''¡Vale!'' Le doy una patada a la silla y veo cómo se van de la pequeña sala y me dejan encerrada ahí.
...
No sé cuántas jodidas horas pasé ahí metida, pero supe que estaba oscureciendo gracias a una pequeña ventana que había en la sala. Se me ocurrió escaparme por ahí, pero por ahí no cabía ni mi pie, así que esa idea la borramos de mi mente mejor.
''Con que no lo conoce ¿verdad?'' Oigo la voz de uno de los policías de antes.
''Ya le he dicho que no.'' Me giro para mirarle.
''Un compañero suyo nos ha comentado que os ha visto hablando en clase.''
''Eso solo fue una vez y pasó porque me quería hacerme levantar de mi sitio y no quise, y nada más, además con eso no demuestra nada.'' Defiendo.
''Pero demuestra que ha mantenido relación con él, aunque hayan sido varios segundos, sin contar que le desobedeciste, cosa que hace que seas todo un reto para él.'' Se sienta enfrente de mí.
''Bueno, pero por eso no
pasará nada ¿verdad?'' Le miro.
''Nadie jamás le ha dirigido la palabra contraria a ese chico, y la persona que lo haya hecho no sé qué habrá sido de ella, solo le pido que se mantenga alejada.''
''Claro, lo haré, pero no entiendo el hecho de que todo el mundo le tenga miedo. ¿Qué es lo que verdaderamente guarda ese chico?''
''Todos nos hacemos esa pregunta.''
''¿Entonces por qué le tenéis miedo?'' Pregunto cada vez más interesada.
''Muchas personas han asegurado verle en varios lugares donde se producen crímenes, nadie sabe por qué, pero siempre que ocurre algo, él está allí, no se escapa o algo por el estilo.'' Responde.
''Eso es todo lo contrario ¿no? Si se queda es porque no tendrá nada que ver con el caso, ¿oh sí?''
''Pensamos exactamente lo mismo al principio, pero algo nos hace dudar, por eso la hemos traído a interrogar, pensábamos que tenía algún contacto con él y nos ayudaría a saber todo.'' Empieza a buscar algo en los cajones de su escritorio.
''Parece ser que no les podré ayudar, lamentándolo mucho, no quiero tener nada que ver en estas cosas.''
''Lo sé, a nadie le gustan estos mal rollos, pero corren rumores.''
''¿Rumores?''
''Si, ya sabe, cuentan cosas que supuestamente ''han visto'' sobre él, y así pasa de persona en persona y cada uno le va añadiendo más exageración, al
final no sabes que creer. Intentamos ser lo más cuidadosos posibles.'' Comienza a rellenar algunos papeles que tenía encima de la mesa.
''Ya veo, bueno ¿me puedo ir ya? Mis padres deben estar preocupados.'' Me levanto de mi silla.
''No se preocupe por sus padres, les han llamado del instituto avisándoles de que pasarás la tarde estudiando en casa de una amiga, pero se te puedes ir ya. Perdón por las molestias.''
''No se preocupe.'' Le muestro una de mis más falsas sonrisas y salgo de ahí. Camino por los pasillos de la comisaria, con la vista de algunos policías en mí, los ignoro y salgo por la puerta principal de cristal.
Una fuerte ráfaga de viento frío me recorte todo el cuerpo y me provoca un escalofrío que eriza mi piel. Me abrazo con mis brazos, intentado darme el mayor calor posible, como ya habréis visto, solo voy con una falda y una pequeña camiseta.
Mi casa se encontraba muy lejos de aquí, me tocaba caminar una buena caminata. Seguí caminando pero entonces la calle por la que estaba cruzando, me recordó a alguien. ¡Dan! Él vivía en una urbanización de gente rica muy cerca de aquí, aprovecharía para ir a ver cómo está y también para hablar con él.
Pasé por una cafetería que había cerca y me acerqué a la puerta de cristal, eché un vistazo dentro y observé el pequeño reloj que colgaba en la pared, eran las ocho de la tarde, tenía tiempo de sobra. Apresuré un poco mi paso para poder llegar antes, cuando llegué a la urbanización, pregunté a una señora mayor si lo conocía, solo le dije su nombre ya que el apellido no me lo sabía,
puede que sea mi amigo, pero es que nunca me lo ha dicho, un poco tonto, lo sé.
Ordené en mi mente las instrucciones que la señora me dio y las seguí paso a paso hasta llegar a mi destino. Una enorme vaya de metal se alzaba frente a mis ojos haciéndome sentir una hormiguita pequeña y diminuta, a través de ella se podía observar un enorme jardín y en el una pequeña fuente llena de luces de colores, subí los ojos y me encontré con una maravilla bastante, no sé, no podría explicarlo. Era como un palacio de princesas, con su color marrón clarito y con las ventanas y balcones adornadas con flores alrededor del marco marrón más oscuro.
Toqué el timbre varias veces, hasta que por fin la vaya se abrió haciendo el sonido de un fuerte chirrido. Caminé por el pequeño camino marcado en el suelo y cubierto por unas rayuelas de color azul. Al llegar a la puerta, di algunos golpecitos y frente mi apareció una mujer de unos cuarenta años, con el pelo rubio largo y que tenía el mismo brillo azul en los ojos que Dan, supuse que era su madre.
''¿Buscas algo cielo?'' Pregunta con una voz dulce.
''Si, ¿Dan está en casa?'' Le hablo con el mismo tono.
''Está en su habitación ¿quieres que le avise?''
''¿Podría yo ir a verlo mejor? Si puedo claro está.''
''Oh claro.'' Me abre paso para que me adentre en la casa. ''Sube las escaleras y cruza por un pasillo todo recto, te toparás con una puerta al final, es esa.'' Me indica con la mano lo que tengo que hacer y asiento.
Subo las escaleras pero sin quitar la vista de toda aquella maravilla de palacio que me
rodeaba, los muebles, cuadros, etc...; todo era precioso. Bueno, cuando vivía en Londres, mi hogar era algo así, pero un poco más pequeño.
Cuando llegué a la última puerta que se encontraba algo alejada de las demás habitaciones, me paré frente a ella unos segundos para pensar que decir o cómo actuar. Acerqué mi oreja a la puerta sin hacer ruido, pero no lograba escuchar nada, absolutamente nada, quizás está dormido. ¿Dormido? ¿Ahora? ¿Dan? Lo dudo. Le llamé por su nombre tres veces pero no lograba recibir respuesta, no me quedó otra que entrar, sé que era una falta de respeto entrar en habitaciones ajenas y más si no tenía el permiso de él, pero entré, no le voy a seguir dando más vueltas.
Su habitación era como la de cualquier adolescente normal, un poco más grande, pero era lo único en lo que se diferenciaba y la cama matrimonial.
''¿Qué haces aquí?'' Dice alguien detrás de mí. Me giro y rápidamente miro hacia otro lugar. Acababa de salir de la ducha, con una pequeña toalla tapándole de cintura para abajo y con su pecho desnudo a la vista.
''Yo, lo siento.'' Digo dándole la espalada.
''¿Qué quieres?'' Agarrándome de los hombros, me hace girarme.
''Había venido a hablar contigo.'' Agaché mi cabeza, pero sin antes echar una mirada poco disimulada por su perfecto cuerpo, su torso bien marcado ahora mojado por el agua, cosa que vuelve loca a toda chica. ¿Pero qué haces Aya? Deja de pensar en esas cosas por favor.
''Has hecho mal en venir.'' Coloca su mano en mi barbilla y la sube para hacer que le mire. Su precioso pelo rubio pelo estaba mojado, me quedé embobada observando como una pequeña gota de agua caía de su pelo y bajaba por todo su cuerpo hasta llegar al borde de la toalla. ''¿Te gusta lo que ves?''
''¿Qué?'' Lo miro ruborizada.
''Porque a mí sí me gusta lo que veo.'' ¿A qué demonios se refería con eso? Siento como me rodea la cintura con uno de sus brazos y me acaricia la mejilla con sus dedos.
No sé ni cómo ni cuándo pasó, pero de un momento a otro nuestros labios se encontraban uno pegado al otro.
=================
Capítulo 11.
''Siéntate.'' Dice señalándome la cama.
''Dan...yo...esto no, no puedo.'' Agacho mi cabeza.
''¿Por qué? ¿Estas enamorada de otro?'' Pregunta pero sigo sin mirarlo.
''No es eso, eres como mi mejor amigo y no...''
''Eso es lo bueno Aya, porque aparte de ser una pareja, también somos mejores amigos, eso lo facilita todo.'' Me acaricia la barbilla.
''Lo complica todo Dan.''
''¿Por qué eres tan negativa?'' Su voz suena dura.
''No soy negativa Dan, soy realista, esto no está bien.''
''Sí que lo está, nadie nos va a impedir estar juntos.''
''Pues estará bien para ti, porque para mí no...'' Me coge de la cara y me obliga a mirarme.
''Aya, me gustas ¿cuántas veces tendré que repetírtelo? Ahora que te tengo, ahora que sé que no sientes nada por nadie y que ya nadie se puede entrometer en esto, quiero que estés a mi lado. Te quiero.'' Vuelve a unir nuestros labios.
''Dan, yo te quiero, pero como amigo, nada más...'' Susurro.
''Intentémoslo, puede que con el tiempo sientas algo, no tanto como lo que yo siento por ti, pero al menos mantendremos una relación estable.'' Dios, me estaba volviendo loca, yo no quería estar con él, pero algo me obligaba a hacerlo, el sentimiento de culpa si lo rechazo, quizás era eso, pero tampoco podía hacerme daño a mí también, porque me estaba engañando a mí misma, no podía estar con alguien a quien no amaba. En parte me sentía alagada, era la primera vez en mi vida que se me declaraba alguien,
pero sus besos, sus besos me recordaron al primero que él me dio. Agité mi cabeza para borrar aquellos recuerdos, esto era nuevo, una nueva vida, todo nuevo, toca empezar de cero.
''Sí, lo intentaremos.'' Digo con una sonrisa, pero habló por mí mi cabeza, no mi corazón.
''Te quiero.'' Me rodea con sus brazos y vuelve a juntar nuestros labios. ''Voy a cambiarme.''
''Oh, yo creo mejor me voy, se está haciendo tarde.''
''No inventes excusas Aya, no tienes por qué tener vergüenza, no va a ser ni la primera ni la última vez que me veas desnudo, tendrás que acostumbrarte a ello.'' Me quedé con la cara petrificada, pero que poca vergüenza por favor, vale que ahora sea tu ''novia'', pero es que no me entra en la cabeza. ''Es broma pequeña, voy al baño a cambiarme y te llevo a casa.'' Asiento con la cabeza.
Dios por favor, sácame de aquí lo más rápido posible y si quieres hacen desaparecer también. No puedo vivir de esta forma, engañándolo, tampoco voy a negar que hay algo de él que me atrae, pero no para llegar a tanto. Sus besos eran extraños, no me hacían sentir nada, era como un simple beso en la mejilla, era insignificante, sé que suena duro decir esto, pero no quiero que me bese. Quiero que mis labios sean besados por alguien que yo quiera, y yo a él no le quería. Quería sentir los labios de Colton.
*Flashback*
''¡Corre Aya!'' Gritaba él estirándome de la mano. Nuestra prisa se debía a que nos habíamos escapado de clase, si, éramos unos críos de simplemente diez y once años,
pero éramos muy traviesos.
''No puedo.'' Me quejo fatigada.
''Venga que ya queda poco.'' Íbamos corriendo a una pequeña casa del árbol que ambos conocíamos, estaba alejada de la ciudad, cerca del bosque, era nuestro pequeño secreto. Solíamos ir ahí para escapar del mundo y de su estúpida gente. Él solía ir ahí cuando sus padres discutían, odiaba el hecho de ver como su padre golpeaba su madre y no poder ser tan fuerte para golpearle hasta dejarlo muerto. Era un chico bastante fuerte, cuando en clase se metían conmigo las demás niñas y niños, él siempre estaba allí para defenderme, pero un día pasó algo, él me prometió que haría todo lo que estuviera en sus manos para defender a su madre. Cuando llegué a casa mi madre me dijo que se encontraba inconsciente en el hospital, su padre le había golpeado con un bate de béisbol por intentar defenderla, desde entonces nunca fue el mismo, siempre llegaba a clase con moratones o marcas de cinturones.
''Ayúdame a subir.'' Le pido cuando llegamos a las escaleras de la casa.
''Agárrate a mi espalda.''
''Pero nos podemos caer.'' Digo con miedo.
''Tú sólo hazlo.'' Rodeo su cintura con mis brazos y empiezo a subir con él delante.
''Ay, por fin.'' Suspiro.
''Mira que eres quejica, no ha sido para tanto.'' Me golpea el brazo de broma.
''¿Qué es eso?'' Observo una herida en su cuello.
''Nada Aya, pásame las chuches.''
''Colton, ¿lo ha vuelto a hacer, verdad?'' Se me quiebra la voz al ver el dolor reflejado en sus ojos.
''No quiero ser un monstruo como él, no quiero hacer daño a las mujeres, no quiero, no...'' Veo como una lágrima rueda por su mejilla.
''Y no lo serás.'' Le abrazo por detrás. Si, unos simples críos con una mentalidad tan madura, algo que pocas veces se podía encontrar, pero según mi padre, nosotros éramos niños prodigio. Estaba loco, muy loco.
''Aya...¿te puedo dar un beso?'' Me mira avergonzado.
''Cierra los ojos.'' Haciéndome caso, cierra los ojos y yo le doy un beso rápido.
*Final flashback*
''Aya, ¿estás bien?'' Siento a alguien agitarme del hombro.
''¿Qué?'' Lo miro frunciendo el ceño.
''Te habías ido no sé a dónde.''
''Lo siento.'' Ladeo mi cabeza.
''Vámonos anda, tienes que llegar a casa, necesitas descansar.'' Me agarra de a mano y salimos juntos de la habitación. Bajamos las enormes escaleras cruzándonos con la mujer rubia.
''¿Dónde vas cariño?'' Me mira con una sonrisa.
''La tengo que llevar a casa, no tardaré mucho en volver mamá.''
''Un placer...?''
''Aya, Aya Morrison.'' Termino por ella.
''Bonito nombre.'' Le regalo una sonrisa y juntos terminamos de bajar las escaleras hasta la puerta principal. Llegando fuera, enciende su coche, un Porsche negro, me impresioné un poco, aunque teniendo la casa que tiene ya me lo esperaba. Nos subimos y condujo de camino a mi casa.
...
''Ya hemos llegado.'' Dice frenando enfrente del enorme edificio en el que vivía.
''Gracias.'' Sonrío y me dispongo a quitarme el cinturón. Estaba a punto de abrir la puerta para salir del coche cuando su mano me agarra fuerte del brazo y me tira hacia atrás.
''¿Ya está?''
''¿Qué?'' Lo miro sin entender qué pasa.
''¿Te vas a ir sin darme un beso ni nada?'' Simplemente lo ignoré y caminé hacia mi portal. ''Aya, espera.'' Meto las llaves rápidamente e intento cerrar la puerta con prisa, pero me lo impide. ¿Se puede saber qué demonios me estaba pasando para actuar así?
''Mis padres deben estar preocupados, no tengo tiempo, lo siento.'' Me dirijo al ascensor pero me vuelve a agarrar de nuevo y me empuja contra la pared. ''Dan por favor, déjame.''
''No, no lo haré, tú misma me has dicho que lo intentaríamos, ahora cállate.'' Su voz suena agresiva, me quedé un poco impresionada por el repentino cambio y por la forma en la que me hablaba. ¿Quién coño se ha creído éste? Estaba a punto de replicar cuando siento la presión de sus labios haciéndose pesada encima de los míos.
Me devoraba los labios con fuerza, yo hacía lo posible para zafarme de su agarre pero no servía. Mi cuerpo se congeló cuando su mano se introdujo por debajo de mi falda y no tardé en reaccionar.
''¡No me toques!'' Le giro la cara de una bofetada.
''¿Pasa algo?'' Se oye una voz ronca que provenía de alguien que acababa de salir del ascensor y que observaba nuestra escena con seriedad.
Giro mi cabeza y al verle ahí, con sus ojos clavados en mí, era como si me hubieras prendido fuego por dentro.
=================
Capítulo 12.
*Oh, mierda* Pensé. Tenía a Dan mirándole con odio y el otro con la mirada clavada en mí. No sabía si quedarme ahí quieta o salir corriendo, opté por la segunda opción y en vez de coger el ascensor que lo tenía al lado, giré y corrí escaleras arriba, dejándolos allí solos. Llegando a la segunda planta, algo me detuvo, oí un fuerte golpe que provenía de abajo y como reacción, pegué un pequeño grito. Quería bajar a ver qué había pasado pero entonces el fuerte ruido de la puerta cerrándose me detuvo, quizás se hayan ido los dos.
Me quedé durante unos minutos agarrada a la barandilla y pensando. No me di cuenta de que se había apagado la luz, pero el problema no era ese, sino que no sabía dónde se encontraba el interruptor y me faltaban unas cuantas escaleras más que subir. Intenté moverme dando pasos pequeños pero sin despegar mi cuerpo de la barandilla.
Fui a pisar un escalón cuando sin querer, pisé mal y me resbalé, caí rodando hasta el final de los escalones y agradecí que hubiera una pared ahí en la cual apoyar mi cuerpo ahora dolorido. La oscuridad en la que me encontraba era asfixiante, sólo se podía oír mi rápida respiración.
Dejé que mi cuerpo reposara un poco, entonces oí algunos pasos acercarse, intenté moverme pero era como si estuviera pegada a la pared, hice todo lo posible para ponerme en pie, pero lo único que conseguía era resbalar y añadir más dolor a mi cuerpo ya hecho polvo. Sabía que hiciera lo que hiciera no serviría de nada, así que lo dejé estar, relajé mi cuerpo y que pasara lo que tuviera que
pasar.
Comencé a tener calor, mucho calor, mi cuerpo empezó a sudar y a arder a la vez y entonces vi con mis propios ojos como las escaleras ardían en llamas, el fuego cada vez iba subiendo, cuando estuvo casi cerca de mí, apareció una sombra totalmente oscura envuelta de fuego. Mi corazón iba a mil, en ese instante estaba segura de que se me iba a salir del pecho. Por alguna razón, empecé a gritar pidiendo ayuda, mientras el fuego se iba acercando, mis gritos eran más fuerte, hasta que de un momento a otro caí inconsciente.
...
''Aya cariño, despierta.'' Escuché la voz de mi madre, pero lo raro es que la escuchaba muy lejos de mí. ''Aya, por favor.'' Sentí una presión sobre mis hombros y me desperté de golpe y sudando. Giré mi cabeza y me encontré a mi madre sentada a mi lado con la cara teñida de una expresión de miedo y preocupación.
''Mamá.'' La abracé y empecé a llorar en su hombro.
''Cariño tranquila, ya está todo bien. Cuentéame ¿qué ha pasado?'' Agarra mi cara y me limpia algunas lágrimas que brotaban de mis ojos.
''Yo, no lo sé, sólo recuerdo estar subiendo las escaleras y que la luz se apagó, no recuerdo más.'' Sí, sí recuerdo, pero no se lo iba a contar, era algo muy surrealista, nadie me creería.
''Los vecinos escucharon gritos y salieron a ver que era, te encontraron tirada inconsciente al lado de las escaleras.'' Acaricia mi mejilla.
''Estoy bien mamá.''
''Te
has dado un fuerte golpe en la cabeza, además, tienes cuarenta grados de fiebre, eso te pasa por ir vestida así.'' Me riñe. '' Antes ha venido el médico, no tienes nada grave, pero nos ha dicho que es mejor que descanse durante unos días, no irás a clase lo que queda de semana.'' Mi interior creció de felicidad, una semana sin ver la asquerosa cara de mis compañeros.
''Está bien mamá, gracias.'' Le doy un beso y me recuesto en mi cama de nuevo.
''Descansa, te quiero.'' Apagando las luces, sale de mi habitación y me deja ahí sola. Llevé mi vista hacia la ventada de mi cuarto por donde entraba la tenue luz de la luna. Hoy había luna llena, aparté un poco la cortina para observarla mejor, quizás eran imaginaciones mías o estaba loca, pero puedo asegurar completamente que la luna estaba naranja, con fuego, como si hubieras puesto el sol en su lugar, pero en vez de ser de día, era de noche.
***
Había pasado una semana desde aquel suceso tan ¿raro? ¿Paranormal? Creo que no sabría exactamente que adjetivo podría definirlo, todos valían.
Os contaré un poco lo que he hecho estos últimos días, el martes desperté un poco mejor, me dolía todo el cuerpo, pero la fiebre se me había pasado, el miércoles di una vuelta por el hospital para que el médico me revisara, el jueves quizás haya sido uno de los días más interesantes, no es que haya pasado nada del otro mundo, pero al menos no me quedé sola y aburrida en casa, vinieron Dan y Alex a verme, Dan se disculpó por su
asqueroso comportamiento y decidí darle una segunda oportunidad, y Alex, bueno, ella dijo que se arrepentía de haberme acusado a la policía, sí, fue ella, la chica morena de ojos verdes, mi ''amiga'', pasé de preguntarle el por qué de lo que hizo, me trajeron chocolate y varias películas para ver, hicieron lo posible para distraerme y para que se me pasara el enfado con ellos, pero hay un lema que siempre me aplico cuando me hacen daño *Perdono pero no olvido.* y así fue, los he perdonado, pero me costará olvidar lo que han hecho, aunque tenga que fingir una sonrisa. Bueno, los otros días no hice absolutamente nada, Dan volvió a visitarme y a pasar el rato con su ''novia'', resultó ser muy cariñoso y cuidadoso esta vez, ya que estaba demasiado arrepentido de lo que hizo, no sé cuántas veces me pidió perdón, pero os aseguro que fueron bastantes, pero había algo raro en él, era como si alguien lo hubiera forzado a actuar de forma dulce conmigo, o simplemente a fingir que estaba bien, porque yo a él no lo veía bien, el brillo de sus ojos reflejaba miedo, pero ¿de qué?.
Era lunes y como cada lunes, tocaba volver a la rutina de siempre. Coloqué mis cosas en mi mochila, hice una coleta a mi pelo, me vestí con una camisa roja a cuadros y unos vaqueros oscuros.
Entrando en el salón, encontré a mi madre preparando el desayuno, era la primera vez que me daba tiempo a comer el desayuno con calma, se debe a que hoy me he despertado pronto, he dormido bastante los últimos
días y apenas tenía sueño.
''Señorita Morrison.'' Suena la voz gruesa de mi padre. ''¿Desde cuándo usted tiene novio?'' Me mira serio. Miro a mi madre que está sirviéndome algunas tostadas y como de un momento a otro su cara se ilumina y no duda en sonreír de oreja a oreja, yo sin embargo me atraganto con la comida y empiezo a toser.
''¿Es verdad lo que dice tu padre cariño?'' Pregunta mi madre feliz.
''Yo...bueno, sí.'' Digo aclarando mi garganta.
''¿Quién es?'' Se sienta ella a mi lado interesada en el tema.
''El chico rubio que vino a visitarla.'' Responde mi padre por mí.
''¿En serio?'' Me mira ella sorprendida.
''Más te vale que te mantengas lejos de él Aya, sabes que no me gusta que tengas novio, ya sabes como de desubicados son los chicos de hoy en día.'' Dice mi padre.
''Dylan, ¿quieres que le cuente a tu hija como eras tú a su edad?'' Lo mira mi madre divertida.
''Vamos Teresa, no empieces.'' Dice en un tono de ¿suplica? Sí, podría ser eso.
''Pues entonces cállate y deja a la niña tener todos los novios que quiera.'' Debía decir que mis padres son muy modernos, no eran tan mayores, mi madre me tuvo cuando mi padre y ella tenían veinte años, se casaron muy jóvenes, bueno, se escaparon mejor dicho, mis abuelos no aceptaban la relación de ambos , pero como mi madre siempre decía, el amor siempre puede con todo, y así fue. Mi
madre siempre ha sido mi heroína, siempre estaba a mi lado en todo momento, éramos y seguiremos siendo mejores amigas, pero tiene que entender que hay cosas a mi edad que no podré contarle.
''Tú.'' Me señala mi padre mientras me como mi tostada con mermelada. '' Cuando salgas de clase, pásate por mi gimnasio. ¿Entendido?'' asiento con la cabeza.
...
''¿Entonces esta tarde no puedes quedar?'' Pregunta Alex que se encuentra apoyada en las taquillas.
''No, tengo que ir al gimnasio de mi padre, voy a tener que aguantar el agobiante olor sudoroso de este lugar.'' Respondo.
''¿Qué tal están las chicas más bellas del planeta?'' Aparece Dan por detrás con una sonrisa que le ocupa toda la cara.
''Hola Dan.'' Responde Alex seria. Yo seguía colocando algunos libros en mi casillero cuando la enorme puerta del instituto se abre y todo el mundo dirige su vista hacia mí. ¿Pero qué demonios? Oh mierda, Jack, ahora lo entiendo todo, pensaba que estaba muerto o desaparecido el muy desgraciado. Por si no lo he dicho, todo el mundo vio aquello que pasó en la fiesta, por eso todos tenían su mirada clavada en mí, esperando mi reacción. Se podían hasta escuchar murmullos que provenían del final del pasillo. Cerré mi casillero de un golpe, y me alejé de ahí ignorando a cualquiera que cuchicheaba cosas.
Me senté al final de clase, alejada de todo idiota que me rodeaba, Dan y Alex no estaban en la misma clase que yo, así que me tenía que aguantar.
La sala se fue llenando poco a poco de alumnos
que de vez en cuando me miraban sin ningún disimulo. El maestro no cerró la puerta hasta que todos los alumnos estuvieran dentro y en sus lugares.
''Daniels, siéntese al final, con su compañera Morrison.'' En ese momento quería que la tierra me tragara, maldito maestro cuatro ojos, ojalá se le caiga la pizarra encima y lo deje inconsciente. Tenía que ser yo, como no, si es que me querían tanto que hacían todo lo posible para joderme.
''¿Me echabas de menos?'' Su asquerosa voz resuena por toda la sala.
''Te echaba, pero por un puente.'' Escupo.
''Vamos nena, todo el mundo sabe que me deseas.'' Dios dame paciencia, porque si me das fuerza lo mato. Intenté calmar mis nervios y centrarme en la lección que el maestro explicaba.
Por suerte las primeras clases se me pasaron muy rápidas porque no podía aguantar ni un segundo más estar sentada a su lado. Estuvo dándome por saco todo lo que pudo, pero parecía que a los maestros les diera igual, sólo abrían la boca para regañarme cuando le chillaba a él.
En fin, al menos ahora podía estar tranquila esta media hora de recreo. Entré a la cafetería y busqué con la mirada a mis dos amigos, pero nada, no los veía por ningún lado. Pregunté a una rubia, compañera de Alex en los talleres de ciencia, pero me dijo que ambos habían desaparecido de la nada. Esto me daba algo de miedo, mucho para ser sincera.
Salí a buscarlos por los pasillos, pero nada, miré por varias salas, y nada, todo estaba vacío. Iba a irme cuando escucho ruidos raro que provenían de la clase de Dan, estaba a punto de entrar en
ella cuando siento como alguien me agarra del brazo.
''Aya, te está buscando el maestro de historia.'' La rubia frente a mí presentaba nerviosismo.
''¿Te encuentras bien?'' La miro preocupada.
''Sí, sólo que estoy cansado, me he recorrido los pasillos corriendo para encontrarte.'' Me sonríe.
''Oh, gracias.'' Sigo caminando, pero sin quitar mi vista de la rubia que seguía parada frente a la puerta.
...
Ya había acabado el día y con respecto a lo que la chica esa me dijo, era todo mentira, no me buscaba ningún maestro, y menos el de historia. Me quedé en la salida esperando a Dan y Alex durante unos diez minutos, como no aparecían, cogí el bus y le dije al conductor que me dejara en el centro de la ciudad, por suerte tenía las indicaciones que mi padre me había dado para llegar hasta él.
''Muchas gracias.'' Le sonrío y bajo del transporte. Caminé unos pocos metros hasta que me topé con el enorme letrero de un gimnasio, aquí debía ser. Empujé la gran puerta de cristal y me adentré en aquel enorme local.
''Tú debes ser Aya ¿verdad?'' Una mujer de casi unos cuarenta años, pelirroja y con algo de maquillaje, e miraba sonriente desde el otro lado del mostrador.
''Sí.'' Le devuelvo la sonrisa.
''Tu padre te espera dentro.'' Me hace un gesto con la cabeza y me introduzco en lo que es ahora el gimnasio en si mismo. Había hombres entrenando por varias partes, estaba lleno de pesas, máquinas de correr, varias otras máquinas para ejercitar los músculos y muchas cosas más que no conocía, pero no me olvidaba del enorme ring que se encontraba situado en medio de la sala.
''Cariño, ya has llegado.'' Se acerca mi padre feliz. ''¿Te gusta?''
''Sí, pensaba que iba a ser un antro de esos oscuros y malolientes.'' Digo con un tono divertido.
''Oh, muchas gracias hija.''
''De nada papi.'' Él ríe. ''Papá, ¿dónde puedo dejar mis cosas?'' Pregunto refiriéndome a mi mochila pesada y llena de libros.
''Los vestuarios están detrás, ves y guárdalo en un casillero, y no te preocupes, no hay nadie.'' Diciendo eso, él vuelve a su trabajo ayudando a un muchacho y yo camino a los vestuarios.
Joder, como olía a desodorante y a perfume masculino. Me acerqué a un casillero y al abrirlo me cayeron varias prendas sudorosas encima.
''Con que Dan ¿no? Podrías haber elegido otro friki mejor.'' Suena una voz ronca detrás de mí.
=================
Capítulo 13.
''Hola Jack.'' Digo con asco.
''Parece que el destino nos quiere juntos muñeca.'' Se acerca a paso lento hacia mí.
''Más te vale no acercarte a mí, o gritaré.'' Quiero echarme hacia atrás pero mi espalda choca contra un casillero.
''Oh, claro que gritarás, pero eso será cuando te tenga debajo de mí, en la cama, rogando por más..'' Me mira travieso.
''Siento decepcionarte, pero eso jamás pasará.'' Le aclaro.
''¿Estas segura?'' Susurra cerca de mis labios colocando cada mano a un lado de mi cabeza.
''Más que segur...'' Me detengo y observo una herida que yace en su cuello. ''¿Qué te ha pasado?'' Tenía tres cortes bastantes graves en el cuello.
Cuando estaba a punto de contestar, aparece alguien de las cuales supuse que eran las duchas, con una sola toalla colocada en la cintura, cuando levanto mi vista, me encuentro con la última persona que desearía ver en estos momentos, él, Zac , que nos mira con una expresión extraña. Dirijo mi vista a Jack que ya se había alejado de mí y nuestras miradas se encuentras, pero había algo raro en la suya ¿miedo? Pero ¿de qué? ¿De su propio amigo? Era imposible, aquí pasaba algo más y fuera como fuera lo tenía que descubrir.
''¿Interrumpo algo?'' Su ronca voz rompe el silencio.
''No, nada.'' Responde Jack con una sonrisa y ocultando con la palma de su mano aquellas heridas tan extrañas. ''Te
espero fuera bro.'' Le golpe el hombro y sale de ahí dejándome sola con él.
Me quedé completamente callada, mi cuerpo aún seguía pegado al casillero, no me inmuté en ningún momento ni hice cualquier movimiento raro, estuve ahí, parada como una estatua. Veo por el rabillo del ojo como él se mueve de un lado a otro buscando algo, cuando por fin se detiene, giro mi cabeza con el mayor cuidado posible para no llamar su atención y me lo encuentro en boxers. No dudo ni un segundo en volver mi cabeza a su lugar antes de que se percatara de que lo estaba observando.
''¿Te gusta lo que has visto?'' Oigo sus pasos acercarse. Mi respuesta fue nula.
Mi cuerpo estaba tenso y cuanto más se acercaba más me ponía a sudar, por los nervios y también porque tenía calor, mucho calor.
''Respóndeme, o ¿es que tienes miedo?'' Suelta una pequeña carcajada.
''No, no te tengo miedo.'' Mi respuesta le cambia la expresión a una completamente seria que logro ver de reojo. *No le hables* Otra norma rota, vamos bien Aya, muy bien.
''Mmm...tus nervios no dicen lo mismo.'' Habla bajito en mi oído poniéndome la piel de gallina. ''Entonces, no me tienes miedo ¿verdad?'' Ahora se coloca frene mío y mete su cara en el hueco de mi cuello.
''No.'' Respondo seria. ¿Por qué no puedo mantener mi boca cerrada? Mi cuerpo se estremece al sentir su nariz rozar mi cuello.
''Mientes, puedo escuchar tus pulsaciones aceleradas.''
Me comenzó a arder el cuerpo, como si estuviera cerca del fuego, intenté moverme, pero él me agarró fuerte de los brazos. ''Manzana, me gusta.'' Da un pequeño beso en mi cuello y se aleja de mí.
Cuando se aleja de mí, siento un alivio enorme, gracias a dios no le miré a los ojos. Miro al suelo donde diviso mi mochila, la agarro y salgo corriendo de ahí. Paso cerca de mi padre que me mira preocupado, pero lo ignoro. Al llegar a la calle, siento como todo ese calor que me quemaba por dentro se desprendía de mí. ¿Qué demonios había pasado ahí dentro? ¿Por qué me hacía eso a mí? Tantas preguntas las que tenía, preguntas que no tendrán respuesta alguna.
Retomé mi camino ahora sin coger el bus, necesitaba aire, aire que me limpiara por dentro. Me detuve un segundo mientras caminaba y bajé mi mochila que colgaba sobre uno de mis hombros, rebusqué en ella y saqué mi teléfono, marqué algunos dígitos y me lo llevé al oído, nada, no lo cogía, volví a marcar otros diferentes y tampoco. ¿Dónde se habían metido estos dos?
***
''¡Papá, date prisa!'' Gritaba desde la puerta principal de casa, hoy me había despertado yo más antes que él, algo raro, se me estaba haciendo tarde para ir a clase.
''Tranquila señorita.'' Le fulmino con la mirada.
''Luego te quejas de que soy yo la que se duerme.'' Me defiendo.
''Cariño, yo sólo es un día, en cambio tú, es siempre, y no hace falta que te duermas para llegar tarde a algún
sitio, siempre llegas tarde igual.''
''Bueno, cállate y abre el coche.'' Él se ríe, sabía que tenía razón en lo que decía, no soy una persona muy puntual que digamos.
''Aya.'' Pronuncia mi nombre cuando arranca.
''Dime papá.'' Lo miro.
''¿Pasó algo ayer en los vestuarios del gym?'' ¿Tenías que recordarme eso? Al llegar a casa apenas salí de mi habitación y mi padre volvía a casa bastante tarde, así que casi ni nos encontramos.
''Es solo que olía mal, además tenía prisa porque Alex me llamó por un trabajo de ciencias.'' Intento que mi mentira sea creíble.
''En ese caso, todo bien.'' Dice con una sonrisa y la mirada fija en la carretera.
...
''¿Te vengo a buscar luego?'' Me pregunta cuando salgo del coche.
''No te preocupes, llevo dinero para el bus, de todos modos gracias. Te quiero.'' Le mando un beso en el aire y camino hacia mí ''encantador y preciado'' instituto.
Mi padre me había dejado unos cuantos metros lejos, me tocaba caminar un poco más por mi propio pie, al llegar me impresioné bastante, había una gran multitud de alumnos, por no decir todos, parados enfrente de la puerta, me abrí paso entre varios de ellos y pude divisar lo que observaban, eran unos cuantos agentes comentando sobre la presunta muerte de una estudiante.
''¡Aya!'' La dulce voz de Alex me hace sobresaltarme.
''Hola, ¿dónde os metisteis ayer?'' Le pregunto cuando Dan aparece detrás suyo.
''Mi madre que se puso mala,
y a ésta le llamó su padre porque la necesitaba.'' Habla Dan. ''¿Qué tal estas pequeña?'' Se acerca rodeando la cintura con sus brazos.
''Bien.'' Le sonrío. ''¿Qué ha pasado?'' Pregunto intentando distraerle para que no me bese.
''Vamos dentro y te lo explicamos.'' Interrumpe Alex. Abriéndonos paso entre toda aquella gente, logramos entrar dentro del instituto que ahora se encontraba vacío.
''¿Te acuerdas de que nos dijiste que te encontraste a esos dos individuos haciendo ya sabes en el baño?'' Asiento a la pregunta de Dan. ''Pues la chica que había con él ha aparecido muerta anoche a las tantas de la madrugada en la puerta de su casa, llena de quemaduras.'' Mi cara se torna de un color pálido y mi cuerpo se congela por completo.
''Pe...pero ¿quién es capaz de hacer semejante barbaridad?'' Logro hablar.
''¿Quién va a ser Aya? Él.'' Señala Alex al castaño claro que entraba por la puerta con la mirada de todos pegada en él.
''¿Cómo estáis tan seguro de que ha sido él?'' Los miro a ambos.
''Aya, esa chica rompió con él hace dos días, según lo que nos dijeron sus amigas.'' Interviene Dan.
''¿Y eso qué tiene que ver?''
''¿Por qué lo defiendes?'' Me mira serio Dan.
''No lo defiendo, pero no tenéis derecho a echar la culpa a alguien que quizás ni la tenga.'' Alzo un poco mi voz.
''Tú tampoco tienes derecho a defender a alguien que ni conoces ¿o sí?'' Alex me envía una mirada incrédula.
''¿Y vosotros lo conocéis?''
''Bueno Aya, piensa lo que quieras. Nos vamos a clase.'' Dice él sin mirarme. Me giro sin despedirme y camino hacia mi clase, estos dos últimamente estaban bastante raros, y todo desde que Dan y yo empezamos a ''salir.''
...
''Maestro, ¿puedo ir al baño?'' Pregunto algo nerviosa, me lo estaba haciendo encima y como dijera que no, me haría pis aquí en medio.
''Claro, no tarde mucho.'' Le sonrío en forma de agradecimiento y salgo corriendo por los pasillos.
Paso rápido por el despacho del director, pero algo me llama la atención, me detengo y retrocedo. Estaban discutiendo varias voces masculinas, una bastante reconocible para mí, la voz de Zac.
''¡Yo no he tenido nada que ver joder!'' Su alto tono de voz se escuchaba por todo el pasillo.
''Bueno eso ya lo veremos. De momento te mantendremos vigilado.'' Dice una voz masculina.
Veo como el pomo de la puerta empieza a moverse, me alejo lo más rápido posible, pero de lo patosa que soy me resbalo en mitad del pasillo.
''Señorita ¿se encuentra bien?'' El director, un hombre calvo de unos cincuenta años me entrega su mano de ayuda para levantarme.
''Yo...sí, iba al baño, lo siento.'' Agacho mi cabeza por vergüenza.
''Puede irse, tranquila.'' Me hace un gesto con la mano. Caminando de vuelta, me detengo en una esquina que lleva hacia otro pasillo y lo veo ahí, golpeando la taquilla con fuerza hasta destruirla por completo. ¿Qué es lo que habrá pasado ahí dentro? Despejo mi mente y al a mirar otra vez, había desaparecido.
...
''¿Puedes quedar esta semana?'' Me pregunta Dan al finalizar las clases.
''Yo sí, pero veo que Alex y tú no, estáis bastante ocupados haciendo de Sherlock Holmes.''
''Vamos cariño, no te enfades.'' Me abraza por detrás y besa mi cuello.
''Vale, vale, ya hablaremos, me tengo que ir.'' No, no vale, hacía todo lo posible para mantenerme lejos de él y también voy a hacer lo posible para ver qué pasaba.
***
''Aya cariño, son casi las diez de la noche, el instituto estará cerrado.'' Dice mi padre.
''Pero papá, he olvidado mi cuaderno de matemáticas en clase y si mañana no lo traigo, me castigarán.'' Me quejo. ''Además, no está cerrado, el conserje tiene que limpiar y no termia hasta las once más o menos.'' Añado.
''Vale, pero date prisa.''
...
''Te doy cinco minutos. Cómo tardes más, te dejo encerrada.'' Viejo amargado. Introduciendo las llaves en la clase, enciende las luces y se va.
''¿Y ahora dónde mierdas he dejado yo mi cuaderno?'' Hablo para mí sola.
''¿Tú también piensas que la maté yo?'' Una voz ahora fría y dura hace que pegue un grito por el susto, ahí estaba en el umbral de la puerta, mirándome, pero yo a él no. ''¡Respóndeme!'' Grita cerrando la puerta de un fuerte golpe, mi cuerpo empezó a temblar y corrí a esconderme en una esquina. ''¡¿Tú también lo crees verdad?!'' Agarra una mesa y la tira al suelo y así con unas cuantas más, desahogando toda la rabia que crecía en él. En un momento dado, la luz se cortó y el miedo creció en mí, estaba sentada en el suelo, detrás de una mesa, abrazada mis rodillas y con el pulso acelerado, en cualquier momento me daría un ataque y caería inconsciente en el suelo otra vez.
Hace unos momentos, su respiración era lo único que se podía oír, ahora me encontraba en un silencio aterrador, pero que no iba a durar mucho. Mi corazón por poco estalla al ver como se incendiaba de repente el pequeño armario que había en clase, pegué un fuerte grito que nadie oyó, ahora estaba sola, él había desaparecido.
Salí de la clase corriendo, lo más rápido que podía, dejando lo que había venido a buscar ahí dentro. Llegué a la salida y agarré un poco de aire para luego expulsarlo y así hasta calmarme, giré mi vista hacia atrás y a lo lejos podía ver como aquella misma sombra ardía en llamas otra vez.
=================
Capítulo 14.
''¡Vamos Daniels, céntrate!'' Reñía mi padre a Jack que se encontraba en el ring frente a su contrincante. Estaba sentada en uno de los banquillos del gimnasio, comiendo un sándwich y terminando alguna tarea que no me ocupara mucho tiempo. Mama había salido y yo no tenía las llaves, así que me tocaba pasarme por aquí e irme con mi padre, Dan insistió en que me fuera a comer a su casa, pero me negué, no me fio ni un pelo de ese chico, y en cuanto a nuestra ''relación'' cosa que no debería llamarse así porque ni lo es, digamos que parecemos algo amigos, y si digo algo es porque ya es todo un poco raro, durante los últimos días sólo ha sido Alex y Dan, Dan y Alex y así todo el tiempo, yo era un cero a la izquierda, más desde la muerte de aquella chica de la que nadie conoce el culpable todavía, se han alejado más de mí, parecía que les molestara que yo fuera la primera en llevarles la contraria sobre el tema pero me daba igual, no iba a culpar a alguien sin tener las pruebas necesarias, cosa que hacían ellos, además tampoco era mi problema todo aquello, en fin, cada uno a lo suyo.
''¿Ocupada nena?'' Levanto la cabeza de mi cuaderno y me encuentro con un Jack sudado y sin camiseta.
''No me llames nena.'' Lo miro con odio.
''No he pedido tu opinión sobre cómo llamarte o no.'' Se sienta a mi lado.
''Yo tampoco te he dado permiso para sentarte a mi lado y sin embargo lo has hecho.'' Me alejo un poco de él.
''No te voy a hacer nada y menos teniendo a tu padre delante,
me partiría el cuello de una sola vez.''
''Entonces quédate en tu sitio mejor.'' Le advierto cuando veo que se acerca más a mí.
''Prometo no hacerte nada, déjame ayudarte al menos en el ejercicio que estás haciendo.'' Lo miro sorprendida y suelto una gran carcajada.
''¿Tú? ¿Matemáticas? ¿Tienes fiebre verdad?'' Su expresión era seria.
''Vale que sea algo tonto e imbécil, pero soy bueno en esa asignatura, ¿me dejas o no?'' Me lo pensé durante unos pocos minutos, no sería capaz de hacerme nada aquí, para ser sincera, necesitaba la ayuda de alguien para resolver las ecuaciones de mierda, y si tenía que ser él, por más incómoda que estuviera a su lado, tenía que aceptar esa oferta.
''Bueno, vale.'' Digo por fin y se sienta pegado a mí. ''Tampoco te pases bonito.'' Le empujo, él suelta una pequeña risita.
''A ver, te explicaré lo que has hecho mal en este ejercicio, en la ecuación de segundo grado las raíces negativas no tienen solución y tú las has puesto.'' Agarra el lápiz que sostenía entre mis dedos y empieza a corregir el cálculo que había hecho yo hace unos minutos mientras él entrenaba. Se pasó entorno como veinte minutos explicándome aquello que por primera vez en mi vida lo iba entendiendo, explicaba tan bien y todo paso a paso que hasta un niño de cinco años se aprendería esto. Al fin y al cabo era un buen chico, pero algo gilipollas.
''¡Daniels! Tu descanso ya ha acabado, vuelve a entrenar.''
Avisa mi padre. ''Coge un poco de peso, necesitas reforzar los músculos de los brazos.'' Señala mi padre con la cabeza la sección donde se encontraban las pesas.
''Me tengo que ir muñeca.'' Me guiña un ojo y se marcha. Mis ojos le persiguen hasta que empieza con su ejercicio, todavía me pregunto quién le habrá hecho esos cortes.
''Céntrate Aya.'' Me digo a mi misma. Decidí aplicar todo lo que él me había enseñado a los demás ejercicios que me quedaban, iba a estar aquí por un buen rato. Sentándome en el suelo, me coloqué de espaldas y puse mis cosas encima del banquillo para que me facilitara la escritura ya que de la otra forma no era muy cómodo.
Todo el mundo estaba tan centrado su trabajo, mi padre pegando voces a los chicos, otros que descansaban charlando y cada uno a lo suyo. Estaba todo tranquilo, por el momento, había un amiente tan agradable, pero alguien lo tenía que estropear. Se oyó el fuerte estruendo de la puerta al cerrarse, todo el mundo dirigió su vista hacia aquello. Un Zac bastante enfadado y furioso entraba haciendo el mayor ruido posible y llamando la atención de todos. Camina con prisa al ring y de ahí saca a uno de los chicos que se encontraban encima, éste con miedo le entrega los guantes y se baja sin rechistar, quitándose la camiseta, la lanza a un lado y se coloca los guantes. Su ancha espalda perfectamente bien marcada por sus fuertes músculos, su torso tan bien tonificado y yo que debería estar centrada
en lo mío, agité mi cabeza ante todo pensamiento impuro o lo que fuera a pensar y volví a mis asquerosos ejercicios.
''¡Jones! ¡Espera!'' Oigo la voz asustada de mi padre y me giro, mis ojos se abrieron como platos al observar aquella escena, él se encontraba golpeando a un inofensivo chico en el ring, expulsando todo lo que debía ser su rabia. ''¡Para ya!'' Veo como mi padre y varios chicos que se encontraban alrededor se subían al ring y los separaban.
Me quedé observando toda aquella situación un poco asustada, bueno, bastante. Jack se quedó en su lugar, parecía que tuviera miedo, observaba la escena de la misma forma que yo de peor forma.
''Siéntate aquí y tranquilízate , por favor.'' No me había dado cuenta de que mi padre y él se encontraban a mi lado. ''Aya, ven un momento.'' Me hace un gesto con el dedo para que lo siga. Pasé cerca del chico herido que se encontraba rodeado de gente y vi como tenía varias heridas, por suerte no fueron tan graves.
''¿Qué pasa papá?'' Lo miro confusa.
''Toma.'' Coloca en mi mano un vaso vacío y una botella de agua. ''Sírvele un poco a Jones, a ver si se calma.''
''¿Yo? ¿Por qué?''
''Porque eres una mujer y con lo enfadado que está dudo que llegue a golpearte o hacerte algo, pero si llegamos a ir nosotros, la cosa puede acabar mal.'' Acaricia mi cabeza.
''Oh, muchísimas gracias papá, no sabes el gusto que me da hacerte este favor.'' Digo destacando la ironía en mis palabras.
''Anda, ves.'' Me empuja. Camino muy lentamente y con un miedo
terrible comiéndome por dentro. ¿Y si me agredía? ¿O me desfiguraba la cara de un puñetazo? Bueno, creo que me haría un favor si lo hiciera, me la arreglaría.
Llegué hasta donde estaba él y me quedé mirando los objetos en mis manos, estaba cagada de miedo, él al percatarse de mi presencia, levantó su cabeza que yacía agachada y yo aparté mi vista de él, si os dijera la verdad, desde que lo conozco, todavía no le he mirado a los ojos, me daba miedo encontrarme con su mirada. Abrí como pude la botella de agua y eché el líquido en el vaso, mis manos temblorosas provocaron que la mitad del agua se me cayera al suelo. Cuando terminé de llenarlo, me quedé sin saber que hacer.
''¿Me lo vas a dar o no?'' Su gruesa y ahora fría voz me sacó de mis pensamientos. Estaba a varios centímetros de distancia de él, me fui acercando poco a poco y cuanto más cerca estaba, sentía como un calor bastante caliente que hasta picaba, me invadía por completo.
Le entregué el vaso como pude ya que mis manos todavía seguían temblorosas, él me lo arranco de la mano y tiró tan fuerte del el que me tambaleé, resbalé con el agua que había tirado antes y caí al suelo. Todo lo que pude escuchar segundos después fueron risas y carcajadas, incluso la suya. Avergonzada, me levanté de ahí y salí corriendo hacia los vestuarios a esconderme. Esa sensación de que todos a tu alrededor se burlaban de ti me recordaba a mi infancia, una infancia que no quería recordar.
*Flashback*
''¡Aya es una patosa, Aya es una patosa!'' Se burlaban
de mí una y otra vez mis compañeros que me rodeaban formando un círculo. Me encontraba tirada en un charco de barro en mitad de la calle, iba de vuelta a clase y varias niñas me empujaron y caí dejándome echa una mierda, como siempre ellas hacían, llamarón la atención de todo el que estuviera cerca para ver el ridículo en el que me encontraba.
''Mírate, no tienes amigos.'' Dijo una rubia.
''¿Qué? ¿Tu Colton ya no está aquí para ayudarte, verdad?'' Habló un chico moreno. Era en sexto curso de primaria, entonces todavía seguía viviendo en Londres, pero sin él, se había ido hace varios meses entonces.
''Eres una estúpida, nadie te quiere.'' Intervino otra chica. Yo negaba con la cabeza y con las lágrimas rodando por mis mejillas.
''Estás sola, sola.'' Dijeron todos, en ese momento sólo lloraba como una imbécil, él siempre me dijo que no debía afectarme toda la mierda que dijeran ellos, que si se metían conmigo era para sentirme mejor consigo mismos, y que por nada del mundo me derrumbara frente a ellos, tenía que demostrarles que era fuerte, pero eso era cuando él estaba a mi lado...
*Final flashback*
...
''Cariño, ¿estás bien?'' La voz de mi padre sonaba tranquila y baja. Estaba de espalda, aferrada a mi almohada y tirada en la cama.
''Sí.'' Dije con un hilo de voz.
''Siento lo que ha pasado hoy.'' Siento como se sienta encima de la cama.
''No lo sientas, tú no tienes la culpa.''
''Sé que aquello te recordó a tu infancia Aya,
esas lágrimas que vi al entrar a buscarte en los vestuarios, es difícil cariño, pero intenta no pensar en ello.'' Acaricia mi cabeza.
''Sería diferente si él estuviera aquí.'' En mi garganta se forma un nudo.
''Lo sé, pero nadie puede hacer nada.''
''Sí que podían, pero no lo hicieron.'' Me giro y lo miro.
''Aya, por favor, no llores, no me gusta verte así.'' Pasa una mano por mi cintura y me aferra a su cuerpo en un fuerte abraza. ''Piensa que él siempre te va a estar cuidado desde ahí arriba.''
''Lo necesito aquí a mi lado papá.'' Añado antes de explotar y soltarlo todo, mis padres odiaban verme en situaciones como esta porque sabían que lo pasa fatal y que hicieran lo que hicieran, no lograrían que se me pasara.
Mi vida sin él era insignificante, porque por más feliz que fuera, siempre había ese vacío tan profundo en mi corazón, ese vacío al cual le faltaba la pieza para encajar todo, él.
''Voy a bajar al garaje, tu madre acaba de llegar y tengo que ayudarla a desempaquetar algunas cosas. Descansa, te quiero.'' Besa mi frente y sale de la habitación.
Después de que mi padre se fuera de mi habitación, escuché el ruido de la puerta principal al cerrarse y me levante de mi cama, me dirigí a mi escritorio y agarré la foto enmarcada que había a un lado, ahí estábamos los dos en un jardín, yo sonriendo como una tonta y el haciendo caras tontas, jamás podré olvidar el brillo azul verdoso de sus ojos. La dejé en su sitio y salí de mi habitación, mi estómago rugía de hambre. Abrí la nevera y agarré varias fresas y un vaso de leche para hacerme un batido. Rebusqué por los pequeños armarios de cocina que había pegados en la pared, hasta que por fin encontré las galletas de chocolate, pero estaban bastante arriba. Con ayuda de una silla bastante poco estable, llegué hasta las galletas.
Iba a ponerme en marcha para preparar el batido, pero sonó el timbre. ¿Quién podría ser? Mis padres tenían las llaves y a estas horas no esperábamos a nadie, quizás sea un vecino que necesita algo.
''Te has olvidado esto en el gimnasio.'' Suena una voz ronca cuando abro la puerta. Mis cosas de clase, mierda, es verdad, me lo había dejado todo ahí, pero lo que me impresionó más no fue mi olvido, sino la persona que estaba parada frente a mí.
=================
Capítulo 15.
Enfrente de mí se encontraba aquel chico que fue golpeado esta tarde en el gimnasio de mi padre, los golpes que había recibido le habían dejado bastantes moratones y hasta el labio roto. Me quedé algo sorprendida al verle aquí y con mis cosas, pero la pregunta era ¿cómo sabía dónde vivía? Bueno, mi padre era su entrenador, normal que conocieran dónde vivía, pero aun así había algo que no me cuadraba.
''Hola.'' Dije algo tímida.
''Hola, me acabo de encontrar con tu padre abajo, le iba a entregar tus cosas, pero me dio permiso para subir y dártelas yo mismo.'' Se rasca la parte de atrás de su cabeza.
''Oh, gracias, ¿quieres pasar?'' Abro la puerta un poco. Sus brillantes ojos color avellana no se despegaban de mí. Era bastante algo, no tan fuerte, pero tenía sus brazos bien trabajados, el pelo castaño rizado que le caía por la cara y su tono de piel era algo bronceado.
''Gracias.'' Sonrió introduciéndose dentro. ''Soy Tyler.''
''Aya.'' Respondí a una pregunta que no había formulado, pero que era evidente. ''No tenías por qué molestarte en traerme las cosas.''
''No es molestia, además también quería hablar contigo.'' Se acomodó en el sillón que le señalé.
''¿Conmigo?'' Lo miré sorprendida.
''Sí.'' Respondió algo serio.
''¿Por qué?'' Me senté en una silla frente a él.
''Quería pedirte un favor, pero sólo si quieres, no te obligo a hacerlo.''
''¿De qué favor estamos hablando?''
Pregunté más interesada en el tema.
''¿Tú estudias en el mismo instituto que Jones, verdad?''
''Sí, ¿por qué?''
''Porque ese chico es bastante peligroso y necesitamos a alguien que descubra que es lo que esconde, y bueno, había pensado en ti.'' Lo miré algo perpleja ¿yo? ¿Con él? ¿Estaba de coña? Por lo que veo a la gente le importa bien poco lo que me pueda llegar a pasar a mí.
''¿Yo, por qué?''
''Se nota que le atraes.'' Sonrió pícaro.
''¿Atraerle?'' ¿Qué mierdas estaba hablando este? Creo que fue una mala idea dejarle entrar.
''Soy hombre, sé perfectamente cuando a otro de mi mismo sexo le llama la atención una mujer, cómo actúa, sus gestos, miradas, todo, y tú a Jones le gustas.''
''Lo siento pero no sé de qué está hablando, además ya tengo novio.'' Hablé sería, no me hacía ni puta gracia que viniera un total desconocido a decirme estas cosas a mi casa.
''Bueno..., volviendo al tema del favor ese, necesito que te hagas su amiga, solo eso, y que a partir de ahí le saques información.'' Su mirada me transmitía desconfianza.
''No lo haré, lo siento mucho, pero no puedo hacer algo en lo que mi vida pueda llegar a correr peligro.'' Me levanté de mi asiento.
''No te hará daño, a ti no, pero como ya he dicho, nadie te va a obligar a hacerlo, además, se te nota en la mirada que tú también tienes curiosidad por saber más sobre él, todo el mundo
la tiene, pero tú más, ¿o me equivoco?'' No podía negar que en eso tenía razón, me llamaba bastante la atención lo curioso y este chico era todo un reto.
''¿Qué tengo que hacer?'' Dije por fin, me rendí, supongo que no sería mala idea hacerlo, total, tampoco se iba a dar cuenta, solo tenía que ser cuidadosa para que no sospechara nada.
''Ya te lo he dicho, hazte su amiga, sácale información , pero sí hay algo que necesitamos más que todo, una prueba.''
''¿Una prueba?'' Lo miré no muy segura.
''Algo que nos muestre a todos qué es de verdad, que sea la llave que abra todas las puertas a esas preguntas que todos nos hacemos.'' Sus ojos ahora estaban de un color oscuro que me dio miedo.
''¿Por qué todos pensáis que él es el culpable de todo lo que pasa?''
''La gente cuenta historias, ha estado cerca de él en sucesos bastante terribles, siempre es él, dónde quiera que pase algo, él está ahí, ¿coincidencia? No lo creo, por eso necesitamos una prueba que lo demuestre y por fin acabar con él.'' Espera ¿qué? ¿y si era inocente? Vendría a por mí y me mataría, ahora cometiendo un delito de verdad.
''¿ Y si no lo hago?''
''Acabaré con la vida de tu padre.'' Mi cuerpo se congeló y mi respiración comenzó a ser irregular.
'Pero habías dicho...'' No me dejo terminar.
''Ya has dicho que sí, lo siento. Tú cumples con lo tuyo y no pasará nada, ¿entendido?'' Se acercó intimidante a mí.
'S...sí.'' Tartamudeé.
''Así me gusta.''
Se alejó y caminó hacia la puerta principal. ''Por cierto, más te vale no decir nada a nadie, aunque dudo que te crean.'' Soltó una carcajada y se fue. ¿En qué mierdas me había metido? ¿Qué hago ahora? No corría solo peligro mi vida, sino también la de mi padre. Tenía miedo, mucho, pero todo esto me pasaba por estúpida, no quería tener nada que ver con él, no quería estar cerca del peligro, pero lo peor es que ahora estoy dentro de ello.
....
''¡Aya! ¡Llevo más de veinte minutos llamándote, despiértate ya!'' Los gritos de mi madre se oían por toda la casa, agarré la almohada y me tape la cabeza con ella, no quería ir a clase y menos sabiendo que me iba a encontrar con él.
''¿Se puede saber qué demonios te pasa niña?'' Mi padre entró furioso a mi cuarto. Yo me levanté de golpe por el miedo.
''Lo...lo siento.'' Susurré con la cabeza agachada.
''¿Te pasa algo cariño?'' Los brillantes ojos azules de mi padre me miraban con preocupación. Yo tenía el mismo color de ojos que mi madre, marrón oscuro aunque a veces se ponían color miel.
''No papá, no te preocupes, es solo que no me encuentro bien.'' Fingí una cara triste.
''¿Te quieres quedar en casa?'' Acaricia mi pelo. Estaba a punto de responder pero mi teléfono emitió un sonidito. Era un mensaje, pero de un número desconocido.
*¿Dónde te has metido? El tiempo se te acaba nena.*Mi cara se tornó pálida en menos de un segundo, ¿cómo mierdas tenía mi número? Ahora sí que estaba cagada de miedo, esto empezaba
a ser raro, bastante raro.
''Mejor iré a clase, que me perderé la materia nueva que darán y me costará seguir el ritmo.'' Dije en un tono falso pero convincente.
''¿Estas segura?''
''Sí, solo dame unos cuantos minutos para arreglarme y voy.'' Pellizcándome la mejilla, sale de mi habitación.
Pues allá vamos, no me quedaba otra, tenía que ganar esta lucha por proteger a mi padre, no me importaba lo que fuera a pasarme a mí, ahora era todo por él. No gasté mucho tiempo en vestirme y preparar mis cosas, ya iba a llegar tarde, no quería tardar más.
''Vamos papá.'' Intervine en la conversación que estaba teniendo con mamá, que ahora me miraba enfadada.
''No me gusta el comportamiento que estás teniendo últimamente niñita, cuando vuelvas hablamos.'' Me regañó.
''No te enfades con ella, son adolescentes, tienen sus bajones, está creciendo, normal que cambie.'' Ojalá fuera eso papá, ojalá.
....
El trayecto a clase fue bastante incomodo, apenas nos dirigíamos palabra papá y yo. Estuve pensando todo el rato en qué sería de mí sin él, tenía a mi madre, pero él era diferente, esa sensación de protección y seguridad que él nos daba era mágica, su amor, todo, sin mi padre yo no era nada, ya había perdido a la persona que más quería, no podía perderlo ahora a él.
''Cariño, ya hemos llegado.'' Dijo sacándome de mis pensamientos. No sé por qué razón, pero no hice caso a sus palabras, me quedé observándolo tiernamente por unos minutos. ''Aya
¿estás ahí?'' Chasqueó los dedos frente a mis ojos.
''¿Qué? Lo siento.'' Solté una pequeña risita.
''Cualquier cosa, llámame, ¿vale?'' Asentí con la cabeza y salí del coche.
....
''Señorita Morrison, llega tarde.'' Me dijo el director al verme entrar, muchas veces solía salir a rondar por los pasillos del instituto por si algún gamberro hacia algo malo. Le lancé una tímida sonrisa y caminé hacia mi clase. Al llegar, di dos golpecitos en la puerta antes de entrar, toda la clase se giró a mirarme, me incomodaban para ser sincera. Me senté al final de todo, cerca de Jack que ya me empezaba a caer mejor.
Inspeccioné con la vista toda la sala en busca de quien yo sabía, y por mi desgracia me lo encontré sentado en primera fila, parecía que supiera que le estaba observando porque se giró y me miró con una mirada que quemaba a cualquiera por dentro. Agaché mi cabeza por vergüenza, ¿se puede saber qué estaba haciendo?
....
''Hola preciosa.'' Reconocí la voz de Dan detrás de mí.
''Hola.'' Dije yo algo seca.
''¿Te pasa algo cariño?'' Me abrazó por detrás.
''Es solo que me duele un poco la cabeza.'' Le mostré una sonrisa falsa.
''Ya veo, pues yo me voy a encargar de alegrarte.'' Podía notar algo raro en él, parecía más feliz de lo normal, no le culpo por ello, pero no me gustaba que me ocultaran las cosas.
''¿Cómo?'' Pregunté en un tono de niña pequeña.
''¿Te apetece un fin de semana entero con tus mejores amigos en una casa en la playa?'' Se forma una sonrisa enorme en su cara.
''Bueno...¿es una fiesta?'' Pregunté dudosa.
''Algo así.'' Torció la boca.
''No sé, la última vez que fui a una fiesta ya viste como terminó...''
''Esta vez iremos pocas personas, unos cuantos conocidos, será en la casa de los abuelos de Jack, ya le hemos avisado, no llevará pirados ni drogadictos de esos, estaremos en familia, ¿te animas?'' Sabía que por mucho que dijera que no, terminarían convenciéndome o llevándome a la fuerza.
''Supongo.'' Dije después de pensármelo varios segundos.
''Vamos, anima esa carita.'' Comenzó a hacerme cosquillas.
''Pa...para.'' Dije entre risas.
''Por cierto, Zac también irá, ya sabes, espero que no te moleste.'' Oh dios mío, esto iba a acabar mal, muy mal, ya lo veía venir.
=================
Capítulo 16.
''¿Estas segura de que ese lugar es seguro? No quiero que te pase algo malo.'' Mi padre no paraba de darme la lata durante todo lo que llevaba de día.
''¿Cuántas veces tendré que decirte que sí, papá?'' Estaba colocando las ultimas cosas en mi saco, dentro de unas horas Dan me iba a venir a buscar para ir a la casa de la playa. No estaba segura de ir, pero anoche me llegó otro mensaje de Tyler amenazándome con que si no iba, haría lo que dijo, ¿que cómo lo sabe? ni idea, pero esto ya empezaba a ser bastante raro.
''¿Quieres dejar la niña en paz? Déjale divertirse hombre.'' Me encantaba tener el apoyo de mi madre de mi parte, pero se lo podría guardar para esta vez. ''Además, va a ir Dan ¿cierto?''
''Lo que me faltaba, vas a pasar un fin de semana, lejos de tus padres y con ese desquiciado. Como se le ocurra ponerte una mano encima, le corto los testículos.'' Dijo furioso él.
''No pasará nada, sé cuidarme solita.'' Intenté que mis palabras le calmaran un poco.
''Esperemos que no vuelvas con las piernas separadas, porque entonces sí que no pones un pie en esta casa.'' ¿Mi padre acababa de decir eso? Los ojos de mi madre se abrieron como dos platos ante aquello, sé que soy su única hija, pero tampoco me puede tratar de esa forma, en todo caso, no se tiene que preocupar de eso, porque me encargaré yo sola de patearle el culo a Dan si intenta algo.
''Cariño, ¿por qué no vas a terminar de arreglar tus cosas?'' Habló mi madre después de que nos inundara un incómodo silencio. Asintiendo, camino a mi habitación.
Miles de cosas
rondaban por mi cabeza, pero todas ellas iban a parar a la misma persona, él. No me gustaba esa idea de hacerme su amiga para sacarle información y hasta poder llegar a llevarlo preso o lo que Tyler fuera capaz de hacerle. Nunca he sido una de esas personas a las que les gusta hacer el mal a los demás y tampoco tenía porqué serlo ahora, sólo tenía que encontrar una solución para que nadie resultara afectado, pero ¿qué? Había pensado en pedir a Dan y Alex, pero todo había cambiado tanto que ahora lo único que me transmitían era desconfianza, quizás Jack podría hacer algo, él es su amigo, no sé...
Me tiré en la cama, coloqué mis manos detrás de mi cabeza y me quedé observando el blanco techo, así estaba yo ahora mismo, en blanco, cualquier fallo que cometiera podría acabar con todo. Ordenaba poco a poco las ideas en mi mente, pensando en cómo actuar cuando estemos en la casa, ya que él también estará. Tenía que ser natural, no presentar nerviosismo y sin lugar a duda ninguna expresión de desconfianza.
....
El sonidito de mi teléfono me despertó, me había quedado dormida, no tenía idea cuando. Miré el reloj de pared que colgaba en mi cuarto, estaban a punto de dar las seis de la tarde y yo ya debería estar más que preparada.
''¿Si?'' Hablo perezosamente esperando a que la otra persona que se encontraba al otro lado de la línea respondiera.
''¡¿Dónde coño te has metido? Llevo media hora llamándote!''
Alejé el aparto de mi oído ahora palpitando de dolor por los fuertes gritos que había pegado Alex.
''Tranquila, ya voy.''
''Estamos abajo. ¡No tardes!'' Volvió a gritar.
''¡No lo haré!'' Le grité en el mismo tono ya bastante harta. Agarré mis cosas y salí de mi habitación con prisa. Al llegar a la puerta principal, me encontré con un padre serio que no me dejaba avanzar.
''Dame la dirección de ese lugar.'' Habló serio.
''Pero papá...''
''Sólo para estar seguro ¿vale?'' Le apunté la dirección en un pequeño papel y me despedí de él. Conociendo a mi padre, estaba más que segura que en el momento que yo saliera de casa, él vendría detrás.
Cuando salí a la calle, busqué con la mirada a mis amigos, pero no lograba divisarlo por ningún lado, decidí caminar cerca del parking de los coches por si veía el coche de Dan, pero nada.
''¡Aya, aquí.'' La voz bastante reconocible de Jack me hizo girarme. Caminé hacia él algo confusa, se suponía que él ya debería estar ahí preparando las cosas y todo ¿no?
''¿Qué pasa?'' Pregunté cuando llegué hasta él.
''Se le estropeó el coche a Dan y hemos tenido que venir a buscarlos, sígueme anda.'' ¿Ha dicho hemos? ¿Es que no había venido solo? Rápidamente una imagen cruzó mi mente. Por favor que no sea él, todavía no. Mientras caminaba iba rezando para mí misma, pero todos mis rezos fueron en vano. Se encontraba de espaldas sentado en el asiento delantero y mis amigos detrás con una expresión
bastante graciosa para mí. Al menos no iba a ser la única a la que le incomodaba estar en el mismo coche que Zac.
....
El viaje fue bastante incómodo, bueno, ya me imaginaba que iba a ser así, pero no esperaba que fuera peor. Alex y Dan apenas se inmutaban y yo parecía una estatua, no se me podía oír ni respirar. Miré varias veces disimuladamente en su dirección y su rostro seguía igual como cuando entré al coche, sereno y tranquilo, se notaba que a él no le molestaba nuestra presencia pero sí le hacía gracia nuestra incomodidad. Me quedé embobada mirándole durante unos minutos, ni yo me había dado cuenta de que lo estaba haciendo, creo que había sido la única porque cuando miré hacia Alex, me miró incrédula y gesticulando un ''¿Qué haces?'' con los labios. Aparté mi vista rápidamente, agaché la cabeza y me puse a jugar con mis dedos. Aprovechando que nadie me observaba, volví a mirarle, no sé por qué lo seguía haciendo, pero era imposible no mirarle, era como un jodido vicio. Recorrí con mi mirada todo su perfil y paré en su boca que ahora esbozaba una pequeña sonrisa que iba dirigida a mí.
....
''Vamos, todos fuera de mi coche, que me lo ensuciáis con vuestros apestosos culos.'' Dijo con un tono divertido, cosa que nadie había tomado así, sin embargo yo no pude evitar reírme. ''Aya.'' Me llamó. '' Espérate un momento.'' Susurró un momento evitando que nadie lo oyera.
''Chicos, voy a ayudar a Jack a sacar las cosas del maletero.''
Dije a mis amigos pero por su expresión sabía que les importaba una mierda. Ante todo esto, me olvidé de observar aquella maravilla que se encontraba frente a mis ojos, el olor fresco de la playa, el sonido de las olas y como no, el atardecer que logramos ver antes de que desapareciera y el cielo se tornara completamente oscuro.
''¿Te gusta?'' La presencia de Jack a mi lado me sacó de mis pensamientos.
''Sí, es muy bonito.'' Sonreí. ''Por cierto ¿querías algo?'' Recordé que si me había quedado atrás, no era para ayudarle con las cosas.
''¿Qué? Oh, no nada, olvídalo.'' Lo miré algo confusa. Sí que quería algo, pero podía notar el miedo grabado en sus ojos, estaba empezando a pensar en que debería llamar a mi padre para que me saqué de aquí. ''¿Te vienes o te quedas aquí?'' No me había dado cuenta de que él ya se había alejado de mí unos cuantos centímetros.
''Voy.'' Respondí y decidí ayudarle con las cosas, y ambos caminamos hacia la casa, que por cierto, era bastante grande y adornada con luces de colores. Era la típica casa de un multimillonario en mitad de la playa y a solas.
''¡Buenas gente!'' Apreció en la entrada un rubio ya bebido. Si ahora estaba así, no me quiero llegar a imaginar cómo estará por la noche. ''¿Quién es esta preciosidad?'' Pregunta a Jack señalándome.
''Es mi novia, más te vale no acercarte a ella.'' Interviene Dan agarrándome del brazo y metiéndome dentro de la casa.
''Dan, suéltame, me haces daño.'' Me tenía agarrada
del brazo muy fuerte.
''Lo siento, pero no te puedo dejar sola, no hasta que recupere el sentido común ese imbécil.'' Se refería al rubio de ahora.
''¿Quién es?''
''Drew, un amigo, pero cuando está borracho se le va la pinza.'' Se acerca y me da un corto beso en los labios. ''Alex te espera arriba, preparando vuestra habitación, sube.'' Señala las escaleras, pero mis ojos no fueron en esa dirección sino en él que nos observaba desde el umbral de la puerta. ''¿Tú qué miras?'' Habló Dan percatándose de ello, él sólo se encogió de hombros y bebió un sorbo de la fría lata de cerveza que sujetaba en su mano.
....
La casa era completamente enrome, la primera plana estaba constituida por un enorme salón y con una gran cocina office, que es la cocina que no se encuentra separada por una pared del salón, iba todo junto. La segunda planta era todo habitaciones, habría más o menos nueve habitaciones, todas ellas grandes y con su propio baño, o eso es lo que me comentó una morena que había conocido hace una hora, se llamaba Ally. Recorrí con ella toda la casa, y mientras pasaban los minutos, nos íbamos conociendo mejor. Alex no sabía dónde se había metido, pero gracias a esta chica no me aburrí sola.
Eran casi las once de la noche y los chicos estaban abajo preparando la cena, se podían oír sus discusiones desde aquí. Me encontraba sentada en los escalones de las escaleras, sola, por alguna razón
quería estar sola, pero parece que después de la calma también llega la tormenta. Unas voces chillonas me irritaron y bajé a ver qué pasaba. Pero hombre, ya se me hacía raro viniendo de Jack, normal que las tres zorras más populares del grupo de animadoras estuvieran aquí, seguramente venían a revolcarse con alguno de estos. Aparte del chico rubio de la entrada, Jack había invitado a otros tres amigos suyos a los que no me dio tiempo a conocer, aunque tampoco quería hacerlo.
La mesa se empezó a llenar de comida, todos se sentaron en sus asientos, Dan como siempre a mi lado y Alex nada, todavía seguía sin aparecer. Me quedé algo sorprendida, todos comían como locos, querían terminar antes para poder preparar la fiesta que darían a las doce, donde vendría muchísima gente y en la cual yo no iba a estar ni de coña.
''¿Y Alex?'' Pregunté lo más bajo posible a Dan.
''Me dijo que iba a dar una vuelta por aquí cerca, tranquila que se encuentra bien.'' Colocó su mano en mi rodilla y empezó a subirla. ''Pero creo que tú te encontraras mejor esta noche.''
''¿Perdona?'' Lo miré arqueando una ceja.
''Es broma nena.'' Me guiña el ojo. Le envié una sonrisa falsa y volví a terminarme mi plato de comida.
....
La casa cada vez se iba llenando más de gente desconocida, estaba totalmente abarrotada, apenas se podía respirar. El olor a marihuana, alcohol y sudor me asfixiaba, no podía quedarme ahí ni un segundo más.
Me metí entre toda la gente, empujando y haciendo lo posible para llegar a Dan. Cuando logré encontrarlo, le llamé, pero la música estaba bastante alta y no logró escucharme, así que no me quedó otra que salir de aquella casa.
La suave brisa del mar me erizó la piel, esa sensación era tan agradable. Me acerqué a la orilla, era algo peligroso de noche, porque podría venir cualquier ola y llevarme con ella, pero también porque no sabía nadar. Dejé que mis pies sintieran el tacto del agua fría contra ellos. Miré al cielo, respiré profundamente y abrí mis brazos, sintiéndome libre.
Un ruido raro me hizo sobresaltarme, girándome no me encontré absolutamente con nada, pero sí que pude distinguir a Alex que aparecía de la nada, iba acompañada de uno de los chicos de la fiesta, no me quiero imaginar lo que han estado haciendo. Saqué mis pies del agua y caminé en dirección a una pequeña luz, parecía más bien una hoguera, pero no estaba en la playa, sino más lejos. Seguí aquello que me llamaba bastante la atención, hasta que me encontré en la entrada de un enorme bosque que se encontraba algo cerca de la casa, me adentré en él cuidadosamente, cuando por fin di con lo que buscaba. Era lo que yo había imaginado, una gran hoguera perfectamente hecha, pero ¿quién iba a hacerla en un bosque? ¿No estaba prohibido eso? Podría originar un incendio forestal. Recorrí todo el lugar con mi mirada y entonces di con el culpable de aquello. Era él, podía reconocer perfectamente su espalda. Pero ¿qué hacía aquí solo?
Era ahora o nunca, esta era mi oportunidad de hablarle, además estaba solo. Me acerqué a él sigilosamente, pero tampoco quería que se asustara y pensara que soy un asesino o algo, es un ejemplo, aunque dudo que logre asustarse. El calor que emitía el fuego de la hoguera me dio una sensación de tranquilidad, amaba estar cerca de una hoguera. Me di cuenta de que mi sombra se reflejaba en el suelo y como él clavaba su mirada en ella, bueno, allá vamos.
''Ho...hola.'' Intenté calmar mis nervios, pero no funcionó.
=================
Capítulo 17.
No obtuve respuesta por su parte, seguía dándome la espalda y centrado en el fuego que cada vez crecía más en la hoguera que supongo que había hecho él. ¿Qué hacía ahora? Era incapaz de pensar en algo, mi cerebro no me dejaba procesar nada.
Dejé de comerme la cabeza y decidí sentarme en suelo a tres pasos de él, ni cerca ni lejos. Limpié un poco el sucio suelo y me senté cruzando los pies, pero pegué un pequeño salto al sentir el frío de este con mi piel desnuda, por si no lo había dicho antes, llevaba unos shorts muy por encima del muslo y una camiseta de tirantes, había venido a la playa, normal que fuera vestida así aunque no me gustara.
El calor que emitía el fuego logró calmarme un poco, respiré hondo y me relajé. Él no se inmutó en ningún momento, lo de ser su amiga creo que iba a ser más complicado de lo que esperaba.
''Soy Aya.'' Dije sin poder aguantar aquel inmenso silencio que nos asfixiaba.
''Sé quién eres.'' Por primera vez observé aquellos enormes y profundos ojos grises. ''Creo que no hace falta que te diga el mío ¿verdad?'' Tragué saliva, para ser sincera me intimidaba.
No le volví a dirigir palabra, entonces me di cuenta de algo, aquella escena era la misma que había vivido con Colton años atrás, pero en este caso estaba abrazada a mi mejor amigo al que quería y no con un total desconocido.
Agarré un palo del suelo y empecé a dibujar círculos en el. Tenía que hablarle, sacarle información como Tyler dijo, ¿y si le contaba todo? No, no podía poner en riesgo la vida de mi padre, entonces
¿qué? Tenía que pedir ayuda de alguna forma, no podía vivir con miedo por culpa la amenaza de un tipo que a saber quién era.
''¿Qué te pasa?'' Su ronca voz me saca de mis pensamientos.
''¿Qué?'' Lo miré extraña.
''Has escrito ''ayuda''.'' Señala en el suelo donde se encontraba esa palabra que él acababa de decir. ''¿Me tienes miedo?'' Me mira serio a los ojos.
''Yo...no...¡No, no te tengo miedo!'' Le grité levantándome.
''Entonces ¿por qué te poner nerviosa?'' Comenzó a acercarse a mí poco a poco.
''No me pongo nerviosa.'' Respondí a la defensiva.
''Eso no te lo crees ni tú.'' Su rostro estaba a pocos centímetros del mío. Una fuerte y fría brisa de viento provocó que la hoguera se apagara y que el frío me congelara por completo, él se percató de ello y vi cómo se sacó la camiseta para luego colocármela por encima. Ahora estábamos completamente a oscuras, ni la tenue luz de la luna nos iluminaba, solo se oían ambas respiraciones.
''¡Aya! ¿Dónde estás?'' Alex, mierda, seguramente había notado mi ausencia en la fiesta y ha salido a buscarme, pero ¿y si me encontraba con él?. Pude observar como entre los arboles aparecía una pequeña luz de lo que debía ser una linterna.
''¡Estoy aquí!'' No sé por qué lo había hecho, pero lo hice. Inmediatamente la luz blanca apuntó en mi dirección cegándome.
''¿Qué haces aquí sola?'' ¿Ha dicho sola?
Le arranqué la linterna de la mano y enfoqué a mi alrededor, estaba sola, ¿dónde se había metido él? Apunté hacia mí, se había ido sin su camiseta.
''Había salido a dar una vuelta y parece ser que me he perdido.'' Dije rascándome la parte de atrás de la cabeza.
''Vámonos anda, los chicos están preocupados por ti.''
''¿Por mí? Sí, seguro...'' Retomé mi camino de vuelta a casa, guiándome solo por la música que retumbaba por todos lados, dejándola a ella atrás.
''¡Oye, espérame!'' La ignoré.
La música se oía cada vez más cerca, eso era señal de que ya estaba cerca, pero al llegar no podía ser capaz de creer lo que estaba ocurriendo frente a mis ojos. Había un chico con la espalda ardiendo en llamas, corrí hacia todo el montón de gente que intentaba ayudarle, pero me detuve antes de llegar, espera, ¿era Tyler? ¿Qué mierdas hacía él aquí? Corrí hacia la casa, ahora vacía, agarré el teléfono y marqué el número de mi padre, estaba bastante nerviosa así que me salieron varias palabras sueltas sin sentido.
¿Quién era capaz de hacer cosas como esas? No hacía falta que pensara mucho, era él, había desaparecido para hacer esto, aunque pensándolo bien, quemar a Tyler ha sido una buena idea, pero aun así era un ser humano, no puede hacerle eso.
....
''Quiero a todos despejando la casa inmediatamente.'' Dijo uno de los policías, mi padre se había encargada de llamarles por el camino y a la ambulancia también.
Yo solo
observaba todo aquello desde lo lejos y con el cuerpo temblando, todavía no me entraba en la cabeza como era capaz de hacer algo así, es de locos. Estaba empezando a penar que Alex y Dan tenían razón, todo esto era muy raro y él muy peligroso.
''Cariño, ¿te encuentras bien?'' Los brazos de mi padre me rodearon por detrás.
''Ya te he dicho que sí papa, estoy bien, solo un poco asustada.'' Me acomodé en sus brazos.
''¿Quieres que nos vayamos a casa?''
''Sí, voy arriba por mis cosas y bajo.'' Le doy un beso en la mejilla y corro en dirección a la casa. Se encontraba totalmente desierta, toda la gente permanecía fuera en silencio, nadie quiso decir nada sobre lo ocurrido, ni siquiera Jack.
....
''¿Qué crees que ha pasado?'' Pregunto a mi padre que tiene la mirada fija en la carretera.
''Habrán prendido fuego a algo y sin querer ha saltado alguna chispa a la ropa de Tyler, todavía me pregunto qué hacía él ahí, ¿no era una fiesta de solo compañeros del instituto?'' Clava su mirada en mí.
''Sí, o eso creía yo...'' Vuelvo a dirigir mis ojos a la ventana.
''Lo importante es que tú estás bien.'' Añade por último.
Empecé a juntar algunas ideas que rondaban por mi mente, si supongamos que Zac hizo eso, quiere decir que conocía a Tyler, y Tyler a él también, pero ¿cómo sabía que iba a estar en esta fiesta? Que yo sepa, Jack nos comentó que había invitado
a gente del instituto y a varios otros amigos de nuestra edad, Tyler tendría unos veinticuatro, ¿alguien me explica cómo sabía él todo aquello? Dios, esto era demasiado para mí, no sé por qué tuve que abrir la puerta aquella noche, ahora no estaría metida entre toda esta mierda.
....
Me levanté de golpe con el cuerpo sudado y la respiración agitada, no lograba sacarme de mi mente aquella imagen de Tyler ardiendo, en realidad llevaba varios días sin poder dormir bien, todo desde el día en el que me caí en las escaleras y apareció esa sombra. ¿Qué era realmente aquello?
Salí de mi cama y caminé a la cocina a por un vaso de leche, mis padres estaban dormidos así que evité hacer ruido. Andaba de puntillas por toda la casa hasta que llegué a la cocina y pude moverme con los pies bien puestos en el suelo.
Encendí la luz y me dispuse a buscar la leche y unas cuantas galletas. Rebusqué por los cajones bajos y luego tuve que coger una silla para subir a los altos, espero que esta vez no toque nadie el timbre porque no pienso abrir, además eran las tres de la mañana, cuando por fin las encontré, resbalé y me tambaleé de la silla, tenía más que seguro que me iba a pegar un golpe contra el suelo, pero entonces unos brazos me sujetaron amortiguando mi caída.
''Shh, no grites.'' Uno de sus dedos se colocó encima de mis labios.
'¿Jack? ¿Qué haces aquí? Espera, ¿cómo has entrado?'' Le pregunté en voz baja.
''Luego te
explico, ahora termina de coger lo que necesitas y llévame a tu habitación.'' Dijo bajándome de sus brazos.
''¿A mi habitación?'' Lo miré sorprendida.
''Sí, no te haré nada, tranquila, pero si quieres...'' Me guiñó el ojo. Agarré rápidamente a lo que había venido y volví a mi habitación, ahora acompañada de Jack.
''Vale, explícame cómo has hecho para enterar, ¿no estabas en la fiesta?''
''Me he metido en los asientos de atrás del coche de tu padre y cuando entrasteis en casa, él se dejó la puerta abierta y volvió a buscar algo en el coche entonces aproveché para entrar, por suerte tu madre estaba dormida y logré esconderme en el salón sin que nadie me viera.'' Respondió tirándose encima de mi cama.
''Pero, ¿no estabas en la fiesta?'' Me senté a su lado.
''Tú lo has dicho, estaba, si te digo la verdad, les cogí las llaves de la casa de mis abuelos sin permiso y cuando la policía dijo a uno de mis amigos que me estaban buscando para llamar a mis padres por ser menores de edad, me escondí, lo siento, no me quedaba otra.''
''Estas loco.'' Agité la cabeza.
''Lo estoy, pero por ti.'' Mis ojos se abrieron como dos platos. ''Que es broma nena, dame esto que tengo hambre.'' Arranca de mis manos el vaso de leche y las galletas que sujeto.
''Oye Jack, ¿qué es lo que ha pasado exactamente?'' Agacho mi cabeza y juego con mis dedos.
''¿Con qué?''
''La fiesta, ya sabes...''
''Oh, no lo
sé, no conozco al chico ese, estaba arriba con algunas chicas, hablando de lo bonita que es la casa.'' Dice colocándose a mi lado.
''Sí, de la casa, será eso...'' Revoleo los ojos.
''¿Qué insinúas?'' Me rodea con el hombro.
''¿Yo? Nada.''
''¿Quieres que te dé a ti también la misma charla que a ellas?'' Mi cara se vuelve de color tomate en menos de un segundo.
''¡Cállate!'' Le golpeo el brazo y este aprovecha y me tira a la cama con él, colocándose encima de mí. ''Jack, tengo novio.''
''Tranquila, ese no es problema para mí, y dudo que para ti lo sea también.''
''Jack, por favor.'' Lo empujé cuando acercó su rostro bastante al mío.
''¿Esa no será la camiseta de...'' De repente ambos miramos en dirección a la ventana y vimos como una sombra que seguramente ya llevaba bastante tiempo ahí, desaparecía.
....
Me desperté por culpa de los rayos de sol que penetraban por la ventana, entonces me acordé de algo, Jack, miré al otro lado de la cama y no estaba, salí de mi habitación y revisé por el salón, nada, bueno, al menos en casa no estaba, menos problemas para mí.
''¿Quién era el chico de anoche?'' Aparece por detrás mi madre con una sonrisa traviesa.
''Te lo explicaré luego, pero por favor, no digas nada a papá.''
''Ay, has salido como tu madre, no eres mujer de un solo hombre.'' Besa mi frente y me empuja para que me vaya a la cama otra vez, era fin de semana, alegría para mí.
....
''¿Dónde te has metido el otro día? Te estuve buscando.'' Era solo pisar el jodido instituto y que todos los problemas me bombardeaban.
''Dan, me duele la cabeza, cállate un poco, por favor.'' Me lanzó una mirada asesina.
''Mirad a quien le han arreglado la cara.'' Se nos acerca Alex contenta. Ante los ojos de todo el instituto aparece un Zac con toda la cara hecha mierda, llena de cortes, moratones y con una venda que le rodea la cabeza, dejando ver manchas de sangre a través de ella. No sabía que decir, estaba perpleja, ¿le habrá hecho eso Tyler para vengarse? Fue lo primero que pensé.
=================
Capítulo 18.
''¿Tú qué crees que le habrá pasado?''
''Aya, llevas preguntándome lo mismo desde esta mañana, ¿por qué no vas y lo averiguas tú?'' Dijo cansada Alex.
''Tampoco es que me importe.'' Añadí.
''Entonces ¿por qué te interesas tanto?'' Me miró fijamente.
''Solo preguntaba.'' Me acerqué a mi casillero.
''Sí, claro. No te pones así ni por Dan que es tu novio, así que ya me dirás.''
''Dan no es mi novio.'' Repliqué enfadada.
''¿Ah no? ¿Entonces?¿Por qué estas con él?'' Se acercó de manera intimidante a mí.
''Porque él me lo pidió, además no quería decirle que no, no me gusta hacer daño a la gente.'' Agaché mi cabeza.
''¿Daño? Ni que se fuera a morir por un no tuyo.'' Soltó una gran carcajada. ¿De qué iba ésta?
''Te puedes ir a la cafetería, yo voy dentro de unos minutos.'' Le mostré una sonrisa falsa. Había veces que me ponía de los nervios, no la soportaba, siempre quería tener la razón de todo y eso era la cosa que más odiaba de la gente. Es que ambos habían cambiado muchísimo desde que los conocí hace tres meses, cada vez estaban más insoportables.
Terminé de dejar las cosas en mi casillero y me di cuenta de que me encontraba completamente sola, los pasillos estaban totalmente vacíos, ¿tan rápido había desaparecido esta gente? En fin, eso era lo de menos, ahora tenía que entrar a la cafetería y toparme con toda la tropa de Jack, que desde lo que pasó en mi casa aquella noche no le he vuelto a hablar, cuando por fin me empezaba a caer
bien tenía que hacer alguna de sus tonterías.
''Señorita Morrison.'' Reconocí la voz del director detrás mío. ''Hay un joven fuera que la busca.'' Señala la entrada, asiento extrañada y camino hacia donde me indica y espero un momento a que desaparezca.
''¿Por qué me miras así? ¿Te molesta mi presencia?'' Mierda, pensaba que se había quemado el muy imbécil.
''Más bien pensaba que estabas muerto o algo. ¿Qué quieres Tyler?''
''Que graciosa, he venido por ti.'' Lo miro sorprendida.
''¿Por mí?'' Me señalo con el dedo.
''Sí, ahora vamos.'' Coge mi mano con fuerza y me hace seguirle.
''¡Suéltame!'' Grito.
''Yo si fuera tú me callaría, no me gustaría que las cosas fueran a peor.''
''¿Qué quieres de mí?'' Intenté zafarme de su agarre, pero nada.
''Sólo vamos a hablar.''
''No tengo que hablar nada contigo. Suéltame o gritaré más.'' Se dio la vuelta y me agarró fuerte del cuello.
''Oh, entonces yo tampoco tengo ninguna razón por la cual dejar a tu padre vivo.'' Dijo en tono amenazante.
''Eres un hijo de puta.'' Escupí.
''Mira qué pena me da, ¿quieres que me ponga a llorar? Ah claro, para eso ya estás tú.''
''Dime qué quieres y déjame ir, por favor.''
''¿Te acuerdas de lo que pasó en la fiesta? Que pregunta más tonta, cómo no te vas a acordar, bueno, a lo que iba. ¿Conoces a Jack, no?'' Asentí. ''Necesito que consigas una sola cosa
que él tiene y te dejaré en paz.''
''¿Qué exactamente?'' Aparté su mano de mi cuello.
''Él tiene grabado en su teléfono un vídeo donde sale como su amiguito me quema, necesito que lo consigas y todos en paz.''
''¿Por qué iba a tener eso él en su móvil? Se supone que es su amigo, no entiendo nada.'' Verdaderamente no entendía nada, el hecho de que Jack tuviera ese vídeo, se suponía que debía omitir todas las pruebas posibles para que no culparan a su amigo, me estaba haciendo un lio enorme.
''Nadie sabe que lo ha grabado, solo yo. Tú encárgate de conseguirlo que de lo demás me ocupo yo.'' Se alejó de mí. ''Pero ya sabes las consecuencias si alguien se entera.'' Por favor Dios, haz que pase un coche y lo atropelle, por favor.
Tenía que conseguir el jodido teléfono de Jack, pensándolo bien, era fácil de engañar, pero había algo que me impedía hacerlo, no era capaz de hacerle eso , él no me había hecho nada, pero yo seguramente lo iba a destrozar o a saber que le iba a hacer Tyler. ¿Qué mierdas iba a hacer? Si no cumplía con eso, la vida de mi padre correría peligro y seguramente eso a Zac le importe una mierda.
El timbre de la hora de vuelta a clases por poco me dejaba sorda, caminé hacia la entrada, con miedo, pero más que segura con respecto a lo que iba a hacer, sólo necesitaba lograr que Jack dejara su teléfono en algún lugar accesible para mí. Miré mi horario, laboratorio químico, que asco, lo peor que la maestra la semana pasada nos asignó a nuestros nuevos compañeros con los que empezaremos
a trabajar hoy y a mí me tocaba nada más ni nada menos que con él.
....
''Como ya dije la semana pasada, quiero a cada uno sentado al lado de su nuevo compañero, os doy cinco minutos.'' Vieja aburrida, no le vendría mal beber un poco de cloro a ver si la sangre le llega al cerebro.
''¡Ten cuidado!'' Me quejé cuando algo me golpeo.
''¿Tienes algún problema?'' Preguntó frío, al darme cuenta de quién era, me di la vuelta y empecé a sacar los recipientes para mezclar los productos.
''Hoy empezaremos con una mezcla de tinta azul y un producto bastante toxico que se encuentra en aquella estantería, no echéis mucho ya que la reacción puede ser peligrosa, solo necesitáis conseguir que la tinta azul se convierta en un tono rosa, ¿entendido?'' Lo único que rondaba por mi cabeza ahora mismo era solo peligro, peligro y más peligro. Agarré los materiales necesarios, mi bata blanca y mis guantes, segundos después me dispuse a ponerme en marcha evitando cualquier contacto visual u oral con él. Coloqué todo ordenadamente en la mesa y agarré la hoja donde venían las instrucciones.
''No necesitas eso, no es la primera vez que hago esto.'' Rompe el silencio su ronca y varonil voz.
''Más vale prevenir que lamentar.'' Dije algo incómoda.
''Como quieras, yo lo haré a mi manera.'' Arrancó los líquidos que sujetaba en las manos y los vertió ambos en gran cantidad en el recipiente.
''¿Pero qué haces?'' Lo miré alarmada.
''Esto va a ser divertido.'' Su rostro hecho mierda por decirlo así, mostraba diversión ante aquello frente sus ojos. Me quedé observándolo yo también por unos segundos hasta que me di cuenta de que la mezcla empezaba a subir de manera rápida y a desprender olores raros, cerré los ojos por varios segundos, pero cuando los iba a abrir, sentí como algún tipo de líquido me rociaba la cara entera.
''¡Vosotros dos! ¡Fuera, ahora mismo!'' Gritó la maestra con voz chillona. Maldito cabrón, había hecho todo esto con tal de joderme.
''No abras los ojos muñeca, se te puede meter el líquido ese dentro.'' Su tono de voz era juguetón, me rodeó por la cintura y empujó de mí hacia donde quiera que sea.
''Eres un estúpido.'' Le pellizqué el brazo, pero de tanto músculo que tenía apenas lo notó.
''Cállate y camina.'' Siguió empujándome.
''¿Dónde vamos?''
''Al baño, te tienes que lavar esa preciosa cara que se te ha quedado.'' Oí su pequeña risita y gruñí por lo bajo.
Seguimos caminando unos cuantos pasos más hasta que se detuvo, yo como veréis, seguía con los ojos cerrados y con la cara a saber cómo.
''Entra.'' Me dio un leve empujoncito. ''Quédate quieta, voy a empezar limpiándote los ojos.'' Escuché el sonido que emitía agua del grifo y me relajé, al menos no me había llevado a ningún cuarto oscuro. La piel se me erizó cuando sentí el frío tacto del papel mojado encima de mis ojos. Frotó varias veces uno y repitió el mismo paso con el otro. ''Ya los puedes abrir.''
''Idiota.'' Golpeé su pecho y me miré al espejo, llevaba unas pintar horribles. ''Mira cómo me has dejado, ¿te parece normal?''
''No, me parece muy gracioso que es diferente.'' Soltó una gran y ronca carcajada que llegó a mi oído como una dulce melodía que jamás me cansaría de oír.
''¿Quién te ha hecho eso?'' Cambié de tema.
''No es tu problema.'' Además que me preocupo por él, será desgraciado.
''Ah, guay.'' Dije con indiferencia.
''Más te vale estar lejos del peligro.'' Le eché un vistazo mientras me enjuagaba la cara por completo.
''Más le vale al peligro estar lejos de mí, ¿no crees?'' Me lanzó una mirada traviesa.
''Tienes una mancha aquí.'' Señaló con su dedo mi cara.
''¿Dónde? ¿Aquí?'' Pasé mi mano cerca de mi mejilla.
''No, espera.'' Se acercó a mí. ''Aquí.'' Metió uno de sus dedos en la boca para mojarlo de saliva y luego me limpió. Ambos nos quedamos mirándonos fijamente por varios minutos, que se hicieron eternos, había algo raro en su mirada, era como si intentara transmitir algo visualmente, algo suyo. Sus nudillos rozaron la ahora mojada piel de mi cara suavemente, yo solo me centraba en su mirada. ''Eres preciosa.'' Susurró, inmediatamente me ruboricé y agaché mi cabeza. Nunca nadie antes me había dicho que era preciosa. Su mano se colocó debajo de mi barbilla y subió mi cara obligándome a mirarle, entonces acercó su cara lentamente
a mí con el intento de besarme, sólo cerré los ojos y esperé a que lo hiciera. Al sentir su rápida respiración contra mis labios, mi pecho empezó a subir y bajar, nuestros labios se rozaban suavemente.
''Chicos, la maes...oh, perdón, no quería interrumpir.'' Abro mis ojos de golpe y diviso a la rubia compañera mía de clase en el umbral de la puerta que nos mitra sonriendo.
Agito mi cabeza y salgo de ahí completamente avergonzada, estaba a punto de dejarme llevar por el momento, mejor dicho, ya me había dejado llevar, ¿qué se supone que estoy haciendo? Sé solo su amiga Aya, ¿qué palabra no entiendes de amiga? Entré a clase y me encontré con la mirada de todos pegada en mí, sabía perfectamente que rondaba por sus mentes, sabiendo que había salido con éste y que además me dirigía al baño, imaginaos...
.....
Gracias a dios las tres últimas clases no coincidí con él, porque eso sería ya una tortura, para mí. Terminé de recoger los libros que había dejado guardados en el casillero y caminé hacia la salida, la cual se encontraba repleta de estudiantes, algo común.
''¡Hey Aya!'' Apareció Jack detrás de unos chicos.
''¿Qué hay?'' Bufé molesta, no quería verlo y menos ahora.
''¿Vas a venir a verme entrenar esta tarde en el gym de tu padre?'' Preguntó entusiasmado.
''¿Por qué debería hacerlo?'' Retomé mi camino hacia el parking.
''Bueno, si no quieres no vengas, aunque estaría bien verte ahí.'' Medité en ello unos segundos, si iba,
seguramente él dejaría sus cosas en el vestuario, lograría escaquearme unos segundos y conseguir el vídeo, mira que suerte, no tenía que esforzarme en crear un plan o algo raro.
''Creo que sí iré, mi madre ha empezado hoy a trabajar en el hospital y mi padre no quiere que me aburra sola, así que allí nos vemos.'' Agito la mano como despedida y corro al coche de mi padre.
.....
''¿Te diviertes cariño?'' Se acerca mi padre a mí.
''Sí, muchísimo, nada divierte más que quedarse sentada en este banquillo durante dos horas sin hacer nada.'' Digo irónicamente.
''Tampoco es para tanto cariño, juega con tu teléfono o lo que sea, voy a ayudar a los chicos.'' Me acaricia el pelo y se aleja.
''Buenas nena, me alegra verte aquí.'' Un alegre Jack mostrando su perfecto cuerpo aparece delate de mí.
''Te dije que vendría. ¿No vas a ir a entrenar?''
''Sí, voy a dejar mi bolsa con mis cosas ahí dentro.'' Señala el vestuario. ''Luego te mostraré de lo que es capaz este musculitos.'' Me guiña un ojo.
Pasaron quince minutos y yo seguía con el culo pegado al banquillo, Jack estaba distraído entrenando, todos se centraron en lo suyo y ese era mi momento, ahora o nunca. Me levanté de mi sitio y fui a mi padre con la excusa de que me meaba encima para que supiera que hacía yo ahí dentro.
Eché un vistazo antes de entrar, quería asegurarme de que todo estaba despejado y para mi suerte lo estaba, cerré la puerta con cuidado y evitando hacer ningún ruido fuerte. Primero busqué con la mirada su saco, había tanto de color negro, pero que yo recuerdo él lo llevaba azul marino, ahí estaba, en una esquina apenas a la vista de la gente, no sé por qué lo habrá puesto allí sabiendo que hay casilleros donde guardarlo. Me acomodé en el banquillo colocado en medio del vestuario y abrí su saco, repleto de ropa suya como pensaba, rebusqué por los bolsillos pequeños y por fin lo encontré, busqué el botón de encendido, pero por culpa de mis manos temblorosas se me cayó al suelo, lo recogí rápidamente y me puse a buscar aquel vídeo. Obtuve algo de sorpresa, aunque ya me lo esperaba de Jack, vídeos porno, que bonito todo.
''Por fin.'' Respiré hondo.
''¿Qué se supone que haces?''
=================
Capítulo 19.
Oh mierda, la había cagado y muy bien. No me inmuté ni por un segundo, mi cuerpo estaba completamente congelado, sabía que aquella persona que se encontraba detrás de mí esperaba una respuesta que yo estaba tardando en darle.
Me di la vuelta lentamente y me topé con un rubio mirándome curioso, suspiré aliviada, al menos no era Jack u otra persona que me conociera. Oculté el teléfono en el bolsillo trasero de mis vaqueros y lo analicé de arriba abajo.
''Yo...eh...lo siento.'' Tartamudeé.
''No te preocupes, supongo que debes ser la novia de Jack ¿no?'' Señaló al saco que se encontraba detrás mío.
''Sí.'' Respondí con una sonrisa tímida, pero falsa.
''Oh vale, te dejo con lo que se suponga que estés haciendo, y tranquila, no le diré que estabas cotilleando en su mochila.'' Añadió con una sonrisa antes de desaparecer por la puerta. Expulsé todo el aire que estaba reteniendo dentro de mí por culpa de los nervios, éste chico me había hecho pasar un mal momento.
Retomé lo que estaba haciendo y volví a encender el teléfono, ignorando por supuesto todos aquellos preciosos vídeos. Cuando por fin lo encontré no me detuve a verlo, simplemente lo envié a mi teléfono para no distraerme más con aquello y que alguien volviera a aparecer.
Agarré el saco y coloqué todo en su lugar, evitando que sospechara algo. Rebusqué en mi bolsillo y saqué mi teléfono, revisé para ver si el mensaje había llegado y salí de los vestuarios
como si nada.
''¿Qué hacías ahí dentro?'' Apareció Zac de la nada.
''Una señorita no cuenta sus cosas.'' Respondí muy tranquila, todo lo contrario de cómo me encontraba de verdad.
''Pues me las vas a tener que contar, porque tú de aquí no te vas.'' Sus ojos estaban tan rojos que parecía que trasmitiera fuego a través de ellos. Echó un vistazo hacia atrás, percatándose de que nadie nos miraba, tiró de mí de nuevo hacia los vestuarios.
''Déjame salir.'' Lo miré enfadada.
''¿Qué pretendes?'' Caminó rápido acercándose a mí, di varios pasos hacia atrás hasta que mi espalda chocó con los casilleros y estar ahora totalmente acorralada por él.
''¿Dé qué hablas? Déjame ir, por favor.'' Intenté dar un paso hacia adelante, pero me empujó con su pecho y volví a golpear mi espalda con los casilleros.
''Dime a qué clase de juego estás jugando, para poder ver cuál de los dos gana o pierde.'' Acercó su rostro más al mío.
''No sé de qué estás hablando, más te vale alejarte de mí.'' Dije en tono amenazante.
''O ¿qué? ¿Me harás daño?'' Comenzó a jugar con uno de los mechones de mi pelo que caían por mi cara.
''Puedo hacer esto.'' Subí mi rodilla rápidamente y le golpeé lo más fuerte que pude en su entrepierna.
''No debiste hacer eso nena.'' Añadió sujetándose en el lugar golpeado.
Lo empujé y corrí a esconderme donde sea, pero parecía ser que mis golpes no resultaron efectivos, porque justo en el momento en el que me separé de él se levantó y me siguió por detrás.
''¡Aléjate o gritaré más fuerte!'' Alcé mi voz.
''Nadie te va a oír, hazme caso, llevo entrenando aquí desde que se abrió y muchas veces varios compañeros míos se han peleado y ninguno ha podido llegar a darse cuenta, así que digamos que por mucho que grites o chilles no te servirá.'' Volvió a caminar hacia mí.
''¿Qué quieres de mí?'' Estaba cansada de luchar contra él, hiciera lo que hiciera no iba a escapar.
''Eso lo debería decir yo ¿no crees?'' Colocó cada una de sus manos a un lado de mi cabeza. Subí mi cabeza y me encontré con sus ojos todavía ardiendo en llamas. ''¿Te has dado cuenta de que nos encontramos en una ducha?'' Dijo echando su cabeza a un lado. Mierda, ¿cómo demonios había llegado hasta aquí? Ahora sí que no tenía salida. Era tan enorme que ocupaba aquel pequeño sitio por completo, ¿cómo hacía yo para salir ahora de esta? Supongo que nada ya que no podía.
''Mi padre te matará.'' Lo miré con odio.
''Lo dudo, tu padre me tiene demasiado aprecio, quizás tú también deberías tenérmelo, puede que algún día te arrepientas de ello.'' Dijo en tono bajo pegando su frente con la mía.
''¿Aprecio? ¿A ti? ¿Quién te has creído? ¿El centro del mundo? Porque no lo eres.''
''Yo no estaría tan seguro como para decir eso.'' Apartó sus manos de la pared y las
llevó al borde de su camiseta para luego quitársela y mostrar su pecho desnudo frente a mí.
''¿Qué haces?'' Lo miré alarmada.
''No juegues con fuego muñeca, te puedes quemar. ¿Nunca te han dicho eso?'' Susurró su voz ronca en mi oído. Su cuerpo se pegó más al mío y su mano apretó fuertemente mi cintura. Sentía que me estaba ahogando, el calor irradiaba por todas partes, mi cuerpo empezó a sudar de una manera descontrolada y mi respiración se tornó irregular. Tenía la vista completamente nublada, lo único que podía ver a mi alrededor era fuego.
''¿Y a ti nunca te han dicho que la forma más eficaz de apagar el fuego es con agua?'' Respiré hondo y con la poca fuerza que quedaba en mi cuerpo golpeé el botón de agua fría de la regadera. Se apartó de mí bruscamente y aproveché para huir de ahí. No sabía que era realmente lo que había ocurrido ahí dentro, pero lo único que tenía más que claro era que este chico era el mismísimo fuego.
....
''¿Te vas ya princesa?'' Preguntó mi padre al verme caminar con prisa a la salida del gym.
''Sí, tengo tarea atrasada que hacer.'' Respondí nerviosa. ''Nos vemos en casa ¿vale?. Te quiero.'' Le di un beso y salí de allí corriendo.
Recorrió por mi cuerpo un alivio inmenso al recibir mis pulmones aire limpio, ese sitio era asfixiante, no me quería imaginar cómo mi padre trabajaba en semejante lugar.
....
Seguí
mi camino de vuelta a casa tranquilamente, pero había algo raro, llevaba como diez minutos de camino y en ese tiempo me había estado siguiendo un coche negro y con los cristales blindados. Eran las ocho de la tarde y la ciudad de New York ya estaba oscureciendo pero por su mucha cantidad de luces de colores en todo lugar por el que pasabas apenas se notaba.
Por fin llegué al portal de mi enorme edificio, pero antes de meter la llave me di la vuelta y observé como aquel coche negro frenaba a menos de cinco metros y salían de él dos hombres con vestimenta completamente negra, cosa que les hacía irreconocibles, pero el problema era que caminaba hacia mí y no tardé mucho en reaccionar y abrir la puerta deprisa.
''¡Maldito ascensor!'' Le daba una y otra vez al botón para que bajara y nada, pero entonces escuché varios golpes, miré a la enorme puerta de cristal y pude reconocer a aquellos dos monstruos intentando entrar. Decidí subir las escaleras, cosa que odiaba, pero justo cuando estaba a punto de subir el primer escalón la puerta de entrada se abrió de una patada, el cristal bastante resistente se convirtió en trozos pequeños del tamaño de un diamante que ahora ocupaban toda la entrada.
''¡Detenla!'' Dijo una voz demasiado conocida para mí a uno de los hombres. Subí escaleras arriba corriendo como pude, pero el hombre era mucho más rápido que yo y logró alcanzarme justo cuando llegué a mi planta.
''¡Suéltame!'' Grité, pero su enorme mano tapo mi boca impidiéndome respirar bien.
''Abre la puerta y como se te ocurra intentar algo te vuelo la cabeza.'' Dijo con dureza.
Obedecí sin rechistar, entró conmigo en casa pero se quedó esperando a alguien en la puerta. ''Ahí la tienes, cualquier cosa avísanos.''
''Tranquilo, que no hará nada ¿verdad Aya?'' Ojalá te parta un rayo estúpido Tyler.
''¿Qué mierdas quieres ahora?'' Escupí.
''Mi vídeo.'' Se llevó la mano atrás.
''No lo tengo.'' Mentí.
''Oh, ¿en serio?'' Sacó de atrás una pistola que llevó a mi cuello. ''Dame lo que quiero.''
''No sin antes verlo yo.'' Dije como pude, el arma presionada contra mi cuello me impedía hablar bien.
''Entonces yo no te dejaré en paz hasta que no mate a tu padre.'' La presionó más fuerte.
''Eres un desgraciado.''
''Dime algo que no sepa.'' Me sonrió orgulloso el muy cabrón.
''Suéltame y te lo daré.'' Apartando la pistola de mi cuello, la colocó en mi frente.
''No soy tonto cariño.'' Saqué el teléfono de mi bolsillo trasero, pero antes de que pudiera sujetarlo bien él me lo arrancó de golpe. ''Steve busca el vídeo y luego elimínalo, no quiero que nadie más tenga eso.'' Se dirigió al enorme hombre que había en el umbral de la puerta.
''Ya tienes lo que quieres, ahora déjame en paz.''
''Por el momento.'' Caminó unos pasos hacia atrás.
''¿Cómo que por el momento?'' Lo miré frustrada.
''Ten cuidado, lo que va siempre vuelve.'' Lanzó mi teléfono al suelo y se largó pegando un fuerte portazo. Caí en el suelo rendida, no sabía por qué tenía que sucederme todo esto a mí,
tenía que ser yo, no había ya demasiadas chicas en esta ciudad para que me tocara toda esta mierda. Me abracé a mis rodillas y eché a llorar, lágrimas de rabia y odio era lo que expulsaba.
....
''Cariño, ¿estás ahí?'' Se escuchó la dulce voz de mi madre al otro lado de la puerta.
''Sí, ¿qué quieres?'' Levanté mi cabeza de la almohada.
''¿Te encuentras mal cielo? Te noto rara.'' Se introdujo en la habitación.
''Estoy un poco cansada, lo mismo de siempre.''
''¿Por qué no vas a tomarte una duchita calentita? Eso relaja.'' Mi madre tenía razón, eso era lo único que me relajaba, tenía que deshacerme de todo lo que había sucedido hoy.
''Lo haré.'' Le sonreí tiernamente.
''No tardes, tu padre está preparando la cena.''
Después de que mi madre saliera de mi habitación me levanté de mi cama de un salto, entonces sentí un fuerte dolor en mi cintura, bajé mis ojos hasta ese lugar y me di cuenta de que mi camiseta estaba quemada por una parte, me deshice de ella y entré al baño con prisa. Observé mi reflejo en el espejo, tenía la marca de una mano roja en el mismo lugar donde la camiseta se había quemado, parecía más bien una quemadura porque escocía muchísimo, pero ¿cóm..? Zac..., ahora que me acuerdo, Tyler tenía el mismo tono de color en sus quemaduras que se encontraban en la parte trasera de su cuerpo.
....
''A partir de hoy no podré venir a recogerte, ¿lo sabes cariño?'' Dijo mi padre cuando llegamos a la puerta del instituto.
''Sí, lo sé, no te preocupes.'' Le regalé una pequeña sonrisa.
''Espero que todo esté yendo bien ahí dentro.'' Señaló el edificio educativo.
''Pues claro, no ves que tu hija es Einstein.'' Soltó una pequeña risita.
''Cuídate, te quiero.''
''Y yo papá.''
Cerrando el coche caminé de vuelta al odioso instituto, pero había algo extraño, se podía respirar un aire de felicidad, todo el mundo estaba contento, hasta parecía que les daba gusto venir a clase. ¿A quién le gusta venir a clase? Ay por favor. Lo más extraño era que al introducirme dentro, tanto alumnos como profesores me miraban sonrientes y había gente que me saludaba y todo. Que yo sepa mi cumpleaños no era y aunque fuera en ese caso, a esta gente apenas la conocía, todo muy raro y bastante incómodo.
''¡Aya preciosa!'' Reconocí las voces de ''mis amigos.''
''¡Pegaos un tiro!'' Ambos me miraron sorprendidos.
''¿Qué has dicho?'' Preguntó Alex.
''Que os quiero mucho.'' Sonreí de la manera más falsa posible. ''¿Por qué tanta felicidad hoy?'' Pregunté mirando a mí alrededor.
''No seas boba, como si no lo supieras tonta.'' Dan intentó acariciar mi mejilla pero no se lo permití.
''Me tengo que ir a clase, me temo que este va a ser un día muuuuy largo.'' Me alejé de ellos sin despedirme.
Al entrar a mi clase pasó lo mismo, todo el mundo me miraba como si fuera la mismísima Marilyn Monroe. Debía ser una broma ¿verdad? Ignoré todas las inquietantes miradas de mis compañeros y me senté sola al final de todo.
''¡¿Qué mierdas has hecho Aya?!'' Inmediatamente todo el mundo se giró siguiendo aquella voz.
=================
Capítulo 20.
''¡Señor Daniels! ¡No tiene ningún derecho a entrar gritando de esa forma en mi clase!'' Gritó el maestro de historia.
''Vengo a hablar con mi compañera un momento.'' Caminó hacia mí.
''Usted no va a hablar con nadie, se va ahora mismo al despacho del director.'' Lo agarró de la camiseta y lo empujó fuera de la clase.
''¡No me toque viejo cuatro ojos.'' Se oyeron varias risitas, yo seguía en mi lugar algo sorprendida y a la vez asustada.
''¡Vosotros callad y haced vuestros malditos ejercicios.'' Cerró la puerta de un golpe fuerte y salió dejándonos solos.
''Hey Morrison.'' Levanté mi vista del cuaderno y me encontré con la mirada de todos mis compañeros clavada en mí. ''Gracias.'' Dijo el moreno que acababa de llamarme.
''¿Por qué?'' Fruncí el ceño.
''Venga, no te hagas la tonta.'' Habló una rubia.
''No me hago la tonta, es que no sé de qué estáis hablando.''
''¿En serio?'' Preguntó la rubia mm...¿sorprendida?. Simplemente negué con la cabeza.
''¿No te has enterado de lo que le ha pasado a Jones?'' Se acercó ahora el chico a mi lado.
''No...¿qué ha pasado?'' Tanto misterio me ponía nerviosa.
''Anoche los policías se lo llevaron, parece que ser que tiene un vídeo donde hace una de las suyas, un vídeo que les diste tú, así que gracias, nos has sacado a ese mierdas de aquí.'' Escupió la chica.
''¡Todo el mundo a su sitio!'' Interrumpió el maestro entrando por la puerta, rápidamente cada uno volvió a su lugar.
¿Se lo habían llevado? ¿Qué demonios has hecho Aya? El sentimiento de culpa me inundó por completo, era asfixiante. Me levanté de mi silla y salí de clase sin decir nada, comencé a correr en busca del baño, pero por alguna razón sentía que no podía, me costaba bastante respirar, mi cuerpo empezó a arder por dentro y las lágrimas se acumularon en mis ojos. Corría por los pasillos chocándome con los casilleros por la falta de fuerza en mi cuerpo, lo único que lograba ver a mi alrededor era fuego y más fuego.
Después de varios minutos corriendo por los pasillos, llegué al baño y entré cerrando la puerta detrás de mí. Tosía de manera descontrolada, mis pulmones carecían de oxígeno y mi cuerpo ya empezaba a debilitarse. Acercándome al grifo, abrí deprisa el agua y metí mi cabeza como pude para poder beber un poco, separándome un poco, agarré una gran bocanada de aire y la expulsé, repetí el paso unas cuantas veces, cuando ya estuve más o menos tranquila, coloqué mis manos bajo el agua y me eché un poco en la cara. Miré por unos segundos mi reflejo y podía ver como una figura distorsionada aparecía detrás de mí, que pronto esa figura se convirtió en la misma sombra que apareció en mi casa aquella noche en las escaleras. Me aparté de ahí rápidamente y corrí a encerrarme en uno de los pequeños baños separados. Apegué mi cuerpo a la puerta con tal de retenerla para que aquello que había fuera no la tirara, sabía que no iba a servir porque fuera lo que fuera aquella cosa, era
más fuerte que yo.
Por unos segundos todo fue silencio y más silencio, solo se oía mi rápida y asustada respiración, pero entonces sentí un fuerte calor que algo ahí fuera emitía, me aparté de la puerta y rápidamente esta ardió en llamas, tras ella apareció la sombra envuelta en fuego. El fuerte calor que trasmitía me provocó un pequeño mareo y caí rendida en el suelo. Minutos después recobré mi conciencia y al poder ver el rostro de aquella sombra me puse a gritar lo más fuerte que podía y a golpearla.
''Aya, Aya ¿estás ahí?'' Oía miles de voces pronunciar mi nombre.
''¿Qu...qué ha pasado?'' Pregunté levantándome con cuidado.
''Te hemos encontrado inconsciente en mitad del pasillo.'' Logré reconocer la voz de mi maestro. ''¿Quieres que llamemos a casa?''
''No, yo estoy bien, sólo ha sido un pequeño mareo.'' Agarrándome en su hombro, logré levantarme del frío suelo.
''Ves a la cafetería a tomar algo, quizás necesites vitaminas.''
''¿Cafetería?'' Lo miré extraña. ''¿Cuánto tiempo ha pasado?''
''Dos horas, has estado aquí tirada dos horas, pero lo más raro ha sido que he salido a buscarte en el momento en el que saliste de clase, pero no te he encontrado hasta ahora.'' Un frío escalofrío recorrió todo mi cuerpo. ''Recuerda que si sigues sintiéndote mal, puedes llamar a tu casa.''
''No creo que puedan venir, están trabajando, además, seguramente usted tenga razón, habrá sido por falta de vitaminas.'' Le regalé una pequeña sonrisa y me alejé de ahí.
Seguí
mi camino hasta la cafetería pero sin antes pasar por los baños, la puerta estaba abierta, algo raro ya que en la hora del recreo siempre se encontraba cerrada, asomé muy poco la cabeza, estaba todo como siempre o al menos eso creía yo, me adentré un poco más y me encontré con la mitad de una de las puertas quemadas.
*Ring, ring* Me sobresaltó el sonidito que emitía mi teléfono al recibir un mensaje, lo saqué de mi bolsillo y le di al mensaje. *Nos vemos en el vestuario de los chicos, es urgente, no tardes. - Jack* ¿Qué quería éste ahora? Para ser sincera no me fiaba de él, y tampoco sabía por qué seguía manteniendo relación con él, después de todo lo que me había hecho, pero algo me decía que debía confiar en él, aunque sea sólo esta vez.
Esperé a que todos los maestros desaparecieran de los pasillos, ya que podrían llamarme la atención. Una vez que revisé por todas partes y no había nadie caminé deprisa hasta llegar al gimnasio e introducirme sin hacer el menor ruido posible.
Estaba completamente vacío, empezaba a pensar que haber venido aquí fue una mala idea, pero como bien recuerdo, me había dicho que nos veríamos en el vestuario de los chicos y allí todavía no había estado. Agarré uno de los bates de béisbol que había en una esquina cerca de más material y me dirigí al vestuario, cuanto más me acercaba podía oír risas y susurros de dos voces bastante conocidas. Asomé con cuidado mi cabeza y me encontré con algo que ya me esperaba pero que por alguna razón me provocó arcadas. Dan tenía a Alex enrollada a su cintura, pegada contra la pared y con
la parte de arriba completamente desnuda, lo que me dio más ganas de vomitar fue cuando vi cómo se besaban, que asco por favor, parecían dos perros lamiéndose uno al otro.
Sentí la mano de alguien presionar contra mi hombro y pegué un pequeño salto por el susto, su mano tapó mi boca evitando que soltara algún grito y agarró el bate que sujetaba entre mis manos.
''Observa todo esto muy bien, porque llevan haciéndolo desde el principio.'' Susurró en mi oído, yo no dije absolutamente nada. ''No preguntes, te lo contaré todo más tarde.'' Entrelazó nuestras manos y me sacó de ahí.
¿Contarme todo? ¿Qué se suponía que tenía que contarme? Pero lo que no me encajaba a mí era por qué Dan me pidió salir mientras estaba con ella, ¿qué es lo que intentaba conseguir con eso exactamente?
....
''¡Aya espera!'' Oí la voz de Alex detrás de mí mientras caminaba hacia la salida.
''¿Qué quieres?'' Pregunté fría cuando me alcanzó.
''Hey tranquila, ¿qué te pasa?''
''¿Te importa mucho?'' La miré con odio.
''A mí no me hables así eh.''
''¿Qué pasa aquí chicas?'' Tenía que aparecer este desgraciado. ''Alex, ¿le has dicho a Aya lo de la fiesta de esta noche?''
''¿Fiesta? Os vais a ir a tomar por culo vosotros y vuestra fiesta de mierda.'' Escupí.
''¿Sé puede saber qué te sucede?'' Me miró bastante enfadado ahora él.
''¿Sabes
qué me pasa? ¡Que tú eres un cabrón y tú una gran zorra!'' Me acerqué a su cara y le escupí en ella. ''¡La próxima que queráis follar que sea en vuestra casa por favor, que da asco!'' Grité para que todo el mundo me oyera y me alejé de ahí feliz agitando las manos en el aire.
''Estás loca.'' Dijo Jack al ver la escena que había montado.
''Un poquito.'' Sonreí orgullosa.
''¿Vamos?'' Me extendió su mano.
''¿Dónde?''
''Tenemos que hablar, ¿recuerdas?'' Asentí y cogí su mano. '' Esta mañana tenía unas ganas enormes de matarte que lo sepas.''
''Lo siento, no era mi intención, pero yo...'' No me dejó terminar.
''Lo sé, sé todo, pero me encargaré yo mismo de acabar con el malnacido de Tyler.'' Sus ojos estaban llenos de ira.
''¿Lo conoces?'' Lo miré.
''Por desgracia, pero espera que lleguemos a mi casa y te cuento todo mejor.''
''¿Tu casa?'' Me detuve por el camino.
''Sí, está algo lejos de aquí, pero estaremos seguros.'' Apretó más mi mano.
....
''¿Vives aquí solo?'' Observé la enorme mansión que se encontraba frente a mis ojos.
''No, con mis padres, pero están trabajando. Ven, sujétate.'' Me ayudó a subir los escalones que llevaban a la puerta principal.
Estuvimos viajando como dos horas, su casa se encontraba situada en un pequeño pueblo o ciudad que apenas era visible, algo raro.
El hecho de estar aquí solo me ponía nerviosa, no podía decir que me fiaba mucho de él, pero si me trasmitía más confianza.
''Ves al salón, voy a preparar algo de comer y luego hablamos.'' Fue lo único que dijo al entrar en la casa. Me dejó ahí para en la puerta, sin saber que hacer o a dónde ir. ''El salón está ahí eh.'' Señaló una enorme sala que había frente a mis ojos, mira que era tonta que no me había dado cuenta de que estaba ahí. Caminé lentamente observando detalle a detalle cada parte de la casa, había cientos de cuadros antiguos, fotos del que supuse que era Jack de pequeño, de sus padres...
''¿Quieres que te ayude en algo?''
''No te preocupes, mi madre ha dejado preparadas un par de hamburguesas, espero que te gusten.'' Respondió entrando al salón con un plato lleno de hamburguesas y con dos latas de refresco debajo del brazo.
''Habías dicho un par.'' Se encogió de hombros, yo solté una pequeña risita.
....
''Bueno, esto es algo complicado de entender pero empezaré explicándote todo desde el principio ¿vale?'' Simplemente asentí y dejé que siguiera la explicación. ''Verás desde que yo conozco a Zac, Dan siempre lo ha odiado y eso se debe a algo que pasó en el pasado por el cual Dan quiere vengarse de cualquier forma. Seguramente habrás oído que durante este último año han ocurrido bastantes incidentes que tenían que ver con el fuego, en todos ellos han tenido a Zac como sospechoso, pero nunca han logrado tener una prueba verdadera para que logren atraparlo. El curso pasado el padre de Alex y su hermano Tyler que trabajan con la policía y el FBI empezaron a investigar
por el instituto a través de los alumnos que tenían relación con él algo para poder atraparlo, pero no lograron nada y dejaron el tema por un tiempo. Sin embargo Dan no se rindió, tomó todo por su propia cuenta e ideó un plan con Alex, querían que de cualquier forma él estuviera preso, tuviera o no la culpa, entonces lo tomaron con las personas más cercanas a Zac, por ejemplo la chica rubia, yo y luego apareciste tú, se hicieron tus amigos con el fin de llenarte la cabeza de cosas sobre él sabiendo que eso a ti te iba a llamar la atención, y lo consiguieron.''
''¿Y qué te hicieron?'' Pregunté acomodándome en el sofá.
''Ellos sabían que yo sabía cosas sobre mi amigo y aunque no lo creas, me amenazaron, sí, esos dos niñatos de mierda que con dos puñetazos los mataba, amenazaron con matarme y sabía que serían capaces de hacerlo. Lo que pasó fue que cada día me interrogaban y hubo un día en el que no quise contarles nada, te voy a aclarar más o menos la mente, ¿te acuerdas de los cortes que tenía en el cuello aquella vez? Pues esos cortes me los hicieron ellos ese día en el que tú los buscabas como loca y que llegaste a la puerta de una clase y empezaste a oír ruidos raros, pero entonces te cortó el rollo aquella chica, desde ahí no volvieron a hacerme nada, a mí al menos, porque luego fueron a por la chica rubia que supuestamente resultó ''quemada'' por Zac, esa chica sabía más que todos nosotros, lo sabía todo, pero como decidió no abrir la boca y además todos sabían que tenía una relación bastante
íntima con Zac, la quemaron y le echaron la culpa a él, lo mejor de todo es que no les salió bien la jugada ya que ese día él se encontraba en comisaría siendo interrogado.
Cuando tu padre abrió el gimnasio, Tyler fue a entrenar solo por el hecho de mantener vigilado a Zac, pero entonces se le despertó la curiosidad otra vez cuando supo a través de su hermana que tú podrías llegar a ayudarlos y que mejor forma amenazándote con matar a tu padre.''
''¿Cómo sabes tú todo eso?'' Lo miré sorprendida.
''Anoche el muy hijo de puta me llamó diciéndome que gracias a la amenaza que te hicieron ha logrado atrapar a Zac y que no podemos hacer nada para sacarlo, por eso te traje hoy aquí para contarte todo. ¿Qué les dijiste?''
''¿Decir?'' Fruncí el ceño.
''Sí, me dijo que te interrogaron y que gracias a eso lograron atraparle.''
''A mí no me han interrogado, yo les pasé un vídeo que Tyler me dijo que tenías en tu teléfono.'' Dije sin entender nada.
''¡¿Un vídeo?!'' Alzó la voz.
''Sí, me dijo que él te vio a escondidas cómo grababas a Zac quemándole y me obligó a conseguir ese vídeo sea como sea, lo siento...''
''El problema no es ese Aya, el problema es que en ese vídeo de la casa en la playa, Tyler se roció a si mismo con gasolina y luego vino a golpear a Zac, entonces se empezaron a pelear cerca de la hoguera que viste cuando llegamos y como nadie sabía que Tyler se roció, al Zac empujarlo y este caer en la hoguera, eso ardió completamente y Tyler tuvo la prueba perfecta.'' Se levantó
del sofá alarmado.
''¿Por qué razón tenías tú ese vídeo en el teléfono?'' Me levanté yo también.
''Para demostrarles que él no había provocado todo eso y que era una trampa, pero no sabía que Tyler se había dado cuenta de que lo había grabado.'' Se llevó las manos a la cabeza. ''Tenemos que detenerlos ahora mismo. '' Corrió hacia la puerta.
''¿Dónde están?'' Pregunté recogiendo mis cosas.
''En la comisaría de la ciudad, tenemos que ir ya.''
....
''¡No vamos a llegar!'' Grité desesperada por el camino.
''¡Tranquilízate Aya, que si no me pones más nervioso a mí!'' Golpeo el volante.
'Mira, ahí están, están a punto de meterlo en ese coche patrulla. ¡Baja ya!'' Abrí la puerta y salí corriendo detrás del coche justo cuando empezó a arrancar.
''¡Aya espera!'' Gritaba Jack detrás de mí, yo seguía corriendo detrás del coche hasta que mis piernas se debilitaron y caí al suelo, las lágrimas empezaron a rodar de manera descontrolada por mi mejilla. Tenía una presión tan fuerte en el pecho que pegué un grito tan fuerte que hizo eco. Se lo habían llevado y todo por mi culpa, eres estúpida, más que estúpida.
''Soy un asco de persona.'' Escupí.
''No Aya, no lo eres, todos cometemos errores, no es tu culpa, vamos, te tengo que llevar a casa.'' Me agarró de la cintura y me ayudó a levantarme.
Subimos en el coche y ambos no volvimos a pronunciar palabra sobre lo ocurrido, era todo tan así de golpe, ojalá hubiera sabido todo desde el principio, ojalá nunca me hubiera cruzado en el camino de Alex y Dan.
....
''¿Quieres que te acompañe arriba?'' Preguntó mientras bajaba del coche.
''No, pero igual muchas gracias Jack, siento todo esto...'' Respondí fingiendo una pequeña sonrisa.
''Te he dicho que no te preocupes, ya me encargaré de que sepan toda la verdad, tú trata de no pensar mucho en todo esto.''
''Gracias, ¿te puedo hacer una última pregunta?''
''Dime.'' Se relajó en su asiento.
''¿Quién o qué es realmente Zac?''
''Eso tendrás de descubrirlo por ti misma.'' Me sonrió, me acerqué a él y le di un corto beso en la mejilla.
Metí las llaves en la puerta principal y entré al portal, decidí subir las escaleras ya que el ascensor estaba demasiado arriba y tardaría en bajar.
Al llegar a la puerta de casa, me limpié la cara de las pocas lágrimas que seguían cayendo, estaba a punto de introducir la llave en la cerradura pero entonces oí como mis padres discutían, sinceramente no me apetecía entrar y tener que aguantar todo aquello, pero lo tenía que hacer.
''¿Qué pasa aquí?'' Los interrumpí entrando al salón.
''Cariño, volvemos a Londres.'' Esa frase que mi padre acababa de decir no lograba almacenarse en mi cerebro.
Continuará...
...
-¿Que habrá sido de nuestro sexy Fire Boy?
-¿Por qué razón Dan quería acabar con Zac?
-¿Qué pasará cuando Aya vuelva a Londres?
=================
Parte 2. Capítulo 21.
*Noticiero
Dese hace unos días, los policías norteamericanos han retomado la busca del fugitivo Zachary Jones, que se escapó de la cárcel hace unas semanas. Fuentes cercanas aseguran haberle visto partir del país, y las empresas aéreas han revisado todos sus controles de pasajes. El avión que cogió Jones iba destino a Europa, para ser más específicos, a Londres, por lo ta...*
''¡Mamá! ¿Por qué has apagado el televisor?'' Me levanté del sillón enfadada.
''No me gusta que veas esas noticias, además ya es de noche, tienes que subir a descansar.''
''Pero si son casi las mismas noticias de siempre. No quiero ir a dormir, no tengo sueño.'' Dije sin más.
''No son las mismas y tú lo sabes.'' Susurró. Sabía perfectamente a qué se refería, después de que nos fuéramos de New York le llegó la noticia a mi padre de que su queridísima hija había ayudado a atrapar a un delincuente, pero lo peor de todo es que mi padre no me dejó explicarle todo y así estamos, desde entonces no nos dirigimos la palabra, no sé por qué, pero bueno, que haga lo que quiera.
''Mamá...¿cuándo nos iremos de aquí?'' Caminé hacia ella.
''Pronto cariño, sólo ten paciencia.''
''Siempre me dices lo mismo, siempre, quiero una respuesta clara.'' Me quejé.
''Aya, vete a tu cuarto ahora mismo, no quiero entrar en discusiones contigo.'' Señaló las escaleras que llevaban a la planta de arriba. Como veréis ya no vivimos en ningún edificio
enorme. Nos encontramos en una urbanización familiar gigante, a diez minutos de la ciudad.
''No quiero ir a dormir, voy a salir un rato, necesito que me dé el aire.'' Caminé hacia la puerta principal.
''Tú no vas a ningún sitio, sube ahora mismo a tu cuarto, no te lo vuelvo a repetir.'' Agarró de mi brazo y me tiró hacia atrás.
''Pero ¿por qué?. A parte de que no queréis volver a Estados Unidos, de que no me dejáis terminar mis estudios, ¿tampoco me vais a dejar salir?''
''¡No hables así! ¿Me has visto cara de tonta? Estás en Londres, sé para qué quieres salir ahí afuera, lo llevas deseando desde que llegamos, pero no, no quiero verte cerca de esa casa, o de cualquier cosa que te recuerde a él.''
''Mamá por favor...'' Susurré.
''¿Te acuerdas de lo mal que lo pasaste aquella vez? Por poco te metemos en un psiquiátrico, así que no le des más vueltas Aya.'' Volvió a señalar las escaleras y sin decir ninguna palabra más, subí a mi cuarto ha ''dormir.''
*Flashback*
Un año después de la muerte de Colton mi madre se dignó a llevarme a verle al cementerio, pero es como si no hubiera ido, ya que mi amada madre no me dejó entrar dentro porque decía que el cementerio era un lugar sagrado donde las almas descansaban en paz, y que si entraba llorando, cosa que estaba haciendo, los iba a despertar y su alma entraría dentro
de mí y me volvería loca, nunca antes había oído eso, pero no me quedó otra cosa que tener que ver la tumba de mi amigo detrás de las rejas.
''Cariño, no te muevas de aquí, voy a hablar un momento con aquella señora.'' Soltó mi mano la cual tenía bien agarrada y me dejó ahí sola.
Como bien sabéis, a cualquier niño de once o doce años le gusta desobedecer, y más si se trata de algo que queremos y nos lo prohíben. Aproveché a que mi madre estuviera distraída con esa señora y di la vuelta al cementerio en busca de la enorme puerta para poder entrar, la empujé evitando que hiciera cualquier chirrido y entré, pero entonces la temperatura cambió completamente, ahora era todo muy frío, silencioso.
Estaba a punto de llegar a la lápida de Colton, entonces percibí algo enfrente mío, era él, estaba ahí, pero el caso era que estaba parado frente a una tumba que no era la suya. Corrí lo más rápido posible para alcanzarlo, pero algo me impedía avanzar, entonces me di cuenta de que mi madre me tenía agarrada del brazo.
''Mamá, está ahí, lo acabo de ver.'' Le dije mientras tiraba de ella.
''Aya te he dicho que no te muevas de tu sitio, allí no hay nada, no lo ves.'' Tenía razón, no había nada nada.
''Pero yo lo he visto, de verdad.'' Sollocé.
''Cariño, la gente que suele perder a un ser muy querido, tiende a verlo en todas partes, recuerda que siempre estará
cerca de ti, siempre.'' Le di la mano y caminamos juntas a la salida, pero antes de irme eché un vistazo hacia atrás y pude ver como sí se encontraba ahí, pero que desaparecía en el aire. Mi madre tenía razón, debían ser imaginaciones mías.
....
Pasaron los años, y todo fue a peor, lo que según mi madre eran imaginaciones mías, se convirtió en mi peor pesadilla, esa fue una de las razones por la cual nos fuimos de Londres, me estaba volviendo completamente loca, lo veía en todas partes, y aunque siguieran pasando los años, él permanecía igual.
*Final Flashback*
''¡Mamá! ¿Se puede saber qué demonios haces?'' Golpeé la puerta cuando escuché como la cerraba por fuera.
''Sólo trato de mantenerte protegida cariño.'' Dijo para luego poder escuchar sus pasos alejarse.
De la rabia que tenía dentro, empecé a golpear todo lo que encontraba a mi paso, odiaba estar aquí, en esta casa, en esta habitación, todo me recordaba a Colton. ¿Mantenerme protegida? ¿De qué? ¿De que no coja un resfriado? Porque otra cosa no me pasará por salir a la calle. No podía seguir aguantando esto más, no iba a dejar que la gente controlara más mi vida.
Si ellos querían jugar sucio, yo también. Abrí la ventana de mi cuarto y me asomé por ella, no estaba demasiado alta, si llegara a saltar no me iba a hacer mucho daño, además el daño es lo de
menos ahora.
Esperé un momento a que todo estuviera en silencio y salté, caí de rodillas, sí, me hice bastante daño, pero valía la pena, ahora no estaba encerrada en semejante infierno. Pero, oh mierda, hacía mucho frío y yo había bajado sin mi chaqueta.
Salté la valla de casa y me dispuse a caminar por las oscuras calles de Londres sin rumbo alguno. El ambiente había cambiado muchísimo, no porque sea de noche y esté todo más silencioso, sino porque ya nada es lo mismo, antes podías ver a la gente llevarse bien unos con otros, ahora nadie confía en nadie, todos son enemigos de todos. ¿Qué es lo que ha pasado con mi antiguo hogar?
Mientras seguía caminando iba pensando en los tremes que había pasado en New York, en todo lo sucedido, era todo tan raro, pero había algo que me carcomía por dentro ¿quién era realmente Zac? Cada día intentaba ordenar las ideas, pero nada. ¿Qué tenía que ver con el fuego? Aquella sombra, ese era otro misterio más que quedaba por descubrir y que quizás jamás lo haga.
Levanté mi cabeza y miré hacia el cielo, la luna era irreconocible, apenas se podía ver por las oscuras nubes que la tapaban, el tiempo había cambiado, iba a llover, lo veía venir. Me abracé a mí misma y seguí caminando, me daba igual si llovía o no, como si quería nevar.
Comenzaron a caer pequeñas gotas de agua, pero no me importó, entonces el cielo se volvió más oscuro de lo que estaba si es que podía claro, y se empezaron a oír fuertes truenos, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba totalmente mojada, estaba cayendo una bien grande. Me volví a abrazar y empecé a correr, no a mi casa, aunque quisiera hacerlo no sabía cómo volver, me había perdido. ¿Tanto tiempo había pasado para no acordarme de este lugar?
Había varias personas correteando también por las calles, la mayoría ancianos que solían salir a pasear a sus perros, pero entonces ocurrió algo, en mitad de la carretera apareció un coche rojo y atropelló a uno de los ancianos, me quedé paralizada en mi lugar, tenía los pies completamente pegados al suelo. ¿Qué clase de ser hacía ese tipo de cosas y luego se iba así sin más?
Corrí hacia el anciano al igual que varias personas que fueron testigos de lo sucedido, todas convencidas de que esos delincuentes no volverían, quizás fui la única que se convenció de ello, ya que todos salieron disparados al ver de vuelta ese coche y yo no dude en hacer lo mismo también, pero más lento y a la vista de ellos.
''¡Hey preciosa!, ¿no te quieres divertir?'' Gritó uno de ellos, eché a correr lo más rápido que podía sin importar nada, el problema era que el coche me seguía por detrás. ¿Qué hacía ahora? No tenía escapatoria, bueno, había algo que me podría ayudar, pero no podía, la casa de Colton, se encontraba delante de mí, o era eso o nada. Creo que no hacía falta que me lo pensara, intenté correr más rápido y escapar de ellos, para mi suerte lo conseguí. Logré llegar a la casa y lo raro fue que me encontré con la puerta abierta. Asomé mi cabeza un poco, pero algo me empujó hacia dentro cerrando la puerta por detrás.
''¡Ábreme!'' Grité mientras golpeaba la puerta.
=================
Capítulo 22.
Me di la vuelta y miré a mi alrededor, no lograba ver nada porque estaba oscuro pero si percibía la olor a quemado, esa casa se había mantenido cerrada desde hace años, nadie se tomó el esfuerzo de venir a limpiarla o arreglara sólo por miedo.
Rebusqué en el bolsillo de mi pantalón y saqué mi teléfono, empecé a caminar iluminando cada lugar por el que pasaba, necesitaba encontrar el interruptor de la luz si es que seguía funcionando claro está. Caminaba despacio, con el miedo de pisar algún agujero y caer, para ser la casa de mi mejor amigo, muy pocas veces la había pisado.
Seguí caminando un poco más adelante, pero de repente algo crujió debajo de mis pies y provocó que saltara pegando un pequeño grito y que el teléfono se me cayera al suelo. Me agaché y me coloqué de rodillas en el suelo, movía mis manos de un lado a otro con tal de encontrarlo, pero entonces toqué algo, algo que parecía una mano. Salté hacia atrás asustada y me llevé las manos a la boca para no gritar. Me arrastré hacia atrás todavía en el suelo, y no sé qué pasó que de un momento a otro todo a mi alrededor se iluminó.
Observé cada fracción del lugar muy detenidamente, estaba todo completamente quemado, no quedaba esquina de la casa que no estuviera teñida del negro que dejaba el fuego al quemar algo. Volví mis ojos al frente y suspiré aliviada al darme cuenta de que aquella mano que había tocado era sólo de un maniquí que a saber cuántos años llevaba ahí. Me levanté del suelo, agarré mi teléfono que
se encontraba a su lado y me dirigí a la puerta de salida, giré el pomo para abrirla pero no podía, estaba cerrada, hiciera lo que hiciera no lograría abrirla.
¿Qué hacía ahora? Podría llamar a mi madre, pero me mataría. Las ventanas, podría escaparme por ellas, pero el problema es que estaban tapadas con trozos de madera enormes. Se me ocurrió ir a la cocina por si tenía puerta trasera, pero me di cuenta de que todas las vías de salida estaban tapadas de la misma forma, resumiendo, que no podía salir de aquí ni en sueños.
Agotada ya, caí de rodillas rendida al suelo, crucé mis piernas y apoyé mi espalda a la pared. Estuve así por varios minutos, mientras miraba el techo y recordaba todo lo vivido aquí, cuando salía feliz del colegio sólo porque por la tarde lo iba a volver a ver o cuando correteábamos como locos por las calles gritando y jugando, aquellos tiempos en los que éramos nosotros y ahora no somos nada...
''¿Quién hay ahí?'' Me levanté rápidamente del suelo al oír ruidos provenir de arriba, limpié las lágrimas que caían por mis mejillas y agarré un trozo de madera que había en el suelo.
Subí las escaleras con cuidado ya que no resistirían mucho al estar quemadas, hasta llegar a la planta de arriba. Todo estaba igual de quemado o se podría decir que peor, ¿todo? Me dirigí hacia donde provenían esos ruidos, la habitación de Colton, entré con cuidado y sujetando la madera muy fuerte entre mis manos, estaba intacta, ¿cómo podía ser eso? Su habitación seguía justamente igual
que hace años, con cada uno de sus objetos en su lugar, pero...no lograba entender nada.
Me acerqué a su pequeño escritorio y pude ver como encima había una foto de ambos cuando éramos pequeños, tiré la madera en el suelo y agarré la foto con mis manos y la miré detenidamente. De repente un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, me giré y pude ver como una sombra desaparecía por las escaleras, asustada dejé la foto en su lugar y volví a coger la madera, caminé despacio en dirección a las escaleras para ver que era aquello y justo cuando iba a pisar un de los escalones las escaleras se fueron rompiendo una a una hasta dejar un enorme vacío frente a mí. Me sujeté bien a la barandilla que había a mi lado y me eché hacia atrás entonces pude divisar por el rabillo del ojo como pasaba otra vez la sombra, pero ahora se adentraba en una habitación, segundos después pude escuchar como todo se caía a pedazos, corrí a esconderme a la habitación de Colton. Esperé durante un largo rato hasta que todo se calmara, cuando lo hizo me dispuse a salir de la habitación, pero todo comenzó a temblar y empezaron a caer trozos de techo, cosa que impidió que pudiera salir.
''¡Para, por favor!'' Grité a lo que fuera que estaba provocando aquello. Sentí como algo encima de mí se estaba rompiendo poco a poco, subí mi vista al techo y pude ver como se había formado una grieta enorme en él. Lo último que recuerdo antes de caer inconsciente fue como se despegaba del techo un enorme trozo y caía justo encima de mí.
....
''¿Dónde
está mi hija?'' Escuché a mi madre preguntar a lo lejos con todo desesperado.
''Señora, tranquilícese, la están atendiendo.'' Dijo una voz masculina.
''Hey preciosa, ¿cómo te encuentras?'' Abrí los ojos poco a poco y me encontré con una chica bastante joven que sostenía un trozo de tela lleno de sangre.
''¿Qu...qué me ha pasado?'' Pregunté mirando a mí alrededor, me encontraba tumbada en la camilla de una ambulancia.
''Te hemos encontrado en el jardín y con ese fuerte golpe en la cabeza.'' Señaló mi frente.
''¡Aya! Te dije que no salieras de casa.'' Se acercó mi madre enfadada.
''Hola mamá, yo también me alegro de verte.''
''Mira lo que te pasa por desobedecer, anda vámonos.'' Agarró mi mano y me tiró de ella.
''Tenga cuidado señora, su hija acaba de tener un fuerte golpe.'' Dijo la chica.
''Ese no es su problema, es mi hija, yo me encargo de cómo cuidarla no usted.'' Añadió fría mi madre antes de sacarme de la ambulancia.
''¿Se puede saber qué te pasa?'' Me solté de su agarre.
''Estás castigada.''
''¿Qué me vas a hacer? ¿Dejarme sin salir? Porque eso ya lo haces.'' Respondí a mi pregunta mientras abría la puerta del coche.
''No vas a salir de tu habitación, nada de teléfono, ni de televisión y menos de ordenador.'' No le volví a dirigir la palabra.
¿Se puede saber qué demonios le pasa a esta mujer?
Acabo de recibir un fuerte golpe que podría haber sido peor y así me trata, bien, primero mi padre y ahora ella. Aquí hay gato encerrado y sea lo que sea lo voy a descubrir.
....
''Sube a tu cuarto y ni se te ocurra volver a salir por la ventana porque te encierro en el sótano.'' La ignoré por completo y subí las escaleras hacia mi habitación, ya me bastaba con el dolor de cabeza para que viniese ella a ponerme peor.
Entré a mi cuarto y como no, mi madre vino detrás y volvió a cerrar la puerta con llave aunque ya la iba a cerrar yo con seguro desde dentro, ¿no me quería tener encerrada? Pues encerrada estaré.
Me metí en el pequeño baño de mi cuarto, me lavé la cara con cuidado de no mojar la venda que rodeaba mi cabeza, hice mis necesidades y antes de salir observé detenidamente mi reflejo, había algo raro en mí, más bien me sentía rara, empecé a sentir otra vez el escozor en mi cintura, levanté mi camisa y me encontré con la quemadura que ya había desaparecido hace tiempo de vuelta impregnada en mi piel y ardiendo al rojo vivo. Busqué por todos los cajones de mi cuarto la crema que utilicé para aliviar el ardor de la herida, pero no logré encontrarla, al darme la vuelta mis ojos quedaron fijos en una papelito que yacía encima de mi cama, cosa que antes no estaba. Me acerqué a él y lo miré por encima, era un pequeño trozo de hoja quemado con algo escrito, estiré mi mano y lo cogí.
''Todo lo que va, vuelve.'' Repetí esa frase en mi cabeza una y otra vez.
Tiré el papel en la papelera y caminé a mi cama, necesitaba descansar un poco, aunque con todo lo que ha pasado
no podía. ¿Cómo había llegado al jardín? Lo más raro de todo ¿cómo es que la habitación de Colton seguía intacta? ¿Habrá vivido ahí alguien durante todo este tiempo? Se me había ocurrido que podría haber sido Amber, la madre de Colton, pero no había vuelto a saber nada de ella desde el incendio, ni de su padre, así que no sabía si seguían vivos o muertos, además ¿qué iba a hacer ella en esa casa? Como siempre, tenía tantas preguntas para todo, pero al igual que las otras, no tendrías respuesta alguna.
Me acomodé en mi cama y me eché el edredón encima, tenía mucho frío pero la vagancia me superó y no me levanté a cerrar la ventana. Poco a poco mis párpados se fueron haciendo más pesados hasta que caí en un profundo sueño.
**Estaba caminando por las oscuras calles de Londres, cuando volvió a aparecer, estaba ahí, frente a mí, vivo, con su preciosa sonrisa grabada en su rostro. Corrí hacia él, pero cuanto más cerca estaba yo, más lejos se encontraba él.
''¡Colton! ¡Quédate!'' Gritaba mientras corría detrás de él.
''Que me quede ¿dónde?'' El azul verdoso de sus ojos brillaba en la oscuridad.
'Conmigo.'' Susurré.
''Ya estoy contigo, siempre lo estado y siempre lo estaré.'' Dijo todavía con la sonrisa grabada en su cara.
''Entonces...¿por qué te vas?''
''Porque te hago daño, seguiré contigo siempre, pero a tu lado no.'' Respondió antes de volver a desaparecer.
''No te vayas.'' Sollocé cayendo al suelo.**
Me desperté con el cuerpo completamente lleno de sudor, odiaba soñar con él porque eso sólo conseguía ponerme peor. Tiré el edredón de encima mío, hacía mucho calor, demasiado, algo raro en Londres, pero entonces mis vista se dirigió a la ventana, había alguien, para ser exactos un chico, pero no podía reconocerlo, estaba sentado en el borde de la ventana y de espaldas, me levanté de la cama y me acerqué a él sigilosamente, pero antes de llegar, se dio la vuelta y me miró fijamente, sus ojos, era él, fuego, eso era lo que transmitía su mirada, otra vez no por favor. Estaba tan metida en mis pensamientos que ni me di cuenta de que había desaparecido, asomé mi cabeza por la ventana pero no había absolutamente nadie.
=================
Capítulo 23.
Habían pasado dos semanas, dos largas y aburridas semanas encerrada en mi habitación, no sé qué es lo que trataba de conseguir mi madre encerrándome aquí, pero en fin. Durante esos días seguí teniendo ese sueño tan extraño con Colton y cuando me despertaba encontraba a Zac ahí, todavía me pregunto qué era exactamente lo que quería o qué hacía allí, lo único que sabía era que tenía miedo, bastante miedo, ¿y si había vuelto para vengarse? ¿o para asfixiarme mientras estaba dormida? Pero si fuera en este último caso ya lo hubiera hecho hace tiempo, lo más extraño era que me había acostumbrado a su presencia, me transmitía protección, aunque cuando yo me despertaba de aquel sueño él volvía a desaparecer, tampoco me había atrevido a hablarle además de que no me daba tiempo, pero me habría gustado preguntarle cosas.
Anoche no apareció, eso fue lo más raro, tuve ese maldito sueño otra vez, pero ahora él no estaba ahí como cada noche, se había ido y quién sabe si volvería. Lo bueno era que mis padres hoy no estaban en casa e iba a salir con su permiso o no, total no lo iban a saber.
Me levanté contenta de la cama y me metí en el baño, eran las once de la mañana y cuanta más prisa me diera, más antes saldría a la calle. No tardé mucho en el baño, me di una rápida ducha, me puse algo cómo y bajé a desayunar. Me llevé una sorpresa al ver que la puerta de mi habitación no se encontraba cerrada con llave como siempre, llegué a pensar que mis padres tramaban algo, bueno,
estaba más que segura de que había algo escondido, pero no podía decir nada hasta no tener pruebas, pero ¿por qué mis padres iban a tramar algo contra mí? Eso era lo que no entendía, sabiendo que este sitio me trae malos recuerdos era otra razón más para volver a New York, pero no querían, y a la vez no me dejaban hacer nada, ni siquiera despejarme un poco.
Al terminar de desayunar recorrí toda la casa y no encontré a mis padres por ninguna parte, quería asegurarme de que no estuvieran escondidos en alguna parte, se han vuelto demasiado cabrones al volver aquí, mi padre más, que parecía que me tuviera entre ceja y ceja, cada cosa que hiciera me montaba un problema por ello y mi madre, dios, estaba cada vez más insoportable.
Al revisar toda la casa y no encontrar nada me dirigí a la puerta principal y estaba cerrada, no me esperaba un milagro, ya me lo veía venir, todo esto era tan evidente. Me di la vuelta y caminé a la puerta trasera que daba al jardín, por suerte esa la encontré abierta. Al salir, intenté buscar algo para mantenerla sujeta hasta que volviera, pero por culpa del fuerte viento se cerró de golpe.
''¡Mierda!'' Grité mientras le daba patadas a la puerta. ¿Ahora qué hacía? Bah, ¿qué me van a hacer si saben que he salido? ¿Encerarme en el sótano? Como si me importara.
Di la vuelta a la casa entera y salté por encima de las vallas. La gente abundaba hoy más que nunca por las calles del pequeño barrio, bueno, yo no he salido mucho, pero lo veo todo desde mi ventana. Todos
se han percatado de nuestra presencia, los Morrison han vuelto, o eso oyó mi madre en una tienda de aquí cerca, pero la única que llamaba más la atención era yo, iba de boca en boca, no paraban de correr rumores de que yo he tenido que ver con lo que pasó en la casa semanas atrás, vale que estuviera allí, pero no fue mi intención ir, tenía que esconderme de aquellos asesinos que le hicieron eso al pobre anciano y no tuve otra opción, sin olvidar que alguien me empujó dentro de la casa.
Caminaba tan tranquilamente por la acera cuando pasaron un grupo de mujeres y se pusieron a cuchichear cosas justo al verme, algunas hablaban alto para llamar mi atención y otras me señalaban. Pasé por su lado y una de ellas dijo algo sobre mí que no logré escuchar muy bien, pero tenía ver con que era la casa de Colton.
''¡¿Por qué no se meten en sus asuntos?!'' Las miré desafiantes.
''¡A nosotras no nos hables en ese tono muchacha, eres una maleducada!'' Alzó la voz una pelirroja mal teñida y con tanto maquillaje en la cara que asustaba.
''¡Más maleducada es usted que no tiene otra cosa mejor que hacer que meterse en cosas ajenas!'' Fue lo único que dije para que no volviera a pronunciar ni una sola palabra más. Me alejé de ellas con una sonrisa triunfante y seguí mi camino, no sabía dónde ir, pero necesitaba despejarme un poco de todo lo malo.
Seguí caminando durante un largo rato hasta que me paré unos minutos para descansar, entonces me di cuenta de que estaba frente a esa casa otra vez, la cual ahora se encontraba totalmente destrozada,
me acerqué con cuidado de no tropezarme con algún trozo y caer, pero mi torpeza me supera y como no, me caí.
''Hey niña, ¿te encuentras bien?'' Sentí a alguien agarrarme del brazo al caer, me giré y me encontré con un señor bastante mayor que me miraba sonriente, su rostro expresaba amabilidad y confianza, eso hizo que no me asustara, aquí todos somos enemigos de todos, por eso no es fácil confiar en nadie.
''Sí, muchas gracias.'' Le regalé mi mejor sonrisa mientras me ayudaba a levantarme.
''Me suena mucho tu cara, es como si te hubiera visto antes.'' Se quedó mirándome fijamente.
''Normal que me conozca, todo el mundo habla de mí, la chica que estuvo en aquella casa, bla, bla, bla...'' Rodé los ojos.
''No, no es eso, me parece haberte visto en otra parte.''
''Pues no lo sé, yo no me acuerdo de usted, lo siento.'' Subí los hombros.
''Bueno, no importa, debo estar loco. ¿Te puedo hacer una pregunta?'' Asentí. ''¿Qué viste en esa casa?'' Wow, que directo, podría haber pregunta que qué hacía, pero esto, algo me hizo pensar que este señor sabía bastante.
''¿Ver? No vi nada, ¿es que tendría que haber visto algo?'' No era tan tonta como para contarle todo a un simple desconocido.
''No, es sólo que...nada, olvídalo, son tonterías mías.'' Se rascó la parte de atrás de la cabeza.
''Me lo puede decir, soy una tumba.''
''No me hagas caso enserio, soy bastante viejo, me hago mis propias paranoias.'' Soltó una pequeña risita.
''No es el único.''
Dije. ''Ha sido un placer hablar con usted, ahora me tengo que ir.'' Me d la vuelta para seguir mi camino.
''Una última cosa.'' Volvió a agarrar mi brazo. ''¿Cómo te llamas?''
''Aya, Aya Morrison.'' Respondí.
''Aya Morrison, bonito nombre para una chica tan preciosa.'' Me sonrió y se dio la vuelta. Por alguna razón sentía que ese anciano se me hacía bastante conocido. Seguramente lo habré visto por la calle aquella noche, sí, debía ser eso.
Dejé de pensar en todo aquello y volví a centrarme en mi camino sin antes echar un último vistazo a la casa. Mientras caminaba por la calle y con la mirada de la gente pegada en mí, iba pensando en qué hacer, me encontraba muy lejos de casa, así que dudo que mis padres me encuentren, pero entonces un recuerdo me cruzó por la mente. El cementerio, tenía que ir, por Colton, pero sobre todo para averiguar de quien era la tumba a la que él se había cercado antes de desaparecer.
El cementerio se encontraba a medio hora de aquí, me tocaba andar mucho y digamos que no tenía demasiadas ganas, pero lo iba a hacer, de repente escuché las ruedas de algo frena cerca, me di la vuelta y me encontré con el autobús parado en la acera de enfrente, podría llevarme hasta el cementerio pero el problema era que no llevaba dinero. Pero entonces vi cómo el conductor bajaba del bus por un momento y aproveché y corrí a montarme sin que él se diera cuenta.
Me senté en la parte de atrás del todo, alejada de los demás pasajeros que me vieron colarme y del conductor. Por suerte
al volver no se dio cuenta de mi presencia y respiré tranquilamente, nunca antes me había colado en un bus y menos en Londres donde te ponían una buena multa.
No sé cuánto tiempo pasó que me quedé embobada mirando la ventana y recordando cada lugar por el que pasaba cuando el bus frenó y empecé a escuchar murmullos, despegué mi vista de la ventana y miré a mi alrededor, mierda, el conductor caminaba enfado hacia mí y acompañada de aquella maldita muer que vi esta mañana.
''Señorita, varios pasajeros me han dicho que ha subido sin pagar, ¿es eso cierto?'' Me miró serio.
''¡Pues claro que es cierto, no lo ve! Se calla porque no tiene nada que decir.'' Hablo la bruja esta.
''¡Tú te callas vieja amargada!'' Grité y me bajé del bus corriendo. Maldita payasa de circo, dios que rabia.
Me paré un momento y miré hacia todos lados, estaba a cinco minutos del cementerio, en el fondo debería darle las gracias a la payasa. Con una sonrisa en la cara retomé mi camino en dirección hacia la puerta enorme de entrada.
Hacía años que no venía por aquí y la última vez que lo hice no fue muy agradable que digamos. Crucé varios arbustos hasta llegar a la puerta de rejas enorme, el ambiente cambió completamente, ahora era todo frío y con ese toque misterioso.
Entré dentro y me abracé a mi propio cuerpo, hacía mucho frío y era cierto, pero eso era normal en Londres, siempre hacía ese ambiente. Caminé intentando alejarme de varias tumbas, no me gustaba estar aquí, pero tenía que hacerlo para conseguir respuestas a mis preguntas.
Cuando estaba a punto de llegar a la de Colton, me paré y me quedé observando a aquella figura que se encontraba frente su tumba, era su madre, estaba ahí, viva, no eran imaginaciones mías, la acababa de ver con mis propios ojos.
''¡Señora Miller!'' La llamé mientras corría hacia ella, al levantar su cara y mirarme, la expresión en su rostro cambió, tiró las flores que sujetaba en la mano y salió corriendo, ¿por qué acababa de hacer eso? Lo que hice fue seguirla, ahora que la tenía aquí no iba a volver a dejarla escapar. ''¡Señora Miller espere!'' Volví a llamarle, esta vez salió disparada por la puerta trasera del cementerio y yo la volví a seguir, pero entonces pude ver de reojo como venía un coche a toda velocidad hacia mí.
No sé qué fue lo que pasó, pero lo último que recuerdo era mi cuerpo chocar contra el coche, rodar por encima hasta caer al suelo y el grito de alguien.
=================
Capítulo 24.
Abrí los ojos lentamente, sintiendo un enorme dolor de cabeza y del cuerpo entero torturándome, eché un vistazo a mi alrededor y me di cuenta de que me encontraba en la habitación de un hospital, no recuerdo muy bien lo que había pasado, sólo sé que soy incapaz de mover alguna parte de mi cuerpo.
Me encontraba encerrada en esta habitación completamente blanca y en la cama tirada sin poder moverme, lo más agobiante era que la habitación no tenía ventanas que dieran a la calle, sólo las de cristal que no se abrían y cerraban, que daban a los pasillos del hospital y me permitían ver quien iba y venía.
Cerré los ojos para volver a dormir, pero entonces se escuchó un fuerte estruendo proveniente de fuera, veía como los médicos y enfermeras corrían de un lado para otro y varios pacientes hacían lo mismo. ¿Qué estaba pasando? Intenté levantarme pero no podía, tenía el cuerpo totalmente dormido. De repente la puerta de la habitación se abrió de golpe mostrándome a una madre fatigada y asustada frente a mí.
''Mamá, ¿qué ha pasado?'' Pregunté mirándola.
''Había fuego, nada más, no te preocupes.'' Respondió todavía nerviosa.
''¿Y por eso estás así?'' La miré incrédula.
''Te he dicho que no te preocupes, ¿tú cómo estás?'' Se acercó a mí.
''Dolorida, ¿qué me ha pasado?''
''Te ha atropellado un coche, pero gracias a dios no te ha pasado nada, tienes un fuerte golpe en la cabeza, solamente eso.'' Se sentó en el borde de la cama. ''Cariño, ¿te puedo preguntar algo?''
''Claro.'' Respondí.
''¿Reconociste
el coche o la persona que iba dentro?''
''¿Reconocer?'' Alcé una ceja.
''¿Te acuerdas de algo sí o no?'' Habló seria.
''No, de nada.''
''Menos mal.'' Dijo bajito, pero bastante audible para mis oídos.
''¿Menos mal? ¿Se puede saber qué pasa?'' La miré desafiante.
''Nada, lo bueno es que vuelves hoy a casa.'' Dijo con una sonrisa más falsa que ella.
''¿Hoy? Pero si todavía no me encuentro bien.'' Me quejé.
''Bueno, te has pasado toda la tarde inconsciente y ya es de noche, no es bueno que te saquemos a estas horas.''
''Mamá, ¿qué es lo que sabes de lo que me ha pasado y no me quieres contar?''
''¿Yo? Nada, ¿por qué? ¿qué viste cuando te atropellaron?'' Preguntó nerviosa.
''Te he dicho que no me acuerdo.'' Bufé harta.
''Mejor que no te acuerdes.'' Volvió a decir bajito.
''¿Qué?''
''Olvídalo, debería controlar más lo de decir lo que pienso en voz alta.'' Caminó hacia la puerta. ''Descansa, mañana te paso a ver. Te quiero.''
''Yo no, vieja estúpida.'' Dije cuando salió. Debería disimular más porque se le notaba en la cara que había tenido algo que ver con lo que me ha sucedido, aunque no me sorprende. No es la primera vez que mi madre intenta acabar conmigo.
Hace cinco años, volvía a casa del colegio tan tranquila, pero entonces escuché varios ruidos que provenían de arriba, subí y me encontré a mi madre con otro hombre en la cama, tenía pensado
contárselo a mi padre, pero un día mientras me bañaba, apareció ella por detrás y me intentó ahogar, sino fuera por el abuelo de Colton, el señor Patrick que la pilló con las manos en la masa, si no hubiera sido por él ahora mismo no sabría qué sería de mí, en fin, ahora todo eso es pasado, pero como siempre digo, perdono pero no olvido.
Me coloqué bien en la cama, me eché la fría sábana encima y apagué las luces, lo único que me iluminaba eran las luces de fuera, que entraban a través del cristal. Podía ver cómo la gente iba y venía de un lado a otro, unos con prisa y otros la mar de tranquilos.
Estaba a punto de cerrar los ojos, cuando sentí la puerta de la habitación abrirse con cuidado, miré de reojo hacia el suelo y pude ver una sombra varonil que se paraba frente a la puerta y luego volví a oír la puerta cerrarse.
''¿Quién hay?'' Alcé la voz.
''Aya cielo, tranquila soy yo.'' Dijo una voz gruesa pero bastante reconocible para mí. La habitación se iluminó por completo mostrándome a aquel anciano de esta mañana.
''¿Qué hace usted aquí?'' Lo miré nerviosa.
''No te acuerdas de mí ¿verdad?'' Se sentó en el borde de la cama.
''No, mejor que se vaya o sino gritaré.'' Amenacé.
''No te acuerdas de aquel viejo al que tanto querías, al que visitabas cada fin de semana con Colton, aquel viejo que te salvó la vida cuando tu madre estuvo a punto de quitártela...'' Dijo
en tono bajo.
''¿Señor Patrick?'' Pregunté en tono dulce.
''¡Bien! Si te acuerdas de mí.'' Dijo feliz.
''Señor Patrick...'' Susurré mientras las lágrimas caían por mis mejillas, ese señor lo había sido todo para mí, todavía no podía creer que seguía vivo.
''No cariño, no llores.'' Me rodeó con sus brazos, añoraba muchísimo poder sentirme tan protegida en los brazos de alguien, este hombre era increíble, él y su nieto, gracias a dios ahora me queda él.
''Le he echado tanto de menos.'' Sollocé.
''Y yo pequeña, tengo tantas cosas que contarte, pero eso será cuando demos un paseo, ¿te apetece?'' Acarició mi mejilla.
''¿Ahora?'' Asintió. ''Mi madre nos podría ver.'' Torcí la boca.
''No te preocupes por ella, seguramente se habrá ido a casa, voy a pedir una silla de ruedas para que estés mejor.'' Me regaló una de sus preciosas sonrisas y salió.
....
''Y bueno, ¿dónde ha estado todo este tiempo?'' Pregunté mientras íbamos dando vueltas por los pasillos del hospital. Sinceramente daba gusto estar con alguien que te trasmitiera protección y seguridad, cosa que mis padres no hacían.
''Encerrado en casa y observando todo, hasta que supe que volviste.'' Dijo.
''¿Yo? ¿Por qué?'' Me di la vuelta con cuidado para mirarlo, ya que se encontraba atrás mío.
''Porque quizás eras la única que pueda llegar a entenderme, o al menos eso creo, todos los demás piensan que estoy loco.'' Respondió.
''¿Por qué piensan eso?''
''Cosas,
muchas cosas.'' Seguimos paseando por todas las plantas del enorme edificio hasta que volvimos a la nuestra y pasamos por un sitio que estaba lleno de bomberos.
''¿Qué ha pasado aquí?'' Intenté mirar a través de la gente pero no lograba ver nada.
''Dicen que se han cruzado los cables eléctricos de un circuito y se ha incendiado, pero yo no creo que haya sido eso.''
''¿No lo cree?'' Lo miré por unos segundos. ''Yo tampoco.'' Me coloqué bien en la silla.
''Lo ves, por eso creo que eres la única que me entiende.'' Añadió.
''¿Puedo preguntarle algo?'' Me llevó hasta la sala de espera y se sentó en uno de los sillones colocándome a mí enfrente de él.
''Sí, dime cielo.''
''¿Por qué seguía la habitación de Colton intacta?'' Sus ojos se abrieron sorprendidos ante mi pregunta.
''Yo, verás, no es fácil de explicar...'' Rascó la parte de atrás de su cabeza.
''¡Aléjese mi hija!'' Reconocí la voz de mi madre. Giré la cabeza y la vi caminando hacia nosotros enfadada.
''¿Por qué? ¿Tiene miedo de que le cuente la verdad?'' Se levantó desafiante él.
''¿Qué verdad? Además, no eres más que un viejo loco, ¿quién te creería?'' Escupió ella.
''¡No le hables así!'' Grité.
''No quiero que te vuelvas a acercar a mi hija, o me encargaré yo misma de...''
''¿De qué? ¿De matarme como quisiste hacer con tu hija hace años? Venga por favor, si jugamos a quién es el malo aquí, sabes que gano yo.''
La interrumpió.
''Ojalá te mueras viejo asqueroso.'' Me apartó de él y me llevó de vuelta a la habitación. Antes de alejarme susurré un pequeño lo siento y él sólo me sonrió.
¿Alguien me explica qué demonios le pasa a esta mujer? Si antes pensaba que estaba loca, ahora no sé qué pensar. Es que tenía que interrumpir justo en el momento en el que iba a tener respuesta a varias preguntas mías. ¿Toda la verdad? ¿Se puede saber de qué verdad están hablando? Estoy totalmente confundida, que yo sepa, el señor Patrick mantiene guardado en secreto sólo el intento de matarme de mi madre, que ya le guarde más secretos no sé, pero todo esto me daba miedo y a la vez me ponía nerviosa.
''¿Qué te ha dicho?'' Preguntó mi madre cerrando la puerta muy fuerte.
''Nada, no me ha dicho nada.'' Dije bajito.
''Aya no me mientas, no te quiero castigar más, te recuerdo que no se me ha olvidado que has salido de casa sin permiso otra vez.''
''¡Si no me tuvieras encerrada no lo haría!'' Grité.
''A mí no me subas el tonito guapa.'' Su mano voló directamente a mi mejilla.
''Siento interrumpir, señora Morrison, su marido le espera abajo con el coche.'' Apareció una enfermera que me miraba con tristeza.
''¿No sabe tocar?'' Le miró fijamente, la chica ni se inmutó. ''Ahora vamos.''
''Eres una basura de madre.'' Susurré.
''Voy a hacer como que no he oído
eso, ¿vale?'' Me envió una mirada asesina antes de sacarme de la habitación.
....
El viaje de vuelta a casa fue bastante incómodo, mi padre ni me había hablado para preguntar cómo estaba y mi madre, en fin, ojalá le hubiera pasado esto a ella. Estuve todo el dándole vueltas a todo pero no lograba encontrar solución para nada, ni lo del incendio en el hospital, ¿podría haber sido Zac? No, no hay razón por la cual él querría hacer eso, pero ¿por qué el señor Patrick también creía que había sucedido por otra cosa? A este paso me va a estallar la cabeza.
Cuando llegué a casa ninguno de los dos se esforzó en ayudarme a subir las escaleras y lo tuve que hacer yo con todo el dolor que tenía encima. Pasaban por mí lado en las escaleras y ni se paraban para ofrecerme su ayuda, ¿qué clase de padres eran estos? O ¿qué les ha pasado a mis verdaderos padres? Quizás es porque nunca les he llegado a conocer lo suficientemente bien.
Me encerré en mi habitación e hice lo que tenía que hacer como pude. Era ya medianoche y seguía sin sueño, estaba bastante agotada, tenía que ponerme el pijama y apenas podía moverme, caminé a paso lento hacia el armario, pero entonces me di cuenta de que mi ropa de dormir se encontraba arriba del todo, estiré los brazos como podía pero no lograba llegar.
''¿Te ayudo?'' Me sobresalté al oír aquella voz otra vez, no obtuvo respuesta de mi parte a su pregunta. Se acercó a el armario y sin tener que ponerse de puntillas cogió mi ropa que se encontraba en lo alto de todo. ''Toma, lo puedes coger, no muerdo.'' Agarré mis finas prendas de vestir tímidamente.
Me di la vuelta e intenté desabrocharme la chaqueta que me habían prestado en el hospital, pero no podía, se había quedado atascado el cierre y más que no tenía ni fuerza alguna, digamos que no podía abrirla.
''¿Qué te pasa?'' Volvió a hablar.
''No puedo abrirlo.'' Dije bajito sin mirarle.
''Espera, déjame ver.'' Se acercó a mí y colocó sus grandes manos en el cierre de la chaqueta, tiró de el muy fuerte, pero estaba igual que yo, nada, no se podía abrir. Lo intentó nuevamente, pero esta vez lo fue bajando más despacio y lo consiguió. Al levantar mi vista me di cuenta de que sus ojos no estaban clavados en la chaqueta sino en mí, nos quedamos mirándonos fijamente por varios segundos, ninguno de los dos pestañeaba, estábamos completamente hipnotizados por la mirada de cada uno, pero entonces su cara se fue acerando poco a poco hasta que sus labios rozaron los míos, no dudó ni un segundo en pegarlos más y unirlos en un dulce beso. Jamás había llegado a pensar que pasaría, pero sí, había besado a Zac.
=================
Capítulo 25.
Había pasado una semana de aquel encuentro con Zac en mi cuarto, desde entonces no volvió a aparecer. Después de haberme dado el beso, se apartó de mí sin mirarme y volvió a desaparecer por la ventana. ¿Quién era realmente este chico? No voy a negar que el beso sí me gustó, pero tampoco quería que se fuera. Por muy peligroso que dijeran que fuera, su presencia me hacía sentirme protegida, pero ahora no estaba y por alguna razón tenía un mal presentimiento.
Me levanté de la cama e hice lo que solía hacer durante todo este tiempo en el que he estado encerrada en la habitación, fui al baño, hice lo que tenía que hacer, me vestí, ordené mi cuarto y me volví a tirar en la cama a escuchar música, esperando a que me subieran el desayuno o que al menos me llamaran para bajar a comer algo, aunque dudo que lo hagan, no me habían prestado importancia alguna, ni yo a ellos.
Todavía sigo esperando el castigo que mi queridísima madre me iba a poner, aunque no creo que tenga muchas opciones entre las que elegir, no le quedaba otra que dejarme encerrada en la habitación, pero se le olvidó quitarme el teléfono, no me podía divertir de la misma forma con él que con el ordenador, pero algo era algo.
''¡Aya baja!'' Escuché la voz de mi madre que provenía de la planta baja.
''¡Como no baje por la ventana ya me dirás!'' Grité para que me escuchara. Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta que llevaba días cerrada, agarré el pomo y lo giré, pensaba que iba a estar cerrada, pero no, resulta que mis amados padres la habían abierto.
Bajé las escaleras con
cuidado, todavía dolorida por el accidente, pero mucho mejor que el primer día. Al llegar abajo, asomé un poco la cabeza y me encontré toda la mesa del salón llena de comida. ¿En serio? ¿Cuándo ha sido la última vez que mi madre había preparado tanto? Aquí había algo que me olía mal, aparte de las tostadas que se le habían quemado.
''Sé que estás ahí, ¿vas a venir o no?'' Salí de detrás de la pared en la cual me encontraba escondida y entré sin decir palabra. No les dirigí la mirada a ninguno, me senté en mi silla alejada de mi padre y ella. ''Come lo que quieras, no te vamos a morder.'' Dijo ella.
''¿Estás segura? Porque parece que tienes ganas de arrancarme el cuello.'' Le miré mostrando una sonrisa falsa.
''Estamos intentando ser amables contigo, no lo estropees.'' Habló mi padre después de tanto tiempo.
''Pues os podéis guardar vuestra amabilidad para quien le importe. '' Solté enfadada.
''Te intentamos tratar bien y luego te comportas así, después no te quejes.'' Intervino mi madre.
''No te he pedido que me trates bien.'' Me levanté de golpe y salí del salón. Estos dos cada vez me tenían más harta y ahora me venían con el cuento de que me querían tratar bien y tal, venga por favor, eso no se lo creen ni ellos.
Subí a mi cuarto de nuevo y cerré la puerta con seguro, lo último que quería era que subiera a molestarme de nuevo con sus cuentos. ¿Comida? ¿En serio? Podrían disimular un poco más, se han
creído que soy tonta o algo, sé perfectamente que ahí pasaba algo y no pararé hasta descubrirlo.
Volví a tumbarme en la cama, pero entonces mi teléfono empezó a sonar, mierda, mi madre lo oiría seguro y subiría quitármelo. Comencé a buscar como loca por todo mi cuarto al maldito aparato que no paraba de sonar, hasta que lo encontré debajo de la almohada y rápidamente me lo llevé al oído.
''¿Diga?''
''Aya, soy el señor Patrick, necesito que salgas cuanto antes de esa casa.'' Habló por la otra línea con tono asustado.
''¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasa?'' Pregunté nerviosa.
''Ahora no te lo puedo explicar, pero tienes que irte de ahí lo más rápido posible, han metido a Amber en el psiquiátrico.'' Fue lo último que dijo antes de cortar la llamada.
''¿Qué? ¡Señor Patrick!'' Alcé la voz alarmada.
''¿Se puede saber con quién hablabas y por qué sigues teniendo todavía tu teléfono?'' Me giré asustada y encontré a la fastidiosa de mi madre parada en la puerta.
''¿Se puede saber por qué no tocas la puerta antes de entrar?'' Se fue acercando poco a poco a mí hasta arrancarme el aparato de mis manos.
''¿Me vas a decir con quién estabas hablando o no?'' Subió el tono de su voz.
''No.'' Respondí. ''¿Te puedes retirar de mi cuarto? Me molesta tu presencia.'' La empujé hacia la puerta.
''Te vas a arrepentir de todo.'' Añadió antes de salir y cerrar la puerta dando un portazo.
En el momento en el que salió me puse a tirar todo lo que se encontraba encima de mi escritorio,
necesitaba desahogar toda la rabia que guardaba dentro, empecé a dar patadas al armario y a destrozar la cama. Estaba ya en mi límite, no podía seguir aguantando esto por mucho tiempo más. Me dirigí al armario acordándome de lo que me dijo el señor Patrick, debía salir de aquí lo más pronto posible.
Agarré una pequeña mochila que había bajo mi cama y metí lo necesario, sólo un par de prendas y todos mis ahorros, pero sin olvidarme de mi documentación, sí, iba a salir del país si hiciera falta. Pero ¿dónde iba a ir? Había pensado en volver a New York, allí estaba Jack, puede que al principio nos lleváramos algo mal, pero al fin se comportó muy bien conmigo, en todo caso ya pensaré a dónde ir cuando esté fuera de esta cárcel.
Caminé hacia la puerta, pero me había olvidado de que la había cerrado, así que no me quedaba otra opción que la ventana, no me encontraba en buenas condiciones para saltar, pero era la única vía libre. Asomé un poco la cabeza para asegurarme de que no había nadie, pero entonces vi un enorme coche negro parado delante de la puerta de casa, me asomé más y me encontré a mi madre hablando con dos hombres vestidos de negro para después dejarles entrar en casa.
Me aparté de la ventana rápidamente cuando uno de ellos llevó su vista hacia la ventana en la que me encontraba. ¿Qué hacían esos hombres aquí? Estuve parada por varios segundos delante de la ventana hasta que los pasos de alguien y varias voces me sacaron de mis pensamientos, pude reconocer la voz de mi madre y la de alguien más que no pude distinguir bien.
Cuando escuché el ruido
de la llave introducirse dentro de la cerradura mi cuerpo se congeló, me eché hacia tras y ahí me quedé, pegada a la pared y con el corazón yendo a mil por segundo. Pude ver como se introducían aquellos dos enormes hombres en mi habitación y lo observaban todo con diversión.
''Te dije que te ibas a arrepentir.'' Apareció mi madre detrás de ellos.
''¿Tú has hecho todo esto no?'' Preguntó uno de ellos, pero no obtuvo respuesta de mi parte, estaba bastante asustada como para hablar. ''Ya veo, tu madre tenía razón, estás loca, pero para eso hemos venido nosotros, para llevarte a un lugar mejor.''
''¿Qué?'' Abrí los ojos como platos.
''Lo que oyes, por fin me voy a deshacer de ti, lleváosla.'' Ordenó la desgraciada. Ambos se acercaron a mí y cada uno me agarró de un brazo para que no me escapara.
''Espera, ¿qué hacéis?. ¡Soltadme!'' Empecé a retorcerme de manera desesperada buscando alguna forma de liberarme de ellos, pero era imposible.
''Trae el sedante, de esta forma no nos la podremos llevar.'' Dijo al otro para luego desaparecer por la puerta de la habitación.
''¿Dónde me vais a llevar?'' Lo miré asustada.
''A un sitio donde están los locos como tú, allí quizás hagas amigos, o enemigos que se encuentran en situaciones peores que las tuya y que pueden llegar a acabar contigo...'' Habló en voz baja.
''¿Me vais a llevar a un psiquiátrico?'' Pregunté sollozando.
''Anda, si eres inteligente, yo pensaba que se te había ido la cabeza por completo.'' Respondió con una sonrisa asquerosa grabada en su rostro.
''¡Yo no estoy loca!'' Grité.
''Claro que sí bonita, lo que tú digas.'' No volvió a hablar hasta que apareció su compañero con algo blanco en la mano, una aguja, oh dios mío, esto no por favor. ''Date prisa y pónsela.''
''¡No, espera, no puedes hacer eso, esto es un err...'' Lo último que recuerdo es ver borrosa la asquerosa cara de mi madre sonriendo.
....
''Mi hijo sigue vivo, mi hijo sigue vivo...'' Escuché a lo lejos los sollozos de una mujer. Poco a poco me fui despertando y me encontré en una habitación bastante oscura y tirada en una fría y dura cama, apenas tenía fuerzas para moverme de mi lugar, estaba muy debilitada.
Recorrí la habitación completa con la vista y me paré en una cuerpo que yacía en el frío suelo, era una mujer vestida de blanco, abrazada a sus rodillas y repitiendo la frase que oí antes, el caso era que se me hacía bastante conocida.
''¡Mi hijo sigue vivo!'' Gritó fuerte sin despegarse de su cuerpo.
''¿Señora Miller?'' Pregunté casi en un susurro.
=================
Capítulo 26.
''Señora Miller, ¿qué hace usted aquí?'' Pregunté acomodándome en la cama. Poco a poco fue levantando su cabeza hasta que sus brillantes ojos se encontraron con los míos. Al ver quién era, se levantó del suelo rápidamente y corrió a mis brazos.
''Por fin, he esperado tanto tiempo y por fin te tengo cerca.'' Sollozó en mi pecho.
''¿Qué ha pasado?'' Acaricié su pelo por encima.
''No sabría por dónde empezar, son tantas cosas, todas te incluyen a ti también.'' Se apartó de mí y se sentó a mi lado. ''Pero, ¿qué haces tú en un lugar como este?'' Me miró con esos profundos ojos azules.
''Ni yo lo sé, desde que volví a Londres mis padres y yo no nos llevamos bien, muchas veces he escapado de casa porque me dejaban encerrada y por lo visto mi madre se ha querido vengar.''
''Me lo suponía, ¿te han hecho algo malo? Me puedes contar todo.'' Agarró mis manos.
''Si comenzara a hablar, jamás pararía, pero no quiero hablar de ello, cuénteme usted todo, sobre por qué está aquí, sobre Colton, su habitación, todo.''
''Tus padres y yo nunca llegamos a llevarnos bien, habíamos sido como enemigos, siempre habían evitado tener algún contacto con nosotros, pero entonces llego el momento en el que Colton y tú os hicisteis mejores amigos, no lo pudimos evitar, erais inseparables. De mi parte no había ningún problema, pero a la que no le gustaba era a tu madre. Con el tiempo se fue calmando poco a poco la cosa,
entonces ocurrió aquel incendio, tu madre por su parte se alegró porque ya no nos volvería a tener cerca.''
''¿Mi madre tuvo que ver con el incendio?'' La interrumpí.
''No, ella sólo quería mantenerte alejada de nosotros, cuando volvisteis sabía que saldrías a obtener respuestas a todas aquellas preguntas que tenías y decidió mantenerte encerrada, por eso cuando fuiste a nuestra casa aquella noche se enfadó tanto, no quería que estuvieras allí. Luego descubrió que yo seguía viva y que si me encontrabas te lo iba a contar todo, entonces aquel día en el que me viste en el cementerio yo estaba dispuesta a decirte todo pero tu madre me había amenazado por eso salí corriendo, ellos pensaban que no me seguirías, pero pasó todo lo contario y no le quedó otra a tu padre que atropellarte para poder pararte.
El señor Patrick fue a visitarte al hospital ya que él no le tenía ningún miedo a tu madre y le amenazó con contarte toda la verdad. Dejamos que pasaran unos días, entonces ella para vengarse dijo que se me había ido la cabeza y que estaba obsesionada con que mi hijo seguía vivo, los médicos no me creían y me tomaron por loca, así que no les quedó otra que encerrarme aquí, también sabía que ella iba a hacer lo posible para mantenerte alejada de todo a ti también, entonces el señor Patrick me informó de que oyó a tu madre hablando de meterte en un centro psiquiátrico, pero no llegué a pensar que fuera en el que me encuentro yo.''
''Bueno, al menos ahora ya sé todo.'' Dije.
''No todo...'' Susurró.
''¿A qué se refiere?'' La miré
con curiosidad.
''Nada, olvídalo...''
''¿Le puedo preguntar algo?'' Asintió. ''Aquella vez en el cementerio, ¿fue a visitar a Colton verdad?''
''Aya, yo...no fui a visitarlo a él.'' Respondió en voz baja.
''¿Entonces?'' Estaba a punto de responder cuando la puerta se abrió de golpe mostrando a dos hombres bastante grandes vestidos de blanco.
''Espera, ¿dónde me lleváis?'' Me miró asustada la señora Miller cuando se le acercaron aquellos hombres y la agarraron cada uno de un lado.
''Cállese y camine o será peor.'' Dijo uno de ellos.
''¡Soltadla!'' Grité agarrándola a ella.
''¡Metete en tus asuntos niña!'' Me empujó uno de ellas haciéndome caer hacia atrás. Salieron de la habitación rápidamente y cerraron la puerta con seguridad dejándome encerrada ahí sola.
Me levanté del suelo y me coloqué en la cama otra vez. Me puse a pensar en todo lo que la señora Miller me había contado, ¿por eso mis padres se habían puesto así? No lo entiendo, no hay razón por la cual comportarse de esa forma, si querían que me mantuviera alejada que me lo hubiesen dicho, pero, ¿tanto problema para eso? Era todo tan raro, pero había algo que lo era todavía más, si Amber no fue a visitar a Colton al cementerio, ¿a quién fue a visitar? No estaba muy convencida de todo aquello que me había contado, no encajaba ninguna pieza, entonces, aquel sueño que tuve con Colton,
¿qué tenía que ver? Él se alejaba de mí para no hacerme daño, dios, todo esto me daba dolor de cabeza.
Poco a poco me fui quedando dormida, mi cuerpo todavía seguía debilitado y yo apenas tenía fuerza alguna. Me recosté en la dura cama y me eché encima la fría sábana que había doblada a un lado, necesitaba descansar, todo esto era demasiado para mí, ahora es uno de esos momentos en los que desearía que Zac estuviera aquí, así al menos me sentiría protegida.
....
''¡Sacad a todos los pacientes, el edificio tiene que estar despejado!'' Escuchaba gritar a la gente cada vez más fuerte.
Me desperté de golpe al sentir que me ahogaba, apenas podía respirar y no paraba de toser. Miré a mi alrededor y lo único que veía era humo en mi habitación, me acerqué a la puerta para poder abrirla pero rápidamente me eché hacia atrás, podía sentir el calor a través de ella. Todo olía a quemado y cada vez se escuchaban más los gritos de la gente.
''¡Sacadme de aquí por favor!'' Empecé a golpear la puerta cuando no podía más, el humo me estaba asfixiando. Después de un buen rato corrí a la pequeña ventana con rejas y empecé a chillar pidiendo ayuda pero nadie me oía. Pude divisar como el edificio entero ardía en llamas y como los bomberos intentaban apagar el fuego pero cada vez crecía más.
Mi cuerpo debilitado empezó a aflojarse y comencé a caminar hacia atrás a paso lento, cuando estuve a punto de caer rendida en el suelo sentí unos brazos agarrarme por detrás, abrí mis ojos con
cuidado y me encontré con los suyos llenos de fuego, para luego caer inconsciente.
....
''No te preocupes, está a salvo conmigo, ¿y ella cómo está?'' Reconocí una voz a lo lejos. Me desperté con cuidado y me encontré tirada en el asiento trasero de un coche del cual pude reconocer al conductor, Zac. ''Bien, me la llevaré lejos, adiós.'' Colgó el teléfono que segundos antes se encontraba pegado a su oído.
''¿Qu...qué ha pasado?'' Pregunté incorporándome en el asiento.
''Nada, descansa.'' Respondió ronca voz.
''¿Dónde me llevas?''
''No hagas tantas preguntas y descansa por favor.'' Sin decir una palabra más me acomodé en el asiento y apoyé mi cabeza en la ventana, era de noche y lo único que veía eran luces cada vez más rápido. Lo bueno era que al menos ahora estaba protegida. ¿Por qué será que siempre que estoy cerca suyo estoy protegida? Todo el mundo siento lo contario, sienten que están en peligro, pero yo no.
''¿Por qué me ayudas?'' Hablé con la mirada fija en la ventana.
''¿Qué?''
''Sé que fuiste tú quien me sacó de aquel edificio, pero no entiendo por qué lo haces, deberías odiarme.'' Dije en tono bajo.
''¿Odiarte? ¿Por qué debería hacerlo?'' Frenó de repente el coche y se dio la vuelta.
''No hace falta que te lo diga, ya lo sabes...'' Lo miré detenidamente por varios segundos.
''Tenías razones por las cuales hiciste eso, no te culpo, en ese momento tenía ganas de acabar contigo por eso me escapé y vine aquí para vengarme, pero entonces supe la verdad y con lo que estabas pasando en casa ya era bastante, ¿no crees?'' Inclinó su cabeza hacia un lado.
''¿Me has estado vigilando todo este tiempo?'' Pregunté enfadada.
''Yo no lo llamaría vigilar, sino proteger.'' Respondió mostrando una pequeña sonrisa.
''¿Y por qué no hiciste nada?''
''Tu padre me hubiera matado.'' Torció la boca.
''Pero cuando todavía seguía en New York dijiste que mi padre te tenía mucho aprecio.'' Fruncí el ceño.
''Sí, pero en aquel momento él no sabía quién era en realidad, tú tampoco me lo tienes porque no me conoces, pero quizás las cosas cambien, ¿no crees?'' Me guiñó un ojo.
''¿Quién eres?'' Le miré fijamente a los ojos.
''No te recomiendo saberlo.'' Se dio la vuelta. ''¿Tienes hambre?''
''Un poco.''
''Rebusca en las bolsas que hay en el suelo, seguro que encuentras algo.'' Después de decir eso arrancó el coche.
....
''Ya hemos llegado.'' Frenó en seco.
''¿Dónde estamos?'' Miré al rededor. Nos encontrábamos en las afueras de Londres, en una de las ciudades pequeñitas que rodeaban a la capital británica.
''Alejados del peligro.'' Pero si el peligro era él, pensé.
Abrió la puerta de coche y salió de él, luego dio la vuelta y camino hacia mí, agarrándome de la mano me sacó de ahí.
No podía pasar por alto el calor que transmitan sus manos, estaban bastante calientes, más de lo normal.
''Gracias.'' Le regalé una sonrisa.
Nos introducimos en una pequeña casa escondida detrás de varios árboles, todavía agarrados de la mano. Era una pequeña casa rústica y a través de una de las ventanas se podía ver el fuego todavía encendido en la chimenea.
''¿Vives aquí?'' Agarré más fuerte su mano.
''Sí.'' Dijo sin mirarme. ''Por cierto, si no me sueltas no podré sacara las llaves para abrir la puerta.'' Solté su mano rápidamente y con las mejillas ardiendo, pensé que no se había dado cuenta.
Me introduje en la casa seguida por detrás de él, se podía respirar un amiente acogedor y tranquilo, todo lo contrario a mi casa. Me alegraba saber por un momento que me encontraba a salvo de todo aquello que me pudiera hacer daño.
''Te puedes sentar, no tengas miedo, no vas a romper el sillón, tienes el trasero muy pequeño.'' Lo miré perpleja. ''No me mires de esa forma, los hombres somos así.'' Sonrió orgulloso.
''No quiero sentarme, quiero dormir.'' Dije bostezando.
''Sígueme.'' Me hizo un gesto con los dedos para seguirle y subí las escaleras tras él.
Caminamos atravesando varias habitaciones de la pequeña casa hasta parar frente a una puerta de madera. Introdujo la llave en la puerta y me adentré en la cómoda habitación que se presentaba frente a mis ojos. Constaba de una cama matrimonial situada en mitad de la habitación, con su enorme armario frente a ella y todo en su lugar, parecía que jamás hubiera estado nadie antes aquí.
''¿Algo más?'' Preguntó caminando hacia la puerta.
''¿Tienes algo para prestarme para dormir?'' Pregunté tímida.
''Toma.'' Se sacó la camiseta que llevaba puesta mostrando su perfecto y tonificado torso y me la entregó.
''Gra...gracias.'' Agradecí atragantándome con mis palabras.
''¿Pasa algo?'' Se mordió el labio.
''No, nada.'' Respondí cabizbaja.
''¿Segura?'' Empezó a acercarse a mí, hasta que mi cuerpo chocó contra la pared y me quedé acorralada.
=================
Capítulo 27.
"Mírame." Dijo cerca de mi cara, yo simplemente seguí con la cabeza agachada, tener a semejante hombre sin camiseta y de esa forma frente a mí me intimidaba.
"Necesito cambiarme." Susurré.
"Yo necesito que me mires y sin embargo no lo haces."
"Por favor Zac, déjame ir..." Dije en un tono bastante de suplica.
"Que bonito suena mi nombre dicho por ti." Eché un vistazo hacia arriba y vi como me miraba coqueto.
Me quedé mirándolo embobada durante varios segundos, era tan jodidamente perfecto en todos los sentidos, no lograba encontrarle imperfección alguna.
"¿Te gusta lo que ves?" Rápidamente aparté mi vista completamente ruborizada. "Te ves muy bonita cuando te sonrojas." Acaricia suavemente mi mejilla con sus nudillos.
Poco a poco se fue acercando más a mí, hasta que ambos quedamos a tan solo milímetros de distancia. Nuestras respiraciones chocaban entre ellas. Mi pecho subía y bajaba, estaba bastante nerviosa, tenía algo de miedo por lo que fuera a suceder, aunque ya me hacía una idea.
Vi como su mano bajaba y se colocaba bajo mi barbilla para subirla y hacer que le mirara. Al encontrarme con su mirada mi cuerpo se congeló por completo, sus ojos ardían al rojo vivo, jamás había visto algo parecido, era como si el mismísimo fuego se estuviera encendiendo dentro de él.
Aparté mi vista y me fije en sus rosados y gruesos labios, permanecían juntos formando una fina línea, poco después, su lengua se abrió paso entre ellos para lamer el labio inferior y luego morderlo
con los dientes. Sin duda éste chico sabía como provocar en ti miles de sensaciones con tan solo mirarlo.
Observaba cada acción suya detenidamente, estaba totalmente fascinada por aquello que veía frente a mis ojos, todo un dios griego. De pronto mi cuerpo comenzó a sudar, estaba empezando a hacer bastante calor, pero parecía que era la única que lo percibía, él seguía igual.
Llegó un momento en el que inclinó su cabeza hacia un lado y acercó su cara rápidamente a la mía, y, como aquella noche en mi casa, pegó sus labios a los míos. Nuestros labios encajaban perfectamente y ambos se movían al compás, sabían tan bien, él sabía bien.
Tiré al suelo la camiseta que me había prestado para dejar mis manos libres y poder rodear con ellas su cuello. Pegándolo más a mí, sentí como él agarraba mi trasero con firmeza y me pegaba más a él también.
Poco después sentí mis pies libres, me había cogido y se dirigía a la cama todavía con sus labios pegados a los míos. Colocándome despacio en el suave colchón, se subió encima de mí poniendo cada mano a un lado de mi cabeza para evitar aplastarme.
Intentó deshacerse de lo que llevaba puesto con rapidez, pero le resultó algo complicado, así que arrancó la fina prenda de vestir de mi cuerpo dejándome solo en ropa interior y luego se dispuso a devorarme el cuello a besos.
Lamía y mordía mi delicada piel del cuello con fuerza, yo sólo intentaba contener la respiración como fuera posible, apenas recibía oxígeno, no sé si se debía al fuerte calor que hacía o a lo
excitados que ambos estábamos.
Entonces mordió mi cuello de tal manera que no pude evitar solar un gemido, a lo que él río haciendo resonar por toda la habitación su ronca risa, cosa que era melodía para mis odios.
Apartándose de mi cuello se alejó un poco de mí para tener más facilidad al quitarse sus pantalones. Al recobrar mi conciencia y darme cuenta de lo que estaba haciendo retrocedí asustada hacia atrás.
"No tengas miedo." Me miró con los ojos ardiendo de pasión. Colocó sus manos en mis tobillos y tiró de mí hasta tenerme cerca como antes.
Fue depositando delicados besos desde mis piernas hasta llegar a mi ombligo en el que se detuvo colocando su cara justo en frente de mi ropa interior y soplar encima de esta haciendo que se me erizara la piel por completo. "Me gusta que seas tan inocente." Susurró con la vista todavía en mi ropa interior.
"Zac, por favor..."
"Díme mi reina." Me sonrió pícaro.
" No quiero hacer esto." Aparté mi vista de él.
" ¿En serio? No he notado en ningún momento que te hayas opuesto a ello." Nos quedamos mirándonos fijamente durante unos cortos segundo. Se levantó de su lugar y volvió a colocarse encima mío, ahora echando todo su peso encima de mí.
El calor en la habitación era cada vez más insoportable y apenas podía aguantar más. Su cuerpo sudoroso ardía de calor con bastante intensidad y poco a poco me iba ahogando cada vez más.
Él seguía con sus labios pegados a mi cuello y yo sólo buscaba por encima de él un poco de oxígeno para mis pulmones, pero entonces el calor se encendió más y su temperatura corporal hizo lo mismo.
"Pa...para, no puedo más." Dije como pude. Ignoró mis palabras y siguió con lo que hacía. Llegó un punto en el que él bajo su mano y me agarró con fuerza de la cintura, mi piel ante su repentino acto empezó a picarme y a arder de manera descontrola. Mi cuerpo intento zafarse de su agarre, pero no lo conseguí. Las lágrimas se iban acumulando poco a poco en mis ojos, me estaba haciendo daño, mucho daño, y cuando llegué a mi límite, pegué un fuerte grito liberando todo aquel dolor que había acumulado.
Al oírme gritar se apartó de mí rápidamente y me miró desde lo lejos con miedo, segundos después salió huyendo de la habitación.
Corrí a encerrarme en el pequeño baño de la habitación, apoyé mi espalda a la fría pared y respiré hondo. Me acerqué con cuidado al espejo y miré la zona que yacía afectada en mi cuerpo, era la misma que la de la otra vez, exactamente en el mismo lugar de la cintura, pero ahora tenía un aspecto mucho peor, escocía bastante y palpitaba de dolor.
Abrí el grifo y con las dos manos juntas agarré un poco de agua y la eché en la herida. Pegué un pequeño salto al sentir el agua fría chocar contra mi piel.
Me quedé sentada en el suelo del baño durante unos cuantos minutos, pero el repentino ruido de una puerta cerrarse me hizo levantarme. Antes de salir de la habitación agarré algo que ponerme y me después a bajar escaleras abajo.
Al llegar abajo me encontré con el salón totalmente destrozado. Me quedé observando todo aquello asustada hasta que el ruido de un coche arrancando me sacó de mis pensamientos. Rápidamente abrí la puerta y pude ver como Zac acababa de poner en marcha el coche.
"¡Zac espera!" Gritaba mientras lo seguía por atrás descalza. No me importaba lo que había pasado allí arriba, lo único que tenía claro era que quería que siguiera a mi lado y ahora que había vuelto no lo iba a dejar ir.
Siento si es corto el capítulo, pero al final no me han podido arreglar el ordenador y para no decepcionaros haré lo posible para subir desde el teléfono.
=================
Capítulo 28.
Me quedé parada en la acera de la casa viendo cómo el coche de Zac retrocedía. Todavía seguía con lágrimas en loa ojos, pero esta vez no sé si eran por la herida que se encontraba en mi cintura o por el echo de perderle a él.
*¿Perderle? Pero si nunca ha sido nada tuyo.* Rebotaron en mi cabeza esas palabras, pero mi mente tenía razón, nunca había sido nada mío, pero no me importaba, se había formado algo en mí que al principio no estaba, sentía deseo de estar con él y de ningún modo dejarlo ir. Cuando estaba a su lado era como si viera el mundo de otro color, como si todo lo demás no importara, era él y sólo él. Esa sensación al tenerlo cerca que provoca que mi corazón vaya a mil por segundo y que esté a punto de salirse de mi pecho, al sentir cosquillas en el estómago, todas esas cosas y más sólo sucedían cuando estaba cerca suyo.
Agité mi cabeza de un lado a otro y me enfoqué otra vez en él que permanecía sentado dentro del coche. Caminé con cuidado de no pisar nada ya que iba descalza y me acerqué al coche.
Estaba con su mirada fija al frente, sabía de sobras que yo me encontraba fuera esperándolo y muerta de frío, pero no sé inmutó en ningún momento.
"Zac." Pronuncié su nombre, me miró de reojo pero me ignoró. Seguí esperando durante unos cuantos segundos más a que saliera de ahí o que al menos me dijera algo, pero no lo hizo, así que cansada de esperar, me di la vuelta y caminé hacia la casa otra vez.
"¡Te hago daño!" Me di la vuelta al escuchar su voz y el ruido de la puerta del coche cerrándose. Se encontraba apoyado en
el coche, con las manos en la cabeza y ésta agachada.
"No lo haces." Dije caminando hacia él.
"Sí lo hago, y por más que lo intente, no lo puedo controlar." Levantó su cabeza para mirarme.
" Yo te ayudaré." Solté convencida.
" No puedes, nadie puede, además, mira lo que te he hecho, soy un monstruo." Despegó su espalda del coche y se encaminó hacia la casa sin mirarme.
"¡Pero yo amo a ese monstruo!" Grité cansada, pero espera, ¿de verdad había dicho eso? ¿cómo? No, no podía ser, o quizás sí. Debía dejar que mi corazón hablara por mí, no mi mente, pero en esta ocasión las dos estaban de acuerdo en eso, me estaba enamorando de Zac y no me había dado cuenta.
"Quiero que te alejes de mí." Susurró dándome la espalda.
"¿Y qué si no puedo?" Caminé hasta él y lo agarré de la mano dándole la vuelta.
"Lo harás cuando de verdad descubras el monstruo que soy."
"No me importa, me da igual quién eres o quién dejas de ser, lo único que quiero es que no te vayas, te necesito." Hablé en voz baja en su pecho.
"No sabes lo que dices, en verdad, no sabes nada." Se apartó bruscamente de mí.
"Sólo te he pedido seguir a tu lado, ¿tan difícil es?"
"Y yo sólo te pido que comprendas que puedo llegar a hacerte mucho daño." Apartó su vista evitando mirarme.
"No me importa el daño que puedas hacerme, mientras que siga contigo nada me importa." Lo abracé.
"Aya por favor, no hagas esto más difícil de lo que es." Acarició mi cabello.
"Sólo díme que no te importo y me iré." Miré fijamente sus preciosos ojos color azul verdoso que ahora brillaban
de tal manera gracias a la luz de la luna.
"No puedo, si lo hiciera me estaría engañando a mí mismo." Agarró mi cara y me dio un dulce beso. "Me importas muchísimo más de lo que puedas llegar a imaginar." Aquellas palabras provocaron que el corazón se me encogiera por completo y que pequeñas lágrimas brotaran de mis ojos.
....
"Siento lo de tu herida." Dijo sentándose a mi lado en el sofá.
"No importa."
"Si que importa y haré lo posible para recompensarte." Me entregó una taza de café caliente.
"Lo único que te pido ahora es que me abraces." Susurré acomodándome en su pecho y tapándome con la manta que me había traído.
"¿De verdad me amas?" Preguntó rompiendo el silencio.
"Provocas algo dentro de mí que jamás había sentido, supongo que es el principio de algún tipo de sentimiento o algo así." Respondí mirando al fuego que se encendía cada vez más en la chimenea.
"No lo entiendo." Le eché un vistazo y pude ver como torcía la boca.
" Ni yi tampoco." Dije riendo a lo que él río también. "¿Y tú?"
"Jamás lo sabrás." Dio un corto beso en mi frente y me tumbó en el sofá acostándome a su lado.
"Eso es injusto, yo te he respondido." Puse cara de cachorrito.
" Nadie te ha dicho que lo hicieras, además quería estar segura de tu respuesta para no equivocarme en la mía." Me apretó más a su cuerpo transmitiéndome calor acogedor. "Por cierto, no sigas poniendo más cara de cachorrito."
"¿Por qué?" Volví a ponerla.
"Porque me dan ganas de comerte a besos de lo adorable
que se te ve." El calor de mis mejillas rápidamente subió de temperatura y escondí mi cara evitando que me viera.
"Buenas noches." Susurré en su pecho.
"Lo son si estoy contigo." Sonreí como una tonta por sus dulces palabras.
....
"¿Dónde vamos?" Pregunté nerviosa. Zac me había dicho que tenía una sorpresa para mí esta mañana pero que sólo me la enseñaría si permanecía con lo ojos cerrados, pero ya me estaba poniendo bastante nerviosa.
"Me has preguntado eso unas cinco veces y mi respuesta va a seguir siendo la misma, no te lo voy a decir." Respondió.
"Pero es que no me gustan las sorpresas." Dije haciendo un puchero.
"Pues te aguntas." Besó mi cuello.
Caminamos varios minutos más hasta que destapó mis ojos y pude observar frente a mí un enorme y precioso lago con agua cristalina, pero mis ojos no se quedaron clavados en aquella maravilla, sino en la casita del árbol que se encontraba allí. Me quedé completamente helada, era exactamente igual que la casa del árbol a la que íbamos de pequeños Colton y yo, pero situada en un lugar diferente.
"¿Pasa algo?" Me rodeó por detrás con sus brazos.
" No, es sólo que esa casa me recuerda mucho a una a la que iba con mi mejor amigo de pequeños." Sentí como de repente su cuerpo se puso tenso y rápidamente se apartó de mí lo más disimulado posible. Dándome la vuelta, me encontré con su rostro totalmente pálido y con su vista fija en la casa.
"Zac, ¿te encuentras bien?"
Acaricie su pálido rostro con la palma de mi mano.
"Sí, no te preocupes." Agitó su cabeza de un lado a otro y me sonrió.
"¿Estás seguro?"
"Sí, vamos anda." Agarró mi mano y me llevó hasta la casita. Subió él primero las escaleras y lo seguí con cuidado de no caerme. Cuando llegamos la que se tornó pálida fui yo, era exactamente la misma casa, con sus rasguños y nuestros nombres escritos en la pared, pero, ¿cómo había llegado hasta aquí?
"Cierra los ojos." Dijo sacándome de mis pensamientos.
"¿Qué?" Lo miré con el ceño fruncido.
"Ven a mi lado y cierra los ojos." Me senté a su lado e hice lo que me pidió. Cerré los ojos y justo en el momento en el que lo hice él me beso, pero por alguna extraña razón me aparté de él y observé todo detenidamente. Aquel beso, la forma en la que nos habíamos colocado, era la misma cuando me di mi primer beso con Colton.
Dirigí mi mirada hacia él y no me lo encontré, había bajado al lago. Miré por la pequeña ventana de la casa y pude ver cómo se desnudaba para meterse en el agua, era tan perfecto.
Bajé de la casa yo también, caminé hasta el borde del lago y me senté en una piedra que había. Me quedé embobada observando cómo movía sus fuertes brazos al nadar.
"¿Viene?" Me salpicó la cara con agua.
"¿Yo?"
"¿Hay alguien más?" Alzó una ceja divertido.
Caminé hasta donde se encontraba él e introduje mi pie en agua pero rápidamente
lo aparté, estaba demasiado fría.
"¿Piensas bañarte con la ropa puesta?" Volvió a tirarme agua.
"¿Me la tengo que quitar?" Pregunté tímida.
"Si quieres te ayudo." Se mordió el labio.
"Date la vuelta." Dije con las mejillas con un tomate.
"No es justo." Hizo un mohín con los labios y se dio la vuelta.
Me deshice de la camisa de Zac que llevaba puesta y luego de unos pantalones de deporte cortos que me había prestado.
Una fría brisa de viento erizó mi piel desnuda por completo. Me acerqué al agua sólo con mi ropa interior e introduje mis dos pies a la vez.
"¡Está muy fría!" Grité al sumergir mi cuerpo entero.
" Yo te puedo hacer entrar en calor." Dijo acercándose a mí.
" Eres imbécil." Le eché agua encima.
"¿Ya me insultas? Pues me enfado." Se giró dándome la espalda como un niño pequeño.
"¿En serio?" Salté encima de él haciéndole caer y luego me alejé.
Me quedé flotando en el agua durante varios segundos y él no aparecía, pensaba que me estaba jugando alguna broma, pero nada. Esperé unos cuantos minutos más y él seguía sin aparecer, ahora sí que estaba preocupada de verdad.
"¡Zac!" Gritaba una y otra vez desesperada al ver que el tiempo pasaba y seguía sin haber rastro de él.
Agotada de forzar tanto la voz al gritar, me rendí y nadé de vuelta a la orilla, pero justo cuando estaba a punto de llegar, algo me agarró de la pierna y me tiró hacia atrás.
Me puse a chillar del miedo porque cada vez aquella cosa me introducía más en el agua y yo no sabía nadar muy bien. Comencé a agitar las manos con prisa ya que no podía aguantar más debajo del agua, me estaba ahogando, entonces sentí cómo el oxígeno se introducía nuevamente en mis pulmones, había subido a la parte de arriba, bueno, más bien me había subido el idiota que ahora se encontraba frente a mí.
" Te odio." Le golpeé.
"No lo haces." Me miró travieso.
"Me has asustado."
"Lo siento." Sonrió feliz y le envié una mirada asesina.
....
"¿Todavía sigues enfadada?" Preguntó con tono triste.
"Un poco." Respondí acomodándome en su pecho. Nos encontrábamos los dos todavía en aquel lugar, ya era de noche y Zac había encendido una hoguera para estar algo más calentitos.
No sabía si íbamos a pasar la noche allí o no, pero no me daba miedo mientras estuviera con él.
"¿Quieres comer algo?" Besó mi frente.
"¿Has traído comida?" Subí la cabeza para mirarle.
"Sí, está en el coche, ahora la traigo." Asentí, se levantó del suelo y me colocó en él con cuidado.
Me quedé observando el fuego detenidamente, ¿tanto daño hace el fuego? ¿tanto daño haces Zac?
"Ya estoy." Oí sus pasos por detrás.
" Tengo frío." Dije temblando.
" Tengo una manta en la casita del árbol, ahora te la bajo." Colocó las bolsas que contenían comida a mi lado y se encamino hacia la casa, pero justo cuando llegó, ésta ardió en llamas rápidamente.
"¡¿Qué demonios?!" Me miró asustado.
"¡Zac!" Corrí hacia él, ambos estábamos con la misma expresión en el rostro, ninguno sabía que había pasado. "¿Qué ha pasado?" Pregunté asustada, entonces percibí al igual que Zac unos pasos detrás nuestro y nos dimos la vuelta.
" ¿Me echabas de menos, hermanito?" Mi cuerpo se congeló por completo, tenía el corazón a punto de salirse de mi pecho.
=================
Capítulo 29.
"Da...Dan." Tartamudeé nerviosa. Seguía escondida detrás de Zac y mirando aquello perpleja. Pensaba que jamás iba a volver a ver su asquerosa cara.
"¿Te sorprende verme?" Llevó su vista ahora hacia mí y topé con el profundo azul de sus ojos.
"¿Qué haces aquí?" Habló furioso Zac.
"Vengo a ver a mi hermanito." Dijo con una sonrisa.
"¿No te podrías haber ido a la mierda? Hubiera sido mucho mejor." Sentí como la temperatura corporal de Zac empezaba a subir.
"Te noto nervioso, ¿es que tienes miedo?" Se acercó a nosotros con paso lento.
"¿Miedo? ¿De qué? ¿De una basura como tú?" Escupió Zac.
"Bueno, ¿entonced no te importará que le cuente la verdad, no?" Me volvió a mirar.
"Cierra tu jodida boca Dan o soy capaz de matarte." Me aparté de Zac al ver como la ira que desprendía su cuerpo era bastante fuerte.
"¿Matarme? ¿Como hiciste con..." Antes de que pudiera terminar la frase, el puño de Zac voló hacia su cara haciéndole caer en el suelo.
"Eres un desgraciado." Zac lo volvió a agarrar de la camisa.
"¡Zac para por favor!" Corrí hacia él y lo agarré por detrás.
"Aya, mantente alejada." Dijo Zac sin mirarme.
"No hasta que no le dejes ir." Dije.
"¿Quieres que te cuente quién es de verdad Aya?" Habló Dan como pudo. " ¿O prefieres hacerlo tú..." El puño de Zac volvió a golpear la cara de Dan que yacía en el suelo cubriéndose como podía.
Gritaba de forma desesperada para que Zac parara, pero no había forma de traerlo de vuelta, estaba tan concentrado golpeando a Dan que ignoraba cada grito mío de suplica que sonaba cada vez más fuerte, pero entonces se oyó la sirena de un coche policía y abrí mis ojos alarmada.
Había cuatro coches patrulla a lo lejos viniendo hacia nosotros. Corrí de nuevo hasta Zac y lo estiré de la camiseta hasta tal punto que se la arranqué del cuerpo. Al por fin darse cuenta éste de la que se avecinaba, soltó al ensangrentado Dan y agarró mi mano introduciéndose en el bosque que rodeaba al lago.
Ambos nos introducimos en el bosque y observamos desde detrás de un árbol todo lo que ocurría donde se encontraba Dan. Varios policías se encontraban rodeando a Dan que seguía tirado en el suelo, los demás se pusieron a rastrear la zona.
Me di la vuelta y pegué mi espalda al árbol quedando frente a Zac. Mi pecho subía y bajaba ante el miedo que tenía. Todavía no podía entender cómo Dan y Zac eran hermanos, no me hacía la idea, era incapaz de asimilarlo, necesitaba respuestas urgentemente.
"¿Dan es tu hermano de verdad?" Pregunté cabizbaja.
"Sólo de padre, no tenemos la misma madre." Respondió serio.
"¿Y por qué quiere acabar contigo?"
"Haces demasiadas preguntas Aya, vámonos de aquí." Agarró mi mano y echamos a correr en busca de una salida que nos llevara hasta el coche sin ser vistos por los policías.
Esperamos durante varios minutos hasta que los policías se largaron de allí con Dan. Salimos de detrás de los arbustos en los que nos encontrábamos escondidos y caminamos hacia el coche. Nos introducimos en el coche y salimos de aquel lugar a toda prisa.
Estaba muy impaciente, tenía muchas preguntas igual que todas las otras veces, pero la diferencia era que lo tenía cerca para poder obtener respuestas, si es que me las daba. Aparté los mechones de pelo que caían por mi cara y lo miré fijamente, estaba agarrando el volante con fuerza y con la vista fija en la carretera. Podía notar como su cuerpo se tensaba y como la ira cada vez más corría por sus venas. Agité mi cabeza con desden y la apoyé en el cristal, para luego intentar coger algo de sueño, me encontraba bastante cansada, habían sido días muy duros y todo había sucedido tan así de golpe que no podía más, cada vez me sentía más débil, como si algo estuviera acabando conmigo poco a poco y no sabía lo que era. Mientras mi cabeza seguía bombeando a causa del dolor que yacía en ella, cerré los ojos con la esperanza de que mañana sería otro día y que quizás todo lo ocurrido fuera un sueño.
....
"Está bien,¿y ella? ¿cómo se encuentra?" Escuché la voz de Zac hablando con alguien a lo lejos.
Abrí los ojos y miré a mi alrededor, me encontraba tirada en la cama y con un edredón encima. Recorrí la habitación con los ojos en su busca y vi su sombra moverse fuera del cuarto. Miré hacia la venta y me di cuenta de que todavía era de noche, al oír su voz más cerca me
metí en la cama y me hice la dormida para poder seguir escuchando aquella conversación.
"¿Qué dices? ¿Cómo saben que fui yo quién incendió el centro psiquiátrico? No lo entiendo, en todo caso normal que me estén buscando, pero dudo que me encuentren." Lo observé disimuladamente mientras caminaba hacia el armario y se desprendía de su ropa. " Sí, la iré a ver cuando pueda, díle que la quiero mucho." Con eso colgó el teléfono y lo tiró encima del escritorio.
¿Con quién estaba hablando? ¿Le estaban buscando? Eso quiere decir que si lo encuentran, todo esto acabará, pero había algo que llamó mucho más mi atención. ¿Había dicho que la iría a ver y que la quería mucho? Vamos Aya, deja de crearte paranoias en la cabeza, de seguro que era su madre, pero no sabía nada de él, así que cualquier información iba a ser valiosa para descubrir quién era él de verdad.
***
Había pasado una semana desde aquella noche, no volví a comentar palabra sobre lo ocurrido, quería que pasaran unos días hasta que todo se tranquilizara y eso fue lo que pasó durante esta última semana. Gracias a la tranquilidad que había pude olvidarme por un momento de todo y pasar algo de tiempo con él intentando encontrar alguna forma de sonsacarle todo.
Eran las diez de la mañana y me había despertado mucho antes para limpiar la casa ya que él había salido a no sé donde. Estaba completamente sola en esa casa y por alguna razón tenía miedo, no de la casa sino porque tenía el presentimiento de que iba a pasar algo malo.
Terminando de limpiar subí a la habitación y aproveché que no estaba él en casa para rebuscar en los cajones en busca de algún tipo de información acerca de él. Me dirigí al armario y rebusqué entre su ropa pero no logré encontrar nada que estuviera escondida. Me arrodillé a la altura de los pequeños cajones que tenía el armario y miré uno a uno en ellos, pero estaban vacíos, entonces me di cuenta de que debajo de la cama había una especie de caja de madera de tamaño mediando. Corrí rápidamente hacia la cama y saqué la caja de debajo de ella. La abrí con cuidado y me encontré con varios papeles la mitad totalmente quemados y hechos ceniza, pero había algo en el fondo que todavía seguía intacto, introduje mi mano entre todo aquel montón de papeles y saqué del fondo un marco de fotos que estaba bocabajo. Me levanté del suelo y me puse a limpiar por detrás el marco, entonces le di la vuelta.
" ¿Qué haces?" Del susto se me cayó el marco al suelo y se rompió en pedazos, subí mi cabeza y me encontré con un Zac mirándome con enfado.
=================
Capítulo 30.
"Yo...lo siento." Respondí nerviosa y agachándome al suelo para recoger los trozos de cristal del marco.
"No toques nada, sólo vete." Soltó frío.
" Pero..."
" Te he dicho que te vayas." Dijo más duro sin mirarme y sin decir ni una sola palabra más, salí de la habitación.
No lo entendía, sabía que había hecho mal en tocar cosas que no debía, pero si las respuestas no me las daba él, de alguna forma las tenía que conseguir. Este chico era todo un jodido misterio, pero lo que de verdad me preocupaba ahora era qué iba a pasar conmigo, estaba en la casa de un extraño del cual me había enamorado, pero igual era un extraño y además según la gente, peligroso.
Caminé hacia la puerta principal y salí por ella. Empecé a caminar por la vacía carretera sin rumbo alguno, no sabía qué era exactamente lo que hacía, me dejaba llevar únicamente por mi cabeza, que lo único que me decía era que me fuera de allí y así lo estaba hacía.
Mientras más lejos caminaba, más borrosa se me hacía la casa de Zac, sentía que una parte de mí se desprendía de mi lado, pero aunque me doliera lo tenía que dejar ir, no sabía a lo que me estaba enfrentando y lo mejor era irme hasta saber toda la verdad y decidir entonces si volver con él o simplemente olvidarlo todo.
Me abracé a mi cuerpo al sentir la fría brisa del viento recorrer por mi espalda, tenía mucho frío y miedo a la vez, la enorme carretera estaba completamente vacía, los enormes árboles a cada lado
de ésta eran interminables, cada vez eran más y más hasta introducirte en un ambiente completamente terrorífico.
Me detuve por un instante y miré hacia atrás, era todo carretera y más carretera, no sabía cuánto había andando, pero lejos si que estaba. De repente escuché un ruido proveniente de los árboles que había detrás de mí y del miedo eché rápidamente a correr.
Corría de tal manera que no me había dado cuenta de que aquello que estuviera dentro de aquel bosque hacía lo mismo que yo, podía oír sus pasos chocar contra las hojas secas del suelo y como cada vez se iban haciendo más rápidos, tan rápidos eran sus pasos que podía sentirlo a mi lado.
Entonces algo tiró de mí hasta introducirme completamente en el bosque, y justo cuando estaba a punto de pegar un grito, una mano tapó mi boca. Me di la vuelta y me encontré con aquellos ojos de fuego ardiendo ahora como nunca.
"Estás loc..." Me volvió a tapar la boca sin dejarme terminar la frase. Agarró mi cara y la giró en dirección a la carretera, de un momento a otro empezaron a pasar coches patrulla a toda prisa, cada vez y más ruidosos, esto me recordaba al tráfico de New York.
"Me están buscando."Susurró en mi oído.
"¿Por qué?" Pregunté como pude todavía con su mano encima de mi boca.
"Por el incendio centro psiquiátrico..." Respondió en un tono de voz bajo.
"¿Por qué lo hiciste?" Lo miré fijamente.
" Para salvarte a ti y..."
"¿Y qué?" Frunci el ceño, tanto misterio me mataba.
"Ese no es el problemas ahora, ¿por qué te has ido de
casa?" Me miró enfadado.
"Porque me dijiste que me fuera."
"Te dije que te fueras de la habitación tonta, pero has hecho bien en irte."
"¿A si?" Arqueé una ceja.
"Sí, así me a dado tiempo para escaparme más rápido evitando que nos encontraran."
"¿Sabían dónde estábamos?" Sujetó mi mano fuerte y se dispuso a caminar introduciéndose más dentro en el bosque.
"Ellos no, pero Dan sí." Respondió.
"¿Algún día me contarás el por qué te odia tanto Dan o algo sobre ti?"
"Soy un monstruo, eso ya es suficiente información, pero una cosa te digo." Se detuvo un momento. "Tú sabes más de lo que puedes llegar a imaginar, sólo te hace falta pensar, pero como eres algo tonta no lo harás."
"No soy tonta y no sé nada, si me pongo a pensar más de lo que hago ya, me estallará la cabeza." Me quejé.
"Haremos una cosa."
"¿El que?"
"Primero tenemos que llegar a algún lugar seguro, aunque creo que nos costará." Miró a su alrededor.
"¿Y qué hacemos?"
"Tú sólo trata de no separarte de mi lado."
....
Pasamos varias horas caminando por aquel enorme bosque en busca de algún lugar seguro, bueno él era el que buscaba, yo tenía la cabeza en otro lado.
*Sólo tengo que pensar." Aquello se repetía en mi cabeza una y otra vez, ni era capaz de pensar, no porque no pudiera sino porque tenía tantas cosas en mente que ponerme a pensar en otra cosa me iba a desbordar por completo.
"Espera." Me detuve.
"¿Ya lo sabes?" Preguntó algo nervioso.
"¿Qué?" Lo miré extraña. "Tienes un bicho en la espalda" Dije con asco.
"¿En serio?"
Asentí. "Yo pensaba que me ibas a decir otra cosa." Solté una pequen risita.
"Por cierto, ¿qué debería saber?" Agarré su mano con fuerza.
"Piensa, algo tiene que haber en esa cabecita, yo no puedo leer la mente." Subió los hombros con despreocupación.
"Ay, me pones nerviosa." Bufé molesta y soltándome.
"Sé que te pongo, pero no nerviosa." Susurró sensualmente con su ronca voz en mi oído y agarrándome por detrás.
"Zac, no empieces." Me moví algo incómoda.
"¿Por qué?" Hizo un puchero.
"No es el momento y lo sabes."
"Tienes razón, pero no te vas a librar fácilmente." Mordió mi cuello y pegué un pequeño y ahogado grito. "Así me gusta, que grites."
"Imbécil." Lo golpeé y me aleje de él.
"Hey espera, ¿no me irás a dejar aquí solo verdad? Me pueden comer los lobos y te quedarás sin Zac, sin mis besos, mis caricias..." Dijo en tono infantil.
"No sigas por favor."
"Cuando eras pequeña solías ser más simpática, la pubertad te ha afectado." Dijo caminando hacia mí.
"¿Cuando era pequeña?" Lo miré sin entender nada.
"Emm...sí, todos solemos ser más simpáticos de peques digo yo, por eso lo he dicho." Habló bastante nervioso.
"Me estás empezando a dar miedo."
"Pues todavía no me has visto en la cama, soy un bestia." Su ronca voz me erizó la piel por completo.
"¿Por qué no nos centramos en buscar un lugar donde estar a salvo por favor?" Hablé ignorando lo último que había dicho.
"Para estar a salvo y para cualquier otra cosa." Me guiñó un ojo.
"¡Zac!" Grité.
" Vale, vale, ya paro, pero
te arrepentirás pronto, nadie se resiste a este bombón." Me di la vuelta y lo fulminé con la mirada.
....
"Estoy cansada, llevamos andando mucho tiempo y nada." Caí de rodillas en el suelo lleno de hojas de árboles.
"Sólo un poco más Aya, ya llegamos." Se agachó a mi lado.
"¿Llegar a dónde?"
" No lo sé, pero mira, se puede oír desde aquí el ruido de la carretera, a algún lugar tenemos que haber llegado sí o sí."
"¿Lo dices de verdad o sólo para convencerme y para que siga andando?" Apoyé mi cabeza en su hombro.
"No vas a ir andando, te llevaré yo, así que levanta tu trasero del suelo y súbete a mi espalda." Me levanté del suelo con cuidado e hice lo que me había dicho.
Una vez subida en su espalda me agarró fuerte y se dispuso a caminar en dirección a la supuesta carretera que había más adelante. Apoyé mi cabeza en su espalda y cerré los ojos para poder conciliar el sueño, pero no lo lograba, había mucho ruido y no sabía de qué era exactamente.
"Aya." Levanté mi cabeza. "Pónte a juguetear conmigo."
"¿Qué?"
"Hay policías al otro lado de la carretera, intenta hacer cualquier cosa para que no me reconozcan." Asentí y me bajé de su espalda. Me puse a darle besos a lo tonto y a agarrarle de la cara para que no lo vieran, hasta que pasamos desapercibidos de la carretera y lo solté.
" Me debes una." Dije.
"Lo sé, luego por la noche, no te preocupes." Me sonrió pícaramente.
"¿Sabes? Voy a pasar de ti, a ver si se te pasa ya la tontería." Me di la vuelta y comencé
a caminar hacia el pequeño pueblo que se asomaba frente a nosotros.
"¿Dónde vas?" Preguntó caminando hasta mí.
"En busca de algún hostal donde pasar la noche, espero que al menos te hayas traído algo dinero."
"Por eso no te preocupes."
Nos introducimos en aquel pequeño pueblo con la vista de varias personas puestas en nosotros, pero las ignoramos y seguimos nuestro camino.
"¿Es aquí?" Preguntó deteniéndose.
" Supongo, no perdemos nada por entrar y preguntar." Respondí.
Entramos en aquella especie de casa rural y sí, era un hostal, hablamos con los dueños y nos asignaron una habitación matrimonial.
"Las señoritas primero." Abrió la puerta de la habitación y se echó a un lado para que pudiera pasar.
La habitación era bastante grande y bonita, con una enorme cama redonda en el centro yuna chimenea delante de ella. Las paredes teñidas de un color rosado y las ventanas decoradas con cortinas preciosas.
"Aya, ven un momento." Me llamó Zac que se encontraba parado frente al fuego mientras yo observaba la habitación.
"¿Qué pasa?"
"¿Me has hecho caso y te has puesto a pensar?" Me agarró por la cintura y me pegó a él.
" Soy incapaz de pensar, tengo la cabeza llena de cosas." Escondí mi cabeza en su pecho.
"Bueno, te ayudaré, ¿vale?" Le sonreí. "Díme qué es lo que ves cuando me miras."
"Fuego." Respondí.
"¿Y hay algo en tu vida que tenga que ver con ello?" Me miró fijamente a los ojos.
"Sí, pero es imposible que tenga que ver contigo."
" Sólo es imposible si tú crees que es imposible."
Siento si es algo corto, pero no tengo mucho tiempo para escribir.
Por cierto, seguidme en instagram @overflytheocean os seguiré de vuelta ♡
=================
Capítulo 31.
"Ven aquí." Dijo Zac que se encontraba tumbado en la cama. Caminé hacia el con paso lento y me senté en el borde de esta. "¿Estás cansada?" Se colocó detrás de mí y me abrazo.
"Un poco, pero no te preocupes." Forcé una pequeña sonrisa.
"Yo conozco una buena forma de quitarte ese cansancio." Susurró con los labios pegados a mi cuello.
Empezó a recorrer la curva de mi cuello dejando besos en él, cosa que me puso la piel de gallina y a la vez me excitó. Me dio la vuelta y me puso a horcajadas encima de él, para luego devorar mis labios como si no hubiera mañana, yo simplemente me dejé llevar, apenas era consciente de lo que estaba ocurriendo, estaba demasiado cansada.
Sus labios viajaron otra vez a mi cuello el cual fue mordido y provocó que soltara un pequeño gemido, a lo que él respondió con una ronca risa. Sus manos que minutos atrás sujetaban mis muslos ahora se encontraban acariciándome por debajo de la camiseta que segundos después me quitó sin mi consentimiento. Dándome la vuelta, me tumbó con cuidado en la cama y se apartó un momento para quitarse su camiseta dejando al descubierto su perfecto y definido torso, después de ello volvió a mí y comenzó a dejar besos húmedos desde mi cuello hasta mi vientre y viceversa.
En ese momento mi cuerpo estaba lleno de sensaciones y emociones que jamás había experimentado, algunas tan fuertes que me volvían loca. Cada caricia suya y cada delicado beso me hacían temblar por
completo.
Sus gruesas manos se colocaron ahora en el cierre de mis pantalones los cuales fueron arrancados con fuerza y luego hizo lo mismo con los suyos, quedando los dos sólo en ropa interior y con los cuerpos sudados y esto era sólo el principio.
Separó un poco mis piernas y se acomodó entre ellas, volvió a unir nuestros labios y le rodeé el cuello pagándolo más a mí para intensificar el beso, él aprovechó y bajó su mano hasta mi fina ropa interior y acarició mi parte íntima haciéndome gemir en el beso a lo que él sonrió satisfecho. Volvió a repetir la acción y esta vez arqueé la espalda lo que le facilitó quitarme el sujetador dejando a su vista mis pequeños pechos, levanté mi vista y vi como se mordía el labio inferior con fuerza. No dudo ni un segundo en pensárselo y fue directo a mis pechos, mientras lamía y chupaba uno, se dedicaba a masajear el otro, de mi boca sólo se emitían gemidos de placer cada vez más fuertes, estaba completamente inundada en aquello.
No me había dado cuenta de que la temperatura de la habitación ahora era mucho más mayor, pero no era por el fuego que emitía la chimenea, entonces caí en ello al darme cuenta de que no podía rozar a Zac porque estaba ardiendo por completo.
Me estaba asfixiando por la gran cantidad de calor que hacía en ese momento, pero era incapaz de hablar para detenerle, no me quedaban apenas fuerzas, en cambio él seguía con lo suyo, ahora su rostro se encontraba frente a mi ropa interior y delicadamente sopló una pequeña brisa frente a mi entrada cosa que me puso la piel de gallina y me hizo debilitarme más.
Colocó sus manos en el elástico
de la ropa interior y tiro de ella hacia abajo con cuidado, empezó a depositar pequeños besos en mi vientre para seguir el recorrido hasta mi entrada. Mi cuerpo cada vez estaba más caliente y llegó a tal punto que me quemaba. Al sentir sus labios contra mi feminidad no puedo evitar soltar un pequeño grito ahogado.
Sus labios se movían con fuerza ahí abajo, cada acción suya era perfecta, tan perfecta que quemaba. Todo lo que era mi parte íntima se encontraba palpitando, no había cosa que no hubiera hecho,mi clítoris había recibido el mayor placer del mundo, sin embargo no pude visualizar ninguna de sus acciones ya que mis ojos estaban fuertemente cerrados y mi labio inferior sujeto con fuerza entre mis dientes.
Hubo un momento en el que sentí una presión en mi entrada, algo que quemaba bastante pero que deseaba entrar, abrí mis ojos como platos al sentir cómo intentaba introducirse dentro de mí de cualquiera de las maneras. Levanté mi vista y lo primero con lo que me topé fueron los ojos de Zac ardiendo en llamas para luego aparecer frente a mí aquella sombra rodeada de fuego. Empecé a gritar y a chillar al sentir como aquello me empezaba a quemar cada vez más por dentro, gritaba a Zac que parara, pero no era capaz de actuar, tenía bastante miedo a aquella oscuridad que estaba frente a mí.
Las lágrimas caían por mis mejillas como una catarata, el dolor en mi cuerpo pero sobre todo en mi vagina era inmenso, sentía cómo el fuego me iba quemando poco a poco y por mucho que gritara aquello
no iba a parar, entonces empecé a sentir mi cuerpo cada vez más debilitado de lo normal y de un momento a otro mi vista se tronó completamente borrosa.
....
La fuerte luz que emitía el sol al colarse por la ventana chocaba con fuerza contra mis ojos entreabiertos. Me fui incorporando en la cama ya que mi cuerpo estaba completamente dolorido. Estaba bastante confusa ya que no recordaba nada de lo que sucedió anoche, me venía solamente la imagen de aquella sombra rodeada de fuego.
Miré a mi alrededor y entonces caí en la cuenta de que Zac no se encontraba allí, intenté levantarme de la cama pero mi dolorido cuerpo no me lo permitía, metí la mano debajo de la almohada en busca de mi teléfono pero no estaba.
"¡Zac!" Empecé a gritar asustada, estaba sola en aquel lugar desconocido y me sentía encerrada entre las cuatro paredes de la habitación.
Me asusté más al escuchar varios ruidos provenir del pequeño cuarto de baño la habitación, agarré con fuerza el edredón que cubría mi cuerpo desnudo y me tapé con él.
"Soy un monstruo." Susurró aquella ronca voz que me encantaba, destapé mi cabeza y pude observar a Zac en la puerta del baño cabizbajo, pero lo que más me llamó la atención fueron sus sangrientos nudillos, volví mi vista hacia él y lo miré alarmada, ¿qué es lo que había hecho?
"No lo eres, no te hagas más daño por favor." Susurré haciendo lo posible para levantarme y acercarme a él.
"Mírate, estás herida y todo es culpa mía." Fruncí el ceño sin entender nada,
entonces todo lo sucedido la noche anterior cruzó por mi mente, haciéndome recordar detalle por detalle.
"Zac." Hablé con nudo en la garganta, estaba ahora más asustada de lo normal, no por él, sino por quien realmente era, aquella sombra que era mi peor pesadilla, tenía que asimilar que lo que fuera que llevara dentro lo convertía en un monstruo, pero por alguna razón no quería dejar que eso me afectara, no quería estar lejos de él. "Te prometí que te iba a ayudar a controlarlo." Añadí después de una larga pausa.
"No puedes ayudarme, cada vez que vayas a intentarlo vas a resultar herida. Lo mejor es que esté lejos de ti." Se separó de la puerta del baño y caminó hacia la salida.
"Me harás más daño si te vas." Solté a punto de dejar caer las lágrimas de mis ojos. "Por favor, quédate." Sabía que hacía mal, me había hecho daño y no creo que vaya a ser la primera ni la última, pero no podía estar sin él, ahora no.
"Aya, ¿de verdad quieres seguir sufriendo?" Se acercó a la cama y se arrodilló ante mí.
"¿De verdad quieres dejarme?" Pregunté mirándolo fijamente a sus brillantes ojos color gris.
"No, pero tampoco puedo quedarme y seguir haciéndote daño." Acarició mi mejilla con sus nudillos a lo que rápidamente agarré su mano y planté un beso en la herida palpitante que había.
"No pierdes nada por intentarlo, pero si te vas....huir es de cobardes." Dije en voz baja cerca de sus labios.
"Pues prefiero ser un cobarde a hacerte daño." Juntó sus labios con los míos y me
dio un dulce beso.
....
Estaba anocheciéndo poco a poco, nos habíamos pasado el día encerrado en la habitación del hostal esperando a que me mejorara para salir a tomar un poco el aire.
"Hay un club por aquí cerca, ¿quieres que vayamos?" Preguntó mientras me arreglaba el pelo en el baño.
"Si está cerca sí, que no estoy como para andar mucho." Respondí asomándome por la puerta.
"Si no te encuentras del todo bien lo dejamos estar." Se levantó de la cama y caminó hacia mí rodeándome la cintura por detrás.
"Me vendrá bien tomar un poco de aire y despejarme."
"Pues entonces vámonos." Sujeto con fuerza mi mano y me sacó del baño. Cerró bien la puerta de la habitación y bajamos juntos para encontrarnos en la planta baja con los dueños del hostal a los que saludamos con educación.
Las calles de este misterioso pueblecito eran preciosas, estaba lleno de luces de todos colores por todas partes, apresar de ser de noche los niños correteaban y jugaban contentos por la calle.
Zac seguía agarrando con fuerza mi mano, ni que pensara escaparme.
"Es aquí." Paró frente a un local que se encontraba al final de la que debía ser la calle principa, pero que estaba alejado de todo.
Caminamos hasta la enorme puerta de entrada la cual estaba vigilada por un robusto y fuerte hombre que no quitaba su vista de mí, al percatarse Zac de esto me aferró más a él y ambos nos adentramos en aquel lugar repleto de gente bailando al ritmo de la música que retumbaba por todo el local.
Nos abrimos paso entre toda aquella multitud para poder llegar a un sitio más tranquilo, aunque dudo que eso sea posible.
"Vamos a la barra." Alzó la voz para que pudiera oírlo. Caminamos unos cuantos pasos más y llegamos a la barra en la que nos atendió un simpático chico rubio.
"¿Qué desean?" Preguntó amablemente mientras limpiaba algunas copas de cristal.
"Una cerveza por favor." Respondió Zac y luego llevó su vista en mi dirección esperando mi respuesta.
"Tomaré..." Me quedé callada unos segundos pensando en que debía pedir, ya que alcohol no bebía.
" ¡Todo el mundo abajo!" Se escuchó un fuerte estruendo proveniente de fuera, la gente empezó a gritar y a correr como locos, entonces pude divisar a varios hombres armados en la puerta principal.
=================
Capítulo 32.
Miré asustada a Zac y al percibir mi miedo me agarró de la cintura y me sacó de allí intentando abrirse paso entre toda aquella multitud que pegaban gritos y correteaban intentado escaparse.
Nosotros avanzamos en dirección contraria a la puerta principal del local donde se encontraban aquellos hombres armados. Tenía miedo de que hubieran venido a por nosotros, pero sobretodo a por Zac, no quiero ni pensar lo que le podrían llegar a hacer, pero ahora sólo quedaba esperar y que el tiempo lo dijera todo.
Nos adentramos por una puerta que había al final del local y al abrirla topamos con un enorme y oscuro pasillo con una tenue luz brillando al final de éste.
"Zac, tengo miedo." Susurré.
" Tranquila, vamos a esperar a que pase todo y saldremos si es que podemos." Me abrazó fuerte.
"¿Cómo que si podemos?" Pregunté con un hilo de voz.
"Si esos de ahí fuera han venido a por nosotros no se irán hasta encontrarnos, pero si han venido a por dinero o cualquier otra cosa, se irán. Sólo queda rezar por que sea lo último." Besó mi frente.
"Tengo mucho miedo."
"Yo tengo miedo a perderte, solamente eso pequeña."
Lo abracé mucho más fuerte y hundí mi cara en su pecho. Lo único que se oía eran nuestras agitadas respiraciones y el escándalo de fuera que por alguna extraña razón había disminuido. Levanté mi cabeza de su pecho muy poco a poco y miré en dirección hacia aquella luz del fondo, me quede mirándola embobada
durante varios segundos cuando de repente vi como la figura de una persona saludándome y no pude evitar pegar un fuerte grito.
"¿Qué pasa?" Me miró Zac preocupado.
"A...allí había alguien." Respondí temblando.
"¿Qué dices cariño? Seguramente deben ser imaginaciones tuyas."
"No Zac, mira." Agarré su rostro en la oscuridad y le obligué a mirar en esa dirección. Apenas había luz, pero podía ver su profunda mirada clavada en aquel lugar.
"Aya, no hay nada." Hablo después de varios segundos en silencio.
"Pero yo..."
"Estás asustada y te imaginas cosas, es solo eso, no hay nada al final de este pasillo." Acarició mi mejilla.
Volví a esconderme en su pecho, pero antes volví a mirar hacia aquella luz y la misma figura volvió a aparecer, volví a gritarle a Zac pero justo en ese momento se oyeron disparos que provenían de fuera. Sentí como me rodeaba mucho más fuerte entre sus brazos y susurraba en mi oído que estuviera tranquila.
"Voy a ver qué pasa fuera, quédate aquí quieta."
"Zac no, puede ser peligroso, por favor no te vayas." Supliqué agarrándole el brazo.
"No te preocupes, va a estar todo bien, yo sé cómo hacer para que no me vean, tú sólo no te muevas de aquí por favor." Besó mi frente y caminó hacia la puerta que dabaal club, la abrió y entró otra vez en él con mucho cuidado de no ser visto.
Cerré la puerta y apoyé mi espalda en ella para dar de frente con la maldita luz del fondo que ahora parpadeaba en señal de que se iba a estropear en cualquier momento. Comencé a escuchar unos ligeros
pasos cada vez más cerca de mí y la rápida respiración de alguien.
"¿Quién hay ahí?" Pregunté asustada. Ni que me fueran a responder, mira que soy estúpida.
Volví mi vista hacia el final del pasillo, la luz había dejado de parpadear y todo a mi alrededor estaba calmado cosa que me ponía bastante nerviosa, me encontraba en una completa oscuridad y era capaz de salir cualquier cosa de algún lado.
Me mantuve quieta y callada por un segundo, entonce sentí la respiración de alguien chocar contra mi nuca, asustada y sin saber que hacer eché a correr por el oscuro pasillo hacia aquella luz. Una vez allí intenté observar para ver si lograba ver algo con la tenue luz que se emitía, pero nada, sólo se oían esos jodidos pasos otra vez, pero ahora más rápidos.
"Hola nena." Salió una voz bastante conocida de la nada, entonces pude reconocer su asqueroso rostro cuando por fin dio la cara y se acercó a mí. "¿Tienes miedo?" Se acercó mucho más.
" Vete a la mierda Dan." Escupí apartándome de él.
"No, no, no vas a ningún lado preciosa." Agarró fuerte mi brazo y me pegó a la pared.
"Sueltame o gritaré."
"¿Ah si? ¿Y quién te ayudará? ¿Tu querido Zac?" Pasó uno de sus brazos por mi cintura y me aferró más a él.
" Él no dejaría que me hicieras daño." Lo miré amenazante.
"Claro que no me dejaría, pero ahora no está ni creo que vuelva a estar, espero que mis amigos hayan hecho un buen trabajo ahí
fuera." Abrí los ojos alarmada, no, no podía ser, este maldito desgraciado no podía haber sido capaz de hacerlo.
"¡Déjame ir!" Grité golpeándolo.
"No, ya eres mía, no te voy a dejar escapar, ahora bésame." Acercó su cara a la mía.
"Jamás besaría a algo tan asqueroso como tú."
"¿Estás segura?" Agarró mi barbilla y justo cuando fue a pegar nuestros labios se oyeron dos fuertes disparos.
"¡Zac!" Grité, asustada subí mi rodilla y le golpeé en la entrepierna.
Una vez que cayó al suelo rendido por el dolor, aproveché y salí corriendo hacia la puerta donde fuera que estuviera. Corría de manera descontrolada por el pasillo hasta que topé con el que debía de ser en final y fui tocando pared por pared para encontrar la puerta.
"¡Maldita perra!" Pude ver como su sombra se ponía de pie.
Me apresuré para dar con la puerta y para mi suerte no tuve que avanzar mucho. Agarré el pomo y lo giré para luego cerrar con fuerza la puerta. Una vez fuera me di cuenta de que todo estaba completamente vacío, Zac no estaba, todas aquellas personas del club habían desaparecido, estaba todo destrozado.
"¿Y ahora qué?" Me di la vuelta y me encontré con su asqueroso rostro otra vez. No dudé en pensármelo ni un sólo segundo más para salir corriendo.
Me resultó algo difícil de escapar al principio ya que el club entero estaba destrozado y no se me hacía fácil, pero lo conseguí, logré escapar pero no pude deshacerme de Dan que todavía me seguía por detrás.
Corrí como pude por las calles del pequeño pueblo, con la mirada de toda la gente en mí cosa que ignoré, lo único que quería era poder escapar lo más rápido posible y poder encontrar a Zac. Pasé corriendo cerca del hostal pero no me detuve, seguí corriendo hasta el final del pueblo, donde ya agotada y cansada di con la gran carretera, me giré y observé como a Dan le quedaba poco para alcanzarme. Respiré profundamente y esperé a que disminuyera la circulación de vehículos para poder cruzar.
"¡Ya te tengo!" De repente apareció Dan y me agarró con fuerza, cogí las pocas fuerzas que me quedaban y volví a golpearle. Crucé la carretera sin haberme fijado antes en los coches, muchos conductores se detuvieron cuando crucé, pero otros sólo se dedicaban a darle al claxon en forma de queja.
Levanté mi vista y me encontré con aquel bosque del que salimos hace un día, me adentré con miedo en él porque no me quedaba otra solución, caminé a paso rápido y me detuve un momento porque me estaba asfixiando, entonces sentí como la parte trasera de mi cabeza recibía una fuerte golpe y yo caía rendida al suelo.
Chicas, a FIRE sólo le queda un capítulo, donde aclararé todo, así que no os preocupéis. No quiero terminar esta historia, pero no me queda otra. :(
=================
Capítulo 33.- Final.
Abrí los ojos con cuidado, intenté mover mi cabeza pero un fuerte dolor en ella me lo impedía. Parpadee un poco para aclarar mi vista y entonces me di cuenta de que estaba en una habitación con muy poca luz y con las muñecas atadas a la cabecera de la cama.
Empiezo a gritar pidiendo ayuda pero mis intentos van en vano. Cierro los ojos con fuerza e intento recordar algo de todo lo que ha pasado, pero nada, de lo único que me acuerdo es de aquel bosque al que huí después de todo aquello ocurrido en el local, pero ¿y Zac?
De repente la puerta de la habitación se abre mostrando ante mí una figura enorme en la que tras ella se encuentra otra más pequeña, no logro distinguir muy bien de quien se trata.
"Veo que ya estás despierta." Esa voz retumba una y otra vez en mi cabeza. Era Dan, maldito desgraciado.
De un momento la habitación se ilumina y cierro los ojos de golpe por la brillante luz que choca contra estos. Vuelvo a mirar hacia la puerta y sí, había dado en el clavo, ahí estaba él apoyado en el umbral de la puerta observándome con su asquerosa sonrisa.
"Suéltame." Digo mirándolo con odio.
"Todavía no preciosa." Camina con paso lento hacia mí y se sienta en el borde de la cama. Me quedo mirándole fijamente a los ojos y apenas me doy cuenta de había colocado su mano en mi muslo y la iba subiendo poco a poco hasta el cierre de mi pantalón.
" ¡¿Qué haces?!" Lo empujo con los pies alarmada al sentir como desabrochaba la cremallera del pantalón.
"Ya hemos terminado con él." Dice una voz de la nada. Miro en dirección hacia la
puerta y mis ojos se abren como dos platos. Dos hombres tienes agarrado a Zac que está cabizbajo y con la cara llena de moratones y sangre.
"¡Zac!" Grité moviéndome de un lado a otro. "¿Qué le has hecho desgraciado?"
"Darle su merecido y no tardaré mucho en dártelo a ti también." Me guiña un ojo.
"¡Vete a la mierda!" Escupí retorciéndome en la cama y haciendo mierda mis muñecas por culpa de la cuerda.
"¿Por qué no mantienes cerrada esa boquita?"
"¿Por qué no te mueres?" Lo miré desafiante.
"Te lo has buscado tu solita." Se coloca encima mío y me arranca la camiseta con fuerza dejándome con todo al aire para luego juntar sus labios con los míos. Moví la cabeza de un lado a otro pero no servía de nada así que no me quedó otra que morderle con fuerza. "¡Perra!" Se apartó de mí y se llevó una mano a la boca y la otra golpeó mi mejilla con fuerza.
"¡No le vuelvas a poner una mano encima cabrón!" Pude ver la ira creciendo dentro de Zac que intentaba soltarse de aquellos dos que lo sujetaban con fuerza.
"¿O qué? ¿Me vas a matar asesino?" Lo mira Dan sonriente.
"¡No es ningún asesino!" Intervengo yo.
"¿En serio? A lo mejor es porque no sabes toda la verdad, ¿por qué no se la cuentas Zac? ¿O debería decir Colton?" Mi pecho se contrajo con fuerza al oír aquel nombre, miré a Zac confusa y entonces me encontré con su mirada, una mirada que ya no seguía reflejando aquel gris de sus ojos, sino un azul verdoso.
Sentí como mi corazón se
detuvo por una milésima de segundos y todo tipo de emociones me recorrían por todo el cuerpo. No podía ser, él no, estaba muerto y no, no podía ser Colton.
"Es increíble lo que pueden hacer unas simples lentillas y un nombre falso, ¿verdad?" Miré a Dan con odio que seguía sonriendo como nada.
Cerré los ojos y dejé que todos y cada uno de los recuerdos bombardearan mi mente y así fue, poco a poco pude encontrar las piezas que hacían que aquello encajara perfectamente, era él y me lo ha estado ocultando todo este tiempo, pero ¿por qué? Mis ojos se humedecieron y una lágrima cayó rodando por mi mejilla hasta parar a mi boca.
"¿Por qué Colton?" Pregunté con la voz quebrada y con los ojos todavía cerrados. No hubo respuesta alguna a mi pregunta, lo cual ya era de esperar.
"Paso de que me montéis una escena de telenovela así que te explicaré yo mismo todo." Dice Dan y abro los ojos. "Bueno, ya sabes que Colton el supuesto "Zac" es mi hermano, somos hermanos de padre, engañaba a la guarra de su madre con la mía."
" Cierra tu puta boca." Escupe Colton con rabia.
"Deja de interrumpir bro que aquí llega lo interesante. Sigamos, pues aquí viene donde nuestro querido Colton que convierte en un monstruo del fuego. Seguramente de pequeño te habrá contado que su padre pegaba a su madre, bueno, un día nuestro campeón decidió acabar con su padre porque esa mañana él había hecho mucho daño a su madre, así que aprovechó que su padre se metió en la ducha para llenar el baño de gasolina y luego prenderle fuego, nadie supo que fue exactamente lo que ocurrió ahí, sólo sabemos que de aquel incendio
salió ese monstruo que muchas veces se convierte en una sombra oscura a la que rodea el fuego. Desde entonces llevo intentando acabar con él de cualquier forma para que sufra igual que sufrí yo al perder mi padre.
Tus padres te han querido mantener alejada de él todo el tiempo, pero ellos no tenían ni idea de que se lo iban a encontrar en New York así que mientras estábamos juntos aproveché y se lo dije, tu padre fingía que no le agradaba para despistar un poco, pero somos buenos amigos.
Cuando sucedió todo aquello con "Zac" en New York, tus padres aprovechar y te trajeron de vuelta a Londres, pero no contaban con la presencia de la madre de Colton ni con el abuelo de éste, por eso decidieron encerrarte en casa, sólo por tu bien, pero no, la niña era muy curiosa y tenía que salir a experimentar y fue cuando te metiste en la casa de Colton y no parabas de preguntarte el por qué su habitación seguía intacta, justo ese día él apareció y fue quemándolo todo poco a poco y tú, estabas muerta de miedo porque lo único que veías era una sombra que iba destrozándolo todo a su paso, pero él sólo quería acabar con cualquier recuerdo de su infancia, menos acabar contigo, por eso te dejó en el jardín. Apareció el señor Patrick queriendo contarte todo, pero por suerte hace dos semanas acabamos con él, debe estar en un lugar mejor." Al oír esas últimas palabras el mundo se me cayó encima, había acabado con una de las personas que más quería en este mundo, él era como
mi segundo padre y no tenerlo arrancaba una parte de mí.
Desvié mi vista un momento hacia Colton y lo observé detenidamente, ahí estaba él, con su rostro pálido como de costumbre, arrugando la nariz como solía hacer de pequeño y con esa mirada, esa jodida mirada hipnotizante. Tenía ganas de abrazarlo, pero a la vez quería estar lejos de él, algo me impedía volver a mirarlo como siempre lo he hecho.
"No te despistes que te lo estoy contando a ti no a la pared." Se quema Dan. " Durante los días siguientes volviste a decidir escapar de casa y fuiste al cementerio, no sé qué demonios ibas a hacer ahí, porque total ¿no tenías pensado ir a ver una tumba que ni siquiera existía verdad? ¿Entiendes por qué cuando eras pequeña tu madre no te dejaba ir al cementerio? Querías ir a ver a Colton, pero allí no había nada.
Resumiendo, que aquel día en el que te encontraste a la madre de Colton en el cementerio era porque ella fue a visitar la tumba de su marido, después de todo lo que le ha hecho, en fin. Tú decidiste perseguirla y no le quedó otra a tu padre que atropellarte para detenerte, querías respuestas que no debías saber.
Ellos sólo querían el bien para ti, mantenerte alejada de lo malo, pero eres demasiado cabezota y pensabas que te querían hacer daño, por una parte sí, pero era lo mejor para ti, después ocurrió todo lo del psiquiátrico, y sí, nosotros fuimos quienes metimos a la madre de Colton ahí para mantenerla alejada de ti, pero hiciéramos lo que hiciéramos siempre os volvíais a encontrar, y bueno,
nuestro querido súper héroe apareció y se cargó el centro psiquiátrico y os salvó a las dos. Él pensaba que no me volvería a ver, pero no, iba a acabar cuanto antes con él y decidí aparecer aquella noche en el lago donde por arte de magia había exactamente una casita de árbol igual a la que solíais ir Colton y tú de pequeños. Le prendí fuego, sabía cuanto quería esa casa, por eso quería hacerle sufrir." Se detiene durante unos segundos y se tumba a mi lado en la cama. Pasa su mano por mi vientre desnudo a lo un escalofrío recorre mi cuerpo entero. "Ojo por ojo, diente por diente." Suelta en un suspiro, coloca ahora su mano en la cremallera de mi vaquero otra vez y con un movimiento rápido los arranca. "Lástima que para vengarme de él tenga que empezar haciéndote daño a ti." Justo cuando Dan iba a colocarse encima mío por la puerta aparecieron mis padres seguidos de la madre de Colton.
"Metédlo en el baño." Ordena Dan refiriéndose a Colton.
"¡Soltad a mi hijo!" Grita despertada la madre de Colton mientras uno de los hombres que había en la habitación la sujeta.
Lo que más me sorprendió era que mis padres vieran en la situación en la que estaba y no hicieron el mínimo esfuerzo para ayudarme. Seguía todavía tirada en la cama y en ropa interior, Dan se había apartado hace rato y corrió a coger algo de fuera, cuando volvió a entrar en la habitación vino sujetando una botella que llevaba una especie de líquido, pero entonces caí, le iba a hacer lo mismo
que él hizo a su padre.
"¡Papá haz algo!" Grité despertada y con un nudo en la garganta. Pateaba en la cama como una loca desquiciada, pero lo único que conseguía era hacerme más daño en las muñecas.
"Hay que acabar con todo lo que hace daño." Dice mi madre sin mirarme.
Miré en dirección al pequeño baño de la habitación donde habían metido a Colton y lo tenían acorralado en una esquina indefenso. Estaba tan débil y dolorido por las palizas que había recibido que apenas tenía fuerza para moverse, segundos después aquellos dos enormes hombres salieron del cuarto de baño dejando a Dan solo con él, se agachó al suelo donde yacía él tirado y se acercó a su oído a susurrarle algo para después echarle todo aquel líquido encima. Lo único que se oía de fondo eran los gritos desesperados de su madre, yo estaba completamente en shock, todo a mi alrededor se había congelado. Podía sentir el calor y la respiración agitada de Colton a mi lado. Mis ojos seguían fijos en aquella escena, pero todo seguía igual de congelado para mí, entonces pude divisar como Dan encendía una cerilla de fuego y se la lanzaba antes de salir corriendo del baño, fue ver todo aquello repleto de fuego y disparase mi corazón.
"¡Colton!" Grité cerrando los ojos con fuerza y dejando caer las lágrimas.
...
"Aya cariño." Escuché una voz lejana llamarme.
Abrí mis ojos de golpe y miré a mi alrededor, me
encontraba en mi habitación de New York todavía rodeada de cajas, estaba de pie justo como el primer día, observé aquello que mis manos estaban sujetando. Era la foto de Colton y mía, bueno, en este caso sólo mía, ya que la mitad se había quemado y él no se veía.
" Aya mi vida, ¿estás bien?" No me había percatado de que mi madre estaba detrás mío.
" Sí, ¿qué ha pasado?" Pregunté confundía sin saber qué era lo que estaba ocurriendo en ese momento.
"Llevo un buen rato
llamándote para que salgas a dar un paseo y conozcas la nueva ciudad, pero no respondías y he venido a ver si pasaba algo y te he encontrado embobada mirando esta foto. Cariño el pasado hay que dejarlo atrás, ahora toca empezar de nuevo, ¿si?"
"Tienes razón, gracias mamá." Deposita un beso en mi frente y sale de mi habitación. ¿Qué se supone que había pasado? ¿Todo lo que había pasado con Colton era sólo un sueño? Agité la cabeza de un lado a otro y respiré hondo, menudo sueño más
intento y real, jamás lo había pasado tan mal en mi vida.
Dejé la foto encima de mi escritorio y salí de mi habitación. Tenía que hacer caso a mi madre, Colton había muerto hace daños y no debía dejar que su recuerdo me persiguiera de por vida, lo mejor era que saliera y conociera un poco esta ciudad tan enorme así me despejaba. Despidiéndome de mis padres, cerré la puerta de casa detrás de mí y me monté en el elevador. Estaba un poco nerviosa, una ciudad nueva,amigos
nuevos, si es que los hago, y vida nueva, este gran cambio me viene bien.
Salí por la enorme puerta del edificio y crucé la carretera para caminar por la acera de enfrente. Iba cabizbaja así no tenía que mirar a nadie a la cara, una costumbre mía. Caminaba mirando mis zapatos y sin querer di con algo o alguien.
"Hey preciosa, ten cuidado." Un chico alto, moreno y bastante atractivo me sonreía coquetamente.
Fruncí el ceño y lo miré con expresión rara, ¿Jack? pensé, era exactamente igual a él, pero eso sólo había sido un sueño, debo estar loca y seguramente este pobre chico pensaría lo mismo.
Me reí de mi misma y le pedí disculpas a aquel chico. Después de regalarme una de sus últimas sonrisas, siguió su camino y yo hice lo mismo, me adentré entre toda aquella multitud de gente y desaparecí.
FIN.
=================
Epílogo.
Después de estar seis meses internada en un centro psiquiátrico situado a las afueras de Londres, Aya con los dieciocho recién cumplidos y abandonada por su padres, decide empezar de cero su vida, pero sin olvidar todo lo ocurrido con Colton del que todavía no tiene noticias.
Se había convencido a si misma de que todo había sido un maldito sueño y que ella todavía seguía en su nueva casa de New York, pero no, después de todo aquello se volvió loca y a sus padres no les quedó otra que encerrarla y dejarla tirada.
Sí existía Dan, Jack, Alex y todo lo demás, nada había sido producto de su imaginación, lo único que era imaginario había sido su sueño en el que se cruzaba con Jack.
Su mente había sido torturada durante todo ese tiempo por ella misma, el mismo psiquiatra intentó desde el primer día ayudarle a recuperarse, pero no había forma, lo único que su boca pronunciaba era el nombre de Colton, pero ya, ahora se supone que estaba mejor o al menos lo aparentaba.
Ahora está de camino a su antiguo barrio con la esperanza de volver y que todo estuviera como antes, descartando a sus padres que habían desaparecido por completo, pero como una vez él le dijo, todo lo que va vuelve.
Después de todos los comentarios malos que he recibido he decidido seguirla, pero para la segunda temporada me tomaré mi tiempo para poder hacerlo bien.
=================
Nota
La segunda temporada de FIRE ya está disponible, se llama FLAMES.
joder..estoy llorando por lo recuerdos que tenia cuando lo estaba leyendo por whattpad
ResponderEliminarMi primera historia de wattpad y definitivamente me encanto
ResponderEliminar